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NOMBRE

Mariloly Jiménez

MATRICULA
BA-18-10765
Constitución de la República Dominicana
La Constitución vigente de la República Dominicana fue promulgada el 26 de enero
del 2010, mediante la gaceta oficial no. 10561.1. Esta nueva Constitución usa una técnica
legislativa más depurada que sus versiones anteriores. Está estructurada en 15 títulos,
precedidos de un preámbulo. Sus subdivisiones son los capítulos, secciones hasta el
detalle de los 277 artículos y 20 disposiciones. Cada artículo tiene su propia
denominación o epígrafe.

Tiene un orden temático mejor elaborado. El título I se refiere al Estado, gobierno y los
principios generales. El Título II se refiere a los derechos, garantías y deberes
fundamentales. Los derechos están mejor catalogados y más compatibles con el derecho
internacional. Los títulos III, IV, V y VI se refieren a los poderes del Estado.

El VI confirma al Consejo Nacional de la Magistratura y le asigna las nuevas facultades


de los nombramientos del Tribunal Constitucional ( Titulo VII) y Tribunal Superior
Electoral ( Titulo X).

El VIII da rango constitucional al Defensor del Pueblo. El IX se refiere a los territorios


locales y gobiernos municipales.

El XI se refiere al regimen economico y financiero y a la Cámara de Cuentas, cuyas ternas


ahora son formuladas por la Cámara de Diputados.

El XII se refiere a seguridad y defensa. XIII detalla los estados de excepción. El XIV trata
sobre las reformas constitucionales. Por último, el XV detalla las disposiciones
transitorias.
Ley Nº 224-84, sobre Régimen Penitenciario

CAPÍTULO I Artículos 1 a 5

ARTÍCULO 1
Los establecimientos penales se clasifican en penitenciarías, cárceles, presidios e
institutos especiales.

En las penitenciarías cumplirán sus condenas los reclusos sujetos a penas de privación
de libertad superiores a dos años; en los presidios lo harán los condenados a penas
inferiores a dos años; en las cárceles permanecerán los reclusos mientras dure su prisión
preventiva.

Institutos especiales son aquellos donde son recluidos condenados con características
especiales tales como: enfermos mentales, reclusos primarios o que se encuentren
dentro del periodo de prueba. Podrán ser establecimientos abiertos granjas agrícolas.
El Poder Ejecutivo determinará los lugares en que existan establecimientos de una y
otra clase, pero en cada Distrito Judicial existirá necesariamente una cárcel.

Cuando en la localidad no existieren construcciones separadas, en un mismo edificio


podrán ser alojados reclusos que debieren estar internados en penitenciarías, presidios y
cárcel, debidamente clasificados.

ARTÍCULO 2
La ejecución de las penas privativas de libertad tiene por objeto, fundamentalmente, la
protección social y la readaptación del condenado, a fin de restituirlo a la sociedad con
voluntad y capacidad para respetar la ley. El régimen penitenciario deberá usar, de
acuerdo con la característica de cada caso, el tratamiento educativo y asistencial de que
pueda disponer, de conformidad a los progresos científicos que se realizan en la materia.
ARTÍCULO 3
Recluso, es toda persona que se encuentre privada de libertad, en virtud de orden
emanada de autoridad judicial competente e internada en alguno de los establecimientos
a que se refiere el Artículo 1.

ARTÍCULO 4
Las normas de la presente ley y los reglamentos correspondientes se aplicarán a los
reclusos sin que pueda hacerse discriminaciones o establecerse diferencias de
tratamiento fundadas en prejuicios de raza, color, religión, nacionalidad, clase social y
opinión política del interno.

ARTÍCULO 5
Los reclusos no podrán ser objeto de torturas, maltratos, vejaciones o humillaciones de
ninguna especie. Solamente podrán usarse medidas de seguridad en los casos que esta
misma ley contemple.

El o los miembros del penal que ordenen o realicen tales excesos serán sancionados con
suspensión de su empleo sin disfrute de sueldo hasta por treinta días, sin perjuicio de la
responsabilidad penal que le correspondiere. En caso de reincidencia serán sancionados
con la destitución.

