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ANÁLISIS LECTURA DEL

INFORME FINAL. CAPÍTULO 1. “PERIODOS DE LA VIOLENCIA”.

RESUMEN.
La lectura describe, desde la perspectiva de la CVR, el conflicto armado interno
vivido por el Perú entre 1980 y el 2000; sus antecedentes, su impacto en vidas
humanas, y la causa de su desencadenamiento1. La CVR en el citado texto,
reconoce el derecho y el deber que tuvo el estado peruano de haberse defendido
frente a la guerra iniciada por la OT-PCP SL2. Resalta la inadecuada evaluación
inicial del Gobierno, de las Fuerzas Armadas y hasta de la Izquierda peruana,
sobre los objetivos, esencia y estratégia de la OT- PCP Sendero Luminoso, lo
que llevó, entre otras cosas, a que los gobiernos delegaran la conducción de la
lucha contrasubversiva a las Fuerzas Armadas (FFAA), aceptando tácitamente la
militarización del conflicto, dándose una respuesta fundamentalmente militar a
una problemática que también tenía componentes históricos, sociales,
económicos y culturales, lo que terminó por agravar el conflicto y por propiciar su
escalada, objetivo que la OT- PCP SL buscaba.
La CVR señala también, cómo el conflicto armado interno afectó al país y a los
peruanos, principalmente a aquellos habitantes de las zonas rurales de los
sectores más afectados, los cuales se encontraron muchas veces entre el fuego
cruzado de los subversivos y de los Agentes del Estado. Dicho capítulo describe
el contexto complejo en el que se desarrollaron estas acciones3.
Finalmente, describe los periodos del Conflicto Armado, dentro de un esquema
de periodización propia y particular de la CVR4.

1
La decisión de la OT-PCP SL de iniciar una guerra popular contra el Estado peruano.
2
Indican que debió hacerlo, garantizando la defensa y vigencia de los derechos fundamentales de sus
ciudadanos.
3
(1) La transición a la democracia luego del gobierno militar; (2) la peor crisis económica del siglo; (3)
una crisis política que debilitó el sistema de partidos políticos; (4) dos situaciones de conflicto
armado internacional; (5) un autogolpe de Estado; (6) la renuncia de un Presidente envuelto en
denuncias de corrupción, y; (7) la agudización del fenómeno del narcotráfico y su participación en el
conflicto armado.
4
Habiendo considerado: (1) inicio de la violencia armada (mayo 1980 - diciembre 1982); (2)
militarización del conflicto (enero 1983 - junio 1986); (3) despliegue nacional de la violencia (junio
1986 - marzo 1989); (4) crisis extrema: ofensiva subversiva y contraofensiva estatal (marzo 1989 -
setiembre de 1992), y; (5) declive de la acción subversiva, autoritarismo y corrupción (setiembre
1992-noviembre 2000).
ANÁLISIS:

1. Sobre el número de víctimas fatales reportado: Partimos del dato de que según
el informe de la CVR, el número total de peruanos muertos o desaparecidos sería
de 69,280 personas, a pesar de que afirman que, de dicha cifra, sólo recibieron
reportes y denuncias de aproximadamente el 35% (23,9695 muertes o
desapariciones). Indican que el primer número es el resultado de una proyección
estadística.
Al respecto, según CVR (2003), anexo (2) a su informe final, para la
determinación de dicha cifra, se aplicó un procedimiento estadístico utilizado en
investigaciones similares, tales como las de Guatemala (1960-1996) y Kosovo
(marzo-junio 1999), denominado “Estimación de Múltiples Sistemas” o “MSE”, por
sus siglas en inglés), cuya lógica consiste en extraer patrones de distintas
listas incompletas (en este caso de fallecidos o desaparecidos), para luego
determinar los patrones de repetición de los datos coincidentes, a partir de
los cuales se hacen las proyecciones.
Lo anterior lleva a otro aspecto a considerar: las características de las bases de
datos que fueron insumos para la aplicación de la metodología.
En el Capítulo 1. “Periodos de la Violencia”, la CVR reconoce que hubo un sesgo
en el recojo de denuncias sobre muertes y desapariciones, en las que, según
refiere, no se recogieron con igual diligencia, las que responsabillizaban a los
grupos subversivos, en comparación con las que incriminaban a los Agentes del
Estado.
Las listas incompletas de fallecidos y desaparecidos registrados, que incluía el
dato de los presuntos responsables de dichas muertes y desapariciones, que
fueron utilizadas como insumo, fueron las de: la Coordinadora Nacional de
Derechos Humanos (CNDDHH), el Centro de Desarrollo Agropecuario (CEDAP),
la Comisión de Derechos Humanos (COMISEDH), la Defensoría del Pueblo (DP),
la del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y finalmente la de la Comisión
de la Verdad y Reconciliación (CVR).

