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ELEMENTOS NECESARIOS PARA LA BUENA FORMACIÓN DEL HOGAR SALMO 128

Cierta vez preguntaron a un hombre después de la ceremonia matrimonial: ¿Por qué te has
casado? “para ser feliz”, respondió inmediatamente. Parece una respuesta lógica, pero no lo es,
¿por qué? Porque los votos matrimoniales en la ceremonia tienen que ver por velar por la otra
persona y no por uno mismo. Es decir, el conyugue está haciendo votos de amarla, honrarla,
consolarla y protegerla en tiempo de enfermedad y de salud, en prosperidad y en adversidad, y
mantenerse fiel a ella mientras vivan los dos; y ella, a su vez, promete lo mismo. De modo que la
respuesta correcta a la pregunta por qué te has casado, es sencillamente, PARA HACER FELIZ A MI
CONYUGUE, Y EN LA MEDIDA QUE ELLA SEA FELIZ ME HARÁ FELIZ A MÍ.

El egoísmo (afecto excesivo de alguien para consigo mismo) es agente mortal para todo
matrimonio. Una regla bíblica establece lo siguiente: “Así que, todas las cosas que queráis que
los hombres hagan con vosotros, asi también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12). Aplicado
al matrimonio sería como dijo alguien: “Si quieres un trato de rey en tu hogar, trata a tu esposa
como a una reina”.

Los siguientes elementos aplicados con la debida atención permitirá la dicha de la buena
formación y felicidad del hogar. Tenga en cuenta amable lector: “APLICADOS CON LA DEBIDA
ATENCIÓN”, pues de nada sirve si únicamente lo sabemos de memoria y podemos hablar bonito
de ellos.

1) Amor

El mundo está seriamente trastornado moral y espiritualmente por las equivocadas


interpretaciones que se le han dado al amor. Generalmente se cree que amor es sexo, pero se
puede tener relaciones sexuales con una persona que no se ama.

Casarse con alguien para que nos haga de comer, porque se tiene miedo de dormir solo o sola, por
tener asegurada vivienda, vestido y comida, NO ES AMOR. Amor es la negación y entrega de sí
mismo a Dios, a una persona o a una causa a la cual hemos hecho objeto de nuestro más preciado
sentimiento. El verdadero amor no exige, más bien da. No busca la felicidad en el otro sino que se
la brinda; no busca su propio bien sino el del otro.

Quien dice que ama a una persona porque es buena, rica, noble, bonita, apuesta, inteligente,
hacendosa, etc., no está brindando amor verdadero, pero está buscando provecho para sí mismo.
Cuando se pierde la hermosura, los bienes y comenzarse a notar fallas en la persona que dice
amar, se iniciarán las desdichas porque el amor desaparecerá. Se ama a una persona sin tomar en
cuenta su aspecto físico, sus bienes o virtudes. Se ama a la persona y nada más. Cuando se ama de
verdad no se buscan PORQUES; cuando se ama en verdad, se ama A PESAR DE (Proverbios 10:12;
15:17), ¿Amas de verdad a tu conyugue?

2) FE

Una de las definiciones académicas de esta corta palabra es: “Confianza, buen concepto que se
tiene de una persona o cosa” (El pequeño Larousse Ilustrado).
Se entra en un terreno sumamente peligroso cuando los esposos se han perdido la FE (la
confianza entre ellos). Fe es creer lo que se dicen, sus promesas, sus votos de fe y a mor, sus
aclaraciones en circunstancias difíciles o un tanto confusas.

Es seriamente lamentable cuando ya han llegado al punto en que no pueden dar crédito a sus
palabras. Es indispensable la fe entre los esposos para poder dar claridad a ciertas situaciones
difíciles y oscuras. Para esto, hay que cultivar la veracidad, teniendo plena conciencia de la
honradez, la honestidad en todo lo que decimos y hacemos. Todo lo contrario mina el bienestar y
la paz de los conyugues (Efesios 4:25; 1 Pedro 3:10-12) ¿Amas el hablar la verdad y el hacer lo
justo a los ojos de Dios?

3) PIEDAD

La situación espiritual, o el estado en que se halla nuestra situación con Dios, influye
poderosamente en el hogar, crea un ambiente de respeto, confianza y plena seguridad. Quien es
íntegro con el señor, será honesto con todos los miembros de su familia (1 Pedro 3:7; 1
Tesalonicenses 4:4-6).

