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La escuela de Lacan [*]

por JACQUES-ALAIN MILLER


 

Estaremos reunidas esta noche, mañana y el domingo por la mañana, para una tarea
concreta, no especulativa, alrededor de los objetivos pragmáticos para debatir acerca de
la posibilidad y la modalidad específica de una Escuela Brasileña de Psicoanálisis del
Campo Freudiano. Este objetivo no estaba tan claro para mí en el momento de aceptar la
propuesta de la Sociedad Psicoanalítica de San Pablo, hecha hace muchos meses; se
hizo evidente en julio, cuando nos acercaron la idea de la Escuela Brasileña de
Psicoanálisis del Campo Freudiano.
Lo que ocurrió en Caracas cambió el enfoque, el acento del Coloquio de estos tres días
en San Pablo, no querría retroceder frente al problema.
Voy a introducir (después de J. Forbes y J. Chamorro) el tema. Voy a tratar de ubicar
los problemas más concretos de la manera más simple, entrando en algunos detalles
necesarios. No quiero dejar escapar esos detalles por razones fundamentales.
Para comenzar, vamos a reflexionar sobre la relación de lo pragmático y de lo analítico.
Pragma es una palabra griega respecto de la cual se puede decir mucho; significa la
chose a faire, the thing to be done, "lo que hay, que hacer". La Cosa Freudiana (la
Chose Freudienne) no es lo mismo que pragma porque, otra clase de cosa. La causa
freudiana, la Cosa freudiana y pragma ahora bien, la causa querría más "la cosa
gramática" A tal punto que como emblema de la posición analítica podemos tomar a
San Juan, de Leonardo da Vinci; su dedo apunta hacia el cielo vacío; es el emblema de
la posición analítica. Indica un vacío que esta en otro lugar. No presenta algo del
analista, no presenta una cosa, sólo apunta a un vacío, y la interrogación analítica no es
un consejo, no es una imposición, un imperativo.
Una interpretación analítica es algo que hace alusión, que hace ver la dirección de otra
cosa. Y este gesto que estoy haciendo es distinto del gesto de decir lo que hay que
hacer. Es muy distinto del imperativo; hay noventa grados de diferencia entre ellos.
Sabemos que para los analistas lo analítico es compatible con lo apragmático. La
situación analítica fundamental se sustenta en un no hacer nada. La situación analítica
en sí podría definirse como un rechazo a lo pragmático y, a veces, no es secreto para
nadie, tenemos excelentes colegas, excelentes practicantes que realmente en la vida son
poco pragmáticos. Una vez que salen del consultorio, parecen perdidos en la
complejidad de la vida moderna. No soy yo un buen ejemplo de alguien que se sitúa
bien dentro de todas esas complejidades ese apragmatismo es compatible con la
posición analítica y a veces podemos llegar al punto de definir la posición analítica a
partir de un rechazo de la acción. Esto genera una dificultad cuando, en el ámbito del
psicoanálisis, se debe considerar un adjetivo pragmático.
Además, hacer algo conjuntamente, hacer algo de manera colectiva tampoco es muy
afín con el discurso analítico. El discurso analítico no admite el imperativo "todos
juntos". Esa no es una imposición del discurso analítico. Existe una antinomia entre la
experiencia analítica, en la cual una entra salo —la experiencia analítica se hace "uno a
uno"—, y todo movimiento que de por sí es colectivizante El tema es muy conocido V
permite varios desarrollos con sus fundamentos.
Si consideramos esa antinomia entre lo analítico y lo pragmático o colectivo, es posible
preguntarse por qué los analistas están tan preocupados por lo grupal, por lo
institucional, por lo asociativo. ¿Por qué dan tal peso, tanta importancia a esa
dimensión?
Se puede decir que se debe a que para ellos es una dimensión difícilmente pensable,
porque tienen dificultades con lo grupal por eso hablan tanto y le dan tanta importancia.
Creo que si fuéramos a la raíz de la cuestión, encontraríamos como fundamento —está
la proposición, la formulación que domina toda la cuestión institucional del
psicoanálisis- la fórmula, la conclusión de que el analista no existe y todos nuestros
debates sobre la Escuela se refieren a ese fundamento. El analista, como tal, no existe.
Es eso lo que tienen en común el analista y la mujer, en el sentido de Lacan— El
analista no existe: es una formulación que merecería algunos desarrollos teóricos.
Significa que no existe El analista, lo que no impide la existencia de los analistas.
Significa que no hay un concepto de analista, una esencia de analista, una idea, y en ese
sentido los analistas pueden representar al Otro. Más allá del hecho de que el analista, la
alteridad del analista (no la alteridad que llamamos del Otro sino la alteridad del objeto
a, que es otro modo de alteridad), se relaciona no con el Otro, sino con el Otro barrado
(A).
A pesar de usar la palabra "analista", falta el significante del analista cauro tal. E1
significante analista está estructurado como el significante del A barrado.
Digo esto rápidamente, son los fundamentos de la cuestión. Es coherente con el hecho
de que el modo de producción de un analista es cada vez más particular y sabemos; en
lo concreto del grupo analítico, que viene de formaciones diferentes: psiquiatría,
psicología y en varios países, los que ahora pasan a ser analistas son personas de
formación muy diversa y eso viene ocurriendo desde el inicio de la historia del
psicoanálisis. Recordemos que ni Anna Freud ni Melanie Klein tenían certificado ni
diploma. Esto también es una manera concreta de percibir en que sentido El analista no
existe; más bien existe supuestamente algo carmín a los analistas, de tal modo que es
muy simple definir el predicado analista como la perfección del analizado. En ese punto
es donde se introduce el desplazamiento realizado por Lacan al decir que el analista es
un analizado el summum del analizante que fue.
De tal manera; Lacan propuso que, simultáneamente con el examen de competencia del
analista practicante, se haga el examen de la performance del analizarte.
De este modo, lo que se realiza en el pase es el examen de la performance del analizarte
para verificar si está analizado. En este caso se cumplirá la exigencia freudiana del Wo
Es war soll Ich werden (donde eso era, el sujeto debe advenir). Se trata de verificar si
esto se produjo —lo que Lacan llama realización del sujeto—. Allí está precisamente la
realización de la insuficiencia de todo significante para representar al sujeto, a la que a
veces llamamos "la caída de las identificaciones". ¿Por qué caen las identificaciones?
¿Por qué el sujeto puede separarse de los significantes amo, o por que,
fundamentalmente, el sujeto no tiene lugar en el Otro y puede atribuir su importancia a
un hecho de exclusión? El neurótico es muy exhaustivo al comentar su exclusión del
Otro. El final de análisis realiza una inversión, no con palabras, sino en la experiencia
viva de que el Otro no existe. Allí se produce lo que Lacan llama des-ser del Otro, que
es como la verdad del fantasma neurótico de exclusión. En el final de análisis también
se afirma la insuficiencia de toda representación, cuando se compara la experiencia de la
destitución del sujeto con la destitución de la falta en ser que es el sujeto. En eso él
encuentra su ser. El Otro pierde su ser Y el sujeto, definido como falto en ser lo
encuentra.
Si nos referimos a la palabra lacaniana "destitución del sujeto", como resultado ele un
análisis, podremos ubicar en su lugar la palabra "institución" y lo que dijimos cuando
hablamos de la institución analítica. Si hablamos tanto de las instituciones es porque, en
la medida en que toda institución es un intento de restablecer un Otro y que el sujeto
obtenga un lugar en ese Otro la tentativa es más intensa más vital para los sujetos que se
sometieron a la experiencia analítica. Porque, al someterse a la experiencia analítica,
experimenta de manera intensa la falta en ser y tanto más aspiran a tener Un lugar en el
Otro. No se sabe lo que es El analista, pero se sabe lo que es un miembro un secretario
un presidente se puede experimentar en el dolor en el desplazamiento que al no saber
qué es el analista, entonces más se desea el estatuto de miembro, secretario, presidente...
De tal modo, que la institución analítica es una formación antinómica con el discurso
analítico, es un hecho, es una deducción. Pero también es un hecho que todo grupo
analítico es una defensa contra el discurso analítico.
Saben ustedes cómo ironiza Lacan acerca de las sociedades llamadas "ortodoxas",
diciendo en Televisión que se trata de "sociedades de asistencia mutua contra el
discurso analítico (SAMCDA). Puede, sin embargo decirse lo mismo de toda institución
analítica. No obstante, a su vez, la institución que tiene ese valor es también una
consecuencia del discurso analítico. Y en relación a ello, la sátira a la institución, la
ironía, no es suficiente. La sátira y la ironía no sirven para nada, no hacen desaparecer a
las instituciones. Se debe asumir también el hecho asociativo como una consecuencia
del discurso analítico. Cuando me refiero a que la sátira no es suficiente, me baso en la
perspectiva hegeliana que me parece esencial para nuestra cuestión de la política del
psicoanálisis.
Hablé de la política del psicoanálisis. No es un lapsus. Creo que debemos asumir esta
cuestión, las consecuencias de la política del psicoanálisis, aunque ésta parezca
antinómica al psicoanálisis; y ello también se presta a desarrollos retóricos de varios
santos y ángeles que viven en el ámbito psicoanalítico pero que no quieren saber nada
de política.
Para hallar el lugar justo de la política del psicoanálisis, podemos pensar cómo integró
Lacan el psicoanálisis con la palabra "ética", haciendo ver que en la ética no se trata
sólo de lo que se debe y de lo que no se debe hacer sólo de obligaciones e
interdicciones. Lacan, en un retorno a Aristóteles, mostrando la presencia de los
términos de este en la obra de Freud, subrayó en La Ética la problemática del Bien, del
Mal y del Bien Supremo, y no en cuanto a la obligación o a la interdicción sino en
cuanto a la atracción también el tema del placer y de la moderación del placer. Del
porque del exceso en la búsqueda del placer, a través del cual puede introducirse el
goce.
A propósito de la política, podemos hacer lo Mismo: la política se refiere a la polis
griega, a la ciudad. Pero si volvemos a Aristóteles, ¿qué encontramos? La teoría sobre la
forma de gobierno, los principios del Estado, los fundamentos del Estado. Pareciera que
esto no tiene mucho que ver con el psicoanálisis. Sin embargo, el psicoanálisis sí tiene
mucho que ver con el lazo social. Lo que Lacan llama “discurso”, la expresión misma
del discurso analítico, es un a forma de lazo social. De tal modo que su famosa teoría de
los cuatro discursos es una política, una teoría de la forma de los lazos sociales. En la
ciudad del discurso, en la cual estamos como ciudadanos y en tanto la experiencia
analítica es el ejercicio de un cierto tipo de vínculo social, existe una política del
psicoanálisis a nivel del propio tratamiento, de la propia experiencia. Esa política del
psicoanálisis a nivel de la experiencia analítica es el capítulo de los fines o finalidades
del tratamiento analítico. La política del psicoanálisis en primer lugar es la cuestión de
por qué se hace un análisis, pare qué se hace un análisis, qué se trata de obtener a través
de un análisis. Es en ese sentido que Lacan pudo distinguir, como sabemos bien ahora,
en su texto "La dirección de la cura...", entre la táctica analítica, la interpretación la
estrategia de la transferencia —esta última tema del Encuentro Internacional de Caracas
— y la política dirigida en el sentido del final del análisis. De este modo, la política del
psicoanálisis concierne a los destinos del trabajo de transferencia. Pero allí también, de
manera complementaria, existe otra política del psicoanálisis, la política de la
transferencia de trabajo referida a la enseñanza del trabajo que se transfiere a otros,
cómo otros retoman el trabajo hecho por uno. Es, por ejemplo, lo que hacemos con el
trabajo de Lacan. A partir de esa transferencia de trabajo se constituye, de manera
necesaria, un grupo de transmisión. Además, el pase instala la institución analítica en el
corazón mismo de la experiencia analítica, porque en determinado momento hace que el
analizante refiera su análisis a una instancia de la institución analítica, la misma que
plantea una pregunta “¿Qué es un analista?”. Una institución que incluye el pase está
