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TEMA 6.

LA DIFICULTAD DE CONSTRUIR CATAGORÍAS ANALÍTICAS Y EQUIVALENCIAS


CULTURALES

En este tema nos acercamos a la problemática de la comparación, de qué es exactamente lo


que comparamos, con relación a qué categorías comparamos, cuáles son los problemas
derivados de una comparación. Abordaremos la comparación entre categorías inadecuadas y
nos vamos a acercar a la noción de etnocentrismo, que es una de las consecuencias de una
comparación inadecuada. A algunas herramientas para la comparación y a las perspectivas
complementarias desde la posición emic y etic, y al problema de la calidad y la fiabilidad de los
datos etnográficos.

Dos lecturas obligatorias:

1. Una lectura de Edmund Leach, “Problemas de clasificación en antropología social”


2. Otro texto de Beato González y Villarino Ulloa, “La capacidad mental del negro”

En cuanto a los conceptos fundamentales que están implicados en este tema, el primer
concepto es la noción de categoría analítica o unidad de análisis. Categoría, tipo, prototipo,
estereotipo… en definitiva son conceptos clasificatorios para ordenar datos y contenidos de
una investigación. Son etiquetas que resumen descripciones y atributos, y es un importante y
fundamental instrumento para poder comparar formas culturales, porque toda comparación
va a exigirnos que de alguna manera hagamos algún tipo de clasificación, así que van a ser
cruciales en todo proceso de investigación.

¿Qué clase de categorías analíticas son comparables entre sí? Pues esta es la gran
complejidad del tema de la comparación, acertar en establecer unidades de comparación que
sean adecuadas en los estudios culturales.

Es importante esta primera categorización para saber qué es lo que vamos a comparar, y la
clasificación que resulte de esta categorización en unidades de comparación van a ser los
compartimentos donde luego vamos a ir depositando los contenidos, tanto descriptivos como
analíticos, para nuestro trabajo de campo. Es esta categorización la que nos va a permitir
comparar, porque este es el punto de partida de todo proceso de investigación. Y de cómo lo
hagamos va a depender la perspectiva que adoptemos, la observación que realicemos, si es
adecuada o no, la descripción que hagamos, desde el objeto de nuestro estudio al significado
que le otorguemos el análisis y la interpretación que realicemos

Edmund Leach, “Problemas de clasificación en antropología social”


El texto comienza acercándose a diferentes modos de clasificar dentro de los sistemas sociales
y a lo apropiado o lo inadecuado que resultan los sistemas de clasificación que se proponen
desde la antropología. Leach va a hacer un repaso a estos sistemas de clasificación en la
disciplina antropológica, y va a comenzar diciendo que el fracaso de las teorías de Taylor y
Frazer sobre las prácticas rituales mágicos y las creencias religiosas, no fue debido a una
observación incorrecta. Leach nos va a decir que el error va a aparecer desde el principio,
precisamente en las equivalencias de racionalidad que establecieron, es decir, en las
categorías analíticas que establecieron, interpretando como fuera de contexto todo aquello
que les resultaba ininteligible.
Las categorías analíticas son cruciales desde cualquier perspectiva antropológica, y han sido
trabajada prácticamente desde todas, desde técnicas de investigación, desde la antropología
cognitiva, económica, política… y especialmente en antropología del parentesco, donde Leach
es uno de los grandes teóricos de la antropología del parentesco y afirma en este texto que es
especialmente difícil encontrar categorías analíticas equivalentes entren parientes.

Por ejemplo, aunque la denominación del vínculo de filiación entre padres e hijos en dos
lenguas puedan presentarse como equivalentes, este tipo de relaciones concretas puede
implicar relaciones muy diferentes. Es necesario en los análisis de parentesco, además de
desarrollar una taxonomía de las diferentes formas de familia y de parentesco, desarrollar
también el análisis componencial que consiste en tratar de dotar y especificando lo más
posible, el carácter del vínculo.

