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Naturaleza, finalidad y tareas de la

catequesis
Investigar cual es la naturaleza, la finalidad y las tareas de la catequesis

La catequesis: acción de naturaleza eclesial


La catequesis es una acción esencialmente eclesial. El verdadero sujeto de la catequesis es la
Iglesia que, como continuadora de la misión de Jesucristo Maestro y animada por el Espíritu,
ha sido enviada para ser maestra de la fe. Por eso la Iglesia anuncia el Evangelio, lo celebra,
lo vive y lo transmite en la catequesis a todos aquellos que han decidido seguir a Jesucristo.
La Iglesia transmite la fe de forma activa, la siembra en el corazón de los catecúmenos y
catequizandos para que fecunde sus experiencias.

Finalidad de la catequesis: la comunión con Jesucristo


El fin definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto sino en comunión, en
intimidad con Jesucristo.
Toda la acción evangelizadora busca favorecer la comunión con Jesucristo. A partir de la
conversión «inicial» de una persona al Señor, suscitada por el Espíritu Santo mediante el
primer anuncio, la catequesis se propone fundamentar y hacer madurar esta primera
adhesión. Se trata, entonces, de ayudar al recién convertido a «conocer mejor a ese Jesús en
cuyas manos se ha puesto: conocer su 'misterio', el Reino de Dios que anuncia, las exigencias
y las promesas contenidas en su mensaje evangélico, los senderos que Él ha trazado a quien
quiera seguirle». El Bautismo sostiene con su gracia este trabajo de la catequesis.
La comunión con Jesucristo impulsa al discípulo a unirse con todo aquello con lo que el propio
Jesucristo estaba profundamente unido: con Dios, su Padre, que le había enviado al mundo y
con el Espíritu Santo, que le impulsaba a la misión; con la Iglesia, su Cuerpo, por la cual se
entregó; con los hombres, sus hermanos, cuya suerte quiso compartir.

Las tareas de la catequesis realizan su finalidad


La finalidad de la catequesis se realiza a través de diversas tareas, mutuamente
implicadas. La catequesis se inspirará ciertamente en el modo en que Jesús formaba a sus
discípulos: les daba a conocer las diferentes dimensiones del Reino de Dios, les enseñaba a
orar, les inculcaba las actitudes evangélicas, les iniciaba en la misión.
Las tareas de la catequesis corresponden a la educación de las diferentes dimensiones de la
fe, ya que la catequesis es una formación cristiana integral, «abierta a todas las esferas de la
vida cristiana». En virtud de su misma dinámica interna, la fe pide ser conocida, celebrada,
vivida y hecha oración. La catequesis debe cultivar cada una de estas dimensiones. Pero la fe
se vive en la comunidad cristiana y se anuncia en la misión: es una fe compartida y
anunciada. Y estas dimensiones deben ser, también, cultivadas por la catequesis.
El Concilio Vaticano II expresó así estas tareas: «La formación catequética ilumina y
robustece la fe, alimenta la vida según el espíritu de Cristo, lleva a una consciente y activa
participación del misterio litúrgico y alienta a la acción apostólica».

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