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3 Técnica narratrva y

entorno sociocultural en
"Cien años de soledad"
Por Luis A. HERNANDO CUADRADO (')

INTRODUCCION medio de un gran número de re- minar «lineal»: la historia comienza


cursos y un lenguaje al principio con la fiundacibn de Macondo y
En numerosas ocasiones es fre-
sencillo, que se verá enriquecido concluye con su desaparición. EI
cuente hallar en las obras literarias
conforme la Arcadia vaya siendo orden temporal de las unidades
un título connotativo, pero en po-
invadida por la civilización, ínven- narrativas refleja el orden temporaf
cas tan apropiado como el pre-
tando palabras o descomponién- total de la novela, presentando fre-
sente. Con la E invertida simbolíza
dolas para que adquieran un nuevo cuentemente la siguiente estruc-
el autor la vida introvertida que
sentido. Asimismo, la ironía, la tura: al comienzo del episodio se
arrastran los Buendía, recluidos en
comicidad, el sarcasmo y lo dra- menciona el hecho principaf de la
su interior, sin contacto alguno con
mático están contenidos en la unidad narrativa que, generalmen-
la realidad círcundante. La soledad,
como vocación impuesta a natura, obra, cambiando o matizandn su te, es cronalógicamente el último,
signo, pudiendo un hecho corríente esto es, el episodio se inicía con un
constituye una marca imborrable
convertirse en extraordinario o vi- salto hacia el futuro; fa narración
que los une y los separa a la vez,
siendo el amor la única cosa que ceversa. salta al pasado más remoto del
hecho mencionado y, a partir de
pueda ttegar a transcenderla, aun-
tl. EL TIEMPO allí, sigue una relación cronológica
que en él mismo se encuentren
lineal de los acontecimientos hasta
sólos; como en el caso de Petra
A primera vista, el narrador se Ilegar al hecho futuro que había
Cotes y Aureliano II, para quienes
sitúa en un futuro y lo narrado en sido referido al principio del epi-
constituía «el paraíso de la soledad
un pasado, conociendo de este sodio, cerrándose así el círculo y
compartida>s (p. 288), o en el de
modo el pasado y el futuro de situándose el episodio donde co-
Amaranta-Ursula y Aurelíano Ba-
este pasado que narra: «Muchos menzó, con lo que se experimenta
bilonia, que se hallaban «recluidos
por la soledad y el amor y por la años después el coronel Aureliano la sensación de totalidad.
Buendía había de recordar aquella
soledad del amor» (p.340).
tarde remota en que su padre lo
Ileyó a conocer el hielo»; igualmen- III. EL AUTOR DEMIURGO
I. ESTRUCTURA te puede dominar toda la trayec-
toria cronológica de la rea{idad fic- García Márquez ha logrado crear
A lo largo de las páginas de la ticia y asociar los hechos que narra un mundo autónomo de ficción to-
novela solamente percibimos la con otros del pasado remoto o los tal, que contemplamos frente a
voz del narrador, quien, en tono que ocurrirán en el futuro. Por nosotros a manera de espejismo
familiar, transmite al lector los tanto, el tiempo de lo narrado se desde su nacimiento hasta su des-
dichos o pensamientos de los per- encuentra cerrado sobre sí mismo, vanecimiento en las páginas fina-
sonajes, así como sus diálogos, con un principio y un fin. Pero les; para ello el autor debe estar
monólogos, etc., reforzando la ob- cuando la obra se halla casi a en la novela como Dios en el mun-
jetividad de la narración la distan- punto de concluir, queda patente do, presente en todas partes y visi-
cia que media entre éste y lo na- que el narrador y lo narrado no son ble en ninguna, debiendo tener el
rrado. EI autor muestra un enorme realidades diferentes, con lo que se mundo, a su vez, vida propia, con
interés por contárselo todo, aunque produce un cambio en la perspec- lo que Cien años de soledad enlaza
sea preciso mezclar categorías dis- tiva temporal, dando un salto el con las novelas de Caballerías que
pares como lo sobrenatural y lo co- narrador del centro desde el que consiguieron crear mundos autó-
tidiano, alcanzando la novela una dominaba todo el círculo al círculo nornos. Sin su autor el mundo
estructura circular y dinámica, para mismo. creado es impensable y aquél lo
lo que tardó mucho tiempo en Desde el comienzo de la novela, sabe todo, pero no puede intervenir
encontrar el tono y lenguaje ade- en que los planos temporales del directamente. A veces nos adelan^a
cuados. narrador y de lo narrado son dis-
EI secreto de todo radica en la tintos, hasta el íinal, en que se pro- (") Catedrático de Lengua y Litera-
propia convicción de García Már- duce una fusión, se da una curva tura Españolas del I.N.B. aMaestro
quez, que se transmite al lector por cronológica que podemos deno- Juan de Avila». Ciudad Real.

