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UNIDAD III: EFECTOS DE LA APERTURA

EFECTOS PATRIMONIALES
Administración controlada
El concurso preventivo produce como efecto patrimonial el denominado desapoderamiento
atenuado. Este se traduce en la limitación en la administración y disposición del patrimonio por
parte del deudor, que difiere del desapoderamiento pleno que se produce en la quiebra. La
continuación del deudor en la administración de sus bienes es la consecuencia lógica del concurso
que busca que éste logre un acuerdo con sus acreedores.
La operatividad del desapoderamiento atenuado la otorga la sentencia de apertura, pero con
efecto retroactivo al momento de la presentación, para evitar problemas respecto de los actos
realizados medio tempore entre la presentación y la apertura que podrían afectar la paridad
crediticia. Igualmente se resolvió que ello es estrictamente así para el concursado, pero no para el
tercero de buena fe que contrata con él, quien no puede conocer que ha demandado el concurso
preventivo.
En cuanto a su prolongación, se entiende que a partir de la homologación del acuerdo o de la
conclusión del concurso el desapoderamiento atenuado podrá sufrir modificaciones según las
cláusulas del acuerdo, éste continúa hasta el cumplimiento del concurso preventivo, respecto de
los bienes registrables, es decir que se trataría de un desapoderamiento atenuado mucho más
leve.
Actos permitidos (art. 15, LCQ)
Si bien el concursado preventivamente conserva la administración de sus bienes, ésta se realiza
bajo la vigilancia del síndico. Es decir que el concursado solo puede hacer per se y sin autorización
judicial previa los actos ordinarios de administración que no alteren la situación de los acreedores
concursales, por lo que los actos extraordinarios de administración quedan sometidos al régimen
del art. 16, LCQ, y los que alteren la paridad de los acreedores concursales se encuentran
prohibidos por la misma norma.
¿Qué se entiende por actos ordinarios de administración? Estos se integran con los actos
comunes, propios y habituales del giro económico del deudor, y su carácter ordinario se establece
atendiendo al objeto y fin de la actividad económica desarrollada. (Jurisprudencia aplicable: C.N.A.
en lo Comercial, sala B, 05/06/2007. “Cortesfilms s/Quiebra – Incidente de ineficacia).
Cabe destacar que el concursado debe ejecutar actos dirigidos a proseguir no solo con las tareas
propias del quehacer del deudor, sino también las relacionadas con la conservación del
patrimonio, y por qué no, toda actividad ordinaria tendiente a superar la insolvencia, todo ello
bajo la vigilancia del síndico. Así también es preciso mencionar que el deudor no pierde la
legitimación procesal1 activa (perseguir un cobro) ni pasiva (defender su patrimonio).
La vigilancia de estos actos será efectiva a partir de la aceptación del cargo del funcionario, pues
antes de ella el efecto de control sobre los actos del concursado es jurisdiccional y como tal
limitado a ciertas medidas que podrán tomar los jueces, más allá de la traba de la inhibición

