Está en la página 1de 542

EDITORES: ANALÍA V.

DALIA, VALERIA BAUNI, MARINA HOMBERG Y ADRIÁN GIACCHINO

D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N

E S P E C I E S A M E N A Z A DA S
DE LA ARGENTINA
D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N

E S P E C I E S A M E N A Z A DA S
DE LA ARGENTINA

EDITORES:
ANALÍA V. DALIA, VALERIA BAUNI, MARINA HOMBERG Y ADRIÁN GIACCHINO
D O S D É C A DA S D E T R A B A J O
C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S
DE LA ARGENTINA

Diseño gráfico: Mariano Masariche.

Fundación de Historia Natural Félix de Azara


Centro de Ciencias Naturales, Ambientales y Antropológicas
Universidad Maimónides
Hidalgo 775 P. 7º - Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
(54) 11-4905-1100 int. 1228 / www.fundacionazara.org.ar

Se ha hecho el depósito que marca la ley 11.723. No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el
alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico
o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su
infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.
El contenido de este libro es responsabilidad de sus autores.

Dos décadas de trabajo con especies amenazadas de la Argentina / Analía V. Dalia...


[et al.].- 1a ed.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Fundación de Historia Natural
Félix de Azara, 2023.
Libro digital, PDF

Archivo Digital: descarga y online


ISBN 978-987-8989-07-5

1. Especies en Peligro de Extinción. 2. Conservación de Especies. 3. Argentina. I. Dalia, Analía V.


CDD 591.68

Fecha de catalogación: enero 2023.


Í NDI C E

2 Introducción

6 Prólogo

18 Margarita de las barrancas (Grindelia aegialitis)


Cintia E. Celsi y Luis A. Delvenne

26 Orquídea del talar (Chloraea membranacea)


Claudio Bertonatti

38 Pastito de los bajos (Poa schizantha)


Cintia E. Celsi y Liliana M. Giussani

56 Mariposa bandera argentina (Morpho epistrophus argentinus)


Claudio Bertonatti y Lorena E. Perez

74 Caracol de los Comechingones (Austroborus cordillerae)


Rubén Montenegro y Daniel Forcelli

84 Mojarra desnuda (Gymnocharacinus bergii)


Sofía Quiroga, Hernán E. Povedano y Federico P. Kacoliris

104 Ranita del Valcheta (Pleurodema somuncurense)


Federico P. Kacoliris, Melina A. Velasco y Jorge D. Williams

120 Lagartija de las dunas (Liolaemus multimaculatus)


Federico P. Kacoliris, Cintia E. Celsi y Jorge D. Williams

136 Macuco (Tinamus solitarius)


Analía V. Dalia, Jorge Anfuso y Silvia Elsegood

154 Cauquén colorado (Chloephaga rubidiceps)


Pablo Petracci y Hernán V. Ibáñez

194 Águila harpía (Harpia harpyja)


Julián E. M. Baigorria y Rocío S. Rodríguez

210 Águila crestuda real (Spizaetus ornatus)


Julián E. M. Baigorria y Rocío S. Rodríguez
224 Loro vinoso (Amazona vinacea)
Analía V. Dalia y E. Bianca Bonaparte

248 Bailarín castaño (Piprites pileata)


Analía V. Dalia y Valeria Bauni

262 Cardenal amarillo (Gubernatrix cristata)


Hernán V. Ibáñez, Claudio Bertonatti y Milton Perelló

284 Tordo amarillo (Xanthopsar flavus)


M. Florencia Pucheta y Adrián S. Di Giacomo

304 Loica pampeana (Leistes defilippii)


Hernán V. Ibáñez y M. Jimena Grisolía

320 Mono aullador negro y dorado (Alouatta caraya)


Luciana I. Oklander, Silvana M. Peker y Martín Kowalewski

342 Mono aullador rojo (Alouatta guariba clamitans)


Luciana I. Oklander, Martín Kowalewski, Leandro Jerusalinsky y Vanessa Fortes

360 Aguará guazú (Chrysocyon brachyurus)


M. Marcela Orozco

388 Yaguareté (Panthera onca)


Norberto A. Nigro y Nicolás Lodeiro Ocampo

410 Oso andino (Tremarctos ornatus)


J. Fernando Del Moral Sachetti, Noelia E. Gómez, Miguel A. Acosta y Claudio Bertonatti

434 Pecarí labiado (Tayassu pecari)


Analía V. Dalia, Valeria Bauni, Jorge Anfuso, Silvia Elsegood y Norberto A. Nigro