Leach se acerca también al concepto de tipos estructurales, derivados de la idea de Max


Weber de una forma de clasificar los fenómenos sobre la base de sus rasgos más
característicos. Pues bien, estos rasgos característicos son más difíciles de definir en los
estudios transculturales a gran escala. Pero como quiera que sea, son imprescindibles para
poder llevar a cabo la comparación transcultural en los estudios transculturales, pues junto
con las críticas a las fuentes etnográficas y a la selección de la muestra de estudio, el gran
problema que nos encontramos en la calidad y la fiabilidad de los datos etnográficos que se
manejan.

el texto del Leach va a continuar explicando los esfuerzos de las diferentes escuelas por
establecer un control sobre la codificación de los datos y sobre las unidades de análisis que van
a resultar de la clasificación

Vamos a acercarnos ahora al par emic/etic, que como sabéis son términos tomados del
análisis lingüístico y provienen del contraste entre fonética y fonología.

 La fonética clasifica los sonidos que emitimos al hablar, nivelando todas las lenguas
bajo el mismo código desde un punto de vista que es externo a la lengua que
analizamos.
 La fonémica se encarga de la variación de los sonidos, y va a estudiar el sentido que
tienen esos sonidos diferentes para el propio hablante.

Por lo tanto, aplicado a la antropología se va a traducir en dos modos de proceder:

1. En una descripción emic de los hechos, que serán las elaboraciones propias del sujeto
o de los sujetos investigados. Son las significaciones del informante y se corresponde
también a cuál es la percepción del actor. Es la visión interna, el punto de vista del
nativo
2. En el otro lado, en frente, tenemos las descripciones etic, que son las que proporciona
el investigador, sus percepciones como observador, y están formuladas en términos
que maneja la comunidad científica.

Por lo tanto, una cultura puede ser descrita de acuerdo con las categorías conceptuales
nativas, tal como la perciben, con el con el sentido que tiene para ellos y cómo la interpretan.
O bien una cultura puede ser descrita sobre categorías culturales establecidas desde fuera.

Geertz considera que estas dos percepciones de los hechos lo que van a hacer es oponer
conceptos cercanos a la experiencia frente a conceptos lejanos a la mesa. De nuevo Leach nos
va a poner en un estudio sobre parentesco y nos dice que los estudios de parentesco, el
enfoque emic resulta crucial como contrapartida al etnocentrismo de las categorías de
parentesco etic, categorías de parentesco por ejemplo como el incesto, la familia, la
paternidad, Nos dice que muchas de las categorías que consideramos universales del
parentesco, en definitiva, lo que son es nuestras propias categorías. Por eso, las categorías
emic de la cultura investigada van a contribuir a que las categorías etic que nosotros
elaboramos sean más objetivas.

Como contrapartida, la implicación del nativo en su propia cultura impide reconocer las causas
y las consecuencias de su comportamiento. Entonces es la perspectiva del investigador, la
perspectiva etic, la que toma distancia, pero ojo, que tampoco está libre de sesgo y de la
propia endoculturación del investigador.

Las categorías étic lo que tienen es la intención de establecer una sistematicidad, pero en toda
etnografía deben estar las dos perspectivas complementarias. En definitiva, son dos modos de
percibir y observar, de describir y de analizar los hechos, para lograr una comprensión que sea
más objetiva, más completa, y contrarrestar el etnocentrismo tanto del investigador como del
nativo. Se trata de, por medio de esta intersubjetividad, acercarnos lo más posible a esta
pretendida objetividad.

En referencia a de la comparación entre categorías inadecuadas, suelen ser resultado de:

- El etnocentrismo, definiendo al etnocentrismo como en la tendencia universal a


aplicar los propios valores culturales para juzgar el comportamiento, las creencias, de
aquellos que pertenecen a otra cultura.
- La tendencia y este punto de vista donde lo propio, lo familiar, lo conocido, es
considerado lo adecuado y lo demás pues produce aversión y produce rechazo.

