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¿Qué es exactamente el agua y por qué es indispensable para la

vida?
Todos sabemos de un modo u otro qué es el agua: la tomamos a diario, la usamos
para lavarnos, para limpiar nuestro hogar y para regar las plantas. Pero, ¿qué es
exactamente ese líquido que compone el 71 % de  la superficie de nuestro
planeta?

La naturaleza del agua

El agua es un líquido inorgánico incoloro, inodoro e insaboro, es decir, sin color, ni


olor, ni sabor. Está formado por dos tipos de átomos: dos de hidrógeno y uno de
oxígeno en cada molécula (de allí que su fórmula sea H2O). Conocer la
composición del agua fue un logro moderno, ya que durante milenios se pensó
que el agua era una sustancia pura, o sea, un elemento básico de la naturaleza,
junto con el fuego, la tierra y el aire.

A una temperatura y un margen de presión ordinarios, es decir, como los que hay


en nuestra atmósfera al nivel de la superficie terrestre en el ecuador, el agua
tiende siempre a ser líquida, pero basta un incremento de temperatura (por encima
de los 100 °C) para transformarla en un gas, que conocemos como vapor de agua.
Similarmente, una disminución de temperatura (igual o menor a los 0 °C) es
suficiente para llevarla al estado sólido, es decir, para convertirla en hielo.

El agua es considerada como el solvente universal, lo que quiere decir que casi


todas las sustancias se pueden disolver o diluir en ella. También es un producto
recurrente en muchas reacciones químicas (la respiración oxigénica, de hecho,
libera vapor de agua a la atmósfera), y es una sustancia que reacciona
frecuentemente con metales para formar óxidos, y con estos últimos para
formar hidróxidos y oxácidos, dependiendo de si son metálicos o no metálicos,
respectivamente. Es un estupendo conductor de la electricidad y del sonido.

¿Cuánta agua hay en el mundo?

El agua es una sustancia muy abundante en nuestro planeta e incluso en el


Sistema Solar. Pero en este último se halla únicamente en sus formas sólida y
gaseosa. Eso quiere decir que el agua líquida existe únicamente en nuestro
planeta. Nadie sabe, sin embargo, de dónde provino exactamente:
algunas hipótesis científicas suponen que el contenido de agua de nuestro planeta
fue un aporte de numerosos meteoritos o cometas, en los que el hielo
normalmente es abundante, que impactaron con la Tierra durante sus etapas
formativas.

Ahora bien, el agua no está quieta en nuestro planeta sino que protagoniza un
ciclo continuo en el que cambia de estado físico y se desplaza de un rincón del
planeta a otro. Conocido como el ciclo hidrológico, consiste en la transformación
sucesiva del agua de su estado líquido al gaseoso (evaporación) por la acción de
los rayos solares, y su enfriamiento posterior en la atmósfera (condensación),
donde cae en forma de gotas de lluvia (precipitación) o, si las condiciones de
presión y temperatura así lo permiten, de nieve, escarcha o granizo.

Este circuito no solo es importante para que el agua fluya y alcance lugares
alejados de las costas marítimas o fluviales, sino que también permite refrescar la
atmósfera y propiciar un clima estable, además de contribuir con el flujo de otros
elementos y nutrientes a través de la erosión de las rocas y del escurrimiento que
arrastra minerales hacia los ríos y los mares.

El agua, en perspectiva

Si bien el agua en nuestro planeta es abundante, no toda es potable ni está


disponible para su consumo directo. De hecho, la mayoría del agua se encuentra
en los océanos y mares (96,5 % del total) y posee un alto contenido de sales que
la hacen inadecuada para beberla, por ejemplo. El resto se encuentra en forma
sólida (1,74 %) en casquetes polares y nieves eternas, o en depósitos
subterráneos y glaciares continentales (1,72 %). Eso nos deja con unas magras
reservas de agua dulce (0,04 %) disponible en lagos, embalses y ríos, aparte de la
que se encuentra en el suelo como humedad, como vapor en la atmósfera y como
parte del cuerpo de los seres vivientes.

De hecho, la vida en la Tierra surgió en el agua, hace miles de millones de años, y


una inmensa cantidad de seres vivos continúan viviendo en los grandes cuerpos
de agua dulce y salada. Y aunque muchos otros se han esparcido a lo largo de la
tierra firme y de todos los hábitats posibles, todos seguimos necesitando del agua
para vivir. Los anfibios son una muestra latente de ello: a pesar de estar
adaptados para la vida terrestre, deben reproducirse en el agua y vivir en ella sus
primeras etapas. E incluso en el caso de seres enteramente terrestres, como los
lagartos, su vida comienza en el interior de un huevo cuyo contenido es,
principalmente, agua. Casi dos tercios del peso de un ser humano promedio están
compuestos por agua, y sin tomar suficiente de ella moriríamos por deshidratación
mucho antes de morir por falta de alimentos. La vida es agua.

Fuente: https://www.ejemplos.co/texto-informativo-sobre-el-agua/#ixzz7xBN51Jhx

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