constituida alrededor de una falta, alrededor del A barrado A, alrededor de un no saber
al que Lacan llama Escuela.
Con la paradoja de que lo más importante de la Escuela no es lo que ella sabe sino lo
que sabe que no sabe, lo más precioso del saber de la Escuela es que ella sabe que no
sabe.
Esto no hace desaparecer la antinomia de la institución analítica y de su experiencia.
Esta última, la relación del analizante con el par analista-analizante es un vínculo social,
distinto del modo asociativo que vincula a los analistas entre sí y con los no analistas.
¿De qué se trataba para Lacan? ¿De inventar una institución que no pusiese obstáculo al
discurso analítico? ¿O que pusiese el menor obstáculo posible? Incluso sin pensar que
una institución podría estar completamente de acuerdo con el discurso analítico; una
institución que pudiese favorecer el discurso analítico. Y de esa manera, no hacer una
sociedad de analistas sino hacer una Escuela, constituida alrededor de un "no saber qué
es el analista", pero siempre buscando saberlo. Y en esa medida Lacan pudo decir que,
aunque la Institución analítica no fuera la experiencia analítica, era una experiencia; y
de la Escuela Freudiana de París decía que era una experiencia inaugural, no una simple
técnica. Y eso se verifica cada vez que se cuenta la fundación de una Escuela como lo
hizo Jorge Chamorro, por ejemplo. Se cuentan las transformaciones subjetivas en la
fundación, en sus consecuencias. Nunca se trata de algo artificial, nunca fue una técnica
los sujetos que vivieron el proceso de constitución de una Escuela y el de sostenerla,
atravesaron una experiencia subjetiva.
A1 ser una experiencia que favorece el discurso analítico Lacan define al analista de la
Escuela a partir de la propia experiencia analítica: lo que favorece el discurso analítico
favorece la importancia del propio análisis. Lacan no dice que alguien se transforma en
analista de la Escuela por que enseña mucho, porque publica mucho, porque tiene
muchos amigos, porque sabe decir a otro la palabra que conviene para tener partidarios.
No es haciendo la pequeña política como alguien se transforme en analista de la
Escuela, dilo haciendo su análisis. Es esencial que la Escuela mantenga eso: ser un
notable, haber servido bien a la extensión del psicoanálisis no da ningún privilegio para
ser analista de la Escuela. Lacan logró sostener una institución de esa manera.
Realmente, puede decirse que tal institución favorece al discurso analítico, por lo tanto,
favorece el análisis. Eso significa no engañarse en lo que respecta a la relación entre
psicoanálisis e institución; saber qué es un medio y qué es un fin. Crear una Escuela
significa estar dispuesto, en todo momento, a sacrificar la institución, si es necesario, en
favor del psicoanálisis. Lacan demostró esto sacrificando su Escuela cuando le pareció
que ya no estaba funcionando para el psicoanálisis. Es necesario anteponer los intereses
del psicoanálisis a los intereses del grupo y, al mismo tiempo, proponerse que la Escuela
sea el lugar adecuado para los intereses de cada uno. Y en el ámbito analítico no faltan
las almas bellas, no falta el delirio de la presunción, no faltan, en fin, todas esas figuras
que se encuentran en la Fenomenología del Espíritu de Hegel y que Lacan incluyó en la
clínica, donde figuran personajes hegelianos. Y si me refiero ahora a Hegel es porque
me parece esencial en cuanto a la política del psicoanálisis, ser hegeliano, como Lacan
lo era, y no kantiano. Lógicamente, no se trata aquí del Hegel malo, aquel que todos
critican, el del saber absoluto, el Hegel de la reconciliación universal. También existe el
buen Hegel, el que está en las referencias ele Lacan, en los primeros diez años de su
enseñanza y, también, antes de su enseñanza. El Hegel del realismo superior, si es que
puedo decirlo así. Sabemos bien que Lacan criticó a Kant a partir de Sade, pero el
primer crítico de Kant, de la ética kantiana, fue Hegel. Hegel opone dos niveles de la
moralidad.
La Sittlichkeit, moralidad objetiva, es la que nos enseña algo de esa diferencia La idea
es que la voluntad moral en Kant es un imperativo absoluto ligad o a un bien, siempre
irrealizable Siempre hay en él un "deber" ser", un "soll" (que se encuentra en la frase de
Freud), no realizable, un "soll Ich wer" den cuya resultado nunca logramos alcanzar'.
Hegel concibe la Sittlíchkeit como una voluntad moral que se exterioriza y que llega a
un resultado. Es así que rinde homenaje a Kant por su Ideología del carácter absoluto
del deber a pesar de que también muestra las limitaciones del mismo. Puedo leer este en
el texto Principios de la filosofía del derecho de Hegel, en la nota del párrafo 133, en el
cual resume a Kant: "Debo cumplir el deber por el propio deber - cumpliendo con mi
deber estoy cercano a mí mismo y soy libre". El mérito de la filosofía de Kant es el de
haber puesto en evidencia esa significación del deber. Pero Hegel, a su vez, criticó el
imperativo categórico de Kant para mostrar el vació de todo universal, el hecho de que
ningún universal asegura la existencia. Hegel anticipa, de esta manera, el argumento de
Polonia que Lacan utiliza en su texto "Kant con Sade". Hegel, en su nota del párrafo
135, dice que aunque hayamos subrayado el punto de vista sublime de Kant, lo que falta
es la articulación con la realidad. La formulación del imperativo categórico sería muy
buena si ya tuviésemos principios a partir de los cuales supiésemos lo que debe hacerse,
porque cuando afirmamos esos principios, admitimos que esa legislación ya tiene un
contenido, y si ese contenido estuviese ya efectivamente presente su aplicación sería
fácil, pero nos falta ese principio. El criterio del imperativo categórico, es decir, que la
acción moral no sea contradictoria consigo misma, no da nada porque nada tiene, y de
este modo no hay contradicción. Ello significa que la crítica hecha por Hegel al
principio del imperativo categórico no presenta ningún objeto al que pueda aplicarse
esta regla general. La experiencia es totalmente de otro Orden: podemos concluir, pues,
que este principio es universal y lógico pero vacío. Tenemos luego que tratar de
situarnos en experiencias que ofrezcan diversos objetos. Vamos a tratar precisamente
sobre eso durante estos tres días, lo que le da dignidad a nuestras preocupaciones, no
sólo con el psicoanálisis en general, con el analista y con los conceptos clínicos, sino
también con lo que pasa en San Pablo, lo que pasa con la Escrita, con la Asociación
Libre y con la Sociedad Psicoanalítica de San Pablo.
Podría preguntarme por qué le dedico tanto tiempo e intercambia tantos fax para saber
qué pasa en Bahía puesto que ahora, en vez de un grupo, existen dos. ¿Por qué en Porto
Alegre siete personas se dividen en tres grupos? Podría preguntarme si vale la pena
conocer todo eso detalladamente, y si pienso que vale la pena es por esa razón
hegeliana, el concepto, o -como dice Hegel- el espíritu está en lo particular de la
experiencia. Esa frase de Hegel es la que le da dignidad a lo que vamos a hacer. El
espíritu no sólo exige lo universal, como se podría pensar. También tiene derecho a lo
particular, y es con lo particular con lo que el espíritu se satisface. Creo que esto
transmite la más profunda inspiración de Lacan, de tal modo que tampoco el analista
puede satisfacerse con la moralidad subjetiva, debe pasar a la Sittlichkeit, a la relación
con la causa analítica.
El análisis es una profesión delirante, en la medida en que es posible encontrar entre los
analistas a aquellos que piensan que están solos, pues la propia experiencia analítica lo
favorece, por el hecho de que e n su consultorio el analista es analista sólo cuando
analiza; es por eso que los analistas son proclives a llevar su subjetividad a lo absoluto.
Más allá de eso, la histeria tiene que ver con el alma bella, aquella que condena el
desorden del mundo, sin percibir su participación en eso. Punto esencial de la crítica de
Lacan a la posición de Dora, la que muestra un alma bella, la que viene al analista a
quejarse del desorden del mundo, hasta el momento en que Freud la hace percibir su
responsabilidad en ese desorden. O incluso, cuando Lacan comenta El Misántropo de
Molière y nos muestra en el personaje de Alceste a alguien animado por un delirio de
presunción, que piensa que puede condenar la inmoralidad de todos, sin percibir que él
mismo tiene que ver con eso. Lacan fue siempre hegeliano y su primera versión de lo
simbólico es una versión hegeliana. Es a través de lo simbólico que el sujeto percibe el
lugar que ocupa en la conexión de las acciones. Es lo contrario de un sujeto encarcelado
en su propia excelencia que vomita desprecio sobre el mundo a partir de su
superioridad. De tal modo que la moralidad subjetiva, la excelencia propia, no es
operativa a no ser que la moralidad pueda pasar a la Wirklichkeit, a la realidad efectiva.
De tal forma, también debemos saber qué es lo que un analista debe querer en el mundo
de hoy. No vamos a volver a 1945, cuando había veinte analistas en Francia. Podemos
llorar porque ahora existe la decadencia del psicoanálisis, pero en cierto modo ya
podíamos hacerlo en la época de Lacan. No obstante, desde el punto de vista de la
Sittlichkeit, solo asumiendo la realidad efectiva podemos encontrarla, como
consecuencia del discurso analítico. A partir de esa situación debemos tratar de orientar
el discurso analítico en dirección a los objetivos que juzgamos mejores. Esto quiere
decir objetivos de aplicación inmediata en la situación de América latina y en Brasil.
Podemos llorar por mucho s aspectos de la práctica analítica, por la incertidumbre, por
la falta de análisis. Algunos pueden hasta enorgullecerse de su propio análisis
comparándolo con el de otros... Esto no nos ayuda en nac&iacut e;a cuando vamos a
actuar sobre el conjunto de la realidad efectiva. Por lo tanto, se hace necesario asumir la
situación tal como es, para poder discutir cómo modificarla. Concuerdo con la crítica
hegeliana de la ironía, en la que habla, por ejemplo, de la ironía de Sócrates diciendo
que, en cierta forma, la ironía es el punto extremo de la subjetividad ubicada frente al
mundo, corno quien se hace señor de la ley, que demuestra la validez de todos los
contenidos. La ironía hace que la subjetividad se ubique frente a sí misma como el juez
de todo lo que allí existe. Es sólo la complacencia consigo mismo, a nivel del estadio
del espejo. Más allá de la ironía está la transformación metódica de la realidad. No
debemos decir que Lacan es hegeliano desde todo punto de vista —no sé si voy a
disponer de tiempo para trabajar ese tema pero anticipo algo—: por ejemplo, la crítica
de Hegel a la conciencia heroica de si mismo. Aquella conciencia que se hace
responsable también por lo que no quería y no sabía, definiendo así al héroe. Hegel
considera al héroe, un estado un poco primitivo; da como ejemplo de ese héroe a Edipo,
y dice que no hay razón para que se haga responsable por aquello que no sabía. Pero en
análisis, Edipo es culpable, y Hegel no nos dice eso. En psicoanálisis, la persona es
responsable por lo que no quería, por lo que no sabía y por lo que hacía cuando no sabía
lo que hacía. Al actuar con respecto a la Escuela, como en análisis, debemos ser
responsables por las consecuencias con las cuales no contábamos. Consideré
exactamente estos aspectos antes de proponer la creación de la Escuela Europea de
Psicoanálisis e incluso de otras Escuelas. Si tenemos en cuenta esas cosas no tendremos
a quien pedirle disculpas si acaso surgieran efectos nefastos. No podremos pedir
disculpas con el argumento "yo no sabia que...". Esto no vale en psicoanálisis.
Entonces, vamos a entrar en los detalles:
¿Por qué son ésas las Escuelas? ¿Por qué ocurrió la creación de la Asociación Mundial
de Psicoanálisis? ¿Por qué discutir una Escuela Brasileña de Psicoanálisis? Si esta
Escuela es deseable, ¿cómo lograrla?
El tema de las Escuelas se refiere directamente a Lacan y al rechazo de la IPA a volver a
incluirlo en sus cuadros en 19b3. Ese hecho podría haberse transformado en una
anécdota y Lacan hubiera podido comentarla a partir de su propia subjetividad, corno si
hubiera sufrido una injusticia, y demostrarle al mundo que él era mejor que otros.
Podría, tal vez, haber sido una atractiva aventura personal: un psicoanalista maldito que
atraería hacia sí la simpatía que se tiene por las víctimas. Pero ésa no fue la posición
adoptada por Lacan; consideró lo que estaba ocurriendo a partir de la necesidad lógica,
