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La complejidad actual de no sobrepasar el umbral de la desesperación…

¿Cómo sobrellevar la crisis actual? ¿Cómo ser resilientes ante la situación en


Venezuela? ¿Cómo estar contentos aunque el escenario se llene de calígine y
nebulosidad? Son preguntas incesantes que abundan en mi persona y en la mente de
cada venezolano. Es inevitable no caer en estas interrogantes; por más que uno
mantenga una “buena vibra” o una “buena actitud” el día a día te lleva a esto, a
desafiarte a ti mismo, al hacerte estás preguntas y observar que tanto puedes tolerar.

Existen situaciones comunes que nos pasan a todos regularmente; como por
ejemplo cuando queremos preparar un café pero no hay leche ni azúcar en la
despensa, cuando queremos darnos un gusto y comer una rica pizza en un
restaurant pero el precio está por las nubes, cuando queremos leer ese mensaje que
nos llega al teléfono celular mientras caminamos por la calle pero no podemos
sacar el móvil porque es peligroso. Realidades como esta alcanzan nuestro límite de
tranquilidad y buen humor y nos hacen navegar en la corriente del pesimismo hacia
la desesperación.

Ahora bien ¿Cómo afrontamos eso? ¿Qué hacemos? Por lo general simplemente nos
adaptamos y seguimos con nuestras vidas, nos acostumbramos y no hacemos mucho
al respecto, solo vamos a nuestras casas, nos metemos en internet escuchamos
música, hacemos chistes sobre la situación hasta que se nos pase o pagamos la rabia
del momento con cualquier persona o cosa que se nos cruce, esto es lo usual pero
¿nos damos cuenta de lo que hacemos?

Es como mantenernos flotando en el aire, deambulando sin ninguna ruta u


orientación, es como navegar en un mar sin timón ni capitán, pasar los días de esta
forma es pensar en una rutina exasperante y por lo cual es fácil caer en la
desesperación.

Entonces es allí cuando nos preguntamos las incógnitas que mencionaba al


comienzo que ahora yo como sujeto me respondo razonando lo utópico que es
mantenerse en un estado invariable, fijo, estable. Creo que como seres humanos,
personas, con sentimientos, emociones, pensamientos, ideas, con confusiones,
contradicciones, no somos una maquina diseñada para estar perfectos todo el
tiempo, las confusiones, contradicciones, las mal dichas “emociones desagradables”
son parte de nosotros y es imposible deshacernos de ellas, son pieza de quienes
somos.

¿Pero qué hacemos con ello? Lo habitual es drenarlo solo escuchando música o
haciendo chistes, esto no está mal pero conjunto a una sucesión de análisis, de
reflexión, de razonamiento e introspección estas complejidades humanas nos
ayudan a crecer, a evolucionar, a desarrollarnos, a despegar y a tener un rumbo; sin
estás cosas nuestra vida sería una uniformidad plana y absoluta.

Yo pienso que no es solo lo que experimentamos sino lo que hacemos con ello para
superarnos cada vez más, utilizar esos sentimientos para escribir, utilicemos la irá
para hacer un poema, la tristeza para hacer música, la desesperación para pintar un
cuadro e incluso para salir y protestar por lo que creemos, por nuestros ideales, por
la justicia.

Así colocamos el timón en el barco y nos ponemos en el puesto de capitán a guiarlo


hacia los destinos que queramos. Basta de ser siempre la hoja del río que se deja
arrastrar por la corriente, obstruir de la roca, pisotear de los animales y pasemos a
hacer algo para sobrevivir en la crisis de este país, algo para hacer conciencia a las
demás personas a destaparnos la venda de los ojos y mirar de una buena vez una
autentica realidad, oscura y desdichada pero verdadera.

Experimentemos lo que sentimos, no lo ocultemos, no reprimamos lo que somos.


Edifiquemos con eso una armadura en nuestro ser, en nuestra alma para mantearnos
resistentes ante la corriente, antes la desesperación y ante la crisis.

Alexánder J. Apóstol A.

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