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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA PENAL TRANSITORIA

DE LA REPÚBLICA CASACIÓN N.° 133-2017


LAMBAYEQUE

INAPLICACIÓN DEL ARTÍCULO VEINTIDÓS DEL CÓDIGO PENAL


Sumilla. Ante la inobservancia de la garantía
constitucional del principio de igualdad y el
apartamiento de la doctrina jurisprudencial establecida
por esta Alta Corte, al no haberse aplicado al
casacionista la circunstancia atenuante de
responsabilidad restringida por la edad –prescrita en el
primer párrafo, artículo veintidós, del Código Penal–, este
Tribunal Supremo, como garante y protector de dichas
garantías, ampara los agravios del casacionista y
procede a reducir prudencialmente la pena impuesta.

SENTENCIA DE CASACIÓN

Lima, diecinueve de junio de dos mil diecinueve

VISTO: en audiencia pública, el recurso


de casación, interpuesto por el sentenciado JUAN ERNESTO SÁNCHEZ QUESQUÉN,
por la causales de los numerales uno y cinco, artículo cuatrocientos
veintinueve, del Código Procesal Penal (por infracción al principio de igualdad
y apartamiento de la doctrina jurisprudencial de la Corte Suprema, al no aplicársele
el artículo veintidós del Código Penal), contra la sentencia de vista, contenida

en la Resolución número quince, del quince de noviembre de dos mil


dieciséis, emitida por la Segunda Sala Penal de Apelaciones de la Corte
Superior de Justicia de Lambayeque –de página ciento cinco–, que confirmó la
sentencia del veintidós de setiembre de dos mil dieciséis, que lo condenó
como coautor del delito contra el patrimonio, en la figura de robo
agravado (prescrito en el primer párrafo, del artículo ciento ochenta y nueve,
numerales dos y cuatro, concordante con el artículo ciento ochenta y ocho del
Código Penal), en perjuicio de Zeyla Erlita Ignacio Barboza, y fijó en

doscientos soles por concepto de reparación civil, que deberá abonar el


sentenciado a favor de la agraviada en ejecución de sentencia, y precisó
que el delito por el que se le ha condenado ha quedado en grado de
tentativa, de conformidad con el artículo dieciséis del Código Penal, y
revocaron la misma sentencia, en el extremo que le impuso doce años de
pena privativa de libertad efectiva y reformándola, le impusieron nueve
años de pena privativa de libertad.

Intervino como ponente la jueza suprema PACHECO HUANCAS.

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LAMBAYEQUE

CONSIDERANDO
HECHOS IMPUTADOS
1. Se atribuyó al sentenciado Juan Ernesto Sánchez Quesquén, que el
seis de noviembre de dos mil trece, siendo aproximadamente las veinte con
treinta horas, cuando la agraviada Zeyla Erlita Ignacio Barboza, caminaba
en la intersección de las avenidas Imperio con Santo Domingo, en el distrito
de La Victoria, con destino a su domicilio, fue interceptada por dos sujetos
desconocidos, quienes la cogieron del cuello, ocasionándole lesión
traumática –según Certificado Médico Legal N.° 01243-L, que prescribió un día de
atención facultativa por tres días de incapacidad–; y, luego de amedrentarla le
sustrajeron su celular marca Alcatel, color blanco, valorizado en trescientos
setenta soles, y su cartera de cuerina sintética, color negro, que llevaba
puesto en su hombro. Luego, se dio a la fuga, uno por la calle Santa Isabel,
mientras el otro lo hizo por la calle Santo Domingo, donde lo esperaba la
mototaxi, color azul, de placa de rodaje M9-4948, conducida por el
encausado Juan Ernesto Sánchez Quesquén con el motor encendido.

Luego de producido el hecho, el sujeto desconocido pretendió darse a la


fuga, a bordo de la mototaxi conducida por el acusado Juan Ernesto
Sánchez Quesquén, los vecinos y familiares de la agraviada, lograron
aprehender a este último, mientras el primero, se dio a la fuga, no sin antes
tirar la cartera de cuerina sustraída a la agraviada, siendo puesto a
disposición de la comisaría de La Victoria para las diligencias pertinentes.

