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capítulo9
Un minuto pasadas las tres I

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i M
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e quedé dormido. Perdí minutos preciosos; no sé cuántos, pero son minu-
tos que nunca voy a recuperar. A esta altura, tendría que poder resistir-
-: · _-. me al sueño. Lo he hecho muchas veces durante las guardias en las trincheras,
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-.. __ l .
.

· \ -.-._ pero entonces tenía al frío o al miedo, o a los dos, como compañeros de vigi-
--' t·1 -- lía. Extraño ese momento en que uno se entrega. al sueño, ese dejarse flotar a
: \ _· la deriva _hacia la tibieza de,la n~da. Resiste, Tommo, resis,te. Cua~do est~ no-
- · --_. che termine, entonces podras deJarte flotar, entonces podras dormir para s1em-
·, · :_:_ · pre, pues nada volverá a importar. Canta "Naranjas y limones". Vam~s, cántala.
i .
·~-· Cántala como lo hace Big Joe, una y otra vez. Eso te mantendrá despierto. - 1
!
·,' 1i
1 1
Naranjas y limones, dicen las campanas de Santa Dolores.
Me debes un centavo, dicen las campanas de San Genaro.
- . - .- ~-- ' '.
¿Cuándo me pagarás?, dicen las campanas de San Nicolás.
Cuando sea rico, dicen las campanas de San Benito.
¿Cuándo eso será?, dicen las campanas de San Germán. 1,

'1 \
Seguro que no sé, dice la gran campana de San José. 1 1

Para irte a la cama, la vela que te ilumina. ¡· i


i !
Para cortar tu cabeza, aquí está la guillotina. 1 ¡

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MIC Hl.i.EL MORPURGO
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Nos dicen que iremos al frente y todos nos sentimos aliviados . Aban- . 1
donamos Etaples y al sargento Hanley para siempre; esa es nuestra espe- 1
ranza. Dejamos Francia y marchamos sobre Bélgica, cantando . Al capitán 1
Wilkes le gusta que cantemos . Es bueno para levantar la moral, dice, y tie-
ne razón. Cuanto más cantamos, más animados nos sentimos, y eso a pe- 1
sar de todo lo que vemos: pueblos arrasados por las bombas, hospitales .
de campaña, ataúdes vacíos que esperan. El capitán era director de coro y· ·J
:._.:•,.
-.; ::: maestro allá en Salisbury, así que sabe lo que está haciendo. Esperemos _·· l
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{( que sepa qué hacer cuando lleguemos a las trincheras . Es difícil creer que : ~·· ·
..! _!:· •

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él y el sargento "Horrible" Han ley pertenezcan al mismo ejército, peleen - - ·
;; : ;c-
..... del mismo lado. Nunca nos cruzamos con alguien que nos trate con tanta · ·¡
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;

amabilidad y consideración. Como dice Charlie, "él nos trata bien". Así que ·___I,
; ..
nosotros también lo tratamos bien, con la excepción de Nipper Martín que · l

se burla de él siempre que puede. Nipper es así, un poco cruel a veces. Es _. 1


1
.!
el único que sigue riéndose de mi voz chillona.
-¿Estamos desalentados? ¡No! Entonces, hagan oír sus voces y cante-
mos todos juntos. ¿Estamos desalentados? ¡No!
Cantamos y marchamos con nueva energía en nuestros pasos. Y cuan-
do terminamos y no se oye más que el sonido de nuestros pies marchando, -
Charlie empieza con "Naranjas y limones!', lo que nos hace reír a todos, in;.
cluido el capitán. Yo lo sigo, y pronto todos están cantando con nosotros.
Ninguno sabe por qué cantamos esa canción, por supuesto. Es un secreto
entre Charlie y yo, y sé, mientras cantamos, que está pensando en Big-Joe. ·
y en nuestra casa, como yo.
El capitán nos dijo que estamos yendo hacia un sector que ha estado ·
tranquilo por un tiempo, que las cosas no van a ser demasiado duras. Nos· -
alegramos por eso, claro está, pero honestamente no nos importa mucho . .
Nada podría ser peor que lo que acabamos de dejar. Pasamos por una ba- ·
tería de artillería pesada, los artilleros sentados alrededor de una mesa, ju-
gando a la baraja. Los cañones están silenciosos ahora, sus bocas abiertas .·

100

1
Soldado Paz

. en dirección al enemigo. Miré hacia donde apuntaban, pero no vi a ningún


·. enemigo. Todo lo que he visto de nuestros enemigos hasta ahora es un ma-
nojo de prisioneros en andrajos protegiéndose de la: lluvia debajo de un
árbol cuando pasamos marchando, sus uniformes grises cubiertos de ba-
1
rro. Algunos de ellos sonreían. Uno de ellos, incluso, saludó y gritó "Hola,
Tommy" 21 .
I
-Te está hablando -dijo Charlie riéndose.
Yo le devolví el saludo. Se parecían mucho a nosotros, solo que más
SUCIOS.
[ Dos aeroplanos dan vueltas como buitres a lo lejos. Al acercarse, veo
i¡ . que no están dando vueltas, sino persiguiéndose uno a otro. Están toda-
l vía demasiado lejos para distinguir cuái de ellos es el nuestro. Nos decidí-
¡
í
mas por el más pequeño y vitoreamos por él enloquecidos, y yo, de pronto,
me pregunto si el piloto de nuestro aeroplano amarillo, el que aterrizó en
la pradera aquel día, no será también el de este. Mientras los miro, puedo
. ·. casi saborear los caramelos de menta que nos dio. Los pierdo de vista en el
1
J sol, y luego el más pequeño cae en espiral hacia la tierra, y nuestro vitoreo
f ·.- cesa instantáneamente. ·
... 1· . . Llegados al campamento de descanso, nos dieron nuestras primeras car-
tas : Charlie y yo nos acostamos en nuestra tienda y las leímos una y otra
. J ..

vez, hasta que las sabíamos casi de memoria. Los dos recibimos cartas de
mamá y de Molly, y Big Joe había puesto su marca al final de cada una, la
huella de su pulgar en tinta con "Joe" al costado, escrito en letras grandes
con un lápiz grueso. Eso nos hace sonreír. Puedo verlo escribiéndolo, con la
nariz pegada al papel, la lengua entre los dientes. Mamá escribe que están
• . J: . . . convirtiendo la mayor parte de la casa grande en un hospital para oficia-
. .
les, y que la Lobizona comanda el gallinero más que nunca . Molly cuenta

2_1 '.ommy Atkins, o sim~lemente Tommy, significa soldado raso en la jerga .común del ejér-
c1t~ inglés. Dur~nte la Primera Guerra Mundial, los alemanes adoptaron este apodo para re-
ferirse a cualquiera de los soldados ingleses. ·

-- --- -- 101
MICHAEL MORPURGO

que la Lobizona ahora usa un sombrero de paja de ala ancha con una gran
pluma de avestruz, en lugar de su viejo sombrerito negro, y que sonríe to-
do el tiempo, como si fuera una reina. Molly también escribe que me ex-
traña Yque se siente bien, aunque a veces tiene náuseas. Ella espera que
la guerra termine pronto y que podamos, entonces, estar todos juntos otra
vez. No puedo leer el resto, o ver su firma, porque el dedo de Joe ha tapa-
do todo lo demás .
Nos dejan salir del campamento por una noche, y vamos al pueblo
más cercano, Pciperinghe. Todo el mundo parece llamarlo "Pop". El capi-
tán Wilkes nos dice que hay un estaminet , una especie de bar donde se
22

puede beber la mejor cerveza fuera de Inglaterra y comer los mejores hue~
vos con papas fritas del mundo. Tiene razón. Pete, Ñípper, el pequeño Les,
Charlie y yo nos llenamos de huevo s con papas fritas y cerveza. Parecemos
camellos llenando las gibas en un oasis encontrado por accidente y que no ·_
volveremos a encontrar. · -1
Hay una muchacha en el restaurante que me sonríe cuando levanta los . _ ¡ 1

platos. Es la hija del dueño, que está siempre muy bien vestido y muy gordí- . . 1
to y muy contento, como un Papá Noel sin la barba. Es difícil creer que sea !
su hija, porque ella es lo opuesto, como sí fuera un duende, maravillosa- .
mente delicado. Nipper nota que me sonríe y hace un comentario grosero.
Ella lo entiende y se aleja. Pero no me olvido de su sonrisa, ni de los hue.: . _
vos con papas fritas, ni de la cerveza. Charlie y yo brindamos por el Coronel
y la Lobizona muchas veces, deseándoles todas las desgracias y miserias y
todos los pequeños niños-monstruos que tanto se merecen, y luego volve~:
mas tambaleándonos al campamento. Estoy realmente borracho por prime~ _·<
ra vez en mi vida y me siento orgulloso de mí mismo, hasta que me acuesto '-,:
y la cabeza me da vueltas y me amenaza con arrastrarme a un abismo ne- :·· ·
gro al que me asusta ir. Me esfuerzo por concentrarme, por recordar a la-. -

ifica pequeño café o restaurante.


