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secundaria/

Nuevos escenarios, nuevos puntos de partida: ciudadanía


sexual, jóvenes y escuela secundaria.
Por Jésica Baez

Ley de Identidad de Género, Ley de Matrimonio Igualitario, Ley de Educación Sexual Integral…. Cada año nos
encontramos con la sanción de nuevas leyes que norman, organizan, reconocen la dimesión sexual de la vida así
como también, con la instalación de un nuevo plexo de derechos. Ahora bien, ¿qué acontece en la cotidianidad
de las escuelas? ¿qué nuevas circulaciones, vivencias y sentires se despliegan con esta nueva trama legal?

En una mirada retrospectiva de la legislación producida en torno a las sexualidades, todo pareciera indicar que
desde la última vuelta de la democracia en Argentina se inició una nueva ola (Petracci y Pecheny, 2007), un
proceso que puede leerse desde la necesaria actualización en materia de derechos humano así como también,
como nuevas formas de concebir la política desde una ética del cuidado donde se privilegie el reconocimiento del
otro, la otra, lx otrx. En otras palabras, una etapa donde se revisaron las formas de pensar qué significa la vida
humana y con ello, qué condiciones son necesarias para su despliegue, reconociendo las diferencias.

El Estado Moderno ha regulado los cuerpos, y con ello, las sexualidades de sus ciudadanos/as desde la creación
misma -tal como Foucault (1977) se ha encargado de demostrar-. Sin embargo, es indudable que en las últimas
décadas una nueva cita legal organiza a estos cuerpos desde la concepción de “derecho”. Parafraseando a
Morgade (2010), es evidente que el discurso de los derechos humanos en general, los derechos humanos de las
mujeres y los derechos humanos de las minorías sexuales vienen impregnando la legislación internacional y
nacional con un tono visibilizador y democratizador.

Al observar el panorama de leyes vinculadas a las sexualidades juveniles sancionadas en Argentina durante la
última década se presenta un territorio vasto y multiforme que se orienta tanto en la redistribución como el
reconocimiento: Ley 25.673: Salud Sexual y Procreación Responsable (2002), Ley 25.929: Derechos de Padres e
Hijos durante el proceso de nacimiento (2004), Ley 26.061: Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y
Adolescentes (2006), Ley 26.150: Educación Sexual Integral (2006), Ley 26.485: Protección Integral para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (2010), Ley 26.618: Matrimonio Igualitario (2010),
Ley 26.743: Identidad de Género (2012) Ley 26.842: Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a
sus Víctimas (2012), [1].

Esta nueva trama legal invita a revisar el concepto de ciudadanía. En su conjunto estas leyes discuten,
cuestionan o tensionan la noción de Ciudadano heredera de la Declaración de los Derechos del Hombre. Tal
como señalan distintas autoras (Maffia, 2001), en la noción de derecho moderno ha prevalecido una “operación
de sustitución” del cuerpo real de los sujetos por un cuerpo abstraído de las marcas de identidad de clase, raza y
sexo, hegemonizando las características: clase media, blanco y varón.

En esta clave, pensar la ciudadanía sexual en el espacio de la escuela tensiona el formato propio de dicha
institución de manera paradójica, dado que parte de su función principal ha sido la formación de “ciudadanos
argentinos” y en este sentido se podría interpretar como una extensión a lo ya asignado. No obstante, incluir la
ciudadanía sexual no solo remite a la constitución política profunda de la escuela. Abreva también, en la
tematización de los cuerpos sexuados que por allí transitan. Y por último, profundiza la problematización
respecto de la privatización de ciertos aspectos de la vida considerados “íntimos”.

Analizar el “impacto” o “efectos” del conjunto de estas leyes implicaría múltiples trabajos que incluyan a los
distintos actores. Los posibles resultados seguramente darían cuenta de las contradicciones, paradojas y
debates que la cotidianidad propone. Los/as/xs invito a compartir algunas reflexiones desde la mirada juvenil
fruto de investigaciones llevadas adelante desde la universidad.[2]

De la ley escrita a las leyes vividas en la escuela desde la mirada juvenil

¿Conocen los/as estudiantes derechos, leyes, normas que digan “algo” vinculado a las sexualidades? Esta
inquietud, fue el puntapié de la indagación en escuelas secundarias públicas de la Ciudad de Buenos Aires. Un
primera respuesta es “Sí”. La posibilidad de mencionar derechos es un atributo general del estudiantado; no
obstante, existe una diferencia entre aquellos/as que conocen (en mayor o menor detalle) el conjunto de leyes,
de aquellos/as que refieren a situaciones sentidas en torno a sus derechos y su vulneración.

