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Íconos. Revista de Ciencias Sociales, 2009, pp. 31-42.

Normalizar: discurso,
legislación y educación sexual.

Torres, Germán.

Cita:
Torres, Germán (2009). Normalizar: discurso, legislación y educación
sexual. Íconos. Revista de Ciencias Sociales,, 31-42.

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Normalizar: discurso, legislación
y educación sexual1
Normalize: Discourse, Law and
Sex Education
Germán Torres
Miembro del programa de investigación “Espacio público y políticas”. Becario de la Secretaría de
Investigación y Transferencia del Universidad Nacional de Quilmes, Argentina.

Correo electrónico: germansmt@yahoo.com.ar

Fecha de recepción: abril 2009


Fecha de aceptación y versión final: julio 2009

Resumen
Se presentan algunas líneas de análisis en torno a la producción de la Ley de Educación Sexual
Integral de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sancionada en 2006. Constituida tras vívi-
dos debates, esta Ley implicó la activación de una serie de procedimientos discursivos, de
poder y de normalización que posibilitaron el nacimiento del currículum oficial de la educa-
ción sexual. Se destaca la intervención de un discurso médico y de un discurso moralizante
–concretamente, católico– en la prescripción de identidades y cuerpos ideales; es decir, sanos,
normales y heterosexuales. Tales instancias, simultánea y necesariamente, produjeron efectos
de exclusión, delimitando un espacio abyecto para aquellas identidades y cuerpos contrarios a
la heteronorma.

Palabras clave: educación sexual, discurso, biopoder, normalización, heteronormatividad,


Buenos Aires

Abstract
Here we present some lines of analysis on the making of the Law of Integral Sexual Education
in Buenos Aires adopted in 2006. Formed after lively debate, this law implied the activation of
a series of discursive procedures of power and normalization that enabled the birth of the offi-
cial curriculum for sex education. It highlights the involvement of a medical discourse and a
moralizing discourse –specifically Catholic– in the prescription of identity and ideal bodies; in
other words healthy, normal, heterosexuals. Such instances simultaneously and necessarily pro-
duced exclusion, defining an abject space for those identities and bodies which are opposed to
the heteronormative.

Keywords: sexual education, discourse, biopower, normalization, heteronormativity, Buenos


Aires

1 En este artículo se presentan resultados de una investigación financiada por la Secretaría de Investigación y
Transferencia de la Universidad Nacional de Quilmes.

Íconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 35, Quito, septiembre 2009, pp. 31-42
© Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador.
ISSN: 1390-1249
dossier
Germán Torres

ste trabajo se enfoca en la fase de pro- distintos actores sociales –funcionarios/as esta-

E ducción de la Ley de Educación Sexual


Integral Nº 2110 de la ciudad de Bue-
nos Aires, sancionada en el 2006. Esta norma-
tales, docentes, “especialistas” y representantes
religiosos– la discusión sobre la educación
sexual parecía quedar paralizada. En 2005 la
tiva establece la inclusión de contenidos de cuestión se volvió a instalar en la agenda pú-
educación sexual en todos los niveles y moda- blica. Durante ese año se presentaron once
lidades del sistema educativo de la ciudad y distintos proyectos de ley –por parte de legis-
constituye el producto final de una serie de ladores/as de izquierda, progresistas y hasta
vívidos debates, prolongados por casi cuatro conservadores– que referían al establecimiento
años. En ese periodo se activaron una serie de de contenidos de educación sexual en el ámbi-
procedimientos discursivos, de poder y de to de la ciudad. Estos proyectos diferían en el
normalización que posibilitaron el nacimiento tipo de modalidad de implementación, en los
de un dominio discursivo particular: la versión objetivos y en las poblaciones propuestas co-
legislativa de la educación sexual2. mo destinatarias. Sin embargo, fueron estos
últimos once proyectos los que se conjugaron
para dar forma a un único despacho consen-
Biopoder, derecho y educación sexual suado. Puesto a consideración en la sesión le-
gislativa del 12 de octubre de 2006, resultó fi-
Hacia los últimos años del siglo XX y los pri- nalmente convertido en la denominada Ley de
meros del actual –luego de luchas, azares y Educación Sexual Integral Nº 2110. Es sobre
controversias– se consolidó en Argentina un este panorama que se centra este trabajo,
espacio de proliferación discursiva en el que la poniendo especial énfasis en su dimensión dis-
salud sexual y reproductiva y la educación cursiva. Lo que se presenta es un análisis sobre
sexual se perfilaron como objetos de discusión la problematización de las identidades y los
a partir de distintas iniciativas legislativas a cuerpos infantiles y adolescentes en ese proce-
nivel nacional3 y local4. Particularmente, el de- so. Se trata, ante todo, de especificar el entra-
bate por una ley de educación sexual para la mado de relaciones que obraron como funda-
ciudad de Buenos Aires se remonta al año mento y como límite para su construcción
2002, cuando se presentó en la Legislatura lo- como objetos de saber y de normalización.
cal un proyecto de ley que planteaba su esta- Siguiendo los planteos de Michel Foucault
blecimiento como contenido curricular obli- (2003), el nacimiento de una sociedad de nor-
gatorio para todo el sistema educativo de la malización hacia finales del siglo XVIII impli-
ciudad. Este primer proyecto no obtuvo el có una retracción del conjunto de legislaciones
consenso necesario en la Legislatura. Luego de oficiales y, simultáneamente, la entrada de los
nuevas presentaciones legislativas y debates fenómenos de la vida y el cuerpo en el campo
truncos, en los que aparecieron involucrados de control e intervención del Estado y de otras
instancias de poder. Es decir, el surgimiento de
2 El autor agradece las recomendaciones y valiosos apor- una nueva tecnología: el biopoder. El asunto
tes críticos de los evaluadores. que motiva este trabajo se sitúa precisamente
3 En particular, la Ley Nacional de Salud Sexual y en un punto de convergencia entre esas dos
Procreación Responsable Nº 25.673, sancionada en
2002 y la Ley Nacional de Educación Sexual Integral
instancias: la ley jurídica y la norma. Pero an-
Nº 26.150, sancionada en 2006. tes que marcar una retracción de lo legislativo,
4 Desde 1991, dieciocho provincias argentinas sanciona- la Ley de Educación Sexual Integral de la ciu-
ron leyes específicas sobre derechos sexuales y repro- dad de Buenos Aires pone de relieve el cruce y
ductivos. En 2000, la ciudad de Buenos Aires sancio-
nó su Ley de Salud Reproductiva y Procreación articulación entre normalización y legislación.
Responsable Nº 418. Según la visión de Foucault, en el marco del