Herskovitz define el etnocentrismo como mecanismo primario que funciona en la valoración


de la cultura. Desde su perspectiva, esta tendencia natural es necesaria y favorece la
endoculturación, la adaptación e identificación positiva de cada individuo con su propia cultura
y con su grupo. Sin embargo, el peligro está en el extremo, en los juicios que se hacen sobre el
otro, o ponerlo en práctica para competir, combatir o someter a los otros. La disciplina
antropológica trata de hacerse consciente de esta tendencia universal y trata de minimizar las
valoraciones subjetivas acerca del del otro.

Como ejemplo de un de una comparación con un uso erróneo de las categorías analíticas es el
segundo texto, de Beato y Villarino Ulloa, “La capacidad mental del negro”. Texto lleno de
valoraciones etnocéntricas, interpretaciones xenófobas y racistas.

El objeto del estudio pretendía medir la memoria y la capacidad intelectual de los niños
ecuatoguineanos y españoles, aplicando test europeos, con la intención de demostrar la
inferioridad, y así está expresamente formulado, de los primeros con respecto a los segundos
debido a causas naturales científicamente demostrables. Un claro ejemplo para mostrar el tipo
de conclusiones que se obtienen cuando las categorías de análisis objeto de comparación son
inadecuadas.

Hoy en día, esta categorización explícita de inferioridad y superioridad resulta escandalosa,


pero cuando se aplicaron estos test, a mediados del siglo XX, ya se había superado hacía más
de medio siglo las tipificaciones evolucionistas de las etapas del desarrollo de la humanidad y
de este estado mental primitivo que pretenden mostrar este texto.
Este texto también nos sirve como ejemplo a las afirmaciones de Menéndez que hemos visto
en el tema anterior, acerca de cómo las categorías con contenido racista se pueden legitimar y
fundamentar científicamente como verdades incuestionables. Los autores de “La capacidad
mental del negro” eran médicos y ello era su aval de cientificidad, tal y como aparece en el
prólogo. Ellos se presentan así y al mismo tiempo se va a aludir a la motivación religiosa de
evangelización que persigue el estudio. Los test que hacían a la población eran la prueba que
presentaban del método científico que habían seguido. Incluso, se incluyen citas de
antropólogos como Malinowski para demostrar que ellos estaban apoyando la convivencia con
los nativos para saber valorar las emociones.

En el texto aparecen muchos de los aspectos abordados en el temario de esta asignatura en


relación a los problemas de la comparación cultural. Por ejemplo, en lo relativo a la calidad y
validez de los datos, las pruebas pues eran incorrectas e inadecuadas. Sin duda eran muy útiles
para la política colonial española. Los autores de este estudio no repararon en el obstáculo,
por ejemplo, que suponía el dominio del idioma por parte de los niños africanos. Los niños
africanos, si bien eran bilingües, el español no era su lengua materna. Tampoco se tuvo en
cuenta a la hora de realizar los test, que éstos tenían patrones occidentales y se aplicaron a
niños con experiencias de realidad muy diferentes. El resultado obtenido, además se va a
aplicar para toda una población a fin de dividirla como aptos o no para los diferentes trabajos.

La importancia de este texto es que ilustra perfectamente el etnocentrismo, y la premisa del


relativismo cultural de tener en cuenta el contexto, solamente se va a aplicar al contexto
occidental.

