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Michel Graulich

QUETZALCOATL
Y
EL ESPEJISMO DE TOLLAN

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INTRODUCCIÓN

Estamos en 1519. Tras muchas aventuras y batallas, Hernando Cortés con su tropa de
conquistadores llega por fin a Mexico Tenochtitlan, la poderosa capital del imperio azteca. Pero
allí, no hay lucha. El rey o emperador Moteczuma le espera y acogiéndole amistosamente, le
coloca collares de flores y le abraza. Luego se le dirige en terminos asombrosos:

TEXTO 1. Sahagún IV c.16 (1956, 4: 43-44):


¡Oh señor nuestro! seais muy bien venido, habéis llegado a vuestra tierra y a vuestra pueblo, y a
vuestra casa México: habéis venido a sentaros en vuestro trono y en vuestra silla, el cual yo en
vuestro nombre he poseído algunos días.
Otros señores (que ya son muertos) lo tuvieron antes que yo, el uno que se llama Itzcoatl,
el otro Mocthecuzoma el viejo, y el otro Axayacatl, y el otro Tizoc, y el otro Ahuitzotl. Yo el
postrero de todos he venido a tener cargo y regir este vuestro pueblo de México, todos hemos
traído a cuestas a vuestra república, y a vuestros vasallos, los difuntos ya no pueden ver ni saber
lo que ahora pasa; ¡pluguiera aquel por quien vivimos que alguno de ellos fuera vivo, y en su
presencia aconteciera lo que acontece en la mía!
Ellos están ausentes señor nuestro, ni estoy dormido, ni soñando, con mis ojos veo
vuestra cara y vuestra persona: días ha que yo esperaba esto: días ha que mi corazón estaba
mirando aquellas partes por donde habéis venido; habéis salida de entre las nubes, y de entre las
nieblas, lugar a todos escondido.
Esto es por cierto lo que nos dejaron dicho los reyes que pasaron, que habíais de volver a
reinar en estos reinos y que habíades de asentaros en vuestro trono, y en vuestra silla; ahora veo
que es verdad lo que nos dejaron dicho. Seais muy bien venido, trabajos habréis pasado viniendo
tan largos caminos, descansad ahora, aquí está vuestra casa y vuestros palacios, tomadlos y
descansad en ellos con todos vuestros capitanes y compañeros que han venido con vos.

Cortés debió de esperar algo parecido al llegar a Mexico. Desde sus primeros contactos
con los indígenas cerca de Veracruz se había dado cuenta de que le consideraban como el dios
Quetzalcóatl. Pero ¿ quién podía esperar razonablemente que las cosas sucederían de esta
manera ? De golpe llegó a ser el dueño legítimo de un inmenso imperio, era Quetzalcóatl,
Serpiente Emplumada, el rey legendario de los toltecas por fin retornado para recobrar sus
tierras, tal como se esperaba y se temía desde siglos atrás.
Dejemos de lado la autenticidad del discurso, consignado por escrito varios decenios
después del acontecimiento. El mismo Cortés dejó una versión bastante diferente de las palabras
de Moteczuma (ver Texto 157). Pero el hecho de que pudiera confundírsele a él, un blanco, un

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cristiano, con una deidad indígena fue suficiente para desencadenar las imaginaciones. No im-
portó que confrontados con seres llegados de otro mundo — como si viésemos desembarcar
extraterrestres, aunque nosotros estuviésemos preparados — los mesoamericanos tuvieron que
relacionarlos con algo conocido. Tampoco importó que las reacciones hubieran sido parecidas en
otras regiones de América y que para explicar la invasión de los europeos, los autóctonos se
hubieran acordado a menudo de algún ser legendario que pretendidamente hubiera anunciado su
vuelta. A pesar de todo, Quetzalcóatl llegó a ser la figura más extraordinaria, más fascinante y
más conocida de la antigüedad americana. Lo habían confundido con Cortés; fue utilizado
después para explicar, justificar o glorificar. Serpiente Emplumada les convenía a todos. A los
indios les permitió comprender la foránea intrusión. Más tarde, abiertos los ojos de algunos, se
pusieron a esperar la vuelta del verdadero Quetzalcóatl que les liberaría del yugo español. Otros,
deseosos de darse importancia ante los españoles, insistieron sobre la santidad y la virtud del
personaje y en particular sobre el hecho de que aborreciera los sacrificios humanos. Un noble
descendiente de la dinastía de los reyes de Texcoco, don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, incluso
insinuó que Quetzalcóatl pudo haber sido Cristo (Texto 13).
A los conquistadores, por otro lado, les era permitido ver en Quetzalcóatl primero una
prueba del favor divino, y después de la afirmación de algunos de que era blanco y barbudo, la
justificación de su conquista que después de todo no era sino recuperación. Más adelante ciertos
misioneros encontraron en Quetzalcóatl la respuesta a problemas teológicos perturbadores.
Cristo encargó los apóstolos que convirtiesen a todos los pueblos. ¿ Era posible que se hubiera
olvidado de los indios ? ¿ Y no existen unas notables semejanzas entre la religión azteca y la
cristiana ? Fray Diego Durán propuso una solución al enigma: el hombre santo y piadoso, blanco
y barbudo, debía de haber sido algún compañero del Salvador, posiblemente Santo Tomás,
apóstol de las Indias según la leyenda. Durán no era muy original puesto que ya en 1515 San
Tomás de Meliapor había sido sugerido para un hipotético desembarco en Brasil (H. Clastres
1975: 28).
Los amigos de los indios acogieron con favor la teoría de Durán: en efecto, si era cierta
esta primera evangelización, entonces existían menos riesgos para sus protegidos en ser
considerados coma "cristianos nuevos" de segunda categoría, al igual que los judíos y los moros
en España. Probaba además la teoría de que, aún en el plano de la religión, el pasado mesoame-
ricano era digno de una gran civilización. Es inútil añadir que esta manera de rehabilitación fue
bien recibida por los indígenas aculturados.
Más adelante, y hasta la independencia, criollos como Sigüenza y Góngora o Servando
de Mier se aprovecharon de la "Pluma rica", del "Fenix del Occidente" asimilado a San Tomás
para exaltar el pasado americano y forjarse una conciencia nacional distinta de la de España.
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Persiste hasta hoy en México esta tendencia nacionalista con algunos cambios, en particular el
abandono de la referencia a Santo Tomás o a cualquier influencia del Viejo mundo. En adelante
será un sabio auténticamente indio lo que quieren reconocer en Quetzalcóatl quienes niegan la
ausencia en la América antigua de grandes reformadores religiosos creadores de alta
espiritualidad, comparables a los que fueron engendrados en otras partes por milenios de
civilización y de intercambios entre culturas distintas. Opina Chavero (1887) que Quetzalcóatl
fue un gran rey y un reformador equiparable con Akhenatón entre los egipcios. En los Estados
Unidos Spinden (1948) describe al dios coma "la mayor figura de la antigua historia del Nuevo
Mundo, con su código ético y su amor por las ciencias y las artes". Laurette Séjourné lo califica
como fuente de toda vida espiritual en Mesoamérica.1
Una corriente popular exagera esta tendencia tiñéndola de esos vanos sentimientos de culpa
muy en boga en los años ‘60 y ‘70. Son muchos los dibujos animados o las tiras ilustradas en los
que Serpiente Emplumada se presenta como dueña de un saber muy superior al de los españoles
de la Conquista, saber que estos se esforzaron por negar y destruir.
En el lado opuesto tenemos la tendencia difusionista extrema que no admite que las
civilizaciones precolombinas se hayan desarrollado aisladas del resto del mundo. El dios pálido
y barbado sirvió de argumento para los que asignan a esas culturas un origen o por lo menos
influencias europeas (Gordon 1971; Heyerdahl 1971), africanas (Anta Diop 1967), asiáticas o
oceánicas, sin hablar de los supuestos continentes perdidos de la Atlántida o de Mu, o de
extraterrestres. Basándose en similitudes imaginarias o más o menos aceptables, investigadores
serios a bromistas identificaron a Quetzalcóatl con Atlas, Osiris, Baco e incluso Hotu Matúa,
poblador de la isla de Pascua. Ya vimos cuanto éxito tuvo Santo Tomás. Pero también se cita a
San Brandano, y mormones mencionaron incluso a Jesucristo, apoyándose en un texto de
Ixtlilxóchitl (Texto 13; Hunter y Ferguson 1950). Brasseur de Bourbourg (1868) compara con el
Horus egipcio, veremos que no totalmente sin motivo. Según Toung Dekien (1924), Quetzalcóatl
era Buda o un mago oriental, según otros un misionero brahmánico (ver Wauchope 1962) o
islandés (Orozco y Berra 1960 [1880], 1: 86-8) o incluso un mensajero del planeta Venus
(Charroux 1968). La Serpiente les encantaba a todos y en particular hoy en día a los
historiadores y a los especialistas de religiones, a estos porque les ofrece una inesperada figura
de reformador religioso prehispánico, y a aquellos porque creen que les permite remontarse más
en el pasado mesoamericano.

Resumen de las principales civilizaciones de Mesoamérica

1
Sobre todo esto ver Keen 1971; Lafaye 1974; Todorov 1982; Baudot 1977.
4
Bien puede ser que hubiera contactos ocasionales entre el Viejo Mundo y Mesoamérica. Sin
embargo, en lo esencial las civilizaciones amerindias se desarrollaron de manera independiente.
Veamos brevemente su historia para estar en condiciones de situar Serpiente Emplumada en su
contexto.
En el estado actual de los conocimientos, la presencia del hombre en México puede tal
vez remontarse a más de 30.000 años.2 Cazador-recolector primero, llegó a ser agricultor a lo
largo de los mílenios que precedieron nuestra era. Durante el 2000 a.C., vive en pueblos ya
estratificados. Cinco o seis siglos después nace la primera gran civilización llamada de los
olmecas.
San Lorenzo, La Venta, Tres Zapotes, principales sitios olmecas, están ubicados en las
selvas y los pantanos de Veracruz meridional y de Tabasco. Estos amplios centros ceremoniales
se componen de montículos cónicos o de pirámides escalonadas, de canchas de juego de pelota y
otros edificios ordenados alrededor de grandes plazas. La escasez de la piedra hizo que los
edificios se construyeran con tierra y de materiales perecederos. Bloques de piedra importados
desde la lejana región de los Tuxtlas eran aprovechados para la construcción de tumbas reales,
de recintos ceremoniales, de canales para alimentar estanques lustrales, especialmente para
monumentos de alta calidad coma estelas, tronos o "altares", sarcófagos, estatuas... Esculpidos
en alto, bajo o pleno relieve celebran la gloria del soberano y de los poderosos, del hombre o del
dios-jaguar, de los sacerdotes. Representan rituales de fertilidad destinados a deidades de la
lluvia y a la tierra asimilada al felino. Los olmecas esculpieron además hachas, figurillas y
objetos diversos en piedras semipreciosas, de las cuales era el jade la más preciada. Hay escenas
complejas pintadas en paredes, su cerámica es sobria y vigorosa, lo mismo que todas sus
manifestaciones artísticas. Se encuentran glifos pictográficos o ideográficos en algunos de sus
objetos. Gran parte de México y de América central estuvo influida por la civilización olmeca.
Cuna de las culturas mesoamericanas, desapareció o se transformó en las culturas post-olmecas y
maya alrededor del cuarto siglo antes de Cristo.
Surgieron entonces otros centros, por ejemplo Izapá en el área maya. Luego hacia el fin
del período preclásico, se desarrolla toda una serie de civilizaciones diversas. Llegan a su apogeo
durante el Clásico, o sea aproximadamente en el primer milenio después de Cristo. En esta época
las civilizaciones mesoamericanas se presentan con todas sus características comunes: una
agricultura basada esencialmente en el cultivo del maíz, del frijol y de la calabaza y, para el
vestido de lujo, en el del algodón; pirámides escalonadas, suelos cubiertos de capas de estuco,
canchas de juego de pelota; libros de piel o de papel y sistemas de registro del saber y escritura;
empleo simultáneo de dos calendarios que coinciden cada 52 años: solar el uno, con 365 días,

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divinatorio el otro de 260 días. La ausencia casi completa de animales domésticos (exceptuando
el perro y el pavo) o de tracción resultó en que no utilizaran la rueda ni sus derivados. Son
civilizaciones neolíticas: la metalurgia no aparece sino tardíamente, en el siglo VIII o IX, y
quedará siempre restringido el uso práctico de los metales.
La península de Yucatán y Guatemala y Belize al este constituyen el núcleo del área
maya, famoso por sus centenas de ciudades-estados, sus variados estilos artísticos y de
arquitectura, sus complejas inscripciones glíficas en las cuales se combinan pictografía y
notación fonética. Entre los sitios principales cabe mencionar Los Cerros, Lamanai, El Mirador,
Tikal, Uaxactún... en el Preclásico; Tikal, Dzibilchaltún, Uaxactún, Kaminaljuyú, Copán,
Quiriguá en el Clásico temprano (250-600); Tikal, Copán, Quiriguá, Piedras Negras, Yaxchilán,
Palenque, Seibal, Lubaantún, Edzná, Río Bec en el Clásico tardío (600-900). Chichén Itzá,
Uxmal y otros sitios de estilos Puuc y maya-mexicano pertenecen al Clásico tardío también pero
al parecer sobrevivieron hasta el Postclásico temprano (900-1200).
Los edificios públicos hechos de piedra: templos-pirámides, estructuras bajas o palacios,
se caracterizan notablemente por el uso de bóvedas falsas. Los relieves de estelas, altares,
paneles, las pinturas murales o sobre vasijas proclaman la gloria de las dioses y de sus reales
representantes sobre la tierra, en un estilo cada vez más realista y animado. Los flanquean textos
que hablan de la vida del soberano y de su piedad, de sus hazañas auténticas o míticas, de sus
alianzas matrimoniales. Los datos cronológicos, muy precisos, dan testimonio de unos
conocimientos astronómicos asombrosos. Las vasijas pintadas con escenas al parecer prin-
cipalmente míticas ilustran las aventuras de los gemelos heróicos, conocidos por otra parte
gracias al Popol Vuh, libro fundamental de los antiguos quichés. Los mayas labraban además
maravillosos jades, objetos de hueso, de pedernal o de obsidiana, modelaron el estuco y tallaron
la madera en mediorrelieve.
Después de una primera fase de decadencia en varias ciudades en el siglo VI, durante la
cual se erigieron pocos monumentos fechados, la civilización maya decayó brutalmente en el
siglo IX, al cabo parece de guerras, tal vez de una catástrofe ecolóciga y de cun colapso
demográfico aún inexplicado. Las dificultades cada vez más dramáticas para continuar las
grandes obras de intensificación de la agricultura desembocaron posiblemente en hambres y
revoluciones e incluso facilitaron las invasiones. En esta época se dejó sentir con fuerza el
impacto de los pueblos del Altiplano mexicano y sus efectos resultaron duraderos.
Al oeste del istmo de Tehuantepec, la historia y la cronología son mucho menos
conocidas. Las inscripciones son poco frecuentes y se descifran mal, a excepción de las fechas,

2
Rivera Dorado 1985: 23; Mirambell Silva 2000: 235-50.
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desgraciadamente poco precisas por falta de computo a partir de una fecha cero. Hay que añadir
que en aquellas regiones la escritura está mucho más vinculada a la imagen que entre los mayas.
Hacia el sur, Oaxaca es el país de los zapotecas y mixtecas. Tuvieron gran importancia
aquellos durante la época clásica. Su ciudad principal, Monte Albán, surge alrededor del 500
a.C. y llega al apogeo entre 300 y 700 d.C. Luego declina pronto. Además de los edificios
acostumbrados, erigidos en un estilo muy particular, hay tumbas subterráneas muy importantes
cubiertas por palacios de reducido tamaño. Relieves empotrados en las paredes de las estructuras
relatan las conquistas de los reyes y sus esfuerzos diplomáticos; los murales glorifican su linaje
real; las urnas de barro en forma de figuras muy adornadas hacen visible el mundo sobrehumano.
Tras la caída de Monte Albán otras ciudades ocupan su lugar hasta la llegada de los españoles,
como Lambityeco, Zaachilá, Yagul o Mitla. Mientras tanto se impone la influencia mixteca. La
historia de los mixtecos la conocemos bastante bien gracias a sus manuscritos figurativos que
relatan los acontecimientos de ciudades-estados como Tilantongo, Yanhuitlan, Coixtlahuaca etc.
En la civilización clásica llamada "totonaca" o de la Costa del Golfo hay menos grandes
ciudades con edificios de piedra imponentes a excepción de lugares como Filo Bobos o El Tajín.
Este último centro, fundado tal vez alrededor del comienzo de nuestra era, llega al apogeo siete o
ocho siglos después. Sobresalen las estructuras con decoración geométrica, variada y rítmica,
con juegas de luz y sombra, como en el Edificio A, una pirámide de rara belleza enteramente
adornada con pequeños nichos cuadrados. Hay numerosas canchas de juego de pelota con
relieves mítico-rituales. Esta cultura produjo espléndidas estatuas realistas de barro además de
esculturas llamadas "yugos", "hachas" y "palmas" por su forma particular. Sorprenden estas
obras por la maestría en la adaptación de la decoración a la forma .
No hay duda de que la civilización más prestigiosa del México clásico fue la de
Teotihuacan. Esta ciudad ubicada en el Valle de México viene a ser sumamente poderosa en los
primeros siglos d.C. A esta época pertenecen las famosas pirámides del Sol y de la Luna. Entre
300 y 600 se produce el apogeo de la ciudad. Su población alcanza posiblemente la cifra de
100.000 habitantes. El plano cuadrado, los millares de palacios y de complejos de habitación
rectangulares, las majestuosas avenidas que se cortan en ángulo recto atestiguan un extremo
deseo de orden y de organización del mundo. El anhelo teotihuacano era someter la aparente
anarquía de la naturaleza a la cultura y a un orden divino de rigor y armonía. El arte en su
totalidad responde a este deseo de formas puras, abstractas, geometrizantes. En la arquitectura a
partir del siglo III en adelante, los cuerpos superpuestos de las pirámides escalonadas muestran
el perfil llamado de "talud-tablero": un tablero vertical rodeado de anchas molduras descansa
sobre un talud bajo. La gran escultura integrada en la arquitectura se inspira a veces con este
modelo y queda de todas maneras prisionera del bloque de piedra. En cuanto a la expresión
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artística principal de los teotihuacanos, la pintura mural o sobre cerámica, da también la
impresión de ser sumamente ordenada, constante, construida, intemporal, de escapar a la
contingencia. Su contenido es religioso, como el de la escultura o la cerámica. Se representan
dioses — pero enmascarados, ocultados—, procesiones de sacerdotes o de guerreros, animales
mitológicos, siempre estilizados, hieráticos y estáticos, por lo menos cuando figuran en las partes
principales de la composición. Evitan escenas explícitas : tenemos por ejemplo alusiones al
sacrificio humano pero ninguna representación del acto. Hay ritmo, equilibrio, simetría,
repetición, como si fueran letanías o incantaciones. Se introducen glifos y símbolos abstractos
para enriquecer el significado. Cabe subrayar sin embargo que se echan de menos inscripciones
y fechas.
Dos deidades de Teotihuacan parecen primordiales. El casi omnipresente Tláloc es el
dios de la tierra y de la lluvia y el señor del Tlalocan, un paraíso donde van los difuntos elegidos
por él. Se puede admitir que le relacionaban simbolicamente con la luna y la noche, vinculada
ésta con la estación de lluvias, lo mismo que el Tláloc azteca de quien recibió su nombre.
Algunos murales y principalmente los relieves de la pirámide de Quetzalcóatl le asocian
intimamente la serpiente emplumada cuyo papel en la metrópoli debió de ser de primera
importancia. Dicha pirámide, construida en el siglo II, se encuentra en el corazón de la
"Ciudadela", un complejo que se puede suponer era el centro administrativo de la ciudad. Está
flanqueada por dos palacios, posiblemente los de los dos reyes de la ciudad si es que en aquella
época, como lo fue más tarde, el poder era bicéfalo, con un rey asociado al día, al sol, a los
asuntos exteriores y a la guerra, y el otro a la noche, la tierra, la luna y los asuntos internos.
Posiblemente el edificio con su ornamentación de serpientes enplumadas cuyas cabezas alternan
con caras de Tláloc, simbolizaba la unión de los contrarios: del cielo azul representado por la
serpiente de plumas de quetzal y de la tierra-noche.
Teotihuacan era el centro de un extenso imperio. Su influencia llegaba hasta los confines
del mundo mesoamericano. Se crearon variaciones del talud-tablero en Oaxaca, en el Valle de
Puebla, en Michoacán y en la Costa del Golfo. Eran estrechas las relaciones con la Costa y
Monte Albán. Sin embargo es en el área maya donde se produjo el impacto más fuerte, en par-
ticular en las Tierras Altas que fueron al parecer una verdadera colonia de Teotíhuacan.
La metrópoli fue asolada en el siglo VII y su centro quemado; desde entonces declinó
continuamente pero dejó huellas duraderas en el recuerdo. Por eso varios pueblos más recientes,
como mexicas, totonacas, mixtecas y mayas quichés, dan comienzo a su historia alrededor del
700 d.C. Es además en las ruinas de Teotihuacan donde el mito sitúa la creación de la presente
era.

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La caída de Teotihuacan permitió un gran florecimiento de ciudades como Cholula y El
Tajín. Y por primera vez fueron los mayas los que influyeron en los mexicanos. No hay duda
alguna de que Xochicalco (Morelos) y Cacaxtla (Puebla) tuvieron relaciones continuas con la
brillante civilización oriental. Cacaxtla fue incluso ocupada en el siglo VIII por un grupo de
invasores mayas. La simbiosis de los autóctonos mexicanos con los advenedizas generó la
conocida división bipartita del poder entre los invasores y los autóctonos, diarquía
magistralmente ilustrada en los murales de estilo maya del Edificio A. Es cierto que los glifos
son mexicanos pero el hecho se explica puesto que estaban destinados a un público autóctono. Se
ve por un lado un rey maya disfrazado de águila y llevando su típica barra ceremonial; está
relacionado con la luz, el sol — incluso lleva el nombre calendárico des sol entre les mexicas, 13
Caña —, la estación seca, el maíz maduro que se cosecha al comienzo de la temporada y sobre
todo con la serpiente emplumada. Por otro lado tenemos un rey con rasgos indudablemente
mexicanos. Va vestido de jaguar y se le asocia a la lluvia, a Tláloc, al planeta Venus, al maíz
tierno y a la serpiente-felino. Se puede suponer que éste se ocupaba de los autóctonos y aquél de
los asuntos internacionales.
En Xochicalco también la serpiente emplumada juega un papel de primera importancia
en los relieves del edificio principal. Ahora bien, no está asociada al día, como en Cacaxtla, sino
al alba, simbolizada aquí por el glifo 9 Ojo de Reptil, nombre calendárico de la estrella matutina.
Hacia el setecientos se producen los comienzos de Tula (Hgo), al noroeste de la ciudad
de México. Es cerca de esta ciudad donde más tarde los aztecas hicieron nacer su dios solar,
Huitzilopochtli, y su nueva edad. Era esta también la urbe que consideraron como la espléndida
y legendaria Tollan, la capital de los toltecas. Llegó a su apogeo entre el 900 y el 1100 d.C.,
luego declinó y fue saqueada, quizá por invasores bárbaros o "chichimecas". Las ruinas de Tula
carecen de la majestad y la amplitud de las de Teotihuacan. Los relativamente pocos edificios
públicos son menos ambiciosos, la calidad de la escultura deja que desear, la cerámica es más
bien pobre. En una palabra, estamos lejos de las ditirámbicas descripciones de los toltecas
creadores y dueños de todas las artes. La temática de los relieves se relaciona con la guerra y el
sacrificio humano: hay procesiones de guerreros o de águilas y tigres comiendo corazones
humanos, culebras tragando esqueletos, pájaros-serpientes-felinos tragando o devolviendo
calaveras. En pleno relieve destacan esculturas funcionales como atlantes o portaestandartes y
altares de sacrificio de un tipo particular, en forma de personaje semi-recostado, arbitrariamente
llamados chacmooles.
Las mismas características del arte y de la arquitectura de Tula se encuentran a mil
kilómetros de allí, en Chichén Itzá, en el norte de Yucatán. Pero es en Chichén donde el estilo
llegó a su cúspide después de una evolución que al parecer no se conoce en Tula. Surge entonces
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la pregunta: ¿ qué ciudad influyó a la otra ? ¿ Debemos atribuir los rasgos mexicanos de Chichén
a una influencia de Teotihuacan, siendo Tula una copia tardía de Chichén o será al contrario ? Es
un problema muy discutido y crucial. Digamos desde ahora que para solucionarlo es preciso que
se hagan varias nuevas excavaciones, llevadas a cabo con el imprescindible rigor científico y
desprovistas de cualquier idea preconcebida.
La caída de Tula alrededor del 1200 marca el fin del Postclásico temprano. Entran luego
en la escena del Altiplano los invasores nómadas o seminómadas llamados chichimecas, por lo
menos a cuenta de las fuentes escritas. Asolan la tierra, luego se asientan y se aculturan, fundan
ciudades o se apoderan de ellas. Quizás se organizan primero en forma de imperio y luego en
pequeños reinos. En adelante les llamaremos aztecas, según el nombre de la isla mítica de donde
se dice que salieron, Aztlan.
Los mexicas fueron los últimos aztecas-chichimecas en arribar al Valle de México. Sus
tradiciones relatan que después de su salida de Aztlan, erraron durante siglos guiados por su dios
protector, el Colibrí zurdo. Les prometió una tierra desde donde dominarían al mundo. Tras
muchas desventuras, tuvieron por fin en la laguna del Valle la visión del águila comiéndose a
una culebra sobre un nopal. Era la señal de la tierra prometida: allí debía fundarse su ciudad:
Mexico Tenochtitlan. Poco después, otro grupo mexica fundó la ciudad-hermana de Tlatelolco.
Estamos en el siglo XIV. El Valle estaba entonces dominado por los tepanecas de
Azcapotzalco, los cuales acababan de eliminar a sus principales oponentes, los acolhuas, en el
lado oriental del Valle. Siempre según sus relatos, primero los mexicas sirvieron bajo los órdenes
de los tepanecas, lo que no les impidió eligir un gobernante en la casa reinante de la vecina
ciudad de Colhuacan, cuyos reyes eran supuestamente de la dinastía de Tollan y por lo tanto
herederos legítimos del imperio tolteca.
Los mexicas se acordaron de las promesas de su dios. Fueron guerreros tanto más
temibles cuanto se consideraron los encargados de una misión cósmica. A ellos les pertenecía la
tarea de asegurar la marcha del universo, el curso diario del sol y la fertilidad de la tierra, la
alternancia del día y de la noche, de la estación seca y de la de las lluvias. Por ello debían sin
cesar alimentar al sol y a la tierra con corazones y sangre humanos, y para conseguir víctimas
que sacrificar era preciso hacer la guerra.
En los principios del reino de Itzcóatl, en 1428, se presentó una oportunidad única para
sus deseos hegemónicos. Apoyaron a los acolhuas en su lucha contra Azcapotzalco y con la
ayuda de fuerzas del valle de Puebla consiguieron aniquilar a los tepanecas y apoderarse de su
reino. Con Texcoco y Tlacopan, una pequeña ciudad tepaneca, formaron una Triple Alianza en
la cual se reservaron la mejor parte. Se lanzaron a la conquista del mundo y las victorias fueron
continuas. Itzcóatl y sus sucesores, Moteczuma I, Axayácatl, Tízoc, Ahuítzotl y Moteczuma II
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sometieron los últimos estados independientes del valle y los valles circundantes, conquistaron
las tierras zapotecas y mixtecas, el Guerrero y la Costa del Golfo y siguieron hasta los límites del
área maya. Resistió el poderoso reino tarasco al occidente y subsistieron algunos señoríos libres
en el imperio, por ejemplo la "república" de Tlaxcala, ligada con Mexico desde los años 1450
por un acuerdo según el cual los dos estados no lucharían sino en "guerras floridas" destinadas a
asegurarse mútuamente el abastecimiento regular de cautivos que sacrificar.
Las consecuencias del acuerdo fueron catastróficas. A los tlaxcaltecas les resultó cada
vez más difícil respetar los términos del mismo a medida de que aumentó el poderío mexica y
acabaron por estar rodeados por todas partes. Por último se aliaron con Cortés para aniquilar el
imperio y asolar su orgullosa capital, que se había convertido en una metrópoli más importante
que Teotihuacan en su apogeo.

El calendario mexicano

Antes de terminar este resumen del pasado mesoamericano, hace falta explicar los mecanismos
del sistema de computo del tiempo. Una característica de estas civilizaciones es el empleo
simultáneo de dos calendarios. El primero, llamado xiuhpohualli, "cuenta de los años" era solar
y constaba de 18 "meses" de 20 días cada uno. Se sumaban cinco epagómenos nefastos, los
nemontemi, para llegar al total de 365 días. El otro ciclo, el tonalpohualli o "cuenta de los días",
se dividía en 13 veces 20 días o sea 260. Cada día de la serie de 20 tenía su nombre o signo.
Entre los aztecas los nombres eran los siguientes:
cipactli (cocodrilo), ehecatl (viento), calli (casa), cuetzpallin (lagarto), coatl (culebra), miquiztli
(muerte), mazatl (venado), tochtli (conejo), atl (agua), itzcuintli (perro), ozomatli (mono),
malinalli (hierba seca), acatl (caña), ocelotl (jaguar), cuauhtli (águila), cozcacuauhtli (zopilote),
ollin (movimiento), tecpatl (pedernal), quiahuitl (lluvia), xochitl (flor).

Soustelle (1940: 80) explica breve y claramente el funcionamiento de la cuenta de los


días: "Estos signos se suceden indefinidamente, siempre con el mismo orden sin ninguna clase
de interrupción. Con cada signo se relaciona una cifra pero la serie no llega más allá del 13.
Consecuentemente si se comienza por 1 cipactli se llega a 13 acatl y se continúa por 1 ocelotl,
etc., ... sin ninguna interrupción. Como 20 no es divisible por 13, la fecha 1 cipactli no volverá
sino al cabo de (13x20) o sea 260 días. [...] Es preciso acordarse de que la continua sucesión de
las fechas del tonalámatl y la de las fechas del año solar no tienen influencia recíproca alguna.
Son dos series paralelas indefinidas. Se puede designar cada día por referencia a los dos
sistemas: por ejemplo, 8 cipactli 3 toxcatl, es decir 8° día de la serie de 13, día cipactli, tercer

11
del mes toxcatl, igual que nosotros decimos: lunes, 4 de enero." Hay que precisar que el doble
método para ubicar el día sólo está comprobado antes de la Conquista entre los mayas y los
zapotecas. En el Altiplano mexicano se designaban los días únicamente por su nombre y su
cifra. Faltan glifos de veintenas ("meses") tanto en las fuentes epigráficas como en los códices
precortesianos.

Cuadro I. El tonalpohualli

cipactli (cocodrilo) 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7
ehecatl (viento) 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8
calli (casa) 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9
cuetzpallin (lagarto) 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10
coatl (serpiente) 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11
miquiztli (muerte) 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12
mazatl (venado) 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13
tochtli (conejo) 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1
atl (agua) 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2
itzcuintli (perro) 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3
ozomatli (mono) 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4
malinalli (hierba) 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5
acatl (caña) 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6
ocelotl (jaguar) 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7
cuauhtli (águila) 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8
cozcacuauhtli (zopilote) 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9
ollin (movimiento) 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10
tecpatl (pedernal) 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11
quiahuitl (lluvia) 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12
xochitl (flor) 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13

Sigamos con Soustelle el análisis del calendario. El número de días del año solar menos
los nemontemi, es decir 360, es divisible por 20. Resulta que el primero de los cinco días acíagos
lleva el mismo signo que el primer día del año. Pero dado que en cada año entran 5 días
intercalados, el primer día del año se desplaza cinco unidades con referencia al año anterior.
Veinte es divisible por 5 (cociente: 4); desde luego no hay más que 4 signos sobre los 20 del
tonalámatl que pueden marcar el principio de año: son los signos acatl, tecpatl, calli y tochtli. Se
los llaman los "portadores del año".
A estos portadores del año les corresponde una cifra tomada de la serie de trece. Se
necesitarán (4 x 13=) 52 años para encontrar la misma cifra con el mismo signo. Es el período

12
que llamamos el "siglo" indígena y que para los mexicanos era el xiuhmolpilli, la "anudación de
los años" (Soustelle 1940: 80-81). Los nombres de los años eran, pues: 1 acatl, 2 tecpatl, 3 calli,
4 tochtli, 5 acatl ...
Cada 52 años comenzaba de nuevo la misma serie. Entre los mexicas y otros pueblos el
"siglo" comenzaba por 2 acatl. Un mismo año se repetía cada 52 años : por eso 1 acatl podía
corresponder a 1519, 1467, 1259 o 999 por ejemplo. Los antiguos mexicanos no utilizaban la
"cuenta larga" de los mayas que permitía definir la posición de cualquier año a partir de un punto
de partida convencional, un "año cero". Más adelante trataré de nuevo de las desventajas de este
sistema.
(El Cuadro II muestra cómo se combinaban las cuentas de los días y del año para un año
determinado.)

Cuadro II. Año 2 Acatl

ocelotl 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3
cuauhtli 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4
cozcacuauhtli 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5
ollin 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6
tecpatl 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7
quiahuitl 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1
xochitl 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2
cipactli 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3
ehecatl 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4
calli 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5
cuetzpallin 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6
coatl 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7
miquiztli 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8
mazatl 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9
tochtli 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10
atl 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11
itzcuintli 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12
ozomatli 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13
malinalli 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1
acatl 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2

Siguiendo los mexicas, es pues con Tula y con el Postclásico temprano con lo que los
historiadores modernos suelen relacionar a Tollan, a los toltecas y a su extraordinario dios-rey
Quetzalcóatl. Pero, ¿ qué ocurrió exactamente en Tollan y quién era la Serpiente (cóatl) [de
plumas verdes del ave] Quetzal ? ¿ Debe considerarse como un personaje histórico o
mitológico ? Esta es la pregunta principal a la cual hará falta encontrar una respuesta en este

13
trabajo. Mientras tanto, veamos cómo se presentan los acontecimientos en la Relación de la
genealogía, fuente antigua que pretende relatar brevemente lo esencial:

TEXTO 2. Relación de la genealogía


1941: 240-44 (resumen):

El autor comienza diciendo que omite las fábulas sobre la creación del mundo. Sigue explicando
que la tierra estaba poblada desde hacía 765 años, o sea a partir de 765 d.C. más o menos,
teniendo en cuenta que el texto está fechado en 1530-1532. Once años después, la mayor parte
de los habitantes se fueron a Colhuacan o Teocolhuacan. Los que se quedaron eran salvajes,
chichimecas. Diez y siete años después, los colhúas de Colhuacan, civilizados, escogieron un
señor llamado "Totehéb" [es decir Totepeuh, "Nuestro cerro" o, tal vez, "nuestro conquistador",
que reinó durante 56 años. Totepeuh fue muerto por un pariente suyo, Atecpanécatl o Apanécatl,
mas dejó un hijo, Topiltzin, "Nuestro príncipe", es decir Quetzalcóatl. Buscó éste los huesos de
su padre, a quien veneraba mucho, y después de descubiertos los enterró en un templo construido
a tal efecto. Allí fue atacado por el irritado usurpador pero le dio un empujón y lo arrojó de la
pirámide. Topiltzin reinó durante 16 años sobre los colhúas que lo querían mucho. Luego decidió
marchar hacia el México central. Al cabo de largas peregrinaciones los colhúas, con artesanos de
toda clase, fundaron primero Tulancingo y luego, cuatro años después, Tula, que llegó a ser la
capital del imperio tolteca. Allí tuvieron principio los sacrificios de codornices, culebras y
mariposas. Los introdujeron los colhúas (toltecas) que veneraban a Huitzilopochtli y
Tezcatlipoca. Diez años más tarde Topiltzin fue incitado por dioses u hombres a sacrificar seres
humanos. No quiso, le desterraron y fue a Tlapallan con sus partidarios. Falleció al cabo de dos
años. Tula estuvo 97 años sin señor. Luego Huémac, del linaje de Topiltzin, fue escogido rey. A
los 72 años apareció un inmenso fantasma. Estaban todos tan espantados que ninguno quiso
quedarse en Tula. Huémac huyó con sus partidarios y desesperado se ahorcó en Chapultépec.
Los demás habitantes eligieron rey a un cierto "Nahuinci" que reinó 60 años y fue hacia México.
Le sucedió "Cuauhtepetlaci". Fundó la ciudad de Colhuacan en el sur del Valle de México (ver
Textos 10, 46, 96, 127, 144).

Esta es la trama de la "historia" tolteca. El relato parece relativamente claro y plausible;


por eso sirvió a menudo de base para las reconstituciones de los historiadores. Le falta sin
embargo el tono acostumbrado de las crónicas mesoamericanas, que suelen dar más importancia
a lo divino y maravilloso. Pero es a propósito. El documento fue redactado a petición de Juan
Cano, un conquistador casado con una hija de Moteczuma. Quiso probar la legitimidad del poder
del difunto emperador para apoyar sus demandas de restitución de bienes. No hay duda de que
en estas condiciones se habrá eliminado cualquier elemento que pudiese perjudiciar la
verosimilitud del relato.
Hay una cantidad impresionante de testimonios distintos, pero desgraciadamente
provienen todos de crónicas de la época colonial, como la Historia de los Mexicanos por sus
pinturas, la Historia de Mexico, los Anales de Cuauhtitlan, la Historia tolteca-chichimeca, las
obras de Sahagún e Ixtlilxóchitl y otras varias, sin olvidar los testimonios mayas. Confirman a

14
grandes rasgos la versión de la Relación pero son tan diferentes en los detalles que parece vano
cualquier intento de reconstitución de la "verdadera historia" tolteca.
Topiltzin Quetzalcóatl, llamado Kukulcan, Ahpop, Nácxitl y Gugumatz entre los mayas,
identificado con Tohil y sin duda con Xbalamqué por los quichés, era conocido también bajo los
nombres de Ce Acatl, Meconetzin, Tepeuhqui, "Orchilobos" o "Guatezuma", sin olvidar
Siratatapeci entre los tarascos. Dicen varias fuentes que fue desterrado por Tezcatlipoca, que
algunos cronistas asimilan a Huémac mientras que para otros es Topiltzin el que se confunde con
Huémac y según otros más Topiltzin fue expulsado por Quetzalcóatl ... A Huémac le presentan
como coetáneo de Quetzalcóatl o como su sucesor más o menos directo, incluso en ocasiones
confundiéndolo con él. Para los mexicas era uno de sus guías durante las peregrinaciones. La
madre del dios-rey se llamaba Chimalman, Coacueye, Coatlicue o Cihuacóatl. Su padre era
Totepeuh, o Mixcóatl, o Papantzin, o "Orchilobos", aunque también decían que su madre fue
fecundada por una piedra preciosa, pero "los tultecas dicen, que de este parto nació
Huitzilupuchtli" (Torquemada VI c.45; 1723, 2: 80). Según Ixtlilxóchitl, Quetzalcóatl vivió en la
tercera edad y Topiltzin en el siglo X. Chimalpahin lo coloca en el siglo XI pero otras fuentes en
el siglo VIII o IX. Los mayas mencionan individuos llamados Kukulcan que habrían llegado del
Occidente hacia el 800, el 1000 o el 1200. Sin embargo, Oviedo opina que Guatezuma vivió en
la época de los mexicas.
Según algunos Topiltzin se opuso a los sacrificios humanos pero según otros los
introdujo. Se le presenta como modelo de todas las virtudes pero los yucatecos le reprochaban
haber traído todos los vicios (Relaciones de Yucatán, ver Tozzer 1941: 22-23).
Desterrado de Tollan o de Tula, habría marchado hacia el este y habría desaparecido en el
mar o se hubiera sacrificado en una hoguera, pero según otros llegó a Yucatán y volvió después a
Mexico. Por último, se asocia a Quetzalcóatl o con los orígenes, o con el fin, o al mismo tiempo
con los orígenes y el fin de un imperio que de acuerdo con las fuentes hubiera existido menos de
dos o más de cinco siglos (Davies 1977: 173), siendo las fechas extremas aproximadamente del
600 al 1200 d.C. — o sea, el tiempo de una era cósmica, la del Cuarto Sol anterior a la era
azteca.
No están más claras las cosas en cuanto a Tollan, el "Lugar de los juncos". El fundador
de esta ciudad de inaudita riqueza habría sido Quetzalcóatl. ¡ Pero también se dice que reinó en
Mexico y que fundó Tlaxcala, Huexotzinco y Cholula ! Y ¿ dónde se hallaba Tollan ? ¿ Era
Teotihuacan, como lo afirma la Historia del Señorío de Teotihuacan, esta metrópoli opulenta
calificada también de ciudad sagrada de los toltecas por Ixtlilxóchitl y Torquemada ? ¿ O como
lo dicen las inscripciones mayas de ciudades como Tikal en los siglos IV y siguientes ? Lo
sugieren la importancia del lugar, la magnitud de sus pirámides y el esplendor de sus palacios
15
adornados de pinturas de caracoles, de plumajes y procesiones de sacerdotes y dignatarios. Pero
en el Mapa Quinatzin, el glifo "juncos" está vinculado con Colhuacan y en el Códice Sierra,
designa a Tenochtitlan. Chalco y Cholula también eran llamados Tollan ya que, explica Gabriel
de Rojas (c.13; 1985: 128), Tollan puede referirse a una "congregación de oficiales de diversos
officios". Era a Tollan a donde viajaban los quichés para recibir de Nácxitl las insignias del
poder. Empero, ¿ qué relación existe entre esta Tulan de los quichés y la Teotihuacan a donde
iban los pueblos salidos de Tamoanchan para eligir y enterrar a sus reyes ? Para los mayas de las
Tierras Altas guatemaltecas, "Tulan" era la ciudad de donde salieron antes que existiese el sol.
La llamaban también "Siete Cuevas". Esta "Tulan" se hallaba al oeste o al este y en los Anales de
los cakchiqueles (1950: 48) se menciona una "Tulan" en el oriente, otra en occidente, una tercera
en Xibalbá, es decir en el inframundo, y una cuarta "donde está Dios".
O también Tollan corresponde a aquella Tula "a doce leguas" de Mexico de la cual habla
el autor de la Relación de la genealogía..., es decir, Tula Xicocotitlan, mencionada expresamente
en el Códice florentino. Era a las ruinas de esta ciudad — la actual Tula de Allende (Hidalgo) —
donde los mexicas iban en busca de reliquias toltecas. Allí se erguían, afirman los informantes de
Sahagún, las famosas columnas en forma de serpientes. Los arqueólogos encontraron columnas
de este tipo en Tula. Otras semejantes se encuentran hoy en día en Chichén Itzá.
Concluyendo : nada está claro en cuanto a Quetzalcóatl y los toltecas. Las fuentes son
pocas y contradictorias, por lo que surge la inevitable pregunta : ¿ pretenden transmitir datos
históricos y, más en concreto, historia tal como la entendemos nosotros ? Examinemos lo que
han opinado al respecto los investigadores.

Interpretaciones modernas

Durante mucho tiempo no hubo duda alguna acerca de la autenticidad histórica de Quetzalcóatl y
de los toltecas. Al comenzar las primeras exploraciones y excavaciones, los estudiosos estaban
convencidos de que encontrarían la confirmación de los anales antiguos. Se descubrieron ruinas
importantes y un santuario con columnas ofidiomorfas allí mismo donde los informantes de
Sahagún ubicaron la antigua Tollan, en Tula Xicocotitlan. Désiré Charnay (1885) hizo
excavaciones en Tula en los años 1860 e insistió en las no pocas similitudes entre esta ciudad y
Chichén Itzá en el área maya. Sabemos que al término de su reinado Topiltzin se fue al oriente
con sus partidarios y que las crónicas de Yucatán hablan de la llegada de un Serpiente
Emplumada", Kukulcan. Los innegables paralelismos entre las dos ciudades fueron desde
entonces la clave de cuantas interpretaciones historicistas se hicieron del ciclo tolteca.

16
Al iniciarse el estudio verdaderamente científico de las antigüedades mexicanas, hace
poco más de un siglo, los investigadores se dividieron en dos campos. Unos se entregaron al
escepticismo mientras que los otros se empeñaron en formular una reconstitución histórica a
partir de los confusos datos. 3
El método de Daniel Brinton (1882, 1887) es claramente comparatista. Para él,
Quetzalcóatl es totalmente mítico. Es el creador que conduce la lucha contra las tinieblas. Es el
dios del día y del viento al que vence su hermano enemigo, el oscuro Tezcatlipoca. La cabecera
de su imperio, Tollan, no es sino Tonallan, el Lugar del Sol. Si los cakchiqueles sitúan Tulan
simultáneamente al este, en el cénit, al oeste y en el nadir, es porque son los puntos principales
de la orbe solar. La tierra de origen de los toltecas y donde Topiltzin acaba por desaparecer,
Tlapallan, es la "Ciudad del Sol" y si el dios se dirige ahí es porque le llama el astro. Por último,
Topiltzin es un héroe civilizador equiparable en todos los puntos con Itzamná o Viracocha o tal o
cual figura de los mitos chibchas o algonquinos. Ahora bien, pese a algunas observaciones
excelentes, el comparatismo demasiado superficial de Brinton le impidió elucidar las múltiples
contradicciones del dios.
Por más que hizo Chavero (1887) en clamar que Quetzalcóatl existió realmente y que fue
un reformador opuesto a los sacrificios humanos y desterrado por la reacción, ya no se aceptaba
la historicidad de los toltecas. Uno de los más grandes mexicanistas, el alemán Eduardo Seler
(1902-23, 3: 333-51; 4: 98-156, 341-51) les concede efectivamente una base real: los toltecas
eran de habla náhuatl y se marcharon al este. Ahora bien, en Yucatán la influencia mexicana es
indudable. Pero a pesar de ello considera la historia de Quetzalcóatl como "el mito principal de
los antiguos mexicanos". ¿ Los textos describen Tollan como una ciudad de abundancia, la cuna
de la civilización y el lugar de origen de varios pueblos ? ¿ Sus habitantes eran piadosos e
incansables ? Es porque hay que ver en ella el paraíso original del oeste, Tamoanchan, el lugar
de procedencia de la vida, del maíz, de las riquezas y de la humanidad. Ce Acatl Topiltzin
Quetzalcóatl es el primer hombre, el creador, el civilizador que se sacrifica en una hoguera para
convertirse en la primera estrella. Muy atento a las oposiciones binarias que observa tan
frecuentes en los códices por ejemplo, Seler comprende que hay que entender Quetzalcóatl en
oposición a Tezcatlipoca, su contrapartida nocturna. Si uno es la estrella de la mañana, el otro es
la estrella de la tarde. Si el Espejo humeante es además el sol poniente y la luna joven del oeste,
Quetzalcóatl es por lo tanto el sol saliente y la luna menguante, hasta que se convierta en Venus.
Tollan está al oeste porque es donde crece y triunfa la luna joven, Tezcatlipoca.

3
Ver al respecto Keen 1971; López Austin 1973:13-25; Lafaye 1974. Entre los "historicistas" del siglo pasado
podemos mencionar Prescott (1964) y Orozco y Berra (1960 [1880]) por ejemplo.
17
Seler califica la marcha de Quetzalcóatl de mito lunar típico. Lo mismo que la luna
menguante, el dios camina al encuentro del sol y muere en los rayos del sol saliente. Está
representado como viejo y enfermo, conforme a la luna menguante o a Tláloc, el dios telúrico
cuyo paraíso está en o sobre la luna. Está relacionado igual que Tláloc con el jade y los caracoles
y los toltecas incluso llevan caracoles como de sombreros. Si se dice que Quetzalcóatl debe
volver del occidente metamorfoseado en niño, es porque la luna muere y renace. La
extraordinaria velocidad de los toltecas se explica por el hecho de que la luna anda rápidamente
entre las estrellas y no porque los toltecas fuesen los rayos del sol, como lo creyó Brinton.
A primera vista todo eso parece confuso y arbitrario, tanto más cuanto que está condensado
en exceso. Sea lo que fuere, Seler no pretende explicar sino a grandes rasgos los hechos y deja
muchos aspectos en la sombra. Por ejemplo, no concede la debida atención al joven Quetzalcóatl
de los comienzos del imperio tolteca, al héroe que venga a su padre asesinado. Era hijo de su
tiempo, al igual que Brinton y otros escépticos, particularmente Preuss (1904, 1908, 1930) y
Spence (1913, 1923). Al empezar el siglo XX, el naturismo seguía de moda en la ciencia de las
religiones. Se creía que la función principal de la mitología era traducir y explicar los
movimientos de los astros, sus relaciones mutuas, los fenómenos meteorológicos y estacionales
etc. Una vez establecida la identificación con un astro o con alguna que otra fuerza natural no
había otra cosa que añadir. Pero incluso desde este punto de vista y por imponente que fuese su
erudición, Seler se expone a la crítica. No es explicar el movimiento de los astros, hacer de
Topiltzin sucesivamente el sol, la luna y Venus. ¿ Cuál es el significado de tales
transformaciones sin base alguna en la naturaleza ? ¿ Cuál es la deidad a la que corresponde el
sol naciente en cuyos rayos perece Quetzalcóatl ? Sin embargo, las interpretaciones de Seler no
dejan de tener elementos interesantísimos. El análisis de los textos mostrará que había visto o
vislumbrado la verdad en muchos puntos : las metamorfosis astrales de Serpiente Emplumada,
sus lazos con Tláloc, el hecho de que hay que entenderlo en oposición a Tezcatlipoca, Tollan
como paraíso original... Pero padeció excesivamente del descrédito del naturismo. Se ha probado
desde entonces que la mitología astral es aquello por lo que se explica otra cosa y que no es sino
un código entre otros. Ahora bien, si hay una región en donde predominen los códigos astrales,
es indudablemente en Mesoamérica.
El escepticismo perdió rápidamente terreno por sus vínculos con el naturismo y porque
cada vez se realizaban más excavaciones. Los arqueólogos y los historiadores se preguntaban si
Tollan debía asociarse con la esplendorosa Teotihuacan, donde está bien comprobado el culto de
la serpiente emplumada y donde parecía ausente — o, mejor dicho, no se quería ver — cualquier
huella de militarismo y de sacrificio humano, o si no con Tula que, aunque mucho menos
importante que Teotihuacan, sí presenta asombrosas semejanzas con Chichén Itzá. Gamio (1922)
18
hizo excavaciones en Teotihuacan y concluyó que era ésta la antigua capital de los toltecas, los
cuales más tarde la habrían abandonado y se habrían asentado en Tollan que quedó asociada con
ellos en la memoria. Krickeberg (1918) y varios otros sabios opinaban en favor de Tula. Acosta
(1940) inició excavaciones en este sitio y encontró una cultura muy distinta de la de
Teotihuacan. Afirmó que se trataba de la auténtica cultura tolteca. Hubo discusiones animadas,
en particular con motivo de la reunión de la Sociedad Mexicana de Antropología en 1941.
Apoyados en sus argumentos arqueológicos, topográficos, toponímicos e históricos, Acosta y
Jiménez Moreno consiguieron una ventaja tan decisiva como injusta. Votaron, y la mayor parte
de los estudiosos se pronunciaron a favor de Tula, generalmente considerada desde entonces
como el Tollan de los toltecas, pese a que algunos investigadores irreductibles nunca rindieron
las armas.
Argumento principal de los partidarios de Tula es siempre la similitud entre este centro y
Chichén Itzá. La arqueología parecía confirmar las fuentes escritas. Por eso, éstas merecían más
crédito. Y para poder reconstituir los hechos bastaba identificar los documentos más fidedignos y
despojarlos de sus proliferaciones míticas... Por lo menos era lo que opinaban los historiadores
de entonces.
Wigberto Jiménez Moreno (1941, 1966, 1967), historiador honrado, propuso una
reconstitución histórica pormenorizada. En un año 1 Pedernal llegaron al Valle de México tribus
toltecas-chichimecas formadas de nahuas y otomíes oriundos de regiones de Zacatecas y Jalisco.
Dicho año correspondería al 752 según los Anales de Cuauhtitlan pero... ¡ el autor agrega tres
ciclos de 52 años para llegar al año 908, más conforme con ciertos datos mayas tal como se les
suele interpretar ! El imperio tolteca fue fundado por el jefe de los toltecas-chichimecas,
Mixcóatl, llamado también Mixcoamazatzin, "Serpiente de nubes-Venado", o Totépeuh,
"Nuestro Conquistador", el cual fue divinizado por la posteridad. Se casó con Chimalman y
tuvieron un hijo, Topiltzin, mas Mixcóatl fue asesinado antes de que aquél naciera. La capital del
imperio era Colhuacan.
De acuerdo con ciertas tradiciones modernas de Tepoztlan, Topiltzin fue educado en
alguna parte del estado de Morelos. Creció adorando a Quetzalcóatl, originalmente un dios del
agua. Llegó a ser sacerdote del dios y tomó su nombre. Buscó los restos de su padre y
habiéndolos encontrado, los enterró en el Cerro de Mixcóatl, "hecho que fue adornado con
elementos mitológicos". Recuperó el trono usurpado por los asesinos de su padre y trasladó la
capital al norte, a Tollan-Tula, acaso por la presión de los olmecas históricos. En Tula, Topiltzin
Quetzalcóatl procuró imponer un culto nuevo sin sacrificios humanos. Fueron sus más fervientes
partidarios los nonoalcas, pipiles de Coatzacoalcos y descendientes de los nahuas de
Teotihuacan, emparentados con los mazatecas. Mientras duró la armonía entre toltecas-
19
chichimecas y nonoalcas prosperó la teocracía de Tollan. Pero al final los toltecas-chichimecas
que rendían culto a Tezcatlipoca, el dios de Mixcóatl, se rebelaron. Topiltzin tuvo que huir, en el
987 o el 999 d.C. Abandonó la ciudad y se fue a Chichén Itzá con sus partidarios. Falleció en el
999 dado que su muerte estaría relacionada con un eclipse solar — no sé en qué fuente — y hubo
un eclipse en el año mil.
La marcha de Topiltzin significó el fin del imperio tolteca. Uno de sus sucesores,
Huémac, abandonó Tollan hacia 1168, sin duda a causa de la llegada de invasores como los
chichimecas del rey Xólotl. Huémac estableció su cabecera en Chapultepec hasta 1174. Ciertos
toltecas-chichimecas se quedaron en Tula por algun tiempo antes de dispersarse hacia Cholula,
Colhuacan y otros lugares.
Por sorprendente que sea, la influencia de Jíménez Moreno y de lo que aparece como una
verdadera novela fue importante desde el principio y siguió siéndolo mucho tiempo. Eran pocos
los que se atrevían a negar la historicidad de Quetzalcóatl. Sin embargo, abundan los motivos de
escepticismo. Acosta (1956-57, 1976) por ejemplo se asombra justamente de la ausencia de
representación alguna de Tezcatlipoca o de metales en la capital de un pueblo que, según las
crónicas, habría inventado la metalurgia. Además, está bien comprobada la existencia de
sacrificios humanos en la ciudad y hay más pruebas aún en Chichén Itzá, donde se habrían
refugiado Topiltzin y sus partidarios opuestos a los sacrificios humanos. Pero a pesar de estos
argumentos Acosta acepta las interpretaciones de Jiménez Moreno. Hay que darse cuenta de que
la reconstitución no explica los aspectos contradictorios de Quetzalcóatl y tampoco las
contradicciones entre las fuentes. Subsisten las incertidumbres hasta el punto que pueden
defenderse interpretaciones muy diferentes. Paul Kirchhoff (1940, 1955, 1961), otro historiador
muy bien considerado, analiza los documentos con el mismo esmero que Jiménez Moreno pero
disiente de él en muchos aspectos. Primero observa que Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl está
presentado ora como uno de los primeros soberanos de Tula, llegado al poder 159 o 169 años
antes de la caída de Huémac, ora como uno de los últimos y coetáneo de Huémac. La
incoherencia se explicaría por el supuesto olvido por los cronistas de la existencia de cuentas del
año diferentes según las ciudades y según las fuentes (véase más adelante). El autor intenta luego
demostrar que Quetzalcóatl y Huémac eran contemporáneos. Ambos habrían sido sacerdotes
personificadores del dios Quetzalcóatl. Tezcatlipoca y sus acólitos consiguieron que faltaran a
sus deberes de continencia sexual para desacreditarlos y poder introducir los sacrificios
humanos. Quetzalcóatl y Huémac tuvieron que dejar sus cargos sagrados, pero mientras que el
primero se marchó, el otro llegó a ser rey secular. Kirchhoff concluye que en realidad sólo se
conoce la historia del fin de Tollan.

20
En Kirchhoff también se inspiraron muchos, hasta el grado de que ciertos historiadores se
esforzaron más en conciliar su interpretación con la de Jíménez Moreno que en ahondar en las
fuentes. Se propusieron otras reconstituciones, meras variaciones sobre los mismos temas,
combinaciones de elementos supuestamente más fidedignos por ser más plausibles o proceder de
fuentes consideradas como mejor informadas4. Hay que destacar la tesis doctoral de Henry B.
Nicholson (1957, 2001) que conjetura que Quetzalcóatl fue "muy probablemente una figura
histórica auténtica que jugó un papel de primer plano en una fase antigua de la historia tolteca".
Más tarde fue confundido con Ehécatl)Quetzalcóatl, deidad de la fertilidad, de la lluvia, del
viento y de la creación. Después de vengar a su padre asesinado, se habría convertido en el jefe
secular y espiritual de un grupo asentado en Tollan. Habría intentado reformas importantes,
también en el plano de la religión, pero habría sido exiliado de la ciudad. Desafortunadamente
Nicholson excluyó de su tesis, una antología de las fuentes escritas, "la figura sobrenatural", es
decir el dios, para concentrarse sobre "el hombre", y eso a pesar del hecho de que "los dos están
mezclados de manera casi inextricable". Quiso encontrar un hombre y lo encontró…
Nicholson ubica Topiltzin al comienzo de la historia tolteca, como lo hizo Jiménez
Moreno. En un libro más reciente de Nigel Davies (1977) en cambio, Quetzalcóatl y su padre
Mixcóatl están relegados al término de la historia de Tollan, en el siglo XII. En esta época se
habría originado un conflicto interno en la ciudad principalmente por motivos religiosos. La
mayor parte de nuestras informaciones referentes a los toltecas se vincularían con esta época
final; para los siglos anteriores serían más bien inciertas. Davies acaba también con las largas
listas de reyes atribuidos a Tollan. Opina que muchas veces se trata de proyecciones en el pasado
de dinastías de Colhuacan. Sin embargo el mayor mérito de su obra erudita, pormenorizada y de
difícil lectura, en la que se esfuerza en tomar en cuenta los datos arqueológicos más recientes, es
el de mostrar la fundamental imposibilidad de una verdadera conciliación entre la arqueología y
los textos, y quizás más aún de los textos entre sí, a pesar de peligrosas acrobacías verbales, de la
constante acumulación de hipótesis y de la multiplicación de los Quetzalcóatl en épocas
diferentes, multiplicación imprescindible para explicar las semejanzas entre Tula y Chichén,
ciudades anteriores al siglo XII.
A fin de cuentas, los partidarios del Quetzalcóatl histórica incurren en el grave error de
escoger de las fuentes lo que les conviene. Podemos efectivamente otorgar prioridad a un
documento con respecto a otro si sus datos están confirmados por la mayoría de las otras fuentes
seguras y independientes, pero únicamente si tenemos la certidumbre de estar en presencia de

4
Otros "historicistas": Krickeberg 1962; Wolf 1962; Florescano 1963; Piña Chan 1967 (más escéptico en 1972);
Padden 1967; P. Carrasco 1971; Brundage 1972; Porter Weaver 1972; Feldman 1974; Adams 1977; Diehl 1983;
Duverger 1983; Lanczkowski 1984; Miller 1986.
21
textos históricos y no de mitos. Porque si son mitos, es preciso tomar en cuenta todas las
variantes para entenderlos.
Por último Laurette Séjourné (1950, 1957, 1971; seguida, en cierta medida, por León-
Portilla 1956: 301-16; 1968), una figura original en los estudios mesoamericanos, proclamó sin
descanso desde los años 1950 que era Teotihuacan la antigua Tollan y no la mezquina Tula. Es
en la magnífica metrópoli del período clásico donde habría vivido Quetzalcóatl en el siglo II o
III d.C. Habría sido un rey de exaltada moralidad, la única fuente de espiritualidad en esta parte
del mundo. Sin embargo, Séjourné debe incluirse también entre los escépticas, ya que considera
los datos biográficos referentes a Quetzalcóatl como meramente simbólicos. Estos datos traducen
el mensaje del reformador, que habría predicado "la unión mística con la divinidad, que el
individuo no puede alcanzar más que por grados sucesivos y solamente al cabo de una vida de
contemplación y de penitencia" (1957: 35). El hombre debe "liberar su corazón", "lugar de
reencuentro donde se elabora la conciencia luminosa", "signo más perfecto del movimiento
creador de libertad espiritual", "cuya actividad salva a cada momento la materia corporal de la
inercía y de la descomposición que la acechan" (1957: 136-37). Al actuar así el hombre "se hace
obrero del perfeccionamiento del Universo, es decir, de la Unidad cósmica" (1957: 85). Mas el
mensaje de Quetzalcóatl se corrompió pronto. Los aztecas mexicas en particular lo
transformaron abominablemente. Tomaron al pie de la letra los símbolos de Quetzalcóatl con
fines vergonzosos. La liberación de la espiritualidad para unirse al Todo llegó a ser la escisión
del corazón para alimentar al sol. Los sacrificios sangrientos introducidos por los aztecas no eran
sino un instrumento de su imperialismo, un medio de exterminar o aterrorizar a los pueblos.
Ya queda dicho que se considera a Tula como la antigua Tollan. Además, son por lo
menos tenues los argumentos que permiten situar a Topiltzin en los primeros siglos de nuestra
era. Luego, admitiendo aún que el personaje haya existido, es excesivo hacer de él la única
fuente de toda espiritualidad mesoamericana. Por último, el supuesto "mensaje de Quetzalcóatl"
no está basado en pruebas. A decir verdad, la autora no se enreda demasiado con referencias
bibliográficas. Pero he demostrado anteriormente y veremos de nuevo en este libro que la idea de
la materia de la que uno tiene que liberarse para acceder a la deidad suprema sí está en el centro
del pensamiento religioso mexicano y del sistema sacrificial en particular.

En los últimos treinta años se ha iniciado una reacción contra los excesos de las historicistas. En
1973 salió a luz el libro notable de Alfredo López Austin titulado "Hombre-dios". El autor opina
justamente que no se han aprovechado bastante las enseñanzas de Brinton. Ensancha
considerablemente el campo de investigación con respecto a los historiadores y se apoya tanto en
documentos antiguos como en fuentes etnográficas de toda Mesoamérica con el fin, no de
22
reforzar la biografía de una hipotética figura histórica llamada Quetzalcóatl, sino de destacar los
rasgos típicos de los que llama "hombres-dioses". Porque "la vida de Quetzalcóatl es la de
muchos". Sus hábitos de reclusión, sus ayunos y penitencias no son de ningún modo
excepcionales. Se trata de una conducta estereotípica que se encuentra también entre los guías de
los quichés, los sacerdotes guatemaltecos, zapotecos y totonacos. La vida de Quetzalcóatl — o
de los quequetzalcoa, ya que pudo haber varios — es la del hombre-dios típico, de cierto género
de jefe de comunidad. Cada grupo tiene su dios protector y la historia del grupo es a menudo la
de un pacto entre el fundador y el dios. Este promete ayuda y protección a cambio de un culto. El
fundador, hombre-dios, es un personaje predestinado, marcado desde su nacimiento. Tiene algo
más que los otros hombres, algo que le hace participar de la deidad. El fuego divino que alberga
su corazón le confiere una fuerza guerrera y una longevidad excepcionales, además del poder de
profetizar, de transformarse en animal, de viajar a los mundos de los dioses, de nacer de nuevo.
Este fuego hay que mantenerlo; lo aumentan la meditación, el ayuno y la penitencia ; disminuye
por las o por ciertas relaciones sexuales, la tristeza y las lágrimas.
La vida de estos personajes está moldeada en el mito. Este es previa al acontecimiento e
influye sobre él. Las figuras históricas tienen que conformarse a un prototipo mítico. Puede ser
que los jefes de Tollan, los quequetzalcoa, tuvieran que marcharse al este cada 52 años, en el año
1 Caña, considerado como el del necesario abandono de Tollan ; puede ser que una vez esa
marcha coincidió con la ruina real de la ciudad. En los textos, ciertos acontecimientos, como por
ejemplo la fundación de una ciudad, están sistemáticamente asignados a una fecha concreta :
pero posiblemente había que esperar esta fecha antes de fundar una ciudad. En Mesoamérica el
mito determina la historia; la historia escrita es la transcripción del mito, del acontecimiento
ritual dependiente del mito y del acontecimiento libre.
Abundan en el libro del eminente investigador intuiciones asombrosas y aproximaciones
interesantes. Por cierto López Austin se queda a menudo en vaguedades: sugiere más que afirma
y raramente concluye, pero hay que admitir que el tema es muy complicado. Es también de
lamentar que se limite a comparar rasgos aislados. Para cada actitud, cada acción de Quetzalcóatl
o de cualquier otro personaje enumera paralelos pero omite comparar tramas o estructuras. Su
categoría de "hombres-dioses" es excesivamente amplia ya que abarca todas las personas dotadas
de poderes sobrenaturales — mas es verdad que el tema de su estudio no era Quetzalcóatl.
Luego, López Austin parece inclinarse por la historicidad de la mayoría de hombres-dioses
incluso cuando parece mítico todo cuanto sabemos de ellos. Un único documento que afirme que
Huitzilopochtli existió realmente no es suficiente como para considerar la cosa como
comprobada. No vacilaban los antiguos mexicanos en deificar seres humanos pero

23
euhemerizaban también a dioses. El autor recupera de algún modo el mito para la historia al
sugerir que ésta determinaba aquel. Pero esta hipótesis es indemostrable.
En el Congreso de Americanistas de Paris en 1976, Henry B. Nicholson (1979) vino a
preguntarse si su aceptación de la historicidad de los toltecas no fue excesiva. "Puede ser,
admite, que haya menospreciado el proceso de mitificación del tipo destacado por Eliade,
proceso que probablemente reestructuró profundamente la leyenda de Quetzalcóatl." Con todo,
Nicholson permanece convencido de la validez de su enfoque histórico: "Reducir enteramente el
relato básico sobre Topiltzin a un mito de tipo 'héroe del alba' o lunar, o de Venus por ejemplo,
como lo hicieron algunos, constituiría a mi juicio una posición de un radicalismo inadmisible.
Por otra parte sería indiscutiblemente ingenuo atribuir demasiada realidad histórica al relato
básico".
Davies (1979) también se planteó una serie de preguntas, esta vez en el Congreso de
Vancouver, tres años después, al igual que López Austin, se inclina de alguna manera por volver
a los métodos de Brinton y de Seler. Habría que interpretar la compleja y contradictoria
mitología (!) de Tollan a la luz de otras mitologías. Un enfoque estructuralista podría contribuir a
elucidar las numerosas oposiciones binarias presentes en los relatos — pero ya vimos que no se
necesita estructuralismo para eso. Mejor aún, Davies se percata de que la concepción
mesoamericana del tiempo era más bien cíclica que linear y que Topiltzin era, en cierto sentido,
"alfa y omega, el principio y el fin", lo que explica que se encuentre a la vez al comienzo y al
final de la historia de Tollan. Este mismo año acabé mi tesis de doctorado que iba en la misma
dirección e incluye capítulos sobre Quetzalcóatl de los cuales este libro es una ampliación.
David Carrasco (1983) llega a conclusiones equiparables. Opina que las narraciones
sobre Tollan son las de la creación, del florecimiento y del colapso de un estado ideal original.
Proponen "arquetipos", como los analizados por Mircea Eliade, y son el paradigma de un orden
primordial que acaba por inspirar a las cabeceras ulteriores. Hablan de una edad fabulosa de
antepasados creadores y, por lo tanto, de modelos que imitar. En cuanto a Quetzalcóatl Carrasco
hace hincapié en un aspecto fundamental del personaje, a saber el de símbolo del poder y el de
patrón de las capitales. Admite que hubo una figura histórica del mismo nombre pero debió de
ser solamente el "doble" de la deidad, su agente en la tierra, uno de aquellos hombres dioses
magistralmente estudiados por López Austin. Mas el autor exagera cuando afirma que
Quetzalcóatl tuvo nada que ver con la instauración de la guerra y del sacrificio humano.
Trabajos recientes van en el mismo sentido. En el cuarto capítulo de su notable libro
sobre Tezcatlipoca, Guilhem Olivier explora de manera pormenorizada la actuación del Espejo
Humeante en Tollan y la explica perfectamente en términos mitológicos y simbólicos sin dejar
ningún espacio para un « hombre » Tezcatlipoca, a pesar de lo que dicen los documentos
24
antiguos. Otros ejemplos son un artículo de Ringle, Gallareta, Negrón y Bey en Ancient
Mesoamerica (1998) y el libro de López Austin y López Luján sobre Mito y realidad de Zuyuá
(1999). Las dos obras abandonan los vanos intentos de reconstruir la historia de un supuesto
"imperio tolteca" a partir de las fuentes escritas y se dedican más bien a examinar el período del
700-1100 d.C. como el del desarrollo de un vasto sistema político sustentado en la mitología de
Quetzalcóatl-Kukulcan, o por lo menos de la propagación mesiánica del culto del dios. Todos
coincidimos pues en reconocer la primacía, o por lo menos la gran importancia, del dios durante
dicho período. Otra publicación en cambio, todavía más reciente, de Hanns Prem, Los reyes de
Tollan y Colhuacan (1999) parece aceptar, aunque con muchas precauciones y prudencia, un
"personaje histórico de Topiltzin" que "posiblemente no ha jugado un papel muy decisivo en la
historia de Tollan sino que fue mezclado más tarde con varias leyendas y cuentos 'flotantes'. El
fin de Tollan debe haber ocurrido independientemente de Topiltzin y quizás también
independientemente de Huemac en la mitad del siglo XI" (Prem 1999: 67).

Los estudios de Quetzalcóatl y de los toltecas han pasado, pues, por alternativas de escepticismo
y de historicismo. Este prevalece cada vez menos, si bien no se han solucionado las
contradicciones. En estas condiciones, ¿ qué hacer para distinguir mito de historia en textos que
pretenden relatar con precisión, año por año, acontecimientos del pasado tocantes a dioses o a
hombres o a ambos a la vez ? Para aclarar eso volvamos la mirada hacia estudios de comprobado
valor en los que los americanistas y más en particular los historicistas como Jiménez Moreno,
Kirchhoff, Nicholson o Davies hubieran tenido que inspirarse desde hace mucho tiempo,
examinemos los métodos de Georges Dumézil y de la "nueva mitología comparada".

La "nueva mitología comparada"

Problemas parecidos a los que nos preocupan han surgido con respecto a otros lugares y otras
épocas. En la interminable epopeya hindú del Mahabharata que relata la lucha de los Pandava
con los Kaurava, en la "leyenda" de Rómulo y Remo y de los inicios de Roma, en las sagas
escandinavas que narran la guerra de los dioses ases y vanes, en todos cuantos textos donde lo
maravilloso bordea lo cotidiano y lo plausible, generaciones de estudiosos también han
procurado descubrir un fondo histórico, pero con menos resultado aún que para los toltecas.
Acerquémonos primero a los antiguos germanos. La Ynglingasaga de Snorri Sturluson
(siglo XIII) presenta el Vanaland como un reino situado en el Don, al oeste del Asaland, cuyo
rey era Odín. Una guerra indecisa entre los dos países resultó en un compromiso y el intercambio

25
de rehenes. Más tarde Odín salió de conquista y tras una larga migración los ases llegaron a
Escandinavia.
Tomando este relato al pie de la letra, los investigadores se han esforzado en reconstituir
el itinerario preciso de la migración. Algunos pensaron que ocurrió en el siglo IV d.C. Otros,
apoyándose en la arqueología, se inclinaron por la invasión mucho más antigua de los
indoeuropeos en Germania. Olvidando que el conflicto entre ases y vanes tuvo lugar en la tierra
de origen, transformaron a los pacíficos vanes en los autóctonos de Germania, seguidores de una
religión muy diferente a la de los invasores y el conflicto vino a ser una especie de guerra de
religiones. Ahora bien, observa Dumézil (1959), en la mayor parte de las fuentes ases y vanes
son meramente míticos y sus representantes no son sino los grandes dioses escandinavos, con
Odín a la cabeza. Sturluson es la única fuente antigua que transforma estos mitos en historia.
Pero los historiadores le dan la preferencia, al igual que, en lo referente a los toltecas, la
Relación de la genealogía... de la que sabemos no faltaban motivos para depurarla. El
Mahabharata también ha sido manipulado para encontrar una trama de acontecimientos
auténticos. "¿ Qué acontecimientos ?" pregunta Dumézil (1981: 44), "bastaba descubrir, para
rechazarlas, cuantas proliferaciones sobrecargaron y cubrieron el dato primero". Y de nuevo se
evocaron las luchas entre invasores indoeuropeos y autóctonos. Previamente los "escépticos"
habían tratado, lo mismo que en América, de interpretar la epopeya en términos de mitos solares
o estacionales pero su proyecto compartió el destino de Seler y de Preuss y hasta hace unos
veinte años los historicistas permanecieron dueños del terreno.
¿ Cual es en cambio el método de Dumézil (1948: 12-13) ? Comparar y analizar,
acatando las reglas clásicas del sentido común, "utilizar toda la materia que se presenta,
cualesquiera que sean las disciplinas que la comparten provisionalmente y sin efectuar por sí
mismo cortes arbitrarios, observar detenidamente los datos con sus evidencias [...]; desconfiar de
los juicios tradicionales pero igualmente de las opiniones singulares y de las novedades de
moda ; evitar atarse por un lenguaje prematuro ; no considerar ni el atrevimiento ni la prudencia
como la virtud por excelencia pero servirse de ambos, comprobando constantemente la
legitimidad de cada enfoque y la armonía del conjunto".
Comparar, mas en terreno firme ; en otras palabras, solamente cuando hay orígenes
comunes — en la tocante a Roma, la India, Escandinavia, los celtas, los osetos... — , en el
cuadro de pueblos de filiación lingüística indoeuropea y dotados por lo tanto de un fondo común
ideológico. Por ejemplo, "ante un teologuema o un mito escandinavo es legítimo e incluso
metodológicamente necesario, antes de negarle significado y antigüedad, examinar si las
religiones de los pueblos más conservadores de habla indoeuropea [...] presentan alguna creencia
o algun relato homólogo. Tal puede ser el caso y ocurre que, por ejemplo en su versión india,
26
atestada con mayor antigüedad, y en libros escritos directamente por los depositarios del saber
sagrado, la estructura de tal fórmula, la intención de tal relato parezca más clara y relacionada
con mayor evidencia con la vida religiosa y social que en los escritas literarios del cristiano
Snorri" (Dumézil 1959: 22-23). Comparar finalmente, no rasgos aislados, sino tramas y
estructuras.
Con tales principios Dumézil pudo probar que en la base de la ideología de la mayor
parte de los pueblos indoeuropeos existía una concepción tripartita del mundo y de la sociedad
articulada en las "funciones" de soberanía, fuerza y fecundidad. La sociedad india estaba
dividida en brahmanes, guerreros y ganaderos-agricultores y la de la Irlanda antigua en druidas,
guerreros y hombres libres dueños de bueyes. La misma soberanía estaba repartida entre dos
polos, mágico el uno, religioso el otro. A la pareja rey-brahmán en la India correspondían el rex
y el flamen en Roma y el soberano flanqueado del druida entre los celtas. Mejor aún, en varios
pueblos indoeuropeos había auténticas tríadas de deidades vinculadas con las tres funciones. En
la India, Mitra y Varuna se encargaban de los dos aspectos de la soberanía, Indra de la fuerza y
los gemelos Asvín o Nasatya de la fecundidad-fertilidad. Los escandinavos invocaban a Tyr y
Odín, Thor el guerrero y Njördhr, Freyr y Freya, dioses de la riqueza, la prosperidad y la
fertilidad. En Roma había la tríada capitolina, Jupiter, Marte y Quirino.
Los romanos eran pobres en mitos y ricos en historia. Pero al ahondar en las cosas,
Dumézil comprueba que los cuatro primeros reyes de Roma eran meras personificaciones de las
tres funciones. Es sorprendente la oposición entre Rómulo, soberano "mágico", joven , ardiente,
arbitrario, de estirpe divina y Numa, de más edad, tranquilo, ordenado y escrupuloso; son
sorprendentes también las características de sus sucesores ya que ilustran perfectamente la
función ideológica de cada uno.
Cuando se fundó Roma, tan sólo estaban Rómulo y sus partidarios, hombres, guerreros
animados por el favor divino : existían, pues, el poder y la fuerza. Pero para que viviera la urbe
faltaba el tercer término complementario, la fecundidad-prosperidad, es decir las mujeres. Por
eso, Rómulo organizó el robo de las sabinas, lo que resultó en la guerra con los ricos sabinos.
Durante la lucha, la victoria fue incierta. Primero, al actuar por el oro y las mujeres, los sabinos
estuvieron a punto de triunfar : como dignos representantes de la tercera función sobornaron a
una vestal romana, Tarpeya, que los introdujo en el Capitolio. Pero Rómulo reaccionó invocando
al dios soberano. Como las cosas seguían indecisas, los adversarios hicieron la paz y se
fusionaron. Roma se volvió una ciudad completa y viable.
La manera en que la ideología estructura el relato lo hace de dudosa historicidad ; pero la
duda se vuelve certidumbre al constatar que existen narraciones equiparables en las mitologías
escandinava e india. En Escandinavia hay el célebre conflicto entre ases y vanes. Aquellos
27
dioses agrupaban las dos primeras funciones mientras que los vanes estaban encabezados por los
pacíficos y opulentos Njördhr, Freyr y Freya. Ahí también, un compromiso resultó de éxitos
alternativos. Además, algunos detalles permiten encontrar relaciones indudables con ciertos
mitos de la India en los que los dioses de las primeras funciones se oponen a los de la tercera,
supuestamente demasiado próximos a los hombres. En suma, el tema es indoeuropeo y es en esta
herencia donde se inspiraron los que compusieran la "historia" romana arcaica.
Dumézil siguió acumulando paralelos y pruebas durante unos cincuenta años, con
creciente éxito. Demuestra también la importancia de las tres funciones en el Mahabharata. El
conflicto entre los Kaurava cuyo jefe, Duryodhana, corresponde al demonio Kali, y los Pandava,
representantes de los dioses de la soberanía, de la fuerza y de la fecundidad, se acaba con una
batalla universal y una matanza espantosa, preludios de una era de paz y de justicia. Tenemos
aquí la transposición en epopeya del fin de una era cósmica y del principio de tiempos mejores,
tema que se vuelve a encontrar entre los escandinavos y los germanos en el mito de Baldr y del
crepúsculo de los dioses. De golpe toda interpretación historicista ya no tiene sentido.
Esta obra riquísima nos aprende que hay que respetar los datos, nunca eliminar cualquier
elemento sin motivo apremiante, y comparar. Comparar episodios de una misma fuente, aducir
otras tradiciones nahuas, comparar de nuevo con textos de distinto parentesco lingüístico: porque
Mesoaméríca es un área de civilización limitada y bastante homogénea donde la tremenda
diversidad de idiomas nunca constituyó un obstáculo.
En los capítulos que siguen presentaré, tras una breve crítica de las fuentes, primero un
resumen de lo esencial de las tradiciones cosmológicas del Altiplano mexicano, destacando lo
que contribuirá a interpretar los datos toltecas. Luego examinaré estos datos, presentando los
textos fase tras fase, agrupándolos cuando traten manifiestamente de la misma cosa, agregando
cuando sea necesario textos de otras partes, susceptibles de aclararlos. Al ensanchar el campo de
investigación en el espacio y el tiempo, podrá determinarse si estamos ante acontecimientos
únicos o, al contrario, ante temas míticos recurrentes. En cada etapa intentaremos comprender,
pero es cierto que si se trata de un sistema coherente y bien estructurado habrá que esperar al fin
del estudio para llegar a una percepción exacta. Sin embargo no hay que forjarse ilusiones: quizá
será posible de explicar más de lo que lo hacen los historicistas y a menor costo, pero muchos
pormenores quedarán oscuros. La documentación es demasiado pobre y los datos han sido
demasiado deformados, maltratados, mal entendidos y manipulados por los que los transmitieron
para que pueda llegarse a la total transparencia.

