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DECRETO

APOSTO
OLICAM ACTUOSI
A SITATEM

S
SOBRE EL APOSTOL
LADO DE LOS
L LAICO
OS

PROE
EMIO

1. Quueriendo inttensificar más


m la activiidad apostóllica del Pueeblo de Dioss, el Santo Concilio
C se dirige
solícitamente a los
l cristianoos seglares, cuyo papell propio y enteramente
e necesario en
e la misiónn de la
Iglessia ya ha mencionado
m en otros luugares. Porrque el apostolado de los laicos, que surge de su
mismma vocaciónn cristiana nunca
n puedee faltar en laa Iglesia.

Cuánn espontáneea y cuán frructuosa fueera esta actividad en loos orígenes de la Iglessia lo demuuestran
abunndantementee las mismaas Sagradass Escriturass (Cf. Act., 11,19-21; 18,26; Rom m., 16,1-166; Fil.,
4,3).

Nuesstros tiempoos no exigen menos ceelo en los laaicos, sino que, q por el contrario, las
l circunstaancias
actuaales les pidden un apoostolado muucho más intensoi y más
m amplioo. Porque el e número de d los
hombbres, que auumenta de día d en día, el e progreso de las cienncias y de laa técnica, laas relacionees más
estreechas entre los hombrres no sóloo han exten ndido hastaa lo infinitoo los camp pos inmensoos del
aposttolado de loos laicos, enn parte abierrtos solameente a ellos, sino que taambién han suscitado nuevos
n
probllemas que exigen
e su cuuidado y preeocupación diligente.

Y este apostoladdo se hace más urgentte porque haa crecido muchísimo,


m ccomo es jussto, la autonnomía
de muchos
m sectoores de la vida
v humanaa, y a veces con cierta separación del orden ético
é y religioso y
con gran
g peligroo de la vidaa cristiana. Además,
A enn muchas reegiones, en que los saccerdotes sonn muy
escassos, o, comoo sucede coon frecuenciia, se ven prrivados de libertad en ssu ministerioo, sin la ayuuda de
los laaicos, la Iglesia a durass penas podrría estar preesente y trabbajar.

Pruebba de esta múltiple y urgente necesidad, y respuesta feliz fe al mism


mo tiempo, es la accióón del
Espírritu Santo, que impelee hoy a loss laicos más y más coonscientes dde su respo onsabilidad, y los
inclinna en todas partes al seervicio de Cristo
C y de laa Iglesia.

El Concilio
C enn este decreeto se proppone expliccar la natuuraleza, el carácter y la variedaad del
aposttolado seglaar, exponerr los princippios fundam
mentales y dar
d las instrrucciones pastorales
p para su
mayoor eficacia; todo lo cuual ha de teenerse com mo norma enn la revisióón del dereccho canónicco, en
cuannto se refieree el apostolaado seglar.

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CAPÍT
TULO I

VOC
CACIÓN DE
D LOS LA
AICOS AL APOSTOL
LADO

Partiicipación de los laicos en la misióón de la Igleesia

2. Laa Iglesia haa nacido conn el fin de que,


q por la propagacióón del Reinoo de Cristo en toda la tierra,
para gloria de Dios
D Padre,, todos los hombres seean partícippes de la redención sallvadora, y por p su
mediio se ordenne realmentte todo el mundom haciia Cristo. Toda
T la acttividad del Cuerpo Místico,
M
f se llamaa apostoladoo, que ejercce la Iglesiaa por todos sus miemb
diriggida a este fin, bros y de divversas
maneeras; porquee la vocacióón cristiana,, por su missma naturaleeza, es tambbién vocaciión al apostolado.
Commo en la com mplexión dee un cuerpoo vivo ningú ún miembroo se comporrta de una formaf meramente
pasivva, sino quee participa taambién en la
l actividad y en la vidaa del cuerpoo, así en el Cuerpo
C de Cristo,
C
que ese la Iglesiaa, "todo el cuerpo crecce según la operación propia, de cada uno de d sus miem mbros"
(Ef., 4,16).Y poor cierto, es tanta la coonexión y trrabazón de los miembbros en este Cuerpo (C Cf. Ef.,
4,16)), que el miembro
m quee no contribbuye según su propia capacidad aal aumento del cuerpoo debe
reputtarse como inútil para la l Iglesia y para sí mism
mo.

En laa Iglesia hayy variedad de


d ministerios, pero unnidad de miisión. A los Apóstoles y a sus suceesores
les confirió Crissto el encarrgo de enseññar, de santtificar y de regir en su mismo nom mbre y autooridad.
mas también loos laicos heechos partíícipes del ministerio
m s
sacerdotal, profético y real de Cristo,
C
cumpplen su com metido en la misión de todo
t el puebblo de Dios en la Iglesiia y en el mu
undo.

En realidad,
r ejeercen el appostolado coon su trabaajo para la evangelizaación y san ntificación de
d los
hombbres, y paraa la funciónn y el desemmpeño de los negocios temporales, llevado a cabo con esspíritu
evanngélico de forma
fo que su laboriosiddad en este aspecto seea un claro testimonio de Cristo y sirva
para la salvación de los hoombres. Peroo siendo propio del esttado de los laicos el viivir en meddio del
munddo y de los negocios teemporales, ellos
e son llaamados porr Dios para que, fervien
ntes en el esspíritu
cristiiano, ejerzann su apostolado en el mundo
m a maanera de fermmento.

Funddamento deel apostoladdo seglar

3. Loos cristianoss seglares obtienen el derecho


d y laa obligaciónn del apostolado por su unión con Cristo
Cabeeza. Ya quue insertos en el bautismo en ell Cuerpo Místico M de Cristo, robbustecidos por
p la
Conffirmación enn la fortalezza del Espíritu Santo, son destinaados al aposstolado por el mismo Señor.
S
Son consagradoos como saacerdocio real r y gentee santa (Cf. 1 Pe., 22,4-10) paraa ofrecer hostias
h
espirrituales por medio de todas
t sus obras,
o y parra dar testimmonio de C Cristo en tod
das las parttes del
munddo. La cariidad, que es e como el alma de to odo apostollado, se com munica y mantiene
m coon los
Sacraamentos, soobre todo dee la Eucaristtía.

El appostolado see ejerce en la


l fe, en la esperanza
e píritu Santo en los
y en la caridaad, que derrrama el Esp
corazzones de toddos los miem mbros de laa Iglesia. Más aún, el precepto de lla caridad, que
q es el mááximo
manddamiento deel Señor, urrge a todos los l cristianoos a procuraar la gloria de Dios porr el advenim
miento
de suu reino, y laa vida eternna para todoos los homb bres: que coonozcan al úúnico Dios verdadero y a su
enviaado Jesucrissto (Cf. Jn.,, 17,3).

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Por consiguiente
c e, se imponne a todos loos fieles criistianos la noble
n obligaación de traabajar para que el
menssaje divino de la salvacción sea connocido y aceeptado por todos
t los hoombres de cualquier
c lugar de
la tieerra.

Para ejercer estee apostoladoo, el Espírittu Santo, qu ue produce la santificaación del pu ueblo de Dioos por
el miinisterio y por
p los Sacrramentos, cooncede tamb bién dones peculiares a los fieles (Cf.
( 1 Cor.,, 12,7)
"distrribuyéndoloos a cada uno
u según quiere"
q (1 Cor.,
C 12,11), para quee "cada uno o, según la gracia
recibbida, poniénndola al servvicio de loss otros", seaan también ellos
e "administradores de la multiiforme
graciia de Dios" (1 Pe., 4,100), para edifficación de todo
t el cuerrpo en la caaridad (Cf. Ef.,
E 4,16).

De laa recepción de estos caarismas, inclluso de los más sencilllos, procedee a cada unoo de los creyyentes
el deerecho y la obligación
o d ejercitarllos para bieen de los hoombres y eddificación dee la Iglesia, ya en
de
la Iglesia mismaa., ya en el mundo, enn la libertad del Espírituu Santo, quue "sopla do onde quiere" (Jn.,
3,8), y, al mismmo tiempo, en unión con c los herrmanos en Cristo, sobbre todo con n sus pastoores, a
quiennes perteneece el juzgaar su genuinna naturalezza y su debbida aplicacción, no por cierto parra que
apagguen el Espííritu, sino con el fin dee que todo lo
l prueben y retengan lo que es bueno
b (Cf. 1 Tes.,
5,12;; 19,21).

La esspiritualidaad seglar en
n orden al apostolado
a

4. Siiendo Cristto, enviado por el Paddre, fuente y origen de d todo el aapostolado de la Iglessia, es
evideente que la fecundidadd del apostolado seglar depende dee su unión vvital con Crristo, porquue dice
el Seeñor: "El quue permanecce en mí y yo y en él, ésee da mucho fruto, porquue sin mí naada podéis hacer"
h
(Jn. 15,4-5). Estta vida de unión
u íntimaa con Cristo
o en la Iglessia se nutre de auxilioss espiritualees, que
son comunes
c a todos
t los fieles, sobre todo por laa participaciión activa een la Sagradda Liturgia, de tal
form
ma los han de d utilizar loos fieles quee, mientras cumplen deebidamentee las obligacciones del mundom
en laas circunstanncias ordinarias de la vida, no sep paren la unnión con Criisto de las actividades
a de su
vida,, sino que han de crecer en ella cum mpliendo suu deber segúún la volunttad de Dioss.

