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ORÍGENES
L. James Gibson
Título del original: Origins, Pacific Press Publishing Association, Nampa, ID, E.U.A., 2012.
ISBN 978-987-567-972-6
Gibson, L. James
Orígenes / L. James Gibson / Dirigido por Rolando Itín / Ilustrado por Lars Justinen – 1ª ed. - Florida:
Asociación Casa Editora Sudamericana, 2012.
ISBN 978-987-567-972-6
1. Creacionismo. 2. Fe. I. Rolando A. Itín, dir. II. Justinen, Lars, ilus. III. Rolando A. Itín, Trad., IV. Título.
CDD 231.765
Se terminó de imprimir el 20 de septiembre de 2012 en talleres propios (Av. San Martín 4555,
B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).
Introducción .............................................................................................. 4
L
os primeros tres capítulos del Génesis proporcionan el contexto
en el cual el resto de las Escrituras encuentran significado. Estos
capítulos nos muestran la identidad del único Dios verdadero, el
origen de nuestro mundo y de las diversas especies con las cuales com-
partimos el planeta. Revelan los privilegios y las responsabilidades con
las que fuimos creados, el significado de nuestra existencia, y cómo el
pecado y la muerte entraron en nuestro mundo. Exponen la batalla que
existe entre el bien y el mal, y proporcionan los primeros indicios del
plan de Dios de derrotar al maligno y de restaurarnos para él. Estos
tres capítulos del texto sagrado son vitales para nuestra comprensión
de Dios, de nosotros mismos y de nuestro mundo.
Uno de los propósitos de este libro es animar al lector a repasar la en-
señanza bíblica acerca de los orígenes con todo cuidado. Aun cuando se lea
superficialmente, Génesis 1 al 3 es una historia fascinante de la Crea-
ción y la Caída. Aquí encontramos temas importantes: la creación de
un mundo sin defectos, sin violencia ni muerte; la creación, por manda-
tos verbales (fiat) en seis días; la creación especial de los seres humanos
a la imagen de Dios. Estos son hechos básicos de la enseñanza bíblica, y
negar su importancia expone al lector a un peligro espiritual. Pero, es-
tos capítulos contienen mucho más.
Un segundo propósito es mostrar cómo la doctrina de la Creación afecta
todos los aspectos de nuestro concepto cristiano de la vida. En la historia de
la Creación, encontramos el significado del matrimonio y de la familia,
de la responsabilidad y del trabajo, y del descanso del sábado. En la
historia de la Caída descubrimos cómo nosotros y nuestro mundo lle-
gamos a estar separados de Dios; una condición que ha traído sufri-
mientos y muerte, pero también la promesa de que la serpiente –la ori-
ginadora del mal– finalmente sería aplastada. Lo que Génesis 3 nos
manifiesta acerca de la Caída es lo que nos permite comprender nues-
tra necesidad de un Salvador y la razón de nuestra dependencia de la
gracia de Dios. La historia del evangelio está cimentada en los eventos
Referencias
1Apocalipsis 14:6-12; ver, también, Elena de White, El evangelismo (Buenos Aires:
Asoc. Casa Editora Sudamericana, 1978), p. 431.
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Dios y el Universo
“E
n el principio creó Dios...” Estas, las primeras palabras en la
Biblia, declaran que Dios estuvo presente al comienzo de la
creación. Dios mismo no tiene un principio: él es eterno.
Aunque luchamos para comprender lo que eso significa, la conclusión
es ineludible (ver Romanos 1:20). Retrocediendo en la historia, encon-
tramos un encadenamiento de causas y efectos, hasta que alcanzamos
el principio de todo. En ese punto, no hay causas físicas: si no existe un
universo, entonces no hay nada físico que pudiera ser la causa primera.
Debemos postular, entonces, que al principio de la existencia había una
causa eterna, no “causada”. Esa causa es Dios. 1
Alguien podría alegar que el universo es eterno y por ello no necesi-
ta de una causa; con lo que no tenemos necesidad de postular un Crea-
dor. Pero, el universo no puede ser eterno. 2 Si fuera eterno, todo lo que
hay en él que pudiera descomponerse se habría descompuesto por de-
bajo del nivel de los átomos individuales, alcanzando el máximo des-
orden (la “muerte térmica”). Y la vida no podría subsistir en un univer-
so en ese estado. Pero, el universo tiene un alto grado de orden y mues-
tra evidencias de poseer un principio. De este modo, razonablemente
no se puede pretender que el universo sea eterno. En su lugar, debemos
concluir que hubo un principio, y que Dios existió antes de que el universo
llegara a ser. Dios estaba al principio. Esta conclusión se mantiene sin
tomar en cuenta cuándo el universo fue creado.
Dios creó
Bará, la palabra hebrea traducida como “creó”, se usa solo para las
acciones realizadas por Dios; aunque no siempre en el sentido de una
Conclusiones
Génesis 1:1 es una de las declaraciones más profundas de la Escritu-
ra. Identifica a Dios como el Creador de todo, implicando su existencia
eterna (preexistencia), su omnipotencia y su sabiduría creativa. Explica
el orden y el propósito que se observan tan claramente en el universo.
Confirma nuestra intuición de que hay una razón para nuestra existen-
cia. Y nos recuerda que nuestro alcance científico es limitado. Es el fun-
damento sobre el cual edificamos nuestro concepto de la realidad y
nuestro lugar en el universo.
C
uando recién fue creada, la Tierra no era adecuada para la vida.
Estaba “desordenada y vacía” (tohu wa bohu), oscura y cubierta
con agua (Génesis 1:2). 1 No se nos dice cuánto tiempo perma-
neció en esa condición; algunos lectores creen que fueron solo unos
momentos, mientras otros consideran un tiempo largo. Tampoco se nos
dice por qué Dios no habló para que la Tierra existiera completamente
formada, sino que eligió, en cambio, usar seis días para prepararla y
adecuarla para la vida. Tal vez, intencionalmente Dios trabajó y des-
cansó como un ejemplo, un modelo, para los seres humanos, a quienes
planificaba poner a cargo de la tierra.
La idea de transformar un planeta sin vida de modo que pudiera
sostener la vida, un concepto llamado terraformación, ha sido un tema
de ciencia ficción durante décadas. Incluso la NASA ha estado intere-
sada en la posibilidad de preparar Marte a fin de que fuera habitación
humana. La preocupación mayor es la de proveer de una atmósfera
adecuada, el calor necesario y el agua. Mucho antes de que los huma-
nos alguna vez pensaran en la terraformación, Dios preparó nuestra
Tierra para la vida, mediante una serie de actos creativos.
El primer indicio de transformación sucede cuando el texto mencio-
na que el espíritu de Dios “se movía” o “aleteaba” (BJ) (rajáf) sobre las
aguas. Este “aletear” se puede comparar con el revoloteo de un águila
sobre su nido, mientras cuida de sus pichones (ver Deuteronomio
32:11). La presencia del Espíritu de Dios es una indicación de que El
Señor está listo para actuar. La Creación no ocurre sin la presencia de
Dios.
Conclusiones
Aunque nuestra atención es atraída a los eventos de la semana de la
Creación, no debemos pasar por alto lo que la Creación misma dice
acerca de Dios. Él es el Creador soberano. A su palabra, el mundo físico
es transformado como él quiere. No hay demoras, ni conflictos ni resis-
tencia. Él crea en forma deliberada, con propósito, y por medio de una
secuencia organizada de mandatos. La obra de sus manos es buena, sin
fallas y completamente funcional. Los eventos de los primeros tres días
de la semana de la Creación revelan la sabiduría y el poder de Dios, al
transformar el mundo oscuro y húmedo en un mundo organizado y lis-
to para ser habitado por criaturas vivientes. El diseño es evidente en
todo lo que hace, incluyendo la formación del ambiente físico en prepa-
ración para la vida.
