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Qué son las indulgencias?

Nuestro Señor Jesucristo conquistó para nosotros, en la Cruz, la

misericordia que no merecíamos.

Fuente: es.gaudiumpress.org / Catholic.net

Imaginemos la siguiente escena, tan cotidiana en una casa de familia:

uno de los hijos, aun conociendo una prohibición formal del padre, lo

desobedece traviesamente. El padre, al saber de lo ocurrido, se ve en

la contingencia de punir al infractor, aunque esto le sea más

dilacerante que para el propio hijo. Mientras tanto, al ser informada, la

madre pide clemencia por el pequeño travieso. ¿Dadas las instancias

maternas, no es verdad que con frecuencia el padre cede, en atención

al pedido de la esposa? En este caso, el padre de familia concede una

indulgencia al hijo, por respeto a la intercesión maternal.

La Indulgencia de Dios
La misma situación podemos aplicarla al género humano, que, en la

persona de Adán, desobedeció al Padre Celestial. Por causa de esta

transgresión las puertas del Paraíso nos fueron cerradas y nos

tornamos reos de muerte; inmediatamente se adelantó Nuestro Señor

Jesucristo, Segunda Persona de la Santísima Trinidad, y conquistó

para nosotros, en la Cruz, la misericordia que no merecíamos. Ante de

tamaña intercesión, Dios Padre se inclina amorosamente a la voluntad

del Hijo, y libra al género humano: Dios nos es indulgente, por el valor

de la intersección de Cristo.

Con todo, como es propio a Dios todo hacerlo con la más eximia y

amorosa excelencia, se inmoló Dios Hijo en un sacrificio perfectísimo,

consumido en el altar de la Cruz, ofreciendo su sangre para

rescatarnos. Incluso sabiendo que apenas una gota sería suficiente

para redimir a toda la humanidad, Cristo bebió hasta el final el Cáliz

amargo de la Pasión, y vertió toda su Sangre, "él la derramó -nos

enseña el Papa Clemente VI- no como pequeña gota de sangre, que

todavía en virtud de la unión al Verbo habría sido suficiente para la

redención de todo el género humano, sino de modo copioso" [1],

expiando así en súper abundancia los pecados de los hombres. Esta


exuberancia en el sacrificio de la Cruz hizo transbordar el tesoro de los

méritos de Cristo en favor de la humanidad.

Tal tesoro fue dado a la Iglesia para administrar, para consuelo de los

pecadores, "y, por razones piadosas y razonables, para ser

administrado misericordiosamente a los penitentes y confesados, para

total o parcial remisión de la pena temporal debida por los pecados"

[2].

Notamos, de este modo, que hay un tesoro inexorable comprado por

Cristo para ser distribuido a los pecadores, y a este tesoro debemos

todavía agregar los méritos de la Santísima Virgen María y de todos

los justos. Precisamente, cuando nos es ofrecido, llamamos a este

tesoro de indulgencia.

Indulgencias de la Iglesia

Como nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica (1471), por

indulgencia se entiende la "remisión, delante de Dios, de la pena


temporal debida a los pecados, cuya culpa ya fue borrada; remisión

que el fiel debidamente dispuesto obtiene con determinadas

condiciones por la acción de la Iglesia, la cual, como dispensadora de

la redención, distribuye y aplica, por su autoridad, el tesoro de las

satisfacciones de Cristo y de los santos" [3].

Notemos que es la Iglesia quien, en la persona de su pastor, el Papa,

nos da este tesoro. Pues, en efecto, en el poder que Nuestro Señor

confirió a San Pedro - y a sus sucesores - de abrir o de cerrar las

puertas del Cielo a los hombres (Mt 16,19), está contenido el poder de

retirar todos los obstáculos que impidan el ingreso de un alma al Cielo.

Ahora, como sabemos, las penas temporales, que resta a un alma

pagar después de ver sus pecados perdonados, son un obstáculo

para su ingreso en la Morada Celestial.

A. Las indulgencias en general

B. Indulgencias plenarias.

C. Indulgencias parciales.

A. LAS INDULGENCIAS EN GENERAL


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1. ¿Dónde situamos las indulgencias? Las indulgencias están

relacionadas con la confesión, los pecados, la redención y la

comunión de los santos.