1
Capacidad para formar parte de un proceso.
general de bienes. Sin embargo, nada impide que el síndico haga una revisión de los actos de
administración realizados por el concursado desde la fecha de presentación en concurso.
Esta vigilancia ejercida por el síndico se limita a fiscalizar la actuación del deudor concursado, el
cual continua su actividad con normalidad sin necesidad de que el funcionario concursal haga
mérito sobre la conveniencia o no del acto a realizarse. Por otro lado, el funcionario podrá
denunciar ante el juez la existencia de irregularidades, también podrá requerir explicación por
actos u omisiones del concursado respecto de su administración, o requerir informes, supervisar
las actuaciones empresarias e inspeccionar los libros correspondientes, sean contables o
societarios.
Existe así una verdadera intromisión pasiva del oficial concursal en la administración del
concursado, lo que de ninguna manera implica coadministración, por lo que no podrá
entrometerse en la conducción empresarial, y tampoco llegará a ser una veeduría.
En cuanto a sus responsabilidades, al abrirse el concurso preventivo el síndico deberá presentar un
informe sobre los créditos laborales denunciados y otros créditos que puedan ser objeto de
pronto pago, además de pronunciarse sobre la situación futura de los trabajadores en relación de
dependencia ante la suspensión del convenio colectivo de trabajo. Luego, mensualmente, deberá
informar sobre la evolución de la empresa, la existencia de fondos líquidos disponibles y el
cumplimiento de las normas legales y fiscales.
La actuación de la sindicatura antes indicada se encuentra complementada con la actuación del
comité de control, el cual tendrá funciones de investigación y consejo en cuanto a los actos del
concursado, como así también vigilará su actuación.
Actos prohibidos (art. 16, LCQ)
El desapoderamiento atenuado se produce también por actos que la ley prohíbe realizar al
concursado, los cuales no podrá llevar a cabo ni siquiera con autorización judicial. Sin embargo,
existen excepciones como ser el pronto pago de créditos laborales, o el pago de créditos con
garantías reales o el caso de continuación del contrato con prestaciones reciprocas pendientes.
Los actos prohibidos son los actos a título gratuito o aquellos que alteren la situación del acreedor
concursal. Los primeros son aquellos que importan una disposición de bienes sin contraprestación
correlativa a favor del concursado, mientras que los segundos son los que violan la paridad entre
los acreedores concursales.
Dentro de los actos gratuitos podemos encontrar a la donación, a las liberalidades, haya o no
enajenación, al mutuo gratuito, el deposito, el comodato de cosa productora de frutos, la fianza
gratuita o el mandato gratuito cuando la actividad habitual del deudor se lleve a cabo a través de
este tipo de contrato. También las donaciones encubiertas, la remisión de deuda, la renuncia de
derechos, el reconocimiento de una obligación natural, la constitución de garantía sobre deuda
ajena, el otorgamiento de derechos reales sin contraprestación alguna, entre muchos otros actos
que impliquen liberalidades.
En cuanto a los casos concretos y más comunes de actos prohibidos por alteración de la par
condicio son el pago y la constitución de garantías.
Por otro lado, existen casos que deben ser analizados con cautela, como el de cheques
posdatados, los cuales, correspondiendo a una operación anterior al concurso, llevan fecha
posterior. Dicho cheque no puede, por sí solo, constituirse en un título justificativo de la
verificación, sino que aquí necesariamente debe verificarse el negocio anterior al concurso que
originó la entrega de la orden de pago, pues aquel por si solo es inoponible.
También podemos señalar a los cheques de pago diferido que, como títulos de créditos, son un
caso en que su pago posterior al concurso, cuando se creación es anterior, resulta prohibido. Ello,
porque se trata de un crédito a plazo y no pue ser pagado por el banco, correspondiendo su
verificación.
Del mismo modo, la apropiación de fondos por un banco es una situación que da lugar a un acto
prohibido, pues ello importaría la alteración de la par condicio creditorium. También cuando se
realice un descuento de documentos sin cesión de provisión de fondos2, donde tal contrato
importa una delegación (endoso) que comprende una orden de pago directo dada al girado y, por
otro lado, un mandato de cobro a titulo liberatorio, dirigido al banco, o mandato para perseguir su
liberación donde el banco no puede compensar o apropiarse de lo recibido. Lo mismo para el caso
en que el banco utilice una remesa en cuenta3 para cubrir el saldo deudor de una cuenta corriente.
Lo correcto sería que el banco devuelva los fondos al concursado y verifique sus créditos.
Queda a salvo la entidad bancaria cuando tuviese una garantía real respecto de su crédito, en cuyo
caso podrá cobrarse ejecutando dicha garantía con la correspondiente rendición de cuentas.
También cuando el banco posea documentos de terceros descontados por el concursado, pues allí
ha adquirido el crédito y el concursado es ajeno. Cuando el concursado haya cedido créditos en
garantía el acreedor puede percibir los importes correspondientes, pues respecto de ellos el
concursado es ajeno, sin perjuicio de la correspondiente rendición de cuentas (art. 23, LCQ). Ante
un fideicomiso de garantía, cuando se transmite la propiedad fiduciaria del crédito a favor del
fiduciario, éste puede ejecutar la garantía y pagar al beneficiario, sin que ello se vea afectado por
el concurso del fiduciante, pues habiendo salido tales bienes del patrimonio de la concursada,
antes de la presentación concordataria se ha producido su consumo jurídico.
Actos sujetos a autorización (art. 16, LCQ)
Aquí la ley crea una categoría intermedia dentro de los actos involucrados en el
desapoderamiento atenuado; así, se trata de los actos que no están prohibidos pero que exceden
la administración ordinaria. La ley determina ejemplificativamente los actos sometidos a esta
autorización previa, pues es suficiente para necesitarla que el acto exceda la administración
ordinaria. Así se incluye a los actos relacionados con bienes registrables, los actos de disposición o
locación del fondo de comercio, y para la emisión de debentures o de obligaciones negociables
con garantía especial o flotante.
En principio la autorización debe ser previa como requisito de eficacia, pues constituye un
presupuesto legal. Sin embargo, se entiende que debe analizarse cada caso en particular en forma
restrictiva, pero conociendo tan delgada línea entre actos ordinarios y extraordinarios, se deduce
que no tratándose de los actos mencionados en el art. 16, LCQ, cuando se haya celebrado un acto

