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Institución Educativa Gabriela Mistral

Área de Filosofía – Docente Diego Enríquez Cajigas


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FILOSOFÍA
Para empezar, detengámonos un momento para conocer qué
significa la palabra Filosofía desde el punto de vista etimológico, o
desde el origen de la palabra, es decir su raíz, su composición y
su significado más básico. En ese sentido, es importante tener en
cuenta que la palabra Filosofía tiene un origen griego, fue en
Grecia el lugar en donde por primera vez se pensó en este
concepto. La palabra Filosofía está compuesta por dos partes, la
primera es Filos, que significa Amor, y la segunda es Sofía, que
significa Sabiduría, por lo tanto, Filosofía significa amor por la sabiduría.
Con esta definición tenemos un punto de partida para comprender el significado, el valor y la importancia de la
Filosofía:

¿POR QUÉ HACEMOS LO QUE HACEMOS?


Diariamente realizamos muchas actividades: en la casa, en el colegio, en la calle, en la red…
Para realizar bien nuestros deberes debemos comprender porque las hacemos y de qué forma los podemos llevar a
cabo. Cuando nos damos cuenta que realizamos bien estos deberes, nos sentimos más seguros de nosotros mismos
y emprendemos la siguiente actividad con una mejor disposición.
Cada día vamos construyendo una forma muy personal de vivir, de actuar, de comportarnos la cual nace de la
observación de nuestro entorno: la familia, los amigos, el colegio…
Por ello, cuando consideramos qué ropa ponernos, qué actividad realizar, si hacer o no un trabajo para el colegio,
etc. estamos poniendo en práctica nuestros criterios para decidir y en ellos se refleja
nuestro estilo personal de vivir.

UNA FORMA PARTICULAR DE VER EL MUNDO


Algunas personas impactaron a la sociedad de su tiempo por su forma personal de
percibir el mundo y de ver las cosas, y fueron seguidos por muchos adeptos que
consideraron validar esa forma de ser. A ellos se les llama filósofos y a su forma
particular de ver el mundo Filosofía.
Son muchos los filósofos que dejaron su huella en la historia, entre estos podemos
mencionar a Sócrates, Platón, Aristóteles, Santo Tomás, San Agustín,
Rousseau, Voltaire, Kant, Hegel, Marx y Freud pero la filosofía no es sólo la obra
de algunos pensadores, es también lo que hacemos nosotros mismos cuando nos
preguntamos acerca de lo que pensamos cuando hablamos, cuando tomamos una
decisión o cuando escribimos.
UNA RESPUESTA A CADA SITUACIÓN
La filosofía, como dice el pensador español Ortega y Gasset, nos ayuda
a ubicarnos en la vida cuando estamos perdidos, por ello los
problemas de la filosofía son los problemas de la vida. Es muy
importante recordar que, en el ámbito de la Filosofía, cuando se habla
de problemas se refiere sobre todo a preguntas, es decir que, en
últimas, cada problema corresponde a una pregunta o cuestionamiento,
lo cual veremos con detenimiento más adelante.
La filosofía ha sido y es para cada época de la historia, una búsqueda
de una respuesta a la situación, a la cultura, a las necesidades, al
sentido de la vida.
El hacer filosofía es un acto consciente que exige descubrir el sentido
de lo que hacemos, darnos cuenta del porqué realizamos las cosas y la forma como la realizamos; gracias a esta
reflexión podremos construir nuestra propia personalidad, nuestros criterios y nuestra propia identidad.
Ser filósofo hoy es un reto, un riesgo y una lucha, pues la sociedad contemporánea nos ofrece una multitud de
modelos para imitar y Espera que sean asimilados sin cuestionarlos.
Cualquiera de nuestros actos diarios responde a un estilo particular de vivir.
EL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA
Inmersos en nuestra cotidianidad y en la necesidad de atender los
asuntos urgentes - las responsabilidades, los deberes, el trabajo, la
supervivencia-, rara vez tenemos la oportunidad de plantearnos las
preguntas de las que se ocupa la filosofía.
Sin embargo, la filosofía ronda nuestra vida como un espíritu tutelar; sin
previo aviso se nos revela envuelta en una especie de halito mágico y
nos saca de la monotonía de la vida práctica.
Así entendieron la filosofía algunos autores clásicos, como Boecio,
quiénes la imaginaron como una hermosa mujer que se ocultaba detrás
del velo de los asuntos cotidianos, detrás de la obvio, de lo evidente, algo así como una sombra que invitaba a dudar
de lo establecido, de las convenciones de cualquier índole que se admiten como claras e incontestables.
Boecio, quien vivió entre el 430 y el 524, creía que detrás de las cosas aparentes era posible entrever la presencia
de esa mujer hermosa, que brillaba a pesar de encontrarse descuidada y deslucida por culpa de los seres humanos,
quienes no se ocupaban debidamente de ella. Y juzgaba urgente la tarea de dedicársele para componer su apariencia
y lucirla como se merecía. La manera de llevar a cabo esta componenda, según Boecio, era precisamente que el ser
humano curioso se permitiera asombrarse del mundo.