2. ¿En qué estado queda un hombre al pecar? Una persona que

comete un pecado adquiere obviamente la condición de pecador, se

aleja del Señor y queda más inclinado al mal. Además, la justicia

reclama una reparación, llamada también pena, expiación o

penitencia.

3. ¿Cómo cambia la situación al confesarse? La confesión borra la

culpa del pecado, -la condición actual de pecador-, y también perdona

parte de la penitencia que debía realizarse, aunque queda en el alma

una señal o cualidad de que ha sido pecador y debe repararlo. Esto

que falta por expiar se purifica mediante los sufrimientos y buenas

obras de esta vida, con las penas del purgatorio, y mediante las

indulgencias.

4. ¿Qué son las indulgencias? Digamos dos definiciones:


Brevemente: indulgencia es la supresión de la pena debida por los

pecados que la Iglesia otorga a quien realice determinadas acciones.

La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los

pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y

cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la

Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y

aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los

santos. (cfr. Mt 16, 19).

5. ¿Las indulgencias pueden aplicarse a los difuntos? Las

indulgencias siempre son aplicables o a sí mismos o a las almas de

los difuntos, pero no son aplicables a otras personas vivas en la tierra.

Algunas indulgencias sólo pueden aplicarse a los difuntos; por

ejemplo, rezando por ellos en un cementerio se consigue una

indulgencia parcial, que será plenaria si se hace los días 1 al 8 de

noviembre (una cada día).

6. Tipos de indulgencias.- Las indulgencias se agrupan en dos clases:

Indulgencias plenarias: borran todo resto de pecado dejando el alma

dispuesta para entrar inmediatamente en el cielo.


Indulgencias parciales: borran parte de la pena que los pecados

cometidos reclaman.

B. INDULGENCIAS PLENARIAS

1. Condiciones para conseguir una indulgencia plenaria.- Esta

indulgencia tiene un valor muy grande y requiere varias condiciones:

Los mismos requisitos que en las indulgencias parciales:

. realizar la acción que la Iglesia premia con esta indulgencia.

. estar en gracia de Dios antes de acabar la obra premiada.

. tener intención al menos general de ganar la indulgencia.

Sólo se puede ganar una indulgencia plenaria cada día.

Tener la disposición interior de un desapego total del pecado, incluso

venial.

Confesarse, al menos veinte días antes o después de realizar la

acción premiada (sin olvidar que hay que estar en gracia de Dios

antes de acabar la acción). Una misma confesión puede servir para

ganar varias indulgencias plenarias.

Comulgar, en ese mismo periodo de tiempo. Se necesita una

comunión para cada indulgencia plenaria.


Rezar por las intenciones del Papa un Padrenuestro y un Avemaría, u

otras oraciones. Deben rezarse también en esos días. Se necesita una

oración para cada indulgencia plenaria.

2. ¿Qué acciones están premiadas con indulgencia plenaria?

Cualquier día se puede obtener una indulgencia plenaria en estos

casos:

Adoración a la Eucaristía durante media hora.

Realización del Via Crucis recorriendo las catorce estaciones erigidas

meditando la Pasión del Señor.

Rezo del santo rosario (5 misterios seguidos) en una iglesia, o en

familia, o acompañado de otros.

Lectura o audición de la Sagrada escritura durante media hora.

3. Indulgencias plenarias en circunstancias especiales.- En

determinadas ocasiones pueden ganarse indulgencias plenarias. Por

ejemplo:

En el momento de la muerte a quien hubiere rezado algo durante su

vida (es muy consolador). En este caso no se precisa la confesión, ni

la comunión, ni la oración por el Papa; pero es necesario estar bien

dispuesto: en gracia de Dios, rechazando cualquier pecado, y

habiendo deseado alguna vez ganar esta indulgencia.


Rezar un padrenuestro y un credo en un santuario o basílica (se

concede una vez al año por santuario; santuario es una iglesia con

muchos peregrinos, aprobada como santuario por el Obispo

correspondiente).

Recibir la bendición papal Urbi et Orbi (o escucharla por radio o

televisión, en directo).