2
Consiste en la solución de transmitir, inicialmente al tomador de una letra de cambio, y en caso de circulación
posterior de la misma, a sus respectivos tenedores, la titularidad activa de la posición jurídica sobre la que se
fundamenta el giro.
3
Envío que hace el titular de una cuenta, de un documento crediticio al banco para que este perciba el importe y lo
acredite en dicha cuenta.
sin autorización judicial previa y éste resulte tachado de extraordinario por algún acreedor
interesado, el concursado podrá requerir su ratificación judicial.
La ley determina el trámite para la obtención de la autorización, la que debe solicitarse al juez,
quien resolverá, previa vista a la sindicatura y al comité de control, si estuviese constituido,
ponderando la conveniencia del acto para la continuación de las actividades del concursado y la
protección de los intereses de los acreedores. La resolución es inapelable (art 273, inc. 3°, LCQ),
aunque se ha admitido la apelación de la denegatoria.
Sanciones aplicables (art. 17, LCQ)
Por supuesto que para la violación de las prescripciones que impone el desapoderamiento
atenuado, la ley concursal prevé las sanciones correspondientes. La inobservancia del art. 16, LCQ,
puede producir según el caso, la inoponibilidad del acto o la calificación del desapoderamiento o a
través del dictado de medidas cautelares.
En tal sentido, el art. 17, primer párrafo, LCQ, impone la inoponibilidad de puro derecho, respecto
de los acreedores concursales, de los actos realizados por el concursado cuando aquellos
estuviesen prohibidos o debieron realizarse con la previa autorización judicial. La ineficiencia
puede declararse a pedido del síndico, de un acreedor u otro interesado o de oficio por el juez.
El efecto que produce la declaración de inoponibilidad es el de volver al statu quo, al acto
realizado en infracción al art. 16, LCQ, respecto de los acreedores concursales. Una vez concluido
el concurso podrá el tercero contratante demandar el cumplimiento de la convención o el
resarcimiento de los daños y perjuicios. En caso contrario, cumplido el acuerdo, los actos
inoponibles y cumplidos quedan consolidados. La declaración de inoponibilidad no afecta al
tercero subcontratante que sea de buena fe y a título oneroso.
Se cree justo que, encontrándose afectados derechos de terceros, se deba admitir la apelación.
En cuanto a la sanción de calificación del desapoderamiento atenuado, implica la injerencia
judicial en la administración del patrimonio cesante, reduciendo las atribuciones del concursado.
Se trata de un agravamiento del mencionado desapoderamiento.
Esta sanción es extendida por la ley a los casos de inobservancia del art. 25, LCQ, respecto de los
viajes al exterior, cuando el deudor concursado oculte bienes, viole el deber de colaboración
omitiendo dar información al juez o al síndico o cuando la que brinde sea falseada. La
enumeración legal es taxativa, pues al tratarse de una sanción debe corresponder una
interpretación restrictiva.
Las medidas precautorias que puede tomar el juez en estos casos son graduables, tenemos el caso
de separación de la administración, donde el administrador ejercerá las funciones que eran
inherentes al concursado; cuando se determine la designación de un coadministrador, éste llevará
la gestión empresaria conjuntamente con el concursado, y en el caso de designar un veedor o
intervención judicial, ellos tendrán el control de aquella gestión empresaria del deudor, quedando
el control de legalidad en manos del síndico y del comité de control conforme al art. 15, LCQ.
Cuando la violación sea tan grave que implique el apartamiento del deudor de la administración
de la empresa, lo sustituye en ella un tercero distinto a la sindicatura. Graziabile cree conveniente
que en estos supuestos se declare la quiebra del deudor, pues sería difícil lograr un acuerdo con
sus acreedores sin administrar la empresa que refleje la posibilidad de cumplimiento, lo que no
permitiría la conversación de aquella.
La resolución será tomada por el juez de oficio o a instancia del síndico, comité de control o
acreedor interesado, a través de auto fundado4, determinando las facultades de quien lleve a cabo
la medida en los límites de los arts. 15 y 16, LCQ. La misma es apelable por el concursado con
efecto devolutivo5. La ley dispone que si fue denegada la medida el síndico podrá apelarla, se
entiende también que debe concedérsele al acreedor o al comité de control, cuando ellos la hayan
solicitado. En todos los casos no se ve afectada la legitimación procesal del concursado, quien la
conserva en forma exclusiva y no será ni sustituida, ni coparticipada, ni controlada.
Extensión a socios con responsabilidad ilimitada (art. 18, LCQ)
Las disposiciones del desapoderamiento atenuado y del atenuado calificado se imponen a los
socios con responsabilidad ilimitada de la sociedad concursada. Ello importa una medida cautelar
ante la eventualidad de la quiebra indirecta de la sociedad, la que produciría la extensión de ésta a
dichos socios (art. 160, LCQ) cuyo patrimonio podrá responder por el pasivo social. Ello no implica
el concursamiento de los socios, sino que trata de un efecto del concursamiento de la sociedad de
la que forman parte. Esta prescripción es el correlato de la impuesta por el art. 11, inc. 2°, LCQ,
que dispone la inhibición general de bienes de estos socios y se relaciona con el art. 56, cuarto
párrafo, LCQ, respecto de los efectos del acuerdo que se homologue frente a este tipo de socios.
Lo anterior se aplica con excepción de la vigilancia del síndico en la administración impuesta por el
art. 15, LCQ. Como lo indica Quintana Ferreyra, esto es así atento a que dicha responsabilidad
resulta subsidiaria (art. 56, LGS), siendo suficiente respecto de ellos la inhibición general de bienes
y las disposiciones del art. 18, LCQ.

EFECTOS RESPECTO DE LOS JUICIOS CONTRA EL CONCURSADO


Fuero de atracción (art. 21, LCQ)
El fuero de atracción es una forma de desplazar la competencia de los jueces naturales a favor de
los juicios universales. Se funda en la existencia de una conexidad pasiva6 que se produce en los
juicios de carácter universal, entre las diversas pretensiones contra el patrimonio cesante, lo que
lleva a producir una modificación en la competencia y una acumulación procesal en el concurso.
Históricamente así se desarrolló en el proceso concursal, aunque a partir de la reforma de 2006 las
excepciones previstas lo han relativizado enormemente y ha perdido notablemente fuerza e
importancia.
Más allá de la redacción que se le dé a la ley, la suspensión de los juicios, por razones obvias, es el
primer efecto que se produce, y producida se realiza la atracción y radicación ante el juez
concursal. Sería anti funcional seguir proveyendo el trámite judicial e impedir la radicación
inmediata ante el juez concursal, pues aquello significaría la continuación del trámite.