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predominio de la norma y del biopoder, las le- la protección de la vida “desde la concepción”
gislaciones oficiales aparecen, en todo caso, hasta el pronunciamiento contra la pena de
como “las formas que tornan aceptable un po- muerte, pasando por la procreación responsa-
der esencialmente normalizador” (2003: 175). ble. Cabe indicar que, dada esta estatalización
Ahora bien, cabe destacar que esta forma de de lo biológico (Foucault 1996a) en el seno de
poder implica no un foco único y estable, sino una sociedad en la que proliferan los discursos
relaciones múltiples y móviles que lejos están en torno a la sexualidad, se suprime toda posi-
de determinar efectos exhaustivos y completa- ble interpretación de tales asuntos como “pri-
mente eficientes. Antes bien, tal forma de po- vados”. En tal sentido, Deborah Britzman se-
der demarca un espacio contingente de posibi- ñala que:
lidades sobre el que se asientan líneas dispersas
de enunciación que se ofrecen con mayor o [L]a insistencia en que la sexualidad debe
menor fuerza en la delimitación de dominios estar confinada a la esfera privada reduce la
discursivos concretos; en este caso, la educa- sexualidad a nuestras específicas prácticas
ción sexual. Puede que dicho dominio se pre- sexuales individuales, impidiendo que con-
sente como un espacio cerrado y coherente. cibamos la sexualidad como siendo definida
en el espacio social más amplio, a través de
Sin embargo, en tanto contingente y disperso,
categorías y fronteras sociales. [...] ese mito
aparece como un espacio con fisuras, contra-
torna imposible imaginar la sexualidad
dicciones e incluso, resistencias. En efecto, se como algo que tiene que ver con la estética,
concibe aquí que las resistencias constituyen los discursos, la política, el capital cultural,
“el otro término de las relaciones de poder” los derechos civiles o el poder cultural
(ibídem: 117). Poder y resistencia son, uno y (1996: 80).
otra, múltiples e integrables en diversas estra-
tegias productivas sobre distintos aspectos de Puede decirse que las cuestiones referidas a la
lo social. sexualidad se objetivizan, en definitiva, a par-
En esta densa articulación entre poder, tir de la actuación de un biopoder que las pro-
normalización, discurso y resistencia puede duce como dominios concretos de interven-
ubicarse el avance de la legislación en materia ción discursiva, política y estatal. Sin lugar a
de derechos reproductivos y sexuales en la Ar- dudas, este tipo de poder –articulado con ins-
gentina de los últimos años. Desde el regreso a tancias científicas, en especial la medicina– ha
la democracia en 1983, y al compás de las lu- sido fundante en la consolidación del Estado-
chas ciudadanas de distintos colectivos socia- nación argentino (Armus 2000; Nouzeilles
les, el Estado nacional inició un proceso de 2000; Salessi 1995). Y actualmente, en tiem-
actualización en materia de derechos huma- pos de democracia consolidada, continúa rei-
nos, ratificando tanto tratados internacionales5 terando y reforzando sus efectos normalizantes
como legislando en materia de derechos repro- –nunca absolutos ni fijos, siempre resistibles y
ductivos y sexuales (Petracci y Pecheny 2007). cuestionables– sobre los individuos, sus cuer-
Un eje común de este tipo de normativas es su pos y sus sexualidades.
injerencia en asuntos relativos a la vida, el
cuerpo y la sexualidad: desde las referencias a
Educación, identidades y sexualidades
5 Por caso, en los primeros años de vuelta a la democra-
cia, el Congreso Nacional incorporó a la legislación La sexualidad constituye uno de los puntos
argentina la Convención Americana sobre Derechos donde el discurso y el poder se entrecruzan de
Humanos; en 1984, el Pacto Internacional de De-
rechos Civiles y Políticos; y el Pacto Internacional de
manera particularmente densa. En tanto dis-
Derechos Económicos y Sociales, en 1986. positivo histórico, ella ha aparecido como un

