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Que todos sean pastoreados y que ninguno se pierda ∙ 2º Trimestre 2011‐
“VALOR Y FIRMEZA” 1
* Todos estamos con luchas y en medio de esas luchas se levantan gigantes. Esas cosas o
circunstancias que nos superan y que solo por el aspecto que tienen logran intimidarnos.
Gigante significa: Persona que destaca extraordinariamente en una actividad o posee una cualidad
en grado muy elevado.
* Así como un día de frío extremo, un precipicio, un animal fiero, la oscuridad, etc pueden
lograr intimidarnos, así hay muchas cosas que intentan intimidarnos para que permanezcamos
quietos, temerosos y paralizados sin poder avanzar.
* Este es el tiempo de levantarnos creyendo verdaderamente que Dios está con nosotros,
sin dejarnos intimidar por nada ni por nadie para avanzar y lograr conquistar la tierra. Todo gigante
caerá porque ha sido entregado en nuestras manos. Veamos como ejemplo a David:
Iglesia Cristo Vive |Asambleas de Dios
II. LA PALABRAS (1 Sm 17: 8,9).
A. NO CALLES POR LO QUE ESCUCHAS (v23, 24).
1. Las palabras Intimidan. El gigante intenta acallar la voz de David como nuestros
gigantes intentan callar nuestras voces.
• David pregunta ¿Qué darán al hombre que venciere? (v26) pero él no
reacciona por el premio, sino porque Goliat estaba provocando a Dios.
2. Las palabras Marcan. Si las dejas entrar en tu mente y las aceptas te marcan
para siempre. Siempre serás alguien que no puede, que no sabe, que no llega, que no tiene.
• David escuchó palabras envenenadas de los de afuera “el gigante”
(v 42,43) y de los de adentro “su hermano Eliab” (v 28,29).
CONCLUSION:
* Como en los días de David, los enemigos se juntaron contra la iglesia y es el momento de
la verdad, es ese momento donde estamos delante de nuestros enemigos y aparecen nuestros
gigantes… ¿Qué haremos?
* Tengamos valor y firmeza para enfrentar a los gigantes como hizo David, sin dejarse
llevar por las apariencias sabiendo quien era él en Dios y quien era su Dios. No creas a las
palabras que vienen para atemorizarte ni a las que vienen de adentro ni a las que vienen de
afuera, si no como hizo David, declara la victoria y actúa para ver la obra de Dios. Es el momento
de la batalla y se recordará la victoria, como un hecho real y no una fantasía, ¡no vivamos de
fantasías, sino de realidades! ¡Los gigantes han sido entregados hoy en nuestras manos y nosotros
los venceremos, en el nombre de Jesucristo!
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