22 Palabra francesa, incorporada al inglés, que sign_

1A'J
Soldado Paz

acha de l estam ine t en Po p. Pe ro cuanto más me esfuerzo, más se me


much
aparece Mol ly.
briedad . Salimos arrastrándonos de
Los cañonazos me devuelven la so
ha cia la noch e. El cielo es tá ence ndido en toda la línea del
nuestra tienda
. Qu ien qu iera qu e es té de ba jo de eso , amigo o enemigo, está su-
horizonte
friendo una terrible paliza .
n jun to a mí en la oscuridad .
I

-E so es Ypres -comenta el capitá


re s de sg rac iad os -d ic e alguie n- Me alegro de que no estemos
-Pob
en Wipers esta noche .
23

os bajo las mantas y agradecemos


Volvemos a la tienda, nos acurrucam
l
\

\
a Dios qu e
ra, y pronto .
no som os no so

La noche siguiente, nos acercamos


tro s, pe ro cad a uno sabe que nos llegará la ho-

a la lín ea de combate.
ff
ro sí disparos de rifles y ráfagas de
No hay cañonazos esta noche, pe
, y las bengalas
1 ametralladora repiquetean y restallan delan te de nosotros
- 1 -- se elevan, interm
itentes, encendiendo la oscuridad.
mo s qu e est am os cer ca aho ra. Pa rece como si el camino nos estu-
: \ _- Sabe
an do al ce ntr o de la tie rra , ha sta que no es más un camino sino
- viera llev
de comunicación . Ahora tene-
24
un tún el sin tec ho , una trin ch era
más bien
tar en sile nc io. Ni un sus urro, ni una palabra. Si las ametralla-
-) :; mo s que es an,
. do ras o mo rte ros ale ma ne s nos descubren, y hay lugares donde podrí
--1; ~'
am os pe rdi do s. As í que am ord aza mos nuestras maldiciones
_ : --~·-: entonces est
os y nos de sliz am os po r el barro, agarrados unos de otros
:. / ·mientras reptam res
_ a fila de sol da dos pasa en dirección opuesta, homb
·:/ i para no cae rno s. Un
r.
s, sile nc ios os y ag ota dos. No hay necesidad de pregunta
( } f ;de ojos osc uro
-
- - - - - - - - - - - - - - - - - - -
•:~]:Jf::_·_- - - Wipers a Ypres, se supone que por la
dificultad que tenían
-/JR!i~=:_ 23 Las tropas inglesas llamaban
el nombre de la ciud ad belga. En adelante, los soldados siem-
ente
-_}·1'.-tf[ - en pronunciar correc tam
o Wipers .
-\ i ,/ t; pre se referirán a Ypres com
eran generalmente
>:-iJfi; 24 Trincheras en zigzag que comunic
aban las trincheras principales , que
hacía fuego contra el enemigo.
.
..~ .J.r ,dos y paralelas y desde las que se

103
•i~ti~s,-·.
O
- ---·- ·- - · ---- - -- - -

MI CHAEL MORPURG O

en sus ojos lo di- i


No hay necesidad de responder. El horror y el tormento · .1 -
cen todo .
nosotros deses-
Finalmente encontramos nuestro refugio, cada uno de
y fría. Una taza de · · ·
perado solamente por dormir. Ha sido una marcha larga
Pero, con Char- . . - I .
té caliente y dulce y acostarme, eso es todo lo que quiero.
s del alambrado ¡·
lie, nos toca hacer la guardia. Por primera vez miro a travé
, menos de dos- · ¡:
hacia la Tierra de nadi f: y hacia las trincheras enemigas
pero no podemos
cientos metros de nuestra línea de combate, eso dicen,
•·¡• ,

ametralladora . ¡
verlos, solo el alambrado. Ahora la noche está calma. Una
i.
?

que molestarme
tartamudea y yo instantáneamente me agacho. No tenía
o, anestesiado , j ..
en hacerlo. Es de las nuestras. Estoy sobrecogido de mied
malestar de mis •·. ~ l .
por él y, por el momento, ese miedo disipa el desgraciado
pies mojados y mis manos congeladas. Siento a Charlie junto
a mí. · ·•··· 1·
rra. Puedo ver ..• _¡::_i
-Linda noche para la pesca furtiva, Tommo -d~e susu
su sonrisa en la oscuridad y el miedo se va de inme 1ato.
Es exactamente como el capitán dijo que sería : tranquilo
. Día tras día . . L:
n. Parece que es- .· · ·.· f::
espero que los alemanes nos bombardeen y no lo hace
s arriba en la lí-: .·•·. · .· .1·J : ·
tán demasiado ocupados bombardeando Wipers -má
nea de combate- para molestarse con nosotros, y no pued
o decir que lo · · - ., l·
,,
tal vez se les ha- .·· '{ ·
·! lamente. Incluso, empecé a tener la esperanza de que

copio, espero ver · ·_·. \._ •
yan acabado las bombas. Cada vez que miro por el peris
nosotros, pero na- .·
las hordas grises atravesando la Tierra de nadie hacia
aros ocasionales . .\
die avanza. Estoy casi decepcionado. Escuchamos disp
nte la noche, . ••·• · :
de francotiradores, así que no fumamos en la trinchera dura
"a menos que quieran que les vuelen la cabeza", dice
el capitán. Nuestra ··.. · 1
de vez en cuando, ·
artillería lanza una o dos bombas hacia sus trincheras
nuestras -y las
y ellos hacen lo mismo. Cada una, de las suyas o de las
a al principio, nos
nuestras a veces caen cerca-, me sorprende y aterroriz

dos ejércitos enemigos.


25 Así se llama el espacio que media entre las trincheras de

104
Soldado Paz

.::¡1',~ aterrorizan a todos, pero con el tiempo nos acostumbramos y les


presta-
·, t ·_ _ mas menos atención.
·._,.1:-_ · Los anteriores ocupantes de nuestra trinchera y' nuestro refugio, una
h_echa un desastre.
·:·::·: :.:, :.. co~pañía de escocese~ de Sea~orth, la habían dejado
n al amanecer o
., . 1 .· ,: - As1 que cuando no estabamos listos para entrar en acció
re. El capitán
J.:= '. preparando té o durmiendo, nos poníamos a Iimpiar la mugcon orden y
I

-.j : : Wilkes, o Wilkie, como lo llamábamos ahora, es meticuloso to deel que


: ~- -'f ;: · la limp,ieza, "por las ratas", _dice . Nos damos cuenta muy pron comenzartie-a
, J -· ne razon otra vez. Soy el primero en encontrarlas. Me ordenan
pala y abro un nido
. · ..{ .~ apuntalar una pared derruida de la trinchera. Entierro la
_· <l·, ; lleno de ellas. Salen en cascada, escabulléndose entre mis botas. Retroce-.
.. 1