reescribió los acontecimientos en el desarrollo de la historia del psicoanálisis como la
consecuencia del desvío del psicoanálisis. Ese desvío, nacido de la convicción de
algunos de saber de antemano qué es el psicoanalista, es la convicción de que en el
campo analítico no se puede producir nada más allá del conformismo. La respuesta de
Lacan fue sustituir las Sociedades por la Escuela, una institución cuya particularidad es
la de no saber algo esencial, no saber qué es un analista. De ello pueden surgir dos
consecuencias: la primera es la apertura al no analista y la segunda convertir esa
ignorancia en un trabajo: el pase. Por lo tanto, existieron esos dos tiempos en la creación
de la Escuela Freudiana de París, el primero, el del cartel de trabajadores decididos, y el
segundo, el del pase.
En 1964 Lacan concebía su Escuela en una dialéctica con las sociedades de la IPA
Decía: "Estas sociedades son asunto nuestro". Debemos preocuparnos por ellas.
Entendía a su Escuela como el "más uno" o como el "menos uno" de esas sociedades,
que tocaría el punto neurálgico de la formación analítica y movilizaría a las sociedades
de la IPA. Lacan dijo, finalmente, que el pase fue un fracaso, tanto porque el pase en la
Escuela Freudiana de París no había alcanzado los resultados clínicos esperados como
porque no había conseguido movilizar a las sociedades de la IPA de ninguna forma; y
creo que la disolución de la Escuela Freudiana de París consagró ese fracaso.
Luego de la desaparición de Lacan (no voy a decir después de Lacan, porque no creo
que estamos después de Lacan), de su dirección política del psicoanálisis, sus alumnos
tuvieron que tomar una posición frente a la Escuela, al concepto de Escuela y al de pase.
Y hubo allí un gran clivaje, lo que es un hecho objetivo. La gran mayoría de esos
alumnos decidió continuar sin Escuela y sin pase y sólo un pequeño grupo, ya desde el
comienzo, decidió continuar con la Escuela y con el pase, y formó la Escuela de la
Causa Freudiana, lo que es un hecho histórico. Deseamos continuar como Escuela,
porque pensamos que no sería posible sacar la Escuela y el pase de la enseñanza de
Lacan. Consecuentemente, tratamos de demostrar que esos conceptos son parte
integrante de la enseñanza de Lacan, y que sustraerlos es desconocer, en verdad, toda la
lógica de su enseñanza
Por lo tanto, nosotros deseamos -ni los otros ni Lacan continuar con la Escuela y con el
pase. Sería una Escuela para nuestra generación (no podríamos hacer de ningún modo la
Escuela de 25 años atrás). Debimos hacer una Escuela sin Lacan, cuando antes sólo se
conocía la Escuela hecha a la medida de Lacan Trabajamos mucho y practicamos
mucho más que en tiempos de Lacan. Tratamos de neutralizar los efectos imaginarios de
los cargos administrativos gracias al intercambio, buscamos no concentrar los poderes
institucionales en un número uno, sisó, por el contrario, separar en: consejo, directorio,
presidente Y director, pasando a ser bastante rápidas las sustituciones; tener al mismo
tiempo una fuerte estructura administrativa pero en la cual muchos miembros podían
ocupar los cargos y hacerlo aceptando el hecho de perder tiempo en discusiones
institucionales para obtener un consenso. Ese precio fue pagado, ya que ese tiempo no
puede ser utilizado en el trabajo clínico o en el trabajo teórico fundamental, y tampoco
uno puede preguntarse si ésa es la mejor proporción entre los diversos tipos de trabajo.
Además nosotros, los alumnos franceses de Lacan, decidimos responsabilizarnos de
todos los efectos del discurso de Lacan, de la enseñanza de Lacan, más allá de las
fronteras de Francia. Era una decisión, y pensábamos que si realmente queríamos
continuar la enseñanza de Lacan, teníamos que asumir la responsabilidad y todas sus
consecuencias, meloso aquellas que él mismo sólo comenzó a percibir en 1980, en
Caracas; como, por ejemplo, lo que ocurría en América latina. Encontramos formas de
organización ya hechas, que llamamos grupos, y es claro que había una gran diferencia
entre la forma "Escuela" y 1a forma "Grupo".
En general esos grupos se formaron en tordo a un líder, muy destacado como tal, pero el
grupo se mantenía a distancia, no juzgaba ni evaluaba la práctica analítica de sus
miembros, mantenía, sin embargo, el interés por el estudio de Lacan y por el
psicoanálisis.
Pero, no en todos los grupos se dio la concentración en torno a un líder. El Simposio del
Campo Freudiano, en la Argentina, no era un grupo en torno a un líder sino que contaba
con cinco notables, y eso favorecía otro tipo de funcionamiento. A pesar de eso, el
mayor defecto de los grupos, en general, era que funcionaban a la medida de su líder, lo
que generalmente contribuía a aislar a los miembros del grupo que corrían el riesgo de
ver a su grupo transformado en una secta. Mientas que en La Escuela existe un
imperativo de multiplicidad y Lacan, a pesar de su propio peso personal, quiso mantener
esa multiplicidad en la Escuela. Toleraba muy bien a su lado a Françoise Dolto que
tenia sus propios alumnos, porque una Escuela sin multiplicidad sería un grupo, sería
una secta y esa problemática se repitió en todos los grupos; pues una concentración, una
depuración del grupo, sería un empobrecimiento y una cultura de la transferencia.
Decidimos asumir esta responsabilidad y desde el punto de vista francés -porque soy
francés y ése es mi punto de partida- podemos percibir allí una dialéctica, y sus tiempos.
El primero fue el tiempo de reconocer, el de la invención del Campo Freudiano.
Decidimos reconocer el trabajo, la existencia de los grupos y el deseo que se operaba en
ellos sin hacer ninguna censura o ironía, sino sólo el reconocimiento decidido; lo que
implicaba reconocerlos en la autonomía de los grupos del Campo Freudiano, en la
independencia, en ausencia de control. Aceptamos reconocer a los grupos como estaban,
pero no mantenerlos. De este modo, nos dispusimos a trabajar con ellos, leyendo a
Lacan, discutiendo temas sobre la experiencia analítica y su final, el pase, la Escuela y
tantos otros.
Mantener indefinidamente el Campo Freudiano como se encontraba hubiera sido un
impasse, compuesto prácticamente por la Escuela de la Causa Freudiana y la pequeña
Escuela de Caracas: el resto serían grupos. Para salir de ese impasse fue necesario
reconocerlos y, simultáneamente, hacerlos desear cambiar, hacerlos desear la Escuela.
El momento esencial fue en 2988, en el V Encuentro de Buenos Aires, donde se expuso
abiertamente la cuestión de la Escuela, y donde se comenzó, en ese mismo momento, la
publicación sistemática, en castellano, de los textos institucionales de Lacan. En la
misma época, y gracias a la crisis de la Escuela de la Causa Freudiana, a partir de
septiembre de 1989, se me permitió desarrollar la cuestión del "Banquete de los
analistas" y retomar en forma sistemática los fundamentos de la institución lacaniana y
el trabajo de diez años...
Le cupo a la Escuela Europea de Psicoanálisis, el 29 de septiembre de 1990, la decisión
de hacer públicas mis conclusiones. La Escuela no debería ser la Escuela Española, sino
la Escuela Europea, produciendo mucho más rápido de lo que yo imaginaba la
disolución de veinte grupas en toda España. Veinte grupos, cada uno con su nombre, sus
estatutos, a veces hasta con su sede, sus publicaciones, sus historias, sus líderes, sus
miembros. Fueron veinte grupos y más de diez ciudades de Italia que entraron con
grupos más o menos grandes en la Escuela Europea. A diferencia de la Escuela de la
Causa y la Escuela de Caracas, la Escuela Europea comenzó como múltiple, en varios
países, con tres o cuatro lenguas diferentes y todo el trabajo consiste en hacer de esa
Escuela múltiple, una Escuela única; recién estamos comenzando. Es una Escuela cuyo
anuario apareció el 2 de septiembre pasado, en el momento de su primera Asamblea
General en París, anuario en el que era muy difícil contar los nombres porque es un
anuario cuyo número de miembros y adherentes es de 825 -213 miembros y 612
adherentes-, al momento. Ésa es la mayor Escuela del Campo Freudiano y, si hubiese
tiempo, podría leer los extractos de apertura y los informes de esa Asamblea, que
comentan detalladamente la dialéctica de lo Uno y de lo Múltiple en la Escuela
Europea. Después de la Escuela Europea, como todos lo saben y recién fue recordado,
se creó la Escuela de la Orientación Lacaniana, de la cual el 80 % de sus miembros
están radicados en Buenos Aires. E inmediatamente después fue creada la Asociación
Mundial de Psicoanálisis. Esas Escuelas indican una nueva época del Campo Freudiano,
en el cual anteriormente los únicos miembros eran grupos.
La AMP tiene supuestamente como miembros a las cuatro Escuelas existentes en
condición de igualdad, y al mismo tiempo cada miembro de esas Escuelas es también
miembro de la AMP, con la única excepción de la Escuela de la Causa Freudiana,
porque fue creada hace mucho tiempo y se les permitió a los miembros decidir si
quieren o no ser miembros de la AMP En su enorme mayoría decidieron que sí y sólo
algunos más regionalistas decidieron que no. La primera Asamblea General de la
Asociación Mundial de Psicoanálisis está prevista para julio de 1994, en París. La
creación de la AMP produjo cambios en las Escuelas de psicoanálisis ya existentes. Por
esa época, la Escuela de la Causa Freudiana, que fue siempre muy parisina, única y
centrada en París, decidió abrir secciones regionales en toda Francia, lo que será un
cambio muy profundo en los hábitos franceses y pienso que en poco tiempo ciudades de
menor importancia en Francia también tendrán representación en la Escuela de Lacan.
La Escuela de Caracas también va a cambiar y va a ampliarse a Colombia, Ecuador y
América Central. La Escuela Europea de Psicoanálisis, que tiene como sede a España,
Francia e Italia, tiene también una sección de grupos asociados, el flamenco y el israelí,
pero tal vez podrá en el futuro, bajo la égida de la AMP, tener un grupo en Australia y
uno en el Canadá francés, en Quebec.
Ahora Brasil, que de manera muy lógica se inscribe potencialmente como la quinta
Escuela que podría unirse a las cuatro primeras. De tal modo que en América Latina
tendríamos la Escuela de Caracas ampliada: la Escuela del Campo Freudiano de
Caracas, la Escuela de la Orientación Lacaniana y la Escuela Brasileña, de acuerdo a
una lógica. Entramos en lo particular y tenemos que considerar un elemento esencial
para alcanzar este objetivo si admitimos que es deseable: se trata de la Comisión
Brasileña del Campo Freudiano.
Esa comisión existe desde 1987 o 1988 y se decidió su creación en Curitiba, habiendo
sido constituida por la Cosa Freudiana de Curitiba, que realizó las primeras Jornadas del
Campo Freudiano del Brasil; por la Sociedad Psicoanalítica de San Pablo, que organizó
las Jornadas de 1989; por la Clínica Freudiana de Bahía, que las organizó en 1991; por
el Simposio del Campo Freudiano de Belô Horizonte, que va a realizar el próximo
Encuentro en septiembre de 1993 y que en el momento de la creación formaba parte de
la comisión de la Letra Freudiana de Río de Janeiro, que se separó posteriormente.
No voy a recordar aquí la historia de esa Comisión que está marcada por una cierta
agitación, como por ejemplo la salida de la Letra Freudiana de Río de Janeiro, también
por algunas dificultades en la realización y en la difusión de la revista Falo llevada a
cabo por la editora Fator y, hasta cierto punto, por el fracaso del proyecto del Encuentro
Internacional en San Pablo, en 1992, que fue realizado en Caracas.
Pero a pesar de ello, logramos funcionar con una gran regularidad a través de un
Consejo de diez personas, un secretariado donde los grupos están representados.
Además, en los últimos años, especialmente en el último, logramos aprobar
ampliamente la perspectiva de construir una Escuela del Campo Freudiano, y esa
aprobación puede también percibirse por la aparición de la revista Opção Lacaniana,
que se dedica a ser la portavoz de la necesidad de dicha Escuela, con mucha
perseverancia. Por otro lado, hubo una serie de conferencias en San Pablo, de las cuales
estamos ahora sacando las conclusiones, y creo que también en varias ciudades del
Brasil se llevarán a cabo eventos referentes al concepto de Escuela.
Existe un amplio acuerdo de que estamos en un momento oportuno, y junto con el
Consejo de la Comisión Brasileña, llegamos a la conclusión de que sería deseable
constituir una Escuela Brasileña del Campo Freudiano antes de julio de 1994, para que
