Está en la página 1de 10

cuaderno 5 - art.

La Plata. Prefiguración y determinación.


Roberto Lombardi.
52
Localización. (*) En 1964, el grupo inglés
Archigram presentó el proyecto
«Cities Moving». (*)
de la «Walking City» (ciudad
caminante) con un fotomontaje
que tenía un enorme letrero
anunciando «Cities Moving»
(«ciudades en movimiento»,
pero también «ciudades mu-
dándose»), imitando los anun-
cios de cambios de domicilio
domésticos.
Un decreto del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires ordena la
fundación de una nueva capital, después de que Buenos Aires (la ciu-
dad) pasara a ser definitivamente capital de la nación. Efectivamente,
hay ciudades que se instrumentan por ley. Se fundan. El sistemático
trabajo de los colonizadores en América ha sido aplicar veloz y bastante
indiferentemente las Leyes de Indias, sabiéndolas una organización
estricta pero elástica de la distribución de la propiedad del territorio,
posible de ser demarcada y administrada por pilotos y soldados en aque-
llos lugares donde la geografía o el cansancio lo sugirieran. Así, nues-
tras ciudades actuales toman buena parte de sus potencias y debilida-
des de esa determinación sensible entre una sistemática mediación
organizativa del espacio, y su lugar y ocasión de fundación.
Pero La Plata ha sido originalmente constituida por materiales e instru-
mentos bastante más arquitectónicos que los de la ley. Y en su particu-
lar resistencia a ser meramente sueño hecho realidad -su persistente
estado de proyecto-, se funda nuestro interés.
El proyecto de La Plata se comenzó a desarrollar sin conocer todavía la
localización que tendría la ciudad. La extensiva invariancia de la Pampa
en la provincia de Buenos Aires parece haber permitido actuar con este
territorio indiferenciado, siempre listo, una particular clase de no-where.
Por extensión, los proyectos para los edificios públicos que poblarían la
ciudad, llamados a concurso antes de aprobar sitio y traza de la nueva
capital, se premiaron desconociendo posición, tamaño, forma y orienta-
ción de los predios que les corresponderían. También podemos pensar
que la misma vocación genérica implementa a la figura perimetral cua-
drada (con los vértices señalando fijamente los cuatro puntos cardina-
les), la extensión exacta de una legua por una legua, la sempiterna grilla
de manzanas. Pero al mismo tiempo, sabemos que para describir el
trabajo hecho en La Plata se ha recurrido muy frecuentemente a los
modelos de ciudades ideales renacentistas, intensos ejercicios de sin-
gularidad formal y de figuración. La Plata, aunque indudablemente se-
ducida por la académica filigrana geométrica de estos trabajos, ha su-
perado la tentación de volverse imagen completa cristalizada, la satis-
facción de suspenderse en la ausencia de localización. Imágenes en la portada:
-Amancio Williams.
Aunque el Departamento de Ingenieros de la Provincia ya había desa- Fotografía del Río de la Plata.
rrollado varios trabajos para otros poblados, la ocasión de proyectar la En Vekstein, Claudio; «Sende-
futura capital, demandó una atención particular sobre su singularidad. ros luminosos», Revista 3, nú-
mero 6, 1995, Bs. Aires.
Una condición se volvió directiva para los sitios considerados: la nueva
-«Fundación de La Plata: Llega-
capital sería la ciudad de un puerto. Seguramente la extensa serie de da de la concurrencia por la ca-
alternativas simétricas frontales que constituyen todo el recorrido de los lle 51. Foto Bradley, colección
bocetos archivados, dan cuenta de esta intensa influencia excéntrica. Archivo y Museo Históricos del
Si la Pampa ha sugerido persistentemente imaginación de ausencias y Banco Provincia de Buenos Ai-
abstracción, el Río lo ha hecho con la misma intensidad. La extensión, res». En De Paula, Alberto S.J.;
chatura y homogeneidad de sus paisajes, que en apariencia actuarían La Ciudad de La Plata, sus tie-
rras y su arquitectura, p. 95.
como tabula rasa, son sin embargo los materiales que constituyen terri- -Foto aérea de La Plata, cerca
torios singularmente cargados de cualidad (la extraordinaria serie de de 1983. Parte de Fig. XVI-4 de
fotografías tomadas por Amancio Williams -por citar un caso- lo prueba La Plata. Ciudad Nueva Ciudad
sobradamente). Antigua. AA. VV.
53
Antecedentes del sitio
Poblados y accesos
Flora
Topografía

-«Esquema demostrativo de
la situación existente en la re-
gión previamente a la funda-
ción de La Plata». Fig. II-13
de La Plata. Ciudad Nueva
Ciudad Antigua. AA. VV.