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dominio de saber y de intervención a partir de de saberes e identidades como de poder. En


un conjunto disperso de saberes y tecnologías efecto, siguiendo a Tomaz Tadeu da Silva, los
de poder: un poder que “habla de la sexualidad contenidos considerados importantes para de-
y a la sexualidad” (Foucault 2003: 179). En terminado currículum se fundan en una pro-
este marco, las escuelas, lejos de ser ajenas a la yección del tipo de persona “ideal” (1999: 16):
proliferación discursiva en torno a tal cues- ideal de ciudadano/ciudadana pero también
tión, constituyen ámbitos en los que la sexua- ideal de sujeto sexuado. La escuela, como
lidad se hace vívidamente presente, más allá de constructora de ciudadanías y sexualidades,
cualquier prescripción curricular explícita re- activa así un juego de relaciones de poder que
ferida al tema. Varios trabajos han subrayado buscan imponer determinados efectos de ver-
críticamente esta presencia –excitada antes que dad sobre las identidades de los y las estudian-
reprimida– de la sexualidad y de una educación tes, concebidos como sujetos ciudadanos y
sexual en la escuela. Sea a través de representa- sexuados en formación. Cabe, por tanto, pre-
ciones hegemónicas acerca del ser mujer y el guntarse de qué modo las líneas discursivas
ser varón, que fundan una “educación sexual” enunciadas en el seno de la Legislatura de la
presente en el currículum oculto, cuyo princi- ciudad de Buenos Aires delimitaron ciertas
pal sentido es preservar el orden social de gé- identidades estableciéndolas como fundamen-
nero establecido (Morgade 2006: 28); sea co- to y como objetivo de la educación sexual.
mo una pedagogía de la sexualidad que legitima En los siguientes tres apartados, a partir de
determinadas identidades y prácticas sexuales, estos elementos, se presentan algunas líneas de
mientras que relega y margina otras (Louro análisis en torno a la construcción de la Ley en
1999); o bien sea que se consideren a las mani- cuestión. Para este trabajo se tomaron los once
festaciones de la sexualidad como “un impor- proyectos de ley6 (PL) presentados en la Le-
tante recurso y una valiosa moneda de cambio gislatura de la ciudad de Buenos Aires, los mis-
en las relaciones diarias de la vida escolar” mos que se articularon en un único despacho.
(Epstein y Johnson 2000: 122). Asimismo, en Se revisa además el debate parlamentario7
tanto la educación y la escuela constituyen ins- (DP) en el que se puso a discusión y votó di-
tancias fundadas en y fundantes de la infancia, cho despacho y el texto de la Ley finalmente
ambas están cruzadas por proyecciones colec- sancionada. En el análisis se delimitaron dos
tivas en las que se ponen en juego definiciones focos discursivos preeminentes que operaron
acerca del adulto y la sociedad ideales. Inves- como ejes de heterosexualización de las identi-
tida históricamente con la misión de formar dades y cuerpos infantiles y adolescentes: por
nacionalidad y ciudadanía, la escuela se cons- un lado, un saber médico-biológico y, por el
tituye así en un ámbito cargado de significa- otro, un saber moralizante y, concretamente,
ciones. Aún más, a partir de las leyes que orde- católico. Tras la presentación del análisis, el ar-
nan la enseñanza sistemática de educación tículo concluye con algunas perspectivas en
sexual, la señalada sexualización de lo escolar relación a la educación, las identidades y las
pasa a solaparse con una prescripción explícita ciudadanías.
y normativizada de la cuestión.
La noción de prescripción remite necesa-
riamente al concepto de currículum escolar.
Entendido como una instancia prescriptiva
que se refiere no sólo a qué enseñar sino tam- 6 A saber: expedientes 95-D-05; 500-D-05; 963-D-05;
bién, y de manera primordial, a quiénes for- 1427-D-05; 1440-D-05; 1715-D-05; 2493-D-05;
650-D-06; 1444-D-06; 1975-D-06 y 2063-D-06.
mar, el currículum escolar –en tanto práctica 7 Versión taquigráfica de la 30ª Sesión Ordinaria del
discursiva– aparece como una cuestión tanto 12/10/06.

