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Este poema expresa el deseo del hablante de encontrar luz y consuelo en Dios. El hablante se siente como un niño débil que busca la protección y el calor de Dios, levantando sus brazos hacia Él como queriendo descansar en Su regazo. El hablante pide a Dios que sople sobre él y lo toque con Su caricia, dejando un rastro de luz en sus cabellos y alma.
Este poema expresa el deseo del hablante de encontrar luz y consuelo en Dios. El hablante se siente como un niño débil que busca la protección y el calor de Dios, levantando sus brazos hacia Él como queriendo descansar en Su regazo. El hablante pide a Dios que sople sobre él y lo toque con Su caricia, dejando un rastro de luz en sus cabellos y alma.
Este poema expresa el deseo del hablante de encontrar luz y consuelo en Dios. El hablante se siente como un niño débil que busca la protección y el calor de Dios, levantando sus brazos hacia Él como queriendo descansar en Su regazo. El hablante pide a Dios que sople sobre él y lo toque con Su caricia, dejando un rastro de luz en sus cabellos y alma.
¡Ser un instante luz, sólo un instante! golpear un gran sol, un mar de tierras. Sopla y enciéndeme, Señor, cual árbol ¡Heme aquí golpeando! resplandeciente entre la noche oscura, ¿Y no responderás a un niño? Mira Mira mis verdes que se extienden largos, cómo hasta Ti levanto mis dos brazos mira mis ramas de quejidos: crecen queriendo reposar sobre la hierba en la noche, tu fresca luz buscando. de luz de tu regazo. Baja, Señor, y sopla entre mis frondas. Baja, Señor, y posa tu caricia Tóquete yo con mi pequeña mano, en mis cabellos, de la tierra, amargos, con mi pequeña sombra triste. Soy y deja un surco luminoso en ellos, un niño sin descanso. un reguero de cielo dulce y largo.