Entrando más en detalle en el texto de Leach, el autor trata los problemas de clasificación en
antropología social desde el surgimiento de la antropología como disciplina académica
separada de otras ramas de las Ciencias Sociales, entre el 1860 y 1865. Aparece esta disciplina
como consecuencia directa del intento de aplicar los conceptos de la evolución de Darwin a los
fenómenos sociales. Debido al momento, los axiomas básicos de la disciplina son análogos a
los de otras Ciencias de la naturaleza, como la botánica y la zoología del siglo XIX. Términos
como tribu, pueblo sociedad o cultura se van a confundir con el concepto más biológico de
raza y se van a usar como el concepto de especie de Linneo, como si fueran entidades
separadas y perdurables en sí mismas, con sus propias historias reconducidas. Estas entidades,
al ser documentadas por el etnógrafo, se suponía que se hallaban en condiciones de
estabilidad, y entonces sí que cobraba sentido tratar de establecer una taxonomía de todas
estas entidades siguiendo este modelo de Linneo, o sea, un sistema piramidal que suponía:

- Que todas las sociedades poseen o no sistema de filiación unilineal


- Que todas las sociedades que tengan sistema de afiliación unilineal tienen un sistema
o bien matrilineal o bien el sistema patrilineal
- Que todas las sociedades matrilineales tienen o no tienen una pauta de residencia
fijada
- Y que todas las sociedades matrilineales con pauta de residencia sistemática son: bien
virilocales, bien uxorilocales, bien avunculocales, etc.

Debido a este punto de partida, no parece sorprendente que este modo de obrar fuera de uso
común en 1860, sin embargo, encuentra extraño que siga en uso un siglo más tarde. Por ello,
hace una crítica no y opina que los fenómenos de la vida real a los que la antropología aplica
este modo de clasificar, no tienen ninguno de los rasgos que caracterizan a las especies para
clasificarlos de este modo, ya que siguiendo este esquema de Linneo. Leach argumenta su
crítica en base a cuatro puntos de partida:

1. Prácticamente no existen fenómenos sociales con límites que estén bien definidos,
2. Las culturas se fusionan unas con otras y son más propensas al cambio que a la
estabilidad,
3. Los individuos cambian de identidad a lo largo de la vida y
4. los sistemas políticos también cambian y surgen otros nuevos.

Su conclusión es que los antropólogos se ocupan más de los universales que de las cosas y que
sus argumentos pertenecen más bien al campo del realismo escolástico. Los antropólogos se
han dedicado en exceso a discernir la esencia universal de temas como el matrimonio, la
familia los grupos de filiación unilineal la brujería… y va a criticar la multitud de puntos de vista
divergentes que existen entre lo que él llama los clasificadores de los sistemas sociales entre
aquellos teóricos que debaten sobre qué es lo que hay que clasificar y qué es lo que no hay
que clasificar, que creen que los límites entre la sociedad es algo que se puede medir con
criterios objetivos. A Leach le parece más defendible pues el concepto de Max Weber de los
tipos ideales y de las variedades de sistemas sociales que pueden distinguirse y clasificarse
siguiendo estos modelos o tipos ideales, pero también nos dice que para alcanzar la verdad
por aproximación a alguno de estos modelos la ortodoxia ha terminado por aproximar los
estudios a un modelo concreto y claro. Un buen modelo, por lo tanto, termina por hacerse
encajar en casi todas las situaciones posibles y concebibles.

También crítica cómo algunos antropólogos se acercan algunas con formaciones sociológicas
como si fueran leyes de la naturaleza y critica el hecho de que cuando los hechos empíricos
contradicen la proposición, se supera el problema y la dificultad creando infinidad de subtipos
taxonómicos.

Leach prefiere situarse entre el grupo de creadores de modelos también, pero creadores de
modelos antropológicos, que considera las clasificaciones como un procedimiento hecho ex
professo para una situación concreta. Cualquier clasificación hoy útil puede ser que mañana se
convierta en un obstáculo porque los intereses de estos investigadores al correr del tiempo
hayan cambiado.

Leach critica que los antropólogos escriben y hablan como si creyeran en el valor permanente
de las categorías con las que operan, pero la disciplina antropológica ya tiene trayectoria
suficiente como para que podamos observar que la selección de esquemas de clasificación ha
ido cambiando a lo largo del tiempo y ha ido dependiendo unas veces de la moda y de otras de
las circunstancias accidentales.

