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Un país gobernado por unos pocos

Hacia principios del siglo xx, en el país parecía regir una democra cia, es
CARAS Y CARETAS decir un gobierno elegido por el pueblo. Se llamaba a eleccio nes y se
votaba regularmente para renovar los cargos políticos de presidente,
senadores, diputados e intendentes. Siempre ganaban los mismos:
una minoría formada por abogados, médicos y militares de las
distintas provincias. Estos hombres pertenecían a las familias más ricas
del país y, muchos de ellos, habían estudiado en las universidades de
Córdoba y Buenos Aires. Esta minoría gobernó el país entre 1880 y 1916.
¿Cómo lograron mantenerse tanto tiempo en el gobierno? ¿Eran elegidos
por el pueblo?
En realidad el pueblo no elegía. Los que elegían eran unas po cas
personas: el presidente de la Nación y algunos gobernadores y
• Portada de la revista Caras y senadores decidían quiénes integrarían las listas. Los candidatos eran
Caretas. Las revistas de la época
se burlaban de las formas de familiares o amigos, todos pertenecientes al mismo grupo dirigente.
hacer política. En la caricatura
Para imponerse modificaban los resultados de las eleccio nes, es decir
aparece Julio Argentino Roca,
que fue Presidente de la que cometían fraude. Para ello, era común que compraran los votos,
Nación en dos oportunidades.
ya sea con dinero o mediante favores, como el ofrecimiento de empleos.
Allí, se lo ve manejando la
"maquinaria electoral", es decir, Además, el voto era público o "cantado", los ciudadanos debían decir
el fraude y otros arreglos para en voz alta por quiénes votaban. En tales condiciones, era difícil decir
asegurar el triunfo de sus
candidatos en las elecciones. públicamente que se elegía a un opositor, porque en los lugares de
votación había grupos dispuestos a amenazar y hasta golpear a los
disconformes. Además de "cantado", el voto no era obligatorio. Así, el
fraude y la violencia alejaron a los ciudadanos de la política y había muy
poco interés en participar en las elecciones y votar.

Las luchas por la democracia


Desde 1890, la situación comenzó a complicarse para la minoría gobernante. Un
hombre muy crítico de las formas en que se hacía política en la Argentina
convocaba a luchar contra esa minoría que gobernaba el país. Se llamaba Leandro
N. Alem. Vestido de negro, con larga barba entrecana, Alem logró conquistar con su
palabra no solo a la gente del pueblo sino también a algunos ri cos estancieros y
a jóvenes universitarios. Pedía que se respetara la Constitución Nacional y la
voluntad popular, mediante comicios sin fraude. En 1891, junto a estos grupos,
fundó la Unión Cívica Radical (UCR).
La UCR participó en varias elecciones, pero sus hombres no lograron detener el
fraude. En más de una ocasión, fueron perseguidos y encarcelados. Los radicales
decidieron entonces dejar de intervenir en los comicios. Llegaron a la conclusión de
que, para lograr la democracia, había que vencer por las armas a la minoría
gobernante.
En 1893, los radicales se levantaron en armas, pero fueron derrotados por las
fuerzas del gobierno nacional. En 1905 se produjo otra rebelión muy importante,
que estalló en distintas ciudades del país. Finalmente, luego de tres días, las tropas
leales al gobierno se vencieron.
La rebelión había fracasado una vez más. Pero, mientras tanto, estaba ocurriendo algo más
inquietante para la minoría gobernante. A pesar del suicidio de Alem en 1896, el partido radical
siguió creciendo. Bajo el liderazgo de Hipólito Yrigoyen, sobrino de Alem, empleados, médicos,
abogados, comerciantes, chacareros, docentes y algunos grupos de obreros comenzaron a
sumarse a la UCR. Reclamaban, cada vez con más fuerza y decisión, el fin del fraude y una
democracia real.
No eran los únicos. Otras agrupaciones políticas que se habían formado en esos años, como el
Partido Socialista, luchaban por la misma causa.

Las luchas de los trabajadores


Como vimos, los trabajadores sufrían duras condiciones de trabajo y de vida, sin embargo,
poco a poco, comenzaron a organizarse y luchar. En principio, muchos de ellos se agruparon en
sociedades de ayuda mutua para conseguir trabajo, alojamiento, brindar asistencia a los
accidentados en el trabajo, servicios médicos a los asociados y atender las necesidades de los
desocupados. También fueron agrupándose en sindicatos para mejorar sus salarios y las condiciones
de trabajo, así como para lograr la reducción de las jornadas laborales. El primer sindicato fue el de
los tipógrafos. Luego, se organizaron los carpinteros, los albañiles, los panaderos y muchos más, todos
bajo la influencia de obreros y pensadores socialistas y anarquistas.
Los socialistas y los anarquistas tenían como fin común construir un mundo más justo y
sin diferencias sociales, donde las tierras, las máquinas y los productos del trabajo pertenecieran
a todos por igual. Para ello, desde los sindicatos, alentaron huelgas movilizaciones y otras formas de
lucha.
Los anarquistas sostenían que unos pocos se enriquecían a costa del esfuerzo del resto.
Pensaban que eso cambiaría cuando todos los obreros decidieran parar al mismo tiempo todos los
trabajos, es decir, cuando la huelga fuera general. Entre 1900 y 1910 hubo muchísimas protestas y
grandes huelgas, encabezadas por los anarquistas.
En 1909 se vivió una semana muy agitada, conocida como la Se mana Roja. Todo comenzó con
una gran manifestación obrera, el 1° de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores. Ante la brutal
represión policial, más de doscientos mil obreros pararon en todo el país.

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