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Ética social cristiana S10

Aporte
David Enrique Chi Brito 13/10/2022

En el mundo capitalista, que tanto se ufana de llamarse "mundo libre" no es fácil hablar de
libertad, mientras ésta no vaya unida a una básica e integral autodeterminación, que
significa conciencia responsable de elección, participación sociopolítica real, calidad de
vida digna, ausencia de desequilibrios inhumanos.
La realidad de América Latina es una realidad distinta de aquella del Este. Sin embargo, la
miseria real y la falta de oportunidades, tanto en nuestra sociedad capitalista como en la del
socialismo stalinista han sido, cada una a su manera, fruto del sistema político.
En el discurso de los últimos años se ha cuestionado el tipo de Estado que se había
empantanado en un crecimiento burocrático desproporcionado y con funciones
empresariales en bancarrota por corrupción o por ineptitud directiva, siempre con la
justificación de estar orientadas hacia el beneficio popular.
Los ricos, naturalmente, se han hecho más ricos. Este era el primer objetivo de la
operación. Las ganancias de todo tipo de empresas medianamente llevadas han aumentado
en estos últimos cinco años, a ritmos tan elevados como durante la década dorada de los
sesenta. Como resultado del enriquecimiento de los ricos, el sistema ha funcionado mejor
en una buena parte; se han creado millones de puestos de trabajo en los países
industrializados, aunque con un empleo mucho más precario que hace diez años y sin
reponer todos los que se destruyeron durante la crisis.
Para concluir sólo nos queda ponderar cuán lejos estamos aquí y ahora del ingenuo
pensamiento liberal del siglo XIX, y de sus ideales de libertad, igualdad, fraternidad.
Porque un mundo donde prive el darwinismo social es un mundo en que la libertad no
cuenta porque todo está determinado.

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