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HUGO QUINTERO BERNATE

Magistrado Ponente

SP133-2023
Radicación No. 53508
Aprobado Acta N°. 067

Bogotá D.C. trece (13) de abril de dos mil veintitrés


(2023).

ASUNTO

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por la


defensa de GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA contra la
sentencia proferida por el Tribunal Superior de Medellín el
18 de abril de 2018, que revocó el fallo emitido el 13 de julio
de 2017 por el Juzgado Doce Penal del Circuito de esa
ciudad, para en su lugar condenar al procesado como autor
responsable del delito de acceso carnal abusivo con menor
de catorce años agravado, en concurso homogéneo.
CUI 63001609902120150027502
Número Interno 53508
Casación
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

HECHOS

De acuerdo con la acusación y la sentencia impugnada,


la conducta ilícita reprochada a GABRIEL ARMANDO MEJÍA
GARCÍA tuvo ocurrencia en repetidas ocasiones en la ciudad
de Medellín desde 2013 y hasta mediados de 2015, cuando
él recibía las visitas reguladas de su hija MMG, por aquel
entonces de 3 años de edad, a quien hizo objeto de acceso
carnal abusivo al introducirle el pene en la cavidad bucal y,
luego, eyacular dentro de ella.

ANTECEDENTES PROCESALES

1. Por los hechos enunciados, el 7 de marzo de 2016,


ante el Juzgado Treinta y Uno Penal Municipal con función
de control de garantías de Medellín, la Fiscalía formuló
imputación contra GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA
como posible autor del delito de acceso carnal abusivo con
menor de catorce años agravado en concurso homogéneo,
descrito en los artículos 208, 211-5 y 31 del Código Penal,
cargos que el imputado no aceptó.

2. Presentado el escrito de acusación por la Fiscalía 37


Seccional de Medellín el 5 de mayo siguiente, correspondió el
conocimiento del asunto al Juzgado Doce Penal del Circuito
de esa ciudad, donde se llevó a cabo la audiencia
correspondiente el 7 de junio de la misma anualidad, en cuyo

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desarrollo se formuló acusación por los mismos hechos y


calificación jurídica originalmente imputados.

3. La audiencia preparatoria se adelantó el 6 de julio de


2016, y posteriormente el juicio oral se surtió en sesiones
adelantadas los días 18 y 23 de agosto, 19 de septiembre y
23 de noviembre de ese mismo año; prosiguió 1° y 20 de
febrero, 19 de mayo y 8 de junio de 2017, última en la cual
las partes e intervinientes presentaron alegatos conclusivos.

4. El 13 de julio de 2017 el cognoscente anunció y


profirió sentencia absolutoria en la que se advierte de inicio
que, de la abundante prueba aportada, el único testimonio
directamente vinculado con el objeto de la investigación es el
de la menor MMG.

Enseguida se alude a las estipulaciones probatorias


acerca del vínculo parental entre el procesado y la menor
MMG, la edad de la niña, inferior a 14 años, y el informe
pericial de clínica forense elaborado por el médico Guillermo
Gouzy Muñoz, del cual, enfatiza el a quo, únicamente se
valora la opinión acerca de que, teniendo en cuenta los
hallazgos y el relato de la examinada, “el caso es compatible
con maniobras de abuso sexual de tipo sexo oral sobre la
menor y exhibicionismo”, no pudiendo certificar el experto de
manera absoluta “que hubiera habido maniobras de abuso
sexual de tipo sexo oral”, porque hechos como los debatidos
no dejan rastros, evidencias o huellas materiales, exceptuada
la eventual presencia de líquido seminal y/o espermatozoides

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en el “introito bucal”, que no se pudo determinar porque el


examen respectivo no fue realizado.

Tras reseñar los testimonios allegados por conducto de


la defensa, primordialmente de parientes consanguíneos del
inculpado, se destaca que, en común, estos calificaron la
relación de GABRIEL MEJÍA con su hija MMG, adecuada,
respetuosa y excelente; y que después de la separación de
sus padres -Nataly Gómez y GABRIEL MEJÍA-, la niña se fue
a vivir con la mamá a Armenia, pasaba vacaciones con el
papá dos veces al año en Medellín y era feliz con él.

De los anteriores, afirma el juzgador, no se extrae que


el procesado se sintiera “atraído por buscar placer sexual en
menores”, tampoco que “tuviese antecedentes de conductas
indebidas desde el punto de vista erótico con relación a
menores de edad”, ni que fuera “pedófilo”.

En el mismo ámbito cita lo manifestado por Juan David


Giraldo Rojas, perito psicólogo de la defensa que valoró al
procesado y, a partir de los test practicados con esa finalidad,
explicó no haber hallado en MEJÍA GARCÍA trastornos de
personalidad o de preferencia por la pedofilia. Por contrario,
se trata de un “sujeto sano”, “no calificable como agresor
sexual”, “no es un sujeto desviado”, aspectos que no fueron
controvertidos en el interrogatorio cruzado, como tampoco se
probó con otro medio de convicción, que la evaluación
psicológica careciera de bases científicas.

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Critica el testimonio de Nataly Milena Gómez Salazar,


madre de MMG, en cuanto dijo que luego de que la niña le
contó lo que su papá le hacía, presentó la denuncia sin haber
presenciado nada de lo que habría ocurrido, razón para
considerarla testigo de oídas; se trata, agregó el juzgador, de
una prueba de referencia inadmisible que no puede ser
valorada en aras del principio de igualdad de armas. Menos
si en cuenta se tiene que la menor MMG compareció a
declarar y no se está ante una de las excepciones previstas
en el artículo 438 del Código de Procedimiento Penal,
adicionado por el artículo 3° de la Ley 1652 de 2013.

Sin embargo, retoma la declaración de la señora Gómez


Salazar en temas como su separación de GABRIEL MEJÍA a
causa del maltrato, consumo de alcohol y estupefacientes, y
otras parejas diferentes a ella que él tenía; igualmente, en
cuanto dijo haber explicado a su hija las razones de la
ruptura, así como que la niña presenció eventos de ese
maltrato.

También sobre los cambios de comportamiento que


tuvo MMG en 2013, cuando empezó a llevarla desde Armenia,
donde se fue a vivir luego de la separación, a visitar a su papá
en Medellín, dos veces al año por lapsos de una semana cada
vez; la niña se tornó agresiva, amargada, agachaba la cabeza,
tenía pesadillas, reflujo, lloraba y vomitaba, evadía hablar de
GABRIEL y su nueva compañera, todo lo cual cesó cuando
dejó de visitarlo, precisando que el 15 de junio de 2015 fue

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la última vez que la envió a casa de aquel pues decidió no


volver a hacerlo cuando supo lo que le hacía.

Por eso llevó a la niña a ver una psicóloga, hecho


confirmado por Marisol Alba Sarmiento, profesional de esa
especialidad que declaró sobre el inicio del acompañamiento
terapéutico a MMG en enero de 2016, con el fin de dar
manejo a los síntomas emocionales y alteraciones de
comportamiento observados por la madre, diagnosticándole
trastorno del sueño, ansiedad y depresión relacionados con
abuso sexual, coincidente con lo que la mamá informó, pero
también con la manifestación espontánea de la niña que dijo
haber sido víctima de abuso por su papá.

Se descartan los testimonios de Rosario del Socorro


Salazar y Gloria Marleny Gómez Salazar, abuela y tía
maternas de MMG, en cuanto inadmisibles por ser de
referencia acerca de situaciones que no percibieron, como el
maltrato sufrido por su hija y hermana de parte de GABRIEL
MEJÍA o el abuso de este a la niña.

Y desconfía, igualmente, de lo atestiguado por Paola


Cecilia Amaya Rivera, pues declaró que en medio de rezos u
oraciones hechos en presencia de MMG, su mamá y su tía
Marleny, vio a la niña triste, cabizbaja y llorando, pero no le
pregunto si el papá la tocaba en sus partes íntimas, sino que
ella fue la que comentó eso; respuesta refutada por medio de
la impugnación de credibilidad con la lectura de la entrevista

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previa que rindiera a la Fiscalía, en la cual afirmó que sí


indagó a la menor a ese respecto.

En la evaluación del testimonio de MMG, el juzgador


pone de presente la complejidad de la labor en casos de
atentados contra la sexualidad que solo se cuenta con las
versiones de víctima y victimario, más cuando se trata de
determinar la veracidad de la declaración de una víctima
menor de edad en delitos que, como el presente, no dejan
huellas o vestigios.