-«Reconstrucción de la ubica-
ción geográfica de la flora
vernácula del antiguo partido
de La Plata. Los nombres de
los accidentes geográficos y
localidades actualizados
cumplen la mera función de
referencia». Fig. II-5 de La
Plata. Ciudad Nueva Ciudad
Antigua. AA. VV.

-Plano general de «La Plata».


La imagen incluye Plano ge-
neral de nivelación, Plano de
quintas, chacras y puerto de-
finitivo y Plano del Partido de
La Plata. Expuesto en la Ex-
posición Universal de Paris
de 1889. Conservado en el
Museo Mitre de Buenos Ai-
res. Fig. V-7 de La Plata. Ciu-
dad Nueva Ciudad Antigua.
AA. VV.
54
Hemos leído al Río como Pampa líquida, a la Pampa como mar seco.
Esa posible inversión sugiere un juego: pensar la concentricidad del
trazado de La Plata como piedra fundacional echada al río en su centro,
recibiendo el rebote ondulatorio de la costa ahora sólida para producir el
despliegue de diagonales y calles sobre el lado del puerto. Excepcional-
mente, La Plata es un caso de ciudad pampeana que se configura sa-
biendo que uno de sus lados detiene su potencial expansión contra una
geografía diferente: el espesor de la costa.

La elección del sitio recae finalmente en las proximidades del puerto de


Ensenada. De todos los posibles puntos costeros para la nueva capital,
es el que cuenta con el mejor puerto natural, estando además cerca de
Buenos Aires (que era una condición positiva para la evaluación de los
sitios candidatos). Ocasional punto de la costa donde el lecho más pro-
fundo del río se arrima, haría menos exagerados los trabajos necesarios
de dragado y mantenimiento de canales para el movimiento fluvial. Al
mismo tiempo, ocasional punto de la costa donde el albardón (el borde
físico de la Pampa) se aleja de la costa y deja lugar a una banda sufi-
cientemente ancha de terrenos bajos, capaces de contener un puerto
importante.
La Plata encuentra sitio en el área donde el Río y la Pampa se separan
más intensamente: donde el espesor de una costa diferenciada se vuel-
ve ancho, donde el lecho del río se vuelve abruptamente profundo. A
diferencia de Buenos Aires, empecinada en comportarse como si am-
bos fueran lo mismo, La Plata celebrará su desencuentro.
Cuando el sitio y la traza están aprobados se realizan los trabajos para
iniciar la construcción. La posición de la ciudad -perpendicularmente a
la costa- depende del salto físico que separa a terrenos altos de bajos,
que será la línea de diferencia entre la nueva capital y su puerto. Pero,
decidida la posición de la ciudad en el otro sentido (el paralelo a la
costa) en correspondencia con el poblado de Ensenada y listos para
replantear, el fundador descubre dos dificultades. La ciudad debe co-
rrerse hacia el sudeste, porque hay terrenos bajos en la posición de la
plaza central y porque al norte hay un incipiente poblado recientemente
trazado (Tolosa) que se superpone ligeramente con los terrenos de la
nueva ciudad. La distancia de este movimiento hacia el sur se ajusta
con otra presencia local: una de las estancias expropiadas contaba con
un excepcional bosque de eucaliptos, plantado artificialmente. Ese soli-
tario bosque pampásico hace lugar a los parques principales de la ciu-
dad, en el punto de conexión con el puerto. La posición definitiva de la
ciudad no puede seguir desplazándose hacia el sur si quiere conservar
su object trouvé. Tolosa se volverá tangente, no satélite. Los bajos que-
darán cerca, pero descentrados. La Plata se fija. Y, un poco demorada
por este devenir, se funda.
55
Traza
Propiedad/Partición
Orientación/Conexión

-«Plano fundacional de la ciu-


dad de La Plata. Litografía
conservada en el Museo y
Archivo Dardo Rocha y en el
álbum ‘Vistas de La Plata’ per-
teneciente a la Biblioteca Pú-
blica de la Universidad Nacio-
nal de La Plata (1882)». Fig.
IV-5 de La Plata. Ciudad Nue-
va Ciudad Antigua. AA. VV.