460 Ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus)


M. Marcela Orozco y Marina Homberg

484 Ballena franca austral (Eubalaena australis)


Magdalena Arias, Guadalupe Sarti y Analía V. Dalia

516 Delfín franciscana (Pontoporia blainvillei)


M. Natalia Paso Viola, Leonardo G. Berninsone y Pablo Denuncio

532 Nómina de autores


I N T R O D U C C I Ó N

CO N S ID ERAC IONE S SOBR E LOS CAPÍ TULOS DE ESTE LI BRO

El presente libro “Dos décadas de tra-


COLORES UTILIZADOS SEGÚN ESTATUS DE CONSERVACIÓN
bajo con especies amenazadas de la Ar-
gentina” consiste en una recopilación y

CATEGORÍAS AMENAZADAS
EN PELIGRO CRÍTICO
actualización de la información disponi-
ble de 26 especies amenazadas de la flo- EN PELIGRO
ra y la fauna argentina. Cada una de ellas
VULNERABLE
es tratada en capítulos desarrollados por
investigadores, naturalistas y referentes y CASI AMENAZADO
contienen la información que se detalla a
PREOCUPACIÓN MENOR
continuación. El orden en que se presen-
ta cada especie se basa en la clasificación DATOS INSUFICIENTES

taxonómica. NO APLICABLE

NO EVALUADO

FICHA TÉCNICA TAXONÓMICA Y


ESTADO DE CONSERVACIÓN Ejemplo de ícono para las categorías
EN PELIGRO CRÍTICO Y EN PELIGRO

Se presenta a la especie con el nombre


vulgar más utilizado junto con el nom-
bre científico aceptado y su autoridad. Se
detalla el rango taxonómico al que perte-
nece (clase, orden, familia u otro según Estatus Estatus
internacional nacional
corresponda), otros nombres vulgares
incluyendo las denominaciones de la es-
pecie en diferentes lenguas de los pueblos
originarios (con énfasis en los nombres en los representan en el color que correspon-
uso en nuestro país), en inglés y en por- de a su categoría, la categoría CITES si la
tugués. Para el ordenamiento taxonómico tuviese.
y el orden en el que aparecen los capítu-
los en este libro se siguieron a: Bánki et
al. (2021) para invertebrados, Zuloaga et CARACTERÍSTICAS GENERALES
al. (2019) para flora y Bauni et al. (2021)
para vertebrados. Los nombres vulgares Se detallan características morfológi-
presentados son aquellos que los autores cas propias de la especie (tamaño, forma,
consideraron los más adecuados para la peso, altura), una descripción del aspecto
especie. Además, se especifica el estatus y la coloración general procurando desta-
de conservación a nivel internacional y car aquellos rasgos distintivos que permi-
nacional y, acompañados por íconos que ten reconocer a cada especie. Además, en

2 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
I N T R O D U C C I Ó N

particular para la fauna, se incluyen dife- HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN


rencias entre sexos, entre juvenil y adulto
(cuando difieren claramente), así como Se describen los ambientes en los que
entre especies taxonómicamente empa- habita cada especie, especialmente en
rentadas. la Argentina. Se incluye el área de distri-

Límites políticos de la República Argentina. Fuente: Instituto Geográfico Nacional (IGN).