Las fuentes
28
No subsisten sino unos pocos manuscritos auténticamente prehispánicos, menos de veinte. Se
puede suponer que muchos fueron enterrados con difuntos de alto rango pero no resistieron al
tiempo y a la humedad. Por lo regular estaban conservados en santuarios, mas en caso de guerra
se quemaban los templos, lo que presentaba la ventaja de destruir al mismo tiempo la memoria
oficial del adversario, y en el México antiguo las guerras eran continuas. También se sabe que
cuando los mexicas derrotaran a los tepanecas, el rey Itzcóatl mandó quemar cuantos códices le
vinieron a las manos (Sahagún 1950-81, 10: 191; Texto 11 § 113). Estos manuscritos molestaban
a los nuevos dueños de Mexico, que querían acabar con el pasado, marcar el advenimiento de
una nueva edad, el Quinto Sol, y reescribir a su gusto la historia. Motecuhzoma II también hizo
reescribir los libros, con ocasión de su gran reforma religiosa de 1506-1507.5 Después siguieron
las destrucciones de la Conquista española y el celo catastrófico de ciertos misioneros, para
quienes los libros no contenían sino creencias diabólicas. Por último las turbulencias del primer
siglo de la independencia pueden igualmente haber causado la desaparición de manuscritos
sobrevivientes.
Son, pues, escasos los libros prehispánicos y no nos sirven de mucho ya que ninguno
relata la historia de los toltecas. Los llamados del grupo Borgia, de contenido religioso, eran
instrumentos de adivinación. En cuanto a los manuscritos históricos, son mixtecas y se limitan
las más de las veces a exponer los mitos del origen o la historia dinástica de tal o cual ciudad de
Oaxaca. Es cierto que en el Códice Vindobonensis, el dios 9 Viento, que figura con la
indumentaria de Quetzalcóatl y es designado por uno de sus nombres, desempeña un papel de
primera importancia, pero los investigadores actuales no se atreven a afirmar que se trate del
Quetzalcóatl de Tollan. De hecho es muy difícil relacionar los acontecimientos relatados en este
libro o en los manuscritos mixtecas en general con las otras fuentes relativas a Quetzalcóatl y los
toltecas. Una tesis norteamericana (Molloy 1983) muestra hasta el absurdo la vanidad de tal
empresa.
Sea lo que fuese, hablando de manuscritos mexicanos precortesianos hay que comprender
exactamente de qué se trata. En vez de escritura, estamos en presencia de dibujos acompañados
de glifos pictográficas a ideográficos, o en sistema rebus, de nombres de personas, ciudades o
fechas. Claro está que tal sistema no puede proporcionar tantas informaciones como el lenguaje
hablado y tampoco era su deseo. Ante todo, los libros eran recordatorios de series de
acontecimientos, de ritos, de fechas, de nombres, de atributos. Lo demás lo conocían de
memoria. Escribe al respecto el padre Juan de Tovar:

29
TEXTO 3. Tovar, Respuesta a Acosta 3b-4a:
Pero es de advertir que aunque tenían diversas figuras y caracteres con que escrevían las cosas,
no era tan suficientemente como nuestra escritura, que sin discrepar por las mismas palabras
refiriese cada uno lo que estava escrito; sólo concordavan en los conceptos. Pero para tener
memoria entera de las palabras y traça de los parlamentos que hazían los oradores y de los
muchos cantares que tenían, que todos sabían sin discrepar palabra, los quales componían los
mismos oradores, aunque los figuravan con sus caracteres, pero para conservarlos por las
mismas palabras que los dixeron sus oradores y poetas, avya cada día exercicio dello en los
collegios de los moços principales que avyan de ser sucesores a éstos, y con la continua
repetición se les quedava en la memoria sin discrepar palabra, tomando las oraciones más
famosas que en cada tiempo se hazían por método, para inponer a los moços que avyan de ser
retóricos; y de esta suerte se conservaron muchos parlamentos sin discrepar palabra, de gente en
gente, hasta que vinieron los Españoles que en nuestra letra escrivieron muchas oraciones y
cantares que yo ví y assí se han conservado.6

En lo esencial, las culturas mesoamericanas eran, pues, culturas de memorización. Las


representaciones pictográfícas eran a veces extremadamente sintéticas y simplificadas. Un
acontecimiento que ocupaba un solo dibujo podía engendrar un largo relato (Graulich 1979: 6;
Parmenter 1982: 42). Para ciertos episodios disponemos a la vez de versiones pictográficas y de
textos en letras de tipo latino en los cuales se reprodujeron lecturas de códices similares hechas
por especialistas indígenas. Siempre que se puede cotejar, los textos en letras latinas son mucho
más prolijos que las pictografías. Desde luego en tiempos antiguos era fácil hacer adaptaciones,
reinterpretaciones o transformaciones, voluntarias o no, en la lectura de los códices.
Se conservan copias coloniales de documentos perdidos. Una de ellas, el Códice
Vaticano A 3738 o Ríos, presenta los principales episodios del fin de Tollan en unas pinturas
realizadas en un estilo poco influido por el Occidente. Afortunadamente les acompañan
comentarios en italiano de primordial importancia.
Pero los principales documentos sobre los toltecas son textos en alfabeto latino
redactados ora en un idioma indígena, ora en castellano, italiano o francés. Provienen de
conquistadores, de cronistas oficiales, de funcionarios, de religiosos y, del lado indio, de nobles
aculturados. Algunos fueron testigos oculares del esplendor de la civilización azteca, otros eran
polemistas, historiadores o precursores de la etnografía moderna al investigar sobre el terreno y
al hacerse explicar los manuscritos pintados. Todos eran cristianos, incluso los letrados indios;
para todos la cultura prehispánica era algo más o menos exterior y foráneo. Exceptuando tal vez
a los conquistadores, todos eran tributarios de informantes diversamente competentes y
cooperantes. El azteca que comentó los dibujos en que se basa la Historia de los Mexicanos por
sus pinturas era evidentemente menos prolijo que su colega que informó al autor de la Leyenda

5
Graulich 1994 c. 4.
30
de los Soles. El primero se conformó con breves explicaciones, el otro recitó mitos enteros
memorizados. El noble descendiente de la casa real de Texcoco, don Fernando de Alva
Ixtlilxóchitl (Sumaria relación de las cosas... III; 1975-77, 1: 287-88), pretende rectificar los
numerosos errores en que incurrieron los cronistas españoles, víctimas de individuos que por
ignorancia o mala voluntad les dieron falsas informaciones. Pero cabe preguntar si los sacerdotes
aztecas que no vacilaban en matar a sus propios hijos convertidos (Mendieta III c.25-27; 1945, 2:
80-86) habrían informado mejor a los letrados indios. Además, los informantes debieron de
escasear bastante en una tierra donde hubo un colapso demográfico sin par en la historia. Es en
parte por temer la desaparición total de los indios por lo que el franciscano Bernardino de
Sahagún, nuestra mejor fuente, emprendió su monumental enciclopedia de la civilización azteca.
Casi siempre los testimonios fueron redactados a petición de los españoles o a su
intención. Ahora bien, los colonizadores se interesaban ante todo por la religión y la historia: la
religión ora porque era preciso explicar su carácter abominable, con sus innumerables sacrificios
humanos, ora porque buscaban en ella huellas del cristianismo o por lo menos el culto de un dios
único. La religión y principalmente los ritos quizás puedan revelar posibles supervivencias
paganas. No interesaban mucho los mitos sino cuando traían a la memoria la Biblia o cuando
hablaban de Quetzalcóatl. El árbol prohibido del paraíso, la "Torre de Babel" de Cholula, las
vírgenes-madres inquietaban a los misioneros. Ilustraban la táctica del diablo que revelaba
algunas verdades para engañar mejor con mil absurdos; o si no, probaban que los indios tuvieron
conocimiento de las Sagradas Escrituras o incluso, que eran originarios de Israel. Pero
¡cuidado! : si el mito era demasiado parecido a tal o cual episodio de la Biblia, se le rechazaba.
Durán (Ritos c.1; 1967, 1:12) narra que según un viejo indio, los toltecas se fueron hacia el este y
que al llegar a la costa su jefe Topiltzin hendió las olas con su bastón para entrar en el mar.
Convencido de que el hombre le recitaba el Éxodo, Durán no le escuchó más. Puede ser que nos
haya privado de un mito interesante ya que los mayas guatemaltecos también afirmaron haber
cruzado el mar a secas cuando, al salir de Tollan, emprendieron su largo viaje al Oriente
(Título... 1950: 216). En cuanto a la historicidad de Quetzalcóatl, parecía tanto más cierta cuanto
que los indios contaban su vida como si relataran la vida de un rey mexica o un acontecimiento
de la Conquista: tal cosa ocurrió en tal año y en tal lugar. ¿ Por qué dudar en presencia de tantas
precisiones ? Además, estaba permitido creer incluso cosas poco verosímiles sobre Quetzalcóatl
ya que si era un misionero cristiano, podía haber hecho milagros.
Descuidábanse los otros mitos. Se los truncaba por no fastidiar al lector, o porque eran
indecentes o pueriles. Si se registraban a pesar de todo, era en forma muy abreviada, sin

6
Ver también Motolinia, Historia, Epístola proemial; Garibay 1953-54, 1: 29; Baudot 1977: 28-29; León-Portilla
1968: 65-72.
31
preocuparse por su procedencia. Peor aún, algunas veces no vacilaban en aunar testimonios de
distintas procedencias y por lo tanto en crear mitos nuevos.
La historia interesaba siempre que pareciera genuina conforme con los criterios
occidentales de la época. Eran hechos y no fábulas lo que deseaban los cronistas encargados de
informarse sobre el pasado de los indígenas. Al defender sus derechos, los indios producían
documentos para probar que sus antepasados se asentaron en tal o cual tierra siglos atrás: pero
dejaban de precisar que los primeros habitantes eran dioses. Los historiadores aculturados
querían ensalzar su pasado prestigioso: no podían ser míticas las hazañas de antaño. Por eso se
despojaban los relatos excesivamente adornados y se eliminaban los aspectos legendarios.
Las fuentes menos afectadas por esas deformaciones son las redactadas en náhuatl,
primero porque se dirigían en menor grado a los españoles y luego porque a menudo no hacen
sino registrar recitaciones basadas o no en códices. Sus defectos son ante todo los de la
historiografía azteca y se reflejan por supuesto en los documentos en castellano.
Hay el hecho de que entre los antiguos mexicanos la historia era siempre la de una ciudad
particular, de un solo pueblo. Era tal el etnocentrismo que "no habrá villeta ni estanzuela, por vil
que sea, que no aplique a sí todas las grandezas que hizo Motecuhzoma y que ella era exenta y
reservada de pensión y tributo, y que tenía armas e insignias reales, y que ellos eran los
vencedores de las guerras" (Durán Historia c.30; 1967, 2: 473; también Ixtlilxochitl Sumaria
relación de las cosas 1975-77, 1: 286-88; Eschmann 1976: 50-57). De ahí resultarán las
desesperantes contradicciones de las crónicas. Ya quedó dicho que al extender su hegemonía un
pueblo no vacilaba en destruir los libros de los vencidos con el fin de reescribir la historia a su
gusto. ¿ Cómo se presentaron a sí mismos los mexicas después del auto de fe de Itzcóatl en
1428 ? Como pobres migrantes o nómadas que sufrieron mucho durante sus largas
peregrinaciones. Si lograron triunfar, fue gracias a su guía y dios protector Huitzilopochtli que
les había prometido una tierra maravillosa y la dominación del mundo. Pero era un tema mítico
constante el de los pobres recién llegados — los menores, los sobrinos en el plano de los
términos de parentesco — que acababan derrotando a los autóctonos sedentarios, tan arrogantes
y opulentos como decadentes. Podremos darnos cuenta de ello al adentrarnos en el estudio de la
juventud de Quetzalcóatl.
Empero, ¿ qué ocultaban detrás de aquel tópico mítico ? Si una vez establecida su
dominación, los mexicas siguieron temiendo que se conociese el contenido de los libros
antiguos, era porque habrían aparecido como lo que eran, una banda de usurpadores. Indican,
pues, la arqueología y algunos pocos textos sugestivos que en el lugar donde los mexicas
tuvieron la visión del águila sobre el nopal y donde afirmaron haber encontrado meros pantanos
e islotes desiertos, había ya un asentamiento posiblemente habitado por adoradores de
32
Quetzalcóatl.7 El auto de fe permitió ocultar la preexistencia de la ciudad e iniciar además una
verdadera revolución religiosa de la que se hablará más adelante.
Los mesoamericanos manipulaban, pues, la historia. Capítulos enteros del pasado mexica
fueron reemplazados por mitos. Mas el mito se infiltraba en todas partes para modelar y
estructurar. Ya vimos que la transmisión del saber era principalmente oral. Por ser limitada la
capacidad de memorización no se puede esperar un recuerdo preciso más allá de dos o tres
siglos, probablemente el doble si existen libros mnemotécnicos. Para períodos más antiguos el
discurso se funde en lo duradero y permanente, es decir en estructuras míticas intemporales.
Además, la historia de los hombres continúa la de los dioses, incluso en los manuscritos
históricos de la Mixteca. Por último, la concepción mesoamericana de la historia era más bien
cíclica, como la cristiana, si bien cada ciclo tenía un principio y un fin siendo éste concebido
como parecido a una vuelta al punto de partida. Para los indios, un año, una vida, un reino, un
imperio y una edad eran similares a un día precedido por el alba y seguido por el crepúsculo y la
noche. A una edad la llamaban un Sol. Al morir el rey el pueblo se hallaba en las tinieblas. En un
año había dos partes: la estación de lluvias equiparada con la noche y la temporada seca,
equiparada con el día.
Si el mito concierne ante todo a los períodos más antiguos y a los orígenes de los pueblos
mesoamericanos, se incorpora también a las grandes articulaciones de los tiempos históricos,
incluso contemporáneos si hay un acontecimiento excepcional. Modela además al pasado
reciente aún cuando no parece imprescindible. Abundan lo desacostumbrado, lo maravilloso, lo
irreal y lo ficticio en las crónicas mexicanas del siglo XVI. Siempre predomina lo religioso. El
mismo fenómeno se observó en el Egipto antiguo (Frankfort 1951: 30).
Pongamos por ejemplo al caso de Tlatelolco, ciudad hermana de Mexico fundada en el
mismo islote. La mayor parte de las crónicas mencionan su conquista por los mexicas durante el
reino de Axayácatl. He aquí pues un hecho histórico reciente e importante ya que se relaciona
con el mismo corazón del imperio. No obstante, una fuente (Oviedo II, 36 c.46; 1959, 4: 222)
sitúa la conquista durante el reino de Moteczuma II y agrega además pormenores totalmente
inconciliables con lo que se sabe por otra parte. Según este testimonio Moteczuma habría
tomado por yerno al rey de Tlatelolco, llamado aquí "Samalce", a fin de engañarle. Luego lo
habría convidado a un banquete con su gente y les habría mandado matar a todos. Mas el tema
del banquete-trampa es un tópico: en una edad anterior y en circunstancias similares los olmecas
xicalancas habrían exterminado a los gigantes autóctonos, y la misma proeza fue atribuida

7
Ver Vega Sosa 1978, 1979; Lehmann (1958: 26) trata de la mayor antigüedad de Mexico; también Zantwijk 1962,
Graulich 1974. Hay alusiones en algunos textos: Sahagún X c. 29 mexicas (1950-81, 10: 196); Textos 68, 158;
Torquemada 1969, 1: 199, 258. Tenochtitlan figura en la Mapa de Cuauhtinchan n°2, en tiempos chichimecas:
Bittman Simons 1968: lám. IV p.61.
33
igualmente a los tlaxcaltecas (Torquemada I c.13, 1969; c.1: 35-36; Durán Hist. c.2; 1967, 2:
25). Las demás fuentes tocantes a la caída de Tlatelolco contienen también elementos míticos
(Graulich 1979; 1990: 265-7).
En consecuencia hay que ser prudente antes de aceptar como cierto cualquier
acontecimiento "histórico": si bien puede parecer verosímil, su contexto puede ser puramente
mítico. Y la incertidumbre aumenta conforme nos remontamos en el pasado. A todo lo anterior
debe sumarse el que, al presentarse el mito en versiones diferentes, la memoria colectiva no
escoge: yuxtapone en lugar de seleccionar, incorpora, repite, aglutina. La historia aderezada por
letrados especializados en la manipulación hace frecuentemente lo mismo: así se explican esas
versiones contradictorias respecto a Quetzalcóatl.
La inevitable adaptación de la historia a las necesidades de las estructuras míticas está
ilustrada por el hecho de que ciertos acontecimientos se relacionaban sistemáticamente con
fechas simbólicas, aniversarios de prototipos míticos. Las hambres eran asignadas a los años
Conejo y con preferencia a 1 Conejo, aniversario de la creación de aquel monstruo hambriento
que era la tierra. Los principios, las partidas estaban vinculados con un año 1 Pedernal, por
ejemplo la salida de los mexicas de su tierra de origen o la entronización de su primer rey
Acamapichtli. Obviamente tales asociaciones míticas o rituales ponen en peligro la sacrosanta
cronología de los historicistas.
Así pues, el calendario mexicano presenta ya bastantes dificultades. Hay que recordar
que por faltar una cuenta larga a partir de un año cero, una misma fecha vuelve cada 52 años.
Imaginemos que nuestras años fueran designados por meras abreviaciones como '89, '14-'18, '45,
etc. ¿ Qué hacer para saber en qué siglo ubicar tal o cual acontecimiento histórico ? Sería fácil si
dispusiéramos de anales continuas que permitieran remontarse en el tiempo a partir del presente.
Pero en ausencia de tales anales habría que proceder por recortes y no hay duda de que se
incurriría en errores frecuentes más o menos graves. Los cronistas del siglo XVI se enfrentaron a
este problema y no acertaron siempre a resolverlo. Desde luego ciertas secuencias fueron
trastornadas; por ejemplo, un hecho asignado al año 1 Pedernal en tal fuente está computado 52
o 104 años antes de tal otro acontecimiento l Pedernal en otro documento, aunque en realidad
fuera contemporáneo, o 52 años posterior.
Además, en los últimos decenios se ha planteado si el nombre de un mismo año no
pudiera haber sido diferente de una región, hasta de una ciudad a otra. Entre los mexicas 1519
corresponde a 1 Caña pero entre los mixtecas 1 Caña era 12 años antes. Un hecho relativamente
tan reciente como la entronización de Huitzilíhuitl (ca 1395) está computado en 1 Casa, 3 Caña,
7 Caña, 8 Pedernal, 11 Caña, 10 Conejo, 2 Caña, 3 Pedernal, 4 Casa, 1 Caña y 2 Casa según las
fuentes (Davies 1973: 203-4). Aún teniendo en cuenta posibles fechas rituales no identificadas,
34
las divergencias son demasiadas para ser atribuidas a meros errores. Debe, pues, aceptarse la
hipótesis de cuentas de año diferentes. Sabemos además a ciencia cierta que los "meses"
principios de año no eran los mismos en todas partes, lo que debía de influir en los días
"portadores de año".8
Puede ser, pues, que un mismo hecho estuviera computado bajo distintas fechas. Pero lo
habrían perdido de vista los cronistas del siglo XVI, ya fueran indios o españoles. Ahora bien, lo
que se pedía en esta época ya no era la historia de tal o cual ciudad sino la de Nueva España en
general o por lo menos de parte de ella. Los cronistas se esforzaron por sintetizar las
informaciones. Apoyados en sus códices de distintas procedencias asentaron los acontecimientos
año por año sin darse cuenta de que lo registrado en un códice bajo la fecha 13 Conejo fuera en
realidad anterior o posterior a tal otro acontecimiento de 13 Conejo en otro códice, o sin darse
cuenta de que los hechos de dos años diferentes pudieran ser idénticos. Ocurre, pues, que en sus
escritos los efectos preceden a las causas, que figuras contemporáneas se encuentran en épocas
diferentes, que una guerra de un año se extiende a lo largo de decenios, que se trastornan los
episodios de un mito. Incongruencias de este tipo afectan en particular los Anales de
Cuauhtitlan. En otras fuentes habrán contribuido a la dislocación de los mitos, fenómeno en el
que ahondaremos más adelante.

El presente trabajo es la traducción y la amplificación de dos capítulos de mi tesis doctoral


presentada en 1999 (y publicada en Graulich 1987, 1990, 1997, 2000). Se han agregado los
mismos textos que tratan de Quetzalcóatl y de los toltecas por motivos metodológicos evidentes
y también porque estos textos son fundamentales para la comprensión de las religiones
mesoamericanas, ya que incluyen casi todos los mitos básicos. Podemos hablar sin exageración
de una verdadera "Bíblia" de los indios de México.
No se pretende hacer una publicación nueva y crítica de dichos textos, sino relacionarles
entre sí y mostrar su coherencia. He pues utilizado las ediciones más corrientes y asequibles. En
algunas casos, cuando necesario, he corregido tal o cual traducción del náhuatl al castellano. Los
pasajes enmendados están subrayados.
El Apéndice proporciona algunas informaciones y comentarios sobre las fuentes citadas.
Se han utilizado principalmente los cuatro volúmenes del Handbook of Middle American Indians
dedicados a las fuentes etnohistóricas.

8
Sobre este tema ver Jiménez Moreno 1953, 1959; Kirchhoff 1950, 1954-55; Caso 1967; Davies 1973, 1977; Prem
1983.
35
Quisiera expresar mi reconocimiento a Johanna Broda, Miguel Rivera Dorado por sus
valiosas observaciones y sugerencias. A Victoria Solanilla, agradezco haber con infinita
paciencia leído y corregido el manuscrito. Gracias también a Guilhem Olivier quien leyó y
comentó con su acostumbrada penetración esta versión revisada.

PROLOGO : LOS MITOS DE CREACION

Los orígenes del mundo

Ninguna fuente describe de manera exhaustiva, coherente y detallada la teogonía y la cosmología


mexicana. A juzgar por los fragmentos o los resúmenes conservados debían de ser muchas las
versiones diferentes. Existe una, conocida también entre los mixtecos y los mayas, que puede
haber sido fundamental, de la cual las otras no serían sino variantes o transformaciones. Varias
ilustraciones en códices prehispánicos o copias coloniales de tales códices confirman su
autenticidad. Se la puede resumir de la siguiente manera (Graulich 1979, 1980, 1981, 1983 ... ).
En el principio no había sino la pareja creadora llamada Ometéotl, "Dios Dos", o
Ometecuhtli y Omecíhuatl, "Señor Dos y Señora Dos", o Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl, "Señor
36
y Señora de nuestra Carne". Una pareja, pues, que por ser masculina y femenina reunía todas las
oposiciones características del universo. El pensamiento náhuatl asociaba lo alto, lo ígneo, lo
luminoso, lo celeste, lo aéreo, lo ligero y lo activo al masculino y lo bajo, lo material, lo oscuro,
lo terrestre, lo acuoso, lo pesado y lo pasivo al femenino.
En cierto momento, la pareja se puso a procrear e instaló a las primeras criaturas, los
dioses, en un fértil paraíso donde vivían sin fin y en perfecta armonía. Su único deber era
reconocer su dependencia con respecto a sus creadores (T.95). Por eso se humillaban
extrayéndose sangre de diversas partes del cuerpo y ofreciéndosela a Ometéotl (Métraux 1967:
15-17 registra creencias parecidas en la América del Sur).
Un árbol del paraíso era el símbolo del total acuerdo entre creadores y criaturas. Estaba
prohibido tocarlo. Mas una diosa, llamada Xochiquétzal, Itzpapálotl, Cihuacóatl o Ixnextli... fue
tentada y cogió una flor o un fruto; dicen también que "los dioses" cortaron flores y ramas. Se
rompió el árbol, lo que significaba la ruptura con los creadores. Los dioses fueron exiliados a la
tierra, a las tinieblas, donde desde entonces son presa de la muerte.
Algunas versiones permiten precisar la índole de la transgresión. "Coger la flor" era
metáfora de relaciones sexuales. En realidad, Xochiquétzal sucumbió a la culpable solicitación
de un dios, Piltzintecuhtli o Tezcatlipoca, e hizo el amor con él. Pro-crearon sin permiso,
negando la superioridad a la pareja creadora y usurpando su exclusivo derecho de crear.
Xochiquetzal murió dando a luz a Cintéotl, "Dios Maíz", asimilado simultáneamente al primer
hombre, al lucero del alba que aparece al este, en la tierra huaxteca, al fuego culinario y por
supuesto al maíz. Al salir la estrella por el Oriente refluyeron las aguas que cubrían la tierra. Así,
la transgresión que causó la pérdida del paraíso, de la proximidad a Ometéotl y de la vida sin fin,
trajó a guisa de compensación la tierra habitable, Venus, primera luz en el cielo, la vida breve
pero con sucesión de generaciones y por fin las bases de la cultura : el maíz y el fuego.
Esta versión, muy difundida, debía ser muy antigua. Pero en la Historia de los Mexicanos
por sus pinturas y la Historia de Mexico, fuentes que presentan tradiciones esencialmente
chichimecas y mexicas tardías, la transgresión parece ser muy diferente. La Historia de los
Mexicanos por sus pinturas cuenta primeramente que la pareja creadora engendró a cuatro hijos :
el Tezcatlipoca rojo, llamado también Camaxtli (otro nombre de Mixcóatl), el Tezcatlipoca
negro, "el mayor y peor", Quetzalcóatl y Huitzilopochtli. Unos 600 años después los cuatro se
pusieron a crear. Hicieron el fuego, un medio sol, los primeros hombres, los días y los meses, los
dioses infernales, los cielos, un caimán grande (el cipactli) en el agua y el dios de la lluvia con su
esposa. Crearon la tierra a partir del cipactli.
No se puede confiar demasiado en el orden de sucesión de aquellos acontecimientos. En
el manuscrito hay errores y lecturas erróneas del códice que le sirvió de base. Además, el texto
37
es muy conciso. Uno se pregunta por ejemplo donde vivían los primeros hombres, Oxomoco y
Cipactónal, encargados de labrar la tierra que no existía aún. Es igualmente excesiva la brevedad
del relato de la creación de la tierra. Por suerte hay más detalles en la Historia de Mexico:

TEXTO 4. Historia de Mexico 1965: 108:


Dos dioses, Quetzalcoatl y Tezcatlipuca bajaron del cielo a la diosa Tlaltecutli, la cual estaba
llena por todas las coyunturas de ojos y de bocas , con las que mordía, coma bestia salvaje. Y
antes de que fuese bajada, había ya agua, que no saben quién la creó, sobre la que esta diosa
caminaba. Lo que viendo los dioses dijeron el uno al otro. "Es menester hacer la tierra". Y esto
diciendo, se cambiaron ambos en dos grandes sierpes, de los que el uno asió a la diosa de junto a
la mano derecha hasta el pie izquierdo, y el otro de la mano izquierda al pie derecho. Y la
apretaron tanto, que la hicieron partirse por la mitad, y de la mitad ante las espaldas hicieron la
tierra y la otra mitad la subieron al cielo, de lo cual los otros dioses quedaron muy corridos.
Luego, hecho esto, para compensar a la dicha diosa de los daños que estos dos dioses la habían
hecho, todos los dioses descendieron a consolarla y ordenaron que de ella saliese todo el fruto
necesario para la vida del hombre. Y para hacerlo, hicieron de sus cabellos, árboles y flores y
yerbas; de su piel la yerba muy menuda y florecillas; de los ojos, pozos y fuentes y pequeñas
cuevas; de la boca, ríos y cavernas grandes; de la nariz, valles y montañas. Esta diosa lloraba
algunas veces por la noche, deseando comer corazones de hombres, y no se quería callar en tanto
que no se le daban, ni quería dar fruto si no era regada con sangre de hombres.

Este mito no es tan diferente como parece del mito del paraíso perdido. Aquí la agresión
ilícita contra Tlaltéotl resulta igualmente en la aparición de la tierra y de las plantas útiles y en la
necesidad de la muerte.9
Desde la transgresión y el quebramiento del árbol la pareja suprema se retiró al cielo más
alto, lejos de todo. Sigue sin embargo con su actividad creadora: saca lumbre con dos palos y las
chispas, al caer en las entrañas de la mujer, se convierten en principios de vida. (Una creencia
similar existe por ejemplo entre los alacaluf de Patagonia: Bird 1946: 79). En cuanto a las
criaturas, dioses y hombres, estaban desterradas en la tierra y en la eterna noche, alumbrada
solamente por la estrella de la mañana. Resolvieron crear el sol y la luna con el doble fin de
hacer la tierra realmente habitable y de recobrar el paraíso y la luz eterna. Dos dioses se
sacrificaron pues en Teotihuacan, a medianoche, arrojándose a una hoguera (T.52-55). Uno
emergió transformado en sol y ascendió al cielo, donde le acogió la pareja creadora: logró
restablecer el contacto. El otro se volvió la luna o el astro de la tarde.
El mito de Teotihuacan es el prototipo de toda clase de sacrificio humano. En matándose
voluntariamente, en quemando la envoltura de materia que apresa la chispa celestial y la
encadena a la tierra, los dos héroes vencen a la muerte y hacen posible una supervivencia en un
más allá. Mejor aún, recuperan parcialmente el paraíso perdido y en apareciendo como sol y
luna, establecen las moradas felices del otro mundo en las cuales se acogerán en adelante los

38
difuntos de mérito. Después de muertos, los guerreros heroicos irán a regocijarse a la Casa del
Sol de la mañana: acompañarán al astro ascendente en un brillante cortejo; por la tarde pasarán
al paraíso lunar de Tláloc, transformados en pájaros y mariposas. Al Tlalocan de la tarde irán
también las mujeres valientes: las que hayan muerto en el parto y los beneméritos eligidos por el
dios de la tierra y de la lluvia. Antes del sacrificio de Teotihuacan todos descendían al Lugar de
los Muertos y ninguno salía de allí. En adelante la vida sin fin es restaurada parcialmente.
La tierra desgarrada exigió sangre y corazones; al levantarse por primera vez, el sol a su
vez exige sacrificios humanos para abastecerse él y la tierra e instaura con este fin la guerra
sagrada.
Por último, en apareciendo, el sol establece un sistema intermedio entre las dos
modalidades del universo exploradas hasta entonces por el mito, entre la luz eterna del paraíso
original y la oscuridad perpetua del exilio en la tierra. En adelante hay alternancia, alternancia
del día y de la noche, de la temporada seca, asimilada al día, y de la temporada de lluvias
asimilada a la noche.
Al llegar a este punto, hace falta mencionar un elemento estructurador fundamental del
pensamiento mexicano, es decir su concepción del día. La Historia de los Mexicanos por sus
pinturas insiste dos veces en el hecho de que al llegar al cénit al mediodía, el sol da media vuelta
y lo que se ve en la tarde no es sino su luz:

TEXTO 5. Historia de los Mexicanos 1941: 212:

[...] y dicen que lo que vemos no es sino la claridad del sol, y no al sol, porque el sol sale a la
mañana y viene fasta el medio día, y de ahí se vuelve al Oriente para salir otro día, y que lo que
de medio día fasta el ocaso paresce es su claridad y no el sol, y que de noche no anda ni parece [
...]

Fuentes etnográficas y etnohistóricas permiten precisar que en la tarde su luz se refleja en


un espejo negro. Ahora bien, tal espejo es el atributo principal de Tezcatlipoca, "Espejo
humeante", el cual se confundía de alguna manera con este símbolo de la noche y de la tierra
(Ruiz de Alarcón II c.8; 1892: 162). Por eso es un falsa sol lo que se ve en el cielo, un astro que,
lo mismo que la luna, recibe su luz de otro, y en particular, un sol de unión de los contrarios,
porque está compuesto por un lado de noche y por otro lado de claridad solar reflejada. Es un
astro macho y hembra a la vez, un "sol lunar". Si en la tarde el cortejo del astro consta de
mujeres muertas de parto, es porque, al igual que el sol lunar de unión de los contrarios, ellas
también son a la vez hombres (guerreros) y mujeres.

9
Sobre los mitos ver Graulich 1979, 1990b; López Austin 1990; Olivier 1997...
39
La historia del universo tal como acabamos de relatarla coincide con el modelo del día.
Al principio, en el cénit, en la cumbre, está la pareja suprema que crea un paraíso caracterizado
por la perfecta armonía con las criaturas : es la unión de los contrarios en el sol de la tarde — lo
cual parece confirmar la interpretación de Tamoanchan como "Casa de la bajada" (Seler 1902-
23, 1: 437; 2: 1033-4; 4: 5; sobre el significado del nombre, ver también López Austin 1994: 85-
7) — sobreentendido del sol. La transgresión, la primera copulación que ocasiona el
quebramiento del árbol, símbolo de la unión, corresponde obviamente al crepúsculo, ya que el
resultado es la irrupción de las tinieblas y la aparición de una primera estrella. En el plano astral
la copulación corresponde a la del sol que al ponerse entra en la tierra y la fecunda. Como atrás
queda dicho, noche y estación de lluvias son iguales: por esa el maíz nace al anochecer. El salto
a la hoguera ocurre a medianoche — es cuando nacen los astros verdaderos. Diametralmente
opuesto al fuego de Teotihuacan, luz en medio de la noche, es el espejo negro que aparece a
mediodía: los contrarios se engendran mutuamente. En cuanto a la salida del sol, es el comienzo
del día, de la temporada seca y de la estación de la guerra, que es cuando empieza la guerra
sagrada destinada a alimentar al sol y a la tierra. Es también el principio de la cosecha:
almacenar el maíz para los hombres corresponde al almacenar la comida de los dioses, las
víctimas del sacrificio.
Además de ser el paradigma de todo tipo de vida o de reino, el modelo del día determina
la concepción de su historia. Veremos luego que para los antiguos mexicanos, hubo varias
edades sucesivas del mundo. Una edad estaba equiparada a un día y por eso se la llamaba un Sol.
La historia de un pueblo se conformaba a menudo a la de una era. Es cierto en lo
referente a la historia de los aztecas mexicas y de los mayas quichés.

40
Pongamos por ejemplo a los mexicas. Se dicen oriundos de una tierra mítica, Aztlan, donde
viven sin fin en total armonía con otras naciones. Es el paraíso inicial, la unión de los contrarios,
la tarde. En lugar de una transgresión surge un conflicto entre los pueblos cuando el uno niega
los derechos superiores del otro — lo mismo que en Tamoanchan donde pretendieron igualarse
con los creadores. El desenlace es el destierro de Aztlan y la separación de los pueblos, hecho
señalado en los códices por la representación de un árbol quebrado (en los códices mixtecas, los
primeros habitantes del país salen de un árbol hendido). Los mexicas son los últimos en ponerse
en marcha para efectuar largas peregrinaciones en la noche, es decir en el inframundo. En
adelante conocen el dolor y las penas. Pero en Coatépec cerca de Tula, en medio de su viaje, a
medianoche, su dios protector solar Huitzilopochtli se encarna y vence a las potencias de la
muerte que procuran detener al pueblo elegido en lo más hondo del infierno. Prosiguen hasta la
Tierra prometida y cuando llegan el sol se levanta para ellos. En la laguna de Mexico tienen la
visión del águila comiéndose una culebra sobre un nopal. Es el símbolo del sol vencedor de la
oscuridad y de los autóctonos, es el árbol de la estación seca emergiendo de las aguas de la otra
estación. En adelante conquistarán para alimentar al sol, crearán su imperio y aplastaran a los
autóctonos, es decir a los otros pueblos llegados al Valle antes que ellos.
Mas el modelo del día les dicta también su destino. En el cénit, el falso sol sustituye al
verdadero, los contrarios se unen en vez de oponerse, los conquistadores abrazan la cultura más
avanzada de los vencidos y se hacen absorber por ellos. La época se vuelve paradisíaca, la vida
41
bella y agradable, pero se acerca el crepúsculo. Resultan ser los españoles los que llegan.
Moteczuma es avisado: un día, a mediodía exactamente, se le muestra un fenómeno extraño, un
pájaro con un espejo negro en la cabeza (T.168). En el espejo, el rey ve primero el cielo
estrellado, luego jinetes peleando. Este espejo es obviamente la noche que va a caer sobre el
imperio. Mas ya no será Moteczuma el que asistirá al desastre final: será Cuauhtémoc, "Águila
que cae", el sol poniente.
La historia de los quichés se caracteriza por una estructura equiparable. Después de su
salida de la tierra de origen, Tulan, andan vagando durante años. Cuando llegan a la Tierra
prometida, el sol de la edad presente se levanta para ellos y empiezan las guerras de conquista.
Intento probar en este libro que lo que se sabe a ciencia cierta de la supuesta historia tolteca
puede resumirse en aquel modelo paradigmático de la vida de un imperio o de una edad.
Veremos que los toltecas también vinieron de una tierra de origen mítica de la que fueron
desterrados tras un conflicto; que sus peregrinaciones también estuvieron marcadas por un
acontecimiento central: el nacimiento de su Sol en medio de la noche, que fundaron luego un
imperio que se volvió paradisíaco y donde ocurrió una transgresión por la cual todo empezó de
nuevo.
Historia que en ciertos aspectos parece "circular", y de manera repetitiva: el fin mítico de
los toltecas, inspirado en mitos de Soles anteriores, influye a su vez en el relato de la caída del
imperio azteca. Historia que se repite, pero con variaciones, y dirigida hacia un objetivo : la
recuperación del paraíso perdido, si bien hay que perderlo de nuevo necesariamente. Asimismo
una concepción de la historia en la que el pueblo elegido participa íntimamente, en estrecha
relación con el dios que le representa, en la creación del mundo completo, es decir provisto de
los astros que deben asegurar la fundamental alternancia de los principios contrarios. Historia
repetitiva pero que aproxima a las criaturas cada vez más a los creadores y al cielo más alto, por
lo menos según algunas escuelas antiguas. Es lo que nos enseña la doctrina de las eras del
Códice Vaticano Ríos y podemos preguntarnos si los sabios mesoamericanos no imaginaban
varios ciclos grandes de cuatro edades que debían desembocar en el restablecimiento completo
de la unión con los creadores. Desafortunadamente, puede ser que nunca se sepa de cierto, por
falta de textos y sobre todo porque desconocemos totalmente las especulaciones de los
sacerdotes ya que, al parecer, ningún sacerdote mesoamericano consintió en informar a los
españoles. También es difícil averiguar si era implícita o explícita esta visión del mundo muy
coherente, estructurada y totalizante. Lo cierto es que se desprende claramente del análisis
cuidadoso de los mitos y de los ritos, si bien son fragmentarios, dislocados y unidos de manera
repetitiva. Pero falta saber si los sabios de antaño tuvieron conciencia de la estructura. ¿ El
aparente desgarramiento de los mitos era consecuencia de una doctrina que se iba deshaciendo o
42
estamos en presencia de mitos y ritos que "se pensaban a si mismos" (Lévi-Strauss) hasta
fundirse en una estructura subyacente llegada o no a la conciencia ?
Por otra parte, la antigua religión del Altiplano mexicano tal como se la presenta aquí es
en cierta medida una religión de salvación más que una religión de tipo arcaico, analítico, no
totalizante, dependiente del pensamiento mítico. Desde el siglo XVI, a los misioneros les
sorprendieron algunos rasgos que evocaban sus propias creencias, pero no se dieron cuenta o no
quisieron darse cuenta de que la misma economía del sistema era muy equiparable a la del
cristianismo. En ambas religiones, hay una transgresión original de fatales consecuencias,
principalmente en la separación con respecto a la deidad suprema, el mundo sumergido en las
tinieblas sin esperanza de supervivencia hasta el sacrificio redentor que establece o abre las
moradas del más allá; en ambas, hay también necesidad individual de apartarse del mundo y de
participar del sacrificio fundador para vivir después de la muerte. En el plano colectivo, antes de
la salvación hay en los dos sistemas un pacto que vincula indisolublemente al pueblo a su dios
durante las peregrinaciones y después en la Tierra prometida. Estamos pues en presencia de un
tipo de religión que en el Viejo Mundo sólo se encuentra a partir del "período axial" del primer
milenio a.C., época en la que ocurrieron las grandes simplificaciones y sistematizaciones de las
religiones organizadas en adelante en torno a un tema central unificador. Es cierto que en
Mesoamérica este tema central parece menos explícito, cuando no menos consciente, tal vez
porque en las fuentes no tenemos ningún comentario hecho por un especialista: sacerdote,
pensador o filósofo indio. Por otro lado, la religión del Altiplano mexicano sigue singularmente
prisionera del politeísmo clásico o naciente, hasta el punto de que el principio unificador haya
podido permanecer ignorado hasta hoy.
¿ Será una religión de salvación que en cierta medida estaba desprendiéndose del tipo
"religión del pensamiento mítico" o por el contrario estaba corrompiéndose ? Y ¿ qué decir de
posibles contactos con el Viejo Mundo, para explicar la presencia en América de una religión de
tipo "post-período axial" ? Es una hipótesis superflua porque la religión mesoamericana con
todas sus variaciones está profundamente enraigada en un fondo común al continente americano
en su totalidad. Si Tezcatlipoca, el hermano enemigo de Quetzalcóatl, presenta rasgos comunes
con el Seth egipcio o con el Shiva destructor, corresponde también y antes de todo al "trickster"
de numerosos mitos de gemelos amerindios. Además, las peregrinaciones y la búsqueda de la
Tierra prometida, reflejo terrestre del paraíso, eran temas corrientes en América del Norte o del
Sur, lo mismo que las prácticas de abstinencia, merecimiento, danzas, continencia, efectuadas
con el fin de aligerar el cuerpo y de aproximarse a los dioses. La originalidad de México consiste
en el hecho de que esas creencias y prácticas se hayan organizado en un sistema muy coherente y

43
estructurado, sistema inédito que explica mucho a partir de poco y manifiesta una notable
convergencia con el Viejo Mundo.

Las Edades o los Soles

Los mesoamericanos estaban convencidos de que hubo varias edades del mundo o Soles
sucesivos que se terminaron en cataclismos espantosos provocados por uno de los elementos,
agua, fuego, tierra o aire. Al tratar de las causas de estas destrucciones las fuentes se refieren
siempre a los pecados de los hombres. Para situar a Quetzalcóatl y a los toltecas en una justa
perspectiva, hace falta adentrarnos en el estudio de lo que se ha llamado la "leyenda de los
Soles".
Aquí también las fuentes difieren entre sí. Simplificando, sobresalen dos grupos, de acuerdo con
el orden en el que se suceden las edades y con su número (sobre los Soles, ver Moreno de los
Arcos 1968; Elzey 1976; Graulich 1983).
En principio existe la versión oficial (chichimeca-azteca ?)-mexica presentada por la
Historia de los Mexicanos por sus pinturas y la Leyenda de los Soles. Está confirmada, en
cuanto al orden de sucesión, por varios monumentos de la ciudad de Mexico, en particular la
famosa "Piedra del Sol" o "Calendario azteca". Propone cinco edades, siendo la quinta la edad
presente. El Sol de Tierra habría sido el primero, luego los de Viento, Fuego, Agua y en fin de
Movimiento. A cada era la Historia de los Mexicanos por sus pinturas asigna duraciones de 676,
676, 364 y 312 años respectivamente. Al final del Sol de Aire o Viento los hombres fueron
metamorfoseados en monos, al fin del Sol de Agua en peces y, añade la Leyenda, en guajolotes
al final del Sol de Fuego. Los gigantes de la primera edad comían bellotas de encinas, los
hombres de la segunda piñones, los de la tercera acicintli "que es una simiente como de trigo que
nace en el agua” y los de la cuarta edad "una simiente, como maíz, que se dice cíncocopi". El Sol
actual es el del maíz verdadero. Comienza en el siglo XI d.C. y se acabará con terremotos, el
hundimiento de la bóveda celestial y la bajada de jaguares y de fantasmas nocturnos, los
Tzitzimime, que devorarán a la humanidad (Cuadro III).

Cuadro III. Los Soles

Sol Nombre Duración Transmutación Alimentos Dioses


Tierra 4 Jaguar 676 bellotas Tezcatlipoca

44
Viento 4 Viento 676 monos piñones Quetzalcóatl
Fuego 4 Lluvia 364 guajolotes acicintli Tezcatlipoca
(Tláloc)
Agua 4 Agua 312 peces cincocopi Quetzalcóatl
(Chalchiuhtlícue)

La Historia de los Mexicanos por sus pinturas nos interesa sobremanera porque presenta
la sucesión de los Soles como resultado de una lucha entre Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, quienes
colaboran también en ciertas ocasiones. Explica pues que el primer Sol no era sino Tezcatlipoca
y que Quetzalcóatl "le dio con un gran bastón" y lo destronó. Tezcatlipoca se volvió tigre y se
comió a los habitantes de la tierra. Quetzalcóatl fue el sol de la segunda era, seguido por Tláloc
en la tercera, pero Quetzalcóatl lo ahuyentó y puso en su lugar a la esposa del dios telúrico,
Chalchiuhtlícue, diosa de las aguas corrientes:

TEXTO 6. Historia de los Mexicanos... 1941: 213-14:

[...] y quedó por sol Tlalocatecli, dios del infierno, el cual duró hecho sol siete veces cincuenta y
dos años, y son trescientos y sesenta y cuatro años, en cuyo tiempo los macehuales que había no
comían sino acicintli, que es una simiente como de trigo, que nace en el agua. Pasados estos
años, Quezalcoatl llovió fuego del cielo, y quitó que no fuese sol á Tlalocatetli, y puso por sol á
su mujer Chalchiuttlique, la cual fué sol seis veces cincuenta y dos años, que son trescientos y
doce años, [ ...]

Obviamente el autor se equivoca. Está claro que la lucha de los dos adversarios continúa,
dado que es Quetzalcóatl el que derroca al tercer astro. Pero decir que Tláloc y su mujer fueron
soles al igual que los otros no es muy convincente. Es muy probable que en el manuscrito o
códice en que se basa la Historia de los Mexicanos por sus pinturas, las edades estuvieran
designadas por los glifos de sus nombres, un jaguar para 4 Jaguar, el dios del aire para 4 Viento,
Tláloc para 4 Lluvia y Chalchiuhtlícue para 4 Agua, lo mismo que en el Calendario azteca o en
otros monumentos. Deben de haberse confundido estos nombres de edades con los de los dioses
que se convirtieron en soles, si bien no hay coincidencia entre el dios del glifo y el de la era sino
en cuanto a las dos primeras edades. En realidad, la alternancia fue como sigue: 1 Tezcatlipoca,
2 Quetzalcóatl, 3 Tezcatlipoca, 4 Quetzalcóatl, 5 Tezcatlipoca.
Además de la versión oficial mexica, existe otra tradición según la cual no hubo más de
tres Soles antes de la era actual. La versión más coherente la encontramos en el Códíce Vaticano
A o Ríos. Sus informaciones provienen al parecer en parte de la muy antigua ciudad de Cholula
donde el culto de Quetzalcóatl pervivió hasta el siglo XVI. De acuerdo con este códice, existió
primero el Sol de Agua seguido por el Sol de Viento, luego el de Fuego y por último el presente,
45
de Tierra. Los hombres fueron transformados en peces por el diluvio, en monos por el viento, en
pájaros por el fuego. En cuanto a los alimentos, fueron sucesivamente el acicintli, el acocintli, el
cincocopi y por último el verdadero maíz .
Esta versión debía ser más antigua y más extendida que la de los mexicas, pues los mayas
sólo hablan de cuatro edades. Luego la secuencia del Códice Vaticano A está comprobada por un
testimonio arqueológico, un hueso grabado mixteco, y se la conmemoraba anualmente en el ciclo
de fiestas de los "meses" o veintenas incluso entre los mexicas. Es una versión muy coherente
que registra el progreso de la humanidad, primero por las transmutaciones, que aproximan cada
vez más a los hombres al cielo y al paraíso perdido, luego por los alimentos, cada vez más
parecidos a los actuales, desde la vana simiente acuática, pasando por el acocintli — el "maíz de
arriba" de los árboles —, es decir los piñones, hasta la "copia del maíz". Es más, el Códice Ríos
y las fuentes afines atribuyen realizaciones importantes a los hombres del pasado, por ejemplo la
construcción de la pirámide de Cholula. Parece que en este grupo de fuentes más antiguas, el
principio de la edad presente debió de situarse alrededor del 700 d.C. Entrados en escena
posiblemente en el siglo XIII o más tarde aún, los chichimecas, los aztecas o los mexicas
inventaron pues un nuevo

Serie clásica Serie mexica


Agua Tierra
Viento Viento
Fuego Fuego
Tierra Agua
Movimiento

Sol, el quinto, el suyo. Se ve muy bien que la secuencia mexica fue construida basándose en la
del Vaticano A, si bien presenta una filosofía muy distinta. Efectivamente, si se hubiera agregado
sin más el Sol de Movimiento a la serie de cuatro Soles admitida generalmente, se hubieran
sucedido dos edades caracterizadas por catástrofes finales semejantes (terremotos, hundimiento
del cielo y bajada de los tzitzimime), o sea, después de todo, dos Soles de Tierra. Para evitar tal
novedad poco convincente, los mexicas permutaron Tierra con Agua. Al actuar de esta manera
introdujeron una ruptura total entre presente y pasado. Ya no se trata de progreso: el orden de las
transmutaciones y de los elementos está trastornado y ya no se asigna ninguna realización
importante a las generaciones de antaño. El diluvio y la caída del cielo antes del principio de la
presente edad constituyen un corte radical: los mexicas hicieron tabla rasa del pasado. Antes del
Sol presente no hubo sino desorden y barbarie; bajo su mando aparecieron la plenitud, la mezcla

46
por el movimiento, la perfecta síntesis de lo que había existido. Su Quinto Sol era de veras la
quinta-esencia. Acortaron además substancialmente la historia (en más de tres siglos, o sea el
equivalente de la tercera o cuarta edad). Por último al hacer iniciar y terminar su secuencia con
cataclismos semejantes, le dieron una apariencia de bien acabado.
Mas si era fácil permutar las edades, en cambio no se podía hacer lo mismo con las
deidades de las edades sin alterar el principio de la alternancia. Siendo Huitzilopochtli un acólito
o un avatar de Tezcatlipoca, y por ende un adversario de Quetzalcóatl, la edad anterior tuvo que
ser la Serpiente Emplumada. Esta dificultad dio lugar a una irregularidad evidente en la versión
mexica de la leyenda de los Soles. Al final de la primera edad vemos a Tezcatlipoca, quien,
vencido por Quetzalcóatl, se muda en jaguar y se pone él mismo a devorar a los habitantes de la
tierra. El Sol se vuelve pues destructor de su propia era, aunque por lo regular, es siempre el
adversario el que provoca el cataclismo. Es Tezcatlipoca quien desencadena los vientos violentos
al cabo de la segunda Edad y Quetzalcóatl el que después hace llover fuego. De hecho — y el
detalle es de fundamental importancia — al cambiar el Sol de Tierra dominado por Quetzalcóatl
de la cuarta posición a la primera, los mexicas cambiaron al mismo tiempo la anécdota de
Tezcatlipoca que, transformado en tigre, pone en fuga a Quetzalcóatl. Tendremos la oportunidad
de constatar que en la secuencia original, era el diluvio provocado por Quetzalcóatl el que acabó
con la primera era de Tezcatlipoca mientras que la cuarta tenía que terminarse con la oposición
de Tezcatlipoca-jaguar contra Quetzalcóatl:

Versión original completada Versión mexica (Historia de los


(CVA) Mexicanos por sus pinturas)
Agua T puesto en fuga por Q que T ahuyentado por Q se transforma
provoca el diluvio en jaguar
Viento Q puesto en fuga por T que Q ahuyentado por T que
desencadena los vientos desencadena los vientos
Fuego T puesto en fuga por Q que vierte T ahuyentado por Q que vierte
fuego fuego
Tierra Q puesto en fuga por T que se Q ahuyentado por T [que provoca
transforma en jaguar el diluvio]

La restauración del mundo y el inicio de la era presente

Según la Historia de los Mexicanos por sus pinturas, hubo pues un diluvio al final de la cuarta
edad y la bóveda celestial cayó sobre la tierra. Luego Quetzalcóatl y Tezcatlipoca se juntaron
para restaurar el mundo. Penetraron en el centro de la tierra y después de convertirse en árboles,
alzaron el cielo. Era en el año 1 Conejo.

47
La versión de la Historia parece ser una variante de la transgresión original y de la
matanza de Tlaltéotl. Se dice que Tezcatlipoca y Quetzalcóatl-Ehécatl entraron el primero por la
boca, el segundo por el ombligo en el cuerpo de la diosa Tierra y que, con la ayuda de otros
dioses, dilataron al monstruo, de suerte que la bóveda del cielo volvió a su lugar.
A primera vista la restauración del mundo parece faltar en la Leyenda, pese a que esta
fuente sea muy próxima de la Historia. En su lugar hay el mito de Tata, "Nuestro padre", y
Nene, "Madre", dos sobrevivientes del diluvio que sacaron fuego con palillos a fin de asar
pescado. El humo subió hasta la pareja suprema que, enojada, les mandó castigar por
Tezcatlipoca. Este "les cortó los pezcuezos y les remendó su cabeza en su nalga, con que se
volvieron perros" (Leyenda 1945: 120). Ocurrió en el año 1 Conejo también.
En otras fuentes el culpado se llama Chantico. Hoy en día, pueblos tan distintos como los
tepehuas, los totonacas de la Sierra y los chontales de Oaxaca siguen contando el mito con pocas
variaciones (Graulich 1979, 1981). Era obviamente muy importante. En efecto, se trata otra vez
de la restauración del mundo. La Leyenda concluye el episodio diciendo: "así cayó el taladrador
de fuego, así se estancó el cielo en el año 1 Conejo". Esta aparición del fuego es la que sujeta el
cielo y hace refluir las aguas, es ella la que suscita el levantamiento de la bóveda celeste. Sus
efectos corresponden exactamente a los que siguieron al nacimiento de Cintéotl, el lucero del
alba que hizo emerger la tierra al principio de los tiempos. Mas, ¿ qué es una estrella sino fuego
en el cielo ? Tata y Nene repiten la transgresión inicial. Crean sin permiso, al igual que los
culpados de Tamoanchan. Fornican como ellos, porque para los mesoamericanos, es una
copulación el taladrar el palo horizontal, y de esta unión nace el fuego doméstico, equivalente de
Cintéotl-Venus. ¿ No es el privilegio de la pareja creadora el crear chispas con el taladro ? Y,
igual que en los comienzos, la transgresión desemboca en la intrusión de la muerte: los culpados
condenados llegan a ser, de acuerdo con una versión, los señores del Lugar de los Muertos o,
según la Leyenda, se vuelven perros, es decir animales que llevan a los difuntos al inframundo.
Sí se reproducen, pues, los sucesos del principio del mundo y si faltara una prueba más, bastaría
con señalar que, según la Historia de los Mexicanos por sus pinturas, poco después de la
restauración del mundo Cintéotl, "hijo de Piltzintecuhtli, hijo primero del primer hombre", nació
de nuevo.
El año 1 Conejo era el de la aparición de Venus. Al año siguiente, 2 Caña, fueron creadas
las demás estrellas (Historia de México: 105). Cada 52 años, al principio de un siglo, es decir en
un año 1 Conejo, era el acto de Tata y Nene el que reactualizaban los mexicas. Pero a principios
del siglo XVI los aztecas mexicas mudaron el rito del año 1 Conejo al año siguiente, 2 Caña,
para imponer más su dios Huitzilopochtli nacido en 2 Caña (Historia de los Mexicanos... 1941:
221; 1965: 43). El mito da cuenta de este cambio: dice la Leyenda que por ser ilícito el fuego del
48
año 1 Conejo, Tezcatlipoca lo rehizo al año siguiente y la Historia de los Mexicanos por sus
pinturas señala igualmente el prender fuego en el año 2 Caña. Añade el autor de la Historia que
Tezcatlipoca mudó previamente su nombre en Mixcóatl. Y a Mixcóatl corresponde el inicio de la
gesta tolteca...
Pero antes de entrar en el meollo de la cuestión es preciso mencionar otro mito del
comienzo de le era presente porque, más aún que el de Tata y Nene, recuerda al paraíso perdido
y porque, según opinan algunos exégetas modernos, trata también del orígen del fuego.
En una ciudad maravillosa en el cielo más alto, Omecíhuatl parió un cuchillo de pedernal.
Sus hijos espantados echaron fuera al recién llegado insólito y cayó en la tierra, en Chicomóztoc.
Brotaron de él 1600 dioses que no eran sino los hijos de la diosa suprema, castigados por haber
maltratado al pedernal.
Otra vez la culpa de los dioses desemboca en una ruptura entre creadores y criaturas y en
el poblamiento de la tierra. Ésta es fecundada por el cuchillo en cierto sentido ya que hace
aparecer a los 1600. Por ser una piedra que produce fuego, el pedernal puede simbolizar una
copulación. Es (como) una de estas chispas creadas en el empíreo por la pareja suprema con el
fin de enviarlas a los hombres. El pedernal cae en Chicomóztoc, las Siete Cuevas, es decir, en
lenguaje esotérico, las siete aperturas del cuerpo humano: en este caso del cuerpo de la diosa
Tierra. Al desterrarlo los dioses cometieron un acto equiparable a la transgresión sexual de
Tamoanchan.

CAPITULO I
LA TIERRA DE ORIGEN DE LOS TOLTECAS

Teocolhuacan, Chicomóztoc

49
En cuanto al lugar de origen de los toltecas, cuando lo mencionan las fuentes concuerdan entre
sí. Vinieron de Occidente, de una tierra llamada Colhuacan, Huey Colhuacan, Teocolhuacan o
Colhuacatépec, o también Chicomóztoc:

TEXTO 7. Hístoria tolteca-chichimeca 2r


(1976: 132 §12):

De allá de Colhuacatépec partieron los tolteca-chichimeca.

TEXTO 8. Muñoz Camargo I c. 5 (1892: 39):


Antes de que pasemos de aquí, nos pareció tratar de las jornadas que vinieron haciendo los
Chichimecas desde que desembocaron ó pasaron aquel pasaje del agua y río o estrecho de mar,
el año que tienen los naturales por su cuenta que dicen de esta manera. Año de cinco Tochtli
llegaron a las siete cuevas y de las siete cuevas vinieron a Mazatepec [...].

TEXTO 9. Anales de Cuauhtitlan 1 (1945: 3-4):

Que en 1 acatl salieron de Chicomóztoc los chichimecas se ha referido en su glosa. La cuenta de


los años, la cuenta de los signos y la cuenta de cada veintena estaban al cuidado personal de los
nombrados Oxomoco y Cipactónal. Oxomoco, varón, Cipactónal, mujer; ambos eran de los muy
viejos y viejas. Posteriormente, también así se llamaron los que eran viejos y viejas.

TEXTO 10. Relación de la genealogía 1941: 241-42


(Motolinia 3-4 se inspira en este texto):

Lo que se acuerdan y muestran por caracteres es que ha setecientos y sesenta y cinco años que
hay gentes en esta tierra, y a cabo de once años fuéronse cierta gente y la más della á otras partes
do dicen Culhuacán, y por tierra lejos y casa antigua llamanle agora Teuculhuacán [...]. La gente
que quedó fue poca gente y muy rústica, que vivían á manera casi de salvajes por los montes, sin
tener casa ni habitación cierta: no comían pan, que no había maíz ni otra cosa de que la hacer,
salvo yerbas silvestres y caza de venados, liebres, conejos, aves, culebras, para lo cual usaban de
arco y flecha, y no para guerra, que no la había entre ellos: no tenían algodón ni otra cosa de que
hiciesen ropa; vestíanse de los pellejos de la caza que tomaban; no todos, que muchos andaban
desnudos: había, empero, entre ellos una manera de conocimiento de Señor principal como
paterfamilias [... ...] Destas gentes hay hoy día muchos que se tienen el mismo modo de vivir, y
otros más avisados y otros más, como se irán declarando. No se sabe a quien adoraban, más de
que dicen los viejos, que oyeron á sus abuelos que dizque antes que viniesen los de Culhúa, que
diremos llamaban á un Dios, y que cuando nosotros venismos, que nos oyeron predicar un Dios,
que les sonó en sus orejas como de lejos, y se acordaron de lo que á sus pasados y abuelos
habían oído. [... ...] No se acuerdan que obiese sacrificio entre ellos.

El Origen de los mexicanos, documento muy parecido a la Relación y del mismo autor,
precisa que los hombres fueron creados por los dioses en Teotihuacan, cerca de Texcoco, y que
salieron de allí once años después para ir a Colhuacan o Teocolhuacan. La Historia de Mexico

50
(p.100) y la Historia de los Mexicanos por sus pinturas (p.219) también dejan entender que el
lugar de origen fue Colhuacan. Veremos que Sahagún por su parte hace pasar a los toltecas y a
los demás pueblos por Teotihuacan y las Siete Cuevas.
Algunos autores consideran a Teocolhuacan como un lugar geográfico preciso. Kirchhoff
(1961) por ejemplo identifica el Cerro de Colhuacan (Colhuacatépec) con el Cerro de Culiacan
en los alrededores de San Isidro Culiacan (Guanajuato). Pero varios argumentos van en contra de
dicha hipótesis y en general de la supuesta historicidad de la "tierra de origen":
1) Colhuacan significa "Lugar de los que tienen antepasados", lo que conviene muy bien
a una tierra de origen mítica.
2) La presencia de teo-, "divino", "verdadero", confirma este carácter mítico y elimina
además la posibilidad de confusión con la ciudad histórica al sur de Mexico. Aquí tenemos un
ejemplo típico de la "geografía mítica" de los antiguos mexicas que presentaban a menudo la
tierra de origen como la imagen de su ciudad real (entendiendo que para ellos, la patria era
imagen del país de los antepasados). Así es como para los mexicas asentados en una isla de la
laguna, enfrente de la ciudad de Culhuacan, la tierra de origen era imaginada también como una
isla frente a Teocolhuacan (Códice Boturini: 1-2).
3) De acuerdo con los testimonios, el Colhuacan histórico era una fundación tolteca y
refugio de toltecas al final de Tollan. Aparece pues como uno de los términos de la "historia"
tolteca. Ahora bien, conforme con la concepción cíclica de la historia, el punto de llegada era
frecuentemente muy parecido al punto de partida.
Esto nos explica por qué los mexicas se presentaron como originarios de Colhuacan
Mexico o de Mexico la Vieja (Sahagún X c.29; 1950-81: 196; T.152) y por qué se obstinaron en
hacerse llamar colhúas (Cortés 1963: 50, 53...). Por la misma razón, las fuentes tocantes a los
toltecas oponen el Antiguo Tlapallan o el Tlapallan Grande al Tlillan Tlapallan donde
desapareció Quetzalcóatl. La historia podía ser hasta tal punto cíclica que los informantes de
Sahagún presentan las peregrinaciones aztecas y toltecas como una "vuelta al punto de partida"
(por ejemplo T.11). Y en la continuación del citado pasaje de la Relación (ver el T.46), el autor
se apresura a confundir Teocolhuacan con el Colhuacan histórico.
4) Colhuacan está asignado como lugar de origen o de pasaje cerca de este lugar no
solamente para los toltecas, sino también para los chichimecas en general (C. del Castillo 3v lo
llama "Tierra Grande de los chichimecas") y a los mexicas, matlatzincas, tepanecas, malinalcas,
colhúas, chalcas, xochimilcas y huexotzincas en particular (códices Boturini 2; Azcatitlan 3;
Aubin 3v). ¿ Quién admitirá que todos estos pueblos salieron realmente del Cerro de Culiacan o
que pasaron por allá o por cualquier otro lugar único y bien preciso ?

51
La misma observación es válida en cuanto a Chicomóztoc, ubicada por la Historia
tolteca-chichimeca (16v) dentro del Cerro de Colhuacan. De las Siete Cuevas habrían salido casi
todos los pueblos mesoamericanos, por ejemplo los mixtecas, olmecas-xicalancas, otomíes,
mayas quichés y cakchiqueles, además de los toltecas y de los otros grupos mencionados
anteriormente. (Motolinia Epístola proemial, 1970: 5; Rollo Selden 1) ¿ A qué corresponden las
Siete Cuevas ? Ruiz de Alarcón nos da la clave del enigma al designar así las siete aperturas del
cuerpo humano, como páginas atrás queda dicho. La tierra es una diosa y de ella nacieron los
hombres. Salieron de su cuerpo cuando fueron expulsados del paraíso.
La tierra de los antepasados es la transposición en un plano seudo-histórico del paraíso
original donde reinaban piedad y virtud. Léase de nuevo al respecto el Texto 10. Los primeros
habitantes eran sobrios y frugales. Desconocían la guerra y el sacrificio y adoraban sólo a un
dios. Eran pues los genuinos chichimecas tal como se les idealizaba en la imaginería mexica. Su
modo de vivir corresponde al del paraíso del oeste de Tamoanchan o de Áztlan. En el siglo XV,
los magos mexicas que fueron a visitar Áztlan-Colhuacan hallaron allá vivos a sus antepasados,
dado que habían vivido de manera sencilla, al igual que verdaderos chichimecas no corrompidos
aún por la civilización y tampoco por los manjares finos y delicados. Se vivía sin fin en Aztlan-
Colhuacan, como en Tamoanchan al comienzo de los tiempos (T.83; Durán Historia c.24; 1967,
2: 218-22).

Tamoanchan

Es también de Tamoanchan de donde Sahagún (VIII, Pról.; 1956, 2: 281) hace salir los toltecas y
los demás pueblos, incluso los mexicas, y no vacila en calificar este país de "paraíso terrenal".
Vale la pena citar a lo largo el capítulo en el que esboza a grandes rasgos la "historia" más
antigua de Mesoamérica:

TEXTO 11. Sahagún X c.29 § 12 (1956, 3: 208-12):

1. Ha años sin cuenta que llegaron los primeros pobladores a estas partes de la Nueva España,
que es casi otro mundo, y viniendo con navíos por la mar aportaron al puerto que está hacia el
norte; y porque allí se desembarcaron se llamó Panutla, casi Panoayan, lugar donde llegaron los
que vinieron por la mar, y al presente se dice aunque corruptamente Pantlan. Y desde aquel
puerto comenzaron a caminar por la ribera de la mar mirando siempre las sierras nevadas y los
volcanes, hasta que llegaron a la provincia de Guatimala, siendo guiados por su sacerdote, que
llevaba consigo a su dios de ellos, con quien siempre se aconsejaba para lo que habían de hacer.
2. Y fueron a poblar en Tamoanchan, donde estuvieron mucho tiempo y nunca dejaron de tener
sus sabios o adivinos que se decían amoxoaque, que quiere decir hombres entendidos en las
pinturas antiguas, los cuales aunque vinieron juntos, pero no se quedaron con los demás en

52
Tamoanchan, porque dejándolos allí se tornaron a embarcar y llevaron consigo todas las pinturas
que habían traído de los ritos y de los oficios mecánicos. Y antes que se partiesen primero les
hicieron este razonamiento:
3. "Sabed: que manda nuestro señor dios que os quedéis aquí en estas tierras de las cuales os
hace señores, y os da posesión, el cual vuelve donde vino, y nosotros con él, pero vase para
volver y tornar a os visitar cuando fuere ya tiempo de acabarse el mundo; y entretanto vosotros
estaréis en estas tierras esperándole y poseyendo estas tierras, y todas las cosas contenidas en
ellas, porque para tomarlas y poseerlas vinisteis por acá, y así quedaos en buena hora, que
nosotros nos vamos con nuestro señor dios".
4. Y así se partieron con su dios que llevaban envuelto en un envoltorio de mantas, y siempre
les iba hablando y diciendo lo que habían de hacer; y fuéronse hacía el oriente llevando consigo
todas sus pinturas, donde tenían todas las casas de antiguallas y de los oficios mecánicos: y de
estos sabios no quedaron más de cuatro con esta gente que quedó, que se decían Oxomoco,
Cipactónal, Tlaltetecuin, Xochicauaca.
5. Los cuales, después de idos los demás sabios, entraron en consulta, donde trataron lo
siguiente, diciendo: Vendrá tiempo cuando haya luz para el regimiento de esta república, mas
¿ mientras estuviere ausente nuestra señor dios, que modo se tendrá para poder regir bien la
gente ?, etc. [Texto náhuatl, traducción en inglés de Dibble y Anderson: "El sol va brillar, se
levantará el alba. ¿ Cómo vivirá la gente baja ?"] ¿ Qué orden habrá en todo, pues los sabios
llevaron sus pinturas por donde gobernaban ?
6. (por lo cual inventaron la Astrología Judiciaria y el arte de interpretar los sueños,
compusieron la cuenta de los días, y de las noches y de las horas, y las diferencias de tiempos
que se guardó mientras señorearon y gobernaron los señores de los tultecas, y de los mexicanos,
y de los tepanecas, y de todos los chichimecas).
7. Por la cual cuenta no se puede saber que tanto tiempo estuvieron en Tamoanchan, y se sabía
por las pinturas que se quemaron en tiempo del señor de México que se decía Itzcóatl, en cuyo
tiempo los señores y los principales que había entonces acordaron y mandaron que se quemasen
todas, porque no viniesen a manos del vulgo y viniesen en menosprecio.
8. Desde Tamoanchan iban a hacer sacrificios al pueblo llamado Teotihuacan, [Texto náhuatl:
"Y se fueron de allí, de Tamoanchan. Hicieron ofrendas en Teotihuacan...] donde hicieron a
honra del sol y de la luna dos montes, y en este pueblo se elegían los que habían de regir a los
demás, por la cual se llamó Teotihuacan, que quiere decir Ueitiuacan, lugar donde hacían
señores.
9. Allí también se enterraban los principales y señores, sobre cuyas sepulturas se mandaban
hacer túmulos de tierra, que hoy se ven todavía y parecen como montecillos hechos a mano; y
aun se ven todavía los hoyos donde sacaron las piedras, o peñas de que se hicieron los dichos
túmulos. Y los túmulos que hicieron al sol y a la luna, son como grandes montes edificados a
mano, que parece ser montes naturales y no lo son, y aun puede ser cosa indecible decir que son
edificados a mano, y cierto lo son, porque los que los hicieron entonces eran gigantes [Texto
náhuatl: "pero entonces todavía había gigantes allí..."] y aun esto se ve claro en el cerro o
monte de Chollullan, que se ve claro estar hecho a mano, porque tiene adobes y encalado.
10. Y se llamó Teotihuacan, el pueblo de Teotl, que es dios, porque los señores que allí se
enterraban después de muertos los canonizaban por dioses y que no se morían sino que
despertaban de un sueño en que habían vivido; [... ...]
11. Y estando todos en Tamoanchan, ciertas familias fueron a poblar a las provincias que ahora
se llaman Olmeca, Uixtoti, los cuales antiguamente solían saber los maleficios o hechizos, cuyo
caudillo y señor tenía pacto con el demonio y se llamaba Olmecatl Uixtotli, de quien tomando su
nombre se llamaron olmecas uixtotin.
12. De estos se cuenta que [Texto náhuatl: "Fueron en pos de los que se fueron al este. Y
acabaron por llegar a la costa...”] fueron en pos de los toltecas cuando salieron del pueblo de
Tullan, y se fueron hacia el oriente, llevando consigo las pinturas de sus hechicerías; y que
llegando al puerto se quedaron allí, y no pudieran pasar por la mar, y de ellos descienden los que

53
al presente se llaman anahuaca mixteca; y fueron a poblar allí sus antepasados porque su señor
que era escogió aquella tierra por muy buena y rica.
13. Estos mismos inventaron el modo de hacer el vino de la tierra [Texto náhuatl : “Y allí (en
Tamoanchan) se inventó el modo..."]; era mujer la que comenzó y supo primera agujerar los
magueyes, para sacar la miel de que se hace el vino, y llamábase Mayauel, y el que halló primero
las raíces que echan en la miel se llamaba Pantécatl.
14. Y los autores del arte de saber hacer el pulcre, así como se hace ahora se decían Tepuztecatl,
Quatlapanqui, Tliloa, Papaztactzocaca, todos los cuales inventaron la manera de hacer el pulcre
en el monte llamado Chichinauhia, y por que el dicho vino hace espuma también llamaron al
monte Popozonaltépetl, que quiere decir monte espumoso; y hecho el vino convidaron los dichos
a todos los principales, viejos y viejas, en el monte que ya está referido, donde dieron a comer a
todos y de beber del vino que habían hecho, y a cada uno estando en el banquete dieron cuatro
tazas de vino, y a ninguno cinco por que no se emborrachasen.
15. Y hubo un cuexteco, que era caudillo y señor de los cuexteca que bebió cinco tazas de vino,
con las cuales perdió su juicio y estando sin él echó por allí sus maxtles, descubriendo sus
vergüenzas, de lo cual los dichos inventores del vino, corriendo(se) y afrentándose mucho, se
juntaron todos para castigarle; empero, como lo supo el cuexteco, de pura vergüenza se fué
huyendo de ellos con todos sus vasallos y los demás que entendían su lenguaje, y fuéronse hacia
Panotlan, de donde ellos habían venido, que al presente se dice Pantlan y los españoles la dicen
Pánuco.
16. Y llegando al puerto no pudieron ir, por lo cual allí poblaron, y son los que al presente se
dicen toueyome, que quiere decir en indio (en mexicano) touampohuan, y en romance nuestras
prójimos; y su nombre que es cuexteca, tomáronlo de su caudillo y señor, que se decía
Cuextécatl. [... ...]
17. Y como por largos tiempos se había tenido señorío y mando en Tamoanchan, después se
traspasó al pueblo llamado Xomiltepec, donde estando los que eran señores y ancianos y
sacerdotes de ídolos, se hablaron unos a otros, diciendo, que su dios les había dicho que habían
de ir más adelante para descubrir más tierras, porque su dios no quería parar allí sino pasar
adelante; y así todos los muchachos, viejos y viejas, mujeres y hombres, comenzaron a caminar,
y fuéronse poco a poco hasta que llegaron al pueblo de Teotihuacan, donde se eligieron los que
habían de regir y gobernar a los demás; y se eligieron los que eran sabios y adivinos, y los que
sabían secretos de encantamientos.
18. Y hecha elección de los señores luego se partieron todos de allí, yendo cada señor con la
gente que era de su lenguaje, y guiando a cada cuadrilla su dios. Iban siempre delante los
toltecas, y luego los otomies, los cuales con su señor llegando a Coatepec no fueron más adelante
con los demás, porque de allí el que era su señor los llevó a las sierras para poblarlos allí, y por
esta causa estos tales tenían por costumbres hacer sacrificios en las alturas de las sierras y
poblarse en las laderas de ellas. Y las demás gentes, como los toltecas, y los mexicanos o náhuas,
y todos los otros, prosiguieron su camino por los llanos o páramos para descubrir tierras. Cada
gente, o familia yendo con su dios que les guiaba.
19. Y de cuanto tiempo hayan peregrinado, no hay memoria de ello. Fueron a dar en un valle
entre unos peñascos, donde lloraron todos sus duelos y trabajos porque padecían mucha hambre
y mucha sed; y en este valle había siete cuevas que tomaron por sus oratorios todas aquellas
gentes. Allí iban a hacer sacrificios todos los tiempos que tenían de costumbre. Tampoco no hay
memoria ni cuenta de todo el tiempo que estuvieron allí.
20. Estando allí los toltecas con todos los demás dicen que su dios de ellos les habló aparte,
mandándoles que volviesen allí de donde habían venido, porque no habían de permanecer allí; lo
cual oído los toltecas antes que se partiesen de allí primero fueron a hacer sacrificios en aquellas
siete cuevas, y hechos, se partieron todos; y fueran a dar en el pueblo de Tullantzinco, y de allí
después pasaron a Xicotitlan que es el pueblo de Tulla.

54
El relato náhuatl del Códice de Florencia es de interpretación sumamente difícil por el
estilo ampuloso, las repeticiones, las digresiones y la manera de presentar lo sincrónico en
episodios sucesivos, como si los informantes comentaran algún códice histórico en el que
acontecimientos simultáneos no podían representarse sino yuxtapuestos. Al verterlo al
castellano, Sahagún procuró resumir y aclarar las cosas mas sus interpretaciones ora correctas
(§8), ora erróneas (§12, 13), aumentan la impresión de excesiva diacronía. Además, en un punto
al menos, sus informantes discrepan radicalmente con las demás fuentes cuando afirman (§19)
que Chícomóztoc "era meramente un lugar de culto" y que en realidad "nadie salió de
Chicomóztoc" (Launey 1980, 2: 281; Sahagún X c.29; 1950-81, 10: 196). Se percibe aquí el
anhelo de los recién convertidos en negar la autoctonía de los indios, autoctonía incompatible
con los datos bíblicos. Si se multiplican las jornadas entre Tamoanchan y Chicomóztoc, es
quizás también por reducir al mínimo la importancia de las Siete Cuevas.
Sea lo que fuere, el texto es tan oscuro que es preciso reconstituir los hechos para
entender su concatenación.10 Nos ayudan en esta tarea el mito de Tamoanchan por un lado y el
del fin de Tollan por el otro. Ya se ve, pues, que lo descrito en el texto de Sahagún ocurrió más
de una vez y que el dios que vuelve al este con los suyos, llevando consigo sus tesoros, sus libros
y las artes mecánicas, pero después de haber anunciado su regreso (§3, 4), prefigura exactamente
a Quetzalcóatl (T.134 cap.13).
Los primeros párrafos del relato no presentan dificultades. Está el desembarco en Pánuco
seguido de las peregrinaciones hasta Tamoanchan, pasando por Quauhtemallan, "Entre las
tinadas de madera". Luego viene lo esencial, varias veces repetido (§2, 8, 11, 15, 17), relativo a
la salida de Tamoanchan. En cuanto a la misma Tamoanchan y lo que allí sucedió, sabemos
solamente lo que sigue:
1) El paraíso de Tamoanchan pertenece al parecer a una edad anterior, puesto que todavía había
gigantes. Estos, lo sabemos por otras fuentes (T.12), vivieron en el Tercer Sol, caracterizado
además por realizaciones importantes como las grandes pirámides de Teotihuacan y Cholula,
mencionadas aquí también por Sahagún. La civilización de Tamoanchan era pues avanzada,
tanto más cuanto que "nunca dejaron de tener sabios" (§2), los cuales tenían libros y eran
maestros de los "oficios mecánicos". Vivían en estrecha comunión con la deidad.
Según los informantes de Sahagún, Tamoanchan se hallaba en alguna parte del sureste
del Valle de Mexico, muy cerca de Teotihuacan por un lado y de Xomiltépec (q.d. Jomiltepec,
Morelos) por el otro. Chimalpahin (Memorial Breve f.40; 1958: 83-85), apoyándose en escritos

10
Sobre diversas interpretaciones del texto, ver López Austin 1994: 51-71 (no tomó en cuenta la presente
interpretación).
55
perdidos de Sahagún, confirma su ubicación11. Por lo tanto el "paraíso terrenal" de Tamoanchan
parece ser una transposición mítica de la civilización de la metrópoli del Clásico. Varias otras
ventajas resultan de aquella ubicación. Primero responde a la demanda de precisión por parte de
los españoles. Luego, los peregrinantes y singularmente los mexicas vuelven a su valle de origen
al terminar sus vagabundeos, desde luego circulares, hacia la Tierra prometida. Además, los
mexicas y los pueblos afines aparecen como dueños del Valle desde siempre.
Al evocar Teotihuacan, los informantes proporcionan indicaciones interesantes sobre las
connotaciones de la urbe en las mentalidades de las generaciones posteriores. En la época azteca
las pirámides del Sol y de la Luna se interpretaban como tumbas de reyes. Durante un tiempo
Teotihuacan parece haber sido considerado como la fuente de toda clase de poderío, al igual que
Tollan después (T.70-73), ya que era allí donde se elegían a los reyes. Por último, la ciudad era
el lugar de las divinizaciones prototípicas de criaturas. Como dicho en el Prólogo, es en
Teotihuacan donde ocurrió el sacrificio de dos dioses heroicos que se convirtieron en astros y
establecieron las moradas del más allá.
2) Pese a lo que escribe Sahagún, es en Tamoanchan donde se inventó el pulque, como lo
indican el texto náhuatl y la continuación del texto español (§13-17). Este suceso y sus
consecuencias son los únicos hechos que se pueden adscribir a ciencia cierta a la tierra de origen.
El rey huasteca infringió una prohibición al emborracharse y mostrarse desnudo. Nos recuerda
de la transgresión en el paraíso original. Y de hecho, según el Códice Vaticano A 24v, ese rey no
era sino Cintéotl Itztlacoliuhqui12 que "pecó en un lugar de grandísima recreación y placer,
quedando desnudo". Hay que insistir en el hecho de que, según Sahagún, Tamoanchan era el
"paraíso terrenal" mientras que Chimalpahin (1958: 84-86) lo califica de "tierra de flores" y "de
la vida holgada".

Es obvio que la separación de los pueblos, las salidas y las penosas peregrinaciones en el
desierto son las inevitables consecuencias de la transgresión. Al parecer está primero la partida
de los sabios con su dios (§2-4); los siguen hacia el oriente los olmecas uixtotin (§11-12); los
huastecas por su parte huyen rumbo a Pánuco (§15-16).
Desaparecidos el dios y los sabios, los pueblos quedan desamparados en las tinieblas. Es
el fin de una edad y el arranque de un nuevo Sol. Los que quedan, y notablemente Oxomoco y
Cipactónal, considerados en otra fuente como los primeros seres humanos (T.9), tienen que
reinventar el computo del tiempo. Reina la oscuridad mas un astro nuevo se levantará pronto

11
La Historia de Mexico (p.106) sugiere en cambio la región de Cuernavaca. Pero en esta fuente se multiplican las
localizaciones arbitrarias destinadas a satisfacer la curiosidad de los europeos (por ejemplo p. 96, 97). Sobre la
localización de Tamoanchan: Piña Chan 1972; Davies 1977; López Austin 1994: 51-71.
12
Ver Sahagún II c. 30 para la asimilación Cinteotl-Itztlacoliuhqui. También Graulich 1999 : 122-34.
56
(§5). Habiendo elegido a sus jefes o guías (§8, 17-18), los últimos migrantes se ponen en marcha
y en particular los más importantes, los toltecas (§18). Salen del Valle, cruzan la Sierra y llegan
a Xomiltépec antes de pasar por las Siete Cuevas. Luego regresan a su punto de partida (§20),
pasando por Tollantzinco, y se asientan en Tollan.
He aquí pues el tema del paraíso perdido, del alejamiento de la deidad suprema, "Nuestro
Señor que está cerca de todo, que es la noche, que es el viento" (Sahagún 1950-81, 10: 190), o la
transposición de este tema en un relato seudo-histórico sobre el origen de los pueblos.
Tamoanchan, la Casa de la bajada (del sol), la Casa del Occidente, del fin del día, corresponde a
la edad que se termina, este Sol en el que vivieron los gigantes y se construyeron pirámides
inmensas (T.12, 13, 81, 138). En cuanto a los acontecimientos anteriores a la llegada al paraíso,
hay que interpretarlos asimismo en un contexto cíclico. Si Tamoanchan corresponde por ejemplo
al fin de la tercera edad, entonces las migraciones hacia esta tierra corresponden al comienzo de
la edad, y la primera tierra de origen, de donde se desembarcó en Pánuco, sería la tierra donde se
acabó la segunda era. La relativa circularidad de la historia explicaría pues el motivo por el que
en otras fuentes también se trate a veces de hechos anteriores al asentamiento en la "tierra de
origen".

Huehuetlapallan

Los informantes de Sahagún no son los únicos en recorrer así varias edades sucesivas, sí bien es
sin indicarlo. Al parecer, el historiador descendiente de la casa real de Texcoco, Fernando de
Alva Ixtlilxóchitl, se aprovechó de testimonios parecidos a principios del siglo XVII. Pero a
pesar de que quería ser más preciso, va multiplicando las inexactitudes de manera desafortunada
hasta inventar fríamente, mas pretendiendo siempre apoyarse en numerosos documentos e
informantes. Transcribo aquí lo que asienta acerca de los orígenes de los toltecas:

TEXTO 12. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas


(1975-77, 1: 263-66):

Los tultecas alcanzaron y supieron la creación del mundo, y cómo el Tloque Nahuaque lo crió y
las demás cosas que hay en él, como son plantas, montes, animales, aves, agua y peces;
asimismo supieron cómo crió Dios al hombre y una mujer, de donde los hombres descendieron y
se multiplicaron, y sobre esto añaden muchas fábulas que por excusar prolijidad no se ponen
aquí, y no es de espantar, que lo mismo han hecho las demás naciones del mundo; y dicen que el
mundo fue criado en el año de ce técpatl, y este tiempo hasta el diluvio le llamaron Atonatiuh,
quiere decir, edad del sol de agua, porque se destruyó el mundo por el diluvio. Y hállase en las
historias de los tultecas que duró esta edad y mundo primero, como ellos le llaman, mil

57
setecientos dieciséis años, que se destruyeron los hombres con grandísimas aguaceros y rayos del
cielo y toda la tierra sin quedar cosa ninguna, y se escondieron y se metieron dentro de las aguas
los más altos montes cáxtol moletltli, que son quince codos; y de aquí, añaden asimismo otras
fábulas, y de cómo tornaron a multiplicar los hombres de unos pocos que escaparon de esta
destrucción dentro de un toptlipetlacali, que casi significa este vocablo, arca cerrada; y cómo
después, multiplicándose los hombres, hicieron un zacuali muy alto, y fuerte, que quiere decir, la
torre altísima, para guarecerse en él cuando se tornase a destruir el segundo mundo. Al mejor
tiempo se les mudaron las lenguas y no entendiéndose unos a otros se fueron a diversas partes
del mundo, y los tultecas, que fueron hasta siete compañeros con sus mujeres que se entendían la
lengua, se vinieron a estas partes, habiendo primero pasado grandes tierras y mares, viviendo en
las cuevas y pasando grandes trabajos hasta venir a esta tierra, que la hallaron buena y fértil para
su habitación; y dicen que anduvieron ciento cuatro años por diferentes partes del mundo hasta
llegar en Huehue Tlapalan su patria, que fue en ce técpatl, que había quinientos veinte años que
el diluvio había pasado, que son cinco edades; y cumplidos mil setecientos quince después del
diluvio, fueron destruidos de un grandísimo huracán que se llevó los árboles, las peñas, casa y
gentes y grandes edificios, aunque escaparon muchos hombres y mujeres, principalmente los que
pudieron escapar en cuevas y partes donde no les pudo alcanzar este gran huracán; y pasados
algunos días u tiempo se salieron de ellas a ver en lo que había parado la tierra, y la hallaron toda
cubierta y poblada de monos, y estuvieron en tinieblas todo este tiempo sin ver el sol ni la luna
que el aire los había traído: y de esto inventaron los indios una fábula, que dicen los hombres se
volvieran monas. Llamaron esta edad u mundo segundo según ellos le llaman, Ecactonatiuh, que
quiere decir, sol de aire, y después que escaparon tornaron a reedificar de nuevo y a
multiplicarse, y el año de 8 tochtli, que había mil trecientos cuarenta y siete que había después de
la segunda calamidad, y 4779 de la creación del mundo. [... ...]
Cumplidos ciento cincuenta y ocho años después del grande huracán, y cuatro mil
novecientos noventa y cuatro de la creación del mundo, tuvieron otra destrucción los de esta
tierra que fueron los quinametin, gigantes que vivían en esta rinconada, que se dice ahora Nueva
España, la cual destrucción fue de un gran temblor de tierra, que los tragó y mató, reventando los
altos montes volcanes, de suerte que se destruyeron todos sin escapar ninguno, y si escapó
alguno fue de los que estaban más hacia la tierra dentro; y asimismo muchos de los tultecas
murieron y los chichímecas sus circunvecinos, que fue en el año de ce técpatl; y esta edad le
llamaron Tlacchitonatiuh, quiere decir, sol de tierra. En el año de 5097 de la creación del mundo,
que fue ce técpatl, y ciento cuatro después de la total destrucción de los filisteas quinametin,
teniendo quieta paz en todo este nuevo mundo, se juntaron todos los sabios tultecas así
astrólogos, como demás artes, en Huehue Tlapalan, ciudad cabecera de su señorío, en donde
trataron de muchas cosas, así de sucesos, calamidades que tuvieron y movimientos de los cielos
desde la creación del mundo, como de otras muchas cosas, que por haberles quemado sus
historias no se han podido saber ni alcanzar más de lo que aquí se ha escrito, entre las cuales
añadieron el bisiesto para ajustar el año solar con equinoccio y otras muchas curiosidades, como
se verá en las tablas y reglas de ellos, de sus años, meses, semanas y días, signos y planetas
conforme ellos lo entendían, y otras muchas curiosidades. Había ciento sesenta y seis años que
ajustaron sus años y tiempos con el equinoccio, y doscientos setenta, que los gigantes se habían
destruido, cuando el sol y la luna eclipsó y tembló la tierra y se quebraron las piedras y otras
muchas cosas y señales sucedieron, aunque no hubo calamidad ninguna en los hombres, que fue
en el año de ce calli, lo cual ajustada esta cuenta con la nuestra, viene a ser en el mismo tiempo
cuando Cristo nuestro señor padeció, y dicen que fue a los primeros días del año. Éstas y otras
cosas alcanzaron los tultecas desde la creación del mundo, y casi hasta en nuestros tiempos, que,
como tengo dicho, por excusar prolijidad no se ponen según en sus historias y pinturas parece,
principalmente de la original, digo de las cosas que se les halla pintura y historia, que todo es
cifra en comparación de las historias que mandó quemar el primer arzobispo que fue de México.
Había trescientos cinco años que eclipsó el sol y la luna, y cuatrocientos treinta y ocho de
la destrucción de los filisteos quinametin, y 5486 de la creación del mundo, cuando Chalcatzin y

58
Tlacamihtzin, caballeros y muy principales descendientes de la casa real de los tultecas,
comenzaron a quererse alzar con el reino, queriéndoselo quitar al legítimo sucesor, después de
haber estado muchos años en quieta paz, que fue en el de 13 ácatl. Fueron desterrados y tuvieron
algunas guerras, hasta que los echaron de la ciudad Tlachicatzin en la región de Huey Tlapalan,
su patria, con todos sus aliados y familias así hombres como mujeres que fue harta cantidad de
ellos, salieron el año siguiente de ce técpatl desterrados de toda aquella tierra, como se verá en lo
que sigue, y a nuestra cuenta 439 años de la encarnación de Cristo nuestro señor.
Año de ce técpatl, como ya está declarado, salieron los tultecas de su patria y nación
desterrados, los cuales salieron huyendo y como pudieron, y los de Tlaxicollucan, sus deudos,
los vinieron siguiendo hasta dejarlos más de sesenta leguas fuera de sus tierras, en donde
estuvieron tres años reformándose, y haciendo sementeras y otras cosas para su sustento, y esta
tierra le pusieron Tlapalanconco a significación de su patria, y el descubridor de esta tierra se
llamaba Cecatzin; y casi al último de estos años se juntaron dos cabezas principales y los otros
cinco inferiores a tratar si se quedarían en esta tierra u si pasarían más adelante. Se levantó entre
ellos un gran astrólogo que se decía Huemantzin, diciéndoles: que en las historias hallaba que
desde la creación del mundo siempre habían tenido grandes persecuciones del cielo, y después
de ellas se les había seguido a sus pasados grandes bienes, tierras prósperas y largos señoríos, y
siempre sus persecuciones era en el año de ce técpatl, que es un pedernal, estrella que tanto los
perseguía, y pasado esto, luego se les seguían grandes bienes, que eran un gran mal víspera de
mayor bien, y que así no les convenía estarse allí y tan cerca de sus enemigos; demás de que
hallaba en su astrología que hacia donde sale el sol era tierra larga y próspera, donde habían
vivido muchos años los quinametin y había tantos años que se habían destruido, que estaría
despoblada, demás de que los feroces chichimecos, sus circunvecinos, pocas veces llegaban allá,
y el planeta que reinaba en aquella tierra le faltaba muchos años para cumplir sus amenazas, y
que en el ínter podían gozar de un siglo dorado y dichoso, ellos y todos sus descendientes, hasta
en décimo grado, sucediendo de hijos a padres demás de que aquel planeta no reinaba sobre su
nación de ellos, sino de los gigantes, que podría ser no les hiciesen mucho daño a sus
descendientes; y que en este lugar dejasen algunas personas para que la poblasen y quedasen por
sus vasallos, y andando el tiempo tornarían a volver sobre sus enemigos y recobrar su patria y
nación. Éstas y otras muchas cosas declaró Huemantzin, y estas dos cabezas y los demás
inferiores lo tuvieron por bien y concedieron en ello, poniéndolo todo por obra, y que cada tierra
que descubriese, como fuese diferente de las otras y buena, estuviesen algunos días
reformándose para lo adelante de todo, de suerte que al tiempo que salieron de esta tierra había
once años que salieron de su patria, porque ocho años estuvieron cerca de su patria haciendo
guerras hasta que los echaron de todo punto [...].

Resumiendo, el Sol de Agua acaba con un diluvio 1716 años después de la creación.
Sobreviven algunas personas (una pareja según el Códice Vaticano A o Ríos y otras fuentes).
Durante el Sol de Viento, los hombres edifican una especie de torre de Bábel. Entran en escena
los toltecas llegados de allende los mares. Se asientan en Huehuetlapallan en el año 1 Pedernal, o
sea 520 años después del diluvio. Unos 1715 años después del mismo diluvio un huracán
destruye la edad. Algunos escapan a unas cuevas (una pareja en Ríos).
El Tercer Sol, de tierra, es el de los gigantes exterminados casi todos por un terremoto,
4994 años después de la creación. El Sol actual es el cuarto, de fuego. En el año 5097 de la
creación del mundo tiene lugar el congreso de los sabios toltecas. A la muerte de Cristo (33
d.C.), en el año 270 de la era, hay terremotos y se eclipsan el sol y la luna. Luego en el año 5486

59
de la creación se alzan los toltecas contra el rey legítimo y al año siguiente, el 439 d.C., salen de
su patria. Un gran astrólogo, Huémac, les anuncia su destino.
Debo detenerme aquí para hacer tres observaciones preliminares.
1) El texto es uno de los más antiguos del autor y habría sido redactado hacia el 1600
(Ixtlilxóchitl 1975, 1: 21). Más tarde Ixtlilxóchitl se inclinará por una secuencia diferente de los
Soles (permutando Viento con Tierra) e introducirá a los toltecas tan sólo en la edad actual,
calificándolos de segundos habitantes del país después de los gigantes o de terceros después de
los gigantes y los olmecas xicalancas (T.13, 14). En su Compendio histórico del reino de
Texcoco (1: 417-18), la destrucción de los gigantes y el fin del Sol de Viento están fechados en
el 299 d. C., mientras que la salida de Huehuetlapallan ocurre en el 386.
2) Su cronología es cuando menos caprichosa. No en lo que toca a las fechas mexicanas,
por ejemplo el año 1 Pedernal para la creación del mundo o cualquier otro principio: se trata aquí
de una datación ritual típica, ya que hemos visto en un mito que los primeros habitantes nacieron
de un pedernal expulsado de la ciudad celeste paradisiaca. Pero es al precisar duraciones y al
establecer correlaciones cuando Ixtlilxóchitl lucubra o inventa. Obviamente, procura hacer
coincidir el principio de los tiempos en Mesoamérica con la creación bíblica. Asigna 1716
(33x52) años a la primera era porque esta duración está muy cerca de la estimada para el período
antediluviano en el Génesis.13 Si de acuerdo con sus cálculos los eclipses y terremotos tuvieron
lugar hacía el año 5264 de la creación, o sea en el 33 d.C., y si transcurrieron 5231 años antes de
la Encarnación, es porque Cristo nació 5228 años después de la creación según ciertos computos
medievales.14 Luego Ixtlilxóchitl se embrolla en sus cálculos al vincular el 438 d.C. con el año
5486 de la creación.
No sólo pretende descubrir una cronología bíblica en las fuentes que maneja sino que
intenta además persuadirnos de que los toltecas conocían el Génesis con la creación, el diluvio y
la confusión de lenguas consecutiva a la edificación de una torre que no puede ser sino la de
Bábel, puesto que América no estaba poblada aún. Su poblamiento sobreviene después de la
confusión de lenguas, cuando desembarcan los primeros moradores, siete toltecas. Para acreditar
todo eso salpica su texto con voces náhuatl, por ejemplo al designar el arca o los quince codos de
agua (Génesis 7: 20). Más adelante sigue con su manía bíblica cuando califica como filisteos a
los gigantes (cf. Goliath el filisteo: 1 Samuel 17). Pero además de mezclar con más o menos
éxito la historia según su fe con las tradiciones indígenas — cabe destacar que la creación, el
diluvio, los sobrevivientes, la confusíón de lenguas (Popol Vuh 1985: 171) y la construcción de

13
De acuerdo con la Biblia judaica 1656 años; la Biblia de los Setenta y la Vulgata: 2242 o 2262; Chimalpahin,
Memorial Breve 65v (1958:124) sitúa la Creación en 5199 a.C. y 4a Relación 120r (1965: 130) en 5160 a.C.
14
Voragine 1967, 1: 65; según Colón: 5343; Motolinía 1970: 184: 5199 años; otras estimaciones fluctúan entre
3760 y 6310. Ver Delumeau 1978: 296-300.
60
una "torre" imponente para llegar al cielo (Durán Historia c.1; 1967, 2: 17; T.81) son tradiciones
precolombinas auténticas —, va más allá hasta contar las cosas más descabelladas, afirmando
siempre que se basa en una "relación original" sobre los toltecas. Es flagrante para cuanto se
refiere a los fenómenos que señalan la muerte de Cristo (Mt 27: 51; Mc 15: 33). Y en escritos
posteriores, y por lo tanto más madurados, aún va más lejos. El Texto 12 sitúa a Huémac después
del 439. Más tarde Ixtlilxóchitl lo identificará con Topiltzin, colocándolo en la tercera edad, la
de los olmecas xicalancas, y se esforzará por insinuar que era Jesucristo o algún apóstol:

TEXTO 13. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de la historia...