Los reclusos deben obediencia y respeto a todos los funcionarios del establecimiento, y
ejecutarán las órdenes que ellos reciban sin la más mínima objeción. Podrán, sin
embargo interponer sus quejas ante el Alcaide o quien haga sus veces, de acuerdo con lo
dispuesto en el Artículo 34 de la presente ley cuando consideren que han sido victimas
de una arbitrariedad. En caso de no ser atendida su queja tendrán derecho a presentarla
ante la Dirección General de Prisiones, que por esta ley se crea.
CAPÍTULO II. Dirección General de
PrisionesArtículos 6 a 10

ARTÍCULO 6
Se crea la Dirección General de Prisiones como un organismo central dependiente de la
Procuraduría General de la República Dominicana, y bajo cuya dirección y control
estarán todos los establecimientos penales del país.

ARTÍCULO 7
La Dirección General de Prisiones tendrá a su cargo, de manera principal, la atención de
los reclusos y elementos antisociales que la ley designe, con miras a obtener su
readaptación, eliminar o disminuir su peligrosidad y atender sus necesidades de orden
moral o material, en coordinación con otros servicios afines, sean éstos de carácter
público o privado.

ARTÍCULO 8
Para la consecución de los fines expuestos en esta ley, la Dirección General de Prisiones
velará por la fiel ejecución y cumplimiento de todas las leyes y reglamentos relativos al
servicio de prisiones, cuyas normas, postulados y principios constituyen los medios más
eficaces para lograr la rehabilitación social de los reclusos, y la base del sistema
penitenciario dominicano.

ARTÍCULO 9
La Dirección General de Prisiones queda organizada como un servicio de bienestar,
asistencia y readaptación social y estará a cargo de un Director General que tendrá
fundamentalmente las funciones siguientes:
1. Dirigir y supervigilar la marcha administrativa, técnica y orgánica del
servicio;
2. Proponer proyectos de reglamentos para el servicio y dictar las instrucciones
para la correcta y cabal aplicación de las disposiciones legales y
reglamentarias;
3. Destinar, trasladar y suspender a los empleados y funcionarios del servicio, a
los cargos que corresponda, de acuerdo con las disposiciones legales y
reglamentarias;
4. Aplicar al personal de vigilancia las medidas disciplinarias que determine el
reglamento;
5. Disponer el traslado de los reclusos a su permanencia en los
establecimientos penitenciarios y de readaptación; y
6. Ejecutar las demás funciones que se le fijen por ley o reglamento.
Párrafo.- Además del Director General integran la Dirección General de
Prisiones, en principio, los siguientes departamentos:
a)Departamento de Secretaría y Administración;
b)Jurídico;
c)De Inspección;
d)De Personal;
5. De Vigilancia y Tratamiento Penitenciario;
6. De Contabilidad y Control;
g)Industrial;
8. Educacional;
9. De Criminología;
10. Sanitario;
11. De Bienestar y Asistencia Social;
12. De Menores;
13. De Mujeres;
14. De control para los condenados que gocen del beneficio del Perdón
Condicional, para los reclusos en libertad condicional y de asistencia post-
penitenciaria.
El reglamento que se dictará para la aplicación de la presente ley
determinará las atribuciones de cada departamento e indicará las secciones y
sueldos de los funcionarios y empleados que sirvan a la Dirección General
de Prisiones, se consignará anualmente en la Ley de Gastos Públicos.

ARTÍCULO 10
Mientras no se organice el Departamento de Vigilancia y Tratamiento Penitenciario a
que se refiere la Letra e) del párrafo del artículo anterior, las funciones de supervisión y
custodia de los establecimientos y recintos carcelarios seguirán a cargo de la Policía y
Ejército Nacional. Los miembros de estas instituciones de servicios en los
establecimientos carcelarios, deberán atenerse a las leyes y reglamentos del servicio de
prisiones y estarán bajo la autoridad jerárquica del Director del establecimiento
correspondiente, únicamente, mientras estén de servicio.

CAPÍTULO III Segregación de los Reclusos


Artículos 11 y 12

ARTÍCULO 11
Habrá establecimientos separados para hombres y mujeres. En aquellas localidades en
que esto no fuere posible, se habilitarán, en un mismo establecimiento, secciones
totalmente independientes, de tal modo, que no pueda existir comunicación alguna entre
las clases de reclusos mencionados. Los establecimientos para menores seguirán regidos
por su ley especial.