Realizar ejercicios espirituales de al menos tres días completos.

Asistir a una primera Comunión.

4. Indulgencias plenarias en fechas especiales.- Hay varios días al año

donde se pueden conseguir indulgencias plenarias, con algunas

condiciones. Por ejemplo:

31 de diciembre: recitando solemnemente un "Te Deum" en una

iglesia, dando gracias a Dios por los beneficios recibidos el último año.

1 de enero: recitando solemnemente el "Veni Creator" en una iglesia.

Los viernes de Cuaresma: después de comulgar, rezando ante un

crucifijo la oración "Miradme o mi amado y buen Jesús".

En los oficios de Semana Santa:

. jueves santo: recitando el "Tantum ergo" durante la exposición que

sigue a la Misa.

. viernes santo: asistiendo a los oficios.


. sábado santo: renovando las promesas bautismales en la Vigilia

Pascual.

Pentecostés: recitando solemnemente el "Veni Creator" en una iglesia.

Corpus Christi: participando en la procesión eucarística (dentro o fuera

de la iglesia).

2 Agosto: rezando un padrenuestro y un credo en la catedral o

parroquia.

5. Indulgencias plenarias particulares.- Muchas instituciones gozan de

indulgencias en determinados días del año, coincidiendo normalmente

con fechas o santos propios. Hay un caso especialmente interesante,

pues quienes llevan el escapulario del Carmen se unen a la familia

carmelita y pueden ganar indulgencia plenaria el día en que le

imponen el escapulario y los siguientes días:

16 de mayo (San Simón Stock).

16 de julio (Virgen del Carmen).

20 de julio (San Elías Profeta).

1 de octubre (Santa Teresa de Lisieux).

15 de octubre (Santa Teresa de Jesús).

14 de noviembre (Todos los Santos Carmelitas).

14 de diciembre (San Juan de la Cruz).

C. INDULGENCIAS PARCIALES
1. Condiciones para conseguir una indulgencia parcial.- Cada día

pueden ganarse muchas indulgencias parciales, con cumplir sólo tres

condiciones: estar en gracia de Dios, realizar las obras que la Iglesia

premia con esa indulgencia, y tener intención al menos general de

ganar la indulgencia.

2. ¿Qué premios aportan las indulgencias parciales? Las indulgencias

parciales proporcionan una remisión de la pena del mismo valor que el

otorgado por esa misma acción. Dicho de otro modo: en las

indulgencias parciales, la Iglesia duplica el mérito de esas acciones.

3. Oraciones premiadas con indulgencia parcial.- Veamos unas

cuantas (todas ellas deben rezarse piadosamente, como es lógico):

El Angelus, el Magnificat, la Salve, el Acordaos, las Letanías u otras

oraciones marianas aprobadas. Lo mismo a san José o al propio ángel

custodio. También con el Credo.

rezar con devoción filial por el Papa una oración aprobada.

rezar agradecido la oración por los benefactores.

rezar antes y después de comer una oración aprobada de súplica y de

acción de gracias. Lo mismo al empezar y acabar el día o el trabajo.


visitar al Santísimo adorándolo; rezar una comunión espiritual; recitar

una de las oraciones aprobadas de acción de gracias tras la

Comunión (ej.: Alma de Cristo; Miradme o mi amado y buen Jesús).

hacer examen de conciencia con propósito de enmendarse; rezar el

Yo Confieso u otro acto de contrición aprobado.

hacer la señal de la cruz diciendo En el nombre del Padre y del Hijo y

del Espíritu Santo.

4. Otros ejemplos de indulgencias parciales.- Si falta algún requisito a

una indulgencia plenaria, suele alcanzarse una indulgencia parcial.

Además de esto, hay muchas acciones premiadas por la iglesia con

indulgencia parcial. Veamos unas cuantas:

decir mentalmente una oración breve al trabajar o al soportar los

sufrimientos de la vida.

dedicarse uno mismo o gastar bienes en servicio a los demás, por

amor a Dios.

privarse libremente de algo grato y correcto, con espíritu de

penitencia.

dar testimonio de la propia fe; trabajar en la enseñanza o trasmisión

de la doctrina cristiana.

usar piadosamente un objeto de piedad bendecido (crucifijo, rosario,

escapulario o medalla).
dedicar un tiempo a la oración.

asistir devotamente a cualquier predicación de la palabra de Dios.

asistir piadosamente a una novena pública (ej.: Inmaculada).

