LA GRAN GUERRA

El mundo que conocemos tuvo que pasar por una serie de guerras para convertirse en lo que es
ahora. Sin embargo, existe la leyenda que dice que para la creación de la tierra Dios y el Diablo
libraron una de las guerras más dolorosas que el mundo tuvo que presenciar. Lo curioso es que el
dolor no lo veremos en las heridas del perdedor, sino en las almas de estos dos entes divinos.

Esta guerra se libró un día antes de la creación del hombre, se dice que Dios y el diablo tuvieron
una discusión acerca de quién sería el salvador del hombre. El diablo quería ser él quien salvara al
humano, ya que era el más apto de todos los ángeles; sin embargo, Dios quería que su nueva
creación sea quien salve al hombre del pecado. Hasta el momento la relación de estos dos entes
había sido única. El diablo amaba tanto a Dios que seguía todas sus instrucciones y Dios amaba
tanto el control que estaba fascinado que un ser tan divino sea tan sumiso, estaban tan
conectados que el Diablo podía sentir lo que dios sentía y viceversa. Volviendo a la discusión, Dios
estaba tan orgulloso de su creación que el Diablo sentía muy dentro de sí como era desplazado de
su trono como el favorito de dios. El diablo no pudo soportarlo más, y sabiendo que dios también
podía sentir lo que él sentía, creó la maldad una mezcla de oscuridad, tiniebla y espinas llenaron el
alma de dios para hacerlo sufrir, pero el alma de Dios pudo más y convirtió al creador en un ente
furioso y maligno, a quien no le importó los sentimientos del Diablo hacia él y lo desterró del reino
de los cielos sin pensar que esto causaría un gran vacío en el alma de su antigua creación favorita.

Pasados unos días Dios creó al hombre y a el Diablo solo le tocó ver como el hombre disfrutaba de
las creaciones de Dios. Sin embargo, entendió su lugar en el infierno y no iba a permitir que el
hombre cometa su mismo error de querer contradecir a Dios y que si él no sería el salvador, sería
es causante de la salvación. Es así que Dios viendo todo lo que pasaba comienza alertar al hombre
del Diablo, y el diablo acepta todo solo para que su Dios pueda ser el representante de todo lo que
está bien en el mundo y el hombre nunca dude de sus decisiones.