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acontecimientos, aunque no siem- ranta, se consolaba con mujeres trial. Esta comunidad de gringos,
pre precise totalmente para que el de escaso valor físico. que vive casi sin mezclarse con el
hecho no nos coja de sorpresa pueb{o restante, pasa a ejercer el
sencillamente. Pero, aunque invisi- poder económico y politico, que
bie, está presente en la obra y su V. EL MUNDO SOCIAL hasta entonces estaba en manos
mismo distanciamiento de los per- de ios críollos. Los Buendía y fos
sonajes le permite identifiearse con A través de la historia de los Moscote quedan convertidos en
ellos. En la manera de presentarlos Buendfa descubrimos la estruc- piezas de museo, a las, que sólo
se advierten sus simpatías y predi- tura social de Macondo, que era resta compensar psicolbgicamente
iecciones, intentando transmitir al una comunidad igualitaria y pa- la pérdida del poder real con una
lector sus impresiones. Por ello, su triarcal hasta la Ilegada de la primera nostalgia aristocratizante. Las rela-
obra es subjetíva y no imparcial. ofa de inmigrantes, en la que José ciones de tos gringos con los ma-
Arcadio hace de guía espiritual y condinos son las propias de úna
en la que reina plena armonía entre socíedad neocoVoniaF.
IV. E1.` 1NCESTO sus miembros social y económica- La decadencia de los Buendía
mente. Desde un punto de vísta se ínícía con la fiebre dei banano.
La obrá entera se encuentra do- racial, parecen ser los macondinos, Pierden el poder y comienzan
minada por el temor y, al mismo en ese momento, críollos, como los a arruinarse económicamente, con
tiempo, por la atracción hacia et antecesores de José Arcadio y de lo que la estirpe se disgrega por el
mismo, cuya vocación es camo un Ursu{a, ya que fos gitanos van y mundo.
cromosoma del que los Buendia vienen como aves de paso y no
no pueden escapar. EI último Aure- pueden ser considerados corno
liano lo sentirá al cometer il incesio miembros en esa sociedad. V). COSTUMBRES
y poner asi fin a ia estírpe. Desde La primera diferenciación social
el comienzo del libro se advierte la perceptible es la Ilegada de los fo- La familia Buendía refleja per-
vocación incestuosa del clan Buen- rasteros, al instalarse por debajo fectamente el modus vivendi de una
día, concluyendo al final con el in- de la clase social de fundadores, sociedad ficticia, en !a que la reli-
cesto real de Aureliano Buendía y una comunidad de comerc'rantes gibn católica hace acto de presen-
Amaranta Ursula. que va a perdurar con sus caracte- cia, con la venida del P. Nicanor
La dinastia de los Buendía em- rísticas originales hasta la extin- Reyna, cuando !a ssgunda gene-
pieza con un matromonio endogá- cíón de Macondo. Será siempre una ración de Buendías es ya adulta.
mico y un temor -engendrar hijos colectividad cerrada sobre si misma, Su carácter es eminentemente so-
con cola de cerdo-. que se repite dedicada al comercio, con ia que cial y práctico: sirve a Fernanda
y perpetúa a través de varias gene- el resto de la sociedad mantiene para tibrarse de la hija que la aver-
neraciones. Cuando se olvida el tratos económicos y, quizá, amis- g ^enza, metíéndola en un conven-
temor, se cumple el íncesto, sin tad, pero con la que no se mezcla. to. Unicamente en este sentido los
saber quiénes !o realizan que son Algunos árabes Ilegan a tener di- Buendía son católicos practicantes.
