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(2003) Lombardi - La Plata Prefiguración y Determinación
(2003) Lombardi - La Plata Prefiguración y Determinación
-«Esquema demostrativo de
la situación existente en la re-
gión previamente a la funda-
ción de La Plata». Fig. II-13
de La Plata. Ciudad Nueva
Ciudad Antigua. AA. VV.
-«Reconstrucción de la ubica-
ción geográfica de la flora
vernácula del antiguo partido
de La Plata. Los nombres de
los accidentes geográficos y
localidades actualizados
cumplen la mera función de
referencia». Fig. II-5 de La
Plata. Ciudad Nueva Ciudad
Antigua. AA. VV.
-Detalles de parcelamiento en
tejido central y general de la
ciudad de La Plata. Extractos
de Fig. X-20 de La Plata. Ciu-
dad Nueva Ciudad Antigua.
AA. VV.
En página siguiente:
-Secciones transversales de ca-
lles y avenidas de La Plata. Fig.
XII-1, 2 y 3 de La Plata. Ciudad
Nueva Ciudad Antigua. AA. VV.
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Desfiguraciones. (*) «No importa lo que signifi-
quen el espacio y el tiempo, el
“Whatever space and time mean place and occasion mean more!”
lugar y la ocasión significan
Aldo Van Eyck (*) más!».
Una vez que la ciudad se localiza, la traza deja de ser figura (imagen de sitio
ideal, de ajustes geométricos perfeccionistas), y con los instrumentos que
cuenta adopta la forma de una extensa intervención territorial. En la dirección
NE-SO concentra su contacto con el puerto en un área muy restringida (la
forma del bosque y la circunvalación delimitan ese embudo), haciendo funcio-
nar a todo el puerto como un único conector entre ciudad y río (también las
urbanizaciones de Ensenada primero y Berisso después adelgazan su área
de contacto con La Plata sobre el mismo borde, reduciéndolo al mínimo).
Desde su inauguración y durante veinte años, el puerto de La Plata es boico-
teado y finalmente derrotado por el de Buenos Aires. Se frustra la ilusión de la
imaginación, que fundada en el conocimiento esperaba superar a la tradición,
como mera forma de insensata insistencia. El Puerto de Ensenada (que ya
nunca se llamará Puerto de La Plata) será en adelante casi exclusivo para
hidrocarburos. La consecuente aislación causada por la contaminación e in-
compatibilidad técnica, congela el crecimiento del vínculo entre ciudad y puer-
to. Su punto de conexión permanece restringido. Pero en el sentido contrario,
el comportamiento de la traza con su borde es completamente opuesto. Se
definen sucesivos parcelamientos para chacras, estados intermedios de una
gradación continua de predios menores a mayores, coordinados rítmicamente
según el patrón de cuadrantes de la traza original, mutaciones difusas -sin
contraste- entre el lote urbano y la estancia rural.
En la otra dirección las infraestructuras de conexión ejercen influencias funda-
mentales. El ferrocarril, originalmente destinado a rodear la ciudad, se concre-
ta cerrando tres de los cuatro bordes del cuadrado. Una cara queda libre de
interferencias: es la que conecta a La Plata con Buenos Aires. De ahí en
adelante, la traza de La Plata comienza a verse discretamente afectada por la
presencia de la Capital, hasta ahora ignorada por la indiferente simetría con
que la traza resolvía su lado orientado hacia Buenos Aires y su opuesto de
cara al incierto sur. Se suceden dos intervenciones menores: Casi inmediata-
mente después de la fundación, una gran porción de una de las plazas queda
desafectada para ese fin y es parcelada y vendida para edificar. Después, los
accesos vehiculares francos desde la Capital (1, 7, 13) terminan cruzando las
plazas que antes rodeaban en su camino hacia el centro de la ciudad. La
impaciencia de la comunicación se impone y tres plazas quedan partidas al
medio. La ciudad crece, a pesar de la simetría, de un modo desigual. Y la
proximidad de Buenos Aires se convierte en un valor de cambio positivo.
En ese persistente (y generalmente discreto) trabajo desfigurador los materia-
les de la traza se vuelven lugares. Las calles y avenidas, con sus dimensiones
fijadas por ley, adoptan variados modos de configuración a través de un pro-
ceso intensamente cualificador, en principio definidos por la variación en la
proporción calzada/vereda -haciendo lugar a vías más y menos rápidas- y por
la presencia o ausencia de ramblas intermedias (distinguiendo simples aveni-
das de bulevares), pero también por la localización y desarrollo de las espe-
cies botánicas que determinan cualidades físicas completamente particulares
en cada caso, y que comenzaron a disponerse evitando las acciones genéri-
cas, aunque progresivamente derivaron hacia estrategias definitivamente aza-
rosas y accidentales, que por ahora tienden a desviar -sin alcanzar a revertir-
las iniciales.
En el caso de Plaza Moreno, su trazado se modifica para admitir una tensión
necesaria: el centro de La Plata no se comporta solamente como un punto (el
viejo ombligo cruzado por medianas y diagonales), sino que reconoce la pre-
dominante dirección del eje (con la pesada presencia de palacio y catedral),
mutando hacia la actual cualidad de veredón entre dos fachadas. Aún más:
Los extremos de la plaza, en la misma dirección, tampoco se mantienen se-
mejantes: persistente sordamente un descentramiento que podríamos llamar
frontal. La pintoresca presencia de la catedral demanda la cesión de una por-
ción de la plaza a su vereda y en correspondencia redondea sus ochavas al
sur y oeste. Y un poco más: ya transfigurados los rigores de la simetría doble,
la simetría simple también cede: las manos de las calles vehiculares actúan
sobre las esquinas, que se estiran y desglosan en pequeñas bahías que ha-
cen lugar a los semáforos, cruces peatonales, etc., considerando su posición
y medida de acuerdo con el sentido del tránsito.
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(*) Título de la canción de los La forma de la persistencia.
Beatles, donde el estribillo repi-
I saw her standing there (*).
te insistentemente: «cómo po-
dría bailar con otra, una vez que
la vi estando ahí?».
Habrán visto así al Bosque los
autores de la traza de la ciudad,
volviendo inevitable el anclaje
entre ambos?