.·:,:f ·· do horrorizado por un momento, y luego me pongo a aplastarlas


en el barro
·- •· L No mato a una sola de ellas, y las vemos, luego, por todas parte
s. Afortu-
l
·.__l ~~ _. nadamente lo tenemos al pequeño Les . nuestro prnpio cazador profesiona
. '1k--: • de ratas, a quien llamamos ahora cada vez que descubrimos a una de ellas,
'l.- · en cualquier momento, día o noche. A él no le importa; dice en broma que
, y las mata
.t -·.f.:.
lo hace sentirse como en casa. Conoce las'mañas de las ratas
con un ade-
,f:·:· con ganas cada vez, tirando sus cadáveres en la Tierra de nadie
que han
. l< mán de triunfo. Después de un tiempo, las ratas parecen entender
... ··• J> encontrado la horma de su zapato en el pequeño Les, y nos dejan
en paz.
lid_iar por
,¡ ~... Con la otra maldición cotidiana, las pulgas, todos tenemos que
a con la colilla en-
· · :: · nuestra cuenta. Cada uno de nosotros ha quemado algun
.., j'. cendida del cigarrillo_- Nos habitan en cualquier lugar que puedan,
amos un buen bano
en l~s
. ~,:~ pliegues de nuestra piel, en las arrugas de la ropa. Dese
_: }·?--· para _ahogar tantas como se pueda, pero sobre todo, deseamos estar secos
· ' , •·:' : y abrigados otra vez.
•h:· Sin embargo, nuestro mayor tormento no son ni las ratas ni las pulga
s, sino

·.·V la eterna lluvia torrencial, que corre como un arroyo por el s_uelo de
la trinche-
Joso y nauseabun-
- ·,:, _· ra, convirtiéndola en un pozo lleno de barro, un barro pega
rnos y ahogarnos. No
.·-• _: : ~- do que parece querer aferrarse a nosotros, y luego traga
·_i>
+··
·. -: i \ 105
MICHAEL MORPURGO

he tenido los pies secos desde que llegué aquí. Me voy a dormir mojado . Me
despierto mojado, y el frío penetra mi ropa empapada y me cala los huesos do- l
loridos. Solo el sueño me trae un alivio verdadero, el sueño y la comida. Dios, · '
cuánto deseamos dormir y comer. Wilkie se mueve entre nosotros al amane-
cer, a lo largo del escalón de fue~o26, dispensando una palabra por aquí, una
sonrisa por allá. Nos mantiene animados y alertas . Si siente miedo, nunca lo
demuestra, y si eso es el coraje, estamos empezando a contagiarnos.
Pero tampoco podríamos sin Charlie . Charlie es el que nos mantiene
unidos, el que pacifica nuestras peleas (las cuales son ahora muchas y fre- .
cuentes al tener que pasar tanto tiempo amontonados) y nos alegra cuando · ·
estamos desalentados. Se ha vuelto como un hermano mayor para todos. ·. "
Después del sargento Hanley y del Castigo de Campo , y del modo en que
Charlie se las ingenió para sonreír durante todo el tormento, no hay un so-
lo hombre en la compañ ía que no lo admire . Por ser su verdadero hermano,
podría sentirme como viviendo a su sombra, pero nunca me pasó ni me pa-
sa. Vivo en su resplandor.
Pasamos unos pocos miserables días más en el frente, todos extrañando
las comodidades del campamento de descanso. Pero cuando volvemos allá, .·
nos mantienen ocupados sin respiro. Limpiamos nuestró equipo, marcha- •.
mas de un lado a otro, nos presentamos a inspecciones una y otra vez, ha-
cemos los simulacros con las máscaras de gas, y siempre hay más zanjas y
acequias que cavar para drenar la lluvia incesante. Pero tenemos cartas de ·
la familia, de Molly y mamá, quienes también nos han tejido a los dos bu-
fandas y guantes y medias de lana. Tenemos los baños comunitarios en las
grandes tinas humeantes de un establo al final del camino y, lo mejor de to-
do, tenemos huevos y papas fritas y cerveza en el estaminet de Pop. La mu-
chacha bonita, con ojos de gacela, está allí, pero no siempre repara en mí,
y cuando no lo hace, bebo todavía más, para ahogar mis penas.

26 Las trincheras tenían un escalón a lo largo del parapeto (o pared que miraba al enemi-
go), el escalón de fuego, al que se subían los soldados para disparar.

10,;
rr -

Soldado Paz
i
1
j
La primera nieve del invierno nos encuentra de regreso en las trincheras.
Se congela al tocar el suelo, endureciendo el barro, lo cual es ciertamente
una bendición. Contando con que no haya viento, no tenemos más frío que
antes y podemos al menos mantener los pies secos. Las armas han estado
- -0 relativamente silenciosas por nuestro sector y hemos tenido pocas bajas
hasta ahora: un herido por un francotirador, dos en el hospital con neuma-
I
-; _ nía y uno con pie de trinchera crónico 27 , enfermedad que todos sufrimos.
1·1-~ Por lo que oímos y leemos, somos prácticamente el sector más afortunado
. que pueda existir.
. :;_. Wilkie dice que han llegado órdenes del cuartel general para que envie-
mos una patrulla a investigar qué regimientos han llegado a la línea ene-
miga y en qué condiciones, aunque ignoramos por qué tenemos que hacer
eso. Hay aviones de reconocimiento haciendo esa tarea casi todos los días.
Así que ahora, la mayoría de las noches, eligen a cuatro o cinco de noso-
l·!·
_-._•_·_ - tras y esa patrulla va hacia la Tierra de nadie a buscar toda la información
que pueda. Casi nunca encuentran algo. Por supuesto, a ninguno le gusta ir,
- -· · " pero hasta ahora nadie salió herido y te dan ,ración doble de ron antes de ir,
: j. y a todos les gusta eso. ·
_· \ ) · Mi turno llega pronto, como tenía que ser. No estoy particularmente
· 1· · preocupado. Charlie irá conmigo, y Nipper Martín, el pequeño Les y Pete,
_,•:_,:. "todo el equipo de bolos", como nos llama Charlie. Wilkie lidera la patru-
·: ', lla y eso nos alegra. Nos dice que tenemos que conseguir lo que las otras
• , < patrullas no han podido. Tenemos que traer un prisionero para interrogarlo.
· :.r Nos dan una ración doble de ron a cada uno, y yo siento instantáneamente
el calor que me corre por el cuerpo, desde la raíz del pelo hasta los dedos
de los pies.
-Mantente cerca, Tommo - me susurra Charlie, y trepamos el parape-
to y nos arrastramos por debajo del alambrado. Avanzamos reptando. Nos

27 Enfermedad de los pies provocada por la constante exposición a la humedad, la sucie-


dad y el frío. Era común en las trincheras, de ahí su nombre.

107
r r· ·•- -- - -

! ..
..------------------- MICHAE L MORPUA GO
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J;~ t i.
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¡f~ a
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~ '!' . .
{ :~i .. deslizamos dentro del cráter de una bomba y nos quedamos escondidos
~~ '. 2
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ahí por un rato, por si nos oyeron. Podemos escuchar a los Fritz ª hablando
?.i'<J:c. .
~L'ti"
·!~j • . 1
y riéndose. También suena un gramófono: todo esto lo escuchamos antes,
~ ~.l . .'
durante la guardia, pero en la distancia. Ahora estamos cerca, muy cerca, y
i· ' yo tendría que estar muerto de miedo. Sorprendentemente, no me encuen-
.. ,.- .
!\ tro tan asustado como excitado. Tal vez sea el ron. Me siento como si estu-
viera pescando a escondidas otra vez. Puedo sentir la tensión del peligro,
estoy listo para él, pero no tengo miedo.
¡
'· Lleva una eternidad cruzar la Tierra de nadie. Me empiezo a preguntar
1