tía y sobrino, naciendo de esta nero, como Jacob, dueño del hotel Se bautizan, se confiesan a veces,
manera el hijo con cola de cerdo. •de Macondo. Esta comunidad se se casan por la iglesia, envían a sus
EI tema presenta algunas varian- halla debajo de! estrato de los hijos a coiegios religiosos y reciben
tes en los diferentes personajes de fundadores y, más tarde, del de los el viático antes de morir. Para nin-
Cien años de so%dad. En gran críollos. . guno de los habitantes de Macondo
parte de elios se da un evidente EI caso 'de Ios indios o,^.guarijos constituye una fe profunda, sino
complejo de Edipo, en otros una es distinto: su función con^íste en una praxis sociat en diferentes
evidente vocación íncestuosa, y hay servir de domésticós ^^' de bestías grados. No existe entre ellos un
un incesto reai, que sólo flevan a de carga a los demás. A partir de sentimiento antirreligioso militante.
caba Ios primeros y los últimos de esa primera inmigración, la casa Las costumbres de Macondo
la dinastía. de fos Buendía írá adquiriendo cada muestran un aire provinciano y re-
EI libro comienza con el temor al vez más un halo feudal. A la casa miniscencias hispánicas. Durante
incesto y termina con un incesto. sotar se irán añadiendo miembras el noviazgo, por ejemplo, ta pareja
La única unión feliz, por ser precisa- de índole distinta hasta convertirla se ve únicamente en casa de la
mente entre miembros de la misma en una verdadera colmena: sir- novia (que el novio tiene derecho
familia, de la que nacerá un hijo vientes (Cataure y Visitacíón}, híjos a visitar); a veces delante de ter-
que será e1 único engendrado con de crianza ( Rebeca), bastardos ceros: hermanos de la navia, madre,
amor durante un síglo, terminará (Arcadio, Aureliano José) y semi- sirvienta... EI tiempo del noviazgo
trágicamente porque éste tendrá la bastardos (Remedios la beila, los es variable, siendo su duración nor-
tan temida cola de cerdo. La histo- gemeios José Arcadio 5egundo y mal unos meses, aunque el de José
ria de los Buendía está constituida Aureliano Segundo), las esposas Arcadio y Rebeca sólo se prolonga
a base de repeticiones constantes legítimas (Remedios, Fernanda del por tres días. EI matrimonío se cefe-
puestas de manifiesto sobre todo Carpio y las ilegítimas (Señorita bra en la iglesia al mediodía y al
en las relaciones sexuales. Su ínsa- Sofía de la Piedad). acto religioso sigue normalmente
tisfacción amorosa se explica por- Con la segunda oleada de inmí- una fiesta. Hay un caso en que
que, al efectuar el acto sexual, tra- grantes, Macondo va a sufrir otra tíene lugar en la misa de cinco: el
tan de identificar a su amante oca- gran transformación social, sur- de Jasé Arcadio y Rebeca, pero
sional con la mujer a quien real- giendo junto a los grupos existentes esto no es lo normal, Los recién
mente aman: José Arcadio Buen- otras comunidades_ los gringos y casados pueden poner casa aparte
d(a, míentras se encuentra con Pilar los peones, que viene a trabajar en o integrarse en uno de los dos lu-
Ternera, imagina el rostro de Ursula, las bananeras. La estructura semí- gares, como una rama más del
su madre; Aurefiano, con la misma, feudal coexiste con esas nuevas árboi familiar.
tiene en su mente a Remedios; Au- clases socíales -técnicos y obre- Los niños de Macondo cuentan
refiana José, enamorado de Ama- ros- tipicas de la sociedad indus- con escasas posíbilidades de reci-

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bir una buena educación si no salen
del pueblo, donde únicamente se
imparten las enseñanzas corres-
pondientes a la escuela primaria,
que muy pronto la guerra civil vino
a paralizar. Las familias son otro
ingrediente para la formacibn de los
niños; Amaranta es quien enseña
a leer a los de la casa, durante su
noviazgo con Gerineldo Márquez.
