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Fobia a animales 

En esta categoría podríamos encontrar las


siguientes: aracnofobia (arañas), cinofobia (perros), murofobia o surifobia (ratas y
ratones), entomofobia (insectos), ailurofobia (gatos), bufonofobia (sapos), equinofobia (
caballos), escolequifobia (gusanos), lepidopterofobia (mariposas), ofidiofobia (serpiente
s), etc.

Fobia a entornos naturales

En este caso estaríamos hablando de miedo a situaciones que están relacionadas con
la naturaleza como, por
ejemplo, astrafobia (rayos), brontofobia (tormentas), acrofobia (alturas), hidrofobia (agu
a), tanofobia (sol), cremnofobia (precipicios), pluviofobia (lluvia), etc.

Fobias situacionales

Estarían relacionadas con determinadas situaciones como, por ejemplo, tener que
montar en una ascensor o avión (aerofobia), fobia a tener que estar en espacios
cerrados o abiertos, etc. 

2. Fobia social también conocido como trastorno de ansiedad social

En este caso las personas tienen un miedo intenso a una o más situaciones sociales. 

3. Agorafobia

Son personas con miedo a: usar el transporte público, estar en espacios abiertos, estar
en espacaios cerrados, estar entre muchas personas o estar fuera de casa sin
compañía. 

Fobia a los animales o zoofobia


Existe un origen filogenético en el miedo a los animales, ya que algunos son peligrosos
(perros por la similitud con los lobos), venenosos (arañas y serpientes) o portadores de
enfermedades (cucarachas, aves y ratas).

Muchas veces este miedo a los animales no está asociado a la creencia de que el
animal pueda dañarlos, sino que piensan en las posibles sensaciones desagradables o
a perder el control (salir corriendo). En el caso de la fobia a las arañas o a animales
pequeños (fobia a las ratas) es frecuente que el miedo se acompañe de asco o
repugnancia.

Fobia a volar o Aerofobia


Se estima que hasta el 90 % de las personas que viajan en un avión, lo hacen con
cierta sensación displacentera durante el vuelo. Pero, solo un 3 % de la población tiene
verdadero miedo a volar que le impide subirse a un avión o le tiene durante meses
temiendo y anticipando el futuro vuelo. Las sensaciones que tienen las personas con
aerofobia son: miedo a percibir la inestabilidad en el avión, a tener un accidente, a no
poder escapar del avión en pleno vuelo o a perder el control durante el vuelo y sufrir
una crisis de ansiedad.

Fobia a las alturas o Acrofobia


El miedo a las alturas se trata de un temor intenso, excesivo e irracional a las alturas.
Aunque no exista peligro objetivo, la persona siente sensación de inestabilidad, mareo
al mirar al suelo y sudoración. Puede ocurrir al asomarse a balcones o precipicios, pero
también en estadios de fútbol, teatros o cines.

Fobia a la sangre, inyecciones, agujas o heridas


Un 3 % de la población tiene miedo a la sangre. Son personas que huyen o evitan el
contacto con la sangre. Es muy frecuente que las personas afectadas tengan al menos
un familiar cercano con el mismo problema. El miedo a las inyecciones o agujas
hace que eviten extracciones de sangre, lo que puede retrasar el diagnóstico de
enfermedades.

Esta fobia tiene una respuesta en dos fases. Una primera fase iniciada cuando el sujeto
ve la aguja o la sangre y en la que se produce un aumento de las pulsaciones, de la
frecuencia respiratoria, de la sudoración y ansiedad. Rápidamente, aparece la segunda
fase, en donde se produce una caída rápida de la presión arterial y del pulso cardíaco,
que lleva al desmayo.

Claustrofobia o Fobia a los espacios cerrados


Hasta un 3 % de la población sufre este miedo a los espacios cerrados y pequeños.
El miedo se activa en lugares como ascensores, sótanos pequeños, túneles, vías del
metro, etc. Suelen manifestarse dificultades para respirar, miedo a no poder escapar y
quedarse encerrados y la creencia de que puedan quedarse sin oxígeno.

Miedo a morir o Tanatofobia


Gracias al miedo a la muerte podemos decir que nos mantenemos con vida y
logramos que perdure la especie en el planeta. Sin embargo, un miedo excesivo e
irracional puede limitar la libertad de las personas. La tanatofobia puede llegar a
bloquear y congelar a una persona cuando escucha una noticia sobre una catástrofe en
el telediario. También puede hacer que una persona evite pasear cerca de un hospital
por la asociación que hace entre la enfermedad y la muerte. Las personas con esta
fobia van a evitar acudir a cementerios y tanatorios.

Miedo a las tormentas o Brontofobia


Los fenómenos atmosféricos adversos, como los truenos, los rayos o las tormentas,
fueron considerados por nuestros antepasados como castigos divinos. El ruido que
producen estos fenómenos meteorológicos y los destellos en el cielo pueden resultar
aterradores para algunas personas.

Miedo a conducir o Amaxofobia


Aunque en algunas ocasiones la fobia a conducir aparece como consecuencia de la
vivencia en primera persona o por un ser querido de un accidente de tráfico, no
siempre es así. Estas personas pueden llegar a dejar de conducir o ni siquiera llegar a
intentarlo nunca.