4
Resolución judicial fundada.
5
El superior entrará a entender y revisar la resolución o sentencia apelada, pero sin suspender la ejecución de las
mismas.
6
Vínculo entre demandas judiciales.
Con la reforma del 2006, el dies a quo7 fue impuesto, a partir de la publicación de edictos,
entendida como la primera publicación, momento en que ya el deudor no puede desistir
voluntariamente de su concurso preventivo.
En la práctica, el concursado deberá acreditar la efectiva publicación de los edictos, conforme al
art. 28, LCQ, en la segunda parte del segundo párrafo, y solicitar al juez que comunique tal
circunstancia a los juzgados para la operatividad de la suspensión y fuero de atracción.
Graziabile se inclina por entender que los efectos del fuero de atracción fenecen8 recién con la
declaración de cumplimiento del acuerdo (art. 59, in fine, LCQ), pues allí recién pierde virtualidad
la vis attrativa9, no así en la oportunidad llamada por la ley “conclusión”, donde quedan latentes
efectos concursales que la hacen operativa.
Respecto de la suspensión del proceso, presenta dudas el caso en que, realizada la publicación
edictal, y producida la suspensión de los juicios, ya se haya realizado la venta en subasta pública
de un bien del concursado, pero todavía no se haya pagado el saldo del precio. El autor en que nos
basamos, prefiere la solución que permite continuar con el tramite hasta el perfeccionamiento de
la venta.
Prohibición de iniciar nuevos juicios (art. 21, LCQ)
El concurso preventivo y, en general, el proceso concursal, desplazan las acciones individuales y las
mutan por la verificación de créditos.
La norma impide la iniciación de nuevos juicios de contenido patrimonial contra el concursado por
acreedores de causa o título anterior a la presentación concursal. Se evita así que los acreedores
puedan agredir el patrimonio insolvente en beneficio propio y en desmedro de los acreedores
concursales concurrentes que participan del concurso en situación de igualdad.
Quedan exceptuados de esta norma los acreedores por créditos posteriores, los acreedores con
pretensiones sin contenido patrimonial, los acreedores hipotecarios y prendarios, el Estado por
juicios de expropiación, los promotores de juicios fundados en relaciones de familia. Luego de la
reforma de 2006, deben agregarse los juicios laborales y los juicios en que el concursado sea
litisconsorte pasivo necesario, los que podrán ser iniciados luego del concurso. No así los juicios de
conocimiento, pues la excepción legal del inc. 2 del art. 21, LCQ, solo se refiere a los que están en
trámite, por lo que los no iniciados quedan comprendidos en la prohibición general.
Iniciado un proceso contrariamente a este precepto, corresponde su rechazo in limine10, para
otros corresponde declarar la incompetencia y en caso de que se tramite corresponde declarar la
nulidad del procedimiento.
Excepciones (art. 21, LCQ)
Como se dijo anteriormente, son tantas las excepciones impuestas por la ley 26.086, que el fuero
de atracción ha quedado minimizado, y pareciera que la nueva regla concursal es que los juicios