ARTÍCULO 12
Sin perjuicio de lo establecido en el artículo anterior, en los establecimientos carcelarios
deberá existir conveniente clasificación entre los reclusos mayores y menores de 21
años de edad, y respecto de los pertenecientes a la primera clase, entre los que hayan
cometido delitos de sangre o que atenten contra el sexo, y los demás delitos establecidos
por el Código Penal y las leyes especiales.

Cuando las dependencias del establecimiento lo permitan, se procurará mayor


separación atendiendo a la naturaleza del delito, la edad y la personalidad del recluso, la
cuantía de la pena y la reincidencia.
CAPÍTULO IVPeriodos Progresivos de Régimen
Penitenciario. Artículos 13 a 16

ARTÍCULO 13
El régimen penitenciario aplicable a los condenados por sentencias definitivas, en
aquellas penas que por su duración lo permitan, tendrá carácter progresivo y contará de
tres períodos fundamentales: 1) De observación; 2) de tratamiento; 3) de prueba.

ARTÍCULO 14
Durante el periodo de observación que durará entre diez y treinta días se mantendrá el
recluso en dependencia separada del resto de la población penal que se encuentre en
otros períodos de tratamientos, y se efectuará el estudio de su personalidad, de su medio
social, y de sus antecedentes personales, para determinar la sección o establecimiento a
que deba ser destinado y la naturaleza del tratamiento que sea conveniente aplicarle.

ARTÍCULO 15
Durante el período de tratamiento se intentará la rehabilitación del recluso, mediante la
instrucción, el trabajo, la asistencia espiritual, la disciplina» la práctica de ejercicios y
de sanos pasatiempos y demás métodos que la naturaleza del caso aconseje.

ARTÍCULO 16
El período de prueba comenzará a aplicarse de la manera siguiente: Para aquel los
condenados hasta 5 años después del cumplimiento de un tercio de la pena; para los
condenados a más de S años después de un cuarto de la pena; en situaciones especiales
se podrá proponer la puesta en prueba de algún recluso que no caiga dentro de estas
disposiciones, en cuyo caso la decisión quedará a cargo de la...

Código Procesal Penal de la República Dominicana Ley 76-02


El Código Procesal Penal Dominicano ha sido instituido por la Ley No. 76-02,
promulgada en fecha diecinueve (19) del mes de julio del año dos mil dos (2002), y
cuya vigencia inició a partir de veinticuatro (24) meses con posterio- ridad a dicha
fecha. Este texto legislativo derogó y abrogó el antiguo Código de Procedimiento
Criminal, así como toda legislación que le fuese contraria, lo cual constituyó una
transición profunda entre el antiguo modelo inquisitivo hacia un modelo acusatorio
adversarial regido por las directrices del respeto a los principios y derechos
fundamentales que conforman el Debido Proceso de Ley. De esta manera, el Código
Procesal Penal ha surtido un gran impacto en la práctica jurídica penal en la República
Dominicana, toda vez que el mismo constituyó, desde el inicio de su puesta en vigor, un
verdadero y profundo cambio del sistema de justicia penal, tanto para la parte
acusadora, la parte investigadora, la defensa técnica y, por último, para la parte
juzgadora.

El proceso establecido por la normativa procesal penal produjo cambios sus- tanciales
en el sistema de justicia penal dominicano, fortaleciendo con sus fundamentos el juicio
oral, público y contradictorio del proceso penal y la fun- ción jurisdiccional de los
jueces; dotando al Ministerio Público de los medios apropiados para la investigación de
las infracciones; garantizando la defensa técnica, pública o particular a todo imputado;
introduciendo medios alternati- vos de resolución de conflictos penales; estableciendo la
libertad como regla; asegurando la tutela judicial de los intereses difusos; estableciendo
controles de la duración del proceso; simplificando los procedimientos; creando
medidas alternativas a la prisión preventiva, entre otros.