-Foto aérea del «eje» de la


ciudad de La Plata. En
Garnier, Alain; El cuadrado
roto. Sueños y realidades de
La Plata, Municipalidad de
La Plata.

-Detalles de parcelamiento en
tejido central y general de la
ciudad de La Plata. Extractos
de Fig. X-20 de La Plata. Ciu-
dad Nueva Ciudad Antigua.
AA. VV.

-«’Plano del egido de La Pla-


ta. Capital de la Provincia de
Buenos Aires’. Ejecutado por
el Departamento de Ingenie-
ros de la Provincia en fecha
anterior, pero muy próxima a
la fundación. Archivo del doc-
tor Diego J. Arana». Fig. IV-
3 de La Plata. Ciudad Nueva
Ciudad Antigua. AA. VV.
56
Materiales.
Un dibujo.

El Plano Fundacional de La Plata (el dibujo que presenta formalmente


el trazado de la nueva ciudad) llama la atención especialmente por una
de sus reglas de dibujo: toda la ciudad se representa en base a una
diferencia básica entre espacio público -abierto- y espacio privado -ce-
rrado-, equiparando las plazas a las calles, para distinguirlas de las
manzanas a ocupar por construcción.
Dentro de cada clase, distintos materiales: en el espacio abierto, la prin-
cipal: calles y plazas (básicamente calles como líneas y plazas como
áreas). Las plazas: la central, cuadrada -copiando el perímetro de la
ciudad, ombligo concéntrico-; las de las medianas, alargadas subra-
yando los ejes; las de las diagonales, como rotondas o rotadas. Siste-
máticas pero no indiferentes, cualificadas todas por su posición.
Además, las avenidas se diferencian de las calles (por un cambio de
ancho de 9 a 13 m), dotando a la ciudad de un ritmo de mayor período.
Se definen cuadrantes de 36 manzanas cada uno. Las diagonales cru-
zan la cuadrícula determinando un nuevo patrón de escala, dibujando
la constelación de hitos (edificios públicos y plazas) primero concén-
tricamente, después frontalmente, intensificando la atención hacia el
puerto. Y las calles -o las manzanas- aproximándose muy discretamen-
te para producir la diferencia que hace visible a la banda central (tradi-
cionalmente llamada “eje”). Es llamativo: las manzanas de la banda
central -la de la catedral, por ejemplo-, presuntamente tan jerarquizadas
por la traza de La Plata, tienen la misma medida que una manzana
convencional de la ciudad (calle 66 entre 10 y 11, por ejemplo). Apenas
sus vecinas se han ocupado de estrecharse de a poco para destacarlas.
Una ligera variación capaz de cargar de diferencia a lo mismo.
Para lotear las manzanas se adoptó una disposición en H, que permitía
encarar los cuatro frentes de un modo equitativo aunque no semejante.
Para ocupar parejamente el territorio, las manzanas comunes alternan
su dirección predominante. Pero en la banda central (en el área afecta-
da por la variación que la produce) dejan de cruzarse, se alinean -reco-
nociendo la tensión entre frontalidad y concentricidad de toda la traza-,
y comienzan a perder los lotes intermedios gradualmente hasta llegar a
un sencillo frente-contrafrente manhattanista, demarcando la densa lí-
nea media buscando el puerto.
Allí la ciudad construye sus grandes edificios. Esa diferencia entre mo-
numento y tejido se fundamenta también con otros recursos. La legisla-
ción para la edificación inhibió la ocupación de lotes con construccio-
nes de perímetro libre para el tejido de la ciudad, favoreciendo la com-
pleta ocupación de los frentes hacia las calles. En cambio los edificios
públicos -probablemente por su abstracta posición a la hora de los con-
cursos para los que fueron proyectados- se localizaron en su mayoría
rodeados de jardines, frente a las plazas. Un cambio de grado, un borde
difuso en aquella diferencia radical entre abierto/cerrado o público/pri-
vado: los jardines de los edificios públicos como extensión del espacio
público vacío, las mismas manzanas ocupadas centralmente, pero no
llenas, construyendo la diferencia (hoy insistentemente disminuida) en-
tre propiedad del estado y propiedad privada. Bastante más que una
simple cuestión de tamaño.
Pero, regresando al Plano Fundacional, encontramos un tercer mate-
rial, extrañamente distinto: el bosque no se representa como espacio
vacío -como las otras plazas- sino como naturaleza (densamente hecha
de diferencias con la ciudad artificial). Si en principio el espacio público
se analogaba al vacío -calles y plazas como igual resistencia a la pre-
sión de ser fruto de renta privada-, el bosque es en cambio un espacio
público lleno, saturado de cualidades propias que la ciudad recibe como
un don imprevisto del sitio.
57
Progreso

-«Accesos ferroviarios a La Pla-


ta hacia 1950». Fig. XV-4 de La
Plata. Ciudad Nueva Ciudad
Antigua. AA. VV.