la Escuela Brasileña pueda figurar junto a las otras cuatro en el Encuentro Internacional.
Se podría decir -pero esto es también una pregunta que les hago- que se produjo un
cierto "desplazamiento" de la libido de los grupos en dirección a la Escuela, aunque la
Escuela Brasileña aún no existe. Naturalmente ese "desplazamiento" se produjo de
manera desigual: más para algunos, menos para otros, para algunos con mucha
esperanza, para otros con más miedo.
Sería impensable que todos estén en el mismo punto: el hecho de que existan
desigualdades es un fenómeno normal. Hicieron eclosión varias crisis que traducen la
reestructuración en marcha. Al aproximarse a la causa Escuela, surgen los sentimientos
de odio y de amor, como dijo Lacan; se hacen más presentes esos sentimientos que, de
este modo, dan lugar a separaciones, divisiones... que forman parte del proceso de
unificación y que también son dialécticos.
Si el significante Escuela tiene mucha fuerza es porque las personas son lectoras de
Lacan, son amantes de su enseñanza y saben ahora que el concepto de Escuela forma
parte de esa enseñanza, que constituye una experiencia fundamental y entonces quieren
realizarla. Es por ello que ese significante ha demostrado tanta fuerza en varios lugares,
lo que no impide que en Brasil hoy la situación sea compleja.
En febrero di una pequeña entrevista para Opcão Lacaniana y dije: "Cuidado"; hay
mucha tensión entre Escuela y grupos. Algunos grupos van a tratar de fortalecerse, pero
en la dialéctica actual, puede ocurrir justamente lo contrario y podrían debilitarse, y sólo
podrán percibir tal hecho a partir de la experiencia y de la lógica. Supongo que estamos
exactamente en esa dialéctica. En Bahía, á partir de una división de la Clínica
Freudiana, se creó la Red de Carteles; en Porto Alegre, la sociedad recién creada acaba
de entrar en el Campo Freudiano; en Río de Janeiro no me parece que haya división,
pero hay una cierta diferencia interna, por lo que pude percibir en los fax que recibí en
París. En San Pablo, la escisión ya había ocurrido anteriormente con la creación de
Escrita Freudiana. Ahora existe un movimiento de aproximación; en Belô Horizonte, la
Sociedad Mineira de Psicoanálisis, que sólo recientemente se incluyó en el Campo
Freudiano, se disolvió para volver a formar un grupo, Causa de la Escuela.
En febrero, no hubiera podido prever que estos hechos ocurrirían tan rápidamente.
Podríamos, no obstante, entender estas divisiones como la búsqueda de una nueva
unidad, y como un intento de establecimiento de una relación de fuerza con la AMP y
con el conjunto de las cuatro Escuelas, que daría como resultado el debilitamiento. Creo
que es lo contrario; contrario; es decir, no intentar establecer una relación de fuerza con
la AMP llevará a un fortalecimiento.
Detectamos pues, que la situación actual es compleja; debemos añadir que Brasil tiene
una complejidad continental. Si tuviéramos que pensar en los estatutos para una Escuela
Brasileña, deberíamos tomar como referencia la Escuela Europea, o la EOL, para que se
constituyera una Escuela que tenga en cuenta la complejidad continental y lo múltiple.
El segundo problema, que es consecuencia de esa complejidad, está en el hecho de que
pocos son conocidos por todos. Mientras que en Buenos Aires, por ejemplo, el 80 % de
los miembros de la EOL se conocen entre sí más allá de los límites del Campo
Freudiano; en Córdoba también todos se conocen. En Buenos Aires existe una especie
de control de la comunidad sobre sí misma, conocen las prácticas de los otros, las
comentan y se forman una opinión, no científica pero que tiene su valor, y además esto
da una cierta seguridad cuando se trata de avalar la práctica de los colegas. La tercera
dificultad es que en Brasil, en relación al Campo Freudiano, hubo menos trabajo que en
Europa y en Argentina. Siempre hubo en Brasil una dificultad en establecer, con cierta
regularidad, el seminario del Campo Freudiano, que se mantuvo con intensidad
discutible; además, en lo que respecta al nivel analítico, no existe la misma integración
de las otras Escuelas. Es un hecho notable que la creación de la Escuela Europea se vio
facilitada por un gran número de reanálisis y supervisiones que crearon toda una red
entre los diferentes países; esto también se produjo en la Argentina, aunque en menor
grado. En Brasil no existe esa red.
El cuarto punto de dificultad es que se puede cuestionar la identidad freudiana de la
práctica analítica en Brasil, que está preservada en algunos, pero ciertamente no en
todos los lugares. Hubo toda una historia en la cual el carácter freudiano de la práctica
analítica era muy discutible, se confundía con una práctica concreta de la relación
sexual, con la exaltación del goce sexual; esto en general pertenece al pasado, pero tiene
todavía una cierta insistencia que nos suscita preguntas.
¿En qué punto nos encontramos ahora? Primeramente, en julio se discutió un formulario
de vinculación directa con la Asociación Mundial de Psicoanálisis; hasta dos días atrás
hemos recibido 181 pedidos. Tengo conmigo la lista completa, y eso será estudiado con
el Consejo de la Comisión Brasileña del Campo Freudiano, de modo tal que se pueda
visualizar cuál es el horizonte que se nos presenta a partir de esas 181 personas.
Normalmente, esto debería conducir a la creación de una delegación brasileña de la
AMP, como ocurrió en Colombia, en menor escala, con 25 o 30 personas. Este proceso
ya en curso, de vinculación directa con la AMP, nada incide en cuanto a los grupos, que
permanecen como están, y las personas, una por una, piden la vinculación directa con la
AMP Ese debe ser el procedimiento normal. Recibí hoy una sugerencia de Jorge Forbes
para San Pablo en relación con la AMP Tal vez Jorge pueda leerla.
Jorge Forbes: "Nuestra propuesta para San Pablo: la Sección Paulista de Psicoanálisis
ligada a la AMP estará compuesta por las personas que en este momento están
trabajando en los grupos de orientación lacaniana en San Pablo. Las actuales
instituciones: Asociación Libre, Biblioteca Freudiana Brasileña y Escrita Freudiana
pasan a ser departamentos de la Sección Paulista de Psicoanálisis. La Sección Paulista
absorberá a la Sociedad Psicoanalítica de San Pablo, debiendo ésta ser reaprovechada en
lo mejor que posee, a la par que pretendemos afirmar esta voluntad que expusimos en la
reunión del 26 de octubre de 1992 por la noche. San Pablo, 19 de octubre de 1992.
Firman: Marcio Peter de Souza Leite, Luiz Carlos Nogueira, Oscar Cesarotto y Jorge
Forbes". Gracias.
Conocí este texto hace tres horas, cuando me lo entregaron como una propuesta. Es algo
para que sea discutido no sólo entre los paulistas, sino también en general porque
introduciría una posibilidad en la cual yo no había pensado, que sería establecer
contratos de asociación, estado por estado. O sea, entre la vinculación directa que
proponemos ahora y la constitución de una Escuela, hay un gran salto para dar.
Podríamos tener un grado intermedio, un acuerdo, estado por estado, con la AMP Y en
un segundo momento, ver si los acuerdos, estado por estado, pueden volverse un
acuerdo de todo Brasil, lo que es algo a discutir. Tal vez en algunos lugares las cosas
puedan simplificarse, en otros no. De cualquier manera, una Escuela Brasileña de
Psicoanálisis debería respetar el principio de proximidad, dada la amplitud del país, y
concentrar en un mismo lugar todo lo que pueda. Evidentemente la creación de una
escuela de Psicoanálisis no implica que para enseñar en Curitiba, estado de Paraná, sea
necesario pedir autorización a Salvador, en Bahía; ciertamente un sistema así no tiene la
menor posibilidad de funcionar.
Las decisiones que puedan tomarse regionalmente así deben hacerse, y sólo delegar a la
Escuela aquello referente a: admisión como miembro de la Escuela, nominación como
analista de la Escuela y también el pase. Podríamos añadir que serían necesariamente de
ámbito nacional las publicaciones, las jornadas de estudio, etcétera.
La gran cuestión que debe plantearse, como también lo fue en Argentina, es sobre la
existencia de una unidad central, de una solidaridad entre aquellos que van a
administrar, en los primeros tiempos.
En verdad, se trata de un espacio donde las rivalidades se entrecruzan y se vuelven más
intensas ahora que nos aproximamos a la creación de la Escuela. Pero es una condición
sine qua non que para que tal creación ocurra, exista un momento de precipitación de
una solidaridad central, y tal vez una presencia de miembros extranjeros, como se dio en
Argentina, podría contribuir positivamente.
Estoy esperando que en estas jornadas ocurra una discusión muy precisa para que se
sepa si cada uno está preparado para sacrificar el goce de las rivalidades y de las
oposiciones por una Escuela. La pregunta es: ¿el goce que se puede obtener de la
Escuela podrá ser más fuerte que el goce que se obtiene al debatir y al herir al enemigo
vencido? Tenemos que esperar para ver si eso se produce; antes de eso no podemos
decir nada.
Puedo añadir algo más sobre el pase, sobre las condiciones para que se pueda hacerlo.
Primeramente, existe una condición epistémica necesaria para introducir el pase en una
Escuela, una discusión extensa y un acuerdo sobre la doctrina. El próximo Encuentro
Internacional del Campo Freudiano en julio de 1994 en París, colocó ese tema en el
orden del día, con el título "La conclusión de la cura”, y es esencial que Brasil ocupe su
lugar en esa discusión. La segunda condición necesaria es institucional: un
funcionamiento administrativo para introducir el pase, porque éste supone a los
pasadores que son analizantes. Para tener pasadores es necesario saber quiénes son los
analistas que los designaron. Estos analistas no pueden ser ni pasadores ni pasantes. El
deseo de pase es a veces tan intenso que se quiere ser al mismo tiempo pasador, pasante
y miembro del cartel del pase. En Europa eso ocurre y será igual en Argentina y en
Brasil. Tenemos que dar tiempo para que la gente tome una posición, para que podamos
distribuir esas funciones. La tercera condición es propiamente ética. El pase significa
que una persona acepta hacer confidencias de lo más precioso de su propio análisis a
colegas escogidos al azar; implica hacer pasar a una tercera persona dichos que
estuvieron confinados hasta el momento y reservados a un encuadre íntimo. Esa persona
eligió un analista para contarle cosas muy íntimas; ahora se trata de contar, de relatar
esas cosas a personas que no conoce y que fueron elegidas al azar, personas que tal vez
no le gusten. Ese desplazamiento implica una confianza en la institución, que debe
merecerla. Es necesario que haya un tiempo para que se merezca esa confianza, con la
seguridad de la discreción completa de los agentes y también, supuestamente, con la
imparcialidad de los jurados. Finalmente, no es suficiente la disciplina de algunos, es
necesaria una disciplina general porque es fundamental que se acepte el juicio hecho en
el pase, que no haya presión sobre el pase como, por ejemplo, no aceptar un resultado
cuando se niega el título. Esa condición ética es necesaria, en la medida en que una
persona de cada diez consigue el título de Analista de la Escuela en Francia, y todas
aceptan esa condición. Si, por el contrario, sucede que luego de una nominación arman
inmediatamente una insurrección, ya que cada uno piensa que es él quien merece el
título, esto es desconocer que el haberse presentado con anterioridad ante un jurado
supone aceptar la competencia del mismo. Todas ellas constituyen las condiciones
éticas, de discreción, de aceptación de las consecuencias de su acto, de presentación
ante un jurado y de aceptación de la respuesta.
Creo que no estamos muy próximos a lograr alcanzar esas condiciones, como tampoco
lo estamos en Europa. Es preciso que pase el tiempo necesario. Pero creo que la
admisión por el pase o, por lo menos, la prioridad en la admisión Como miembro de la
Escuela a través del pase es, realmente, lo que le conviene a una Escuela, y será sólo en
el momento en que tengamos esa prioridad cuando tendremos una Escuela como debe
ser. Fue recién a partir de este año que la Escuela de la Causa Freudiana logró ubicarse a
esa altura. Será más rápido para las otras Escuelas, pero a la vez es una realidad que la
determinación y la decisión de transformar el pase en una realidad efectiva, de
transformar el pase en la Wirklichkeit hegeliana, necesita de determinación y de
prudencia. Gracias.

