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LA VIDA COTIDIANA EN LA NUEVA ESPAÑA:

La vida de los novohispanos -aunque estaba caracterizada por la


desigualdad y el trabajo brutal- también tenía momentos de
esparcimiento, de fiestas y tradiciones que los indígenas y la gente de
color se encargaron de unir a las costumbres que llegaban del otro lado
del océano. 

Se reunían, bailaban, festejaban y enterraban a sus muertos en un


ambiente donde lo indígena, lo africano y lo europeo se mezclaban. Sus
lugares de reunión eran: el mercado, la plaza pública y las calles era un
buen lugar para que los indígenas se reunieran; mientras que los
Templos y las casas eran los centros de congregación para las mujeres
de los españoles y los criollos.

El ámbito religioso
La Iglesia, promovía una gran cantidad de festividades: La
conmemoración a los Santos patronos de las comunidades y de los
gremios, los momentos de esparcimiento como el carnaval, y los
espacios donde la evangelización se unió con el teatro y lo festivo, como
las pastorelas y las posadas.

La religión, era un ingrediente indispensable en los días de los


novohispanos. En el caso de los indígenas y la gente de color, su
religión, se fué vinculando con antiguas prácticas y fervores para dar
paso a una fe que -a pesar de ser fundamentalmente católica- tenía
rasgos que la unían con el pasado indígena y el mundo africano.

Fiestas y diversión
Durante sus fiestas, el regocijo y los espectáculos eran extraordinarios y
extravagantes. Las corridas de toros, la quema de Judas, las peleas de
gallos y los desfiles de “La tarasca”, un dragón de cartonería. 

Para romper con la monotonía de la vida diaria, los novohispanos eran


muy aficionados al juego: las barajas, las apuestas y las loterías. Sus
diversiones más frecuentes eran las cacerías, los paseos campestres, y
las tardes en la Alameda entre otras.

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