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Medicalización y educación (hetero)sexual Un primer fundamento sobre el que la dis-


cursividad médica desplegó sus estrategias fue-
El discurso médico se constituyó histórica- ron los criterios de cientificidad. La necesaria
mente en uno de los focos normalizadores más articulación con lo científico en el terreno de
eficaces en las sociedades occidentales moder- la educación sexual le confieren universalidad,
nas (Foucault 1996, 2006; Heller y Fehér neutralidad y, por lo tanto, autoridad indiscu-
1995; Le Breton 1995). La medicina, desde su tible frente a los fenómenos que se busca des-
surgimiento moderno hacia fines del siglo cribir y analizar y sobre los que se pretende
XVIII, más que centrarse en la sanación de los intervenir:
cuerpos individuales, ha operado efectos a
nivel político, constituyéndose en una “tecno- Desde las aulas y con docentes capacita-
logía del cuerpo social” (Foucault 1996:87). dos/todas de forma específica se puede lle-
La medicalización de lo social ha implicado así gar a asegurar su tratamiento [de “la com-
una función política de la medicina a la vez pleja cuestión de la sexualidad”] exhaustivo
que una extensión de su ámbito de injerencia y científico. (PL 1975-D-06) 8.
e intervención hacia esferas cada vez más am-
En cuanto a la educación sexual, no hay que
plias. En tal sentido, puede afirmarse que los
ocultar nada, sino que hay que tomarla con
procesos de medicalización no han estado responsabilidad y hablar científicamente al
nunca exentos de criterios morales. Como se- respecto. (Diputada Suppa - DP 12/10/06).
ñala Foucault, desde su nacimiento, la medici-
na desarrolló Art. 5º.- Los objetivos de la Educación
Sexual Integral son: [...]
[…] un conocimiento del hombre saludable, b) Brindar información científica, precisa,
es decir, a la vez una experiencia del hombre actualizada y adecuada a cada etapa de de-
no enfermo, y una definición del hombre mo- sarrollo de los alumnos/alumnas, acerca de
delo. En la gestión de la existencia humana, los distintos aspectos involucrados en la
toma una postura normativa, que no la au- Educación Sexual Integral (Ley 2110).
toriza simplemente a distribuir consejos de
vida prudente, sino que la funda para regir Establecido como parte de una autoridad
las relaciones físicas y morales del individuo
científica legítima, el discurso médico consti-
y de la sociedad en la cual él vive (2006: 61;
tuyó una instancia de poder productora de de-
énfasis en el original).
terminadas identidades y cuerpos sexualmente
El discurso médico tiene la prerrogativa de sanos. En ello, la sexualidad apareció codifica-
delimitar determinados objetos o dominios de da a partir de sus patologías y su función re-
saber en base a la dicotomía entre lo normal y productiva; y, concomitantemente, a partir de
lo patológico. Y en esa construcción, tales tér- las nociones de prevención y riesgo:
minos se refuerzan y resignifican en una divi-
Art. 4°.- Objetivos. Son objetivos de la pre-
sión moralizante entre lo prohibido y lo per-
sente ley:
mitido, o entre lo debido y lo indebido. Bajo a) Fomentar medidas preventivas relaciona-
estas condiciones, en el marco de la educación das con la salud sexual y reproductiva de
sexual, las referencias a la salud sexual, antes forma responsable. (PL 963-D-05).
que meras preocupaciones en torno a la salu-
bridad o el bienestar, constituyen referencias [...] la educación en la sexualidad y la afec-
normativas centradas en una administración e tividad no puede limitarse a brindar infor-
intento de regulación de las sexualidades y los
cuerpos infantiles y adolescentes. 8 Éste y los siguientes son énfasis añadidos.