Look at the Hebrew (raqiá)”. Andrews University Seminary Studies 49/1 (2011), pp. 125-
147- La idea de un domo celestial sobre una tierra plana puede rastrearse a los autores
del siglo XIX, que estaban disputando la confiabilidad de la Biblia.
7Denton, M. J. Nature’s Destiny: How the Laws of Biology Reveal Purpose in the Universe
(Nueva York: The Free Press, 1998), p. 78.
8 Génesis 3:17; 4:11,12. Generalmente, los hebreos no consideraban que las plantas es-
tuvieran vivas, porque no tienen aliento ni sangre.
9Lennox, J. C. Seven Days that Divide the World (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2011), p.
70.
10 Ver Collins (2006), pp. 260-265.
11 Turner, L. Back to the Present (Grantham, Inglaterra: Autumn House, 2004), pp. 18, 21.
M
uchos eruditos notaron un esquema en la secuencia de los
eventos de la Creación. Los primeros tres días se dedicaron a
formar el mundo, y los segundos tres días a llenarlo. 1 Más to-
davía, hay un paralelismo en la secuencia de los temas. El primero y el
cuarto días se refieren a la luz; el segundo y el quinto días tratan con el
cielo y los mares; y el tercero y el sexto días se concentraron en la tierra.
Este esquema puede reflejar las palabras de Génesis 1:2, por las cuales
la tierra se describe como “desordenada y vacía”. Sin embargo, el es-
quema en la secuencia no es una estructura rígida a la cual los eventos
de la creación debieron seguir, sino más bien reflejan una secuencia
creadora que formó un esquema. Que el esquema no es rígido se ilustra
con el hecho de que el cielo fue formado en el día segundo, pero el sol y
la luna son mencionados en el día cuarto. También, los mares fueron
formados en el día tercero, pero llenados en el día quinto. No obstante,
podemos ver un esquema, un proyecto; y las excepciones al esquema
son una evidencia de que el esquema es real, y no fabricado.
Conclusiones
Durante los días cuarto a sexto de esa primera semana, Dios comple-
tó su creación al establecer el sol y la luna como señales de ciclos de
tiempo y estaciones, y al formar las muchas diferentes clases de seres
vivientes con los cuales llenó el mar, el aire y la tierra. El diseño es evi-
dente en cada una de las características de la creación. Los días de la
Creación fueron días literales, y constituyeron una semana literal de la
misma magnitud de las semanas que experimentamos hoy. La creación
original fue buena, ya que funcionaba de acuerdo con el plan de Dios;
era completa y estaba libre de violencia, sufrimiento y muerte. 22 Dios
acabó su obra de crear en el séptimo día, y puso aparte el sábado como
un recordativo continuo de lo que él había obrado en la Creación (Éxo-
do 20:8-11).
Referencias
1 Notado por muchos autores; por ejemplo, Davidson, R. M. “The biblical account of or-
igins”. Journal of the Adventist Theological Society 14/1(2003), pp. 4-43; Doukhan, J. B.
“The Genesis Creation Story: Text, Issues, and Truth”. Origins 55(2004), pp. 12-33;
Turner, L. Back to the Present (Grantham, Inglaterra: Autumn House, 2004), pp. 12-14.
2 Davidson, R. M. “La luz del primer día de la creación”. Diálogo Universitario
Theological Society 15/1(2005), pp. 71-92 para un repaso breve; Kidner, D. Genesis. An In-
troduction and Commentary (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1967), pp. 54-58; Col-
lins (2006), pp. 122-129.
19 J. H. Walton concede esto en The Lost World of Genesis One (Downers Grove, IL: Inter-
Varsity Press, 2009), p. 91; y por J. H. Sailhammer, Genesis Unbound, Sisters, OR:
Multnomah Books, (1996), p. 95.
20 Ver el análisis en el capítulo 2 de este libro.
21“Dios no se valió de materia preexistente”. Elena de White, en Joyas de los testimonios
(Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1975), tomo 3, p. 258.
22 Ver los capítulos 6 y 7 de este libro, para un mayor análisis acerca de la muerte.
La Creación a través de
la Biblia
G
énesis 1 al 3 es el fundamento del mensaje bíblico de salvación,
y el eco de estos capítulos forman un tema central a través de
todas las Escrituras. Brevemente repasaremos algunos de los
textos bíblicos que se refieren a la semana de la Creación. 1
La Creación es un tema importante en los escritos de Moisés, aun
aparte de Génesis 1 al 3. La imagen de Dios que poseen los seres hu-
manos se menciona tres veces en el Génesis. 2 Las bendiciones y las
maldiciones de Génesis 1 al 3 también tienen su eco en otras partes del
Pentateuco. La bendición de la fertilidad, en la forma del mandato de
“fructificad y multiplicaos”, fue dada en primer término a las criaturas
del mar y del aire, y luego a Adán y a Eva. Esta bendición se repitió a
Noé y a sus hijos, cuando salieron del arca (Génesis 9:1). Y bendiciones
similares se le dieron a Abraham, a Isaac y a Jacob. 3 Vemos la maldi-
ción sobre el suelo nuevamente, cuando Caín mató a su hermano (Gé-
nesis 4:11, 12); y se repitió como un eco en el nombre dado a Noé. 4
Los Diez Mandamientos contienen una alusión dramática a la sema-
na de la Creación. La razón para “guardar” el sábado en el séptimo día
está basada en la obra creadora de Dios. Así como él creó en seis días y
descansó en el séptimo, la humanidad ha de trabajar seis días y descan-
sar en el séptimo (Éxodo 20:8-11). Dios mismo atestiguó respecto de la
semana de la Creación cuando pronunció el cuarto Mandamiento (jun-
to con los otros nueve) desde el Monte Sinaí; y luego lo escribió dos
veces sobre piedra con su propio dedo (Éxodo 31:12-18; 34:28).
Cuando Moisés repitió los Diez Mandamientos en su discurso de
despedida, dio otra razón para la observancia del sábado: lo vinculó
del mar (Salmo 95:5; 104:5-9) el tercer día de la creación. Creó el sol, y
también el verano y el invierno (Salmo 74:16,17); y designó la luna y las
estrellas para que gobernaran la noche (Salmo 8:3; cf. 104:19; 136:7-9),
un recordatorio del día 4 de la Creación. Dios dio a los seres humanos
el dominio sobre las otras criaturas (Salmo 8:6), un eco del sexto día de
la creación. Y un salmista nos recuerda el vínculo entre la Creación y el
sábado, al citar las palabras de Éxodo 20:11: “El cual hizo los cielos y la
tierra, el mar y todo lo que en ellos hay” (Salmo 146:6).
Isaías habla del Dios “Creador de los cielos, y el que los despliega; el
que extiende la tierra y sus productos” (Isaías 42:5). Dios enuncia:
“Formo la luz y creo las tinieblas” (Isaías 45:7); y también: “Yo hice la
tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cie-
los, y a todo su ejército mandé” (Isaías 45:12). Dios “no la creó en
vano”, sino “para que fuese habitada” (Isaías 45:18). La idea de la Crea-
La Creación y la ciencia
La creación, por definición, es un evento causado de forma
sobrenatural. La ciencia, según su definición corriente, es naturalista. Se
debería esperar tensión entre las ideas que están basadas sobre presu-
posiciones tan profundamente diferentes. Felizmente, la mayoría de las
preguntas científicas son de naturaleza experimental, y no producen
conflicto entre la Creación y el naturalismo científico. La tensión entre
estos dos sistemas de creencias está restringida a cuestiones históricas,
tales como explicar el origen de una característica física específica y
estimar cuándo ocurrió un evento.
