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Enseñanza y disciplina sobre los hijos (clase Pstr. J.

Cerdeira 29-10-2018)
Principios: Nosotros influenciamos a nuestros hijos y se calcula que en promedio se
afectan a 20 personas del entorno.
1) Prepararnos para ayudar a nuestros hijos a crecer:
a) Reconocer que nuestros hijos pertenecen al SEÑOR
Salmos 24:1 De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.
Nuestros hijos son del Señor, no son propiedad nuestra. El Señor nos los dió para que
podamos ser administradores de ellos y criarlos.
b) Dios le da gran valor a los niños (en algunas culturas son maltratados desde
chicos)
c) Reconocer que nuestros hijos son un regalo de Dios.
Salmos 127:3 3 He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del
vientre. 4 Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud.

Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado Cuando
hablare con los enemigos en la puerta.

d) Ayudar a crecer a nuestros hijos: es muy importante la tarea que tenemos como
padres en el desarrollo futuro de ellos. A la vez es importante entender la etapa
que ellos están viviendo.
La Biblia menciona que, para la cultura hebrea, los niños se independizaban al casarse,
momento en que dejan de estar bajo la tutela de sus padres. En EEUU se ve mal que un
chico de 20 años viva con sus padres, por eso existe la cultura de dejar el hogar antes de
esa edad.
e) Discernir que nuestros hijos son únicos en cualidades, capacidades, habilidades,
y debemos darles dirección a sus vidas de acuerdo con esto. Un ejemplo en la
Biblia es el caso de Esaú y Jacob, uno era cazador y el otro permanecía en las
tiendas al cuidado de su madre. Debido a las preferencias de sus padres,
estuvieron separados por 20 años. Vemos que los padres pueden influir para bien
o para mal.
f) Recuerde que nuestro ejemplo es lo que mas enseña a nuestros hijos, en todas
las áreas. En algunos casos hacemos las cosas bien en algunos rubros y en otros
no.
g) Debemos proveer y proteger para cada hijo en particular
Lucas 2:52 52 Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los
hombres.
La formación de un niño en la cultura hebrea era conocer la Palabra en profundidad, asistir
a la sinagoga y aprender de los maestros. Tenían que conocer el Pentateuco de memoria y
a los 12 años presentarse a los maestros, exponer en público y así pasaban a ser
responsables de sus actos. Ahora, todo lo que habían aprendido, tenían que ponerlo en
práctica. Jóvenes de ambos sexos ya estaban para poder tener hijos. Por eso a los 12 años
lo llevaron a Jesús al templo en Jerusalén, lejos de donde vivían sus padres.
Sobre esta base veremos como nuestros hijos deben desarrollarse en sabiduría, estatura y
en gracia para con Dios y los hombres.
Ayudar a crecer a nuestros hijos en sabiduría
a) Ayudarles a poder descubrir el plan de Dios para sus vidas. Ayudarles a descubrir
por si mismos sus dones, por ejemplo, en base a preguntas, ya que ellos poseen una
capacidad ilimitada de aprender. Debemos acompañarlos no solo en el campo
espiritual, sino que puedan descubrir sus habilidades y desarrollarlas.
b) Enseñarles el valor de una buena educación. “El analfabetismo le roba la comida y
la salud a la gente”. Es nuestra responsabilidad el desarrollo mental, como
espiritual. Un tercio de la población mundial tiene problemas de nutrición por no
saber leer. Así son guiados para el mal, porque se aprovechan de ellos. Necesitamos
que nuestros hijos estudien y esa es una responsabilidad nuestra. A veces les
decimos a nuestros hijos “trabajá o estudiá”, cuando tenemos que logra que
estudie, es nuestra responsabilidad. El niño o el joven a veces no tienen esa visión y
es ahí donde tenemos que orientarlos, porque si no después paga las consecuencias
de no haber estudiado. Hay una frase que dice “el precio que no pagas entre los 20
y los 30, lo pagas después de los 50 años”, o sea que los mayores de 50 no podemos
cambiar nada, pero si influenciar sobre nuestros hijos, es nuestra responsabilidad.
c) Ayudarles a tener actitudes piadosas y técnicas para con el dinero.
1) Tenemos que crear en ellos una actitud correcta, acorde a La Palabra, respecto al
dinero. Enseñarles a ofrendar, diezmar, administrar, etc. Los hijos miran siempre
lo que nosotros hacemos con el dinero, aunque no lo demuestren, aunque estén
haciendo otra cosa, tienen esa capacidad. Somos su mejor ejemplo, así que, si
nos manejamos mal, serán malos administradores. No solo ven lo que hacemos,
sino que escuchan lo que hablamos.
2) Tenemos que inculcarles el valor de La Palabra en cuanto al dinero, dar para el
Señor y a otros que lo necesiten, no ser egoístas.
3) Crear un hábito de ahorrar y administrar bien la economía. Que vean como
administramos la casa, y enseñarles que de lo que le regalan, aparte su diezmo
para el Señor. Si hay alguien que mal administra, seguramente es por herencia,
por lo general. Si venimos de padres que están acostumbrados a no cuidar la
economía, tenemos que cortar con eso. De niño le enseñamos lo básico y cuando
crecen le enseñamos a responsabilizarse. Las cosas que no se corrigen de niño,
seguramente serán un problema en el matrimonio, cuando crezca.
d) Enseñarles a comprender los asuntos sexuales. Tenemos que enseñar cada día más,
acorde a las barbaridades que vemos hoy día, es prevenir. Mas que nunca tenemos
que enseñarle, para que no lo terminen aprendiendo en otro lugar y con la persona
indebida, sino de sus propios padres. Si no fortalecemos la información en nuestras
casas, es un desastre lo que sucederá con nuestros hijos.
e) Enseñarles a trabajar. Que en el seno de la familia ellos entiendan la importancia
del trabajo, aún en las pequeñas cosas y responsabilidades. Que desde pequeños se
den cuenta que los recursos se obtienen trabajando y no robando, que todo lleva un
sacrificio consigo. Lógicamente, todo esto tiene que estar adaptado a la edad, no
pretender que un niño tenga una mentalidad de 40 o 50 años. En todas las edades
tienen que tomar conciencia del valor del trabajo, que aprendan a ganar sus propios
recursos. No puede ser que un niño no haga nada, tampoco cargarlo con
responsabilidades que no le corresponden. Tienen que formar poco a poco la
cultura del trabajo.

