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Principales funciones:

Evaluación y tratamiento

Las funciones más importantes que realiza el psicólogo es la de evaluación y


tratamiento:

 Realiza el diagnóstico de la persona acusada y redacta también los informes


pertinentes para el Juzgado, antes y después del juicio. Una vez que la persona
acusada entra en prisión, se llevara a cabo un seguimiento constante de la actitud
y comportamiento de la persona acerca de su evolución en el medio
penitenciario.
 Implanta programas específicos que cubran las necesidades y dificultades de las
personas internas (por ejemplo, problemas de adicciones, VIH, violencia de
género, etc.).

Directrices fundamentales en la intervención psicológica

Las cuatro directrices fundamentales que el psicólogo penitenciario debe tener en


cuenta son las siguientes:

 Respecto a los derechos constitucionales, legales y reglamentarios de la


persona interna.
 Individualización de la intervención llevada a cabo, es decir, cada interno o
interna, contará con su propio registro personalizado.
 La propia especialización profesional de cada psicólogo o psicóloga.
 Seguir las líneas generales de actuación señaladas por la Dirección General
de Instituciones Penitenciarias.

Otras funciones de un psicólogo penitenciario

Además de las anteriores, son muchas y diversas las funciones que un psicólogo de
prisiones desarrolla dentro del ámbito penitenciario. Entre todas ellas destacan algunas
de las que siguen a continuación:
 Mejorar la calidad de vida, tanto física como psicológica, de los internos y las
internas.
 Realizar la evaluación psicológica (mediante la observación, las entrevistas, los
test de personalidad, etc.).
 Redactar el informe de evaluación, el cual quedará recogido dentro del protocolo
del interno o de la interna.
 Implantar programas individualizados, entre los cuales se incluirá la mejora de
las habilidades personales y sociales así como también la prevención de
conductas delictivas.
 Facilitar las relaciones con el exterior, pues en el futuro volverá a reinsertarse en
la sociedad una vez cumplida la pena impuesta.

Además, vemos sus funciones representadas principalmente en el diagnóstico y


la clasificación de los reclusos penitenciarios, los informes realizados para
juzgados y Audiencia, la elaboración y la ejecución de programas de tratamiento
especializado dependiendo del recluso o la intervención en las áreas educativas,
así como en las funciones de dirección e inspección de los establecimientos
penitenciarios. Viendo todas las funciones que realizan podemos apreciar
claramente que resultan imprescindibles en el trabajo diario en cualquier
penitenciaria.

Pero, por encima de estas funciones, destaca la de Evaluación y Tratamiento,


que permite proporcionar a cada recluso un tratamiento adecuado a sus
carencias, buscando la mejora de su calidad de vida y resocialización.

Estos informes pueden ser emitidos por la vía penitenciaria o solicitados por
otras instituciones. En el primer caso, generalmente se piden informes de
ingreso, buscando prevenir conductas autolesivas o suicidas, o, por otra parte,
aquéllos que de adjudicación específicos, para ser introducidos en algún curso
especial o de formación o siendo justificadores de un régimen especial, alguna
psicopatología o problemas en el comportamiento. Dentro del ámbito
penitenciario también encontramos la solicitud de informes que normalmente se
destinan a llevar a cabo la clasificación penitenciaria, en la que, dependiendo del
grado en el que el reo esté clasificado, primero, segundo o tercero,
distinguiremos entre periciales de continuidad o de revisión.

Respecto a la solicitud por parte de otras instituciones clínicas, sociales o,


incluso, tribunales, destacan los destinados a centros de carácter social en casos
de posible libertad condicional o centros de reinserción social; también los
emitidos a las Autoridades Judiciales o Jueces de Vigilancia Penitenciaria,
debido a las características delictivas y criminales de aquellos reos que vayan a
acudir a una vista oral o la tramitación de la concesión de permisos
penitenciarios, por ejemplo.

Dentro de esta Psicología Forense encontramos varias ramas que comprenden


principalmente a psicólogos de Familia, de Menores, psicólogos en Asistencia a
Víctimas, de Clínicas Médico Forenses y de Vigilancia Penitenciaria,
centrándonos a continuación en los dos últimos.

Así vemos que, además de los psicólogos (más adivinos que otra cosa)
representados en series de televisión, hay mucha más diversidad en el campo de
la Psicología Penitenciaria y realizan muchas más tareas orientadas a la
reeducación y el tratamiento de los presos, siendo una labor igual de importante
que la llevada a cabo antes de la detención.
BIBLIOGRAFIA

Sierra, J.C. y Jiménez, E.Mª. (2006): Psicología forense: manual de técnicas y


aplicaciones. Madrid: Ed. Pearson Educación, D.L.

López Martín, J. y Vela A. (2001): La evaluación de la personalidad. En Jiménez


Gómez, F. (Coord.): Evaluación psicológica forense. Volumen 3. Salamanca: Ed.
Amarú.

Vázquez Mezquita, B. (2007): Manual de psicología forense. Madrid: Ed. Síntesis.

Soria Verde, M.A. y Sáiz Roca, D. (Coord.) (2006): Psicología Criminal. Madrid: Ed.
Pearson Educación.

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