DECURSO PROCESAL
2. El Juzgado Penal Colegiado Permanente de la Corte Superior de
Justicia de Lambayeque, por sentencia, contenida en la Resolución número
diez, del veintidós de setiembre de dos mil dieciséis –de página cuarenta y tres–,
condenó a JUAN ERNESTO SÁNCHEZ QUESQUÉN, como coautor del delito contra
el patrimonio, en la modalidad de robo agravado, en perjuicio de Zeyla
Erlita Ignacio Barboza, y como tal, le impuso doce años de pena privativa
de libertad, y fijó en doscientos soles, por concepto de reparación civil.

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3. Contra la citada sentencia, el encausado Juan Ernesto Sánchez


Quesquén, interpuso recurso de apelación –de página cincuenta y nueve–. La
Segunda Sala de Apelaciones de la Corte Superior de Lambayeque, por
Resolución número quince, del quince de noviembre de dos mil dieciséis –de
página ciento cinco–, confirmó la sentencia que lo condenó como coautor del
delito contra el patrimonio, en la modalidad de robo agravado (prescrito en
el primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve, numerales dos y cuatro,
concordante con el artículo ciento ochenta y ocho del Código Penal), en

perjuicio de Zeyla Erlita Ignacio Barboza, y fijó en doscientos soles por


concepto de reparación civil, que deberá cancelar el sentenciado a favor
de la agraviada en ejecución de sentencia, y precisó que el delito por el
que ha sido condenado, quedó en grado de tentativa, prescrito en el
artículo dieciséis del Código Penal, y revocaron la misma sentencia, en el
extremo que le impuso doce años de pena privativa de libertad efectiva y
reformándola, le impusieron nueve años de pena privativa de libertad. Es
pertinente señalar, que este último fue el extremo por el cual se declaró
bien concedido el recurso de casación.

4. Contra la citada sentencia de vista, el encausado JUAN ERNESTO


SÁNCHEZ QUESQUÉN interpuso recurso de casación, el diez de enero de dos mil
diecisiete, de página ciento diecisiete, por las causales de los numerales
uno y cinco, artículo cuatrocientos veintinueve, del Código Procesal Penal,
por infracción al principio de igualdad, apartamiento de la doctrina
jurisprudencial de la Corte Suprema de la República, al no haberse aplicado
el artículo veintidós, segundo párrafo, del Código Penal, pese a contar a la
fecha de comisión del delito con diecinueve años de edad.

5. Mediante Resolución número dieciséis, del trece de enero de dos mil


diecisiete –de página doscientos setenta–, la Segunda Sala Penal de
Apelaciones, declaró admisible el recurso de casación del recurrente y
ordenó se eleven los actuados a esta Suprema Sala.

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6. Asimismo, mediante ejecutoria suprema del doce de abril de dos mil


dieciocho, de página ciento ochenta y tres del cuadernillo formado en esta
Corte Suprema, se declaró bien concedido el recurso de casación
interpuesto por el sentenciado JUAN ERNESTO SÁNCHEZ QUESQUÉN, por las
causales de los numerales uno y cinco, artículo cuatrocientos veintinueve,
del Código Procesal Penal, por infracción al principio de igualdad,
apartamiento de la doctrina jurisprudencial de la Corte Suprema, por no
habérsele aplicado el primer párrafo, del artículo veintidós, del Código
Penal.

7. Deliberada la causa en sesión secreta y producida la votación,


corresponde dictar sentencia absolviendo el grado, que se leerá en acto
público, con las partes que asistan, el diecinueve de junio de dos mil
diecinueve.