El Código Procesal Penal Dominicano contiene 449 artículos y está dividido en dos (2)
partes: Parte General y Parte Especial. Para su aplicación han sido dictadas varias
disposiciones normativas, como son la Ley No. 278-04 sobre la Implementa- ción del
Proceso Penal instituido por la Ley No. 76-02, de fecha trece (13) del mes de agosto del
año dos mil cuatro (2004), así como dis- tintas resoluciones emitidas por la Suprema
Corte de Justicia, entre las cuales se pueden mencionar:

1) Resolución No. 1920-2003, de fecha trece (13) del mes de noviembre del año
dos mil tres (2003), para la aplicación anticipa- da del Código Procesal Penal;

2) Resolución No. 1170-2004, de fecha dos (2) del mes de septiembre del año dos mil
cuatro (2004), sobre la Designación de Jueces y Tribunales Liquidadores;

3) Resolución No. 296-2005, de fecha seis (6) del mes de abril del año dos mil cinco
(2005), (modificada por la Resolución No. 2087-2006), que establece el Reglamento
para el Juez de la Ejecución de la Pena;
4) Re- solución No. 1731-2005, de fecha quince (15) del mes de septiembre del año dos
mil cinco (2005), que establece el Reglamento sobre Medidas de Coerción y
Celebración de Au- diencias durante la Etapa Preparatoria al am- paro del Código
Procesal Penal;

5) Resolución No. 1732-2005, de fecha quince (15) del mes de septiembre del año dos
mil cinco (2005), que establece el Reglamento para la tramita- ción de Notificaciones,
Citaciones, y Comuni- caciones Judiciales de la Jurisdicción Penal;

6) Resolución No. 1734-2005, de fecha quince (15) del mes de septiembre del año dos
mil cinco (2005), que establece el Reglamento sobre la Gestión Administrativa de las
Secre- tarias de los Tribunales al amparo del Código Procesal Penal;

7) Resolución No. 1735-2005, de fecha quince (15) del mes de septiembre del año dos
mil cinco (2005), que establece el Reglamento sobre los Tribunales Colegiados de
Primera Instancia de la Jurisdicción Penal;

8) Resolución No. 1733-2005, de fecha quince (15) del mes de septiembre del año dos
mil cinco (2005), que establece el Reglamento para el Funcionamiento de la Oficina
Judicial de Servicios de Atención Permanente de la Jurisdicción Penal; 5) entre otras
legislaciones complementarias;

9) Resolución 3869-2006, de fecha veintiuno (21) del mes de diciembre del año dos mil
seis (2006), que establece el Reglamento para el Manejo de los Medios de Prueba en el
Proceso Penal;

10) Resolución 1029-2007, de fecha tres (3) del mes de mayo del año dos mil siete
(2007), que establece el Reglamento sobre los Procedimientos de Resolución Alterna de
Conflictos Penales;

11) Resolución No. 2802-2009, de fecha veinticin- co (25) del mes de septiembre del
año dos mil nueve (2009), sobre la Extinción de la Acción Penal;

12) Resolución 58-2010, de fecha once (11) del mes de febrero del año dos mil diez
(2010), que establece un parámetro sobre los criterios que los jueces deben tomar en
con- sideración para la imposición o variación de la medida de coerción de prisión
preventiva; entre otras.
Codigo penal Dominicano

El Código Penal de la República Dominicana, promulgado mediante


decreto-ley No.2274, del 20 de agosto de 1884, después de más de un
siglo de vigencia, es un instrumento legal que no responde
eficazmente a las necesidades de prevención, control y punición del
fenómeno delictivo que se presenta en la sociedad y en el mundo
actual;

La actual concepción del Código Penal procura garantizar la


protección de la persona, física o moral y de sus bienes, la
preservación de la convivencia social y de la seguridad jurídica, la
prevención y punición de las infracciones, así como la protección a
las víctimas, acorde a lo dispuesto en la Constitución de la República
y en los Tratados Internacionales ratificados por el Congreso
Nacional;

El Código Penal, el Código Procesal Penal y la Ley Penitenciaria,


son herramientas legales de que dispone la política criminal del
Estado para prevenir y enfrentar la actividad delictiva que se
manifiesta en la sociedad. No obstante, ésta no debe agotarse en
ninguna de estas leyes, ya que requiere también integrar a ella
políticas públicas, económicas, educativas y sociales, involucrar a la
ciudadanía en la prevención y el control de esta actividad y, sobre
todo, impedir la impunidad judicial;