(1975, 1: 529-30):

Y estando en la mayor prosperidad llegó a esta tierra un hombre a quien llamaron Quetzalcóhuatl
y por otro nombre, Huémac, virgen, justo y santo, el que vino de la parte del oriente y enseñó la
ley natural y constituyó el ayuno evitando todos los vicios y pecados; el primero que colocó y
estableció la cruz a que llamaron dios de las lluvias y de la salud; el cual, viendo el poco fruto
que hacía en la enseñanza de estas gentes, se volvió por la parte de donde vino, y al tiempo que
se fue, dejó dicho a los naturales de aquellos tiempos que volvería en los venideros, en un año
que se llamaría ce ácatl, y que para entonces su doctrina sería recibida y sus hijos serían señores,
poseerían la tierra y otras muchas cosas, que después muy a la clara se vieron; el cual ido que fue
de allí, a pocos días sucedió la destrucción referida de la tercera edad y entonces se destruyó
aquel edificio tan memorable de la ciudad de Chulula, que era como otra segunda torre de Babel
que la edificaban estas gentes, que después edificaron un templo (los que escaparon en las ruinas
de ellas) a Quetzalcóhuatl, a quien colocaron por dios del aire, y según parece por las historias
referidas y por los anales, sucedió esto algunos años después de la encarnación de Cristo, señor
nuestro; y desde este tiempo acá entró la cuarta edad, que dijeron llamarse Tletonatiuh porque se
ha de acabar con fuego.

Por lo tanto, divide a Quetzalcóatl en dos personajes, éste y el Topiltzin "Meconetzin" del
fin de Tollan en el siglo X.
En cuanto a las fuentes de Ixtlilxóchitl otras que Sahagún, en lo que se refiere a los Soles
debe de haber conocido la obra del padre Ríos, autor de gran parte del Códice Vaticano A. Este
manuscrito, lo sabemos, contiene dibujos de la leyenda de los Soles sacados de algún códice
precortesiano original y acompañados de comentarios. Los elementos aprovechados por
Ixtlilxóchitl son los siguientes:
– la convicción de Ríos (21v), basada en innegables semejanzas, de que los indios conocieron el
Génesis (T.12, 1ª frase). Esta convicción conduce a Ríos a considerar a los indios como hebreos
emigrados, pero por ello no deforma sus informes hasta el grado de ubicar por ejemplo la "torre
de Babel" precolombina en el Viejo Mundo o de colocar el poblamiento de América después del
diluvio;
- el orden de sucesión de los Soles, pero Ixtlilxóchitl omite el Sol de Fuego;

61
- los siete supervivientes del diluvio. En realidad, Ríos transmite dos tradiciones. Según la
primera, una pareja se salvó en un tronco de árbol hueco. La otra dice que siete individuos
refugiados en cuevas fueron los padres de la humanidad ulterior, lo que permite pensar que
también hubo mujeres. Fueron venerados por sus descendientes hasta llegar a ser las deidades
protectoras de varios pueblos. Ríos (4v, 10v, 28v) menciona a Huehuetéotl, a Quetzalcóatl, a
Cihuacóatl, a Xelhua y a Xólotl y en el Códice Telleriano-Remensis están además Huehuecóyotl,
Chalchiuhtlícue, 4 Viento y Patécatl, o sea en total siete hombres y dos mujeres. Bien puede ser
que el autor se haya equivocado al colocar a esos antepasados en la segunda era. Para salvarse de
una inundación completa del mundo parecen poco apropiadas unas cuevas. Por otra parte hay
tradiciones en las que se mencionan siete antepasados, incluyendo a Xelhua, en el principio de la
era presente (T.39). Sea lo que fuere, parece que Ixtlilxóchitl combinó las dos tradiciones del
Códice Ríos, conservando el arca por una parte y los siete sobrevivientes por la otra;
- en la segunda edad, los hombres habrían edificado la pirámide de Cholula para protegerse de
otro diluvio. Pero el edificio fue destruido por el rayo o la caída de una piedra de jade (T.81).
Las otras fuentes sitúan esta edificación en la edad anterior a la presente. Si Ríos la sitúa después
del diluvio es probablemente para multiplicar los paralelismos con la Biblia. Ixtlilxóchitl se
inspira en él y aún exagera;
- en el curso del Tercer Sol se habría anunciado la destrucción de Tollan. Es la edad de los
gigantes pero Ríos los asigna al Primer Sol, sin duda porque en la Biblia los gigantes son
anteriores al diluvio. Parece que no hubo mención de los gigantes en el códice utilizado por el
padre dado que el gigante figurado en el Códice Ríos no se integra en la pintura y tiene además
incontestable influencia europea. Ixtlilxóchitl difiere pues de Ríos y de acuerdo con las demás
fuentes coloca a los gigantes en la edad anterior a la presente, esforzándose sin embargo por
encontrar algún equivalente bíblico, en este caso el gigante de los filisteos.15

En cuanto a las fuentes de Ixtlilxóchitl relativas a los toltecas, hay que precisar que
Huehuetlapallan, el origen occidental, la salida en 1 Pedernal, los siete capitanes guías y
asimismo una lista de reyes, como se verá más adelante, se encuentran igualmente en un
manuscrito náhuatl del siglo XVI, el Manuscrito mexicano 253 de la Biblioteca Nacional de
París, llamado el Anónimo mexicano por ser desconocido su autor (T.78). Ixtlilxóchitl debe de
haber utilizado el documento o la fuente de la cual deriva, al igual que Torquemada (I c.14;
1970, 1: 36-38).16 En su Relación sucinta (1608) se aprovecha a la vez del Anónimo y de
Torquemada, pero amplifica y agrega pormenores que carecen de comprobación posible.

15
Fagetti 1998: 23-26 recogió datos interesantes sobre los gigantes en San Miguel Acuexcomac.
62
Además se aleja por completo de los datos del Anónimo al hablar del fin de Tollan, tal vez
basándose en lo que llama su "relación original toltecatl", sin dejar por ello de añadir de su
cosecha. Habrá que volver a examinar esta cuestión.

Hechas estas observaciones, cabe destacar las indudables analogías entre la historia de los
orígenes toltecas según Ixtlilxóchitl y la versión de Sahagún. En ambos testimonios los toltecas
están implicados en edades sucesivas y en ambos casos hay descripciones de peregrinaciones
hacia la tierra de origen. En otro escrito (T.14), Ixtlilxóchitl menciona la expulsión de un país
más allá de los mares antes del desembarco en Huehuetlapallan. Luego, hay en el texto del
franciscano el discurso de los sabios que se van (T.11 §3) y en Ixtlilxóchitl el discurso de
Huémac a los toltecas. Ambos discursos contienen la promesa de una tierra donde los toltecas
prosperarán y el recuerdo del carácter cíclico del tiempo. Huémac anuncia alternancias de
turbulencias y de prosperidad, pero al final los toltecas volverán a su patria. Cuando habla del
año 1 Pedernal "que es un pedernal, estrella que tanto los perseguía, y pasado esto, luego se las
seguían grandes bienes, que era un gran mal víspera de mayor bien", nos acordamos de Venus
que en el mito del paraíso perdido es el fruto de la transgresión y trae el exilio, pero es
igualmente el principio de la vida sobre la tierra y la promesa de nueva luz así como la señal del
comienzo de las peregrinaciones.
Según los informantes de Sahagún, Cipactónal, Oxomoco y otros dos sabios ponen a
punto el cómputo del tiempo en Tamoanchan. De manera correspondiente hay en
Huehuetlapallan el "congreso de los sabios" que determinan la duración exacta del año solar.
Cabe hacer notar que según el Anónimo mexicano, Torquemada y Ixtlilxóchitl (Relación sucinta,
2ª, 1975, 1: 397) que se inspira en Torquemada, Huehuetlapallan sí era una tierra de abundancia
donde había "maíz, algodón y las demás semillas y legumbres que hay en esta tierra, y [los
toltecas] fueron grandes artífices de oro y piedras preciosas y otras muchas curiosidades".
Ixtlilxóchitl ubica claramente a Huehuetlapallan al oeste:

TEXTO 14. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de la historia...


(1975, 1: 530):

En esta cuarta edad llegaron a esta tierra la nación tulteca, los cuales según parece por su historia
que fueron desterrados y echados de su patria, y después de haber navegado y costeado por la
Mar del Sur llegaron a la que llamaron Hueytlapalan, que es lo que al presente llaman de Cortés,
que por ser algo bermeja le pusieron el nombre referido [...].

16
En el Memorial Breve 56v (1958: 105), Chimalpahín menciona igualmente la tierra de origen Huehuetlapallan
asociada a las Siete Cuevas y a la salida en 1 Pedernal.
63
Al igual que Teocolhuacan, Chicomóztoc y Tamoanchan o el paraíso original del sol
poniente, Huehuetlapallan está en Occidente. Así la tierra de origen está diametralmente opuesta
al término de la epopeya tolteca, Tlillan Tlapallan, en Oriente. No hay motivo alguno para
preguntarse por la ubicación geográfica exacta de esta tierra mítica asimilada a las Siete Cuevas
por Chimalpahin (Memorial Breve 56v; 1958: 105).17
Mas, ¿ qué debemos pensar de los acontecimientos que allí habrían ocurrido, del
conflicto provocado por la revuelta de nobles toltecas deseosos de destronar al heredero
legítimo, conflicto que desembocó en la salida ? Hay que observar primero que la versión no se
encuentra en fuente alguna que no sea Ixtlilxóchitl. El Anónimo y Torquemada aseveran, sin
más, que los toltecas fueron desterrados de su patria. Para saber si estamos en presencia de
acontecimientos históricos o al contrario de un mito recurrente basta examinar otros relatos de
orígenes y en particular los relativos a los aztecas mexicas. Pongamos por caso Chimalpahin que
explica lo siguiente:

TEXTO 15. Chimalpahin, Memorial Breve f.21r-22v


(resumen):

Aztlan era una ciudad grandísima donde el rey Moteczuma reinaba sobre los aztecas y "los otros
hombres" entre los cuales se contaban los mexicas. Este rey tenía dos hijos. Al aproximarse su
muerte les traspasó el mando a ambos. Pero el menor, Chalchiuhtlatónac o Mexi, odiaba al
mayor. Quería reinar sólo sobre los mexicas, dejando los huaxtecos y los demás grupos a su
hermano. Salió pues de Aztlan en el año 1 Pedernal (1063). Los emigrantes fueron guiados por el
sacerdote adivino Huitziltzin, "Picaflor", intérprete del dios Tetzauhtéotl. (Otra fuente menciona
luego el quebrantamiento de un árbol, señal de la pérdida de la armonía original. Ver también
Tezozómoc 1949: 15-16; Historia de México: 96).

Como en Huehuetlapallan, la salida arranca de una insumisión y un conflicto. Ahora bien,


en el paraíso original de Tamoanchan también hubo conflicto por un motivo semejante cuando
las criaturas usurparon el privilegio exclusivo de (pro-)creación de la pareja creadora. Los mayas
de Guatemala meridional relatan por su parte que esta pareja tuvo trece hijos, cuyos mayores
quisieron crear hombres contra la voluntad de sus padres, por lo que fueron echados al infierno
(Las Casas Apologética III, c.235, 1967, 2: 505-6).
El tema del conflicto entre los pueblos es pues al parecer una transposición, en el plano
seudo-histórico de las peregrinaciones, de la transgresión original en el paraíso. Encontraremos
una ilustración suplementaria de este tema mítico cuando volvamos la mirada hacia los sucesos
del fin de Tollan (T.115-119, 32).

17
Kirchhoff 1961: 263 la ubica en Occidente, cerca de Guadalajara; Davies 1977 en Oriente.
64
Pánuco y el Yucatán, o el origen al Noreste y al Este

Fray Juan de Torquemada es el autor de una obra monumental titulada Los 20 libros rituales i
monarchia Indiana... Era muy ecléctico, como muchos autores de su tiempo, y no vacilaba en
incorporar a su obra textos a veces poco conciliables. Ya vimos cómo se inspiró en el Anónimo
mexicano, lo mismo que Ixtlilxóchitl, por ejemplo al hacer venir a los toltecas de
Huehuetlapallan. Ahora bien, en el mismo Libro primero, redactado hacia el 1604-1605, agrega
otras dos versiones sucesivas intentando relacionarlas entre sí, salga lo que salga. Se inspira
primero en la Relación de la genealogía... u otra fuente relacionada. La tierra está poblada desde
el 700 d.C. y Totepeuh es el primer príncipe. Luego los de Tula eligen como rey a "Topil", que
reina 50 años. Le sucede Huémac (comp. T.10). Torquemada enumera en continuación los reyes
atribuidos a Colhuacan por la Genealogía y el Origen de los mexicanos. Sigue con un pasaje
transcrito con fragmentos perdidos del mestizo tlaxcalteca Diego Muñoz Camargo o al menos de
un texto utilizado por él:

TEXTO 16. Torquemada III c.7 (1969, 1: 254-55):


Estando, pues, poblada esta provincia de Tulla, con el origen, y principio, que hemos dicho,
algunos años despues de esta población, vinieron de àcia la parte del Norte, ciertas naciones de
gentes, que aportaron, por la parte de Panuco. Estas gentes, fueron vnos hombres bien traìdos, y
bien adereçados de ropas largas, á manera de turcas, ò de lienço negro, como sotanas de clerigos,
abiertas por delante, y sin capillas, y los cuellos escotados, y las mangas cortas, y anchas, que no
llegaban al codo, que el día de oi algunas de estas ropas, vsan los naturales en sus bailes,
contrahaciendo aquellas naciones. Estas gentes, pasaran adelante de Panuco, con buena industria,
sin ningun renquentro de guerra, ni pelea; y viniendo de lance, en lance, hasta Tullan (donde
llegaron, y fueron recibidos, y hospedados de los naturales de aquella provincia) allí fueron mui
regalados, porque era gente mui entendida, y habiles, de grandes traças, è industrias, y labraban
oro, y plata, y eran mui grandes artifices de qualquier arte; eran grandes lapidarios, sobre
estremo, asi en estas cosas delicadas, como en dàr otras industrias, para la sustentacion humana;
y para labrar, y romper tierras; de suerte, que por su buen govierno, y grandes industrias, y
habilidades, tuvieron gran cabida con ellos, y adonde quiera que llegaban los tenian, y estimaban
en mucho, y hacian grande honra: mas esta nacion, no se sabe de donde aia podido venir, porque
no ai mas noticia de esta, que la que al principio digimos, que vinieron à aportar a la provincia de
Panuco. Quieren decir, que fueron algunos romanos, ò Cartagineses [...] ò Irlandeses. [... ...]. Y
se quenta, en este paso, vn cuento, y es: que como huviesen llegado á Tullan estas gentes, traían
consigo vna persona mui principal por caudillo, que los governaba, al qual llamaban
Quetzalcohuatl (que despues los cholultecas adoraron por dios). Este se tiene por mui
averiguado, que fue de mui buena disposicion, blanco, y rubio, y barbudo, y bien acondicionado.

Muñoz Camargo aduce la misma procedencia de Quetzalcóatl pero para rechazarla:

65
TEXTO 17. Muñoz Camargo I c.5 (1892: 41):
[...] aunque Quetzalcohuatl dijo que vino por la parte Norte y por Pánuco, y de Pánuco por
Tulantzinco y por Tula donde tuvo su habitación, todos estos vinieron por la vía del Poniente, é
que como fuesen personas tan principales y de grandes habilidades, los tuvieron por dioses,
especialmente Camaxtli, Quetzalcohuatl y Tezcatlipoca, y todos los demás ídolos; sino que
vinieron discurriendo por diversas partes de este nuevo Mundo [...].

Para Torquemada por lo menos estamos otra vez en presencia de un desembarco. Ya lo


mencionaron Muñoz Camargo (T.8), Sahagún (T.11) y Ixtlilxóchitl, (T.12, 13, 14). Chavero
(1892: 39 nota 1) opina que la leyenda del paso de un estrecho es una invención de cronistas
deseosos de hacer venir a los indios del Viejo Mundo según la idea bíblica monogenista. Sin
embargo, parece preferible decir que la leyenda precolombina fue explotada por los cronistas con
el fin de mostrar el origen extra-americano de los indios o de algunos de ellos. Así es como
Ixtlilxóchitl presenta a todos los pobladores de la Nueva España como descendientes de los
chichimecas del rey Chichimecatl :

TEXTO 18. Ixtlilxóchitl, Compendio histórico (1975, 1: 417):


[...] el cual, según se colige [!], salió de la Gran Tartaria, y fueron de los de la división de
Babilonia, como más largamente se declara en la historia que se escribe; y éste su rey, como
anduviese con ellos discurriendo por la mayor parte del mundo, llegaron a esta tierra, y
pareciéndoles ser buena, fértil y abundante para el sustento humano, como está referido,
poblaron la mayor parte de ella, especialmente la que cae hacia la parte septentrional, y el
Chichimécatl a toda ella le puso su propio nombre. Después sus descendientes lo restante lo
fueron poblando, y quedósele a cada reino o provincia el nombre conforme era el del señor o rey
que primero la pobló, como se echa de ver en las tierras, reinos y provincias de los tultecas,
llaman en general Tollan, por el primer rey que tuvieron que se llamaba así.18

En cuanto a Torquemada, sugiere con escepticismo hipotéticas procedencias romana,


cartaginesa o irlandesa. Pero deja toda reticencia al repetir la leyenda originada después de la
Conquista del Quetzalcóatl blanco, rubio y barbado y de los toltecas que iban vestidos de turcos
o de clérigos europeos.
A pesar de haber sido explotado como queda dicho, el tema del desembarco es
auténticamente prehispánico. En los códices Azcatitlan y Boturini los mexicas cruzan en barco el
lago o la laguna que rodea a Aztlan para llegar a Huey Colhuacan. También existen testimonios
mayas, por ejemplo el Popol Vuh y los Anales de los Cakchiqueles, que hablan del paso de un
estrecho. El nacimiento de un pueblo, lo mismo que el de un hombre, implica pues un paso por
agua: lo atestiguan la Leyenda de los Soles (1945: 122) y la Historia de los Mexicanos por sus
pinturas (1941: 216), en las que los Mimixcoa o los hombres creados por Mixcóatl nacen de la

18
Ya vimos páginas atrás que Cristóbal del Castillo asimila la Antigua Colhuacan al Chichimecatlalpan.
66
diosa del agua o caen del cielo en el agua o penetran en el agua antes de aparecer en la tierra. En
el Popol Vuh de nuevo, después de molidos como si fueran simientes y echados al agua, los
gemelos renacen primero como hombres-peces, luego como hombres (T.58). El Lienzo de
Jucutacato (Seler 1902-23, 3: 45-46) muestra a nahuas recién creados saliendo de una cueva
llamada Chalchiuhapazco, "Lebrillo de Piedra verde". Se alude a la vasija de piedra en la que
fueron molidos los huesos de los difuntos de antaño para crear el primer hombre en Tamoanchan
(T.61). Luego cruzan un estrecho sobre tortugas y llegan al país de la diosa del agua. Por último
Cintéotl, el primer hombre engendrado, nació en Tamoanchan o en el "Lugar de Jade de los
Dueños de Peces" (Chalchiuhmichoacan) al oeste, pero es al este, en la Huaxteca, donde surgió
como lucero del alba y primera luz del mundo, y al emerger hizo que refluyeran las aguas que
cubrían el mundo.19 La referencia a la Huaxteca nos explica el papel importante desempeñado
por los huaxtecos en el principio. Recuérdese al rey huaxteco que se emborrachó en
Tamoanchan, o el hecho de que en Aztlan los huaxtecos eran mayores que los mexicas. En los
ritos de reactualización del nacimiento de Cintéotl en la veintena de ochpaniztli también hay
personificaciones de huaxtecos que desempeñaban un papel importante (Graulich 1981b).
Según Ixtlilxóchitl, Muñoz Camargo y Sahagún, los pueblos pasan de una primera patria,
más allá de un río o de un mar, a otra tierra de origen en Occidente llamada Chicomóztoc,
Tamoanchan o Huehuetlapallan. En cambio, Torquemada escribe que los recién llegados pasan
directamente de su patria de ultramar a Tollantzinco y Tollan por la vía de Pánuco.20 No es el
único en asociar a Quetzalcóatl con Pánuco y por lo tanto con los huaxtecos. En un documento
extraño compilado por Oviedo (T.68), Quetzalcóatl, llamado aquí ''Orchilobos'' (es decir
Huitzilopochtli), surge de Pánuco con cuatrocientos hombres y se dirige directamente hacía su
"Tierra prometida", para el caso Mexico. Veremos por otra parte que Ixtlilxóchitl hace pasar a
los toltecas llegados del oeste por la Huaxteca (T.21). En los Anales de Cuauhtitlan (p.3-4, 1945:
6-7; 1938: 68), por último, se habla de un grupo de aquellos chichimecas errantes que, guiados
por Mixcóatl, padre de Quetzalcóatl, dieron la vuelta para ir a la Huaxteca y el autor precisa que
el mismo Quetzalcóatl vivió allí.
¿ Cómo explicar esta vinculación de los toltecas y de Topiltzin en particular con la
Huaxteca y Pánuco ? ¿ Será el deseo de hacer venir al héroe del mismo lado por donde se fue y
de presentarlo coma un extranjero, incluso un europeo, ya que se trata de la misma costa oriental
donde desembarcó Cortés ? Pero Cortés arribó más al sur, en el Totonacapán, y de todas
maneras, la respuesta no sería válida para Ixtlilxóchitl según el cual los inmigrantes llegaron por
el oeste. ¿ Será entonces porque el mismo nombre de Pánuco, Panoayan, "vado por donde se

19
Sobre el nacimiento de Cintéotl 1 Flor ver Graulich 1990: 72-75; 1999: 112-33.
67
vadea y passa el rio" (Molina) evoca tales asociaciones ? Es poco probable. Si Topiltzin está
vinculado con la Huaxteca, es porque se le asimilaba en cierta medida con Cintéotl-Lucero del
alba que "aparece en la Huasteca". El también se volverá estrella de la mañana después de
muerto (T.142) y será igualmente la primera claridad de una nueva era. En el himno de la fiesta
de la salida helíaca de Venus cada ocho años, Quetzalcóatl y Cintéotl se confunden ( Sahagún II
Ap., 1950-81, 2: 212-13). En la iconografía mexicana y maya el dios Maíz-Venus está
representado con la cabeza excesivamente alargada. Ahora bien, esta característica también
habría sido la de Topiltzin (Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas...; 1975, 1: 270).
Además, Cintéotl es el primer ser engendrado, el primer hombre, y veremos que Quetzalcóatl
está estrechamente relacionado con la creación del primer hombre de la edad presente 21.
Bartolomé de Las Casas (seguido por Mendieta II c.10) dice que Quetzalcóatl vino de
Yucatán, lo que parece tanto más increíble cuanto que según los yucatecos las Serpientes
Emplumadas vinieron de Occidente (Landa, Relación c.6, 1959: 12-13; T.70, 71) — de acuerdo
con la mayor parte de las fuentes mexicanas.

TEXTO 19. Las Casas III c.122 (1967, 1: 645):


[...] éste, según sus historias, vino de las partes de Yucatán a la ciudad de Cholola, y era hombre
blanco, crescido de cuerpo, ancha la frente, los ojos grandes, los cabellos largos y negros, la
barba grande y redonda.

Obviamente Quetzalcóatl no era indio en opinión de Las Casas. Se le describe como


inventor del trabajo del oro y hombre moderado y casto que abominaba de los sacrificios
sangrientos, las guerras y los homicidios. Era pues muy posiblemente cristiano. ¿ Por qué
entonces hacerle llegar de Yucatán ? Porque, explica Las Casas, era en la península donde estaba
mejor implantado el cristianismo. Basta ver el pasaje en el que el autor describe la religión de
Yucatán. Se adoraba a la Cruz allá porque, según los testimonios de los indios

TEXTO 20. Las Casas III c.123 (1967, 1: 648):


[...] un hombre muy hermoso había por allí pasado e les había dejado aquella señal para que del
siempre se acordasen. Otros diz que afirmaban que porque habían muerto en ella un hombre más
resplandeciente que el sol: esto refiere Pedro Mártir en el capítulo 1° de su cuarta Década.

20
En otra de sus versiones, Ixtlilxóchitl también considera Huehuetlapallan como una mera jornada del viaje desde
la patria ultramar a Tollantzinco y Tollan. Ver además los Anales de los Cakchiqueles: 48.
21
A propósito de Pánuco Davies (1977: 140-60) sugiere que hubo dos migraciones, una de toltecas chichimecas
venidos del oeste y otra de nonoalcas llegados del este. Pero las fuentes tocantes a las peregrinaciones toltecas no
mencionan a los nonoalcas y además, se trata de una procedencia de Pánuco, no del área maya. La misma
procedencia de Pánuco es asignada a Orchilobos-Huitzilopochtli que dificilmente se puede calificar de maya. Por
último, los mexicas hubieran igualmente pasado por la región de Pánuco según la Historia de los Mexicanos por sus
pinturas (1941: 220). Parece pues un lugar con fuertes connotaciones simbólicas.
68
Y ¿ quién había propagado estas creencias y otras más cristianas aún ? Un tal Kukulcan
(nombre maya de Quetzalcóatl), llegado a Yucatán con 19 compañeros... "Si estas cosas son
verdad, parece haber sido en aquella tierra nuestra santa fe notificada". Si Las Casas asigna pues
un origen yucateco a Quetzalcóatl, es porque cree que puede tratarse de un misionero cristiano
aportado allá, como los españoles siglos después.

Para concluir, es vano el afán por localizar la tierra de origen de los toltecas. Primeramente, los
nombres de esta tierra difieren entre sí: Huey Colhuacan, Chicomóztoc, Tamoanchan,
Huehuetlapallan, y todos parecen míticos: "Lugar grande de los que tienen antepasados", "Siete
Cuevas", "Casa de la bajada", "Antigua Rojo". Luego estos nombres, exceptuando el último, son
los de la patria, no solamente de los toltecas, sino también de casi todos los pueblos. Se trata de
una tierra mítica situada en Occidente al igual que el paraíso original de Tamoanchan, y los
sucesos que ocurren allí son sucesos recurrentes. Lo mitológico explica asimismo las
vinculaciones con Pánuco. En cuanto al origen yucateco, hay que ver en ello una especulación
europea.

CAPITULO II
LAS PEREGRINACIONES

La versión de Ixtlilxóchitl

El Texto 12 de Ixtlilxóchitl relata cómo los toltecas, desterrados de su patria, se pusieron a


caminar hacia la tierra prometida por Huémac y cómo llegaron a Tlapallantonco. He aquí la
continuación del pasaje:

TEXTO 21. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas c.2


(1975, 1: 266-68):

[...] y tres [años] en esta llamada Tlapalantonco, como ya está declarado, dejando aquí algunos
de la gente común, con sus mujeres y hijos, para que la poblasen, y se partieron y anduvieron
otras sesenta leguas; y hase de notar que la historia pone que anduvieron a doce días cada
jornada de nueva tierra que descubrieron, en donde se colige que cada día anduvieron seis
leguas, por llevar consigo tanta gente, mujeres y hijos cargados todos, y demás de eso, así como

69
salían, no paraban hasta que la noche los hacía detener para dormir y descansar, y hacían cada
días seis leguas, antes más que menos. Y andados los doce días, según tengo colegido serían
setenta leguas, llegaron a une tierra buena y fértil y se llamaba Huey Xalan, en donde estuvieron
cuatro años. Asimismo sembraron y hicieron lo que habían hecho en las partes adonde habían
estado para lo adelante, y el descubridor fue Cohuatzon, una de las cinco cabezas u capitanes
inferiores; y al tercer año que fue ce calli, contaron un tlalpile que había que salieron de su
patria, que son trece años, y estuvieron otro año y luego al quinto se salieron de aquí y fueron
caminando hacia donde sale el sol; y andados más de cien leguas, porque habían caminado
veinte días arreo, llegaron a Xalisco, tierra que estaba cerca de la mar, y aquí estuvieron ocho
años, siendo el descubridor Ziuhcóhuatl, también uno de los cinco capitanes inferiores; y
habiendo hecho lo que en las demás partes, se partieron con toda sus gentes en persecución de su
demanda hasta verse en tierras donde fuera a su grado [y g]usto, dejando asimismo alguna gente
para que poblaran con la misma orden de los otros lugares o tierras. Se partieron y anduvieron
otros veinte días que serían algunas cien leguas en diferentes partes, como lo habían hecho en las
demás partes. Llegaron a unas islas y costa de mar que se llamaba Chimalhuacan Atenco, en
donde estuvieron cinco años, y aquí fue la primera parte que comenzaron los hombres a tener el
sexo con sus mujeres y ellas comenzaron a parir, porque hicieron voto al tiempo que ellos
salieron de su patria, que en veinte y tres años no habían de conocer á sus mujeres ni ellas a sus
maridos, porque los que quebrantaran este voto habían de ser castigados cruelmente; y así
comenzaron las mujeres a parir en estas islas y costas del mar, y al cuarta año que fue un toxtli,
que son dos tlapiles de años, contaron veinte y siete que había que ellos salieron de su patria, que
a nuestra cuenta, fue en el año de 466 de la encarnación de Cristo nuestro señor; y cumplidos los
cinco años, comenzaron la jornada, siempre caminando hacia donde sale el sol, hasta Toxpan en
donde se detuvieron. Por el camino anduvieron diez y ocho días que serían algunas ochenta
leguas, y llegados a esta tierra estuvieron otros cinco años haciendo lo que en las demás partes y
multiplicándose en generación, siendo el descubridor Mezotzin; y al último de los cinco,
tornaron su camina por la misma vía del oriente y anduvieron veinte días que serían otras cien
leguas por diversas partes, y al último de ellos llegaron a Quiyahuitztlan Anahua, que eran unas
tierras de costas y brazos de mar, pasando con algunas canoas y barcas a una parte y otra al
tiempo que allí estuvieron que fue seis años, siendo el descubridor Acapichtzin, uno de los dos
principales cabezas, siempre padeciendo grandes trabajos, y luego tomaron su camino y
anduvieron diez y ocho días que serían algunas ochenta leguas en diversas partes, hasta llegar en
Zacatlan, siendo el descubridor Chalcatzin, asimismo uno de los dos principales; y al primer año
que llegaron aquí fue ce ácatl en donde contaron un xiuhtlapile había, que ellos comenzaron sus
guerras contra sus deudos y nación, y nació en este tiempo un hijo suyo y por ser año tan
señalado le pusieron el nombre de la tierra, que fue llamarle Zacapantzin, el cual tiempo había
cincuenta y dos años que ellos habían comenzado a tener guerras unas con otros, y estuvieron
aquí siete años, y cumplidos, anduvieron otros diez y ocho días que serían algunas ochenta
leguas. Llegaron en Tutzapan y estuvieron seis años en esta tierra, siendo el descubridor
Cecatzin, que fue la segunda vez que descubrió esta tierra, y al último de los seis, que fue en el
año de ce técpatl, nació un hijo suyo que por ser el año señalado y haberse pasado un
xiuhtlalpile, que son cincuenta y dos años, que ellos se habían salido de su patria, le puso el
nombre de la tierra, llamándole Totzapantzin, y luego cumplidos los seis años tornaron a caminar
y anduvieron veinte y ocho días por diversas partes hasta llegar en Tepetla, que serían algunas
140 leguas. Estuvieron aquí siete años, siendo el descubridor Cohuatzon, que fue la segunda vez,
y cumplidos los siete años tomaron su camino y anduvieron diez y ocho días que serían algunas
ochenta leguas hasta llegar en Mazatépec, siendo el descubridor Ziuhcóhuatl, y aquí estuvieron
ocho años y al sexto que fue ce calli, contaron sesenta y seis había que ellos salieron de su patria
y cumplidos los ocho, tornaron a caminar y anduvieron otros diez y ocho días que serían otras
ochenta leguas hasta que llegaron en Ziuhcóhuatl, en donde estuvieron otros ocho años, siendo el
descubridor Tlapalmetzin, que fue la segunda vez, y luego tornaron a caminar y anduvieron
veinte días que serían algunas cien leguas en diversas partes hasta llegar en Yztachuexucha, que

70
es hacia el norte, en donde estuvieron veinte y seis años, siendo el descubridor Metzotzin; y al
tercer año que fue un toxtli que estaban en esta tierra, contaron setenta y ocho años había que
ellos salieron de su patria y de allí a trece años, que fue un ácatl, contaron noventa y un años
había que ellos salieron de su patria. Cumplidos los veinte y seis años se volvieron a
Tulantzinco, y anduvieron diez y ocho días por diversas partes, que serían algunas ochenta
leguas hasta llegar a Tulantzinco, en donde hicieron una casa muy grandísima de tablas en donde
cabía toda la gente y estuvieron aquí casi diez y seis años, y al tercer año contaron una edad, que
son ciento cuatro años que había que ellos salieron de su patria; y son dos xiuhtlalpiles, siendo
en el año de ce técpatl, que conforme a nuestra cuenta fue en el de 543 de la encarnación,
habiendo pasado grandísimos trabajos y pariendo las mujeres por los caminos, siendo el
descubridor Acapichtzin, que fue la tercera vez que descubrió tierra nueva, y adelante haremos
relacíon de sus vidas y asiento en esta tierra; y asimismo en todas las partes que llegaron dejaron
gentes para que poblaran aquestas tierras, como ya lo tengo dicho al principio.

Otros escritos de Ixtlilxóchitl presentan algunas variaciones en cuanto a los nombres de


los siete guías del pueblo. Proponen todos un itinerario más breve hasta Tollantzinco y de
duración exacta de 104 años. Pongamos por ejemplo a la Historia chichimeca :

TEXTO 22. Ixtlilxóchitl, Historia chichimeca c.2


(1975, 2: 10) :

Y habiendo costeado la tierra de Xalisco y toda la costa del sur, salieron por el puerto de
Huatulco y andando por diversas tierras hasta la provincia de Tochtépec, que cae en la costa del
Mar del Norte; y habiéndola andado y ojeado, vinieron a parar en la provincia de Tolantzinco [...
...] Estando en el puesto de Tolantzinco contaron ciento y cuatro años que habían salido de su
patria.

Ninguna otra fuente salvo el Anónimo mexicano y Torquemada menciona los nombres de
los siete capitanes Tzácatl, Tlacatzin, Ehecatzin, Cohuatzon, Ziuhcóhuatl, Tlapalmetzin y
Metzotzin. El número siete es por supuesto símbólico: es el centro de la serie sagrada de trece y
connota la generación, la procreación y la fecundidad (Graulich 1981b: 89). Entre los mexicas
peregrinantes hubo asimismo siete jefes (Durán, Historia c.27; 1967, 2: 218). Davies (1977: 149)
está en la verdad cuando observa que varios nombres de jefes toltecas parecen desdoblados: no
se hicieron excesivos esfuerzos para llegar al número debido. Además, no se sabe nada cierto
sobre estos personajes. En el relato de Ixtlilxóchitl todo es construcción artificiosa. Una tras otro
los jefes descubren una tierra, trece en total entre Huehuetlapallan y Tollan y eso en 104 años o
sea dos "siglos". Lo demás verosimílmente no es sino adorno de datos demasiado áridos y poco
creíbles. Sin embargo, un detalle debe destacarse, precisamente por poco verosímil. Es sólo en
Chimalhuacan Atenco — primera verdadera jornada por tierra después del viaje marítimo
teniendo en cuenta las diferentes versiones del autor — donde hubo por primera vez relaciones
sexuales entre los toltecas. El autor explica el fenómeno por un voto pero podría más bien

71
interpretarse por el hecho de que, en la tierra de origen paradisíaca, todavía no había
procreación, ni necesidad de ella por ser desconocida la muerte.

Continuemos con el itinerario que no figura ni en el Anónimo ni en Torquemada y que no


concuerda con otras fuentes salvo en lo que respecta a Mazatépec y Tollantzinco. En escritos
posteriores, Ixtlilxóchítl renuncia a dicho itinerario, tal vez porque ya no le convence. El nombre
de la primera etapa, Tlapallantonco, está evidentemente sugerido por el punto de partida y
responde simétricamente a Tollantzinco, última parada antes de Tollan. En cuanto a Huey Xálac,
Ixtlilxóchítl vacila: es la capital del "imperio" tolteca original de Occidente según el Compendio
histórica del reino de Texcoco (3ª Rel.; 1975-77, 1: 418) y no lugar de paso. En cuanto a
Xalisco, en las otras versiones, los emigrantes no hacen sino costearlo. Luego cruzan México
hasta Chimalhuacan Atenco en el Valle de México, al sur de Texcoco, para proseguir luego su
camino hacia la Costa del Golfo. Con excepción de Mazatépec, eminentemente mítico como
pronto veremos, las ocho ciudades siguientes radican todas en dicha costa o más o menos en sus
proximidades.22 La última etapa antes de Tollantzinco es "Iztachuechotla", probablemente
Huexotla en la Huaxteca, al suroeste de Pánuco. De manera que podía afirmarse que los toltecas
llegaron "de parte de Pánuco''.
La mayoría de las fuentes concuerdan respecto al paso por Tollantzinco (T.21, 22, 34, 38,
49, 50; Sahagún X c.29 §1; 1956, 3: 184; Gómara 1965-66, 2: 38) si bien están en desacuerdo
sobre la duración de la estancia. Seguramente esta armonía se explica por el mismo nombre de
Tollantzinco, "Base, Fundamento, al pie de Tollan", lo que implica una última etapa.
Mexicatzinco fue de igual manera una de las últimas paradas de los mexicas antes de llegar a
Mexico (Tezozómoc 1949: 59; otros ejemplos en Jiménez Moreno 1953: 21-22). Aunque fuera
mítico, el paso por Tollantzinco es lógico para migrantes procedentes de la Huaxteca. En las
otras fuentes, en cambio, en las que se destaca la Colhuacan histórica y cuyos itinerarios se
alejan poco del Valle de Mexico, el paso por Tollantzinco-Tulancingo es menos evidente. Esto
debe explicar el que Gómara ubique Tulancingo en las riberas de la laguna.

Mixcóatl e Itzpapálotl

22
Gerhard 1986 menciona un "Mazatépec" en el Valle de Oaxaca donde eran conocidos los acontecimientos míticos
que examinaremos más adelante. Toxpan corresponde con Tochtepec, en la costa, lo mismo que Quiahuiztlan,
Zacatlan es posiblemente Zacatlan de las Manzanas, al este de Tulancingo. Tutzapan se sitúa al oeste de Papantla,
no muy lejos de Toxpan. Tepetla está cerca de Xalapa, Xiuhcóac está al norte de Tuzapan y al oeste de Toxpan; la
gente era de habla náhuatl y huaxteca. Ver Melgarejo (1947, 1: 48-50) y Davies (1977: 142-48) para localizaciones
a veces diferentes.
72
El análisis del mito de los Soles ha puesto en claro las estrechas relaciones entre Ixtlilxóchitl y
fuentes como el Códice Vaticano A y el Códice Telleriano-Remensis que transmiten tradiciones
más extendidas y más antiguas que las de los mexicas. También es en estos códices en particular
donde se trata con insistencia del mito del paraíso perdido, del cual hay huellas en diversas
partes de Mesoamérica.
Ahora bien, en cuanto a los toltecas, Ixtlilxóchitl transpone la transgresión que señala el
fin de una era y de la vida paradisiaca en un conflicto entre dos pueblos en la tierra de origen. En
las tradiciones más netamente mexicas en cambio — y al parecer más generalmente en las
tradiciones adoptadas por los chichimecas que se apoderan del Altiplano en los siglos XII y XIII
—, la transgresión original consiste más bien en la matanza del monstruo telúrico Tlaltéotl. Estas
fuentes, la Historia de los Mexicanos por sus pinturas, la Leyenda, ciertas partes de la Historia
de México y los Anales de Cuauhtitlan acortan la historia o por lo menos niegan toda clase de
pasado digno de mencionar antes del Sol actual, el quinto. De manera paralela, al relatar los
orígenes de los toltecas, transponen la transgresión primordial a un conflicto entre los
chichimecas en marcha y la diosa Tierra. Es por la matanza de ésta por donde comienzan los
Anales de Cuauhtitlan tal como llegaron hasta nosotros (falta la primera hoja):

TEXTO 23. Anales de Cuauhtitlan 1


(1945: 3, cambios subrayados):

"[...] un águila amarilla, un tigre amarillo, una culebra amarilla, un conejo amarillo y un venado
amarillo. Tirad con el arco por Huitztlan, en Huitznahuatlalpan, en Amilpan y en Xochitlalpan,
donde flecharéis un águila roja, un tigre rojo, una culebra roja, un conejo rojo y un venado rojo;
y cuando hayáis vuelto de tirar con el arco, ponedlos en manos de Xiuhteuctli (el señor del año-
dios del fuego) Huehueteotl (el dios antiguo); a quien guardarán los tres, Mixcóatl, Tozpan e
Ihuitl." Estos son los nombres de las tres piedras del hogar. De esta manera instruyó Itzpapálotl a
los chichimecas.
Cuando los chichimecas vinieron, los guiaron cuatrocientos mixcoas, hasta que salieron
por los nueve collados, por sobre los nueve llanos donde cayeron en poder de Itzpapálotl, que se
comió a los cuatrocientos mixcoas y los consumió. Solamente Iztacmixcoatl, al que se nombra
Mixcoaxocóyotl (Mixcoatl el menor), huyó, escapó de sus manos y se metió apresurado dentro
de una biznaga. Itzpapálotl arremetió contra la biznaga: salió de prisa Mixcoatl, luego la flechó
repetidas veces y evocó a los cuatrocientos mixcoas que habían muerto y aparecieron y en
seguida la flecharon una y otra vez. Así que murió, la quemaron; con su ceniza se empolvaron y
se pintaron ojeras. Y así que se acabó de hacer el tlaquimilolli (envoltorio), se aparejaron todos
en el punto Mazatépec.

Más adelante (f.1-2) se cuenta que:

73
[...] en este período de años vivieron los chichimecas aún en tinieblas, y la razón por que se dice
que aún en tinieblas, es que aún era nula su fama y nula su alegría mientras anduvieron errantes,
etc.

Muñoz Camargo explica que más tarde, cuando otros chichimecas migrantes quisieron detenerse
antes de haber llegado a la tierra prometida, su dios les dijo:

TEXTO 24. Muñoz Camargo I c.4 (1892: 34):

[...] que no había de ser allí su permanencia, que adelante habían de pasar a donde habían de
amanecer y anochecer, dándoles á entender donde habían de ser Señores supremos y vivir con
descanso y quietud, porque dice la metáfora Uncantonazoncantlathuiz, oncanyazque
ayancomican "adelante habéis de pasar y no es aquí aún donde ha de amanecer y hacer sol, y
resplandecer con sus prósperos y refulgentes rayos."

Para un pueblo, el sol no se levanta sino a la llegada a la Tierra prometida. En los Anales
la "metáfora" se toma al pie de la letra (lo mismo que en el Popol Vuh de los mayas quichés:
véase T.58): la creación del astro ocurrirá años después del inicio de las peregrinaciones. Por lo
pronto estamos al comienzo de la edad y de la cuenta de los años. A causa de que no existe aún
el sol, los migrantes deben entregar su caza (o sus prisioneros, en otro pasaje similar) al fuego
del hogar, de acuerdo con la prescripción de Itzpapálotl. Es por el mismo motivo por lo que la
diosa devora a los Mimixcoa: se la puede comparar con Tlaltéotl destrozada que exigió sangre y
corazones. Cuando el sol se levante, habrá que alimentarlo con víctimas, a él primero y a la tierra
después (T.52, 53).
Un viaje de noche es como un viaje al inframundo, dentro de la tierra. Los nueve collados
y los nueve llanos recuerdan "los ocho collados y los ocho llanos" que el difunto tiene que
atravesar en su viaje al lugar de los muertos (Sahagún III, Ap. c.1; 1956, 1: 295).23 Algunos
testimonios sobre los comienzos de las peregrinaciones mexicas enumeran varias etapas que
corresponden a igual número de estaciones en el país de los difuntos (Tezozómoc 1949: 17-18;
Chimalpahin, Memorial Breve 29; 1958: 26, 28; Historia de los Mexicanos... 1941: 220; Códice
Azcatitlan p.5; Graulich 1990: 226-7; 1997: 212).
La p. 3 de los Anales presenta un pasaje que manifiestamente está fuera de lugar. Al darse
cuenta de ello el copista añadió: "no ha de estar en su lugar". El hecho de que se repita la
prescripción de Itzpapálotl y que se trate de un acontecimiento ocurrido en un año 1 Pedernal,
fecha habitual de las salidas, indica que el pasaje completa el Texto 23. Ahora bien, entre los

23
Lehmann (1938) hace la comparación. La cifra 9 ocurre a menudo en las descripciones del inframundo, el cual
consta de nueve parajes o etapas (Códice Ríos 2r).
74
jefes chichimecas mencionados allí figuran Xiuhnel y Mímich, conocidos ambos por otros
documentos y en particular por la Leyenda y la Historia de los Mexicanos por sus pinturas que
presentan variaciones interesantes sobre la muerte de Itzpapálotl. He aquí lo que dice la Leyenda,
después de unas frases misteriosas tocantes a Chicomóztoc :

TEXTO 25. Leyenda de los Soles 79-80


(1945: 123-24; cambios subrayados):

Luego bajaron dos venados, cada uno de dos cabezas; y también estos dos mixcohua, el primero
llamado Xiuhnel y el segundo llamado Mimich, que cazan dentro del valle. Xiuhnel y Mimich
persiguieron a los venados; quieren flecharlos. Una noche los persiguieron y lo mismo un día: y
ya a la puesta del sol los cansaron. Luego se consultaron entre sí: "¡Oye! Hazte allá una choza;
aquí hago la mía." No vinieron los bellacos. Luego fueron a pasearse los que eran venados y que
ya se convirtieron en mujeres. Van dando voces y diciendo: "Xiuhneltzin, Mimichtzin, ¿ dónde
estáis ? venid a comer y a beber." Cuando eso oyeron, se consultaron entre sí: "¡ Oye ! ¿ No les
hablas ?" Luego les habló no más Xiuhnel y les dijo: "¡ Ven acá, hermana mía !" Y ella dijo:
"Xuihneltzin, bebe." Bebió Xiuhnel la sangre, y al punto se acostó junto a ella. Después que se
echó con ella, ella se volvió bocabajo sobre él, le comió y le abrió el pecho. Luego dijo Mimich:
"¡ Guay ! Ya fue comido mi hermano mayor."
La otra mujer aún está en pie, llamándole y le dice: "Niño mío, come." Pero Mimich no
le habla. Luego arrojó Mimich el tizón, hizo lumbre, y así que la hizo, entró ahí corriendo. La
mujer, persiguiéndole, entró en el fuego, le persiguió una noche y en él otra vez al mediodía le
persiguió, hasta que, finalmente, bajó un espino grande, sobre el cual fue a caer la mujer: así que
cayó en las espinas. Cuando la vio a la tzitzímitl (nombre de demonio) que estaba echada, le
disparó varias flechas, y ella no más se volvió de un lado. Luego vino, viene apartando y atando
algo a los cabellos y arreglándolos y llorando (porque) su hermano mayor fue comido. Le oyeron
los dioses Señores del año [y del fuego] y fueron a traer a la mujer Itzpapálotl : iba guiando
Mimich. No bien la trajeron, la quemaron, y estalló varias veces. Primera brotó el pedernal azul
celeste; la segunda vez brotó el pedernal blanco. Tomaron el blanco y lo envolvieron en una
manta. La tercera vez brotó el pedernal amarillo; tampoco lo tomaron, solamente lo vieron. La
cuarta vez brotó el pedernal rojo; tampoco lo tomaron. La quinta vez brotó el pedernal negro;
tampoco lo tomaron. Mixcóhuatl adoró por dios al pedernal blanco, al cual envolvieron; la cargó
a cuestas y se fué a combatir en el lugar nombrado Comallan : van cargando su dios de pedernal,
Itzpapálotl. Cuando lo supieron los comalteca, vinieron al encuentro de Mixcóhuatl y le pusieron
la comida; sólo con esto lo aplacaron. Dijeron: "¿ Qué hace el señor ? Sea bienvenido. Id a
traerle su tzihuactli, para que yo aquí lo desmenuce." Luego fué a Cocyama, donde combatió; y
después que combatió en Huehuetocan, fué a Pochtlan y también peleó."24

Las fuentes en castellano son mucho más lacónicas, por ejemplo la Historia de los
Mexicanos por sus pinturas:

TEXTO 26. Historia de los Mexicanos (1941: 219):

24
Un mito de los Nahuas de la Sierra Madre Occidental recogido por Preuss (1982: 79-81) habla de dos jóvenes que
al cazar venados encuentran mujeres. El mayor se queda con ellas y por eso pierde su primogenitura. Benzi (1972:
231-35) cuenta un mito huichol en donde cazadores estelares matan Tatotzí (Nuestro Abuelo, el fuego) a flechazos
y su cuerpo estalla en centellas amarillas, rojas y azules. Ejemplos del tema fundamental de los menores que vencen
o sobrepujan a sus mayores, ver también Boremanse 1986: 283-88.
75
En el cuarto año del cuarto trece después del diluvio, hubo un gran ruido en el cielo y cayó un
venado de dos cabezas, y Camasale [=Camaxtli, o Mixcóatl] le hizo tomar y dijo a los hombres
que entonces poblaban a Cuitlalavaca, tres leguas de México, que tomasen y tobiesen aquel
venado por dios, y ansí lo hicieron, y le dieron cuatro años de comer conejos y culebras y
mariposas; y en el octavo año del cuarto trece hubo guerra Camasale con algunos comarcanos, y
para los vencer tomó aquel venado y llevándolo a cuestas venció; y en el segundo año deste
quinto trece hizo este dios Camasale una fiesta al cielo, haciendo muchos fuegos, y fasta que se
cumplió el quinto trece después del diluvio siempre hizo Camasale guerra, y con ella dio de
comer al sol.

y Muñoz Camargo, cuyo tono es más bien el del historiador:

TEXTO 27. Muñoz Camargo I c.5 (1892: 40):


Año de cinco Tochtli llegaron à las siete cuevas y de las siete cuevas vinieron a Mazatepec, en
cuya provincia dejaron a Itztolli Axiunel personas principales; y de Mazatepec vinieron a la
provincia de Tepenenec que quiere decir en el cerro del Eco, y aquí mataron á Itzpapalotl, el cual
mató Mimich a flechazos; y de aquí vinieron á Comayan donde tuvieron grande guerra, hasta
que por fuerza la destruyeron y ganaron; y de esta provincia de Comayan vinieron á la provincia
de Culhuacan y á Teotlacochcalco y á Teohuitznahuac.

Está claro que los Anales de Cuauhtitlan y los demás textos hablan de la misma cosa. A
Itzpapálotl la matan uno o varios Mimixcoa y luego se hacen ora un envoltorio sagrado,
receptáculo de deidad, ora una pintura facial con los restos de la diosa quemada, o se la llevan
consigo bajo la forma de un venado. A continuación empiezan las conquistas. El acontecimiento
tiene lugar en Mazatépec, el Cerro del Venado, o en los alrededores. Es la salida de las Siete
Cuevas, el principio de las peregrinaciones y de la cuenta de los años. La cronología de la
Historia de los Mexicanos por sus pinturas no hace sino ocultar el significado y la comprensión
del acontecimiento al situarlo en el 43º año después del diluvio y también después de la primera
salida del sol, lo mismo que en la Leyenda.
El tema debía de ser muy difundido. Pinturas murales mixtecas de Mitla representan a
Mixcóatl cazando y un venado bicéfalo cayendo del cielo. En grabados rupestres del Cerro de la
Campana en Acatlan (Puebla), Mixcóatl lleva a cuestas a Itzpapálotl acompañada del glifo 4
Pedernal (Seler 1902-23, 3: 485-86; 5: 136). Además se menciona a todos los protagonistas del
drama en ciertos himnos muy antiguos recogidos por Sahagún. Por último, los mexicas
incorporarán a Mixcóatl, Xiuhnel y Mimich a sus propias peregrinaciones de manera
particularmente significativa.
Cada vez la víctima es el "fantasma nocturno" (Tzitzímitl) y la ogra Itzpapálotl, cuyo
nombre conocemos como uno de aquellos por los que se designaba a la culpable de
Tamoanchan. En varios códices (Borbónico: 15; Borgia: 66; Vaticano B: 63) se le representa

76
junto al árbol quebrado del paraíso, disfrazada ya de águila. ya de murciélago, ya de mariposa.
Tiene la cara descarnada por ser tzitzímitl y porque la muerte entró en el mundo por su culpa.
Bajo su aspecto de culpada de Tamoanchan es la madre de Cintéotl-Lucero del alba.
Pero ante todo es la tierra. En el himno a la Madre de Dioses, Teteo innan, a esta se le
llama "Nuestra Madre Itzpapálotl" y ''Señora de la Tierra Tlaltecuhtli, "que viene de
Tamoanchan":

TEXTO 28. Sahagún II Ap. (1950-81, 2: 203):


Ahujia ohoia la diosa sobre el teocómitl [biznaga] es nuestra madre Itzpapálotl [...] Mirémosla,
en los nueve llanos, con corazones de venados se alimentará, nuestra madre Tlaltecuhtli [...].

La alusión al presente episodio es evidente. El último verso del himno aduce además que
Xiuhnel y Mimich vinieron a ver a la diosa hecha venado a la tierra divina. Itzpapálotl se asimila
también a la diosa Cihuacóatl Quilaztli. Llamada ésta "Ciervo de Colhuacan" y "Nuestra Madre
la Guerrera" en su himno, pide que "su príncipe Mixcóatl la llene" (Sahagún II Ap.; 1950-81, 2:
208; 1958b: 65-69, 134-37; Baudot 1976: 64, 67-68; Sullivan 1997: 135).
Seler califica a Itzpapálotl de "antigua diosa chichimeca" o de "diosa de los antiguos
tiempos chichimecas". Lehmann (1938: 51) opina en el mismo sentido y añade que más tarde la
substituyó Mixcóatl. Para Spence (1923: 226) se trata de una de las antiguas deidades de los
chichimecas nórdicos. Nicholson (1971: 421) pretende que está "particularmente identificada
con la 'edad chichimeca' anterior".
Se puede dudar que la Mariposa de Obsidiana haya sido realmente una diosa de los
chichimecas que, como dicen las fuentes, sólo adoraban al sol. Lo que es cierto empero es que
Itzpapálotl estaba asociada al período de los chichimecas nómadas en el sentido de que era una
diosa del período sin cultura anterior a la creación del sol, al igual que el dios del fuego.
Itzpapálotl está estrechamente vinculada con la luna, lo mismo que todas las diosas
telúricas, y eso explica la presencia del nombre calendárico de la luna, 4 Pedernal, en el relieve
de Acatlan.
La Historia de los Mexicanos por sus pinturas precisa más adelante que el venado
llevado a cuestas por Mixcóatl era Cihuacóatl Quilaztli, confirmando así la asimilación de la
diosa con Itzpapálotl, por lo menos en algunos aspectos. Es tanto más verosímil cuanto que se la
representa a veces como un pedernal (Sahagún I c.6; 1956, 1: 46-47) y que se transformaba ya en
una culebra, ya en una bonita mujer que invitaba los jóvenes a copular con ella a fin de matarlos
(Mendieta II c.9; 1945, 1: 98). Vivía en Tlillan, lo Negro (Durán Ritos c.13, 1967, 1: 125) y
decían que el tabaco era su cuerpo (Torquemada VI c.48; 1975, 2: 83). Se la cita ella también

77
como culpable de Tamoanchan y murió en el parto — lo mismo que Tlaltéotl que, descuartizada,
parió las plantas — por lo que fue considerada como guerrera. De ahí su epíteto de Mujer águila
y sabemos ya que Itzpapálotl era a veces representada como un águila.
Según ciertos testimonios (Mendieta II c.19; 1945, 1: 109) Cihuacóatl, en cuanto
protectora de los nacimientos, nunca daba a luz sino a gemelos. Se dice igualmente que era
compañera del dios de la muerte (Historia de los Mexicanos... 1941: 225) o, bajo su aspecto de
diosa vieja, del antigua dios del fuego (Seler 1901: 159; Mönnich 1969: 66). Durante la fiesta de
la diosa vieja en la veintena de títitl organizaban en ciertas regiones una gran cacería y la caza
era después colgada de un árbol y quemada. A la misma diosa se la quemaba en efigie (Graulich
1999: 244-45).
En cuanto custodia del fuego del hogar (Durán Ritos c.13; 1967, 1: 127-28), Cihuacóatl
Quilaztli era conocida principalmente bajo el nombre de Chantico "La en la casa". Si Cihuacóatl
era el tabaco ardiendo, Chantico era la pimienta que quema (Códice Telleriano-Remensis f.21v).
Por fin algunos documentos mencionan a Chantico en lugar de Nene como la que creó el fuego
ilícito en el año 1 Conejo de la restauración del mundo — fuego que sabemos equivalente de
Cintéotl-Lucero del alba. Esas vinculaciones con el fuego y el rito de títitl explican la
prescripción de Itzpapálotl (T.23).
Resumiendo, Itzpapálotl-Cihuacóatl-Chantico es la autora de la trangresión de
Tamoanchan, o igualmente la Tierra que al ser destrozada dio a luz al maíz-Venus. Es la Tierra
que muere en el parto y por lo tanto la guerrera, la Tierra que da la vida y traga los muertos, que
hace el amor con ellos — porque morir es "copular con Tlaltecuhtli" (Molina, s.v. morir y itech
naci). Es la mujer del viejo dios del fuego al que alimenta con caza, la madre del fuego nuevo y
la guardiana del hogar. Es la esposa y la madre, el tabaco y la pimienta. Se llama Mariposa de
Obsidiana y la mariposa es un símbolo muy antiguo.
Tal es el ámbito típicamente femenino de la diosa: el hogar, el parto con sus peligros, la
tierra. Cabe preguntarse por qué motivo Itzpapálotl aparece bajo la forma de un venado (a no ser
que sea una cierva dado que en las pinturas de Mitla el animal viste una falda). ¿ Será como
esposa del fuego, a veces asociado al venado (Seler 1902-23, 4: 541) ? O ¿ porque el venado es
compañero del sol (Códice Borgia: p.33), al igual que los guerreros heroicos ? De hecho, el
ciervo es la caza por antonomasia, es el equivalente en el reino animal del prisionero de guerra.
Ahora, lo que intenta Itzpapálotl es seducir a los cazadores Mixcóatl, Xiuhnel y Mímich.
Mixcóatl es también el dios de la caza. La diosa se ofrece primero al cazador como caza ideal,
luego al hombre como mujer.
La bicefalía es más difícil de explicar. No ayuda mucho recordar que Chantico se llamaba
también "Cabeza doble" o que Cihuacóatl parió gemelos. Desde luego antes de plantear una
78
hipótesis, más vale interpretar primero el mito. Porque está claro que se trata de mito y que no se
puede ver en ello, como lo hace Davies (1977: 357), "alguna que otra clase de sacrificio de
víctimas disfrazadas como Itzpapálotl", en otras palabras, un hecho real.

Podemos acercarnos al mito a través de tres enfoques.


Primeramente, en un plano muy general se puede apelarse al comparatismo tipológico. En los
Anales, Itzpapálotl aparece como una especie de monstruo que se traga a los hombres, los cuales
vuelven después. Mircea Eliade (1976: 136-38) asevera que en los mitos y las sagas de
iniciación, el paso de un héroe por el vientre de una giganta o de una diosa, y su salida por la
boca simbolizan un renacimiento. Agrega que el vientre del monstruo representa las entrañas de
la tierra y el reino de los muertos, y tal parece ser el caso aquí. El "guión bien conocido sería el
siguiente:
1) un Ser sobrenatural mata a los hombres (para iniciarlos);
2) por no entender el significado de esta muerte iniciática los hombres se vengan matándolo;
3) pero fundan luego ceremonias secretas relacionadas con el drama primordial;
4) al Ser sobrenatural lo hacen presente en esas ceremonias por medio de una imagen o de un
objeto sagrado que supuestamente representan su cuerpo o su voz" (Eliade 1976: 111 nota 26)
— para el caso, el pedernal o el venado de Mixcóatl.
Empero, opina Eliade (1969: 55) en otro lugar, el arcaico rito de iniciación se transforma
a menudo en un mito del tipo "vencimiento del dragón". El ser simboliza entonces "la
involución, la modalidad preformal del Universo, el 'Uno' no fragmentado anterior a la Creación
[recuérdese la caótica Tlaltéotl antes de su destrozo]. Es por eso por lo que serpientes
[¡Cihuacóatl, la Mujer culebra!] y dragones están en casi todas partes identificados con los
'dueños del lugar', los autóctonos en contra de los cuales tienen que luchar los recién llegados,
los 'conquistadores', los que deben 'formar' (es decir 'crear') los territorios ocupados."
En estas citas muy apropiadas cabe destacar un cierto aspecto de iniciación y por otra
parte la derrota infligida a los autóctonos por los recién llegados, tema constante de los mitos de
peregrinación mesoamericanos.

Un segundo enfoque parte de los mismos textos que nos interesan, textos en los cuales
Itzpapálotl sí es la Tierra, la autoctonía que quiere tragarse a los migrantes victoriosos, que
procura quitarles su ardor, impedirles la llegada a su objetivo y desde luego obviar la aparición
del sol. Tlaltéotl quiere permanecer como única dueña de los lugares y del juego. En los Anales
es una madre abusiva que devora a sus hijos; en la Leyenda, una mujer abusiva que paraliza a su
amante. La comparación con otros relatos de migraciones comprobará todo eso y pondrá en claro
79
los medios utilizados por otros "autóctonos" telúrico-lunares para inmovilizar a los migrantes
conquistadores.
Adentrémonos primero en el estudio de las peregrinaciones de los mayas quichés. Vienen
guiados por sus jefes Balam Qitzé, Balam Aqab, Mahucutah y Iqui Balam y empujan sin piedad
a las tribus autóctonas. Estas desean acabar con ellos:

TEXTO 29. Título de los señores de Totonicapán 1950: 220:

Estos son los nombres de los jefes enemigos: Rotzhaib, Quibahá, Uxab, Bakah y Quabatzunuhá.
Estos, por tercera vez, volvieron a reunirse para conferenciar sobre cómo harían para dar muerte
a nuestros padres Balam-Qitzé, Balam-Agab y Mahucutah. Tenían noticia de que cada siete días
iban nuestros padres a darse baños a cierto pozo de agua caliente y dijeron: "Acaso porque no
conocen a otras mujeres son valientes y están como llenos de un fuego divino. Escojamos y
adornemos a tres hermosas jóvenes: si se enamoran de ellas, sus nahuales les aborrecerán, y
faltos ya deste amparo, podremos matarlos." (Comp. Popol Vuh 1971: 194-97)

Los jefes quichés resistieron a las embaucadoras insinuaciones de las muchachas


calificadas en otro lugar como "infernales". El ardid era el clásico. Cuando los mexicas
estuvieron para apoderarse del último refugio de los tlatelolcas rebeldes, alrededor de 1479, el
rey Moquíhuix exhibió vanamente mujeres desnudas a fin de desarmarles. Mitos huicholes
contemporáneos cuentan por otra parte que sólo los que pueden permanecer impasibles ante una
diosa desnuda logran triunfar de las pruebas (Durán, Historia c.34; 1967, 2: 263; Preuss 1908:
384). Nótese el aspecto de iniciación.
Los jefes de los migrantes, los conquistadores, todos los que López Austin califica de
"hombres-dioses" están llenos de un fuego divino que se puede perder por ejemplo por contactos
sexuales. Es gracias a este fuego divino que están literalmente llenos de ardor, siempre en
movimiento, marchando y peleando. Si se les quita, si se le devora el corazón, sede del
movimiento, del fuego, entonces se paran, se asientan, se confunden con los autóctonos. En la
Leyenda Xiuhnel se dejó seducir y fue comido por la mujer que le abrió el pecho para devorarle
el corazón. La versión de Muñoz Camargo dice más bien que Xiuhnel se quedó en el Cerro del
Venado donde se asentó. Pero es lo mismo: se volvió presa de la Tierra.
Itzpapálotl-Cihuacóatl-Tlaltéotl-Tierra-Luna devora sin más, o seduce primero bajo
apariencias ilusorias, venado para atraer a los cazadores y cansarlos, mujer para agotarlos. Los
dos métodos, devoración y recurso a apariencias embaucadoras vuelven a encontrarse en las
crónicas de las peregrinaciones mexicas donde aparece muy claro que lo que quiere la diosa es
impedir la marcha a la Tierra prometida.
Según algunas fuentes los mexicas tuvieron graves problemas con Malinalxóchitl, una
hechicera tanto más temible cuanto que era la hermana de su dios:
80
TEXTO 30. Manuscrito Tovar 5v-6r
[...] yva con ellos una muger que se llamava la hermana de su dios, la qual era tan grande
hechizera y mala que era muy perjudicial su compañía, haziéndose temer con muchos agravios y
pesadumbres que dava, con mill malas mañas que usava para después hazerse adorar por dios.
Pero no pudiendo tolerar más su desenboltura, los sacerdotes quexáronse a su dios, el qual
respondió a uno dellos en sueños que dixese al pueblo como estava muy sentido y enojado con
aquella su hermana, por ser tan perjudicial a su gente, que no le avya dado el aquel poder sobre
los animales bravos para que se vengase y matasse a los que la enojan, mandando a la bíbora, al
alacrán, al cientopiés y a la araña mortífera que pique; por tanto, para librarlos de aquesta
aflicción, por el grande amor que les tenía, mandava que aquella noche al primer sueño, estando
ella durmiendo, con todos sus ayos y señores la dexasen allí y se fuesen secretamente sin quedar
quien le pudiesse dar razón de su real y caudillo, y que esta era su voluntad porque su venida no
fue a enhechizar y encantar las naciones, trayéndolas a su servicio por esta vía, sino por armas y
valentía de corazón y brazos, por el qual modo pensava engrandecer su nombre y levantar la
nación mexicana hasta las nuves, haziéndoles señores del oro y de la plata y de todo género de
metales y de las plumas ricas de diversos colores y de las piedras de mucho precio y valor, y
edificar para sí y en su nombre casas y templo de esmeraldas y rubíes, como señor de las piedras
preciosas y cacao que en esta tierra se cría y de las mantas de ricas labores con que se pensava
cubrir, y que a esto avía sido su dichosa venida, tomando el travajo de guiarles a estas partes
para darles el descanso y premio de los travajos que hasta allí avyan pasado y restarían. Propuso
el sacerdote la plática al pueblo y, quedando muy agradecidos y consolados, hizieron lo que el
ídolo les mandava, dexando allí a la hechizera y su familia.

Mas tarde, al penetrar en el Valle de Mexico y al acercarse a la Tierra prometida, los


mexicas tuvieron que vencer a una coalición de poblaciones locales alborotadas por Cópil, hijo
de Malinalxóchitl (véase también Tezozómoc Crónica mexicana c.1; 1878: 225-27; Durán
Historia c.3-4; 1967, 2: 30-32, 37-38).
En la Crónica mexicáyotl (1949: 28-31) de Tezozómoc, Malinalxóchitl está calificada de
teyolloquani tecotzanani teixcuepani teotlaxiani. Molina traduce estos términos por "bruja que
chupa la sangre", "engañador", "embaucador" y "hechicero". Mas al interpretarlos en su sentido
literal uno se da cuenta de que son perfectamente apropiados a las circunstancias. Los mexicas
caminan sin cesar, afrontando peligros sin fin, al acecho del menor signo anunciador de la Tierra
prometida. Pero la bruja es teyolloquani, literalmente "la que devora el corazón de la gente": les
quita el mismo órgano del movimiento, el receptáculo del fuego interior. El que no tiene corazón
olvida (López Austin 1980, 2: 240) y pierde pues de vista la tarea que ha de cumplir. Cabe
preguntarse además si los mexicas todavía pueden proseguir hacia su tierra prometida puesto que
Malinalxóchitl "quita las pantorillas de la gente" (tecotzanani), les "trastorna la vista"
(teixcuepa), les "hace errar, o les desvía de su camino" (teotlaxiani).
Parece pues que la mujer quiere impedir continuar a los mexicas. Cuando se dice que
intenta hacerse adorar como diosa, hay que entender que la Tierra procura seguir dominando

81
sola, en las tinieblas perpetuas, sin sol omnipotente con quien compartir. En efecto, no sin
motivo los investigadores (Zantwijk 1977: 46-47; Graulich 1979: 252-53, 1990: 237-38; Klein
1979) asimilan a Malinalxóchitl a Cihuacóatl y por eso a Itzpapálotl-Tierra.
Prohibirles el paso a los recién llegados, detenerlos sobre e1 terreno: convertidos en
autóctonos y ricos sedentarios a su vez, ¡los mexicas utilizarán exactamente los mismos métodos
de Malinalxóchitl cuando intenten prohibir el paso a los conquistadores españoles (T.168)!25
Torquemada confirma la propuesta identificación de Malinalxóchitl ya que en su lugar es
la Cihuacóatl que pone en escena una variante que ilustra hasta qué punto los mexicas se
inspiraron en mitos "toltecas". En el siguiente pasaje en el que la diosa se presenta esta vez bajo
apariencias particularmente falaces, encontramos de nuevo ... a Mixcóatl y a Xiuhnel, arribados a
Apanco con los peregrinantes mexicas:

TEXTO 31. Torquemada II c.2 (1975, 1: 80-81):

Aqui también sucedió, que vna muger, llamada Quilaztli, que venia con ellos, y era grande
hechicera, la qual por arte del demonio, dicen, que se transformaba en la forma que quería, quiso
burlar á dos capitanes, y caudillos, llamados, el vno, Mixcohuatl, y el otro, Xiuhnel: los quales,
andaban por el campo caçando, y se les apareció en forma de águila mui hermosa, y grande,
puesta sobre vn hueynochtli, que llamamos nosotros, los castellanos, cimborio: y como los
capitanes la viesen, quisieronle tirar sus flechas, pensando, que en realidad de verdad, era aguíla
natural, y verdadera; y al tiempo de desenbraçar las flechas, y conociendo la hechicera su
peligro, y riesgo, les habló, diciendo: Para burlaros (capitanes) basta lo hecho, no me tireis, que
yo soy Quilaztli, vuestra hermana, y de vuestro pueblo. Enojaronse los capitanes, de que los
huviese burlado, y dijeronla, que era digna de muerte, por la burla que los avia hecho. Ella les
respondió, que si querían matarla, que hiciesen su poder, mas que algun dia se lo pagarian; ellos
no la respondieron, y fueronse, y ella se quedó en su árbol, y cada cual con su desabrimiento.
Hecho ya tiempo de partir de este lugar, por orden de su oraculo, llegaron a otro llamado
Chimalco, donde estuvieron seis años; y al quarto de su llegada á él, acordandose la hechicera
Quilaztli, de la pesadumbre que huvo entre ella, y los dos capitanes ya dichos en la mansion
pasada, hiço memoria del agravio recibido, en el tunal, donde quisieron matarla; y vistiendose a
la vsança de guerra, se fue a ellos, y pensando amedrentarlos, les dijo: Ya me conoceis, que soi
Quilaztli, y debeis de pensar, que la contienda, que conmigo teneis, es semejante a la que
pudierais tener, con alguna otra mugercilla, vil, y de poco animo; y si asi lo pensais, vivis
engañados, porque yo soy esforçada, y varonil, y en mis nombres hechareis de ver, quien soi, y
mi grande esfuerço; porque sí vosotros me conoceis por Quilaztli (que es el nombre comun, con
que me nombrais) yo tengo otros cuatro nombres con que me conozco; el vno de los quales
es Cohuacihuatl, que quiere decir, Muger Culebra; el otro, Quauhcihuatl, Muger Aguila; el otro
Yaocihuatl, Muger Guerrera; el quarto, Tzitzimicihuatl, que quiere decir, Muger Infernal; y
segun las propiedades que se incluien en estos quatro nombres, vereis quien soi, y el poder que
tengo, y el mal que puedo haceros; y si quereis poner á prueba de las manos esta verdad, aqui
salgo al desafio. Los dos esforçados capitanes, no temiendo las arrogantes palabras, con que
Quilaztli, quiso atemoriçarlos, respondieron: Si tu eres tan valerosa como te has pintado,
nosotros no lo somos menos; pero eres muger, y no es raçon, que se diga de nosotros, que

25
También Graulich 1994.
82
tomamos armas contra mugeres; y sin hablarla mas, se apartaron de ella, afrentados de vèr, que
vna muger los desafiaba, y callaron el caso, porque no se supiese entre los del pueblo.

En el ciclo tolteca, Xiuhnel fue devorado por haber sucumbido a la llamada de la mujer,
se sedentarizó (el tema se encuentra también en el antiguo Perú: Rites...de Huarochiri 1980: 100-
101). Anexado por los mexicas, resiste a Cihuacóatl y sigue adelante, abandonando a su hermana
como lo hizo Huitzilopochtli con la suya. Pero, ¿ cuál es el medio utilizado aquí por Cihuacóatl
para inmovilizar a los migrantes, para hacer que se asenten ? ¿ En qué les engaña ? Aparece en
Apanco, "A la Orilla del Agua", como un águila sobre un nopal, ya que era este el signo de la
Tierra prometida. Donde tuviera lugar esta visión debía fundarse Mexico Tenochtitlan. Si la
superchería hubiera salido bien, los migrantes se hubieran asentado sobre el terreno, el sol no
hubiera nacido nunca y la Tierra y las tinieblas hubieran continuado reinando.26
Volvamos a Itzpapálotl. ¿ Por qué motivo se la quema ? Es mujer, tierra; al quemarla se
la purifica, se destruye en ella cuanto hay de materia, se la hace pasar al lado masculino, ígneo,
activo, enérgico. A falta de actuar de esta manera, si se la hubiera tratado como una víctima
corriente (de guerra o de caza), comiéndola después de muerta, quizá los Mimixcoa hubieran
fallecido todos, al igual que esos habitantes de la Antigua Mexico de los que nos habla Cervantes
de Salazar:

TEXTO 32. Cervantes de Salazar I c.22 (1985: 43):


[...] estando en aquella gran ciudad haciendo un solemne sacrificio al demonio, apareció un
venado muy crescido, nunca en aquella tierra visto, y tomándole, hecho muy pequeños pedazos,
le cocieron, y todos los que comieron del, que serían más de seis mill personas principales,
murieron, por lo cual, los demás, amedrentados, tiniendo por cierto que el demonio estaba
enojado, y que los había de destruir, divididos en dos partes, cada uno con su Capitán, salieron
de su antigua patria.

Después de quemada, Itzpapálotl se convierte en una diosa protectora de los


peregrinantes. Se cuenta en los Anales que con sus cenizas los Mimixcoa se adornan la cara con
la típica "pintura estelar" nocturna en forma de antifaz; lo restante lo colocan en un tlaquimilolli,
uno de aquellos envoltorios muy sagrados en los que se conservaban las reliquias de la deidad y
que se llevaban a cuestas al peregrinar, o se guardaban en el santuario. Representaciones de tales
envoltorios son frecuentes en los códices. Aparecen en el Códice Borgia en particular como
extraordinarios receptáculos de energía sagrada.

26
En otros relatos de migraciones mexicas Xiuhnel y Mímich figuran como representantes de los autóctonos
víctimas de los mexicas en lugar de nómadas victoriosos: Códice Aubin: 6-8; Códice Boturini: 3-4; en Tezozómoc
83
La Leyenda por su parte explica que Itzpapálotl estalló en pedernales. Nada ilustra mejor
la transmutación de la diosa: de obsidiana ("Mariposa de Obsidiana" es su nombre), considerada
como fría, nocturna y originaria del inframundo (Anales de los Cakchiqueles 1950: 49) se
convierte en la piedra blanca, de origen celeste, que contiene una chispa divina. Mixcóatl lleva a
cuestas el pedernal en el tlaquimilolli. Según la Historia de los Mexicanos por sus pinturas, lleva
el mismo venado. Así la diosa se convierte en algún modo en su energía y su doble, su nahualli.
Es muy significativa esta unión del vencedor y del vencido. Prefigura la simbiosis del
conquistador migrante y del autóctono, prefigura aún el tipo de gobierno dualista tan frecuente
en Mesoamérica. En Mexico el tlatoani estaba flanqueado por el que los españoles calificaron de
virrey y cuyo título evocador era precisamente el de cihuacóatl. El ámbito del primero era la
política interior y la guerra, el del otro el gobierno interno de la ciudad y los ritos. Este
representaba a los autóctonos, se quedaba en casa, en el hogar, en la ciudad; a aquel le
correspondían lo masculino y solar y el conquistar, miraba al exterior. Las oposiciones
simbólicas entre las dos funciones están perfectamente ilustradas en las pinturas murales de
Cacaxtla que se remontan al siglo VIII (Dorsinfang y Graulich 1980; Graulich 1990c).
Conviene aducir aquí una variante suplementaria sobre el tema de la matanza de un
personificador de la autoctonía. Estamos entre los cakchiqueles de las Tierras Altas de
Guatemala, un pueblo que, al igual que los quichés estaba muy mexicanizado y que también se
pretendía oriundo de Tollan:

TEXTO 33. Anales de los Cakchiqueles 1950: 76-79


(resumen):

Al principio de sus migraciones los cakchiqueles se encontraron con un tal Tolgom, que era muy
temible y hacía temblar la tierra. Se dijo "hijo del lodo que tiembla" y afirmó que los lugares
eran suyos. Los guerreros lo capturaron y resolvieron matarlo. Lo lanzaron flechas atado contra
un álamo y se lo comieron. Los restos de Tolgom fueron arrojados a la laguna. En adelante se
conmemoró la matanza cada año en el mes Uchum, con sacrificios de niños.

Tolgom parece ser un dios de la tierra equivalente al Tláloc mexicano. Lo confirman el


que le sacrificaban niños y que lo celebraban en uchum, veintena que corresponde a
etzalcualiztli, la gran fiesta de Tláloc en Mexico. Ahora bien, lo interesante, además del
paralelismo con la occisión a flechazos de Itzpapálotl, es el hecho de que, con motivo de la
matanza de Tolgom, los migrantes organizan la bipartición del poder.

1949: 13-14; Cr. mexicana c.1 (1878: 223-24), es Malinaxóchitl quien intenta inmovilizar a los mexicas; más tarde
será la Coyolxauhqui y los 400 huitznahuas.
84
Dos jefes encabezando la ciudad: he aquí posiblemente la explicación de la bicefalía del
venado Itzpapálotl. Quemado y purificado, el ciervo une dos contrarios; pero cocido y comido
provoca la separación en dos grupos, lo mismo que en Mexico la Vieja.

Hay un tercer nivel de interpretación del mito, astral esta vez. En los códices, Mixcóatl comparte
varios atributos con Tlahuizcalpantecuhtli, Señor de la Casa del alba, es decir la estrella de la
mañana. En cuanto a los Mimixcoa en general, su aspecto estelar sobresale del mismo nombre de
su antifaz negro en ocasiones rodeado de círculos blancos: la "pintura estelar". Matan a la diosa a
flechazos: pero comúnmente suelen equipararse los rayos de un astro con flechas o dardos (por
ejemplo, Anales de Cuauhtitlan f.7; 1945: 11, o en los códices).
Estamos en el comienzo de una era, es decir al salir la estrella matutina que hace emerger
la tierra y refluir las aguas, que estanca el cielo y causa la restauración de la bóveda celeste y por
tanto el destrozo de Tlaltéotl. Al año siguiente aparecen las demás estrellas, como queda dicho
en el Prólogo. En las fiestas de los "meses" o veintenas se reactualizaban cada ano en ochpaniztli
la matanza-fecundación de la diosa Tierra y el nacimiento de Venus, luego en el mes siguiente la
salida de la constelación llamada el Mercado, probablemente las Pléyades. Mientras se veían
tantos fuegos en el cielo, venían a ayudar para sostener la bóveda celeste (Graulich 1981b). La
veintena de xocotl huetzi, inmediatamente anterior a ochpaniztli era la de la puesta helíaca de los
astros que al desaparecer en el horizonte parecían ser engullidos por la tierra que fecundaban.
Ahora bien, ¿ qué ocurre según los Anales ? Itzpapálotl traga a los Mimixcoa-estrellas; luego
Mixcóatl-Venus reaparece y dispara flechas en su dirección, imitado pronto por los Mimixcoa
que emergieron también. La Leyenda pone a los Xiuhteteuctin, dioses del fuego, en lugar de los
Mimixcoa pero estrellas son fuego en el cielo. Parece pues que lo que se significa aquí en el
plano astral es un ocaso helíaco de las Pléyades y de Venus — miticamente, el fin de una edad
—, seguido por la reaparición del lucero del alba y después, de las Pléyades.
En la veintena de ochpaniztli, la esclava que personificaba a la diosa Tierra tenía en
cierto momento que "pisar el mercado". Quería expresarse probablemente que la constelación del
Mercado pasaba por debajo del horizonte, es decir de la tierra. El himno de atamalcualiztli, fiesta
de la salida helíaca de Venus, insinúa que el Mercado estaba próximo al lucero del alba (Seler
1902-23, 2: 1060).
Los Mimixcoa han sido equiparados con razón a los 400 muchachos cuyas aventuras
narra el Popol Vuh quiché. En la época de transición de la edad anterior a la presente, aquellos
400 tuvieron un altercado con un tal Zipacná, individuo que creaba montañas y jugaba con ellas.
Mató a los muchachos haciendo caer sobre ellos la bóveda de su casa. Más tarde, éstos subieron
al cielo transformados en las Pléyades (Popol Vuh 1950: 99-101, 164; 1971: 43-48, 144).
85
A juzgar por su nombre de procedencia náhuatl — cipactli designa la especie de caimán
a partir del cual fue creada la tierra — y por su modo de obrar con las montañas, Zipacná es una
personificación de la tierra, un Tlaltéotl macho, un Tolgom, un Tláloc. Hace desaparecer a los
400 bajo el techo de su casa: en Mesoamérica, el techo de un edificio es generalmente la imagen
de la bóveda celestial (incluso hasta la fecha: Ichon 1969: 255). Al igual que entre los mexicanos
en el pasaje de una era a otra, estamos pues en presencia de un hundimiento de la bóveda del
cielo, de la desaparición de las Pléyades y luego de su salida helíaca.
El aspecto astral del mito de la Leyenda parece indiscutible pero confieso que no puedo
elucidar cada detalle, por falta de elementos de comparación. Es posible que la persecución
durante un día y una noche, la entrada en el fuego y la carrera dentro de él, y por último el
teocómitl (que vuelve en las migraciones aztecas) tengan también connotaciones astrales. En
cuanto al prender fuego por Mímich, tiene tal vez que permitirle escapar a la mujer-venado.
Entre los cheroquís el cazador que vuelve a casa prende fuego para impedir al Dueño de los
venados que le persiga (Mooney 1890).
Antes de continuar con las aventuras de Mixcóatl, resta examinar el itinerario de los
migrantes. De los lugares mencionados, sólo Mazatépec figura igualmente en la obra de
Ixtlilxóchitl. Según la Historia de los Mexicanos por sus pinturas, los hechos ocurrieron en los
alrededores de Cuitláhuac. Las listas de los Anales de Cuauhtitlan, de la Leyenda y de Muñoz
Camargo presentan varias etapas en común:

Cuadro IV. Etapas de las migraciones

Anales de Cuauhtitlan Leyenda Muñoz Camargo


Mazatépec Mazatépec
Tepenénec
Comayan
Comallan
Teconman
Macuexhuacan
"Cocyama" (Colhuacan) Colhuacan
Huehuetocan Huehuetocan
Pochtlan
(y más tarde:) Teotlacochcalco
Huitznáhuac Teohuitznáhuac

Mazatépec, el Cerro del Venado, es indudablemente mítico mientras que Tepenénec,


"Vulva (o Matriz) de la Montaña", el lugar donde Muñoz Camargo sitúa la matanza de
Itzpapálotl, puede ser una alusión a la diosa. Cuitláhuac está en el Valle de México al sureste de

86
Colhuacan. Los otros lugares han sido localizados con desigual éxito por Kirchhoff (1947),
Jiménez Moreno (1953) y Davies (1977). Es interesante la observación de Kirchhoff según la
cual varios de esos lugares figuran también en las peregrinaciones toltecas-chichimecas a partir
de Tollan en el siglo XII o XIII. Cabe determinar si la Historia tolteca-chichimeca está inspirada
en mitos del ciclo de Mixcóatl o si estos mitos han sido enriquecidos al proyectarse en ellos
etapas reales de peregrinaciones ocurridas más tarde. Es posible que la segunda hipótesis sea la
buena y podemos imaginar que Ixtlilxóchitl procedió de manera semejante para confeccionar su
itinerario.

Chimalmán y el nacimiento de Quetzalcóatl

Sigamos con las aventuras de Mixcóatl. Según Muñoz Camargo:

TEXTO 34. Muñoz Camargo I c.5


(1892: 40-41; continuación del T.27):

[...] y de esta provincia de Comayan vinieron a la provincia de Culhuacan y á Teotlacochcalco y


á Teohuitznahuac: aquí quisieron flechar y matar a una Señora Cazica que se llamaba
Cohuatlicue, señora de esta provincia, á la cual no flecharon, antes hicieron amistades con ella y
la hubo por mujer Mixcohuatl Camaxtli, y de esta Cohuatlicue y Mixcohuatl Camaxtli nació
Quetzalcohuatl; por cuya causa y razón dejo atrás declarado, que aunque Quetzalcohuatl dijo que
vino por la parte Norte y por Pánuco por Tulantzinco y por Tula donde tuvo su habitación, todos
estos vinieron por la vía del Poniente.

La brevedad del texto español no permite comprender por qué los chichimecas quisieron
matar a la mujer a flechazos, como Itzpapálotl. La Leyenda en cambio es de nuevo más
pormenorizada :

TEXTO 35. Leyenda de los Soles 80-81


(1945: 124; continuación del T.18):

Luego fue Mixcóhuatl a conquistar en Huitznáhuac: a su encuentro salió la mujer Chimalman,


que puso en el suelo su rodela, tiró sus flechas v su lanzadardos, y quedó en pie desnuda, sin
enaguas ni camisa. Viéndola, Mixcóhuatl le disparó sus flechas: la primera que le disparó, no
más le pasó por encima y ella sólo se inclinó; la segunda que le disparó, le pasó junto al costado,
y no más doblegó la vara; la tercera que le disparó, solamente la cogió ella con la mano; y la
cuarta que le disparó, la sacó por entre las piernas. Después de haberle disparado cuatro veces, se
volvió Mixcóhuatl y se fue. La mujer inmediatamente huyó a esconderse en la caverna de la
barranca grande. Otra vez vino Mixcóhuatl a aparejarse y proveerse de flechas; y otra vez fué a
buscarla, y a nadie ve. En seguida maltrató a las mujeres de Huitznáhuac. Y dijeron las mujeres
de Huitznáhuac: "Busquémosla." Fueron a traerla y le dijeron: "Te busca Mixcóhuatl; por causa

87
tuya maltrata a tus hermanas menores." Luego que fueron a traerla, vino a Huitznáhuac.
Nuevamente fué Mixcóhuatl y otra vez ella le sale al encuentro: está de igual manera en pie,
descubriendo sus vergüenzas; de igual manera puso en el suelo su rodela y sus flechas. Otra vez
con repetición le dispara; lo mismo pasó por encima la flecha, una junto a su costado, una la
cogió con la mano, una salió por entre sus piernas. Después de que esto pasó, la toma, se echa
con la mujer de Huitznáhuac, que era Chimalman, la que luego se empreñó. Cuando nació Ce
Acatl, cuatro días afligió mucho a su madre: y así que él nació inmedíatamente murió su madre.
A Ce Acatl le crió Quillaxtli, Cihuacóhuatl; ya algo crecido., acompañó a su padre,
conquistando, y en cuanto se ensayó para la guerra en el lugar nombrado Xihuacan, hizo allí
cautivos. Los cuatrocientos mixcohua son tíos de Ce Acatl, a cuyo padre aborrecieron y mataron,
y después que le mataron, le fueron a enterrar en la arena.