Por ejemplo, nos cuenta cómo a finales del siglo XIX, la antropología tenía predilección por el
evolucionismo y diferenciaba las sociedades patrilineales de las matrilineales, para luego
afirmar dogmáticamente que las sociedades matrilineales era una fase cronológicamente
anterior a las patrilineales. Para Leach, fue Morgan, exactamente en su estudio de la sociedad
iroquesa matrilineal, quien tenía especial interés en que ellos fuera así, para presentar a los
iroqueses como modelo de sociedad productiva. Un poco más tarde, a partir de 1940, el tema
dominante en la antropología británica va a ser el de los linajes segmentarios. El primer trabajo
sobre este tipo de sociedades con linajes de segmentarios puros como sabéis fue el de los
Nuer. Este estudio se convertirá en modelo y las demás sociedades de linaje han sido
estudiadas como auténticas o como falsas en función a la aproximación a este modelo. Pero en
realidad, nos dice Lynch de una manera muy irónica, no hay ninguna razón para creer que los
Nuer son especialmente típicos en especial o en particular.

De cara al futuro, Leach que propone que los antropólogos podrían aprender cómo funcionan
los principios de una computadora. Fascinado por el tema de las nuevas tecnologías, nos
propone seguir el siguiente esquema:

- Tomar un número limitado de factores elementales


- Examinar los datos para ver qué factores están presentes y cuáles no
- Explorar la presencia o la ausencia de todas las combinaciones posibles de estos
factores
- Describir finalmente los objetos de sus investigaciones en base a una agrupación
pautada de factores, en lugar de dar una lista de las características aisladas como hacía
la taxonomía ortodoxa.

La taxonomía está bien usarla para ahorrarnos dificultades, pero está basada en el supuesto de
que la función y la historia genética va a ser la que establezca límites rígidos en todo aquello
que sea posible. Pero esto no ocurre con los hechos culturales que estudiamos, aquí las
combinaciones imposibles quedan descartadas de la taxonomía clásica. Esto para la
antropología es un limitante, porque las computadoras si insisten en examinar todas las
posibilidades y están todas las posibilidades que existen.

Leach afirma que el respeto a los antepasados académicos también ha hecho que a veces se
perpetúe alguno de los modelos. Por ejemplo, el famoso caso de los nayar, como ejemplo más
perfecto y acabado de sucesión matrilineal perpetua que describió Radcliffe-Brown. Este
modelo se va a repetir hasta la saciedad, aunque ya se sabía desde hace 20 años que ninguno
de los rasgos que describió Radcliffe Brown son peculiares de la sociedad nayar. Sin embargo,
estos rasgos se hallan entre pueblos de la misma área que los nayar, aunque no sean pueblos
matrilineales. Es más, los mismos nayar no son siempre matrilineales, pero claro, nos dice
Leach nadie le haría objeciones al maestro. ¿Y qué ocurría? Cuando los hechos empíricos
contradecían el modelo, pues está solventada con infinidad de subtipos y tipos taxonómicos.

Leach va a invocar como una necesidad una saludable falta de respeto a las categorías de la
ortodoxia establecida, y que el antropólogo se aproxime a sus propios datos con los prejuicios
de una computadora y no con los prejuicios de sus antepasados. Nos dice que nada sabemos
de antemano, pues inspeccionemos los hechos en observación para ver en qué modo los
elementos están agrupados en pautas. Una vez investigado el problema, vamos a crear una
taxonomía. Pero una taxonomía que esté hecha puramente ad hoc, que sea operativa para una
situación particular, para una ocasión concreta. Y que tengamos en cuenta que no va a ser una
revelación definitiva y única de una verdad fundamental.

Por tanto, su crítica es al enfoque tradicional de la antropología que ha obviados la


complejidad de los detalles culturales, y que en sus procedimientos taxonómicos se ha
comportado como una navaja de Occam: en igualdad de condiciones, la explicación más
sencilla pues suele ser la más probable.

