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19.

Jesús nos manda


su Espíritu Santo
Un gran amigo
Después de subir al Cielo, Jesús se quedó con nosotros en
el Sagrario y junto con Dios Padre envía al Espíritu Santo.

El día de nuestro Bautismo


El día de nuestro Bautismo recibimos al Espíritu Santo.
Viene a nuestro corazón para ayudarnos a ser buenos
cristianos, durante toda nuestra vida.

El Espíritu Santo nos ayuda y nos da


fuerza en nuestro camino hacia Dios
 Jesús no nos deja solos, después de su Ascensión al Cielo.

 Jesús nos promete enviar al Espíritu Santo.

 El día de Pentecostés, el Espíritu Santo desciende sobre los


apóstoles y la Virgen María.

 Recibimos al Espíritu Santo el día de nuestro Bautismo.

 El Espíritu Santo nos ayuda y da fuerza para vivir de acuerdo


con lo que Jesús nos ha enseñado.

 Debemos pedir ayuda al Espíritu Santo todos los días.


Jesús anuncia la venida del Espíritu Santo sirviéndose de la metáfora del
“agua viva”, porque “el espíritu es el que da la vida...” (Jn 6, 63). Los
discípulos recibirán este Espíritu de Jesús mismo en el tiempo oportuno,
cuando Jesús sea “glorificado”: el Evangelista tiene en mente la glorificación
pascual mediante la cruz y la resurrección.

Jesús concluye así: “Si no me fuere, el Abogado no


vendrá a vosotros: pero, si me fuere, os lo enviaré. Y al
venir éste, amonestará al mundo sobre el pecado, la
justicia y el juicio...” (Jn 16, 7-8).
“Exaltado a la diestra de Dios y recibida del Padre la promesa del Espíritu
Santo, (Jesucristo) le derramó” (Act 2, 33), dirá el Apóstol Pedro el día de
Pentecostés. “Y, puesto que sois hijos, envió Dios a vuestros corazones el
Espíritu de su Hijo, que grita: ¡Abbá!, ¡Padre!” (Gál 4, 6), escribía el Apóstol
Pablo. El Espíritu Santo, que “procede del Padre” (cf. Jn 15, 26), es, al
mismo tiempo, el Espíritu de Jesucristo: el Espíritu del Hijo.

Verdaderamente podemos exclamar con


íntima emoción, uniéndolos al Evangelista
Juan: “De su plenitud todos hemos recibido”
(Jn 1, 16); verdaderamente hemos sido
hechos partícipes de la vida de Dios en el
Espíritu Santo.

Y en este mundo de hijos del primer Adán,


destinados a la muerte, vemos erguirse
potente a Cristo, el “último Adán”, convertido
en “Espíritu vivificante” (1 Cor 15, 45).
Oración al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos
el fuego de tu amor.

Envía, Señor, tu Espíritu , y todo será creado y se renovará la faz de la


Tierra.

Oh, Dios, que iluminaste los corazones de tus fieles con la luz del
Espíritu Santo , haz que, guiados por ese mismo Espíritu , conozcamos
la verdad y gocemos de sus consuelos.

Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

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