Agrega que, de acuerdo con la psicología infantil, los


niños “casi siempre testifican con suma precisión acerca de
los eventos vividos por ellos”, radicando el problema “en que
lo que recuerdan puede no haberles sucedido a ellos”, debido
a que a los niños fácilmente pueden “implantárseles
recuerdos falsos”; y si se les presiona terminan por contar
acontecimientos que jamás sucedieron o crear historias para
satisfacer al adulto. Mientras más pequeño el niño, más
probable que describa cosas que nunca pasaron, siendo
mayormente sugestionables los niños de 3 a 5 años.

En respaldo de lo anterior cita apartes de un estudio


titulado “PROPUESTA DE VALORACIÓN PSICOLÓGICA
FORENSE DE LA VERACIDAD DEL TESTIMONIO DE
VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL INFANTIL”.

El a quo alude a las dificultades que MMG tuvo en un


comienzo para identificar las partes de los cuerpos femenino

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y masculino en los diagramas que se le pusieron de presente,


situación que superó gracias a la insinuación que le hizo la
Defensora de Familia que le acompañaba, identificando
enseguida y sin problema los componentes anatómicos
externos de la anatomía humana, a excepción del pecho del
hombre, lo cual carece de relevancia porque quedó claro que
conoce el cuerpo humano.

Interrogada por quién es GABRIEL ARMANDO MEJÍA


GARCÍA dijo que antes era su papá y lo visitaba en Medellín,
antes de que su mamá se separara de él y se casara con otra
persona con quien se fueron a vivir a Armenia, desde donde
comenzaron a mandarla a visitar a GABRIEL, al que ya no
visita porque es muy malo y está en la cárcel.

De lo anterior llama la atención al juez que la niña dijera


que GABRIEL “era su papá” y “es muy malo”, pues muestra
la inexistencia de afecto hacia su padre, a diferencia del
padrastro al que tiene como bueno; sentimientos que sin
duda han sido plantados en la mente de la niña y empañan
la capacidad probatoria de su relato por notarse altamente
influenciable, al punto de elaborar juicios de rechazo y
animadversión como de felicidad y relajación porque sabe
que GABRIEL no va a salir de la cárcel por el mal que ha
hecho.

Con referencia a otros casos que ha conocido el


juzgador, los cuales no discrimina, afirma que en el presente
subyace un problema de pareja, vistos los pormenores de la

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conflictividad entre Nataly Gómez y el procesado, que


convirtieron a la menor en “presa fácil del fantasma de la
sugestionabilidad”, por lo que no es posible conferir crédito a
la literalidad del atestado incriminatorio que hace MMG; y a
pesar de que la prueba practicada no aporta datos serios y
claros de la manipulación, si los insinúa.

En ese sentido, expone cómo la niña se “enredaba en


sus respuestas”, guardaba silencio, pronunciaba frases o
palabras ininteligibles o inaudibles, lo que obligó a intervenir
a la judicatura y a la defensora de familia para que precisara
dichas respuestas; también que la menor le hizo preguntas a
la defensora del bienestar familiar no entendidas, lo que
evidenció “cierto caos o desconcierto de parte de la niña”; al
tiempo que confusión en medio de la cual dijo frases tales
como “cuando él me empezó a violar” o “un día empezó a
meterme el pene en la boca”.

Esto, dijo la niña, pasó muchas veces en la parte de


atrás del sitio de trabajo de su papá, donde hay cosas de
carros, estando ella parada; y en una pieza de la casa, incluso
en presencia de Milena, esposa de GABRIEL, el cual “me
hacía sacar algo que me hacía vomitar y la esposa me decía
malparida hijueputa lárguese de aquí y me tiraban por las
escaleras y me dejaban afuera de la pieza sin nada”.

Interrogada la infante acerca de qué es violar, respondió


que “cuando una persona le hace algo malo a otra”, “cuando
una persona mala le hace algo a una persona buena”, lo que

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causa extrañeza al juzgador porque “después de varios


titubeos, tartamudeos y dificultades para que respondiera la
pregunta relativa a qué hacía Gabriel cuando ella lo visitaba,
prorrumpe diciendo que ´cuando él me empezó a violar´”,
vocablo este último cuyo significado no conoce un menor a
menos que haya recibido adiestramiento en materia sexual,
situación en todo caso anormal.

Y aunque “la prueba no revela que MMG hubiera sido


cabalmente instruida en tal sentido”, advierte el a quo la
interferencia de otra persona en la elaboración del relato,
destacando que varias veces fue repetido por la madre en
presencia de la niña en las diferentes oportunidades que
acudieron juntas al médico, a las psicólogas y ante sus
familiares.

No es normal, considera el funcionario de primera


instancia, que una acción de esta naturaleza pueda ser
llevada a cabo en un almacén donde, según declaró el
procesado, laboraban al menos siete personas; es más, a la
vista de “todo el mundo, porque no precisó la Fiscalía el sitio
exacto” del almacén Sony Lujos que administraba aquel, en
donde se desarrollaban las supuestas acciones libidinosas.

Reseña en ese contexto los testimonios de Yeison David


García García, primo del acusado y vendedor del almacén;
Yenifer Daniela Miranda López, que vive en unión libre con
el anterior; y Milena Morales Buritica, compañera
sentimental del procesado.

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Prosigue el fallador a cuestionar si sería posible que


GABRIEL MEJÍA introdujera su miembro viril, hasta
eyacular, en la boca de una niña de cuatro años, sin que,
dado el considerable tamaño de un pene adulto erecto,
hubiera quedado algún rastro en la mucosa bucal o en los
carrillos de los labios de la niña, tales como eritemas o
equimosis, de lo cual duda mucho.

Como la incriminación involucra también la


eyaculación, pues según dijo la niña “me hacía sacar algo que
me hacía vomitar”, el a quo rebate que así hubiera ocurrido
porque nada mencionó la menor acerca de los movimientos
que para alcanzar el clímax debió hacer su padre, ni que pasó
con el semen, si ella lloró o reaccionó de alguna otra manera;
por ende, desestima posible que ocurriera un hecho tan
violento sin dejar evidencia alguna.

En conclusión: el hecho no fue vivido por la niña porque


la descripción “de un acto sexual escueto sin que se rodee de
los aditamentos necesarios para pensar que en la vida real fue
experimentado”, lleva a considerar que “a su conocimiento
llegó por un medio diferente a la vivencia personal y directa.”

5. Apelada la sentencia absolutoria por la Fiscalía


delegada y el representante de la víctima, los recursos fueron
decididos por una Sala de Decisión Penal del Tribunal
Superior de Medellín el 18 de abril de 2018 en el sentido de
revocar la decisión impugnada para, en cambio, condenar a

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GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA como autor


responsable de acceso carnal abusivo agravado en concurso.

A ese efecto, se identificó como problema jurídico la


apreciación de los testimonios presentados por la Fiscalía
para sustentar su teoría del caso, en atención a las dudas del
sentenciador en torno a las atestaciones de la víctima, la
denunciante y los investigadores del ente fiscal, cuyas
contradicciones y vacíos generaron hesitación e impidieron
proferir juicio de reproche contra el acusado.

El ad quem destacó que la víctima, la menor MMG de 4


años al momento de los hechos, respondió en el juicio con
precisión y de manera fluida sus datos personales y
familiares; relató vivir con su madre y un hermano pequeño;
estudiar en primer grado de primaria, mencionar con
precisión a su profesora y varias compañeras. Así mismo,
reconoció la figura femenina y sus partes anatómicas.

Sobre los hechos manifestó que su progenitora la llevó


desde Armenia, donde reside actualmente con una nueva
pareja marital, en varias ocasiones a casa de su padre
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA, para que compartiera
con él; que, en varias ocasiones, en la casa y en el almacén
donde él labora vendiendo artículos para vehículos
automotores, le introdujo el pene en su boca, se movía y se
orinaba dentro de su cavidad bucal, lo que le producía
vómito.

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Agregó que en una ocasión lo hizo delante de Milena, su


nueva esposa; y otra en el almacén ante Yeison, su primo.

También relató la menor que era maltratada y golpeada


por su padre; que le contó a su mamá lo sucedido y no la
volvió a llevar a la casa de GABRIEL.