7
Fecha en que da comienzo el computo de un plazo.
8
Acabarse o terminarse.
9
Absorción de los procesos existentes.
10
Cuando un juez rechaza el ejercicio de una acción judicial al momento de ser presentada, por no ajustarse a las
reglas establecidas del procedimiento.
tramiten ante el juez natural y únicamente se recurra a la sede del concurso a verificar los
créditos, excluida su litigiosidad, es decir resueltos con sentencia firme.
Aquellos juicios previstos como excepciones al principio general de la suspensión de acciones y
fuero de atracción continuarán su trámite ante el tribunal de radicación originaria o ante el que
resulte competente en caso de tratarse de acciones nuevas.
Se dispone que en los procesos en que expresamente se prescribe la excepción, con excepción de
los fundados en relaciones de familia, el síndico será “parte necesaria”. La función del síndico es
de control procesal y podría exigírsele un informe luego de concluida la etapa probatoria. La falta
de notificación al síndico de la existencia del juicio no acarrea la nulidad de lo actuado por lo que
la actuación del síndico no es “necesaria”, ya que quedará suplida en la etapa verificatoria. Como
novedad se introduce la posibilidad de que el síndico pueda actuar a través de un abogado
mandatario suyo también, extrañamente, se determina que la regulación de honorarios de este
apoderado letrado, en caso de que el concursado sea condenado en costas, estará a cargo del juez
del concurso.
Expropiaciones y juicios fundados en relaciones de familia (art. 21, inc. 1°, LCQ)
Ninguna dificultad plantea la excepción respecto de la expropiación, y su fundamento radica en el
bien común comprometido que prima por sobre el de los acreedores; además, ingresa al
patrimonio la indemnización equivalente. Mas complicada es la referencia que se hace a los juicios
fundados en relaciones de familia, excepción que radica en el hecho de la protección especial que
merece el interés público que tutela la institución familiar, y debe ser limitada en el caso a los
juicios de contenido patrimonial. Según alguna doctrina y jurisprudencia quedan afectados los
juicios de familia que tengan contenido exclusivamente patrimonial. En posición contraria, se
sostuvo que todos los juicios fundados en relaciones de familia, incluidos los de exclusivo
contenido patrimonial, quedan exceptuados del fuero de atracción concursal. Ésta postura
entiende que, reconocido el derecho patrimonial contra el concursado, el acreedor no puede más
que verificar concursalmente dicha acreencia. Se propicia la segunda tesis expuesta, entendiendo
que el derecho de familia comprende normas reguladoras de relaciones personales y relaciones
patrimoniales de orden familiar y solo quedarían afectadas por la vis attrativa las patrimoniales,
por lo que corresponde excluirlas expresamente como lo hace la ley.
Ejecuciones de garantías reales (art. 21, inc. 1°, LCQ)
Las ejecuciones hipotecarias y prendarias no se atraen ante el juez del concurso. En cuanto a la
suspensión, dichas acciones no quedan afectadas por dicho efecto, salvo que no podrá rematarse
la cosa gravada ni podrán trabarse medidas cautelares que impidan el uso del bien por parte del
deudor hasta tanto se acredite la presentación en el concurso, del pedido de verificación del
crédito y su privilegio (art. 21, in fine, LCQ). En caso de que las medidas cautelares hayan sido
trabadas antes del concurso, regirá el art. 24, LCQ, y si vencido el plazo estipulado el acreedor no
presentó el pedido de verificación deberán ser levantadas. Los juicios, incluidos los actos de
ejecución forzada, se suspenden a partir de la publicación edictal.
Continuada o iniciada la ejecución hipotecaria o prendaria, ésta quedará subordinada a la
verificación de créditos. Si la verificación ya fue decidida antes de que culmine la ejecución, ésta
queda supeditada a aquella; si se admitió el crédito, la ejecución continuará por el monto
admitido, y si el crédito fue declarado inadmisible, corresponde el archivo de la ejecución.
Se discute qué pasa si la ejecución no ha sido iniciada y ya se encuentra decidida la verificación,
con resolución que ha alcanzado autoridad de cosa juzgada11.
Para algunos, no existe impedimento alguno para que el acreedor inicie la ejecución de la garantía,
teniendo en cuenta el monto del crédito verificado (art. 21, in fine, y 57, LCQ). Para otros, el
acreedor debe ejecutar la sentencia verificatoria que adquirió autoridad de cosa juzgada (art. 57,
LCQ).
Juicios de conocimiento y laborales (art. 21, inc. 2°, LCQ)
La norma se refiere, en cuanto a la excepción, solo a los juicios de conocimiento 12 que estén en
trámite, aquellos que no se hayan iniciado no podrán incoarse luego del concurso, ya que
quedarán afectados por la prohibición de inicio de acciones de contenido patrimonial de causa o
título anterior a la presentación concursal. En caso de que en el juicio de conocimiento no iniciado
exista un litisconsorcio pasivo necesario formado por el concursado, por aplicación del inc. 3° del
art. 21, LCQ, éste podría iniciarse ante el juez competente. Igualmente, el actor podrá optar por
suspender el procedimiento de los juicios de conocimiento y verificar su crédito.
Estos juicios seguirán su curso ante el juez natural que estaba entendiendo. La sentencia que
recaiga en estos juicios es título verificatorio y con ella debe invocarse el privilegio al insinuarse en
el concurso.
Por el lado de los juicios laborales, los ya iniciados serán continuados ante el tribunal laboral y los
no iniciados podrán iniciarse ante el mismo fuero. Ello, salvo que el actor opte por suspenderlos y
proceder a la verificación de su crédito ante el juez concursal.
Litisconsorcio pasivo necesario (art. 21, inc. 3°, LCQ)
En caso de litisconsorcio pasivo necesario formado por el concursado, el proceso queda
exceptuado del fuero de atracción, de la suspensión y de la prohibición de incoar acciones nuevas,
por lo que continuará su trámite ante el juez de su radicación originaria.
Hay litisconsorcio cuando existe cotitularidad (activa o pasiva), respecto de una pretensión única,
o un vínculo de conexión entre distintas pretensiones y el proceso debe desarrollarse con más de
una persona en la misma posición de parte. Este es necesario cuando existe una pretensión única
y la sentencia solo puede dictarse útilmente frente a todos los partícipes de la relación jurídica
sustancial controvertida en el proceso, para resguardar el derecho de defensa en juicio de todos
los cointeresados a quienes se le hará extensiva la cosa juzgada material 13de la sentencia recaída
sobre el fondo de la cuestión sometida a litigio.
La norma no se refiere a los litisconsorcios pasivos necesarios en los juicios de expropiación, de
familia, ejecuciones de garantías reales, a los juicios de conocimiento en trámite, los laborales, ni
aquellos que carezcan de contenido patrimonial, o tengan causa o título posterior a la