5
Según CVR (2003), anexo (2) a su informe final, el 78% de las víctimas fatales reportadas, tienen
nombre completo; 19% sólo nombre y apellido paterno; 3% únicamente apellido paterno, nombre,
seudónimo o alguna otra característica que pudo individualizarla, pero no identificarla
completamente (función o cargo que ocupaba en su comunidad, edad, pertenencia a una familia,
etc.).
Considerando que, del total de víctimas documentadas atribuidas a los agentes
del Estado en el informe de la CVR, el 33% corresponden a registros que sólo
aparecen en la base de datos de la CVR. Por otro lado, el 95% y el 80% de las
víctimas documentadas que serían responsabilidad del PCP-Sendero Luminoso
o de otros agentes, respectivamente, aparecen exclusivamente en la base de
datos de la CVR, por lo que se deduce que, para las organizaciones mencionadas
previamente (CNDDHH, CEDAP, COMISEDH, DP y CICR) el porcentaje de
responsabilidad sobre el total de los muertos y desaparecidos como
consecuencia del conflicto armado interno en el Perú, de la OT- PCP Sendero
Luminoso, habría sido del 10% en lugar del 53.68% que señala el informe de la
CVR, porcentaje al que se llegó luego de la inclusión en el procedimiento
estadístico de los datos de la citada Comisión.

2. Sobre la respuesta netamente militar del estado en la conducción estratégica de


la respuesta ante la subversión, y la posibilidad de que se replique dicha situación
en la actualidad: Como fuera mencionado en el texto, a partir de 1982, los
gobiernos delegaron la conducción de la lucha contrasubversiva del Estado
Peruano a las Fuerzas Armadas (FFAA), la misma que, producto de una
inadecuada apreciación inicial de la situación, dio una respuesta básicamente
militar a un problema que requería ser tratado en el nivel estratégico del estado y
desde una perspectiva integral.
En el año 1989 coincidieron dos hechos relevantes: (1) la definición como
objetivo, dentro de la estratégia integral6 de la OT- PCP SL, de la búsqueda del
“equilibrio estratégico”; (2) el cambio de estratégia integral por parte de las FFAA
(es decir, por parte del estado), que contemplaba una mejor organzación
territorial7, y la disputa estratégica del apoyo, tanto de la población en zonas de
confrontación (mediante la conformación de Comités de Autodefensa), como del
financiamiento recibido por el narcotráfico a la OT- PCP SL (mediante la definición
de las OONNTT como “no enemigas”, en tanto no apoyen a SL).

6
Según Jiménez Bacca (2000), la estrategia de la OT- PCP SL fue la “Guerra Prolongada”, la cual se
desarrollaría en tres partes: (1) Defensiva estratégica: guerra de guerrillas que jugaba un papel
estratégico; (2) Equilibrio estratégico: la Guerra de Guerrillas se transformó en Guerra de
Movimientos; (3) Ofensiva estratégica: Última etapa, en la que primaba la Guerra de Posiciones para
decidir la guerra.
7
Mediante la organización de frentes contrasubversivos en lugar de Zonas de Seguridad.
Lo antes señalado evidencia que, luego de 7 años de aprendizaje, el Estado
estuvo en condiciones de establecer una estratégia contrasubversiva que probó
ser eficaz.
En el contexto actual, diversos acontecimientos recientes8 permitirían inferir que
el Estado viene asumiendo una orientación netamente Policial como estratégia
para la contención del conflicto social vigente9, ello, presumiblemente, por una
falta de entendimiento, por parte de los conductores estratégicos del Estado, de
las motivaciones, objetivos y estratégias de las organizaciones que promueven el
desborde social. Es pertinente evidenciar que se estaría replicando la
problemática presentada durante los primeros años de la década de 1980.

3. Sobre presunto sesgo ideológico en la presentación de parte de la información


en el Capítulo I del Informe de la CVR: Según la CVR, solo en Ayacucho, entre
1980 y 2000, habrían muerto o desaparecido el 37.9% de los afectados (26,259
personas).
Con el aparente fin de evidenciar que la tragedia humana acontecida, impactó de
manera distinta en diferentes lugares y estratos poblacionales, la CVR señala
que, si dichas bajas se hubiesen dado en todo el país y en las mismas
proporciones en las que se dieron en Ayacucho, los afectados, sólo en Lima,
habrían sido en cantidad, la población acumulada, al año 2000, de los distritos
limeños de San Isidro, Miraflores, San Borja y La Molina.
Tomando como referencia el cuadro Nro.08 “Lima metropolitana 2019: Población
y hogares según distritos”, del Market Report Nro.04 (abril 2019) de la Empresa
CPI; por cantidades similares de población, la CVR pudo considerar como
ejemplo de distrito limeño: en lugar de La Molina, el Rimac, La Victoria o San
Miguel; en lugar de Miraflores, Surquillo, Lurín, Breña o Magdalena; en lugar de
San Isidro, Lince, San Luis, Ancón o Magdalena del Mar, y; en lugar de San Borja,
Pachacamac; lo que evidenciaría cierta intencionalidad de referirse a los distritos
de Lima, que coincidentemente tienen una población de nivel socio-económico
medio-alto y alto.

8
Entre otros, la designación de Ex Director General de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin)
como Jefe de la DINI. https://gestion.pe/peru/politica/dini-roger-arista-perea-es-designado-como-
nuevo-director-de-la-dini-en-reemplazo-de-juan-carlos-liendo-noticia/?ref=gesr
9
Desatado a partir del intento del ex presidente Castillo de subvertir el orden constitucional, su
posterior destitución y la transición constitucional con quien fuera su Vice-Presidenta.

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