Debate
J.-A.M.: Me gustaría hacer algunas rectificaciones, porque hablé durante dos horas y
algunas cosas sobre Brasil y las ciudades de Brasil las dije rápidamente. Aquellos que
quieran rectificar algo de lo que dije, les pediría que lo hiciesen; en caso contrario, voy a
preguntarles.

Cecilia Parasmo: Usted habló acerca de qué es el ser del analista y eso me impactó
mucho. Dijo que la persona tiene que ver con el lazo social, se refirió al fin de análisis
como el desser del sujeto, y que el fin de análisis tiene que ver con la formación del
analista En ese momento el sujeto busca una nueva institución como un gran Otro, en el
intento de ocupar allí un lugar. También planteó la cuestión de qué quiere el analista en
la Escuela y en el mundo de hoy, en oposición a la época de Lacan, en la cual era difícil
el establecimiento de una dialéctica con la IPA. Era ése e1 punto Y hoy, ¿cuál es la
dialéctica?

J.-A.M.: Usted lo percibió bien, subrayando que en 1964 Lacan ubica su Escuela en
dialéctica con la IPA, y pregunta: ¿ahora, con quién es la dialéctica? En verdad no creo
que ahora estemos en dialéctica con la IPA, en un sentido muy general tal tez, pero
Lacan fue muy preciso al ubicar a su Escuela en tensión dialéctica con la IPA; en la
Escuela podría hacer lo que no podía hacer en las sociedades, que era mostrarles sus
faltas. Pero eso fue un fracaso, por que había como una especie de muro, una opacidad
y; dude el fracaso de esa dialéctica, nos hemos desenvuelto de manera de no
pensaremos en términos de dialéctica con la IPA .Ha sido así con el Campo Freudiano y
con la creación de las Escuelas y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. No
pensamos en términos de dialéctica con la IPA, lo que equivale a decir que a nivel de la
historia del psicoanálisis no existe una dialéctica.
Todos estamos en ella, pero no actuamos, no buscamos contacto, no podemos leer a
todos los autores si bien entre nosotros no existe censura, podemos comentar acerca de
cualquier autor, de la IPA o de otro lugar, pero no practicamos un descuido benevolente
en relación a la IPA porque allí no ocurren tantas cosas interesantes. Horacio
Etchegoyen, futuro presidente de la IPA, es mi amigo. Cuando le preguntaron cuál era
él tema que la IPA va a trabajar en el futuro, respondió: "La diferencia entre
transferencia y repetición, que es un punto que Lacan señaló en 1964 y que él aprendió
de mis conferencias caraqueñas del '80, 1o cual es muy simpático de su parte, pero no
implica que tengamos tantas cosas para aprender. Estamos con Lacan hace mucho
tiempo, y vamos a recibir bien a los que se aproximan. Hay allí una especie de
inversión, porque históricamente la IPA es más antigua que la AMP que aún no tiene un
año mientras que la IPA tiene casi un siglo de existencia, 80 años; una abuela y un niño,
un bebé. Pero si pensamos en el trabajo de enseñanza de Lacan, somos los abuelos, y 1a
IPA, un niñito. Creo que ya no existe Inés la relación dialéctica de la que hablaba
Lacan, pero en cuanto al mundo contemporáneo, somos parte de e1 no podemos tener la
posición del alma bella o e1 delirio de decir que nosotros los analistas, vamos a enseñar
a1 mundo como actuar; creo que también es necesaria una actitud de modestia, una
cierta humildad frente a la complejidad del Mundo.

