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El versículo de hoy nos recuerda

uno de los grandes milagros en


el ministerio de Jesús: la sanidad
de los diez leprosos. Jesús iba
camino a Jerusalén, pero se
detiene y “los vio” nos dice la
Biblia, concluimos entonces que
ellos captaron la atención del
Señor, y fueron atendidos por él. 

Concluimos entonces en primer


lugar lo siguiente: llama la
atención del Maestro, clama a él
su misericordia y él no tardará en
responderte. Cree en Jesús él
nunca te decepcionará. Leamos
este importante estudio
LA IMPORTANCIA DE UN
CORAZÓN AGRADECIDO
“Cuando él los vio, les dijo: Id,
mostraos a los sacerdotes. Y
aconteció que mientras iban,
fueron limpiados” Lucas 17:14.

Observamos en segundo lugar


que el Señor demanda de ellos
una acción de fe. Jesús les dijo:
“id, mostraos a los sacerdotes”,
este era un paso de obediencia y
fe que los diez debían dar, pues
según la ley judía el leproso iba
a mostrar su piel al sacerdote
para que éste certificará su
sanidad, pero en ése momento
la lepra seguía sobre ellos, por
eso dice: “aconteció que
mientras iban, fueron limpiados”,
mientras caminaban actuando y
creyendo la palabra del Señor,
fueron sanados.
Esto nos recuerda la importancia
de creer y avanzar. Es
fundamental ejercitar la fe en la
palabra de Dios, pues la fe
camina sobre las palabras de
Jesús. Recordemos por ejemplo
que mientras Pedro creyó en las
palabras de Jesús no se hundió
al caminar sobre el mar, pero
cuando vio las olas y tuvo miedo,
comenzó a hundirse, y entonces
fue cuando el Señor lo tomó de
la mano. 

Debemos destacar aquí la


importancia de la gratitud. La
Biblia nos dice que: “Entonces
uno de ellos, viendo que había
sido sanado, volvió,  glorificando
a Dios a gran voz, y se postró
rostro en tierra a sus pies,
dándole gracias; y éste era
samaritano” (Lucas 17:15-16). 
Vemos entonces que un corazón
agradecido alaba y adora a Dios.
Fue precisamente un samaritano
el que volvió al Señor y
aprendemos que su corazón
quería estar con Jesús.   

Los otros seguramente eran


judíos, que triste cuando nos
acostumbramos a las
bendiciones y milagros, y no
damos gracias a Dios, qué triste
cuando nos acostumbramos a
las sanidades y liberaciones y no
damos gracias a Dios. Éste
samaritano adoró a Jesús, y nos
recuerda que debemos
reconocer continuamente que la
gloria es de Jesucristo el Señor y
sólo a él damos honra y honor y
gloria. Jesús bendijo y honró a
éste samaritano por su corazón
agradecido.  
Mantengamos presente que la
salvación es el milagro más
grande de todos (Lucas 17:17-
19). Jesús le dijo al samaritano:
“tu fe te ha salvado”, es la fe en
Jesucristo la que trae salvación,
sanidad, libertad, restauración y
vida eterna.

Un corazón agradecido quiere


estar con Aquel que le salvó y
transformó su vida, el corazón
agradecido será honrado por
Dios. Los nueve recibieron su
sanidad, pero éste además
recibió vida eterna, y fue
exaltado por postrarse a los pies
del Maestro, pues escrito está:
“Dios da gracia a los humildes” y
“honra a los que le honran”.  

  
Reflexión final: Cristo murió por
nosotros, demos al Señor Jesús
todo nuestro ser en adoración  y
gratitud, acerquémonos a Su
presencia, y él continuará su
hermosa labor de transformación
en cada uno. Gracias Señor
Jesús.

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