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Cómo ser un buen orador

Ser un buen orador requiere planeación, claridad de pensamiento, y un discurso bien


estructurado de principio a fin. Es importante evitar crear confusión o dejar a tus oyentes
la sensación de que perdieron su tiempo. Sigue estos siguientes pasos y la gente
apreciará lo que tengas que decir.

1. Realiza contacto visual. El contacto visual es muy importante. Puedes mirar


sobre las cabezas de las personas, porque parece que los estás mirando
directamente, ¡pero en realidad no lo estás haciendo! No te excedas, o
correrás el riesgo de parecer que estás asintiendo con tu cabeza, o que eres
muy rígido.
2. Ten un punto y apégate a él. En algunas ocasiones tendrás que hablar de un
tema en específico. Incluso en una conversación casual, es importante
concentrarte en un conjunto limitado de ideas relacionadas. Si derivas de una
idea a otra, tu discurso parecerá un mal poema, o una maniobra
obstruccionista que puede aburrir a los oyentes.

3. Habla claramente. Puede ser tentador decir “El sujeshcswwe funcioasfn


bien en alguasaf partes del digfd.” Tampoco valdrá la pena para el oyente
invertir su tiempo en tratar de descifrar lo que intentas decir.

4. Ajusta tu discurso de acuerdo a tu audiencia. Una audiencia técnica


apreciará el uso de su jerga o acrónimos. Si tu audiencia tiene problemas para
comprender los conceptos, quizás sea necesario que hables más lento y
ofrezcas algunos ejemplos generalmente familiares.
5. No utilices el mismo tono durante todo el discurso. Esto te hace sonar
como una persona seca, opaca y aburrida. Levantar la voz en algunas partes
te hace un mejor orador. Imagina que es un debate, e intentas dar énfasis a las
partes importantes. Martin Luther King, uno de los más grandes oradores de la
historia subía y bajaba su tono durante sus discursos.

6. No seas condescendiente. Cuando las personas son tratadas como idiotas, o


como niños pequeños, pueden ponerse hostiles e ignorar lo que digas. Suenas
condescendiente cuando utilizas un tono cantado en tu discurso, suspiras en
voz alta, o menosprecias a tus oyentes de alguna manera.
7. Sé interesante. Una persona interesante siempre es buscada para ser
escuchada.

8. Habla fuerte. Las personas tienen que escuchar lo que digas, sin importar si
están en la primera o en la última fila, o si hay mucho ruido.
9. Sé honesto. Recuerdas la historia del niño que gritaba “¡el lobo, el lobo!”.

10. Organiza lo que estás diciendo. Si hay muchas ideas o detalles relacionados
con tu idea principal, habla de cada una de ellas de forma deliberada. Si estás
intentando cubrir grandes cantidades de información, quizás mencionar lo que
vas a decir al principio, y después resumir lo que dijiste en la conclusión.

11. Sé amable, sigue los convencionalismos sociales y se racional.


Obviamente hay muchos oradores que no siguen este paso, y aun así tienen
grandes audiencias y muchos seguidores. Probablemente no seas uno de
estos oradores.
12. ¡Utiliza tus manos! No hay nada peor que un orador con las manos en los
bolsillos, o con las manos pegadas a los costados.

13. Observa videos de grandes oradores como: Martin Luther King, ó John F.
Kennedy (JFK).

Consejos:

1. Tartamudear es normal, y muchas personas lo hacen. Tu cerebro se queda


trabado porque está muy nervioso, y la sangre bombea rápidamente por tu
cerebro. Estás pensando mucho, sólo relájate y sigue la corriente. Si tartamudeas,
detente un segundo y vuelve a continuar.
2. Haz gestos con tus manos, pero no exageres moviendo tus brazos por todo el
lugar. Sólo mueve tus manos de forma ocasional.
3. Si estás dando una presentación, intenta no ser el primero ni el último. Ser el
primero es difícil, porque tienes que marcar la pauta, pero si piensas que vas a dar
una gran impresión, entonces hazlo.
4. ¡Actúa casual, relájate y toma las cosas con calma!
5. Los políticos siguen muchos, o casi todos estos pasos, y tú quieres emularlos.
6. Evita la monotonía. La monotonía es realmente una forma de desorganización,
donde la información importante no se distingue de la no importante.
7. Imagina que ellos se sienten igual que tú. A nadie realmente le importa mucho
cuando hablas, a menos que sea un gran debate.

Advertencias:

1. El peor orador es el aburrido. ¡No seas aburrido! Generalmente cuando algo es


aburrido deja de ser interesante, y sobreestima la capacidad de atención de su
audiencia.
2. También es fácil dejarse llevar cuando eres importante. Si descuidas muchos de
los pasos anteriores y te confías en tu importancia para dirigir la atención de la
audiencia, la audiencia se puede resentir. El público puede incluso trabajar para
debilitar tu autoridad.
3. Utilizar lenguaje incendiario, y hacer analogías a situaciones de la Segunda
Guerra Mundial, y a figuras (especialmente Hitler, el fascismo, el comunismo, y
Stalin) generalmente hace que las personas se concentren en la declaración
individual ofensiva, o en el carácter de tu discurso, en vez del contenido del
mismo.
4. Es fácil dejarse llevar cuando das un discurso. Si encuentras que gritas, o hablas
muy fuerte con frecuencia, es probable que te estés saltando muchos de los pasos
enumerados.

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