En el contrainterrogatorio, ilegal por cierto debido a que


el juzgador permitió formularlo directamente en duros
términos a la niña de apenas 6 años, omitiendo el rito
ordenado en el artículo 150 del Código de Infancia y
Adolescencia, que el agente del Ministerio Público objetó y
cuestionó, la niña respondió coherentemente y sin variar la
versión original.

Seguidamente, refirió el juzgador colegiado al contenido


de los testimonios de la madre de MMG, Nataly Milena Gómez
Salazar; de la psicóloga Marisol Alba Sarmiento, quien
atendió a la niña; de Rosario Del Socorro Salazar Serna,
abuela materna de la víctima; Gloria Marleny Gómez Salazar,
tía de la pequeña; Paola Cecilia Amaya Rivera, amiga de la
familia de MGG; y la psicóloga Nancy Estupiñán Castañeda,
investigadora de la Fiscalía, encargada de entrevistar a
menores abusados sexualmente.

De igual forma, sintetizó los medios de conocimiento


allegados a petición de la defensa: Valentina Aldana García,
prima del acusado; Milena Morales Buriticá, compañera
permanente del mismo desde 2014; Yeison David García

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García, primo y empleado en el almacén de MEJÍA GARCÍA;


Jennifer Daniela Miranda López, esposa del prenombrado
consanguíneo; el psicólogo Juan David Giraldo Rojas, quien
no entrevistó a la niña, pero conceptuó que lo dicho por esta
es mentira y que apreció en ella el síndrome de alienación
parental y valoró sicológicamente al acusado para perfilarlo
en punto de su personalidad y de la pedofilia; Ninfa Uldary
García Giraldo, María Alejandra Silva García y María Paola
García García, tía, la primera, y primas, las demás, del
incriminado a la par que la última empleada en su almacén.

Con base en la confrontación de los medios de prueba,


coligió el Tribunal la incorrección del a quo al desestimar la
contundente versión que ofreció la menor en temas como la
clara distinción de las figuras de hombre y mujer, sus partes
anatómicas y genitales; la afirmación de que GABRIEL
MEJÍA era su padre, pero ya no por lo que le hizo cuando lo
visitaba en Medellín y se quedaba en su casa y en el almacén
de artículos para carros; cómo la violaba agachando “duro”
su cabeza e introduciéndole el pene en la boca y moviéndose
hasta hacerla vomitar, lo cual ocurrió en varias ocasiones; la
manifestación de que tales actos no le gustaban y la hacían
sentir muy mal y nadie le dijo cómo debía declarar.

La narrativa de MMG, a pesar de su corta edad -6 años


al momento de la declaración-, se consideró sincera,
espontánea, coherente, precisa; identifica personas, lugares
y situaciones sin ambigüedad y con seguridad, coincidiendo
con los testimonios de su progenitura, abuela y tías.

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Así mismo, se desestimó una posible motivación a


mentir y querer involucrar falsamente a MEJÍA GARCÍA por
parte de la denunciante Nataly Milena Gómez Salazar, a raíz
de la ruptura de la relación marital y los problemas de
violencia intrafamiliar entre ellos.

Y se refutó la tesis defensiva acerca de que el testimonio


de la víctima fue producto de la alienación parental, temática
que estudió el ad quem con respaldo en literatura
especializada, acotando que ningún medio de conocimiento
demuestra la manipulación de la conciencia de la niña por
parte de Nataly Gómez para acusar falsamente a su padre.

En cambio, se hizo hincapié en las declaraciones de las


psicólogas Marisol Alba Sarmiento, que brindó tratamiento
psicoterapéutico a MMG en Armenia durante no menos de
cinco sesiones; y Nancy Estupiñán Castañeda, investigadora
de la Fiscalía, profesionales que entrevistaron a la menor y
valoraron directamente su estado psicológico y desecharon
un posible síndrome de alienación parental – SAP, a
diferencia del psicólogo de la defensa que no tuvo contacto
con ella y emitió opinión basado en documentos procesales
que le suministró el apoderado de GABRIEL MEJÍA.

De otra parte, continuó el Tribunal, examinados los


testimonios de los familiares del procesado, la conclusión del
a quo acerca de que él fue respetuoso en la convivencia
familiar, no conduce de manera rotunda a que no haya

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atentado contra su hija, porque el delincuente sexual no


necesariamente ataca a todas las personas de su entorno,
sino que ello depende de diversas circunstancia como la
oportunidad, la clase de víctima y otros factores que en el
presente no se evaluaron por la primera instancia.

En tal virtud, se le impusieron a GABRIEL ARMANDO


MEJÍA GARCÍA las penas de 204 meses de prisión e
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas por igual lapso; y se le negaron los sustitutos de la
pena, ordenándose su captura inmediata para cumplir la
sanción privativa de la libertad.

7. Contra el fallo de segunda instancia la defensa


interpuso y sustentó el recurso de casación, cuya demanda
fue admitida mediante auto del 29 de noviembre de 2019 en
garantía del derecho a la doble conformidad; con
posterioridad, se ordenó dar aplicación al Acuerdo 20 de
2020 de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia, con la finalidad de que la sustentación y los
traslados del libelo se hicieran por escrito, atendiendo las
medidas de aislamiento decretadas por el gobierno nacional
con ocasión de la pandemia por Covid19.

LA DEMANDA

La defensa de GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA


propone dos cargos contra el fallo de segunda instancia con

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la finalidad de lograr la efectividad de las garantías de los


intervinientes y la reparación de los agravios infligidos.

Uno principal por violación indirecta de la ley


sustancial, por error de hecho por falso juicio de identidad a
causa de la tergiversación, supresión y adición del contenido
de la prueba de cargo y descargo practicada, lo cual condujo
a la indebida aplicación de los artículos 208 y 211-5 del
Código Penal, y a la falta de aplicación de los cánones 29 de
la Constitución Política, 7 y 381 del Código de Procedimiento
Penal.

Otro subsidiario por violación indirecta de la ley


sustancial, por error de hecho por falso raciocinio a causa de
la vulneración de los principios de la lógica de no
contradicción y tercero excluido, que implicó la indebida
aplicación de los artículos 208 y 211-5 del Código Penal, y la
falta de aplicación de los preceptos 29 de la Carta Superior,
7 y 381 del estatuto procedimental penal.

Por ambas vías se pide casar y revocar la sentencia


recurrida para, en su lugar, dejar incólume la proferida en
primera instancia por el Juzgado Doce Penal del Circuito de
Medellín que absolvió a GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA
de los cargos formulados en la acusación.

Atendida la profusa argumentación que acompaña cada


una de las censuras, atinentes a la casi totalidad de los
medios de prueba practicados en el juicio oral, cuya

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transliteración se acompaña, la Sala abordará el análisis


particular en capítulos subsiguientes, en garantía, por
demás, del derecho a la doble conformidad judicial.

INTERVENCIONES EN EL TÉRMINO DE TRASLADO

1. La defensa adujo reiterar los planteamientos de la


demanda, pero cuestionó en especificó los yerros en que
habría incurrido el Tribunal por cercenamiento y
tergiversación al analizar el testimonio de la menor MMG; por
la omisión de valorar en integridad las exposiciones de Nataly
Milena Gómez, la psicóloga Marisol Alba Sarmiento y Rosario
del Socorro Gómez; por la supresión de manifestaciones
realizadas por Gloria Marleny Gómez Salazar; por la
denegación de trascendencia a lo atestiguado por Paola
Cecilia Amaya; por la tergiversación y cercenamiento de las
explicaciones del psicólogo Juan David Giraldo; y por el
desconocimiento de la totalidad del testimonio de GABRIEL
MEJÍA.

Reitera, de otra parte, la censura subsidiaria relativa a


la transgresión de los principios lógicos de no contradicción
y tercero excluido.

Además, peticiona, en ejercicio del derecho a impugnar


la primera condena, se realice estudio exhaustivo de las
pruebas de cargo y de descargo con el fin de establecer si la
Fiscalía logró demostrar su teoría del caso o si la defensa
resquebrajó los presupuestos legales para emitir condena.

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2. La Fiscalía Tercera Delegada ante la Corte expone


acerca del cargo principal de la demanda, que ninguno de los
ataques postulados se relaciona con la ocurrencia de los
hechos.

