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Sermón 6

EL CABLE DE ENERGÍA DE APOCALIPSIS


Una nueva revolución en drogas psicoactivas está ocurriendo hoy. Los Científicos están
relacionando más y más estados mentales con genes específicos en nuestras cabezas.
Parece que nos estamos acercando a un día cuando habrá una píldora para cada problema.
Una píldora para convertir la depresión en gozo, otra para transformar la ansiedad en paz.
Una píldora para convertir la ira en bondad.

¿Vamos a encontrar todas nuestras respuestas en los fármacos? ¿O la nueva ola de


psiquiatría biológica nos aplastará contra una pared de ladrillos?

Los científicos han estado usando imágenes del cerebro con scanner para mirar la estructura
y la actividad del cerebro. Han encontrado que los adictos a la heroína es más probable que
tengan una versión anormalmente larga de un gen en el cromosoma 11. El mismo tipo de
gen se presenta entre los buscadores compulsivos de emociones fuertes.

Esos investigadores identificaron un gen acortado en el cromosoma 17, que da como


resultado una formación de serotonina en el cerebro. Y este gen anormal parece que hace a
las personas más neuróticas, más ansiosas o deprimidas.

Otros científicos relacionaron el desorden obsesivo-compulsivo con un gen en el


cromosoma 22. Las personas con este gen sufren de una formación de químicos cerebrales
que siguen entregando el mismo mensaje una y otra vez.

Pero eso no es todo. Recientemente, los científicos han estado descubriendo lazos entre
genes anormales en nuestra cabeza y rasgos de personalidad o conductas que son un poco
extrañas. Hay un impulso en el cerebro relacionado con las preocupaciones. Otro
relacionado con las tristezas. Otro identificado con ser demasiado ansioso por el orden o la
limpieza.

Unos pocos impulsos en alguna parte del cerebro producen una alteración en la
personalidad. Una anormalidad más grande en el mismo lugar del cerebro produce una
enfermedad mental correspondiente. De manera que una persona que es muy desconfiada,
probablemente, tiene uno o dos genes anormales en algún cromosoma. Una persona que es
esquizofrénica tiene nueve o diez genes anormales.

Encontrar una base biológica para la manera en que nos comportamos, ha tenido un gran
efecto en la manera en que tratamos con los problemas de la vida. Ha tenido un gran
impacto en la consejería. Si estamos angustiados, deprimidos o enfadados debido a que los
químicos de nuestro cerebro están fuera de control, entonces, ¿por qué no simplemente
ordenar los químicos?

Eso es lo que los terapeutas han estado tratando de ver con la nueva ola de drogas
psicoactivas. Estas drogas están prescribiéndose para todo tipo de síntomas en estos días.
Una adolescente que es infeliz con su apariencia tomará dosis regulares de un
antidepresivo. Una madre que es insegura y sobre-protectora recibirá una receta para una
droga que calma la ansiedad.

Parece que existe una píldora para cada problema. Las drogas psicoactivas están de moda.
Una razón grande es el fenómeno de Prozac. Después que los antidepresivos salieron al
mercado, las personas empezaron a contar historias notables de cómo sus vidas habían
cambiado dramáticamente.

Esta droga parecía estar transformando a los seres humanos. Y eso hizo maravillas en las
personas. ¿Si una píldora puede hacer todo esto, todavía necesitamos a Dios? ¿Van las
drogas psicoactivas a hacer obsoleto a Dios?

¿Quiénes somos nosotros para hacer esto? ¿Hacen las píldoras lo que Dios no puede hacer?
¿Va el poder divino a hacerse obsoleto este siglo? Bien, echemos una mirada más íntima a
lo que exactamente Dios hace en la vida de un individuo. Miremos como su Espíritu, el
Espíritu Santo, trabaja en nuestras mentes. Compararemos eso con lo que las drogas
psicoactivas hacen. Creo que usted se asombrará. Hay un poder divino que proporciona
cambios radicales que transforman nuestra vida. Volvamos al libro de Apocalipsis.