Esto es lo que han hecho los procedimientos taxonómicos tradicionales, reducir la diversidad
de variables a examinar y no se han comparado los sistemas culturales como todos enteros,
solamente sea atendido a los sistemas sociales. Para el autor, la llegada de las computadoras
viene a demostrar que el análisis directo es posible, incluso cuando la organización de los
diferentes factores sea altamente compleja. Y esto debería significar que el antropólogo puede
volver a ser competente para manejar los hechos culturales sin tener que pasarlos por un
proceso de criba analítica, que es lo que para él han estado haciendo las taxonomías
tradicionales.

Beato González y Villarino Ulloa, “La capacidad mental del negro”


Comienza con un prólogo, por decirlo de alguna manera, indescriptible, clasificando este
estudio como faro luminoso y considera que supone el hallazgo de evidencias bien
establecidas y a los autores como cruzados del saber y de la cultura, vinculados al hombre
hispánico, el cual ha sabido blanquear un continente, para redimir las razas más primitivas
surfeando en el alma infantil del negro…

El texto marca un esquema que define paso a paso su trabajo:

o En primer lugar, que la materia prima que más interesa en los territorios coloniales es
el hombre
o Por tanto, hay que averiguar qué es capaz de hacer este hombre negro de grandes
pero inexpresivos ojos
o Qué sabemos de la antropología de este tipo de individuo humano
o Una vez conocidas y contestadas esta respuesta, qué trabajo es capaz de desarrollar
este hombre negro
o Para solucionar estas cuestiones si se quiere colonizar racionalmente los territorios
coloniales.
o Cuestionando sim, además de la colonización material, es posible llevar a cabo pues
una colonización espiritual

Los dos autores van a comenzar hablando de su falta de preparación como antropólogos, y se
van a justificar y fundamentar en su formación científica como médicos, verdadero motivo de
su presencia en África al servicio en el servicio sanitario colonial.

Esta lectura nos dice que cualquiera que eche un vistazo sobre el lomo selvático de África a se
dará cuenta del peso que tiene vivir en este violento mar de patologías y de enfermedades, y el
peso que va a tener toda esta influencia del medio y del ambiente sobre la psique. De modo
que un año natural vivido por el negro, tiene una importancia equivalente de muchos años en
el curso rápido y prematuro de su involución somática.

Para los autores, esto queda perfectamente probado en el estudio que han realizado también
en otras temáticas publicadas, como La constitución somática del niño negro o el texto
Despoblación indígena.

Tratan de demostrar cómo el peso de estas patologías exóticas repercute psíquicamente en


esta humanidad africana, que el estado latente de toda esta enfermedad es lo que hace en
definitiva que el indígena negro vaya vegetando por la vida y que esta condición, a la larga,
puede conducir a la destrucción de la raza. No quieren decir con ello que toda la inferioridad
de las cualidades psíquicas del negro sea debido a estas patologías, y que lo primero que hay
que hacer es aclarar si en efecto todas sus cualidades como se sospecha y cómo quieren
probar, son inferiores.

Siendo el negro la columna vertebral de la colonización africana, hay que cuidarlo porque sin él
no sería posible la explotación de este continente salvaje y preñado de riquezas. Es obvio que
no pueden no se puede prescindir del negro, y que por medio de la labor sanitaria, que es la
razón por la que ellos están allí, hay que conseguir mejorarlos para poder conseguir futuros
granjeros lo más sanos y fuertes posible.

El estudio se va a limitar a analizar dos componentes: la memoria y la capacidad intelectual.


La intención es medir lo que para ellos es la cualidad más específica del hombre, la
inteligencia. Las demás cualidades psíquicas, como el tono del afectivo, los valores estéticos o
religiosos, los actos de voluntad, etc… son de estudio más complicado más difícil porque
requieren una más íntima convivencia con el indígena que además de por sí es desconfiado y
cerrado a su propio pensamiento. En conclusión: no toda la inferioridad intelectual se va a
deber a estas taras patológicas. Estiman que gran parte de ella es consecuencia de un
fenómeno natural, aunque creen que una sanidad bien llevada pues podría servir para mejorar
la raza.