El presente Código constituye un componente


institucional más dentro de las múltiples iniciativas legislativas
que se han adoptado recientemente en el país y que, de conjunto,
pretenden aportar soluciones a los males ancestrales de que adolece
el sistema de justicia penal, mejorar su funcionamiento, reivindicar
su legitimidad y credibilidad pública y con esto coadyuvar en el
fortalecimiento del estado de derecho;

Este Código se ha elaborado bajo el presupuesto teórico rector de que


el uso derecho penal en la sociedad debe ser administrado con un

peculiar sentido de cautela y de racionalidad, concientes, en todo

caso, de que el Estado sólo debe recurrir al ius puniend o ejercicio de


la represión penal de modo excepcional, como última ratio, en todo

caso, para tutelar y proteger los bienes jurídicos más valiosos de la

sociedad;

A partir de la concepción de que la comprensión del sistema de


justicia penal debe ser asumida desde una perspectiva integral, como

un todo, aunque integrado por ramas jurídicas interdependientes entre

sí, el Código Penal y el Código Procesal Penal son dos componentes

claves de esa totalidad jurídica. De ahí que esta propuesta legislativa

se haya propuesto erigirse en el necesario complemento de la reciente

reforma procesal penal vigente;


En ese contexto, el presente Código no sólo entraña una exhaustiva y
ponderada revisión y actualización del catálogo de infracciones y
penas, previsto en el ordenamiento jurídico que le precede, sino que,
de conjunto, constituye una propuesta acabada dirigida a adoptar un
derecho penal sustantivo más moderno, claro, eficiente, consensuado
y digno.

REGLAS MINIMAS PARA EL TRATAMIENTO DE LOS


RECLUSOS.
Aprobada en la fecha: 1955
Lugar: Ginebra, Suiza.
Por: Aprobada por el Consejo Económico y Social. Primer
Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente. Resolución: 663C (XXIV) del
31/VII/1957 y 2076 (LXII) del 13/V/ 1977.

Observaciones preliminares
1.El objeto de las reglas siguientes no es de describir en forma
detallada un sistema penitenciario modelo, sino únicamente
establecer, inspirándose en conceptos generalmente admitidos en
nuestro tiempo y en los elementos esenciales de los sistemas
contemporáneos más adecuados, los principios y las reglas de una
buena organización penitenciaria y de la práctica relativa al
tratamiento de los reclusos.

2.Es evidente que debido a la gran variedad de condiciones jurídicas,


sociales, económicas y geográficas existentes en el mundo, no se
pueden aplicar indistintamente todas las reglas en todas partes y en
todo tiempo. Sin embargo, deberán servir para estimular el esfuerzo
constante por vencer las dificultades prácticas que se oponen a su
aplicación, en vista de que representan en su conjunto las condiciones
mínimas admitidas por las Naciones Unidas.

3. Además, los criterios que se aplican a las materias a que se refieren


estas reglas evolucionan constantemente. No tienden a excluir la
posibilidad de experiencias y prácticas, siempre que éstas se ajusten
a los principios y propósitos que se desprenden del texto de las reglas.
Con ese espíritu, la administración penitenciaria central podrá
siempre autorizar cualquier excepción a las reglas.
4.1) La primera parte de las reglas trata de las concernientes a la
administración general de los establecimientos penitenciarios y es
aplicable a todas las categorías de reclusos, criminales o civiles, en
prisión preventiva o condenados, incluso a los que sean objeto de una
medida de seguridad o de una medida de reeducación ordenada por
el juez.

4.2) La segunda parte contiene las reglas que no son aplicables más
que a las categorías de reclusos a que se refiere cada sección. Sin
embargo, las reglas de la sección A, aplicables a los reclusos
condenados serán igualmente aplicables a las categorías de reclusos
a que se refieren las secciones B, C y D, siempre que no sean
contradictorias con las reglas que las rigen y a condición de que sean
provechosas para estos reclusos.