Angelina Harari: Mi pregunta es más un pedido de confirmación con respecto a la idea


de que en este momento, en Brasil, la agitación de los grupos, la división, sería incluso
más exactamente una necesidad lógica para una nueva unidad. ¿Se trata de eso?

J.-A.M.: Tal vez es algo así. Nunca se puede decir dónde va a ocurrir eso; lógicamente,
cuando se precipita, se aproxima la Escuela, ocurre eso, ese desequilibrio, aunque no
necesariamente en todos lados. Por ejemplo, en San Pablo ocurrió eso con la creación de
l a Escrita Freudiana precedida por una separación, y ahora vemos que la Asociación
Libre, la Escrita Freudiana y la Sociedad Psicoanalítica de San Pablo firmaron algo en
conjunto, por propia iniciativa. Tal vez la reciente división que se dio en Bahía sea el
primer tiempo de una aproximación. En Curitiba, por otro lado, no hay divisiones: cada
situación es particular, pero no debe sorprender que en ocasiones, para unirse, sea
necesario primero dividirse. Como dije, por ejemplo, en el País Vasco, en España,
durante años existía un problema entre Bilbao, que es la ciudad más grande, Y San
Sebastián, que es una ciudad chica. La gente de Bilbao quería que la de San Sebastián
fuese a Bilbao para los cursos y la de San Sebastián quería quedarse en su ciudad. Era
un tenla conocido, tema de discusiones infinitas, y en una ocasión en que fui al País
Vasco, en unto hora resolvimos separarlos en dos grupos, uno de Bilbao, uno de San
Sebastián, y en la segunda hora empezamos a construir. Ahora trabajan juntos mejor de
lo que nunca habían trabajado, porque pasaron por esos grupos y actualmente Integran
la Sección del País Vasco de la Escuela Europea. A veces se tiene que pagar ese precio;
las cosas no funcionan siempre de la mejor manera, pero es posible que en Bahía la
situación sea más tranquila pues la gente se reúne por afinidades, estructuran una
coordinación en algunos eventos y se reconocen mutuamente. Puede ser es la apuesta,
una manera conveniente de proceder. Incluso cuando en Porto Alegre una sociedad tan
pequeña, tan reciente, se divide, uno se pregunta adónde irá a parar, pero creo que en
conjunto, el movimiento va en una buena dirección. Habría que conocer lo que piensa la
gente de los diferentes lugares. Estoy reconstruyendo algunas cosas a partir de varias
informaciones que tengo. No sé si Jairo Gerbase quiere venir a hablar aquí...