Para recibir instrucción un poco su-
perior hay que salir del lugar, ir, por
ejemplo, a un colegio de monjas
en la ciudad de la sierra donde en-
señan a Amaranta Remedios a tocar
el clavicordio, o a Europa, como
Amaranta Ursula y José Arcadio.
Sólo unos cuantos disponen de
medios para enviar a sus hijos fuera.
Las diversiones son también las
de un mundo atrasado y primitivo.
AI principio, el único entreteni-
miento fue la Ilegada de los gitanos,
que recorren el pueblo con un gran-
de alboroto de pitos y tambores y
hacen exhibiciones de magia, ma-
labarismo y juegos de suerte. Más
tarde se convertirían en circos de
payasos, elefantes, osos y drome-
darios. Las casas se Ilenan de ju-
guetes prodigiosos, como bailari-
nes de cuerda, cajas de música,
monos acróbatas, caballos trota-
dores y payasos tamborileros. Hay
otras diversiones más rústicas y
seguramente más populares. Los
gallos de pelea era un deporte que
practicaban los Buendía antes de menio tacíturno o los gitanos de al fantasma de su bisabuela, muerta
Ilegar a Macondo. Entre las fiestas la estera voladora realizan lo imagi- de un mal aire que le dio al cortar
populares figura el carnaval, en que nario deliberadamente, pero en Pe- una vara de nardos, cruzando el
se elige una reina para presidir los tra Cotes se da un agente involun- jardín, en una noche de luna. Re-
festejos. tario y casi inconsciente de lo ima- medios sube al cielo como la Vir-
ginario, al propagar sus orgasmos gen y las santas de la imagineria
la fecundidad animal sin que ella católica; el diluvio de cuatro años,
VI1. CREENCIAS Y FENOME- se dé cuenta de los ocurrido. La once meses y dos días guarda cier-
NOS FANTASTICOS condición de estos y otros perso- ta similitud con el del Antiguo Tes-
najes radica en que poseen virtudes tamento. Hay asimismo otros per-
En los primeros momentos histó- mágicas, no poderes mágicos. En- sonajes y hechos vinculados a su-
ricos de Macondo suceden hechos tre ellos se encuentran el coronel persticiones de la fe cristiana: Ma-
extraordinarios provocados por in- Aureliano Buendía con su aptitud condo está Ileno de seres que resu-
dividuos con conocimientos y po- adivinatoria; Mauricio Babilonia, citan por algún tiempo (Melquia-
deres fuera de lo común, sobre todo que se pasea por la vida con una des, José Arcadio Buendía, la bis-
entre los gitanos ambulantes. Mel- nube de mariposas amarillas alre- abuela de Fernanda del Carpio); la
quiades es el gran mago que realiza dedor; y José Arcadio Buendía, por muerte, entre otras cosas, es «una
maravillas, pudiendo sus imanes un instante póstumo, al producirse mujer vestida de azul con el cabe-
atraer clos calderos, las pailas, las a su muerte «una Ilovizna de mi- Ilo largo, de aspecto un poco anti-
tenazas y los anafes» de las cosas núsculas flores amarillas». cuado», tan humana que Ilega a
y hasta «los clavos y los tornillos». En otros personajes, la naturaleza pedir ayuda para ensartar una
José Arcadio Buendía intenta en de sus hechos va asociada a una fe aguja.
vano dominar estas artes, sin em- religiosa: al cutto, simbología y fol- La figura del «judío errante» en
bargo el armenio taciturno posee klore de los cristianos. Francisco el las calles de Macondo, donde es
tales poderes mágicos, por los que hombre se Ilama así porque derrotó visto por el P. Antonio Isabel, y
inventa un «jarabe» que le vuelve al diablo en un duelo de improvisa- luego cazado como un animal da-
invisible; y los mercachifles de esa ción; EI P. Nicanor Reyna convence ñino es un prodigio de tipo mítico-
tribu, que han fabricado una estera a los macodinos que den dinero legendario, que guarda estrecha
voladora. Fuera de los gitanos, Pi- para la construcción del templo relación con una tradición literaria
lar Ternerá interpreta con las bara- mediante una prueba irrebatible del y presenta en la obra dos variantes.