si encontraremos sus trincheras alguna vez. Entonces, vemos el alambra-


do allá adelante. Lo atravesamos por un agujero, y caemos en su trinchera,
aún sin ser detectados. Parece desierta, pero sabemos que eso no puede
ser. Todavía podemos escuchar las voces y la música. Notamos que la trin-
chera es mucho más profunda que la nuestra y más ancha también y, en
general, mejor construida. Aprieto el fusil y sigo a Charlie a lo largo de la
trinchera, agachado como todos los demás. Tratamos de evitarlo, pero es-
tamos haciendo demasiado ruido. No puedo entender cómo nadie nos ha
escuchado. Por Dios, ¿dónde están sus centinelas? Adelante, puedo ver a
Wilkie llamándonos con la mano que sostiene su revólver. Ahora, un des-
tello de luz llega de un refugio que está más adelante, de donde vienen ·
las voces y la música. Por lo que se escucha, debe haber media docena de
hombres ahí por lo menos. Solo necesitamos un prisionero. ¿Cómo vamos a .
hacer con medía docena de ellos?
En ese momento, la luz inunda la trinchera al abrirse la cortina del refu-
gio. Un soldado sale poniéndose el abrigo, y la cortina se cierra detrás de
él. Está solo, justo lo que buscamos. No parece vernos al principio, pero
luego sí. Por una décima de segundo, el huno no hace nada y nosotros tam-
poco. Nos quedamos parados, mirándonos. Podría fácilmente haber hecho

28 Así como los alemanes llamaban Tommy a los ingleses, los ingleses usaban el nombre
Fritz para referirse a cualquier soldado alemán.

1RR
Soldado Paz

ntar las manos y venir


lo que esperábamos que hiciera, simplemente leva
bulle por la cortina en
con nosotros. En cambio, da un grito y gira y se zam
p·ero una explosión me
el refugio. No sé quién tiró la granada detrás de él,
ahí aturdido . Se escu-
estampa contra la pared de la trinchera. Me quedo
silencio. La música ya
chan gritos y disparos dentro del refugio, después
,J
no suena.
está en el suelo, de
Para el momento en que entro allí, el pequeño Les
fijos en mí. Parece tan
· · costado, con un tiro en la cabeza, sus ojos abiertos
el refugio, todos quie-
sorprendido. Varios alemanes están tirados por todo
desnudo, salpicado de
tos, todos muertos, excepto uno. Está parado ahí,
Tiene las manos levan-
sangre y temblando. Yo también estoy temblando.
ima y Pete lo empuja
tadas y está lloriqueando. Wilkie le tira un abrigo enc
trepamos la trinchera
fuera del refugio. Desesperados ahora por regresar,
rorizado . Pete le gri-.
a los arañazos, el Huno todavía lloriqueando . Está ater
a través del alambrad o
ta que se calle , pero es peoJ r. Seguimos al capitán .

j y corremos.
ila una bengala y
1 Por un buen rato , pienso que nos salvamo s, pero asta
erro la cara en la nie-
j- nos descubren a plena luz. Me arrojo al suelo y enti
brilian mucho más. Sé
ve. Sus bengalas duran mucho más que las nuestras;
con los ojos cerrado s.
qu·e estamos perdidos. Me aplasto contra el suelo,
quiero que ella sea mi
Estoy rezando y pensando en Molly. Si voy a morir,
estoy pidiendo perdón a
/ ·. último pensamiento. Pero no lo es: en cambio, le
n. Una ametrallado-
papá por lo que hice , diciéndole que no fue mi intenció
s. No hay dónde es-
ra y más tarde fusiles abren fuego detrás de nosotro
ramos hasta que la luz se
- _ conderse, así que fingimos estar muertos. Espe
. Wilkie nos pone de pie y
- - apague y la noche sea, de pronto, negra otra vez
ta que se hace de nue -
seguimos andando, corr iendo, tambaleándonos, has
Nos tiramos de cabeza
vo la luz, y las ametralladoras abren fuego otra vez.
re el agua del fondo. Enton-
-;. en un cráter y rodamos, quebrando el hielo, sob
J--,: ces comienza el bombardeo. Parece como si hubiéramos despertado a todo
l -. 1na
MICHAEL MORPURGO

el ejército alemán. Me ovillo en el agua hedionda, con el alemán y Charlie,


los tres enredados, las cabezas escondidas en ese abrazo, mientras llue-
ven las bombas a nuestro alrededor. Charlie y yo sacamos al prisionero del
agua. Es difícil saber si está hablando consigo mismo o está rezando.
( ~í!fBS lo vemos a Wilkie tirado en la pendiente, demasiado cerca de
la boca del cráter. Cuando Charl ie lo llama, él no responde. Charlie se le
acerca y lo da vuelta.
-Son mis piernas -le escucho musitar al capitán-. Me parece que
no puedo mover las piernas.
Está demasiado expuesto ahí arriba, así que Charlie lo arrastra hacia -··
abajo tan cuidadosamente como puede. Tratamos de ponerlo cómodo. El .·
Huno sigue rezando en voz alta. Ahora estoy seguro de que está rezando:·
Escucho: "Du lieber Gott" 29 . Ellos llaman a Dios con el mismo nombre. Petff.
y Nipper se arrastran hacia nosotros desde el otro lado del cráter. Estamos
juntos por fin. El suelo tiembla, y con cada proyectil que nos arrojan, nos -
llueven barro, piedras y nieve. Pero el ruido que más odio y temo no es el · . .
sonido de la explosión; cuando sucede, ya está y ya pasó, y uno está muer-.
to o no. No, es el silbido y el zumbido de las bombas en el aire. Es el no sa- .: . ··
•.,¡ :.
ber dónde van a caer, si esta es para ti.
Después, tan repentinamente como comienza, el bombardeo termina. Si~ -.; : ·.·
,· ·,
lencio. La oscuridad nos esconde otra vez. El humo se esparce sobre nosotros__ .
y dentro de nuestro agujero, y nos llena las narices con el hedor de la pólvo- . - ,¡
ra. Sofocamos la tos. El Huno ha dejado de rezar y está acurrucado sobre su · : ·' ··:\
abrigo, las manos sobre las orejas. Se hamaca como un niño, como Big Joe. : :_ 1
-No puedo seguir-le dice Wil~i~ a Charlie-. Lo dejo en sus manos, i .--~ ::;j
Paz, para que los lleve a ellos y al prisionero de regreso. Vamos, vayan. · :,: )
-No, capitán -replica Charlie-. Si uno sigue, todos seguimos. ¿No : _<J
es cierto, muchachos? ·· :J
29 "Querido Dios", en alemán. En inglés Dios es God, palabra casi idéntica a Dios en ale' ., ·
mán. •}
J
. :~' ·: i
Soldado Paz

Así fue cómo sucedió . Protegidos por la neblina de la madrugada, re-


gresamos a nuestras trincheras, Charlie cargando a W. ilkie sobre su espal-
J da todo el camino, hasta que los camilleros vinieron por él en la trinchera.
1_
Cuando lo levantaban, Wilkie le agarró la mano a Charlie y la sostuvo en-
1-:

.·..
1· tre las suyas.
-Venga a verme al hospital, Paz -dijo -. Es una orden. I

l
J:
- Y Charlie prometió que lo haría.
Tomamos té con nuestro prisionero en el refugio, antes de que lo viníe-
1 ran a buscar. Fumó un cigarrillo que le convidó Pete. Había dejado de tem-
blar, pero sus ojos todavía estaban llenos de miedo. No tuvimos nada para
1 -
hablar, hasta el momento en que se levantó para irse.
-Dan ke-di jo él-. Danke sehr. 30
1

-Es gracioso, ¿no? -comentó Nipper cuando el alemán se fue-. Ver-


lo parado ahí, como Dios lo trajo al mundo. Sáquennos los uniformes y no
se puede ver la diferencia, ¿fierto? No es mal tipo, por ser Fritz, digo.
Esa noche no pensé, como debería haber pensado, en el pequeño Les
1 i

• tirado ahí en el refugio alemán, con un tiro .en la cabeza. Pensé en el pri- • 1
1

-_ sionero que habíamos traído. No sabfamos ni siquiera su nombre; sin em-


bargo, después de esa noche que pasamos ovillados con él en el agujero,
1
1 '

. sentí de alguna man·era que lo conocía mejor a él de lo que había llegado


-a conocer a Les.
Estamos de vuelta en el campamento de descanso, por lo menos la ma- :1 ! 1

:-·~·-:· .
yoría de nosotros. Pronto nos enteramos en qué hospital está Wi lkie, y va- 1
1
1
¡
?r-:mos a verlo como le prometió Charlie. Es una especie de gran palacio, con
;{ ambulancias yendo y viniendo, y enfermeras almidonadas por todas partes .
!
:~_-· -¿Quiénes son ustedes? -nos pregunta el celador en el escritorio de ' '
!
·~ti-
~;¡- la entrada. 1
1
'
:
. 1

-Paz -dice Charlie sonriendo. Le divierte ese juego de palabra.