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mación biomédica, sino que, desde un dañar tanto la salud como la habilidad repro-
abordaje multidisciplinario, debe abarcar la ductiva de un/a joven. (PL 500-D-05).
responsabilidad frente a la maternidad/pa-
ternidad y el cuidado de la infancia, los ries- Frente a la extensión y aparición en edades
gos personales y las implicancias para la salud cada vez más tempranas de problemáticas
pública que tienen las infecciones de trans- terribles [...] como, por ejemplo, la materni-
misión sexual. (PL 1975-D-06). dad precoz, el embarazo no deseado, el con-
tagio de enfermedades de transmisión
Art. 3º.- Definición. La Educación Sexual sexual y el aborto, resulta de vital importan-
Integral comprende el conjunto de activida- cia el rol que este proyecto [de Ley de Edu-
des pedagógicas destinadas a favorecer la cación Sexual Integral] le da a la escuela.
salud sexual [...] (Diputada Gómez - DP 12/10/06).
Art. 5º.- Los objetivos de la Educación
Sexual Integral son: [...] [...] un gran porcentaje de los hombres y
c) Fomentar el cuidado y la responsabilidad mujeres jóvenes también afrontan riesgos en
en el ejercicio de la sexualidad, promovien- su salud sexual y reproductiva. Las jóvenes,
do la paternidad/maternidad responsable y en particular, [...] son vulnerables a una tri-
la prevención de las enfermedades de trans- ple amenaza: embarazo no deseado, aborto
misión sexual (Ley 2110). en condiciones de riesgo e infecciones
transmitidas sexualmente (Diputada More-
En esta misma línea, en el contexto argentino
si - DP 12/10/06).
ha sido señalada la producción de la categoría
adolescencia a partir de criterios científicos
Operando efectos normativos y excluyentes,
que, antes que describirla en sus especificida-
medicina, ciencia y normalidad se constituye-
des, la han construido normativamente, seña-
ron en algunas de las líneas de poder en la deli-
lando no lo que ella es sino lo que debería ser.
mitación de la educación sexual. Por un lado,
Un efecto de esta imposición es el hecho de
estas instancias definieron parte de los objeti-
que las adolescentes madres y embarazadas, al
vos de la educación sexual a partir de una re-
manifestar “desvíos” de la categoría universal y
ducción tanto biologicista como patologizante
objetiva de la adolescencia, han sido ubicadas
de la identidad de los y las estudiantes; en par-
“del lado de la anormalidad y han sido blanco
ticular de los y las adolescentes. Por otro lado,
de prácticas estigmatizantes y discriminato-
de modo concomitante, tales instancias se
rias” (Fainsod 2006: 45). En efecto, para el
apoyaron en –a la vez que reforzaron– una ma-
caso analizado aquí, la prescripción medicali-
triz heterosexual y reproductiva según la cual
zante y cientificista de las identidades supuso
la única sexualidad enunciable y vivible es
particularmente, una patologización de la
aquella ejercida entre un varón y una mujer.
sexualidad de las mujeres adolescentes. Fueron
Pues la prescripción medicalizante de la ma-
enunciadas como “amenazas” a enfrentar debi-
ternidad/paternidad responsables o la preven-
do a la iniciación sexual “precoz”, el embarazo
ción del embarazo “precoz” y las enfermedades
y la práctica del aborto, además de las enfer-
que afectan la “habilidad reproductiva” como
medades de transmisión sexual, en tanto afec-
objetivos de la educación sexual carecen de
tan su futura función reproductiva:
sentido fuera de un supuesto de heterosexuali-
El embarazo adolescente es [...] un problema dad de las identidades, los deseos y los cuer-
social, que requiere atención del Estado para pos. La heterosexualidad opera así, tomando
mejorar el nivel de vida de su población. [...] los aportes de Judith Butler (2007), como
Los/as jóvenes tienen altas tasas de infeccio- principio de inteligibilidad, imponiendo a
nes transmisibles sexualmente, que pueden varones y mujeres una coherencia y continui-

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dad entre su sexo, su género, su deseo y su vínculos con otras personas. Los acentos pre-
práctica sexual. El saber médico apareció, de dominantes de estas prescripciones morales
este modo, no como una mera intervención en fueron el cuidado y la responsabilidad:
favor de la salud sexual, sino como una instan-
cia productiva que impuso a la heterosexuali- Art. 2º.- Son objetivos de la presente Ley
dad como principio de objetivación de deter- [de creación del Programa de Educación
minadas identidades y cuerpos sanos y norma- para el Cuidado y el Respeto del Cuerpo]:
les; es decir, reproductivos y heterosexuales. a) estimular el respeto y el cuidado del cuerpo
propio y ajeno.
b) valorar el cuerpo y la sexualidad, como lo
Moralización, catolicismo más propio y distintivo de cada persona,
con sus implicaciones sociales y sus relacio-
y heterosexualidad obligatoria
nes con la reproducción [...].
g) fomentar una genitalidad responsable a fin
En la constitución de los individuos como
de evitar las infecciones de transmisión
sujetos morales operan múltiples discursos que sexual y los embarazos no planificados. (PL
funcionan como verdades. Entendida como 1427-D-05)
una forma de subjetivación (Foucault 2003a),
la moral se efectiviza a partir de la incorpora- Art. 2º.- La Ciudad Autónoma de Buenos
ción subjetiva –nunca completa ni absoluta en Aires garantiza el derecho a la información
sus efectos– de estos discursos “verdaderos”. para el ejercicio de una sexualidad integral
Concretamente, los discursos, saberes y pode- responsable y con formación en valores.
res en torno a la sexualidad insisten sobre las Art. 4º.- La educación sexual integral se ba-
formas en las que los individuos deben estable- sa en los siguientes principios:
cer un camino ético para su auto-construcción -El reconocimiento y la valoración de la res-
como sujetos morales y sexuados. Delimi- ponsabilidad y el derecho a la intimidad co-
tando reglas de conducta, ordenando y jerar- mo elementos indispensables en los com-
quizando distintos aspectos de las vidas y los portamientos sexuales (Ley 2110).
cuerpos de los individuos, Tales instancias in-
citan modificaciones conscientes del indivi- Aunque tales criterios morales no se vincula-
duo sobre sí mismo con el fin de que pueda al- ron en su totalidad con preceptos religiosos,
canzar cierto status moral, acorde a cierto mo- en el análisis se delimitaron propuestas propia-
do de ser, de comportarse consigo mismo y mente católicas. En efecto, las cuestiones mo-
con los/las otros/otras. rales referidas tanto a la educación como a la
Como ya se señaló, los criterios normali- sexualidad, especialmente, han sido esferas
zantes del discurso médico crean y recrean cri- privilegiadas de intervención de la Iglesia. En
terios moralizantes, en los que también buscan la producción de un dominio de saber referido
parte de su fundamento. A partir de esta arti- a la sexualidad, esta institución la ha codifica-
culación entre ambos discursos en el dominio do en términos de castidad o bien la ha res-
de la educación sexual se potenciaron los efec- tringido al espacio del matrimonio y a la fina-
tos de normalización sobre las identidades lidad única de la reproducción. Según la Con-
infantiles y adolescentes. Las prescripciones le- ferencia Episcopal Argentina, la castidad cons-
gislativas para la educación sexual aparecieron tituye “el correcto desarrollo de la sexualidad,
cruzadas por señalamientos morales centrados premisa para vivir dignamente el matrimonio,
en distintas dimensiones del ejercicio de la la virginidad consagrada, la soltería o la viu-
sexualidad de los y las estudiantes: en relación dez, valor común para opciones diversas”
a sus conductas sexuales, a sus cuerpos y a sus (CEA 2004). Asimismo, señala que “el matri-