Es preciso
p quee los seglaares avanceen en la saantidad deccididos y aanimosos por p este caamino,
esforrzándose enn superar lass dificultadees con prudeencia y paciiencia. Nada en su vidaa debe ser ajeno
aj a
la orrientación espiritual, nii las preocuupaciones familiares,
fa n otros neggocios temp
ni porales, segúún las
palabbras del Appóstol: "Toddo cuanto hacéis
h de palabra
p o dee obra, hacedlo todo en
e el nombbre del
Señoor Jesús, danndo gracias a Dios Padre por El" (Col., 3,17).

Pero una vida assí exige un ejercicio


e coontinuo de fe,
fe esperanzaa y caridad..

Solam mente con la


l luz de la fe y la medditación de su palabra divina puedde uno conoocer siempre y en
todo lugar a Dioos, "en quieen vivimos, nos movem mos y existimos" (Act.., 17,28), bu
uscar su volluntad
en toodos los acoontecimientos, contempplar a Cristoo en todos los
l hombres, sean deudos o extraaños, y
juzgaar rectamennte sobre el sentido y el valo or de las cosas
c mateeriales en sí
s mismas y en
consiideración all fin del hom
mbre.

Los que
q poseen esta fe viven en la espperanza de la revelacióón de los hij
ijos de Dioss, acordándoose de
la cruuz y de la reesurrección del Señor.

Escoondidos con Cristo en Dios,


D durantte la peregrrinación de esta vida, y libres de la servidumbbre de
las riiquezas, mientras se diirigen a los bienes impperecederos,, se entregann gustosammente y por entero
e
a la expansión
e d reino de Dios y a innformar y peerfeccionar el orden dee las cosas temporales
del t con el
espírritu cristiano. En mediio de las addversidadess de este viida hallan lla fortaleza de la espeeranza,
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pensando que "llos padecim mientos del tiempo
t presente no sonn nada en coomparación con la glorria que
ha dee manifestarrse en nosottros" (Rom., 8,18).

Impuulsados porr la caridad que procede de Dioss hacen el bien b a todoos, pero esppecialmentee a los
herm
manos en la fe (Cf. Gál., 6,10), desspojándose "de toda maldad y de ttodo engaño o, de hipocrresías,
( Pe., 2,1),, atrayendo de esta form
enviddias y maleddicencias" (1 ma los hombbres a Cristto. Mas la caaridad
de Dios
D que "see ha derramaado en nuesstros corazo ones por virrtud del Esppíritu Santoo, que nos ha
h sido
dadoo" (Rom., 5,,5) hace a los
l seglaress capaces de expresar realmente een su vida el espíritu de las
Biennaventuranzaas. Siguienddo a Cristoo pobre, ni se abaten por
p la escassez ni se en nsoberbece por la
abunndancia de los bienes teemporales; imitando a Cristo hum milde, no am mbicionan laa gloria vanna (Cf.
Gál.,, 5,26) sino que procurran agradar a Dios antees que a los hombres, ppreparados siempre a dejarlo
d
todo por Cristo (Cf. Lc., 144,26), a padeecer persecu
ución por laa justicia (C
Cf. Mt., 5,10
0), recordanndo las
palabbras del Seññor: "Si algguien quierre venir en pos de mí,, niéguese a sí mismo, tome su cruz c y
sígam
me" (Mt., 16,24). Cultiivando entrre sí la amisstad cristianna, se ayudaan mutuameente en cuaalquier
necesidad.

La espiritualida
e ad de los laaicos debe tomar su notan caracteerística del estado de matrimonioo y de
famillia, de solteería o de viuudez, de la condición
c de
d enfermeddad, de la acctividad proofesional y social.
s
No descuiden,
d p
pues, el culttivo asiduo de las cualiidades y dotes conveniientes para ello que se les ha
dadoo y el uso dee los propios dones reciibidos del Espíritu
E Sannto.

Adem más, los laiicos que, siiguiendo suu vocación,, se han insscrito en allguna de laas asociacioones o
instittutos aprobbados por laa Iglesia, han
h de esfo orzarse al mismo
m tiem
mpo en asim milar fielmeente la
caraccterística peeculiar de laa vida espirritual que lees es propiaa. Aprecienn también co omo es debbido la
periccia profesioonal, el senntimiento faamiliar y cíívico y esaas virtudes que exigen n las costumbres
sociaales, como lal honradezz, el espírituu de justiciaa, la sinceriddad, la deliccadeza, la fortaleza
f de alma,
sin laas que no puuede darse verdadera
v v cristian
vida na.

El modelo
m perfeecto de esa vida espiriitual y aposstólica es laa Santísima Virgen Maaría, Reina de los
Apósstoles, la cuual, mientraas llevaba en
e este mun ndo una vidda igual quue la de loss demás, lleena de
preoccupaciones familiares y de trabajos, estaba constantem
c ente unida con su Hijo o, cooperó de un
modoo singularíssimo a la obbra del Salvador; más ahora,
a asuntta el cielo, ""cuida con amor
a materrnal de
los hermanos
h dee su Hijo, que
q peregrinnan todavía y se debateen entre pelligros y ang gustias, hastta que
sean conducidoos a la patrria feliz". Hónrenla
H to
odos devotíísimamentee y encomienden su vida v y
aposttolado a su solicitud dee Madre.

CAPÍT
TULO II

FINES
S QUE HAY
Y QUE LO
OGRAR

Introoducción

5. Laa obra de la redención ded Cristo, que


q de suyo tiende a saalvar a los hhombres, com mprende tam mbién
la reestauración incluso de todo el orrden temporral. Por tannto, la misiión de la Ig glesia no es sólo
anunnciar el mennsaje de Criisto y su graacia a los hombres,
h sinno también el impregn nar y perfecccionar
todo el orden temporal
t coon el espírritu evangéllico. Por coonsiguientee, los laicoss, siguiendoo esta
misióón, ejercitaan su aposttolado tantoo en el mu undo como en la Igleesia, lo missmo en el orden
espirritual que enn el temporal: órdenes que, por más
m que seann distintos, sse compeneetran de tal forma
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en ell único desiignio de Dioos, que el mismo
m Dioss tiende a reeasumir, en Cristo, tod
do el mundoo en la
nuevva creación,, incoactivaamente en lal tierra, plenamente en e el últimoo día. El laaico, que ess a un
tiemppo fiel y ciuudadano, deebe comporttarse siemprre en amboss órdenes coon una concciencia cristtiana.

El appostolado de
d la evangeelización y santificació
s ón de los hoombres

6. Laa misión de la Iglesia tiende


t a la santificación
s n de los hommbres, que hay que co
onseguir conn la fe
en Cristo y con su gracia. El
E apostoladdo, pues, de la Iglesia y de todos sus miembro
os se ordenaa, ante
todo,, al mensaje de Cristoo, que hay que revelarr al mundo con las paalabras y co on las obraas, y a
comuunicar su grracia.

Esto se realiza principalme


p ente por el ministerio de d la palabrra y de los Sacramento os, encomendado
especcialmente ala clero, en el que los laicos tienen que desempeñar taambién un papel p imporrtante,
para ser "cooperradores de lal verdad" inncoactivam mente aquí enn la tierra, pplenamente en el cielo((3 Jn.,
8). En
E este ordeen sobre toddo se comppletan mutuamente el apostolado
a os y el miniisterio
de los laico
pastooral. A los laicos
l se less presentan innumerablles ocasionees para el ejejercicio dell apostoladoo de la
evanngelización y de la sanntificación. ElE mismo testimonio
t d la vida ccristiana y las
de l obras buuenas,
realizzadas con espíritu
e sobbrenatural, tienen
t eficaacia para attraer a los hhombres haacia la fe y hacia
Dios, pues dice el Señor: "Así" ha de lucir vuestrra luz ante los hombrees, para quee viendo vuuestras
buennas obras gloorifiquen a vuestro Paddre que estáá en los cieloos" (Mt., 5,116).

Pero este apostoolado no coonsiste sóloo en el testiimonio de la l vida: el verdadero apóstol


a bussca las
ocasiiones de annunciar a Crristo con la palabra, yaa a los no creyentes
c paara llevarloss a la fe; yaa a los
fieless para instrruirlos, conffirmarlos y estimularlo
os a una vidda más fervvorosa: "la caridad
c de Cristo
nos urge"
u (2 Cor., 5,14), y en el corazóón de todos deben resoonar aquellaas palabras del
d Apóstol: "¡Ay
de mí
m si no evanngelizare"! (1 ( Cor., 9,16).

Mas como en nuestros


n tiem
mpos surgeen nuevos problemas,
p y se multipplican los errrores gravíísimos
que pretenden
p d
destruir desdde sus cimiientos todo el orden moral
m y la m
misma socied dad humanaa, este
Sagrado Conciliio exhorta cordialísima
c amente a loss laicos, a cada uno seggún las dotees de su ingeenio y
segúnn su saber, a que supplan diligenntemente su cometidoo, conformee a la men nte de la Igglesia,
aclarrando los principios cristianos, defendién ndolos y aplicándolo
a s convenieentemente a los
probllemas actuaales.

Instaauración crristiana del orden tempporal

7. Esste en el plaan de Dios sobre


s el munndo, que loss hombres restauren
r cooncordemen
nte el orden de las
cosass temporalees y lo perfeeccionen sinn cesar.