El conflicto surge cuando las presuposiciones que difieren producen
interpretaciones conflictivas. Por ejemplo, cada organismo viviente
tiene un código genético que especifica la forma y la función de ese
organismo. Curiosamente, los códigos genéticos de todos los organis-
mos vivientes, no importa cuán diferentes sean, son casi idénticos. Los
creacionistas consideran que este es el caso por el cual el código fue
diseñado con inteligencia, y es apropiado para todas las formas de vi-
da. Los científicos naturalistas, por otro lado, mencionan que se debe a
que todos los organismos evolucionaron a partir de un antepasado que
todos tienen en común.
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El conflicto se suscita cuando las observaciones parecen ser incon-
sistentes con las Escrituras. Por ejemplo, la datación de rocas con ra-
dioisótopos a menudo señala edades de centenares de millones de
años. Los creacionistas no tienen una explicación plenamente satisfac-
toria para las fechas consignadas por estas mediciones con radioisóto-
pos; pero otras evidencias señalan que la tierra existió por un tiempo
mucho más corto. 19
Hay también otros desafíos a la teoría creacionista para los cuales no
tenemos todavía respuestas satisfactorias. Los creacionistas han respon-
dido de diversas maneras. La respuesta que favorezco personalmente
es reconocer que, por definición, la creación sobrenatural yace fuera de los
límites de la ciencia naturalista. Dios tiene métodos de acción que no nos
son accesibles mediante la revelación ni el descubrimiento científico. La
Escritura contiene lo que Dios nos expresó por medio de sus acciones
en la historia. La ciencia nos ayuda a comprender cómo Dios gobierna
el mundo actualmente, y puede proporcionar indicios acerca del pasa-
do; pero debería ser interpretada a la luz de las Escrituras.
Cuando encontramos tensión, deberíamos actuar con responsabi-
lidad. 20 Primero, las declaraciones en conflicto deben examinarse cui-
dadosamente con las Escrituras. Algunas de estas declaraciones están
equivocadas. Segundo, debemos examinar la Escritura con cuidado, de
modo de comprobar lo que realmente dice acerca del punto en discu-
sión, y determinar las implicaciones de los diferentes conceptos. Terce-
ro, debemos reconocer la tensión donde existe. No sabemos todas las
cosas, y algunas veces tenemos que ejercer fe mientras esperamos más
información.
Adoptar una posición por causa de nuestra fe en las Escrituras es
consistente con la enseñanza cristiana. Pero, negar la tensión donde
realmente exista es ser irresponsables. Aunque no podemos responder
siempre a todas las preguntas, podemos esperar que el estudio conti-
nuado nos acerque a una comprensión de la Creación que armonice
con las Escrituras.
Conclusiones
La Creación es el contexto en el cual se brinda el mensaje de la Biblia. Es el
primer tema de Génesis, y el último del Apocalipsis. Los escritores bí-
blicos suponen la exactitud de la historia de la Creación en Génesis 1 y
2, y a menudo edifican sus enseñanzas sobre ella sin repetirla ni anali-
zarla en detalle. Los puntos principales de la historia de la Creación se
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repiten varias veces, y demandan una respuesta de quienes fueron
creados a imagen de Dios. No existe indicio en Génesis 1 para que no se
lo tome literalmente. Quienes niegan su naturaleza literal quedan con
el problema de explicar las muchas otras partes de la Escritura que se
refieren a ella como a una historia literal. En un sentido real, Génesis 1
al 3 es como un hilo de oro que une toda la historia bíblica en un todo
coherente. La historia de la Creación registrada en esos capítulos pro-
porciona la respuesta a nuestras preguntas más profundas, y es la base
de nuestra esperanza más intensa.
Referencias
1 Ver también Shea, W. M. “Creación”, en el Tratado de Teología adventista, G. W. Reid,
ed. general (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), pp. 473-516.
2 Génesis 1:26, 27; 5:1, 2; 9:6.
3 Génesis 12:1-3; 26:4; y 35:11, respectivamente.
4 Génesis 5:29. El nombre de Noé significa “Descanso”, y su familia anhelaba el descan-
trophe and Calvary: Why a Global Flood is Vital (Hagerstown, MD: Review and Herald®,
2000), pp. 69-78; Moskala, J. “A Fresh Look at Two Genesis Creation Accounts: Contra-
dictions?”, Andrews University Seminary Studies 49/1 (2011), pp. 45-65.
8 No identificado con certeza, pero a menudo considerado el hipopótamo, que ahora
co.
12 Proverbios 8:27 al 29 también se refiere a los eventos de los días segundo y tercero de
la Creación.
13 Respectivamente, Juan 2:6-11; 2:19; 3:3; 4:10; 4:50; 5:1-9; 9:1-7; 6:1-14; 6:15-21; 6:35, 51;
y Juan 11.
14 Este problema es virtualmente intratable para la teoría evolucionista. Ver Southgate,
C. The Groaning of Creation: God, Evolution and the Problem of Evil (Louisville, KY: West-
minster John Knox Press, 2008).
15 La opinión está dividida sobre si se trató de Pablo o alguien cercano a él.
16 Citando Salmo 102:25 al 27.
ald ®, 1998), capítulos 12 al 15. Ver Brand, L. Faith, Reason, and Earth’s History. 2ª ed.
(Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2009).
20 Ver Brand, L. Faith, Reason, and Earth’s History. 2ª ed. (Berrien Springs, MI: Andrews
El hombre moral
L
os seres humanos somos singulares. Mientras los animales a
menudo nos sorprenden por lo que pueden hacer, solo los
humanos tenemos un lenguaje complejo, podemos pensar en
abstracto y tenemos libre albedrío. Sin embargo, la diferencia más im-
portante entre la humanidad y los animales es que solo los humanos
podemos adorar al Creador. La gente ha sugerido varias razones -que
varían desde el azar hasta el propósito divino- en cuanto a la singulari-
dad que caracteriza a los humanos. Esto es un tema importante, porque
la forma en que nos vemos a nosotros mismos afecta la manera en que
nos conducimos; y esto afecta nuestro bienestar, tanto individualmente
como en cuanto sociedades.
El concepto bíblico de la naturaleza humana difiere radicalmente de
conceptos basados en el naturalismo de la teoría evolucionista y las re-
ligiones panteístas. La historia de la creación de Adán y de Eva en Gé-
nesis 1 y 2 está plena de propósito, y esto brinda a nuestras vidas una
riqueza de significado que no es inherente a los otros conceptos. Nos
proporciona información vital para comprender nuestro lugar en el
universo.
La historia de la Creación nos dice que Dios concibió a los humanos
intencionalmente. 1 No existimos por la suerte o por un accidente. La
forma en que Dios creó a los seres humanos revela el valor que él con-
sidera que tenemos: él creó a Adán y a Eva personal e individualmente,
primero a Adán y luego a Eva; formó a Adán del polvo de la tierra, y
luego “construyó” a Eva a partir de una de las costillas de Adán (Géne-
sis 2:7, 21, 22). Una personalidad individual es un aspecto importante
de la naturaleza humana.
Dios formó a los seres humanos a su propia imagen, lo que significa
otro indicador de su consideración hacia nosotros. Luego, les otorgó el
La Creación y la moralidad
La Creación proporciona la base para la moralidad. Como seres
creados, somos responsables ante nuestro Creador. Él ha provisto las
reglas de la conducta moral. Otorgó a Adán el dominio sobre las otras
criaturas con la instrucción de “sojuzgar” (kabásh), o gobernar, la Tierra.
Dios también asignó a Adán que “labrara” 14 el huerto y lo “guardara”.
15 Esto implica responsabilidad y rendición de cuentas que, combina-
La moralidad y el Creador
Muchas personas han propuesto la idea de que el evolucionismo, y
no el creacionismo, proporciona la verdadera historia de los orígenes.