Elaboración Fundación Azara.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 3
I N T R O D U C C I Ó N

bución que ocupa con mayor detalle en las Plantas Endémicas de Argentina
nuestro país, indicando las provincias (Secretaría de Ambiente y Desarrollo
donde se encuentra presente. Se consi- Sustentable de la Nación), Categoriza-
deraron las 24 jurisdicciones argentinas ción de las Aves de la Argentina según
y el Mar Argentino. Se acompaña cada su estado de conservación (Ministerio
capítulo con un mapa de distribución de Ambiente y Desarrollo Sustentable
en la Argentina, excepto para la ballena de la Nación y Aves Argentinas), Peces
franca austral (Eubalaena australis) y el de Agua Dulce Amenazados de la Ar-
delfín franciscana (Pontoporia blainvillei), gentina en “Otros que se van” (Chebez
donde se incluyen otras áreas que fre- et al., 2009), Categorización del Estado
cuentan cada una de estas especies. Se- de Conservación de la Herpetofauna de
gún consideración de los autores, cada la República Argentina y de las Lagarti-
mapa muestra la distribución actual, po- jas y Anfisbenas (Asociación Herpeto-
tencial, histórica, entre otras. Todos ellos lógica Argentina) y la Lista Roja de los
fueron elaborados por la Fundación de Mamíferos de Argentina (Secretaría de
Historia Natural Félix de Azara siguien- Ambiente y Desarrollo Sustentable de
do los lineamientos del IGN. la Nación y Sociedad Argentina para el
Estudio de los Mamíferos). Se presentan
las causas que llevaron a que la especie
RASGOS ETOECOLÓGICOS se encuentre amenazada y los proble-
mas de conservación. De incluirse la
Se detallan los hábitos y preferencias especie en CITES se especifica en cuál
horarias, voces, uso del hábitat, adap- apéndice y sus implicancias.
taciones fisiológicas y/o comportamen-
tales propias de cada especie, dieta ali-
mentaria y enemigos naturales, migra- ACCIONES DE CONSERVACIÓN
ciones (si tuviese), entre otros. También
se especifica todo lo relativo a los aspec- Se presenta una cronología detallada
tos reproductivos y su rol ecológico. de las acciones para preservar la espe-
cie, medidas legales adoptadas y su al-
cance, así como su presencia en áreas
ESTADO DE CONSERVACIÓN naturales protegidas. Se mencionan
proyectos de conservación in situ, ex situ
Se incluye la categoría de conserva- y ejemplares en cautiverio. También se
ción de cada especie a nivel interna- incluye una compilación de las investi-
cional según la última clasificación de gaciones realizadas y aquellas en cur-
la UICN que, en el caso de las aves, es so, actividades de educación ambiental
oficializada por BirdLife International. y materiales educativos desarrollados
Además, el estatus de conservación a junto con recomendaciones prácticas
nivel nacional según la última actua- de manejo de la especie y futuras accio-
lización de la Lista Roja Preliminar de nes. Se destaca el rol de la Fundación