Aquí la mujer se llama Chimalmán, es decir "Escudo Acostado"27, lo que debe de ser un
apellido de la tierra, como lo es en todo caso Coatlicue, "La falda de la serpiente", o Coacueye,
nombre de la mujer en los Anales de Cuauhtitlan (p.10). La madre del dios protector de los
mexicas se llamaba igualmente Coatlicue. Chimalmán es una deidad telúrica, "engendrada de la
lluvia y del polvo de la tierra" (Motolinía Mem. II c.29; 1970: 197). Es además una guerrera:
lleva armas, Olmos la califica de "la que hizo la guerra (Motolinía Mem. I c.16; 1970: 25), y
muere en el parto como una valiente. Actúa como Itzpapálotl: procura seducir, porque es
naturalmente lo autóctono frente al conquistador. Su país, Huitznáhuac, el Sur, es por
antonomasia el de los sedentarios para los nómadas del Norte.
Esta vez, pese a veleidades iniciales de agresividad, Mixcóatl cede y la consecuencia no
tarda en manifestarse: Chimalmán le quita su ardor, ya no conquistará más, se hará matar. La
Historia de los Mexicanos... es muy reveladora al respecto:

TEXTO 36. Historia de los Mexicanos 1941: 217:


Dicen, y por sus pinturas muestran, que en el año primero del sexto trece los chichimecas traían
guerra con el Camasale, y le tomaron el ciervo que traía, por cuyo favor el vencía, y la causa
porque lo perdió fué porque andando en el campo topó con una pariente de Tezcatlipuca que
descendía de las cinco mujeres que hizo cuando crió los cuatrocientos hombres, y ellos murieron
y ellas quedaron vivas, y esta descendía dellas, y parió dél un hijo que dijeron Ceacalt [...].

En haciendo el amor con Chimalmán, Míxcóatl pierde lo que se había vuelto su energía:
el venado Itzpapálotl que llevaba a cuestas como tlaquimilolli o nagual. Recordemos las palabras
de las tribus al enviar a sus "hijas infernales" para desarmar a los conquistadores quichés (T.29):
"si se enamoran de ellas, sus nahuales los aborrecerán, y faltos ya deste amparo, podremos
matarlos". En los Anales de Cuauhtitlan, Mixcóatl es a veces llamado Mixcoamazatzin,
"Serpiente de nubes Venado". Veremos más adelante que acaba por transformarse en este
animal. A este propósito, hay un mito huichol contemporáneo que importa mucho mencionar,

88
primero porque confirma asombrosamente que la muerte del héroe (aquí, de cazador) resulta de
la pérdida de su ardor belicoso y de su asimilación por los seductores.

TEXTO 37. Preuss y Mengin 1937-38, 2: 31


(resumen):

Lucero del alba va al este y dispara flechas hacia dos mujeres-venados. Ellas interceptan sus
dardos, cogen a Lucero del alba por el brazo y lo llevan al oeste, a casa de su madre de ellas, que
lo nutre. A Lucero le crecen cuernas y se vuelve venado. No lo reconocen cuando regresa al este.
Va de caza con cazadores bajo su aspecto normal pero de pronto recobra su apariencia de venado
y le disparan flechas.

Nótese que la transformación ocurre en Occidente, dirección del paraíso de las mujeres
guerreras o mujeres-hombres y de la unión de los contrarios. Lucero del albá comparte el destino
de Xíuhnel, el que se asentó en el Cerro del Venado y se volvió autóctono entre los autóctonos.
Y los autóctonos son las víctimas designadas — la caza — de los recién llegados conquistadores.
Tenemos en seguida la confirmación del aspecto astral de Mixcóatl: estrella de la
mañana-guerrero que sube al cielo como astro conquistador; estrella de la tarde al oeste que
acaba por hacerse tragar por la tierra.
Por último, el mito ilustra la persistencia hasta hoy de ciertos temas y eso en un pueblo
que probablemente nunca tuvo contactos ni con los aztecas ni con posibles toltecas.
Evidentemente pertenece a un antiguo transfondo común de todos los pueblos mesoamericános.

Según la Historia de los Mexicanos por sus pinturas, Chimalmán descendía de las cinco mujeres
creadas por Tezcatlipoca, al mismo tiempo que 400 hombres, a fin de que hubiese guerra y que
el sol tuviese alimento. Estos 400 murieron al cabo de cuatro años antes de la creación del sol.
Después de la aparición del astro surgieron de nuevo 400 hombres, chichimecas esta vez,
siempre para servirle de alimento. Por fin, durante las peregrinaciones aztecas, con motivo del
nacimiento de Huitzilopochtli como nuevo sol mexica, resucitarán las cinco mujeres, entre las
cuales Coatlicue, madre del dios, y los 400, ellos para ser exterminados. En realidad aquellos
400, que corresponden a los 400 Huitznahua o Mimixcoa o muchachos del Popol Vuh, no deben
de haber desempeñado su papel de víctimas solares sino una sola vez, al emerger el sol.
Tenemos aquí un ejemplo típico del desmembramiento y de la descomposición padecidos
por los mitos, particularmente en la Leyenda y la Historia de los Mexicanos por sus pinturas, ya
que estas fuentes intentan ordenar los datos en un cuadro cronológico apropiado. El mismo
desmembramiento caracterizará al mito de la creación del sol y veremos entonces que las fuentes

27
Seler 1899: 105; también 1904, 2: 171: "acostada en un escudo"; 1902-23, 5: 194: "que deposita su rodela";
89
de Guatemala en cambio presentan un relato continuo y bien integrado, al no estar sometido a los
apremios de los anales. Sin embargo incluso allá un mismo acontecimiento, como el nacimiento
y la emergencia del sol y de la luna así como su victoria sobre las tinieblas, estará relatado en
tres variantes sucesivas.
Otros testimonios y en particular los Anales de Cuauhtitlan confirman que Quetzalcóatl
nació de la unión de Mixcóatl-Camaxtli con Chimalman28, que ésta murió en el parto y que
Cihuacoatl Quilaztli crio al niño. Según la Historia de México el acontecimiento tiene lugar en
"Nichatlanco" y al parecer era Cihuacóatl la abuela de Quetzalcóatl y por ello la madre de
Mixcóatl o de Chimalmán. Ya se ha dicho que la Mujer Culebra se confunde con Teteo innan,
"Madre de dioses" y "Nuestra madre".

TEXTO 38. Historia de Mexico 1965: 112:


En las historias de este pueblo salvaje se cuenta que había un dios llamado Camaxtli, que tomó
por mujer una diosa, llamada Chimalma, la que de él tuvo hijos, entre los cuales había uno de
nombre Quetzalcoatl. Este nació en Nichatlanco y fue entregado a sus abuelos para que lo
criaran, pues su madre había muerto al darlo la luz.

Los hermanos de Quetzalcóatl corresponden sin duda alguna a esos hermanastros nacidos
de un matrimonio anterior de Mixcóatl con Ilancuéitl, a propósito del cual Motolinía escribe:

TEXTO 39. Motolinía I Epístola proemial (1970: 5):


Cuanto al lugar, dice que estos indios de la Nueva España traen principio de un pueblo llamado
Chicomuztotlh que en nuestra lengua castellana quiere decir "siete cuevas". Comienza á contar
este de un anciano viejo de que ellos toman principio, llamado por nombre Iztacmixcoatlh. Este,
de su mujer llamada Ilancue, ovo seis hijos. Al primero llamaron Gelhua: al segundo Tenuch: al
tercero Ulmecatlh: al cuarto Xicalancatl: al quinto Mixtecatlh: al sexto Otomitlh: de estos
proceden grandes generaciones, casi como se lee de los hijos de Noe.

El autor desconocido de los Anales de Cuauhtitlan compone su obra basándose en


fuentes diferentes, de lo que resultan confusiones:

TEXTO 40. Anales de Cuauhtitlan 2-4 (1945: 5, 7):


1 tecpatl. En este año alzaron rey los toltecas: alzaron a Mixcoamaçatzin, que inauguró el
señorío tolteca. [... ...] En el año 1 calli murió el rey de los toltecas llamado Mixcoamazatzin, que
dio principio al señorío; luego se entronizó Húetzin, que reinó en Tollan. [... ...] En 6 acatl murió
el llamado Totepeuh, padre de Quetzalcóhuatl. Entonces se entronizó Ihuitimal, que reinó en
Tollan. [... ...] 1 acatl. Se dice que en este año nació Quetzalcóhuatl, que por eso fué llamado

Mengin 1952: 482: "que da escudos"; Zantwijk 1977: 41: "escudo en reposo"; Serna: "rodela en la mano".
28
Madre "Chimalma": también Mendieta 1: 89; Cihuacóatl en Relación de Ahuatlan, Paso y Troncoso 1905-15, 5:
84. Serna (p.359) habla de la diosa Mixcóatl y de su marido Chimalmán, pero se equivoca y, o interpreta en exceso.
90
Topiltzin y sacerdote Ce Acatl Quetzalcóhuatl. Se dice que su madre tenía por nombre
Chimanan (sic); y también se dice de la madre de Quetzalcóhuatl que concibió porque se tragó
un chalchihuitl [piedra verde, jade].

Primero utiliza una lista de reyes toltecas en la que se incluyen Mixcoamazatzin, Huetzin
y Ihuitímal; luego pasa a otro documento y menciona a Totepéuh, padre de Quetzalcóatl.
Mixcoamazatzin se presenta como el primer rey de los toltecas, distinto del Mixcóatl chichimeca
mencionado hasta ahora, pero la segunda parte de su nombre, mazatzin, "venado", prueba que se
trata siempre de la misma persona. Habrá otras confirmaciones. Por otra parte, Totepéuh también
se identifica con Mixcóatl. Se le encuentra como padre de Quetzalcóatl en varios manuscritos y
es él quien es asesinado por sus hermanos (T.35, 46). El epíteto "Totepéuh" significa "Nuestro
Dueño de Cerros" o, mejor, "Nuestro Vencedor, Conquistador (?)" (ver Leyenda p.80; es el
epíteto del Sol en la Historia tolteca-chichimeca 19r).
De acuerdo con la correlación establecida por Lehmann (1938), el año 1 Caña del
nacimiento de Quetzalcóatl corresponde al 843. Mas es claro que el cómputo de los Anales es
por lo menos sospechoso dado el empleo de fuentes diferentes y la descomposición consecutiva
de Mixcóatl en distintos personajes sucesivos. Empero, eso importa poco ya que de todas
maneras se trata de mitos.
Totepéuh es padre de Quetzalcóatl pero éste nace varios años después de su muerte. El
autor, por darse cuenta (tal vez) de la incongruencia del póstumo nacimiento, aduce luego la
fecundación milagrosa de Chimalmán por una piedra de jade. Mendieta (II c.5; 1945, 1: 89)
relata el mismo hecho. Por supuesto uno piensa en Coatlicue, la madre de Huitzilopochtli
fecundada por un plumón al barrer un santuario. Los mexicas se inspiraron otra vez en mitos
toltecas que transmitieron después de adaptados o transformados. Desde luego no debe
extrañarnos leer en el Códice Vaticano A:

TEXTO 41. Códice Vaticano A o Ríos f.7


(1964: 26; continuación del T.101):

Aquí fingen los miserables ciertos sueños de su ceguedad diciendo que un dios que se decía
Citlallantónac, que es aquel signo que se ve en el cielo llamado camino de Santo Santiago o Via
Láctea, mandó un embajador del cielo con una embajada a una virgen que estaba en Tulan, que
se llamaba Chimalman, que quiere decir rodela, la cual tenía dos hermanas, una Xochitlique, y la
otra Conatlique (Coatlicue), y que estando las tres retiradas en su casa, viendo venir al
embajador del cielo, murieron de espanto las dos, quedando viva Chimalman, a la cual dijo el
embajador que aquel dios quería que concibiese un hijo, y que oyendo la embajada se levantó y
barrió la casa y tan luego como la barrió concibió un hijo, sin contacto con hombre, el cual fue
llamado Quetzalcoatle, y dicen que es dios del viento, y sus templos son redondos a modo de
iglesias, aunque entonces no eran así y que él fue inventor de ellos, como diremos. Dicen que él
causaba los huracanes y tengo para mí que se llamaba Citoladuale; fue el que destruyó el mundo

91
con viento. Falta aquí esta figura con otra en la cual pintan que tan pronto como nació este hijo
tuvo uso de razón.

Inútil agregar que el padre Ríos pensó en la Anunciación al redactar este pasaje. Las
últimas líneas ilustran el que ordinariamente no se hacía ninguna diferencia entre el dios
Quetzalcóatl y la supuesta "figura histórica".
Pese a la fecundación de Chimalmán por una piedra verde, Mixcóatl-Totepéuh sí era
padre de Topiltzin. Variantes del mito citadas más adelante (T.57) aclararán el misterio. Por otra
parte, en la antigua y desconcertante versión del mito recogida por Oviedo, es siglos después de
su partida cuando Orchilobos-Huitzilopochtli, que comparte rasgos simultáneamente con
Mixcóatl y Quetzalcóatl, engendra a un hijo.

TEXTO 42. Oviedo II 38 c.46


(1959, 4: 245-46; continuación del T.68):

Dicen que en el templo de Orchilobos lo han de servir mujeres vírgenes; y una déstas un día,
limpiando al ídolo, se le cavó una pluma, e tomándola y poniéndola en los pechos, se durmió y
soñó que venia a ella Orchilobos e que dormía con ella. En fin, quedó preñada, e dende a poco
parió a Guatezuma, e por excusarse de la pena e por hacer mayor su hijo, contó lo que le había
acaescido. Los de Temistitán, no la creyendo, la desterraron de la cibdad. [... ...] Después, venido
Guatezuma en edad, fué tan valiente, que dicen que venció veinte e siete campos por su persona
[...] e hiciéronle capitán contra los de Tascala [...]. Guatezuma venció los de Tascala e murió alli,
que Montezuma era joven.

El nacimiento milagroso de Quetzalcóatl explica la frase de Chimalpahin:

TEXTO 43. Chimalpahin, Memorial Breve 18r (1958: 9):


Año 4 Conejo, 1002 d.C. En este [año] nació Topiltzin Acxitl Quetzalcóatl allá en Tollan. Pero
no nació realmente. Solamente vino. Y de donde vino nadie lo sabe realmente, tal como cuentan
los ancianos.

Tales palabras de ancianos fueron utilizadas tendenciosamente por el astuto Durán con el
fin de probar que Topiltzin era un extranjero:

TEXTO 44. Durán Ritos c.1 (1967, 1: 10):


Topiltzin era un hombre advenedizo de tierras extrañas, que casi quieren certificar que apareció
en esta tierra, porque ninguna relación puede hallar(se) de qué parte hubiese venido.

Puede ser que si Durán no encontró nada tocante a los orígenes de Quetzalcóatl, fuera
porque no utilizó sino testimonios sobre el fin de Tollan, de los que hay varios. El personaje que

92
describe corresponde efectivamente a un Quetzalcóatl viejo, diametralmente opuesto al
Quetzalcóatl del capítulo siguiente.

CAPITULO III.
EL TRIUNFO DE QUETZALCOATL

El Cerro de Mixcóatl

Es muy sucinta la relación que da la Historia de los Mexicanos por sus pinturas de la vida de
Quetzalcóatl. Sin embargo tiene el mérito de llamar la atención sobre dos aspectos importantes
del díos-héroe joven: el de devoto que practica el autosacrificio y el de conquistador:

TEXTO 45. Historia de los Mexicanos 1941: 217


(continuación del T.36):

[...] y este trecena pintan como después que Ceacalt fue mancebo hizo siete años penitencia
andando solo por los cerros y sacándose sangre porque los dioses le hiciesen grande guerrero, y
en el treceno sexto después del diluvio comenzó este Ceacalt a guerrear, y fué el primer señor de
Tula, porque los moradores della le tomaron por Señor, por ser valiente.

El aspecto guerrero sobresale también en la Leyenda que precisa luego que Mixcóatl fue
asesinado por sus hermanos, los 400 Mimixcoa, que le odiaban (T.35). He aquí la versión de la
Relación de la genealogía en la cual Mixcóatl recibe el nombre de Totehéb (es decir Totepéuh):

TEXTO 46. Relación de la genealogía...1941: 242-43


(continuación del T.10):

Pasados diez y siete años adelante, las gentes que decimos que se fueron á Culhuacán, de do
tomaron nombre, convíene á saber, los de Culhúa, levantaron un Señor y vivían más
politicamente que estotros, y tenían edificios y había oficiales de todas maneras, que es gente
más avisada. Este Señor se decía Totehéb: señoreó cincuenta y seis años y matóle un cuñado
suyo por señorear, donde ya había allá entre ellos muertos y envidias: dejó un hijo llamado
Topilci : este buscó los huesos de su padre, que no debiera, y enterróles, y hízole casa de templo
como a Dios, y teníale en mucha veneración. Ansi los comenzó a engañar el demonio de veras.
Sabido esto por el cuñado de su padre, fue muy enojado para matalle, que era valiente hombre, y
hallóle en el templo que para su padre difunto había hecho. El Topilci, como lo vió airado contra
él, llegóse á él y le dio un empujón y echóle del templo á bajo por las escaleras ó gradas, que era
á la manera de estos templos que agora usaban y usan adonde aun no han llegado cristianos.
Aqueste que mató el Topilci se decia Atepanecate, cuya figura vimos en Culhuacán el desta
tierra, de piedra, muy grande, de que se hicieron cuatro pilares sobre que están los arcos de dos
altares en la iglesia de Señor S. Juan Evangelista del dicho pueblo de Culhuacán : era de cinco

93
piezas. Pues muerto el padre de Topilci y su cuñado Atepanecate, señoreó el dicho Topilci en
aquellas partes diez y seis años, que le querían mucho los de Culhúa, que era muy buena
persona.
Pasados los diez y seis anos de su señorio, determinó de venirse á estas partes y trujo
mucha gente consigo, de la cual se murió gran parte della en el camino. En fin llegaron acá
alguna copia de gente, entre las cuales gentes había oficiales de todos oficios, plateros, herreros,
carpinteros y oficiales de pluma, pintores. En este camino tardaron diez años. El primer pueblo
do poblaron después de llegados á esta tierra fué Tulancingo : no estuvieron en él más de cuatro
años, do hicieron algunas casas pequeñas. Pasados los cuatro años fueron á poblar á Tula, que es
doce leguas de México. De como ya dije, ninguna población había en estas partes, ni los
chichimecas que habían quedado la tenían, de manera que aquesta fué la primera población que
fué en esta tierra, de do comenzaron los de Culhúa en estas partes á señorear, seyendo el dicho
pueblo de Tula cabeza de señorío como lo era México al tiempo que á él vinieron los españoles.

En el Origen, el adversario de Topiltzin se llama Apanécatl en lugar de Atecpanécatl. La


descripción de su muerte difiere un poco. Sepultado "Totepeu" con los honores mencionados,

TEXTO 47. Origen de los mexicanos…1941: 261-62 :


Sabido esto por su cuñado Apanecatl iba muy indinado contra el dicho Topilce para lo matar, y
hallólo en el dicho templo que había hecho á su padre, y sube con furia las gradas arriba, é como
lo vido de tal arte el Topilce, llégase á él é dale un empujón é echale el templo abajo por las
gradas, de que se murió […].

Ya sabemos cuánto le importaba al comanditario de la Relacíón conferir al documento el


sello de la mayor historicidad. El relato es sobrio. Se presenta a Apanécatl como un usurpador
indignado de que Quetzalcóatl quisiese divinizar a su padre. Pero el texto náhuatl de la Leyenda
no está despojado de sus proliferaciones y parece por eso indudablemente mítico:

TEXTO 48. Leyenda de los Soles 81


(1945: 125, cambios subrayados; continuación del T.35):

Ce Ácatl buscó a su padre y dijo "¿ Qué es de mi padre ?" Cozcaquauhtli (águila de cabeza
bermeja) le respondió: "Mataron a tu padre; yace allá donde fueron a sepultarle." El fué a
desenterrarle y le puso dentro de su templo, el Míxcoatépetl. Los que a su padre mataron, sus tíos
llamados Apanécatl y Çolton y Cuilton, dijeron luego: "¿ Con qué dedicará su templo ? Si
solamente (con) un conejo; si solamente (con) una culebra, nos enojaremos; está bien que (con)
un tigre, un águila y un lobo." Luego se lo dijeron, y Ce Acatl les díjo: "Está bien, eso será."
Llamó al tigre, al águila y al lobo, y los dijo: "Veníd aca, tíos míos. Diz que con vosotros
dedicaré mi templo, pero no moriráis, más bien seréis vosotros quienes os comeréis a aquellos
con quienes dedicaré mi templo, tios míos. En vano se les ató el pescuezo. Luego llamó Ce Acatl
a los topos y les dijo: "Venid, tíos míos; horadaremos nuestro templo." En seguida los topos
escarbaron la tierra y lo agujeraron por dentro; por lo cual entró allí Ce Acatl y fué a salir por
arriba de su templo. Después que sus tios dijeron: "nosotros arriba sacaremos el fuego", mucho
se alegran de verlos el tigre, el águila y el lobo, que aúllan todos. Pero cuando hacia acá
volvieron en sí, ya Ce Acatl saca el fuego. Mucho se enojaron sus tios, y luego se fueron, yendo

94
por delante Apanécatl, que subió de prisa. Ce Acatl se levantó y le rompió la cara con un vaso
muy liso; por lo que cayó hasta abajo. En seguida agarró a Çolton y Cuilton : soplaron las fieras ;
y les hizo morir prestamente : los espolvoreó con pimienta, cortó su carne en trozos, y después
de atormentarlos, les cortó el pecho.

Sin embargo, las dos fuentes concuerdan en lo esencial: el homicidio del padre, la
búsqueda de sus restos por Quetzalcóatl, la subida del Cerro de Mixcóatl por el airado Apanécatl
y los suyos, su matanza por Quetzalcóatl. Mas en la Historia de Mexico el mito es bastante
diferente. Esta vez son los hermanos envidiosos de Quetzalcóatl los que matan a su padre:

TEXTO 49. Historia de Mexico 1965: 112-14


(continuación del T.38; cambios subrayados):

Después de haber sido criado, fue llevado cerca de su padre, mas porque era muy amado por su
padre, lo envidiaban sus hermanos, tanto que se propusieron matarlo. Y para hacerlo, lo llevaron
con engaños a una gran peña llamada Tlachinoltepec que quiere decir "peña donde se hace
arder", y lo dejaron allí y se bajaron y prendieron fuego alrededor de la peña. Pero Quetzalcóatl
se metió en un agujero que había en la roca y sus hermanos se fueron, pensando haberlo matado.
Habiéndose ido ellos, salió de la roca con un arco y flechas y tiró a una cierva y la mató
echándosela a la espalda, la llevó ante su padre, y llegó antes que sus hermanos y dio la cierva a
su padre; y sus hermanos al venir, quedaron maravillados de verlo.
Pensaron matarle de otra manera y así lo subieron a un arbol diciéndole que de allí tirara a
los pájaros, y estando él sobre el árbol, le comenzaron a tirar flechas, mas como discreto se dejó
caer en tierra fingiendo estar muerto. Lo cual vieron sus hermanos y se fueron a su casa y
habiendo partido sus hermanos, se levantó y mató un conejo, y lo llevó a su padre, antes que sus
hermanos llegaran. El padre que sospechaba lo que sus hermanos querían hacerle, le preguntó
dónde estaban sus hermanos, y él respondió que ya venían, y se partió de con su padre a otra
casa.
Entretanto, sus hermanos vinieron y les preguntó su padre por su hermano y ellos
respondieron que ya venía. Entonces les reprendió porqué querían matarlo, de lo cual ellos
quedando enojados, se propusieron matar a su padre y así lo hicieron llevándolo a una montaña.
Después de haberlo matado, volvieron a buscar a Quetzalcoatl y le hicieron creer que su padre se
había cambiado en roca, persuadiéndole juntamente a que sacrificara y ofreciera alguna cosa a
esta roca, como leones, tigres, águilas, ciervas, mariposas, pues no podria él encontrar estas
bestias. Y como no quiso obedecer él, lo quisieron matar, mas escapó de entre ellos y se subió a
un árbol, o lo que es más verosímil, sobre la misma roca y a flechazos los mató a todos.
Hecho esto, sus vasallos que le querían mucho, le vinieron a buscar con honores y tomaron
las cabezas de sus hermanos y vaciándoles los cráneos de ellos hicieron copas para beber y se
emborracharon luego.
Y de allí se vinieron a la tierra de México y permanecieron unos días en un pueblo llamado
Tulancingo, y de ahí se fue a Tula, donde no sabían todavía lo que era hacer sacrificios y por eso
como él llevó el uso de los sacrificios, fue tenido por dios. Él les enseñó muchas cosas buenas,
templos para él y otras cosas y duró 160 años por dios de este país.

Los Anales en cambio únicamente mencionan la demanda de los huesos y su colocación


en un palacio llamado Quilaztli — uno de los nombres de Cihuacóatl, abuela de Topiltzin y

95
posiblemente madre de Mixcóatl — es decir en el seno de la diosa Tierra. Más tarde
Quetzalcóatl llega a Tollantzinco y por fin a Tollan.

TEXTO 50. Anales de Cuauhtitlan 4


(1945: 7; continuación del T.40):

En este 9 acatl indagó Quetzalcóhuatl de su padre. Ya tenía entonces algún uso de razón, pues ya
andaba en los nueve años. Dijo: ¡si viera yo cómo es mi padre y cómo su rostro! Dijéronle:
"Mira, señor, murió y por allá le enterraron." Sin dilación fue Quetzalcóhuatl a cavar la tierra y
buscó los huesos (de su padre); y después que sacó los huesos, fue a enterrarlos dentro de la casa
real nombrada Quilaztli.
[... ...] 2 tochtli. En este año llegó Quetzalcoatl a Tollantzinco, donde duró cuatro años y fabricó
su tienda o casa de tablas verdes, que era su casa de ayunos. Ahí pasó de Cuextlan: por cierto
lugar vadeó el río y asentó un puente de calicanto, que existe hasta hoy, según dicen.
[……] 5 calli, En este año fueron los toltecas a traer a Quetzalcóhuatl para constituirle rey en
Tollan. También fue su sacerdote. Está escrito en un lugar de su glosa.

Si el autor puede escribir que los toltecas "fueron a traer a Quetzalcóhuatl para
constituirle rey en Tollan", es porque había disociado el Mixcóatl chichimeca del primer rey de
los toltecas Mixcoamazatzin, aunque se confundan los dos.
Ixtlilxóchitl por su parte pasa en silencio las aventuras guerreras del Quetzalcóatl joven.
No lo hace sobrevenir sino al fin de Tollan y bajo los nombres de Tecpancaltzin y Meconetzin.
En el Códice Vaticano A también se trata solamente de la caída de Tollan. ¿ Será entonces el
episodio del Coatépetl una creación tardía, por no encontrarse en los manuscritos que presentan
testimonios mas antiguos ? Es cierto que fue moldeado de nuevo por los sucesores de los
toltecas, pero veremos que pocos temas estaban tan generalmente extendidos en Mesoamérica y
entre pueblos tan diversos. Sin embargo Seler (1902-23, 4: 156) no le dio la debida atención,
precisamente por considerar que se trataba de una variante tardía del mito del nacimiento de
Huitzilopochtli en el Coatépec. Este episodio tuvo lugar en medio de las peregrinaciones
mexicas:

TEXTO 51. Historia de los Mexicanos 1941: 220-21:


Desta estancia vinieron á un cerro que está antes de Tula, que se llama Coatebeque, do
estuvieron nueve años; y como llegaron los macehuales traían en mucha veneración las mantas
de las cinco mujeres que hizo Tezcatlipuca y fueron muertas el día que fue hecho el sol, como
está dicho, y de las mantas resucitaron las dichas cinco mujeres, y andaban haciendo penitencia
en este cerro, sacándose sangre de las lenguas y orejas; y pasados cuatro años de su penitencia, la
una que se decía Coatlique, seyendo virgen, tomó unas pocas de plumas blancas e púsolas en el
pecho, y empreñóse sin ayuntamiento de varón, y nasció della Uchilogos otra vez, allende de las
otras veces que avía nacido, porque como era dios hacía y podía lo que quería; y aquí resucitaron
los cuatrocientos hombres que Tezcatlipuca hizo y murieron antes que el sol se hiciese; y como

96
vieron que estaba preñada Catlique la quisieron quemar, y Uchilogos nasció della armado y mató
a todos estos cuatrocientos; y esta fiesta de su nacimiento, y muerte destos cuatrocientos
hombres celebraban cada año, como se dirá en el capítulo de las fiestas que tenían; y antes de
esta fiesta ayunaban los que querían ochenta días, no comiendo más de una vez; y á estos
cuatrocientos que mató Uchilogos, los habitadores de la provincia de Cuzco los quemaron y los
tomaron por sus dioses, y fasta agora por tales los tenían, y en este cerro celebraron la primera
fiesta del nacimiento de Uchilogos y de los cuatrocientos hombres que mató.

Otras versiones más pormenorizadas describen Coatépec como una isla en medio de una
laguna. Era tan encantador el paisaje y se parecía tanto a la Tierra prometida — Mexico era
igualmente una isla en una laguna — que un grupo de mexicas, al parecer aliados con
autóctonos, quisieron asentarse en el lugar. Los rebeldes estaban encabezados por la hermana
mayor de Huitzilopochtli, Coyolxauhqui, diosa telúrica y lunar proxima a Itzpapálotl y por
supuesto representante de la autoctonía, de aquellas fuerzas telúricas que procuraban impedir la
salida del sol y, o la llegada a la Tierra prometida. Tenía 400 hermanos, los Huitznahua. A
medianoche los rebeldes fueron exterminados por el dios encarnado y al llegar el día se
encontraron sus cuerpos sacrificados. Otras versiones precisan que Coyolxauhqui y sus
hermanos subieron armados al Coatépec para matar a Coatlicue y fue en ese momento cuando
nació el dios armado.
Las similitudes con el episodio tolteca son evidentes. Coatlicue es fecundada
milagrosamente al igual que Coatlicue-Chimalman. Coatépec reemplaza el Mixcoatépec. Entre
los toltecas también se trata del acontecimiento central de las peregrinaciones. Los 400
Mimixcoa "renacen" en los 400 Huitznahua, Coyolxauhqui se confunde con Apanécatl y ambos
comparten la misma suerte en la cumbre del cerro. Huitzilopochtli nace de pronto de Coatlicue,
la Tierra; Quetzalcóatl surge del interior de la tierra. En cuanto a la relación menor-hermana
mayor o tío, veremos que codifica la oposición entre migrantes recién llegados y autóctonos o
partidarios de la sedentarización anticipada. Los mexicas se inspiraron en la leyenda antigua
pero también la modificaron.
El mito de Coatepec fue interpretado acertadamente por Seler como el del nacimiento del
sol-Huitzilopochtli29 que al salir, al emerger de la tierra en el horizonte, pone en fuga a la luna y
las estrellas. Un episodio del fin de Tollan nos dará una variante adicional del mito de Coatépec
en la que el héroe, en vez de salir de las entrañas de Coatlicue, surge de una fosa cavada en la
tierra (T.113). Por otra parte, las recientes excavaciones del Templo Mayor de México
empezaron con motivo del descubrimiento de un gran disco ligeramente aplastado que representa
a Coyolxauhqui bajo su aspecto de luna menguante. Por último, es preciso subrayar que en las

29
La identificación de Huitzilopochtli con el sol aparece claramente en la descripción que hacen los informantes de
Sahagún (XI c.2 §4) del itztlohtli.
97
"versiones de peregrinaciones" como la de Tezozómoc, la victoria ocurre a medíanoche, detalle
de gran importancia.
Para Seler, el mito de Coatépec era pues el del nacimiento del sol y consideraba la
versión de Mixcoatépec como tardía y atenuada. Abrió así un camino muy fructuoso ya que de
hecho, el mito de Mixcoatépec es ante todo una variante de la bien conocida "creación del sol en
Teotihuacan". Porque si los mexicas hicieron nacer su Sol en Coatépec cerca de las ruinas de
Tula, tradiciones más antiguas lo hacían nacer en las ruinas de Teotihuacan, alrededor del 700
p.C.

El mito de Teotihuacan

Las versiones mas completas del mito de Teotihuacan son las en nahuatl de Sahagún y de la
Leyenda de los Soles :

TEXTO 52. Sahagún VII c.2


(1956, 2: 258-62; 1950-81, 1: 84; 7: 3-8; resumen):

Antes de que hubiese día en el mundo, se juntaron los dioses en Teotihuacan y preguntáronse
quién alumbraría el mundo. Tecciztécatl, "El de la concha", se presentó. Los dioses insistieron:
"¿ Quién será otro ?" pero ninguno osaba. Designaron pues a alguien, Nanáhuatl, el "Buboso" (o
"Ulceroso") que aceptó la tarea alegremente como si fuera una merced. Se prendió fuego en una
hoguera, el teotexcalli, "horno (o "peña", "risco") divino (o grande)" que ardió cuatro días.
Mientras tanto Tecciztécatl y Nanáhuatl hicieron penitencia. Todo lo que Tecciztécatl ofrecía era
precioso. Sus ramas de abeto (acxóyatl) destinadas a recibir la sangre sacada del cuerpo eran en
realidad plumas de quetzal, su pelota de heno (para colocar espinas ensangrentadas) era de oro,
sus "espinas ensangrentadas" no eran sino coral colorado, su copal era muy bueno. Nanáhuatl en
cambio no ofrecía sino cañas verdes en lugar de acxóyatl, eran ordinarias su pelota de heno y sus
espinas, la sangre que las teñía era la suya propia, su incienso era las postillas de las bubas. Se
construyeron la Pírámide del Sol para el uno y la de la Luna para el otro.
Transcurridos los cuatro días de penitencia aderezaron a ambos dioses con sus atavíos
ceremoniales, ricos para Tecciztécatl, de papel para Nanáhuatl. A medianoche Teccíztécatl se
abalanzó para echarse al fuego mas el excesivo calor le hizo retroceder. Probó cuatro veces en
vano. Luego Nanáhuatl saltó el primero en el teotexcalli y le siguió Tecciztécatl. Se consumieron
ambos. Un águila les imitó y se quemó, A la postre entró un jaguar y no se quemó sino que sólo
se chamuscó.
Los dioses aguardaron entonces la salida del sol. Unos pocos sabían que se levantaría al
este y miraban en aquella dirección. Salió el sol, seguido por la luna que brillaba igual. Los
dioses estimaron que esto no podía ser y uno de ellos oscureció la cara de la luna golpeándola
con un conejo.
Sol y luna permanecieron en el cielo sin moverse. Los dioses se dieron cuenta de que
tenían que sacrificarse para asegurar el movimiento de los astros y dejar su destierro en la tierra,
Ehécatl se encargó de la occisión. Mas a pesar del sacrificio de los dioses el sol seguía sin
moverse. Ehécatl se puso a soplar y logró poner el sol en marcha.

98
La Leyenda difiere en varios puntos. En primer lugar precisa que se trata de la creación
del sol de la era tolteca y que Nanáhuat1 es Quetzalcóatl :

TEXTO 53. Leyenda de los Soles 77 (1938: 341):


[…] también ya era su Sol de Topiltzin de Tollan, de Quetzalcóatl; mas [cuando] todavia no [era]
Sol su nombre era Nanáhuatl, su casa estaba allí en Tamoanchan.

Resumen del mito según la Leyenda 77-78


(1938: 340-48; 1945: 121-22; Baudot 1976: 76-78; 1992: 148-49):

Nanáhuatl es un dios. Le invitaron el creador supremo y el dios del fuego y del tiempo,
Xiuhtecuhtli, a "guardar el cielo y la tierra". Afligido contestó que era meramente un pobre
enfermo y que había otros dioses. En cuanto a Metztli ("Luna"), llamado también 4 Pedernal, fue
citado por Tláloc y uno de los Tlaloque. Nanahúatl se lanzó el primero a la hoguera mientras que
4 Pedernal cantaba como una mujer. Luego Metztli siguió a Nanáhuatl pero cayó sólo en la
ceniza. Un águila saltó al fuego y pudo seguir al sol; el jaguar saltó por encima de la hoguera y
se manchó; se ahumó el gavilán y se chamuscó el lobo (cuet1acht1i). Cuando llegó al cielo,
Nanáhuatl fue acogido como un triunfador por la pareja suprema. Le sentaron en un trono de
plumas de quecholli (espátula roja) y le ciñeron la cabeza con una banda roja. El sol se detuvo
cuatro días en el cielo. Los dioses desconcertados mandaron al "gavilán de obsidiana" para
interrogarle. El astro contestó que pedía "la sangre preciosa y el poder". El Señor de la casa del
alba le disparó una flecha pero el sol replicó e hizo caer Venus en el inframundo. Los dioses
fueron sacrificados y el sol se puso en marcha en el día 4 Movimiento. En cuanto a Metztli,
cuando llegó a la orilla del cielo-océano, Papáztac le quebrantó la cara con un "vaso (calabaza)-
conejo". Los Tzitzimime le detuvieron en la encrucijada de caminos y ciñéndole de andrajos lo
pusieron en el oeste. Luego el sol instauró la guerra sagrada para que se le abasteciera, a él y a la
Tierra, con sangre y corazones.

Otras versiones más sucintas presentan variaciones o detalles suplementarios muy


interesantes. Mendieta por ejemplo señala, respecto a la transformación de la luna:

TEXTO 54. Mendieta II c.4 (1945, 1: 87):


De la creación de la luna dicen, que cuando aquel que se lanzó en el fuego y salió el sol, un otro
se metió en una cueva y salió luna.

La Historia de Mexico por su parte precisa que, después de quemado y antes de


levantarse en Oriente, Nanáhuatl

TEXTO 55. Historia de Mexico 1965: 109:


[...] se fue entonces al infierno y de ahi trajo muchas piezas ricas [...]

99
Es de fundamental importancia el contraste entre sol y luna. Son el dios supremo y una de
sus advocaciones, el dios del fuego, quienes llaman a Nanáhuatl-Quetzalcóatl (o, según la
Historia de los Mexicanos por sus pinturas, Nanáhuatl hijo de Quetzalcóatl): se halla pues del
lado del empíreo. Tecciztécatl-Metztli en cambio, citado por Tláloc (o hijo de Tláloc en la
Historia de los Mexicanos…), se encuentra del lado de la tierra íntimamente ligada al astro
nocturno. El primero está asociado al águila que sube al cielo, el otro al telúrico y nocturno
jaguar que da un salto pero vuelve a caer al suelo.
Metztli es poderoso, rico, orgulloso, sano e incluso temeroso. Se presenta el primero pero
se engaña a sí mismo por sus penitencias ficticias y el peligro le hace retroceder. Quetzalcóatl-
Nanáhuatl en cambio es pobre, humilde y enfermo, pero valeroso. Sus atavíos son los del
guerrero destinado al sacrificio mientras que Luna está vestido de señor o de elegido de Tláloc.
Luna ha reculado: y "el medroso y cobarde no debe atreverse a las cosas de la guerra sino labrar
la tierra y hacer maizales" (Sahagún VI c.14; 1956, 2: 111).
El más allá instaurado por Nanáhuatl, la Casa del Sol para los guerreros heroicos, es un
llano árido donde hay magueyes y acacias (Sahagún III c.3; 1950-81, 3: 47), es tierra de
nómadas. El paraíso de Tláloc creado por Luna en cambio significa abundancia de alimentos,
vegetación lujuriante, aves multicolores de tierras cálidas. "Es, escribe Soustelle (1940: 53), el
sueño de los agricultores opuesto al de los guerreros".
Ya se presiente que el contraste entre los dos dioses corresponde al que opone a los
migrantes recién llegados a los autóctonos sedentarios y civilizados. Los Anales de Cuauhtitlan
(p.3; 1938: 65) califican el poderío de los nomadas chichimecas como "la casa de cacto, la casa
de magueyes, la estera de cacto, la estera de magueyes", mientras que el poderío de los
civilizados, los toltecas, es "la estera de jade, la estera de oro". La Relacíon de la genealogía
(T.10) describe con precisión las ásperas costumbres de los chichimecas, de quienes otros textos
añaden que sólo adoraban al sol (Motolinía: I Epístola proemial; 1970: 3; Torquemada I c.15;
1969, 1: 39; Chimalpahin, Tercera relación, año 1325; 1965: 76, etc.). En cuanto a los toltecas,
son los dueños de todas las riquezas, los inventores de las artes y las ciencias. Sahagún escribe
(T.84): "toltecas que es tanto como si dijésemos oficiales pulidos y curiosos, como ahora los de
Flandes". Entendamos bien: antes de llegar a ser tales, los toltecas eran chichimecas. Como lo
explica el mismo Sahagún, la palabra "tolteca" acabó por designar el civilizado en oposición con
el nómada chichimeca. Genet (1929: 111) declara justamente: "Eran chichimecas todos los
pueblos errantes y salvajes; tan pronto como se civilizaban y construían ciudades se volvieron
"toltecas". No obstante eso, algunos autores, por ejemplo Ixtlilxóchitl, describen a los toltecas de
los comienzos como si hubieran sido tan civilizados como en su apogeo en Tollan.

100
Metztli-Luna es pues el civilizado, el sedentario, el agricultor. Todavía tiene poder pero
ya no valor. Le abandonan sus fuerzas, es afeminado — canta y baila a usanza mujeril — e
inclinado hacia lo interior. Es un ser de apariencias engañosas y pertenece más bien al pasado, a
una edad terminada. A él le corresponden la tierra o el jaguar. Nanáhuatl por su parte es pobre
pero lleno de fuego interior. Es migrante y le caracteriza el movimiento ascendente. Es austero,
inclinado hacia el exterior, conquistador.
El pobre que se transforma en sol, el poderoso que no llega a ser sino la luna: es
obviamente un trastrocamiento. ¿ No dice Sahagún que Nanáhuatl se volvió sol en lugar de
Tecciztécatl ? En todas las versiones, Sol triunfa por completo mientras que Luna aparece como
suplantado o vencido, si bien no es atacado directamente por el Sol ya que es "un dios" quien le
quebranta la cara.
El trastrocamíento recuerda el que resultó de los bastonazos que se dieron mútuamente
Quetzalcóatl y Tezcatlipoca para volverse sol el uno en lugar del otro. El cotejo se impone tanto
más cuanto que si Nanáhuatl es Quetzalcóatl, Luna es un aspecto del Espejo humeante (Graulich
1979: 658-64; Olivier 1997: 157-59). Pero entonces se trataría aqui del advenimiento del Cuarto
Sol, dominado por Topiltzin, y no del Quinto…
Ya quedo dicho que Luna hace figura de vencido. Más precisamente, las versiones le
hacen pasar de una posición casi equivalente a la del Sol en Sahagún a una posición casi
diametralmente opuesta en la Leyenda, donde el primero se hace entronizar por la deidad
suprema mientras que al otro le ciñen de andrajos los fantasmas nocturnos. Incluso faltan en la
Leyenda la transmutación y la purificación de Metztli por el fuego: al contrario, cae en las
cenizas, símbolo de pecado. En lo que toca al Sol sobresale siempre su aspecto luminoso, pero
en cuanto a Luna, la Leyenda subraya más bien su pertenencia a la tierra-noche. Y en las
variantes mexicas del mito del nacimiento del sol o en el mito de Mixcoatépec, Luna representa
abiertamente las fuerzas de la tierra, la noche y el inframundo. Es francamente adversario del
Sol, cuyo advenimiento procura impedir.
Si se puede presentar así a Metztli 4 Pedernal como casi equivalente al sol por un lado y a
la noche por el otro, es porque es muy parecido al falso "sol lunar" descendiente de la tarde. Su
movimiento característico es el de arriba abajo, la recaída en la tierra, al igual que su alter ego
animal, el tigre. Además, el paraíso que instaura pertenece a la tarde, al descenso. Ahora bien, la
tarde no es solamente la unión de los contrarios sino que también asegura la transición desde la
mañana luminosa hasta la noche. Y precisamente las presentes variantes míticas forman un
sistema que organiza transiciones de la una a la otra.

101
El Cerro de Mixcóatl y Teotihuacan

Estamos ahora en condiciones de demostrar las analogías entre los mitos de Teotihuacan y del
Cerro de Mixcóatl, éste en particular en su versión de la Leyenda de los Soles. Al igual que
Quetzalcóatl-Nanáhuatl y Metztli-Luna, Quetzalcóatl y sus tíos son competidores. En
Teotihuacan se trataba de saltar el primero en la hoguera; esta vez es quien primero prenderá
fuego. Las ofrendas de Luna eran ricas, humildes las de Nanáhuatl; de manera paralela,
Apanécatl y sus hermanos quieren sacrificios opulentos y esperan de Quetzalcóatl la ofrenda de
animales poco gloriosos. Pero, como en Teotihuacan, la ofrenda de Quetzalcóatl se revela
finalmente la más preciada. Lo mismo que Luna, Apanécatl (" El sobre el agua" o "Ribereño") o
Atecpanécatl ("El del palacio del agua"), Zolton ("Codornicilla": veremos más adelante el
peligro que representa esta ave para la humanidad) y Cuilton (¿"Opulento" ?) son los mayores,
los sedentarios ricos y poderosos, a los que se opone el joven recién llegado. Además, Apanécatl
es la luna y Tláloc, no sólo por sus evidentes afinidades acuáticas o porque corresponde a
Coyolxauhqui en el mito mexica. Se representa la luna como un recipiente de agua y entre los
mayas se llama la Señora del Palacio, o del Mar, o La del Centro del Pozo (Roys 1965: 38;
Thompson 1970: 244). Por otro lado, atecpanécatl es un título del cihuacóatl o "virrey" mexica,
representante de la tierra y de la luna (Chimalpahin 1965: 193; ver Zantwijk 1977: 86).
Apanécatl es pues la luna, no sólo por todas estas razones, sino ante todo porque el golpe que le
abate al llegar a la cumbre de la pirámide:
niman ye quixamania tetzcaltecomatica
luego le quebranta la cara con un vaso (calabaza) muy liso

es exactamente el mismo que hiere a Luna en el mito de Teotihuacan:


niman tochtecomatica conixamanico in papaztac
luego con un vaso (calabaza)-conejo, Papáztac viene quebrantarle la cara.

La presencia del águila, del jaguar y del lobo aumentan todavía las similitudes con el
mito de la creación en Teotihuacan. Luego, el pasaje de Quetzalcóatl por la galería perforada en
el cerro que alberga los huesos de Mixcóatl parece ser la transposición del viaje de Nanáhuatl al
inframundo (T.55). Tendremos la oportunidad de comentar detenidamente este viaje.
Es cierto que el Quetzalcóatl de Mixcoatépec no se arroja al fuego para transformarse en
astro. Se conforma con encender fuego, supuestamente para inaugurar el templo. Pero este acto
en la cumbre de un "Cerro de Mixcóatl" cerca de Colhuacan corresponde exactamente al que se
efectuaba cada 52 años, a medianoche, en el cerro Huixachtécatl, cerca de la misma ciudad, para
asegurar la vuelta y la recreación del sol. En el origen, este prender fuego reactualizaba al que

102
hizo aparecer el lucero del alba en el año 1 Conejo. Mas los aztecas desplazaron el rito al año 2
Caña y cambiaron su significado: pasaron del nacimiento de Venus al nacimiento del sol. Por
tanto la versión de Mixcoatépec es una variante ritualizada del mito de Teotihuacan; y si fue
ritualizada, era posiblemente a fin de que ya no apareciese claramente su verdadero origen en
una época en la que el Sol era Huitzilopochtli — cuyo mito principal no se inspira sino
excesivamente en el de su predecesor tolteca.

Ensanchamiento del campo de investigación

Entretanto la teoría de Seler, según la cual Mixcoatépec es una versión tardía y atenuada del mito
de Coatépec parece seguir siendo válida. Para refutarla, es preciso situar el ciclo de Mixcóatl y
Topiltzin, incluso con los mitos afines como el de Teotihuacan, en un cuadro más amplio que
rebase el de la influencia mexíca tardía. Volveremos la mirada, primero hacia el Popol Vuh de
los mayas quichés, pueblo cuya élite sí fue mexicanizada, pero desde tiempos remotos, ya que se
dice originario de Tollan.30
El mito de Teotihuacan tal como ha llegado hasta nosotros es fragmentario: deben faltar
varios episodios ya que al hablar de Nanáhuatl, el autor de la Historia de Mexico (1965: 109)
dice: "se fue al infierno y de ahí trajo muchas piezas ricas". ¿ En qué circunstancias, tras qué
batallas se apoderó de ellas ? Los indios de Guatemala contaban algo semejante:

TEXTO 56. Las Casas III c.124 (1967, 1: 650):


Después, creciendo y multiplicándose las gentes, se publicó que había nascido un dios en la
provincia, treinta leguas de la cabeza de Guatimala, llamada Ultlatlán, y la provincia nombramos
agora la Vera Paz, de que hablaremos, si Dios quiere, abajo, el cual dios llamaron Exbalanquén.
Déste cuentan, entre otras fábulas, que fue a hacer guerra al infierno, y peleó con toda la gente de
allá y los venció y prendió al rey del infierno y a muchos de su ejército. El cual, vuelto al mundo
con su victoria y la presa, rogóle el rey del infierno que no le sacase, porque estaba ya tres a
cuatro grados de la luz, y el vencedor Exbalanquén, con mucha ira, le dio una coce, diciéndole:
"Vuélvete y sea para ti todo lo podrido y desechado y hidiondo".

Ahora, las aventuras de este dios Xbalamqué tan parecido a Quetzalcóatl-Nanáhuatl y


que, como él, llegó a ser el sol, están relatadas con todo detalle en el Popol Vuh.

30
Pero incluso en la época de Motecuhzoma II las influencias mútuas, del altiplano mexica al guatemalteco e
inversamente, siguen siendo fuertes. En Tenochtitlan como entre los quichés, los asistentes del sacrificador se
llamaban los chalmeca (chalamicat en el Popol Vuh 1944:128). Según Tezozomoc c.100 p.653, un tipo de sacrificio
de hombres era encerrarlos en grandes salas y derribar los techos sobre ellos; ahora bien, el prototipo mítico deste
103
TEXTO 57. Popol Vuh
1927: 26-46; 1950: 107-137; 1971: 58-93 (resumen):

Xpiyacoc y Xmucané eran los padres de Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú. Hun Hunahpú y su
mujer Xbaquiyalo tuvieron dos hijos, Hunbatz y Hunchouén. Los hijos y nietos de Xmucané
eran sabios, adivinos, flautistas, cantores, pintores y artistas. Conocían todas las artes mas se
ocupaban principalmente en jugar a los dados y a la pelota.
Xbaquiyalo murió. Hun Hunahpú y su hermano fueron a jugar a la pelota al camino de
Xibalbá, al inframundo, al infierno. Les oyeron los Señores de Xibalbá Hun Camé (1 Muerte) y
Vucub Camé (7 Muerte). Airados por el ruido sobre sus cabezas, determinaron vencer en el
juego y castigar a aquellos molestos que no los respetaban. También deseaban apoderarse de los
instrumentos del juego. Estos "jueces supremos y señores de todo" mandaron buhos para
convocar a los hermanos a un juego de pelota en el inframundo. Los hermanos obedecieron mas
escondieron sus instrumentos de juego en el techo de la casa. Luego bajaron a Xíbalbá por una
escalera, cruzaron un río, y otro de sangre y llegaron a una encrucijada. Escogieron el camino
negro, lo que ya significaba su pérdida. Al llegar a una sala encontraron primero muñecos de
palo y los saludaron como si fueran los Señores. Estos, sentiendo que habían vencido, se
pusieron a reir ruidosamente. Invitaron a Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú a sentarse en un
banco de piedra ardiente, luego a pasar la noche en la Casa de tinieblas después de haberles
entregado a cada uno ocote y cigarros encendidos que tenían que devolver enteros.
Durante la noche el ocote y los cigarros se consumieron. Los Señores sacrificaron pues a
los hermanos y los enterraron en el Terreno de juego de polvo. La cabeza cortada de Hun
Hunahpú fue colgada de un árbol que al punto se cubrió de calabazas. "Y los Señores de Xibalbá
ordenaron: — ¡Que nadie venga a coger de esta fruta! ¡Que nadie venga a ponerse debajo de
este árbol!"
Xquic, hija de un señor de Xibalbá llamado Cuchumaquic, quiso coger un fruto del árbol.
Mas le advirtió la cabeza de Hun Hunahpú de que todas las calabazas no eran sino calaveras y le
dijo que extendiese su mano. Xquic lo hizo y la calavera le escupió en la palma y le anunció que
había transmitido de esta manera su descendencia. Le aconsejó además que subiese a la tierra.
Seis meses después, al ver a su hija embarazada, Cuchumaquic informó a 1 Muerte y 7
Muerte. Preguntaron a Xquic, que negó haber conocido varón. La condenaron a ser sacrificada
por fornicación. Mas ella logró aplacar a los buhos encargados de matarla, explicando que pronto
les serían entregados los verdaderos fornicadores. En lugar del corazón de Xquic, los buhos
entregaron a los Señores una jícara con la savia roja coagulada de un árbol. Los Señores
engañados quemaron este substituto de corazón y el olor les agradó.
Xquic huyó por una hendidura y llegó a la tierra, lo que significaba el fin de Xibalbá. Fue
a casa de Xmucané donde fue acogida tras una prueba. Después parió en el monte a Hunahpú y
Xbalamqué.
Los recién nacidos enojaron a la abuela con sus gritos mientras que los hermanastros
Hunbatz y Hunchouén los odiaban y envidiaban. Estos procuraron matarlos, en particular en
haciéndoles dormir sobre un hormiguero y sobre espinas.
Los gemelos se criaron en el monte. Cazaban todo el día y entregaban su caza a
Xmucané, Hunbatz y Hunchouén pero no recibían nada que comer. Sus hermanastros solamente
se ocupaban de tocar la flauta y cantar. Por fin, los gemelos resolvieron vengarse. Un día
volvieron sin caza ninguna, explicando que los pájaros habían quedado trabados en el árbol.
Hunbatz y Hunchouén se fueron con ellos para coger los pájaros pero al subir al árbol este
aumentó de tamaño y no pudieron bajar. Los muchachos los transformaron en monos los cuales
huyeron para siempre a la montaña. Desde entonces Hunbatz ("1 Mono") y Hunchouén ("1
Mono" igualmente, de otro tipo) vinieron a ser "gente antigua" invocada por los artistas.
tipo de sacrificio hay que buscarlo en en Popol Vuh, donde los 400 muchachos fueron matados desta manera. Para
otros ejemplos ver Graulich 1994: 364-68; y sobre todo Carmack 1981.
104
Antes de proseguir es preciso hacer algunas observaciones. Es claro que nos hallamos en
un contexto equiparable al de los mitos mexicanos. La transformación de los hermanastros
mayores recuerda al Sol de Viento, al cabo del cual la humanidad fue metamorfoseada de
manera semejante (T.12 por ejemplo). Estamos en efecto en la transición de una edad a otra,
como en los principios de la "historia" tolteca. Lo confirma la manera como sucumben los padres
de los "monos". Se la puede relacionar con el mito de Tata y Nene. En este mito, el humo del
pescado frito enfureció a los dioses. En el Popol Vuh, es el ruido del juego de pelota el que irrita
a los Señores. Al igual que el humo, parece señalar una denegación de poderío sancionada por la
muerte. Jugar a la pelota sería pues un acto de creación y de cultura, al igual que prender fuego.
El movimiento de vaivén es (pro)creación, el paso regular de la pelota de un lado a otro
simboliza la alternancia del día y de la noche, de las estaciones y de las edades. En el mito de los
sobrevivientes del diluvio Tezcatlipoca logró recrear fuego en el año 2 Caña; los Señores de
Xibalbá en cambio no consiguen apoderarse de los instrumentos de juego de sus adversarios, la
pelota y todo la necesario para propulsarla — equiparables sin duda al fuego y a los palillos para
encenderlo —, el motor del universo, la vida. Esperaban que el inframundo sería vivificado por
ellos.
Sí se trata pues efectivamente de la transición de una era a otra. Desde luego no debemos
extrañarnos al volver a encontrar el tema del árbol prohibido. En Tamoanchan, las consecuencias
de la transgresión fueron el destierro del paraíso, la muerte y el nacimiento del maíz-lucero del
alba. Aquí son otra vez la muerte, el destierro a la tierra pero en sentido contrario, de abajo hacia
arriba, y el nacimiento de los gemelos, sol y luna de la nueva edad, identificados ellos también,
lo veremos en seguida, con el maíz. Prohibiendo las flores del árbol en Tamoanchan la pareja
creadora quería preservar la vida sin fin. ¿ Será el triunfo de la muerte lo que intentan preservar 1
Muerte y 7 Muerte ? Sea lo que fuere, en ambos casas el resultado es la sucesión de las
generaciones, ora en lugar de la vida sin fin, ora a guisa de victoria sobre la muerte definitiva. En
cuanto a Xquic, "Sangre feminina", el hecho de que salga del reino infernal anuncia ya la derrota
de Xibalbá puesto que es la primera en escapar de la muerte después de dar un falso corazón a
seres que, al aceptarlo, se revelan falsas dioses ridículos, seres soli-lunares en declinación.
En cuanto a Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú, hay que observar primero que, al contrario
de lo que ocurre en el mito mexicano, en el Popol Vuh los héroes se presentan por pares de
gemelos. La transmutación de Hun Hunahpú en calabaza recuerda la de Cintéotl que llegó a ser
las plantas útiles y la estrella de la mañana. El nombre de Hun Hunahpú es un nombre
calendárico que corresponde a "1, 1 Flor" entre los mexicas; y era un día 1 Flor cuando Cintéotl
nació bajo la apariencia de Venus.
105
Hun Hunahpú desempeña además el papel muy venusiano de intermediario entre dos
eras. Pero sobre todo, corresponde exactamente a Mixcóatl. Seres del ocaso ambos, fallecieron
éste, de acuerdo con ciertas versiones, porque fue seducido y absorto por una mujer telúrica, y
aquél, porque fue engañado por las ardides del inframundo. Y ambos sobrevivieron en algún
modo a la muerte. Recordamos pues que, según algunos testimonios, Mixcóatl perdió su ardor
por ceder a Chimalmán, mientras que según otros la mujer fue fecundada por una piedra de jade.
El Popol Vuh da la clave del enigma: el jade, riqueza por excelencia, símbolo del agua,
considerado como patrimonio de los dioses de la lluvia (Sahagún XI c.4 §2; c.8 §2; 1950-81, 11:
69, 222), representa la saliva fecundante de Mixcóatl, similar a la de Hun Hunahpú. Según
Muñoz Camargo (Historia de Tlaxcala c.9; 1892: 83), después de muertos los nobles se
transformaban en piedras preciosas.
En consecuencia, todo parece indicar que debió de existir una variante del ciclo de
Mixcóatl en la que el dios bajó al infierno para enfrentarse a las potencias de las tinieblas y fue
matado, como Hun Hunahpú. Efectivamente, dicha variante existe y pronto la analizaremos.
En el plano astral la bajada de Hun Hunahpú o de Mixcóatl al inframundo y su
resurrección parcial corresponden al ocaso helíaco, al final de una era, de un astro, estrella de la
tarde o sol, que luego aparece de nuevo en el comienzo de la era presente bajo el aspecto del
lucera del alba transmisor de vida.
Xquic da a luz a los gemelos, los futuros sol y luna, y su abuela los cria; Chimalmán pare
a Quetzalcóatl, sol futuro también y criado de la misma manera. El dios-héroe tolteca encarna a
los migrantes pobres y recién llegados, opuestos a los ricos sedentarios civilizados. Los gemelos
son caracterizados igual. Se les presenta como medio salvajes nacidos y criados en la montaña.
Duermen sobre espinas, lo que recuerda el "poderío chichimeca". Se pasan la vida cazando. En
resumen, con respecto a sus hermanastros perezosos con sus maizales, su casa y sus artes son
como los nómadas frente a los sedentarios. Oprimidos y explotados por esta "gente antigua" de
una era pasada, consiguen un trastrocamiento total, como Quetzalcóatl-Nanáhuatl. Después de
triunfar, son ellos los que viven en la casa y son los hermanastros los que vagan por el monte. Si
examinamos pues la versión de la Historia de Mexico en la que Quetzalcóatl lucha ya no contra
sus tíos sino contra sus (¿ medio ?) hermanos mayores (T.49), el paralelismo con el conflicto
entre gemelos y "monos" salta a la vista. Por ejemplo, los gemelos envían a sus hermanos a
coger pájaros de un árbol mientras que en el mito mexica ocurre la contrario. Mas veamos la
continuación de las aventuras de Hunahpú y Xbalamqué.

TEXTO 58. Popol Vuh


1927: 46-76; 1950: 131-64; 1971: 94-144 ( resumen):

106
Un ratón contó a los gemelos la historia de Hun Hunahpú y de Vucub Hunahpú y les reveló
dónde estaban escondidos los instrumentos de juego. Habiéndolos encontrado, se pusieron a
jugar y fueron desafiados por los Señores indignados. Antes de despedirse de su abuela
sembraron dos cañas de maíz en la casa a guisa de señales de su suerte. En Xibalbá lograron
identificar correctamente a los Señores quienes les esperaban sentados junto a efigies de madera.
En la Casa de Tinieblas recibieron a su vez cigarros y antorchas que no podían consumirse.
Pusieron luciérnagas en la punta de los cigarros y plumas de guacamaya en las antorchas para
dar la ilusión de que estaban ardiendo y a la mañana siguiente los devolvieron intactos. Jugaron a
la pelota con los Señores y después se retiraron incólumes de varias pruebas en las Casas de las
Navajas, del Frío, de los Jaguares y del Fuego. Entraron entonces en una cueva llena de
murciélagos. Para abrigarse durmieron dentro de sus cerbatanas. Más tarde, Hunahpú quiso ver
si había ya amanecido. Pasó su cabeza fuera de la cerbatana y se la cortó un murciélago. Los de
Xibalbá colgaron la cabeza sobre el terreno de juego de pelota.
Con la ayuda de Huracán ("Una Pierna", equivalente quiché de Tezcatlipoca) y de varios
animales se hizo una cabeza postiza para restituirle al muchacho su apariencia normal. Los
Señores estaban felices pensando que habían vencido e invitaron a jugar a los gemelos. Cuando
arrojaron la cabeza de Hunahpú en lugar de la pelota salió un conejo corriendo y saltando. Le
persiguieron los Señores, confundiéndolo con la pelota. Los gemelos se aprovecharon de la
ocasión para recuperar la cabeza cortada y volverla a su lugar. Los de Xibalbá mandaron
encender un gran fuego y propusieron a los muchachos saltar por encima todos juntos cuatro
veces. Los dos contestaron que bien sabían lo que se esperaba de ellos y se arrojaron a la
hoguera. Luego los Señores llamaron a dos adivinos y les preguntaron qué tenían que hacer para
evitar la supervivencia de los gemelos. Se les contestó lo que los gemelos habían sugerido de
antemano: convenía moler los huesos como si fuera maíz y arrojarlos al río.
Hecho esto, al quinto día los gemelos volvieron a aparecer bajo el aspecto de hombres-
peces. Al día siguiente vinieron disfrazados de mendigos, vestidos de harapos, y se pusieron a
bailar ante los habitantes de Xibalbá. Hicieron habilidades de ilusionistas e incluso se
despedazaron a sí mismos para resucitar después.
La noticia de sus hazañas llegó a oídos de los Señores. Estos les convocaron y a petición
suya los muchachos sacrificaran un perro y luego a un hombre. Entonces Xbalamqué sacrificó a
Hunahpú arrancándole el corazón y cortándole la cabeza y los miembros. Cuando Hunahpú
resucitó, 1 Muerte y 7 Muerte, embriagados y desesperados a la vez, también quisieron ser
sacrificados y resucitados. Los héroes los mataron pues, pero en lugar de resucitarlos los
transformaron en esqueletos. Los vecinos de Xibalbá huyeron y cayeron en barrancas. Otros se
posternaron y ofrecieron pagar tributo. Los gemelos revelaron sus nombres y anunciaron que
vinieron para vengar a sus padres. Proclamaron el fin del Sol de Xibalbá. Luego buscaron y
recogieron los huesos de sus padres que, porque ya no podían hablar, fueron dejados en el juego
de pelota donde en adelante serían invocados por los nobles. Xbalamqué y Hunahpú subieron al
cielo, transformados uno en sol y otro en luna. Al salir el sol, las tribus quichés migrantes
llegaron a la Tierra prometida.
Mientras tanto Xmucané había observado las cañas de maíz. Las había visto secarse
cuando los nietos se quemaron en la hoguera y volver a retoñar después.

Este otro triunfo de los gemelos, ahora sobre sus tíos segundos infernales y asesinos de su
padre en lugar de sus hermanastros — pero siempre se trata de mayores — es una variación
sobre el tema del episodio anterior. En el mito mexicano también, Quetzalcóatl vence ora a sus
hermanastros (T.49), ora a sus tíos.

107
El tema central es de nuevo la transición a la edad actual. El texto habla claramente del
fin del Sol de Xibalbá. Son los Señores del inframundo los que se han vuelto "lunares" esta vez,
al igual que el sol poniente, dado que se dejan embaucar por apariencias falaces: los cigarros
engañosamente encendidos, el conejo en lugar de la cabeza de Hunahpú, las habilidades
ilusionistas de los gemelos.
Hay empero ambigüedad. Los nombres evocadores de los Señores, 1 Muerte, Hacedor de
pus, Hacedor de bilis... indican que se trata sin duda alguna de los dueños de la muerte. Más que
los astros del pasado, como Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú, parecen ser los que acabaron con
el Sol anterior, y los representantes del período de tinieblas intermediarias. Es patente que en el
relato parecen solaparse dos planos. Primero se trata únicamente de los Señores, pero después de
la resurrección de los héroes los "vecinos" de Xibalbá entran de pronto en escena. Hunahpú y
Xbalamqué viajan entonces más bien en un reino foráneo que en el país de los muertos y por
supuesto triunfan de los autóctonos. La lucha es equiparada a una guerra y los vencidos hablan
de pagar tributo. Recordamos que según Las Casas, Xbalamqué hizo la guerra en el infierno y
volvió con no pocos prisioneros. Por otra parte, Quetzalcóatl-Nanáhuatl regresó del inframundo
con "muchas piezas ricas" (T.55).
Por supuesto el salto de los muchachos a la hoguera, en medio de su viaje infernal 31, es
decir a medianoche, corresponde al sacrificio de Quetzalcóatl y Metztli en Teotihuacan. Estos
triunfaron de la muerte y crearon una posibilidad de supervivencia en el más allá. El hecho
aparece más en claro aún en el documento quiché donde los adversarios de los gemelos
representan directamente a la muerte. Los Señores intentan impedir a toda costa la supervivencia
de los muchachos, mas éstos, muriendo y resucitando a voluntad, se muestran más fuertes que la
muerte. Cuando vencen no dejan en Xibalbá sino a los difuntos sin mérito: los que no nacieron
de la luz, los pecadores, los sin sangre, sin fuego interior, los que son materia inerte. Escribe Las
Casas (T.56) que a Xibalbá no lo tocará sino "todo lo podrido y desechado y hidiondo".
Igual que en Teotihuacan también, los gemelos establecen la imprescindible alternancia
de día y noche, temporada seca y temporada de lluvias. El aspecto estacional es muy evidente. El
viaje subterráneo tiene lugar durante el período de crecimiento del maíz, es decir, durante la
estación húmeda (asimilada a la noche). Antes de bajar a Xibalbá, los gemelos siembran cada
uno una caña, como si fueran las simientes, y cuando emergen transformados en astros, la tierra
se seca y es el principio de la estación seca y de la cosecha. Hay que observar que las cañas
indican a Xmucané la suerte de sus nietos. Parece pues que éstas se identifican con el maíz, al
contrario de lo que ocurre en México.

31
Los gemelos son puestos a prueba en seis casas, al parecer durante seis "días" consecutivos. Luego se arrojan en
la hoguera. Seis días más tarde vuelven a Xíbalbá y triunfan.
108
Otra diferencia, más importante, con el Altiplano mexicano: en el Popol Vuh Sol y Luna
actúan solidariamente. Concebidos ambos como luz opuesta a la oscuridad, triunfan juntos y
emergen al lado uno de otro, mientras que en Teotihuacan son competidores, incluso enemigos
en las versiones de Mixcoatépec y Coatépec. Sin embargo el aspecto "víctima" de Luna se
encuentra también en el mito quiché. Hunahpú, cuya cabeza puede confundirse con un conejo, el
animal que los mesoamericanos ven en la luna, comparte, aunque provisionalmente, la suerte de
Coyolxauhqui, que fue decapitada.
Ya quedó dicho que la Historia de Mexico (T.49) combina la lucha contra los hermanos-
monos con la lucha contra los tíos segundos dueños de la muerte. El episodio en el que los
hermanos de Quetzalcóatl quieren quemarlo corresponde a la invitación hecha por los Señores a
los gemelos de arrojarse en la hoguera. En Teotihuacan la hoguera era el texcalli, palabra que
significa "horno", "hoguera" y "peña". Puede ser que el autor de la Historia pensaba en el
texcalli al hablar de la "peña" de Tlachinoltépec ("Cerro de campo quemado"; ver T.52). En
cuanto a la roca desde donde el héroe mata a sus agresores, corresponde al templo-cerro donde
fue sepultado Mixcóatl y donde, de acuerdo con la Leyenda y el Origen, Quetzalcóatl mató a sus
tíos malévolos.
Hace falta mencionar un mito moderno de los mayas palencano-choles que parece ser
intermedio entre las versiones del Popol Vuh y de la Historia:

TEXTO 59. Thompson 1970: 363 (resumen):


La luna tuvo siete hijos [recuérdense los seis hijos del primer matrimonio de Mixcóatl, T.39]
cuyo padre falleció. Fue fecundada por el sol. Nacido su hijo, tan rojo como el fuego, Luna le
escondió de sus medio hermanos en una jarra. Los siete acabaron por descubrirlo y lo llevaron
varias veces a la milpa donde trabajaban. Al quinto viaje lo mataron. De regreso a casa tuvieron
la sorpresa de ver volver al menor llevando a cuestas a un pécari. Lo mismo ocurrió al día
siguiente. Al tercer día todos se fueron al bosque. El hijo del sol vio una colmena en la copa de
un árbol y pidió a sus hermanos que subiesen al árbol para coger miel. Subieron pues los siete
pero bombardearon al héroe cuatro veces con cera. Enfurecido éste creó diez roedores que
cortaron las raíces del árbol y se cayó. Los hermanos despedazados se transformaron en animales
inofensivos — es decir, para los mesoamericanos, destinados al sacrificio — como pécaris,
patos, puercos y venados.

Llegamos por fin al punto que, mejor aún que en el salto de los muchachos a la hoguera o
su victoria sobre el inframundo, prueba el estrecho parentesco del Popol Vuh con los mitos del
Altiplano mexicano. Los gemelos precisan bien que vinieron para vengar a su padre y buscar sus
restos, al igual que Quetzalcóatl en el Cerro de Mixcóatl. Mixcóatl fue matado, llegó a ser presa
de la muerte: el mismo hecho justifica ya la lucha de su hijo con las tinieblas. Pero en otra

109
versión, Mixcóatl no fue asesinado sino que salió de viaje al inframundo donde al término de una
partida de pelota fue sacrificado.
Según la Relación de Michoacán, los mexicas contaron el siguiente mito al rey de los
tarascos deseosos de saber a que se parecían los caballos de los españoles:

TEXTO 60. Relación de Michoacán III c.21 (1989: 259):

Dijéronle los nauatlatos: "Señor, aquellos venados deben ser, según lo que sabemos nosotros por
una historia, y es que el dios llamado Cupanzieeri jugó con otro dios a la pelota llamado Achuri-
hirepe, y ganóle y sacrificóle en un pueblo llamado Xacona y dejó su mujer preñada de
Siratapezi, su hijo, y nació y tomáronle a criar en un pueblo, como que se le habían hallado, y
después de mancebo fuese a tirar aves con un arco, y topó con una iuana y díjole: "No me fleches
y direte una cosa: el padre que tienes agora, no es tu padre, porque tu padre fue a la casa del dios
llamado Achu[ri]hirepe a conquistar y allí le sacrificaron." Como oyó aquéllo, fuése allá para
probarse con el que había muerto a su padre, y vencióle y sacrificó al que había muerto a su
padre, y cavó donde estaba enterrado y sacóle y echósele a cuestas y veníase con él. En el
camino estaba en un herbazal una manada de codornices y levantáronse todas en vuelo, y dejó
allí su padre para tirar a las codornices, y tornose venado el padre, y tenía crines en la cerviz,
como dicen que tienen esos que traen esas gentes, y su cola larga, y fuese hacia la man[o]
derecha, quizá con los que vienen a estas tierras."

Cupanzieeri sí es el Hun Hunahpú al que vencen a la pelota los de Xibalbá y al que


vengan los gemelos, o es Mixcóatl, también llamado Mixcóatl-Venado (T.31-35, 40). Siratapezi
es Quetzalcóatl o Xbalamqué. En cuanto a Achurihirepe, su nombre, cuyo significado es "Señor
Noche" o "Noche que oculta", confirma que corresponde a los Señores del inframundo o a
Apanécatl. La Crónica vertió al tarasco los nombres de los héroes evocados por los mexicas pero
estos héroes son completamente toltecas.32
Gracias al Popol Vuh, es pues posible de reconstruir un mito que no se encuentra sino
desmembrado en las fuentes del Altiplano mexicano. Desmembrado puesto que el mito de la
creación del sol en Teotihuacan está situado cronológicamente antes de su variante de
Mixcoatépec; puesto que el viaje de Mixcóatl al infierno sólo se conserva en una fuente tarasca;
puesto que de la bajada de Quetzalcóatl al inframundo sólo subsisten, a primer vista, la alusión
de la Historia de Mexico al héroe que volvió con "ricas piezas" y el trayecto de Quetzalcóatl en
el interior del Cerro de Mixcóatl (T.48). Este trayecto es efectivamente un viaje al centro de la
tierra (en una versión la montaña se llama Quilaztli, es decir Cihuacóatl, la diosa Tierra) y
cuando Quetzalcóatl llega a la cumbre es cuando se enciende fuego a medianoche, es decir,
simbólicamente, en medio del periplo infernal.

32
Seler (1902-23, 3:132) y Krickeberg (1971: 135) fueron los primeros en fijarse en las similitudes entre este mito y
el Popol Vuh. Lehmann (1938: 333 nota 1) equipara el mito con el de la búsqueda de los huesos y de la creación del
hombre por Quetzalcóatl. Pero ningún estudioso se ha adentrado en estas reflexiones. Ver también Porro 1972 y
Rivera Dorado 1982.
110
La creación del hombre

Mas la desintegración llegó aún más lejos. Entre los hechos más asombrosos atribuidos a
Quetzalcóatl destaca la creación del hombre. La Leyenda sitúa el episodio lógicamente después
del encender fuego por Tata y Nene y antes de la creación del sol.

TEXTO 61. Leyenda de los Soles 76-77 (1945: 120-21):


Se consultaron los dioses y dijeron : "¿ Quién habitará, pues que se estancaron el cielo y
Tlaltecuhtli ? ¿ quién habitará, oh dioses ?" Se ocuparon en el negocio Citlaliicue, Citlallatónac,
Apanteuctli, Tepanquizqui, Tlallamanqui, Huictlollinqui, Quetzalcóhuatl y Titlacahuan. Luego
fué Quetzalcóhuatl al infierno (mictlan, entre los muertos); se llegó a Mictlanteuctli y a
Mictlancíhuatl y dijo. "He venido por los huesos preciosos que tú guardas." Y dijo aquél: "¿ Qué
harás tú, Quetzalcóhuatl ?" Otra vez dijo éste: "Tratan los dioses de hacer con ellos quien habite
sobre la tierra." De nuevo dijo Mictlanteuctli: "Sea en buena hora. Toca mi caracol y tráele
cuatro veces al derredor de mi asiento de piedras preciosas." Pero su caracol no tiene agujeros de
mano. Llamó a los gusanos, que le hicieron agujeros, e inmediatamente entraron allí las abejas
grandes y las montesas, que lo tocaron; y lo oyó Mictlanteuctli. Otra vez dice Mictlanteuctli :
"Está bien, tómalos." Y dijo Mictlanteuctli a sus mensajeros los mictecas: "Id a decirle, dioses,
que ha de venir a dejarlos." Pero Quetzalcóhuatl dijo hacia acá: "No, me los llevo para siempre."
Y dijo a su nagual: "Anda a decirles que vendrá a dejarlos." Y éste vino a decir a gritos: "Vendré
a dejarlos." Subió pronto, luego que cogió los huesos preciosos : estaban juntos de un lado los
huesos de varón y también juntos de otro lado los huesos de mujer. Así que los tomó,
Quetzalcóhuatl hizo de ellos un lío, que se trajo.
Otra vez les dijo Mictlanteuctli a sus mensajeros: "¡ Dioses ! De veras se llevó Quetzal-
cóhuatl los huesos preciosas. ¡ Dioses ! Id a hacer un hoyo." Fueron a hacerlo; y por eso se cayó
en el hoyo, se golpeó y le espantaron las codornices: cayó muerto y esparció por el suelo los
huesos preciosos, que luego mordieron y royeron las codornices. A poco resucitó
Quetzalcóhuatl, lloró y dijo a su nahual: "¿ Cómo será esto, nahual mío ?" El cual dijo: "¡ Cómo
ha de ser ! Que se echó a perder el negocio [...]" Luego los juntó, los recogió e hizo un lío, que
inmediatamente llevó a Tamoanchan. Después que los hizo llegar, los molió la llamada
Quilachtli : ésta es Cihuacóatl, que a continuación los echó en un lebrillo precioso. Sobre él se
sangró Quetzalcóhuatl su miembro; y en seguida hicieron penitencia todos los dioses que se han
mencionado: Apanteuctli, Huictlolinqui, Tepanquizqui, Tlallamánac, Tzontémoc, y el sexto de
ellos, Quetzalcóhuatl. Luego dijeron: "Han nacido los vasallos de los dioses." Por cuanto
hicieron penitencia sobre nosotros.

La Historia de Mexico (1965: 106), Mendieta (II c.1; 1945, 1: 84) y los Anales de
Cuauhtitlan 2 (1945: 5) presentan otras versiones más breves del mito y hay alusiones al mismo
en algunos encantamientos recogidos por Ruiz de Alarcón (VI c.22; 1892: 212-13). En los dos
primeros testimonios hay una interpretación popular de la caída de Quetzalcóatl: los huesos que
llevaba se rompieron, lo que debe explicar las diferencias de tamaño entre la gente y el hecho de
que ya no son gigantes. Por otra parte en Mendieta el héroe es Xólotl, lo que no representa una

111
gran diferencia, dado que el dios es una clase de alter ego, de nahualli, de gemelo de
Quetzalcóatl.
Ahora, ¿ quién no ve que el mito es una variante de la búsqueda de los huesos de
Mixcóatl o de Hun Hunahpú ? Con los huesos molidos por Cihuacóatl-Quilaztli — ¡ ella otra
vez ! — se hizo el primer hombre. Y, ¿ no es Mixcóatl padre del género humano (T.39) ? En
Xibalbá los gemelos fueron puestos a prueba y lograron engañar a sus adversarios, por ejemplo
con cigarros ilusoriamente encendidos. Quetzalcóatl por su parte evita la trampa fingiendo que
toca la concha. Los gemelos murieron y nacieron de nuevo, triunfando así de Xíbalbá que quería
impedir la vuelta de la vida. Lo mismo ocurre aquí, ya que Quetzalcóatl también resucita y
asegura el renacimiento de la humanidad. Es posible que el nagual que le acompaña corresponda
de algún modo a Hunahpú. En la versión tarasca (T.60), es un vuelo de codornices lo que suscita
la transformación de Cupanzieri en venado, es decir en caza, en víctima designada; en el Popol
Vuh los gemelos no desentierran sino a padres disminuidos; y aquí en la Leyenda las codornices
parecen ser otra vez la causa de una humanidad disminuida, vasalla de los dioses y destinada a
servirles de alimento. Por último, los huesos fueron molidos en Tamoanchan: porque es allá
donde fue engendrado Cintéotl, el primer hombre, con el cual se confunde Mixcóatl.
La dislocación del mito entre los mexicanos y notablemente en la Leyenda tuvo por
consecuencia que los estudiosos pudieron considerar el dios Serpiente Emplumada, creador de
los hombres, mediador entre cielo (el ave quetzal) y tierra (la serpiente), y el dios-héroe tolteca
como personajes distintos. Sin embargo, el hecho de que el mito de la creación del hombre es
una variante de los mitos estudiados atrás prueba que no hay diferencia entre el "dios" y el
"hombre". Además, la leyenda que los mexicas narraron a los tarascos prueba que sí conocían
una versión más completa del mito y más seguida, y desde luego más parecida al Popol Vuh.
Cabe interrogarse, para los historiadores de religiones y los mitólogos, sobre los motivos
de tal dislocación. No puedo detenerme aquí para ahondar en el problema pero ya hice mención
de un elemento de explicación: el Popol Vuh, redactado para y por indios, y indios mayas, está
desprendido de un cuadro cronológico apremiante. Puede ser también que los mexicanos fueran
más "historiadores" y los mayas del altiplano guatemalteco más inclinados al mito. Por fin
conocemos ya las manipulaciones infligidas a las tradiciones antiguas por el poderío mexica.
En definitiva el mito de Mixcoatépec no es una creación tardía de los mexicas. Pero se
oyen ya las objecciones de los historicistas tenaces: cualquiera que sea su diversidad, las
versiones citadas son todas de origen náhuatl y posttolteca y por eso pueden ser deformaciones
de hechos históricos auténticos. Es cierto que los quichés se pretendían oriundos de Tollan y que
la leyenda conservada en la Crónica de Michoacán está relatada por mexicas. Pero no debe
perderse de vista el mito moderno palencano-chol (T.59), que parece ser intermedio entre la
112
Historia de Mexico y el Popol Vuh. Además, los mayistas opinan que los mitos del manuscrito
quiché pertenecen a un antiguo fondo auténticamente maya (Coe 1973; Rivera Dorado 1985).
Más aún, pertenecen, al igual que las aventuras de Mixcóatl y Quetzalcóatl, a un fondo común
mesoamericano ya que en el siglo XX se han recogido variantes más o menos próximas entre
pueblos tan distintos como los totonacas, los popolocas, los chontales de Oaxaca, los mazatecas,
los mayas kekchi-mopan, los zapotecas y los huicholes.

TEXTO 62. Ichon 1969: 63-75 (resumen):


Los totonacas de la Sierra por ejemplo cuentan cómo un músico se transformó en pulga para
conquistar a una muchacha inaccesible. Saltó al ropaje de su amada y, volviéndose hombre
durante la noche, hizo el amor con ella. Quedó encinta. El tocaba el violín sin cesar, enojando a
la Presidencia del pueblo que no podía admitir que "regente el mundo". Primero los hombres de
la Presidencia trataron de emponzoñarlo, luego lo fusilaron.
La mujer parió un niño que murió al instante. Cañas de maíz surgieron de la tumba. Hizo
harina con el maíz tierno pero la arrojó al río porque estaba demasiado acedo. Mas un grano cayó
en el caparazón de una tortuga y un niño nació de él. Tras varias aventuras el niño desenterró a
su padre y lo resucitó. Le dijo que no temiese nada y lo llevó a casa a cuestas, mas al caer hojas
al suelo el padre se asustó y se transformó en venado que los hombres cazan.
Vuelto a casa, el héroe se puso a hacer música durante toda la noche. Los Truenos
enojados convocaron al culpable a la Presidencia. El niño tuvo que jugar a la pelota él sólo
contra cuatro Truenos. Los venció y después triunfó en varias pruebas. Entonces los Truenos se
sometieron. Hasta entonces llovía sin nubes; en adelante los Truenos tenían que dirigirse a los
cuatro rincones del mundo y producir rayos y lluvia. Cada año, cuando el niño nacía de nuevo
bajo el aspecto del maíz, tenían que arrullarlo y regarlo convenientemente.

El héroe es el maíz que se enfrenta a las intemperies. De manera paralela, las tinieblas
eran los adversarios de la luz. Tempestades y tinieblas son igualmente dueñas de la muerte. La
alternancia estacional lograda por la victoria del niño sobre la naturaleza hace posible la
renovación de la vida. Aparte de eso, no es difícil reconocer a Hun Hunahpú en el padre del
maíz. El violín reemplaza el juego de pelota, menos practicado hoy en día, mas es significativa la
elección del instrumento que se toca con un movimiento de vaivén alternante comparable al
movimiento de la pelota. Su ruido produce la misma reacción que el del juego de pelota sobre los
Señores de Xibalbá o que el olor del pescado frito en Ometéotl. Luego, el niño que nace del maíz
molido trae a la memoria la creación del hombre en el Altiplano mexicano y entre los quichés, la
resurrección de los gemelos y también a Cintéotl. Por último, en lugar de la oposición nómadas
conquistadores-civilizados conquistados, desprovista de sentido en el contexto sociológico
actual, encontramos la oposición entre débiles y poderosos.
Se conserva un mito muy parecido de los popolocas:

TEXTO 63. Foster 1945: 191-96:

113
Una pareja de viejos encontró un huevo. La mujer se lo puso en el pecho y al séptimo día
apareció allí un hombrecito de cabellos de oro, Homshuk, que se comportó de tal manera que sus
padres quisieron matarlo. Mas el viejo fue mortalmente herido por un murciélago. La mujer
persiguió a Homshuk que quemaba cuanto tocaba. El niño se refugió en un árbol y la vieja fue
consumida. Llegado a la orilla del océano, Homshuk enfureció a Huracán tocando el tambor.
Este procuró matarle primero con aguaceros, luego, cuando el niño llegó a él, encerrándolo en
casas llenas de tigres y culebras hambrientos o infestadas por flechas volantes. Finalmente el
héroe destruyó al pueblo de Huracán, el cual se quebró la pierna y se sometió. Desde entonces
Huracán riega el maíz al gusto de Homshuk.

Añade Foster que Huracán o Trueno Viejo y su gente eran los primeros pobladores de la
tierra. Kelly (1966: 397) describe al Trueno Viejo de la Costa del Golfo en los siguientes
términos: es "el trueno que se oye durante la temporada de las lluvias", "el rugido del mar, el jefe
de los vientos destructores [...], el señor de todas las aguas del mundo." Vive en Oriente, al
extremo del mundo, del mar y del cielo. Tiene claramente muchos rasgos en común con el Tláloc
mexicano considerado asimismo como uno de los primeros habitantes del mundo.
Tláloc y la luna están estrechamente relacionados, como lo probaron los mitos de la
creación del Sol. Huracán con su pierna quebrada — Huracán "1 Pierna" entre los quichés — es
también equivalente de Tezcatlipoca, es decir Luna en los mitos mexicanos, al que hemos visto
como competidor de Sol y casi infernal, al que volveremos a encontrar coma adversario del sol
en lugar de los Señores de Xibalbá o de los media hermanos de los gemelos. En lo que toca a
Homshuk, en una variante de los nahuas de Pajapán se llama Cintiopil, es decir Cintéotl-pilli,
"Dios maíz-hijo (o: príncipe)" (García de León 1969: 300-303; otros mitos modernos en
Horcasitas 1978).
Según el mito popoloca el héroe lo quema todo: no hay duda de que también es el sol. Lo
es abiertamente en variantes del mismo mito, por ejemplo entre los totonacas:

TEXTO 64. Ichon 1969: 55-59 (resumen):


Un día se encontró una peña muy caliente. Nadie pudo hendirla sino un pajarito. Dentro había
una yema de huevo ardiente. La tragó una muchacha huérfana y quedó encinta. dio a luz a un
hijo que quemaba cuanto tocaba. Se enfadó Luna, amante de todas las mujeres, pretendiendo ser
él el único dueño del mundo. El niño Sol bajó entre los muertos. Luna por su parte anunció que
ascendería al cielo pero las mujeres le lanzaron una calabaza de agua a la cara; corrió tras el Sol
mas en una encrucijada fue extraviado por un perro, de suerte que el Sol subió el primero al
cielo. En otra variante es un joven el que se traga la yema de huevo; tuvo que arrojarse a un
horno para transformarse en sol; Luna se lanzó a un horno enfriado.

