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Es importante recordar que la Capitanía General de Guatemala, (formada por varias provincias) se
derivó del Virreinato de la Nueva España, es decir, desde la conquista en 1524 hasta el 15 de
septiembre de 1821, que formó parte del Reino de España.
Luego de la anexión a México, se creó el cargo de Jefe Superior del Estado de Guatemala, siendo el
primer titular Alejandro Díaz, y el cargo también se mantuvo durante la anexión de Guatemala en
las Provincias Unidas del Centro de América. En 1839, las Provincias se disolvieron y se creó el cargo
de Jefe de Estado del Estado de Guatemala, desintegrada la federación centroamericana, en forma
que parecía ya irreversible por las continuas guerras e intervenciones ocurridas.
El 09 de marzo de 1847 se notificó a los otros Estados centroamericanos la decisión de declarar la
independencia, pero fue doce días después cuando se realizó la proclamación oficial. Esta se hace el
domingo 21 de marzo de 1847, mediante el decreto 15, de Rafael Carrera, surge entonces la República
de Guatemala, en la cual se proclama la nación como una “República soberana e independiente”.
Aunque el poder político en el Estado es uno, se divide para su ejercicio en razón de la función que cada
organismo desempeña en la sociedad. Pero no es solamente por razones funcionales ni sistemáticas
sino porque, como ya Aristóteles, Cicerón, Polibio, Locke y Montesquieu expresaron, la distribución del
poder entre los ámbitos Ejecutivo, Legislativo y Judicial es característica esencial de las formas
republicanas de Gobierno.
La división de poderes es fundamentalmente un sistema de equilibrio de fuerzas: un balance de pesos
y contrapesos, en el que lo más importante que exista es una distribución más o menos equitativa de
funciones, atribuciones y responsabilidades entre los principales órganos del Estado, con el propósito
de que ninguno de ellos, por sí solo, sea lo suficientemente fuerte para supeditar a los otros y suprimir
la libertad de los ciudadanos.
En la elaboración de la Constitución Política de la República de Guatemala, se trató de establecer ese
equilibrio, pero las funciones que se asignaron al Congreso de la República, especialmente en el ámbito
del control político, hacen que nuestro sistema político sea considerado semi-parlamentario.
Organismo Legislativo: Está conformado por el Congreso de la República de Guatemala, teniendo
como obligación principal la iniciativa, discusión, y aprobación de las leyes de carácter ordinario de la
República.
Organismo Ejecutivo: Está conformado por el Presidente de la República, Ministros y Secretarios de
Estado, y tiene como función principal la sanción, promulgación y publicación de las leyes de la
República de Guatemala, así como cumplir y hacer cumplir las leyes de la República, proveer la defensa
y la seguridad de la nación, ejercer el mando de la fuerza pública, etc.
el Organismo Judicial: Está conformado por los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia,
Magistrados de la Corte de Apelaciones, Jueces de Jurisdicción Ordinaria y Empleados Públicos de
índole menor, su función principal consiste en juzgar y promover la ejecución de los juzgados.
En principio, se abre con la definición confesional del Estado, para tratar después todo lo referente a la
Corona y, en títulos posteriores, aborda el entramado institucional, finalizando con un desordenado
reconocimiento de determinados derechos y libertades. Pese a establecerse un conjunto de
instituciones, no puede hablarse de división de poderes; las atribuciones del monarca eran amplísimas,
las Cortes se estructuraban en la representación estamental y las facultades del Senado y de las propias
Cortes carecían de fuerza para obligar.
Análisis del Proceso de división de poderes, según la Constitución Política de la República
Española “Constitución de Cádiz”
Análisis del Proceso de división de poderes, según la Constitución Política del Estado de
Guatemala
Es necesario hacer notar que: “La Asamblea Constituyente emitió leyes de rango constitucional, que
necesitan para su reforma de una mayoría especial de votos de los diputados al Congreso. Tales
leyes son las de: Orden Público, Amparo, Hábeas Corpus y Constitucionalidad; y de Emisión del
Pensamiento. La primera y la última de éstas aún se encuentran vigentes; la segunda fue derogada
por el decreto 1-86 Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad.
Análisis del Proceso de división de poderes, según la Constitución Política de la República de
Guatemala 1985
“En Derecho Constitucional, los derechos y garantías son el conjunto de declaraciones, solemnes, por
lo general, aun atenuadas por su entrega a leyes especiales, donde a veces se desnaturalizan, que
en el código fundamental tienden a concretar los beneficios de la libertad a garantizar la seguridad y a
fomentar la tranquilidad ciudadana frente a la acción arbitraria de la autoridad”. En las Constituciones
liberales se enumeran como garantías, las procesales para detenidos, presos y procesados, la
inviolabilidad del domicilio y la correspondencia, la justicia según trámites previamente establecidos y
por juez competente, entre otras.
Dentro de dichos derechos podemos destacar:
Artículo 126. La Inviolabilidad de Domicilio: La casa de todo
habitante en el territorio de España y de Indias es asilo inviolable,
no se podrá entrar en ella sino de día y para objeto especial
determinado por una ley, o por una orden que dimane de la
autoridad pública.
Artículo 127. La Detención Legal: Ninguna persona residente
en el territorio de España y de Indias podrá ser presa, como sea
Constitución de Bayona en flagrante delito, sino en virtud de un orden legal y escrita.
Artículo 130. Habeas Corpus: Todo alcalde o carcelero estará
obligado, sin que pueda ser dispensado por orden alguna, a
presentar la persona que estuviere presa al magistrado,
encargado de la policía de la cárcel, siempre por él sea requerido.
Artículo 131. Habeas Corpus: No podrá negarse que vean al
preso sus parientes y amigos que presenten con orden de dicho
magistrado; y éste estará obligado a darla, a no ser que el alcalde
o carcelero manifieste orden del juez para tener al preso sin
comunicación.