jas el porvenir, aunque se presenta infinito poder de Dios, consistente Por un lado, se muestra como un
tan confuso que casi nunca lo hace en levantar doce centímetros des- monstruo irrisible, con el cuerpo
correctamente. pués de tomar una taza de choco- cubierto de una pelambre áspera,
Tanto Melquiades, como el ar- late. Fernanda de! Carpio, niña, ve plagada de garrapatas menudas, el

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pellejo petrificado por una costra las creencias y fenómenos fantásti- CAMPOS, Jorge: «Garcia Márquez:
de rémora, sangre verde y untosa; cos han sido los puntos en que nos Fa;bula y realidad», lnsula (Letras de
por otro, es mortal y parece ensar- hemos fijado para intentar com- América), núm. 258, págs. 11 -12.
tado en las varas de una trampa, prender, aunque sea someramente, DOMINGO, José: «Gabriel García MSr-
quez», lnsula, núm. 259, págs. 6-8.
cclgado de un almendro e incine- el gran acontecimiento que ha su-
DROSS, Tulia A. de: «EI mito y el in-
rado en una hoguera. José Arcadio puesto la aparición de esta novela cesto en Cien anos de soledad», lma-
divisa en el mar Caribe «el fantasma en la historia literaria de la lengua ginación y violencia en América.
de la nave corsario de Vfctor Hu- castellana. Santiago de Chile, Ed. Universitaria,
gues^, ser real-imaginario, no pro- 1970, págs. 138-180.
dycto.de la magia ni de la fe, sino BIBLIOGRAFIA FERNANDEZ BRASO, Miguel: Gabriel
de la historia francesa y de la no- Los aspectos anteriormente tratados Garcla MSrquez. Una conversión in-
pueden empliarse, entre otros, con los finita. Madrid, Ed. Asur, 1969.
vela, ya que el personaje existió y siguientes trabajos: GIACOMAN, Hefmy F. (Ed.): Homenaje
además sale en El sig/o de /as /uces, a Gabrie/ Garcia Márquez. New York,
ACHUGAR, Hugo; José Miguel OVIE-
de Alejo Carpentier. DO y Jorge ARBELECHE: Aproxima- Las Américas Publishing Co., 1972.
EI último seCtor estarfa formado ción a García Márquez. Montevideo, GRANDE, Félix: cCon García MSrquez
por lo fantástico puro, dentro del Fundación de Cultura Universitaria, en un miércoles de ceniza», Cuader-
que se podr(an:estabtecer algunas 1969. nos Hispanoamericanos, Madrid; to-
variantes: nir'^ó^ que nacen con AGUILAR MORA, Jorge: «Historia de mo LXXIV, núm. 222 (junio de 1968),
cola de cerdó; agua que hierve sin un deicidio y los fraudes literarios», págs. 632-641.
fuego; objetos domésticos que se La cultura en Méjico, n.^ 991 (21 GULLON, Ricardo: Garcia Márquez o
mueven solos; huesos humanos de junio de 1972). e/ olvidado arte de contar. Madrid,
ALVAREZ GARDEAZABAL, Gustavo: TauruS Ediciones, S. A., 1970.
que cloquean como una gallina; aLa novela hispanoamerícana: Garcia
sueños en que se ven las imágenes LERNER, Isafas: «A propósito de Cien
Márquez y Vargas Llosa», lndice, anos de soledadu, Cuadernos Ame-
de otros hombres; un niño que núm. 340, págs. 50-51. ricanos. Méjico, núm. 1 (febrero
Ilora en el vientre de su madre; AMOROS, Andrés: aCien años de so- de 1969}, págs. 186-200.
un tesoro, cuyo resplandor atra- ledad», Revista de Occidente, núm 70 LUDMER, Josefina: Cien ahos de sole-
viesa el cemento; un burdel zooló- (enero de 1969), págs. 58-62. dad Una interpretación. Argentina,
gico, en el que un perro pederasta ARNAU, Carmen: El mundo mitico de Ed. Tiempo Contemporáneo, 1972.
vigila sus animales, etc. Gabriel Garcia Márquez. Sarcelona, MATURO, Graciela: Claves simbólicas
Ediciones Península, 1971. de Garcia Márquez. Buenos Aires,
BENEDETTI, María: aGabriel Garcia Ed. García Cambeiro, 1972.