-Detalle de Nuevo Plano


Catastral de los Alrrededores
(sic) de Buenos Aires, Construi-
do con los últimos datos por
Adolfo Vital y Enrique Roux, in-
genieros.

-«Plano de La Plata y alrededo-


res (1974). Dirección de Geode-
sia de la Pcia. de Buenos Aires
(Cedido por cortesía de la mis-
ma)». Fig. IX-4 de La Plata. Ciu-
dad Nueva Ciudad Antigua. AA.
VV.

-Vista aérea de Plaza Moreno.


1939 (Foto Ministerio de Obras
Públicas de la Pcia. de Bs. Ai-
res). En De Paula, Alberto S.J.;
La Ciudad de La Plata, sus tie-
rras y su arquitectura, p. 207.

-Vista aérea de Plaza Moreno.


1978 (Foto Ministerio de Obras
Públicas de la Provincia de Bue-
nos Aires). En De Paula, Alber-
to S.J., La Ciudad de La Plata,
sus tierras y su arquitectura,
p.391.

En página siguiente:
-Secciones transversales de ca-
lles y avenidas de La Plata. Fig.
XII-1, 2 y 3 de La Plata. Ciudad
Nueva Ciudad Antigua. AA. VV.

58
Desfiguraciones. (*) «No importa lo que signifi-
quen el espacio y el tiempo, el
“Whatever space and time mean place and occasion mean more!”
lugar y la ocasión significan
Aldo Van Eyck (*) más!».
Una vez que la ciudad se localiza, la traza deja de ser figura (imagen de sitio
ideal, de ajustes geométricos perfeccionistas), y con los instrumentos que
cuenta adopta la forma de una extensa intervención territorial. En la dirección
NE-SO concentra su contacto con el puerto en un área muy restringida (la
forma del bosque y la circunvalación delimitan ese embudo), haciendo funcio-
nar a todo el puerto como un único conector entre ciudad y río (también las
urbanizaciones de Ensenada primero y Berisso después adelgazan su área
de contacto con La Plata sobre el mismo borde, reduciéndolo al mínimo).
Desde su inauguración y durante veinte años, el puerto de La Plata es boico-
teado y finalmente derrotado por el de Buenos Aires. Se frustra la ilusión de la
imaginación, que fundada en el conocimiento esperaba superar a la tradición,
como mera forma de insensata insistencia. El Puerto de Ensenada (que ya
nunca se llamará Puerto de La Plata) será en adelante casi exclusivo para
hidrocarburos. La consecuente aislación causada por la contaminación e in-
compatibilidad técnica, congela el crecimiento del vínculo entre ciudad y puer-
to. Su punto de conexión permanece restringido. Pero en el sentido contrario,
el comportamiento de la traza con su borde es completamente opuesto. Se
definen sucesivos parcelamientos para chacras, estados intermedios de una
gradación continua de predios menores a mayores, coordinados rítmicamente
según el patrón de cuadrantes de la traza original, mutaciones difusas -sin
contraste- entre el lote urbano y la estancia rural.
En la otra dirección las infraestructuras de conexión ejercen influencias funda-
mentales. El ferrocarril, originalmente destinado a rodear la ciudad, se concre-
ta cerrando tres de los cuatro bordes del cuadrado. Una cara queda libre de
interferencias: es la que conecta a La Plata con Buenos Aires. De ahí en