FUNDAMENTOS DEL TRIBUNAL DE APELACIÓN


8. La Sala de Apelaciones, en la sentencia de vista, respecto al extremo
cuestionado, en el fundamento tres punto quince, solo razonó que el
imputado Juan Ernesto Sánchez Quesquén, debe ser condenado como
coautor del delito de robo agravado en grado de tentativa, considerando
como única causal de disminución de la punibilidad, el artículo dieciséis del
Código Penal, y procedió a reducirle tres años de pena, siendo la pena final
de nueve años de privación de la libertad.

DELIMITACIÓN DEL OBJETO DE PRONUNCIAMIENTO DE LA CASACIÓN


9. Conforme se estableció en la ejecutoria suprema (auto de
calificación de recurso casación), del doce de abril de dos mil dieciocho
–página ciento ochenta y tres del cuadernillo formado en este Tribunal Supremo–, fue
declarado bien concedido el recurso de casación propuesto por el
recurrente Juan Ernesto Sánchez Quesquén, por las causales de los
numerales uno y cinco, del artículo cuatrocientos veintinueve, del Código
Procesal Penal, por infracción a la garantía constitucional del principio de
igualdad y apartamiento de la doctrina jurisprudencial de la Corte

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Suprema, al no aplicársele el primer párrafo, artículo veintidós, del Código


Penal.

AGRAVIO EXPUESTO POR LA DEFENSA DEL CASACIONISTA


10. Respecto al extremo que fue declarado bien concedido, el
casacionista argumentó que el no habérsele aplicado el artículo veintidós
del Código Penal, como criterio de atenuación privilegiado por
responsabilidad restringida por la edad, le restringe el derecho a la
igualdad, conforme a la reiterada jurisprudencia de la Corte Suprema.

FUNDAMENTOS DEL SUPREMO TRIBUNAL


11. Este Tribunal Supremo, como garante y protector del control de las
garantías constitucionales, le corresponde verificar si la respuesta que ha
dado la Sala de Apelaciones, ha sido debidamente motivada de forma
racional, lógica y congruente en cuanto al extremo de la pena, que es el
motivo de casación.

CONSIDERACIONES RESPECTO AL PRINCIPIO DE IGUALDAD Y ARTÍCULO VEINTIDÓS DEL


CÓDIGO PENAL

12. En principio, es de resaltar que el juez no solo está vinculado a la ley y


la Constitución, sino también a los valores fundamentales que forman parte
del ordenamiento jurídico y que la Constitución solo enuncia1. Ello, tampoco
quiere decir que el juez pueda prescindir absolutamente del orden legal,
esto es, que pueda decidir únicamente en función a los valores superiores,
sin relación alguna con la ley. Frente a este divague corresponde a la teoría
de la interpretación de la ley encontrar el punto justo para una aplicación
correcta de la ley que se encuentra sujeta al orden legal sin prescindir de los
valores implícitos al orden jurídico2.

13. Así, de manera concordante y con sujeción a lo prescrito en la


Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución Política del Estado, el

1 BACIGALUPO, Enrique. Justicia penal y derechos fundamentales. Madrid: Marcial Pons


Ediciones Jurídicas y Sociales, S. A. 2002, p. 37.
2 BACIGALUPO, Enrique. Justicia penal y derechos fundamentales. Madrid: Marcial Pons

Ediciones Jurídicas y Sociales, S. A. 2002, p. 39.

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derecho a la igualdad está contemplado en instrumentos internacionales


firmados por el Perú, como la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, que la contempla en el artículo siete: “7. Todos somos iguales ante la
ley. La ley es la misma para todos. Nos debe tratar a todos con equidad”. En la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; en su
artículo II, prescribe: “Todas las personas son iguales ante la ley y tienen los derechos y
deberes consagrados en esta declaración sin distinción de raza, sexo, idioma, credo ni otra
alguna”.

14. Asimismo, en el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos,


en el artículo veintiséis, que prescribe: “Todas las personas son iguales ante la ley y
tienen derecho sin discriminación a igual protección de la ley. A este respecto, la ley
prohibirá toda discriminación y garantizará a todas las personas protección igual y efectiva
contra cualquier discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones
políticas o de cualquier índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o

cualquier otra condición social” y Convención Americana sobre Derechos


Humanos, en el artículo veinticuatro, que prescribe: “Artículo 24. Igualdad ante la
Ley. Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin
discriminación, a igual protección de la ley”.

