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El hombre en busca de sentido

Viktor Frankl
La Segunda Guerra Mundial fue uno de los eventos más espantosos en la historia del hombre.
Los derechos de innumerables personas fueron vulnerados y se pudo ver cómo la violencia no
tiene límites cuando está acompañada de intereses egoístas. Esta realidad fue la que
experimentó Viktor Emil Frankl, quien pasó tres años sobreviviendo las inhumanas condiciones
de los campos de concentración nazis. Estas vivencias, junto a sus conocimientos en neurología
y psicología, hicieron posible que en 1946 publicase su libro más famoso, El hombre en busca
de sentido.
Esta obra relata con mucho detalle el modo de vida dentro de los campos de concentración,
mostrando cómo el exterminio era llevado a cabo por los oficiales alemanes. En medio de este
entorno, y muchas veces al borde de la muerte, Viktor Frankl logró mantener la cordura
suficiente para luego reflexionar sobre la condición humana.

El hombre en busca de sentido está conformado por varias partes, pero cabe destacar tres que se
entienden como fases qué atravesaban los prisioneros. En primer lugar se encuentra el
internamiento, donde las personas eran movilizadas en grandes grupos a través del tren. Los
vagones solo contaban con un respiradero, situación que aumentaba la desesperación de la
gente. De esta forma los prisioneros se iban acostumbrando al horror, y empezaban a ver la
muerte como una vía de escape frente al sufrimiento.

Luego estaba la vida en lo mismo campos, es aquí donde todo rastro de voluntad empieza a
desaparecer. Los recién llegados aún experimentan sentimientos como la nostalgia, recordando
a sus familiares y seres queridos, pero esto es contrastado por el rechazo y repugnancia que les
produce su entorno. Las emociones se van adormeciendo y la apatía se apodera de la mente. El
autor explica que este es el mecanismo de defensa que utilizaron para afrontar el dolor, los
abusos y la crueldad.

La última fase corresponde a la liberación. Los prisioneros que lograron sobrevivir son ajenos
al mundo, y experimentan un estado llamado “despersonalización”. Todo lo que los rodea les
parece irreal, como parte de un sueño del que pueden despertar. Algunos consiguen reintegrarse
a la sociedad y asumen lo ocurrido como una pesadilla que han logrado superar, mientras que
otros son consumidos por la amargura y desilusión.

A partir de su propia experiencia, Viktor Frankl concluye en El hombre en busca de sentido que
todas las personas tenemos la capacidad de vencer las dificultades que se presentan en nuestro
camino. Lo importante es descubrir aquella verdad que nos motiva, la cual sirve como
esperanza ante cualquier tipo de situación. Estas son las bases de la logoterapia, un tratamiento
científico que desarrolló en función de la voluntad como motivación primaria.

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