1 ,;

' 1¡
1 '

,..
- - - - - - - - -- - - - - - - --
·:~ . ' :/
-., .
1 /¡
;r
{{ 30 Danke significa gracias. Danke sehr, muchas gracias. l !

!
111 /' ,¡'
MICHAEL IVI ORPURGO

-Nosotro·s dos somos Paz. Al celador no le causa gracia, pero parece


que nos ha estado esperando . .
-¿Cuál de ustedes es Charlie Paz?
-Yo-dice Charlie.
-El capitán Wilkes avisó que usted vendría -el celador mete la mano
en el cajón del escritorio y saca un reloj-. Dejó esto para usted -explica, . .· i

y Charlie agarra el reloj.


-¿Dónde está? -pregunta Charlie-. ¿Podemos verlo?
-De regreso en Inglaterra ahora. Salió ayer, muy mal. Me temo que no
hay nada más que podamos hacer por él acá.
Cuando bajamos las escaleras del hospital, Charli e se está poniendo el ·• ·•-·••
reloj en la muñeca.
-¿Funciona? -le pregunto.
-Por supuesto que funciona -me dice. Me muestra el reloj en su mu-
ñeca-. ¿Qué te parece?
. ·:: . . -i

-Lindo. . •::.. -·:J


·-... . j¡

-No es solo lindo, Tommo -dice Charl ie-. Es maravilloso, eso es lo .· .:(

11?
1 • • '· • - ·

! r· •
.
1
¡
• - - •' • ,_ .
-
·1,

I' '

capítulo 1O
Las tres y veinticinco ,

·· El ratón está aquí otra vez. A cada rato, para y me mira. Se pregunta si
voy a salir corriendo, si soy amigo o enemigo. "Bestia diminuta, taima-
- da, canija y trémula"31 . No sé lo que significan la mitad de las palabras, pe-
ro todavía me acuerdo del ~oema. En la escuela, !a señorita McAllister nos
hacía poner de pie y recitarlo el día de! poeta Burns32 . Decía que era bue-
no para nosotros guardar en nuestras cabezas para siempre al menos uno
de los grandes poemas escoceses. Esta "bestia diminuta" es "trémula", sí
"· .señor, pero no es escocesa. Es un ratón belga. Le recito el poema de todas
maneras. Parece que lo entiende porque lo escucha con cortesía. Lo digo
imitando el acento escocés de la señorita .McAllister. Lo digo casi perfecto,
~-:-: palabra por palabra. La señorita McAllister hubiera esta.do orgullosa de mí.
:~~f
.

=~
~~

Pero apenas termino, el ratón ya se fue y estoy solo una vez más.
f:·
ro ..

Más temprano, vinieron y m.e preguntaron si quería que alguien se que-


2}:_: dara conmigo durante la noche, y dije que no. Ni siquiera acepté al padre.
··1r-· .