Añade que la construcción del Tribunal tomó en


consideración los criterios de valoración legales, arribando a
la conclusión de credibilidad del testimonio de la menor
víctima sin cercenar o tergiversar su contenido, sino
haciendo un análisis conjunto de la prueba, incluida la
corroboración periférica que echa de menos del demandante.

Acerca del desconocimiento por el ad quem de


circunstancias probadas sobre el ánimo de retaliación y la
animadversión de Nataly Milena Gómez Salazar hacia el
procesado, considera la Fiscalía que la valoración a ese
respecto no está en contravía de lo probado, tampoco
desestructura el argumento de credibilidad o la inexistencia
del síndrome de alienación parental; al margen de
expresiones de la mencionada testigo sobre la fragmentación
de la relación posterior a su separación del procesado, pues
de haber sucedido como afirma el censor, no habría
permitido aquella las visitas a GABRIEL MEJÍA ni el
desplazamiento de su hija a otra ciudad para ese efecto.

Respecto de la preponderancia otorgada por el Tribunal


a la prueba de la Fiscalía sobre la de la defensa, en lo referido
a la inexistencia de la alienación parental, se plantea que fue

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producto de la mayor confianza, el tiempo de interacción con


la menor y el conocimiento del contexto por parte de los
peritos, no resultando atendible menguar la fuerza suasoria
asignada a la valoración de la psicóloga Marisol Alba
Sarmiento en razón del enfoque terapéutico y no pericial que
utilizó, pues se desconocería en tal sentido la sana crítica en
la ponderación probatoria de la opinión pericial.

El testimonio de Rosario del Socorro Gómez, abuela de


la víctima, es tomado por el Tribunal como de corroboración
y para asignar mayor credibilidad al relato de la menor, sin
que el error reprochado con base en un fragmento de su
intervención procesal que cita el censor, le reste mérito.

Tampoco erró el juzgador de segunda instancia al


valorar la declaración de Gloria Marleny Gómez Salazar y
Paola Cecilia Amaya Rivera como testigos de corroboración;
ni el testimonio de Nancy Estupiñán Castañeda, psicóloga
que atendió a MMG, acerca de que no se presentó el
fenómeno de la alienación parental; tampoco el del psicólogo
Juan David Giraldo Rojas porque las razones que presenta la
demanda difieren de las que expuso el Tribunal para concluir
mínimo su valor suasorio.

Y en cuanto a la no valoración de las atestaciones de


Ninfa Uldary García y GABRIEL ARMANDO MEJÍA, se
plantea que el ad quem asumió el análisis conjunto de las
pruebas, por todo lo cual se pide no casar la sentencia
atacada.

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CUI 63001609902120150027502
Número Interno 53508
Casación
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

3. La Procuraduría Tercera Delegada para la Casación


Penal considera que en este asunto no se ha presentado una
verdadera demanda de casación, sino la impugnación
especial de la primera condena con el propósito de hacer
valer la garantía de doble conformidad.

Se discuten, por ese medio, la consistencia del relato de


la menor MMG, la acreditación de los hechos a través de la
corroboración periférica, el ánimo de retaliación o
animadversión de la madre de la menor -síndrome de
alienación parental— y la menor probabilidad de
corroboración de la teoría del caso de la Fiscalía conforme a
los hechos debidamente probados; temas respecto de los
cuales se considera no asiste razón al impugnante, porque el
Tribunal expuso una valoración probatoria conjunta
ajustada a las pautas de la sana crítica, que llevó al
convencimiento más allá de toda duda sobre la
responsabilidad penal del procesado MEJÍA GARCÍA,
desestimando de esa manera tanto las apreciaciones
subjetivas y meramente especulativas del juez de primer
grado, como las alegaciones de la defensa.

Concluye el Ministerio Público que no asiste razón a las


argumentaciones del impugnante, por lo que solicita no casar
la sentencia y mantener lo decidido por el Tribunal Superior
de Medellín.

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Número Interno 53508
Casación
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

4. El apoderado de la víctima peticiona, igualmente, la


confirmación de la sentencia de condena proferida en
segunda instancia contra GABRIEL MEJÍA por cuanto, en su
criterio, no se presentan simultáneamente los errores de
hecho por falso juicio de identidad y falso raciocinio que
plantea la defensa; por consiguiente, debe prevalecer la
seguridad jurídica derivada del fallo en cuestión, en virtud de
las presunciones de legalidad y acierto que ostenta la
decisión.

CONSIDERACIONES

1. Teniendo en cuenta que GABRIEL ARMANDO MEJÍA


GARCÍA fue condenado por primera vez en segunda
instancia, conforme se anunció, la Corte garantizará en el
marco de la resolución del recurso de casación, su derecho a
la doble conformidad con base en el Acto Legislativo 01 de
2018 que, mediante el artículo 3-7, modificó el canon 235 de
la Constitución Política disponiendo que contra las
sentencias de primera condena que profieran los Tribunales
Superiores procede la doble conformidad judicial.

En este evento, recuérdese, en el auto de admisión de


la demanda de casación la Corte precisó que de esa forma
procedía con el propósito, precisamente, de salvaguardar la
mencionada garantía, sin reparar en formalidades de técnica
y proveer a resolver el fondo del debate planteado, haciendo
abstracción de los defectos de construcción que pudieran
evidenciarse en el libelo.

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Número Interno 53508
Casación
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

Con esa perspectiva se examinarán los reproches


planteados por el impugnante a fin de establecer la legalidad
de la sentencia condenatoria a partir de la naturaleza del tipo
penal objeto de la acusación, la confrontación intrínseca y
extrínseca de los medios de prueba recaudados y los
requerimientos del artículo 381 de la Ley 906 de 2004.

2. Del acceso carnal abusivo con menor de catorce


años.

El tipo penal por el cual se imputó y acusó a GABRIEL


ARMANDO MEJÍA GARCÍA está descrito en el artículo 208
del Código Penal, modificado por el artículo 4° de la Ley 1236
de 2008, a saber: “El que acceda carnalmente a persona
menor de catorce (14) años, incurrirá en prisión…”

Esta descripción se integra con el artículo 212 de la


misma codificación que define el acceso carnal como “la
penetración del miembro viril por vía anal, vaginal u oral, así
como la penetración vaginal o anal de cualquier otra parte del
cuerpo u otro objeto”.

La Corte ha considerado de tiempo atrás, en forma


invariable, que para el esclarecimiento y demostración de
esta especie delictiva resulta de crucial importancia la
prueba testimonial en tanto

[…] comporta entidad suficiente para demostrar hechos


trascendentes en lo que toca con delitos de contenido sexual,

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Número Interno 53508
Casación
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

incluidos, desde luego, aquellos que dicen relación con la


estricta tipicidad de la conducta en su contenido objetivo, esto
es, la forma en que la acometida libidinosa tuvo ocurrencia o,
para mayor precisión, si hubo o no penetración anal o vaginal.

Y, desde luego, testigo de excepción para el efecto lo es


la víctima, no sólo porque precisamente sobre su cuerpo o en
su presencia se ejecutó el delito, sino en atención a que este
tipo de ilicitudes por lo general se comete en entornos
privados o ajenos a auscultación pública.

Así mismo, cuando se trata, la víctima, de un menor de


edad, lo dicho por él resulta no sólo valioso sino suficiente
para determinar tan importantes aristas probatorias, como
quiera que ya han sido superadas, por su evidente
contrariedad con la realidad, esas postulaciones injustas que
atribuían al infante alguna suerte de incapacidad para
retener en su mente lo ocurrido, narrarlo adecuadamente y
con fidelidad o superar una cierta tendencia fantasiosa
destacada por algunos estudiosos de la materia.

Ya se ha determinado que en casos traumáticos como


aquellos que comportan la agresión sexual, el menor tiende a
decir la verdad, dado el impacto que lo sucedido le genera.

No soslaya la Corte, desde luego, que los menores


pueden mentir, como sucede con cualquier testigo, aún
adulto, o que lo narrado por ellos es factible que se aleje de
la realidad, la maquille, oculte o tergiverse, sea por ignotos
intereses personales o por manipulación, las más de las
veces parental.

Precisamente, lo que se debe entender superado es esa


especie de desestimación previa que se hacía de lo declarado
por los menores, sólo en razón a su minoría de edad. Pero ello
no significa que sus afirmaciones, en el lado contrario, deban
asumirse como verdades incontrastables o indubitables.