Todoo lo que connstituye el orden


o tempooral, a saberr, los bieness de la vida y de la fam
milia, la cultuura, la
econnomía, las artes y profesiones, las institucciones de la comuniddad políticaa, las relacciones
internnacionales, y otras cosas semejanntes, y su evolución
e y progreso, no solamen nte son subbsidios
para el último fin
fi del hombbre, sino quue tienen unn valor proppio, que Dioos les ha daado, consideerados
en síí mismos, o como parttes del ordeen temporall: "Y vio Diios todo lo que había hecho y eraa muy
buenno" (Gén., 1,31).
1 Esta bondad naatural de lass cosas recibe una cieerta dignidaad especial de su
relacción con la persona
p hummana, para cuyo
c serviciio fueron crreadas.

Plugo, por fin, a Dios el auunar todas laas cosas, tan


nto naturalees, como sobbrenaturales, en Cristoo Jesús
"paraa que tenga El la primaacía sobre todas las cossas" (Col., 1,18). No oobstante, estte destino no sólo
no prriva al ordeen temporal de su autonnomía, de suss propios fines, leyess, ayudas e importancia para
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el bien de los hombres,
h sino que más bien lo perfecciona en su valorr e importaancia propiaa y, al
mismmo tiempo, lo
l equipara a la integraa vocación del
d hombre sobre la tierrra.

En el
e decurso de la histooria, el usoo de los bieenes tempoorales ha siido desfigu urado con graves
g
defecctos, porquee los hombrres, afectados por el peecado originnal, cayeronn frecuentem mente en muchos
m
errorres acerca del
d verdaderro Dios, de la naturalezza, del hom mbre y de loos principioss de la ley moral,
m
de donde
d se siguió
s la corrupción de las cosstumbres e institucionnes humanaas y la noo rara
conculcación dee la personaa del hombbre. Incluso en nuestroos días, no ppocos, conffiando más de lo
debiddo, en los progresos
p dee las cienciaas naturaless y de la téccnica, caen ccomo en un
na idolatría de los
bienees materialees, haciéndoose más bienn siervos qu ue señores ded ellos.

Es obbligación de toda la Igglesia el trabbajar para que


q los hom mbres se vueelvan capacces de restaablecer
rectaamente el orden
o de loos bienes teemporales y de ordenaarlos hacia Dios por Jesucristo.
J A los
pastoores atañe el manifestarr claramente los princippios sobre el
e fin de la ccreación y el
e uso del mundo,
m
y prrestar los auxilios
a moorales y esspirituales para
p instauurar en Criisto el ord den de las cosas
tempporales.

Es prreciso, con todo, que loos laicos tommen como obligación


o s
suya la restaauración deel orden temmporal,
y que, conduciddos por la luuz del Evanngelio y por la mente de la Iglesiia, y movid dos por la caaridad
cristiiana, obren directamennte y en forrma concretta en dichoo orden; quee cooperen unos ciudaadanos
con otros,
o con sus
s conocim mientos esppeciales y su u responsabbilidad proppia; y que busquen
b en todas
partees y en todoo la justiciaa del reino de
d Dios. Haay que estabblecer el orrden temporral de forma que,
obserrvando ínteegramente sus s propias leyes, estéé conforme con los úlltimos princcipios de laa vida
cristiiana, adaptáándose a lass variadas ciircunstanciaas de lugarees, tiempos y pueblos. Entre
E las obbras de
este apostolado sobresale laa acción social de los cristianos,
c q desea eel Santo Con
que ncilio se extienda
hoy a todo el ámmbito tempooral, inclusoo a la culturaa.

La acción caritaativa como distintivo del ado cristiano


d apostola

8. Sii bien todo el ejercicioo del apostoolado debe proceder


p y recibir su ffuerza de laa caridad, allgunas
obrass, por su prropia naturaaleza, son aptas
a para convertirse en
e expresióón viva de la misma caaridad,
que quiso
q Cristoo Señor fuerra prueba dee su misión mesiánica (Cf.
( Mt., 111,4-5).

El mandamiento
m o supremo en e la ley ess amar a Dios de todo corazón y aal prójimo como
c a sí mismo
m
(Cf. Mt., 22,27-40). Ahora bien, Cristoo hizo suyoo este mandamiento de caridad parra con el prrójimo
y lo enriqueció con un nueevo sentido, al querer hacerse El un mismo objeto de laa caridad coon los
herm
manos, diciendo: "Cuanntas veces hicisteis
h eso a uno de esstos mis herrmanos men nores, a mí me lo
hicisteis" (Mt., 25,40). El, pues, tomaando la natturaleza hum mana, se asoció familliarmente toodo el
género humano,, con una ciierta solidarridad sobrennatural, y constituyó
c laa caridad co
omo distintiivo de
sus discípulos
d c estas palabras:
con p "E
En esto connocerán toddos que soois mis disccípulos, si tenéis
cariddad unos conn otros (Jn., 13,35).

Commo la santa Iglesia


I en suus principioos, reunienddo el ágape de la Cenaa Eucarísticaa, se manifefestaba
toda unida en toorno de Cristo por el vínculo
v de la caridad, así
a en todo tiempo se reconoce
r sieempre
por este
e distintivvo de amor, y al paso que
q se gozaa con las em mpresas de ootros, reivin
ndica las obbras de
cariddad como deeber y dereccho suyo, que
q no puede enajenar. Por lo cual la miserico ordia para con los
necesitados y ennfermos, y las llamadas obras dee caridad y de ayuda m mutua paraa aliviar toddas las
necesidades hummanas son consideradas
c s por la Igleesia con un singular honor.

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Estass actividadees y estas obras
o se haan hecho ho oy mucho másm urgentees y univerrsales, porquue los
mediios de comuunicación soon más expeeditos, porq que se han acortado
a lass distancias entre los hoombre
y porrque los habbitantes de todo
t el munndo vienen a ser como los miembrros de una familia.
f La acción
a
caritaativa puedee y debe lleegar hoy a todos los hombres y a todas laas necesidad des. Dondee haya
hombbres que caarecen de comida
c y bebida,
b de vestidos, de
d hogar, dee medicinaas, de trabaj ajo, de
instruucción, de los medioss necesarioss para llevaar una vidaa verdaderaamente hum mana, que se s ven
afligiidos por lass calamidaddes o por laa falta de saalud, que suufren en el destierro o en la cárceel, allí
debe buscarlos y encontrarllos la caridaad cristiana,, consolarloos con cuidaado diligentee y ayudarloos con
la prrestación dee auxilios. Esta
E obligacción se impone, ante toodo, a los hhombres y a los puebloos que
vivenn en la prosperidad.

Para que este ejercicio


e de la caridad sea verdad deramente extraordinar
e rio y apareezca como tal,t es
necesario que see vea en el prójimo
p la imagen
i de Dios
D según la cual ha ssido creado,, y a Cristo Señor
a quiien en realiddad se ofrecce lo que see da al necesitado; se considere coomo la máxiima delicaddeza la
liberttad y digniddad de la peersona que recibe
r el auxilio; que no
n se manchhe la purezaa de intencióón con
ningúún interés de
d la propia utilidad o por
p el deseo de dominarr; se satisfaga ante todo o a las exigeencias
de laa justicia, y no se brinnde como offrenda de caridad
c lo que
q ya se deebe por títu ulo de justiccia; se
quiteen las causaas de los maales, no sóloo los defecttos, y se orddene el auxilio de form
ma que quieenes lo
recibben se vayaan liberandoo poco a pocop de la dependenciia externa y se vayan n bastando por sí
mismmos.

Apreecien, por consiguiente


c e, en mucho los laicoss y ayuden en la meddida de sus posibilidaddes las
obrass de caridaad y las organizacionees de asisteencia sociall, sean privvadas o pú
úblicas, o inncluso
internnacionales, por las quue se hace llegar
l a tod
dos los hom
mbres y pueeblos necesitados un auxilio
a
eficaaz, cooperanndo en esto con todos loos hombres de buena voluntad.
v

CAPÍT
TULO III

VARIOS CAMPOS
S DE APOS
STOLADO

Introoducción

9. Loos laicos ejjercen un apostolado


a múltiple, taanto en la Iglesia com mo en el mundo.
m En ambos
a
órdennes se abreen varios caampos de actividad
a appostólica, de
d los que queremos recordar
r aqquí los
princcipales, quee son : las comunidades de la Ig glesia, la fam
milia, la juuventud, el ámbito soccial, el
ordenn nacional e internaciional. Comoo en nuestrros tiemposs participann las mujeres cada vezz más
activvamente en toda la viida social, es de sumo o interés suu mayor paarticipaciónn también ene los
camppos del aposstolado de la Iglesia. Las comuniddades de la Iglesia
I

10. Los
L laicos tiienen su pappel activo en
e la vida y en la acciónn de la Iglesia, como partícipes
p quue son
del oficio
o de Crristo Sacerddote, profetaa y rey. Su acción denntro de las ccomunidadees de la Igleesia es
tan necesaria
n quue sin ella el mismo apostolado
a de
d los pastoores muchaas veces no puede connseguir
plenaamente su efecto.
e

Pues los laicos de verdadeero espíritu apostólico, a la maneera de aqueellos hombrre y mujerees que
ayuddaban a Pabblo en el Evangelio
E (
(Cf. Act., 18,18-26;
1 R
Rom., o que falta a sus
16,3), suplen lo
manos y reanniman el esspíritu tantoo de los pastores comoo del resto del pueblo fiel (Cf. 1 Cor.,
herm
16,177-18).
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Porqque nutridoss ellos mism mos con laa participación activa en la vida litúrgica de d su comunnidad,
cumpplen solícitaamente su cometido
c enn las obras apostólicas
a de la mism
ma; conduceen hacia la Iglesia
I
a los que quizá andaban
a aleejados; coopperan resuelltamente enn la comuniccación de laa palabra dee Dios,
sobree todo con lal instruccióón catequétiica; con la ayuda
a de suu pericia haccen más eficcaz el cuidaado de
las allmas e incluuso la adminnistración de
d los bieness de la Iglessia.