5.¿Es raro que no se haya mencionado la misa? Según la tradición, no

se incluye la participación en la misa ni los sacramentos entre las

indulgencias pues ya tienen en sí mismos una gran eficacia

santificadora y de purificación.

6. ¿Dónde encontrar todas las indulgencias? Sobre las condiciones

para ganar indulgencias hay un breve resumen en esta web del

vaticano (en español). Las normas completas están en estos

documentos, también del vaticano (un texto muy amplio en latín, con

un resumen al final). También hay alguna información en el catecismo.

[1] DENZINGER, Heinrich. Compêndio dos símbolos, definições e

declarações de fé e de moral. Trad. LUZ, José Marino; KONINGS,

Johan. São Paulo: Paulinas, Loyola, 2007. Dz 1025.

[2] Idem, Dz 1026.

[3] Cf. Pablo VI, Constitución Apostólica Indulgentiarum Doctrina,

norma nº 1. AAS 59 (1967) 21.


Indulgencia plenaria, que és y cómo se obtiene

Por Sara Martín

¿Qué es un Año Santo? ¿Y una indulgencia plenaria?

Te ayudamos a resolver las dudas sobre esta forma excepcional de disfrutar de la misericordia de Dios:

1. ¿Qué es una indulgencia y en qué se diferencia de la absolución que recibimos en la confesión?

Primero hay que distinguir entre culpa y pena. Cuando pecamos, es decir, cuando obramos mal contra Dios, contra nosotros mismos
o contra los demás, la culpa es nuestra responsabilidad en ese pecado. La pena, sin embargo, es la consecuencia que tiene ese
pecado.

En la confesión, Dios borra la culpa de nuestros pecados, y también condona parte de la pena eterna que deberíamos cumplir tras la
muerte a causa de dichos pecados. Pero no la condona totalmente porque los pecados siempre tienen consecuencias.

La pena no es una venganza de Dios, sino la consecuencia de los pecados, así que a lo largo de la vida siempre queda una parte de
la pena por expiar (esa que la confesión no puede borrar, y que se llama pena temporal). La pena temporal, que la confesión no
borra, se puede purificar, sin embargo, de tres formas: ofreciendo buenas obras y los sufrimientos de esta vida; con el
purgatorio, tras la muerte; o con indulgencias.

2. ¿Es necesario ganar indulgencias aunque te hayas confesado?

La confesión es necesaria porque borra la culpa y la pena eterna de la condenación; la indulgencia es una gracia añadida que da un
perdón aún mayor. Por eso puede haber confesión sin indulgencia, pero no indulgencia sin confesión.
3. ¿Qué pretende la Iglesia al permitir hacer “borrón y cuenta nueva” con la indulgencia plenaria?

Las indulgencias son un empujón y un regalo inmerecido que Dios nos da, a través de la Iglesia, en el camino de la búsqueda de
la  santidad.

4. ¿Existe el peligro de minimizar el efecto del pecado al poder ganar indulgencias tan fácilmente?

Es responsabilidad de cada cristiano tomarse en serio la gravedad del pecado y la ofensa que comete contra Dios cada vez que peca. Y
también es su responsabilidad apreciar con sinceridad de corazón la oportunidad única que supone una indulgencia.

5. Para ganar una indulgencia se necesita estar en gracia de Dios. ¿Y si a la media hora de confesarnos
hemos vuelto a tropezar?

Depende del tropiezo: puede ser “un rasguño” por el que no se pierda la gracia santificante, o puede ser algo grave. En todo caso, es
poco probable caer en pecado mortal tras una buena confesión.

6. ¿Hay clases de indulgencias?

Hay indulgencia parcial e indulgencia plenaria, según libere de la pena temporal en parte o totalmente. Por ejemplo, al rezar el
rosario se puede alcanzar la indulgencia parcial, y si además se reza en familia, se puede ganar la indulgencia plenaria.