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monio es el lugar propio y adecuado de la rela- buscó definirla imponiendo sus reivindicacio-
ción sexual humana, en el cual esposo y espo- nes históricas en relación a lo educativo: el rol
sa, sostenidos por la gracia de Dios, pueden subsidiario del Estado frente a la centralidad
expresar y realizar su amor de una manera de la familia y la inclusión de las dimensiones
comprometida, duradera, libre de egoísmo, de la dignidad de la persona y la espiritualidad
abierto a la fecundidad” (CEA 2000). Estos como partes necesarias de la definición de lo
preceptos se fundamentan filosóficamente en humano. Asimismo, a partir del recorte católi-
una concepción humanista de los individuos y co de la sexualidad, a las nociones morales de
su relación con la divinidad. A este respecto, cuidado y responsabilidad se les agregaron las
cabe realizar dos observaciones. Por un lado, prescripciones de castidad y fidelidad:
esta concepción humanista de la sexualidad
por parte de la Iglesia católica es relativamen- Art. 7°.- Son objetivos de la educación
te reciente. En concreto, se instituye y conso- sexual: […]
lida a partir del Concilio Vaticano II iniciado 2. Fomentar la educación sexual responsable.
en 1962 (Romo 2004). Por otro lado, el hu- [...]
manismo moderno puede concebirse en su 4. Promover el valor de la fidelidad en la
pareja.
articulación con la sociedad de normalización.
5. Informar sobre las consecuencias de la pro-
En tanto estrategia de poder, el humanismo
miscuidad.
aparece como el “inventor” de una serie de [...] La sexualidad de la persona es una di-
“soberanías sujetadas” (Foucault 1994: 34). mensión de su personalidad que la dignifica,
Concretamente, el humanismo cristiano, al que la eleva al grado tal de hacerla capaz de
decir de Foucault, postuló al alma como sobe- dar vida por medio de ella, en efecto, por ella
rana sobre el cuerpo, aunque a su vez someti- las criaturas de este mundo tienen la capacidad
da a Dios. Es desde esta superioridad impues- de donar parte de su vida para darla a otro ser
ta del alma sobre el cuerpo que se ha sustenta- que ellos mismos crean. (PL 95-D-05).
do el rechazo hacia todas las identidades, prác-
ticas y deseos sexuales que tienen como objeti- [...] El objetivo principal de este proyecto
vo el placer antes que la castidad o la repro- [de ley] es que la formación que reciban los
ducción dentro del matrimonio. jóvenes sea brindada por profesionales capa-
En Argentina, la Iglesia católica se ha cons- citados [...] que contribuyan a formar suje-
tituido históricamente en un actor de referen- tos responsables de sus actos y respetuosos de
los demás, redundando todo ello en el for-
cia en la política nacional (Stefano y Zanatta
talecimiento de los vínculos de pareja y de la
2000), entablando, en su pretensión de “cato-
familia, célula primordial de la sociedad. (PL
lización” del Estado y la sociedad, un “diálogo” 963-D-05).
privilegiado con los distintos gobiernos (Es-
quivel 2004: 21). En concreto, para el caso Art. 4º.- La educación sexual integral se
analizado aquí, la Iglesia vio favorecida su in- basa en los siguientes principios:
fluencia sobre la delimitación de la educación -La integralidad de la sexualidad abarca el
sexual a partir de la participación de algunos desarrollo psicofísico, la vida de relación, la
legisladores como sus “voceros” en el ámbito salud, la cultura y la espiritualidad y se ma-
de la Legislatura porteña. Legisladores en con- nifiesta de manera diferente en las distintas
tacto cercano con el Arzobispado de la ciudad personas y etapas de la vida (Ley 2110).
de Buenos Aires que se pronunciaron explíci-
tamente como devotos del catolicismo y de- El discurso católico se impuso, en definitiva,
fensores de su doctrina. La Iglesia, sin negarse como uno de las instancias necesarias en la
a la implementación de la educación sexual, construcción legislativa de la educación sexual,