La paarroquia preesenta el moodelo claríssimo del apo ostolado comunitario, rreduciendo a la unidadd todas
las diversidade
d s humanas que en ella e se encu uentran e insertándollas en la Iglesia
I univversal.
Acosstúmbrense los laicos a trabajar enn la parroquiia íntimameente unidos a sus sacerddotes; a preesentar
a la comunidad
c de la Iglesiia los probleemas propio
os y los del mundo, loss asuntos qu
ue se refiereen a la
salvaación de loss hombres, para
p examinnarlos y sollucionarlos por medio de una disccusión racioonal; y
a ayuudar según sus
s fuerzas a toda emprresa apostólica y misioonera de su familia ecleesiástica.

Cultiiven sin cessar el sentidoo de diócesiis, de la quee la parroquuia es como un célula, siempre
s proontos a
apliccar también sus esfuerzzos en las obras
o dioceesanas a la invitación dde su Pastoor. Más aúnn, para
respoonder a las necesidadees de las ciiudades y de d los sectoores rurales, no limiten n su cooperración
dentrro de los líímites de la parroquiaa o de la diócesis,
d proocuren máss bien exteenderla a caampos
interpparroquialees, interdioccesanos, naacionales o internacionnales, sobree todo porq que, aumenntando
cada vez más laa emigraciónn de los pueeblos, en el incrementoo de las relaaciones muttuas y la faccilidad
de laas comunicaaciones, no permiten que q esté enccerrada en sí s misma niinguna partte de la sociedad.
por tanto,
t vivann preocupaddos por las necesidadees del puebblo de Dioss, disperso en toda la tierra.
Hagaan sobre toddo labor missionera, preestando auxiilios materiiales e incluuso personalles. puesto que
q es
obliggación honroosa de los cristianos
c deevolver a Diios parte dee los bienes que de El reciben.

La familia
fa

11. Habiendo
H esstablecido el
e Creador del
d mundo la sociedad conyugal coomo princip pio y fundam
mento
de laa sociedad humana, coonvirtiéndoola por su gracia
g en sacramento
s grande... en
e Cristo y en la
Iglessia (Cf. Ef., 5,32), el apostoladoo de los có ónyuges y de las fam
milias tiene una imporrtancia
trascendental tannto para la Iglesia
I com
mo para la so
ociedad civiil.

Los cónyuges
c crristianos sonn mutuamennte para sí, para sus hijjos y demáss familiares,, cooperadoores de
la grracia y testtigos de la fe. Ellos son
s para su us hijos los primeros ppredicadorees de la fe y los
prim
meros educaddores; los foorman con su
s palabra y con su ejem mplo para lla vida cristiiana y aposttólica,
los ayudan
a conn mucha pruudencia en la elección n de su voocación y ccultivan con n todo esmero la
vocaación sagradda que quizáá han descubbierto en elllos.

Siem
mpre fue deeber de loss cónyugess y constitu uye hoy parte
p princippalísima dee su apostolado,
maniifestar y dem mostrar conn su vida la indisolubiliidad y la sanntidad del vvínculo mattrimonial; affirmar
abierrtamente el derecho y la obligación de educcar cristianaamente la prrole, propio o de los paddres y
tutorres; defendeer la digniddad y legítim
ma autonom mía de la faamilia. Coopperen, por tanto, elloss y los
demáás cristianos con los hoombres de buena
b volunntad a que se conserveen incólumees estos derrechos
en laa legislacióón civil; quue en el goobierno de la sociedadd se tengann en cuentaa las necesiidades
familliares en cuanto
c se reefiere a la habitaciónn, educaciónn de los nniños, condiición de trrabajo,
segurridad sociaal y tributos; que se ponga
p enterramente a salvo la coonvivencia doméstica en la
organnización de emigracionnes.

Esta misión la hah recibidoo de Dios laa familia misma


m para que sea la célula primmera y vitall de la
socieedad. Cumpplirá esta miisión si, porr la piedad mutua
m de suus miembross y la oració
ón dirigida a Dios
en coomún, se prresenta com
mo un santuaario domésttico de la Igglesia; si la familia enteera toma paarte en
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el cuulto litúrgicoo de la Iglesia; si, por fin, la famiilia practicaa activamentte la hospitaalidad, prommueve
la justicia y dem más obras buenas
b al seervicio de toodos los heermanos quee padezcan necesidad. Entre
las varias
v obras de apostolaado familiarr pueden reccordarse lass siguientes: adoptar co omo hijos a niños
abanndonados, reecibir con gusto
g a los forasteros,
f prestar
p ayudda en el régiimen de lass escuelas, ayudar
a
a loss jóvenes coon su consejjo y medioss económiccos, ayudar a los novioos a preparaarse mejor para p el
matriimonio, preestar ayuda a la catequuesis, sosten ner a los cóónyuges y fafamilias quee están en peligro
p
mateerial o moraal, proveer a los anciannos no sólo o de los indiispensable, sino procurarles los medios
m
justoos del progrreso económ mico. Siem mpre y en todas
t partess, pero de una maneraa especial en e las
regioones en que se esparcenn las primeras semillass del Evanggelio, o la Igglesia está en e sus princcipios,
o se halla en alggún peligro grave, las familias
f crisstianas dan al mundo eel testimonio o preciosísimmo de
Cristto conformaando toda suu vida al Evvangelio y dandod ejempplo del matrrimonio crisstiano.

Para lograr máss fácilmentee los fines de su aposstolado puede ser convveniente qu
ue las famillias se
reúnaan por gruppos.

Los jóvenes
j

L jóvenes ejercen en la sociedadd moderna un


12. Los u influjo de
d gran interrés. Las circcunstanciass de su
vida,, el modo dee pensar e incluso las mismas
m relaaciones con la propia faamilia han cambiado
c m
mucho.
Muchhas veces pasan
p demaasiado rápiddamente a una u nueva condición ssocial y eco onómica. Pero
P el
paso que aumennta de día enn día su infl
flujo social, e incluso político,
p se vven como in
ncapacitadoos para
sobreellevar convvenientemennte esas nueevas cargas..

Este su influjo, acrecentadoo en la sociiedad, exigee de ellos unna actividadd apostólicaa semejantee, pero
su misma
m índolle natural loos dispone a ella. Maadurando la concienciaa de la prop pia personaalidad,
impuulsados porr el ardor de su viida y por su energíaa sobreabuundante, assumen la propia p
respoonsabilidad y desean toomar parte en la vida social
s y culttural: celo, que si está lleno del esspíritu
de Cristo,
C y se ve animadoo por la obbediencia y el amor haacía los passtores de laa Iglesia, peermite
esperrar frutos abbundantes. (Ellos debeen convertirrse en los primeros
p e iinmediatos apóstoles, de los
jóvennes, ejercienndo el aposttolado entree sí, teniend
do en considderación el mmedio sociaal en que vivven).

Procuuren los addultos entabblar diálogoo amigable con los jóóvenes, quee permita a unos y a otros,
superrada la distaancia de edad, conocerrse mutuam mente y comuunicarse enntre sí lo bueeno que cadda uno
tienee. Los adultos estimuleen hacia el apostolado
a a la juventuud, sobre toodo en el ejjemplo, y cuuando
hayaa oportunidaad, con conssejos prudenntes y auxillios eficacess. Los jóvennes, por su parte,
p llénennse de
respeeto y de connfianza paraa con los addultos, y aun
nque, naturralmente, see sientan incclinados haccia las
noveedades, apreecien sin emmbargo comoo es debido las loables tradicioness.

Tambbién los niñños tienen su actividaad apostólicca. Según su


s capacidaad, son testiigos vivienttes de
Cristto entre sus compañeroos.

El medio
m sociall

13. El
E apostolaado en el medio
m sociaal, es decirr, el esfuerrzo por llenar de esp píritu cristiaano el
pensamiento y las costumbrres, las leyees, y las estrructuras de la comuniddad en que uno
u vive, haasta tal
puntoo es deber y carga de los
l laicos, que
q nunca lo pueden reealizar convvenientemen nte otros. En
E este
camppo, los laicoos pueden ejercer perffectamente el apostolaado de iguaal a igual. EnE él cumpplen el
testim
monio de laa vida por el
e testimonio de la palaabra. En el campo del trabajo, o de d la professión, o
del estudio,
e o de
d la viviennda, o del descanso,
d o de la convvivencia sonn muy apto os los laicos para
ayuddar a los herrmanos.
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Los laicos
l cumpplen esta misión
m de la Iglesia en el mundo, ante todo, ppor aquella coherenciaa de la
vida con la fe por
p la que see conviertenn en la luz del mundo;; por su honnradez en cu ualquier negocio,
que atrae
a a todoos hacia el amor de laa verdad y del bien, y por fin a Cristo y a la Iglesia; por la
cariddad fraternaa, por la quue participan de las condiciones
c s de la vidda de los trrabajos y ded los
sufrimmientos y aspiracione
a s de los heermanos, y disponen innsensiblemeente los corazones de todos
haciaa la operacióón de la graacia salvadoora; con la plena
p concieencia de su papel en laa edificaciónn de la
socieedad, por la que se esfuuerzan en saaturar sus prreocupacionnes doméstiicas, socialees y profesioonales
de magnanimida
m ad cristianaa. De esta foorma ese modo
m de prooceder va peenetrando poco
p a pocoo en el
ambiiente de la vida
v del trabbajo.