114
La peña recuerda innegablemente al Tonacatépetl, la Montaña de nuestra subsistencia
que fue hendida por Quetzalcóatl-Nanáhuatl a fin de hacer el maíz accesible. La yema de huevo
que fecunda a la muchacha es equiparable a la saliva de Hun Hunahpú. En cuanto a Luna, ya no
es el rival desafortunado del Sol, como Metztli-Tecciztécatl, sino que su orgullo le entronca con
los Señores de Xibalbá o Tlahuizcalpantecuhtli. Del mismo modo que en la Leyenda, se le pega
con una calabaza y se le detiene en una encrucijada.
Entre los chontales de Oaxaca hay de nuevo dos héroes, un muchacho y una muchacha
que al tragar brasas se transforman en sol y luna (P. Carrasco 1960: 109). Los mazatecas de la
región de Zongólica (Ver.) cuentan que

TEXTO 65. Williams García 1957: 42 (resumen):


Dos niños intentaban conocer a su padre. Su madre no quiso decirles nada. Cada día iba al monte
a llevar comida a su marido. La siguieron los dos muchachos y descubrieron que su padre era un
venado. Lo mataron y desollaron y llenaron su piel de insectos punzadores. Cuando la vieja
volvió tocó la piel y fue picada horriblemente por las abejas. Cayó enferma y para sanar pidió
que la metieran en un baño de vapor. Los muchachos obedecieron pero echaron pimienta en la
piedra incandescente. La madre murió quemada y ahogada, Condenados a morir en una hoguera,
los niños resolvieron subir al cielo. Saltaron al fuego y se volvieron sol y luna. (Mismo mito
entre los nahuas de Veracruz: ver Horcasitas 1978: 184).

El padre venado corresponde al parecer a Mixcóatl o Hun Hunahpú; en cuanto a la


matanza de la madre, puede acaso relacionarse con la occisión de Itzpapálotl. Un mito parecido
fue recogido entre los kekchi-mopan de Belize:

TEXTO 66. Thompson 1970: 355-56 (resumen):


Tres jóvenes vivían en casa de su abuela X’Kitza. Le entregaban su caza mas ella lo llevaba todo
a su amante, un monstruo nocturno, posiblemente un tapir. Después disponía los restos de la
comida al pie de la cama de los jóvenes para hacerles creer que ellos lo habán comido todo
durmiendo. Un día un pájaro les explicó lo que pasaba. Mataron al amante, cocieron su pene y lo
dieron de comer a la abuela encantada. Enterada a su vez por pájaros, decidió matar a los nietos.
De noche aguzó sus garras. Pero los jóvenes habían puesto muñecos en su lugar en la cama y
soltaron la carcajada al ver a la vieja desgarrándolos. Quisieron matarla pero el menor protestó y
fue transformado en mono. Al cabo de un certamen de acertijos X’Kitza fue cogida en trampa y
la mataron a flechazos. Los dos hermanos eran Sol y Venus.

Diferentes variaciones comprueban la extendida difusión de estos temas. Así, entre los
cakchiqueles y los zapotecas de Mitla :

TEXTO 67. Thompson 1970: 358-59 (resumen):


El hijo mayor quiere vengar a la vieja pero es vencido por sus hermanos quienes le sacan los
ojos. Luego se vuelven sol y luna.

115
En un episodio del Popol Vuh, los gemelos triunfan de manera comparable de Vucub
Caquix ("7 Guacamaya"), un ser del Sol pasado. Por último, los huicholes de Occidente cuentan
que un joven enfermo se arrojó a una hoguera para convertirse en sol (McIntosh 1949: 19-21).
No viene al caso emprender un análisis más pormenorizado de estos mitos. Sin embargo,
una cosa debe ser destacada: si, al igual que en los mitos de Tollan, el héroe es a menudo el sol
— cuyo curso sabemos que simboliza cualquier ciclo de vida en Mesoamérica, ya fuera de un
hombre, de un pueblo o de una era —, puede también identificarse con el maíz y con el
regulador de las estaciones así como con el ordenador del mundo. En breve, representa la vida
que vuelve o lo que la hace volver, es la recurrencia ordenada y positiva. Tal parece ser también
la mejor manera de caracterizar a Quetzalcóatl.
La historia de Mixcóatl y de su hijo joven es pues la de los mitos quichés y de muchos
otros cuyo recuerdo se ha conservado entre indios contemporáneos de regiones muy distintas.
Asimismo es la historia de los principios del "imperio tolteca" ya que poco más se conoce de lo
que ha sido mencionado. Desde luego, la "historia" de los orígenes toltecas es solamente el mito
del advenimiento de una era o de un Sol nuevo. Es el mito de la victoria de la luz sobre la
oscuridad, de la vida sobre la muerte, del orden sobre el caos, de los migrantes recién llegados
sobre los autóctonos sedentarios. Es la instauración de un equilibrio, de la alternancia del día y
de la noche y de las temporadas. Considerar que el mito tiene una base histórica vendría a decir
que gran parte de la mitología mesoamericana estaría fundada en la supuesta venganza de algún
rey tolteca en un pariente usurpador y que mató al padre del rey.
Este tema de la venganza es frecuente en otras culturas y otros continentes. Por ejemplo,
Quetzalcóatl ha sido comparado con el Horus egipcio por Brasseur de Bourbourg (1868; ver
también Graulich 1996). Este dios solar vengó asimismo a su padre, Osíris, asesinado por su
hermano envidioso, Seth. Y Osiris, cuyos restos buscó y encontró Isis, volvió a vivir disminuido,
al igual que Mixcóatl.
Si hay pues algunas similitudes entre Osiris y Mixcóatl por una parte y Horus y
Quetzalcóatl por otra parte, Seth en cambio comparte varios rasgos con Tezcatlipoca, al que
reconocemos sin dificultad bajo el epíteto de Apanécatl. Seth era el obrar negativo y estéril; por
eso se le calificaba de homosexual. Era la destrucción y le llamaron Tifón; en el plano astral
estaba asimilado por motivos oscuros a la Osa Mayor. En cuanto a Tezcatlipoca, el dios
arbitrario y imprevisible, tan negativo como Seth, a veces se le decía también homosexual
(Sahagún IV c.9; 1956, 1: 332). Entre los quichés se le llamaba Huracán por ser el viento

116
destructor en oposición al viento creador, Quetzalcóatl-Ehecatl. Y era igualmente identificado a
la Osa Mayor (Historia de los Mexicanos por sus pinturas 1941: 213).

CAPITULO IV.
REYES Y CONQUISTAS

La victoria del Cerro de Mixcóatl, variante del mito de Teotihuacan, es el acontecimiento central
de las peregrinaciones toltecas, como lo es la de Coatépec en las peregrinaciones mexicas. Es el
momento en que el sol — el dios protector que representa al pueblo y lo encarna, que es su
"corazón" (Códice Vaticano A f.4) — nace como tal a medianoche para derrotar a las tinieblas y
117
a la muerte, al enemigo equiparado al infierno (Tezozomoc c.67; 1878: 491), a los autóctonos.
Desde ahora en adelante su movimiento es ascendente y cuando se levanta en el horizonte, es
para los migrantes el fin de las peregrinaciones, la llegada a la Tierra prometida (T.24), el inicio
de la guerra sagrada (Leyenda p.78-79) y de la creación del imperio por vía de conquista.
Por eso el Quetzalcoatl joven está descrito como el que inició las penitencias y el
sacrificio humano, o como un gran guerrero y un conquistador famoso, y cuando se asienta en
Tollan, la ciudad se vuelve verdaderamente Tonallan, el "Lugar del Sol" (Tezozómoc c.1; 1878:
226), sus vecinos son realmente los "hijos del Sol" (Durán Historia c.17; 1967, 2: 149;
Chimalpahin Segunda Relación 67r; 1965: 62), la urbe se transforma en capital de un imperio
"como lo era México al tiempo que á él vinieron los españoles" (T.46). Se confunden además las
dos ciudades y sus dioses. Lo atestigua el virrey Antonio de Mendoza en una carta compilada
por Oviedo:

TEXTO 68. Oviedo III, 29 c.3 (1959, 4: 245-46):


Escribe el dicho a don Diego, su hermano, que la fundación de Temistitán fué desta manera: Que
vino de la parte del Norte, hacia la provincia de Pánuco, un capitán que llamaban Orchilobos,
con cuatrocientos hombres bien ordenados a su modo, con armas de plata e de oro, estando los
de Méjico en guerra con los de Tascala, e que se metió a ayudar a los de Méjico en la guerra, los
cuales, por su industria y esfuerzo fueron vencedores. E que viendo el lugar aparejado en una
laguna que allí era, la cual tenía una estrecha entrada de peñas, que iba a una isleta o roca de
peña que estaba cuasi isla en medio de la laguna, comenzó a habitar con su gente, e hizo una
pequeña torre de piedra, que después quedó por templo mayor de Orchilobos consagrado a su
nombre; en la cual se recogía, e de allí, poco a poco, fué mandando e sojuzgando los vecinos
hasta hacerse señor de Méjico; y en las provincias comarcanas fué allegando así pobladores
hasta que la habitación crescio en forma de cibdad. Hecho esto, dio las leyes: la principal dellas
fué que el más valiente e mayor capitán, fuese entre ellos su rey. Dióles cerimonias, orden de
sacrificios e leyes de combates e duelos. Después, juntando la gente de la cibdad, díjoles una
muy larga habla, en la que les hizo saber que él era enviado de Dios e quería tornar a él; que le
esperasen, que cuando ellos más necesidad tuviesen, volvería a ellos, e así se despidió con los
que quedaban de su gente, sin llevar otra cosa más de lo que había traído. E se fué a la parte de
Guatimala, dende donde creen que se partió para el Perú, porque hay relación que en aquella
provincia hallan cierta orden de sacrificios e vestigios de Orchilobos.
[continúa en el Texto 42; luego:]
Cuando vino Cortés con los españoles, los de la tierra lo rescibieron pensando que fuese
Orchilobos, el cual en su cuenta de ellos había cuatrocientos años que era partido.

El poderío del dios-rey de los toltecas se extendió por todas partes. Chimalpahín dice:

TEXTO 69. Chimalpahin 2a Relación 67r (1998, 1: 175):


En toda la Nueva España se le temía y se le obedecía, según reconocieron siempre después los
nueve que gobernaron en Mexico Tenochtitlan […].

118
Y cuando hubo invasiones de mexicanos en Yucatán, era necesariamente bajo el mando del dios
que les personificaba:

TEXTO 70. Relación de Quinamaca o Moxopipe 1898-1900: 255:

[…] dizen los antiguos desta probincia que antiguamente cerca de ochocientos años a en esta
tierra no ydolatraban y despues que los mexicanos entraron en ella y la poseyeron un capitan que
se dezia quetzalquat en la lengua mexicana que quiere dezir en la nuestra plumaxe de culebra y
entre ellos a la sierpe le ponen este nombre porque dizen que tiene plumaje y este capitan suso
dicho yntroduxo en esta tierra la ydolatria y uso de ydolos por dioses [... ...] y les ofrescian
muchas cosas de caça y de mercadurias y sobre todo la sangre de sus narizes y orejas y
coraçones de algunos que sacrificaban en su serbicio [...].
(Ver también las Relaciones de Yucatán 11: 78-79, 121, 215, 226...)

Reinaba en Chichén Itzá:

TEXTO 71. Relación de Isamal y Santa María


1898-1900: 270:

en un tiempo estubo toda esta tierra debajo del dominio de un señor estando en su ser la ciudad
antigua de chichenyça a quien fueron tributarios todos los señores desta probincia de mejico
guatimala y chiapa y estas probincias les enbiaban presentes en señal de paz y amistad [...].
(También Relaciones de Yucatán 11: 287, 120, 176... )

Quetzalcóatl, llamado también Nacxitl, llegó a ser la fuente de todo poder legítimo.
Incluso los quichés y los cakchiqueles tuvieron que ir a él, a Oriente, o sea a la Casa del Sol
triunfante, para recibir las insignias del poder. 33

TEXTO 72. Popol Vuh 1971b: 135:


Seguramente pasaron sobre el mar cuando llegaron allá al Oriente, cuando fueron a recibir la
investidura del reino. Y éste era el nombre del Señor, Rey del Oriente a donde llegaron. Cuando
llegaron ante el Señor Nacxit, que éste era el nombre del gran Señor, el único juez supremo de
todos los reinos, aquél les dio las insignias del reino y todos sus distintivos. Entonces vinieron
las insignias de los Ahpop y los Ahpop-Camhá, y entonces vino la insignia de la grandeza y del
señorío del Ahpop y el Ahpop-Camhá, y Nacxit acabó de darles las insignias de la realeza, cuyos
nombres son: el dosel, el trono, las flautas de hueso, el cham-cham, cuentas amarillas, garras de
león, garras de tigre, cabezas y patas de venado, palios, conchas de caracol, tabaco, calabacillas,
plumas de papagayo, estandartes de pluma de garza real, tatam y caxcán. Todo esto trajeron los
que vinieron, cuando fueron a recibir al otro lado del mar las pinturas de Tulán, las pinturas,
como le llamaban a aquello en que se ponían sus historias.
33
Igualmente en los Anales de las Cakchiqueles (1950: 67-68). Naturalmente la Tollan mexicana no se puede situar
realmente al este para los habitantes de Guatemala: pero prevalece el aspecto mítico-simbólico.
119
Poder que al llegar los españoles los mexicas pretendieron no haber ejercitado sino
"algunos días", interinamente, en lugar de Serpiente Emplumada (T.1). Según las fuentes, con
motivo de la entronización del rey Tízoc se le recordó que era el sucesor de Quetzalcóatl :

TEXTO 73. Tezozómoc c.56 (1878 : 439):


[…] ya desde hoy señor, quedais en el trono, silla que primero pusieron Zenacatl, y nacxitl
quetzalcoatl, la caña sola no alcanzada de la culebra de preciada plumería, y en su nombre vino
Huitzilopochtli y le acabó de asentar en su silla y trono que hoy es [...]; y dijéronle: mirad que no
es vuestro asiento ni silla, sino de ellos, que de prestado es y será vuelto a cuyo es [...]

La Leyenda enumera algunas conquistas de Quetzalcóatl. Otros documentos registran


nombres de ciudades del imperio. ¿ Estaríamos por fin en presencia de informaciones históricas
aprovechables ? Porque deben de haber existido los toltecas y su imperio, si bien su ascenso y su
caída fueron vertidos a términos míticos. Desafortunadamente, los datos son ora únicos y desde
luego incontrolables, ora contradictorios.
Pese a eso acerquémonos a esas conquistas, enumeradas en la Leyenda después del
triunfo sobre los tíos Mimixcoa:

TEXTO 74. Leyenda de los Soles 81


(1945: 125, continuación del T.48):

Otra vez conquista Ce Acatl el lugar nombrado Ayotlan. Luego que conquistó, se fué a Chalco y
a Xicco, y también conquistó. Después que conquistó, se fué a Cuíxcoc, y también conquistó.
Luego fué a Çacanco, y también conquistó. Luego fué a Tzapotlan, e igualmente conquistó bien.
Luego fué a Acallan, por donde pasó el río, y asimismo conquistó bien, hasta que llegó a
Tlapallan. Ahí se enfermó, cinco días estuvo enfermo, y en seguida murió. Luego que murió, le
quemaron: estuvo ardiendo.

Quetzalcóatl pasa a toda prisa, vence y muere. En otro lugar la misma fuente (p.78; 1945:
122), asienta sin embargo que vivió 56 años, que salió de Tollan en un año 1 Caña y que murió
al tercer año en Tlapallan. Es muy concisa también la Historia de los Mexicanos por sus pinturas
(T.103), documento paralelo que sin embargo deja a Quetzalcóatl, "primer señor de Tula", el
tiempo de iniciar la construcción de un gran templo (comparar con T.87). Esta brevedad se
explica por el hecho de que en los dos manuscritos de cronología acortada (la edad presente, la
quinta, no comienza antes del siglo XI o XII), la duración concedida a los toltecas está limitada.
Aparecen solamente el tiempo necesario para hacer posible un traspaso del poder a favor de los
mexicas.

120
La Leyenda está condensada hasta tal punto que las conquistas del Topiltzin joven se
confunden con las etapas de su viaje final al este. Desde luego no es de fácil comprensión esta
única lista de conquistas. Hay que excluir Acallan, en la Costa del Golfo, por ser la última
jornada hacia Tlapallan, la tierra donde desaparece Quetzalcóatl. Tzonmolco, Mazatzonco y
Tzapotlan pertenecen acaso igualmente al viaje final, siempre que Jímenez Moreno esté en lo
cierto al ubicar los dos primeros lugares cerca de Teotitlan del Camino, es decir en la ruta de la
Costa. Sin embargo, falta precisar que ninguna fuente tocante a la salida de Quetzalcóatl registra
dichas ciudades. También puede ser que en la mente del autor de la Leyenda Tzonmolco,
Mazatzonco y Tzapotlan fueran realmente conquistas de Topíltzin, al igual que Chalco, etc. Cabe
entonces preguntarse si tuvieron lugar antes o después de la llegada a Tollan. Nada puede
saberse a ciencia cierta.
Si aceptamos que el dios-héroe parte de Mixcoatépec en Colhuacan, entonces conquista
primero en el centro, en el Valle, donde somete Chalco, Xicco y Ayotlan; luego se dirige al
oeste, a Cuíxcoc y Zacanco cerca de Teotenango en el Valle de Toluca; después va lejos al este
hacia los alrededores de Teotitlan y por último a Tzapotlan que puede ubicarse en cualquier
parte, y posiblemente en Tollantzinco. Tendríamos pues conquistas bien orientadas hacia los
cuatro puntos cardinales: en otras palabras, una construcción artificial.
Puede imaginarse también que, después de someter Ayotlan, Chalca y Xicco,
Quetzalcóatl se fue a Tollan por Tollantzinco — toponimía obliga — y que desde allí hizo otras
conquistas. Sin embargo, Chimalpahin registra en una glosa ciertas tradiciones de los eztlapictin
teotenanca teochichimeca según las cuales Quetzalcóatl procuró en vano de conquistarles cuando
moraban en Teotenanco Cuixcoc Zacanco.

TEXTO 75. Chimalpahin, Memorial breve 33v


(1958: 48-51):

Cuando salieron de allá, de su morada en Chicomóztoc, los eztlapictin teochichimecas, cuando


vinieron y llegaron allí a Teotenanco Cuíxcoc Temimilolco donde se asentaron, tocaron con los
toltecas que vivían allá en Tollan donde reinaba por fin el rey de los toltecas llamado Topiltzin
Ácxitl Quetzalcóatl. Combatió a los teotenancas, los cuales quiso someter. De ahí aparece que
moraron mucho tiempo en Teotenanco, los eztlapictin chichimecas, (que) vivieron en el mismo
lugar acaso 200 o 300 años [...]. Veneraban lo que se custodiaba, el envoltorio sagrado, el diablo
Nauhyotecuhtli, su "príncipe de turquesa", al que adoraban, el cual necesitaba para sí el oro, el
jade, la jadeita la verdadera turquesa, el coral y las diversas plumas, el ave de turquesa, la
espátula roja, el pájaro de brillantes plumas negras, todas las plumas preciadas pertenecientes a
la apariencia de su ser divino, a su venerable apariencia. Y asimismo casas, su casa de jade, su
casa de turquesa, su casa de quetzal, su casa de coral, su casa roja pulida con espejos de

121
turquesa. Y era su palacio muros de turquesa ceñidos de piedras de turquesa. Sus puertas se
abrían en las cuatro direcciones. [... ...] Y porque la casa de Nauhyotecuhtli, de su "príncipe de
turquesa" era sumamente admirable, estaban enfermos allá en Tollan. Y sin cesar Topiltzin
Ácxitl Quetzalcóatl que estaba allá en Tollan envidiaba su riqueza [...]. Y el dicho Topiltzin
Ácxitl Quetzalcóatl a menudo se esforzó por la guerra, él que procuraba alcanzar, que procuraba
destruir a los teotenanca. Particularmente quiso alcanzar a su dios Nauhyotecuhtli pero no lo
logró [...]. Puesto que les dio guerra, los teotenanca también guerrearon contra él. De manera que
no consiguió llegar a dañarlos ni a someterlos.

Podría haber contradicción con la Leyenda. Mas el texto citado ilustra perfectamente el
etnocentrismo de las fuentes prehispánicas. Los teotenancas se atribuyen sin vergüenza a sí
mismos los celebrados palacios míticos, creados, según las demás fuentes, por Quetzalcóatl y sus
artesanos inigualables. Más aún, pintan a un Quetzalcóatl envidioso al que habrían resistido con
éxito. Pero en el Memorial Breve sus inciertos anales no comienzan sino hacia los años 1200 y
aquí se trata de hechos ocurridos dos siglos antes. Obviamente se jactan y cuentan leyendas. Es
bien sabido que los mexicas también se creyeron obligados a hablar de contactos directos con los
toltecas durante sus vagabundeos. Falta añadir que Cuíxcoc y Zacanco son mencionados en una
lista de ciudades que formaban "las manos y los pies" de la gran Tollan.
Las primeras conquistas de Topiltzin tienen lugar en el sur del Valle de Mexico cerca de
Colhuacan. También es particularmente en el Valle donde guerreó Mixcóatl (T.23, 35):
Huehuetocan está en los alrededores de Cuauhtitlan, Pochtlan está cerca de Colhuacan (Lehmann
1938: 363), lo mismo que Huitznáhuac verosímilmente (Muñoz Camargo c.5, 1892: 40), e
incluso dicen que Mixcóatl dio nueve veces la vuelta a los lagos (Anales de Cuauhtitlan 62;
1938: 292; 1945: 62).
Tomando en cuenta lo susodicho no puede deshacerse uno de la impresión de que la
Leyenda "reconstituye" algunas conquistas del gran guerrero mas sin tomar la tarea demasiado
en serio, ya que mezcla conquistas y etapas del viaje al este. Todo pasa como si se proyectaran
en el pasado y entre los toltecas empresas o tentativas más recientes de Colhuacan y como si se
las repartieran entre los puntos cardinales. En la Leyenda y en la Historia de los Mexicanos por
sus pinturas la influencia colhúa es innegable. Cuixcoc y Zacanco son las únicas ciudades que
pueden haber desempeñado un papel real, sea cual fuere, en relación con los toltecas.
El impacto colhúa es muy fuerte en la Relación de la genealogía que habla siempre de
colhúas en lugar de toltecas, y en algunos pasajes de Chimalpahin (Memorial…16v, 20; 1958: 6,
14-15). Este trata de una "triple alianza" encabezando un imperio colhúa tolteca, alianza fundada
por el rey de Colhuacan Yohuallatónac quien habría instalado como socios a los reyes de Tollan
y de Otompan en 856. Más tarde, después de la caída de Tollan en 1047, Coatlichan y

122
Azcapotzalco habrían reemplazado a Tollan y Otompan. Más etnocentrismo al parecer, y
proyección en el pasado de situaciones ulteriores.
Otros testimonios proponen una imagen muy diferente. Según los Anales de Cuauhtitlan
(1945: 63), habrían existido tres poderíos o imperios sucesivos en el México Central, siendo los
dos últimos "triples alianzas":

TEXTO 76. Anales de Cuauhtitlan 63


(1945: 63; cambios subrayados):

Primero se trataron los negocios en Tollan, en Cuauhchinanco, en Cuauhnáhuac, en Huaxtépec y


en Cuahuacan. Cuando se acabó, se trataron algún tiempo los negocios en Azcapotzalco, en
Colhuacan y en Cohuatlychan. Cuando se acabó, se trataron en Tenochtitlan México, en
Tetzcoco de Acolhuacan y en Tlacopan de Tepanohuayan. Luego llegaron los "españoles".

Pero la Historia tolteca-chichimeca asienta:

TEXTO 77. Historia tolteca-chichimeca: 1v


(1976: 132 §11):

Aquí están los pueblos que eran complemento del tolteca. La gran Tollan se formaba de estos
veinte pueblos, que constituían sus manos y sus pies. De estos tolteca, eran sus pueblos. Allí se
desbandaron en la gran Tollan, por lo que cada uno fue a merecer su pueblo: panteca-
itzcuitzoncatli, tlematepeua, tlequaztepeua, tezcatepeua 5. tecollotepeua, tochpaneca,
zenpoualteca, cuetlaxteca, cozcateca 5. nonoualca, cuitlapiltzinca, aztateca, tzanatepeua,
tetetzincatli 5. teuhxilcatli, zacanca, cuixcoca, quauhchichinolca, chiuhnauhteca 5.

De más está decir que la ubicación de las veinte ciudades mencionadas dio lugar a
interpretaciones muy diferentes por parte de los historiadores (ver Davies 1977: 302-40).
Kirchhoff (1961) pretendió descubrir en la lista un esquema direccional preciso, con algunas
ciudades alrededor de Tollan y las demás repartidas entre los cuatro puntos cardinales. En
resumen, otra construcción artificiosa, cuando no mítica.
Sea lo que fuere, no se puede reconstruir el pasado con meras enumeraciones de lugares o
de ciudades conquistados, si bien las listas concuerdan entre sí, lo que no es el caso. Tampoco se
puede con listas de reyes-fantasmas de quienes no se sabe nada.
Si Mixcóatl-Venado-Totepéuh es mencionado a veces como primer rey de Tollan, y su
hijo Quetzalcóatl como segundo o si, de acuerdo con otros documentos, ambos hubieran reinado
primero en Colhuacan mientras que más tarde Quetzalcóatl habría ido a Tollan, existe una
versión totalmente distinta que enumera una serie de reyes anteriores. Volvemos a encontrar aquí
al Anónimo mexicano, seguido por Torquemada y Ixtlilxóchitl:

123
TEXTO 78. Anónimo mexicano 1903: 115-17:
Se dice, se refiere que éstos, los Tolteca, (eran) crecidos de cuerpo, sus vestidos blancos, largos,
les llegaban hasta los pies. Estos hombres fueron los que primero llegaron. Dícese que vinieron
de hácia la parte de poniente, que los condujeron acá siete señores, capitanes, (que) se llamaban
el primero Tzacatl, (y los demás) Tlacatzin, Ehecatzin, Cohuatzon, Tziccohuatl, Tlapalmezotzin,
Mezotzin. Se dice que vinieron desterrados de la tierra donde moraban, porque su raza
aumentaba mucho. Así trajeron éstos acá, por primera vez, maíz, algodon, y todas las demás
semillas; piedras preciosas chalchihuites, oro (y) plata.
Salieron de Huehuetlapal, su patria, (según) se dice, en el año ce tecpatl, que éste era (el
año) con que empezaba entre ellos la cuenta de una edad. Y andaban vagueando por todas partes
"sin asentarse en ninguna." Llegaron finalmente á Tollantzinco, en donde contaron una edad,
"que era de cincuenta y dos años," (lo que) llamaban toxihu (nuestros años).
Llegados á esa tierra, de allí pasaron (y) se fueron á Tollan, donde tuvieron su primer
soberano llamado Chalchiuhtlanetzin: comenzó á gobernar en el año chicome acatl. Su segundo
señor se llamó Ixtlilcuecuechahuac; el tercero Hueitzin; (el cuarto) Totepeuh; el quinto jefe (fue)
Nacazcayotl; el sexto, Mitz; (en) sétimo (lugar) gobernó una mujer llamada Xiuhtzaltzin: duró
cuatro años en el gobierno; y después ejercieron el poder todos los señores juntos. Cada
soberano reinaba cincuenta y dos años, (y cumplidos…) aunque viviese mas tiempo,
inmediatamente cesaba. Luego entraba (á gobernar) su hijo primogénito, ó los señores.
El octavo rey se llamó Tecpancaltzin; en cuyo tiempo los Tolteca se desparramaron, se
esparcieron. Este Tecpancaltzin dejó dos hijos suyos, llamados el uno Xitotzin, el otro Pochotl.
Se quedaron éstos en Ahuelhuacan.
Aquella gente pobló y ocupó la tierra con agradable paz por espacio de quinientos años; y
estuvo vagueando por bosques y cerros ciento cuatro años, hasta que acabó enteramente; porque
(según dicen) hubo grandísima hambre, todo se perdió; nada de alimento se hizo. También está
señalado (en sus pinturas) que uno de sus reyes fué preso (y) que contra todos estaba enojado su
dios".

Torquemada se inspira en esta lista sin modificarla mucho:

TEXTO 79. Torquemada I c.14 (1975, 1: 37):


De este lugar, el primer rei, que tuvieron, se llamó Chalchiuhtlanextzin, y comenzó á governar,
el año, Chicome acatl; el qual murió, á los cincuenta y dos años de su govierno. Y luego le
sucedió, Ixtlilcuechahuac, en el mismo año, y governó otros tantos años; porque tenían por ley,
estos Tultecas, que sus reies, no avian de governar, mas que cincuenta y dos años, ni tampoco
menos, si tenían vida; y ellos quisiesen: porque este numero, era su xiuhtlalpile, (que llamaban
vna edad) y luego, entraba á governar el succesor, cumplidos los cincuenta y dos años, aunque
estuviese vivo su padre: y si moría antes de cumplir este numero, governaba la republica, hasta
llegar al año dicho, y luego metian, en el govierno, al que legitimamente le venia. A
Ixtlilcuechahuac, le sucedió en el reinado, Huetzin, y á Huetzin, Totepeuh, y á Totepeuh,
Nacazxoc. A este, sucedió, la reina Xiuhtzaltzin, la qual, governó quatro años. A esta, succedio
Tecpancaltzin, por otro nombre, Tolpiltzin; en cuio tiempo, se destruieron los Tultecas. Este rei,
tuvo dos hijos varones, que se llamaron, Xilotzin, y Pochotl, de los quales, despues procedieron
los reies de Culhuacan.

124
Sin embargo asimila Tecpancaltzin a Topiltzin. Ixtlilxóchitl, por su parte, ora conciso,
ora prolijo, se basa principalmente en el Anónimo mexicano y Torquemada. Pero amplifica y
agrega como de costumbre. Cuando llega a la caída de Tollan, difiere fundamentalmente ya que
introduce un sucesor de Tecpancaltzin: Meconetzin, y es éste el que es asimilado a Topiltzin. No
se mencionan los nombres de Quetzalcóatl o de Huémac: ya sabemos que el autor los reservó
para designar al hombre santo de la época de Cristo (T.13).
He aquí una versión breve de Ixtlilxóchitl:

TEXTO 80. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de la historia…


(1975, 1: 530-31):

[...] después poblaron la ciudad de Tula que fue la cabecera de su Imperio, y que está a orillas de
un gran río; y a los siete años de la fundación de esta ciudad, eligieron rey y supremo señor, que
fue el primero que tuvieron, porque de antes habían sido gobernados por sus caudillos, que
fueron siete. Este rey que se llamaba Chalchiuhtlanetzin y por otro nombre Chalchiuhtlattonac,
reinó cincuenta y dos años y le sucedió Tlilquechaoacatlachinoltzin, el cual reinó otros tantos y
le sucedió Huetzin, duró en el reino otros tantos años porque era costumbre entre ellos reinar de
cincuenta en cincuenta y dos años, y si antes de cumplirlos moría, gobernaba la república. A
Huetzin le sucedió Totepeuh, que reinó otros cincuenta y dos años; y al cual le sucedió
Nacaxxux que reinó otros cincuenta y dos años y después de su muerte le sucedió Tlalcomihoa
que reinó cincuenta y nueve años, pasando y excluyendo del orden de sus pasados, el cual colocó
el templo de la rana, diosa del agua, y después de sus días le sucedió la reina Xiuhquentzin, que
por otro nombre llaman Xiuhcaltzin, que reinó cuatro años, y habiendo fallecido, le sucedió
Iztaccaltzin, que reinó cincuenta y dos años; en el discurso de este tiempo trató amores con
Quétzal Xochitzin, esposa de un caballero llamado Papantzin descendiente de la casa de los
dichos reyes, y en esta dama tuvo el dicho rey a Topiltzin; aunque adulterino, le sucedió en el
imperio.

En otros escritos del autor el primer rey es un chichimeca casado con la hija de uno de los
siete guías toltecas. Estos reyes eran blancos y barbudos. En cuanto a sus nombres, oscilan entre
los del citado texto y los del Anónimo.
¿ Qué hacer con esa lista completamente distinta de la de las otras fuentes (ver Cuadro
V) ? Es dudoso que se haya conservado por milagro una lista auténtica de reyes verdaderos del
"imperio" tolteca histórico. Y aun cuando fuera así, no sería muy útil aquella lista ya que carece
de toda clase de informaciones sobre los acontecimientos de los reinados.
Porque, exceptuando a Totepéuh y Tecpancaltzin-Topiltzin o MeconetzinTopiltzin, ¿ qué
puede decirse de estos soberanos ? Solamente que habrían reinado 52 años y que Mitl (o Mitz, o
Tlacomihua) habría edificado un templo de la rana, diosa del agua...

125
Por fortuna este templo permite quebrantar la credibilidad de la lista. Se trata
probablemente de la pirámide de Cholula, construida por sobrevivientes del diluvio (ver por
ejemplo T.12) y destruida por la caída de una piedra de jade, o de un sapo, o de un sapo de jade:

TEXTO 81. Motolinía I c.31 (1970: 46):


[...] y como estos [los de Cholula] quisiesen salir con su locura é edificar su sierra, confundióles
Dios como á los que edificaban la torre de Babel; no multiplicando las lenguas, mas con una
tormenta de agua y nube de tempestad, de donde cayó una gran piedra en figura de sapo, y desde
allí cesaron. (Comp. Códice Vaticano A o Ríos 10v).

¿ No será ésta la "diosa-rana" de esmeralda, en otras palabras la piedra verde mencionada


por Ixtlilxóchitl (Sumaria relación de las cosas 1975, 1: 272) en otro lugar ? En la Historia
tolteca-chichimeca, la pirámide-cerro de Cholula está representada dominada por un sapo o una
rana verde.
El edificio fue erigido durante la segunda o tercera era y no en la época tolteca, según las
mismas fuentes aprovechadas por Ixtlilxóchitl. Se atribuye a los gigantes (Historia de México
1965: 116). Ahora bien, Torquemada (I c.29; 1975, 1: 56) habla de un gigante llamado Mitl que
sobrevivió a los desastres del fin de Tollan. Ixtlilxóchitl (Sumaria relación de las cosas...;
Compendio histórico…1975-77, 1: 272, 419) también menciona a este personaje al mismo
tiempo que a Nacaxca y algunos otros sobrevivientes. Me parece evidente que el gigante Mitl
corresponde al "rey tolteca" cuyo reinado desmedido — 59 años — alude a su tamaño. En lo que
toca a su compañero Nacaxca, es por supuesto "Nacaxxuc", el predecesor de Mitl.
Estos dos "reyes toltecas" pueden pues borrarse sin escrúpulos de la lista donde están
intercalados indebidamente entre Totepéuh y su hijo Topiltzin. En cuanto a la efímera e
incongruente "reina" Xiuhquentzin, se la puede suponer tan intrusa como a los dos otros. En todo
caso no molesta mucho puesto que ocupa solamente cuatro años entre Totepéuh y Tecpancaltzin.
El Cuadro V muestra que en la mayoría de las fuentes, Mixcóatl-Camaxtli-Totepeuh es el
primer rey o señor de los toltecas. Pero en el Anónimo, Ixtlilxóchitl y Torquemada, tributarios o
víctimas posiblemente los tres de una misma "historia original" de los toltecas bastante apócrifa,
se anteponen otros tres reyes a Mixcóatl.
Primero Huetzin, que conocemos por otra parte y que, al parecer, no es sino Huémac. En
los Anales de Cuauhtitlan también se le dice anterior a Topiltzin pero es bien sabida la confusión
cronológica en esta fuente. Su autor disoció de igual manera Mixcóatl-Venado y Totepéuh
(T.40), que eran una sola misma persona. La Leyenda precisa que Huetzin era rey de los
nonoalcas, lo mismo que Huémac, y le atribuye la visión de un ser fantasmagórico anunciador de
los cataclismos terminales de Tollan (T.129). Ahora bien, el Códice Ríos asigna la misma visión
126
a Huémac-Tótec (T.125), mientras que según la Historia de Mexico y la Relación de la
genealogía... fue bajo su reinado cuando se produjo la aparicíón (T.126, 127). Además,
Ixtlilxóchitl hace de Huetzin uno de los principales enemigos de Quetzalcóatl (T.119), pero
autores como Muñoz Camargo y Torquemada afirman lo mismo a propósito de Huémac. A
Huetzin se le puede pues igualmente eliminar de la lista donde figura como padre de Totepéuh.
Sobran Chalchiuhtlanetzin o Chalchiuhtlatónac y Ixtlilcuecháhuac. El carácter mítico del
primero es muy probable. Su nombre es bastante frecuente y en otras ocasiones se le asocia
también con principios. Así se llama en Aztlan el rey de los mexicas que causa el éxodo y es uno
de los nombres de Moteczuma I, tlatoani azteca que se distinguió por su interés en Aztlan
Colhuacan (T.83, 160). Hay más. Después de salidos de su tierra de origen mítico,
Huehuetlapallan-Nonoalco-Chicomóztoc, en el año 1 Pedernal, como los toltecas, los nonoalcas-
teotlixcas-tlacochcalcas habrían pasado por Tollan, al igual que varios otros migrantes tardíos.
Estuvieron dos años en Tollan y tuvieron por rey a un tal Chalchiuhtlatónac (Chimalpahín
Séptima Relación 145r; 1965: 164). El nombre fue además el de un rey de Colhuacan. En cuanto
a Ixtlilcuecháhuac, no hay mucho que decir sino que a la llegada de los españoles, era el nombre
de un príncipe de Tula.
La lista es pues una fabricación, con excepción de Totepéuh y Topiltzin. Huémac-
Huetzin fue proyectado al pasado, como ocurre igualmente en el Memorial Breve de
Chimalpahin (18v-19r; 1958: 8-9). Cabe elucidar el porqué de los apellidos inéditos de
Quetzalcóatl: Tecpancaltzin en el Anónimo y Torquemada, Iztaccaltzin o Tecpancaltzin por un
lado, Meconetzin por otro lado en Ixtlilxóchitl. En cuanto a éste hay una explicación: por haber
desplazado a Quetzalcóatl-Huémac en la prehistoria tolteca, en la época de Cristo, por motivos
ya mencionados — motivos que explican además por qué califica a los toltecas de blancos y
barbudos —, Ixtlilxóchitl sólo pudo introducir al Quetzalcóatl del fin de Tollan bajo otro
nombre. Posiblemente se valió, como también el Anónimo y Torquemada, de un hipotético
manuscrito perdido en el que habrían sido disociados por primera vez el Quetzalcóatl de los
tiempos de Cristo y el de Tollan, manuscrito que, al igual que el Códice Ríos por ejemplo, habría
asimismo multiplicado las tentativas de enlace con la Biblia.

El Cuadro V necesita de algunos comentarios suplementarios. Mixcóatl-Totepéuh es


citado más de una vez como primer rey de Colhuacan mientras que Quetzalcóatl es el que se va a

Cuadro V. Los reyes de Tollan

Relación Ixtlilxóchitl Torquemada Leyenda de los Historia de Historia de Anales

127
genealogía Compendio III c.7 Soles los México de Cuauhtitlan
1: 421 Mexicanos

Totépeuh Mixcóatl (Totépeuh) (Mixcóatl) (Camaxtli) (Camaxtli) Mixcoamazatzin


Huetzin
(Totépeuh)
Ihuitímal
Topiltzin Huitzil- Tópil Topiltzin- Ce Ácatl Quetzal- Quetzalcóatl
opochtli Quetzalcóatl cóatl
Matlacxóchitl
Nauhyotzin
Matlaccoatzin
Tlilcoatzin
Huémac Huémac Huémac Huémac y otros Huémac
Nauhyotzin Nauhyotzin Nauhyotzin

Chimalpahin Chimalpahin Anón. mexicano y Ixtlilxóchitl Sahagún Historia


MB MB 13 Torquemada Códice Ríos tolteca-
chichimeca
Chalchiuhtlanetzin Chalchiuhtlatónac
Ixtlilcuecháhuac Tlilquecháhuac
Huetzin Huetzin
(Totépeuh) Totépeuh Totépeuh
Nacazxoc Nacazxoc
Mitl Tlacomihua, Mitl
Xiuhtzatzin Xiuhquentzin
Topiltzin- Quetzalcóatl Topiltzin- Quetzalcóatl
Quetzalcóatl Meconetzin

Huémac Xipe, Huémac Huémac

Tollan y viene a ser el primer rey de la ciudad. Chimalpahin en su Memorial Breve enumera
cinco reyes "pre-toltecas" de Colhuacan, pero los investigadores observan justamente que
proyecta en el pasado reyes colhúas posteriores a la caída de Tollan (Davies 1977; Prem 1984).
En los Anales de Cuauhtitlan Ihuitímal precede a Quetzalcóatl y le sucede Matlacxóchitl,
igualmente mencionado por Chimalpahin. Ahora bien, deben considerarse como compañeros de
Quetzalcóatl. Lo indica primero un cantar sobre el fin de Tollan (Cantares mexicanos f.27).
Tezozómoc por su parte escribe que Matlacxóchitl y Ozomatli fueron "los mayores
nigromanticos de el mundo en Tula". Además, la Historia de Mexico (1965: 115) asienta que al

128
viajar al este Quetzalcóatl dejó a Matlacxóchitl en Cuauhquechollan y un personaje de este
nombre figura efectivamente en el Códice Xólotl como soberano de dicha ciudad.
Ya está dicho que en un texto de Chimalpahin, Huémac precede a Quetzalcóatl, mientras
que en las demás fuentes es su contemporáneo y, o, su sucesor. Pero el mismo Chimalpahin
menciona la otra versión.
Por último, en su Compendio Ixtlilxóchitl (1975, 1: 421) registra una lista de reyes de
Tollan y de Colhuacan, al parecer sin darse cuenta de ello. Pretende enumerar "no por su orden"
los reyes chichimecas sucesores de Chichimécatl y anteriores a Xólotl. Pero su lista coincide
muy bien con las de otras fuentes, en particular la Relación de la genealogía, mas con la
diferencia de que Totepéuh se llama Mixcóatl y Quetzalcóatl, Huitzilopochtli. Hay otros
ejemplos ya de confusión entre las dos últimas deidades y volveré a hablar de ello.

CAPITULO V
EL PARAÍSO DE TOLLAN

El paraíso recobrado

129
El Quetzalcóatl joven era un conquistador siempre en movimiento. Diametralmente opuesto es el
Quetzalcóatl viejo del fin de Tollan: se ha vuelto un dios-sacerdote que vive recluso en medio de
su ciudad resplandeciente de riquezas.
Se extrañaron los historiadores al encontrar a Quetzalcóatl simultáneamente en los
principios y al fin de la "historia" tolteca sin disponer de informaciones sobre la época
intermedia. Considerando que el Quetzalcóatl de los orígenes y el de la decadencía no podían ser
una sola misma persona, se preguntaron cual era el personaje histórico. No se percataron de que,
paralelamente, no se conocen sino la juventud del dios y sus últimos años. Desde luego no
pudieron comprender que la vida de Quetzalcóatl simboliza el nacimiento y el ocaso de un Sol,
de una era y de un imperio.
Cuando, al cabo de sus largas y penosas peregrinaciones, los mexicas se asentaron por
fin en Tenochtitlan, y cuando el sol se levantó para ellos, iniciaron guerras que acabaron por
hacerles dueños de gran parte de México. Entonces se realizaron las promesas de su dios
Huitzilopochtli, el Colibrí zurdo, el guerrero divino e invencible, el Águila, el Sol triunfante, la
encarnación del pueblo:

TEXTO 82. Tezozómoc, Crónica mexicáyotl 1949: 24:


[…] os haré señores, reyes de cuanto hay por doquiera en el mundo; y cuando seáis reyes
tendréis allá innumerables, interminables, infinitos vasallos, que os pagarán tributos, os darán
innumerables, excelentísimas piedras preciosas, oro, plumas de quetzal, esmeraldas, corales,
amatistas, las que vestirán primorosamente, así como las diversas plumas, el cotinga azul, el
flamenco rojo, el "tzinitzcan", todas las plumas preciadas, y el cacao multicolor, y el algodón
polícromo; y todo lo veréis, puesto que esta es en verdad mi tarea y para eso se me envió aquí
[…]

El contacto con los sedentarios opulentos resultó en que los mexicas se civilizaron.
Dejaron sus austeras costumbres de puros chichimecas y entraron en una edad de oro. Mas el
lujo, el refinamiento y la vida fácil extinguieron su fuego interior y su energía, Se apegaron a la
materia y se pusieron pesados (ideas parecidas en América del Sur: Métraux 1967: 17), al punto
de que algunos de ellos, mandados a Aztlan por Moteczuma I, no consiguieron subir el Cerro de
Colhuacan para llevar presentes a la madre de su dios:

TEXTO 83. Durán, Historia c.27 (1967, 2: 219):


Ellos echáronse a cuestas el presente y fuéronse tras el viejo. El cual empezó a subir por el cerro
arriba con gran ligereza y sin pesadumbre. Ellos, tras él zahondando por la arena, con gran
pesadumbre y trabajo. El viejo, volviendo la cabeza, vídolos que la arena les llegaba casi a la
rodilla y que no podían subir. El cual les dijo: "¿ Qué habéis ? ¿ No subís ? daos prisa." Ellos,
queriéndolos seguir, quedáronse metidos y atascados en la arena hasta la cintura, y no pudiendo

130
menearse, dieron voces al viejo, que iba con tanta presteza que parecía que no tocaba la arena. El
viejo volvió y dijo: "¿ Que habéis habido, mexicanos ? ¿ Que os ha hecho tan pesados ? ¿ Qué
coméis allá en vuestras tierras ?" "Señor, comemos las viandas que allá se crían y bebemos
cacao." El viejo les respondió : — "Esas comidas y bebidas os tienen, hijos, graves y pesados, y
no os dejan llegar a ver el lugar donde estuvieron vuestros padres, y eso os ha acarreado la
muerte. Y esas riquezas que traéis, no usamos acá de ellas, sino de pobreza y llaneza. Y así,
dadlo acá y estaos allí, que yo llamaré a la señora de estas moradas, la madre de Huitzilopochtli,
para que la véais." Y tomando una carga de aquellas en los hombros, la subió como si llevara una
paja, y volviendo por las otras, las subió con gran facilidad.

Los mexicas habían madurado: aproximábanse el descenso y la caída. El sol ascendiente


victorioso habia sido reemplazado por el sol lunar de la tarde reflejado en el espejo negro de la
noche-tierra, por este sol prisionero de la materia, sol de unión de contrarios, de asimilación de
los nómadas con los sedentarios.
Ahora bien, lo mismo había ocurrido anteriormente con los toltecas. Después de
sedentarizados, los chichimecas de Mixcóatl y de su hijo se pulieron y afinaron, al punto que
vinieron a ser parangones de cultura. Su dios-rey les civilizó. Las casas de tablas (huapalcalli) de
Tollantzinco se volvieron palacios suntuosos, Tollan se transformó en el paraíso occidental. Pero
Quetzalcóatl había envejecido...
En describiendo las diferentes naciones de México en el Libro X de la Historia general,
Sahagún y sus informantes intentan al parecer hacer obra de historiadores, etnógrafos e incluso
arqueólogos:

TEXTO 84. Sahagún X c.29 (1956, 3: 184-89):

1. Primeramente los toltecas, que en romance se pueden llamar oficiales primos, según se dice,
fueron los primeros pobladores de esta tierra, y los primeros que vinieron a estas partes que
llaman tierras de México, o tierras de chichimecas; y vivieron primero muchos años en el pueblo
de Tullantzinco, en testimonio de lo cual dejaron muchas antiguallas allí, y un cu que llamaban
en indio Uapalcalli el cual está hasta ahora, y por ser tajado en piedra y peña ha durado tanto
tiempo. [...]
3. Estos dichos toltecas todos se nombraban chichimecas, y no tenían otro nombre
particular sino el que tomaron de la curiosidad y primor de las obras que hacían, que se llamaron
toltecas que es tanto como si dejésemos oficiales pulidos y curiosos, como ahora los de Flandes,
y con razón, porque eran sutiles y primos en cuanto ellos ponían la mano que todo era muy
bueno, curioso y gracioso, como las casas que hacían muy curiosas, que estaban de dentro muy
adornadas de cierto género de piedras preciosas, muy verdes, por encalado; y las otras que no
estaban así adornadas tenían un encalado muy pulido que era de ver, y piedras de que estaban
hechas, tan bien labradas y tan bien pegadas que parecía ser cosa de mosaico; y así con razón se
llamaron cosas de primos y curiosos oficiales, por tener tanta lindeza de primor y labor.
4. Había también un templo que era de su sacerdote llamado Quetzalcóatl, mucho más
pulido y precioso que las casas suyas el cual tenía cuatro aposentos: el uno estaba hacia el
oriente, y era de oro, y llamábanle aposento o casa dorada, porque en lugar del encalado tenía
oro en planchas y muy sutilmente enclavado; y el otro aposento estaba hacia el poniente, y a este
le llamaban aposento de esmeraldas y de turquesas, porque por de dentro tenía pedrería fina de

131
toda suerte de piedras, todo puesto y juntado en lugar de encalado, como obra de mosaico, que
era de grande admiración; y el otro aposento estaba hacia el mediodía, que llaman sur, el cual era
de diversas conchas mariscas, y en lugar del encalado tenía plata, y las conchas de que estaban
hechas las paredes, estaban tan sutilmente puestas que no parecía la juntadura de ellas; y el
cuarto aposento estaba hacia el norte, y este aposento era de piedra colorada y jaspes y conchas
muy adornado.
5. También había otra casa de labor de pluma, que por de dentro estaba la pluma en lugar
de encalado, y tenía otros cuatro aposentos; y el uno estaba hacia el oriente, y este era de pluma
rica amarilla, que estaba en lugar de encalado, y era de todo género de pluma amarilla muy fina;
y el otro aposento estaba hacia el poniente, se llamaba aposento de plumajes, el cual tenía en
lugar de encalado toda pluma riquísima que llaman xiuhtototl, pluma de un ave que es azul fino,
y estaba toda puesta y pegada en mantas y en redes muy sutilmente, por las paredes de dentro a
manera de tapicería, por lo cual le llamaban quetzalcalli, que es aposento de plumas ricas; y al
otro aposento que estaba hacia el sur llamábanle la casa de pluma blanca, porque toda era de
pluma blanca por de dentro, a manera de penachos, y tenía todo género de rica pluma blanca; y
el otro aposento que estaba hacia el norte le llamaban el aposento de pluma colorada, de todo
género de aves preciosas por dentro entapizado. Fuera de estas dichas casas hicieron otras
muchas, muy curiosas y de gran valor.
6. La casa u oratorio del dicho Quetzalcóatl estaba en medio de un río grande que pasa por
allí, por el pueblo de Tulla, y allí tenía su lavatorio el dicho Quetzalcóatl, y le llamaban
Chalchiuhapan.
7. Allí hay muchas casas edificadas debajo de tierra, donde dejaron muchas cosas
enterradas los dichos toltecas, y no solamente en el pueblo de Tullan, y Xicotitlan, se han hallado
las cosas tan curiosas y primas que dejaron hechas, así de edificios viejos, como de otras cosas,
etc., pero en todas partes de la Nueva España donde se han hallado sus obras, así ollas, como
pedazos de tejuelas de barro, de todo género de servicio, y muñecas de niños, y joyas y otras
muchas casas por ellos hechas; y la causa de esto es, porque casi por todas partes estuvieron
derramados los dichos toltecas.
8. Los que eran amantecas, que son los que hacían obra de pluma, eran muy curiosos y
primos en lo que hacían, y tanto que ellos fueron inventores del arte de hacer obra de pluma,
porque hacían rodelas de pluma y otras insignias que se decían apanecáyotl, y así todas las
demás que antiguamente se usaban fueron de su invención hechas a maravilla y con gran
artificio de plumas ricas; y para hacerlas muy pulidas primero antes que saliesen a luz, trazaban
y tanteábanlas, y al cabo hacíanlas con toda curiosidad y primor.
9. Tenían asimismo mucha experiencia y conocimiento los dichos toltecas, que sabían y
conocían las calidades y virtudes de las hierbas, que sabían las que eran de provecho y las que
eran dañosas y mortíferas, y las que eran simples; y por la gran experiencia que tenían de ellas
dejaron señaladas y conocidas las que ahora se usan para curar, porque también eran médicos, y
especialmente los primeros de este arte que llamaban Oxomoco Cipactonal, Tlaltetecuin,
Xochicauaca, los cuales eran tan hábiles en conocer las hierbas que ellos fueron los primeros
inventores de medicina, y aun los primeros médicos herbolarios. Ellos mismos por su gran
conocimiento hallaron y descubrieron las piedras preciosas, y las usaron ellos primeros, como
son las esmeraldas y turquesa fina y piedra azul fina, y todo género de piedras preciosas.
10. Y fué tan grande el conocimiento que tuvieron de las piedras que aunque estuviesen
dentro de alguna gran piedra, y debajo de la tierra, con su ingenio natural y filosofía las
descubrían; [...]
12. Y tan curiosos eran los dichos toltecas que sabían casi todos los oficios mecánicos, y en
todos ellos eran únicos y primos oficiales, porque eran pintores, lapidarios, carpinteros,
albañiles, encaladores, oficiales de pluma, oficiales de loza, hilanderos y tejedores. [... ...]
14. Eran tan hábiles en la Astrología Natural los dichos toltecas, que ellos fueron los
primeros que tuvieron cuenta, y la compusieron, de los días que tiene el año, y las noches, y sus
horas, y la diferencia de tiempos y que conocían y sabían muy bien los que eran sanos y los que

132
eran dañosos, lo cual dejaron ellos compuesto por veinte figuras o caracteres. También ellos
inventaron el arte de interpretar los sueños, y eran tan entendidos y sabios que conocían las
estrellas de los cielos y las tenían puestos nombres, y sabían sus influencias y calidades, y sabían
los movimientos de los cielos, y esto por las estrellas.
15. También conocían y sabían y decían que había doce cielos, donde en el más alto estaba
el gran señor y su mujer; al gran señor le llamaban Ometecutli, que quiere decir dos veces señor,
y a su compañera le llamaban Omecíhuatl, que quiere decir dos veces señora, los cuales dos así
se llamaban para dar a entender que ellos dos señoreaban sobre los doce cielos y sobre la tierra;
y decían que de aquel gran señor dependía el ser de todas las cosas, y que por su mandado de allá
venía la influencia y calor con que se engendraban los niños o niñas en el vientre de sus madres.
16. Y estos dichos toltecas eran buenos hombres y allegados a la virtud, porque no decían
mentiras; y su manera de hablar y saludarse unos a otros era: señor, y señor hermano mayor, y
señor hermano menor; y su habla en lugar de juramento era, es verdad, es así, así es, está
averiguado, y si por sí, y no por no.
17. Su comida de ellos era el mismo mantenimiento que ahora se usa, del maíz, y le
sembraban y beneficiaban, así el blanco como el de los demás colores de maíz con que se
sustentaban, y compraban y trataban con ello por moneda; y su vestido era ropa o manta, que
tenía alacranes pintados de azul; su calzado eran cotaras, también pintadas de azul, y de lo
mismo eran sus correas.
18. Y eran altos, de más cuerpo que los que ahora viven, y por ser tan altos corrían y
atrancaban mucho, por lo cual les llamaban tlanquacemilhuique que quiere decir, que corrían un
día entero sin descansar.
19. Eran buenos cantores, y mientras cantaban o danzaban, usaban atambores y sonajas de
palo que llaman ayacachtli; tañían, y componían, y ordenaban de su cabeza cantares curiosos;
eran muy devotos y grandes oradores.
20. Adoraban a un solo señor que tenían por dios, el cual le llamaban Quetzalcóatl, cuyo
sacerdote tenía el mismo nombre que también le llamaban Quetzalcóatl, el cual era muy devoto y
aficionado a las cosas de su señor y dios, y por esto tenido en mucho entre ellos y así lo que les
mandaba lo hacían y cumplían y no excedían de ello; y les solía decir muchas veces que había un
solo señor y dios que se decía Quetzalcóatl, y que no quería más que culebras y mariposas que le
ofreciesen y diesen en sacrificio; y como los dichos toltecas en todo le creían y obedecían no
eran menos aficionados a las cosas divinas que su sacerdote, y muy temerosos de su dios.

Si la descripción de los toltecas de Tollan parece relativamente plausible, es por el


motivo indicado arriba y también porque, al verter el texto al castellano, Sahagún atenúa en
cierta medida las palabras de sus informantes según los cuales "todo estaba bien, todo era
perfecto, todo era maravilloso" en Tollan (Sahagún X c.29; 1950-81, 10: 165-66). Pero pese al
deseo de verosimilitud, no pueden considerarse históricas informaciones que presentan a los
toltecas como los civilizadores por excelencia y los inventores de toda clase de artes. La
arqueología mesoamericana en su totalidad prueba que no fue así.
El texto sí muestra perfectamente, en cambio, la transformación sufrida por los
chichimecas y en particular el hecho de que Tollan se volvió similar al punto de partida, al
paraíso de Tamoanchan: porque es allá, en la patria original de Tamoanchan, en la transición a la
edad tolteca, donde Sahagún ya había situado a Cipactónal, Oxomoco, Tlaltetecuin y
Xochicaoaca, es allá donde fueron inventados el cómputo del tiempo y la astrología, era antes

133
del comienzo de la edad presente cuando los hombres eran más crecidos. Si todos estos
elementos vuelven a encontrarse en Tollan, es por manifestar que se ha cerrado el círculo.
Estamos de nuevo en el paraíso: desde luego los habitantes son incansables; es el paraíso del
oeste, del ocaso: por eso los toltecas andan vestidos de azul, color de aquella dirección (véanse
las casas de Quetzalcóatl, §4, 5).
El libro consagrado por Sahagún al "origen de los dioses" ilustra más claramente aún que
Tollan es el paraíso recuperado:

TEXTO 85. Sahagún III c.3 (1956, 1: 278-79):


1. Quetzalcóatl fué estimado y tenido por dios y lo adoraban de tiempo antiguo en Tulla, y tenía
un cu muy alto con muchas gradas, y muy angostas que no cabía un pie; y estaba siempre echada
su estatua y cubierta de mantas, y la cara que tenía era muy fea, la cabeza larga y barbudo; y los
vasallos que tenía eran todos oficiales de artes mecánicas y diestros para labrar las piedras
verdes, que se llaman chalchihuites, y también para fundir plata y hacer otras cosas, y estas artes
todas hubieron origen del dicho Quetzalcóatl.
2. Y tenía unas casas hechas de piedras verdes preciosas, que se llaman chalchihuites, y
otras casas hechas de plata y más otras casas hechas de concha colorada y blanca, y más otras
casas hechas todas de tablas, y más otras casas hechas de plumas ricas; y los vasallos que tenía
eran muy ligeros para andar y llegar a donde ellos querían ir, y se llamaban
Tlanquacemilhuitime, y hay una sierra que se llama Tzatzitépetl — hasta ahora así se nombra —
en donde pregonaba un pregonero para llamar a los pueblos apartados, los cuales distan de más
de cien leguas, que se nombra Anáhuac, y desde allá oían y entendían el pregón, y luego con
brevedad venían a saber y oír lo que mandaba el dicho Quetzalcóatl.
3. Y más dicen que era muy rico y que tenía todo cuanto era menester y necesario de
comer y beber, y que el maíz (bajo su reinado) era abundantísimo, y las calabazas muy gordas,
de una braza en redondo, y las mazorcas de maíz eran tan largas que se llevaban abrazadas; y las
cañas de bledos eran muy largas y gordas y que subían por ellas como por árboles; y que
sembraban y cogían algodón de todos colores, que son colorado y encarnado y amarillo, y
morado, blanquecino, verde y azul y prieto, y pardo y naranjado y leonado, y estos colores de
algodón eran naturales, que así nacían; y más dicen que en el dicho pueblo de Tulla se criaban
muchos y diversos géneros de aves de pluma rica y colores diversos, que se llaman xiuhtótol y
quetzaltótol, y zacuan y tlauhquéchol, y otras aves que cantaban dulce y suavemente.
4. Y más tenía el dicho Quetzalcóatl todas las riquezas del mundo, de oro y plata y piedras
verdes, que se llaman chalchihuites, y otras cosas preciosas, y mucha abundancia de árboles de
cacao de diversos colores, que se llaman xochicacaoatl; y los dichos vasallos del dicho
Quetzalcóatl estaban muy ricos y no les faltaba cosa ninguna, ni había hambre ni falta de maíz,
ni comían las mazorcas de maíz pequeñas sino con ellas calentaban los baños, como con leña; y
también dicen que el dicho Quetzalcóatl hacía penitencia punzando sus piernas y sacando la
sangre con que manchaba y ensangrentaba las puntas de maguey, y se lavaba a la media noche
en una fuente que se llamaba Xippacoya, y esta costumbre y orden tomaron los sacerdotes y
ministros de los ídolos mexicanos, como el dicho Quetzalcóatl lo usaba y hacía en el dicho
pueblo de Tulla.

Esta vez ya no se trata de informar sobre tal población antigua asentada en tal región. En
consecuencia se describen mucho más libremente el paraíso y sus calabazas, sus mazorcas, sus

134
cañas de bledos inmensas, todas las riquezas de las tierras calientes: algodón, cacao, aves de rica
pluma que por cierto nunca moraron en los alrededores de Tula Xicotitlan... Uno se acuerda de
las descripciones del Tlalocan:

TEXTO 86. Sahagún III c.2 (1956, 1: 297):


[...] en el cual hay muchos regocijos y refrigerios, sin pena ninguna; nunca jamás faltan las
mazorcas de maíz verdes, y calabazas y ramitas de bledos, y ají verde y jitomates, y frijoles
verdes en vaina, y flores [... ...] había siempre jamás verdura y verano.

Otras fuentes confirman el carácter paradisiaco de Tollan:

TEXTO 87. Anales de Cuauhtitlan 5


(1938: 77, continuación del T.94):

Y fue en su época cuando manifestó la gran opulencia, las piedras de jade, las verdaderas
turquesas y el oro amarillo y blanco, las conchas rojas, las conchas, las plumas de quetzal, el ave
de turquesa, el quecholli, las plumas amarillas, el pájaro de brillante plumaje negro, el pájaro
ayoquan ("come-calabaza"), y asimismo descubrió los diversos géneros de cacao, los diversos
algodones, y era de veras un gran tolteca (artista, artesano) en cuanto hacía, su alfarería, sus
vasijas pintadas de azul, verde, blanco, amarillo, rojo y otras muchas. Y en la época cuando vivió
inició, comenzó su templo, puso los pilares en forma de culebras, pero no lo acabó, no lo
completó.

Insisten sobre todo en los aspectos de Quetzalcóatl, en cuanto héroe civilizador y de


Tollan como cuna de todas artes y riquezas:

TEXTO 88. Torquemada I c.14; III c.7


(1969, 1: 37, 255-56):

Fueron los Tultecas, gente crecida de cuerpo, y dispuesta. (Como las historias, de los Aculhuas,
cuentan) andaban vestidos de vnas tunicas largas, y blancas. Eran poco guerreros, y mas dados al
arte de labrar piedras, (que esto quiere decir Tulteca, como yá hemos dicho) que á otro arte
alguno.
[...] era gente mui entendida, y habiles, de grandes traças, è industrias, y labraban oro, y plata, y
eran mui grandes artífices de qualquier arte; eran grandes lapidarios, sobre estremo, así en las
cosas delicadas, como en dár otras industrias, para la sustentación humana; y para labrar, y
romper tierras. [... ...] Y asi estas gentes, como atrás, tengo dicho, dieron industria de muchas
cosas buenas, para el vso de la vida humana (como atrás dejamos declarado) de donde se toma
derivacion de llamarle artífices de qualquier primor y sutileça: y asi, á los que son maestros de
qualquier arte, ingenio sutil, y delicado a nuestro entendimiento, le llaman los naturales
Tultecatl, que quiere tanto decir, como si digesemos, el artifice, tomando aquel nombre primero
del pueblo de Tullan, que es donde vinieron á parar los Tultecas. Y asi por esta causa, llaman el
día de oi, á la ciudad de Cholullan, Tollan, Cholullan; y asi los Cholultecas se llaman por
excelencia, grandes Tultecas, porque son grandes artífices, y de aquí se ha tomado costumbre de

135
llamar á los hombres discretos, y que tratan sus negocios, con discrecion, grandes Tultecas. De
suerte, que la derivación comprehende sabiduria, y asi estos Cholultecas son grandes plateros,
aunque no de martillo, ni maçonería, sino de vaciarlo en moldes sutiles, y mui grandes lapidarios
[... ...]
Fabricando las imagenes, y figuras que querían en ellas, con delicada, y sutil escultura, de todas
las variedades, que se les pedía.

Torquemada atribuye a los toltecas los edificios de Cholula y de Mitla. Ixtlilxóchitl va


mucho más lejos y para él casi todo cuanto de antiguo y espléndido hay en México es tolteca:

TEXTO 89. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas


(1975, 1: 272-73):

Y antes de pasar adelante quiero hacer relación del estado en que estaban las naciones tultecas, y
es que ya en este tiempo y casi mil leguas habían poblado y edificado pueblos y ciudades, villas
y lugares. Entre las más señaladas fue Teotihuacan, ciudad y lugar del dios. Era esta ciudad
mayor y más poderosa que la de Tula por ser el santuario de los tultecas. Tenía grandísimos
templos muy altos y edificios los más terribles del mundo, que hasta hoy día parecen en sus
ruinas, y otras grandes curiosidades. En Tuluca hicieron unos palacios todos de piedra labrada de
figuras y personajes, en donde estaban todas sus calamidades, guerras y persecuciones, triunfos,
buenos sucesos y prosperidades. En Cuauhnáhuac, otro palacio, con una ciudad que solía ser
antigua, un palacio labrado todo de piedras grandes de piedra de cantería sin lodo, ni mezcla, ni
vigas, ni ninguna madera, sino unas piedras grandes pegadas unas a otras, y otras grandes
ciudades, como es Cholula, y en la [provincia] de Xalisco Tototépec del Mar del Sur y otras
muchas ciudades que caían a ese lado del sur y hacia oriente, que ya todo está destruido, aunque
en sus ruinas muestran haber sido las mayores ciudades del mundo.
Los ídolos de los tultecas que antiguamente tuvieron, fueron los más principales que fue
Tonacateuhtli, y hoy en día está su personaje en el cu más alto, que es dedicado al sol, de este
pueblo, que quiere decir dios del sustento, y [a] su mujer tenían [por] otra diosa, y dicen que este
dios del sustento era figurado al sol y su mujer a la luna, y otras diosas que llamaban las
hermanas del sol y luna, […]
[El autor agrega unas informaciones interesantes sobre el culto y ciertos ritos de Teotihuacan,
calificándolos de toltecas, luego continúa:]
Los tultecas eran grandes arquitectos, carpinteros y otras artes mecánicas; plateros;
sacaban el oro y la plata y lo fundían y labraban piedras preciosas; hacían la mejor cosa de la que
hay en el mundo en su tanto. Eran nigrománticos, hechiceros, brujos, astrólogos, poetas
filósofos, y oradores de suerte que usaban de todas las artes, así buenas como malas. Tenían el
maíz, algodón, chile, frijoles y las demás semillas de la tierra que hay. Y pintores, los mejores de
la tierra, y las mujeres grandes hilanderas y tejedoras, tejiendo mantas muy galanas de mil
colores y figuras, las que ellos querían, y tan finas como las de Castilla, y tejían las mantas de
muchas maneras unas que parecían de terciopelo y otras como de paño fino, otras como damasco
y raso, otras como lienzo delgado, y otras como lienzo grueso como ellas querían y tenían
necesidad.

Durán evoca igualmente los edificios de los toltecas, lo mismo que Gómara (1965-66, 2:
382) por ejemplo, y afirma que se les asignaban muchas otras cosas extraordinarias:

136
TEXTO 90. Durán Ritos I c.1
(1967, 1: 11; continuación del T.44):

Empero, sábese muy de cierto que, después que llegó a esta tierra y empezó a juntar discípulos y
a edificar iglesias y altares, que él y sus discípulos salían a predicar por los pueblos, y subían a
los cerros a predicar, y que sus voces se oían de dos y tres leguas, como sonido de trompeta.
Predicaban en los valles y hacían algunas cosas maravillosas, que debían de ser milagros, que
admirada la gente, les puso este nombre de "tulteca".
También hacían cosas por sus manos heroicas, que hoy en día me ha acontecido
preguntar: "¿ Quién hizo esta abertura en este cerro ?" o "¿ Quién abrió esta fuente, quién
descubrió esta cueva, o quién hizo este edificio ?" Responden que los tultecas, discípulos del
Papa. Y así podemos probablemente tener que este varón fue algún apóstol de Dios, que aportó a
esta tierra, y los demás, que llaman oficiales y sabios, eran sus discípulos, que confirmando su
predicación con algunos milagros, trabajando de convertir a estas gentes a la ley evangélica; y
viendo la rudeza de sus terrestres corazones, desampararon la tierra y se volvieron a las partes de
donde habían venido y a donde sacasen algún fruto de sus trabajos y predicación.

Pero se ve muy bien como se aprovecha de los datos, y notablemente del detalle,
mencionado también por Sahagún, del pregonero cuya voz se oía de cien leguas — Durán las
reduce a dos o tres por parecer más verosímil —, para apoyar su teoría del desembarco de
misioneros cristianos.
Topiltzin hacía penitencia sacándose sangre, como lo hizo de joven para volverse un gran
guerrero (T.45) y sobre todo antes de sacrificarse en la hoguera de Teotihuacan (T.52, 53). No
faltan pues argumentos para hacer de él el iniciador de estos ritos. Otras fuentes, además de
Sahagún, insisten en su devoción, pero cuando son fuentes españolas se abandonan a
interpretaciones fantasiosas de esas prácticas. Así hace siempre Durán, que a toda costa quiere
presentarlo como un fraile, pero basándose en detalles auténticos:

TEXTO 91. Durán Ritos I c.1 (1967, 1: 9, 13):


Demostraba ser hombre de edad, la barba, larga, entre cana y roja; la nariz, algo larga, con
algunas ronchas en ella, o algo comida; alto de cuerpo; el cabello, largo; muy llano, sentado con
mucha mesura. Estaba siempre recogido en una celda, orando, el cual pocas veces se dejaba ver;
era hombre muy abstinente y ayunador; vivía castamente y muy penitenciero; tenía por ejercicio
el edificar altares y oratorios por todos los barrios y poner imágenes en las paredes, sobre los
altares e hincarse de rodillas ante ellas y reverenciallas y besar la tierra, algunas veces con la
boca, otras veces con la mano; el ejercicio del cual era continua oración; dormía siempre en la
peaña del altar que edificaba en el suelo. Llegaban a sí discípulos y los enseñaba a orar y a
predicar, a los cuales discípulos llamaban "tolteca", que quiere decir "oficiales o sabios en algún
arte. [... ...] todas las cerimonias y ritos, el edificar templos y altares, y el poner ídolos en ellos, el
ayunar y andar desnudos y dormir por los suelos, el subir a los montes a predicar allá su ley, el
besar la tierra y comerla con los dedos, y el tañer bocinas y caracoles, y flautillas en las
solemnidades, todo fué remedar a aquel santo varón, el cual encensaba los altares y hacía tañer
instrumentos en los oratorios que edificaba.

137
Así también Gómara, quien se aprovecha de la ocasión para estigmatizar de pasada la
tendencia de los indios a mentir (se inspira en Motolinía, Memoriales, Epístola proemial, el cual
no hace ninguna alusión a mentiras):

TEXTO 92. Gómara 1965-66, 2: 382:


No fue casado ni conoció mujer. Vivió castisimamente, haciendo muy áspera penitencia con
ayunos y disciplinas. Predicó, según se dice, la ley natural, y la enseño con obras, dando ejemplo
de buenas costumbres. Instituyó el ayuno, que antes no lo usaban, y fue el primero que en esta
tierra hizo sacrificio de sangre; mas no como ahora lo hacen estos indios con muerte de infinitos
hombres, sino sacando sangre de las orejas y lenguas, por penitencia, por castigo y por remedio
contra el vicio de mentir y del escuchar la mentira, que no son pequeños vicios entre esta gente.

Nada es más equivocado que este pasaje sobre el autosacrificio. Primero los indios se
extraían sangre no sólo de la lengua y de las orejas; luego los toltecas del Tollan paradisíaco
"eran buenos hombres y allegados a la virtud, porque no decían mentiras": los informantes de
Sahagún insisten en este punto (T.84 § 16). En cuanto al padre Ríos, hay por cierto ideas
cristianas en su explicación de los autosacrificios de Quetzalcóatl por el deseo de redimir los
pecados, pero menos de lo que se puede imaginar. En realidad y probablemente sin darse cuenta
de ello, fusiona las penitencias del Quetzalcóatl joven, "el primero que hizo penitencia" — para
el cual sí se trataba de atenuar las desastrosas consecuencias de la transgresión original — y las
del sacerdote viejo pero rico que ofrece oro y piedras verdes:

TEXTO 93. Códice Vaticano A o Ríos 7v (1964: 28):


Este Quetzalcoatlatopiltzin (Quetzalcóatl-Topiltzin), que quiere decir nuestro muy querido hijo,
viendo que no cesaban los pecados y trabajos del mundo, se dice que fue el primero que
comenzó a invocar los dioses y hacerles sacrificios, así como el primero que hizo penitencia para
aplacarlos a fin de que perdonasen a su pueblo. Afirman que se sacrificó a sí mismo extrayendo
su propia sangre con espinas y otras clases de penitencias. Usaba arrojar al fuego oro, piedras
preciosas e incienso, pareciéndole que los sufrimientos de su pueblo venían de la poca reverencia
que los hombres tenían hacia los dioses, porque no sólo no les servían ni les ofrecían las cosas
que en el mundo son estimadas, sino que su intento era darse a los placeres y recreaciones de
esta vida, y cometer otros muchos pecados en lugar de ofrendarles aquellos sacrificios y sobre
todo, su propia sangre para aplacarlos. Con lo cual y otras penitencias aplacó a los dioses de tal
manera que, al final de largo tiempo, apareció sobre la tierra una lagartija escarbando, dándole a
entender que ya cesaba el castigo del cielo y que la tierra daría frutos con alegría y que pronto
sucedería esto. Y así dicen que de pronto vino en tanta abundancia que aquella tierra estéril
produjo muchos frutos. [……]

Y el reino tolteca se convierte en paraíso.


Los dioses invocados por Quetzalcóatl al hacer penitencia son los únicos, o el único, que
conoce y venera, Ometecuhtli y Omecíhuatl, la pareja creadora, llamada también Ometéotl, Dios

138
Dos, el dios de la Dualidad. Los informantes de Sahagún destacan este punto esencial (T.84 §15)
y lo volvemos a encontrar en el texto náhuatl de los Anales de Cuauhtitlan donde Ometéotl es
designado por cuatro pares de epítetos:

TEXTO 94. Anales de Cuauhtitlan 4


(1945: 8, continuación del T.98):

Se cuenta que, idolatrando, oraba dentro del cielo y que invocaba a Citlalyncue, a Citlallatónac, a
Tonacacíhuatl, a Tonacateuctli, a Tecolliquenqui, a Yeztlaquenqui, a Tlallamánac y a
Tlallíchcatl. Daba voces, según sabían, en el Ommeyocan (lugar de dos), que está sobre los
nueve cielos.

Es decir que actúa exactamente como hacían antes los hijos-criaturas de la pareja
creadora en el paraíso original en una antigua versión mixteca:

TEXTO 95. García, Origen… 1729: 329:


[...] se punçaban las orejas con vnas Lancetas de Pedernal, para que saliesen gotas de sangre. Lo
mismo hacían en las lenguas: i esta sangre la esparcian, i echaban sobre los ramos de los
Arboles, i Plantas con vn hisopo de vna rama de vn Sauce, como cosa Santa, i bendita. En lo
qual se ocupaban, aguardando el tiempo que deseaban, para mas contento suio, mostrando
siempre sujecion á los Dioses sus Padres, i atribuiendolos mas poder, i deidad, que ellos tenían
entre si.

En humillándose Topiltzin reconoce su deuda a los creadores. Estamos en Tamoanchan


antes de la caída, todavía hay comunicación con la deidad suprema, todavía hay armonía,
contacto, fluidez en todo. Por eso se dice también que los toltecas son "muy ligeros para andar y
llegar a donde ellos querían ir" y que en todas partes se oye la voz del pregonero (T.85 §2). Es
después de la transgresión cuando ya no se dirigirán directamente a los creadores iniciales y
cuando ya no se les dará ningún culto. Cabe hacer notar que para los toltecas su dios
Quetzalcóatl, su Sol, su padre (Durán, Ritos I c.1; 1967, 1: 14), casi se confunde con
Tonacatecuhtli, asimilado este también al astro diurno (T.89; ver Historia tolteca-chichimeca 5v,
1976 §83-85).
Dado que estamos de nuevo en Tamoanchan, la muerte es desconocida y aún no hay
necesidad de sacrificios humanos. Quetzalcóatl sólo ofrenda piedras preciosas, oro, incienso
(T.93, 97, 98), mariposas, culebras, caza (Tapia: 53) y la sangre que se saca (T.84, 85, 91, 92,
96). Hemos aquí la única explicación de la supuesta oposición a los sacrificios humanos. La
ilusión del "reformador" resultó meramente de la vuelta cíclica al paraíso perdido y de la
simultanea desaparición de la muerte.

139
Para comprender la tardía génesis de esta ilusión, conviene adentrarnos más en la actitud
ante el sacrificio humano a inicios del siglo XVI. Primero, ¿ por qué se sacrificaba ?
El motivo primero y fundamental era que, después del destierro del paraíso, el único
medio para recuperar parcialmente lo perdido, para merecer una supervivencia gloriosa en la
Casa del Sol de la mañana o en el Tlalocan del sol lunar de la tarde, consistía en sacrificarse
voluntariamente a sí mismo, en destruir su cuerpo-materia por el fuego interior y exterior. Lo
mismo valía para los hombres nacidos en la tierra — tanto más cuanto que según ciertos textos,
como el mito de los 400 Mimixcoa en la Leyenda, ellos también cometieron transgresiones,
olvidando sus creadores — : debían sacrificarse para sobrevivir en un más allá. Pero no iban a
matarse todos por ello. Era posible "merecer" infligiéndose muertes parciales, simbólicas, por el
ayuno, la continencia, las penitencias y sobre todo por la asimilación con una víctima humana y
la participación de su muerte. El guerrero que tomaba a un prisionero y lo mandaba inmolar,
"moría" simbólicamente a través de su víctima, la corporación que ofrendaba un personificador
de su deidad protectora "moría" igualmente por ella. Siendo las cosas así, incluso el que moría de
muerte natural o que nunca había visto el campo de batalla podía entrar en la Casa del Sol o el
Tlalocan (Graulich 1980; Ragot 2000).
El segundo motivo, más especificadamente azteca y tal vez más especificadamente
mexica, era que desde la aparición de la tierra primero, luego del sol, los cuales hicieron posible
la vida aquí abajo, las criaturas tenían que pagar ambos abasteciéndoles con sangre y
corazones.34 Desde luego el mundo presente, intermedio entre la luz perpetua del paraíso y las
tinieblas que siguieron, este mundo basado en la alternancia del día y de la noche, de la
temporada seca (tlachinolli, "campo quemado") y de la temporada de lluvias (atl, "agua"),
sobrevivía gracias a la guerra sagrada (atl-tlachinolli), verdadero motor del universo.
Los aztecas insistieron en particular en esto segundo aspecto. Hicieron la guerra y
conquistaron para "proveer y sustentar esta máquina mundial" (Durán Historia c.41; 1967, 2:
317). Sometieron a todos los pueblos y sacrificaron en gran número, lo que presentaba la triple
ventaja de hacer perecer muchos valientes en el campo de batalla o a través de cautivos, de
asegurar el curso del sol y la fertilidad de la tierra y de exterminar o aterrorizar a los enemigos.
Sin embargo, al multiplicarse las conquistas era cada vez menos fácil encontrar nuevos
adversarios que sacrificar. Por eso se exigió un tributo regular de víctimas o se reservaron
señoríos independientes al alcance, por ejemplo el de los tlaxcaltecas. Era ante todo la Triple
Alianza la que aprovechaba de la inflación sacrificial. Surgió pues un movimiento de
desaprobación que se concretizó notablemente en la alianza de los totonacas y tlaxcaltecas con

140
Cortés. Al viejo Quetzalcóatl del fin de Tollan había sucedido el joven, impetuoso y insaciable
Huitzilopochtli de los nuevos dueños: no había pues que extrañarse de que los vencidos hubiesen
conservado la nostalgia del Tollan paradisíaco y que en la época colonial hubiesen presentado a
Topiltzin como el primer opositor a las inmolaciones de hombres.
Con todo esto me parece más verosímil que la transformación haya ocurrido después de
la Conquista. Los españoles abominaban sinceramente de los sacrificios humanos cuya abolición
vino a ser a posteriori una de las justificaciones de la Conquista. Culpabilizados, los indios
abandonaron bastante rápidamente esta práctica, pese a esporádicas supervivencias.
Reaccionando con el celo característico de los recién convertidos, se pusieron a afirmar que los
sacrificios humanos eran una innovación tardía, incluso una invención mexica, pero toda la
arqueología demuestra que se sacrificaron hombres en todas partes — también en Teotihuacan,
Tula, Cholula, Chichén Itzá y entre los mayas — y desde los tiempos más remotos.
Los españoles por su parte consideraron a Quetzalcóatl como un advenedizo blanco ya
que se le había confundido con Cortés y que en su época todo era perfecto y maravilloso. Los
frailes, encantados de encontrar una personalidad india aceptable a sus ojos o conjeturando que
podía tratarse de un misionero, opinaron que nunca pudiera haber mandado sacrificar hombres y
que tales ritos fueron pues introducidos por el diablo. En cuanto a los indios, refelices de poder
vanagloriarse de un dios que no fuese sediento de sangre, ajustaron alegremente su conducta a la
de los frailes. De ahí la leyenda del "reformador".

La versión más antigua (exceptuando la de Cortés, T.157) del mito de Topiltzin la encontramos
en la Relación de la genealogía y el Origen, obras de un fraile. Dada la resolución historicista
del autor, los eventos de Mixcoatépec son presentados sin más como el arreglo de un problema
de sucesión al trono (T.46). Quetzalcóatl viste como un español y desde luego se le puede
describir como adversario de los sacrificios humanos que quiere introducir el demonio a través
de Tezcatlipoca y Huitzilopochtli.

TEXTO 96. Relación de la genealogía 1941: 243


(continuación del T.46):

[...] y allí en Tula comenzaron los sacrificios a ejercitarse, que ya los traían desde Culhúa, y
traían por dioses á Huizilopuchtli y á Tezcatlipuca. Los sacrificios aún no eran de hombres sino
de codornices, culebras, mariposas, cigarrones y cosas semejantes. Estos mataban y sacrificaban
delante de sus dioses, y como el demonio siempre trabajaba de enlazar las ánimas y traellas de
mal en peor, ora que visiblemente le hablaron estos dioses al Topilci, Señor de los Culhúa, como

34
En el principio, de sangre de animales, pero porque les primeros hombres, los 400 Mimixcoa, no hicieron su
deber ofreciendo su caza al sol y a la tierra, fueron condenados al sacrificio en lugar de los animales: Leyenda de los
Soles p.78-79.
141
lo afirmo, agora por inducimiento de algunas personas, fué aconsejado el dicho Señor que
sacrificase hombres para aplacar los dioses y como no lo quiso facer, fué desterrado de la tierra y
fuése á unas partes que dicen que se llama Tlapala, pero no saben donde es, y llevó consigo de la
gente de Culhúa, y de todos los oficiales que todos los querían bien por ser buena persona, y
aunque él no los mandó ir, se iban tras de él: esto fué diez años después que entraron en Tula.
Dicen que murió de ahí a dos años; tienen mucha memoria los indios desta ciudad y sus
comarcas deste Topilci, y hay grande historia dél. Dicen que sus vestidos eran á manera de los de
España.

Pero en la Historia de Mexico que da una versión no depurada y por eso, más
autenticamente india de la victoria del joven Quetzalcóatl, las cosas son mucho menos claras.
(T.49). Los vasallos de Quetzalcóatl "que lo querían mucho" hacen copas para beber con los
cráneos de sus hermanos. Tras este acto bárbaro que no parece ofender mucho al belicoso héroe,
es difícil insistir en la ausencia de sacrificios humanos. El autor habla pues de la introducción de
los sacrificios por Quetzalcóatl pero sin atreverse a precisar que se trataba meramente de
sacrificios de codornices o de mariposas. Se conforma con concluir que el dios "enseño muchas
cosas buenas” durante su reinado de 160 años.
En los Anales de Cuauhtitlan no hay mención de hazañas guerreras y tampoco de
matanzas efectuadas por Topiltzin. Desde luego el autor puede extenderse holgadamente en el
rechazo de los sacrificios humanos. Utiliza sin excesivo pudor la teoría cristiana de la tentación
por los demonios, formulada por primera vez en la Relación, y explica la negativa de Serpiente
Emplumada de una manera completamente inverosímil para una mentalidad india:

TEXTO 97. Anales de Cuauhtitlan 5


(1945: 8; continuación del T.87):

Cuando vivía, no se mostraba públicamente: estaba dentro de un aposento muy obscuro y


custodiado; le custodiaban sus pajes en muchas partes, que cerraban su aposento; era el último, y
en cada uno estaban sus pajes y en ellos había esteras de piedras preciosas, de plumas de
quetzalli y de plata. Está dicho que edificó sus cuatro casas de ayuno. Se refiere que, cuando
vivía Quetzalcoatl, reiteradamente quisieron engañarle los demonios, para que hiciera sacrificios
humanos, matando hombres. Pero él nunca quiso ni condescendió, porque amaba mucho a sus
vasallos, que eran los toltecas, sino que su sacrificio era siempre sólo de culebras, aves y
mariposas que mataba. Se cuenta que por eso enfadó a los demonios, que comenzaron a
escarnecerle cuando le dijeron lo que querían, para molestarle y hacerle huir, como en efecto
sucedió.

Pero, ¿ en qué el "amar mucho a sus vasallos" debería impedirle a Quetzalcóatl aceptar
sacrificios humanos ? Es bien sabido que las víctimas eran principalmente enemigos o esclavos,
o por lo menos personas que no pertenecían al grupo de los súbditos. Además, sacrificarles era
mandarles a la gloriosa Casa del Sol. Y por fin, en la Historia de Mexico, es al parecer porque le

142
aman mucho por lo que los vasallos de Quetzalcóatl conservan trofeos de los hermanos matados
por él.
La ausencia de sacrificios en Tollan, hay que insistir en ello, no se explica sino por el
hecho de que la ciudad llegó a ser el paraíso original. Ya no existían la muerte ni los sacrificios
humanos y, por supuesto, tampoco la guerra. Escribe Torquemada (T.88) que los toltecas "eran
poco guerreros" y más bien dados a las artes. Habían sido belicosos pero de jóvenes, en los
principios del Sol, cuando había la mañana y el inicio de la estación seca, una era estando
equiparada a un día o un año. En el Altiplano mexicano el comienzo de la estación seca era
también el comienzo de la guerra.
Era por la mañana cuando los difuntos heroicos guerreaban en el brillante cortejo del
astro ascendiente. En la mañana o al principiar una era, el sol arde tanto que lo seca todo (Popol
Vuh 1950: 188); la "Casa del Sol" es una llanura árida de magueyes y cactus (Sahagún 1950-81,
3: 47); y en los principios en Tollan reinaba la sequía (Códice Ríos 7v, T.93).
A la tarde o al fin de una era en cambio corresponden la unión de los contrarios, la
vegetación abundante sin los inconvenientes de la estación de lluvias y sin el devorante ardor del
sol matinal. El sol calienta mucha menos, no es el mismo astro que al empezar la edad (Popol
Vuh 1950: 188), ahora es el "sol lunar" de unión de los contrarios, es brillo reflejado por el
espejo negro representante de la noche y de la tierra. Primero era fuego nada más, ahora es fuego
y materia. Los difuntos heroicos metamorfoseados en pájaros multicolores y mariposas chupan
las flores del paraíso de Tláloc-Tamoanchan. Los toltecas, de recios y agresivos, se han vuelto
sedentarios y refinados.
Paralelamente, Quetzalcóatl ya no es el guerrero joven lleno de ardor, el sol ascendiente,
sino un pálido reflejo de sí mismo, un viejo sacerdote enfermo cuyos miembros se entorpecen
(T.107 §5), es el sol lunar del ocaso. Cuando nómada o conquistador, estaba siempre en
movimiento, ahora ya no sale de casa. Es el astro que cae, que "entra en la casa", el "sol hacia la
tierra" (tlalchitonatiuh) y que se une con ella. En los manuscritos se le representa con los rasgos
de Tláloc (Códices Borbónico 13, Telleriano-Remensis 20r, Tonalámatl Aubin 16).
El dios se ha vuelto lunar y parecido a Tláloc: nada lo prueba mejor que sus
autosacrificios. Veamos los Anales:

TEXTO 98. Anales de Cuauhtitlan 4 (1945: 8):


En este 2 acatl edificó Topiltzin Ce Acatl Quetzalcoatl su casa de ayunos, lugar de su penitencia
y oración: edificó cuatro aposentos, el uno de tablas verdes, otro de corales, otro de caracoles y
otro de plumas de quetzalli, donde oraba y hacía penitencia y pasaba sus ayunos. Aun a media
noche bajaba a la acequia, adonde se llama Atecpanamochco. Se componía sus espinas en lo alto
de Xicócotl, en Huítzcoc, en Tzíncoc y también en Nonohualcatépec. Hacía de piedras preciosas

143
sus espinas y de quetzalli sus acxoyatl (ramos de laurel). Sahumaba las turquesas, las esmeraldas
y los corales; y su ofrenda era de culebras, pájaros y mariposas, que sacrificaba.