No. Dentro de las características particulares que


irradia el testigo, la evaluación de lo dicho por él, menor de
edad o no, ha de remitir a criterios objetivos, particularmente

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Casación
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

los consignados en el artículo 404 de la Ley 906 de 2004,


atinentes a aspectos tales como la naturaleza del objeto
percibido, el estado de sanidad del sentido o sentidos por los
cuales se tuvo la percepción, las circunstancias de lugar,
tiempo y modo en que se percibió, los procesos de
rememoración, el comportamiento del testigo durante el
interrogatorio y el contrainterrogatorio, la forma de sus
respuestas y su personalidad.

Desde luego, a esos conceptos intrínsecos del


testimonio y quien lo rinde, deben agregarse, para la
verificación de su trascendencia y efectos respecto del objeto
central del proceso, aquellos referidos a cómo los demás
elementos suasorios apoyan o contradicen lo referido, habida
cuenta de que el sistema de sana crítica del cual se halla
imbuida nuestra sistemática penal, obliga el examen en
conjunto y de contexto de todos los medios de prueba
arrimados legalmente al debate.1

Asociado al precedente discernimiento, en el ámbito de


los delitos sexuales que tienen por víctimas a menores de
edad se ha considerado que su versión es crucial en la
demostración de la materialidad y la responsabilidad
delictivas; y adquiere superlativa connotación cuando tiene
respaldo en otros medios de convicción, lo cual, ha explicado
la Sala, tiene correspondencia con la figura del derecho
español conocida como “corroboración periférica”, referida

[…] a cualquier dato que pueda hacer más creíble la


versión de la víctima, entre ellos: (i) la inexistencia de razones
para que la víctima y/o sus familiares mientan con la
finalidad de perjudicar al procesado2; (ii) el daño psíquico
causado a raíz del ataque sexual 3; (iii) el estado anímico de
la víctima en los momentos posteriores a la ocurrencia de los

1 CSJ SP, 15 may. 2011, rad. 35080.


2 “Tribunal Supremo de España, ATS 6128/2015, del 25 de junio de 2015”
3 “ídem”

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GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

hechos; (iv) regalos o dádivas que el procesado le haya hecho


a la víctima, sin que exista una explicación diferente de
propiciar el abuso sexual, entre otros.4

Entre las posibles formas de corroboración del


testimonio de la víctima, según las particularidades del caso,
en la anotada decisión se expuso que podrían tenerse
multiplicidad de factores establecidos en la investigación con
otros medios cognitivos en el marco de la libertad probatoria;
ejemplos de ello: i) el daño psíquico sufrido por el menor; ii)
los cambios comportamentales de la víctima; iii) las
características del inmueble o el lugar donde ocurrió el abuso
sexual; iv) la verificación de que los presuntos víctima y
victimario pudieron estar a solas según las circunstancias de
tiempo y lugar incluidas en la teoría del caso; v) las
actividades realizadas por el procesado para procurar estar a
solas con la víctima; vi) los contactos que la presunta víctima
y el procesado hayan tenido por vía telefónica, a través de
mensajes de texto, redes sociales, etcétera; vii) la explicación
de por qué el abuso sexual no fue percibido por otras
personas presentes en el lugar donde el mismo tuvo
ocurrencia, cuando ello sea pertinente; y viii) la confirmación
de circunstancias específicas que hayan rodeado el abuso
sexual, entre otros posibles.

3. Presupuestos para proferir sentencia de condena.


Garantía de doble conformidad.

4 CSJ SP3332-2016, 16 mar. 2016, rad. 43866.

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GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

De acuerdo con el artículo 381 del Código de


Procedimiento Penal de 2004, para proferir sentencia de
condena se requiere el conocimiento más allá de toda duda
acerca del delito y de la responsabilidad penal del acusado,
fundada en las pruebas debatidas en el juicio con
observancia del debido proceso probatorio.

3.1. Base fundamental de las censuras que propone el


impugnante son los yerros en que habría incurrido el
Tribunal al cercenar y tergiversar la prueba de testimonios,
primordialmente, el rendido por la menor MMG5, haciéndole
decir lo que objetivamente no dijo, queja que desde ya la Sala
desestima porque la atenta escucha de su intervención en el
juicio oral enseña que, en lo esencial, manifestó todo cuanto
el ad quem plasmó en la sentencia impugnada sin alterar la
literalidad de sus respuestas.

En efecto, luego de decir su nombre y edad -6 años-, los


de los integrantes de su grupo familiar inmediato -mamá,
papá y hermano-, el colegio y grado -primero- en que estudia,
su profesora y compañeritas; MMG pudo distinguir la
anatomía femenina de la masculina e identificó con claridad
las partes del cuerpo de la mujer y del hombre que le eran
señaladas en láminas exhibidas por la defensora de familia
encargada del acompañamiento e interrogatorio, conforme lo
previene el artículo 150 de la Ley 1098 de 2006.

5 Audiencia del 18 de agosto de 2016, récord 00:33:10 y ss.

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GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

Respondió que GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA


“antes era mi papá”, a quien conoció “cuando era bebé”, y lo
visitaba en Medellín pues “yo vivía en Santuario antes,
entonces mi mamá se separó con Gabriel, entonces se casó con
otra persona que era mi papá Héctor, entonces se fueron a
Armenia…de allá me empezaron a mandar donde Gabriel…no
sé cómo se llama el barrio, no sé cómo se llamaba donde
vivía”.

Dijo que no volvió a visitar a GABRIEL “porque mi mamá


ya no me puede mandar, porque es muy malo y también
porque está en la cárcel”.

De esas visitas al padre mencionó que “cuando era de


noche entonces dormíamos, nos acostábamos a dormir y al
siguiente día nos levantamos, fuimos al puesto de carros”.

Añadió que GABRIEL “un día empezó a meterme el pene


en la boca, él me empezó a violar”, lo cual sucedió muchas
veces “en el trabajo y en la casa”. En el trabajo fue “en la parte
de atrás”, explicando que “en la parte de atrás del trabajo hay
muchas cosas de carros” mientras ella estaba “parada”; en la
casa fue “en la pieza de atrás”, la cual describió diciendo que
allí había “una cama…estaba la novia, acá está Gabriel, acá
un colchón…y Gabriel me empezaba a meter el pene en la boca
y me hacía sacar algo que me hacía vomitar”; que cuando
sucedía en el trabajo “era de día” y en la casa “de noche”.

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GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

Refirió que en la ocasión que lo hizo delante de la esposa


Milena, ella la insultó, le dijo groserías y la sacó de la pieza;
alguna otra vez ocurrió en el trabajo, frente a un trabajador
que era un primo de GABRIEL de nombre Yeison.

Agregó que lo que le hacía GABRIEL “a mí no me


gustaba”; explicó, en sus palabras, que violar es “cuando una
persona le hace algo malo a uno…es cuando una persona
mala le hace algo a una persona buena”; que ella le contó a
su mamá cuando él empezó a violarla al regresar de Medellín
y que nadie más le ha hecho algo similar.

En el contrainterrogatorio ratificó en la esencia las


respuestas previas y en adición dijo que lo que le pasó con
GABRIEL no se lo ha contado a nadie distinto de su mamá,
pero seguidamente rectificó y adujo que “a los de fiscalía
también se los cuento”; preguntada acerca de si su papá le
tocaba, manifestó que él “no le tocaba esas partes”,
refiriéndose a los senos y la vagina; y que lo que le hacía su
papá era rápido.

En consenso con el ad quem, la Sala encuentra el


testimonio de MMG claro, conciso, sencillo y expreso en el
señalamiento que hace de GABRIEL MEJÍA, su padre, nadie
distinto, como la persona que, en repetidas oportunidades y
diversos lugares, le introdujo el miembro viril en la boca
hasta eyacular, se deduce; revela precisas circunstancias de
tiempo, modo y espacio en que se produjeron los actos de
abuso sexual en su contra, sin que la corta edad que tenía

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GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

para entonces y al momento de atestiguar fuese obstáculo


que le impidiera explicar los sucesos.

Por contrario, el testimonio de MMG es inequívoco y


puntual en evocar hechos que sin duda alguna vivió y, por lo
mismo, causaron tal impacto que se fijaron en su psiquis, los
pudo rememorar, evocar y describir dando detalles tan
precisos que, de no haberlos percibido de manera directa,
difícilmente podría haber relatado como lo hizo; por
consiguiente, se descarta que lo narrado fuese un evento
implantado o producto de la instrumentalización para
satisfacer algún ánimo dañoso ajeno.