4 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
I N T R O D U C C I Ó N

de Historia Natural Félix de Azara en BIBLIOGRAFÍA


el desarrollo de los proyectos de inves-
tigación y conservación de cada espe- Bánki, O.; Roskov, Y.; Döring, M.; Ower, G.; Van-
depitte, L.; Hobern, D.; Remsen, D.; Schalk, P.;
cie. También se presenta un listado en DeWalt, R. E.; Keping, M.; Miller, J.; Orrell, T.;
orden alfabético de todas las institucio- Aalbu, R.; Adlard, R.; Adriaenssens, E.; Aedo,
nes, organismos del Estado, organiza- C.; Aescht, E.; Akkari, N.; Alonso-Zarazaga,
M. A., et al. (2021). Catalogue of Life Checklist
ciones no gubernamentales, grupos de (Version 2021-11-09). Catalogue of Life.
investigación, iniciativas y proyectos Bauni, V.; Bertonatti, C. y Giacchino, A. (2021).
independientes de la Argentina, que Inventario biológico argentino: vertebrados.
Buenos Aires, Argentina: Fundación de His-
trabajan por cada una de las especies toria Natural Félix de Azara.
amenazadas que se incluyen en el libro. Categorización del Estado de Conservación de
la Herpetofauna de la República Argentina.
(2012). Fichas de los Taxones. Anfibios. Cua-
dernos de Herpetología, 26(supl. 1).
INFORMACIÓN ANTROPOLÓGICA Categorización del Estado de Conservación de
las Lagartijas y Anfisbenas de la República
Argentina. (2012). Cuadernos de Herpetolo-
Se incluye información de cómo las so- gía, 26(Supl. 1).
ciedades interpretan a las especies ame- Chebez, J. C.; López, H. L. y Athor, J. (2009). Peces
nazadas que se trataron en este libro. de agua dulce amenazados de la Argentina.
En: J. C. Chebez (Ed.), Otros que se van. Bue-
Para ello se incluyen: mitos y leyendas, nos Aires, Argentina: Editorial Albatros.
poemas, canciones, usos, entre otros. Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable
Esta sección solo se encuentra en aque- de la Nación y de Aves Argentinas. (2017).
Categorización de las Aves de la Argentina
llas especies sobre las cuales se dispone según su estado de conservación. Informe
de información cultural asociada. del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sus-
tentable de la Nación y de Aves Argentinas,
edición electrónica. C. A. Buenos Aires, Ar-
gentina.
BIBLIOGRAFÍA Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
(2010). Resolución N° 84/2010. Lista Roja
Preliminar de las Plantas Endémicas de la
En cada capítulo del libro se listan todos Argentina. Buenos Aires. Boletín Oficial.
los trabajos citados, que incluyen: libros, Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable
capítulos de libros, artículos científicos, y Sociedad Argentina para el Estudio de los
Mamíferos. (2019). Categorización 2019 de
tesis, informes técnicos y notas de divul-
los mamíferos de Argentina según su riesgo
gación. Se siguieron las Normas APA. de extinción. Lista Roja de los mamíferos de
Argentina. Versión digital.
Zuloaga, F. O.; Belgrano, M. J. y Zanotti, C. A.
(2019). Actualización del catálogo de las plan-
tas vasculares del Cono Sur. Darwiniana, nue-
va serie, 7(2), 208-278.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 5
P R Ó L O G O

EDUCAR PA RA E X T IN GUIR EL EXTERMI NI O

Cuando contemplamos el cielo duran- planeta, también, finito, cuyo nombre se


te la noche estamos viendo una pequeña inspiró en la diosa romana de la femini-
porción de una galaxia formada por mi- dad y la fecundidad: Terra, equivalente a
llones de distintas unidades astronómi- su par griega, Gea.
cas que llamamos “estrellas”. Mientras Honrando su nombre, la Tierra es fe-
giramos en torno al Sol, lentamente y cunda en formas de vida, aunque pocos
sin darnos cuenta, el panorama luce in- conocen o imaginan que en su delgada y
conmensurable. Pero no lo es. Tanto la heterogénea capa viven no menos de dos
Vía Láctea como el mismo Universo se millones de especies. Por eso laten to-
consideran finitos. Y allí vivimos… en un dos nuestros mares y desiertos, monta-

El amenazado yetapá de collar (Alectrurus risora) en la Reserva Privada Loma Alta,


Corrientes, julio de 2013. Foto: Claudio Bertonatti.