Ayudar a crecer a nuestros hijos en estatura (La responsabilidad que tenemos como
padre).
Principios
1) El niño necesita afecto. Es importantísima la salud emocional de los niños desde la
temprana edad cuando comienza a su formación. En los primeros años de vida el
cerebro del niño crece hasta el 70% de lo que crece en toda la vida. Un chico
desnutrido se dice que es una persona “poco cableada”, con poca lucidez neuronal, y
después no tiene elementos para desenvolverse en la vida. Esto lleva a que para que
una nación avance, necesita una buena alimentación en la niñez. Si se elimina la
desnutrición en una nación, en 30 años tenemos una potencia del primer mundo.
Así el ser humano logra todas las capacidades completas, sino las pierde. La
responsabilidad nuestra es alimentar a nuestros hijos (el Señor crecía en estatura).
Si no lo alimentamos correctamente durante los primeros años de vida, el niño
queda poco cableado, como sin respuesta a los estímulos. No podrá crecer luego,
quedando limitado para toda la vida. La capacidad neuronal no se regenera.
2) El niño necesita limpieza. Una familia mínimamente tiene que tener:
a) Cloacas: si no las hay, los focos infecciosos, letrinas y pozos ciegos, contribuyen a
la formación de colonias de parásitos que viven en el interior de las personas, que
se alimentan de los que ingerimos. O sea que parte de los nutrientes que
consumimos, contribuyen a la proliferación de la colonia en nuestro interior,
donde además se reproducen. Esto resta potencial de crecimiento que llevan los
nutrientes que ingerimos, o sea que es una forma de estar mal alimentados hasta
que el parásito y su colonia es erradicado del cuerpo. El parásito empeora la
desnutrición. Lo mínimo que tiene que tener un niño es agua caliente, cloacas y
una buena alimentación. Si esas 3 cosas suceden, y son prioridad durante 20
años, seguramente seremos una potencia en el mundo. Ya que el mayor recurso
es la capacidad del hombre, no el dinero.
b) Limpieza del cuerpo, ropa y casa. Un chico que nace y vive en una casa donde
no hay limpieza, va a replicar lo mismo. Esta es otra de nuestras
responsabilidades.
c) Ejercicio y descanso. El no ser organizados lleva a no tener un buen descanso y
por ende no recuperamos las energías gastadas. Todo ese desorden se traslada a
la familia, a los hijos, y perjudica en todas las áreas. Es nuestra responsabilidad el
orden en la casa. Los argentinos tenemos tendencia a acostarnos tarde, pero
tenemos que tener un límite. Si servimos al Señor esto nos va a pasar y tenemos
que ser organizados. Este desorden es muy común y termina afectando a
nuestros hijos.
d) Cuidado médico. Ayuda a que nuestros hijos crezcan saludablemente.
Vacunación, consultas médicas, etc.
La palabra nos ayuda a tener conciencia, ya que padres perfectos no hay, la idea no es
llegar a una condenación, sino comenzar a cambiar toda actitud errónea que no vaya de
acuerdo con La Palabra. Esto es para tomar conciencia de los errores, pedir perdón a Dios y
cambiar de ahora en más, sin idas y vueltas. Pedimos perdón por lo que heredamos,
errores de formación, pero inmediatamente cambiamos, como buenos hijos de Dios que
somos.