Sabía Ud. Que hay una palabra con la que se denomina a los creyentes en Apocalipsis. Se
trata de una característica, en cierta forma, que los identifica más que cualquier otra. Ellos
se llaman “vencedores”. Apocalipsis pinta tiempos duros y cataclismos para el tiempo del
fin. Revela poderes malos como el dragón y la bestia guerreando contra los creyentes. Esta
característica se evidencia desde el comienzo del Apocalipsis:

Apocalipsis 2:7 – “…Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está
en medio del paraíso de Dios”.
Apocalipsis 2:11 – “…El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte”.
Apocalipsis 2:17 – “…Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una
piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce
sino aquel que lo recibe”.
Apocalipsis 2:26 – “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré
autoridad sobre las naciones”.
Apocalipsis 3:12 – “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y
nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la
ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi
nombre nuevo”.
Apocalipsis 3:21 – “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así
como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

El libro de Apocalipsis ve a los creyentes como vencedores. Ellos superan la adversidad.


Vencen el mal. Vemos el mismo tema más adelante en el libro.

Hablando de Satanás, el acusador, el enemigo, Juan dice: “Ellos lo han vencido


por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, que
menospreciaron sus vidas hasta la muerte.” (Apocalipsis 12:11). Y al final del libro, este
mismo cuadro de creyentes emerge: “6  Y me dijo: «Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega,
el principio y el fin. Al que tiene sed, le daré gratuitamente de la fuente del agua de
vida.  7  El vencedor heredará todas las cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo.”
(Apocalipsis 21:6,7).

Los creyentes superan los tiempos más difíciles, bajo las condiciones más duras. Eso es
parte del mensaje de Apocalipsis, amigos. Está diciéndonos que nosotros los seres humanos
débiles, pecadores podemos ser vencedores. No tienen que vivir vidas derrotadas. No
tenemos que ser intimidados por las fuerzas del mal en este mundo.

Se ha visto a Dios transformar radicalmente a personas alrededor del mundo. Sus vidas han
cambiado para siempre.

De borrachos a sobrios.
De ladrones a hombres honrados.
De hombre de negocios preocupados del dinero, en maridos y padres preocupados por sus
familias.
Personas airadas y amargadas a personas renovadas en espíritu.
Prostitutas y hombres llenos de lujuria, transformados.
Corazones llenos de odio ahora llenos de amor.

¡Un milagro, un milagro de la gracia de Dios! Lo que Dios hace en los corazones humanos
es notable. El apóstol Pablo lo afirma con estas palabras: “17  De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas.” (2
Corintios 5:17).

¿Cómo pasa? La Biblia llama a esta experiencia “el nuevo nacimiento” o “nacer de
nuevo”. Nacer de nuevo significa ser radicalmente transformado desde lo profundo por el
poder del Espíritu Santo. Significa tener:

Una nueva manera de ver las cosas


Un nuevo poder que opera en su vida
Nuevos deseos
Nuevos impulsos
Nuevo gozo y paz en su vida.

Discutiendo este cambio radical con Nicodemo, Jesús comentó: “6  Lo que nace de la carne,
carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es.  7  No te maravilles de que te dije: “Os es
necesario nacer de nuevo.”  8  El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no
sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu.” (Juan 3:6-8).

La mente humana no puede entenderlo. Nosotros nos volvemos vencedores a través del
Espíritu. Nacemos de nuevo. Somos cambiados poderosamente por el Espíritu de Dios que
trabaja dentro de nuestras células cerebrales. Un nuevo poder opera en nuestras vidas. El
Espíritu nos ayuda a desarraigar el enojo, la amargura, la lujuria, y las adicciones y los
reemplaza por amor, gozo, paz y paciencia.