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Normalizar: discurso, legislación y educación sexual

ofreciendo significados morales para su defini- logizantes, moralizantes y, en definitiva, exclu-


ción. La formación del dominio discursivo de la yentes.
educación sexual apareció así permeable a una Cabe señalar que en las propuestas parla-
moral católica enfocada a la prescripción de un mentarias también aparecieron referencias ex-
ejercicio “correcto” de la sexualidad y a una res- plícitas al reconocimiento del placer, el erotis-
ponsabilización de los y las jóvenes en cuanto a mo y la diversidad de identidades sexuales co-
sus conductas sexuales, el cuidado del propio mo parte de los contenidos de la educación
cuerpo y los vínculos con otras personas. Fue así sexual. Es decir, una serie de opciones contra-
que se buscó objetivar como ideal una identi- rias a la matriz normalizante de las instancias
dad y un cuerpo sexualizado acorde a los patro- médica y católica:
nes de la heterosexualidad obligatoria, la mono-
Art. 8º.- Serán contenidos y objetivos de la
gamia, la castidad y el cuidado de sí mismo.
Educación Sexual: [...]
2) La reivindicación y la concientización de
que el erotismo y el placer son intrínsecos
Legislación, normalización y exclusión de la sexualidad.
3) La reivindicación y el fomento por el res-
Según lo analizado hasta aquí, en la produc- peto a la diversidad sexual (homosexuali-
ción de una política estatal destinada a todo el dad, lesbianismo, bisexualidad, heterose-
sistema educativo de la ciudad de Buenos Ai- xualidad, transexualidad) (PL 1444-D-06).
res, los saberes médico y católico obraron co-
mo instancias de delimitación de determina- Sin embargo, tales referencias fueron “coloni-
das identidades y cuerpos infantiles y adoles- zadas” por los discursos médico y moral. Es
centes. Tales instancias ofrecieron objetos de decir, quedaron ausentes en la Ley finalmente
saber legítimos sobre los cuales hablar: una sancionada –en tanto representante de la edu-
sexualidad ligada a la reproducción, al peligro cación sexual–. Al decir de Monique Wittig,
y a la enfermedad o bien asociada al matrimo- los discursos de heterosexualidad –como el mé-
nio entre hombre y mujer y a la castidad. En dico y el católico– “nos niegan toda posibili-
otras palabras, ambos saberes cruzaron las dad de hablar si no es en sus propios términos”
enunciaciones efectuadas en el ámbito de la (2006: 49). La Ley de Educación Sexual In-
Legislatura de la ciudad de Buenos Aires im- tegral se conformó, por tanto, en medio de un
poniendo efectos de heterosexualización. juego normalizante de limitaciones y exclusio-
Concebida como una institución política (Rich nes. En efecto, siguiendo a Butler, “el poder
1999), la heterosexualidad constituye el fun- también funciona mediante la forclusión de
damento y el blanco de múltiples intervencio- efectos, la producción de un ‘exterior’, un ám-
nes discursivas que dan cuenta, en efecto, de bito inhabitable e ininteligible que limita el
su carácter no natural ni obvio, sino construi- ámbito de los efectos inteligibles” (2005: 56).
do y problemático. La efectividad de tales ins- De modo tal que normalización y exclusión
tancias discursivas queda sujeta a diversas for- son una y otra producciones simultáneas y de-
mas de interpretación y apropiación por parte pendientes. Desde esta matriz de poder, lo
de aquellos/aquellas sobre quienes pretenden anormal se constituye como el exterior consti-
operar. El análisis de estos procesos concretos tutivo del terreno de la normalidad, siendo re-
de subjetivación excede, sin embargo, las in- cortado como ese otro espacio necesariamente
tensiones de este trabajo. Lo que se busca des- excluido, pero a la vez parte necesaria del con-
tacar es el hecho de que para volver enunciable junto de estrategias discursivas normalizantes.
la identidad sexual infantil y adolescente fue En tal sentido, el discurso médico recortó
necesario pasar por el filtro de instancias pato- una versión patologizada y biologizada de la