4) RESPETO

El diccionario aporta sobre esta palabra lo siguiente: “sentimiento que llega a reconocer los
derechos, la dignidad, decoro de una persona o cosa y a abstenerse de ofenderlos” (Pequeño
Larousse Ilustrado). También puede considerarse como manifestación de cortesía, obediencia,
atención.

Aunque entre los esposos existe un gran acercamiento físico y espiritual, se debe cultivar el
respeto mutuo. Dos personas que se ven y se tratan diariamente tienen la peligrosa inclinación a
faltarse el respeto. El hombre debe reconocer y respetar el lugar de honor que Dios ha concedido
a la mujer como compañera idónea; no tratarla con la indignidad de una esclava que tiene que
trabajar y someterse a sus bajos caprichos haciéndola objeto de toda vejación. La mujer del mismo
modo debe respetar a su marido ante los demás, ante sus hijos y demás familiares con toda
sinceridad, reconociéndolo como cabeza de ella y jefe de su hogar.

Un matrimonio feliz es consecuencia de fidelidad, respeto y no ponerse las manos encima. Cuando
no hay respeto vienen los insultos, los apodos, los empujones y los tan indeseables golpes y
desprecios que complican seriamente la estabilidad del hogar. El respeto hace que se conserven
sanas distancias para no propiciar choques con lamentables consecuencias, que solo dejan caos y
ruina para toda la familia. El respeto mutuo entre los esposos da una firme estabilidad al hogar
(Efesios 4:31-32; 5:4; Col 3:8).

5) SUMISIÓN

“Acción o efecto de someter o someterse. Comportamiento amable y servicial. Obediencia.


Contrario, rebelión”.

San Pablo inicia su amonestación a los casados en la carta a los Efesios 5:21 diciendo: “Someteos
unos a otros en el temor de Dios”. Esto no implica que cada uno trate de someterse al otro,
doblegándolo a la fuerza a sus caprichosas exigencias. Eso sería violar las leyes del respeto y
además suscita grandes dificultades y serios males de difícil reparación. La parte que se sienta
esclavizada tratará por todos los medios de sacudir ese yugo deprimente. La recomendación
apostólica es que cada uno, en una acción espontánea y generosa se someta por entero para
agradar a aquel que es carne de su carne y hueso de su hueso; que vive para hacerle feliz y con su
amor brindarle seguridad y alto honor. Esta no es una exhortación solamente para las esposas; lo
es también para los maridos, ya que ninguno es dueño de sí mismo, sino que se pertenecen
mutuamente (1 Corintios 7:33: Efesios 5:28-33).

6) DISCIPLINA

Tiene que ver con el conjunto de leyes o reglamentos que rigen ciertos sistemas en la vida.
Sinónimo enseñanza. Sumisión o un reglamento.

Todo pueblo, comunidad u hogar que se sostiene en anarquía, es decir, donde cada uno hace lo
que bien o mal le parece, se arruina y se acaba. Los hogares donde la esposa , el marido y los hijos
se conducen por los impulsos de sus caprichos mal encaminados, se convierten en un infierno,
consecuentemente en un lugar indeseable. Se debe establecer la disciplina en todo, tanto en
comidas, salidas, horas de llegada a la casa, labores de los hijos, horario para dormir como para
levantarse, lugar para cada cosa en la casa y en la oficina, etc.

Los hijos deben ser instruidos desde pequeñitos a reconocer la autoridad de los padres, de los
maestros en la escuela dominical y en la escuela pública, a respetar a las personas mayores y a las
leyes del país. Cuando en el hogar la disciplina se aplica desde temprana edad los padres no
tendrán que sufrir vergüenza alguna, por el contrario, disfrutarán con mucha alegría la honra de
sus hijos (Efesios 6:1-4; Proverbios 10:1; 15:20; 17:21,25; 19:13).

7) COMPRENSIÓN

“Facultad de comprender. Conocimiento perfecto de una cosa”. La comprensión permite la paz y


armonía en el hogar.

Realmente no es asunto fácil casarse con una persona en cierta forma extraña y tener que
aguantarle algunos caprichos. Por muy largo que haya sido el noviazgo los conyugues comienzan a
conocerse mucho mejor después de haberse casado y ello requiere de una buena dosis de
comprensión.