Miedo a atragantarse o Fagofobia


El miedo a atragantarse, o también conocido como Sitofobia, se produce con
alimentos de consistencia sólida. Se suele producir tras un atragantamiento real, pero
también puede aparecer como consecuencia de un trauma psicológico de otro origen
(en términos psicoanalíticos se denomina desplazamiento). Pueden llegar a no ser
capaces de ingerir alimentos sólidos y hacer una dieta a base de purés. También
pueden tener miedo a tomar pastillas por vía oral y, por tanto, descuidar su salud.

Miedo a las caídas o síndrome de temor a caerse


El temor a caerse es un muy frecuente en las personas mayores, especialmente
después de haber sufrido alguna caída real o tropiezo. Se sienten muy vulnerables y
pueden demandar compañía las 24 horas del día, limitando sus salidas a la calle y
empeorando globalmente su calidad de vida.

Es muy importante que logren recuperar la confianza en su estabilidad para que


puedan continuar moviéndose con autonomía, tanto por su casa como por la calle.
1. Turofobia: miedo al queso
Parece difícil creer que alguien puede llegar a sentir temor por un alimento, pero sí,
existe gente que tiene miedo al queso. La turofobia es una de las fobias más raras que se
conocen. Se trata del miedo que pasan algunas personas al ver o estar cerca de un
queso.
Dicho temor puede prevenir de una situación traumática con el producto lácteo, pero
aquellos que están diagnosticados de dicho problema tratan de esquivar en todo momento
a cualquier tipo de queso.

RELACIONADO Las
2. Xantofobia: miedo al color amarillo
Los colores además de tener cualidades para generar traumas sirven para expresar
cualquier tipo de sentimiento. Ni que decir tiene que hay fobias para muchos colores,
pero es el amarillo el que se lleva la palma.
El temor a la tonalidad hace en caso de ver a cualquier persona con alguna prenda u
objeto amarillo, convierta por imposible cualquier relación social.
3. Hexakosioihexekontahexafobia: miedo al número 666
Las leyendas urbanas y las películas de terror han provocado que haya personas que
deseen esquivar en todo momento cualquier cosa que tenga que ver con la ‘marca de la
bestia’.
Una de las personas más conocidas que ha tenido fobia a la numeración, fue el
cuadragésimo presidente de los Estados Unidos, Ronald Wilson Reagan.

4. Crematofobia o Crometofobia: miedo al dinero


En una sociedad capitalista, el dinero es, prácticamente, la base por la que los
ciudadanos se mueven. Cada vez se le da más importancia a recibir un buen salario, pero
algunas personas acaban teniendo traumas.
La crematofobia genera miedo y rechazo de la persona hacia cualquier tipo de objeto
físico monetario, ya sean monedas o billetes.

5. Somnifobia: miedo a dormir


Quizás una de las fobias más difíciles de controlar es la somnifobia. Las consecuencias
de no descansar durante varios días, acaba generando problemas de salud
importantes. La somnifobia suele ser generada como consecuencia de problemas
psicológicos o traumáticos.
Tal y como ocurre en la película Pesadilla en Elm Street, estas personas tienen auténtico
temor a quedarse dormidas. En el film en el que aparece Freddy Krueger, los personajes
que trataban de no descansar, trataban por todos los medios mantenerse despiertos.

6. Coulrofobia: miedo a los payasos


La concepción de payaso puede ser muy amplia. Si bien en el circo son personajes
graciosos que buscan entretener, los libros y las películas los han convertido en
algo siniestro.
Quizás sea Joaquin Phoenix de los pocos que ha logrado mezclar las dos caras de un
payaso en la gran pantalla, con su personaje en Joker. Nada que ver con el inventado
por Stephen King, It.
Las personas que sufren coulrofobia suelen haber tenido traumas desde pequeños con las
personas caracterizadas de payaso, ya sea por pesadillas o por malas experiencias.

7. Ombrofobia: miedo a la lluvia.


Las personas con este tipo de trastorno son capaces de sentir temor al simple olor de la
lluvia. Aunque son las gotas de lluvia las que aterrorizan a los afectados.  
Todos ellos sufren consecuencias nerviosas, aunque no estén bajo la lluvia. Simplemente
con el olor o con ver las gotas chocando con una de las ventanas de su casa, pueden ser
suficientes para molestarles. Este tipo de fobia no tiene nada que ver con el miedo a las
tormentas o los truenos, considerado ceraunofobia.

8. Hipopotomonstrosesquipedaliofobia: miedo a las palabras largas


Este tipo de fobia suele estar creado por traumas que se han generado desde
pequeño durante la capacidad lectora de la persona.
Haber sufrido algún tipo de problema con palabras largas convierte a la persona y la
atemoriza cuando tiene que hacer frente a un escrito en el que hay términos de una gran
longitud.

9. Omfalofobia: miedo a los ombligos


Parece que tener miedo a los ombligos suena raro. Pero el verdadero temor está
relacionado con la idea de tocarlo. Esta gente siente miedo a que a la hora de tocar un
ombligo este se pueda abrir o pueda verse afectado.
Si bien es cierto que algunas personas presentan trastornos cuando visualizan un ombligo.
Por ello, acciones cotidianas como ducharse pueden ser afectadas por dicha fobia.

10. Hilofobia: temor a los árboles 


La hilofobia puede estar provocada por las historias en las que se sitúan a
los personajes malvados en el interior de un bosque.
Puede provocarse también por algún tipo de trastorno en la etapa infantil, pero asociado a
la oscuridad en algunas historias de entretenimiento, los árboles han podido dejar
problemas psicológicos en personas afectadas.

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