La elección del niño negro como objeto de estudio es porque ellos parten del hecho que
consideran claro y probado para todo observador de que el niño negro es proporcionalmente
más inteligente que el adulto, puesto que el niño negro, a medida que va creciendo, va
perdiendo capacidad en la misma medida que va aumentando la edad.

Quieren saber exactamente a qué edad cronológica corresponde la mayor capacidad mental
del negro, a qué retraso lleva esa capacidad con relación a la del europeo y a qué edad
comienza la involución psíquica y qué relación guarda con la involución somática.

Con estas 3 premisas podían conocer, dicen, su capacidad intelectual. Una vez conocida la
máxima capacidad del negro, ver qué posibilidades tienen para poder aprender y retener
materias que para el escolar blanco no supone ningún problema, y determinar de paso cuál
debe ser el porvenir de la escuela en África o si vale la pena montar la enseñanza allí.

Los autores afirman que su trabajo aclara de manera que no deja lugar a dudas, que la
orientación de la enseñanza en la colonia de Guinea está planteada de manera errónea:

1. Porque su estudio que la capacidad del negro nunca llega a adquirir el desarrollo
suficiente para la comprensión de conceptos abstractos que rigen la convivencia del
europeo medio
2. Para la colonia y para España pues sería mejor dar a la enseñanza una orientación más
objetiva, enseñando al hombre de color aquello que es capaz de comprender y no
todo lo demás
3. La mejor manera de sacar utilidad de sus servicios y además que ellos estén contentos
con lo que están realizando, contentos con el fruto de su propio trabajo, es orientarlo
hacia trabajos de tipo imitativo
4. Propone crear una escuela de trabajo y orientar mejor la organización del Instituto
colonial indígena de artes y oficios, y nos dicen aquí que nosotros hemos querido
solamente demostrar lo que ya estaba en el ánimo de todo colonial: la limitada
capacidad mental del negro
En cuanto a su metodología, nos cuentan las dificultades que tuvieron para obtener materiales
y que fueron vencidas gracias a las facilidades que le han dado en las diferentes escuelas para
la realización del trabajo, y que también se encontraron con serias dificultades técnicas, ya que
por debajo de los 7 u 8 años, los niños no hablaban suficientemente bien el español como para
comprender los test. Sin embargo, esto no les dio la pista sobre sobre el hecho de estar
aplicando mal las categorías, y en algunos casos nos cuentan que incluso habían tenido que
recurrir al pich-english o al bubi para hacerse entender.

Los test iban marcados con los nombres de niños que los realizaba para ellos, con la intención
de borrar cualquier valoración subjetiva. También nos cuentan además como parte de su
metodología científica y como parte del afán por intentar que han seguido métodos científicos,
que a veces por un mismo test fue realizado por error dos veces a una misma persona y que las
dos veces se habían obtenido puntuaciones idénticas.

Para ellos, esto viene a probar pues no solo la objetividad de la valoración, sino también la
falta de retentiva y atención que caracteriza al negro, y afirman que tal vez se puede calificar
de absurdo emplear test europeos para averiguar la capacidad mental del negro. Ellos se
defienden diciendo que estos test han conseguido tal escala de percepción en España, que es
lo mínimo que se le puede exigir a un muchacho para poner a prueba su inteligencia.

Que es la única fuente de error posibles es el uso de palabras que definan cosas a las que el
indígena no estuviera habituado, y que esto pues ellos lo han solventado sustituyéndolas por
otras que sea más adecuadas, por ejemplo, sustituir paraguas por hoja de plátano.

Las pruebas se realizaron a cada niño duraban entre 45 y 70 minutos, dice el estudio, a veces
poniendo a prueba la paciencia de los investigadores. Y cuando le fallaba la paciencia, esto
daba al traste con la investigación, pues al menor grito los muchachos se cerraban sobre sí
mismos.