?J( 31 Primer verso de un poema en escocés del poeta Robert Burns (Escocia; 1759-1796): "A
~~~! un ratón, cuyo nido destrocé con el arado" ("To a Mouse, on Turning Her,Up in Her Nest with
_f_: the Plough"), escrito en 1785.
ift ,32 El 25 de enero, día del nacimiento de Robert Burns, se llevan a cabo distintas celebracio-
·:~¾/.· .·· nes en honor del poeta en Inglaterra, Escocia y también en Canadá.
~fL,
:~ :~;:'
.-~., =
:,
1

MICHAEL MORPURG O 1
:• ;
l
. j
!
·. 1
Me preguntaron si quería algo, si podían hacer algo para ayudar, y les dije .·•· ¡
que nada. Ahora quisiera tenerlos a todos acá, al padre también. Podríamos 1
.J
'l
haber cantado canciones, podrían haberme traído huevos con papas fritas. 1 ¡
(
'
Podríamos habernos emborrachado como cubas y ahora estaría anestesiado. .

Pero toda la compañía que tengo es un ratón, un ratón belga que se esfuma.

La siguiente vez que nos enviaron al frente no fue dentro de nuestro ·


"tranquilo" sector, sino en las afueras de Wipers. Por meses, Fritz ha es- .·
tado atacando Wipers, tratando por todos los medios de golpearla hasta · . ..
someterla. Una y otra vez estuvo a punto de entrar en la ciudad y fue re- ':. · :-:
chazado a último momento. Pero los alrededores de la ciudad se encogían : :_
todo el tiempo. Por lo que se decía en el estaminet de Pop y por el bom- / ·
bardeo constante a unos pocos kilómetros al este de nosotros, ·sabíamos lo <: .•
mal que estaba allí la situación. Todos sabían que nos tenían rodeados y /
vigilados por tres lados, de modo que podían arrojar todo lo que quisieran ·
sobre nuestras trincheras y no había mucho que pudiéramos hacer, más que •·.
I f

, . _sonreír y aguantar.
' ~I nueyq co~andante de nuestra compañía, el te_niente.B.u.ckla!J2., nos ex- ' ·•:·
plicó cómo eran las cosas, cómo, si no resistíamos, Wipers se perdería, y •· >.
Wipers no debía perderse. No dijo por qué no debía perderse, pero, después
d-~-todo, él no era Wilkie. Todos sentimos profundamente su ausencia. Sin ..·...·
él, éramos como ovejas sin pastor. El teniente Buckland hacía lo mejor que ·
podía, pero recién había salido de Inglaterra. Puede que hablara muy c?- .•:
rrectamente, pero sabía menos que nosotros sobre pelear una guerra. Nip- : ··
per decía que no era más que un mocoso, y que debería volver a la escuela ..•
y era verdad: él parecía más joven que cualquiera de nosotros, incluido yo. · ;.
Mientras marchábamos a través de Wipers esa tarde, me preguntaba ' :.·
cuál era el valor de pelear por ella. Hasta donde podía ver, no quedaba_
Soldado Paz

bro y
pueblo, o nada que pudiera llamarse pueblo. El lugar era puro escom
aba
ruina, con más perros y gatos que habitantes . Al pasar por lo que qued
os,
de la intendencia, vimos dos caballos en la calle, muertos y destrozad
y
y por todos lados había soldados y armas y ambulancias en movimiento
, pero yo
- con prisa. No estaban bombardeando mientras la atravesábamos
a los
estaba más aterrorizado que nunca . No me podía sacar de la cabez I
nos
caballos y sus terribles heridas. Su imagen me perseguía, creo que
á-
perseguía a todos. Ninguno cantaba. Ninguno hablaba. Lo único que dese
en
bamos era llegar al santuario de nuestras nuevas trincheras, meternos
s.
el más profundo de los refugios que pudiéramos encontrar, y esconderno
Pero cuando llegamos a las trincheras, nos llevamos una pequeña de-
En
cepción. Wilkie se hubiera horrorizado al ver el estado.en ·que estaban.
as
algunas secciones, no eran más que zanjas poco profundas y deteriorad
dante
que nos ofrecían escasa protección, y el barro era ahí aún más abun
lugar,
que antes. Había un hedor ~ntre dulzón y nauseabundo por todo el
lo
que no podía ser producto solo del barro y el agua podrida. Sabía bien
lle-
- que era, todos lo sabíamos, pero nadie se ~trevía a mencionarlo. Nos
·- a por-
gó la orden de que, en adelante, debíamos mantener baja la cabez
Pero,
que aquí era donde podíamos ser fácil blanco de los francotiradores.
r de to-
_ al llegar al refugio, nos encontramos con un consuelo. Era el mejo
no po-
dos los que habíamos tenido: profundo, cálido y seco . Sin embargo,
...,-.·

rse
día dormir. Me pasé la noche acostado y sintiéndome como debe senti
atuera
un zorro perseguido, acurrucado en su madriguera con los sabuesos
-
·:_ - esperando por él.
o-
A la mañana siguiente, estoy en posición de ataque, encerrado dentr
ración.
de mi máscara de gas, en otro mundo, escuchando mi propia respi
1-
mí un pára-
[ Se despeja la niebla sobre la Tierra de nadie. Veo enfrente de
¡·.: mo bombardeado. No hay vestigio de campo o árboles, ni una brizn
a de
ños es-
¡_ · pasto, es solo una extensión de barro y cráteres. Veo bultos .extra
t· parcidos más allá de nuestro alambrado . Son los insepultos, algun
os en

i' _;
¡ .
115
t-.'
if( '- MICHAl: L MORPURGO
-1{ . '
~¡1 : . '
J- ' .
~ft-. :
~¡. ·. ' uniformes grises de campaña y alguno_ s en c_a~ lay uno a l_o largo del
l!.; .
lando al-
'~):;r¡,,, . . alambrado, con su brazo extendido hacia el cielo y la mano sena
·--o. . la. Hay
go. Es uno de los nuestros, o lo era. Miro hacia donde su mano seña
1 •- •

'
Yredon -
pájaros ahí arriba, y están cantando. Veo un tordo de ojos negros
◄:-

,,
' .
árboles
dos que le canta al mundo, posado en el alambre de púa. No tiene
. i. :
>',r

. •,;: .
• u·•
.:
·.,r . •
desde los que cantar.
achos.
El mocoso del teniente dice: "Mantengan los ojos abiertos, much
-~
!. '

s que
Manténganse alerta". Siempre hace lo mismo: nos ordena hacer cosa
de nad ie,
ya estamos haciendo. Pero nada se mueve ahí afuera en Tierra
salvo los cuervos. Es tierra de muertos.
os
Volvemos al refugio después de estar en posición de ataque, y estam
enteros. _
tomando el té cuando comienza el bombardeo. No para por dos días
mos,
Son los dos días más largos de mi vida. Me acurruco ahí, todos lo hace
endo.
cada uno solo en su propia miseria. No podemos hablar por el estru
lando en
Apenas podemos dormir. Cuando puedo dormir, veo la mano seña
. Nipper
dirección al cielo, y es la mano de papá y me despierto temblando
e. Yo
Martin también sufre temblores y Pete trata de calmarlo, pero no pued
e. Que-
lloro como un bebé a veces y ni siquiera Charlie puede consolarm
que allá
remos que esto pare, nada más, que la tierra esté quieta otra vez,
y que
afuera haya silencio. Sé que cuando termine van a venir por noso tros,
lanzalla-
tengo que estar prnparado para recibirlos, tal vez para el gas, o los
an. Oue
mas, o las granadas, o las bayonetas . Pero no me importa cómo veng
a vez.
vengan, nomás. Solo quiero que esto pare, que termine de una buen
,
Cuando por fin termina, nos ordenan pararnos en el escalón de fuego
esfor-
con las máscaras de gas puestas, las bayonetas caladas , los ojos
33

Lue- .
zándose por ver a través del humo que se esparce frente a nosotros.
~
'
• 1

o dos al
go, en el humo, los vemos venir, sus bayonetas centelleantes, uno
.•·
,:
principio, pero después, cientos, miles. Charlie está a mi lado .

del rifle, fusil o mos-


33 Calar la bayoneta es fijar el filo de 30 o 40 centímetros al cañón
·/
. ,
,,
-' . !
quete . l
1 .
i•:·· 'i
¡~1:
1
T f
L
.

Soldado Paz .

ri ; -Vas a estar bien, Tommo -me dice-. Vas a estar bien.


Sabe lo que estoy pensando . Ve mi terror. Sabe qu~ quiero salir corriendo.
.j

,rF
L -Solo haz lo que yo hago, ¿sí? Y quédate junto a mí.
·r( : Me quedo y no salgo corriendo solo por Charlie. Comienza el fuego a
r todo lo largo de nuestra línea, disparos de ametralladora y fusil, bombas,
. 1'
J-~ y yo también estoy disparando. No apunto, simplemente disparo, disparo, p

. j' -~.'·\ recargo y disparo otra vez. Y aun así, ellos no se detienen. Por unos pocos
. -~
'

' -- ,.
.
momentos, parece como si las balas no los tocaran. Avanzan hacia noso-
. r~: tros ilesos, un ejército invencible de fantasmas grises. Recién cuando co-
¡,, mienzan a doblarse-y gritar y caer, empiezo a creer que son mortales. Y son
¡- valientes, también. No flaquean. No importa cuántos se desplomen, los