6 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P R Ó L O G O

ñas y pastizales, bosques y selvas, lagos Vivimos en sociedades “cosmofági-


y lagunas, bañados y esteros, arroyos y cas”, como decía el antropólogo Marvin
ríos... Pero en esa geografía viva nues- Harris. Nos “devoramos” la naturaleza
tra especie se insertó creando pueblos vecina o la que nos contiene. Es decir, la
y ciudades, reemplazando gran parte consumimos desmesuradamente. Pero
de esos paisajes silvestres por campos la humanidad no puede -ni debe- pro-
agropecuarios y extracciones mineras, yectarse siguiendo esa inercia. No es
interconectando todo por medio de una viable. Las porciones de naturaleza bajo
intrincada red de caminos, rutas, vías fé- resguardo legal son todavía insuficien-
rreas, puertos y aeropuertos. Desde allí tes para garantizar la supervivencia del
nos vinculamos con la vecindad natural fabuloso muestrario viviente y asegurar
de un modo dispar y, en general, poco la continuidad de los servicios o contri-
amigable. Usualmente, nos acordamos buciones que esos ecosistemas brindan
de la naturaleza cuando la necesitamos. a la Tierra (por consiguiente, a todos
Ya sea para usar sus recursos (agua, ma- nosotros). Esta necesidad es clara y la
deras, suelos, plantas medicinales, pai- tarea a cumplir para que nos vaya me-
sajes para vacacionar, entre otros) o para jor se conoce: tenemos que crear nue-
transferirle nuestros residuos. vos parques nacionales, provinciales y

Bosque otoñal, río Eléctrico del Parque Nacional Los Glaciares, Santa Cruz, abril de 2009.
Foto: César Bertonatti.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 7
P R Ó L O G O

municipales. Además, corredores bioló- dad se desangre. Pero mientras escribo


gicos y reservas privadas que los conec- esto, la superficie de las áreas silvestres
ten entre sí para potenciar al máximo se sigue reduciendo y fragmentando.
sus funciones y resguardar no solo su El resultado recuerda a un gran espejo
biodiversidad sino también los paisajes roto que entorpece ver, comprender y
que contienen valor histórico, arqueoló- reflejarnos los beneficios que recibimos
gico, étnico, artístico, espiritual y folkló- de la naturaleza.
rico, por ejemplo. Las instituciones de Cuando no se comprende lo que se
conservación ex situ (jardines botáni- recibe se torna más difícil ser agradeci-
cos, zoológicos o bioparques, acuarios, do. Pocos se preguntan quién produce
serpentarios y centros de rescate de el agua que bebemos, el aire purificado
fauna) deben articularse entre sí y con que respiramos, los suelos fértiles que
esa naturaleza “de afuera”, para contri- cultivamos, o quién poliniza las plan-
buir realmente a rehabilitar las áreas tas que comemos o nos curan… Estos y
degradadas y evitar que la biodiversi- otros beneficios pasan casi inadvertidos

Escultura de puma (Puma concolor) realizada por Ricardo Bustos para la Reserva Natural
y Cultural Privada Xumek, San Juan, noviembre de 2016. Foto: Claudio Bertonatti.