Pero, esa evolución tuvo éxito porque Dios guiaba el proceso; no suce-
dió por azar. Las teorías de los orígenes que incluyen esta idea básica
son ampliamente conocidas como “la creación evolucionista, o la evo-
lución teísta”. Algunas teorías de creación evolucionista proponen que
Dios creó gradualmente, a lo largo de períodos larguísimos, al guiar la
forma en que los organismos se reproducen, luchan por la existencia y
mueren. Estas teorías no consideran la muerte como el resultado del
pecado; en vez de ello, es el medio que el Creador eligió para traer a la
existencia a las criaturas que él quiere. Sugieren que la muerte y el su-
frimiento siempre fueron parte de la naturaleza, y que la conducta hu-
mana no tiene relación con el mal natural.
Sin embargo, cualquier teoría que hace que Dios sea el arquitecto de
la evolución es incompatible con la vida y las enseñanzas de Jesús, así
como con el informe bíblico de la Creación. En primer lugar, tal teoría
implica que Dios tiene un carácter malvado. El proceso evolucionista, -
que se basa en la violencia, el sufrimiento y la muerte- es ampliamente
reconocido como malo, 23 de modo que acusar a Dios de guiar la evolu-
ción es acusarlo de ser malvado.
Segundo, tales teorías implican que Dios no era capaz de crear direc-
tamente lo que quería, sino que fue obligado a hacerlo en pasos gra-
duales. Esto hace de él un debilucho, de quien no podemos depender
para ayudarnos en respuesta a las oraciones, ni para resucitar a los
muertos.
Tercero, la creación evolucionista implica que Dios nos exige una
norma moral más elevada de la que él mismo práctica. El dios de la
teoría evolucionista usa al fuerte para eliminar al débil, mientras que el
Dios de la Biblia espera que los humanos nutran a los débiles, y los
condena por oprimir a los que tienen desventajas. El dios del evolucio-
nismo es inmoral, según la norma de moralidad demostrada por la vi-
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da y las enseñanzas de Jesús, y nadie quedaría satisfecho con un código
moral basado en el carácter de tal dios.
En resumen, el dios de la teoría evolucionista no tiene las cualidades
del Dios de la Biblia: la omnipotencia, la omnisciencia, la bondad y el
amor. En contraste, Jesús demostró estas cualidades; incluyendo el po-
der de controlar la naturaleza, como lo evidenció cuando calmó la tor-
menta sobre el mar de Galilea (Marcos 4:35-40) y multiplicó los cinco
panes y los dos peces (Mateo 14:13-21). Jesús manifestó un carácter mo-
ral elevado, e identificó el mal como producto del maligno. 24 La teoría
de que Dios se valió de procesos evolucionistas para crear debe ser re-
chazada sobre una base moral, entre otras razones. Porque el malvado
mecanismo, impelido por la muerte, propugnado por el evolucionismo
es incompatible con el Dios de la Biblia, abnegado y dador de vida.
Conclusiones
Adán y Eva fueron creados individualmente, en el sexto día de la se-
mana de la Creación. Fueron dotados con características que reflejan,
de un modo limitado, algunas de las características del Creador. Se les
otorgó el dominio sobre las demás criaturas, una relación sagrada entre
ellos, un tiempo especial para la comunión con el Creador y la tarea de
administrar el Jardín.
Los humanos son seres integrales, u holísticos, y sus almas consisten
en la combinación del aliento de vida dado por Dios y el cuerpo mate-
rial. Todos los humanos son descendientes de Adán y de Eva; todos
llevan la imagen de Dios; y todos son dignos de respeto y bondad.
Dios nos creó con libre albedrío y nos dio responsabilidad, lo que
significa que somos seres morales y responsables frente a nuestro
Creador por la manera en que respondemos a él, por la manera en que
nos tratamos unos a otros y por la forma en que tratamos con el resto
de la creación. La vida y las enseñanzas de Jesucristo, junto con las en-
señanzas de los profetas divinamente inspirados, proporcionan la única
base para un código moral estable y satisfactorio.
Referencias
1 Esto está implícito en la declaración “Hagamos al hombre [...]” (Génesis 1:26).
2 Jesús afirmó esto en Mateo 10:29 al 31; y Lucas 12:6 y 7.
3 En hebreo, tselem, refiriéndose al parecido exterior (Génesis 1:26).
4 En hebreo, demúth, refiriéndose al parecido interior (R. M. Davidson, comunicación
(1968), pp. 53-103; Feinberg, C. L. “The Image of God”, Bibliotheca Sacra 129 (1972), pp.
235-245; Moreland, J. P., The Recalcitrant Imago Dei (Londres: SCM Press, 2009).
6 Ver el capítulo 9 de este libro, para un mayor análisis sobre el matrimonio.
7 Ver el capítulo 10 de este libro.
8 Ver el capítulo 11 de este libro.
9 Agustín, City of God; Aquino, Summa Theologica;
http://michaelbrennen.com(wordpress/wp-content/uploads/2008/10/
augustine_aquinas.pdf descargado de la Web, el 12 de diciembre de 2011.
10 En hebreo, neishemáh, “aliento”. En Génesis 6:17 y en algunos otros textos, se usa la
Press, 2000); citado en M. Ridley, Evolution, Malden, MA: Blackwell Science, Ltd. (2004),
p. 365.
14 En hebreo, abád, “servir”, “labrar”.
15 En hebreo, shamár, “guardar”, “observar”, “cuidar”, como en “guardar el pacto” (Gé-
nesis. 17:9).
16 Cf. Miqueas 6:8; Levítico 19:18.
17 Sobre la creación y el matrimonio, ver también el capítulo 9 de este libro.
18 Ver Ethics, de Aristóteles.
19 David Hume, An Enquiry Concerning the Principles of Morals (1751).
20 Emanuel Kant, Metaphysics of Morals (1797).
21 Ver “Utilitarianismo”, en Wikipedia o en otra enciclopedia.
22 Ver “Tyranny of the Majority”, en Wikipedia.
23 Ver T. H. Huxley, Evolution and Ethics, (1893).
24 Mateo 13:24-30; 13:36-43; 17:18-21; Marcos 1:23-27; Lucas 8:26-39; 13:16; Juan 8:44.
La pérdida
de la inocencia
P
arece irónico que tantas personas nieguen la existencia de un
diablo personal mientras, al mismo tiempo, el interés en lo ocul-
to y la adoración satánica parecen aumentar dramáticamente. La
Biblia revela que el diablo es real, inteligente y completamente dedica-
do a oponerse a los planes de Dios de salvar a los que confían en él.
Los esfuerzos de satanás por ocultarse comenzaron en el Jardín del
Edén y continúan hasta hoy. En algún momento del futuro no muy dis-
tante, él será desenmascarado, y muchos dirán con sorpresa: “¿Es este
aquel varón que hacía temblar la tierra?” (Isaías 14:16) En algún mo-
mento del futuro, Satanás será destruido, y el universo quedará limpio
(Isa. 28:18, 19). Pero, la brevedad del tiempo que le queda lo hace aún
más desesperado, y al tratar con sus estratagemas debemos ser sabios
(1 Pedro 5:8, 9; 2 Corintios 11:14,15). Con ese fin, es instructivo repasar
cómo él atrajo a nuestros primeros padres a su ruina.
Génesis 3 se abre con una declaración acerca de la serpiente (nájash),
que era más astuta (‘arum) que cualquiera de las otras bestias del cam-
po. Esta es una declaración curiosa, si se toma el término “animales”
como haciendo referencia a los reptiles ordinarios: las serpientes no pa-
recen ser especialmente inteligentes. El acertijo se aclara en otras partes
de la Escritura, donde se identifica claramente a satanás como la ser-
piente (Apocalipsis 20:2). 1 De esta manera, la serpiente representa a sa-
tanás, y no caben dudas de que Satanás es “más astuto” que cualquiera
de los animales. El siguiente versículo en Génesis 3 muestra cuán astu-
to era para captar la atención de Eva, que no estaba en guardia.
