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Agriculturas naturales

Por Mario Mejía Gutiérrez


Agosto de 2017.

Epigramas

No actuar. No conocer.
Humildad ante la Naturaleza.
Principios Mahayana.

La Naturaleza crea de la nada la manzana.


Jean Marie Roger.

Hasta los que viven bajo los puentes


tienen derecho a comida sana.
El autor.

La comida, el agua y el aire, son derechos para todos,


incluso para los no humanos,
aunque algunos los consideren mercancía.
El autor.

Todo ser tiene derecho a existir en cuanto


es proyecto de la Naturaleza.
Los humanos no somos los dueños de la Naturaleza.
El autor.

Si estás en paz con todos los seres del cielo y de la tierra,


todo será tu amigo, y nada podrá hacerte daño.
Masaharu Taniguchi.

1
No tiene sentido ecología sin espiritualidad.
Raimon Pannikar.

Introducción

En el mundo de las mercancías todos tenemos precio y todo es mercancía,


aunque pongamos el planeta en peligro de extinción. Todo por la tasa de
ganancia. Más para mí aunque sea menos para ti 1.

Podríamos postular que Agriculturas naturales resuenan con economías


naturales. En la era de las mercancías, lo económico es dominante. El mundo
humano ha sido reducido a dos actividades por la cultura de la tasa de
ganancia: consumir y producir.

A partir de los movimientos de contracultura, especialmente los resurgidos en


la década de 1960, el retorno a la Naturaleza, a la Madre, ha ido derivando a
diversas manifestaciones, entre ellas, en lo referente a agricultura, veganismo,
vegetarianismo, comida natural, animalismo, neorruralismo, incluso
franciscanismo, y demás afinidades, entre ella, propuestas como la
ecoaldeana.

Es precisamente remembranza de espiritualidad en agricultura, a la que nos


estamos refiriendo, tratando de recordar paradigmas como los Esenios, Lao
Tze, Benito, Francisco, Juan de la Cruz, Oyasama, Jean Marie Roger, los Mc
Lean- Caddy, Masanobu Fukuoka, Masaharu Taniguchi, Callahan y Aymaras,
algunos ecoaldeanos y neorruralistas…, en los cuales se da congruencia,
convergencia de espiritualidades, no obstante diversas épocas y
nacionalidades.

1
Referencia al tema que obsesiona a Clarles Einsestein, 2013, Sacred economics, 314 págs, obtenible en
internet.

2
Hemos hecho referencia en libros y artículos a paradigmas de agricultura y
espiritualidad. Esta vez haremos especial mención a Benito2.

1- Benito

A similitud de la crisis civilizatoria angustiante e inocultable ya desde fines del


siglo 20, Benedicto de Nursia, replegado sobre sí mismo en medio del
hundimiento del mundo3, decide orientar la vida europea hacia la propuesta
de agricultura monástica.

Benito es un italiano de familia pudiente, clérigo con instrucción en temas


literarios y jurídicos. Logra reunir a su alrededor un grupo de hombres
espiritualistas, aceptantes del trabajo manual como medio material de
supervivencia. Año 525, aproximadamente. La doctrina benedictina, dice
Gómez, orientaría exclusivamente la agricultura europea al menos durante los
siguientes ocho siglos.

El monasterio sería lugar de oración, meditación, trabajo manual,


autosuficiente, con tierras, abierto a la población del entorno. Los
monasterios no patentaban sus ideas. Escribe Gómez: San Benito pensó más
en un refugio que en evangelizar.

En efecto, era la época del hundimiento del imperio romano, una crisis
civilizatoria. La vida humana europea entonces era eminentemente rural.
Precisamente el urbanismo de Roma había sido una de las causas de la crisis,
con motivo de la dependencia alimentaria: el naufragio de metrópolis, al decir
actual de William Ospina.

Se trataba, al inicio del feudalismo sucesor del imperio romano, de una


agricultura de subsistencia, permanentemente al borde del hambre, precaria en

2
En adelante en este artículo vamos a seguir a Luis Jaír Gómez, 2001, El sistema agroalimentario y la
sostenibilidad ecológica: los efectos de una diacronía, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, 247
págs.
3
La expresión es de E. Perroy, 1980, La edad media, citado por L. J. Gómez.