Saca sangre con espinas de jade, sus ramas de acxóyatl son en realidad plumas de
quetzal, ofrece piedras preciosas: en otras palabras actúa exactamente como el rico y temeroso
Tecciztécatl-Metztli (Luna) cuando el sacrificio de Teotihuacan (T.52). Entonces la pobreza de
Quetzalcóatl-Nanáhuatl contrastaba con la opulencia de su concurrente pero logró triunfar;
ahora, en el crepúsculo de su vida, se ha vuelto el hombre de las apariencias engañosas y tendrá
que irse. En la variante "Mixcoatépec" de su triunfo, Apanécatl-Luna contaba con ofrendas como
culebras o conejos de parte de Quetzalcóatl pero este sacrificó a sus tíos; ahora ofrece culebras a
pájaros y serán sus adversarios los que matarán hombres. Antaño su poderío era "la estera de
cactus, la estera de magueyes"; ahora, es "la estera de jade, la estera de oro" (T.97). Por arrojarse
al fuego a medianoche el Buboso se había curado y purificado; al entrar en contacto con el
espejo negro a mediodía se apegó otra vez a la materia y volvió a enfermar.
Quetzalcóatl como sol lunar se confunde con Tláloc, la Tierra cuyo paraíso de la tarde se
halla "en la luna" (Códice Vaticano A o Ríos 2r). Es sacerdote, ya que Tláloc era "el sacerdote"
(tlamacazqui) por excelencia (Sahagún I c.4; 1950-81, 1: 7) mientras que su fiesta principal, en
etzalcualiztli (en medio de la estación seca y desde luego al iniciarse la tarde), era la de la clase
sacerdotal (Graulich 1999). Sus casas (T.84, 85, 98...) evocan el "aposento de cuatro cuartos" del
dios de la tierra y de la lluvia (Historia de los Mexicanos... 1941: 211). Están además en medio
de un río. El jade, las turquesas, las conchas y las plumas preciadas de tierras calientes y
húmedas pertenecen o están asociados a Tláloc y al agua (ver T.84 §10, 131; Sahagún 1950-81,
2: 208; 11: 69). Quetzalcóatl era viejo, feo y espantoso de ver (T.85, 106) y Durán (Ritos c.8;
1967, 1: 81) describe la estátua de Tláloc — la mas adornada y rica que hubiera — como la de
un "espantable monstruo, la cara muy fea, a manera de sierpe" (también Pomar c.14). Desde
luego sus criados o pajes parecen corresponder a los muchos Tlaloque que acompañaban al dios
telúrico. ¿ No es también por causa de sus afinidades acuáticas que los toltecas andaban vestidos
de azul y cubiertos de conchas (Durán Ritos I c.1; 1967, 1: 14 y lám. 2) ? El Códice Ríos 2r
muestra a Luna cubierto con una concha y además se llamaba Tecciztécatl, "El de la Concha".
Otros elementos más confirman la interpenetración de Serpiente Emplumada y de Tláloc,
del sol y de la tierra. La Historia de Mexico señala un espejo mágico por medio del cual
Quetzalcóatl podía hacer llover a su gusto (T.104). ¿ Será el espejo de la noche, en otras palabras
de la temporada húmeda ? Sea lo que fuere, los textos asociarán varias veces un espejo a
Topiltzin, lo que no ha de extrañar puesto que el dios ya no es sino el reflejo de sí mismo. Por

144
otra parte, según el padre Ríos, era por medio de sus piadosos ejercicios con lo que Quetzalcóatl
hacía llover (T.93) sobre una ciudad estrechamente ligada a la diosa del agua Chalchiuhtlicue:

TEXTO 99. Códice Vaticano A o Ríos 7v


(1964: 28, continuación del T.93):

Por esto pintan cuatro signos supersticiosos que usan hasta ahora; el primero es que pintan a los
hombres ingratos como venados, y quisiera Dios que no tuvieran más que este error porque más
vil animal es el jumento al cual son comparados por el salmista; el segundo es que pintan una
piedra con una espiga de maíz seca encima para significar la esterilidad; el tercero es una
lagartija que significa abundancia de agua, y el cuarto es una caña de maíz verde con la que
significan abundancia. Pintan a esta diosa [Chalchiuhtlicue] en medio de un lago con una corona
y un bosque al lado para significar a Tulan, y un incensario delante para denotar el principio del
sacrificio. Era vestida de azul, y en la misma forma se vestían cuando le hacían fiesta.

Los Anales de Cuauhtitlan dan una descripción muy interesante de una máscara con la
cual Quetzalcóatl se cubrió la cara en cierto momento (T.106). La máscara estaba hecha de
turquesas (xiuhxayácatl). Debió de ser parecida a la "máscara de culebras hecha de turquesas"
que los mexicas ofrecieron a Cortés creyendo que era Quetzalcóatl (Sahagún XII c.4; 1956, 4:
27-28). Los españoles la mandaron a Europa y es posible que se encuentre hoy en día en el
Museo Británico de Londres. En esta institución se conserva una máscara de madera cubierta de
turquesas; los ojos están rodeados de culebras, lo que caracteriza a Tláloc. Siempre según los
Anales, los labios estaban pintados de rojo y en la cara había un motivo amarillo como una "casa
de madera", es decir un enrejado. Había colmillos en la boca — otra particularidad de Tláloc —
y la barba, característica de los dioses viejos, estaba hecha de plumas de "ave de turquesa" y de
quecholli (espátula roja). Un amplio tocado de plumas, el apanecáyotl, la "cosa de la gente sobre
el agua" o, mejor, de Apanécatl, Luna, remataba la máscara.35
Las plumas de espátula son un atavío solar (T.53): a pesar de ser Tláloc y Luna, el viejo
Quetzalcóatl sigue siendo sol. El xiuhtótotl y el enrejado amarillo son atributos del dios del
fuego (Seler 1902: 95, 256) parecido a Tláloc por viejo y al Sol por ígneo. En el Memorial Breve
las cuatro casas o el palacio de cuatro cuartos diversamente ornados de cosas preciadas se
atribuyen a Nauhyotecuhtli-Xippilli, otra nombre de Xiuhtecuhtli (T.75). El Sol poniente del fin
de Tollan tiene pues afinidades con Tláloc, Xiuhtecuhtli y Luna simultáneamente.
Con este personaje lunar y próximo a Tláloc parece relacionarse un mito del Códice
Magliabechiano que habla de Quetzalcóatl:

145
TEXTO 100. Códice Magliabechiano 61v°:
[...] estando lavandose tocando con sus manos el miembro viril. hecho de si la simiente. y la
arronjo ençima de vna piedra. y alli naçio el morçielago al qual enbiaron los dioses que mordiese
a vna diosa. que ellos llamauan suchiqueçal que quiere dezir Rosa. que le cortase de vn bocado
lo que tiene dentro del mienbro femineo y estando ella durmiendo la corto y lo traxo delante de
los dioses y lo lauaron y del agua que dello deRamaron salieron Rosas que no huelen bien y
despues el mismo morçielago llevo aquella Rosa al mictlantecutli. y alla lo lauo otra vez. y del
agua que dello salio salieron Rosas olorosas. que ellos llaman suchiles por deribaçion desta
diosa. que ellos llaman suchiqueçal [...].

Aquí Quetzalcóatl aparece como el iniciador de las menstruaciones, al igual que Luna en
las creencias mesoamericanas. Los totonacas modernos por ejemplo dicen que es Luna el que
manda a las mujeres las menstruaciones, que se equiparan con flores (Ichon 1969: 95; Códice
Ríos 29v). Entre los kogis de Colombia, cuya cultura, dice Reichel-Dolmatoff (1950, 1: 54), es
muy parecida a la de los aztecas, las mujeres se preguntan todavía una a otra: "¿ Te mordió el
murciélago ?"
Con la diosa de la tierra Xochiquetzal que hace aparecer las flores nos hallamos sumidos
en el ambiente de los tiempos originales: es también el ambiente de la Tollan de la decadencia.

CAPITULO VI
EL ARBOL QUEBRADO

El fin de una edad

Comprobada la vuelta al punto de partida, a Tamoanchan, y puesta en claro la transformación de


Quetzalcóatl y de los toltecas en seres crepusculares "lunarizados", todo se eslabona
inexorablemente. Habrá una transgresión cuyas consecuencias serán la intrusión de la muerte, las

35
Este tocado Quetzalcóatl debe haberlo quitado a su tío Apanécatl después de su victoria sobre les Mimixcoa en el
Mixcoatépec; de igual manera, Huitzilopochtli les quitó el adorno anecuyotl a sus hermanos mayores les Huitznahua
después de su triunfo en el Coatépec.
146
enfermedades, la guerra, los sacrificios humanos, el destierro del paraíso y, por fin, el nacimiento
del lucero del alba, promesa de un nuevo arranque y de una nueva edad. Se reorganizará el
mundo sumido en el caos, volverá a nacer el maíz.
Cabe recordar un elemento fundamental de la "leyenda de los Soles" según la versión de
la Historia de los Mexicanos...: las edades cósmicas son lo que está en juego de una lucha
constante entre Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, quienes alternan como soles. Primero Tezcatlipoca
se hace sol, luego Quetzalcóatl le pone en fuga y ocupa su lugar, después vuelve Tezcatlipoca y
por último, en el Cuarto Sol, Quetzalcóatl vuelve a ser astro. Tollan corresponde al Cuarto Sol,
por lo menos en las fuentes no falsificadas por los aztecas. Es el Sol de Tierra y debe acabarse
por la intervención de la diosa Tierra, Xochiquetzal:

TEXTO 101. Códice Vaticano A o Ríos 7r (1964 p.26-27):

La cuarta edad, según sus cómputos, es aquella en que tuvo principio la provincia de Tulan la
cual dicen haberse perdido por causa de los vicios, y así pintaron a los hombres bailando, y por
causa de estos vicios les vinieron grandes hambres, y así fue destruida la provincia y dicen que
aconteció este hambre hace 5042 años (el códice señala 5206). Dicen, además, que llovió sangre
y muchos murieron de espanto. Llamaron a esta edad edad de cabellos negras. No se perdió toda
la gente, pero sí gran cantidad.

La ilustración, copiada de un códice prehispánico, muestra a Xochiquetzal cayendo de


cabeza hacia la tierra con flores en las manos. La diosa representa el medio de destrucción de la
edad, lo mismo que las deidades del agua, del viento y del fuego en los Soles anteriores. Hay que
precisar por lo demás que los 5042 (o 5206) años mencionados deben de indicar la duración de
la edad, no el tiempo transcurrido desde su conclusión. Así es que de acuerdo con el códice, las
edades anteriores hubieran durado respectivamente 4008, 4010 y 4804 años.
Siendo sol Quetzalcóatl a Tezcatlipoca le toca ahuyentarlo por medio de un cataclismo
"de tierra". Examinemos primero algunas versiones breves del mito.
Sobresale muy bien el aspecto de alternancia en la descripción concisa hecha por
Mendieta del fin de Tollan. Los protagonistas se afrentan en el juego de pelota que simboliza la
alternancia, como en el Popol Vuh, donde el juego desempeña un papel esencial en la transición
de una era a otra:

TEXTO 102. Mendieta II c.5 (1945, 1: 88-89):

Otros dijeron que Tezcatlipoca (de quien arriba se hizo mención, que era el ídolo principal de
México) había descendido del cielo descolgándose por una soga que había hecho de tela de
araña, y que andando por este mundo desterró a Quetzalcoatl, que en Tulla fué muchos años
señor, porque jugando con él a la pelota, se volvió en tigre, de que la gente que estaba mirando

147
se espantó en tanta manera, que dieron todos a huir, y con el tropel que llevaban y ciegos del
espanto concebido, cayeron y se despeñaron por la barranca del río que por allí pasa, y se
ahogaron; y que el Tezcatlipuca fué persiguiendo al dicho Quetzalcoatl de pueblo en pueblo,
hasta que vino a Cholula, donde le tenían por principal ídolo, y allí se guareció y estuvo ciertos
años. Mas al fin el Tezcatlipuca como más poderoso, le echó también de allí, y fueron con él
algunos de sus devotos hasta cerca de la mar, donde dicen Tlillapa o Tizapan, y que allí murió y
le quemaron el cuerpo; y que de entonces les quedó la costumbre de quemar los cuerpos de los
señores difuntos. Y que el alma de dicho Quetzalcoatl se volvió en estrella, [...].

Por tratarse del fin de un Ocelotonatiuh, "Sol de Jaguar", o de Tierra, Tezcatlipoca toma
el aspecto del animal que representa la tierra y la noche. Este Tezcatlipoca-jaguar destructor ya
lo vimos puesto en escena en la Historia de los Mexicanos... al cabo de la primera era. Pero es
sabido que los Soles de Agua y de Tierra fueron permutados; por lo que el Tezcatlipoca-jaguar
de la cuarta edad, adversario de Quetzalcóatl, vino a ser destructor de su propio primer Sol (T.6).
Otras fuentes, en particular Durán (Ritos c.1, 1967, 1: 14) y la Historia de Mexico (1965:
115), mencionan transformaciones similares de Tezcatlipoca, por ejemplo en "diversas figuras de
animales y monstruos buscando de atemorizar a las gentes". De cualquier manera, casi todos los
testimonios designan a Tezcatlipoca como causa de la caída de Tollan, si bien su intervención se
limita a invitar Quetzalcóatl a irse, como en la Historia de los Mexicanos..., muy concisa en
cuanto al fin de Tollan:

TEXTO 103. Historia de los mexicanos... 1941: 218-19


(continuación del T.45):

Este Ceacalt vivió fasta el segundo año del noveno trece, seyendo señor de Tula, y cuatro años
antes hacía un templo en Tula muy grande, y estando haciéndolo vino á él Tezcatlipuca, y díjole
que hacia Honduras, en un lugar que hoy día también se llama Tlapalla, tenía su casa fecha y allí
había de ir á estar y morir, y había de dejar á Tula, y en aquel lugar le tienen á Ceacalt por dios,
el cual respondió á lo que Tezcatlipuca le dijo, que el cielo y las estrellas le habían dicho que
había de ir dentro de cuatro años; y ansí acabados los cuatro años, se fué y llevó consigo todos
los maceguales de Tula y dellos dejó en la ciudada de Chulula, y de allí descienden los
pobladores della, y otros dejó en la provincia de Cuzcatán, de los cuales descienden los que
tienen poblada, y ansimismo dejó en Cempual otros que poblaron allí, y él llegó a Tlapala, y el
día que llegó cayó malo, y otro día murió. Estuvo Tula despoblada y sin señor nueve años.

Aunque breve también, la versión de la Historia de Mexico presenta pormenores


interesantes, pese a que falte lo esencial, la transgresión de Topiltzin:

148
TEXTO 104. Historia de Mexico 1965: 114-15
(cambios subrayados; continuación del T.49):

Quetzalcoatl vivía muy a su gusto en Tula, siendo adorado por dios, pero como la verdad no se
puede largo tiempo ocultar, sucedió que llegó a Tula un otro dios, del cual hemos hablado aquí
antes, Tezcatlipuca. El cual, en llegando, de envidia que tenía a Quetzalcoatl, tentó hacer mal al
pueblo de Tula, para que adorara a él y asimismo a Quetzalcoatl. Entró a Tula como un pobre y
tomaba diversas figuras y espantaba a los de Tula y a Quetzalcoatl, [...].
Un día, pues, fue Tezcatlipoca al templo de Quetzalcoatl. Había una efigie de
Quetzalcoatl y un espejo que los indios estimaban mucho, pues según Quetzalcoatl les había
hecho creer, por medio de este espejo siempre había de haber lluvias y si se la pidieran por este
espejo, él se las daría.
Entrando, pues, Tezcatlipuca al templo encontró los guardias dormidos y se fue derecho
al altar y robó el espejo y lo escondió debajo de la estera en donde dormían los guardias, lo que
hecho se marchó. Habiendo despertado los guardias, como buscaran el espejo, estaban muy
diligentes buscándolo, pero Tezcatlipuca encontró a una vieja en su camino y le dijo: Vete al
palacio y di a esos guardias que lo que buscan está debajo de su estera y serás bienquista de
ellos. Lo hizo la vieja.
En tanto Tezcatlipuca se mudaba en diversas figuras de animales y monstruos buscando
de atemorizar a las gentes. Se hizo también cortar los cabellos, lo que los indios jamás habían
visto. Y se fue al templo de Quetzalcoatl y destruyó su figura, y arrojándola por tierra y tomando
diversas figuras, burló a sus servidores y a todos los de Tula. Cuando ellos veían esto se iban
saliendo de la ciudad y Quetzalcoatl al verlo tuvo miedo y huyó también con algunos de sus
servidores con lo cual Tezcatlipuca quedó bien contento.

Hay primero la llegada de Tezcatlipoca que, disfrazado de pobre, aterroriza por sus
transformaciones. No se puede sino equipararlo con el equivalente maya del joven Quetzalcóatl
Xbalamqué, quien después de morir en la hoguera vuelve a aparecer en Xibalbá trajeado
igualmente como un mendigo, y él también asombró y espantó por sus habilidades mágicas. Una
vez más, los papeles están cambiados.
En el principio de la edad eran los enemigos de Quetzalcóatl los que sucumbían a
apariencias engañosas, signo del acabamiento de su Sol. En adelante son los toltecas y el viejo
Quetzalcóatl los que sin cesar se dejan embaucar. Tezcatlipoca destruye la estatua del que
adoraban como a un dios: por motivos todavía por elucidar, Serpiente Emplumada vino a ser un
falso dios, al igual que los Señores de Xibalbá. Aquella incapacidad de ver más allá de las
apariencias y de evitar las trampas marca a los seres que envejecen: Hun Hunahpú, Mixcóatl, los
Señores de Xibalbá. Es algo típicamente "lunar": al igual que el falso sol de la tarde, la luna toma
su luz prestada de otro y es engañosa.
La oposición entre el héroe joven que evita las trampas y el héroe de edad que sucumbe
la volvemos a encontrar en la épica germánica o por lo menos en la maravillosa adaptación y
transformación hecha por Wagner con un inigualado sentido de la mitología. En el Anillo del
Níbelung, el joven e inocente Sigfrido desconoce el temor y se burla de los embustes. Armado

149
con la espada de su padre asesinado, logra triunfar del dragón, mata a su padre adoptivo que
proyecta su perdición y quiebra la lanza del dios supremo, Votan, acabando al mismo tiempo con
su poder. Franquea el círculo de fuego que rodea a la hermosa valquiria Brunilda y a partir de
este momento, él es el "brazo de Brunilda" y la "luz triunfante", mientras que ella es la "estrella
resplandeciente". Se suceden las victorias. Mas en la última parte de la Tetralogía, el Crepúsculo
de los dioses, el héroe ha envejecido. Ya no corre por el monte sino que frecuenta los palacios.
Imprudentemente acepta el brebaje mágico que le ofrece el bellaco Hagen, aliado de las fuerzas
del inframundo. En lo sucesivo ya no es la misma persona sino un juguete entre las manos de
Hagen y prepara su propia pérdida. Cuando otro brebaje le restituye su antigua perspicacia ya es
tarde: Hagen lo mata.
Luego está el asunto del espejo. Por llevar las imprescindibles lluvias, debe tratarse del
espejo que representa la tierra, la noche y la temporada húmeda. Nace a mediodía y en él se
refleja el sol de la tarde o del fin de una edad, realizando así la unión de los contrarios. Respecto
a esa, es significativo el hecho de que el altar mencionado en el T.104 presente a la vez la estatua
del dios y su complemento, el espejo. Sin duda alguna, dicho espejo "es" también el mismo
Tezcatlipoca nocturno, el dios cuyo nombre significa "Espejo humeante" o "Espejo ahumado".
Al dios se le llama además "Espejo que hace brillar", "Espejo que revela", "Espejo que
manifiesta las cosas escondidas" (Pomar c.14; Torquemada VI c.20: 1969, 2: 38; Garibay 1956,
4: 358; León-Portilla 1956: 174; Zantwijk 1968: 104-5). La tintura negra con que se untaba la
estatua de Tezcatlipoca era el tezcapoctli, "humo del espejo" (Pomar c.14). Según otros
testimonios era hecha de obsidiana negra (Durán Ritos c.4; 1967, 1: 37; Pomar c.14).
¿ Cómo interpretar entonces el robo momentáneo del espejo por Tezcatlipoca, que lo
devuelve poco después ? ¿ Se burla sin más el dios ? ¿ Se trata de uno de sus antojos
acostumbrados a fin de sembrar la discordia ?

TEXTO 105. Sahagún I c.3; III c.2 (1956, 1: 44, 278):


Decían que él mismo incitaba a unos contra otros para que tuviesen guerras y por esto le
llamaban Necoc Yaotl, que quiere decir sembrador de ambas partes; y decían él sólo ser el que
entendía en el regimiento del mundo, y que él solo daba las prosperidades y riquezas, y que él
solo las quitaba cuando se le antojaba.
Y más decían, que el día que fuese servido destruir y derribar el cielo, que lo haría, y los
vivos se acabarían.

Es posible, pero hay más. Quitando el espejo, ya fuera momentáneamente, Tezcatlipoca


señala el término de la unión de los contrarios. Pero, ¿ por qué esconder el espejo debajo de la
estera de los guardias y hacerlo encontrar por una vieja ? Tal vez es preciso acudir al lenguaje

150
metafórico para comprender. "Esconder debajo de la estera, del asiento" (Molina 2: 81) significa
ocultar la culpa de alguien. Por eso "escondiendo el espejo debajo de la estera", Tezcatlipoca
disimula la impureza de Quetzalcóatl para revelarla después en público. ¿ No es el dios el que
descubre las cosas ocultadas ? (también Durán Ritos c.4; 1967, 1: 38).36

La tentación de Quetzalcóatl

Ahora bien, aquella impureza la había provocado el mismo Tezcatlipoca. Lo explican los
testimonios más pormenorizados, los de los informantes de Sahagún, de los Anales de
Cuauhtitlan, de Durán e Ixtlilxóchitl:

TEXTO 106. Anales de Cuauhtitlan 5-7


(1945: 8-11, cambios subrayados; continuación del T.97):

1. 1 acatl. En este año murió Quetzalcoatl. Se dice que no más se fué a Tlillan Tlapallan para
morir ahí. En seguida se entronizó y reinó en Tollan el llamado Matlacxóchitl. Luego se refiere
cómo se fué Quetzalcoatl. Cuando no los obedeció en cuanto a hacer sacrificios humanos, se
concertaron los demonios. Los que se nombraban Tezcatlipoca, Ihuimécatl y Toltécatl dijeron:
"Es preciso que deje su pueblo, donde nosotros hemos de vivir." Y añadieron: "Hagamos pulque;
se lo daremos a beber, para hacerle perder el tino y que ya no haga penitencia." Luego habló
Tezcatlipoca: "Yo digo que vayamos a darle su cuerpo." ¡ Cómo decir lo que mutuamente se
consultaron para hacerlo así ! Primero fué Tezcatlipoca; cogió un doble espejo de un jeme y lo
envolvió; y cuando llegó adonde estaba Quetzalcoatl, dijo a sus pajes que le custodiaban: "Id a
decir al sacerdote: ha venido un mozo a mostrarte, señor, y a darte tu cuerpo." Entraron los pajes
a avisar a Quetzalcoatl, quien les dijo: "¿ Qué es eso, abuelo y paje ? ¿ qué cosa es mi cuerpo ?
Mirad lo que trajo y entonces entrará." El no quise dejarlo ver y les dijo: "Id a decirle al
sacerdote que yo en persona he de mostrárselo." Fueron a decirle: "No accede; insiste él en
mostrártelo, señor.'' Quetzalcoatl dijo: "Que venga, abuelo." Fueron a llamar a Tezcatlipoca;
entró, le saludó y dijo: "Hijo mío, sacerdote Ce Acatl Quetzalcoatl, yo te saludo y vengo, señor,
a hacerte ver tu cuerpo." Dijo Quetzalcoatl: "Sé bien venido, abuelo. ¿ De dónde has arribado ?
¿ Qué es eso de mi cuerpo ? A ver." Aquél respondió, "Hijo mío, sacerdote, yo soy tu vasallo;
vengo de la falda de Nonohualcatépetl; mira, señor, tu cuerpo." Luego le dio el espejo y le dijo:
"Mírate y conócete, hijo mío; que has de aparecer en el espejo." En seguida se vió Quetzalcoatl;
se asustó mucho y dijo: "Si me vieran mis vasallos, quizá corrieran." Por las muchas verrugas de
sus párpados, las cuencas hundidas de los ojos y toda muy hinchada su cara, estaba disforme.
Después que vió el espejo, dijo: "Nunca me verá mi vasallo, porque aquí me estaré." Se despidió
Tezcatlipoca y salió; y para reírse y burlarse de él se concertó con Ihuimécatl. El cual dijo:
"Vaya ahora Coyotlináhual (brujo del coyote), el oficial de pluma." Notificaron a Coyotlináhual,
oficial de pluma, que tenía que ir; y dijo: "Sea en hora buena. Voy a ver a Quetzalcoatl." Y fué y
dijo a Quetzalcoatl: "Hijo mío, ya digo que salgas a que te vean los vasallos; voy a aliñarte, para
que te vean." Y aquél dijo: "A ver. Hazlo, abuelo mío."
2. Luego hizo esto Coyotlináhual, oficial de pluma. Hizo primero la insignia de pluma
(apanecayotl) de Quetzalcoatl. En seguida le hizo su máscara [...]; tomó color rojo, con que le

36
Olivier 1997 : 287-90 desarrolla este tema del espejo revelador de pecados.
151
puso bérmejos los labios; tomó amarillo, para hacerle la portada; y le hizo los colmillos; a
continuación le hizo su barba de plumas, de xiuhtótotl y de tlauhquéchol, que apretó hacia atrás,
y después que aparejó desta manera el atavío de Quetzalcoatl, le dio el espejo. Cuando se vió,
quedó muy contento de sí, y al punto salió de donde le guardaban; y Coyotlináhual, oficial de
pluma, fué a decir a Ihuimécatl: "Hice salir a Quetzalcoatl; ahora anda tú." Y él dijo: "Está bien."
Luego se hizo amigo del nombrado Toltécatl; y ambos se fueron, los que ya se habían de ir.
Vinieron a Xonacapacoyan (donde se lavan las cebollas) a posar con su labrador, Maxtlaton, que
era el guarda de Toltecatépec. Cocieron quelites (hierbas comestibles), tomates, chile, jilotes e
ejotes. Esto se hizo en pocos días. También había ahí magueyes, que le pidieron a Maxtla; y en
sólo cuatro días compusieron pulque y lo recogieron; ellos descubrieron unos cantarillos de miel
de abeja para echar el pulque. Fueron luego a Tollan, a la casa de Quetzalcoatl, llevando todo,
sus quelites, sus chiles, etc., y el pulque. Llegaron y se ensayaron. Los que guardaban a
Quetzalcoatl, no les permitían entrar; dos y tres veces los volvieron, sin ser recibidos. Al cabo,
preguntados que de dónde eran, respondieron y dijeron que de Tlamacazcatépec y Toltecatépec.
Así que lo oyó Quetzalcoatl, dijo: "Que entren." Entraron, saludaron y finalmente le dieron los
quelites, etc. Después que comió, le rogaron de nuevo y le dieron el pulque. Pero él les dijo: "No
lo beberé, porque estoy ayunando. Quizás es embriagante o matante." Ellos le dijeron: "Pruébalo
con tu dedo meñique, porque está enojado, es vino fuerte.'' Quetzalcoatl lo probó con su dedo; le
gustó y dijo : "Voy, abuelo, a beber tres raciones más." Porque le dijeron los diablos : "Has de
beber cuatro". Así que le dieron la quinta, le dijeron : "Es tu libación." Después que él bebió,
dieron a todos sus pajes, cinco tazas a cada uno, que bebieron y los emborracharon enteramente.
3. De nuevo dijeron los demonios a Quetzalcoatl : "Hijo mío, canta. He aquí la canción que
has de cantar." Y cantó Ihuimécatl: "Mi casa de plumas de quetzalli, mi casa de plumas de
zaquan, mi casa de corales, la dejaré. An-ya."
4. Estando ya alegre Quetzalcoatl, dijo: "Id a traer mi hermana mayor Quetzalpétlatl; que
ambos nos embriaguemos." Fueron sus pajes a Nonohualtépec, donde hacía penitencia, a decirle:
"Señora, hija mía, Quetzalpétlatl, ayunadora, hemos venido a llevarte. Te aguarda el sacerdote
Quetzalcoatl. Vas a estarte con él." Ella dijo: "Sea en hora buena. Vamos, abuelo y paje." Y
cuando vino a sentarse junto a Quetzalcoatl, luego le dieron cuatro raciones de pulque y una más,
su libación, la quinta. Ihuimécatl y Toltécatl, los emborrachadores, para dar asimismo música a
la hermana mayor de Quetzalcoatl, cantaron:
5. "Oh tú, Quetzalpétlatl, hermana mía, ¿ adónde fuiste en día de labor ? Embriaguémonos.
¡Ayn! ¡ya! ¡ynya! ¡ynye! ¡an! "
6. Después que se embriagaron, ya no se dijeron: "¡ Pero si nosotros somos ermitaños !'' Ya
no bajaron a la acequia; ya no fueron a ponerse espinas; ya nada hicieron al alba. Cuando
amaneció, mucho se entristecieron, se ablandó su corazón. Luego dijo Quetzalcoatl:
"¡ Desdichado de mí !" Y cantó la canción lastimera que para irse de allí compuso: [... ...]
8. Cuando cantó Quetzalcoatl, todos sus pajes se entristecieron y lloraron. En seguida
también cantaron : "Ay, nos habían enriquecido nuestros Señores, Quetzalcóatl, el árbol puro
como el jade; he aqui que está quebrado, vamos, lloremos, ay! [Launey 1979-80, 2: 199]
9. Después que cantaron sus pajes, Quetzalcoatl les dijo : "Abuelo y paje, basta. Voy a dejar
el pueblo, me voy. Mandad que hagan una caja de piedra." Prontamente labraron una caja de
piedra. Y cuando se acabó de labrarla, acostaron ahí a Quetzalcoatl. Sólo cuatro días estuvo en la
caja de piedra. Cuando no se sintió bien de salud, dijo a sus pajes: "Basta, abuelo y paje;
vámonos. Cerrad por todas partes y esconded las riquezas y cosas placenteras que hemos
descubierto y todos nuestros bienes." Así lo hicieron sus pajes: escondieron las cosas en el baño
que era de Quetzalcoatl, en el lugar nombrado Atecpanamochco.

Los cómplices de Teczatlipoca están vinculados uno con el sacrificio (Ihuimécatl quiere
decir "cuerda emplumada", esto es, cuerda del sacrificio) mientras que el otro pertenece al grupo

152
de los innumerables dioses del pulque. Su anhelo es ocupar el lugar de Quetzalcóatl. Por eso
tienen primeramente que hacerlo consciente de lo que vino a ser y luego que incitarle a
quebrantar sus propósitos de abstinencia.
El primer episodio es muy elocuente. Topiltzin ignora que tiene un cuerpo. Sus
penitencias de antaño y su purificación en la hoguera de Teotihuacan le han transformado en un
ser ígneo, inmaterial, un astro que asciende al cenit. Pero a mediodía, al desviarse su curso, llega
a ser cautivo del espejo negro. Viene la paradisiaca unión de los contrarios pero al mismo tiempo
la caída hacia la tierra-noche-materia y el dominio cada vez más fuerte de ésta. Quetzalcóatl se
ha vuelto lunar y parecido a Tláloc, ha conseguido un cuerpo pero lo ignora y sus adversarios se
encargan de informarle. Tezcatlipoca aparece ante él bajo el aspecto de un joven — otra manera
de burlarse del viejo. Se muestra a la vez como noche naciente y como espejo deformante y que
ensucia.
En efecto, los antiguos mexicanos hacían distinción entre dos clases de espejos. Los unos
eran blancos y buenos. Los otros negros, de obsidiana pulida, estaban considerados como malos
e inmundos (tlaeltezcatl); mirandose en él uno veía una imagen deformada, "una boca torcida,
párpados hinchados, labios gruesos". Estos espejos negros ponían en discordia con su propia cara
(Sahagún XI c.8 §5; 1950-81, 11: 228): correspondían a Tezcatlipoca, el universal sembrador de
discordias. Sin lugar a dudas es en un espejo de la segunda clase en el que se miró Quetzalcóatl.
Habiéndose visto así cerca de su fin, entorpecido con un cuerpo de viejo, Quetzalcóatl ya no
quiere salir. A Ihuimécatl le toca entonces tener cuidado de que Quetzalcóatl "haga ilusión". El
dios se pone la máscara y el atavío de plumas de Apanécatl. Satisfecho de su apariencia, sale a
pavonearse sin darse cuenta de que lo que quiere ocultar, su carácter lunar y telúrico, es más
patente que nunca.
Viene luego la conocida escena de la embriaguez. Nos hace regresar derecho al
Tamoanchan original de los toltecas, cuando el rey huaxteca Cuextécatl se emborrachó y se
mostró desnudo, lo que fue la señal del destierro (T.11 §15). Aquí la transgresión es más
evidente aún: el sacerdote se emborracha con su hermana Quetzalpétlatl y pasa la noche con ella.
Es verdaderamente una repetición del drama original. Quetzalpétlatl no es sino Xochiquetzal que
"cogió la flor" en el paraíso. Es la tierra en la que penetra el sol poniente. Y cuando Quetzalcóatl
vuelve en sí después de haber caído en la trampa tantas veces, se da cuenta de que "el árbol está
quebrado" — este árbol famoso que simboliza la unión entre creadores y criaturas. Cae en la
cuenta de que ha venido a ser un "cuerpo de tierra" y que se ha roto el contacto con la pareja
suprema. Sabe por fin que debe salir de Tollan y que se acabó la felicidad.
En la versión de Sahagún, Quetzalcóatl ya se siente viejo y enfermo antes de la
intervención de Tezcatlipoca (llamado aquí Titlacahuan, "el de quien somos esclavos"). Se
153
espera cualquier cosa. Por eso Tezcatlipoca toma la apariencia de un viejo benévolo. Viene
flanqueado de Huitzilopochtli — el Sol mexica advenidero que no pocas veces lleva atributos del
Espejo Humeante — y de un dios que participa de ambos, Tlacahuepan (Graulich 1999: 358-60):

TEXTO 107. Sahagún III c.4


(1956, 1: 279-81, continuación del T.85):

1. Vino el tiempo que ya acabase la fortuna de Quetzalcóatl y de los toltecas. Vinieron


contra ellos tres nigrománticos, llamados Huitzilopochtli, Titlacáuan, y Tlacauépan, los cuales
hicieron muchos embustes, en Tulla.
2. Y el Titlacáuan comenzó primero a hacer un embuste, que se volvió como un viejo muy
cano y bajo, el cual fué a casa del dicho Quetzalcóatl diciendo a los pajes de dicho Quetzalcóatl:
Quiero ver y hablar al rey Quetzalcóatl. Y le dijeron: anda vete, viejo, que no puedes ver, porque
está enfermo y le darás enojo y pesadumbre.
3. Y entonces dijo el viejo: Yo le tengo de ver. Y le dijeron sus pajes del dicho
Quetzalcóatl: Aguardaos, decírselo hemos. Y así fueron a decir a dicho Quetzalcóatl de cómo
venía un viejo a hablarle, diciendo: Señor, un viejo ha venido aquí y quiéreos hablar y ver, y
echámosle fuera para que se fuese, y no quiere, diciendo que os ha de ver por fuerza. Y dijo el
dicho Quetzalcóatl: éntrese acá y venga, que le estoy aguardando muchos días ha.
4. Y luego llamaron al viejo, y entró el dicho viejo adonde estaba el dicho Quetzalcóatl y
entrando el dicho viejo dijo: Señor hijo, cómo estáis, aquí traigo una medicina para que la
bebáis. Y dijo el dicho Quetzalcóatl, respondiendo al viejo: en hora buena vengáis vos, viejo,
que ya ha muchos días que os estoy aguardando.
5. Y dijo el viejo al dicho Quetzalcóatl: Señor, ¿ cómo estáis de vuestro cuerpo y salud ? Y
respondió el dicho Quetzalcóatl diciendo al viejo: estoy muy mal dispuesto, y me duele todo el
cuerpo, y las manos y los pies no los puedo menear; y le dijo el viejo respondiendo al dicho
Quetzalcóatl: Señor, veis aquí la medicima que os traigo; es muy buena y saludable, y se
emborracha quien la bebe; si queréis beber, emborracharos ha y sanaros ha, y ablandárseos ha el
corazón, y acordárseos ha de los trabajos y fatigas y de la muerte, o de vuestra ida.
6. Y respondió el dicho Quetzalcóatl diciendo: ¡ Oh, viejo !, ¿ a dónde me tenga de ir ?; y le
dijo el dicho viejo: por fuerza habéis de ir a Tullantlapalan, en donde está otro viejo
aguardándoos, él y vos hablaréis, entre vosotros, y después de vuestra vuelta estaréis como
mancebo, y aun os volveréis otra vez como muchacho.
7. Y el dicho Quetzalcóatl, oyendo estas palabras, moviósele el corazón; y tornó a decir el
viejo al dicho Quetzalcóatl: Señor, mande beber esa medicina. Y le respondió el dicho
Quetzalcóatl, diciendo: ¡ Oh, viejo!, no quiero beber !; y le respondió el viejo diciendo: Señor,
bebedla, porque si no la bebéis después se os ha de antojar; a lo menos ponéosla en la frente, o
bebed tantito.
8. Y el dicho Quetzalcóatl gustó y probóla, y después bebióla diciendo: ¿ Qué es esto ?
Parece ser cosa muy buena y sabrosa; ya me sanó y quitó la enfermedad, ya estoy sano. Y más
otra vez le dijo el viejo: Señor, bebedla otra vez porque es muy buena la medicina y estaréis más
sano.
9. Y el dicho Quetzalcóatl bebióla otra vez, de que se emborrachó y comenzó a llorar
tristemente, y se le movió y ablandó el corazón para irse, y no se le quitó del pensamiento lo que
tenía por el engaño y burla, que le hizo el dicho nigromántico viejo; y la medicina que bebió el
dicho Quetzalcóatl era vino blanco de la tierra, hecho de magueyes que se llaman teometl.

154
Por mucho que espere la llegada del pretendido viejo — y en el texto náhuatl sus pajes le
avisan de la trampa — Quetzalcóatl se deja engañar y considera el pulque como un brebaje
saludable al punto de que se cree sanado. Tezcatlipoca le anuncia que volverá rejuvenecido de su
viaje a Tullantlapallan o Tlillantlapallan. Sí rejuvenecerá, pero no volverá tan pronto a Tollan.
En el texto se trata meramente de la embriaguez culpable de Quetzalcóatl. La otra
transgresión, sexual, surgirá del lado de su "complemento" (T.113), Huémac. Pero el episodio de
Xochiquetzal lo volveremos a encontrar en Durán, en una versión a decir verdad bastante
edulcorada:

TEXTO 108. Durán Ritos c.1 (1967, 1: 14):


Queriéndome satisfacer más y sacar algún puntillo del indio que he dicho, para con una palabra
de aquí y otra de allí cumplir mi escritura, le pregunté de nuevo la causa de la salida de aquel
santo varón de esta tierra, el cual me respondió haber sido la persecución de Quetzalcóatl y de
Tezcatlipoca, los cuales eran brujos y hechiceros que se volvían con las figuras que querían.
Preguntéle qué molestias fueron las que le hicieron, el cual dijo que la principal por la que el
santo varón se fue había sido porque estos hechiceros, estando él ausente de su retraimiento, con
mucho secreto le habían metido dentro a una ramera, que entonces vivía, muy deshonesta, que
había (por) nombre Xochiquetzal. Y que volviendo a su celda Topiltzin e ignorando lo que
dentro había, habiendo aquellos malvados publicado cómo Xochiquetzal estaba en la celda de
Topiltzin, para hacer perder la opinión que de él se tenía, y de sus discípulos. De lo cual, como
era tan casto y honesto Topiltzin, fue grande la afrenta que recibió y luego propuso su salida de
la tierra.

Pasemos sobre la asimilación de Topiltzin a Huémac: veremos más adelante que la


confusión es posible e incluso en cierta medida significativa. Menos fácil es admitir que
Quetzalcóatl aparezca como aliado de Tezcatlipoca: mas dejémoslo también : el Quetzalcóatl del
fin es meramente un ser reflejado por el Espejo negro. En cambio sí es deformación intencional
de Durán la manera en que presenta la transgresión con Xochiquetzal. Por ser en su opinión un
santo apóstol cristiano, Topiltzin evidentemente no puede sucumbir a los atractivos de la mujer,
rebajada por la ocasión al rango de ramera, e incluso no pasó ni un rato con ella en la "celda".
Los hechos se reconstituyen sin dificultad teniendo en cuenta las otras versiones. Falta destacar
el detalle de que los adversarios "publicaron" la transgresión ya que confirma la interpretación
sugerida del espejo debajo de la estera (T.104).

Por motivos tendenciosos elucidados páginas atrás, Ixtlilxóchitl presenta a Quetzalcóatl-Huémac


como coetáneo de Cristo (T.13). Desde luego debe introducir bajo otro nombre el personaje del
fin de Tollan. Le llama Topiltzin Meconetzin, "Nuestro Príncipe Hijo del maguey", y hace de él
el hijo de Iztaccaltzin o Tecpancaltzin, mencionado este último igualmente en el Anónimo

155
mexicano y en Torquemada, donde está asimilado a Topiltzin. Ahora bien, Ixtlilxóchitl reparte
entre el padre y el hijo las catástrofes que marcan la caída de Tollan. Paralelamente, en otras
fuentes las catástrofes están asimismo repartidas entre dos figuras, Quetzalcóatl y Huémac,
estando siempre Tezcatlipoca en el origen de todo. Ixtlilxóchitl acata pues la trama general pese
a los nombres insólitos. Según él, conforme con su costumbre de novelar, el drama tiene su
origen en una historia de amor:

TEXTO 109. Ixtlilxóchitl, Historia chichimeca c.3


(1977, 2: 12-13):

Habiendo sucedido Iztaccaltzin en el imperio, reinó cincuenta y dos años, que fue el tiempo que
constituyeron sus antepasados; en cuyo discurso trató amores con Quetzalxochitzin, esposa de un
caballero llamado Papantzin descendiente de la casa real; y en esta señora tuvo este rey a
Topiltzin, y aunque adulterino, le sucedió en el reyno o imperio, que fue en el de 882 de la
encarnación de Cristo nuestro señor, que asimismo se llama ome ácatl; por cuya causa algunos
de los reyes y señores sus vasallos se levantaron contra él: unos pretendiendo para sí el imperio,
pareciéndoles ser más propincuos y dignos de él, y otros en venganza del adulterio, que fueron
los más señalados Coanacotzin, Huetzin y Mixiotzin, reyes y señores que eran de las provincias
que caían en las costas del Mar del Norte. Y es así que habiendo reinado los cincuenta y dos
años referidos el rey Iztaccaltzin, hizo jurar a su hijo Topiltzin, hallándose en la jura algunos de
los reyes y señores que le eran amigos, como fueron Iztacquauhtzin y Maxtlatzin.
Luego que entró Topiltzin en la sucesión del imperio, hubo grandes presagios de su
destrucción, y se cumplieron ciertos pronósticos y profecías que habían pronosticado sus
mayores; que fueron entre otras muchas, que cuando imperase un rey que tuviese el cabello
levantado desde la frente hasta la nuca, como a manera de penacho, en su tiempo había de
acabarse esta monarquía tulteca. Y que asimismo los conejos en este tiempo habían de criar
cuernos como venados, y el pájaro huitzitzilin criar espolón como gallipavo; todo lo cual sucedió
así, porque el rey Topiltzin tuvo el cabello como está dicho, y se vido en el tiempo de su reinado
acaecer lo referido en los conejos y huitzitzilies; y acaecieron otros prodigios de que causó
grande espanto y alteración al rey, y mandó juntar a los sacerdotes y adivinos para que le
declarasen lo que significaba; y habiéndole dicho ser de su destrucción, según por las historias
parece, mandó llamar a sus mayordomos y entregarles sus tesoros, que eran los mayores que
hubo en aquel tiempo, para que los retirasen en la provincia de Quiahuiztlan, temiéndose de los
reyes sus contrarios; y tras de los prodigios y señales comenzó la hambre y esterilidad de la
tierra, pereciendo la mayor parte de las gentes y comiéndose el gorgojo y gusanos los
bastimentos que tenían en sus trojes, y otras muchas calamidades y persecuciones del cielo, que
parecía llover fuego; y fue tan grande la seca que duró veintiséis años, de tal manera que se
secaron los ríos y fuentes.

No es necesario precisar que Quetzalxóchitl es Xochiquetzal para que se reconozca la


transgresión de Quetzalcóatl en esa historia de favorita. En otros pasajes Quetzalxóchitl o
Xóchitl es la hija de Papantzin, el inventor del pulque que viene a presentar su nuevo producto al
rey:

TEXTO 110. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas

156
(1975, 1: 274-75):

Habiendo heredado el señorío de los tultecas, Tecpancalsin, de allí a diez años que gobernaba,
vino una doncella en su palacio, muy hermosa, que había venido con sus padres a traer cierto
regalo para él, y aún dicen y se halla en la historia, que era la miel prieta del maguey y unas
chiancacas, azúcar de esta miel, que fueron los primeros inventores de esto, y como cosa nueva
se lo trajeron al rey a presentar, siendo estos caballeros de sangre noble y de su propio linaje; se
holgó el rey de verlos, y les hizo muchas mercedes, y tuvo en mucho este regalo, y se aficionó
mucho de esta doncella, que se decía Xóchitl, por su belleza, que quiere decir, rosa y flor, [... ...]
[y, más tarde...]
trató con ella cómo él había días que estaba aficionado a ella, rogándole que cumpliera sus
deseos, que él le daba su palabra de hacer muchas mercedes a sus padres y a ella, por lo
consiguiente. En estas demandas y respuestas estuvieron un buen rato, hasta que la doncella,
viendo que no tenía remedio, hubo de hacer lo que el rey le mandaba, y cumplidos sus torpes
deseos la mandó llevar a un lugarcito pequeño fuera de la ciudad, poniéndole muchas guardas.

He aquí juntos en esta fuente los temas de la invención del pulque, la cual ya ocurrió en
el Tamoanchan original de los toltecas (T.11), de la presentación del pulque al soberano de
Tollan (T.106, 107), y del pecado cometido con la doncella. Cada vez resultan catástrofes,
atestadas también en los relatos de Ixtlilxóchitl. Si el autor novela y si se empeña en hacer su
relato agradable y comprensible para europeos, jamás pierde de vista los datos mitológicos
básicos.

La impureza contagiosa

Así pues, por haber sido penetrada por el sol poniente, por haber pecado con Quetzalcóatl, la
diosa telúrica Xochiquetzal sí es el medio utilizado para provocar el acabamiento del Sol de
Tierra, como se ilustra en el Códice Vaticano A. Y por haber sucumbido la encarnación de los
toltecas, la podredumbre se generaliza. Todos se sumen en el estupro. Lo insinúa Torquemada:

TEXTO 111. Torquemada III c.7


(1969, 1: 255, continuación del T.16):

[...] estando [Quetzalcóatl] en Tullan, le cometieron adulterio los señores de allí, especialmente
Tetzcatlipuca, Huemac [...].

Pero Ixtlilxóchitl es otra vez el más explícito, si bien introduce una gran separación
cronológica entre el asunto Xóchitl y sus consecuencias. Al parecer no se da cuenta de que los
"pecados muy graves" que atribuye ahora a Topiltzin son los de Iztaccaltzin:

157
TEXTO 112. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas
(1975, 1: 277):

Había cuarenta años que gobernaba Topiltzin, cuando comenzaron las señales que había
pronosticado el astrólogo Hueman a mostrarse, así en la tierra como en el cielo, el cual casi a los
últimos años de estos cuarenta había cometido pecados muy graves, y con su mal ejemplo, toda
la ciudad de Tula y las demás provincias, ciudades y tierras de tultecos; y las señoras iban a los
templos y a las ciudades de sus santuarios y falsos dioses a romería y se revolvían con los
sacerdotes y hacían otros pecados graves y abominables, entre las cuales fue una señora de Tula,
muy principal a Chulula, a visitar los templos de aquella ciudad, que había setenta y ocho años
que se acabaron de fundar, y especialmente a un templo dedicado al dios ce ácatl, en donde
estaban dos sacerdotes el uno llamado Ezcolotli y el otro Texpólcatl, que, como tengo dicho, los
falsos sacerdotes de los tultecas profesaban castidad y era muy gravísimo pecado si la
quebrantaban; y así Texpólcatl, viendo a esta señora que también había profesado castidad, la
requebró y tuvo su amistad, y parió de él allí a pocos años un hijo que se llamó Izcax, que
después, él y sus descendientes, fueron heredando esta dignidad de falsos grandes sacerdotes, u
pontífices por mejor decir, y estuvo ella casi toda su vida en el templo hecha matrona, hasta su
destrucción; y los inventores de estos pecados fueron dos hermanos señores de diversas partes,
muy valerosos y grandes nigrománticos, que se decían, el mayor, Tezcatlipuca y el menor
Tlatlauhquitezcatelpuca, que después los tultecas los colocaron por dioses, insistiendo el rey,
toda su corte y vasallos a grandes pecados, y haciendo ellos cosas con este mal arte que sabían,
con que fácilmente los persuadieron a grandes pecados y hechos feos y abominables.

La impureza contamina particularmente a la familia de Huémac, el cual, dice Sahagún,


era "señor de los toltecas en lo temporal". Ahondemos más adelante en su identidad mítica. En el
Códice Florentino o en la Historia general sólo se trataba de la culpable embriaguez de
Quetzalcóatl, mas los aspectos sexuales surgen de nuevo en la leyenda de la hija de Huémac:

TEXTO 113. Sahagún III c.5-7


(1956, 1: 281-85, continuación del T.107):

1. Otro embuste hizo el dicho Titlacáuan, el cual se volvió y pareció como un indio
forastero, que se llama toueyo, desnudo todo el cuerpo como solían andar aquellos de su
generación; el cual andaba vendiendo ají verde, y se asentó en el mercado delante del palacio.
2. Y el Huemac, que era señor de los toltecas en lo temporal, porque el dicho Quetzalcóatl
era como sacerdote y no tenía hijos, tenía una hija muy hermosa y por la hermosura codiciábanla
y deseábanla los dichos toltecas para casarse con ella; y el dicho Huemac no se la quiso dar a los
dichos toltecas.
3. Y la dicha hija del señor Huemac miró hacia el tiánguez y vió al dicho toueyo desnudo, y
el miembro genital, y después de lo haber visto la dicha hija entróse en palacio y antojósele el
miembro de aquel toueyo, de que luego comenzó a estar muy mala por el amor de aquello que
vió; hinchósele todo el cuerpo, y el dicho señor Huemac supo cómo estaba muy mala la hija, y
preguntó a las mujeres que guardaban la hija: ¿ Qué mal tiene mi hija ? ¿ qué enfermedad es ésta,
que se le ha hinchado todo el cuerpo ?
4. Y le respondieron las mujeres diciendo: Señor, de esta enfermedad fué la causa y ocasión
el indio toueyo, que andaba desnudo y vuestra hija vió y miró el miembro genital de aquel
toueyo, y está mala de amores.

158
5. Y el dicho señor Huemac, oídas estas palabras, mandó diciendo: ¡ Ah toltecas ! buscadme
al toueyo que anda por aquí vendiendo ají verde; por fuerza ha de parecer.
6. Y así lo buscaron en todas partes, y no pareciendo, subió un pregonero a la sierra que se
llama Tzatzitépec, y pregonó diciendo: ¡ Ah toltecas ! si halláis un toueyo que por aquí andaba
vendiendo ají verde, traedlo ante el señor Huemac; y así buscaron en todas partes y no le
hallaron y vinieron a decir al señor Huemac, que no parecía el dicho toueyo; y después pareció el
dicho toueyo asentado en el tiánquez donde antes había estado vendiendo el dicho ají verde.
7. Y como le hallaron luego fueron a decir al señor Huemac cómo había parecido el dicho
toueyo; y dijo el señor: Traédmelo acá presto y los dichos toltecas fueron por él, a llamarle, y
traer al dicho toueyo, y traído ante el señor Huemac, dijo el señor Huemac, preguntando al dicho
toueyo: ¿ de dónde sois ? Y respondió el dicho toueyo diciendo: Señor yo soy forastero, vengo
por aquí a vender ají verde.
8. Y más le dijo el señor al toueyo: ¿ dónde os tardastes ? ¿ por qué no os ponéis el maxtli y
no os cubrís con la manta ? Y le respondió el dicho toueyo diciendo: Señor, tenemos tal
costumbre en nuestra tierra;
9. Y el señor le dijo al dicho toueyo: vos antojastes a mi hija, vos la habéis de sanar; y
respondió el dicho toueyo diciendo: Señor mío, en ninguna parte puede ser esto, mas matadme,
yo quiero morir porque yo no soy digno de oír estas palabras, viniendo por aquí a buscar la vida
vendiendo ají verde.
10. Díjole el señor: por fuerza habéis de sanar a mi hija; no tengáis miedo. Y luego
tomáronle para lavarle y trasquilarle, y le tiñeron todo el cuerpo con tinta y le pusieron el maxtli,
y le cubrieron con una manta al dicho toueyo, y díjole el señor Huemac: anda y entra a ver a mi
hija, allá dentro donde la guardan;
11. y el dicho toueyo así lo hizo, y durmió con la dicha hija del señor Huemac, de que luego
fué sana y buena; y de esta manera el dicha toueyo fué yerno del dicho señor Huemac.

(Capítulo 6)
1. Después de cumplido y hecho el matrimonio del dicho toueyo con la hija del señor
Huemac, los dichos toltecas comenzaron a enojarse y decir palabras injuriosas y afrentosas
contra el señor Huemac, diciendo entre sí: ¿ por qué el señor Huémac casó la hija con un
toueyo ?
2. Y como el dicho señor Huemac entendió y oyó las palabras afrentosas que contra él
decían los dichos toltecas, llamóles diciendo: venid acá, yo he entendido todas las palabras
injuriosas que habéis dicho contra mí por amor de mi yerno que es un toueyo; yo os mando que
le llevéis disimuladamente a pelear a la guerra de Zacatepec y Coatepec, para que le maten
nuestros enemigos.
3. Y así oyendo estas palabras del dicho señor Huemac, los toltecas armáronse y juntáronse
y fueron a la guerra con muchos peones, y con el yerno toueyo del dicho señor Huemac; y en
llegando al lugar de la pelea enterráronle al dicho toueyo para aguardar a los enemigos, con los
pajes, enanos y cojos; después de haber enterrado a todos aquellos enanos y cojos — que es
ardid que ellos solían tener y hacer en la guerra — los dichos toltecas fueron a pelear contra los
enemigos de Coatepec; y el dicho toueyo decía a los dichos pajes, enanos y cojos: No tengáis
miedo, esforzaos porque a todos nuestros enemigos hemos de matar.
4. Y los dichos enemigos de Coatepec prevalecían, persiguiendo y venciendo a los toltecas,
los cuales huían delante de los enemigos y escapándose de las manos de los enemigos; y astuta y
engañosamente los dichos toltecas dejaron al dicho toueyo solo, enterrado con los dichos pajes,
huyéndose de los enemigos; y habían pensado que los dichos enemigos matarían al dicho toueyo
con los pajes, porque estaba solo con los dichos pajes.
5. Y se vinieron a decir y dar noticia al señor Huemac diciendo: Señor, ya hemos dejado a
vuestra yerno toueyo solo en la guerra, con los pajes, en poder de los enemigos; y como el señor

159
Huemac había oído la traición que habían hecho los dichos toltecas con el yerno toueyo, holgóse
mucho, pensando que ya era muerto el dicho yerno toueyo, porque tenía gran vergüenza de tener
tal yerno forastero, toueyo.
6. Y el dicho toueyo, estando enterrado, miraba a los enemigos y decía a los dichos pajes:
no tengáis miedo; ya se llegan contra nosotros los enemigos, yo sé que los tengo de matar a
todos; y así se levantó y salió contra los enemigos de Coatepec y Zacatepec, persiguiéndoles y
matándoles sin número.
7. Y como esto vino a noticia del señor Huemac espantóse y pesóle mucho, y llamó a los
dichos toltecas diciéndoles: Vamos a recibir a nuestro yerno.
8. Y así fueron a recibirle con el señor Huemac, llevando consigo unas armas o divisas que
se llaman quetzalapanecayotl, y rodelas que se llaman xiuhchimali, y las dieron al dicho toueyo,
y así lo recibieron bailando y cantando y tañendole las flautas con los dichos pajes, con mucha
victoria y alegría, y todos los dichos toltecas, en llegando al palacio de dicho señor Huemac
emplumáronle la cabeza y tiñeronle todo el cuerpo con color amarillo, y la cara con color
colorado, y a los pajes.
9. Este es el regalo que solían hacer a los que venían con victoria de la guerra.
10. Y después le dijo el señor Huemac al dicho yerno: ahora ya estoy contento de lo que
habéis hecho, y los toltecas están ya contentos; muy bien lo habéis hecho con los enemigos;
descansad y reposad.

(Capítulo 7)
1. Otro embuste hizo el dicho nigromántico que se llamaba Titlacáuan. Después de haber
peleado y vencido a los dichos enemigos, y así estando emplumado todo el cuerpo, con la pluma
que se llama tociuitl, mandó que danzasen y bailasen todos los toltecas e hizo pregonar a un
pregonero en la sierra de Tzatzitépec, diciendo que todos los indios forasteros viniesen a una
fiesta a danzar y bailar,
2. y luego vinieron muchos indios, sin número, a Tulla, y en juntándose todos fué el dicho
Titlacáuan a un lugar que se llama Texcalapan, con toda la gente, que no se podía contar, así
mancebos como mozas, y comenzó a bailar y danzar y a cantar el dicho negromántico
Titlacáuan, tañendo el atambor;
3. y toda la gente asimismo comenzaba a bailar y holgarse mucho, cantando el verso que
cantaba el dicho nigromántico, diciendo y cantando cada verso a los que danzaban; luego
comenzaban todos a cantar el mismo verso aunque no sabían de memoria el cantar,
4. y comenzaban a cantar y bailar a la puesta de sol, hasta cerca de la media noche, que se
llamaba tlatlapitzalizpan, y porque era muy mucha la gente la que danzaban, empujándose unos
a otras y muy muchos de ellos caían, despeñándose en el barranco del río que se llama
Texcallauhco, y se convertían en piedras; y en el dicho río había una puente de piedra, y el dicho
nigromántico quebróla y todos los que iban a pasar por la dicha puente caíanse y despeñábanse
en el dicho río, y se volvían en piedras;
5. y en el dicho río había una puente de piedra, y el dicho nigromántico quebróla y todos los
que iban a pasar por la dicha puente caíanse y despeñabanse en el dicho río, y se volvían en
piedras.
6. Y todo esto que hacía el dicho nigromántico no sentían ni miraban los dichos toltecas,
porque estaban como borrachos, sin seso; y todas las veces que bailaban y danzaban los dichos
toltecas, como se empujaban unos a otros, despeñabanse en el dicho río.

En el Tamoanchan original de los toltecas, la invención del pulque tuvo por consecuencia
la embriaguez del rey huaxteco que se mostró desnudo y seguió el exilio del paraíso. Aquí
tenemos la embriaguez de Quetzalcóatl y luego la aparición de su adversario disfrazado de
toueyo, es decir de huaxteco desnudo, y resultará el fin de Tollan. La transgresión y el
160
quebrantamiento del árbol marcan el término de una edad. Se instala el desorden en todos los
niveles, moral, social, familiar, político; aparecen la muerte, la guerra, la deslealtad. La
muchacha enferma de un deseo inmoderado al ver un miembro viril aventajado; el indigno
vendedor de ají, extranjero además y huaxteco, se casa con la princesa; los toltecas celosos o
indignados riñen con Huémac; éste quiere matar a su yerno; hay guerra en Coatépec y
Zacatépec... Y todo esto por los simulacros y espejismos de Tezcatlipoca. Los toltecas se hacen
engañar sin cesar. Lo más evidentemente, por supuesto, cuando la multitud, incapaz de percibir
la realidad y como embriagada, se deja llevar en una zarabanda infernal. Luego cuando la
princesa se consume en el deseo del falso toueyo, cuando Huémac niega la vida que finge
ofrecerle el extranjero y más tarde cuando piensa haberlo eliminado y cuando le ve volver
victorioso. Otro trastorno de situación: en Xibalbá también, los Señores pensaron haber matado a
los gemelos mas los vieron volver para perderlos (T.58).
Quedó dicho ya que, de acuerdo con Sahagún, Tezcatlipoca viene flanqueado del Sol
azteca del porvenir, Huitzilopochtli (T.107 §1). Estamos pues en presencia de una versión
transmitida por los mexicas, que quieren dar toda su significación al cambio de edad. En
Coatépec su propio dios, el astro naciente, salió armado del vientre de su madre la tierra para
triunfar de sus enemigos. Aquí, en otra batalla de Coatépec, volvemos a encontrar una
transposición atenuada de este mito. La fosa en la tierra (T.113 c.6) corresponde al vientre de la
madre; el toueyo, personaje casi real por ir acompañado por una corte de enanos y cojos,
desempeña el papel de Huitzilopochtli. En el mito de Coatépec consoló a su madre diciéndole
que no temiese; aquí, da ánimo a sus compañeros. Por último, emerge de la fosa-vientre y
extermina a gran cantidad de enemigos.
Hay más. Según algunas tradiciones mesoamericanas, al levantarse por primera vez, el
sol petrificó muchos seres que vivían en la tierra (Popol Vuh 1985: 182). Aquí la acogida triunfal
en Tollan del vencedor de Coatépec resulta en la transformación en piedras de numerosos
toltecas. El toueyo prefigura la emergencia del nuevo Sol Huitzilopochtli : lo adorna Huémac
con un atavío del sol tolteca desvaneciente, el apanecáyotl (Sahagún 1927: 310).
Si en el Texto 113 es la hija de Huémac la que se entrega a deseos sexuales inmoderados,
en los Anales de Cuauhtitlan en cambio es el mismo Huémac:

TEXTO 114. Anales de Cuauhtitlan 8


(1945: 12-13, cambios subrayados):

Luego se entronizó Huémac, cuyo nombre de soberano real fué Atecpanécatl. Es de saber que su
glosa es extensa en un libro aparte. Cuando se entronizó, hacía poco que se había casado. Se casó
con la llamada Coacueye, mujer valiente (mocihuaquezqui), a quien instruyó el diablo en el lugar
nombrado Coacueyecan, de donde era la citada Coacue; sus caderas eran tan anchas como una
161
brazada, etcétera. Cuando esto sucedió, fué a traer de Xicócoc a un tlenamácac (sacerdote,
vendedor de fuego, sahumador), de nombre Quauhtli. El cual se sentó luego en la estera y silla
de Quetzalcóhuatl (a regir y gobernar): por tanto, vino a ser imagen y semejanza de Quetzalcoatl
y guardián de los dioses (sacerdote) en Tollan. Le substituyó Huémac, que hacía de Quetzalcoatl,
del que fueron entonces a burlarse las diablesas y él tuvo parte con ellas; las cuales eran el diablo
Yaotl (enemigo) y el que se dice Tezcatlipoca, que había vivido en Tzapotlan y de allá vino a
engañar a Huémac. Cuando se volvieron mujeres y tuvo parte con ellas, al punta cesó de hacer
de Quetzalcoatl. Ya se ha dicho que él se substituyó a Quauhtli, etc.

Habiendo desmerecido Quetzalcóatl, parece que un tal Cuauhtli, Águila, toma su lugar
como símbolo solar mientras que Huémac juega también el papel de Serpiente Emplumada hasta
el momento en que se deja seducir por la mujer muerta en el parto (mocihuaquetzqui, "la que se
yergue como mujer"; Coacueye es uno de los nombres de la madre de Topiltzin: T.106) o por
Tezcatlipoca y Yáotl ("Guerra": epíteto del Espejo Humeante) bajo la apariencia de mujeres.

Aunque redactada en náhuatl, la Historia tolteca-chichimeca presenta del fin de Tollan una
versión muy abreviada cuya razón de ser aparecerá más adelante. Pero en esta fuente
encontramos otra vez el gusto de Huémac por mujeres opulentas, gusto desastroso ya que
desemboca en conflicto, matanza, sacrificios humanos y separación de los habitantes de Tollan:

TEXTO 115. Historia tolteca-chichimeca 2r-2v


(1976: 133-135, 142):

Y en verdad [Huémac] fue el ueyo de Tezcatlipoca, fue obra suya, para que se desbarataran, para
que se alteraran los tolteca chichimeca con los nonoualca chichimeca; para que se enfrentaran los
tolteca con su complemento los nonoualca.
Y cuando ya era joven Memac [Huémac], luego ya les ordena a los nonoualca para que
vigilen su casa. Y luego le dijeron los nonoualca: — Así sea, mi pilli [príncipe]. Hagamos lo que
tú deseas. Luego ya los nonoualca vigilan la casa de Uemac. Y luego les pide mujer, le dice a los
nonoualca: — ustedes me darán mujer, les ordeno que sea de caderas de cuatro cuartas de ancho.
Le dijeron los nonoualca: — Así sea. Busquemos primero dónde tomaremos la de caderas de
cuatro cuartas de ancho.
Y luego vinieron y tomaron cuatro mujeres, aún no jugadas, que no eran de la medida. Le
dijo a los nonoualca: — No llegan a lo que deseo, sus caderas no llegan a cuatro cuartas, las
quiero muy grandes. Luego los nonoualca se enojaron mucho y se fueron. Luego ya los
nonoualca las toman, luego ya las atan en el itzteuepalli (losa de obsidiana) [q.d., las sacrifican
por flechamiento]. Y cuando se enojan los nonoualca, dicen: — ¿Quién ya se burla de nosotros?
Acaso [Huémac] es aconsejado por el tolteca ¡ Vamos !; ¡ Hagamos la guerra ! ¿ Dónde iremos a
tomar lo que nos pide ?
Y luego los nonoualca tomaron rápidamente el escudo, la macana y la flecha. Luego ya el
complemento de los tolteca hace la guerra, se matan. Mucho se enojaron los nonoualca. Ellos ya
lastiman a los tolteca que eran complemento de Uemac. Dicen Icxicouatl y Quetzalteueyac: ¿ Por
qué se lucha ? ¿A causa de qué ya se destruye el tolteca ? ¿ Acaso esto yo lo inicié ? ¿ Acaso yo

162
he pedido la mujer por la que ya nos enfrentamos, por la que ya nos hacemos la guerra ? ¡Que
muera Memac, que nos hizo pelear!
Luego ya los nonoualca Xelhuan, Ueuetzin, Quauhtzin y Citlalmacuetzin les dicen: —
No se enojen ustedes mis pilli. ¿ Acaso yo lo hago ? ¡ Que muera Uemac ! Y cuando Uemac se
enteró de que ya se ponían de acuerdo los tolteca y los nonoualca, luego huye Uemac. Y luego
ya lo persiguen los nonoualca. Lo vienen flechando. Le vienen gritando, vienen gritando como
coyotes.
Al perseguirlo vinieron a meterlo en la cueva de Cencalco. Luego ya lo atacan. Lo fueron
a coger de los cabellos, lo sacan. Luego ya a la orilla de la cueva lo sacrificaron por
flechamiento, lo mataron. Y cuando murió Uemac luego ya se van a Tollan los nonoualca
Xelhuan y Ueuetzin [y los tolteca] Icxicouatl y Quetzalteueyac.
Y cuando llegaron a Tollan luego se reunieron, conversaron los nonoualca, dijeron:
Vengan, escuchen: — ¿ Qué personas somos ? ¿ Quizá hemos cometido una falta y algo vaya a
suceder a nuestros hijos, a nuestros nietos ? ¡ Vámonos ! ¡ Dejémos la tierra ! ¿ De qué manera
aún viviremos si ya nos enemistó, si ya nos enfrentó Uemac ? ¡ Abandonemos a los tolteca !
Luego ya de noche salen. Toman toda la propiedad de Quetzalcouatl, todo cuanto tenía,
etc.
[... ...]
Cuando Uemac los hizo pelear entre sí, se dividieron y se fueron los nonoualca, pero los tolteca
chichimeca permanecieron aún 15 años en Tollan. Ya dicen: — ¿ Qué haremos ? Ya nos
abandonó, ya se fue el nonoalca. También vámonos. ¿ Como nos verán los que están aquí cerca
de nosotros ? ¡ Vámonos, abandonemos la tierra !

Huémac Atecpanécatl

En llegando a este punto tenemos que adentrarnos en el papel de Huémac. Se ha señalado ya su


asimilación a Quetzalcóatl por Ixtlilxóchitl y Durán (T.13, 108). En Sahagún y los Anales de
Cuauhtitlan es la víctima de Tezcatlipoca, al mismo título que Quetzalcóatl. El Códice Ríos lo
llama Tótec, "Vuestro señor" y lo asimila a Xipe Tótec, el dios vestido de una piel de desollado
que simboliza la suciedad (Graulich 1981b), calificándole de compañero de Topiltzin:

TEXTO 116. Códice Vaticano A o Ríos 8r (1964: 30-31):


Entre los que principiaron a seguir a Quetzalcoatle en su austeridad y penitencias, es muy
señalado este Tótec, que por ser gran pecador, estuvo primero en la casa del llanto que se decía
Tlaxapuchicalco y, terminada su penitencia subió sobre el monte llamado Catçitepetli, que quiere
decir montaña que habla, la cual está muy llena de espinas, y prosiguiendo allí su penitencia
gritaba desde allí muy fuerte reprendiendo desde aquel lugar a su pueblo de Tulan llamándole a
que viniera a hacer penitencia con él del grandísimo pecado en que había incurrido por haberse
olvidado de servir y sacrificar a sus dioses y por haberse dado tanto a los placeres. Dicen que
Tótec andaba vestido con una piel humana y así duró hasta estos tiempos cuándo los iluminó
Dios en su ceguedad con la venida de la nación española.

163
Pero en la Historia tolteca-chichimeca Huémac es una criatura de Tezcatlipoca mientras
que en Muñoz Camargo, seguido por Torquemada (T.111), se confunde con él:

TEXTO 117. Muñoz Camargo I c.1 (1892: 5-6):


[...] mas en efecto, después que Tezcatlipoca Huemac vino en demanda de Quetzalcohuatl, se
hizo tanto de temer de las gentes, como no les oviese hallado, hizo matanzas á toda la tierra, de
suerte que se hizo temer y adorar por dios, tanto y de tal manera, que pretendió escurecer la fama
de Quetzalcohuatl, que vino á señorear la provincia de Cholula, y Quauhquecholla, Izúcar y
Atlixco, y todas las provincias de Tepeyacac, Tecamachalco, Quecholac, Teohuacan; de tal
manera que no había provincia de éstas que no le adorasen por dios; y ansí no fué menos en la
provincia de Tlaxcala, que entre todos los dioses lo ponían por el primero y más valiente, ansí en
ánimo como en fuerzas, industrias y mañas, otro no se le igualaba, y ansí en la mayor parte de
esta Nueva España fué muy conocido y por Dios adorado; [...].

TEXTO 118. Torquemada III c.7 (1969, 1: 256):

[...] aviendo ido muchos de ellos a las provincias de Huaxyacac, á poblar por mandado del dicho
Quetzalcohuatl, tuvo noticia como Huemac (su grande enemigo) venía con muchas gentes en su
demanda, y por todas las partes que llegaba, venia destruiendo, y talando todas las cosas que
hallaba por las provincias, por donde pasaba, y haciendo muchas crueldades, y tiranias. Y como
este dicho Quetzalcohuatl, tenia al rey Huemac, por grande guerrero, no le quiso aguardar, y
determinó salirse de la ciudad; y asi lo hiço, y se fue con mui gran parte de su gente, dando color
de su ida, con decir, que iba a visitar otras provincias, y gentes, que avia embiado á poblar las
tierras de Onohualco, que son vecinos de el mar, y son las que aora llamamos Yucatan, Tabasco,
y Campech, que todas aquellas provincias, las nombraban estos naturales, en su gentilidad,
Onohualco.
Finalmente, viendo Quetzalcohuatl, que venia contra él, el dicho Huemac, con tan
grandes exercitos, y poderes, no lo quiso esperar, y pudo ser, que lo reusase por hallarse ya mui
viejo, ò por no tener mas reencuentros con él, ni poner en condicion, y peligro, sus glorias, y
gentes, recelando perderlas, ò por conservar lo que tenía ganado, y poblado, cuio intento no
sabemos. Solo se dice, que se fue, y no quiso aguardarlo.
Llegando Huemac al sitio, y lugar donde entendió hallar á su enemigo Quetzalcohuatl, y
sabiendo, que se le avia ido, sintiòlo mucho, y con el enojo que recibiò, hiço grandes matanças
en todos los que pudo aver de la tierra, y à tanto llegò el temor que le cobraron, que se hiço
adorar por Dios, pretendiendo en esto destruir, y obscurecer la forma, que avia dejado en aquella
ciudad Quetzalcohuatl, y hacerse señor, no solo de la ciudad de Cholullan; pero también de la de
Quauhquechulan, Itzyucan, Atlixco, y todas las provincias de Tepayacac, Tecamachalco,
Quecholac, y Tehuacan; de todo lo qual fue rei, y señor, y aun despues adorado por Dios de
todos ellos.

Este Huémac en tanto que guerrero temible corresponde probablemente a aquel Huetzin
que, junto con dos otros reyes, habría hecho estragos en el imperio de Topiltzin:

TEXTO 119. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de la historia


(1975, 1: 531; continuación del T.80):

164
[...] por cuya causa algunos de los reyes y señores sus vasallos se levantaron contra él, unos
pretendiendo para sí el imperio pareciéndoles ser más propincuos y dignos de él, y otros, en
venganza del adulterio, en especial Coanacotzin, Huetzin, Mixoyotzin, reyes y señores que eran
de las provincias que caían en la costa del Mar del Norte [... ...] vinieron los tres reyes referidos
con un poderoso ejército y a pocos lances se apoderaron de la ciudad de Tula, cabecera del
imperio y aunque salieron de ella huyendo el rey Topiltzin, y a pocas jornadas le fueron dando
alcance y matando su gente [...].

Exceptuando a Chimalpahin (1958: 8-13) — que por otra parte no vincula


acontecimiento alguno con Huémac — todas las fuentes lo afirman coetáneo o posterior a
Quetzalcóatl. Es de todas maneras en torno a esas dos figuras que se cristalizan los desastres de
Tollan. Ahora bien, al principiar la edad actual hubo igualmente dos protagonistas: los gemelos
Sol y Luna en el Popol Vuh, Quetzalcóatl-Nanáhuatl y 4 Pedernal-Tecciztécatl-Metztli o
Apanécatl-Atecpanécatl en las versiones del Altiplano mexicano. Y uno de los nombres de
Huémac es precisamente Atecpanécatl...
Se aclara por lo tanto la posición de Huémac: es la luna. Si se le pinta como ávido de
mujeres, es porque Luna es amante y "floreador de mujeres" (T.64; Ichon 1969: 95). Si Huémac
se encarniza en perseguir a Topiltzin es porque la luna va en pos del sol. El mismo motivo
explica por qué se presenta siempre a Huémac actuando después de Quetzalcóatl. Es por ser el
hombre de las falsas apariencias que, más aún que Quetzalcóatl, se deja engañar por pareceres
delusivos (T.113-15). Si se le asimila a Xipe, dios de la impureza, es porque en Teotihuacan
Luna se echó a las cenizas (T.53).
La manera en que muere Huémac es particularmente significativa. Se dice que en
Chapultépec entró en una cueva llamada Cincalco donde se suicidó, o que se ahorcó desesperado
o que fue muerto a flechazos (T.115, 144-47). Así pues, al matarse en una cueva, actúa de la
misma manera que el hombre que, en la versión de Olmos (citada por Mendieta, T.54), se
transformó en luna a principios de la era presente.
Por otra parte, el sacrificio a flechazos está relacionado con la tierra y la luna. En cuanto
al ahorcamiento, no se conocen sus connotaciones entre los mexicanos, pero entre los mayas los
suicidas por ahorcamiento iban al paraíso del dios de la lluvia (Landa c.33; 1959: 60). Los
llevaba ahí Ix Tab, la "diosa de la cuerda", en la que Thompson (1970: 301) reconoce a la luna.
Huémac, fallecido en la cueva de Cincalco, del "Lugar de la casa del maíz" se vuelve el
señor de un más allá que se consideraba muy parecido al paraíso de Tláloc:

TEXTO 120. Durán, Historia c.67 (1967, 2: 493):

165
El cual lugar era muy ameno y recreable, donde los hombres vivían para siempre, sin morir, y
que, según la relación que le [es decir Moteczuma II] habían dado, era el lugar de aguas muy
cristalinas y claras y de mucha fertilidad e todo género de bastimentos y frescura de rosas y
flores, [...].

Durán, al que debemos esta descripción, relata que al acercarse Cortés, Moteczuma quiso
huir a aquel paraíso. Habiendo mandado ofrecer pieles de desollados a Huémac (recuérdese su
asimilación a Xipe), cierta noche se hizo llevar en canoa donde debía esperarle el señor de
Cincalco. Y,

TEXTO 121. Durán, Historia c.67 (1967, 2: 495):


[...] vido encima del cerro de Chapultepec una cueva tan encendida que con su luz se parecían las
cosas de la ciudad y los cerros y árboles como si fuera de día, y entendiendo ser aquel Uemac
que venía por él, mandó a sus corcovados que remasen a toda prisa.

¿ No es indudable que esa cueva tan luminosa encima del cerro de Chapultépec es la luna
llena ? Los informantes de Sahagún decían al respecto que la plena luna alumbra igual que el sol
y que cuando brilla, es como en pleno día (Sahagún VII Ap.; 1950-81, 7: 38-40). En entrando en
una cueva para morir, Huémac-Luna llegó muy naturalmente a ser el dueño de un paraíso en la
luna. A esta se la figura a menudo en los códices como un recipiente hueco semejante a una
cueva.
Siendo Huémac la luna del Sol que se termina, se comprende que pueda casi confundirse
por un lado con Quetzalcóatl, falso sol "lunar" del poniente, parecido a Tláloc, y por otro lado
con el nocturno Tezcatlipoca. En las narraciones de la creación de los astros a principios de la
edad vimos a Luna casi en las mismas condiciones que Sol (T.57) o su competidor (T.52), o
cayendo en las cenizas, es decir en la impureza (T.53), o adversario declarado de Sol (T.48, 51).
Al cabo de la epopeya tolteca los mitos presentan a Huémac Atecpanécatl exactamente
en las mismas situaciones. Sin embargo, hay modificaciones notables. Cuando son enemigos, es
Luna quien pone en fuga al (falso) sol. Mientras que al principio Quetzalcóatl-Nanáhuatl era el
guerrero y Luna más bien el sacerdote, ahora es al revés. ¿ No se dice que Huémac "era señor de
los toltecas en lo temporal, porque el dicho Quetzalcóatl era como sacerdote" (T.113 §2) ? En
una ciudad que funciona bien, el rey, representante del sol, asume el mando exterior y conduce la
guerra mientras que el "virrey", el cihuacóatl ("mujer-culebra") lunar, se ocupa con los asuntos
internos y el culto. Uno de los títulos del cihuacóatl más celebre, Tlacaélel, era precisamente el
de atecpanécatl, como Huémac (ver Brundage 1972: 321 nota 13; Klein 1981). Mas en la Tollan
crepuscular Quetzalcóatl Sol ya no hace su oficio y es Huémac quien debe actuar en su lugar, a
pesar de seguir dotado de todas esas características lunares.
166
CAPITULO VII
EL FIN DE TOLLAN

Las catástrofes

Quetzalcóatl ha pecado, la pestilencia se ha propagado entre los toltecas; Huémac siembra la


discordia, que quiera, que no quiera; Tezcatlipoca triunfa en toda la línea y se pone a exterminar
de veras a la población obcecada:

TEXTO 122. Sahagún III c.8-11


(1956, 1: 285-88, continuación del T.113):

1. Otro embuste hizo el dicho nigromántico, el cual pareció como un hombre valiente que se
llamaba tequiua, y mandó a un pregonero que pregonase y llamase a todos los comarcanos de

167
Tulla para que viniesen a hacer cierta obra en una huerta de flores que se llama Xochitla, para
beneficiar y cultivar la dicha huerta, porque así la llaman Xochitla. — Dízque era huerta del
dicho Quetzalcóatl .
2. Y así lo hicieron todos, y vinieron a hacer la dicha obra en la dicha huerta de
Quetzalcóatl y en juntándose todos los dichos toltecas, luego comenzó el dicho nigromántico a
matar a los dichos toltecas, achocándolos con una coa; y mató muy muchos de ellos, sin cuento;
y otros íbanse huyendo por escaparse de sus manos, y en tropezando y cayendo luego morían, y
otros empujaban unas a otros y todos así se mataban.

(Capítulo 9)
1. Otro embuste hizo el nigromántico ya dicho. Asentóse en medio del mercado del tianquez y
dijo llamarse Tlacauepan, y otro nombre, Cuexcoch; y hacía bailar un muchachuelo en la palma
de sus manos — dicen que era Huitzilopochtli — ;
2. y le ponía danzando en sus manos al dicho muchachuelo y como lo vieron los dichos
toltecas todos se levantaron y fueron a mirarle, y empujábanse unos a otros, y así murieron
muchos ahogados y acoceados, y esto acaeció muy muchas veces, que los dichos toltecas se
mataban empujándose unos a otros.
3. Dijo el dicho nigromántico a los dichos toltecas: ¡ Ah toltecas ! ¿ Qué es esto ? ¿ Qué
embuste es éste como no lo sentís ? Un embuste que hace danzar al muchachuelo. ¡ Matadlos y
apedreadlos !
4. Y así mataron a pedradas al dicho nigromántico y al muchachuelo; y después de haberlo
muerto comenzó a heder el cuerpo del dicho nigromántico, y el hedor corrompía el aire, que de
donde venía el viento llevaba muy mal hedor a los dichos toltecas, de que muy muchos se
morían.
5. Y el dicho nigromántico dijo a los dichos toltecas: Echadlo por allí a este muerto, porque
ya se mueren muy muchos de los toltecas del hedor del dicho nigromántico.
6. Y así lo hicieron los dichos toltecas, y ataron al muerto con unas sogas, para llevar y
echar al muerto que hedía y pesaba tanto que los dichos toltecas no podían llevarlo.
7. De antes pensaban que presto le echarían fuera de Tulla, y un pregonero pregonó
diciendo: ¡ Ah toltecas ! veníos todos y traed vuestras sogas para atar al muerto y echarle fuera.
8. Y en juntándose todos los dichos toltecas luego ataron al muerto con las sogas, y
comenzaron a llevarle arrastrando al dicho muerto diciendo entre sí: ¡ Oh toltecas, ea pues
arrastrad a este muerto con vuestras sogas !
9. Y el dicho muerto tanto pesaba que no le podían mover, y quebrábanse las sogas, y
quebrándose una soga los que estaban asidos a ella caían y morían súbitamente, cayendo unos
sobre otros; y así, no pudiendo arrastrar al dicho muerto, dijo el dicho nigromántico a los dichos
toltecas: ¡ Ah toltecas, este muerto quiere un verso de canto !
10. Y él mismo dijo el canto diciéndoles: ¡ Arrastradlo, al muerto, Tlacauépan nigromántico !
Y así, en cantando este verso luego comenzaron a llevar arrastrando al muerto, dando gritos y
voces, y en quebrando una soga todos los que estaban asidos a la soga morían; y los que se
empujaban unos a otros y los que caían unos sobre otros, todos morían; y llevaron el muerto
hasta el monte, y los que volvieron no sentían aquello que les había acaecido porque estaban
como borrachos.

(Capítulo 10)
1. Otro embuste hizo el dicho nigromántico en el dicho Tulla. Es que dicen, que andaba volando
una ave blanca que se llama iztaccuixtli pasada con una saeta, algo lejos de la tierra, y
claramente la veían los dichos toltecas mirando hacía arriba.
2. Otro embuste hizo el dicho nigromántico, que fué de los dichos toltecas, los cuales veían
de noche una sierra que se llama Zacatepec ardiéndose, y las llamas parecían de lejos; y al
tiempo que la veían alborotábanse y daban gritos y voces, y estaban desasosegados y decían unos
a otros: ¡ Oh toltecas, ya nos acaba la fortuna, ya perecemos, ya se acaba Toltecáyotl, ya nos

168
vino la mala ventura ! ¡ guay de nosotros ! ¿ a donde iremos ? ¡ oh desventurados de nosotros,
esforzaos !
3. También otro embuste que fué de los dichos toltecas, lo cual hizo el dicho nigromántico,
que llovió sobre ellos piedras y después de pasado esto cayóles del cielo una piedra grande que
se llamaba techcatl [piedra de sacrificios], y desde entonces andaba una vieja india en un lugar
que se llama Chapultepec Cuitlapilco, o por otra nombre Huetzinco, vendiendo unas banderillas
de papel diciendo : ¡ A las banderas !
4. Quien se determinaba a morir luego decía: compradme una banderilla, y siéndole
mercada la banderilla luego se iba a donde estaba la dicha piedra techcatl, y allí le mataban. Y no
había quien dijese: ¿ qué es esto que nos acontece ? y estaban como locos.

(Capítulo 11)
1. Item: otro embuste hizo el dicho nigromántico contra los dichos toltecas. Dicen que todos los
mantenimientos se volvieron acedos y nadie los podía comer, y una india vieja pareció — dicen
que era el mismo nigromántico, el cual pareció como una india vieja —; y asentóse en un lugar
que se llama Xochitla, y tostaba el maíz, y el olor del dicho maíz tostado llegaba a los pueblos de
toda la comarca;
2. y cuando olían los dichos toltecas el maíz, luego venían corriendo y en un momento
llegaban al dicho lugar Xochitla, donde estaba la dicha vieja, porque dicen que los toltecas eran
ligeros y aunque estaban muy lejos venían presto y llegaban a donde querían; y todos cuantos
venían de los dichos toltecas y se juntaban los mataba la dicha vieja, y ninguno de ellos se
volvía.
3. Gran engaño y burla les hacía, y mató muy muchos toltecas el dicho nigromántico, por el
dicho embuste que les hizo.

Es el fin de un Sol de Tierra: por eso la tierra desempeña un papel importante en la


desaparición de los toltecas. Ya vimos a éstos derrumbados en su seno, en una barranca (T.113
c.7) y transformados en piedras. También se hacen aplastar por lluvias de piedras, o se hacen
labrar como si fueran tierra en el jardín florido de Xochitla. Además, la tierra les niega sus frutas,
hay hambre y van a hacerse matar en este mismo jardín que acaso puede calificarse de jardín de
la diosa de la tierra Xochiquetzal. Por último, un Sol de Tierra significa el derrumbe de la
bóveda celeste sobre la tierra y el aplastamiento de los hombres. Si para el caso no hay mención
de tal derrumbe en este fin de Sol que no se profiesa abiertamente como tal, sí hay aplastamiento
de no pocos toltecas, ora al tropezar o empujarse, ora al romperse las cuerdas hechas para llevar
el cuerpo excesivamente pesado, excesivamente terrestre.
En el Anónimo mexicano y Torquemada, es indudablemente Tezcatlipoca el gigante que
aterroriza o aquel otro que ensarta a los toltecas en sus dedos:

TEXTO 123. Anónimo mexicano 47:


Es el cuento que á alguna distancia de lo que ahora se llama México, tenían su templo los
ministros de los falsos dioses. Se les apareció el Malo (el demonio) en forma de un gigante, el
cual mató á muchos (cogiéndolos) entre sus brazos.
Al otro día vieron sobre un alto cerro á un niño de cara blanca, muy hermoso, si bien
estaba podrida su cabeza; y por su hedor muchos murieron. Fueron animosamente á cogerle, y le

169
llevaron a la laguna; pero en medio del agua desapareció. Allí se les apareció el Malo, y tambien
les avisó que huyesen, que saliesen de aquella tierra, porque en ella está dicho que morirán (y) se
acabarán; que se marchasen siguiéndole (á él); que los llevaría á otro lugar donde alcanzarían
alegre y dulce paz.