De benditos a malditos
Durante la semana de la Creación, Dios pronunció bendiciones so-
bre sus obras. La entrada del pecado, en cambio, trajo maldiciones. El
“suelo”, que fue maldito, incluyó más que solo los minerales del suelo;
también incluía las plantas; y Adán y Eva también sintieron los efectos
ellos mismos. Se maldijo a la serpiente más que al resto de los animales;
esto implica que la maldición se aplicó a un grupo más amplio, es de-
cir, no solamente a la serpiente. De hecho, parece que el mundo entero
fue afectado por las maldiciones (Romanos 8:20-22).
El pecado afectó a la creación entera, incluso a los seres humanos. La
imagen de Dios prácticamente fue eliminada, y nosotros, los humanos,
ya no tenemos la misma relación con el resto del mundo con la que
Dios nos dotara.
Un ejemplo de la supresión de la imagen de Dios en la humanidad
es el ejercicio del dominio. 4 A Adán se le había encargado el cuidado y
la atención del Jardín, y la administración de la tierra entera. Hoy ve-
© Recursos Escuela Sabática
mos que esta responsabilidad se ha abusado de muchas maneras. La
tierra cuenta con suficientes recursos para sostener la vida en forma in-
definida. Pero, los humanos han sido descuidados y derrochadores en
el uso de la tierra, explotando sus recursos con avaricia insostenible. La
armonía de la creación original ha sido reemplazada por relaciones an-
tagonistas, pestes abundantes y violentos depredadores. Las enferme-
dades virulentas invalidan a multitudes incontables de gente y de las
demás criaturas, y traen sufrimiento y muerte. Todas estas cosas son el
resultado del pecado, que ha dañado la forma en que los humanos ejer-
cen su dominio sobre el resto de la creación, distorsionando la imagen
de Dios que los humanos debían exhibir.
La moralidad humana es otro aspecto de la imagen de Dios que el pe-
cado ha diluido. Como lo ilustró Jesús en su vida, el servicio abnegado
a los demás es central para reflejar la imagen de Dios en los humanos.
Pero, esto no se ve muy a menudo hoy en día. En cambio, nuestras re-
laciones están dominadas por el interés propio. Los ricos y los pobres,
por igual, se aprovechan unos de otros, usando toda estrategia dispo-
nible a fin de usar coerción, falta de honestidad y engaño. La violencia
es algo común; los sistemas judiciales y políticos están corrompidos; las
prácticas comerciales son deshonestas; y el público tiene poca toleran-
cia por la verdad y la bondad. Los aspectos morales de la imagen de
Dios han llegado a estar tan corrompidos que muchos niegan que los
humanos alguna vez hayan sido creados a la imagen de Dios.
La sociabilidad es una tercera característica de la imagen de Dios que
muestra los efectos dañinos del pecado. El matrimonio debía ser una
gran bendición, el fundamento de familias felices y sociedades estables;
pero a menudo ha llegado a ser una maldición. Conflictos conyugales,
infidelidad matrimonial, niños no deseados y descuidados, y divorcios
ocasionales son casos demasiado frecuentes. No solo el matrimonio,
sino también han sufrido perjuicio todas las relaciones sociales. Los
humanos se separaron unos de otros por el tribalismo y el estatus so-
cial; y se separaron de Dios por la rebelión abierta. En muchas perso-
nas, la imagen de Dios apenas es discernible porque ha sido borrada
tan profundamente.
Una cuarta dimensión de la imagen de Dios que el pecado ha daña-
do es el ciclo de trabajo y descanso. Dios estableció un modelo de seis días
de labor y un día de descanso, y ha llamado a la humanidad a seguir su
ejemplo (Éxodo 20:8-11). 5 Pero, pocos lo hacen. La gente, generalmen-
te, sufre de fatiga debido a exceso de trabajo. Y la mayoría de los que
Conclusión
Dios creó a Adán y a Eva a su imagen, los colocó en un ambiente
privilegiado y les dio instrucciones sobre cómo preservar lo bueno de
la creación. A pesar de las ventajas que tuvieron, desconfiaron de Dios
y eligieron desobedecerlo. Eva fue engañada por Satanás; no obstante,
cuando comió del fruto prohibido, sabía que estaba desobedeciendo a
Dios. Adán no fue engañado; voluntariamente eligió desobedecer. Los
pecados de Adán y de Eva trajeron la influencia de Satanás sobre el
mundo. Y Satanás trajo la muerte, y casi eliminó la imagen de Dios en
los humanos. Pero, Cristo venció a Satanás en cada punto en el cual
Adán y Eva fracasaron, y ha provisto un camino para restaurar todo lo
que se perdió por causa del pecado.
El mal en la creación
D
urante la semana de la Creación, Dios pronunció bendiciones
sobre lo que había creado; y al final de la semana, dijo que todo
era “bueno en gran manera”. El cuadro era de un mundo sin
violencia depredadora, sufrimientos ni muerte. Pero, este no es el
mundo en el que vivimos hoy. La violencia, el dolor y el sufrimiento
son muy familiares para tantas personas, que encuentran difícil imagi-
nar un mundo sin ellos. El mal arroja una sombra sobre la naturaleza,
reduciendo nuestra capacidad de comprenderla correctamente. No
vemos claramente, sino “vemos por espejo, oscuramente” (1 Corintios
13:12). ¿Cómo ocurrió un cambio tan dramático?
Conclusión
Los pecados de Adán y de Eva produjeron modificaciones en cada
parte del mundo. Dieron acceso a Satanás al mundo, lo cual resultó en
miseria y sufrimiento incontables. La bendición que Dios pronunciara
sobre la creación original ha sido reeditada por las maldiciones sobre
los animales, las plantas y la tierra misma. La imagen de Dios, que la
humanidad llevaba, ha sido eliminada o distorsionada, y la mente hu-
mana ha sido oscurecida de modo que ya no percibe claramente la pre-
sencia de Dios en la Creación.
No obstante, Dios no nos ha dejado sin evidencias de su existencia y
su poder. Podemos ver estos atributos claramente en las cosas que ha
formado. Pero, existe un testimonio mejor y más claro acerca de su bon-
dad y amor: se observa en las vidas de quienes, siguiendo a Jesús, vi-
ven para servir a los demás. Jesús se denominó a sí mismo “la luz del
mundo” (Juan 8:12); y llamó a sus seguidores a ser lo mismo para los
demás (Mateo 5:14-16). Por sobre todo, esta es la luz que se necesita pa-
ra dispersar las tinieblas de las mentes de la humanidad.
Referencias
1 Ver el capítulo 12 de este libro.
2 White, E. G. de, Patriarcas y profetas (Mountain View, CA: Publicaciones Interamerica-
nas, 1955), p. 41; cf. Collins, C. J., Genesis 1-4. A Linguistic, Literary and Theological Com-
mentary (Pillipsburg, NJ: P&R Publishing, 2006), pp. 159,160.
3 En hebreo, masál. Notamos que esto es diferente del “gobernar” (hebreo rada) sobre
los animales en Génesis 1:26 al 28; ver Davidson, R. Flame of Yahveh: Sexuality in the Old
Testament (Peabody, MA: Hendrickson, 2007), capítulo 2.
4 Los biólogos opinan que las espinas se producen por cambios genéticos que alteran el
desarrollo que debería producir hojas. El pecado ha causado que plantas y animales
experimenten cambios en la genética de su desarrollo.
5 Génesis 2:5; hebreo síaj hassadéh, “Planta del campo”.
6 Génesis 2:5; hebreo ‘essed hassadéh, “Hierba del campo”.
7 Younker, R. W. “Genesis 2: A second creation account?” en J. T. Baldwin, ed., Creation,
Catastrophe, and Calvary (Hagerstown, MD: Review and Herald®, 2000), pp. 69-78.