3
estercoladuras, devota del barbecho, en que la máxima expresión se daba con
apoyo de bueyes y arados de madera (incluso en enclaves acaudalados)-

Los monasterios como nido de conocimiento e iniciativas.

G. Duby, 1986, en Europa en la Edad Media, citado por Gómez, fecha el


triunfo monástico entre 1040 y 1120.

Con los monasterios se impulsa la roturación de bosques, donde hozan los


cerdos, que poco a poco van cediendo lugar a ovejas en campos de barbecho.

2- Transición

El paso de la agricultura medioeval europea a protomoderna se da


principalmente mediante aportes asiáticos: carretilla, collera equina (que supera
el trabajo con bueyes), estribo, técnicas de riego, rastrillo…

El paso de la rotación bienal romana a trienal permite diversificar la producción


cerealera (trigo, cebada, centeno, avena) en que es definitoria la presión militar
para alimentar caballerías. El barbecho de abandono se transforma a barbecho
labrado (en realidad, rotación con forrajeras como nabo, leguminosas…)

Gómez sitúa en el siglo 18 antecedentes de hibridación vegetal que


conducirían a la teoría mendeliana hacia 1860 de la herencia. Se apoya en J.
L. Sorre, 1984, La génesis de la obra de Mendel.

La configuración del sistema mundo a partir del siglo 16 con la navegación al


Nuevo Mundo y a India, abre el horizonte de plantaciones (inicialmente a base
de esclavos): caña de azúcar, algodón, tabaco… Es el clímax de la agricultura
colonial y el alumbramiento de la Revolución Industrial.

4
3- Agricultura de revolución verde

La visión química del mundo a partir de Lavoisier, 1790, y de los precursores


mendelianos, facilitan dos horizontes agrícolas: Uno, biológico, liderado por
Boussingault, quien fundó en 1836 la primera estación experimental; Dos,
químico, sugerido por Liebig a industriales de Liverpool con posterioridad a la
hambruna de los papas, ocurrida a parir de 1848 en Europa del Atlántico
Norte a causa de cultivo repetitivo y monovarietal de papa.

La visión química - genética de la agricultura crece en la segunda mitad del


siglo 19. Se fortalece con la síntesis del nitrógeno por el método Faber –
Bosch, y configura el horizonte moderno con el perfeccionamiento de máquinas
y venenos de las Primera y Segunda Guerras.

Un pavoroso paisaje agrícola de agresiones a la Naturaleza recibe además la


contribución de la desnaturalización de las semillas mediante la transgénesis,
liderada por la transnacional Monsanto a partir de la década de 1980.

La separación de las llamadas ciencias agrícolas con respecto a la Madre


llega, pues, a un clímax en que se hace evidentemente necesaria una reacción
hacia otros mundos posibles donde sean actores alternativas agrícolas, entre
ellas agriculturas naturales, cuyo paradigma medioeval encarnó Benito, del
cual evocamos espiritualidades válidas en la modernidad.

4- Conclusión

Miles de millones de años estuvo la Tierra sin la plaga humana, que es de


reciente aparición. La Naturaleza puede vivir sin el género humano, pero éste
sin la Naturaleza no puede existir.

La ecología, el ambientalismo podrían servir de aproximación, de retorno a la


Madre, en la medida de nuestra espiritualidad.

5
Evocar paradigmas no significa copiarlas. Cada cual construye su
espiritualidad. En el viaje hacia nosotros mismos, en la tarea de
decolonialidad, de liberación, respecto del síndrome del muntu y del
pachacuti, el crecimiento cultural, intelectual, espiritual nos ayuda a otear
horizontes.

En Jepira (el Cabo de la Vela) nos reuniremos en alma, en espíritu, a evocar


las plantas medicinales de la Macuira, del Putumayo, de las Sabanas, a
recordar el friche de chivo, la ensalada de yotojoro, la danza de Yonna
(Chichamaya), la arepa de chichi huare, el arroz con coco, el tamal de chigua,
los chocolates o la infusión de guayuzo…los cuentos de los abuelos,… los
amores que tuvimos…

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