El poder del Espíritu Santo nos libera de la esclavitud de los hábitos que destruyen nuestras
almas. El apóstol Pablo lo declara de esta manera: “17  El Señor es el Espíritu; y donde está
el Espíritu del Señor, allí hay libertad.” (2Corintios 3:17).

El poder del Espíritu nos libra de las cadenas que nos ligan al pecado. Las drogas sólo
tratan los síntomas. Ellas no tratan con los malos sentimientos o impulsos. Si una persona
está deprimida, ciertas píldoras, a veces, pueden aliviar esa depresión. Otras píldoras
pueden, en ciertas circunstancias, calmar el enojo o la ansiedad. Pero ningún narcótico
psicoactivo puede mostrar por qué usted está deprimido. O lo que hay detrás del enojo o la
ansiedad.

Las píldoras apenas tratan los síntomas. Y muchas veces esos síntomas están diciéndonos
que necesitamos tratar con un problema más profundo. Pero nosotros queremos lidiar con
los síntomas. Muchos consejeros se han preocupado de eso. Están muy interesados sobre
nuestra prisa en medicamentar la mente.

Las píldoras no nos dan sabiduría. No nos dan la visión que necesitamos para tratar con
nuestros problemas y crecer a través de ellos. Pero el Espíritu Santo trabaja en nosotros
para hacer eso precisamente. Él es el Espíritu del Apocalipsis, y sus revelaciones pueden
producir resultados dramáticos. Pablo dijo: “12  Y nosotros no hemos recibido el espíritu del
mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha
concedido.” (1Corintios 2:12).

Permítame darle un ejemplo dramático. Una joven llamada Eileen se internó en el hospital,
convencida de que tenía esclerosis múltiple. Mostraba muchos de los síntomas. Pero las
pruebas neurológicas no revelaron ningún rastro de la enfermedad. Cuando el psiquiatra
William Wilson le dijo sobre esto, ella se enfadó. Eileen continuó insistiendo que ella tenía
esclerosis múltiple. Más tarde, durante las visitas, el Dr. Wilson descubrió que esta joven
estaba padeciendo un ataque depresivo. Ella tenía mucho estrés y ansiedad en su vida. Pero
para Eileen, tener un problema físico, era mejor que tener un problema mental.

El Dr. Wilson había empezado a creer que una relación con Dios podía ayudar a sanar a una
persona. Le pareció bastante interesante a Eileen esta idea y ella quiso saber cómo podía
tener a Cristo en su vida. Entonces el psiquiatra le habló sobre aprender a confiar en Cristo
como Salvador y rendir su voluntad a Cristo como Señor.

Aquí está la clave de Apocalipsis para recibir el poder liberador del Espíritu, en nuestra
propia vida, y lo que, Eileen necesitaba: “…Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome
del agua de la vida gratuitamente”. (Apocalipsis 22:17).

El Dr. Wilson le explicó a Eileen que así como ella había hecho un acto consciente de
rendir su voluntad al Señor Jesús, un maravilloso cambio tendría lugar durante toda su vida.
Una semana después, Eileen le pidió a Jesús que entrara en su vida. Oró para ser llena del
Espíritu Santo. Después de eso, el Dr. Wilson animó a Eileen a que le pidiera a Dios
sabiduría para entender su enfermedad, cualquiera que fuese. Eileen oró y su depresión de
repente se intensifico. Pero en este dolor, las luces se encendieron. Ella finalmente se dio
cuenta que su problema real era la depresión, no la esclerosis que ella estaba segura de
tenía.
El Dr. Wilson continuó tratando a Eileen y orando con ella. Sus síntomas empezaron a
marcharse. Y pronto estaba lista para ir a casa. Pero ya de regreso en su casa rodeada de su
antiguo ambiente, nuevamente el horrible sentimiento de depresión volvió a agobiarla.
Sintió náuseas. Apenas podía ver. Continuó durante dos horas hasta que finalmente se
derrumbó al suelo. Eileen se esforzó, pero no podía moverse. Parecía que todos sus viejos
síntomas habían vuelto.