8 White. “La incapacidad del hombre para interpretar la naturaleza”, Testimonios para la
iglesia (Miami, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2004), tomo 8, p. 268; cf.
Romanos 1:21-23.
9 Por ejemplo, ver Behe, M. J., Dariwin’s Black Box (Nueva York: Free Press, 1996); Mey-
er, S. C., Signature in the Cell (Nueva York: Harper One, 2009).
mientras que sus adversarios incluyen a Richard Dawkins y el fallecido Stephen Jay
Gould.
13 Por ejemplo, ver Dembski, W. A. y J. M. Kushiner, Signs of Intelligence (Grand Rapids,
La Creación
y la Providencia
M
uchas personas se preguntan cuánto está realmente haciendo
Dios en nuestro mundo. Algunos lo ven solo en las catástrofes,
tales como terremotos, tornados e inundaciones. Otros lo con-
sideran como demasiado distante para estar involucrado, y dudan de la
realidad de los milagros, atribuyendo cada evento a las “fuerzas de la
naturaleza”.
El término “Providencia” se refiere a cómo Dios gobierna este mun-
do. Comúnmente pensamos en la providencia como un acto de Dios en
respuesta a la oración. Tiene que ver con las respuestas a las oraciones,
pero es más amplio que eso. La Biblia describe a Dios como activamen-
te comprometido en proveer para sus criaturas. Dios actúa tanto por
medio de actos especiales de providencia, tales como las respuestas a
las oraciones, la providencia general, o el hecho de sostener los proce-
sos de la naturaleza. En este capítulo, examinaremos algunos aspectos
del gobierno de Dios en el mundo, incluyendo la providencia general y la
especial.
La providencia general
Al finalizar la semana de la Creación, Dios descansó de su obra crea-
tiva (Génesis 2:2, 3). No descansaba porque estuviera cansado, sino
porque había completado la tarea. Dios ya no sigue creando como lo
hizo durante la semana de la Creación; pero esto no significa que Dios
está inactivo. Jesús aseguró: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo traba-
jo” (Juan 5:17)- Dios no abandonó al mundo. Todavía trabaja en él.
La providencia especial
Además de gobernar la naturaleza mediante “leyes naturales”, Dios
también actúa dentro del universo para causar eventos específicos. Po-
demos considerar estos eventos como milagros, porque no sabemos de
ninguna explicación potencial para ellos, en términos de las regulari-
dades que solemos ver. Por definición, los milagros son escasos. Consi-
deramos que los eventos que son predecibles son los fenómenos natu-
rales, y no milagros. Si todos los muertos resucitaran cada luna llena,
probablemente llegaríamos a considerar que se trataría de alguna ley
de la naturaleza, aunque no pudiésemos explicarla.
Conclusión
Jesús no es solo el Creador, sino también el que gobierna el mundo
por medio de su providencia. Ha hecho abundante provisión para las
necesidades de todas sus criaturas, al establecer las propiedades del
ambiente físico y las relaciones ecológicas entre los organismos vivien-
tes. Y aunque Adán cedió acceso a Satanás a este mundo, y este ahora
procura destruir los sistemas que Dios estableció en la Creación y así
Referencias
1 Algunos microorganismos pueden sobrevivir sin algunas de estas características, pero
todos los organismos sensibles los requieren.
2 Estos incluyen la fuerza nuclear fuerte y la fuerza nuclear débil, junto con la fuerza
electromagnética.
3 Ver White, Elena G. de, “Las leyes de la naturaleza”, Testimonios para la iglesia, (2004),
t. 8, pp. 270-272.
4 Richards, J., ed., God and Evolution (Seattle: Discovery Institute Press, 2010); Hunter, C.
G., Darwin’s God (Grand Rapids, MI: Brazos Press, 2001); J. T. Baldwin, ed., Creation, Ca-
tastrophe, and Calvary (Hagerstown, MD: Review and Herald®, 2000).
5 Bergman, J. “Darwinism and the Nazi Race Holocaust”, Creation Ex Nihilo Technical
Journal 13/2, pp. 101-111 (1999); ver también Weikart, R. From Darwin to Hitler: Evolu-
tionary Ethics, Eugenics and Racism in Germany (Nueva York: Palgrave Macmillan, 2006).
6 Ver también Ezequiel 18:4; Isaías 8:19, 20.
Creación y matrimonio
L
a familia es la unidad fundamental de la sociedad, y el matri-
monio es la base de la familia. Del modo en que es el matrimo-
nio, así será la familia, y como es la familia, será la sociedad.
Cuando las relaciones familiares son respetadas y honradas como de-
berían serlo, la sociedad se caracterizará por el respeto mutuo y una
conducta honorable. Pocos temas de la vida práctica son tan importan-
tes como las relaciones matrimoniales y familiares. Nuestro concepto
del matrimonio está indisolublemente vinculado con nuestro concepto
de los orígenes. 1
En la narración de la Creación de Génesis 1 y 2, toda la creación se
describe como “buena”, con excepción de una cosa: no era bueno que el
hombre estuviera solo (Génesis 2:18). La soledad es tan indeseable que
el sistema jurídico, a veces, lo emplea como el castigo máximo, fuera de
la ejecución. Millones de personas sufren de soledad; y tiene mucho
sentido que Dios declarara que la situación “no es buena”. La imagen
de Dios incluye un sólido componente de relación.
Adán se dio cuenta de su falta de compañía cuando Dios le llevó to-
dos los animales para que les pusiera nombre. Al ver a los animales
que venían de a pares, él sintió la necesidad de una compañera para él.
Dios procedió a suplir esta necesidad. Dispuso el primer matrimonio y,
al hacerlo, estableció un modelo para todos los matrimonios que si-
guieron.
Cuando Adán se dio cuenta de su necesidad de compañía, Dios lo
hizo dormir profundamente, quitó una costilla de su costado y la usó
para “construir” 2 una mujer. Note que la mujer fue la idea de Dios;
Adán no tuvo parte en el diseño y la construcción de su compañera. Si
la hubiera tenido, podría razonablemente haberse considerado el due-
La Creación y el matrimonio
La historia de la Creación proporciona la base para el pacto del ma-
trimonio como fue divinamente instituido. La teoría evolucionista pro-
vee una norma totalmente diferente para la conducta sexual. Esto pue-
de ilustrarse al considerar tres aspectos del matrimonio: la permanen-
cia, la fidelidad sexual y el valor de los hijos. Las implicaciones de la
creación para cada una de estas posiciones están en fuerte contraste con
las implicaciones de la teoría evolucionista.
Permanencia. El compromiso hecho en un matrimonio bíblico es per-
manente, y dura mientras los dos socios permanezcan con vida. Jesús
presentó este punto al responder a la pregunta sobre el divorcio, de-
clarando que ningún ser humano había de separar “lo que Dios juntó”
(Marcos 10:9). Mencionó que Dios permitió el divorcio solo por causa
de la dureza de los corazones humanos (versículo 5). Pablo también
afirmó el principio de que las parejas casadas debían permanecer juntas
(1 Corintios 7:10,11). Puede ser mejor separarse que mantenerse en una
relación en la que existe infidelidad (Mateo 19:9) o violencia (1 Corin-
tios 7:15), pero este es un resultado de la pecaminosidad humana, no
una parte del plan original para el matrimonio.
En contraste, la teoría evolucionista no provee principios que exijan
la permanencia en el matrimonio. En la teoría evolucionista, la meta de
las relaciones que involucran relaciones sexuales es pasar el máximo
Conclusión
El matrimonio es un don que Dios dio a nuestros primeros padres
en el Edén; un don que es una gran bendición y una evidencia del amor
de Dios por la humanidad, a pesar del hecho de que el pecado lo ha
dañado. La historia de la Creación bíblica proporciona el fundamento
lógico para el matrimonio; y el rechazo de esa historia ha debilitado a la
institución La teoría evolucionista lógicamente conduce a un concepto
secular de la conducta sexual, que destruye los fundamentos morales
del matrimonio y también su significado en la relación de los seres hu-
manos con su Creador. El matrimonio cristiano está edificado sobre los
valores de la permanencia, la fidelidad sexual y el valor de todos los
niños. Y, cuando se practica fielmente, contribuye al bienestar de la so-
ciedad.