Este apostolado debe abrazzar a todos losl que se en ncuentran juunto a él, y no debe ex
xcluir ningúnn bien
espirritual o mateerial que puueda hacerlees. pero los verdaderos apóstoles, lejos de con ntentarse coon esta
activvidad, ponenn todo su empeño
e en anunciar
a a Cristo a suus prójimos,, incluso dee palabra. Porque
P
muchhos hombrees no puedeen escucharr el Evangeelio ni conoocer a Cristto más quee por sus veecinos
seglaares.

Ordeen nacionall e internaccional

14. El
E campo deel apostoladdo se abre extensamen
e nte en el ordden nacionaal e internaccional, en que
q los
laicoos, sobre toddo, son los dispensador
d res de la sabbiduría cristiana. En ell amor a la patria y en el fiel
cumpplimiento de los deberees civiles, siéntanse obbligados los católicos a promover el e verdaderoo bien
comúún, y hagann pesar de estae forma su opinión para que ell poder civiil se ejerza justamentee y las
leyess respondann a los prinncipios morrales y al bien
b comúnn. Los católicos perito os en los assuntos
públiicos, y firm
mes como ess debido en la fe y en lal doctrina católica,
c noo rehúsen deesempeñar cargos
c
públiicos, ya quue por elloss, bien admministrados, pueden proocurar el bbien común y prepararr a un
tiemppo el caminno al Evangeelio.

Procuuren los cattólicos coopperar con toodos los hom mbres de buena volunntad en prom mover cuantto hay
de veerdadero, de
d justo, de santo, de amable
a (Cff. Fil., 4,8). Dialoguenn con ellos, superándollos en
prudencia y huumanidad, e investiguuen acercaa de las innstituciones sociales y públicas,, para
perfeeccionarlas según el esppíritu del Evvangelio.

Entree las caraccterísticas de


d nuestro tiempo hay y que conttar, especiaalmente, co
on el crecieente e
ineviitable sentiimiento dee solidaridaad de todo os los pueeblos: el ppromoverlo solícitameente y
d los laicos. Los
convvertirlo en sincero y veerdadero afeecto de fraternidad es deber del aapostolado de
laicoos, además, deben connocer el nuuevo campo o internacioonal y los problemas y solucionnes ya
doctrrinales, ya prácticas que
q en él se s originan n, sobre toddo respectoo a los pueeblos en víías de
desarrrollo.

Pienssen todos los


l que trabbajan en naaciones exttrañas, o les ayudan, qque las relaaciones enttre los
puebblos deben ser
s una com municación fraterna,
f n que ambass partes dann y reciben. Y los que viajan
en
por motivos
m de obras interrnacionales,, o de nego ocios, o de descanso, nno olviden que son en todas
partees también heraldos
h viaajeros de Crristo, y han de
d portarse como tales con toda veerdad.

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CAPÍT
TULO IV

LA
AS VARIA
AS FORMA
AS DEL AP
POSTOLAD
DO

Introoducción

15. Los
L laicos pueden
p ejerrcitar su labbor de aposstolado o coomo individduos o reun
nidos en divversas
comuunidades o asociacione
a es.

Impoortancia y multiplicida
m ad del aposttolado indivvidual

16. El
E apostoladdo que se deesarrolla individualmente, y que fluye
f con abbundancia de
d la fuentee de la
vida verdaderam mente cristiiana (Cf. Jn.,
J 4,14), ese el princiipio y funddamento de todo aposttolado
seglaar, incluso el
e asociado, y nada puede sustituirlle.

Todoos los laicoss, de cualquuier condiciión que seaan son llamaados y obliggados a estee apostoladdo, útil
siem
mpre y en toodas partes, y en algunnas circunsttancias el único
ú apto y posible, aunque
a no tengan
t
ocasiión o posibiilidad para cooperar
c enn asociacionnes.

Hay muchas forrmas de apostolado coon que los laicos


l edifican a la Iglesia y santtifican al mundo,
m
anim
mándolo en Cristo.
C

La forma
fo peculliar del apoostolado inddividual y, al
a mismo tiiempo, signno muy en consonanciia con
nuesttros tiempoos, y que manifiesta a Cristo vivieente en sus fieles, es eel testimonio de toda laa vida
seglaar que fluyye de la fe, de la espperanza y de d la cariddad. Con ell apostolad do de la paalabra,
enterramente neccesario en algunas
a circcunstancias, anuncian loos laicos a Cristo, explican su docctrina,
la diffunden cadaa uno segúnn su condición y saber y la profesaan fielmentee.

Coopperando, addemás, com mo ciudadannos de estee mundo, enn lo que se refiere a la ordenacción y
direccción del orden
o tempooral, convieene que loss laicos buusquen a laa luz de la fe motivos más
elevaados de obbrar en la vida famiiliar, profesional y social,
s y loos manifiessten a los otros
oporttunamente, conscientees de que coon ello se hacen
h coopperadores dee Dios Creador, Redenntor y
Santiificador y de
d que lo gloorifican.

Por fin
f vivifiqueen los laicoss su vida coon la caridad
d y manifiésstenla en lass obras com
mo mejor puuedan.

Pienssen todos que


q con el culto
c público y la oraciión, con la penitencia y con la libbre aceptaciión de
los trrabajos y calamidades de la vida, por la quee se asemejjan a Cristoo paciente (Cf.( 2 Cor.,, 4,10;
Col.,, 1,24), puedden llegar a todos los hombres
h y ayudar
a a la salvación
s dee todo el mu
undo.

El appostolado in
ndividual en
n determinaadas circun
nstancias

17. Este
E apostollado individdual urge con c gran apremio en aquellas regiones en qu ue la perseccución
desenncadenada impide
i gravvemente la libertad de la Iglesia. Los
L laicos, supliendo en e cuanto pueden
p
a loss sacerdotess en estas circunstanci
c as difíciles,, exponienddo su propiaa libertad y en ocasionnes su
vida,, enseñan a los que están junto asíí a la doctriina cristianaa, los instruyyen en la viida religiosa y en
el peensamiento católico, y los inducenn a la frecueente recepciión de los S Sacramentoss y a las práácticas
de piiedad, sobree todo eucarrística. El Sacrosanto
S Concilio,
C al tiempo quee da de todo o corazón gracias
g
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a Dioos, que no deja de susscitar laicoss de fortalezza heróica en medio dde las perseecuciones, aun
a en
nuesttros días, loos abraza coon afecto paterno y con
n gratitud.

El appostolado inndividual tiiene un cammpo propio en las regiiones en quue los católicos son poocos y
estánn dispersos.. Allí los laicos,
l que solamente ejercen ell apostoladoo individuaal por las causas
c
dichaas, o por motivos
m esppeciales surrgidos por la
l propia laabor professional, re reeúnen a diaalogar
oporttunamente en pequeñños grupos, sin formaa alguna esstrictamentee dicha de institución o de
organnización, dee forma que aparezca siempre deelante de los otros el ssigno de la comunidadd de la
Iglessia, como verdadero testimonioo de amo or. De estte modo, ayudándosee unos a otros
espirritualmente por la amiistad y la comunicaci
c ón de expeeriencias, see preparan para superrar las
desventajas de una
u vida y de un trabbajo demasiiado aisladoo y para prooducir may yores frutos en el
aposttolado.

Impoortancia de las formass asociadas

18. Como
C los crristianos sonn llamados a ejercitar el
e apostoladdo individuaal en diverssas circunstaancias
de laa vida, no olviden, sin embargo, que q el homb bre es sociaal por naturaaleza y agraada a Dios el que
los creyentes
c enn Cristo se reúnan
r en Pueblo
P de Dios
D (Cf. 1 Pe.,P 2,5-10)) y en un cu uerpo (Cf. 1 Cor.,
12,122). Por connsiguiente, ele apostoladdo asociado o de los fielles respondee muy bien n a las exigeencias
humaanas y cristiianas, sienddo el mismoo tiempo exp presión de la
l comuniónn y de la un nidad de la Iglesia
I
en Cristo, que dijo:
d "Pues donde
d esténn dos o tres congregadoos en mi nom mbre, allí estoy yo en medio
m
de elllos" (Mt., 18,20).

Por tanto,
t los fieeles han de ejercer su apostolado
a tendiendo
t a su mismo ffin. Sean appóstoles lo mismo
m
en suus comuniddades familiiares que enn las parroq quias y en laas diócesis,, que maniffiestan el caarácter
comuunitario del apostoladoo, y en los grrupos esponntáneos en que
q ellos se congreguen n.

El appostolado associado es también


t muuy importantte porque muchas
m vecees exhibe qu
ue se lleve a cabo
en una
u acción común o en las com munidades de la Iglessia o en loos diversoss ambientess. Las
asociiaciones, errigidas para los actos comunes
c dell apostoladoo, apoyan a sus miemb bros y los foorman
para el apostoladdo, y organizan y regulan conveniientemente su obra apoostólica, de forma que son s de
esperrar frutos mucho
m más abundantes
a que si cada uno trabajaa separadam
mente.