11
Efecto impeditivo que, en un proceso judicial, ocasiona la preexistencia de una sentencia judicial firme dictada sobre
el mismo objeto.
12
Son aquellos que resuelven una controversia sometida voluntariamente por las partes al órgano jurisdiccional, y que
se tramita sobre hechos dudosos y derechos contrapuestos, que debe resolver el juez declarando a quien compete el
derecho cuestionado o la cosa litigiosa
13
Implica la inatacabilidad de un resultado procesal mediante el inicio de un nuevo juicio, al cerrarse toda posibilidad
de emitir una decisión que contradiga a lo antes dictado.
presentación concursal. No existen litisconsorcios necesarios en los juicios ejecutivos, entonces la
excepción no los abarca; siempre las ejecuciones son suspendidas y atraídas.
Atento a provocar un escándalo jurídico a través de sentencias contradictorias, no puede
permitirse verificar contra el concursado y recurrir a la acción común contra los otros
litisconsortes, por lo que debe tramitarse el proceso con todos los litisconsortes pasivos ante el
juez originariamente competente o juez natural.
Medidas cautelares (art. 24, cuarto párrafo, LCQ)
Cuando estamos ante juicios de conocimiento, laborales que han sido continuados y en aquellos
donde el concursado forme un litisconsorcio pasivo necesario, no podrán trabarse medidas
cautelares y se levantarán las que ya se encuentren trabadas. El levantamiento se hará previa vista
a los interesados.
En realidad, ante el concurso las medidas cautelares pierden todo interés para los acreedores que
han logrado trabarlas ya que sus créditos serán satisfechos conforme al acuerdo que se
homologue o con lo liquidado en la quiebra indirecta en su defecto. Las medidas cautelares de los
juicios individuales son dejadas de lado por las medidas precautorias concursales.
Especialmente para el caso de las ejecuciones hipotecarias y prendarias, el art. 24, LCQ, prevé la
posibilidad de suspender temporariamente por un máximo de noventa días hábiles, remates y
medidas cautelares que impidan el uso de la cosa gravada, en caso de necesidad y urgencia
evidente para el concurso. Quedan incluidos en la norma los remates extrajudiciales del art. 23,
LCQ.
Respecto de la subasta, la suspensión será decretada luego de que los acreedores hipotecarios o
prendarios hayan pedido la verificación de su crédito y continuado con el trámite de las
ejecuciones, en cambio tratándose de medidas cautelares (ej.: secuestro de la prenda) la
suspensión de las misma puede ser solicitada desde la misma apertura del concurso.
Resuelta la suspensión por el juez, los intereses devengados durante el lapo de dure la suspensión,
serán considerados con la preferencia del art. 240, LCQ (gastos de conservación y justicia). La
resolución es apelable al solo efecto devolutivo por el acreedor, deudor o síndico.
Ejecuciones por remate no judicial (art. 23, LCQ)
La ley prevé el caso de las ejecuciones de créditos con garantías reales sobre los bienes del
concursado o socios con responsabilidad ilimitada, cuyos acreedores están autorizados por leyes
especiales a ejecutar éstas a través de remates no judiciales.
Si bien la existencia del concurso no modifica el derecho que tiene estos acreedores de ejecutar
extrajudicialmente, se les impone la obligación de denunciar las particularidades del remate y
luego de realizado, rendir cuentas en el proceso universal. También deben acompañarse los títulos
del crédito. El acreedor solo tiene la obligación de hacer saber al concurso la fecha, lugar, día y
hora fijados para el remate, y el bien afectado si no comenzó la publicación de los avisos del
remate y si comenzó la publicación edictal concursal. Dicha comunicación debe hacerse con la
suficiente antelación al remate, siendo prudente hacerlo antes de la publicación de los avisos
extrajudiciales. El incumplimiento produce la nulidad del remate.
La rendición de cuentas documentada e instruida debe realizarse dentro de los veinte días de
realizado el remate, debiéndose depositar, si lo hubiere, el saldo, en el plazo que determine el
juez. En caso de incumplimiento el acreedor será sancionado con una multa a favor del concurso
del 1% del monto del crédito por cada día de retardo posterior a la intimación judicial. La
rendición tramitará por incidentes con la participación del deudor y del síndico.
Se entiende que la verificación de este tipo de créditos, se hace a través de la rendición de
cuentas, pues del producido del remate extrajudicial el acreedor cobra su crédito.

EFECTO RESPECTO DE LOS CREDITOS CONCURSALES


Cristalización del pasivo
Los créditos deben quedar cuantificados en moneda de curso legal y congelados al momento de la
presentación concursal.
Caducidad de los plazos pendientes
Éste es un efecto propio de la insolvencia, aunque se reconoce que la doctrina moderna se
encuentra dividida. Se discute si el plazo otorgado al deudor es en beneficio de éste, del acreedor
o de ambos; y más allá de la postura que se adopte lo cierto es que la afección que produce el
concurso afecta directamente a la confianza que tuvo el acreedor al concederle dicho plazo. En
concordancia, el actual art. 351, CCyCN, determina que “el plazo se presume establecido en
beneficio del obligado a cumplir o restituir a su vencimiento, a no ser que, por la naturaleza del
acto, o por otras circunstancias, resulte que ha sido previsto a favor del acreedor o de ambas
partes”.
Producida la caducidad del plazo pendiente en el concurso preventivo debe neutralizarse el
negocio que resultaría de cobrar antes del plazo. La solución sería compensar el anticipo en el
cobro tomando la posición más justa para cuantificar las obligaciones cuyo plazo ha caducado, al
momento del cobro.