Los autores fundamentan la sistematicidad y la cientificidad de su método citando autores


como Goodenough, Anderson o Boring. Su método, nos cuentan, se ha basado en el método
de ellos y, en este caso de este estudio, tiene todavía más mérito por haber sido los primeros
en aplicar estos métodos a los morenos.

Otras cualidades psicológicas como la emoción, los sentimientos, etc. no han sido estudiados a
fondo porque requieren una mayor preparación y requieren de test más específicos, además
de una convivencia prolongada tal y como ha seguido Malinowski. Nos siguen hablando que se
acercan más al análisis de la inteligencia porque es la función más universal y la que menos se
presta a tonalidades de tipo localista. Cualitativamente, la inteligencia no varía con las
latitudes y las razas, pero no ocurre así cuantitativamente, como pretendidamente vienen a
demostrar con este estudio

En las conclusiones, desglosan cada test aplicado y sus resultados, pero como podéis imaginar
por el tono que sigue todo el estudio, en todos los test los niños negros van a dar infinitamente
peores resultados que los niños blancos. Funciones tales como si bien un niño es un organismo
por desarrollar, nos dicen que las manifestaciones de la conducta del hombre de color ya han
sido determinadas en épocas pretéritas y se encuentran fijadas por la tradición.

El texto además continúa detallando las excepciones a estos test, jóvenes que han destacado
en la realización tanto para hacerlos bien como por hacerlo mal, y nos cuentan por ejemplo
estas excepciones (nos dicen) reconocen los colores amarillo rojo y azul, a duras penas
conocen los días de la semana y los nombres de los meses… y de estas carencias o
desconocimientos ellos van a extraer conclusiones que consideran como inferioridad absoluta.

Los considerados como intelectuales de la raza de color, proceden en su mayoría de colonias


británicas como Sierra Leona, y son normalmente empleados por los blancos en puestos de
oficina o con alguna responsabilidad, aunque sus fichas difieren poco de la de los demás, en
contra de la opinión general.

En cuanto al sexo femenino son tajantes: no hay ventaja alguna con la edad. El texto analiza las
fichas entregadas por las maestras de la escuela de niñas, y en particular, en dos enfermeras
indígenas que acababan de regresar de ayudar en la cruzada española. Las definen como un
caso poco frecuente por su aptitud para el estudio y por hablar correctamente español e
inglés.

También estudiaron mulatos de ambos sexos, sin que lograsen mejores resultados que en los
de la raza de color puro, a pesar de que alguno convivía con el padre de raza blanca . Los test se
realizaron en su mayoría a la tribu bubi, con una muestra de 273 varones, entre los 7 y 20
años, y 146 mujeres de la misma edad.

También se realizaron test de memoria con pruebas específicas, que se modificaron


empleando objetos y frases que les resultaban mas familiares al negro. Los test se realizaron
en las escuelas, reuniendo a todos los niños que sabían escribir e incluso aquellos en los que la
escritura no era demasiado clara pero suficiente para entenderlos. El número de niños blancos
que realizaron las pruebas era muy pequeño como para permitir comparaciones, aunque los
autores concluyen la indudable superioridad del niño blanco. Afirman también que el estudio
de la fantasía prueba que el negro es puramente imitativo, vulgar, inestable e intuitivo: en el
negro, lo fundamental es la imitación, pero nunca la elaboración independiente ni el
perfeccionamiento. La memoria acústica si aparece grande en el negro, etc… toda la casuística
refleja la inferioridad del negro frente al blanco.

También afirman que en las escuelas dirigidas por maestros blancos, el aprovechamiento de
los niños negros parece ser superior a los de las escuelas regentadas por maestros de color.
Concluyen con ello la poca efectividad de la enseñanza tal como se viene desarrollando, y que
sería de mayor eficiencia para el hombre de color todo lo que esté basado en la imitación,
apartándolo de cuanto presente elaboración, imaginación, et…

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