Jairo Gerbase: Quiero preguntarle a Miller si es posible pensar que esas divisiones que
conocemos en los grupos son, al contrario de lo que dice, el efecto, la consecuencia del
intento de que los grupos se fortalezcan. En verdad, no son efectos de la propia Escuela,
es eI caso de un cierto movimiento que se estableció en Brasil en cuanto al hecho de ver
disueltas las instituciones, otros podrían esperar un poco hasta la constitución de la
Escuela. Me parece que ese factor está allí: disolución de los grupos a partir de la
experiencia europea que precipitó en Brasil esas divisiones. En ese sentido, quiero creer,
hay algunas artificiales, como una especie de promesa de que estaríamos listos para la
Escuela y que por eso podríamos dividirnos, comenzar una disolución.

J.-A.M.: En la Escuela Europea y en la Escuela Argentina es la fuerza del significante


Escuela, la fuerza de la palabra Escuela, cuando se dirige a las personas que realmente
trabajaron la obra de Lacan. También creo que han seguido a la Escuela de la Causa
Freudiana Y sus trabajos. De este modo, cuando se aproxima la posibilidad de la
Escuela, entramos en un nuevo ambiente, aparecen los defectos de los grupos, o las
limitaciones, las personas que antes estaban contentas por ser reconocidas por los
amigos, por los vecinos, por los de la ciudad, cuando perciben realmente qué es un
reconocimiento nacional , y hasta internacional, desvalorizar el reconocimiento local,
que a pesar de ser el mismo, ya no tiene el mimen valor cuando se puede estar ligado a
una red mucho más amplia. De tal modo que la primera reacción es para con el grupo
como tal. No estoy hablando de las personas, porque el grupo, como tal, tiene un alma y
no quiere morir, y se defiende a través de las personas que hablan de eso; es el grupo
que se defiende. También lo vi en Argentina; yo pensaba, en cierto momento, que las
personas habían entendido que el proceso en el cual estaban involucradas iría a terminar
con la disolución del grupo, pero durante algún tiempo tuvieron que reaprenderlo todos
los días. Lo aprendían un día, pero al día siguiente lo habían olvidado. Que se iba a
cambiar de nombre, que se iba a cambiar de sede, que no iban a estar juntos sino que se
iba a recibir como colega a alguien que no se conocía muy bien. Todo eso, sin embargo,
debía ser reaprendido todos los días, pues era el alma del grupo que no quería morir, que
se defendía con todas sus fuerzas. Entonces, los grupos se defendían y la gente quería la
Escuela, hasta que en un momento, el significante Escuela es como el picador del toro
que cansa al animal, y lo cansa hasta un punto que es emocionante: el toro se echa al
piso y eso puede durar más o menos tiempo. Existen personas que no están en grupo, o
que salieron de los grupos por conflictos, o incluso que nunca pudieron entrar e n
grupos. Esas personas son las primeras en querer la Escuela, pero, a veces, algunas no
son de las que pueden trabajar en equipo. A veces, son las que tienen mayor dificultad
para matar a los grupos las que después serán los mejores trabajadores en la Escuela.
Porque si se quedan en el grupo es porque quieren el grupo, quieren lo colectivo del
grupo y, tal vez, después en la Escuela encontrarán ese objeto; de tal forma que le estoy
prestando mucha atención a los tiempos, como a las personas que piden primero, las
personas que piden después de una semana, después de tres meses, tiene un sentido. Lo
vi en Europa: todo se puede interpretar, todos los tiempos, cuando se habla de
vinculación directa con la AMP, la gente que pidió esta vinculación en Caracas, la gente
que la pidió dos semanas después, la gente que la va a pedir ahora, la gente que va a
pedirla en el último momento, cuando ya hayamos pasado a otro período. Todo eso,
todas esas funciones temporales, tienen una interpretación, pero no significa que los
primeros serán los mejores y que los últimos serán los peores; eso en la Escuela se
reacomoda completamente. Lo hemos visto en la Argentina con las adhesiones al
movimiento hacia la Escuela. Por ejemplo, el Simposio del Campo Freudiano era, en un
determinado momento, el más lento, porque momento estaba tan vinculado al grupo que
seno podía dar ese paso. Luego, en el de la Escuela, acabó toda la historia casi se olvidó,
no hubo más movimiento de los grupos que desaparecieron y sólo hay un grupo, la
Escuela. Sólo la Escuela borra el proceso de constitución de sí misma; pienso que es de
esta forma como suceden las cosas. Puedo decirlo a partir de Europa y de Argentina, no
he dicho nada de cómo ocurrirán las cosas en Brasil y de qué forma puede haber una
Escuela en un país tan grande, donde es necesaria una mayor autonomía local
compatible con los objetivos comunes de la Escuela. No sé si en algunos lugares los
grupos quieren mantenerse al mismo tiempo que la constitución de la Escuela, no sé si
será necesario que haya acuerdos, estado por estado, como el sistema que los paulistas
están proponiendo para San Pablo. No obstante, si bien eso puede hacerse en San Pablo
no nos autoriza a pensar que podemos hacer lo mismo en Paraná, Bahía, Río de Janeiro,
etcétera. No sé cual es la opinión de ustedes sobre esto, es una pregunta: ¿Qué les
parece el sistema sugerido por los paulistas? ¿Qué les parece aplicar tal sistema a Río de
Janeiro? ¿Hay alguien de Río aquí?

Sara Fucks: Soy Sara Fucks del Corte Freudiano de Río de Janeiro. Usted habló de un
cierto desplazamiento de la libido de los grupos hacia la Escuela, y me gustaría que
usted hablase un poco acerca de una cierta concomitancia entre la emergencia del deseo
del analista y el deseo de Escuela.

J.-A.M.: Parece tal vez Un poco excesivo ubicar en el nivel el deseo del analista, en el
sentido de Lacan, y el deseo de la creación de una Escuela. E1 deseo del analista es lo
que opera en la cura analítica; en cuanto a la Escuela, sería difícil decir que no opera de
manera alguna en la cura analítica, porque opera. A partir del momento en que la gente
toma conocimiento de que existe el pase, por ejemplo, quieren llegar al pase, ya no se
satisfacen con otras etapas de la experiencia analítica. A veces pueden satisfacerse con
la resolución terapéutica, cuando ven que un síntoma importante desaparece les es
suficiente. Pero es necesario que la gente conozca el más allá de la resolución
terapéutica para caminar en esa dirección, de modo tal que por ese lado la Escuela y el
funcionamiento del pase tienen una incidencia en los propios análisis. Es verdad que eso
es concomitante y los grupos que no hacen Escuela no hacen el pase y viceversa, pero
yo no había pensado, por lo menos hasta ahora, en elevar el deseo de tener una Escuela
al nivel del deseo del analista. Debo pensar en eso un poco más y tal vez con el
transcurrir de estos días podré elaborar una respuesta más precisa.

A. Godino: Mientras lo escuchaba hablar sobre la Sittlichkeit, la dialéctica necesaria, se


me ocurrió relacionarlo con lo que usted dijo al final, que había 181 pedidos de
vinculación directa con la AMP; me preguntaba si ese número, o cualquiera que sea, no
representa el advenimiento de un nuevo ser, tratándose de una dialéctica, de una especie
de Aufhebung y si, de pronto, no se trata de ese grupo, que tendrá que ser visto así:
¿Quiénes son? ¿Qué son? ¿No representan una especie de paso adelante en ese camino
dialéctico en dirección a la Escuela? ¿Esa delegación no tendrá algo que decir,
trascendiendo el momento actual del Campo Freudiano, de la Comisión, del Consejo,
del Secretariado?

J.-A.M.: Si la AMP ofreció a cada uno la posibilidad de vinculación directa, es claro