Pero en las circuunstancias presentes


p ess en absolutto necesarioo que en el ámbito de lal cooperaciión de
los seglares se robustezca
r la forma associada y orrganizada del
d apostolaado, puesto que solameente la
estreecha unión ded las fuerzzas puede conseguir
c odos los finnes del apostolado mo
to oderno y prooteger
eficaazmente suss bienes. EnE lo cual interesa so obre manerra que tal aapostolado llegue hassta las
inteliigencias coomunes y laas condicionnes sociales de aquelllos a quienes se dirigee; de otra suerte,
s
resulltarían muchhas veces inneficaces, annte la presió
ón de la opinión públicca y de las in
nstitucioness.

Varieedad de forrmas del apostolado associado

19. Las
L asociaciiones del appostolado soon muy variadas; unas se s proponenn el fin geneeral apostóllico de
la Igglesia; otras,, buscan dee un modo especial
e loss fines de evvangelizaciión y de san
ntificación; otras,
persiiguen la insspiración crristiana del orden social; otras, daan testimonnio de Cristto, especialmente
por las obras de misericorddia y de cariddad.

Entree estas asocciaciones haay que conssiderar prim


meramente las que favoorecen y alientan una unidad
u
más íntima entree la vida prráctica de loos miembross y su fe. Laas asociacioones no se establecen
e p si
para
mism
mas, sino quue deben seervir a la misión que laa Iglesia tieene que reallizar en el mundo;
m su fuerza
f
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aposttólica depennde de la coonformidad con los finees de la Igleesia y del teestimonio crristiano y esspíritu
evanngélico de caada uno de sus miembrros y de todda la asociacción.

El coometido unniversal de la misión de la Iglesia, considerrando a unn tiempo el progreso de d los


instittutos y el avance arroollador de la sociedad
d actual, exxige que laas obras ap postólicas ded los
católlicos perfeccionen más
m y máss las formmas asociaddas en el campo in nternacionaal. las
Orgaanizaciones Internacionnales consegguirán mejo
or su fin si los grupos que en ellaas se juntann y sus
miemmbros se unen a ellas más
m estrechaamente.

Guarrdada la suumisión deebida a la autoridad eclesiásticca, pueden los laicoss fundar y regir
asociiaciones, y una vez funndadas, darrles un nom mbre. Hay, sin embargoo, que evitarr la dispersiión de
fuerzzas que surrge al prom moverse, sinn causa su uficiente, nuuevas asociiaciones y trabajos, o si se
manttienen más de lo conveeniente asocciaciones y métodos annticuados. N No siempree será oportuuno el
apliccar sin discriminación a otras nacioones las form
mas que se establecen en alguna de
d ellas.

La Acción
A Catóólica

20. Hace
H algunoos decenios los laicos, en
e muchas naciones,
n enntregándosee cada día más
m al apostolado,
re reuunían en vaarias formass de accionees y de asociaciones, quue conservaando muy esstrecha unióón con
la jerrarquía, perrseguían y persiguen
p fiines propiam
mente aposttólicos. Entrre estas y otras
o institucciones
semeejantes más antiguas haay que recoordar, sobre todo, las que,
q aun conn diversos sistemas de obrar,
produujeron, sin embargo, ubérrimos
u f
frutos para el reino dee Cristo, y que los Sumos Pontíffices y
muchhos Obisposs recomenddaron y prom movieron juustamente y llamaron A Acción Cató ólica. La deefinían
de orrdinario commo la coopeeración de loos laicos en
n el apostolaado jerárquico.

Estass formas dee apostoladoo, ya se llam


men Acción n Católica, ya
y con otroo nombre, qu ue desarrollan en
nuesttros tiempoos un apostoolado preciooso, se constituyen por la acepciónn conjunta de
d todas lass notas
siguiientes:

a) El
E fin inmeediato de estas e organnizaciones es el fin apostólico
a de la Iglesia, es deccir, la
evanngelización y santificacción de los hombres
h y la
l formaciónn cristiana dde sus conciencias, de suerte
que puedan
p satuurar del espííritu del Evaangelio las diversas
d munidades y los diverssos ambientes.
com

b) Loos laicos, coooperando, según su coondición, co on la jerarquuía, ofrecenn su experieencia y asum


men la
respoonsabilidad en la direccción de esttas organizaaciones, en el examen diligente dee las condicciones
en quue ha de ejeercerse la accción pastorral de la Igleesia y en la elaboraciónn y desarrolllo del métoodo de
accióón.

c) Loos laicos traabajan unidoos, a la mannera de un cuerpo


c orgáánico, de forrma que se manifieste mejor
la coomunidad dee la Iglesia y resulte máás eficaz el apostolado.

d) Loos laicos, biien ofreciénndose esponntáneamentee o invitadoos a la accióón y directaa cooperacióón con
el appostolado jeerárquico, trabajan
t baajo la direccción superiior de la mmisma jerarrquía, que puede
sanciionar esta cooperación, incluso poor un mandaato explícitoo.

Las organizacioones en quee, a juicio de la jerarq


quía, se halllan todas eestas notas a la vez han
h de
entennderse comoo Acción Católica,
C aunnque por ex
xigencias dee lugares y ppueblos tom
men varias formas
f
y nommbres.

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El Sagrado
S Cooncilio recoomienda coon todo en ncarecimiennto estas innstitucioness que responden
ciertaamente a laas necesidaddes del apostolado entrre muchas gentes,
g e innvita a los sacerdotes
s y a los
laicoos a que trabbajen en ellas, que cummplan más y más los requisitos aantes record dados y coooperen
siem
mpre fraternaalmente en lal Iglesia coon todas las otras formaas de apostoolado.

Apreecio de las asociacione


a es

21. Hay
H que appreciar debidamente toodas las associaciones del apostoolado; pero,, aquellas que q la
jerarquía ha alabbado o recoomendado, declarado y urgentes, según las nnecesidades de los tiem mpos y
de loos lugares, han
h de apreeciarlas sobbremanera los sacerdottes, los religgiosos y loss laicos y han
h de
prommoverlas cadda cual a suu modo. Enntre ellas haan de contaarse, sobre ttodo hoy, laas asociacioones o
grupos internaciionales catóólicos.

Laicoos que se entreg


gan con título esppecial
al servicio de laa Iglesia

22. Dignos
D de especial
e honnor y recom
mendación en e la Iglesiaa son los laiicos, soltero
os o casadoos, que
se consagran parap siemprre o temporalmente con su peericia profeesional al servicio s dee esas
instittuciones y de q cada díaa aumenta el número de los
d sus obraas. Sirve dee gozo a la Iglesia el que
laicoos que presttan el proppio ministerrio a las associaciones y obras dee apostolad do o dentro de la
nacióón, o en el ámbito inteernacional o,
o sobre toddo, en las coomunidadess católicas de misioness y de
Iglessias nuevas.

Recibban a estoss laicos los Pastores dee la Iglesia con gusto y gratitud, pprocuren saatisfacer lo mejor
posibble las exigeencias de laa justicia, dee la equidad
d y de la carridad, segúnn su condición, sobre toodo en
cuannto al congruuo sustentoo suyo y de sus familiaas, y ellos disfruten
d de la instrucciión necesariia, del
consuuelo y del aliento
a espirritual.

CAPÍT
TULO V

ORDEN QUE HAY


Y QUE OB
BSERVAR

Introoducción

23. El
E apostoladdo de los laicos,
l ya se desarrollee individuaalmente, ya por fieles asociados, ha de
ocuppar su lugar corresponddiente en ell apostolado o de toda laa Iglesia; más aún, el elemento
e essencial
del apostolado
a c
cristiano ess la unión con
c quieness el Espírituu Santo pusso para reg gir su Iglesiia (Cf.
Act., 20,28). Noo es menos necesaria
n laa cooperació
ón entre las varias form
mas de apostolado, que ha de
ordennar la Jerarqquía convennientementee.

Pues, a fin de promover


p e espíritu de
el d unidad para
p que ressplandezca en todo el apostolado de la
Iglessia la caridaad fraterna,, para que se consigann los fines comunes y se eviten las emulacciones
perniiciosas, se requiere unn mutuo aprecio de to odas las form mas de apoostolado de la Iglesia y una
coorddinación coonveniente, conservanddo el carácteer propio dee cada una.

Cosaa sumamennte necesariia, porque la acción peculiar dee la Iglesiaa requiere la armoníaa y la
coopperación apoostólica del clero seculaar y regularr, de los religiosos y laiicos.

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Relaaciones con la Jerarquía

24. Es
E deber de la Jerarquía promoverr el apostolaado de los laicos,
l presttar los princcipios y subbsidios
espirrituales, orddenar el ejeercicio del apostolado
a al bien com
mún de la IIglesia y vigilar para que
q se
respeeten la doctrrina y el ordden.

El appostolado seeglar admitee varias form


mas de relaciones con la Jerarquíaa, según las varias manneras y
objettos del mism
mo apostolaado.

Hay en la Iglesiia muchas obras


o apostóólicas constiituidas por la libre eleccción de loss laicos y see rigen
por su
s juicio y prudencia.
p E algunas circunstanccias, la misiión de la Igglesia puedee cumplirse mejor
En
por estas
e obras y por eso no es raro que la Jeraarquía las alabe
a y recoomiende. Ninguna
N obrra, sin
embaargo, puedee arrogarsee el nombre de católiica sin el asentimientto de la leegítima autooridad
eclessiástica.

