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Referencia Bibliográfica
Periodista de amplia trayectoria en prensa escrita (49 años) y televisión (25 años). Es
ampliamente conocido en Colombia como reportero de televisión, por su vinculación por largo
tiempo al noticiero 24 Horas . Experto en ética periodística, catedrático de las universidades
Javeriana y de los Andes, y conferencista en temas de comunicación social. Fue miembro
fundador de la Comisión de Etica del Círculo de Periodistas de Bogotá y del Instituto de
Estudios sobre Comunicación y Cultura -IECO-. Fue columnista de los periódicos El Colombiano
de Medellín y El Espectador de Bogotá. En el primero de ellos, así como en El Tiempo , se
desempeñó como Defensor del Lector.
Este artículo, se ubica en la línea política del autor, quien en su labor como columnista
desarrolla ampliamente, y es esta todavía más ubicada en la línea política en un contexto
sociocultural pues el tema que trata, la justicia y reparación por parte de guerrilleros y
paramilitares reinsertados, se encuentra hoy en un punto álgido.
Se empieza con una referencia a la extradición de 14 jefes paramilitares a los Estados Unidos,
hecho que, según el autor, dio pie a muchas preguntas. Después de esto el autor alude a una
teoría de el presidente de la república de Colombia, Álvaro Uribe Velez, según la cual los
guerrilleros que se acogieron a la amnistía de 1990 aún están en deuda, hecho curioso es que
la ley que aprobó esta amnistía fue aprobada por el presidente en su época de congresista.
Luego se hace una explicación sobre lo que significa la Amnistía y se cierra con una pregunta
problematizadora sobre el concepto de bueno o malo de nuestro presidente, sobre los
guerrilleros de esa época que hoy ejercen cargos políticos.
¿Esta el concepto de el señor Álvaro Uribe, sobre lo que significa ser un guerrillero bueno o
uno malo, sujeto a intereses personales?
Vemos como nuestro “querido presidente” se contradice en su discurso, y sobre todo, vemos
como desborda intolerancia hacía la oposición, como la descalifica, y en este proceso de
descalificarla, enmarcándola en un cuadro de maldad, olvida que en su propio gobierno
militan individuos que comparten el mismo pasado de aquellos a los que el trata de criminales.
Es ya curioso que nuestro presidente no vea en los que le rodean ni un solo rastro de
oscuridad, ni un sendero de sombra, o un camino tenebroso, ni mucho menos un caminar
chueco. ¿Está tan enceguecido en sus vendettas que los ve a todos con mantos blancos? ¿o
acaso recae sobre él, y con toda su fuera, aquel dicho popular que reza sabiamente “no hay
peor ciego que el que no quiere ver”? o en este caso “¿no hay peor ciego que al que no le
conviene ver?”