Ahora bien, todo el mundo se queja de que nadie los comprende; eso precisamente es el terrible
mal, pues revela una fuerte dosis de egoísmo. Todos reclaman que se les comprenda, pero lo triste
es que nadie intenta comprender a los demás. Este elemento tan saludable no se nos ha dado
para enfocarlo hacia nosotros mismos, sino hacia los demás, y así podremos conocerles, dándonos
de este modo la gratísima oportunidad de servir y ayudar a otros. Cuando esto se aplica en el
hogar, se establecen principios fuertes de amor y plena seguridad y felicidad (1Corintios 10:24).
¿TE ESFUERZAS EN COMPRENDER A TU CONYUGUE?

8) AMABILIDAD

“Calidad de amable, dulzura. Contrario: Brutalidad, aspereza (áspero)”. Muchos confunden la


cortesía con la amabilidad. Ésta es una virtud que permite que los demás puedan amarnos. Hay
muchos que procuran nuestra amistad, pero nuestra hostilidad y agresividad no permite que ellos
se nos acerquen. Nos falta amabilidad, es decir, los demás no pueden amarnos.
En el hogar todos deben ser amables, quiero decir que los demás puedan amarnos, ofreciéndoles
la oportunidad mediante nuestra cortesía, sincera amistad y siendo comunicativos. Seamos
cordiales con todos, especialmente los nuestros. Una persona de genio y carácter agrio pronto se
verá sin amigos, y si tal ambiente reina en el hogar no se podrá disfrutar de paz ni armonía, y por
consiguiente no habrá estabilidad ni felicidad en tal hogar (Romanos 12:16; Filipenses 2:3-4).
¿ERES TAN AMABLE Y DULCE QUE FÁCILMENTE PUEDEN ACERCARSE A SU CONYUGUE E HIJOS?

9) PERDONADOR

Es desastroso convivir con alguien que alberga en su corazón el odio, el rencor y la venganza. Me
pregunto si existirá un matrimonio que en toda su existencia no haya tenido un momento de dolor
por una ofensa o una falta cometida por uno de ellos. Nunca faltan las ofensas voluntarias o
involuntarias entre personas que viven juntas y aún entre las que se brindan un tierno y gran
amor. Nunca los errores o faltas pasan a mayores cuando se sabe disculpar, se sabe pedir perdón,
y muy importante, se sabe perdonar de verdad, sin guardar rencores ni venganza. Es nobleza del
alma saber disimular errores, disculpar faltas y perdonar ofensas. El alma noble cuando perdona,
perdona de verdad y sinceridad, no dejando rencores ni amarguras.

La Biblia establece el perdón “de la manera que Cristo os perdonó” (Colosenses 3:13), porque
somos dados a cometer errores. Los únicos que no cometen errores son los ángeles y las bestias, y
nosotros ni somos ángeles ni bestias, pero somos seres humanos, y una cualidad humana es
cometer errores (Salmo 19:12-14; Mateo 6:14-15).

Hay que tener valor para reconocer la gravedad de nuestro error, valor para confesarlo con
sinceridad sin inculpar a otros, valor para pedir perdón, y valor para arrastrar las consecuencias
como cicatrices en nuestra vida; pero sobre todo, además de pedir perdón a Dios y al semejante,
tenemos que perdonarnos a nosotros mismos. Muchas personas hay en los manicomios porque
jamás tuvieron el valor de perdonarse a sí mismas. ¿TIENES LA VIRTUD DE PERDONAR COMO DIOS
PERDONA? (Hebreos 10:17-18).

10) PULCRITUD

“Calidad de pulcro. Pulcro: Aseado, de aspecto cuidado, esmerado y limpio”.

Este es un elemento que contribuye al bienestar y buena marcha del hogar. Traza un buen
ejemplo, despierta simpatía y ejerce atracción. Es muy agradable vivir con una persona de mente
sana y cuerpo limpio. El esmero en la limpieza, tanto de su cuerpo como de sus ropas, realiza su
personalidad e infunde confianza a quienes lo rodean. El esmero en la pulcritud nunca es
desmedido. La Biblia recomienda con gran insistencia que se debe ser limpio, aseado tanto en su
persona, como en la casa.

RESUMEN:

Estudiando todos estos puntos a la luz de las sagradas escrituras, hallaremos pleno conocimiento
para conducir mucho mejor el hogar y constituirnos en seres agradables a los nuestros. Haremos
de nuestros hogares fuentes de reposo, donde se encuentra honra, verdadera y pura amistad y
seguridad. Se convierte el hogar en el lugar anhelado por todos, porque allí se haya virtudes que lo
hacen sentir a uno la dicha, la felicidad de la vida, la paz y el amor genuino. TODO ESTO DEPENDE.

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