La Jerarquía
J reeconoce expplícitamentee, de variaas formas, algunos
a otrros sistemaas del aposttolado
seglaar.

Puedde, además, la autoridaad eclesiástiica, por exiigencias dell bien comúún de la Igllesia, de enttre las
asociiaciones y obras
o aposttólicas, que tienden inm mediatamennte a un finn espiritual, elegir alguunas y
prom
moverlas de un modo peculiar
p en las
l que asum me una respponsabilidadd especial. Así, la Jeraarquía,
ordennando el appostolado de
d diversas maneras,
m seegún las cirrcunstanciass, asocia más
m estrechaamente
algunna de sus foormas a su propia
p misióón apostólicca, conservaando, no obsstante, la prropia naturaaleza y
pecuuliaridad dee cada una, sin privaar por eso a los laicoos de su nnecesaria faacultad de obrar
esponntáneamentte. Este actoo de la Jerarrquía en varrios documeentos eclesiáásticos se llama mandaato.

Finallmente, la Jerarquía
J enncomienda a los laicoss algunas funciones
fu quue están muuy estrechaamente
unidaas con los ministerios
m d los pastoores, como en
de e la explicación de la doctrina criistiana, en ciertos
c
actoss litúrgicos, en cura dee almas. En virtud de esta
e misión,, los laicos, en cuanto al ejercicio de su
misióón, están pleenamente soometidos a la direcciónn superior de
d la Iglesia.

En cuuanto atañee a las obrass e instituciiones del orrden temporral, el oficioo de la Jeraarquía eclesiiástica
es ennseñar e intterpretar auuténticamennte los princcipios moraales que hayy que segu uir en los assuntos
tempporales; tienne también derecho,
d bieen considerradas todas las cosas, y sirviéndosse de la ayuuda de
los peritos,
p a disscernir sobrre la conformmidad de taales obras e institucionees con los principios morales
m
y deccidir cuantoo se requieree para salvaaguardar y promover
p los bienes dell orden sobrrenatural.

Ayudda que debee prestar el clero al apoostolado dee los laicos

25. Tengan
T preesente los Obispos,
O loos párrocos y demás sacerdotes
s dde uno y otro
o clero que
q el
dereccho y la obbligación ded ejercer el e apostolad do es comúún a todos los fieles,, sean clériigos o
seglaares, y que éstos tieneen también su cometid do en la ediificación dee la Iglesiaa. Trabajen, pues,
fraterrnalmente con
c los laicoos en la Igleesia y por laa Iglesia y tengan
t espeecial cuidado
o de los laiccos en
sus obras
o apostóólicas.

Elíjaanse cuidadoosamente saacerdotes iddóneos y bien formados para ayuudar a las formas f espeeciales
del apostolado
a d los laicoss. Los que se
de s dedican a este minissterio, en virrtud de la misión
m recibida de
la Jerrarquía, la representan
r n en su accióón pastoral;; fomenten las debidas relaciones de los laicoos con
la Jerrarquía adhhiriéndose fiielmente al espíritu y a la doctrinaa de la Iglessia; esfuérceense en alim
mentar
la vidda espirituaal y el sentiddo apostólicco de las associaciones católicas qque se les haan encomenndado;
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asistaan con su prudente
p coonsejo a la labor aposttólica de loos laicos y estimulen suss empresaas. En
diáloogo continuuo con los laicos,
l averrigüen cuidaadosamentee las formas más oporrtunas para hacer
más fructífera laa acción apoostólica; proomuevan ell espíritu dee unidad denntro de la associación y en las
relacciones de ésttas con las otras.
o

Por fin, los reeligiosos Hermanos


H o Hermanass aprecien las obras apostólicaas de los laicos,
l
entrééguense gusstosos a ayyudarles en sus obras según el espíritu y laas normas de
d sus Instiitutos;
procuuren sosteneer, ayudar y completar los ministeerio sacerdootales.

Cierttos medios que sirven para


p la mutua coopera
ación

26. En
E las dióceesis, en cuannto sea posibble, deben existir
e conseejos que ayuuden la obrra apostólicaa de la
Iglessia, ya en ell campo de la evangeliización y dee la santificación, ya enn el campo caritativo social,
s
etcéttera, cooperrando conveenientementte los clérig gos y los reeligiosos coon los laicos. Estos connsejos
podrán servir paara la mutuua coordinacción de las varias asocciaciones y empresas seglares, saalva la
índolle propia y la autonommía de cada una.
u Estos consejos,
c si es posible, han de estaablecerse tammbién
en ell ámbito parrroquial o innterparroquiial, interdio
ocesano y enn el orden nnacional o in
nternacionall.

Estabblézcase, addemás en la l Santa Sede, algún Secretario especial ppara serviciio e impulsso del
aposttolado seglaar, como ceentro que, coon medios aptos
a proporrcione noticcias de las diversas
d obrras del
aposttolado de loos laicos, foomente las investigacio
ones sobre los problem mas que hoy y surgen enn estos
camppos y ayudee con sus consejos
c a la Jerarquíaa y a los laaicos en lass obras apoostólicas. Enn este
Secreetariado hann de tomar parte
p también los diverrsos movim mientos y emmpresas del apostolado
a seglar
existtentes en toddo el mundoo, cooperanndo tambiénn los clérigos y los religgiosos con lo
os seglares.

Coopperación coon otros crisstianos y coon los no crristianos

27. En
E común patrimonio
p evangélico y, en consecuencia, el
e común deeber del testimonio criistiano
recommiendan, y muchas veces exigen, la cooperaación de loss católicos ccon otros crristianos, quue hay
que realizar
r porr individuoss particularees y por communidades de la Iglesiia, ya en las acciones, ya en
las associacioness, en el camppo nacionall o internaciional.

Los valores
v com
munes exigeen también no rara vezz una coopeeración sem mejante de los
l cristianoos que
persiiguen fines apostólicos con quienees no llevan el nombre cristiano, pero reconoccen estos vaalores.

Con esta cooperación dinnámica y prudente,


p que
q es de gran impoortancia en n las activiidades
tempporales, los laicos rindeen testimonnio a Cristo
o, Salvador del mundo,, y a la unidad de la familia
fa
humaana.

CAPÍT
TULO VI

FORMAC
CIÓN PARA
A EL APO
OSTOLADO
O

Neceesidad de laa formación


n para el apostolado

E apostolaado solamente puede conseguir plena eficaacia con unna formació


28. El ón multiforrme y
comppleta. La exxigen no sóólo el conttinuo progreeso espirituual y doctriinal del miismo seglarr, sino
tambbién las variias circunsttancias de cosas,
c de peersonas y dee deberes a que tiene que acomoddar su
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activvidad. Esta formación
f p
para el aposstolado debee apoyarse en las basess que este Santo
S Conciilio ha
asenttado y decllarado en ottros lugaress. Además de la formaación comúún a todos los l cristianoos, no
pocaas formas dee apostolado, por la vaariedad de personas
p y de ambienttes, requiereen una form
mación
especcífica y pecculiar.

Princcipios de laa formación


n de los laiccos para el apostolado
a

29. Como
C los laaicos particippan, a su modo,
m de la misión
m de laa Iglesia, suu formación apostólica recibe
una característicca especiall por su mismam índolee secular y propia deel laicado y por el caarácter
espirritual de su vida.
v

La formación
f p
para el apoostolado suppone una cierta
c form
mación humana, íntegra, acomodaada al
ingennio y a las cualidades
c d cada unoo. Porque el seglar, connociendo bieen el mundo
de o contemporráneo,
debe ser un miem mbro acom modado a la sociedad
s dee su tiempo y a la culturra de su con
ndición.

Antee todo, el segglar ha de aprender


a a cumplir
c la misión
m de Crristo y de laa Iglesia, viv
viendo de laa fe en
el misterio
m divinno de la crreación y dee la redencción movidoo por el Esppíritu Santo o, que viviffica al
Puebblo de Dios,, que impullsa a todos los hombrees a amar a Dios Padree, al mundo o y a los hombres
por El. Esta foormación debe d considderarse commo fundamento y conndición de todo aposttolado
fructtuoso.

Adem más de la formación


fo e
espiritual, see requiere una
u sólida instrucción
i doctrinal, incluso
i teollógica,
éticoo-social, filoosófica, seggún la diveersidad de edad, de condición
c y de ingeniio. No se olvide
o
tamppoco la impoortancia de la cultura general,
g junttamente conn la formaciión práctica y técnica.

Para cultivar las relaciones humanas es necesariio que se acrecienten


a los valoress verdaderaamente
humaanos; sobre todo, el artte de la convvivencia fraaterna, de laa cooperacióón y del diállogo.

Pero ya que la formación para el appostolado no puede coonsistir en la mera insstrucción teeórica,
aprenndan poco a poco y con prudenccia desde ell principio de su form mación, a veerlo, juzgarllo y a
hacerrlo todo a laa luz de la fe,
f a formarsse y perfecccionarse a sí mismos poor la acción
n con los otrros y a
entraar así en el servicio laaborioso de la Iglesia. Esta formaación, que hhay que ir complemenntando
consttantemente,, pide cada día un conoocimiento más
m profunddo y una accción más oportuna a cauusa de
la maadurez crecciente de la persona huumana y porr la evolución de los pproblemas. En E la satisfaacción
de toodas las exiggencias de lal formacióón hay que tener
t siemppre presente la unidad y la integriddad de
la peersona humaana, de form ma que quedde a salvo y se acreciennte su armonnía y su equ
uilibrio.