Gracia para con Dios


1) Los padres tenemos la responsabilidad de hacer crecer a nuestros hijos
espiritualmente. Los niños siguen las huellas de los padres. No siempre de hombres
ungidos resultan hijos del mismo calibre (los hijos de Isaac y los de Moisés), pero no
nos podemos quedar con esto, nosotros trabajamos para criar hijos de Dios. No es
dejar a los hijos en la casa para venir a hacer la obra. Ellos tienen que ser parte de la
obra con nosotros, porque si no, cuando los queramos llevar, no van a querer. Los
hijos tienen que congregarse, porque son nuestros primeros discípulos. Necesitamos
ocuparnos de ellos. Tienen que crecer en gracia para con Dios. Que sigan nuestras
pisadas, que nos vean orar, leer la palabra, hacer cosas espirituales, congregarnos,
que nos escuchen lo que hablamos. Lo hablarle mal de su líder porque el niño
comienza a juzgar al maestro. Así perjudicamos a nuestros hijos, pueden caer en un
rechazo a la vida cristiana y no lo sacamos más, a menos que tengan un encuentro
con el Señor y les cambie la forma de ver las cosas.
2) Tenemos que enseñarles con el ejemplo, pero además necesitan escucharnos y
aprender. Tenemos que proveer y proteger. A veces lo hacemos sin que ellos se den
cuenta. No solo tienen que ver a través de nuestro ejemplo, también enseñarles a:
a) amar a Dios.
b) Protegerlos de malas influencias. Controlar amistades, horarios y salidas. Saber
dónde están y con quién se relacionan. Es necesario que velemos por las
amistades de nuestros hijos. Es nuestra responsabilidad velar para su bien,
porque queremos lo mejor para ellos.
c) Llevarlos a recibir a Cristo a temprana edad. Para que no sean simples
acompañantes nuestros dentro de la iglesia. Asegurarnos que en algún momento
hayan entregado su vida al Señor en el altar. Asegurarnos que nuestra hija haya
tenido un encuentro con el Señor.
d) Animarlos a leer la Biblia. Una oración al final del día o en cualquier momento,
hacer un devocional.
Gracia para con los hombres
a) Debemos ayudar a nuestros hijos a que sean sociables, que se relacionen con otros.
b) Es muy importantes que se sientan amados, porque sino con el tiempo se
transforman en antisociales.
c) Deben sentirse aceptados.
d) Es importante que podamos resaltar sus virtudes y no forzar jamás a comparaciones
con otros. Así se forma el carácter.
e) Debemos ayudarles a cumplir el plan de Dios para sus vidas. Percibir las cualidades
espirituales que tienen y ayudarlos a tomar decisiones.
f) Que tengan un buen concepto de si mismo y alta la autoestima.
1) Hablarles de lo que pueden cambiar.
2) Ayudar a líderes y guías en la orientación espiritual. Explicarles tantas veces sea
necesario las cosas que no entienden.
3) Ayudarlos a mejorar tanto como sea posible.
4) Hacer énfasis en los buenos valores (trabajo, administración, amistades, etc.)
5) Ayudarles a hacer cosas por sí mismo.
6) Ayudarles a tener un buen comportamiento. Modales, actitudes.
La disciplina
Disciplinemos a nuestros hijos para que crezcan en gracia para con Dios y los hombres.
Hebreos 12:6-8 6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por
hijo. 7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a
quien el padre no disciplina? 8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido
participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.