Referencias
1 Ver Davidson, R„ Flame of Yawheh: Sexuality in the Old Testament (Peabody, MA: Hen-
idea.
4 Posiblemente, con excepción de Génesis 2:2, 3; ver Moskala, J. “A Fresh Look at two
La Creación
y el cuidado ambiental
C
ada persona pensante reconoce la importancia de cuidar nues-
tro, ambiente. Dependemos de él para generar nuestro alimen-
to, aire y agua, para los materiales que usamos para vestirnos,
y para la vivienda, el transporte y la comunicación. La Biblia identifica
a Dios como el proveedor máximo de todas estas cosas. Y la historia de
la creación registra el nombramiento del hombre como el mayordomo
encargado de cuidar de todo esto. Como mayordomos, somos cuidado-
res en nombre del Creador. Sería necio de nuestra parte ser descuida-
dos en administrar nuestras responsabilidades; y sería igualmente ne-
cio considerar los regalos como mayores que el Dador. Los cristianos, a
veces, han sido culpables de ambos errores. Actualmente, la salud de
nuestro ambiente está amenazada, y es nuestro deber que desarrolle-
mos respuestas basadas en la Biblia para las cosas que amenazan la sa-
lud de nuestro ambiente.
Las responsabilidades de la humanidad hacia el medioambiente se
identifican por primera vez en la historia de la Creación. Cuando Dios
creó a Adán y a Eva, les dio una triple tarea, con la forma de bendición
(Génesis 1:28). Cada una de las tres partes de esta tarea tiene implica-
ciones para el ambiente.
La primera, Dios les dijo a Adán y Eva que debían “llenar 1 la tierra”.
Dios repitió esta parte de la tarea a Noé después del Diluvio (Génesis
9:1), aun cuando la tierra había sido maldecida y su superficie arrasada.
Dios podría pedirnos que no hagamos lo mismo hoy: hay un límite en
cuanto al número de personas que la Tierra puede sostener. Y parece-
mos estar cerca de ese límite, aun cuando aparentemente haya buenos
Conclusión
La doctrina bíblica de la Creación afecta la forma en que cumplimos
nuestro rol como mayordomos. Buscamos, por nuestra conducta, se-
guir el ejemplo de nuestro Creador, que asigna valor a todas sus criatu-
ras, pero a los seres humanos más que a los demás (Lucas 12:7). La doc-
trina de la Creación nos ayuda a mantener un enfoque equilibrado de
la mayordomía. Ella nos dice que debemos evitar el extremo de mostrar
un descuido indiferente por el ambiente, de tratarlo nada más que co-
mo una fuente de ingresos para nuestra codicia y explotación; y debe-
mos también evitar el otro extremo, de considerar a la naturaleza como
divina y digna de adoración, y pensar que los animales tienen el mismo
valor que la gente.
Este mundo físico tiene gran valor, porque fue hecho por el Dios que
nos creó a nosotros y que ama a su creación. Fue hecho para nuestro
beneficio, y nosotros hemos sido designados para cuidarlo. Eso es lo
que significa ser un buen mayordomo.
Referencias
1 En hebreo, malé’, llenar, satisfacer.
2 En hebreo, zakár. La misma palabra se usa en Génesis 19:29, que dice que “Dios se
presionantes, no tienen temor, y son demasiado fuertes y salvajes como para que
un ser humano pelee contra ellos (Job 41:1-34). Sin duda, debemos considerar la
declaración de que el fuego y el humo que salen de sus narices son metafóricos, y
otra vez, no hay base para pensar que esta descripción sea una referencia a un di-
nosaurio. Los cocodrilos son nativos de Israel, hasta que el último fue muerto a ba-
lazos en los primeros años del siglo XX. Ibid., p. 230.
5 Ver http://en.wikipedia.org/wiki/Great_Pacific_Ocean_Garbage_Patch. Otros
La Creación y el sábado
L
a riqueza de significado del séptimo día, el sábado, se aprecia
pocas veces como debería. La observancia del sábado es un tes-
timonio de nuestra fe en el informe bíblico de una Creación en
seis días, y el descanso en el séptimo, y todo lo que esto significa. Y
significa mucho. La historia de la Creación revela mucho acerca de
Dios, acerca de nuestro mundo y acerca de nosotros; todo lo cual está
simbolizado por el sábado bíblico. En este capítulo, exploraremos algo
del significado inherente al sábado del séptimo día. Comenzaremos re-
pasando dos pasajes bíblicos que tratan acerca del sábado.
Génesis 2:1 al 3 presenta la base para el sábado en el séptimo día. El
texto dice: “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejérci-
to de ellos. Y acabo Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el
día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y
lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la
creación”.
Este pasaje presenta varios puntos importantes:
Una obra completada. Al final de los primeros seis días, la obra de la Crea-
ción estaba completa (kaláh; Génesis 2:1, 2). Dios había colmado los cie-
los y la tierra, y estaban funcionando como él quería. Nada más era ne-
cesario.
Lo que Dios sintió cuando concluyó su obra de creación debió haber
sido semejante a lo que sentimos cuando terminamos de construir un
edificio. La palabra hebrea traducida “completó” en este pasaje es la
misma que la que usó Salomón cuando expresó: “Fue acabada la casa
con todas sus dependencias y con todo lo necesario” (l Reyes 6:38; la
cursiva fue añadida).
Jesús y el sábado
Jesús nos mostró la intención de Dios para con el sábado. Asistió a la
sinagoga el sábado: en ese día, se lo encontraba en la casa de adoración
(Lucas 4:16-20). El sábado es dedicado, o puesto aparte, para propósitos
santos. La adoración pública es uno de tales propósitos, y Jesús partici-
pó en la adoración pública. Pero, Jesús no realizó toda su enseñanza en
reuniones públicas; también enseñó mientras caminaba por los campos
(Lucas 6:1-5) y mientras comía en las casas (Lucas 14:1-6). La adoración
es una parte integral del sábado.
Jesús, también, nos dio un ejemplo de observancia del sábado al ali-
viar los sufrimientos (por ejemplo, Lucas 6:6-11). Cuando terminó la
obra de la Creación, comenzó la obra de sustentarla; y la curación de
Conclusión
La observancia del sábado en el séptimo día es una expresión de fe
en el Dios Creador, quien creó un mundo terminado en seis días; quien
Referencias
1 Éxodo 16:23-26; cf. Lucas 4:16. En el contexto de la Creación, la palabra hebrea yom
(día) claramente significa un día literal, ya que estaba compuesto de tarde y de mañana;
está en una secuencia numerada de días; y se conmemora con la observancia de un día
literal.
2 La palabra hebrea bará (“crear”) y ‘asáh (“hacer”). Estas son las mismas dos palabras
que Dios usó en su actividad creadora durante los seis días de la Creación.
3 Ver el capítulo 8 de este libro.
4 La misma palabra se encuentra en Génesis 2:2, 3.
5 Para un excelente análisis en profundidad del significado del sábado, ver S. Tonstad,
The Lost Meaning of the Seventh Day (Berrien Springs, MI: Andrews University Press,
2009).
6 Ver Davidson, R. M., “Biblical Evidence For the Universality of the Genesis Flood , en
Baldwin, J. T., ed. Creation, Catastrophe, and Calvary (Hagerstown, MD: Review and
Herald®, 2000), pp. 79-92, y las referencias 17-25.