No ser atendida en “la salita”, la angustia frente a tener que comprar “la pastilla del día después”, acompañar a
una amiga a abortar, las dificultades en poder decir “soy gay” son referencias que los/as estudiantes realizan. En
ocasiones, sentidas como “derecho no cumplido”, y otra veces, como “vulneración personal”. Estos/as
estudiantes, dan cuenta de las múltiples dimensiones que, encarnadas en sus cuerpos concretos desafían al
sujeto abstracto del derecho. En este recorrido, las/los estudiantes señalan a determinados docentes (y
adultos/as de la escuela) cómo quienes abrieron espacios en la cual poder “charlar sobre estos temas”.

La ley de Educación Sexual Integral –de implementación laberíntica en términos generales- ha sido una
oportunidad para estos/as docentes: un amparo para sus prácticas, que permitió habilitar o fortalecer instancias
donde no solo tematizar las sexualidades sino también crear un espacio sensible de escucha y palabra de uno/a
mismo/a como ciudadano/a. El afecto en este sentido es central para comprender la posibilidad de aprenderse
una/o como ciudadano sexual, ciudadana sexual o ciudadanx sexual. La construcción de un espacio escolar
“sensible”, donde docente y estudiantes se encuentran con “las entrañas conmovidas” (Levinas, 1993) resulta
condición de una enseñanza que en pocas oportunidades es explícita.

En este marco, la Ley de Matrimonio Igualitario resultó una ocasión para encuentro entre estudiantes y docentes.
Esta ley resultó un dispositivo visibilizador en tres dimensiones en el espacio escolar (Baez, 2013). Habilitó la
articulación de la pregunta de manera pública respecto de las sexualidades; visibilizó a adultos/as que frente a
esta ley tuvieron la ocasión de manifestar a colegas y estudiantes su orientación sexual. Y finalmente, permitió la
producción de nuevas narrativas desde donde los/as estudiantes encuentran enclaves a partir de los cuales
poder decir “quienes son”.
Reflexiones finales

Esta nueva trama legal nos propone nuevos escenarios y con ello comienzan a construirse nuevos puntos de
partida. Tal vez nos resulte aún hoy complejo comprender que el sujeto pedagógico de la escuela es también un
sujeto corporal marcado por la sexualidad, y que hablar de ciudadanía es problematizar los propios derechos en
tanto sujeto concreto y particular.

El plexo legal, con sus contradicciones, es también una oportunidad para profundizar este aprendizaje donde el
régimen de lo sensible entre en juego invitándonos a reconocernos a cada uno/a como sujetos/as con sentires,
vivencias y recorridos en relación a la sexualidad.

En este sentido, comprender la ley de Educación Sexual Integral como parte de una política pública que apunte
al cuidado del otro/a fortalecería las prácticas de reconocimiento y redistribución en pos de horizontes más justos
para cada uno/a de los/as estudiantes. Convoca a movernos de los lugares hegemónicos, a buscar alternativas
superadoras de los enfoques preventivos que instalan el temor como modo de vinculación con el cuerpo.

Bibliografía

Baez, Jesica (2013) ‘Yo soy’, posibilidad de enunciación de las sexualidades en la escuela
En: Revista Polifonías. Universidad de Luján. Año II, Nro. 2 Abril – Mayo 2013.

Foucault, Michele (1977) Historia de la sexualidad. Tomo I.Barcelona: Siglo XXI.

Levinas, Emmanuel (1993) Humanismo del otro hombre, Madrid Siglo XXI

Maffia, Diana (2001) Ciudadania Sexual En Feminaria Año Nro. 26/27 Buenos Aires.

Morgade, Graciela (2010) Educación Sexual EN Voces en el Fenix. Año 1 Nro 3 Septiembre
2010

Petracci, Mónica y Pecheny, Mario (2007) “Argentina: derechos humanos y sexualidad”,


En: Revista Medicina, vol. 67, supl.

* Dra. Jésica Baez, docente e investigadora del CONICET y de la Facultad de Filosofía y


Letras de la UBA.

[1] Se enumeran las principales leyes a nivel nacional, además deberíamos incluir el
conjunto de leyes de corte jurisdiccional y el conjunto de internacionales que fueron
suscriptas a la Constitución Nacional (1994): la Declaración Universal de Derechos
Humanos, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Convención
sobre Ruiz Huidobro 2323, del Niño (CDN), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y, fundamentalmente la
Convención sobre Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
(CEDAW).

[2] Las notas que comparto se desprenden del trabajo llevado adelante durante la
investigación doctoral con sede IICE, FFyL-UBA / CONICET: “La experiencia educativa
“trans”. Los modos de vivir el cuerpo sexuado de los/as/xs jóvenes en la escuela
secundaria” (2009-2014) en el marco del proyecto UBACyT: “Educación sexuada y
curriculum: debates epistemológicos y metodológicos desde la perspectiva de género”.
Directora: Graciela Morgade. Período: 2011-2014.

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