7. ¿Se puede ganar una indulgencia plenaria en el día a día?

Sí; cualquier día del año, cumpliendo las condiciones requeridas y realizando prácticas de piedad como rezar el rosario en familia,
en comunidad o ante el Sagrario; adorar al Santísimo al menos media hora; rezar el viacrucis completo meditando en la Pasión del
Señor; o leer la Biblia media hora, entre otras.

8. ¿Podemos ganar indulgencias plenarias y, aun así, ir al infierno?

El juicio definitivo corresponde solo a Dios, pero, en teoría, sí. La pena eterna que comporta un pecado mortal cometido tras haber
ganado una indulgencia necesita ser condonada de nuevo a través de la confesión. La pena temporal debida a ese pecado solo podrá
ser condonada totalmente en vida con otra indulgencia plenaria.

9. ¿Podemos obtener indulgencias plenarias para los difuntos?

Sí. De hecho, podemos aplicar  la indulgencia que hemos ganado a un alma del purgatorio.

10. Si esa alma no está en el purgatorio, ¿se pierde mi indulgencia?

¡Nada se pierde en el misterio de la Iglesia, gracias a la comunión de los santos! Incluso los ofrecimientos que hacemos por una
persona pueden tener como beneficiaria a la Iglesia en su totalidad.

11. ¿Podemos obtener indulgencias también para personas vivas?

No, porque esa persona está aún en estado de merecimiento (o sea, de merecer no condenarse) de modo que su libertad no puede ser
suplida… ¡gracias a Dios!

12. ¿Cuántas indulgencias plenarias podemos ganar en un día?

Cada persona puede ganar una indulgencia plenaria al día. No hace falta confesarse todos los días: con una sola confesión sacramental
pueden ganarse varias indulgencias plenarias; lo que sí hace falta es una comunión eucarística y la oración por las intenciones del Papa
para ganar cada indulgencia plenaria.

13. ¿Es lo mismo un Año Santo que un Año Jubilar?

Sí, pero no hay que confundirlos con el Jubileo extraordinario, que la Iglesia celebra cada veinticinco años. En cualquier caso,
en ambos Jubileos el creyente puede obtener indulgencias plenarias para el perdón de sus pecados, si cumple unas condiciones.

14. ¿Cuáles son esas condiciones?

Tener la intención de evitar cualquier pecado mortal o venial y, además de realizar la acción que otorga la indulgencia (peregrinar, etc.),
cumplir tres condiciones: confesión sacramental, comunión Eucarística y rezar por las intenciones del Papa (por ejemplo, un
Padrenuestro o un Avemaría).

Otros caminos para la indulgencia

Si se cumplen las condiciones necesarias para ganar la indulgencia plenaria (confesión, comunión y oración por las intenciones del
Papa), se puede obtener  la indulgencia plenaria al:

  · Rezar un Padrenuestro y un Credo durante la visita a un santuario o basílica (una vez al año por santuario).

  · Recibir la bendición papal Urbi et Orbi o escucharla en directo por la radio o la televisión.

  · Realizar ejercicios espirituales durante al menos tres días completos.

  · Participar en la procesión eucarística del Corpus Christi.


  · Renovar las promesas bautismales en la Vigilia Pascual o en el aniversario del bautismo.

  · En algunas Misas: a quien recibe la Primera Comunión, a quien celebra su primera misa solemne o a quien celebra
su aniversario sacerdotal 25, 50 o 60; y a quien asiste a esas celebraciones.

  · El 1 de enero y en la solemnidad de Pentecostés: al rezar el Veni Creator en una iglesia.

  · Los viernes de cuaresma: al rezar ante un crucifijo el Miradme oh mi amado y buen Jesús después de comulgar,

  · El Jueves Santo, al recitar el Tantum ergo durante la exposición que sigue a la Misa de la cena pascual, y el Viernes Santo, al
asistir a los oficios o al rezar el Miradme oh mi amado y buen Jesús.

  · El 2 de agosto: al rezar un Padrenuestro y un credo en la catedral o en la parroquia.

  · El 31 de diciembre: al recitar solemnemente un Te Deum en una iglesia, dando gracias a Dios por los beneficios recibidos
durante el año que acaba.