TEXTO 124. Torquemada I c.14 (1969, 1: 37-38):


El modo de su destruicion, perdicion, y acabamiento (segun, que se lo oieron á estos mui pocos,
que de ellos, quedaron, en la tierra) fue, que aviendo sido perseguidos, y oprimidos de vn cierto
rei, y reies, por tiempo de mas de quinientos años, pareciendoles, que aquella persecucion,
procedia de tener enojados á sus dioses (que eran grandisimos idolatras) se determinaron de
hacer junta general, de todos los sacerdotes, principes, y señores de cuenta, que avia en el reino,
en vn lugar, llamado Theotihuacan, que cae aora, seis leguas de la gran ciudad de Mexico, á la
parte del Norte, para hacer fiestas á sus dioses, con intento de agradarlos, y desenojarlos del gran
enojo (que á su parecer) contra ellos tenian. Estando yá juntos, y començadas sus fiestas, con
grande concurso de gente, que á la voz de ellas, concurrió: en medio de la celebracion de ellas,
se les apareció vn gran gigante, y començo á bailar con ellos; y aunque pudo ser, que admitiesen
la repentina vision, en su compañia, con algun temor, que por el que les pudo causar su
presencia, por ser demasiado de grande, y disforme, los braços, largos, y delgados; todavia le
hicieron rostro, por parecerles, que aquello era inevitable, por venir, por ordenacion de sus
fingidos, é indignamente reverenciados dioses; el qual, á las bueltas, que con ellos iban dando, se
iba abraçando, con ellos, y á quantos cogia entre los braços (como otro Hercules, á Anteon) les
quitaba la vida, embiandolos de ellos, seguramente, á los de la muerte. De esta manera, y por
este modo, hiço aquella vision, gran matança, aquel dia, en los bailantes, Otro dia, se les apareció
el demonio, en figura de otro gigante, con las manos, y dedos de ellas, mui largos, y ahusados, y
bailando con ellos, los fue ensartando en ellos; y de esta manera, hiço el demonio aquel dia, gran
matança en ellos.

En su calidad de seres telúricos por excelencia (Durán Historia c.1; 1967, 2: 17), aquellos
gigantes destructores, cuyo rey decían no era sino Tláloc-Tierra (Ixtlilxóchitl, Sumaria relación
de las cosas 1975, 1: 273), no parecen fuera de lugar en un Sol de Tierra. Cuando en
circunstancias semejantes, es decir con ocasión de un rito solemne (T.32), un venado gigantesco
aparece entre los vecinos de Tollan (llamada Mexico la Vieja por Cervantes de Salazar), se trata
seguramente otra vez de una deidad de la tierra. Este venado que, después de cocido y comido,
trae la muerte y la separación de los pueblos es diametralmente opuesto al venado-Itzpapálotl,
que en los comienzos de la gesta tolteca unió a los recién llegados y a los autóctonos en una
relación de vencedores y vencidos (Ixtlilxóchitl 1: 283 habla asimismo de un venado ominoso en
Tollan).
Tezcatlipoca engaña y ataca a sus víctimas por todos los medios: los llama, les manda
bailar y cantar, les hace ver cosas aberrantes, los atrae o los mata con olores, hace insoportable el
gusto del maíz, los aplasta, los ahoga, los traspasa. Y siempre vuelve como un estribillo, en la
versión de Sahagún, el recuerdo de que los toltecas están como locos o borrachos, fuera de
juicio, de que se hacen burlar y embaucar... Es efectivamente la irrupción, después de la

170
transgresión en el paraíso, de la podredumbre del pecado, de la muerte, del sacrificio humano, de
la guerra y del hambre, en resumen, de "todos los males y engaños'' (Códice Telleriano-Remensis
17v, 3r; 1964: 217, 161).
La impureza que lo contamina todo la simboliza muy bien el episodio del cuerpo que se
pudre relatado en varias fuentes (T.123, 125, 129, 132; Torquemada I c.14). Según Sahagún, los
toltecas, irresistiblemente atraídos por el homúnculo —Tlacahuepan-Huitzilopochtli, anunciador
del imperio azteca como lo observa acertadamente Olivier (1997: 182)— que baila en la palma
de Tezcatlipoca, se agolpan al punto de matarse. Víctimas de ilusiones al igual que los
moradores de Xibalbá (T.57, 58), no se dan cuenta de que no son sino el juguete entre las manos
del hechicero. En efecto, Tezcatlipoca nos "mete en el hueco de la mano para hacernos rodar,
para burlarse de nosotros" (Sahagún VI c.10; 1950-81, 6: 51). Luego el dios tenebroso les incita
a matar, por supuesto a pedradas, a la aparición que, muerta, se vuelve el fruto de su violencia o
lo que ya son, podredumbre,
Porque, ¿ qué era el pecado según los antiguos mexicanos ? Polvo, basura, estiércol,
hediondez, podredumbre, pestilencia (Sahagún VI c.7, 21; 1950-81, 6: 29-34, 114; en
Guatemala: T.56). El pecador apestaba el mundo entero con su hedor (Sahagún VI c.7; 1950-81,
6: 31). Y, ¿ qué era ensuciarse y revolcarse en el estiércol sino acrecentar el peso de la materia
en perjuicio del fuego interior de origen celeste ? Para tener acceso a un más allá feliz, ¿ no había
que destruir su cuerpo por el fuego, como lo hizo Quetzalcóatl el Buboso ? O, por lo menos, ¿ no
había que morir simbólicamente por el ayuno, las vigilias, la continencia, las penitencias, el
sacrificio de substitutos de su propia persona ? Ayunando, uno se aliviaba y se despegaba de la
materia, puesto que "los que andan flacos y se les parecen los huesos no desean [...] las cosas de
la carne" (Sahagún VI c.40; 1956, 2: 215). Por la continencía uno activaba su ardor (Sahagún VI
c.21, 22; 1950-81, 6: 113-14, 125; T.29). En bailando, uno "merecía", uno alzaba su corazón y se
aliviaba, se acercaba de los dioses (Motolinia II c.27: 1970: 101-3; Sahagún VI c.17; 1950-81, 6:
90; entre los indios de América del Sur: H. Clastres 1975: 129).
En Tollan antes de la transgresión y de la contaminación por la impureza, los toltecas
eran tan ligeros que andaban a toda prisa: su inmaterialidad contrasta harto con el inmenso peso
de la podredura que apesta y contamina, el cadáver en descomposición. Otra ilusión más, ya que
según el Anónimo, Torquemada (I c.14; 1969, 1:38) y Ixtlilxóchitl (Sumaria relación de las
cosas 1975, 1: 278) por ejemplo, el cuerpo era el, a primera vista atractivo, de un hermoso niño
blanco y rubio...
El padre Ríos asienta en todas letras que el cadáver representa la impureza materializada
de los toltecas y, detalle elocuente, es Xipe Tótec, el dios vestido de una piel-impureza el que
primeramente lo ve en sueño:
171
TEXTO 125. Códice Vaticano A o Ríos 8v
(1964: 32-33; cambio subrayado):

Estando Tótec en su penitencia, predicándola con voz y gritos sobre aquel monte ya dicho,
suponían que soñaba cada noche que veía esta figura de muerto, espantosa, con las tripas de
fuera que causaba grandísima abominación en su pueblo, y pidiendo a sus otros dioses que le
revelasen qué cosa quería significar aquella figura, respondieron que aquello era el pecado de su
pueblo, lo cual entendido, lo dijese luego al pueblo, y habiendo convocado a todo su pueblo le
ordenó que trajeran gruesas cuerdas y amarrasen aquella cosa mala que era causa de todos sus
pecados, y que arrastrándola la quitaran del camino del pueblo, los cuales dando oídos a las
palabras de Tótec, fueron llevados a una cierta parte donde encontraron esta figura de la muerte
y amarrada, la arrastraron muy lejos. Arrastrándola hacía atrás, cayeron todos en cierta
concavidad en medio de dos montañas las que se juntaron y sus restos quedaron allí sepultados
hasta el presente sin salvarse ninguno, sino los niños inocentes que quedaron en Tulan, y así
pintaban esta gente que andaba bailando y gozando. El demonio andaba por delante dirigiendo el
mentot o la danza, y ésta fue la causa de su ruina y perdición.

Como en Sahagún, el cuerpo-materia no se puede mover sino por el canto y la danza y,


por lo tanto, por el alivio que suscitan.
Según la Historia de Mexico y la Relación de la genealogía, Huémac y los toltecas
tuvieron la visión de un gigante equiparable a las espantosas apariciones descritas por
Torquemada (T.124):

TEXTO 126. Historia de Mexico 1965: 100:


[...] su señor murió y fue elevado en su lugar otro llamado Huémac. El cual, siendo señor,
apareció una visión en el pueblo, de un hombre que parecía tocar el cielo con su cabeza, de lo
cual este señor y todos los del pueblo espantados, saliéronse del lugar y vinieron a Culúa, que
está a dos leguas de Mexico.

TEXTO 127. Relación de la genealogía 1941: 244:


Pasado este tiempo de la prosperidad de Tula, ovo en ella cierta novedad, cosa de admiración,
que vieron una fantasma muy alta en demasía y muy disforme y fea, que puso en gran temor y
espanto a toda la gente, en tanto grado que no osaban muchos morar en el dicho pueblo.

Sabemos por la Leyenda que esta gigantesca aparición diforme era uno de esos
"hombres-bultos de cenizas" a propósito de los cuales escribe Sahagún:

TEXTO 128. Sahagún V c.12 (1956, 2: 26):

[...] que no tienen pies ni cabeza, las cuales andan rodando por el suelo y dando gemidos como
enfermo, las cuales sabían que eran ilusiones de Tezcatlipoca, [...].

172
Mas es este ser el que se transforma en mozuelo podrido.
En la Leyenda Huémac se llama Huetzin, rey de Nonoalco (comp. T.115):

TEXTO 129. Leyenda de los Soles 81-82 (1945: 125-26):

El rey de Nonohualco es de nombre Huetzin. Vió al hombre largo, al tlacanexquimilli (fantasma


que aparecía de noche): este era el que comía gente; y dijeron los toltecas: "Toltecas, ¿ quién es
este come-gente ?" Le espiaron, le prendieron, y luego que prendieron al mozuelo sin dientes, de
la boca llena de suciedad, le mataron. Después que le mataron, le observaron por dentro: nada de
corazón, nada de tripas, nada de sangre. Hiede: el que lo huele, se muere por eso; y también
quien no lo huele y pasa junto a él. Hubo, por tanto, gran mortandad. Luego le arrastraron y no
pudo moverse, se rompió la soga, y cuantos cayeron, ahí murieron; al moverse, mueren tantos
cuantos encuentra al paso, a tantos devora. Así que pudo moverse, le aparejaron todos, el
mancebo, el viejecito, el niño y las mujercitas; le amarraron con ocho sogas y luego le
arrastraron y condujeron a Itzocan. Se levantó del suelo; los que le arrastraban, no soltaron las
sogas, sino que de ellas se fueron colgados; y al que no más cogió la soga y se colgó de ella, lo
llevó en alto.

Aquí el peso incongruente del cadáver se explica en parte: no tiene ni corazón, ni


entrañas, ni sangre, es decir nada de lo que produce o contiene calor en el cuerpo (López Austin
1980, 1: 179-80, 186-87, 207-8, 452). El cadáver es pura materia, pesada en exceso, es pecado
integral. El ser misterioso apareció como desmedido y como un tlacanexquimilli, o sea un
hombre-envoltorio de cenizas. Nos informa Sahagún que la vista de esta manifestación de
Tezcatlipoca era presagio de muerte en la guerra o de enfermedad o de cualquier otra desdicha
(Sahagún V c.12; 1950-81, 5: 177). Pero cabe insistir en el hecho de que, para los nahuas, las
cenizas simbolizaban frecuentemente la impureza. Se le llamaba ixnex, "cara de cenizas", al
culpable de una vida de placeres o de un robo (Sahagún VI c.41; 1950-81, 6: 225).
Ixnextli era uno de los epítetos de la diosa que perpetró la transgresión de Tamoanchan
(Códice Ríos 17r). Por último, Olmos describe al pecador como "el que se complace en la basura
y el polvo, el que se mete en la ceniza esparcida" (Olmos: 1875: 218).

La irrupción de la muerte es evidente a lo largo de los diversos textos. Sin embargo, algunos
insisten en un modo particular de fallecimiento: la inmolación sacrificial. Los episodios de la
piedra de sacrificios que cae del cielo y de la vieja que vende aquellas banderillas blandidas por
los cautivos de guerra destinados al sacrificio figuran asimismo en la Historia de los Mexicanos
por sus pinturas (T.149), la Leyenda (p.82) y Ríos (7r). Es siempre una mujer vieja la que
distribuye el emblema ritual, posiblemente porque al acabarse la edad y al ponerse el sol estamos

173
de nuevo en un período de oscuridad dominado por la Tierra, la cual en los principios del mundo
fue la primera en exigir sangre y corazones.
En los Anales de Cuauhtitlan sobresale más en particular la instauración de las grandes
fiestas sacrificiales que dividen el año en dos partes, la del inicio de la estación de lluvias
primero, luego la de la temporada seca. Aquella marcaba también el comienzo de la noche y
estaba dedicada a los dioses de la tierra, del maíz y del agua. Se reactualizaba el destrozamiento-
fecundación de la Tierra-Tlaltéotl por la decapitación, en el momento de sus bodas con el Sol, de
una personificadora de "Nuestra Abuela", o de la ''Madre de Dioses" identificada a Tlazoltéotl,
de la que decían tenía cuatro aspectos correspondientes a las cuatro edades de la mujer. Son estos
cuatro aspectos los designados en el texto de los Anales por el nombre de "Ixcuinanme".
Después de degollada desollaban a la esclava y un sacerdote vigoroso vestía su piel para
personificar a la Tierra nacida de nuevo y revigorizada. Multiplicábanse entonces los ritos
destinados a significar su fecundación, por ejemplo, procesiones de huaxtecos que se dirigían
hacia ella agitando inmensos falos, o flechamiento de prisioneros huaxtecos cuya sangre, al caer
en la tierra, la fecundaba. Luego el personificador de la Tierra-Madre de dioses imitaba un parto
y aparecía Venus-Maíz, el dios que nació en la Huaxteca al principio del mundo. En todas partes
estas ceremonias eran las de la veintena ochpaniztli, salvo en Cuauhtitlan, donde por motivos
enigmáticos ocurrían en izcalli. En el texto que sigue sobresale la matanza de víctimas a
flechazos para fecundar la tierra:

TEXTO 130. Anales de Cuauhtitlan 9-10


(1945: 13-14, cambios subrayados):

8 tochtli. En este año estuvo habiendo muchos agüeros en Tollan. También en este año llegaron
ahí las diablesas que se decían Ixcuinanme. Así es la plática de los viejos. Cuentan que salieron y
vinieron de Cuextlan; y donde se dice Cuextecatlichocayan (lugar en que lloró el cuexteca)
hablaron con sus cautivos, que apresaron en Cuextlan, y les certificaron esto que les dijeron: "Ya
vamos a Tollan; os haremos copularos con la tierra y haremos la fiesta; hasta ahora nunca ha
habido flechamiento y nosotros vamos a iniciarlo; nosotros os flecharemos." Después que lo
oyeron sus cautivos, se afligieron y echaron a llorar. Ahí empezó este flechamiento, con que se
celebraba la fiesta de las Ixcuinanme, cuando se decía (el mes) Izcalli. 9 acatl. En este año
llegaron a Tollan las Ixcuinanme: llegaron a la tierra con sus cautivos, y flecharon a dos. Los
demonios eran diablesas; sus maridos eran sus cautivos cuextecas. Ahí por primera vez comenzó
el flechamiento.
[...] 13 acatl. Entonces estuvo habiendo muchos agüeros en Tollan. También entonces
empezó la guerra, a que dio principio el "diablo" Yaotl [Guerrero: uno de los epítetos de
Tezcatlipoca]. Compitieron los toltecas con los que se dicen de Nextlalpan; y después que fueron
a hacer cautivos, comenzó la matanza de hombres en sacrificio: mataron los toltecas a sus
cautivos. En medio de ellos anduvo a pie el "diablo" Yaotl, enojándolos mucho, para que
mataran hombres. Luego introdujo también el desollamiento de hombres. En este tiempo
dedicaban los cantos sobre el despeñadero (Texcallapan). Ahí por primera vez, a una mujer
otomí, que en el río aderezaba hojas de maguey, la cogió y desolló y luego se vistió la piel el

174
tolteca llamado Xiuhcózcatl. Por primera vez empezó Tótec (el dios de ese nombre) a vestirse la
piel; después en todas partes empezó tanta mortandad que hubo de hombres en sacrificio. Porque
se refiere que primero, durante su poder y en su tiempo, Quetzalcoatl, que fue el que se nombra
Ce Acatl, nunca jamás quiso los sacrificios humanos, etc.; y que después en dondequiera, cuando
estaba reinando Huémac, había todo lo que comenzaron los diablos. Pero aparte se hizo un papel
y se escribió, donde se sabrá.

El suceso ocurre en un año Conejo, en primer término porque la tierra nació en tal año y
luego porque este signo traía a menudo terribles sequías. Luego se alude a la gran fiesta de
tlacaxipehualiztli, al comienzo del día y de la estación seca. En esta fiesta también había
desollamiento de víctimas, lo mismo que en ochpaniztli-izcalli — el nombre de la veintena
significa "desollamiento de hombres" — pero se trataba esta vez de prisioneros de guerra.
Celebraban la salida del sol, el inicio de la guerra sagrada para alimentar sol y tierra y el
comienzo de la cosecha. Por lo tanto los Anales sitúan la instauración de la fiesta en 13 Caña,
año del nacimiento del sol y del advenimiento de la guerra.
Recreación de la tierra y emergencia del sol: las dos fiestas inauguradas entre los toltecas
en plena derrota indican claramente que se acabó su tiempo y que principia un era nueva.

Asistimos también a la intrusión del sacrificio y de la guerra, signo de discordia y condición


imprescindible de las occisiones rituales, ya que sin guerra no hay víctimas. Los Anales destacan
muy bien la aparición de la guerra, evocada igualmente en Sahagún (T.113), la Historia tolteca-
chichimeca (T.115), Muñoz Camargo (T.117), Torquemada (T.118), Chimalpahin (Memorial
Breve 19v) y Ixtlilxóchitl (T.109, 132). En esta última fuente el conflicto que asola el imperio
tolteca toma proporciones verdaderamente apocalípticas. Guerrean durante tres años y la batalla
principal dura cuarenta días y cuarenta noches. Tollan es saqueada. Resultan 3.200.000 muertos
del lado tolteca y 2.408.000 del lado de Huetzin-Huémac y sus aliados. Sobreviven 1612 toltecas
nada más y huyen (Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas 1975, 1: 280-84). Se acuerda uno
de otra batalla final de cósmicas dimensiones, batalla que también marcó el término de una edad
sin que fuera dicho explícitamente, la de Kurukshetra en el Mahabharata hindú. Y el que
perpetró la ultimada matanza no fue sino un aspecto de Shiva-Rudra, el dios destructor que
comparte varios rasgos con Tezcatlipoca (Giesing 1984).

Otras intrusiones más de plagas en el mundo son las del hambre y de la pestilencia. Aquí
también varios testimonios concuerdan (T.101, 109, 122). Transcribo la versión de la Leyenda en
la que el hambre resulta de una partida de pelota entre Huémac y los Tlaloque:

175
TEXTO 131. Leyenda de los Soles 82
(1945: 126, continuación del T.129):

Jugó Huémac a la pelota, y jugó con los tlaloque. Luego dijeron los tlaloque: "¿ Qué ganamos en
el juego ?" Y dijo Huémac: ''Mis chalchihuites y mis plumas de quetzalli." Otra vez dijeron a
Huémac : "Eso mismo ganas tú: nuestros chalchihuites y nuestras plumas de quetzalli." Jugó
Huémac y les ganó. Fueron en seguida los tlaloque a trocar lo que habían de dar a Huémac, esto
es, elotes (mazorcas de maíz verde) y las preciosas hojas de maíz verde en que el elote crece.
Pero él no los recibió, y dijo: "¿ Por ventura eso es lo que gané ? ¿ acaso no chalchihuites ?
¿ acaso no plumas de quetzalli ? Llevaos esto." Dijeron los tlaloque. "Está bien. Dadle
chalchihuites y plumas de quetzalli." Luego los tomaron y se fueron. Dijeron en seguida : "Bien
está; por ahora escondemos nuestros chalchihuites; ahora padecerá trabajos el tolteca, pero no
más cuatro años." Luego heló, y en cuánto cayó el hielo, hasta la rodilla, se perdieron los frutos
de la tierra. Heló en (el mes) Teucilhuitl; solamente en Tollan hizo calor de sol; todos los
árboles, nopales y magueyes se secaron; todas las piedras se deshicieron, todo se hizo pedazos a
causa del calor. Cuando padecían trabajos los toltecas y se morían de hambre, un cautivo de
guerra destinado al sacrificio, que está por acaso y posee alguna cosilla, compró una gallinita,
hizo de ella tamales (pan de maíz, envuelto en hojas y cocido en olla), y comió. En
Chapoltepecuitlapilco (el poblacho del cerro de la langosta) está sentada una vejezuela que
vende banderas, le compró una bandera y luego fué a morir en la piedra del sacrificio.

Inevitablemente Huémac-Luna se apega a apariencias falaces. Como astro de fin de edad


trae la sequía al igual que la vieja luna menguante (Graulich 1986). La partida de pelota entre
Quetzalcóatl y Tezcatlipoca significó el regreso al poder del Espejo Humeante (T.102); la
partida entre Huémac y los Tlaloque señala otra alternancia ya que la escasez sucede a la
abundancia.
Reina el hambre pero ya no es un acontecimiento estacional: resulta del total desarreglo
de la "máquina mundial". En la capital de los toltecas se ahogan de calor mientras que en otras
partes hiela. Es el regreso al caos, marcadamente en un texto de Ixtlilxóchitl que no omite
recordar la causa de todas esas catástrofes, a saber, la transgresión cometida con Xóchitl-
Xochiquétzal, la Tierra (que era el medio utilizado por Tezcatlipoca para acabar con el Sol de
Tierra):

TEXTO 132. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas


(1975, 1: 278-79):

Pero luego al año siguiente, que fue en el de ce calli, y a la nuestra en el de 984 [...] comenzó a
castigar Dios nuestro señor, criador de todas las cosas, a esta gente ciega y perversa idólatra,
enviándole grandísimos aguaceros, huracanes y sapos del cielo, que les destruía la mayor parte
de sus edificios, lloviendo casi cien días sin cesar, lo cual ellos entendieron que el mundo se
quería acabar con otro diluvio; pero el señor por su gran misericordia [hizo que] aplacaran las
aguas, y el año siguiente, que fue ome toxtli, vino una grandísima calor y seca, que se secaron
todas las plantas y árboles; y al tercer año, que fue ey ácatl, al mejor tiempo, entendiendo ellos
que ya estaban libres, cayeron unas heladas, que abrasaron toda la tierra sin quedar cosa ninguna;
y al cuarto año, que era 4 técpatl, cayeron tan grandes granizos y rayos del cielo y tan en

176
abundancia que destruyeron totalmente todos los árboles que habían escapado, y aun hasta los
magueyes, sin quedar memoria de cosa ninguna, y los edificios y murallas fuertes. Y pasado este
tiempo estuvo la tierra algo sosegada y casi doce años, y las plantas comenzaron a producir, que
fue en el de 4 calli, vinieron tantas langostas, gusanos, sabandijas y aves que lo destruyeron todo,
y por otra parte guerras grandísimas con los señores propincuos heredores. Todo por la hermosa
Xóchitl, porque su hijo había heredado el reino y mandaba ella toda la tierra, aunque esta vez no
pudieron hacer nada, porque aunque los toltecas habían tenido grandes persecuciones del cielo,
todavía eran grandes sus fuerzas y poder. Asimismo en este mismo año, cuasi a los últimos de él,
todos los graneros de los tultecas en donde guardaban el grano, se lo comieron gorgojos.
Pasáronse otros cuatro años con algún descanso, cuando al quinto, y veinte después de la primera
calamidad que fue en el de 7 toxtli, cuando a los primeros días hallaron en un cerro un niño muy
blanco y rubio y hermoso, que debía de ser algún demonio, y lo llevaron a la ciudad a
mostrárselo al rey, cuando lo vido le mandó llevar otra vez de donde lo habían traído, porque no
le parecía buena señal, y el niño demonio comenzó a podrírselo la cabeza, y del mal olor se
moría mucha gente. Los tultecas procuraron de matarlo, lo cual jamás pudieron llegar a él,
porque todos los que se llegaban morían luego; y con este mal olor causó una gran peste por toda
la tierra, que de las mil partes de los tultecas se murieron las novecientas.

Por último, en los Anales de Cuauhtitlan Huémac tiene que sacrificar a sus propios hijos
para pagar su deuda a los dioses de la lluvia; y esto en el mismo lugar de las penitencias de
Quetzalcóatl (T.98):

TEXTO 133. Anales de Cuauhtitlan 9


(1945: 13, continuación del T.114):

7 tochtli. En este año comenzó la gran mortandad de hombres, en sacrificio. En este "siete-
conejos" hubo muy grande hambre; y se dice que los toltecas se sieteaconejaron. Fueron siete los
años de hambre; y por eso dondequiera, de una manera estable, todo fue aflicciones y muertes de
hambre. Luego los demonios pidieron los hijos legítimos de Huémac; quien fué a dejarlos en
Xochiquetzalyyapan (la acequia de Xochiquetzalli), y en Huítzcoc y en Xicócoc, para pagar con
los pobres niños. Allí por primera vez comenzó la gran matanza que estuvo habiendo de hombres
en sacrificio.

La partida de Quetzalcóatl y de Huémac

Quetzalcóatl supo siempre que su Sol debía acabarse y que su eterno adversario Tezcatlipoca
vendría a desterrarle. Lo vimos esperar su llegada con resignación, le vimos caer en trampas que
habría podido prever, y cometer la inevitable transgresión. La historia era repetitiva en el pleno
sentido del término y no había medio de escapar. Varios siglos después, al cabo de un nuevo Sol,
Moteczuma aguardó con igual resignación el retorno de Cortés-Quetzalcóatl: ¿ no era en
consideración a la inalterable regla de la alternancia ? El acólito de Tezcatlipoca en Tollan,
Huitzilopochtli, astro de los mexicas, había dicho a su madre Coatlicue-Tierra que cumplido su
tiempo volvería a ella (T.160).

177
Luego que se quebró el árbol del paraíso, Quetzalcóatl salió de Tollan. Los toltecas
vinieron de Huehuetlapallan, el dios se marchó a Tlillan Tlapallan. Los toltecas peregrinaron
rumbo al este en las tinieblas parecidas al inframundo; Quetzalcóatl emprendió un nuevo y
lastimoso viaje al este, ya no para emerger como sol sino para transformarse en primera luz de la
era naciente. La asolada capital ya no era el paraíso: nada lo ilustra mejor que el pasaje siguiente
en el que Quetzalcóatl, al ponerse en marcha, manda quemar o enterrar los tesoros que no lleva
consigo y transforma en árida llanura el suntuoso paisaje tropical:

TEXTO 134. Sahagún III c.11-14


(1956, 1: 288-91, continuación del T.122):

1. Otros embustes les acaecieron a los dichos toltecas, por habérseles acabado la fortuna, y el
dicho Quetzalcóatl teniendo pesadumbre de los dichos embustes y acordando de irse de Tulla a
Tlapallan, hizo quemar todas las casas que tenía hechas, de plata y de conchas, y enterrar otras
cosas muy preciosas dentro de las sierras o barrancos de los ríos, y convirtió los árboles de cacao
en otros árboles que se llaman mizquitl;
2. y demás de esto mandó a todos los géneros de aves de pluma rica, que se llaman
quetzaltótotl, y xiuhtótotl y tlauhquéchol, que se fuesen delante, y fuéronse hasta Anáhuac, que
dista más de cien leguas.
3. Y el dicho Quetzalcóatl comenzó a tomar el camino y partirse de Tulla; y así se fué, y
llegó a un lugar que se llama Quauhtítlan, donde estaba un árbol grande y grueso y largo,
4. el dicho Quetzalcóatl arrimóse a él, y pidió a los pajes un espejo, y se lo dieron, y miróse
la cara en el dicho espejo y dijo: ¡ ya estoy viejo ! Y entonces nombró el dicho lugar
Huehuequauhtitlan y luego tomó piedras con que apedreó el dicho árbol, y todas las piedras que
tiraba el dicho Quetzalcóatl las metía dentro del dicho árbol, y por mucho tiempo así estaban y
parecían y todos las veían, desde el suelo hasta arriba.
5. Así iba caminando el dicho Quetzalcóatl e iban delante tañendole flautas, y llegó a otro
lugar en el camino donde descansó y se asentó en una piedra, y puso las manos en la piedra y
dejó las señales de las manos en la dicha piedra.
6. Y estando mirando hacia Tulla comenzó a llorar tristemente, y las lágrimas que derramó
cavaron y horadaron la dicha piedra donde estaba llorando y descansando el dicho Quetzalcóatl.

(Capítulo 13)
1. El dicho Quetzalcóatl puso las manos tocando a la piedra grande donde se asentó, y dejó
señales de las palmas de sus manos en la dicha piedra, así como si las dichas manos pusiera en
lodo, que ligeramente dejase las palmas de las manos señaladas; y también dejó señales de las
nalgas en la dicha piedra donde se había sentado, y las dichas señales parecen y se ven
claramente, y entonces nombró el dicho lugar Temacpalco.
2. Y se levantó, yéndose de camino, y llegó a otro lugar que se llama Tepanoayan, y allí
pasa un río grande y ancho, y el dicho Quetzalcóatl mandó hacer y poner una puente de piedra en
aquel dicho río y así por aquella dicha puente pasó el dicho Quetzalcóatl y se llamó el dicho
lugar Tepanoayan.
3. Yéndose de camino el dicho Quetzalcóatl llegó a otro lugar que se llama Coahuapan, en
donde los dichos nigrománticos vinieron a toparse con él, por impedirle que no se fuese más
adelante, diciendo al dicho Quetzalcóatl ¿ A dónde os vais ? ¿ Por qué dejasteis vuestro pueblo ?
¿ A quien lo encomendasteis ? ¿ Quién hará penitencia ?
4. Y dijo el dicho Quetzalcóatl, respondiendo a los dichos nigrománticos: En ninguna
manera podéis impedir mi ida; por fuerza tengo de irme. — Y los dichos nigrománticos dijeron,

178
preguntando al dicho Quetzalcóatl ¿A dónde os vais? — Y les respondió diciendo, Yo me voy
hasta Tlapallan.
5. Y le preguntaron los nigrománticos : ¿ a qué os vais allá ? — Y respondió Quetzalcóatl:
Vinieron a llamarme, y llámame el sol. — Y le dijeron los nigrománticos al dicho Quetzalcóatl:
Idos en hora buena, y dejad todas las artes mecánicas de fundir plata y labrar piedras, y madera,
y pintar y hacer plumajes y otros oficios. Todo se lo quitaron los dichos nigrománticos al dicho
Quetzalcóatl y el dicho Quetzalcóatl comenzó a echar en una fuente todas las joyas ricas que
llevaba consigo, y así fué llamada la dicha fuente Cozcaapan, y ahora esta fuente se llama
Coahapan.
6. Y el dicho Quetzalcóatl yendo de camino llegó a otro lugar que se llama Cochtocan, y
vino otro nigromántico y topóse con él diciendo : ¿ A dónde os vais ?; y le dijo Quetzalcóatl: yo
me voy a Tlapallan; y el dicho nigromántico dijo al dicho Quetzalcóatl : En hora buena os vais;
bebed ese vino que os traigo. — Y dijo el dicho Quetzalcóatl: no lo puedo beber, ni aun gustar
un tantito. Y le dijo el nigromántico: Por fuerza lo has de beber, o gustar un tantito, porque a
ninguno de los vivos dejo de dar y hacer beber ese vino; a todos emborracho ¡ ea, pues bebedlo !
7. Y el dicho Quetzalcóatl tomó el vino y lo bebió con una caña, y en bebiéndolo se
emborrachó y durmióse en el camino y comenzó a roncar, y cuando despertó, mirando a una
parte y a otra, sacudía los cabellos con la mano, y entonces fué llamado el dicho lugar
Cochtocan.

(Capítulo 14)
1. El dicho Quetzalcóatl yéndose de camino más adelante, a la pasada de entre las dos
sierras, del Volcán y la Sierra Nevada, todos los pajes de dicho Quetzalcóatl que eran enanos y
corcovados, que le iban acompañando, se le murieron de frío dentro de la dicha pasada de las
dichas dos sierras; y el dicho Quetzalcóatl sintió mucho lo que le había acaecido de la muerte de
los dichos pajes, y llorando muy tristemente y cantando con lloro y suspirando, miró la otra
sierra nevada que se nombra Poyauhtécatl, que está cabe Tecamachalco, y así pasó por todos los
lugares y pueblos y puso muy muchas señales en las tierras y caminos según que dicen.
2. Mas dicen, que el dicho Quetzalcóatl se andaba holgando y jugando en una sierra, y
encima de la sierra se asentó y veníase bajando, asentado, hasta el suelo, y bajó de la sierra y así
lo hacia muchas veces;
3. y en otro lugar hizo poner un juego de pelota, hecho de piedras en cuadra, donde solían
jugar la pelota que se llama tlachtli, y en el medio del juego puso una señal o raya que dice
tlécotl, y donde hizo la raya está abierta la tierra muy profundamente; y en otro lugar tiró con
una saeta a un árbol grande que se llama póchotl, y la saeta era también un árbol grande que se
llama póchotl, y atravesóle con la dicha saeta y así está hecha una cruz;
4. y más dicen que el dicho Quetzalcóatl hizo y edificó unas casas debajo de la tierra, que se
llaman Mictlancalco;
5. y más hizo poner una piedra grande que se mueve con el dedo menor, y dicen que cuando
hay muchos hombres que quieren mover y menear la piedra, que no se mueve aunque sean muy
muchos.
6. Y más, hay otras cosas notables que hizo el Quetzalcóatl en muchos pueblos, y dio todos
los nombres a las sierras y montes y lugares, y así en llegando a la ribera de la mar, mandó hacer
una balsa hecha de culebras que se llama coatlapechtli, y en ella entró y asentóse como en una
canoa, y así se fué por la mar navegando, y no se sabe de qué manera llegó al dicho Tlapallan.

En este relato del viaje hay que distinguir lo que pertenece al mito de lo que es
explicación legendaria de topónimos o de peculiaridades locales famosas, por ejemplo, el árbol
con inclusiones de piedras o la impresión de mano en una peña. En cuanto a los topónimos y las

179
huellas del pasaje del dios, otras fuentes asientan cosas parecidas, notablemente Tezozómoc
(1949: 43-44) y Durán, quien escribe:

TEXTO 135. Durán, Ritos c.1 (1967, 1: 12):


Y así empezó Topiltzin a caminar, pasando por todos los más pueblos de la tierra, dando a cada
lugar y cerro su nombre, apropiado al pueblo y a la hechura del cerro, siguiéndolo de cada
pueblo mucha gente.

Luego hay el viaje propiamente dicho. Sabemos a ciencia cierta que se trata de la
transposición de un viaje infernal en un trayecto de oeste (el paraíso de Tollan está
necesariamente ubicado al oeste) a este, o sea el curso del sol después de ponerse. En efecto, no
sólo se dice francamente que Quetzalcóatl edifica las casas del Lugar de los muertos
(Mictlancalco) — lo que es comprensible al comienzo de una era — sino que además, varias de
sus jornadas corresponden a igual número de estaciones en el inframundo. Desde la partida hay
como una preparación a la muerte. El dios se ve viejo y llora. Según los Anales, se encierra
cuatro días en una caja de piedra (T.106 §9) : en otras palabras, es como si estuviera muerto y
enterrado (ver Sahagún VI c.10; 1950-81, 6: 47: el dios supremo pone al rey muerto en una caja).
Luego cruza el río Tepanoayan, es decir el infernal Apanoayan que cierra el paso al país de los
difuntos (Códice Ríos 2r). Más adelante pasa entre dos altos cerros y sus "pajes" mueren de frío.
El pasaje catastrófico figura también en el Códice Ríos, cuya ilustración representa a personajes
aplastados entre dos cerros que tocan por la cumbre. El padre Ríos sugiere una interpretación
realista y plausible de la pintura, pero no puede dar razón del hecho de que hay dos cerros que se
tocan:

TEXTO 136. Códice Vaticano A o Ríos 9r (1964: 34-35):

Los dos maestros de la penitencia, Quetzalcóhuatl y Tótec, que se llamaba por otro nombre
Chipe (Xipe), tomaron a la gente que quedó (en Tula), a los niños y a la gente inocente, y se
fueron con ellos por el mundo poblando y tomando consigo otros pueblos que encontraban y
dicen que andando así caminando con los pueblos, llegaron a cierta montaña, que no pudiéndola
pasar, idearon agujerarla por debajo y así pasaron. Otros dicen que quedaron allí encerrados y
que fueron transformados en piedras, y otras fantasías semejantes.

En realidad, estamos en presencia del lugar "donde los cerros chocan entre sí", mencionado tanto
por Ríos (2r; ver también T.125) como por Sahagún (III c.9; 1950-81, 3: 41) en sus
descripciones del Mictlan. Ixtlilxóchitl que debía también tener conocimiento del episodio

180
tocante a los toltecas lo rebaja a un tipo de castigo, por lo demás original, reservado a los peores
criminales:

TEXTO 137. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas


(1975, 1: 273):

[...] al más malhechor que hubiera cometido grandes delitos, lo llevaban a cierto artificio que
llamaban telymonamiquian, que quiere decir lugar del encuentro de las piedras, y allí lo ponían
en medio, de suerte que dos piedras con las esquinas se encontraban y lo hacían allí pedazos con
el artificio de estas piedras, y después lo enterraban.

Después de las infernales Simplegades viene, en la descripción del Mictlan


proporcionada por Ríos, el itzeecayan, el "lugar del viento cortante como obsidiana, del viento
glacial" (Sahagún III Ap.c.1; 1950-81, 3: 41). Parece pues que, al hacer morir de frío a los pajes
que cruzan la sierra, Sahagún combina el tema de los cerros que chocan entre sí y el del viento
glacial. Anteriormente, los fugitivos pasaron por "Coahuapan", el "Lugar de la Serpiente sobre el
Agua" que probablemente corresponde al "Camino guardado por la culebra" en el infierno
(Sahagún III Ap.c.1). Allí Topiltzin fue puesto a prueba por Tezcatlipoca y sus cómplices que le
preguntaron qué hacía y dónde iba. Debemos acordarnos del Xibalbá quiché donde los difuntos
eran asimismo puestos a prueba y tenían en particular que escoger el buen camino en una
encrucijada (Popol Vuh 1971: 69, 109; T.57, 58). De acuerdo con ciertas creencias modernas de
Mizquic, es igualmente después de cruzar un río que el difunto tiene que contestar a varias
preguntas (Ochoa Zazueta 1974: 117).
En Coahuapan, los adversarios de Quetzalcóatl le quitan sus demás joyas y riquezas y
otra vez le hacen perder el juicio. De igual manera, los Señores de Xibalbá quisieron quitarles
sus instrumentos de juego a Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú y a los gemelos. Es que para el
difunto, el viaje a lo más hondo del Mictlan corresponde a un constante despojo, a una gradual
descomposición hasta que no le sobren sino sus huesos o incluso nada. El Mictlan es el "país de
los descarnados" (Garibay 1964-68, 2: XXI); al terminar el viaje, uno acaba por ser
completamente destruido (Sahagún III Ap.c.1; 1950-81, 3: 42); o, por lo menos, todo lo que es
carne y materia es aniquilado: los que tienen bastante fuego interior, aumentado por el mérito,
aciertan a salir del inframundo bajo el aspecto del sol — como lo hizo Quetzalcóatl-Nanáhuatl
— o de una estrella, o para ir a un más allá destinado a los beneméritos.
El tema del gradual despojo después de la muerte se encuentra en otras mitologías
también. Los huicholes creen que el alma se purifica a la largo de un peligroso viaje, que se
vuelve huesos o cristales y que luego va a reunirse con el sol (Furst, Nahmad 1972: 38-44, 70).

181
En la Mesopotamia antigua contaban que con motivo del descenso al inframundo de la reina de
los cielos, Inanna, en cada una de las siete puertas del infierno le quitaron primero su corona,
luego su collar, su pectoral, su anillo y por último su vestido real, de suerte que llegó desnuda
ante los jueces supremos y fue pronto transformada en podredumbre (Wolkstein y Kramer 1983:
52-60).
El río, los cerros que matan, los vientos helados, el interrogatorio de Quetzalcóatl y su
despojo, y por último el hecho de que edifica el Mictlan prueban pues a la saciedad que estamos
en presencia de un viaje infernal. Mas está relatado como si fuera un viaje ordinario: el
Tepanoayan se ha vuelto un río que se puede cruzar por un puente. Los peligros de los cerros que
chocan ya no son sino los de los pasos nevados entre la Sierra Nevada y la Sierra del Volcán, el
viento de obsidiana ha venido a ser un viento glacial cualquiera. Es difícil determinar si los
informantes de Sahagún ya no se daban cuenta de la significación exacta del viaje o si adaptaron
el relato en provecho de su público español. Cabe hacer notar, primero, que estos informantes no
eran especialistas de la religión y luego que al Texto 134 le sigue en la obra de Sahagún, acaso
no por casualidad, un apéndice en el que se describen las moradas del más allá y primeramente el
Mictlan.
Algunos pormenores quedan sin explicar. Por ejemplo, la piedra que se mueve con el
dedo meñique, o la profunda raya en el juego de pelota (cap. 14). Puede ser que esta raya
establezca una comunicación con el mundo de los difuntos. En cuanto al juego, recuerda a las
partidas de pelota en Xibalbá. Pero, ¿ qué hacer con el árbol pochotl (Bombax ceiba) atravesado
por otro similar ? Una variante (T.138) sugerirá una posible explicacíón.
Si Quetzalcóatl se dejó deslizar varias veces por la pendiente de una sierra, fue acaso
para rejuvenecer, para volver a ser muchacho, como anunciado por Tezcatlipoca (T.107), y como
efectivamente vendrá a ser al cabo de su viaje. Puede ser que esta sierra tuviese los mismos
poderes mágicos que la de la antigua Colhuacan: conforme se bajaba por ella se rejuvenecía
(Durán, Historia c.27, 1967, 2: 222). Por otra parte, Ríos (61v; 1964: 195-96) equipara la vejez
con la bajada de un cerro y agrega que uno se vuelve niño. Al igual que el curso del sol o que la
historia, la vida es repetición y reflejo. La luz vieja reflejada en el espejo del poniente es
meramente la luz del joven sol saliente.
El único relato pormenorizado en idioma náhuatl del viaje de Quetzalcóatl lo hallamos en
los testimonios de los informantes de Sahagún. Los demás textos detallados están escritos en
idiomas europeos y por eso los elementos míticos están bastante atenuados en estos documentos.
Olmos (T.102), la Historia de los Mexicanos por sus pinturas (T.103), la Historia de Mexico
(T.138), Motolinía (T.150), Las Casas (III c.122; 1967, 1: 646) y un cantar sobre la ida de
Topiltzin (Cantares mexicanos 26v) mencionan su pasaje por Cholula: se trataba de dar cuenta
182
del culto particular de que gozaba el dios en esa ciudad. La Historia de Mexico y la Historia de
los Mexicanos... concuerdan en cuanto a Cempoala, posiblemente porque fue ésta la primera
ciudad del imperio azteca visitada por Cortés-Quetzalcóatl. En la primera de esas fuentes se le
asigna al viaje una duración extraordinaria, completamente aberrante con respecto a los demás
datos:

TEXTO 138. Historia de Mexico 1965: 115-16


(continuación del T.104):

Quetzalcoatl se fue de allí a Tenayuca y duró allí por algún tiempo. De ahí se fue a Culhuacan
donde duró también largo tiempo, mas no lo saben tampoco cuanto. De ahí pasó a las montañas y
se fue a Cuauhquecholan y aderezó un templo y un altar para sí y era adorado, por dios, y no
había nada más que él, y allí duró 290 años y dejó allí un señor llamado Matlalxochitl.
Y se fue a Cholula, donde duró 160 años y le hicieron un templo en gran manera
magnífico, del cual aún hay gran parte, pues estaba bien construido y bello, el cual los gigantes
habían hecho, como diremos después. De allí se fue a Cempoala ciudad principal en la mar del
norte donde primeramente llegó el Marqués don Hernando Cortés, cuando él entró en este país,
más al presente está todo demolido, como los españoles han hecho con muchas otras.
En esta ciudad permaneció 260 años y hasta este lugar le persiguió Tezcatlipuca. Y
viéndose tan perseguido de este Tezcatlipuca se fue a un desierto y tiró un flechazo a un árbol y
se metió en la hendidura de la flecha y así murió. Y sus servidores le tomaron y quemaron y de
allí quedó la costumbre de quemar los cuerpos muertos. Del humo que salió de su cuerpo dicen
haber sido hecha una gran estrella que se llama Héspero. Este Quetzalcoatl no tuvo jamás mujer
ni hijos. Otros dicen que cuando él debía morir se fue a un lugar... (termina el Ms).

O sea en total 710 años, sin contar las estancias en Tenayuca y Colhuacan. Esto significa
que Tollan se remontaría a los alrededores del siglo VI y, por lo tanto, a una edad anterior, en la
que vivían todavía aquellos gigantes que edificaron la pirámide de Cholula. Es preciso hacer
notar que Sahagún sitúa el fin de Tollan en el ... ¡ 681 ! Escribe en su introducción al Libro I que
Tollan fue asolada cerca de mil años atrás, mientras que en el capítulo 5 del Libro VIII,
redactado en 1571, cita la cifra de 1890. Por supuesto hay que corregirla en 890 conforme con
los "mil años o muy cerca de ellos" (Sahagún 1956, 1: 29; 2: 290; en el Códice florentino 8 fol.
10 constaba 890 mas otra mano lo tachó y puso 1890). Es muy posible que fueran datos como los
de Sahagún o de la Historia los que animaron a Ixtlilxóchitl a situar su "primer" Quetzalcóatl-
Huémac en el siglo V o en la época de Cristo (T.12, 13).
Mas aberrante aún que la duración del viaje es en la Historia de Mexico la manera en que
muere Quetzalcóatl. Indudablemente hay que cotejar el extraño episodio con aquél en que el dios
asaetea un árbol con otro (T.134). Al tratarlo como un episodio sin importancia, Sahagún omite
precisar que Quetzalcóatl actuó así para meterse en la hendidura. En cambio, la Historia exagera
el valor del incidente al hacer de él la causa de la muerte del fugitivo. En esas condiciones,
¿cómo interpretar el hecho?

183
El único medio es apelar a un comparatismo muy general. Antiguamente, en varias
regiones de Europa, un paciente tuvo que pasar por un árbol hendido para sanarse de tal o cual
enfermedad, notablemente el raquitismo y las hernias. Ya vimos a Quetzalcóatl procurando
rejuvenecer: ¿quería también curarse? En otras partes del mundo, en Armenia, Indonesia, Africa,
entre los indios de la costa noroeste de la América del Norte, el pasar a través de un árbol o de
una rama hendida permite escapar de espíritus malignos o de enemigos que le persiguen a uno
(Frazer 1984: 292-302). Ahora bien, en la Historia de Mexico, es porque siempre es perseguido
por Tezcatlipoca por lo que Topiltzin hunde el árbol y entra en él. Podemos pues suponer que lo
hace para escapar y que después puede ir a morir tranquilamente a la orilla del mar.37
En efecto, las fuentes concuerdan con que Serpiente Emplumada se fue rumbo al oeste, al
mar, a Tlillan Tlapallan o Tlapallan, el país Rojo y negro, o Rojo, de colores del alba (T.74, 96,
102, 103, 140, 142, 143), la región de los adoradores del sol, por el lado de Coatzacoalcos
(Motolinía) y de las tierras mayas.38 En cambio, hay divergencias interesantísimas sobre la
manera en que desapareció. Sahagún dice que se embarcó en una "balsa hecha de culebras"
(T.134), lo cual lo confirman la Historia del señorío de Teotihuacan (p.36), Ríos (T.143) y
Durán:

TEXTO 139. Durán, Ritos c.1


(1967, 1: 12; continuación del T.141):

Otros dicen que echó el manto encima de la mar y que hizo una señal con la mano encima y que
se sentó encima de él, y sentado empezó a caminar por el agua y nunca más lo vieron.

Pero otros testimonios asentan que entró en una cueva en Xicco, en el "Ombligo":

TEXTO 140. Ixtlilxóchitl , Sumaria relación de las cosas


(1975, 1: 282):

[...] estos dos reyes fueron en seguimiento de Topiltzin, que ya el rey Huehuetzin les iba dando
el alcance en Totolapan, en donde alcanzaron a los dos reyes que juraron a Topiltzin, Cuauhtli y
Maxtla, y otros señores tultecas, y allí los hicieron pedazos, y en el ínter Topiltzin se fue
huyendo y se metió en Xicco, una cueva, que está junto en Tlalmanalco, y así no le pudieron dar
alcance. [... ...] Después de allí, algunos días, salió Topiltzin con algunos de sus criados de
Xicco, que ya sus enemigos no parecían y eran ya idos; y viendo toda la tierra de todo punto
destruida se fue hasta Atlapalan, provincia que cae hasta la Mar del Sur, y tierra muy próspera y
rica y de muchas gentes, diciendo a sus vasallos, a los pocos que estaban en Culhuacan, que se
habían ido allí a librarse de sus enemigos, cómo él se iba hacia donde el sol sale a unos reinos y

37
Ver Olivier 1997: 170-1 al respecto.
38
Chimalpahin Memorial Breve 18v-19r; 1958: 11-12; Durán Ritos I c.1; 1967, 1: 12; Cantares mexicanos 26v;
Chimalpahin 2ª Relación 67r (1965: 62); Torquemada II c.18 (1969, 1: 107).
184
señoríos de sus pasados, muy prósperos y ricos, y que de allí a cinco mil doce años volvería de
nuevo a esta tierra en el año de ce ácatl, y castigaría a los descendientes de los reyes sus
competidores, y otras muchas cosas dejó dicho y promesas imposibles a sus vasallos que sería
muy largo de contar. Se volvió otra vez a Xicco, y una noche con algunos tultecos se partió para
Tlapalan, caminando de noche y en desierto hasta que llegó en aquel lugar, donde vivió después
casi treinta años, servido y regalado de los tlapaltecas, y murió de edad de ciento cuatro años,
dejando constituidas muchas leyes que después Nezahualcoyotzin, su descendiente, las conf
irmó, y él mismo mandó quemar su cuerpo con los ritos y ceremonias que después se usaron, que
fue el primero que fue quemado, y otras muchas cosas que hizo y ordenó. Este rey, dicen muchos
indios, que está todavía en Xicco.

o en un cerro :

TEXTO 141. Durán, Ritos c.1 (1967, 1: 12):


Y tomó la vía hacia el mar y que allí abrió, con sola su palabra, un gran monte, y se metió por
allí.

Otras fuentes se conforman con mencionar su desaparición o su muerte en Tlapallan o en


esta dirección (T.96, 102, 118, 140)39, eventualmente al cabo de una enfermedad (T.74, 103).
Por último está la versión según la cual Quetzalcóatl se quemó y se transformó en Venus:

TEXTO 142. Anales de Cuauhtitlan 7


(1945: 11; continuación del T.106; cambios subrayados):

Inmediatamente se fué Quetzalcoatl; se puso en pie; llamó a todos sus pajes y lloró con ellos.
Luego se fueron a Tlillan Tlapallan, el quemadero. El fué viendo y experimentando por
dondequiera: ningún lugar le agradó. Y habiendo llegado adonde iba, otra vez ahí se entristeció y
lloró. Se dice que en este año 1 acatl, habiendo llegado a la orilla celeste del agua divina (a la
costa del mar), se paró, lloró, cogió sus arreos, aderezó su insignia de plumas [apanecayotl] y su
máscara de turquesas, etc.
Luego que se atavió, él mismo se prendió fuego y se quemó: por eso se llama el
quemadero ahí donde fué Quetzalcoatl a quemarse. Se dice que cuando ardió, al punto se
encumbraron sus cenizas, y que aparecieron a verlas todas las aves preciosas, que se remontan y
visitan el cielo: el tlauhquéchol, el xiuhtótotl, el tzinizcan, los papagayos tozneneme, allome y
cochome y tantos otros pájaros lindos. Al acabarse sus cenizas, al momento vieron encumbrarse
el corazón de Quetzalcoatl. Según sabían, fué al cielo y entró en el cielo. Decían los viejos que
se convirtió en la estrella que al alba sale; así como dicen que apareció, cuando murió
Quetzalcoatl, a quien por eso nombraban el Señor del alba (tlahuizcalpanteuctli). Decían que,
cuando él murió, sólo cuatro días no apareció, porque entonces fué a morar entre los muertos
(mictlan); y que también en cuatro días se proveyó de flechas; por lo cual a los ocho días

39
Y Motolinía I c.30 (1970: 45); Chimalpahin 2ª Relación 67r (1965: 62).
185
apareció la gran estrella (el lucero), que llamaban Quetzalcoatl. Y añadían que entonces se
entronizó como Señor.

La transformación es confirmada por varias otras fuentes, si bien dicen algunas que el
astro surgió del cadáver quemado en un quemadero (T.102, 138 y):

TEXTO 143. Códice Vaticano A o Ríos 9v


(1964: 36-37, continuación del T.136):

Dicen que, caminando llegó Quetzalcóatl al mar Rojo que es el que aquí está pintado, por ellos
llamado Tlapalla, y que entrando en él no le han visto más ni siquiera los que llegaron a
conocerlo. Sin embargo, dicen que al tiempo de su entrada dijo que se esforzaran en esperar su
retorno, el cual sería a su debido tiempo, y así lo esperan aún. Cuando los españoles vinieron a
este país creyeron que era él, y ahora, después del año 1550, que fue cuando se sublevaron los
çapotecas, dieron por causa de tal levantamiento el que ya había venido aquel su dios que había
de redimirlos. Nació Quetzalcóatl en el día que llaman una caña, según su antigua cuenta, y por
eso pensaron que los españoles fueran su dios, porque dicen que predijo que había de venir una
gente barbada que los había de sujetar. Y no se entienda que el demonio que todo esto inventaba,
pudiese saber lo que había de venir, porque no había ninguna causa natural de la cual pudiera
inferir esto, sino que, como la guerra es tan común y natural desde que ha habido pecado, y el
hombre es tan ambicioso como para usurpar otros reinos, ha querido decir aquello a fin de que,
cuando alguna otra nación los sojuzgase, quedara con crédito diciendo que ya lo había
profetizado, y así lo tuviesen y adorasen por dios como en verdad lo han hecho. Porque creían de
cierto que él fue subido al cielo y es aquella estrella que se ve al tramontar el sol, y la primera
del día o sea el planeta Venus, y así la representan, como adelante se dirá.

Los autores que se limitan a asentar que Quetzalcóatl fue quemado aluden sin duda a la
misma transformación. Tal es el caso de la Leyenda (T.74), Ixtlilxóchitl (T.140) y el Memorial
Breve de Chimalpahin (18v-19r) según el cual Quetzalcóatl se fue "en humo, a lo rojo" (es decir,
el alba).
Se acaba una edad y principia otra, y, lo mismo que cualquier edad, principia por la
aparición del lucero del alba, la "primera claridad que apareció en el mundo" (Códice Telleriano-
Remensis 14v). De viejo sol poniente del fin de la era tolteca, Topiltzin se vuelve el astro recién
nacido de la edad presente; efectivamente ha vuelto a ser un muchacho, efectivamente ha
encontrado al viejo — en otras palabras, la hoguera, el antiguo dios del fuego — como
anunciado por Tezcatlipoca (T.107).
Transformándose en Venus, Quetzalcóatl viene a ser el equivalente de su padre Mixcóatl
o de Cintéotl que fue engendrado o que pecó en Tamoanchan; el equivalente, pues, de este dios
marcado, como Meconetzin, por una particularidad sorprendente: una cabeza extrañamente
alargada y estirada.

186
La Historia de Mexico afirma que el dios se transformó en Héspero, la estrella de la
tarde. Es claramente un error ya que en la tarde, Venus sale en Occidente, no en Oriente. Si
Quetzalcóatl fue la estrella de la tarde, no pudo serlo sino en el Tollan del descenso, cuando era
(como) el sol poniente o (como) este otro astro relumbrante al punto de penetrar en la tierra. En
cuanto al autor de los Anales de Cuauhtitlan, al tratar de la jornada del dios en el Mictlan
aparentemente no se da cuenta de que todo el viaje desde Tollan era infernal. Por supuesto, la
conjunción inferior de Venus no rebasa ocho días; pero estamos aquí en un plano mítico y se
trata de la transformación de un sol del pasado en primera estrella de la era actual.
Quetzalcóatl edificó las casas del Mictlan. De hecho, al dios Venus se le representa a
veces en la iconografía con la indumentaria del señor de los difuntos (Códice Magliabechiano
64-65; Pasztory 1983: lám. 259); Chantico que prendió el fuego-Venus después del diluvio vino
a ser "tanto como Miquitlantecotle" (Códice Telleriano-Remensis 21v); la Leyenda (p.78)
vincula estrechamente al Señor de la Casa del Alba, Venus, con el inframundo; y, por último, a
Mixcóatl, estrella matinal de la era tolteca, se le llamaba también Mictlantecuhtli (Códice
Magliabechiano 60v).
Resumiendo, se atribuyen a Quetzalcóatl dos tipos de muerte enteramente distintos. Su
sacrificio en el quemadero es una muerte de guerrero y una repetición atenuada del sacrificio de
Teotihuacan. Pero esta vez, el dios-héroe no llega a ser sino Venus, el astro que precede al sol.
Estamos en presencia de una creación del sol empobrecida que prefigura el advenimiento del Sol
nuevo. Y, como lo subrayan Ixtlilxóchitl (T.140) y la Historia de Mexico, la cremación de
Quetzalcóatl es el prototipo mítico de las que creían que transformaban a los difuntos heroicos
en Mimixcoa, compañeros del sol por la mañana y estrellas por la noche (Seler 1902-23, 3: 300-
1, 347; 4: 61).
Por otra parte, su desaparición en el mar o en una cueva o montaña es como un
ahogamiento o un sepelio. Los ahogados y los sepultados eran los escogidos por Tláloc, lo
mismo que los enfermos, los cuales también se enterraban. Desde luego Quetzalcóatl parece ir al
"Tlalocan en la luna"...
Dos tipos de muerte, una heroica, otra más apropiada a los sedentarios: pero, ¿no es
normal para un sol que se volvió lunar, que era la unión de los contrarios, de lo celestial y de lo
terrestre, de la noche y del día?
Huémac por su parte no es más que la luna: por eso no se habla a su propósito sino de un
fin "lunar". Entra en una cueva, como la luna cuando fue creada (T.54) o como Tezcatlipoca (Las
Casas III c.122; 1967, 1: 644), y se ahorcó o fue muerto a flechazos (T.115; Anales toltecas
1949: 13-14).

187
TEXTO 144. Relación de la genealogía... 1944: 244
(continuación del T.127):

Viendo esto el dicho Señor Huemac temió también y comenzó á pensar que los dioses estaban
enojados y que no era su voluntad que viviesen más en aquel pueblo, ó que quizá se lo dijeron
los demonios, y salióse con alguna gente y vínose á Chapultepec, que es una sierrecilla fresca
donde es la fuente del caño de agua que viene á México. Allí llegado, vióse muy afligido, y
desesperó y ahorcóse.

TEXTO 145. Leyenda de los Soles 83


(1945: 127, continuación del T.148):

En 1 tecpatl desapareció el tolteca; entonces entró Huémac en Cincalco; algunos se volvieron,


otros se fueron hasta diseminarse por todos rumbos.

TEXTO 146. Anales de Cuauhtitlan 11 (1945: 15):


7 tochtli. Este año se suicidó Huémac en Cincalco de Chapoltépec. [...] se dio la muerte; se
ahorcó de desesperación en la cueva de Chapoltépec. Primero se entristeció y lloró, y cuando no
vió a ningún tolteca, que detrás de él se acabaron, se suicidó.

TEXTO 147. Chimalpahin, Memorial Breve 19v (1958: 13):


Pero los otros viejos aclaran los dibujos y notas del dicho año 1 Acatl [diciendo] que entonces se
fue el rey Huémac en el llamado Cincalco de Chapultépec. Vino aquí de Tollan, siguiendo a las
espaldas a Quetzalcóatl al cual no vió en ninguna parte. Pelearon los dos y por fin Huémac entró
en el Cincalco.

Su muerte es una "creación de luna" empobrecida, anunciadora, ella tambien, de un astro


nuevo, de una luna nueva que va a salir.

Los mexicas en Tollan-Tula

Ya vimos en el relato de Sahagún sobre la tentación de Topiltzin y las desgracias que resultaron
(T.107, 122), que los mexicas acertaron a insinuarse en los mitos de Tollan a través de su dios
protector Huitzilopochtli, citado entre los cómplices de Tezcatlipoca. En la Historia de los
Mexicanos... y la Leyenda van más allá, presentándose a sí mismos como directamente
implicados en la caída de los toltecas:

TEXTO 148. Leyenda de los Soles 82-83


(1945: 126-27, continuación del T.131):

Al cumplirse los cuatro años que tuvieron hambre, se aparecieron los tlaloque en Chapoltépec,
donde hay agua. Debajo del agua salió un xillotl (maíz tierno) mascado. Ahí está viéndolo un

188
señor tolteca, que luego cogió el xillotl mascado, y lo mascó. Debajo del agua salió un sacerdote
de Tlálloc, que le dijo: "Villano, ¿ has conocido aquí ?" Dijo el tolteca. "Sí, amo nuestro, ha
mucho tiempo que nosotros lo perdimos." Y dijo (aquél): "Está bien, siéntate, mientras yo hablo
al señor.'' Y otra vez se metió en el agua, mas no tardó; volvió a salir y trajo una brazada de
buenos elotes. Luego le dijo: "Villano, toma esto y dáselo a Huémac. Piden los dioses a los
mexicas la hija de Tozcuecuex; entretanto la comen, irá el tolteca comiendo un poquito de ella,
pues ya se acabará el tolteca y ya se asentará el mexica. Irán a entregarla en Chalchiuhcoliuhyan,
en Pantitlan." Fué aquél luego a informar a Huémac y le dijo así como le mandó Tláloc. Huémac
se afligió, lloró y dijo: "¡ Conque así es ! ¡ conque se irá el tolteca ! ¡ conque se acabará Tollan !"
Luego despachó a Xicócoc dos de sus mensajeros, el llamado Chiconcóhuatl y Cuetlachcóhuatl,
que fueron a pedir la doncella de los mexicas nombrada Quetzalxochtzin, la cual aún no era
grande, era todavía niña. Fueron a Xicócoc y dijeron: "Acá nos envía Huémac, que dice que se
aparecieron los tlaloque y piden una doncella de los mexicas." Luego los mexicas ayunaron
cuatro días y trajeron luto por muerto. Así que transcurrieron los cuatro días, la llevaron a
Pantitlan: la acompañó su padre; y luego la sacrificaron. Otra vez se aparecieron ahí los tlaloque
a Tozcuecuex y le dijeron: "Tozcuecuex, no tengas pesadumbre, sólo tú acompañas a tu hija.
Destapa tu calabacilla." Ahí pusieron el corazón de la hija y todos los diferentes alimentos; y le
dijeron: "Aquí está lo que han de comer los mexicas, porque ya se acabará el tolteca." Al punto
se nubló e inmediatamente llovió y llovió muy recio: en cuatro días que llovió, cada día y cada
noche, fué sorbida el agua. Brotaron luego las diferentes hierbas comestibles y todas las hierbas
y el zacate, y nacieron por demás y se criaron los frutos de la tierra. Sembró el tolteca, y cuando
llegamos a los veinte y los cuarenta (días), se hizo redonda la mata del maíz y temprano se dio el
humano mantenimiento. Cuando se dio el mantenimiento humano fué en el signo anual 2 acatl.
En 1 tecpatl desapareció el tolteca; entonces entró Huémac en Cincalco; algunos se volvieron,
otros se fueron hasta diseminarse por todos rumbos.

Estos acontecimientos siguen el desastroso juego de pelota entre Huémac y los Tlaloque.
Según los Anales de Cuauhtitlan Huémac tuvo que sacrificar a sus propios hijos para conseguir
el fin de la sequía que devastaba Tollan (T.133). Aquí tenemos una versión completamente
distinta: Huémac organiza siempre un sacrificio, pero es el de la hija del rey mexica, y lo hace
por mandato de Tláloc. Los mexicas afirman pues su presencia en Tollan: es gracias a ellos que
vuelven las lluvias y la fertilidad, y es el dueño del lugar por excelencia, la autoctonía
personificada, el dios de la tierra Tláloc que les hereda las nuevas subsistencias y la sucesión de
los toltecas condenados.
El designio del texto es claro. A los mexicas les importaba legitimar su dominio y por
tanto, relacionarse con el "poderío tolteca" pero querían mostrar al mismo tiempo que este
poderío estaba cumplido y que principiaba otra edad, la suya. Hay que recordar que en la
Leyenda y la Historia de los Mexicanos..., estamos en presencia de una cronología corta. El Sol
presente, el quinto, no se inicia sino en 1063 d.C.40 y la "historia" tolteca, encogida en menos de
un siglo, hace en cierto modo las veces de prólogo al advenimiento de los mexicas. En cuanto al
fin de Tollan, se le dedican pocas líneas, meramente lo necesario para permitir un traspaso de
poderes.

40
La tierra renace en 1038 y el sol surge en 1063 (Hist. Mex. pinturas).
189
Se relata el fin de Tollan en breve pero con alusiones que dan testimonio de una
utilización y manipulación muy adecuadas de los datos míticos. Vale la pena adentrarnos en ello,
aunque sólo sea por los muy notables paralelismos con el Popol Vuh.

Estamos en la transición a otra era: no extraña pues encontrar de nuevo a Xochiquétzal


(Quetzalxóchitl). Es otra vez por ella por lo que se efectúa la transición. Xochiquetzal, la diosa
que cogió la fruta del árbol prohibido, al igual que Xquic en Xíbalbá (T.57): ambas fueron
condenadas. Quedémonos con Xquic, la cual mandaron sacrificar los Señores de Xibalbá. En
lugar del corazón de la muchacha se les ofreció en una calabaza la fruta roja de un árbol y los
Señores fueron engañados, lo que significaba que su tiempo estaba cumplido. Xquic huyó hacia
arriba por un agujero en la tierra.
Aquí en cambio se le ofrece a Tozcuécuex, siempre en una calabaza, el verdadero
corazón de la muchacha, puesto que para los mexicas es el comienzo de su era. El cuerpo lo
echan en el Pantitlan41, un remolino de la laguna de Mexico, un "agujero" que establece una
comunicación con el inframundo. Pormenores de esta clase ilustran bien el hecho de que las
fuentes se completan y aclaran mutuamente y que hay que tomarlas todas en cuenta.
Examinemos ahora la versión de la Historia de los Mexicanos por sus pinturas. Después
de la ida de Quetzalcóatl y de los toltecas, "estuvo Tollan despoblada y sin señor nueve años"
(T.103). No hay alusión ninguna a cualquier clase de catástrofe y el autor pasa directamente al
relato de las peregrinaciones mexicas desde Aztlan. A los 52 años de la salida de los toltecas, los
mexicas llegan a Coatépec cerca de Tula y allí es donde nace Huitzilopochtli y vence a los 400
Huitznahuas o surianos (T.51). Luego a los quince años:

TEXTO 149. Historia de los mexicanos...1941: 221-22


(continuación del T.51):

[...] se vinieron los mexicanos al pueblo de Tula, que á la sazón estaba poblado de los naturales
de la tierra, que eran chichimecas, y como llegaron al dicho pueblo hicieron un templo á
Uchilogos [Huitzilopochtli] y delante dél hicieron los candeleros que ahora usa, do pusieron
copal y otras cosas de olores, y luego como los mexicanos llegaron, se les aparecía el Uchilogos
á los naturales en figura de negro, y oían cómo debajo de la tierra lloraba Uchilobos, preguntado
por qué lloraba el dios de los mexicanos debajo de tierra, dijeron que porque todos los de Tula se
habían de morir; y dende á cuatro años una mujer vieja, natural de Tula, anduvo dando banderas
de papel puestas en palos á cada uno de los naturales, y apercibiéndolos que se aparejasen
porque habían de morir; y luego todos se iban á echar sobre la piedra donde los mexicanos
sacrificaban; y uno que tenía cargo del templo que habían hecho en Tula, que se decía
Tequipuyul [tecpoyotl: pregonero), que era advenedizo y creen que era el diablo, los mataba; y
antes que los mexicanos hiciesen templo, aquella piedra tenían los de Tula por templo; y ansí

41
Ver al propósito Sahagún II c.20, 1950-81, 2: 42-45; Durán Ritos c.8; 1967, 1: 82-93.
190
fueron muertos todos los de Tula, que no quedó ninguno, y quedaron señores de Tula los
mexicanos. Partieron luego de Tula [...].

Por mucho que a los "naturales de la tierra" se les califique de chichimecas, no hay que
equivocarse. Reconocemos perfectamente a la vieja que vende las fatales banderas, sospechamos
que el tecpoyotl, el pregonero forastero, no es sino Tezcatlipoca disfrazado de toueyo (T.113). En
cuanto a "Uchilogos"-Huitzilopochtli, a fuer de dios negro desempeña el papel de Tezcatlipoca,
y a fuer de anunciador del acabamiento de los tultecas, el papel de Tláloc en la Leyenda. Si está
"debajo de la tierra", es acaso porque los mexicas, no atreviéndose a exhibirlo, lo enterraron,
corno hicieron en otra ocasión (Relación de la genealogía...: 249)42, o porque, al estar
equiparadas las peregrinaciones a un viaje al inframundo, Huitzilopochtli marcha debajo de la
tierra: recordemos el Popol Vuh, donde las peregrinaciones de las tribus se efectúan
simultáneamente con el viaje subterráneo de los gemelos. Cabe hacer notar además que en la
Historia de los Mexicanos..., Coatépec-Tula-Tollan se sitúa en medio de las peregrinaciones, es
decir de la noche, igual que Xibalbá. Vimos ya la capital ubicada al este, en el cenit y en
Occidente; ahora está en el nadír. Ocupa pues las cuatro posiciones que le asignan los Anales de
los Cakchiqueles.
Si los mexicas se vuelven dueños de Tollan, y desde luego de la sede de todo género de
poder, es al parecer porque todos los toltecas perecieron. Otras fuentes asientan asimismo que al
pasar por Tollan, los invasores chichimecas de Xólotl no encontraron bicho viviente
(Ixtlilxóchitl Sumaria relación de las cosas 1975, 1: 292-94; Historia chichimeca 2: 14;
Anónimo mexicano: 117). Sólo unos pocos toltecas habrían sobrevivido escondidos en cuevas
(Ixtlilxóchitl 1: 284) — como al cabo de un cualquier Sol de Viento (T.12).
Por otra parte, al incluir el fin de Tollan en sus peregrinaciones, los mexicas hacen algo
más que legitimar después: esta extraña cronología respeta después de todo muy bien la
estructura del mito. Los toltecas son exterminados después de los acontecimientos de Coatépec
(T.51), que sabemos que ocurren en medio de las peregrinaciones mexicas, a medianoche, y
corresponden en los mitos del Altiplano mexicano o del Popol Vuh al salto de los héroes a la
hoguera que los transforma en astros. Es después de esta transmutación que los gemelos vencen
a los de Xibalbá, que Nanáhuatl triunfa del infierno y vuelve con "ricas piezas". Por lo tanto, es
perfectamente lógico que, en la nueva era mexica, los toltecas, seres del pasado, no fueran
definitivamente eliminados sino después del episodio de Coatépec.

191
Tollan tierra de origen

Tollan había venido a ser el paraíso del Poniente, lo mismo que Huehuetlapallan-Tamoanchan
previamente (T.11), lo mismo que Aztlan más tarde. Esos paraísos se caracterizan, en
transposición pseudo-histórica, por el hecho de que son una tierra de origen de donde los pueblos
— dos por lo menos — son exiliados. En Huehuetlapallan, en Aztlan, los pueblos vivieron en
armonía hasta que alguien usurpara la autoridad suprema (T.12, 15), al igual que los dioses del
paraíso original que usurparon el derecho de creación reservado sólo a la pareja original. En el
Tamoanchan de los toltecas, el rey huaxteco se emborrachó y se mostró desnudo. En todos los
casos, las consecuencias fueron el fin de la armonía y de la unión de los contrarios, así como la
separación de los pueblos.
Ahora bien, Tollan a su vez se volvió tierra de origen. Es obvio en cuanto a grupos como
los quichés o los cakchiqueles, que se decían oriundos de esta ciudad. Es obvio también en la
Historia tolteca-chichimeca. Tollan aparece en esta fuente meramente como lugar de partida.
Necesariamente se ponen en la escena dos pueblos, los nonoalcas y los toltecas-chichimecas, y
necesariamente hay una transgresión, en este caso la rebelión contra Huémac (T.115), seguida
por la separación y el destierro.
Son muchos los otros textos que explican cómo toda una serie de ciudades fueron
fundadas por emigrantes de Tollan (T.102, 103, 118, 136, 138...):

TEXTO 150. Motolinía, Memoriales I c.30 (1970: 45):


Este Quezalcovatl decían los indios que fue natural de un pueblo que se dice Tulla, y salió á
edificar las provincias de Tlaxcalla, Huexucinco, Chololla, etc., y después fué hacía la costa de
Covazacualco, a do desapareció, y siempre le esperaban que había de volver.

TEXTO 151. Anales de Cuauhtitlan 10 (1945: 14-15):


Después que se fueron los toltecas, animó el "diablo" a sus amigos; los fué a establecer en
Xaltocan [... ...]. Se fueron los toltecas a pasar por Cohuatlyyopan; a pasar por Atepocatlalpan; a
pasar por Tepetlayácac; a pasar por la antigua Cuauhtitlan, donde aguardaron un poco a un
natural de Tamaçólac, que era ahí de guardián, nombrado Atónal, quien luego con otras llevó a
sus vasallos. Partieron en seguida los toltecas, y fueron a pasar por Nepopoalco, Temacpalco,
Acatitlan, Tenamitlyyácac, Azcapotzalco y Tetlollincan, cuando ahí reinaba Tzihuactlatónac.
Ahí dejaron a dos ancianos toltecas, Xochiololtzin y Coyotzin, que dieron al rey un comal de
plata, por quedarse a su lado. Se fueron los toltecas a pasar por Chapoltépec, Huitzilopochco y
Colhuacan; y a pasar por Tlapechuacan y Cuauhtenco. Al irse y entrar en los pueblos, se
establecieron algunos en Cholollan, Teohuacan, Cozcatlan, Nonohualco, Teotlillan,

42
Cuando habitaban en Tizapan cerca de Colhuacan, les Mexicas "no osaban tener en público su dios, que traían
consigo la imágen, y enterráronlo so la tierra, y aun dicen que en el lodo".
192
Coayxtlahuacan, Tamaçolac, Copilco, Topillan, Ayotlan y Maçatlan, hasta que se asentaron en
todas partes de la tierra de Anáhuac, donde ahora habitan.

Además, ya quedó dicho que en sus mitos los chichimecas de Xólotl y los mexicas
pretendieron haber por lo menos pasado por Tollan. Es en Coatépec, cerca de la capital
desamparada o al punto de serlo, donde nació el Sol mexica, mientras que el Sol anterior nació
en las ruinas de Teotihuacan. Con Coatépec-Tula los mexicas hicieron una jornada de sus
migraciones: pero era también el lugar reconocible más alejado. Cuando en el siglo XV
Moteczuma I envió a sus mensajeros a Aztlan-Colhuacan-Chicomoztoc, no acertaron a recorrer
la ruta de sus antepasados sino hasta Coatépec (Durán, Historia c.27; 1967, 2: 217).
A pesar de ser el único punto de partida todavía identificable de las peregrinaciones
mexicas, no era por ello Tollan una auténtica tierra de origen. Pero según otras tradiciones, los
mexicas sí parecen haber identificado su patria a Tollan. Escribe Tezozómoc que Ce Ácatl
Nácxitl Quetzalcóatl reinó sobre los mexicas en Aztlan y que Huémac les guió de allá a Mexico
(Tezozómoc c.101, 103, 108; 1878: 659, 671, 691; Leyenda de los Soles 83). En ciertos casos,
Quetzalcóatl es asimilado a Huitzilopochtli (ver T.42, 156 y Cuadro V) y Tollan se llama
Mexico la Vieja:

TEXTO 152. Cervantes de Salazar I c.22 (1985: 42-43):

[...] es de saber que con su señor vinieron, de mas de ciento y sesenta leguas, gran copia de
indios de una gran ciudad: que ahora se llama Mexico la Vieja, y llegando poco a poco a esta
tierra, porque venían despacio, reparando en algunas partes cinco o seis años, donde dexauan sus
armas e insignias, por fuerza de armas quitaron el imperio y señorío a los naturales de esta
provincia e hicieron su principal asiento en el alagunas, para que, estando fuertes, pudiesen
conquistar y señorear toda la demás tierra. Llamaron a esta ciudad, en memoria de la antigua
suya vieja, Mexico Tenuchititlan. El señor dellos, a cabo de cierto tiempo que habían hecho
asiento, les dixo que se volviesen a su tierra antigua; y como todos respondieron que no querían,
porque estaban a su contento, el se fue con algunos de los suyos, y a la despedida les dixo que
del occidente vendrían hombres barbudos muy valientes, que los subjectarían y señorearían, lo
cual fue así despues de muchos años; y porque se sepa la causa de la venida déstos, decían indios
muy viejos de la Antigua Mexico, que estando [...]. (Continúa en el T.32.)

Conocemos la continuación (T.32): durante un sacrificio solemne apareció un venado


gigantesco que mataron y comieron. Más de 6000 nobles murieron por ello y los indios
convencidos de haber pecado se dividieron en dos grupos, como en la Historia tolteca-
chichimeca. El uno se dirigió hacia el Norte, el otro a Mexico.
Cabe cotejar este fin de "Mexico la Vieja" con el de Tollan en una de las versiones de
Torquemada (T.124). Ahí también es durante una ceremonia religiosa cuando aparece un ser

193
gigantesco. Las matanzas que perpetra convencen a los toltecas de huir, divididos en dos partes,
unos hacia el Norte y otros hacía el Oriente:

TEXTO 153. Torquemada I c.14 (1969, 1: 38):


Viendo los afligidos Tultecas, como sin remedio, crecian sus calamidades, y que el mas cierto de
su reparo, era tomar su consejo, tuvieronlo por bueno, y desamparando la tierra, se fueron en su
seguimiento; vnos, ácia la parte del Norte; y otros, ácia la del Oriente, conforme se avian
repartido, en la vision, que a cada vno, se les avia mostrado; y asi poblaron á Campech, y
Quauhthemala, segun se colige de las historias aculhuas, que son caracteres, y figuras, con que
estos naturales las escrivian.

En Huehuetlapallan y en Aztlan, hubo rebelión contra la autoridad legítima. Cristóbal del


Castillo (p.82) justifica la rebelión en Aztlan diciendo que los mexicas estaban oprimidos. El
tema de la opresión vuelve a encontrarse en Torquemada ya que es para librarse de ella que los
toltecas organizaron su nefasta ceremonia.

CAPITULO VIII.
MOTECZUMA II Y EL RECUERDO DE TOLLAN

Habiendo vencido a Quetzalcóatl y habiéndole relegado al rango de Venus, Tezcatlipoca queda


como dueño del campo. Pero lo que ha infligido a su adversario no es sino lo con que amenaza a
cualquier soberano, a juzgar por el siguiente discurso pronunciado en la entronización de un rey:

TEXTO 154. Sahagún VI c.10 (1956, 2: 92-93):

Por ventura por algún espacio de tiempo llevaréis la carga a vos encomendada, o por ventura os
atajará la muerte, y será como sueño esta vuestra elección a este reino; mirad que no seáis
desagradecido, teniendo en poco en vuestro pecho el beneficio de nuestro señor dios, porque él
ve todas las cosas secretas y enviará sobre vos algún castigo, como le pareciere, porque en su
querer y voluntad está que os anieble y desvanezca, u os enviará a las montañas, y a las sabanas,
u os echará en el estiércol y entre las suciedades o (que) os acontezca alguna cosa fea o torpe;
por ventura seréis infamado de alguna cosa fea y vergonzosa, o por ventura permitirá dios, que
haya discordia y alborotos en el reino, para que seáis menospreciado y abatido, o por ventura os
194
darán guerra otros reyes que os aborrecen y seréis vencido y aborrecido o por ventura permitirá
dios que venga sobre vuestro reino hambre y necesidad.
¿ Qué haréis si en vuestro tiempo se destruye vuestro reino, o nuestro señor dios enviase
sobre vos su ira, enviando pestilencia ? ¿ Qué haréis si en vuestro tiempo se destruye el reino, y
vuestro resplandor se volviese en tiniebla ? ¿ Qué haréis si se desolare en vuestro tiempo vuestro
reino, o si por ventura viniere sobre vos la muerte antes de tiempo y en el principio de vuestro
reino, y antes que os apoderéis de él os destruyere y matare, os pusiere debajo de sus pies
nuestro señor todopoderoso ?
O por ventura súbitamente enviare sobre vos ejércitos de enemigos de hacia los yermos,
o de hacía la mar, o de hacia las sabanas y despoblados, donde se suelen ejercitar las guerras
donde se suele derramar la sangre, que es beber del sol y de la tierra, porque muchas e infinitas
maneras tiene dios de castigar a los que le desobedecen.

En principio, el nuevo Sol naciente debe ser el de Tezcatlipoca. De hecho, éste se hace
adorar en todas partes como el mayor de los dioses, rechazando a Quetzalcóatl al plano
secundario, no sólo en las ciudades enumeradas por Muñoz Camargo y Torquemada (T.117,
118), sino también en todos los lugares donde se asientan invasores chichimecas (por ejemplo en
Texcoco según la Relación de Pomar, o en Chalco: Códice Telleriano-Remensis 5r). Se le
califica como el "mayor de los mayores de sus dioses" (Códice Magliabechiano: 32v), "el más
principal de todos" (Torquemada VI c.20), "otro Jupiter" (Sahagún I c.3). Sus epítetos son los de
la pareja creadora suprema: "noche viento" (yoalli ehecatl), "Dueño del cerca y del junto"
(tloque nahuaque), "Que se inventa a sí mismo" (moyocoyani) (León-Portilla 1956: 157-77). Era
"él de quien somos esclavos" (titlacahuan), "el que hace lo que se le antoja" (Sahagún 1950-81,
1: 53; 6: 1, 7, 11, 17-18, 26, 29, 33, 42... ). Su dominio estaba en todas partes: en el inframundo,
en la tierra y en los cielos (ibid. 1: 5).
Aunque todopoderoso, Tezcatlipoca era sin embargo demasiado ambiguo e imprevisible,
demasiado caracterizado como perteneciente al lado oscuro de las cosas, para que se le hiciera
fácilmente un dios solar. En ocasiones otorgaba riquezas, gloria y honores, pero las más veces
suscitaba discordia, aflicción y desgracia. Era el tentador que sume en la impureza, el vengador
(Durán Ritos c.4; T.105), el reñidor, el engañador, el escarnecedor (Sahagún I c.5, III c.2). Pero,
ante todo seguía siendo el dios negro con el espejo oscuro, con los fúnebres atuendos (Durán,
Ritos c.4, 5; Pomar c.14), asociado a la luna, la noche, el jaguar (Códice Borbónico 3), el
infierno (Díaz del Castillo c.92; Tezozómoc c.28). Sus proteicas apariciones, preferentemente
nocturnas, eran siniestras (Sahagún V c.9 y 11-13), su nombre era 1 Muerte.43 Dueño de la edad
nueva pero fundamentalmente nocturno, Tezcatlipoca no fue "solarizado" bajo el aspecto del
Tezcatlipoca rojo sino por unos pocos pueblos:

43
Seler 1902-23, 4: 131-38; Nicholson 1971: 411; Graulich 1990, 1997, 1999; Jiménez Moreno 1979; Brundage
1982: 82-97; y sobre todo Olivier 1997.
195
TEXTO 155. Chimalpahin 7ª Relación 140r (1965: 164):
[...] los llamados nonohualcas teotlixcas tlacochcalcas adoraban falsamente al de nombre
Tlatlauhqui [Rojo] Tezcatlipoca [......] que era a la manera como si él fuese un Rey o Señor
porque frente a él se humillaban como si él fuese el Sol para ellos, y como si de él dependiera el
sustento y el buscarse la vida.

Mas se trataba de una creación artificial. Fue Huitzilopochtli, el dios protector de los
mexicas presentado como aliado del Espejo Humeante, y en parte identificado con él, el que vino
a ser el astro del nuevo imperio.44
Los mexicas se situaron pues del lado de los enemigos de Topiltzin. Mas éste quien
durante siglos había sido el símbolo de la vida con sus fases de ascenso, descenso y
renacimiento, el símbolo de la vida recurrente y regular — la vida de un hombre pero igualmente
de un reino, de un imperio, de un Sol—, el que fue el guerrero y el sacerdote que mereció por sus
autosacrificios en Teotihuacan y Tollan, conservó mucho prestigio no sólo en su calidad de
viento, el soplo vital del universo y también el que daba el soplo de vida al recién nacido, sino
también como fuente del poder legítimo, en particular en su ciudad sagrada de Cholula.
Adversarios de Quetzalcóatl en Tollan y candidatos al dominio del mundo, los mexicas tuvieron
una actitud ambivalente cerca del dios. Por una parte, dado su prestigio entre los pueblos
establecidos, se declararon sus sucesores y multiplicaron las aseveraciones en este sentido. Ya
los vimos anexionando a Quetzalcóatl a su Quinto Sol con el fin de poder hacerse anunciar a sí
mismos, en Tollan, el fin de los toltecas y su propio advenimiento (T.148, 149; Tezozómoc c.2-
3; 1878: 228-30). Afirmaron además que Mexico Tenochtitlan habría sido fundada donde había
"una estera y una silla", esto es, el poderío de Quetzalcóatl (Tezozómoc 1949: 43); mas una
estera y una silla petrificadas (te-petlatl), puesto que cuando apareció el último sol, todo fue
cambiado en piedra (Popol Vuh 1985: 182). Por otra parte, hicieron todo para substituir su dios
Huitzilopochtli al numen tolteca.
Varios autores, desde Walter Lehmann (1958: 26-7 nota 5) en los años 1930 hasta Rudolf
van Zantwijk (1962: 114; 1977: 14; 1985: 14-17) y Nigel Davies (1973b) por ejemplo opinaron
que en el lugar donde los mexicas dicen haber fundado su ciudad existía ya un asentamiento y
las excavaciones de la Catedral y del Templo Mayor han efectivamente probado que hubo una
ocupación contínua del lugar desde la época tolteca.45 También hay indicaciones importantes de
que el dios tutelar de los antiguos habitantes era Quetzalcoatl y no Huitzilopochtli, y es

44
Seler 1902-23, 4: 163-64; Graulich 1984: 158; en la iconografía Códice Telleriano-Remensis 5r; ver también la
Piedra de Tízoc o el Teocalli de la Guerra Sagrada, dos monumentos muy conocidos de la escultura azteca. El único
texto náhuatl que identifica explicitamente Huitzilopochtli con el sol es en Sahagún XI, 2 § 4; 1950-81, 11: 43-44
cuando sus informantes hablan del cuauhtlotli ("águila-halcón").
45
También Noguera 1966: 73, 77; Charlton 1975: 231 fig.1; Graulich 1979: 230-39 ; Matos Moctezuma 1999.
Lehmann menciona también la substitución de Quetzalcóatl por Huitzilopochtli.
196
precisamente a eso a que alude la afirmación de que la ciudad — y en particular su templo
principal — fue fundada en un trono de Quetzalcóatl, y de que los mexicas fueron acogidos por
el autóctono por excelencia, Tláloc, dios del agua y de la lluvia. Estos migrantes que llegan a
principios del siglo XIV logran apoderarse del poder en la ciudad con ocasión de la guerra de
liberación contra los tepanecas en 1427. De acuerdo con Tezozómoc (c.7; 1878: 243), el pueblo
autóctono de Tenochtitlan, los "primeros mexicanos" dijo a los mexicas que si eran vencidos,
entonces "sereis aspados los cuerpos con tejas como de almoazas, y luego de muertos os hemos
de comer vuestras carnes, porque cuando venimos y salimos de nuestras tierras, no trajimos
deudos ni parientes, sino muy diferentes los unos de los otros. Replicando los mancebos
valeroses [……] que en no saliendo con nuestro intento y voluntad de aventajarnos en armas con
los tecpanecas, que no habeis de tejar con tejas, y comer nuestras carnes. Aunque en nosotros no
teneis ningun parentesco, ni vosotros ayuda ninguna nos dareis..." Así pues, los fundadores del
imperio azteca "no tenían ningun parentesco" con los antiguos habitantes de la ciudad.