CONCLUSIONES Márquez o la vigilia dentro del sueño»,
Letras del continente mestizo. Monte- MEJIA, Jaime: Mito y realidad en Ga-
EI autor, que desde 1955 se ha- video, Colección Arca, 1967, pá- brie/ García Márquez. Bogotá, Ed.
bía entregado a la tarea de publicar ginas 49-57. La oveja negra, 1970.
novelas cortas y cuentos (El coro- BENEDETTI, CARBALLO, LASTRA, OVIEDO, José Miguel: «Macondo: un
nel no tiene quien le escriba, Los LOVELUCK, ORTEGA, OVIDIO, RA- territorio mágico y americano», Ase-
MA, VARGAS LLOSA, VOLKENING: dios a Garcla Márquez. Santíago de
funerales de mamá grande...^ en
Asedios a Garcia Márquez. Ed. Uni- Chile, Ed. Universitaria, 1971, pá-
torno al imaginario pueblo de Ma- versitaria, S. A. Santiago de Chile, ginas 89-105.
condo, logra en Cien años de sole- 1975.
dad crear lo que en la pluma de al- SALVADOR, Gregorio: Comentarios es-
BENET, Juan: «De Canudos a Ma- tructurales a Cien airos de soledad.
gunos se ha Ilamado «una gran saga condo», Revista de Occidente, nú- Universidad de La Laguna, Tene-
americana», en la que andan entre- mero 70 (enero de 1969), pági- rife, 1970.
mezctados elementos tan dispares nas 49-57. VARGAS LLOSA, Mario: García Már-
como la realidad y la fantasía, el di- BENVENUTO, Sergio: «Estética como quez Historia de un deicidio. Barce-
namismo vital y el humor, 1o trágico historia, Gabriel Garcia Márquez, Cien lona-Caracas, Monte Avila Editores,
anos de soledad», Las Américas (La S. A., 1971 ,
y lo tiernamente lírico. Habana), núm. 23 (septiembre de
La estructura, el tiempo, la pre- 1968), pájs. 5-8. ZAVALA, Iris M.: «Cien anos de so/edad,
sencia del autor en la obra, el sor- 'BOLLETINO; V.: Breve estudio de la crónica de Indias», lnsula, Madrid,
prendente tema del incesto, el mun- novelistica de Gabrie/ Garcia Már- tomo XXV, núm. 286 (septiembre
do social, las costumbres, así como quez Plaza Mayor, 1973. de 1970), págs. 3-11.

Libro del alumno.-Mediante un lenguaje claro, sencillo y


al mísmo tiempo riguroso se exponen con suficiente pro-
fundidad los temas del cuestionario oficial. A1 principio del
libro se tratan espacios vectoriales, aplicaciones lineales, ma-
trices y determinantes que permiten más adelante desarrollar
con mayor holgura y claridad sistemas de ecuaciones linea-
les y espacios afín y euclídeo. En cada capitulo se incluyen
abundantes ejemplos prácticos que permíten afianzar la teo-
ría y enfocarla bajo una áptica distinta. Los ejercicios pro-
MATEMATICAS cou
puestos son abundantes y están estructurados conveniente-
Angtl Printo Martfnez
•Doctor sn Clenclee Exsctae mente de tal manera que el alumno puede, apoyándose en
Cetedrftlco de Metsmftlcee la teoría expuesta y en los ejemplos resueltos, procedet a
(19,3 X 24) su resolución con garantías de éxito.
^
Solueionprio: Con enunciados y resolución detallada de to-
dos los problemas propuestos en el libro del alumno.

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