15. Es en esa lógica –convencional de tutela y garantía de los derechos


fundamentales– del principio de igualdad en el marco internacional,
tenemos que en la Constitución Política del Perú, en el caso concreto, el
derecho a la igualdad –entiéndase en su vertiente de igualdad de aplicación de la ley–
se encuentra previsto en el inciso dos del artículo dos, que garantiza que
toda persona tiene derecho: "A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado
por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de

cualquiera otra índole”.

16. El Tribunal Constitucional, en la STC N.° 0045-2004-AI/TC, en el


fundamento veinte, ha señalado que el principio de igualdad, consagrada
constitucionalmente, ostenta la doble condición de principio y de derecho
subjetivo constitucional. Como principio, constituye el enunciado de un
contenido material objetivo que en tanto componente axiológico del
fundamento del ordenamiento constitucional, vincula de modo general y se
proyecta sobre todo el ordenamiento jurídico. Como derecho fundamental

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constituye el reconocimiento de un auténtico derecho subjetivo, esto es, la


titularidad de la persona sobre un bien constitucional; la igualdad oponible
a un destinatario.

17. Entonces, además de ser un derecho fundamental, es también un


principio rector de la organización del Estado Social y Democrático de
Derecho y de la actuación de los poderes públicos. Como tal, comporta
que no toda desigualdad constituye necesariamente una discriminación,
pues no se proscribe todo tipo de diferencia de trato en el ejercicio de los
derechos fundamentales; la igualdad solamente será vulnerada cuando el
trato desigual carezca de una justificación objetiva y razonable3. La
aplicación, pues, del principio de igualdad no excluye el tratamiento
desigual; por ello, no se vulnera dicho principio cuando se establece una
diferencia de trato, siempre que se realice sobre bases objetivas y
razonables.

18. En ese sentido, la jurisprudencia penal de esta Suprema Instancia,


plasmada en el Acuerdo Plenario número cuatro-dos mil ocho/CJ-ciento
dieciséis, estableció que los jueces penales están plenamente habilitados a
pronunciarse si así lo juzgan conveniente, por la inaplicación del párrafo
segundo, artículo veintidós, del Código Penal, si estiman que dicha norma
introduce una discriminación –desigualdad de trato irrazonable y desproporcionada,
sin fundamentación objetiva suficiente–, que impide un resultado jurídico legítimo.

19. Por otro lado, respecto a la determinación de la pena, nuestro


ordenamiento jurídico penal señala en su artículo IX del Título Preliminar,
prescribe que la pena tiene función preventiva, protectora y
resocializadora. En ese sentido, nuestro código se inscribe en la línea de una
teoría unificadora preventiva4, pues la pena sirve a los fines de prevención

3 Álvarez Conde, Enrique. Curso de derecho constitucional. Vol I. Cuarta edición. Madrid:

Tecnos, 2003, pp. 324-325.


4 Cfr. Roxin. Derecho penal-Parte general, TI, Fundamentos. La estructura de la teoría del

delito. Trad. Diego Luzón Peña, Miguel Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal,
Madrid: Ed. Civitas, 1997, p. 95.

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especial y general; así también lo ha precisado el Tribunal Constitucional en


la sentencia recaída en el Expediente N.° 0019-2005-PI/TC5:

las teorías preventivas, tanto la especial como la general, gozan de protección


constitucional directa, en tanto y en cuanto, según se verá, sus objetivos resultan
acordes con el principio-derecho de dignidad, y con la doble dimensión de los
derechos fundamentales; siendo, por consiguiente, el mejor medio de represión del
delito, el cual ha sido reconocido por el Constituyente como un mal generado contra
bienes que resultan particularmente trascendentes para garantizar las mínimas

condiciones de una convivencia armónica en una sociedad democrática.