. F.: que quedan siguen avanzando. Puedo ver sus miradas -salvajes cuando lle-
f: gan al alambrado. El alambrado es lo que los detiene. Una buena parte de
· f. / él sobrevivió al bombardeo, no sabemos bien cómo. Solo algunos de ellos
/f e~cuentran los agujeros, y ~on derribados antes de qu_e alcance~ nuestras
l ·· trincheras. Los que quedan, y no son muchos ahora, dieron media vuelta y
·l - .· regresan tropezando, algunos arrojando lejos sus fusiles. Siento la victoria
J.~- como una oleada que crece en mi interior, no porque hayamos ganado, sino
J: _: porque me quedé con los otros. No salí corriendo .
l> ,.-;;No serás un cobarde, ¿verdad?" .·
•-¡ :L No, vieja, no lo soy. No lo soy. ·
'.: }: Luego suena el silbato~ estoy con lo_ s demás persiguiéndolos. Atravesa-
_:,.·:> mas como torrente el aguJero en el alambrado. Cubren el suelo de tal ma-
_\ :~ ne~a q~e _es difícil no pisarlos. No siento compasión por ellos, ~ero tampoco
i/ odio. Vinieron a matarnos, y nosotros los matamos a ellos. Miro adelante .
;~1fa: Están escapando de nosotros mientras avanzamos. Ahora podemos disparar
:;1 wcon libertad, eligiéndolos. Cruzamos Tierra de nadie antes de darnos cuenta.
<.. Encontramos una abertura en su alambrado y saltamos dentro de sus trin-
k. cheras de vanguardia. Soy un cazador persiguiendo su presa, una presa que
Jf; voy a matar, pero mi presa ha desaparecido. La trinchera está desierta.
.'
. ~--:-:-·-
J
ú:: 117
.. .
,'

MICHAEL MORPURG O

El teniente Buckland está parado en el parapeto por encima de noso-


tros, gritando que lo sigamos, que los tenemos en retirada. Lo sigo. Todos
lo seguimos. No es un mocoso como pensábamos, después de todo. Mire
para donde mire, a mi derecha o a mi izquierda, tan lejos como me alcanza
la vista, estamos avanzando y soy parte de esto, y de pronto me siento en-
tusiasmado . Pero delante de nosotros, el enemigo parece haberse esfuma-
do. No sé bien qué hacer ahora. Busco a Charlie a mi alrededor, pero no lo
veo en ninguna parte. Es entonces cuando la primera bomba llega, aullan-
do. Me tiro al suelo, me aplasto contra el barro mientras ella explota detrás
de mí, cerca, dejándome sordo al instante. Después de un rato, me obligo
a levantar la cabeza y mirar. Allá adelante veo que seguimos avanzando y
por todas partes, delante de nosotros, el resplandor de los disparos, la des-
carga llameante de las ametralladoras. Por un momento, creo que ya estoy
muerto. Todo está mudo, todo es irreal. Una tormenta silenciosa de bombas
se desata furiosa a mi alrededor. Delante de mis ojos, nos guadañan, nos ·
vuelan por el aire, nos aniquilan. Veo hombres llorando, pero no oigo nada. ·
Es como si no estuviera ahí, como si el horror no pudiera tocarme.
Ahora, se tambalean en dirección a mí. No puedo ver a Charlie entre
ellos. El teniente me agarra y me pone de pie de un tirón . Me está gritando;
después, me da media vuelta y me empuja hacia nuestras trincheras. Trato
de correr con los demás, de mantenerme a la par de ellos. Pero mis piernas ·
parecen de plomo y no me dejan correr. El teniente se queda atrás conmigo,
exhortándome, exhortándonos a todos. Es un buen hombre. Está justo al la-
do mío cuando lo derriban. Cae de rodillas y muere mirándome. Veo la luz
apagarse en sus ojos. Lo veo caer de cara al suelo. No sé cómo logré volver
después de esto, pero lo hice. Me encuentro hecho un ovillo en el refugio, y
el refugio está medio vacío. Charlie no está. No ha regresado.
Al menos, ahora puedo oír otra vez, aunque más no sea el zumbido den-
tro de mi cabeza . Pete tiene noticias de Charlie. Dice que está seguro de
haberlo visto regresar de las trincheras alemanas, rengueando y usando su

118
Soldado Paz

a, pero es-
fusil como bastón, pero a salvo . Eso me da una frágil esperanz
ahí, revivo
ta esperanza mengua a medida que pasan las horas. Acostado
la cara del te-
todos y cada uno de los horrores. Veo la mirada perpleja en
cuento a mí
niente mientras cae de rodillas, tratando de decirme algo. Me
a Charlie: que
mismo toda clase de historias tranquilizadoras con respecto
que las nubes
Charlie debe estar ahf afuera en algún cráter, solo esperando '
eció en algún
cubran a la luna para salir; que se debe haber perdido y apar
el camino de
otro lugar del frente, con algún otro regimiento, y encontrará
tiempo: mi ca-
regreso a nosotros por la mañana. Esto me sucede todo el
interrumpan
beza no para y no me deja descansar. No hay bombardeos que
ejércitos ya-
mis pensamientos. Afuera el mundo está en silencio. Los dos
cen exhaustos en sus trincheras, desangrándose.
es, supe
A la mañana siguiente, para la hora de tomar nuestras posicion
con seguridad que c~.?ii_~ QQ y_gl_v_e.rXa, que todas mis historias no habían
ron de conven-
sido más que eso, historias. _,pete y Nipper y los otros trata
que no era así.
cerme de que, tal vez, todavía estuviera vivo. Pero vo sabía
No estaba dolorido, sino anestesiado por dent , ro, como
vacío de todo sen-
. Estiré la ca-
timiento, insensible como mis manos que apretaban el fusil
Yacían contra
beza para ver dónde había caído Charlie en Tierra de nad[~.
viento, y yo sa-
el a'lambrado c·omo si -huoierari sido amontonados por el
a Molly y a
bía que Charlie era uno de ellos. Me preguntaba qué les diría
ndole a Big Joe
mamá. Podía escuchar la voz de mamá en mi cabeza, dicié
r con papá y
que Charlie no regresaría, que se había'ido al Cielo para esta
"Naranjas y
Bertha. Big Joe se pondría triste. Se hamacarfa. Canturrearía
días, su fe le
limones" con pesar, subido a su árbol. Pero después de unos
allá arriba, en
daría consuelo. Creería con toda certeza que Charlie está
envidiaba eso.
el cielo azul, en algún lugar más arriba del campanario. Le
en un dios bon-
Yo ya no podía ni siquiera fingir conmigo mismo que creía
visto lo que los
dadoso, ni en un cielo, ya nunca más, después de haber
rno en el que
hombres se hacen unos a otros. Podía solo creer en el infie

119
'
--,- .!
r
(

MICHAEL MORPURGO i
.

'. !
)
estaba viviendo, un infierno sobre la tierra, y había sido creado por los Jt .
hombres, no por Dios. l
:1

Esa noche, como un sonámbulo, me levanté a cumplir mi turno en la ·


guardia. El cielo estaba repleto de estrellas. Molly conocía bien las estre< \ l
llas: la Osa Mayor, la Vía Láctea, la Estrella Polar. A menudo trataba dé : <l
mostrármelas todas cuando estábamos pescando a escondidas. Ahora yo · --f
trataba de recordarlas, de identificarlas entre los otros muchos millones de
1
l
estrellas, pero fracasaba. Mientras mirab~ maravillado esa ~nmensidad y:_ : 1·~
esa belleza, me encontré creyendo en el Cielo otra vez. Eleg1 una estrella.. ; .·__
brillante en el oeste para que fuera Charlie, y otra al lado que sería papá::·. <:,
Estaban juntos mirándome desde allá arriba. Deseaba haberle contado a>.\J
Charlie cómo había muerto papá, para que ahora no hubiera secretos entre':· -1
. ·•: ... ·. i
nosotros. No tendría que habérselo·ocultado. Así que, sin hablar, se lo con.: \: ·:1
té entonces. Lo vi brillar y hacerme un guiño, y supe que me había entendi'". ····•··- -~; ]
l

do Y no me culpaba. Luego escuché .en mi cabeza la voz de Charlie. <; _:


. ..
j . . J

-No te pongas _soñador en la g_uardia, Tommo -me estaba dicien- ,.:)]


do-. Te vas a dormir. Te pueden fusilar por eso. ·.. • ; <J :,

Abrí grandes los ojos, pestañé con fuerza, y tragué una bocanada de aire ; : ~ ~
helado para despertarme. :_:';' :.¡
Solo unos momentos después, vi que algo se movía más allá del alam-))J
brado. Escuché. Todavía me zumbaban los oídos, así que no podía estar del :· ,)
todo seguro, pero me pareció escuchar a alguien, una voz, y esa voz no es~, :·1 : ¡.

taba dentro de mi cabeza. Era un susurro. . . ·:.i


-¡ Ehh ! ¿Hay alguien ahí? Soy yo, Charlie Paz. Compañía O. Voy a en-.
trar. No disparen.
Tal vez .va estaba dormido y soñando un hermoso sueño que quería qu.ei:<_.··
fuera rea.lidad. Pero la voz se escuchó otra vez, más fuerte. . . -._
-¿Qué te pasa, compañero? ¿Estás dormido o qué? Soy yo, Charlie; :·)