En ese sentido, se destaca la forma en que narró cómo


GABRIEL MEJÍA le introducía el pene en la boca y lo hacía
hasta que brotaba algo de él que la hacía vomitar; que
cuando eso ocurría en la habitación donde aquél pernoctaba,
solía ser de noche; y que cuando ocurría en el “puesto” de
carros donde trabajaba, era de día; y que todo eso sucedía en
las visitas a su padre en Medellín.

Corolario de la precedente reseña es que el testimonio


de la menor MMG es verosímil por la naturalidad de su
narrativa, lo cual, se repite, descarta algún rasgo de
preparación; por la sencillez del lenguaje empleado acorde
con su edad, desarrollo cognitivo y grado de escolaridad; y
por la coherencia, pues no tiene contradicciones intrínsecas
evidentes.

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GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

3.2. A las consideraciones sobre el mérito persuasivo


positivo que tiene para la Corte la declaración de MMG,
resulta oportuno agregar la corroboración que en aspectos
sustanciales aportan otros medios de prueba de cargo, los
cuales tampoco fueron distorsionados por el juez plural como
censura el actor, conforme se verá a continuación.

3.2.1. Nataly Milena Gómez Salazar6, madre de la


directa concernida con la ilicitud, en cuanto es de interés
manifestó que desde el año 2013 llevaba la niña a Medellín
con el fin de visitar a su papá GABRIEL MEJÍA GARCÍA, en
cumplimiento del régimen de visitas reguladas a que tenía
derecho, pero para evitar malos entendidos con él porque su
relación fue difícil, la maltrató y golpeó, consumía
estupefacientes y lo denunció por violencia intrafamiliar,
motivos para que le pidiera a su mamá o a una hermana que
fueron ellas quienes la llevaran a M; la niña estaba con
GABRIEL dos o tres veces al año, durante ocho días cada vez,
aproximadamente, hasta mediados de 2015 cuando se enteró
por parte de la niña del abuso sexual a que él solía someterla,
que describe en similares términos que líneas atrás se reseñó
lo dicho directamente por MMG.

Aseveró que la niña le tenía mucho cariño al papá y en


las primeras visitas estaba feliz; tiempo después, empezó a
notar fuertes cambios de conducta en la menor, que
presentaba actitudes inusuales de agresividad, timidez,
rebeldía y, especialmente, pesadillas nocturnas, descontrol

6 Audiencia del 23 de agosto de 2016, récord 00:07:16 y ss.

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de esfínteres, vómito y llanto, previamente a revelar todo lo


que su padre le hacía.

3.2.2. La psicóloga Marisol Alba Sarmiento7, refirió que


en enero de 2016 atendió, en la ciudad de Armenia, a la niña
MMG por petición de la mamá con un tratamiento
terapéutico que se extendió por al menos cinco sesiones en
las que pudo observar a la niña decaída, ansiosa, deprimida,
llorosa e irritable.

La infante le relató que sufría pesadillas por el temor a


la pérdida de su familia y advirtió en ella el miedo que le
causaba la idea de ir a Medellín a ver a su padre, quien dijo
la había abusado sexualmente, tema que evitó profundizar
por la finalidad del tratamiento de carácter emocional.

Por lo que tuvo ocasión de percibir, MMG presentó con


trastorno del sueño, ansiedad y depresión relacionados con
abuso sexual, atendiendo lo que la mamá informó, sí, pero
también por la manifestación espontánea de la niña al
respecto; no identificó alienación parental en la paciente.

3.2.3. Rosario del Socorro Salazar Serna8, abuela


materna de MMG, informó que su hija Nataly Gómez viajaba
con la niña hasta Medellín, donde, en la terminal de
transportes, la recibía; de allí la llevaba a donde el papá,
GABRIEL MEJÍA, con quien permanecía por una semana; la

7 Audiencia del 19 de septiembre de 2016, récord 00:07:05 y ss.


8 Ídem, récord 00:52:20 y ss.

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última que la niña estuvo con él, regresó silenciosa y


llorando, exteriorizándole su rechazo.

La relación con MEJÍA GARCÍA fue buena, en términos


generales, salvo alguna ocasión en que tuvo que hacerle un
reclamo porque golpeó muy fuerte a Nataly Gómez; en todo
caso, considera que en la pareja hubo maltrato familiar que
perduró hasta el momento que se separaron GABRIEL y
Nataly en 2013.

3.2.4. Gloria Marleny Gómez Salazar9, tía de MMG, hizo


alusión a las visitas de su sobrina a GABRIEL MEJÍA, la
apreció alegre y feliz en las primeras ocasiones; tiempo
después notó que agachaba la cabeza e incluso su mamá,
Rosario Salazar, le comentó que la notaba rara y asustada.

Así mismo dio cuenta de una situación específica que


se presentó un día que regresaban luego de permanecer con
MMG en una finca en Santuario (Antioquia); de lo sucedido
aseveró que, al ir a dejar a la menor con el papá GABRIEL
MEJÍA, le dijo que no quería estar con él y al verlo empezó a
llorar.

3.2.5. Paola Cecilia Amaya Rivera10, amiga de Nataly


Gómez, la madre de MMG, y su familia, mencionó que algún
día que estaba en compañía de ellas, comentó que la niña se
veía extraña, decaída y al preguntarle qué le pasaba bajó la

9 Ídem, récord 01:22:25 y ss.


10 Ídem, récord 02:07:45 y ss.

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cabeza sin decirle nada; es muy creyente y por su fe, en


varias oportunidades estuvo orando con la menor y su
mamá.

3.2.6. Nancy Estupiñán Castañeda11, psicóloga e


investigadora adscrita al CAIVAS de la Fiscalía con sede en
Medellín, a cargo de las entrevistas a menores de edad
presuntas víctimas de abuso sexual.

En ejercicio de esa función, reportó haber entrevistado


a MMG conforme al protocolo SATAC, cuyos fundamentos
explicó; la niña llegó acompañada de su progenitora,
asustada y en el curso de la charla le dijo que su papá le
metía el pene en la boca y la “taquiaba” con algo que la hacía
vomitar, lo cual sucedía en la casa de él y en un local de
carros; también la maltrataba y le pegaba. Le indicó que su
papá la agachaba “duro de la cabeza”, le metía el pene en la
boca y luego se orinaba, narrativa en la que menor usó un
lenguaje explícito.

3.3. Las pruebas de cargo que se viene de resumir en lo


pertinente, practicadas en el juicio oral bajo el rigor del
debido proceso probatorio con sujeción a los principios de
inmediación, concentración y contradicción, fueron
sopesadas en el fallo de segunda instancia y tienen el
atributo de configurar en forma independiente, unos, y
conjuntamente, otros, elementos propios de la corroboración
periférica, que el impugnante echa de menos.

11 Audiencia del 23 de noviembre de 2016, récord 00:10:45 y ss.

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La Sala procede seguidamente a explicitar los que se


encuentran debidamente acreditados, sin refutación a pesar
de las razones que motivan las propuestas por el censor.

i) El daño psíquico sufrido por la menor como


consecuencia de la conducta criminal de su padre es
incuestionable y está probado con la psicóloga Marisol Alba
Sarmiento en cuanto afirmó que la niña MMG presentó
trastorno del sueño, ansiedad y depresión relacionados con
abuso sexual.

ii) Los cambios comportamentales de la niña fueron


puestos de presente por su progenitora Nataly Gómez que
observó agresividad, timidez, rebeldía, pesadillas nocturnas,
descontrol de esfínteres, vómito y llanto en su hija antes de
que le revelara el abuso a que la sometía MEJIA GARCÍA; de
igual manera Rosario del Socorro Salazar y Gloria Marleny
Gómez, abuela y tía de la ofendida, notaron actitudes
anormales en la niña después de las visitas al papá.

iii) MMG en el curso del interrogatorio cruzado


mencionó que los abusos ocurrieron en dos inmuebles: en
una habitación de la casa donde residía GABRIEL MEJÍA con
su compañera Milena Morales; y en la parte trasera del
“puesto” de carros donde él trabajaba.

