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Origen de las células

Nuestro planeta se formó hace unos 4.600 millones de años, y aproximadamente hace 3 500
millones de años surgieron las primeras formas de vida en este mundo.
Las ideas de la generación espontánea, que derivan de Aristóteles en el siglo IV aC, perduraron
hasta la mitad del siglo XIX. No fue hasta que Luis Pasteur, en 1862 señala que, aún los
organismos más primitivos, no pueden generarse espontáneamente a partir de la materia. Esta
afirmación refuerza el aformismo de Virchow, quien propone que las células sólo pueden
provenir de otras preexistentes, o dicho de otra forma, todo lo vivo procede de lo vivo.
Estas ideas generan la controversia sobre cómo pueden originarse células vivas sobre un planeta
sin vida.
Dentro de la variedad de teorías que se plantearon respecto al origen de la vida, encontramos el
experimento de Miller y Urey. Este experimento, que hicieron con base en la hipótesis sobre la
evolución química y el origen de la vida formulada por A. I. Oparin y J. B. S. Haldane, consistía en
simular las condiciones de la tierra primitiva a partir de vapor de agua (H2O), metano (CH4),
amoníaco (NH3), hidrógeno (H2) y descargas eléctricas, obteniendo así 13 aminoácidos. Con
esto, se demostró por primera vez que las moléculas orgánicas necesarias para la vida podían
formarse a partir de componentes inorgánicos. Mediante este proceso, se estima que se originó
el último ancestro común universal, o por sus siglas en inglés LUCA.

La diversidad de la vida celular en nuestro planeta se divide en tres amplios dominios (bacterias,
arqueas y eucariota). Estos tres tipos de organismos tienen características unificadas, lo que
sugiere un origen común, que se confirmó mediante la comparación de secuencias de ácidos
nucleicos de los tres dominios.
LUCA (“último ancestro común universal”), es el organismo ancestral del que derivaron los tres
grupos, conocer sus características es de nuestro interés ya que eso nos ayudaría a inferir el
ambiente en el que pudo vivir y así saber cómo vivieron las primeras células.
Una forma de resolver este problema es comparar la diversidad celular actual para reconstruir
el prototipo. Al observar los elementos comunes de estos tres grupos, podemos comprender las
características exhibidas por LUCA. Lo que nos dice el genoma de un organismo
Las proteínas pueden estar presentes en las células. Dado que la proteína es responsable del
metabolismo de un organismo, su estructura y su interacción con su entorno, el análisis de
composición del proteoma se utiliza para inferir las características de un organismo.
El problema de reconstruir LUCA se puede considerar como el de reconstruir su proteoma.

Con esta reconstrucción, se pueden encontrar familias que desciendan directamente de las
presentes en el proteoma ancestral de LUCA.
En la práctica, para resolver si una determinada familia de proteínas con una distribución
filogenética propia es ancestral se utilizan modelos probabilísticos, considerando posibles genes
perdidos o incorporados.
Los modelos de reconstrucción de proteomas ancestrales comparan la probabilidad de ambas
situaciones, empleando para ello parámetros obtenidos a partir de nuestros conocimientos
sobre los mecanismos evolutivos de los genomas actuales.

En la reconstrucción de proteoma ancestral se encuentran los procesos de transcripción y


traducción mediante los cuales los genes se copian a mensajeros de ARN y éstos a su vez se
traducen en proteínas, así deducimos que la evolución y la complejidad precedieron a LUCA.
En el proceso de traducción de mensajeros de ARN en proteínas, para garantizar que el mensaje
de ARN se decodifique correctamente, se necesitan moléculas adaptadoras, que son específicas
para cada uno de los 20 aminoácidos que componen las proteínas. Esto indica que el sistema
estaba presente y el mecanismo debió ser similar.
LUCA corresponde a los pasos que preceden a la diversificación de los tres dominios celulares,
más que al momento específico en el que emergen las primeras células; debe haber sido
precedida por muchas etapas evolutivas celulares o precelulares previas, presumiblemente de
menor complejidad.
Una de las rutas que puede reconstruir a partir de proteínas presentes en el proteoma ancestral
es la glucólisis, donde podría descomponer la glucosa, es decir, descomponiéndose en la
molécula más simple piruvato, de la que se obtiene energía en forma de ATP, esto sintetizara
muchas moléculas. Otra ruta es el ciclo del ácido cítrico, en el que el piruvato puede continuar
su transformación para entrar en la ruta de síntesis de otros compuestos.
La presencia en el proteoma de los progenitores de la mayoría de las vías de síntesis de
aminoácidos y nucleótidos sugiere que LUCA puede producir los componentes esenciales que
constituyen las proteínas y los ácidos nucleicos.

Dentro de las ausencias con las que cuenta esta la ausencia de vías de síntesis de lípidos
(componentes de las membranas celulares) y de los mecanismos necesarios para la replicación
del ADN, así como de proteínas implicadas en la regulación de la división celular y del ciclo
celular, y de factores que regulan la expresión génica (factores de transcripción), es no es
incompatible con la presencia de membranas porque las primeras células pudieron dividirse
espontáneamente creciendo y estallando.
Por otro lado, el tipo de membrana que tiene LUCA depende de dónde enraicemos el árbol de la
vida. La raíz puede estar ubicada entre las bacterias y el clado común de archaea y eukarya, lo
que significa que LUCA tiene una membrana de tipo bacteria/eukarya, y la composición de la
membrana de archaea debe haber cambiado, en cambio, si la situamos en archaea esto significa
que la membrana ancestral tenía isoprenoides que luego fueron reemplazados en eucariotas y
bacterias. En resumen, la reconstrucción del proteoma ancestral de LUCA nos proporciona una
visión parcial de lo que pudo ser aquel organismo.

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