Charlie Paz. ·
Por debajo del alambrado, una silueta oscura se movió y vino hacia mL:.·: .~:
: ,';'. · '

120
~

Soldado Paz
1
l.l
No era un sueño, ni una de mis historias inventadas. Era Charlie. Ahora po-
'1

l
f.i
día ver su cara y él podía ver la mía.
{ -Tommo, maldito dormilón. ¿Me das una mano?
[: _ Lo agarré y le di un tirón para hacerlo caer en la trinchera.
j- -¡ Me alegro tanto de verte! -me dijo. Nos abrazamos. Creo que nun-
'f.-- ca antes lo habíamos hecho. Yo lloraba y trataba de ocultarlo, sin éxito, I

.;-i\ hasta que ,lo vi ~!orar a él también.


1_ -¿Que paso? -le pregunté. ·
l~, -Me hirieron en el pie, ¿puedes creerlo? La bala me atravesó la bota.
·t- Sangraba como un cerdo. Estaba volviendo y me desmayé en uno de los
J:'~ cráteres. Cuando me desperté, todos ustedes se habían ido y me habían
l_-:: dejado . Tuve que quedarme quieto hasta la noche. Me p~rece que estuve
L_. arrastrándome toda la maldita noche.
J: -¿Te duele?

1. .
-No siento nada -aseguró ;
Charlie-. Claro que tampoco puedo sen-
j: _tir el otro pie. Están congelaaos. No te preocupes, Tommo . Voy a estar
·1 .

b perfecto.
t.'
~ . .
Lo llevaron en camilla al hospital esa misma noche y no lo volví a ver
·, t_ hasta que nos retiraron del frente unos días después. Pete y yo fuimos a
Jt ·verlo ·fan pronto como pudimos. Estaba sentado en la cama, con una gran
f ·.<sonrisa en su cara.
l-:,· -Se está bien acá -nos dijo-.Tendríc;1n que venir al_guna vez. Tres
r r: buenas c~midas-al d_ía, enfermeras, no hay barro, y bien lejos del señor Fritz.
~-, -• -¿Como va el pie? -le pregunté.
I
·: ;_,, -¿Pie? ¿Qué pie? -se dio unas palmadas en la pierna-. Ese no es un
J}\ pie, Tommo. Ese es mi pasaje a casa. Un amable y bondadoso señor Fritz
Jt/me dio el mejor regalo posible : un pasaje de vuelta a Inglaterra. Me van a
t r ,mandar a un hospital de allá. Está un poco infectado. Muchos huesos rotos,
Jf·.me dijeron . Se p~ede componer, pero con una_operación, y luego tengo que
r ·,,:hacer reposo . As1 que me fletan de vuelta manana.
'/:·
.lt:~ _ 121
MICHAfl MO AP URGO
Soldado Paz

Deberfa haberme alegrado por él, y realmente quería alegrarme. pero no ellos, pero me sentía completamente solo. Ellos se reían. pero yo no podía
podía pensar de esa manera. Todo lo que podía pensar era que habíamos írme. Ellos cantaban, pero yo no podía cantar. Ni siquiera podía comer
re . ..
venido a esta guerra juntos. Habíamos estado juntos contra viento y marea, mis huevos con papas fritas. Hacía un calor sofocante y el aire estaba v1c1a-
y ahora él cortaba el lazo entre nosotros y me abandonaba. Y lo peor de to- , do de humo de cigarrillo. Apenas podía respirar. Salí para tomar un po_ co de
do es que se iba a casa sin mí y que estaba desvergonzadamente contento ! aire fresco. Esto me devolvió rápidamente la cordura, y deseché de inme-
de hacerlo.
{-i. diato la idea de desertar. En cambio, volvería al campamento. Era la opción
-Les daré tus cariños, Tommo -me dijo-. Pete te vigilará por mí. · t . más fácil. Uno puede ser fusilado por desertar.
¿Verdad que lo cuidarás. Pete7 .
{,: -¿Tommy?
-No necesito que me cuiden -le espeté. l Era ella la muchacha del estaminet. Estaba sacando un caJ ón de bote-
Pero Charlie o no me escuchó o me ignoró.
1.1_ . llas de vin~.
-Y te aseguras, Pete. de que se porte bien. Esa chica en el estaminet -¿Estás descompuesto? -me preguntó.
de Pop lo tiene fichado. Se lo comerá crudo. j Tenía la lengua trabada, así que negué con la cabeza. Nos quedamos
Se rieron para mi vergüenza, y no pude disfrazar mi tristeza ni mi parados por unos momentos escuchando el trueno de las desca~gas mien-
incomodidad. J tras un fuerte bombardeo comenzaba a caer sobre W1pers, y el cielo se en-
-Vamos, Tommo -Charlie me puso la mano sobre el brazo-. Estaré J cendía sobre el pueblo como.un atardecer enfurecido. Las bengalas subían,
de vuelta antes de que te des cuenta -y ahora hablaba en serio, por pri- ' flotaban y caían sobre la línea de combate.
mera vez-. Lo prometo. ¡· -Es hermoso -<lijo ella-. ¿Cómo pueqe ser hermoso?
-¿Vas a ver a Molly, entonces, y a mamá? ¡ Yo quería hablar, pero no confiaba en mi habilidad para hacerlo. De
-Aunque me maten -dijo-. Conseguí que me dieran un poco de li-
cencia. O tal vez, ellas vengan a verme al hospital. Con un poco de suerte,
!. pronto, me sentí invadido por las lágrimas, extrañando mi casa y a Molly.
¡ -¿Cuántos años tienes? -me preguntó.
tal vez pueda ver al bebé. Falta menos de un mes, Tommo, y seré papá. Ytú
serás tío. ¿Qué te parece 7
Pero /a noche siguiente a la partida de Charlie para Inglaterra, no estaba
r¡.,
1:.. -Dieciséis -murmuré.
-Como yo -<lijo ella. La vi mirarme con más detenimiento-. Creo que
te he visto antes. -Yo asentí con la cabeza-. ¿Te volveré a ver, tal vez?
pensando en todo eso. Estaba en el estaminetde Pop, ahogando mi rabia ~n 1 -Sí -dije. Después ella se fue y me quedé solo en la noche otra vez.
cerveza. y era rabia lo que estaba ahogando, no simplemente pena: rabia ' Estaba más tranquilo ahora, más en paz conmigo mismo, y también torta-
hacia Charlie por abandonarme, rabia porque él iba a ver a Molly Ya la fami- ,. lecido. Me decidí mientras caminaba de regreso al campamento. Nos íba-
lia, y yo no. En mi embriaguez, pensé incluso en desertar, en ir tras él. Llega- ' mas de entrenamiento al día siguiente, pero tan pronto como volviéramos,
ría hasta el Canal y encontrarfa un bote. Llegaría a casa de alguna manera. iría derecho a Pop, al estaminet, y cuando la muchacha me trajera mi huevo
Miré a mi alrededor. Debía de haber un centenar o más de soldados en con papas fritas, juntaría coraje y le preguntaría el nombre.
el lugar esa noche: Pete y Nipper Martin, y algunos conocidos más entre Dos semanas más tarde estaba de regreso, y eso fue lo que hice.

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·,·1:·:, MICHAEL MORPURGO
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le dije que mi nom-
-An na -m e dijo. Y estalló en carcajadas cuando
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bre era Tommo.


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ados ingleses se
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/~.., ~-~ -E s verdad, entonces -di jo ella -. Todos los sold
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llaman Tommy.
-N o soy Tommy, soy Tommo -repliqué.
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rl - e, diferente de los .
J -E s lo mismo -se ria ell a-. Pero tú eres diferent
,
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otros, creo .
y con caballos, me ·.
Cuando escuchó que había trabajado en una granja,
re. Era enorme Ymag- ·__
llevó al establo y me mostró el percherón de su pad
lo acariciábamos. Ella,
nificente. Nuestras manos se encontraron cuando
La dejé y regresé ca:- · ·
entonces, me besó , rozando mi mejilla con sus labios.
, bajo una luna colga-
minando por el sendero ventoso hasta el campamento
nes" a todo pulmón. ·
da de lo más alto del cielo, cantando "Naranjas y limo
Pete me recibió en la tienda con el ceño fruncido .
ches lo que tengo .·· ··
-N o vas a estar tan contento, Tommo, cua ndo escu
que decirte.
-¿Qué? -pregunté.
"Horrible" Hanley
-Nuestro nuevo sargento. No es otro que el maldito ~

de Etaples.
·.
a Hanley encima . .__
Desde ese momento, cada hora de cada día, teníamos
ados haraganes, y ·
Decía que nos habían consentido, que éramos unos sold
del campamento ·_
que nos iba a poner en forma . Y no se nos permitía salir
nunca estaba satisfe- •
hasta que él estuviera satisfecho. Y por supuesto, él
a Anna otra vez. Para _··
cho. Así que no pude salir del campamento para ver
donos los talones,
el tiempo en que volvimos al frente, con Hanley mordién
dentro de nuestras .• ·
su voz se había transformado en un ladrido despiadado
no, muchísimo más ·_ ·•
cabezas. Cada uno de nosotros lo odiaba como al vene
de lo que jamás habíamos odiado a Fritz.

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