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El olfato, el sentido de los recuerdos

Los aromas tienen esa capacidad invisible de transportarnos a lugares inimaginables. El


sentido del olfato es el más primario, se desarrolla a nivel de la corteza cerebral muy
cerca del sistema límbico, lugar donde se almacenan los recuerdos más lejanos, muchas
veces preverbales, es decir anterior a la palabra.
Es el sentido que nos recuerda a través de ese misterioso olor, emociones y vivencias de
otros tiempos. Los olores de las comidas, aquellas que algún abuelo, preparaba con
dedicación, con ingredientes más imperceptibles aún, el sentido del encuentro. Los
perfumes, aquellos que quedan asociados a personas que fueron importantes en nuestras
vidas. Ese sentido que da sentido a las imágenes y sensaciones que se activan cuando
vuelven aparecer. Es un sentido poco, desarrollado, sin embargo, está profundamente
vinculado a la esfera emocional.
Jugar con los diferentes olores, es un modo de estimularlo, y también de recordar, de
observar a que lugar de nuestras vidas nos remite. ¿Qué nos sucede al evocarlo? Tan
primario es este sentido, que cuando un bebé nace es capaz de reconocer a su mamá por
el olor. La ciencia hace muchos años que lo ha demostrado. Cada cuerpo tiene un olor
propio, único que no somos capaces de reconocer, sin embargo los animales pueden
registrarlo a kilómetros de distancia. Recuperar este sentido es ponerle diferentes
aromas a la vida, como el olor a tierra mojada, a pasto recién cortado, a la lluvia y así
podríamos seguir.
Te propongo jugar con los diferentes olores que hay a tu alrededor y observar que
sucede.
Y evocar aquellos de otros tiempos y dejarte llevar por esos recuerdos que siempre
estarán presentes en nuestro corazón.
¿Compartimos?

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