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dossier
Germán Torres

sexualidad. Definió al cuerpo adolescente em- de derecho y actores ciudadanos o serán rele-
barazado, iniciado sexualmente de modo “pre- gadas a la posición de “minorías” toleradas?
coz”, sometido al aborto o contagiado por en-
fermedades de trasmisión sexual como anorma-
lidades invivibles. Del mismo modo, el discur- Perspectivas queer, educación y ciudadanía
so moral y católico produjo un ideal de identi-
dad sexualmente responsable en la que los im- La Ley sancionada establece entre sus objeti-
perativos de castidad y matrimonio se asenta- vos el reconocimiento y garantía del “derecho
ron en una indiscutida heterosexualidad. Ello a ser diferente, no admitiéndose discrimina-
supuso la delimitación de un espacio de cuer- ciones que tiendan a la segregación por razo-
pos sexualmente descuidados (irresponsables, nes o con pretexto de raza, etnia, género,
no heterosexuales, deseantes, promiscuos) y, orientación sexual...”. Según lo expuesto hasta
por tanto, moralmente abyectos. La articula- aquí, nos preguntamos si ¿será suficiente esta
ción entre ambas instancias reforzó así un bina- declaración de principios? ¿Serán las escuelas
rismo sexual y genérico fundado en una matriz espacios abiertos a la diferencia como tal o se
heterosexual continuamente replicada. Según replicarán allí las posiciones del tolerante y el
gran parte de las propuestas legislativas, al cuer- tolerado? ¿Serán las aulas ámbitos de discu-
po del varón y al cuerpo de mujer les corres- sión de la construcción social de la normali-
ponde ejercer un tipo de sexualidad reproduc- dad o prevalecerán allí los discursos hetero-
tiva, de prevención del riesgo o de represión del normativos? Se vuelve necesaria, frente a este
pecado. Las propuestas de educación sexual, al panorama, una perspectiva educativa que de-
reiterar este tipo de normas biologicistas, pato- sestabilice las certezas y ponga en cuestión las
logizantes y moralizantes, operaron como premisas de la educación sexual legislada. En
enunciaciones performativas sobre las identida- este sentido, una pedagogía queer aparece
des infantiles y adolescentes. El ideal de futuro como una posible estrategia perturbadora de
sujeto sexual y ciudadano a formar llevó al te- los parámetros normalizantes que hacen de la
rreno de la anormalidad a todas aquellas iden- educación sexual una educación heterosexual.
tidades rechazadas desde las instancias médica y Una pedagogía tal “revela la falta de reflexión
católica: lesbianas, putos, travestis, maricas, bis- sobre la normalidad” (Britzman 2002: 203) y,
exuales, gays, tortas, transgéneros...9 por tanto, problematiza “las estrategias nor-
Dada la producción excluyente de la edu- malizadoras que, en el marco de otras identi-
cación sexual en el marco de la instancia legis- dades sexuales (y también en el contexto de
lativa, ¿qué se esperará de tales identidades en otros grupos identitarios, como los de la raza,
las escuelas a partir de la concretización de la nacionalidad o clase), pretenden dictar y res-
Ley sancionada?, ¿serán cuestionadas en su tringir las formas de vivir y de ser” (Louro
producción como anormalidades o serán silen- 2001: 16). Se pondría así en cuestión toda
ciadas y forzadas a mantenerse en el ámbito de certeza, no sólo acerca de la sexualidad, sino
lo “privado”? ¿Y qué sucederá con esas identi- también acerca de la producción del conoci-
dades en el terreno social y político más am- miento, la verdad y los sujetos. No desde una
plio?, ¿serán merecedoras del status de sujetos posición victimizada ni paternalista, sino des-
de una crítica deconstructiva del entramado
9 El carácter abierto de esta mención pretende resaltar la de poder-saber que funda las relaciones socia-
inestabilidad y mutabilidad de toda categoría identita- les en general y las relaciones pedagógicas en
ria e indicar los múltiples entramados de poder –teóri-
cos, políticos, económicos– que pueden actuar en la
particular.
sustancialización y regulación de las definiciones ya sea Esta actitud queer, trasladada al terreno po-
de la “homosexualidad”, lo propiamente “gay”, etc. lítico más amplio, implicaría la perturbación

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de los mismos patrones normalizantes que Butler, Judith, 2007, El género en disputa. El
atraviesan las políticas estatales en relación a la feminismo y la subversión de la identidad,
sexualidad, el cuerpo y la vida. Es decir, la Paidós, Barcelona.
puesta en jaque tanto de la catolización parte ____________, 2005, Cuerpos que importan:
como de los cánones del saber médico-biológi- sobre los límites materiales y discursivos del
co prevalecientes en las actuales políticas “sexo”, Paidós, Buenos Aires.
sexuales y reproductivas. No se trata de negar Conferencia Episcopal Argentina, 2004, La
los derechos adquiridos, las luchas que los pre- familia: imagen del amor de Dios. Disponi-
cedieron, ni la indiscutible relevancia que tie- ble en http://www.caritas.org.ar/ downlo-
nen para muchas personas. Se trata, antes bien, ad/documentodelafamilia04.doc, [consul-
de centrarse en la invisibilización y exclusión tado el 01/03/09].
que las políticas sexuales y reproductivas ope- ___________, 2000, La buena noticia de la
ran sobre el conjunto de individuos que no vida humana y el valor de la sexualidad.
responden a las premisas morales y reproducti- Disponible en http://www.cea.org.ar/07-
vo-biologicistas subyacentes. Esto es, indivi- prensa/la_buena_noticia_de_la_vida.htm,
duos marcados por la marginación política, en [consultado el 01/03/09].
tanto sujetos sexuados y ciudadanos limitados Di Stefano, Roberto y Loris Zanatta, 2000,
por las instituciones heteronormativas. Historia de la Iglesia en Argentina. Desde
El ejercicio igualitario de la ciudadanía la conquista hasta fines del siglo XX, Mon-
sexual, desde la misma diferencia, sin exclusio- dadori, Buenos Aires.
nes ni jerarquías, debería pasar por una instan- Epstein, Debbie y Richard Johnson, 2000,
cia tal de perturbación de las tecnologías de Sexualidades e institución escolar, Morata,
normalización. La puesta en práctica de tal Madrid.
ejercicio político supondría la reivindicación Esquivel, Juan, 2004, Detrás de los muros: la
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