adelante, la traza de La Plata comienza a verse discretamente afectada por la
presencia de la Capital, hasta ahora ignorada por la indiferente simetría con
que la traza resolvía su lado orientado hacia Buenos Aires y su opuesto de
cara al incierto sur. Se suceden dos intervenciones menores: Casi inmediata-
mente después de la fundación, una gran porción de una de las plazas queda
desafectada para ese fin y es parcelada y vendida para edificar. Después, los
accesos vehiculares francos desde la Capital (1, 7, 13) terminan cruzando las
plazas que antes rodeaban en su camino hacia el centro de la ciudad. La
impaciencia de la comunicación se impone y tres plazas quedan partidas al
medio. La ciudad crece, a pesar de la simetría, de un modo desigual. Y la
proximidad de Buenos Aires se convierte en un valor de cambio positivo.
En ese persistente (y generalmente discreto) trabajo desfigurador los materia-
les de la traza se vuelven lugares. Las calles y avenidas, con sus dimensiones
fijadas por ley, adoptan variados modos de configuración a través de un pro-
ceso intensamente cualificador, en principio definidos por la variación en la
proporción calzada/vereda -haciendo lugar a vías más y menos rápidas- y por
la presencia o ausencia de ramblas intermedias (distinguiendo simples aveni-
das de bulevares), pero también por la localización y desarrollo de las espe-
cies botánicas que determinan cualidades físicas completamente particulares
en cada caso, y que comenzaron a disponerse evitando las acciones genéri-
cas, aunque progresivamente derivaron hacia estrategias definitivamente aza-
rosas y accidentales, que por ahora tienden a desviar -sin alcanzar a revertir-
las iniciales.
En el caso de Plaza Moreno, su trazado se modifica para admitir una tensión
necesaria: el centro de La Plata no se comporta solamente como un punto (el
viejo ombligo cruzado por medianas y diagonales), sino que reconoce la pre-
dominante dirección del eje (con la pesada presencia de palacio y catedral),
mutando hacia la actual cualidad de veredón entre dos fachadas. Aún más:
Los extremos de la plaza, en la misma dirección, tampoco se mantienen se-
mejantes: persistente sordamente un descentramiento que podríamos llamar
frontal. La pintoresca presencia de la catedral demanda la cesión de una por-
ción de la plaza a su vereda y en correspondencia redondea sus ochavas al
sur y oeste. Y un poco más: ya transfigurados los rigores de la simetría doble,
la simetría simple también cede: las manos de las calles vehiculares actúan
sobre las esquinas, que se estiran y desglosan en pequeñas bahías que ha-
cen lugar a los semáforos, cruces peatonales, etc., considerando su posición
y medida de acuerdo con el sentido del tránsito.
59
(*) Título de la canción de los La forma de la persistencia.
Beatles, donde el estribillo repi-
I saw her standing there (*).
te insistentemente: «cómo po-
dría bailar con otra, una vez que
la vi estando ahí?».
Habrán visto así al Bosque los
autores de la traza de la ciudad,
volviendo inevitable el anclaje
entre ambos?