De esta
e forma el seglar ses inserta profunda
p y cuidadosam mente en laa realidad misma
m del orden
tempporal y recibbe eficazmeente su parrte en el desempeño dee sus tareass, y al prop pio tiempo, como
miemmbro vivo y testigo de la
l Iglesia, laa hace preseente y actuaante en el seeno de las co
osas temporrales.

A qu
uiénes perteenece formaar a otros paara el aposttolado

30. La
L formacióón para el appostolado deebe empezaar desde la primera
p eduucación de lo
os niños. Peero los
adoleescentes y los
l jóvenes han de iniiciarse de una
u forma peculiar
p en el apostolado e imbuirrse de
este espíritu. Essta formaciión hay quee ir compleetándola durrante toda la vida, seggún lo exijan las
nuevvas empresaas. Es claroo, pues, quee a quienes pertenece la educacióón cristianaa están obliigados
tambbién a dar laa formación para el apoostolado.

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En laa familia ess obligaciónn de los paddres disponeer a sus hijos desde laa niñez paraa el conocim
miento
del amor
a de Dioos hacia toddos los hom
mbres, enseñ ñarles graduualmente, soobre todo con
c el ejempplo, la
preoccupación poor las neceesidades dell prójimo, tanto
t de orrden materiial como esspiritual. Tooda la
famillia y su vidaa común seaa como unaa iniciación al apostoladdo.

Es neecesario, addemás, educcar a los niñños para quee, rebasandoo los límitess de la famillia, abran suu alma
a las comunidaddes, tanto ecclesiásticas como temp porales. Seaan recibidos en la comu unidad locall de la
parrooquia, de suuerte que addquieran enn ella conciencia de quue son miem mbros activ vos del Puebblo de
Dios. Los sacerddotes, en la catequesis y en el min nisterio de laa palabra, en la dirección de las allmas y
en ottros ministeerios pastoraales, tengan presente laa formación para el apoostolado.

Es deeber tambiéén de las escuelas, de losl colegioss y de otras instituciones dedicadaas a la educcación,
el foomentar en los niños loos sentimientos católiccos y la accción apostólica. Si faltta esta form
mación
porquue los jóvennes no asisteen a esas esscuelas o po
or otra causaa, razón de m
más para qu
ue la procurren los
mas y las associaciones apostólicass. Pero los maestros y educadores, que
padrees, los pasttores de alm
por sus vocaciónn y oficio ejercen unna forma ex xtraordinariia del aposstolado segllar, han dee estar
form
mados en laa doctrina necesaria y en la pedagogía paara poder ccomunicar eficazmentee esta
educación.

Los equipos
e y asociaciones
a s seglares, ya
y busquen el apostoladdo, ya otross fines sobreenaturales, deben
fomeentar cuidaddosa y asiduuamente, seegún su fin y carácter, la formaciión para el apostolado.. Ellas
consttituyen mucchas veces el
e camino ordinario
o de la formacióón convenieente para el apostoladoo, pues
en elllas se da una
u formación doctrinnal espirituaal y prácticaa. Sus miem mbros revissan, en peqqueños
equippos con los socios y am
migos, los métodos
m y lo
os frutos dee su esfuerzoo apostólico
o y examinaan a la
luz del
d Evangeliio su métoddo de vida diaria.
d

Esta formación hay que orddenarla de manera


m quee se tenga en
e cuenta toodo el aposttolado seglaar, que
ha de
d desarrollaarse no sóllo dentro de los mism mos grupos de las asocciaciones, sino
s en toddas las
circuunstancias y por todaa la vida, sobre
s todo profesionaal y social.. Más aún,, cada uno debe
prepaararse diliggentemente para el apostolado, obligación
o q es máss urgente en
que n la vida adulta,
a
porquue avanzando la edad, el alma se abre mejor y cada unoo puede descubrir con más m exactituud los
talenntos con quee Dios enriqqueció su allma y aplicaar con más eficacia loss carismas que
q en el Esspíritu
Santoo le dio paraa el bien dee sus hermannos.

Adapptación de la
l formacióón a las variias formas de apostolaado

L diversass formas de apostolado requieren también


31. Las t unaa formaciónn convenientte.

a) Coon relación al apostolaado de evanngelizar y saantificar a los hombress, los laicoss han de forrmarse
especcialmente para
p entabllar diálogo con los otros,
o creyeentes o no creyentes, para maniifestar
direcctamente a todos
t el mennsaje de Criisto. Pero co
omo en estoos tiempos sse difunde ampliament
a te y en
todass partes el materialism
m mo de toda especie, inccluso entre los católicoos, los laico os no sólo deben
aprennder con máás cuidado la
l doctrina católica,
c sob
bre todo en aquellos puuntos en quee se la atacaa, sino
que han
h de dar testimonio
t d la vida evvangélica co
de ontra cualquuiera de las formas del materialismmo.

b) En
E cuanto a la instaurración cristtiana del orrden tempooral, instrúyyanse los laicos l acercca del
verdaadero sentiddo y valor de
d los bienees materialees, tanto en sí mismos como en cu uanto se reffiere a
todoss los fines de la perssona humanna; ejercíten nse en el uso
u conveniiente de los bienes y en la
organnización dee las instituuciones, ateendiendo sieempre al bien común,, según los principios de la
doctrrina moral y social de la Iglesia. Aprendan
A lo
os laicos, soobre todo, los principio
os y conclusiones
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de laa doctrinal social, de forma que sean capacces de ayuddar, por su parte, en el
e progreso de la
doctrrina y de applicarla rectaamente en cada
c caso paarticular.

c) Puuesto que lasl obras de


d caridad y de miseriicordia ofreecen un tesstimonio magnífico
m dee vida
cristiiana, la form
mación aposstólica debee conducir también
t a practicarlas, para que lo
os fieles aprrendan
desde niños a coompadecerse de los herrmanos y a ayudarlos
a g
generosamen nte cuando lo necesitenn.

Medi
dios de form
mación

32. Los
L laicos que se enntregan al apostolado tienen muuchos meddios, tales como c conggresos,
reuniiones, ejerccicios espirrituales, asaambleas nu
umerosas, conferencias
c s, libros, comentarios, para
lograar un conoccimiento máás profundoo de la Sagrrada Escrituura y de la ddoctrina cattólica, para nutrir
su vida
v espirittual, para conocer
c las condicionnes del mundo
m y enncontrar y cultivas medios
m
convvenientes. Estos
E medioos de formaación tienen n en cuentaa el carácter de las divversas formmas de
aposttolado en loos ambientees en que se desarrolla.

Con este fin se han eriggido tambiéén centros e institutoss superiores, que han
n dado ya frutos
excellentes.

El Saagrado Conncilio se conngratula de estas empreesas, floreciientes en algunas partees, y desea que
q se
prom
muevan en otros
o sitios donde
d sean necesarias.
n

Estabblézcanse, además,
a cenntros de doocumentació
ón y de estuudios, no sóólo teológiccos, sino tammbién
antroopológicos, psicológiccos, sociolóógicos y metodológic
m cos, para ffomentar másm y mejoor las
faculltades inteleectuales de los laicos, hombres
h y mujeres, jóóvenes y aduultos, para todos
t los caampos
del apostolado.
a

EXHOR
RTACION

33. Por
P consiguiiente, el Saggrado Conccilio ruega encarecidam
e mente en el S Señor a toddos los laicoos, que
respoondan con gozo,
g con geenerosidad y corazón dispuesto
d a la voz de CCristo; que en
e esta hora invita
con más
m insistencia y al im mpulso del Espíritu Saanto, sientaan los más jjóvenes quee esta llamaada se
hace de una maanera especcial a ellos; recíbanla,, pues, con entusiasmoo y magnan nimidad. Puues el
mismmo Señor innvita de nueevo a todoss los laicos, por medio de este Saanto Conciliio, a que see unan
cada vez más estrechamen
e nte, y sintieendo sus co osas como propias
p (Cff. Fil., 2,5),, se asocienn a su
misióón salvadorra. De nuevo los envía a toda ciud dad y lugar adonde El ha de ir (Cff. Lc., 10,1)), para
que con
c las diveersas formaas y modos del único apostolado
a de la Iglesiia ellos se le
l ofrezcan como
coopperadores apptos siemprre para las nuevas
n neceesidades dee los tiempoos, abundan ndo siempree en la
obra de Dios, tenniendo pressente que suu trabajo no es vano dellante del Seeñor (Cf. 1 Cor.,
C 15,58)).

Todaas y cada unna de las coosas conteniidas en este Decreto haan obtenido el benepláccito de los Padres
P
del Sacrosanto
S C
Concilio. Y Nos, en virtud de la potestad appostólica reccibida de Cristo,
C juntaamente
con los venerabbles Padress, las aprobbamos, deccretamos y establecem mos en el Espíritu
E Saanto y
manddamos que lol así deciddido conciliaarmente seaa promulgaddo para gloria de Dios.

Romaa, en San Pedro,


P 18 dee noviembree de 1965.

Yo, PABLO,
P Obbispo de la Iglesia Catóólica.

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