Adicionalmente, suministró las características del


primero de estos: de dos pisos o plantas; con escaleras,

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baños, cocina, cuatro habitaciones, de las que incluso dijo


quiénes eran sus ocupantes.

iv) Conforme lo narró la menor, y más adelante se


corroborará con lo expresado por algunos de los testigos de
la defensa, en los periodos de visita víctima y victimario
pudieron estar a solas en la habitación que ocupaba en la
casa MEJÍA GARCÍA; e igualmente en la “parte de atrás” del
“puesto” de artículos para carros donde él laboraba.

3.4. En cuanto a las pruebas aportadas al proceso por


petición de la defensa, en la sentencia de segunda instancia
se hizo expresa mención y estudio de la gran mayoría, sin
que su tenor fuese deformado ni la sustancialidad de su
expresión material alterada, tal y como se ha podido
constatar en la revisión de los registros de sus intervenciones
en el juicio oral.

La Sala procederá a examinar en apartados


subsiguientes únicamente los que alega el libelista han sido
alterados o tienen relación con los yerros de que se acusa a
la sentencia de segundo grado, dejando en claro que los
restantes si bien fueron valorados en esta, no suscitan
cuestionamiento basilar para el censor, ni la Sala ve
necesario escrutarlos en relación con fondo del debate.

Se trata de Valentina Aldana García, María Alejandra


Silva García y María Paola García García, todas primas del
procesado. Además, varios menores de edad -seis en total-,

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Casación
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

que también comparecieron a testificar y tienen, casi todos,


vínculos consanguíneos con el inculpado, cuyas identidades
no se estima necesario mencionar.

De los anteriores se precisa, en todo caso, que en común


dicen de la relación de GABRIEL MEJÍA con su hija MMG que
era adecuada, cariñosa, para nada anormal o irregular;
ratifican que, a raíz de la separación de sus padres, la niña
se fue a vivir con la mamá a Armenia, pasaba vacaciones con
MEJÍA GARCÍA dos veces al año en Medellín y era feliz con
él; y la conducta de este siempre fue buena y respetuosa con
todos, en especial con los menores de edad que vivían en la
misma casa la mayoría de ellos.

3.4.1. Milena Morales Buriticá12, compañera


permanente de GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA desde
2014, convivió con él en la casa de Paola García desde
noviembre de esa anualidad hasta julio de 2015, vivienda en
la que afirma estuvo la hija de MMG en dos ocasiones, por lo
que pudo notar que quería mucho al papá y siempre buscaba
estar con él; la menor dormía en la misma habitación con su
padre, con ella -la declarante- y su hijo KDSM, también
menor de edad; en las fechas que estuvo en la casa no vio a
GABRIEL cometer ningún abuso sexual contra la infante; la
testigo afirmó ser quien se encargaba del aseo de la niña, no
el papá. Y negó haber observado o estar presente cuando se
dice que GABRIEL le introdujo el pene en la boca a su
descendiente.

12 Audiencia del 02 de febrero de 2017, récord 00:35:12 y ss.

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GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

3.4.2. Yeison David García García13, primo y empleado


en el almacén de artículos para carros de GABRIEL MEJÍA
GARCÍA, aseguró conocer a MMG, la hija de este, desde que
nació; siempre observó un trato cariñoso y respetuoso del
padre hacia la niña; le consta que ella visitaba con frecuencia
a GABRIEL en el almacén, donde, aclara, laboraban más de
6 personas, incluido él.

Negó que hubiera visto a su primo abusando


sexualmente de la hija, razón por la cual nunca le llegó
comentar a su esposa un episodio de tal naturaleza.

3.4.3. Yennifer Daniela Miranda López14, esposa del


anterior, manifestó que Yeison García nunca le dijo que
GABRIEL MEJÍA abusara de su pequeña hija, a la que
observó en dos ocasiones en la casa donde todos vivían y
siempre la notó muy apegada al papá, lo quería mucho. No
la vio en el almacén porque ella poco iba a ese lugar.

3.4.4. El psicólogo Juan David Giraldo Rojas15, quien


no entrevistó a la niña, a pesar de lo cual conceptuó que lo
dicho por ella es mentira y evidenció el síndrome de
alienación parental porque, considera, fue influenciada por
su mamá para que inventara la historia que a la postre narró
en el juicio, basándose, además en la forma negativa que

13 Ídem, récord 01:13:30 y ss.


14 Ídem, segunda sesión, récord 00:03:10 y ss.
15 Audiencia del 20 de febrero de 2017, récord 00:08:30 y ss.

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Número Interno 53508
Casación
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

terminación la relación marital de Nataly Gómez y GABRIEL


ARMANDO MEJIA GARCÍA.

Explicó, adicionalmente, la valoración psicológica que


practicó al mencionado procesado con el objetivo de realizar
un perfil de su personalidad y de la pedofilia, para lo cual
aplicó el test 16PF, una escala de valores y antivalores, con
fundamento en los que concluyó que el examinado no
presentaba signos de alguna clase de trastorno de
personalidad ni del pensamiento. Tampoco detectó alguna
parafilia del tipo pedofilia, por tanto, conceptuó que es una
persona sana, sin problemas de sociabilidad, lejos de ser un
delincuente, no violento.

En todo caso, aclaró que su dictamen es de probabilidad


porque la psicología no es una ciencia exacta.

3.4.5. Ninfa Uldary García Giraldo16, tía materna del


acusado, dijo haberse hecho cargo de su crianza y adujo que
la madre de la niña era muy celosa y esto hizo muy conflictiva
la relación marital que sostenía con GABRIEL. Él quería
mucho a su hija MGG y era muy respetuoso con ella y
después de la separación de Nataly, no tuvo problemas con
su excompañera; precisó que la relación padre - hija se limitó
a las visitas que la niña hacía en temporada de vacaciones,
épocas en que dormían juntos en la misma cama, incluida la
nueva pareja de GABRIEL.

16 Ídem, récord 01:20:10 y ss.

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Número Interno 53508
Casación
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

3.4.6. Mención final debe hacerse al testimonio del


procesado GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA17, que cierto
es no fue valorado en el fallo impugnado.

El procesado renunció a su derecho a guardar silencio


y declaró que, en su opinión, la niña ha sido manipulada
para que declare en su contra; explicó los procesos que se
han adelantado para la regulación de visitas de su hija MMG,
enfatizando que las mismas no se daban por iniciativa de
Nataly Gómez; negó rotundamente que durante la
permanencia de la menor bajo su cuidado en las ocasiones
que fue a visitarlo a Medellín hubiera atentado contra la
menor como se ha dado a conocer.

3.5. A pesar del evidente interés que exhiben las


aseveraciones de los prenombrados declarantes en punto de
negar, por sobre todo, la ocurrencia de los episodios de abuso
sexual denunciados; al tiempo que destacar el afecto de MMG
hacia su padre, la probidad de este para con ella y su
ajenidad con cualquier expresión de hecho atentatoria de la
indemnidad sexual de la niña, la Corte considera que
contrariamente a ese afán de librar del reproche penal al
procesado, contribuyen a solidificar las premisas que
sustentan el juicio de responsabilidad que recae sobre
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA.

Lo anterior es así por cuanto, exceptuado el psicólogo


Juan David Giraldo Rojas, los enunciados testigos abonan a

17 Audiencia del 19 de mayo de 2017.

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Casación
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

la corroboración periférica en cuanto ratifican la presencia


coincidente de MMG y GABRIEL MEJÍA en la habitación de
la residencia donde cohabitaba con Milena Morales y su
menor hijo, sin rebatir la posibilidad de que ambos -padre e
hija- estuvieran por cortos periodos de tiempo a solas,
durante los cuales podría ser ejecutada la lasciva conducta
narrada por la víctima.

En efecto, recuérdese que la menor explicó cómo el


actuar abusivo de su padre se producía de súbito,
rápidamente, es decir, sin que la acción penetrante del
miembro viril de GABRIEL MEJÍA en la cavidad bucal de
MMG se prolongara por lapsos o periodos considerables, lo
cual resulta consistente con el incuestionable ánimo del
agresor sexual de no ser observado en el acto por terceras
personas, según la jurisprudencia citada líneas atrás.

Igual oportunidad y propósito es dable predicar de los


momentos en que la menor estuvo con MEJIA GARCÍA en la
parte de trasera del “puesto” de artículos para carros donde
él trabajaba, pues al margen de la eventual presencia de
varias personas más allí, se aprecia en las imágenes
fotográficas aportadas y sobre las cuales absolvió
interrogatorio el procesado al rendir su testimonio, que al
fondo del local hay espacios que escapan a la vista de quien
esté ubicado en la entrada o zona anterior y la intermedia del
recinto, como son las áreas del baño y los bajos de la
escalera, por ejemplo18.