Suspensión de intereses (art. 19, LCQ)


La explicación de la prescripción se encuentra en razones de equidad, pues deben estabilizarse
todos los créditos y el patrimonio no debe sufrir ulteriores disminuciones. Se elige la presentación
y no la apertura del concurso para la producción de este efecto, en la razón de perfeccionar la
cristalización del pasivo desde el primer momento en que se exterioriza judicialmente el estado de
cesación de pagos.
Debe dejarse en claro que los intereses no se extinguen, sino que se suspende su devengamiento,
por lo que, homologado el acuerdo, podrá determinarse si se devengan o no los suspendidos.
Cabe aplicar aquí el descuento de intereses, cuando fueron cobrados con anterioridad al concurso
aquellos que se devengarían luego de él o cuando se trate de una acreencia con vencimiento
posterior al concurso y ella contenía ya los intereses.
La norma contiene como excepción, por un lado, la de los créditos hipotecarios y prendarios, los
que seguirán produciendo los frutos del capital, pero los réditos posteriores a la presentación solo
se cobrarán sobre los bienes asiento del privilegio, la exclusión solo corresponde a los intereses
compensatorios, únicos que continuarán devengando.
El fundamento de dicha excepción es evidente, ya que tales garantías se estipulan para asegurar el
cumplimiento de la obligación, ante la eventual cesación de pagos del deudor; sería incongruente
que quedaran reducidas al capital en el caso de concurso.
Por otro lado, tenemos a la excepción de los créditos laborales. No se encuentra fundamento claro
a la misma, siendo tutelado el carácter alimentario de estos créditos a través del pronto pago.
Se debe destacar que esta norma excluye de la suspensión de intereses a los créditos por la falta
de pago de salarios sin distinguir el límite temporal que establece la ley en materia de privilegios,
reconociéndole solo privilegio a las sumas adeudadas por seis meses.
(Jurisprudencia aplicable: C. N. Comercial, en pleno, 11/12/1989, “Seidman y Bonder SCA
s/concurso s/inc. de verificación por Piserchia, Raúl”; C. N. Comercial, en pleno, 28/06/2006, “Club
Excursionistas s/concurso s/inc. de revisión promovido por Vitale Oscar Sergio”).
Conversión de deudas no dinerarias (art. 19, LCQ)
La ley concursal dispone la conversión de las deudas no dinerarias en moneda de curso legal,
quedando comprendidas todas las obligaciones de dar que no sean dinerarias y las de hacer.
Quedan excluidas las obligaciones de hacer, pues estas no podrían convertirse en virtud de que su
incumplimiento se traduciría en la destrucción de lo realizado o el pago de los daños y perjuicios,
lo que las convertiría per se en obligaciones de dar o de hacer. No se incluye tampoco la obligación
de restituir a un tercero un bien entregado al concursado por un título no destinado a transmitir el
dominio, pues el reclamo se hace directamente por el tercero sin necesidad de participar en el
pasivo concursal. tampoco queda incluida la obligación de escriturar, pues existiendo boleto de
compraventa éste debe oponerse al concurso, a través de la verificación, y así obtener la
escrituración sin necesidad de su conversión y participación en el acuerdo que eventualmente se
homologue.
La conversión, que será definitiva, se hará al momento que elija el acreedor, pudiendo éste optar,
al momento de verificar su crédito, entre la fecha de vencimiento de la obligación y la fecha de
presentación concursal del deudor. El acreedor solo podrá optar por lo primero si el vencimiento
de la obligación se produjo antes de la presentación en concurso, a fin de no alterar la paridad
crediticia. Se entiende que si el acreedor no utiliza la opción se tendrá por convertida al momento
de la presentación concursal, pues es allí donde se cristaliza el pasivo concursal.
Cálculo de las deudas en moneda extranjera (art. 19, LCQ)
Las deudas en moneda extranjera se deberán calcular en moneda de curso legal a los fines del
concurso. El fundamento de la norma radica en el hecho de que es necesario que a los fines del
cómputo de las mayorías se calculen en moneda de curso legal. Se trata de una forma justa de
participación de los acreedores titulares de este tipo de créditos dentro del concurso preventivo.
Aquí no se produce una estricta conversión de la deuda, sino que a los efectos del concurso y no
en forma definitiva, se calculan este tipo de obligaciones en moneda de curso legal al momento de
presentación del informe individual, y debe hacerlo la sindicatura. Igualmente, en caso que se
acuerde el pago en moneda de curso legal, a tal fin no sirve de cálculo hecho al momento de
presentar el informe individual, sino que necesariamente se deberá actualizar éste al momento
del efectivo pago o al vencimiento de la obligación, optando el acreedor.
En cuanto al tipo de cotización que debe tenerse en cuenta, se prefiere el mercado de cambio
financiero “al tipo vendedor”.
Contratos en curso de ejecución (art. 20, LCQ)
La prescripción legal contenida respecto de los contratos en curso de ejecución o, mejor dicho,
con principio de ejecución, es una consecuencia lógica del principio de conservación de la empresa
y de la continuidad del giro comercial del deudor concursado. Y tanta importancia le da la ley al
derecho del deudor de poder continuar la ejecución de este tipo de contratos que sanciona con la
nulidad las estipulaciones contractuales contrarias (art. 22, LCQ).
Contratos con prestaciones reciprocas pendientes (art. 20, LCQ)
Se trata de contratos de tracto sucesivo destinados a durar en un cierto tiempo. Necesariamente
deben ser contratos bilaterales, con prestaciones pendientes de ambas partes en forma total o
parcial al momento de la presentación en concurso preventivo.
Son contratos con principio de ejecución, es decir que si las partes no han iniciado la ejecución del
contrato éste queda exceptuado de la norma. La norma se aplica solo a aquellos contratos que
tienen ejecución diferida en el tiempo.
Si tuviese pendiente solo la prestación del concursado, el cocontratante deberá verificar el crédito
nacido por su cumplimiento; en caso contrario, es decir, si el concursado ha cumplido, podrá
demandar el cumplimiento por parte del tercero que incumpla. En estos casos, como la prestación
pendiente es de una sola de las partes Y no existe reciprocidad, no se aplica el art. 20, LCQ.
El concursado deberá comunicar a su cocontratante dentro de los treinta días hábiles de abierto el
concurso la decisión de cumplir el contrato. En principio, la ley otorga legitimación activa al deudor
para solicitar que el juez lo autorice a cumplir el contrato, previa vista al síndico y al comité de
control, teniendo en cuenta la conveniencia para el concurso. También el concursado podrá
demandar la resolución contractual, pues es inherente al régimen contractual tal posibilidad, la
que no queda soslayada por la normativa concursal.
El juez resolverá la cuestión, previa vista al síndico. La resolución será apelable por el concursado y
resultaría inapelable para el tercero cocontratante.
Autorizado el cumplimiento debe notificarse al contratante in bonis14. Aquel podrá aceptar la
continuación del contrato y exigir el cumplimiento de las prestaciones adeudadas anteriores a la
presentación concursal y si el concursado no cumple se tendrá por resuelto el contrato.
En caso de continuación, los créditos posteriores originados por las prestaciones cumplidas por el
contratante in bonis tendrán la preferencia del art. 240, LCQ, cuyo fundamento radica en la
protección del tercero a quien se le hizo asumir el riesgo de la empresa.
La tradición simbólica realizada antes de la presentación concursal no importa cumplimiento de la
prestación, por lo que, en caso de continuación del contrato, el tercero podrá solicitar la recepción