  · En el momento de la muerte se concede indulgencia plenaria a quien haya rezado habitualmente algunas oraciones. En este
caso no se requiere cumplir las condiciones de confesión, comunión y oración por el Papa; pero es necesario estar en gracia
de Dios, rechazar el pecado y haber deseado alguna vez en la vida ganar esta indulgencia.

Aprovechar antes de que termine el Jubileo de la Misericordia

10 Cosas que debes saber sobre las indulgencias

Una gracia que concede la Iglesia, por los méritos de Jesucristo, de María y todos los santos,
para borrar la pena temporal que queda como consecuencia del pecado.

Por: Alejandra María Sosa Elízaga | Fuente: Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México

1. ¿Qué es una indulgencia?


Una gracia que concede la Iglesia, por los méritos de Jesucristo, de María y todos los santos,
para borrar la pena temporal que queda como consecuencia del pecado.

2. ¿La indulgencia borra los pecados?

No. La indulgencia aplica a pecados ya perdonados.

3. ¿Por qué si el pecado ha sido perdonado, queda una pena?

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Para entenderlo, cabe poner este ejemplo: Un niño desobedece a su papá que le pidió no jugar
pelota en casa, y rompe la ventana. Arrepentido, pide perdón. Su papá lo perdona, pero queda
una consecuencia: debe pagar el vidrio roto. La mamá y hermanos del niño deciden ayudarle,
con permiso del papá, a pagar la deuda. Así también, el pecado confesado es perdonado, pero
queda una pena que hay que expiar, y es la que nuestra Madre la Iglesia nos ayuda a pagar con
las indulgencias.

4. ¿Cuántas clases de indulgencias hay?

Dos: ‘parcial’, que perdona sólo parte de la pena, y ‘plenaria’, que la perdona toda.

5. ¿Por quién puedo aplicar la indulgencia obtenida cada día?

Por ti, o por un difunto. También puedes encomendarla a María, para que Ella la aplique por el
alma que quiera ayudar. Sólo aplica a las almas que están en el Purgatorio; las que están en el
Cielo, no la necesitan, y las que están en el Infierno no la aprovechan pues ya no saldrán de
ahí. Como no sabemos si las almas de nuestros difuntos ya están en el cielo, conviene seguir
ofreciendo indulgencias plenarias por ellas.

6. ¿Puedo aplicar la indulgencia plenaria por otra persona viva?


No.

7. ¿Qué efecto produce la indulgencia plenaria en el alma?

Aplicada por ti, te libra de la pena temporal de pecados confesados y perdonados, desde el
momento de tu Bautismo hasta la fecha en que obtengas la indulgencia plenaria. Aplicada por
un difunto, es gran obra de misericordia, pues lo libra de la pena de sus pecados perdonados,
lo cual podría ayudarle a salir del Purgatorio e ir al cielo. Decía santa Catalina de Siena, que las
almas que ayudes así te estarán eternamente agradecidas, orarán siempre por ti, y al llegar al
cielo harán valla para venirte a recibir.

8. Si una persona que se ha confesado y ha obtenido indulgencia plenaria, muriera, ¿iría al


cielo?

Sí, siempre y cuando no tenga ya nada que purificar, en el sentido de apegos, pecados veniales
no confesados (y por lo tanto no perdonados).

9. ¿Cuántas indulgencias puedo obtener?


Una por día.

10. ¿Cómo puedo obtener la indulgencia plenaria?

Debes estar en gracia de Dios y tener total rechazo al pecado (habiéndote confesado); asistir a
Misa completa; comulgar, orar por las intenciones del Papa (por ej: Padrenuestro, Avemaría y
Credo), y realizar lo que la Iglesia pida para conceder esa indulgencia, por ejemplo, orar media
hora ante el Santísimo expuesto; o leer y meditar la Palabra de Dios durante media hora; o
participar devotamente en un Viacrucis, o participar del rezo del santo Rosario en una iglesia,
o, en este Año Santo de la Misericordia, atravesar el umbral de una Puerta Santa. Se abrieron
varias, en Basílicas, Catedrales, parroquias y otros lugares, y se cerrarán, en todo el mundo, el
domingo 13 y en san Pedro en el Vaticano, cuando el Papa clausure el Jubileo el domingo 20 de
noviembre.