20. Así, las exigencias que determinan la dosificación de la pena no se


agotan en las referidas directrices, sino que además debe tenerse en
cuenta el principio de proporcionalidad contemplado en el artículo VIII, del
Título Preliminar, del Código Penal, límite al Ius Puniendi (facultad del Estado
para castigar) que procura la correspondencia entre el injusto cometido y la
pena a imponerse, y que estas en rigor deben cumplir los fines que persigue
la pena, conforme lo prevé el numeral seis, artículo cinco, de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, el mismo que ha sido recogido en los
numerales veintiuno y veintidós, artículo ciento treinta y nueve, de la
Constitución Política del Perú.

ANÁLISIS EN EL CASO CONCRETO


21. La defensa del recurrente reclama inobservancia de la garantía
constitucional del principio de igualdad, y apartamiento de la doctrina
jurisprudencial de la Corte Suprema, por no habérsele aplicado el primer
párrafo, artículo veintidós, del Código Penal, pese a tener la condición de
agente con responsabilidad restringida por la edad.

22. En el caso en examen, es evidente que existe conexión entre las


causales prescritas en los numerales tres y cinco, del artículo cuatrocientos
veintinueve, del Código Procesal Penal; ello, en la medida que el no
haberse aplicado el primer párrafo, del artículo veintidós, del Código Penal,
está relacionado, por un lado, a no haberse analizado si la aplicación del

5 Del veintiuno de julio de dos mil cinco.

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artículo veintidós del Código Penal, afecta de forma razonable el principio


de igualdad a sujetos procesales que cumplen el supuesto que establece el
referido dispositivo, y que solo se excluye bajo la razón de tratarse en el caso
de un delito de robo agravado. Y en segundo lugar, el apartamiento de la
doctrina jurisprudencial emitida por este Supremo Tribunal, en el extremo de
la determinación de la pena, al no haberse aplicado la reducción de la
sanción penal, por ser el casacionista un agente de responsabilidad
restringida por la edad, previsto en el primer párrafo, artículo veintidós, del
Código Penal y constituir una causa de disminución de punibilidad.

23. Así, es deber jurídico del juez, fundamentar en forma coherente el


procedimiento que se siguió para individualizar la pena concreta.

24. Respecto a la primera causal, el principio de igualdad, previsto en el


numeral dos, artículo dos, del Código Penal, no existe mayor discusión que
puede ser aplicado; sin embargo, como ya se dejó fijado en los
fundamentos diecisiete, dieciocho, diecinueve y veinte de la presente
ejecutoria suprema, al establecer que se aplica a cada caso concreto.

25. Ahora, respecto a la segunda causal concedida el numeral cinco,


artículo cuatrocientos veintinueve, del Código Procesal Penal, en este caso
respecto a la justificación de la pena –ver fundamento tres punto quince de la
sentencia de vista–, la Sala de Apelaciones, solo tuvo en cuenta como causal
de disminución de la punibilidad, el grado de tentativa del delito, conforme
al artículo dieciséis del Código Penal. Es decir, no se pronunció por la
condición del imputado Sánchez Quesquén, por tener responsabilidad
restringida por la edad, prescrito en el primer párrafo, artículo veintidós, del
Código Penal.

26. En esa línea, si bien dicho artículo, en su segundo párrafo, prohíbe se


aplique una reducción de pena por ser agente de responsabilidad
restringida, cuando se trate del delito de robo con agravantes, entre otros;
lo cierto, es que la jurisprudencia penal de esta Alta Corte es uniforme, por
un lado, en aceptar su aplicación cuando –de acuerdo a cada caso concreto– la

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magnitud del daño causado al bien jurídico tutelado, no es de tal entidad


que justifique una pena que sobrepase la responsabilidad del agente.