que será algo así, cada uno tendrá la posibilidad de pedir esa vinculación directa para
responde r a ello. Como delegado general de la AMP, no puedo responder solo; necesito
consultar al Consejo Brasileño electo para que me ubique en relación a las personas que
están pidiendo esa vinculación directa, de tal forma que pueda formarse, junto a los
grupos y a la Comisión Brasileña, una nueva entidad todavía mucho más determinada.
Aún no se sabe cómo lograr que se conforme esa lista, qué intención v qué interés
posible van a tener esas personas en la constitución de la futura Escuela. Una de las
dificultades se debe al tamaño del país; por ejemplo, cuántas veces tendría que venir
para lograr organizar los órganos directivos de esa Escuela, un Consejo, etcétera. La
primera cuestión que planteé en Caracas era cada cuánto tiempo se podía reunir la
instancia de amplitud nacional de Brasil. En París, el Consejo se reúne una vez por mes;
el Directorio una vez por semana, porque tiene dos o tres miembros de las provincias
pero igualmente pueden venir, los otros son de París. El Consejo y la Dirección de la
Escuela de la Orientación Lacaniana, aunque no estén completos, se reúnen una vez por
semana. Por lo tanto, la primera pregunta es cuántas veces, y esto tiene una incidencia
sobre la propia constitución de esa Escuela y cómo pensar en sus entidades, estado por
estado. De tal modo que tenemos la propuesta paulista, que es la de establecer junto con
la vinculación directa, uno por uno con la AMP- un vínculo estado por estado. Dicen
que es para San Pablo, pero no creo que se pueda dar una respuesta para San Pablo sin
pensar en las consecuencias que surgirán en los otros estados. Esto llevaría a pensar en
un proceso por el cual tendríamos que resolver los problemas estado por estado. O sea
que en Bahía, por ejemplo, se podría unificar por lo menos a las personas que pedirán la
vinculación directa. Los grupos pasarían a ser -como en la fórmula paulista-
departamentos de esa Asociación de Bahía, y se constituiría una entidad, siempre y
cuando eso se haya hecho en un número suficiente de estados en Brasil. Luego se
pensará en la Escuela Brasileña. Es una posibilidad. No había pensado en ello hasta
hace tres horas. Habrá que ver si esto simplifica las cosas o si es mejor pensar a nivel de
las 180 personas de todo Brasil, y encarar así la cuestión. Al pensar de este modo
acentuamos el carácter nacional de la Escuela; si pensamos a la manera paulista,
pensaremos más en estado por estado. Necesito la opinión de ustedes. Por ejemplo, este
tipo de cuestión quedó muy clara al escuchar a los españoles: comprendí que en España
no existía una unidad; allí no existe un secretariado nacional español para la Escuela
Europea. Cada provincia de España se vincula a la Escuela Europea, sin un secretariado
español; por el contrario, en Italia hay un secretariado nacional italiano. Me parece que
en Brasil hay suficiente unidad: no diríamos que cada estado va a hacer su Escuela,
porque eso no se correspondería con la realidad, pero tenemos que encontrar realmente
la fórmula que facilite el psicoanálisis en este país y no una fórmula que pueda crear
más dificultades. Eso es lo que trataremos de llevar a cabo.

Antonio Quinet: Me pareció bastante interesante esta propuesta paulista, me hizo


pensar en la especificidad de la historia del psicoanálisis reciente, aquí en San Pablo, y
me parece una solución bastante interesante y unificadora. Pero me quedo pensando, por
ejemplo, en Río de Janeiro: en 1989, cuando se inició el movimiento para la creación
del Corte Freudiano, no había ninguna institución ligada al Campo Freudiano y, en
verdad, el Corte Freudiano fue fundado en una perspectiva de Escuela; luego de 1988 ya
se había lanzado la cuestión de la Escuela, por lo que el Corte se creó con esa intención.
Incluso antes de la constitución ya veníamos trabajando todas esas cuestiones relativas a
la Escuela. En principio me parece interesante -estoy pensando en voz alta-, me parece
que ése es el propósito de esta reunión. Lo estaba comentando con Sandra, quien me
hizo pensar lo siguiente: ¿esa vinculación con la Asociación Mundial, grupo por grupo,
no estaría en oposición al "uno por uno"? ¿grupo por grupo o confederación de grupos?

J.-A.M.: Hay un peligro en eso: me parece imposible la vinculación de un grupo con la


AMP; la fórmula paulista parece en ese punto un poco ambigua, pero tiene sus motivos.
La Asociación Paulista de Psicoanálisis se vincularía con la AMP y los grupos estarían
vinculados con esa Asociación Paulista: Para los grupos, el Campo Freudiano. Los
grupos se declaran al Campo Freudiano, esto no cambia. El único interés de los grupos
en vincularse con la AMP es la Fundación del Campo Freudiano, de tal forma que la
fórmula paulista no implica ningún contrato de la AMP con un grupo, sino con la
Asociación que contiene a todas las personas que se quieren vincular a la AMP y a un
estado.

Antonio Quinet: Sería interesante; tenemos que pensar mejor en esa Sección estadual,
ligada a la AMP calculando ya cuáles serían los pasos siguientes para la constitución de
la Escuela a nivel nacional, es decir: ¿la creación de esa Sección vinculada con la AMP,
al constituirse la Escuela sería automáticamente la Sección local de la misma Escuela?
Me parece que se trataría de eso, ¿no es así?

J.-A.M.: Tenemos que pensar cómo sería la situación dentro de un año, un año y medio
o dos años con ese sistema. Aún no lo veo claramente en el momento actual, pero es lo
que nos permite pensar sin tener que incluir inmediatamente a todo Brasil. Tal vez
debiésemos pensar en todo Brasil, pero el país es tan grande que dividir un poco 1a
cuestión y ver estado por estado cómo está la situación, tiene su interés. Por ejemplo, en
Río de Janeiro, la Letra Freudiana pertenece al Campo Freudiano, pero no es un
partenaire activo en el proceso de la Escuela- nuestro amigo José Nazar creó su propia
escuela, no sé si le interesaba el Campo Freudiano o si le interesa ahora. Dentro del
Corte Freudiano, hay una cierta diferenciación que no es una división, porque es una
diferenciación interna, per tal vez haya también en Río otras personas que no pertenecen
a ningún grupo y que podrían corroborarlo, en caso de que llegara a existir la Escuela
Brasileña del Campo Freudiano. Es esa la situación o es aún más compleja?

Antonio Quinet: La situación es la siguiente: la comunidad lacaniana en Río de Janeiro


está compuesta por más de diez asociaciones, siendo las más representativas el Corte
Freudiano, la Letra Freudiana, el Movimiento Freudiano La Escuela Lacaniana, el
Colegio Freudiano y la Escuela de la Causa Analítica. Sin embargo, hay otras
instituciones vinculadas a la Internacional y que tienen una orientación más lacaniana.
Puede ser que una Sección de la Escuela, agregue personas que son de estas
instituciones, y hay también un grupo independiente y grupos de otras instituciones
interesados. Sin embargo, hace 15 días hicimos un forum en Río de Janeiro para debatir:
fueron invitadas prácticamente todas las instituciones, y allí la posición de ellas fue de
no interés en cuanto a formar parte de esa Escuela del Campo Freudiano; inclusive en la
víspera, el día 8 de octubre, se reunieron para debatir la cuestión.

A. Godino: Yo deseaba intervenir sólo para decir que me parece buenísima la solución
de San Pablo. En la coordinación del Campo Freudiano vemos la dificultad que
representan las distancias, los desplazamientos y la posibilidad de realizar encuentros.
Sólo abogué en favor de una instancia: el número 180 de la AMP, porque me parece que
representa un contrapunto centralizador. Me parece que Brasil, además de progresar
estado por estado, grupo por grupo, conjuntos de grupos por conjuntos de grupos,
necesita una integración para la garantía y el pase.

Guilherme Ortiz: A cierta altura de su exposición J.-A. Miller dijo que la aplicación de
un contenido moral no representa ningún objeto y tomó eso como un principio universal
hegeliano.
Tal vez esta cuestión se aplique en Porto Alegre. Para no complicar mucho, ¿podría
usted dar una respuesta hegeliana?
Celso Rennó: Con respecto a la propuesta de San Pablo, en su estructura trae algo
bastante interesante, que es como hemos pensado en Belô Horizonte, estado por estado;
nuestra preocupación es que eso no se transforme nuevamente en una estructura de
grupo, reeditando los liderazgos hasta entonces existentes. La propuesta de J.-A. Miller
en Caracas, de filiación directa a la AMP, dejó bien en claro que sería un movimiento
cuyo sentido era acabar con algo de la estructura del grupo, y colocar los liderazgos
como punto central. ¿Cómo hacer para que esta filiación no pase por los grupos sino por
la AMP y para que esos miembros se organicen de alguna manera?
Mi preocupación es ésta: que no se repita la estructura de los grupos.

J.-A.M.: No voy a responder muy extensamente. La propuesta tiene el mérito de existir,


o sea, de abrir el capítulo de cómo una escuela brasileña podría existir en cada lugar.
Hemos establecido la vinculación directa, uno por uno, con la Asociación Mundial y
esto va a tomar forma.
Pero de todas maneras, en el momento dado las personas vinculadas con la Asociación
Mundial deben trabajar juntas en algún lugar. La cuestión es saber en qué momento
introducir la reflexión sobre lo quo ocurre en el lugar. Tal vez la respuesta no deba ser la
misma en cada lugar; estoy de acuerdo que el peligro sería eternizar los grupos, cuando
se da una progresiva acción disolvente. De este modo, en la propuesta se pueden colocar
variados acentos que ayudan a revisar la situación en cada lugar.
La respuesta hegeliana sobre el universal donde no hay ningún objeto. Esto ocurre
siempre. Cada vez que hablamos de algo que no existe, estamos en esa situación.
Cuando decimos que la Escuela Brasileña debe hacer esto o aquello, o que la Escuela
Brasileña de Psicoanálisis del Campo Freudiano debe hacer esto, nada en la experiencia
nos muestra a la Escuela Brasileña. Cuando decimos que la Escuela Argentina, la EOL,
debe hacer algo, puede ser una propuesta al consejo de la EOL, pues todo eso existe.
Cuando hablamos de la Escuela Brasileña, hablamos de algo sin que la experiencia nos
ofrezca ningún objeto. Pero la respuesta hegeliana es que, hablando de la Escuela
Brasileña como lo hicimos esta noche, en cada minuto hemos contribuido a hacerla
existir. Quiere decir que la palabra no es sólo descriptiva, pues el simple hecho de que
estemos en esta sala desde hace seis horas hablando de la Escuela que no existe, es
hacerla existir mucho más. Gracias.

San Pablo
1992

NOTAS

* Publicado en Elucidación de Lacan.

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