Desde estonces los mexicas se esforzaron en poner paulatinamente su dios


Huitzilopochtli en el lugar de Quetzalcóatl. Acaso fue eso uno de los motivos por los que Itzcóatl
mandó quemar los libros antiguos al establecer el poderío mexica, aunque me incline a pensar
que la eliminación de Quetzalcóatl ocurrió algo más tarde.46
En un primer tiempo tal vez, los mexicas introdujeron héroes del ciclo tolteca en los
relatos de sus migraciones: Mixcóatl, Xiuhnel, Mímich, Huémac, Apanécatl, Chimalmán. Mas
incluso aquí hay ambivalencia. No en cuanto a Huémac, Chimalmán o Apanécatl, presentados
como meros guías y portadores del dios mexica. Pero Mixcóatl y Xiuhnel desempeñan en una
versión un papel positivo (T.31), mientras que en otras fuentes (Códice Boturini 4, Códice Aubin
5v; Tezozómoc 1949: 21-22) Xiuhnel y Mimich sobrevienen solamente en calidad de
representantes de la autoctonía entregados como víctimas a los conquistadores recién llegados
(Graulich 1974, 1984).
Luego, además de infrecuentes asimilaciones de Mexico a Tollan, los mexicas
procuraron principalmente substituir a Quetzalcóatl por Huitzilopochtli. Léanse de nuevo al
respecto la lista de reyes de Tollan y Colhuacan proporcionada por Ixtlilxóchitl (Cuadro V), o
los textos de Oviedo, Moctezuma y Cervantes de Salazar (T.32, 68, 152, 158). Incluso trataron
posiblemente de atribuir el papel de Quetzalcóatl a un contemporáneo del primer rey de Mexico,

46
León-Portilla 1956: 252 cita el texto de Chimalpahin (7a Relación, año 1440; 1889: 107) según el cual fue
Tlacaélel el "quien anduvo siempre persuadiendo a los mexicas de que su dios era Huitzilopochtli". León-Portilla
acepta la traducción de Siméon; otras traducciones difieren (Rendón en Chimalpahín 1965: 196: "Fue éste también
quien fungió como oráculo del Huitzilopochtli… y quien los guió"; Tena en Chimalpahin 1998, 2: 79: "Todo fue
también obra del diablo Huitzilopochtli, el dios de los mexicas que les hablaba.") pero el texto puede interpretarse
de diversas maneras.
197
Acamapichtli. Lo parece indicar el siguiente texto, apócrifo47 pero cuyos datos pueden provenir
de alguna que otra fuente perdida:

TEXTO 156. Merced de Hernan Cortés 1866: 9-10:


[...] estando el gran rey Acamapichi el primero, el año de 1384 vino un hombre blanco con
barbas y vestido como papa de la manera de esta tierra, al parecer sacerdote, con un libro en las
manos, y le dijo en su lengua que estaba muy engañado [......] y que el obrar bien con la paz entre
ellos [......] sería cerca [......] de su herencia [......], y que el legítimo dueño cerca estaba; y que
ninguno de sus hijos dejara por sucesor; y que no hiciesen sacrificios con sus prójimos, que no
era fuerza [......] lo demorase [......] en animales de la tierra, y que no se sustentasen con carnes
humanas, y que sus ídolos habían de ser derrocados, y que los hijos del sol se habian de señorear
con la tierra y habian de tiranizarlos y servirse de ellos y sus haciendas [......].

Sea lo que fuere, el nacimiento milagroso de Huitzilopochtli, cuya madre Coatlicue habría sido
fecundada por una pelotilla de pluma, es decir por un colibrí, el alma de un guerrero muerto, está
calcado del mito del nacimiento de Topiltzin, hijo de Chimalmán-Coatlicue que se tragó una
piedra verde, alma de Mixcóatl; y el triunfo de Coatépec está calcado en, y destinado a
reemplazar, el mito de la victoria de Quetzalcóatl en el Mixcoatépec.
Este afán por propulsar a Huitzilopochtli al primer plano, en perjuicio del dios tolteca,
sobresale con más claridad en los rituales de las veintenas del año solar. Este ciclo de fiestas
muy antiguo que se remonta por lo menos al período clásico, fue primero adoptado como tal por
los invasores, en particular porque era también el ciclo de fiestas de los moradores autóctonos,
pre-mexicas, de Mexico Tenochtitlan. Mas luego que su dominio fue firmemente establecido, los
mexicas eliminaron a Quetzalcóatl de las fiestas principales y lo substituyeron por
Huitzilopochtli. En el principio la veintena panquetzaliztli, en el solsticio de verano, era fiesta
principal de Quetzalcóatl y fiesta menor de Tezcatlipoca mientras que toxcatl, en el solsticio de
invierno, era al contrario fiesta mayor del Espejo Humeante y menor de Quetzalcóatl. Con los
mexicas, Huitzilopochtli fue puesto en el lugar de Quetzalcóatl. La substitución es fácil de
comprobar. Durante las ceremonias de quecholli, veintena que precede a panquetzaliztli, se
reactualizaban las peregrinaciones de Mixcóatl y su encuentro con Chimalmán. Era pues de
esperar la celebración del nacimiento de Quetzalcóatl seguida por la de su triunfo sobre las
fuerzas nocturnas que vencieron a su padre. Y en efecto, en Yucatán, donde nunca hubo
influencia mexica, sí era Kukulcan-Quetzalcóatl el que "bajaba del cielo" en el primer día de
yaxkin (equivalente maya de panquetzaliztli), y eso hasta el siglo XVI (Landa c.40; 1959: 99).
En Mexico en cambio se celebraban este mismo día... ¡ el advenimiento de Huitzilopochtli y su
victoria de Coatépec ! Festejaban triunfalmente a Huitzilopochtli pero en este mismo "mes"

47
Ver Graulich 1996.
198
seguían reactualizando, aunque discretamente, el sacrificio de Nanáhuatl y de Luna en la
hoguera. El dios luminoso tronaba en la cumbre de la pirámide principal de Mexico junto al
representante de la tierra, Tláloc, pero el edificio estaba rodeado por el lado de Huitzilopochtli
por serpientes emplumadas opuestas a serpientes-Tláloc por el lado norte.48
Los mexicas se esforzaron por relegar a Quetzalcóatl al rango de dios del viento, Ehécatl.
Iniciaron además otras reformas. Por ejemplo, mudaron la fiesta "secular" del Fuego Nuevo del
año 1 Conejo al año 2 Caña y del "mes" ochpaniztli a panquetzaliztli, pese al (o más bien por el)
profundo cambio de significación implicado por tal reforma. Puede ser que incluso pensaran en
hacer coincidir las fiestas de las veintenas con los acontecimientos del año real, introduciendo el
bisiesto, revolución fundamental ésta ya que implicaba una reinterpretación integral de los ritos.
(Motolinia I c.16 y inserción; 1970: 24, 30; Graulich 1994: 120-26) Pero no lograron llevar a
cabo esas reformas: Quetzalcóatl-Cortés no les dejó el tiempo necesario. Fueron sorprendidos en
pleno trastorno y sus tentativas les sobrevivieron justo lo bastante como para hacer las cosas
particularmente embrolladas en el siglo XVI.

La angustia de Moteczuma

Quetzalcóatl habiendo sido relegado progresivamente al plano secundario, se comprende que el


retorno del dios tuvo que inquietar al noveno tlatoani azteca. Es de presumir que noticias de la
presencia en las Antillas de seres blancos invencibles llegaron bastante temprano a Mexico y que
engendraron allá un ambiente angustioso. En Mexico más que en otros lugares, dado que los
mexicas tenían más motivos que ninguno para sentirse culpables ante Serpiente Emplumada. En
presencia de los españoles los mayas lucharon, los totonacos esperaron, los tlaxcaltecas
calcularon su ventaja y se decidieron; pero ningún pueblo estuvo paralizado por el temor ante el
"retorno vengador del dios". Sólo los mexicas se estremecieron.
Conforme avanzaron los españoles, se les percibió mejor: sin duda temibles, pero
mortales; casi divinos, pero muy distintos de los dioses conocidos y clasificados. Moteczuma
debió estar a la vez tranquilizado y más aterrorizado aún. Probablemente no se trataba del
retorno de Quetzalcóatl pero había peligro de que fuese el fin del imperio y el comienzo de otro
Sol. ¿ Compartiría Mexico el destino de Tollan ?
Claro que todo eso es conjetura. Ningún testimonio informa sobre lo que pasó
exactamente en Mexico en los años 1510-1519, ni tampoco sobre lo que sintió el soberano.

48
Graulich 1999 : 191-224.
199
Cuanto se ha escrito al respecto, lo ha sido después, ya cumplida la catástrofe, y después que los
acontecimientos hubieran sido más o menos reinterpretados en términos míticos.
No hay texto alguno, o casi : por lo menos, Cortés nos dejó la sustancia del discurso
pronunciado por Moteczuma al acoger al conquistador en Mexico, en este fatídico 8 de
noviembre de 1519. Discurso desconcertante, muy diferente, por ejemplo, de la versión recogida
decenios más tarde por Sahagún (T.1):

TEXTO 157. Cortés 1963: 59:


"Muchos días ha que por nuestras escripturas tenemos de nuestros antepasados noticia que yo ni
todos los que en esta tierra habitamos no somos naturales de ella sino extranjeros, y venidos a
ella de partes muy extrañas; y tenemos asimismo que a estas partes trajo nuestra generación un
señor cuyos vasallos todos eran, el cual se volvió a su naturaleza, y después tornó a venir dende
en mucho tiempo, y tanto, que ya estaban casados los que habían quedado con las mujeres
naturales de la tierra y tenían mucha generación y hechos pueblos donde vivían, y queriéndolo
llevar consigo, no quisieron ir ni menos recibirle por señor, y así se volvió; y siempre hemos
tenido que los que de él descendiesen habían de venir a sojuzgar esta tierra y a nosotros como a
sus vasallos; y según de la parte que vos decía que venís, que es a do sale el sol, y las cosas que
decís de ese gran señor o rey que acá os envió, creemos y tenemos por cierto, él sea nuestro
señor natural, en especial que nos decís que él ha muchos días que tenia noticia de nosotros; y
por tanto, vos sed cierto que os obedeceremos y tendremos por señor en lugar de ese gran señor
que vos decís, y que en ello no habrá que yo en mi señorío poseo, mandar a vuestra voluntad,
porque será obedecido y hecho; y todo lo que nosotros tenemos es para lo que vos de ello
quisiéredes disponer."

No es fácil conciliar la leyenda relatada por Moteczuma con la de Quetzalcóatl o de


Huitzilopochtli. Es cierto que las palabras del rey fueron muy resumidas por Cortés — los
náhuas eran más bien prolijos — y puede ser que algunos pasajes hayan sido mal vertidos al
castellano o mal entendidos por los intérpretes del conquistador. Es posible también que
escribiendo casi un año después de los hechos, Cortés haya deformado, a no ser que se haya
apoyado en notas. Sea lo que fuere, esta fuente es indudablemente la más segura en cuanto al
discurso.
Los extranjeros venidos de lejos guiados por un gran señor pueden ser tanto los toltecas-
chichimecas del joven Quetzalcóatl como los mexicas de Huitzilopochtli, particularmente si uno
compara con la versión de la leyenda proporcionada por Oviedo (T.68, 42). Viene luego un
pasaje difícil de conciliar con el dios mexica: quiero hablar del retorno del jefe a su patria y de su
vuelta más tarde, que le valió una mala acogida.
El tema de la salida del señor al que no quieren acompañar figura igualmente en
Cervantes de Salazar (T.152). En cuanto a la mala acogida a su regreso se pueden proponer tres
paralelismos. Primeramente en Oviedo, donde Huitzilopochtli "vuelve" de algún modo bajo el

200
aspecto de su hijo Guatezuma (T.68, 42). Luego está el relato de Diego Luis de Moctezuma,
inspirado en parte en Oviedo:

TEXTO 158. Moctezuma (resumen según Keen 1971: 202):

Desde siglos atrás, Mexico era la capital de un gran imperio. Pero los de Texcoco, Tlaxcala y
otras ciudades se rebelaron. Tras muchas batallas los rebeldes estuvieron a punto de tomar
Mexico, cuando llegó del este una banda de guerreros conducidos por un capitán desconocido,
Huitzilopochtli, hijo del sol, y gracias a su ayuda los aztecas triunfaron. En un primer tiempo los
senadores de Mexico honraron mucho a Huitzilopochtli pero más tarde, desconfiados del poder
de los recién llegados, procuraron deshacerse de ellos. Mas por fin, movidos por el discurso de
un senador, ofrecieron el trono a Huitzilopochtli, el cual se casó con una princesa mexica y
fundó la dinastia de los Motezumas.

Por último, los mayas acogieron mal a Xbalamqué cuando regresó a casa después de su
triunfo en el inframundo:

TEXTO 159. Las Casas III c.124


(1967, 1: 650, continuación del T.56):

El Exbalanquén se tornó, y en la Vera Paz, de donde había salido, no le rescibieron con la fiesta
y cantos quél quisiera, por lo cual se fue a otro reino, donde lo rescibieron a su placer. Y deste
vencedor del infierno dicen que comenzó el sacrificar hombres.

¿ Como compaginar todo eso con el mito de Quetzalcóatl ? Provisionalmente se puede


imaginar la interpretación siguiente. Los mexicas habrían venido (miticamente) a Tollan con
Quetzalcóatl y se habrían asentado allá: es la historia del dios joven, del sol ascendiente. Luego
somos transportados al fin de Tollan, con un "retorno" de Quetzalcóatl que acaba por huir de la
ciudad sin que un grupo de mexicas acepte acompañarle. Más tarde se van con Huémac hacia el
Sur y Chapultépec...
¿ A qué corresponde entonces la "ausencia" de Quetzalcóatl ? ¿ Se explica sin más por el
hecho de que nunca se cuenta sino el principio y el fin de Tollan ? O, ¿ era de suponer que
Quetzalcóatl actuaba como el sol que al llegar al cénit vuelve al este ? ¿ Había vuelto atrás para
surgir de nuevo bajo el aspecto de su mero reflejo de espejo ? Es posible, pero cabe confesar que
este dios-sol poniente que es sí mismo sin serlo desafía nuestra lógica occidental. O, más bien, se
siente al exceso el procedimiento para explotar hasta en sus últimas consecuencias lo que en el
principio era sólo metáfora (T.24).

201
Sin embargo, incluso con respecto a este punto hay confirmaciones en los mitos de
Huitzilopochtli. Se trata otra vez del viaje a Aztlan organizado por Moteczuma I. Nótese bien:
Moteczuma I, es decir el quinto de los nueve soberanos aztecas, el del medio, del cénit, de
mediodía, del apogeo del imperio — visto a posteriori. Fue bajo su reinado cuando se hizo este
fantástico viaje hacia atrás, en el momento en el que el mismo astro también teóricamente se
puso a retroceder. Transcribo aqui lo que respondió Coatlicue a los mensajeros del rey:

TEXTO 160. Durán Historia c.27 (1967, 2: 221):

Respondió Coatlicue: — "Está muy bien, hijos míos; mi corazón queda quieto, pero decidle que
tenga lástima de mí y del gran trabajo que paso sin él [su hijo Huitzilopochtli]. Miradme cuál
estoy, en ayuno y penitencia, por su causa. Ya sabe que me dijo cuando se partía: "Madre mía,
no me detendré mucho en dar la vuelta, no más de cuanto llevo a estos siete barrios y los
aposento en donde han de habitar y poblar aquella tierra que les es prometida. Y habiéndolos
asentado, y poblado, y consolado, luego volveré y daré la vuelta.
"Y esto será en cumpliéndose los años de mi peregrinación y el tiempo que me está
señalado, en el cual tiempo tengo de hacer guerra a todas las provincias y ciudades y villas y
lugares, y traerlos y sujetarlos a mi servicio. Pero por la misma orden que yo los ganaré, por esa
misma orden me los han de quitar y tornar a ganar gentes extrañas y me han de echar de aquella
tierra.
"Entonces me vendré acá y me volveré a este lugar, porque aquellos que yo sujetare con
mi espada y rodela, esos mismos se han de volver contra mí y han de empezar desde mis pies a
echarme cabeza abajo, y yo y mis armas iremos rodando por el suelo. Entonces, madre mía, es
cumplido mi tiempo y me volveré huyendo a vuestro regazo, y hasta entonces, no hay que tener
pena. Pero lo que os suplico es que me déis dos pares de zapatos, los unos para ir, y los otros
para volver, y dadme cuatro pares, dos para ir y dos para volver." Y yo le dije: — "Hijo mío, id
norabuena, y mirad que no os detengáis, sino que en cumpliendo ese tiempo que decís, os
vengáis luego."
"Paréceme, hijos míos, que él se debe de hallar bien allá y hasta se quedó y no se acuerda
de la triste de su madre, ni la busca, ni hace caso de ella. Por tanto, yo os mando que le digáis
que ya es cumplido el tiempo, que se venga luego, y para que se acuerde que le deseo ver y que
soy su madre, dadle esta manta de nequén y este braguero o ceñidor de lo mismo para que se
ponga."

En el apogeo la diosa anuncia pues un doble "ocaso" de su hijo: él tiene que volver en
seguida a su punto de partida (al igual que el sol al dar media vuelta a mediodía), si bien caerá de
todos modos cabeza abajo, al mismo tiempo que su pueblo y al igual que su reflejo en el espejo
negro, el sol de la tarde. Para un dios que se multiplica así, cuatro pares de zapatos no son
demasiados... Y, ¿ cual será la relación con Quetzalcóatl Nácxitl, "Cuatro pies" ?

Quinto rey, Moteczuma I


Apogeo mexica
Mediodía

202
Vuelta de Mexico
Huitzilopochtli paradisiaco

Este Oeste
primer rey noveno rey
Acamapichtli Moteczuma II

Ultimas observaciones en fin en cuanto al discurso de Moteczuma: no considera a Cortés


como Quetzalcóatl sino a lo más como su enviado y prudentemente evita pronunciar el nombre
del "gran señor" ya que habla en presencia de indios a quienes, desde años atrás, se procuraba
convencer de que Quetzalcóatl era Huitzilopochtli.
La versión del discurso proporcionada por los informantes de Sahagún es más tardía y
por eso estructurada por el mito. Desde luego es tanto más interesante. Moteczuma miente
descaradamente cuando dice a Cortés-Quetzalcóatl que le devuelve un trono que los reyes
mexicas no ocuparon sino brevemente a la espera de su vuelta. En efecto, aquellos mismos
informantes nos legaron discursos típicos de entronizaciones y es por supuesto Tezcatlipoca el
dios cuyo trono los reyes "poseyeron algunos días":

TEXTO 161. Sahagún VI c.4, 5 (1956, 2: 66, 72):


Del lenguaje y afectos que usaban cuando oraban al principal dios llamado Tezcatlipoca,
teyocoyani, teimatini, primer proveedor de las cosas necesarias, demandando favor para el
señor recien electo para que hiciese bien su oficio. Es oracion de los satrapas que contiene
sentencias muy delicadas
Hoy, día bienaventurado, ha salido el sol, hanos alumbrado, hanos comunicado su
claridad y su resplandor, en que sea labrada una piedra preciosa, un precioso zafiro; hanos
aparecido una nueva lumbre, hanos llegado una nueva claridad, hásenos dado un hacha muy
resplandeciente, que ha de regir y gobernar nuestro pueblo, y ha de tomar a cuestas los negocios
y trabajos de nuestra república.
He de ser imagen y substituto de los señores y gobernadores que ya pasaron de esta vida,
los cuales algunos días trabajaron en llevar a cuestas las pesadumbres de esta vuestra gente, y
vinieron a poseer vuestro trono y vuestra silla, que es la principal dignidad de este vuestro
pueblo, provincia, reino; la cual tuvieron y poseyeron en vuestro nombre y en vuestra persona
algunos pocos días. [... ...]
¡ Oh señor nuestro humanísimo !: haced esta merced a N., que nos parece que es para este
oficio, elegidle y señaladle para que tenga este vuestro señorío y gobernación; dadlo como
prestado vuestro trono y vuestro sitial, para que rija este señorío, o reino por el tiempo que

203
viviere; sacadle de la bajeza y humildad en que está, y ponedle en esta honra y dignidad, que nos
parece que es digno de ella.

Era al Espejo Humeante (y evidentemente a Huitzilopochtli) al que encarnaba el rey y


cuyos vasallos eran los mexicas (Tezozómoc 1949: 83):

TEXTO 162. Sahagún VI c.9 (1956, 2: 89-90):


"[...] ya me habéis hecho espaldar de vuestra silla, y vuestra flauta, sin ningún merecimiento mío;
ya soy vuestra boca y vuestra cara, y vuestras orejas, y vuestros dientes, y vuestras uñas, aunque
soy un pobre hombre, quiero decir, que indignamente soy vuestra imagen y represento vuestra
persona, y las palabras que hablare han de ser tenidas como vuestras mismas palabras, y mi cara
ha de ser estimada como la vuestra y mis oídos como los vuestros, y los castigos que hiciere han
de ser tenidos como si vos mismos los hiciéredes; por esto os ruego que pongáis dentro de mí
vuestro espíritu, y vuestras palabras, a quien todos obedezcan y a quien nadie pueda
contradecir."

Los mexicas supieron que Quetzalcóatl era o había sido la fuente de toda clase de poder.
Pero habiendo conquistado su imperio por sus solas armas y con el apoyo de su dios tutelar,
acabaron por negarlo, posiblemente en una época bastante reciente, la de los grandes trastornos
ideológicos. Si se examinan los discursos de entronización recogidos esta vez por Durán y
Tezozómoc, se observa que sólo al advenimiento de Tízoc mencionan también Quetzalcóatl:

TEXTO 163. Durán, Historia c.39 (1967, 2: 302):


Muy poderoso señor y valeroso mancebo: heredado has el estrado real, de muy ricas y hermosas
plumas, y el aposento de piedras preciosas que dejó el dios Quetzalcóatl y el gran Topiltzin, y
del maravilloso y admirable Huitzilopochtli. El cual (estrado real) no se te da más de prestado:
no para siempre, sino por algún tiempo.

Pero Tízoc fue asesinado por los nobles algunos años después. Luego, hasta la llegada de
los españoles ya no se mencionan sino a Huitzilopochtli y al "dios de lo criado, señor por quien
vivimos y cuyas criaturas somos, aquél que por sólo su parecer y voluntad se mueve sin ser
movido" — en una palabra, Tezcatlipoca (Durán Hist. c.41, 52; 1967, 2: 317, 399; Tezozómoc
c.61, 66; 1878: 460, 485).
Si, en la tardía versión del discurso recogida por Sahagún, Moteczuma está presentado
como achicándose ante el conquistador considerado como Quetzalcóatl, es porque, al correr el
tiempo, la caída de Mexico vino a ser interpretada como el fin de un Sol (Muñoz Camargo c.19;
1892: 154) y como otra fase de la alternancia entre Quetzalcóatl y Tezcatlipoca. Naturalmente se
impusieron los modelos prototípicos del destierro de Tamoanchan o de la declinación de Tollan.

204
En Tamoanchan se cometió el pecado de orgullo al (pro)crear, al igualarse con la
dualidad suprema; o, según una versión más "histórica", un rey se emborrachó y se mostró
desnudo; y en Tollan Quetzalcóatl se embriagó y fornicó. Falta pues una transgresión por parte
de Moteczuma II también.
Por eso se denuncian el orgullo, la soberbia y la crueldad del monarca. Desde su acceso
al mando, había introducido reformas radicales. Las personas "de baja suerte e hijos de hombres
bajos" fueron desterrados de la corte y ya no aceptaba sino a nobles, "hijos de los grandes
señores y sus primos y hermanos", "todos legítimos". Se dice que prefería a los jóvenes, que
podía formar a su gusto. Además, habría mandado matar a todos los dignatarios de los barrios y
habría puesto hombres nuevos en su lugar. Moteczuma incluso se habría hecho adorar como a un
dios. Había que postrarse por el suelo cuando él pasaba y mandaba matar al hombre bajo que se
atrevía a alzar los ojos para mirarle. "Y llamaba a su casa "casa de dios" (Durán c.53, 67;
Tezozómoc c.83, 1878: 578-79). 49
Mexico se volvió rica y próspera, lo mismo que Tollan. Desde luego, Moteczuma se
apegó a apariencias ilusorias y quiso edificar para Huitzilopochtli una casa de oro macizo, de
jade, de plumas de quetzal, etc., equiparable pues a las famosas casas de Quetzalcóatl (T.84,
98...). El rey de Cuitláhuac le dijo que ofendía al cielo y que apresuraba la ruina de su pueblo
pero Moteczuma respondió haciéndolo ejecutar (Anales de Cuauhtitlan 62).
Otros apercibimientos vinieron de más alto, de Huémac, que denunció la presunción y la
barbaridad del rey y le aconsejó hacer penitencia, o de Tezcatlipoca. que, muy afectado
personalmente por el declive del imperio, insistió en sus pecados y su orgullo, pero ya era tarde
(Tezozómoc c.104, 1878: 674; Sahagún XII c.13; 1956, 4: 102).
Por tanto, Moteczuma hubiera sido el ejemplo típico de aquellos malos reyes de los que
se pedía la muerte a Tezcatlipoca:

TEXTO 164. Sahagún VI c.6 (1956, 2: 73):


No se os puede ahora esconder, señor, las obras y maneras de vivir de fulano; veis y sabéis sus
cosas, y las causas de su altivez y ambición, que tiene un corazón cruel y duro, y usa de la
dignidad que le habéis dado así como el borracho usa del vino, y como el loco de los beleños,
esto es, que la riqueza y dignidad y abundancia que por breve tiempo le habéis dado, que se pasa
como el sueño, del señorío y trono vuestro que posee esto le desatina y altivece y desasosiega, y
se vuelve en locura, como el que come beleños que le aloquecen.
Así a éste la prosperidad le hace que a todos menosprecie y a ninguno tenga en nada,
parece que su corazón está armado de espinas muy agudas, y también su cara; y esto bien se
parece en su manera de vivir y en su manera de hablar, que ninguna cosa hace ni dice que dé
contento a nadie; no cura de nadie, ni toma consejo con nadie, vive según su parecer y según su
antojo.

49
Sobre estas y otras reformas de Moteczuma ver Graulich 1994: 97-126, 196-200; 1995.
205
¡ Oh señor nuestro humanísimo, y amparador de todos y proveedor de todas las cosas, y
criador y hacedor de todos !: esto es muy cierto, que él se ha desbaratado y desatinado, y se ha
hecho como hijo desagradecido de los beneficios de su padre, y está hecho como un borracho
que no tiene seso [...].

Era tanta su podredura que cuando murió, al quemar su cuerpo:

TEXTO 165. Sahagún XII c.23 (1956, 4: 123):


[...] olía como carne chamuscada, hedía muy mal al arder. En tanto que ardía el cuerpo de
Motecuhzoma, con ira y sin afecto, algunos decían zahiriéndolo: — Ese infeliz en todo el mundo
infundía miedo, en todo el mundo causaba espanto, en todo el mundo era venerado hasta el
exceso, le acataban todos estremecidos. Ese es el que al que en lo más pequeño lo habla
ofendido, lo aniquilaba inmediatamente. Muchos fingidos cargos a otros atribuía, y nada era
verdad, sino invenciones suyas. Y muchos otros lo reprochaban o hablaban contra él entre
dientes, lanzaban gritos de rabia, movían ante él la cabeza.

Tres siglos después, los indios seguían contando la "leyenda de Montezuma", rey muy
devoto de antaño favorecido por Dios hasta que su orgullo irritó al cielo, que envió a los
españoles, y el poderío del rey fue aniquilado. Actualmente Moteczuma hace penitencia en
Occidente mas volverá, pondrá en fuga a los blancos y restaurará su imperio (Bancroft 1883, 3:
76-77).
En el antiguo Tollan,

TEXTO 166. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas


(1975, 1: 271):

[...] algunos años antes de su destrucción había de haber ciertas señales contra naturaleza, entre
las cuales la una, que el conejo había de criar cuernos como el venado, y el pájaro huitzitzilin
había de criar espolón como el gallo, y las piedras habían de echar fruto y las mujeres principales
[...] habían de tener excesos carnales con los sacerdotes de los templos [...]. (Ver también T.109)

En Mexico también hubo señales anunciadores del fin. La casa de Huitzilopochtli se


encendió espontáneamente, el templo del dios del fuego fue herido por el rayo, hubo una cometa,
la laguna de Mexico fue muy agitada sin ningún soplo de viento, hubo inundaciones, aparecieron
monstruos bicéfalos y luego se desvanecieron (e.g. Motolinía: 83-84).
Dos presagios funestos son particularmente instructivos. Uno fue observado
primeramente por un indio personificador de ... Tezcatlipoca. Contó que a medianoche,

TEXTO 167. Tezozómoc c.100 (1878: 653):


[...] hacia la parte del Oriente había visto salir un humo que se espesaba, y estaba tan blanco que
relumbraba y daba tanta claridad, que parecia medio día, y que puntualmente más iba creciendo

206
que venia igual casi con el cielo desde la tierra, que parecía que venia andando como un gran
gigante blanco [...].

Aquella luz que apunta en Oriente, ¿no era la del nuevo sol que nace a medianoche, en
este caso el Sol español? En cuanto al otro presagio, corresponde simétricamente al primero:

TEXTO 168. Sahagún XII c.1 (1956, 4: 82-83):


Séptimo presagio funesto: Muchas veces se atrapaba, se cogía algo en redes. Los que trabajaban
en el agua cogieron cierto pájaro. Ceniciento, como si fuera grulla. Luego lo llevaron a mostrar a
Motecuhzoma, en la Casa de lo Negro ("casa de estudio mágico").
Había llegado el sol a su apogeo: era el mediodía. Como un espejo estaba en su mollera:
redondo como rodaja de huso, en espiral y en rejuego: era como si estuviera perforado en su
medianía. Allí se veía el cielo: las estrellas, el Mastelejo. Y Mocthecuzoma lo tuvo a muy mal
presagio, cuando vió las estrellas y el Mastelejo. Pero cuando vió por segunda vez la mollera del
pájaro, nuevamente vió allá, en lontananza; como si algunas personas vinieran de prisa; bien
estiradas; dando empellones. Se hacían la guerra unos a otros, y los traían a cuestas unos como
venados.
Al momento llamó a sus magos, a sus sabios. Les dijo: — ¿ No sabéis: qué es lo que he
visto ? ¡ Unas como personas que están en pie y agitándose...! Pero ellos, queriendo dar la
respuesta, se pusieron a ver: desapareció (todo): nada vieron.

Esta vez, lo que Moteczuma ve a mediodía en punto es el espejo negro de la noche que
va a caer sobre el imperio, y en esta noche percibe extraños jinetes.50
Esas advertencias, esas señales, lo trastornaron por completo, estuvo como ebrio, como si
hubiera perdido el sentido (Sahagún XII c.6-8, 13; 1956: 4: 93, 96-97, 102) — a semejanza de
los toltecas (T.113, 122). Ya no se atrevió a salir de casa (Sahagún XII c.10), al igual que
Quetzalcóatl antiguamente (T.106). Luego se dio cuenta que debía salir, huir, reunirse con sus
antepasados. Por lo demás, el pánico era general: creían que era el fin del mundo y los poderosos
procuraron refugiarse en cuevas, un tipo de abrigo de comprobado valor desde las destrucciones
de Soles anteriores y de Tollan (T.12, 140; Muñoz Camargo II c.1).
¿ A dónde podía marcharse Moteczuma ? ¿ Al este ? Pero era actuar como Quetzalcóatl,
y el mismo dios venía de allá en su dirección. Se acordó entonces de la cueva de Chapultépec a
donde huyó el lunar Huémac después de la caída de Tollan. Quiso ir al llamado Cincalco, la
paradisiaca Casa del maíz (T.120, 121) donde reinaba el que guió a los mexicas (Tezozómoc
c.103; Leyenda 83), el que estaba tan próximo a Tezcatlipoca.
Antes de ponerse en marcha con sus pajes y sus corcovados, se emborrachó (Tezozómoc
c.103) — como Quetzalcóatl. Por mucho que le dijo Huémac que el Cincalco no era lo que se
creía sino el infierno, un lugar de tormentos, Moteczuma se obstinó. Trajeado como el dios Xipe,

50
Graulich 1992, 1994.
207
asimilado, como sabemos, a Huémac (T.116), se fue sentado en una silla de plumas de espátula
roja, como el Sol de Teotihuacan que, cuando llegó al cénit, fue entronizado por la pareja
creadora (T.53). Sin embargo Tezcatlipoca vigilaba y mandó su representante humano para
avergonzar al fugitivo por su cobardía y detenerlo. Recobrando el dominio de sí mismo, el rey se
resignó con su suerte (Tezozómoc c.103-105; Durán Historia c.67; Sahagún XII c.9).
Se resignó, pero no a ceder sin oponer resistencia. Por cierto, en calidad de sol lunar del
poniente, no podía ser gran guerrero, debía más bien inclinarse por el sacerdocio, como Topiltzin
ya de edad. Por eso decían que era muy devoto y que, cuando su elección como rey, tuvieron que
ir por él a un templo "donde siempre estaba recogido". Decían asimismo que su palacio llegó a
ser la "casa de dios" y que su fervor le incitó a edificar un templo "a todos los dioses" (Durán
Historia c.52, 53, 57; 1967, 2: 399, 407, 437...).
Sol poniente próximo a la tierra, Moteczuma tuvo pues que defenderse con los medios
otorgados por su posición y su destino, con medios de autóctono, de luna, de mujer, de diosa
telúrica. En primer término, mandó magos y encantadores contra los españoles para prohibirles
el paso:

TEXTO 169. Tezozómoc c.110 (1878: 700-1):


Dijeron los encantadores que se volvían bravos animales: nosotros queremos probar nuestra
ventura, y si no bastare, les comeremos los corazones: y así como llegaron á ellos fué pordemás
su trabajo, que nunca les pudieron empecer, porque no les hallaban corazones como aquellos que
eran católicos cristianos porque les pareció á ellos que los corazones tenían escurana y humo, y
les pareció á ellos no tener corazones: fueron con esto otros, los que echaban culebras
ponzoñosas y alacranes; tampoco les pudieron empecer: fueron los hechiceros que comían
corbas y pantorrillas, y tampoco pudieron hacer nada con ellos, porque entendían no tener corbas
ni pantorrillas: fueron á la postre los que encantaban con sueños y los llevaban á cuestas á
despeñar, y como fueron y hallaron guardas y velas, que unos dormían y otros velaban á los que
dormían, y con esta vela y centinela jamás pudieron empecerles; y dijeron todos: probemos
cuatro noches: probadas las cuatro noches, y no pudiendo empecerles dijeron: volvamos á
nuestra rey á decirle cómo hemos hecho todos nuestros poderíos y no les podemos empecer.

Se trataba en suma de impedir la marcha de los migrantes recién llegados a la Tierra


prometida. Los medios utilizados fueron exactamente los de los autóctonos contra los toltecas o
los mexicas peregrinaciones. Acordémonos de Malinalxóchitl. Ella también "comía los
corazones", "les quitaba las pantorrillas a la gente", les "trastornaba la cara" y les "desviaba de su
camino" (T.30) o les "echaba culebras ponzoñosas y alacranes" (Tezozómoc 1949: 28).
Más tarde Moteczuma utilizó otros ardides. Después de franqueado el paso crítico, las
míticas Simplegades entre Popocatépetl y Iztaccíhuatl (ver T.134 c.14), Cortés fue acogido por
un embajador que se hacía pasar por el rey. Mas los españoles se mantuvieron en guardia:

208
TEXTO 170. Sahagún XII c.12 (1956, 4: 101-2):
Pues cuando vieron a Tzihuacpopoca, dijeron: — ¿ Acaso ése es Motecuhzoma ? Les dijeron los
que andan con ellos, sus agregados lambiscones de Tlaxcala y de Cempoala, que astuta y
mañosamente les van acompañando. Les dijeron: — No es él, señores nuestros. Ese es
Tzihuacpopoca, está en representación de Motecuhzoma. — Le dijeron: — ¿ Acaso tú eres
Motecuhzoma ? Dijo él: — Sí; yo soy tu servidor. Yo soy Motecuhzoma.
Pero ellos le dijeron: — ¡ Fuera de aquí...! ¿ Por qué nos engañas ? ¿ Quién crees que
somos ? Tú no nos engañarás, no te burlarás de nosotros. Tú no nos amedrentarás, no nos
cegarás los ojos. Tú no nos harás mal de ojo, no nos torcerás el rostro. Tú no nos hechizarás los
ojos, no los torcerás tampoco. Tú no nos amortecerás los ojos, no nos los atrofiarás. Tú no
echarás lodo a los ojos, no los llenarás de fango. Tú no eres... ¡ Allá está Motecuhzoma ! No se
podrá ocultar, no podrá esconderse de nosotros. — ¿ A dónde podrá ir ? ¿ Será ave y volará ? ¿ O
en la tierra pondrá su camino ? ¿ Acaso en lugar alguno ha de perforar un cerro para meterse en
su interior ? Nosotros hemos de verlo. No habrá modo de no ver su rostro. Nosotros oiremos su
palabra, de sus labios la oiremos.
No más así lo desdeñaron, en nada lo reputaron. Y de una vez quedó falla otra vez esta
donación de bienvenida, esta embajada de saludo. Por esto desde el momento se dirigieron por
recto camino.

Moteczuma mandó un substituto, una "efigie" de sí mismo para acoger al conquistador:


actuó exactamente como lo hicieron los Señores de Xibalbá al colocar sus efigies en la entrada
del inframundo para poner a prueba a sus invitados. Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú se dejaron
engañar por esas apariencias falaces y saludaron a las efigies; por eso su derrota era cierta
(T.57). Los gemelos en cambio usaron de astucias y acertaron a nombrar a los Señores sentados
al lado de las efigies. Por tanto habían triunfado (T.58).
Al igual que los gemelos, los españoles evitan la trampa y denuncian duramente la
superchería: Moteczuma los toma por otros, se engaña acerca de ellos, ya no podrá huir aún
metiéndose en un cerro (T.139-140). El tlatoani pensaba desacreditarlos pero el asunto se volvió
contra él y "en nada lo reputaron" los españoles. Desde ese momento los recién llegados
triunfan, "desde el momento se dirigieron por recto camino".
Entonces Moteczuma envió de nuevo magos, hechiceros y sacerdotes. Pero no tuvieron la
oportunidad de echar sus sortilegios. Los detuvo el mismo Tezcatlipoca, disfrazado de chalca
borracho, y denunció las pasadas errores del rey y sus presentes cobardía y deslumbramiento.
Luego en una visión les mostró Mexico entregada al fuego y a la guerra (Sahagún XII c.13;
1956, 4: 102-3).
Por fin, valiéndose de un medio más concreto pero poco más eficaz, el rey mandó cerrar
el paso con hileras de magueyes (ibid.: 104). Mas nunca pudo o quiso tomar las armas: en
calidad de sol lunar, macho y hembra a la vez, era un invertido imbelicoso (Durán Historia c.75;
1967, 2: 551; Muñoz Camargo: II c.6).

209
Cabe insistir en el hecho de que lo que se pone en claro aquí no es sino la manera en que
los sucesos fueron interpretados después y moldeados por el mito. En la realidad, Moteczuma no
era un cobarde sino un guerrero de valor y un gran conquistador. La llegada de los blancos
indudablemente debió espantarle y él procuró comprenderla a la luz de los datos a su
disposición, esto es, de prototipos míticos. Seguramente tuvo el presentimiento de que se
acababa la era mexica y que la llegada de los migrantes significaba un nuevo principio de la
historia. Entre tanto hizo su deber de emperador de los aztecas con todos los medios
imaginables, incluso mágicos, incluso los de los autóctonos. Vió el puñado de intrusos
atropellándolo todo en el camino e imponiéndose a los tlaxcaltecas. A pesar de todo, intentó
sorprender y vencerlos en Cholula. Luego ya no fueron solamente los españoles los que se
echaron sobre Mexico sino además todo un ejercito de aliados. ¿ Era realista probar de vencerles
a campo raso ? ¿ No valía más acogerlos y tratar de absorberlos, de sedentarizarlos, de
"autoctonizarlos" eventualmente, para acabar con ellos cuando estuviesen ablandados ?
Posiblemente era ésta su última arma, falsa, práctica y mítica a la vez.
Sea lo que fuere, la transgresión de Moteczuma trajo las consecuencias esperadas, las
mismas que antaño en Tollan. Sí hubo guerra, epidemias sin par, hambres, Mexico fue
abandonada... Sin embargo, con una inversión con respecto a Tollan. Moteczuma el rey-
sacerdote murió en Mexico cerca de Chapultépec, matado por sus súbditos rebelados al igual que
Huémac (T.115), mientras que su sucesor, el heroico Cuauhtémoc, el Águila que desciende — el
Sol poniente — fue llevado al este, rumbo a Coatzacoalcos, o Tlillan Tlapallan, donde
desapareció para siempre...51

51
Sobre todo eso ver Graulich 1992, 1994, 1997, 2001.
210
EPÍLOGO

La historia de Tollan y de Quetzalcóatl es efectivamente mítica hasta en los detalles (para


nosotros, por supuesto; para los aztecas era historia, como Adán y Eva, la torre de Babel, el
Éxodo, Davíd y Goliat, Salomón y el Templo... antes en Eurasia). Así como el curso del sol es el
paradigma de cualquier ciclo de vida, de cualquier reino, de un año y de una era, el mito de
Tollan, construido sobre el mismo modelo, es el paradigma de la vida de un hombre, un pueblo y
un imperio, el "imperio del pasado" por excelencia y más precisamente, el último imperio del
pasado. El Tollan del Quetzalcóatl viejo era un lugar de unión de los contrarios, como el sol de
la tarde reflejado en el espejo negro. Para los aztecas, este lugar debió de parecer próximo y
remoto a la vez: próximo porque era un modelo siempre tenido en la mente, perteneciente a la
era actual y destinado a repetirse; remoto, porque prototípico y pasado.
El relato es mítico pero esto no quiere decir que nunca existió un imperio tolteca. Admito
fácilmente que para los aztecas, Tollan era el último gran imperio antes que el suyo, o sea,
posiblemente, por ejemplo el imperio cuya capital pudo ser Tula Xicocotitlan (Hgo).
Amplificaron su esplendor como los hebreos del siglo VII a.C. amplificaron desmedidamente la
importancia y la gloria de Jerusalén que en la época de los reyes era un pueblecito.52 Pero de lo
que ocurrió allí no se sabe nada sino lo que enseña la arqueología, ya que por lo demás, la
historia fue codificada en términos míticos, términos que probablemente ya fueron aquellos en

52
T. Thompson 1999 : Finkelstein y Silberman 2002.
211
que los moradores de Tula narraron previamente el ascenso y el declive de Teotihuacan (-
Tollan).
Resta por desenredar la ardua cuestión de las edades, o, por lo menos, sugerir tipos de
explicaciones. El mito de Quetzalcóatl es la historia de un Sol sin serlo de veras. Se describen su
génesis al principio de la cuarta o quinta edad, su levantamiento, su fin y el advenimiento de otra
época. Pero para los que se consideraban en el Cuarto Sol, el fin de Tollan no significaba
necesariamente el inicio de un Quinto Sol y además, los que introdujeron al Quinto Sol
incorporaron a Tollan en él. Según el Popol Vuh por ejemplo, seguimos al parecer en la cuarta
edad inaugurada por el sacrificio de los gemelos y según la Leyenda o la Historia de los
Mexicanos por sus pinturas, el Sol presente es siempre aquel en que se transformó Nanáhuatl en
Teotihuacan, incluso si no insistieron demasiado en la identidad del Buboso con Quetzalcóatl,
incluso si entretanto ocurrió el nacimiento de Huitzilopochtli. ¿ Cómo explicar el fenómeno ?
La primera hipótesis que se presenta es la más sencilla. Tollan y Quetzalcóatl son
meramente la historia de un imperio, de la que se ha dicho y repetido que, al igual que la historia
de un año o de un reino, estaba equiparada a un día o un Sol. Si no se la integraba en el ciclo de
las edades sucesivas, si se la mantenía al principio del Sol presente, cualquiera que fuese, era por
hacerla más real, más inmediata, por aprovechar de una continuidad, mientras que si se la
hubiese presentado como la historia de un Sol pasado, la discontinuidad hubiera sido excesiva.
En la India por ejemplo, existe también una teoría muy precisa acerca de las edades del mundo
pero la epopeya del Mahâbhârata, pese a que ilustre claramente el acabamiento de una era,
tampoco se adscribe a una edad bien cumplida.
Sin embargo, esta primera hipótesis presenta dificultades. Si el mito es el del "último
imperio del pasado", este debe de haber variado conforme la época y puede ser que los cambios
hayan repercutido en el mito. Luego, la gesta de Quetzalcóatl es evidentemente un episodio de
sus disgustos con Tezcatlipoca, los cuales sabemos que estructuraban la leyenda de los Soles y
se articulaban en ella — por lo menos según la Historia de los Mexicanos por sus pinturas.
La imagen embrollada proporcionada por los textos es una imagen del siglo XVI,
resultado de no pocos trastornos. Hubo la revolución religiosa de los mexicas, a los que la
Conquista impidió imponerse decisivamente, de suerte que resurgieron pronto tradiciones más
antiguas. Hubo el mismo choque de la Conquista y la destrucción del Sol azteca. Y hubo el
trastorno radical ambicionado por el cristianismo.
Para más claridad, procuremos transportarnos antes de esos cambios profundos, antes de
la llegada de los mexicas y de los chichimecas, y en todo caso antes de la introducción de un
Quinto Sol. Imaginémonos en Tula hacía el año mil. Era entonces la cuarta edad, verosímilmente
reputada haber principiado alrededor de los setecientos d.C. Lo afirmaban los indios de los valles
212
de Mexico y de Puebla, los mixtecas, los totonacas, los quichés y los nicaraos por ejemplo. La
fecha del 700 aproximadamente no es sin razón de ser: es la época del declive de Teotihuacan,
metrópoli que al parecer fue la mayor y la más poderosa de Mesoamérica; es también la época
del acabamiento de un gran ciclo definido por el cómputo del tiempo y los rituales de los
"meses".
Como queda explicado en otro lugar (Graulich 1976, 1981, 1990, 2000...) los
mesoamericanos nunca quisieron ajustar su ciclo de 365 días a la duración verdadera del año
trópico, ni intercalando bisiestos, ni por cualquier otro medio. Desde luego sus "meses" o
veintenas con los rituales correspondientes se deslizaron progresivamente, al ritmo de un día
cada cuatro años. Teóricamente para ellos, faltaban más de 1500 años para que fiesta y año real
coincidieran de nuevo. Ahora bien, entre el 680 y el 684 se había llegado al término de tal ciclo,
los ritos estaban en su lugar en las estaciones y volvían a deslizarse.
Creían pues en Tula o en cualquier otro imperio poderoso de la época que se acabó una
edad hacía los 700 y que otro Sol había nacido. Pero, ¿ quién era ? ¿ Ya se narraba entonces el
mito de la salida de Topiltzin ? ¿ O las dos partes del mito de un imperio: ascenso y declinación,
estaban divididas e invertidas, quedando Quetzalcóatl no vencido ? En efecto, hay dos maneras
de relatar el mito: ora tal como se la analizó en este libro: emergencia del Sol-imperio victorioso,
luego absorbimiento por los autóctonos, regreso al paraíso de unión de los contrarios y
crepúsculo-caída del imperio:

213
ora como en el Popol Vuh por ejemplo: caída de un imperio del pasado (Xibalbá) y advenimiento
de un Sol nuevo:

Me parece que hasta el fin del Postclásico temprano (1200) más o menos, era la segunda
versión la que estaba vigente. Se puede imaginar que la trama del mito era como sigue: fin de
Tamoanchan-Teotihuacan-Tollan (?) y de su Sol representado por Tezcatlipoca (posiblemente
confundido con Tláloc; T.11, 12...); llegada del joven Quetzalcóatl que engaña a Teczatlipoca, es
invitado a echarse en la hoguera (T.52, 58... ), resucita y triunfa sobre la muerte y el Espejo
Humeante; ebriedad de Tezcatlipoca (recuérdense el rey huaxteco que tuvo que marcharse de
Tamoanchan y las vinculaciones de Tezcatlipoca con los huaxtecos) y su destierro. Serpiente
Emplumada llegó a ser el Sol de la nueva edad. Su pueblo, al que personificaba, el pueblo de
Quetzalcóatl o de Kukulcan, hizo conquistas en todas las direcciones.
Si se aceptara una alternancia real, un pasaje histórico al culto de Quetzalcóatl como dios
principal, esta manera de ver podría explicar el hecho de que en el calendario ritual, Quetzalcóatl
era festejado en las grandes celebraciones solsticiales, al menos antes de las reformas mexicas.

214
No se entienda mal esta reconstitución, por lo demás excesivamente hipotética. Si a fines
del Clásico y a principios del Postclásico los indios hacían iniciarse el Cuarto Sol alrededor del
700, esto no significa que antes del siglo VIII los teotihuanacos se imaginaban en la tercera edad.
El mito de los Soles siempre tuvo que constar de cuatro edades por lo menos. Lo indican,
primeramente la exigencia de cohesión interna, ya que cada edad estaba asociada a uno de los
cuatro elementos y a una dirección, etc., y luego el hecho de que la creencia estaba muy
difundida en América y en el mundo, desde Perú hasta Grecia y la India por ejemplo. Por otra
parte, es muy posible que en Teotihuacan el mito del fin de la edad pasada y del inicio de la
actual ya hubiera sido muy parecido al mito que conocemos.
Sobre el 1200 se derrumbó el gran poderío del Postclásico temprano y hubo migraciones
y invasiones, también, por ejemplo, de nómadas chichimecas. Al transcurrir los años el
acontecimiento debe de haberse interpretado como el fin de la era de Quetzalcóatl y pudo nacer
entonces, en regiones ocupadas por los invasores, el mito del declinamiento del dios y de su
salida, adaptación del modelo de la salida de Tezcatlipoca (¿ o Tláloc ?) cuando la caída de
Teotihuacan (¿-Tamoanchan-Tollan...?). La manera en que la Conquista fue interpretada más
tarde nos enseña que los acontecimientos recientes de gran importancia se integraban
rápidamente en la estructura mítica preexistente.
Un Quinto Sol no era imprescindible por tanto, no más que un Sexto Sol después de la
Conquista española. Fue una idea chichimeca o mexica, muy original por lo demás, puesto que al
negar toda clase de progreso y de historia en las edades pasadas — como lo hicieron los incas en
la misma época —, cambiaba hondamente la filosofía del mito. Pero sí era inimaginable ignorar
a Tollan y Quetzalcóatl siempre presentes en las memorias de la mayor parte de los autóctonos.
Era también imposible relegarles a una edad pasada sin historia; desde luego había que
desplazarles al comienzo del Quinto Sol.
Indudablemente los mexicas intentaban acabar definitivamente con esos recuerdos,
substituyéndolos por Huitzilopochtli y su propio advenimiento, pero no tuvieron el tiempo
necesario. Incluso antes de que se atreviesen a imponer abiertamente la idea de que la nueva
edad era la de su dios, aspecto de Tezcatlipoca, volvió Quetzalcóatl. Habían acortado
indebidamente la era de Serpiente Emplumada: pero su propio imperio no duró ni un siglo,
declinó brutalmente antes de llegar al apogeo.

215
APENDICE I. LAS FUENTES SOBRE LOS TOLTECAS

ANALES DE LOS CAKCHIQUELES: Compilación en cakchiquel, por un indio desconocido,


de la historia de un pueblo maya influido por los mexicanos. Se presentan las peregrinaciones de
Tula al lago Atitlan en Guatemala, la separación de con los quichés, la fundación de Iximché,
acontecimientos hasta 1524, la historia de la ciudad de Sololá hasta 1604. Las peregrinaciones,
estructuradas de manera estereotípica, contienen varios elementos míticos.

ANALES DE CUAUHTITLAN (o HISTORIA DE LOS REYNOS DE CULHUACAN Y


MEXICO, o ANONIMO DE 1570): redactados hacia el 1570, en náhuatl, por uno o varios indios
desconocidos de Cuauhtitlan, posiblemente dos colaboradores de Sahagún: Pedro de San
Buenaventura y Alonso Vejerano. Historia y mitos de varias ciudades del México Central
presentados año por año pero, con frecuentes errores debidos a cuentas del año diferentes según
las ciudades. Una de las fuentes de mitos más ricas, con datos sobre los Soles o las edades
anteriores, las aventuras de Mixcóatl y de los Mimixcoa y antes de todo, el relato pormenorizado
del fin de Tollan y de la derrota de Quetzalcóatl. Falta la primera hoja. (Ver también el Códice
Chimalpopoca.)

ANÓNIMO MEXICANO: documento náhuatl de menos de 30 hojas compilado a finales del


siglo XVI. Relata la "historia" de los toltecas, de los chichimecas y de Tlaxcala. La parte sobre
los toltecas presenta una versión muy diferente de los demás testimonios. Fue aprovechada por
Torquemada e Ixtlilxóchitl. Las relaciones exactas entre las tres fuentes siguen sin estudiar.

216
Francisco CERVANTES DE SALAZAR (¿ 515 ?-1575), profesor de varias universidades y
después sacerdote es el autor de una Crónica de la conquista de la Nueva España redactada a
partir de 1554 y incompleta. El autor se inspira en Gómara y se incluyen datos de otras fuentes,
por ejemplo el Códice Tudela). En cuanto a los toltecas, es interesante un mito insólito tocante a
"Mexico la Vieja".

Domingo de San Anton Muñon CHIMALPAHIN QUAUHTLEHUANITZIN (1579-¿ 1660 ?)


nació en Amaquemecan (Chalco) en un linaje reinante de esta ciudad. Escribio sus Diferentes
historias originales de los reynos de Culhuacan, y Mexico, y de otras Provincias entre 1606 y
1631, basándose en fuentes diferentes y de distintas procedencias. Conoció igualmente el Códice
Aubin, los Anales de Tlatelolco, Tezozómoc... Sus datos sobre los toltecas parecen sacados de
uno o dos documentos procedentes de Colhuacan. El llamado Memorial Breve es parte de la
segunda relación.

CÓDICE CHIMALPOPOCA: Copia del siglo XVII, posiblemente hecha por Ixtlilxóchitl a quien
perteneció, de tres manuscritos del siglo XVI: los Anales de Cuauhtitlan, la Breve relación de
los dioses y ritos de la gentilidad de Fray Pedro Ponce y la Leyenda de los Soles.

CÓDICE MAGLIABECCHIANO: Copia tardía (después del 1562), al igual que el Códice
Tudela o del Museo de América, de un manuscrito original perdido que tal vez era un documento
preparatorio para el (también perdido) Tratado sobre las antigüedades mexicanas de Fray Andrés
de Olmos. Contiene representaciones de ritos y dioses con comentarios entre los cuales destaca
un mito muy interesante sobre Quetzalcóatl y el origen de las flores.

CÓDICES VATICANO A o VATICANO 3738 o RÍOS, y TELLERIANO-REMENSIS: las


pinturas parecen copiadas de un manuscrito (prehispánico, o derívado de un códice prehispánico)
perdido, llamado Códice Huitzilopochtli por algunos. El Telleriano-Remensis, realizado en
varias etapas entre el 1548 y el 1563, es incompleto. Consta de secciones consagradas a las
trecenas del año divinatorio y sus deidades, a las 18 veintenas del año de 365 días y a la historia
de Mexico. Los comentarios en castellano son de diferentes manos y en particular del padre
Pedro de los Ríos. A pesar de excesivas equiparaciones con la Biblia, los escasos datos
mitológicos son valiosísimos por sus datos sobre el paraíso original y las transgresiones de las
primeras criaturas. Las mismas secciones vuelven a encontrarse en el Códice Vaticano A que
comprende además una primera parte con ilustraciones de la pareja creadora original, de los
cielos y de los infiernos, de los cuatro Soles o Edades del mundo y de la ''historia'' de
217
Quetzalcóatl. Estas pinturas son las únicas conservadas acerca del ciclo de Serpiente
Emplumada. El documento parece haber sido realizado en Italia entre 1566 y 1589.

Hernando CORTÉS (¿ 1485 ?-1547) escribió entre el 1519 y el 1524 seis cartas de relación
dirigidas a Carlos I. Dos se perdieron. La segunda, mandada desde Segura de la Frontera
(Tepeaca) y fechada del 30 de octubre de 1520, es decir menos de cuatro meses después de la
Noche Triste y de la expulsión de los españoles de Mexico, es la que contiene el relato de la
llegada de los Conquistadores en Mexico Tenochtitlan y del discurso de acogida de Moteczuma.

La CRÓNICA MEXICÁYOTL, escrita al principiarse el siglo XVII, se atribuye a Tezozómoc


pero Chimalpahin puede haber sido el autor principal. Un tal Alonso Franco escribió también
unas páginas. Se trata de una historia de los mexicas desde su salida de Aztlan en 1064 hasta la
fundación de Mexico Tenochtitlan en el 1325. Siguen luego genealogías de reyes y nobles.

Fray Diego DURÁN, dominico (¿ 1537 ?-1588) es el autor de un Libro de los ritos y ceremonias
..., de un Calendario antiguo y de una monumental Historia de las Indias de Nueva España e
Islas de Tierra Firme. El primer capítulo del primer tratado, sobre la religión (terminado en
1570), presenta una interpretación muy personal de la "historia" de Quetzalcóatl. En cuanto a sus
fuentes, Durán afirma haber utilizado varias pinturas antiguas u otros documentos y haber
consultado a testigos oculares. Sin embargo, debe de haber sacado la mayor parte de sus
informaciones sobre los ritos y ceremonias de algún documento redactado en la época de Olmos
o sea los años 1530: es lo que sugiere la correlación propuesta por Durán de los meses (o
veintenas) indígenas con nuestro calendario, correlación válida para los años 1530 y que se
vuelve a encontrar en la parte histórica, la cual fue sacada de un documento desaparecido, la
hipotética Crónica X.

Fray Gregorio GARCÍA, dominico (?-1627), escribió un libro sobre el Origen de los indios del
Nuevo Mundo e Indias Occidentales en el cual incluyó un mito mixteco esencial sobre la
creación del mundo y el paraíso original.

Francisco LÓPEZ DE GÓMARA (1511-¿ 1566 ?), capellán de la casa de Cortés durante años,
nunca fué a América. Posiblemente fue el mismo conquistador el que le sugirió escribir la
Historia General de las Indias, con todo el descubrimiento y cosas notables que han acontecido
desde que se ganaron hasta el año 1551. En cuanto a los pasajes sobre la civilización azteca,
Gómara los copió casi literalmente de Motolinia.
218
HISTORIA DE LOS MEXICANOS POR SUS PINTURAS: Documento anónimo de solamente
doce hojas pero de fundamental importancia. Redactado en 1547 a partir de documentos
ilustrados o, y de pictografías tal vez sacados de la documentación de Olmos. La primera parte
trata del origen de los dioses, de la creación del mundo y del hombre, de la leyenda de los Soles
y del nacimiento del Sol presente, del origen de la guerra y de la historia de Mixcóatl y del
Quetzalcóatl joven. La segunda parte relata la historia de los mexicas hasta 1528. En la parte
tercera se proporcionan datos cosmológicos y sociológicos. Estamos en presencia de una
verdadera historia del mundo desde sus orígenes, presentada en forma muy concisa, analítica,
con negligencias y algunas interpretaciones erróneas de las pinturas utilizadas. En cuanto a
estructura y contenido, la primera parte es muy próxima a la Leyenda de los Soles, mientras que
la segunda parte está emparentada con el Códice Azcatitlan
.
HISTOYRE DU MÉCHIQUE (HISTORIA DE MEXICO): Traducción francesa, hecha después
de 1546-1547 por el viajero y cosmógrafo Jean Thévet, de un texto español muy importante que
hipotéticamente puede asociarse tal vez a la obra de Andrés de Olmos. Además de informaciones
sobre la historia y el calendario, hay relatos breves y en versiones de distintas procedencias de
mitos sobre la creación del mundo y del hombre y sobre los Soles, y un relato original de las
aventuras del Quetzalcóatl de los principios de la "historia" tolteca, es decir del Quetzalcóatl.
joven. En varios detalles, las versiones presentadas en esta fuente coinciden notablemente con el
Popol Vuh de los quichés.

HISTORIA TOLTECA-CHICHIMECA o ANALES DE CUAUHTINCHAN: Fuente ilustrada


que narra las migraciones de los nonoalcas chichimecas y de los toltecas chichimecas desde
Tollan, la fundación de Cuauhtinchan (Puebla), las guerras de dicha ciudad y por fin el comienzo
de la época colonial, o sea, hechos ocurridos entre 1116 y 1544. El autor, un indio desconocido
de Cuauhtinchan, habría trabajado entre 1547 y 1560. Tollan no aparece en el documento sino
como tierra de origen de pueblos, al igual que Aztlan para los mexica.

Fernando de ALVA IXTLILXÓCHITI, (¿ 1578 ?-1650) era del linaje real de Texcoco. Durante
los primeros decenios del siglo XVII escribió varias Relaciones y una Historia Chichimeca sobre
la historia del México central prehispánico desde el principio del mundo o desde la época
tolteca. Ixtlilxóchitl afirma haber utilizado numerosas fuentes: "historias y pinturas toltecas",
documentos del antiguo archivo de Texcoco, textos de historiadores indios cuyos escritos
desconocemos, pretende haber interrogado a muchos viejos principales y hombres sabios, y en
219
particular, habría consultado una "historia original". Es cierto que conoció los escritos de Cortés,
de Gómara, de Juan Bautista Pomar (autor de una Relación de Texcoco), de Torquemada y otros
más. Su Historia Chichimeca se inspira fuertemente en el Códice Xólotl y tuvo conocimiento de
las mapas Tlotzin, Quinatzin y de Tepechpan, copias de manuscritos pictográficos antiguos. Para
las Edades del mundo se aprovechó de los datos del Códice Ríos o de un documento similar. En
cuanto a los toltecas, parece haberse basado primero en el Anónima mexicano y en Torquemada
y luego en un texto náhuatl perdido, completado por informaciones sacadas probablemente del
Códice Chimalpopoca. A pesar de una tendencia a novelar o por lo menos a presentar las cosas
de una manera que pudiera ser apreciada por los españoles, los escritos de Ixtlilxóchitl son
siempre valiosos por sus detalles inéditos y por su extraordinario sentido de la mitología.

Fray Bartolomé de LAS CASAS (1474-1566), el famoso dominico defensor de los indios, utilizó
toda clase de fuentes existentes para escribir entre 1555 y 1559 su muy polémica Apologética
Historia. Unos fragmentos de mitos que recogió en Guatemala son de particular interés.

LEYENDA DE LOS SOLES: Documento náhuatl anónimo, fechado en 1558; parte del Códice
Chimalpopoca. Fuente importantísima en cuanto a la juventud de Topiltzin Quetzalcóatl y, más
en general, uno de los textos principales sobre la cosmovisión mexica. Ya se mencionó el
innegable parentesco con la Historia de los Mexicanos por sus pinturas; pero en lugar de breves
anotaciones año por año, tenemos aquí transcripciones de mitos enteros recitados por
"conservadores de los cantos". Se presenta una versión del mito de los Soles, luego un relato del
diluvio, de la creación del hombre por Quetzalcóatl, del descubrimiento del maíz y de la creación
del sol y de la luna. Siguen informaciones sobre Mixcóatl, su hijo Quetzalcóatl y el
advenimiento de los toltecas y por fin, datos sobre el fin de Tollan y los principios de la historia
mexica.

Fray Jerónimo de MENDIETA (1528-1604) es autor de una Historia eclesiástica Indiana escrita
entre 1571 y 1596. Algunas páginas presentan mitos a veces muy parecidos a los de la Historia
de Mexico y copiados del Tratado perdido de Olmos, el cual, dice Mendieta (1:83) los "coligió
de las pinturas y relaciones que le dieron los caciques de México, Tezcuco, Tlaxcala,
Huexotzinco, Cholula, Tepeaca, TIalmanalco y las demás cabeceras", cerca de los dioses que
tenían. Un breve capítulo de menos de una página describe "cómo dicen descendió del cielo
Tezcatlipoca, y persiguió a Quetzalcóatl hasta la muerte".

220
Pedro Diego Luis de MOTEZUMA, S.J. (1619-1699), descendiente del rey mexica, terminó en
1686 su Corona mexicana, o Historia de los nueve Motezumas, una asombrosa mezcla de
imaginación y de compilación con posiblemente algunos pormenores originales.

Fray Toribio de Benavente, llamado MOTOLINIA (¿ 1490 ?-1569), franciscano, fue uno de los
doce primeros misioneros en la Nueva España. A petición del primer Capítulo Provincial del
Santo Evangelio, en 1536, inició un estudio de las civilizaciones mexicanas. Sus Memoriales y
su Historia de los Indios de Nueva España son fuentes primarias tanto más interesantes cuanto
que Motolinia recogió parte de sus informaciones en Tlaxcala. Los datos históricos y míticos son
muy escasos.

Diego MUÑOZ CAMARGO (¿ 1525 ?-¿ 1613 ?), mestizo tlaxcalteca, escribió alrededor de
1580 una importante Historia (o Descripción) de Tlaxcala con la que quería recordar al rey
Felipe II la pasada grandeza y los méritos de los más fieles aliados de Cortés. Contiene datos
interesantes sobre los toltecas.

ORIGEN DE LOS MEXICANOS: otra versión, con unas pocas diferencias, de la


Relación de la genealogía y linaje...

Gonzalo Fernández de OVIEDO Y VALDÉS (1478-1557), conquistador y cronista oficial del


rey y emperador, autor de una monumental Historia general y natural de las Indias comenzada
en 1520, nos interesa por un capítulo de su Libro XXXIII "en que el cronista escribe, o mejor
diciendo, copia una breve relación [del origen e fundación de Temistitán] que le fue enviada
desde la cibdad de Venecia, adonde la había enviado el señor visorrey don Antonio de Mendoza
a su hermano el señor don Diego de Mendoza, embajador [...]": se trata del extraño mito de
Orchilobos-Hultzilopochtli-Quetzalcóatl.

POPOL VUH o LIBRO DEL CONSEJO: Escrito en lengua quiché a mediados del siglo XVI,
pretende registrar la historia de los quichés del altiplano guatemalteco desde la creación del
mundo. Es una fuente anónima excepcional, con mitos enteros narrados con todo detalle. Puede
ser que el Popol Vuh fuese el único documento escrito por y para indios, con el fin de que se
conservaran "la raíz de la palabra de antaño'' y el recuerdo del "principio y del origen de todo lo
que se hizo en la ciudad de Quiché". Según el padre Ximénez, el cura de Chichicastenango que
descubrió el manuscrito a principios del siglo XVIII, el Popol Vuh (1971: 13) era "la doctrina
que los indios primero mamaban con la leche de su madre y que todos ellos sabían de memoria".
221
Los mitos registrados son muy similares a los del Altiplano mexicano, lo que se explica por un
fondo común mesoamericano así como el hecho de que los quichés se decían oriundos de Tollan
y que por lo menos los nobles eran de estirpe nahua.

RELACIÓN DE LA GENEALOGÍA Y LINAJE... : Redactada entre 1530 y 1532 por religiosos


desconocidos con el fin de comprobar la legitimidad del poder de Moteczuma y, por lo tanto, de
los derechos de su hija sobre sus bienes. Es una fuente tan antigua como valiosa que esboza la
historia del Altiplano mexicano desde su supuesto poblamiento hacía el 700 hasta la Conquista.
Un folio trata de la historia de Tula y de Topiltzin. Se insiste por motivos evidentes en la
continuidad entre el poder colhua-tolteca y el poder mexica.

RELACIÓN DE MICHOACÁN: Escrita por un franciscano alrededor del 1540, es nuestra


fuente principal acerca de los tarascos y contiene también una versión interesantísima, aunque
muy breve, de las aventuras del Quetzalcóatl joven.

Las RELACIONES GEOGRÁFICAS constan de centenas de textos más o menos largos


redactados por funcionarios españoles para responder a los cuestionarios de 50 capítulos que
enviaba el gobierno central. Nos interesan en particular el cuestionario de 1577 y las respuestas a
la pregunta 14: "Cuyos eran en tiempos de su gentilidad, y el Señorío que sobre ellos tenían sus
señores, y lo que tributaban, y las adoraciones, ritos y costumbres buenas, o malas que tenían."

Fray Bernardino de SAHAGÚN (1499-1590), nuestra fuente más valiosa sobre los aztecas, es
considerado por muchos como un precursor de la etnografía científica moderna. Dedicó buena
parte de su larga vida al estudio de la civilización azteca y eso con un método que hoy en día
sigue siendo parcialmente válido, interrogando "principales y gramáticos, también príncipales"
durante años, primero en Tepepulco, luego en Tlatelolco y por fin en Mexico. "Todas las cosas
que conferimos me las dieron por pinturas [ ... ] y los gramáticos las declararon en su lengua,
escribiendo la declaración al pie de la pintura." El resultado final es el Códice de Florencia
(terminado hacia el año 1579), una verdadera enciclopedia ilustrada, en náhuatl con traducción
resumida en castellano. Los doce libros tratan de los dioses, los ritos y los mitos, la astrología,
los augurios, varios tipos de oraciones o discursos, la cosmología y el calendario, las costumbres
de los señores, los mercaderes y los artesanos, la sociedad, los lazos de parentesco, el cuerpo
humano y las enfermedades, los pueblos de la Nueva España, la fauna y la flora, y por fin la
historia de la Conquista. El libro III sobre "el origen de los dioses" contiene una versión muy

222
pormenorizada del fin de Tollan y en el libro X, donde se trata de "las naciones que han venido a
esta tierra", hay una descripción de los toltecas.
Además del Códice Florentino, otros textos han llegado hasta nosotros, especialmente
textos en náhuatl escritos en Tepepulco y en Tlatelolco que nos dan una idea de las variantes
locales en las costumbres y las creencias de los antiguos mexicanos. La Historia general de las
cosas de Nueva España corresponde esencialmente al texto castellano del Códice de Florencia.

Don Hernando Alvarado TEZOZÓMOC (¿ 1525/30 ?-¿ 1609 ?) era un descendiente de


Moteczuma. Escribió una historia de los mexicas muy amplia y sabrosa, en castellano pero con
frecuentes voces o frases en náhuatl: la Crónica mexicana, muy equíparable a la Historia de
Durán ya que ambas se remontan a un prototipo común, la hipotética Crónica X, posiblemente
redactada en los años '30. A Tezozómoc se le atribuye también la Crónica mexicáyotl.

El TÍTULO DE LOS SEÑORES DE TOTONICAPÁN es una breve historia de los quichés


desde los orígenes hasta el reinado de su rey más glorioso, Quikab, en la segunda mitad del siglo
XV. El testimonio "en que hemos escrito lo que por tradición nos dijeron nuestros antepasados,
venidos de la otra parte del mar, de Civan-Tulán, confines de Babilonia" está fechado de 1554.

La Monarquía Indiana de Juan de TORQUEMADA, franciscano (1564-1624), es una imponente


compilación, hecha entre 1592 y 1607, de fuentes tan variadas como Olmos, Motolinia,
Mendieta, José de Acosta, el cronista general de las Indias Antonio de Herrera y Tordesillas,
Sahagún, Muñoz Camargo, Ixtlilxóchitl, Las Casas, los Anales de Tlatelolco, los códices
Chimalpopoca y Xólotl, y el Mapa Quinatzin. Consultó igualmente testigos vivientes y tuvo
acceso a documentos hoy desaparecidos.

El padre Juan de TOVAR, S.J. (¿ 1541 ?-1626), terminó hacía el 1579 una historia bien
documentada que luego fue mandada a España y se perdió. Más tarde, Tovar escribió otra
Relación del origen de los Yndios que havitan en esta Nueva España según sus historias,
basándose esencialmente en Durán, pariente suyo, y añadiendo algunos otros materiales.

223
APENDICE II. LAS VARIANTES DEL MITO DE TOLLAN

224
ÍNDICE DE LOS TEXTOS

TEXTO 1. Sahagún IV c.16 (1956, 4: 43-44)


TEXTO 2. Relación de la genealogía 1941: 240-44 (resumen)
TEXTO 3. Tovar, Respuesta a Acosta 3b-4a
TEXTO 4. Historia de Mexico 1965: 108
TEXTO 5. Historia de los Mexicanos 1941: 212
TEXTO 6. Historia de los Mexicanos... 1941: 213-14
TEXTO 7. Hístoria tolteca-chichimeca 2r (1976: 132 §12)
TEXTO 8. Muñoz Camargo I c. 5 (1892: 39)
TEXTO 9. Anales de Cuauhtitlan 1 (1945: 3-4)
TEXTO 10. Relación de la genealogía 1941: 241-42
TEXTO 11. Sahagún X c.29 § 12 (1956, 3: 208-12)
TEXTO 12. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas (1975-77, 1: 263-66)
TEXTO 13. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de la historia...(1975, 1: 529-30)
TEXTO 14. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de la historia... (1975, 1: 530)
TEXTO 15. Chimalpahin, Memorial Breve f.21r-22v (resumen)
TEXTO 16. Torquemada III c.7 (1969, 1: 254-55)
TEXTO 17. Muñoz Camargo I c.5 (1892: 41)
TEXTO 18. Ixtlilxóchitl, Compendio histórico (1975, 1: 417)
TEXTO 19. Las Casas III c.122 (1967, 1: 645)
TEXTO 20. Las Casas III c.123 (1967, 1: 648)
TEXTO 21. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas c.2 (1975, 1: 266-68)
TEXTO 22. Ixtlilxóchitl, Historia chichimeca c.2 (1975, 2: 10)
TEXTO 23. Anales de Cuauhtitlan 1 (1945: 3)
TEXTO 24. Muñoz Camargo I c.4 (1892: 34)
TEXTO 25. Leyenda de los Soles 79-80 (1945: 123-24)
TEXTO 26. Historia de los Mexicanos 1941: 219
TEXTO 27. Muñoz Camargo I c.5 (1892: 40)
TEXTO 28. Sahagún II Ap. (1950-81, 2: 203)
TEXTO 29. Título de los señores de Totonicapán 1950: 220
TEXTO 30. Manuscrito Tovar 5v-6r
TEXTO 31. Torquemada II c.2 (1975, 1: 80-81)
TEXTO 32. Cervantes de Salazar I c.22 (1985: 43)
TEXTO 33. Anales de los Cakchiqueles 1950: 76-79 (resumen)
TEXTO 34. Muñoz Camargo I c.5 (1892: 40-41; continuación del T.27)
TEXTO 35. Leyenda de los Soles 80-81 (1945: 124; continuación del T.18)
TEXTO 36. Historia de los Mexicanos 1941: 217
TEXTO 37. Preuss y Mengin 1937-38, 2: 31 (resumen)
TEXTO 38. Historia de Mexico 1965: 112
TEXTO 39. Motolinía I Epístola proemial (1970: 5)
TEXTO 40. Anales de Cuauhtitlan 2-4 (1945: 5, 7)
TEXTO 41. Códice Vaticano A o Ríos f.7 (1964: 26; continuación del T.101):
TEXTO 42. Oviedo, Historia... II 38 c.46 (1959, 4: 245-46; continuación del T.68)
TEXTO 43. Chimalpahin, Memorial Breve 18r (1958: 9)
TEXTO 44. Durán Ritos c.1 (1967, 1: 10)
TEXTO 45. Historia de los Mexicanos 1941: 217 (continuación del T.36)
TEXTO 46. Relación de la genealogía...1941: 242-43 (continuación del T.10)
TEXTO 47. Origen de los mexicanos…1941: 261-62

225
TEXTO 48. Leyenda de los Soles 81 (1945: 125, continuación del T.35)
TEXTO 49. Historia de Mexico 1965: 112-14 (continuación del T.38)
TEXTO 50. Anales de Cuauhtitlan 4 (1945: 7; continuación del T.40)
TEXTO 51. Historia de los Mexicanos 1941: 220-21
TEXTO 52. Sahagún VII c.2 (1956, 2: 258-62; 1950-81, 1: 84; 7: 3-8; resumen)
TEXTO 53. Leyenda de los Soles 77-8 (1938: 340-8; 1945: 121-22; 1992: 148-49)
TEXTO 54. Mendieta II c.4 (1945, 1: 87)
TEXTO 55. Historia de Mexico 1965: 109
TEXTO 56. Las Casas III c.124 (1967, 1: 650)
TEXTO 57. Popol Vuh 1927: 26-46; 1950: 107-37; 1971: 58-93 (resumen)
TEXTO 58. Popol Vuh 1927: 46-76; 1950: 131-64; 1971: 94-144 (resumen)
TEXTO 59. Thompson 1970: 363 (resumen)
TEXTO 60. Relación de Michoacán III c.21 (1989: 259)
TEXTO 61. Leyenda de los Soles 76-77 (1945: 120-21)
TEXTO 62. Ichon 1969: 63-75 (resumen)
TEXTO 63. Foster 1945: 191-96
TEXTO 64. Ichon 1969: 55-59 (resumen)
TEXTO 65. Williams García 1957: 42 (resumen)
TEXTO 66. Thompson 1970: 355-56 (resumen)
TEXTO 67. Thompson 1970: 358-59 (resumen)
TEXTO 68. Oviedo III, 29 c.3 (1959, 4: 245-46)
TEXTO 69. Chimalpahin 2a Relación 67r (1998, 1: 175)
TEXTO 70. Relación de Quinamaca o Moxopipe 1898-1900: 255
TEXTO 71. Relación de Isamal y Santa María 1898-1900: 270
TEXTO 72. Popol Vuh 1971b: 135
TEXTO 73. Tezozómoc c.56 (1878 : 439)
TEXTO 74. Leyenda de los Soles 81 (1945: 125, continuación del T.48)
TEXTO 75. Chimalpahin, Memorial breve 33v (1958: 48-51)
TEXTO 76. Anales de Cuauhtitlan 63 (1945: 63)
TEXTO 77. Historia tolteca-chichimeca: 1v (1976: 132 §11)
TEXTO 78. Anónimo mexicano 1903: 115-17
TEXTO 79. Torquemada I c.14 (1975, 1: 37)
TEXTO 80. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de la historia… (1975, 1: 530-31)
TEXTO 81. Motolinía I c.31 (1970: 46)
TEXTO 82. Tezozómoc, Crónica mexicáyotl 1949: 24
TEXTO 83. Durán, Historia c.27 (1967, 2: 219)
TEXTO 84. Sahagún X c.29 (1956, 3: 184-89)
TEXTO 85. Sahagún III c.3 (1956, 1: 278-79)
TEXTO 86. Sahagún III c.2 (1956, 1: 297)
TEXTO 87. Anales de Cuauhtitlan 5 (1938: 77, continuación del T.94)
TEXTO 88. Torquemada I c.14; III c.7 (1969, 1: 37, 255-56)
TEXTO 89. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas (1975, 1: 272-73)
TEXTO 90. Durán Ritos I c.1 (1967, 1: 11; continuación del T.44)
TEXTO 91. Durán Ritos I c.1 (1967, 1: 9, 13)
TEXTO 92. Gómara 1965-66, 2: 382
TEXTO 93. Códice Vaticano A o Ríos 7v (1964: 28)
TEXTO 94. Anales de Cuauhtitlan 4 (1945: 8, continuación del T.98)
TEXTO 95. García, Origen… 1729: 329
TEXTO 96. Relación de la genealogía 1941: 243 (continuación del T.46)
TEXTO 97. Anales de Cuauhtitlan 5 (1945: 8; continuación del T.87)
TEXTO 98. Anales de Cuauhtitlan 4 (1945: 8)
TEXTO 99. Códice Vaticano A o Ríos 7v (1964: 28, continuación del T.93)

226
TEXTO 100. Códice Magliabechiano 61v°
TEXTO 101. Códice Vaticano A o Ríos 7r (1964 p.26-27):
TEXTO 102. Mendieta II c.5 (1945, 1: 88-89)
TEXTO 103. Historia de los mexicanos... 1941: 218-19 (continuación del T.45)
TEXTO 104. Historia de Mexico 1965: 114-15 (continuación del T.49)
TEXTO 105. Sahagún I c.3; III c.2 (1956, 1: 44, 278)
TEXTO 106. Anales de Cuauhtitlan 5-7 (1945: 8-11; continuación del T.97)
TEXTO 107. Sahagún III c.4 (1956, 1: 279-81, continuación del T.85)
TEXTO 108. Durán Ritos c.1 (1967, 1: 14)
TEXTO 109. Ixtlilxóchitl, Historia chichimeca c.3 (1977, 2: 12-13)
TEXTO 110. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas (1975, 1: 274-75)
TEXTO 111. Torquemada III c.7 (1969, 1: 255, continuación del T.16)
TEXTO 112. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas (1975, 1: 277)
TEXTO 113. Sahagún III c.5-7 (1956, 1: 281-85, continuación del T.107)
TEXTO 114. Anales de Cuauhtitlan 8 (1945: 12-13)
TEXTO 115. Historia tolteca-chichimeca 2r-2v (1976: 133-35, 142)
TEXTO 116. Códice Vaticano A o Ríos 8r (1964: 30-31)
TEXTO 117. Muñoz Camargo I c.1 (1892: 5-6)
TEXTO 118. Torquemada III c.7 (1969, 1: 256)
TEXTO 119. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de la historia (1975, 1: 531; continuación del T.80):
TEXTO 120. Durán, Historia c.67 (1967, 2: 493)
TEXTO 121. Durán, Historia c.67 (1967, 2: 495)
TEXTO 122. Sahagún III c.8-11 (1956, 1: 285-88, continuación del T.113)
TEXTO 123. Anónimo mexicano 47
TEXTO 124. Torquemada I c.14 (1969, 1: 37-38)
TEXTO 125. Códice Vaticano A o Ríos 8v (1964: 32-33)
TEXTO 126. Historia de Mexico 1965: 100
TEXTO 127. Relación de la genealogía 1941: 244
TEXTO 128. Sahagún V c.12 (1956, 2: 26)
TEXTO 129. Leyenda de los Soles 81-82 (1945: 125-26)
TEXTO 130. Anales de Cuauhtitlan 9-10 (1945: 13-14)
TEXTO 131. Leyenda de los Soles 82 (1945: 126, continuación del T.129)
TEXTO 132. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas (1975, 1: 278-79)
TEXTO 133. Anales de Cuauhtitlan 9 (1945: 13, continuación del T.114)
TEXTO 134. Sahagún III c.11-14 (1956, 1: 288-91, continuación del T.122)
TEXTO 135. Durán, Ritos c.1 (1967, 1: 12)
TEXTO 136. Códice Vaticano A o Ríos 9r (1964: 34-35)
TEXTO 137. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas (1975, 1: 273)
TEXTO 138. Historia de Mexico 1965: 115-16 (continuación del T.104)
TEXTO 139. Durán, Ritos c.1 (1967, 1: 12; continuación del T.141)
TEXTO 140. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas (1975, 1: 282)
TEXTO 141. Durán, Ritos c.1 (1967, 1: 12)
TEXTO 142. Anales de Cuauhtitlan 7 (1945: 11; continuación del T.106)
TEXTO 143. Códice Vaticano A o Ríos 9v (1964: 36-37, continuación del T.136)
TEXTO 144. Relación de la genealogía... 1944: 244 (continuación del T.127)
TEXTO 145. Leyenda de los Soles 83 (1945: 127, continuación del T.148)
TEXTO 146. Anales de Cuauhtitlan 11 (1945: 15)
TEXTO 147. Chimalpahin, Memorial Breve 19v (1958: 13)
TEXTO 148. Leyenda de los Soles 82-83 (1945: 126-27; continuación del T.131)
TEXTO 149. Historia de los mexicanos...1941: 221-22 (continuación del T.51):
TEXTO 150. Motolinía, Memoriales I c.30 (1970: 45)
TEXTO 151. Anales de Cuauhtitlan 10 (1945: 14-15)

227
TEXTO 152. Cervantes de Salazar I c.22 (1985: 42-43)
TEXTO 153. Torquemada I c.14 (1969, 1: 38)
TEXTO 154. Sahagún VI c.10 (1956, 2: 92-93)
TEXTO 155. Chimalpahin 7ªRelación 140r (1965: 164)
TEXTO 156. Merced de Hernan Cortés 1866: 9-10
TEXTO 157. Cortés 1963: 59
TEXTO 158. Moctezuma (resumen según Keen 1971: 202)
TEXTO 159. Las Casas III c.124 (1967, 1: 650, continuación del T.56)
TEXTO 160. Durán Historia c.27 (1967, 2: 221)
TEXTO 161. Sahagún VI c.4, 5 (1956, 2: 66, 72)
TEXTO 162. Sahagún VI c.9 (1956, 2: 89-90)
TEXTO 163. Durán, Historia c.39 (1967, 2: 302)
TEXTO 164. Sahagún VI c.6 (1956, 2: 73)
TEXTO 165. Sahagún XII c.23 (1956, 4: 123)
TEXTO 166. Ixtlilxóchitl, Sumaria relación de las cosas (1975, 1: 271)
TEXTO 167. Tezozómoc c.100 (1878: 653)
TEXTO 168. Sahagún XII c.1 (1956, 4: 82-83)
TEXTO 169. Tezozómoc c.110 (1878: 700-1)
TEXTO 170. Sahagún XII c.12 (1956, 4: 101-2)

BIBLIOGRAFÍA
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ADV Akademische Druck- und Verlagsanstalt
CIA Congreso Internacional de Americanistas
ECN Estudios de Cultura Náhuatl
FCE Fondo de Cultura Económica
HMAI Handbook of Middle American Indians
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242
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN
Resumen de las principales civilizaciones de Mesoamérica
El calendario mexicano
Los toltecas de Tollan
Interpretaciones modernas
La nueva mitología comparada

243
Las fuentes

PRÓLOGO : LOS MITOS DE CREACIÓN


Los orígenes del mundo
Las Edades o los Soles
La restauración del mundo y el inicio de la era presente

CAPÍTULO I. LA TIERRA DE ORIGEN DE LOS TOLTECAS


Teocolhuacan, Chicomoztoc
Tamoanchan
Huehuetlapallan
Pánuco y el Yucatán, o el origen al Este y al Noreste

CAPÍTULO II. LAS PEREGRINACIONES


La versión de Ixtlilxóchitl
Mixcóatl e Itzpapálotl
Chimalmán y el nacimiento de Quetzalcóatl

CAPÍTULO III. EL TRIUNFO DE QUETZALCÓATL


El Cerro de Mixcóatl
El mito de Teotihuacan
El cerro de Mixcóatl y Teotihuacan
Ensanchamiento del campo de investigación
La creación del hombre

CAPÍTULO IV. REYES Y CONQUISTAS

CAPÍTULO V. EL PARAÍSO DE TOLLAN


El paraíso recobrado

CAPÍTULO VI. EL ÁRBOL QUEBRADO


El fin de una edad
La tentación de Quetzalcóatl
La impureza contagiosa
Huémac Atecpanécatl

244
CAPÍTULO VII. EL FIN DE TOLLAN
Las catástrofes
La partida de Quetzalcóatl y de Huémac
Los mexicas en Tollan-Tula
Tollan tierra de origen

CAPÍTULO VIII. MOTECZUMA II Y EL RECUERDO DE TOLLAN


La angustia de Moteczuma

EPÍLOGO
APÉNDICE I. LAS FUENTES SOBRE LOS TOLTECAS
APÉNDICE II. LAS VARIANTES DEL MITO DE TOLLAN
ÍNDICE DE LOS TEXTOS
BIBLIOGRAFÍA

245

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