EL ASOMBRO
Asombrarse significa dejar de ver Sólo hasta los límites de nuestras
necesidades y utilidades prácticas y levantar la mirada más allá de lo que
todos los días se nos presenta como “normal” o “conocido”. De esta manera
sería posible descubrir que todo aquello que parece obvio en realidad no
lo es.
La costumbre de ver las cosas todos los días no nos permite ver lo maravilloso
de esto: las cosas pasan. A este hecho los filósofos contemporáneos lo
llaman el sucederse de las cosas.
Has visto todos los días el sol levantarse por el oriente, pero ¿te has puesto
a pensar en lo asombroso de este acontecimiento? ¿Has pensado en lo que
podría pasar si un día el sol permanece oculto? Preguntas como éstas nos
permiten darnos cuenta de que el mundo está lleno de muchos misterios por
resolver, y que, para intentar revelarlos, necesitamos poder ver volver a ver
el mundo como la primera vez, como cuando éramos niños pequeños y hasta
las cosas más banales nos sorprendían.
Todos los filósofos han comprendido que esté asombro es el origen de la especulación filosófica. Así lo hicieron
los primeros sabios griegos, al hacer de lado las razones míticas y tratar de comprender, con sólo su razón, cuál era
el principio y el modo de la naturaleza. Así lo entendió Aristóteles cuando al comienzo de su Metafísica, asoció el
deseo de saber, natural en los hombres, con el asombro que produce reconocer que las cosas suceden; y así lo
comprendieron algunos filósofos contemporáneos, como Husserl, quién nos pide a los que comenzamos a filosofar
que nos olvidemos de todo lo que sabemos y que simplemente, abramos los ojos al mundo que sucede a nuestro
alrededor.

DEL MITO A LA RAZÓN


En un comienzo los hombres explicaron los fenómenos de la
naturaleza atribuyendo los a los dioses. Este tipo de explicaciones
recibió el nombre de mitos. Posteriormente buscaron explicar estos
mismos fenómenos de una forma más racional y satisfactoria. Así
comenzó a surgir la filosofía.
En la antigüedad es imposible deslindar con claridad el terreno del
mito del terreno de la filosofía, sin embargo, se puede decir que la
filosofía surgió en Grecia, la India y Egipto, de un grupo de hombres
que se preocuparon por la búsqueda de explicaciones racionales a
los fenómenos. Las respuestas que lograron les ayudaron a
comprender la naturaleza y a restarle valor a los mitos, originando un proceso de desmitificación. Estos grupos
comenzaron a buscar lo esencial, no ya en la causa externa a los fenómenos, sino en ellos mismos.
La Búsqueda del principio originario de los fenómenos de la naturaleza, fue el primer gran problema que abordaron
los diversos autores griegos. Este principio fue denominado por algunos como el Arjé.

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