18 Ver Cuaderno 1 de primera instancia, fl. 147 a 163.

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Casación
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

Entonces, según la narrativa de la menor, adquiere


significación concreta en este caso la concepción
jurisprudencial acerca de que las conductas de abuso sexual
contra menores de edad cometidas por adultos son furtivas,
debido a que los agentes delictivos buscan no dejar rastro, ni
que se perciba su repudiable comportamiento, como
precisamente se colige actuó GABRIEL MEJÍA.

Se concluye, por ende, que ninguno de los anotados


testimonios, incluido el del procesado, fue mutilado ni aporta
razones de suficiencia para desacreditar las pruebas
incriminatorias antes analizadas y modificar las
conclusiones adoptadas por el juez colegiado en la
providencia de segunda instancia.

3.6. Para culminar la Sala se pronuncia sobre la tesis


defensiva relativa a que en este asunto se reúnen las
características del síndrome de alienación parental, acorde
con el concepto presentado por el psicólogo Juan David
Giraldo Rojas, que se alega fue tergiversado y cercenado por
la segunda instancia.

La Corte ha tenido oportunidad de pronunciarse en


repetidas providencias sobre la alienación parental,
precisando que es un tema suficientemente estudiado y
debatido en la literatura experta:

De modo simplemente ejemplificativo se citan (I) “El síndrome


de alienación parental: una forma de maltrato infantil”, por

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Casación
GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

C. Segura, M. J. Gil (licenciadas en psicología, expertas


universitarias en criminología y en medición y orientación
familiar, coordinadora y psicóloga, respectivamente, del
punto de encuentro familiar de Sevilla) y M. A. Sepúlveda
(especialista en medicina legal y forense, experto en medición
y orientación familiar, supervisor del programa punto de
encuentro familiar de Sevilla), en “Cuadernos de medicina
forense”, números 43 y 44, Sevilla, enero a abril del 2006, y
(II) “El síndrome de alienación parental. Descripción y
abordaje psico-legales”, por Iñaki Bolaños, Tribunal Superior
de Justicia (Madrid), en “Psico-patología clínica, legal y
forense”, volumen 2, número 3, 2002.

El primer escrito afirma:

“La primera definición que se realiza sobre esta


realidad, es de Richard Gardner en 1985, que define el
Síndrome de Alienación Parental (SAP) como un
desorden que surge principalmente en el contexto de
las disputas por la guarda y custodia de los niños. Su
primera manifestación es una campaña de difamación
contra uno de los padres por parte del hijo, campaña
que no tiene justificación. El fenómeno resulta de la
combinación del sistemático adoctrinamiento (lavado
de cerebro) de uno de los padres y de la propia
contribución del hijo a la denigración del padre
rechazado.

Otros autores como Aguilar lo definen como un


trastorno caracterizado por un conjunto de síntomas
que resultan del proceso por el cual un progenitor
transforma la conciencia de sus hijos, mediante
distintas estrategias, con objeto de impedir,
obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro
progenitor. Los comportamientos y estrategias que el
progenitor alienante pone en juego suelen ser sutiles…

Si bien es cierto que para realizar una campaña de


desacreditación respecto al progenitor alienado, el
alienador debe ser consciente de los actos que realiza,
también es cierto que a menudo, este no es

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GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA

plenamente consciente de que está produciendo un


daño psicológico y emocional en sus hijos/as, y de las
consecuencias que ello va a tener a corto y largo plazo
en el o la menor. Bolaños entiende el SAP como un
síndrome familiar en el que cada uno de sus
participantes tiene una responsabilidad relacional en
su construcción y por tanto en su transformación;
teniendo en cuenta que el elemento principal es el
rechazo más o menos intenso de los hijos hacia uno
de los cónyuges, propone modificar la nomenclatura
clásica de Gardner por la de Progenitor Aceptado y
Progenitor Rechazado”.

En el último documento se lee:

“El síndrome de alienación parental propuesto por


Richard A. Gardner (1985) describe una alteración que
ocurre en algunas rupturas conyugales muy
conflictivas, donde los hijos censuran, critican y
rechazan a uno de sus progenitores de modo
injustificado y/o exagerado. El concepto descrito por
Gardner incluye el componente lavado de cerebro, que
implica que un progenitor, sistemática y
conscientemente, programa a los hijos en la
descalificación hacia el otro, además de incluir otros
factores “subconscientes o inconscientes”, utilizados
por el progenitor “alienante”. Por último, incluye
factores del propio hijo, independientes de las
contribuciones parentales, que juegan un rol
importante en el desarrollo del síndrome”.19

Sin descartar posible que en un caso determinado se


configure el síndrome de alienación parental - SAP, la Sala
comparte la postura del ad quem de no acoger las
conclusiones del concepto allegado por el profesional de la
piscología contratado por la defensa, por la puntual razón de

19 CSJ SP, 25 sep. 2013, rad. 40455.

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que el mérito de convicción que tiene es menguado habida


cuenta que de la simple lectura del informe que presentó20,
sobre el cual declaró en el juicio, es palmario que se contrajo
a practicar pruebas psicológicas al procesado GABRIEL
MEJÍA y evaluar su personalidad.

Peor aún, se encuentra que sin especificar cuáles


fueron los documentos procesales que la defensa le
suministró para “analizar el testimonio de la menor…y las
técnicas utilizadas para su obtención”, consigna en el
apartado de las conclusiones, sin discusión ni deliberación,
que “7.6. Existe la posibilidad que la menor haya sido
influenciada por otras personas para que relate el evento de
abuso, presentándose un posible caso de Síndrome de
Alienación Parental (SAP)…7.8. El relato de la menor es
inconsistente e incoherente con los hallazgos médicos durante
la investigación.”

Por consiguiente, no se tergiversó ni cercenó la prueba


en comento como postula la demanda de casación, en la
medida que el Tribunal se atuvo a su contenido material,
pero lo descartó útil por adolecer de sustento en la realidad,
razonamientos en manera alguna desvirtuados por el censor.

4. De la responsabilidad del procesado.

El examen de la decisión impugnada refleja que se llevó


a cabo un examen individual y conjunto de los medios

20
Ver Cuaderno 1 de primera instancia, fl. 105 a 126.

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probatorios practicados, escrutinio del que se sigue


irrefutable la ocurrencia del delito de acceso carnal abusivo
con fundamento en la prueba directa vertida en juicio, el
testimonio de la menor MMG, como también en la
corroboración que a lo por ella manifestado sobre el teatro
delictivo y la temporalidad del suceso ofrecen los reseñados
medios de convicción.

Probada más allá de toda duda razonable la


materialidad de la conducta delictiva de acceso carnal
abusivo en concurso homogéneo y sucesivo, también lo está
la responsabilidad de GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA
por el señalamiento directo e inequívoco que la niña hizo en
contra suya como el ejecutor de las acciones lascivas que
sufrió repetidas veces, sin que quepa equívoco alguno acerca
del nexo de parentesco ente ambos, determinante del mayor
rigor punitivo previsto en el artículo 211-5 del Código Penal,
temática que no fue por siquiera punto de discusión habida
cuenta la estipulación acordada por las partes procesales.

5. En conclusión: la Corte no casará el fallo de segunda


instancia impugnado, manteniéndose incólume la condena
declarada en contra de GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA,
la cual, una vez examinada en su legalidad en garantía del
principio de la doble conformidad, cumple con los
presupuestos exigidos por el Código de Procedimiento Penal
de 2004, artículo 381, para condenar.

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En mérito de lo expuesto, la SALA DE CASACIÓN


PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA,
administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la ley,

RESUELVE

1. NO CASAR la sentencia proferida por la Sala Penal


del Tribunal Superior de Medellín el 18 de abril de 2018, por
cuyo medio condenó a GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA
en calidad de autor responsable del delito de acceso carnal
abusivo con menor de catorce años agravado, en concurso.

2. CONFIRMAR, en garantía del principio de la doble


conformidad, el fallo condenatorio proferido por primera vez
en este asunto por la Sala Penal del Tribunal Superior de
Medellín contra GABRIEL ARMANDO MEJÍA GARCÍA.

3. Contra esta decisión no procede recurso alguno.

Notifíquese y Cúmplase.

Presidente

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NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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