Pero en ese momento algo la chocó, una revelación. Comprendió que en lo más profundo
estaba luchando contra Dios. Había sido tan terca. No había rendido totalmente su voluntad
a Dios…Pero Eileen clamó, “me rindo”. Le pidió a Dios que perdonara su orgullo y la
capacitara para servirle. Pronto Eileen empezó a enfrentar cada día con anticipación y gozo.

Amigos, las píldoras pueden aliviar síntomas. Pero sólo el Espíritu Santo puede iluminar.
Sólo el Espíritu Santo puede ayudarnos a crecer. Algunas drogas son requeridas para alterar
ciertos tipos de depresión, a veces. Podemos estar agradecidos de estas drogas así como lo
estamos de la insulina o la penicilina. Pero necesitamos más que librarnos de algunos malos
sentimientos. Nosotros necesitamos entender. Necesitamos crecer. Siempre necesitamos
hacer eso. Y por eso, es que el Espíritu Santo, siempre estará allí para nosotros.

Ahora vea algo más que el Espíritu de Dios hace dentro de los seres humanos. El Espíritu
llena nuestras vidas con cosas buenas, con buenas cualidades. Pablo escribió: “22  Pero el
fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,  23  mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley.” (Gálatas 5:22,23).

El amor, gozo y paz son cualidades que el Espíritu Santo reproduce dentro de nosotros. En
efesios Pablo dice: “9  (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),”
(Efesios 5:9). Por lo escrito a Timoteo, Pablo dice: “7  porque no nos ha dado Dios espíritu
de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7).

Es Espíritu Santo nos llena de cosas buenas. Así es cómo nos mantenemos creciendo. En
Gálatas Pablo dijo: “8  porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción;
pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” (Gálatas 6:8). El
Espíritu nos mueve por un camino que lleva a la vida abundante, a la vida eterna.

En Efesios, Pablo habla sobre el Espíritu que fortalece nuestro ser interno para que nosotros
podamos asir la altura y longitud y anchura del amor de Dios: “16  para que os dé,
conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior
por su Espíritu;” (Efesios 3:16).

¡Por favor preste atención a esto! ¡Usted puede fortalecerse con el poderoso poder de Dios
dentro de usted! ¡Usted puede ser diferente a lo que es ahora! ¡Usted no tiene que ser lo que
es!

Un milagro de la gracia de Dios puede tener lugar en su vida. Usted no necesita esforzarse
una y otra vez con los mismos hábitos. Cuando la vida lo presiona hacia abajo, cuando se
lucha con impulsos que parecen ingobernables, cuando se siente demasiado débil para
intentar – recuerde las palabras del Apóstol Pablo: “37  Antes, en todas estas cosas somos
más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” (Romanos 8:37).

Dios lo ha llamado a ser un ganador, no un perdedor. (Contar una historia de conversión


como ilustración)

El Dios de las Escrituras es un Dios de grandes transformaciones. Él puede ayudar a las


personas a escapar de las peores circunstancias de la vida. Pero lo que hace la diferencia
entre salir de las malas condiciones de la vida, y que ellas salgan de nosotros, es el
compromiso que hacemos. Así es cómo nos volvemos vencedores.

Amigos, el Espíritu Santo está con nosotros en todo tiempo. Está allí para nosotros. La gran
pregunta es, ¿Está usted allí, para él? ¿Está permitiendo que el Espíritu de Dios entre en su
vida? Quizás todavía está resistiéndose en algún nivel, como Eileen lo hizo mucho tiempo.
Quizá usted apenas quiera librarse de los síntomas. Quizá usted está huyendo de un
problema más profundo que Dios quiere que enfrente.

¿No es tiempo de rendirse al Señor para que pueda ayudarlo a entender y crecer? ¿No es
tiempo de entregar su voluntad en las manos de Uno que puede llenar su vida de cosas
buenas?

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