Sabías que puedes ganar indulgencias con el Santo Rosario?

Para fomentar esta proyección eclesial del Rosario, la Iglesia ha querido enriquecerlo con
santas indulgencias para quien lo recita con las debidas disposiciones

Por: Abel Camasca | Fuente: ACI Prensa

Mucho se ha escrito del poder espiritual que tiene el Santo Rosario, pero tal vez algo poco
conocido es la gracia de la indulgencia que se puede obtener con esta devoción mariana que,
según la tradición, fue dada por la propia Madre de Dios.
San Juan Pablo II en su Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae (Rosario de la Virgen María,
37) señaló que “para fomentar esta proyección eclesial del Rosario, la Iglesia ha querido
enriquecerlo con santas indulgencias para quien lo recita con las debidas disposiciones”.

Al respecto, la Concesión 17 del Enchiridion Indulgentiarum (Manual de Indulgencias) de la


Penitenciaría Apostólica del Vaticano, indica que se concede indulgencia plenaria al fiel que
“recite devotamente el Rosario mariano en una iglesia u oratorio, o en familia, en una
comunidad religiosa, en una reunión de fieles y en general, cuando varios se reúnen para un
fin honesto”.

Asimismo, se otorga cuando el fiel “se una devotamente a la recitación de esa misma devoción
cuando es hecha por el Sumo Pontífice y es difundida por medio de un instrumento televisivo
o radiofónico. En otras circunstancias la indulgencia será parcial”.

Más adelante puntualiza que en cuanto a la indulgencia plenaria por el rezo del Santo Rosario,
“basta solo la recitación de una tercera parte del mismo; pero las cinco decenas deben
recitarse seguidas”.

De igual manera destaca que en el caso de la oración vocal “debe añadirse la devota
meditación de los misterios” y que en el rezo público, “los misterios deben enunciarse
conforme a la costumbre aprobada en el lugar; pero en la recitación privada, basta que el fiel
añada a la oración vocal la meditación de los misterios”.

Como se sabe la indulgencia plenaria se puede ganar una vez al día (excepto en peligro de
muerte). Es posible obtenerla si se hacen las debidas disposiciones que manda la Iglesia. Es
decir, con confesión sacramental, comunión eucarística y oraciones por las intenciones del
Papa. Si se desea, la indulgencia se puede ganar para un difunto.

Sobre el objeto del Rosario


Por otro lado, el Beato Pablo VI estableció en su Constitución Apostólica Indulgentiarum
Doctrina (Doctrina de las indulgencias, Norma 17), que “el fiel que emplea con devoción un
objeto de piedad (crucifijo, cruz, Rosario, escapulario o medalla), bendecido debidamente por
cualquier sacerdote, gana una indulgencia parcial”.

“Y si hubiese sido bendecido por el Sumo Pontífice o por cualquier Obispo, el fiel, empleando
devotamente dicho objeto, puede ganar también una indulgencia plenaria en la fiesta de los
Santos Apóstoles Pedro y Pablo, añadiendo alguna fórmula legítima de profesión de fe”.

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Al respecto el P. Jhon Phalen Csc, gran propagador de la devoción del Santo Rosario en Familia,
advirtió que emplear con devoción un objeto de piedad quiere decir rezar.

“Yo digo que es como una profesión de fe llevar una cruz o hasta el Rosario. Pero el Rosario en
sí, más que la cosa concreta, es la oración. Entonces hay que rezarlo”, aclaró el sacerdote. “De
otra forma se presta a tener demasiada fe en el objeto y no en Dios… el objeto nos ayuda a
comunicarnos, relacionarnos con Dios”, añadió.

Por lo tanto, no basta con llevar el Rosario en el cuello, el bolsillo o el bolso para ganar la
indulgencia parcial, sino que se tiene que usar para la oración, para acercarnos más a Dios en
la propia vida.

Traducción del latín de la ‘Enchiridion Indulgentiarum’ por P. Pablo Corante, SDB.

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