5.1) Estas reglas no están destinadas a determinar la organización de


los establecimientos para delincuentes juveniles (establecimientos
Borstal, instituciones de reeducación, etc.). No obstante, de un modo
general, cabe considerar que la primera parte de las reglas mínimas
es aplicable también a esos establecimientos.
5.2) La categoría de reclusos juveniles debe comprender, en todo caso, a los menores
que dependen de las jurisdicciones de menores. Por lo general, no debería condenarse a
los delincuentes juveniles a penas de prisión.

Primera parte. Reglas de aplicación general


Principio fundamental
6.1) Las reglas que siguen deben ser aplicadas imparcialmente. No se debe hacer
diferencias de trato fundadas en prejuicios, principalmente de raza, color, sexo, lengua,
religión, opinión política o cualquier otra opinión, de origen nacional o social, fortuna,
nacimiento u otra situación cualquiera.

6.2) Por el contrario, importa respetar las creencias religiosas y los preceptos morales
del grupo al que pertenezca el recluso.

Registro
7.1) En todo sitio donde haya personas detenidas, se deberá llevar al día un registro
empastado y foliado que indique para cada detenido:
a) Su identidad;
b) Los motivos de su detención y la autoridad competente que lo dispuso;
c) El día y la hora de su ingreso y de su salida.
7. 2) Ninguna persona podrá ser admitida en un establecimiento sin una orden válida de
detención, cuyos detalles deberán ser consignados previamente en el registro.

Separación de categorías
8. Los reclusos pertenecientes a categorías diversas deberán ser alojados en diferentes
establecimientos o en diferentes secciones dentro de los establecimientos, según su sexo
y edad, sus antecedentes, los motivos de su detención y el trato que corresponda
aplicarles. Es decir que:

a) Los hombres y las mujeres deberán ser recluidos, hasta donde fuere posible, en
establecimientos diferentes; en un establecimiento en el que se reciban hombres y
mujeres, el conjunto de locales destinado a las mujeres deberá estar completamente
separado;
b) Los detenidos en prisión preventiva deberán ser separados de los que están
cumpliendo condena;
c) Las personas presas por deudas y los demás condenados a alguna forma de prisión
por razones civiles deberán ser separadas de los detenidos por infracción penal;
d) Los detenidos jóvenes deberán ser separados de los adultos. Locales destinados a los
reclusos.

9.1) Las celdas o cuartos destinados al aislamiento nocturno no deberán ser ocupados
más que por un solo recluso. Si por razones especiales, tales como el exceso temporal
de población carcelaria, resultara indispensable que la administración penitenciaria
central hiciera excepciones a esta regla, se deberá evitar que se alojen dos reclusos en
cada celda o cuarto individual.

9.2) Cuando se recurra a dormitorios, éstos deberán ser ocupados por reclusos
cuidadosamente seleccionados y reconocidos como aptos para ser alojados en estas
condiciones. Por la noche, estarán sometidos a una vigilancia regular, adaptada al tipo
de establecimiento de que se trate.

10. Los locales destinados a los reclusos y especialmente a aquellos que se destinan al
alojamiento de los reclusos durante la noche, deberán satisfacer las exigencias de la
higiene, habida cuenta del clima, particularmente en lo que concierne al volumen de
aire, superficie mínima, alumbrado, calefacción y ventilación.

11. En todo local donde los reclusos tengan que vivir o trabajar:
a) Las ventanas tendrán que ser suficientemente grandes para que el recluso pueda leer y
trabajar con luz natural; y deberán estar dispuestas de manera que pueda entrar aire
fresco, haya o no ventilación artificial;
b) La luz artificial tendrá que ser suficiente para que el recluso pueda leer y trabajar sin
perjuicio de su vista.

12. Las instalaciones sanitarias deberán ser adecuadas para que el recluso pueda
satisfacer sus necesidades naturales en el momento oportuno, en forma aseada y
decente.

13. Las instalaciones de baño y de ducha deberán ser adecuadas para que cada recluso
pueda y sea requerido a tomar un baño o ducha a una temperatura adaptada al clima y
con la frecuencia que requiera la higiene general según la estación y la región
geográfica, pero por lo menos una vez por semana en clima templado.
14. Todos los locales frecuentados regularmente por los reclusos deberán ser
mantenidos en debido estado y limpios.
Higiene personal
15. Se exigirá de los reclusos aseos personales y a tal efecto dispondrán de agua y de
los artículos de aseo indispensables para su salud y limpieza.