27. En esos términos, se verifica que la sentencia de vista, en el extremo


de la pena, refleja la ausencia de razonamiento por la Sala de Apelaciones
en relación con la circunstancia de disminución de punibilidad de la pena,
lo que no es coherente con la tendencia jurisprudencial de las Salas Penales
Supremas, donde se ha establecido:

La igualdad es un principio-derecho reconocido en el artículo dos, inciso dos, de la


Constitución. Es tanto un derecho fundamental de invocación directa sin necesidad
de desarrollo legislativo previo, cuanto un valor constitucional que informa todo el
ordenamiento jurídico infra constitucional. La igualdad, como derecho público
subjetivo, conlleva la alegación de discriminación, la cual implica una desigualdad
que puede tener su origen en un hecho, en la diferenciación de tratamiento legal no
justificado constitucionalmente o, finalmente, en la aplicación de una ley que
produzca un resultado inconstitucional. Es, como todo derecho subjetivo garantizado
por la Constitución, un derecho garantizado erga omnes, frente a todos, lo que
implica, como resultado, que todos los jueces tienen el poder –y el deber– de aplicar
directamente las normas constitucionales en las controversias sometidas a su juicio
[…]6.

28. Siguiendo esta línea de argumentación –conforme se anotó–, es


evidente que la Sala de Apelaciones, no aplicó la reducción de la pena por
responsabilidad restringida por la edad, previsto en el primer párrafo,
artículo veintidós, del Código Penal. Es decir, no la analizó, conforme a la
naturaleza y modalidad del hecho punible, las circunstancias de su
comisión, las condiciones y conducta del agente, frente a la magnitud del
hecho delictivo.

29. En ese sentido, analizados tales supuestos, se desprende de los


hechos, que dos sujetos desconocidos “cogotearon” a la agraviada Zeyla
Erlita Ignacio Barboza, ocasionándole una lesión que requirió de un día de
atención facultativa por tres días de incapacidad médico legal, conforme
al Certificado Médico Legal N.° 012403-L, a quien luego de amedrentarla, le
sustrajeron su celular de marca Alcatel, valorizado en trescientos setenta

6 Acuerdo Plenario número 4-2016/CU-116, del doce de junio de dos mil diecisiete.

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soles, y su cartera de cuerina –que posteriormente recuperó–, los sujetos se


dieron a la fuga, siendo el mototaxi, de color azul, de placa de rodaje M9-
4948, conducida por el casacionista Juan Ernesto Sánchez Quesquén, con
el motor encendido, que los esperaba.

30. Es reiterada la jurisprudencia de esta Alta Corte, que en casos como


el que nos ocupa, ya ha dejado fijada la posición de aplicar el primer
párrafo, del artículo veintidós, del Código Penal en casos concretos.

31. Así, se verifica que en las Sentencias deCasación número 1057-


2017/Cuzco, del veintisiete de setiembre de dos mil dieciocho; número 1672-
2017/Puno, del dieciocho de octubre de dos mil dieciocho; y número 214-
2018/Santa, del ocho de noviembre de dos mil dieciocho, se fijó que la sola
constatación de la edad del imputado -entre dieciocho y menos de veintiún años
de edad– al tiempo de comisión del hecho punible, configura el instituto
penal de la responsabilidad restringida por la edad, circunstancia que
califica como un factor de atenuación privilegiada en la determinación de
la pena. Incluso, agrega que no es necesaria la constatación a través de
una pericia específica del grado de inmadurez del procesado7.

32. En conclusión, la tendencia jurisprudencial asumida, sobre la


aplicación de la reducción de la pena al tratarse de un agente con
responsabilidad restringida por la edad, previsto en el primer párrafo,
artículo veintidós, del Código Penal, cada vez ha sido consolidarse y asumir
su mayor alcance en los fundamentos jurídicos nueve a quince, del
Acuerdo Plenario número 4-2016/CU-116, del doce de junio de dos mil
diecisiete.