El Bosque (con ese nombre genérico y propio al mismo tiempo) fue


artificialmente plantado alguna vez. Aunque la especie de eucaliptos
que lo puebla provenga de Australia, y su intrusión fue uno de los facto-
res que liquidó la flora autóctona original, su persistencia seguramente
Bibliografía: provenga de un factor particularmente pampásico: su desmesura. Po-
* La Plata. Ciudad Nueva, Ciu- demos conjeturar que La Plata se localizó a partir de encontrarlo y reco-
dad Antigua. Historia, forma y
nocer que esa era una ocasión que no merecía ser ignorada. Su precisa
estructura de un espacio urba-
no singular. Fernando de Terán. cualidad de bosque -no parque, no plaza- lo califica como lugar no inte-
Instituto de Estudios de Adminis- grado: casi externo, su posición define el límite más discontinuo de la
tración Local. Madrid / Universi- ciudad, y se ofrece como patrón de criterio limítrofe para la traza origi-
dad Nacional de la Plata. Madrid. nal. La circunvalación, ambiguamente avenida-plaza, aparece proyec-
1983.
* La Ciudad de La Plata. Sus tie- tada como adelgazamiento del bosque, aspirando a una discreta pero
rras y su arquitectura. Alberto S. insistente continuidad. Ese parque lineal, fino perímetro de la ciudad,
J. De Paula. Ediciones del Ban- ahora contenido entre manzanas semejantes a cada lado, sigue ac-
co de la Provincia de Buenos tuando hoy como la persistente cerca entre aquella ciudad imaginada y
Aires. Buenos Aires. 1987.
la simple e intensa fuerza constructiva indiferenciada y desparramada
* El cuadrado roto. Sueños y rea-
lidades de La Plata. Alain de las ciudades pampeanas. Pero -como decíamos-, el Bosque es otra
Garnier. Municipalidad de La cosa: el único lugar de la ciudad donde la forma resiste la previsibilidad
Plata. Laboratorio de Investiga- geométrica para desconcertar -como en las antiguos mitos europeos-
ciones del Territorio y el Ambien- hasta desorientar. Ningúna pieza de la ciudad ha sufrido tan intensas
te / CICBA. La Plata. 1994.
* “La Plata”. Alberto S. J. De acciones desfiguradoras, y ninguna las ha admitido con tanta capaci-
Paula. Diccionario histórico de dad. El bosque se ha cargado con los más singulares y característicos
arquitectura, hábitat y urbanismo lugares de la ciudad: el Museo de Ciencias Naturales, los estadios de
en la Argentina. Jorge F. Liernur, fútbol de Estudiantes y Gimnasia & Esgrima (no casualmente León y
Fernando Aliata. FADU
Lobo), el Jardín Zoológico, el Hipódromo y buena parte de las faculta-
(CEADIG, IAA, SEU), SCA. Bue-
nos Aires. 1992. des y colegios de la universidad que tipificó a La Plata como ciudad de
* Nuevo Plano Catastral de los estudiantes (mandato iluminista tan obviamente alimentado desde su
Alrrededores de Buenos Aires, proceso de fundación). Y se constituyó en ese mismo movimiento como
Construido con los últimos da- lugar crudamente otro, heterotopía de iniciaciones sexuales, choques
tos por Adolfo Vital y Enrique
Roux, ingenieros. Publicado por de pandillas, reliquias exóticas, golpes de suerte o desgracia, exaltacio-
Hugo Bonvinci. Buenos Aires. nes futbolísticas, asaltos, lecciones de manejo. Aunque intensamente
(circa 1910). (Gentileza Jorge saturado de sus cualidades universales de peligro y misterio (sustenta-
Hampton). das en la resistencia de la naturaleza a la previsibilidad), el Bosque se
* “Senderos luminosos“. Claudio
ha constituido en una de las mayores fuentes de identidad de la ciudad.
Vekstein. Revista 3, no 6 “Moder-
nos Rioplatenses“, 1995. Bue- Es una gran lección. Aún una ciudad (como pocas) que ha sido proyec-
nos Aires. tada a través de un procedimiento drásticamente prefigurador, es ca-
* “Holanda, o como constituirse paz de constituir su identidad (me refiero simplemente a la capacidad
una consistencia relevante”. Ciro de ser un lugar singular, determinado) básicamente a partir de estable-
Najle. Transcripción de la clase
teórica en el taller de Arquitec- cer atentas relaciones con los materiales que el sitio le proveyó.
tura 2 de la cátedra de Justo
Solsona y Rafael Hugo Salama. En fin, lo que termina resultando más interesante de este proyecto es el
31 de agoto de 1998. Inédito. modo en el ha superado (como dicen los filósofos, negando y conser-
* “Spazi altri: I principi dell’
vando) sus patrones apriorísticos y abstractamente ideales para deter-
eterotopia“. Michel Foucault.
Lotus International 48/49, agos- minarlos en su precisa localización y determinación física, sin renun-
to 1985 - abril 1986. Milano. ciar al específico trabajo de la forma: imaginar y configurar.
60
-Detalles del paseo del bos-
que de acuerdo a proyecto y
estado para la época del cen-
tenario.

-Foto satelital del Río de la


Plata, incluyendo los cascos
urbanos de Buenos Aires y La
Plata. Cerca de 1990. En
Iberoamérica desde el aire.

Este trabajo reseña por escri-


to la clase teórica presentada
en diciembre de 1998 en el
contexto del taller conjunto
“Tabula Consistens”, entre la
FADU-UBA y la School of
Architecture de la
Architectural Association de
Londres, a cargo de Ciro Najle
y coordinado por Sergio
Forster y Roberto Lombardi.
El material inicial de este tra-
bajo fue elaborado conjunta-
mente con Ciro Najle en el
contexto de la investigación
“Forma y función en el plan y
la ciudad: Chandigarh,
Hilberseimer, La Plata,
Manhattan, Melun Senart”,
presentada en el taller de
Morfología de Francisco
García Berdiñas, en el Curso
de Verano de 1996, FADU,
UBA.
Quiero agradecer a Marie
Claire Lima por haber provis-
to muy generosamente las
principales fuentes de infor-
mación que fueron emplea-
das.
Esta investigación está dedi-
cada a Natalia.
61

También podría gustarte