15.Se facilitará a los reclusos medios para el cuidado del cabello y de la barba, a fin de
que se presenten de un modo correcto y conserven el respeto de sí mismos; los hombres
deberán poder afeitarse con regularidad.

Ropas y cama
17.1) Todo recluso a quien no se permita vestir sus propias prendas recibirá las
apropiadas al clima y suficientes para mantenerle en buena salud. Dichas prendas no
deberán ser en modo alguno degradantes ni humillantes.

17.2) Todas las prendas deberán estar limpias y mantenidas en buen estado. La ropa
interior se cambiará y lavará con la frecuencia necesaria para mantener la higiene.

17.3) En circunstancias excepcionales, cuando el recluso se aleje del establecimiento


para fines autorizados, se le permitirá que use sus propias prendas o vestidos que no
llamen la atención.

18. Cuando se autorice a los reclusos para que vistan sus propias prendas, se tomarán
disposiciones en el momento de su ingreso en el establecimiento, para asegurarse de que
están limpias y utilizables.

19. Cada recluso dispondrá, en conformidad con los usos locales o nacionales, de una
cama individual y de ropa de cama individual suficiente, mantenida convenientemente y
mudada con regularidad a fin de asegurar su limpieza.

Alimentación
20.1) Todo recluso recibirá de la administración, a las horas acostumbradas, una
alimentación de buena calidad, bien preparada y servida, cuyo valor nutritivo sea
suficiente para el mantenimiento de su salud y de sus fuerzas.
20.2) Todo recluso deberá tener la posibilidad de proveerse de agua potable cuando la
necesite.

Ejercicios físicos
21.1) El recluso que no se ocupe de un trabajo al aire libre deberá disponer, si el tiempo
lo permite, de una hora al día por lo menos de ejercicio físico adecuado al aire libre.

21.2) Los reclusos jóvenes y otros cuya edad y condición física lo permitan, recibirán
durante el período reservado al ejercicio una educación física y recreativa. Para ello, se
pondrá a su disposición el terreno, las instalaciones y el equipo necesario.

Servicios médicos
22.1) Todo establecimiento penitenciario dispondrá por lo menos de los servicios de un
médico calificado que deberá poseer algunos conocimientos psiquiátricos. Los servicios
médicos deberán organizarse íntimamente vinculados con la administración general del
servicio sanitario de la comunidad o de la nación. Deberán comprender un servicio
psiquiátrico para el diagnóstico y, si fuere necesario, para el tratamiento de los casos de
enfermedades mentales.

22.2) Se dispondrá el traslado de los enfermos cuyo estado requiera cuidados especiales,
a establecimientos penitenciarios especializados o a hospitales civiles. Cuando el
establecimiento disponga de servicios internos de hospital, éstos estarán provistos del
material, del instrumental y de los productos farmacéuticos necesario para proporcionar
a los reclusos enfermos los cuidados y el tratamiento adecuados. Además, el personal
deberá poseer suficiente preparación profesional.
2) Todo recluso debe poder utilizar los servicios de un dentista calificado.

D.- Sentenciados por deudas o a prisión civil


94. En los países cuya legislación dispone la prisión por deudas u otras formas
de prisión dispuestas por decisión judicial como consecuencia de un
procedimiento no penal, los así sentenciados no serán sometidos a mayores
restricciones ni tratados con más severidad que la requerida para la seguridad y
el mantenimiento del orden. El trato que se les dé no será en ningún caso más
severo que el que corresponda a los acusados a reserva, sin embargo, de la
obligación eventual de trabajar.
E.- Reclusos, detenidos o encarcelados sin haber cargos en su contra
95. Sin perjuicio de las disposiciones del artículo 9 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, las personas detenidas o encarceladas sin que haya
cargos en su contra gozarán de la misma protección prevista en la primera parte
y en la sección C de la segunda parte. Asimismo, serán aplicables las
disposiciones pertinentes de la sección A de la segunda parte cuando esta
aplicación pueda redundar en beneficio de este grupo especial de personas bajo
custodia, siempre que no se adopten medidas que impliquen que la reeducación
o la rehabilitación proceden en forma alguna respecto de personas no
condenadas por un delito penal.

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