33. Todo ello permite concluir que al recurrente le asiste la circunstancia


atenuante prevista en el primer párrafo, artículo veintidós, del Código Penal,
pues a la fecha de los hechos (seis de noviembre de dos mil trece), contaba
con diecinueve, siete meses y veintiún días de edad (según acusación fiscal,

7 Ver fundamento jurídico decimotercero de la sentencia de Casación N.° 1662-2017,


Lambayeque, del veintiuno de marzo de dos mil diecinueve.

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nació el quince de marzo de mil novecientos noventa y cuatro). Por tanto,


tenía la condición de agente de responsabilidad restringida y siguiendo los
argumentos jurídicos antes expuestos, corresponde la disminución de
punibilidad por responsabilidad restringida, en el caso concreto, conforme
lo establece el citado acuerdo plenario.

34. Por tanto, este Tribunal Supremo, como garante y protector de las
garantías fundamentales establecidas en la Constitución Política del Perú,
considera que resulta amparable el cuestionamiento del casacionista,
referido a la inaplicación del primer párrafo, artículo veintidós, del Código
Penal, pues en este caso resulta aplicable.

35. En esa medida, se debe considerar una reducción a la pena


impuesta al encausado, en mérito a los fundamentos expuestos en la
presente sentencia de casación, siendo proporcional la sanción de seis
años de pena privativa de la libertad; ello, en coherencia a los principios de
proporcionalidad y razonabilidad de la pena y los fines preventivo especial
y preventivo general, presente en el artículo VIII, del Título Preliminar, del
Código Penal.

DECISIÓN
Por estos fundamentos, declararon:

I. FUNDADO el recurso de casación interpuesto por el sentenciado JUAN


ERNESTO SÁNCHEZ QUESQUÉN, por las causales de los numerales tres y cinco,
artículo cuatrocientos veintinueve, del Código Procesal Penal, por
inobservancia al principio de igualdad y apartamiento de la doctrina
jurisprudencial, por no haberse aplicado el primer párrafo, artículo
veintidós, del Código Penal como atenuante privilegiada.

II. CASARON la sentencia de vista, contenida en la Resolución número


quince, del quince de noviembre de dos mil dieciséis, emitida por la
Segunda Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Lambayeque –de página ciento cinco–, que confirmó la sentencia del
veintidós de setiembre de dos mil dieciséis, que condenó al procesado

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Juan Ernesto Sánchez Quesquén como coautor del delito contra el


patrimonio, en la figura de robo agravado (prescrito en el primer párrafo,
artículo ciento ochenta y nueve, numerales dos y cuatro, concordante con el
artículo ciento ochenta y ocho del Código Penal), en perjuicio de Zeyla Erlita

Ignacio Barboza, y fijó en doscientos soles por concepto de reparación


civil, que deberá abonar el sentenciado a favor de la agraviada en
ejecución de sentencia, y precisó que el delito por el que se le ha
condenado ha quedado en grado de tentativa, de conformidad con el
artículo dieciséis del Código Penal, y revocaron la misma sentencia, en el
extremo que le impuso doce años de pena privativa de libertad efectiva
y reformándola, le impusieron nueve años de pena privativa de libertad; y
ACTUANDO COMO SEDE DE INSTANCIA, REVOCARON la misma sentencia solo en
el extremo que le impuso nueve años de pena privativa de la libertad; y
REFORMÁNDOLA: le impusieron seis años de pena privativa de la libertad,
por el referido delito y agraviado, la misma que se computará desde el
día que sea capturado por la policía, al encontrarse en libertad el
recurrente.

III. DISPUSIERON que la presente sentencia casatoria se lea en audiencia


pública por Secretaría de esta Suprema Sala Penal; y, acto seguido, se
notifique a todas las partes apersonadas a la instancia.

IV.MANDARON que cumplidos estos trámites se devuelva el proceso al


órgano jurisdiccional de origen; y se archive el cuaderno de casación en
esta Corte Suprema.

S. S.

PRADO SALDARRIAGA

BARRIOS ALVARADO

QUINTANILLA CHACÓN

CASTAÑEDA OTSU

PACHECO HUANCAS

IEPH/mrce

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