L
l pecado de Adán produjo separación de Dios. Pero hay bue-
nas noticias: Dios ha provisto una manera en que seamos res-
taurados al compañerismo con él. Dios envió a su Hijo al mundo
para morir en nuestro lugar, a fin de que podamos compartir su vida.
Este mensaje sencillo del evangelio es un hilo de oro que une todas las
Escrituras en una promesa de esperanza y de restauración. La enseñan-
za bíblica de la Creación está íntimamente relacionada con el evangelio.
El primer indicio del evangelio lo dio el Creador mismo, en el Edén,
a las únicas dos personas que existían en ese tiempo. Adán y Eva, a sa-
biendas y voluntariamente, habían desobedecido las claras instruccio-
nes de su Creador, y habían comido del fruto prohibido. Dios los llamó
a juicio, en el cual a regañadientes confesaron; luego, vendrían las sen-
tencias. La serpiente, que había traído la tentación, fue sentenciada
primero. Es sorprendente, pero Dios eligió dar el primer indicio de las
buenas noticias en lo que dictaminara a la serpiente, incluso antes de
que la pareja caída hubiera escuchado su castigo. Dios dijo: Y pondré
enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; és-
ta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15).
Tres elementos en esta declaración la colman de esperanza. Primero,
Dios pondrá enemistad (‘eybáh, odio) entre la serpiente y la mujer.
Aunque la serpiente había engañado a la mujer y la había hecho que-
brar su relación con su Creador, Dios la protegería de una dominación
completa por el enemigo. Ella había caído en pecado, pero su libertad
de elección no se había perdido: ella retendría la capacidad de elegir si
seguiría a Dios o al engañador.
Conclusión
El evangelio de la salvación por medio de la vida, la muerte y la re-
surrección de Jesucristo está íntima y lógicamente vinculado con la his-
toria bíblica de la Creación en seis días literales. Los humanos gozan de
una relación especial con Dios, porque solo ellos fueron creados a su
imagen. La muerte es un enemigo tanto de Dios como de las personas;
no es una parte esencial de la naturaleza. El resultado del evangelio es
la restauración de los humanos a su estatus especial, con el que fueron
originalmente creados. Ninguna otra teoría de los orígenes proporciona
la base lógica para el evangelio, explica nuestra necesidad de salvación
o nos da la seguridad de su éxito.
Referencias
1
Ver Ojewole, A. The Seed in Genesis 3:15: An Exegetical and Intertextual Study, ATS
Monograph Series (Berrien Springs, MI: Adventist Theological Society Publications,
2011).
2
Malaquias 4:1 indica que los impíos serán destruidos; raíz (Satanás) y ramas (sus se-
guidores); cf. Apocalipsis 20:9,10. En el versículo 10, la frase “por los siglos de los si-
glos” no necesariamente significa duración infinita, sino una duración indefinida, ex-
tendida.
3
Cf. 2 Tesalonicenses 4:16,17; Apocalipsis 20:4-6.
4 Paulien, J. Seven Keys: Unlocking the Secrets of Revelation (Nampa, ID: Pacific Press®,
2009).
La Creación y nuestro
concepto de la vida
D
os personas pueden ver la misma cosa, pero obtener conclusio-
nes diferentes acerca de ella. Por ejemplo, el salmista escribió:
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia
la obra de sus manos” (Salmo 19:1). En contraste, Steven Weinberg, ga-
nador del premio Nobel en Física del año 1979, escribió: “Las estrellas
no nos dicen más ni menos acerca de la gloria de Dios que las piedras
del suelo alrededor de nosotros”. 1 ¿Cómo pueden dos personas llegar
a conclusiones tan contrastantes frente a las mismas observaciones?
La respuesta se encuentra en los diferentes puntos de vista de esas
personas, en lo que se conoce como una cosmovisión. 2 Cada uno de no-
sotros tiene una cosmovisión; aunque la mayoría nunca haya pensado
en ello. Al comprender la naturaleza de las cosmovisiones y de las for-
mas en que difieren, podemos entender mejor por qué las personas tie-
nen convicciones tan diferentes acerca de la vida y la verdad. En el pro-
ceso, descubriremos que la forma en que consideramos los orígenes
ejerce un fuerte efecto sobre la comprensión que tenemos acerca de la
realidad.
Una cosmovisión es un conjunto de suposiciones que aceptamos, a
menudo subconscientemente, acerca de la estructura y el significado
del mundo. 3 Incluye suposiciones que hacemos acerca de nosotros
mismos, del mundo y de Dios. Una cosmovisión se construye desde
nuestras creencias acerca de nosotros mismos y de nuestro mundo;
creencias que responden a las siguientes preguntas:
1. ¿Cuál es la base de la realidad? ¿Es Dios, la materia, o ambos?
La Creación y la cosmovisión
La creación bíblica está vitalmente vinculada con los elementos bási-
cos del cristianismo: la naturaleza moral de los seres humanos, el ori-
gen del mal, la naturaleza y el significado del matrimonio, nuestro rol
como mayordomos del mundo, el sábado, y lo que es más importante,
el evangelio. A pesar de estos vínculos, muchos cristianos están preo-
cupados porque la ciencia no confirma la historia bíblica. Para algunos,
la idea de que Dios empleó un proceso evolucionista como el método
que eligió para la creación parece una manera de mantener tanto a Dios
como a la ciencia en el cuadro.
Sin embargo, sea que la llamemos evolucionismo teísta o creación
evolucionista, la idea de que Dios eligió el evolucionismo como su mé-
todo para la creación no es ni buena ciencia ni buena teología. No es
buena ciencia porque supone fuerzas que, en principio, son indetecta-
bles, inestables, y solo para ese caso. Si deseáramos postular una fuerza
invisible e indetectable, marca científicamente poca diferencia si la lla-
mamos Dios, un hada o un espíritu de la tierra. La ciencia no tiene lu-
gar para tales ideas.
La idea de que Dios eligió procesos evolutivos como su método de
creación tampoco es buena teología. No hay base bíblica para esa idea.
Conclusión
La cosmovisión bíblica comienza con la historia de la Creación lite-
ral en Génesis. Esta historia proporciona el telón de fondo contra el
cual los elementos de la cosmovisión bíblica adquieren su significado.
Las teorías que mezclan elementos de diferentes cosmovisiones sufren
de una falla lógica. Y las teorías que describen a los seres humanos co-
mo evolucionando desde los animales no encajan con la historia bíblica
del pecado y la salvación, y los cristianos deberían rechazarlas. De mu-
chos modos –incluyendo nuestra comprensión del carácter de Dios, la
relación de la humanidad con el resto de la creación, y la naturaleza, el
significado y el destino de la vida humana– la creación bíblica establece
una diferencia importante.
Referencias
1
Weinberg, S. Dreams of a Final Theory (Nueva York: Vintage Books, 1992), p. 241.
2
El término se deriva del alemán Weltanschauung, que es equivalente a “Mirada al
mundo”, o “Cosmovisión”.
3
Una buena introducción a este tema desde una perspectiva cristiana es: Sire, J. W.,
The Universe Next Door (Downers Grove, IL: IVP Academic, 2009).
4
Ver H. Rasi, “Why do Different Scientists Interpret Reality Differently?”, en Gibson,
L. J. y H. R. Rasi, eds., Understanding Creation (Nampa, ID: Pacific Press®, 2011), pp. 11-
24.
5
Cf. 2 Pedro 3:13; Isaías 65:17.
6
White, E. G. de, El conflicto de los siglos (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sud-
americana, 1993), 645.
7
“Pareciera que estamos criando bestias, en vez de ángeles caídos”, Peacocke, A. “Bio-
logy and a Theology of Evolution”. Zygon 34 (4): pp. 695-712 (1999). Algunos mormo-
nes usan ese término para indicar que la caída de Adán trajo el bien, porque resultó en
la reproducción y el llenar la Tierra.