a) Disciplinar con AMOR. La idea es que la disciplina sea para que la persona /hijo
cambie, no para pelearnos con él.
b) Disciplinar para SALVAR a nuestros hijos
Proverbios 19:18 18 Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se apresure tu
alma para destruirlo.

c) Disciplinar para dar seguridad a nuestros hijos. Dar dirección y corrección a tiempo.
d) Corregir consistentemente. Firmes a la hora de corregir y que la disciplina se cumpla
para que el niño sepa que él no controla la situación, y no crea que “no pasa nada”.
Para tener resultados, lo que se establece como sanción, se tiene que cumplir. La
corrección no es tratar mal o faltar el respeto.
TODOS ESTOS PRINCIPIOS ESPIRITUALES SON VALIDOS PARA HIJOS Y DISCIPULOS (HIJOS
ESPIRITUALES)
Por eso tenemos que ordenarnos primero nosotros como padres. Si a un discípulo es
castigado por algo que el líder no cumple, la corrección deja de tener fuerza/valor. No
sirve. No caer en abusos o señorío sobre la gente.
e) Corregir para enseñar respeto a la autoridad en los demás. Dentro del hogar, la
escuela, el trabajo, en la iglesia o donde estemos. Debemos enseñar que tienen que
respetar las autoridades, porque Dios respalda a la autoridad, donde quiera que el
niño se desenvuelva.
f) Trabajar unidos como padres. Es nuevamente el caso de Rebeca e Isaac, que como
padres trajeron problemas a Jacob y Esaú, por tener predilecciones con sus hijos.
Como padres tenemos que estar de acuerdo, al momento de imponer disciplina a los
hijos.
g) Disciplinar tranquilamente. Si estamos enojados, no es el momento de imponer
disciplina, porque vamos a hablar y corregir MAL.
Proverbios 29:11 11 El necio da rienda suelta a toda su ira, Mas el sabio al fin la sosiega.
Es importante poder contenerse, y reaccionar cuando uno ya está mas calmo, va a ser
mucho mas efectivo.
h) Disciplinar inmediatamente. No contradice al anterior. Esto se refiere a que, si
vamos a disciplinar, no puede pasar una semana, porque el efecto se pierde. Tiene
que ser inmediata, a tiempo.
i) Disciplinar con moderación. No se puede vivir todo el tiempo disciplinando, tiene
que haber cosas buenas hechas por el niño/discípulo.
j) Imponer la disciplina adecuada para cada niño. Como dijimos que todos somos
diferentes, somos distintos en emociones y reacciones, no se puede disciplinar de la
misma forma, en serie. Tiene que haber una correlación entre los hechos y la
disciplina.
k) Disciplina de acuerdo con la falta cometida. Disciplina leve para problemas leves y
fuerte para problemas graves. La disciplina es de acuerdo con la gravedad de los
hechos.
l) La disciplina tiene que ser cuando el niño sabiendo hacer lo correcto, lo hace mal.
Si comete un error sin saber, no es para disciplinar. Si no sabe, mas que corregir hay
que explicar.
m) Corrija por rebelión, no por accidente. No es lo mismo si se comete un error por no
saber, que si se comete por rebeldía. Incluso hay chicos que son muy rebeldes y
necesitamos la ayuda del Señor para disciplinarlos. No hay una receta para cada
chico.
n) Discipline para enseñar. Decirles que uno lo ama y que quiere lo mejor para el/ella,
demostrarles que se hace para el bien del niño, aunque al niño le duela y en el
momento no lo reconozca, pero después lo va a entender. Así éste acepta la
disciplina con corrección. Siempre con una explicación valedera. A medida que la
edad avanza hay que hablar cada vez más. Lo mismo cuando reprendemos a un
discípulo.
o) Disciplinar en una forma provechosa y útil. Hay métodos de disciplina muy
variados. No tenemos que hacerlo “porque si”, sino con un fin determinado.
1) Si un niño no mejora con el tiempo, la disciplina pierde su efecto.
2) Si la disciplina es demasiado injusta, severa o pesada, puede llevar al niño a
desanimarse y la disciplina pierde su efecto.
3) Si no funciona la pena que elegimos, cambiar de método, para que el resultado
sea útil.
Pidamos al Espíritu Santo que nos llene de gracia y sabiduría para saber actuar en cada
caso.

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