14
Deudor que aún es dueño de sus bienes
efectiva de la cosa y cumplir así con la tradición real y efectiva, siempre que el contrato haya
tenido principio de ejecución.
Cuando no se le hubiere comunicado al tercero la decisión de continuar el contrato pasados los
treinta días, este podrá exigir la resolución contractual notificándolo al deudor y al síndico, y
verificar la obligación como de plazo vencido.
Servicios públicos (art. 20, LCQ)
Esta prescripción legal se aplica a las empresas prestadoras de servicios de gas, agua, energía
eléctrica y a otras que, si bien no son caracterizadas como servicio público por la legislación
especial, lo son desde el punto de vista concursal y de la continuación de la actividad empresaria.
Es decir que se debe entender como servicio público a aquella actividad productora de bienes y
servicios con caracteres de esencialidad y exclusividad (monopolio), quedando así abarcadas todas
las etapas de producción y distribución.
Se prevé que no se suspendan los servicios públicos prestados al concursado por deudas
anteriores a la demanda concursal. la previsión legal también implica la continuación de pleno
derecho de este tipo de servicios luego del concurso, aunque no existan deudas pendientes ni
corte de suministro; las posteriores serán consideradas gastos del concurso y deberán abonarse la
producirse su exigibilidad. En caso de que el servicio ya se encontrare cortado al momento de la
presentación concursal, deberá reestablecerse con la apertura del concurso a fin de la
continuación del giro empresarial.
El prestador del servicio debe concurrir a verificar el crédito anterior; respecto de los posteriores,
deberán ser abonados por el concursado a su vencimiento, reconociéndoseles la preferencia del
art. 24, LCQ, bajo apercibimiento de suspender el servicio.

EFECTOS PERSONALES
Deber de colaboración (art. 17, LCQ)
Se impone la carga al deudor concursado de comparecer al proceso al solo requerimiento del juez,
del síndico o del comité de control. Su finalidad es la de permitir la reconstrucción del patrimonio
cesante.
En caso de incumplimiento, recae la sanción del desapoderamiento calificado.
Viajes al exterior (art. 25, LCQ)
Se impone, como medida cautelar al deudor persona física o a los socios con responsabilidad
ilimitada, en caso de persona de existencia ideal, comunicar al juez del concurso el viaje a
realizarse al exterior del país cuando la ausencia no supere los cuarenta días corridos y solicitar
autorización cuando la estadía fuese mayor.
Cuando se advierta una inobservancia de la prescripción legal o el concursado evadiese, saliendo
del país, el cumplimiento del deber de colaboración que pesa sobre él, podrá el juez concursal de
oficio o por petición de la sindicatura agravar el efecto que produce el art. 25, LCQ,
extendiéndosele el previsto para el caso de quiebra en el art. 103, LCQ. También habilita al juez a
afectar la administración del concursado calificando el desapoderamiento del concurso
preventivo.
La autorización tramitará con intervención del síndico y el comité de acreedores por lo que es
recomendable solicitarla con suficiente antelación. Sin embargo, debe ponderarse, en todo caso,
la necesidad y urgencia invocada por el concursado al solicitar la autorización para eximir de
aquella intervención, la cual no viene exigida expresamente en la ley.

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