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Yo creo firmemente en esto por una sencilla razón.

Creo que todos fundamentalmente


compartimos la condición del artista. Todos fundamentalmente compartimos la habilidad para
escuchar y para seleccionar aquello que tiene valor para nosotros, que es bueno para nosotros y
para nuestros niños. Y con qué clase de personas nos gustar estar. Esta era del Internet y de vox
populi capacita a la gente a expresarse más que nunca. Pero el asunto esencial que falta es el
pensamiento claro. No se ha enseñado en el colegio, nunca. No existe en ninguna asignatura, en
ninguna de las disciplinas fuera de la filosofía. El pensar debería ser incluido como una materia en
todas las escuelas. He estado en muchas salas de clases y he observado – a profesores a veces
muy buenos, y he notado dos cosas. Los maestros raras veces hacen las correctas preguntas y
los niños tienen timidez de expresarse. Ya sea la timidez, o el temor. Los niños pueden aprender a
pensar solamente aprendiendo a responder a las preguntas que se les hace. Debemos alentarles
a expresarse desde una edad muy tierna. Pienso que hemos perdido algo cuando hicimos a un
lado la forma de enseñanza de Sócrates, el diálogo Socrático.
Una vez que adquirimos un pensar claro, no necesitamos a todas esas personas – incluyéndome
– para que vengan e interpreten el mundo para otras personas. No somos libres y no merecemos
nuestra Libertad hasta que hayamos cultivado el arte de pensar con claridad, hasta que nos
aferremos a la Libertad de hacer preguntas sobre todas las cosas que vemos en el mundo. Sobre
nuestra historia. Sobre lo que vemos con nuestros propios ojos y sobre aquello que no vemos. Es
la Libertad de aventurarnos detrás de la televisión y más allá del periódico. Es la Libertad de no
creer ya en lo que nos dicen. Es la Libertad de desconfiar hasta de la evidencia ante nuestros
propios ojos. Entonces, ya no necesitaremos que otros tomen nuestras decisiones. Renunciamos
a una gran parte de nuestros destinos a nuestros líderes y luego nos sentamos y les permitimos
tomar nuestras decisiones. Y luego fingimos no sentirnos culpables de esas decisiones si, por
ejemplo, involucran bombardear a otras personas al otro lado del mundo por razones no muy
claras para nosotros.
No es saludable que la gente en la calle ande vagando, sin saber qué piensa, y luego en sus
hogares lea en la prensa lo que otros les dicen. No es saludable. La gente debería saber lo que
está sucediendo y poder discutirlo entre sí. De ese modo, se tomarían mejores decisiones.
Debemos elevar la calidad del pensamiento y de discusión y de debates entre todos nuestros
ciudadanos. Deberíamos poder preguntar a un niño o niña de doce años si piensa que es una
buena idea involucrarse en una guerra en cualquier parte del mundo. Ese muchacho o muchacha
de doce años debería ser capaz de pensar sobre eso y decir:
"Papi, ¿por qué nos estamos involucrando en esta guerra? ¿Es justa? ¿Existe una buena razón
para que haya esta guerra? ¿Hay gente que está saliendo herida? ¿Son ellos nuestros enemigos
o son gente inocente? ¿Es una guerra ocasionada por un solo lado? "
Estas son preguntas legítimas y de sentido común que alguien de doce años debería preguntar.

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