8 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P R Ó L O G O

por ser invisibles, silenciosos, cotidia- cionario dijo ante las cámaras de televi-
nos y gratuitos. A tal punto que muchas sión que se podían ver las especies que
personas consideran que un territorio habitaron en ese lugar antes de la lle-
cubierto por un ecosistema silvestre gada de los españoles, “como los pavos
es improductivo… Improductivo es ser reales y las nutrias patagónicas…”. Como
ingrato y no comprender qué sostiene si fuera poco, remató con un desconcer-
nuestra existencia. tante deseo biológico: “queremos que
En muchos aspectos la sociedad ha florezca la fauna autóctona”. Este ejem-
avanzado y, en otros, se ha embruteci- plo pone de manifiesto la necesidad que
do. Resulta paradójico que las comuni- los diseños curriculares de las institu-
dades urbanas, que tienen más acceso ciones educativas refuercen el ejercicio
a la tecnología, a la posibilidad de rea- de los mejores valores humanos. Es la
lizar estudios y mejorar su formación o forma más inmediata para formar ciu-
nivel de instrucción se hayan tornado dadanos, profesionales y gobernantes
más violentas y consumistas. Esto pone más instruidos y comprometidos con el
en evidencia que desde el seno familiar resto de su comunidad y con su entorno.
se maman valores insuficientes o equi- De lo contrario, las escuelas, institutos
vocados, desnutridos de solidaridad con y universidades seguirán produciendo
la naturaleza y con el prójimo. Lógica- meros “aprobadores de exámenes”, al
mente, un ser desnutrido de empatía decir, del pensador Claudio Naranjo.
será débil para buscar soluciones a los
problemas de todos. Pero es ahí donde la
alimentación educativa puede devolver
fuerzas morales al entramado social.
En el siglo XX se inició un proceso de
lo que podríamos llamar alfabetización
ambiental. Y lo seguimos transitando,
porque son muchos todavía los anal-
fabetos en esta materia. Ahora, si algo
podemos envidiar al ignorante es la se-
guridad con que se expresa. Para no ir
muy lejos, el 6 de noviembre de 2020, En ocasiones, pasan menos de 100 años
el Secretario de Ambiente de la capital entre que se descubre una especie y
de la Argentina (Eduardo Macchiavelli) se da por extinta. Es el caso de este
lo ejemplificó desde uno de los noticie- zorro volador de Guam (Pteropus
tokudae). En la foto (ventral y dorsal)
ros más importantes del país mientras se puede observar la piel de estudio del
recorría el Ecoparque o ex Zoológico de macho adulto conservada en el Museo
Buenos Aires. Ya lo dijo Baltasar Gracián Americano de Historia Natural de New
siglos atrás: “el primer paso de la igno- York (AMNH 87117) que fue colectado el
10 de agosto de 1931 por W. F. Coultas.
rancia es presumir de saber”. Justamen- Como desde 1968 no hay registros de la
te allí, y con arrogante “certeza”, el fun- especie se la considera extinta. Foto: AMNH.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 9
P R Ó L O G O

Desde luego, a los grandes medios de desterrar los espacios recreativos. Sí, de
comunicación les cabe una parte de esta ponderar producciones que ayuden a edi-
responsabilidad alfabetizadora. Si bien ficar una sociedad virtuosa, porque apos-
las programaciones se diseñan para ob- tar a divertirnos o distraernos mientras el
tener un rédito económico, hacer tareas barco hace agua no es inteligente.
de bien público deja otro tipo de “ganan- Inevitablemente, llama la atención la
cias” y más valiosas. Es necesario, enton- mirada perdida de los grandes decisores
ces, incluir oportunidades para satisfacer o gobernantes sobre estas cuestiones. Su
las distintas necesidades de la sociedad conducta los exhibe concentrados en sus
más allá de los monitoreos de audiencia. propios intereses políticos o electorales.
Los programas o segmentos educativos o Es decir, una mirada egocentrista y cor-
moralizantes suelen relegarse a espacios toplacista. Por lujosos y “aislados” que
marginales, con recursos de miseria. Bas- luzcan sus hogares necesitan agua pota-
taría contrastarlos con el tiempo dedicado ble, aire puro, suelos fértiles y estabilidad
al “chusmerío” o, peor aún, a los récords climática como el más humilde de los ani-
históricos de rating de la Argentina prota- males. Lo consideren o no, todos depen-
gonizados por eventos deportivos, casa- demos de la conservación de los paisajes
mientos de famosos, telerrealidad (reality silvestres.
show) o programas de entretenimiento. No Una naturaleza degradada, reducida
se trata de ir de un extremo a otro ni de en superficie y empobrecida en diversi-

El extinto zorro lobo de las Malvinas (Dusicyon australis) según un grabado contemporáneo
de 1773 publicado por F. Newbery, cuando la especie todavía estaba en el mundo de los vivos.

10 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P R Ó L O G O

dad de especies se verá comprometida que, lejos de propiciar el decrecimiento


en su salud y afectará la nuestra, porque de sus poblaciones o de su consumo, fo-
solo hay “una salud”, como lo postula la mentan y subsidian lo contrario. Aunque
Organización Mundial de la Salud. La esas medidas puedan sumar simpatías o
última pandemia, la de COVID-19, lo ra- comprar fugaces votos electorales cons-
tificó. Los disturbios humanos sobre las tituyen una eficaz forma de incrementar
áreas silvestres y el tráfico de fauna no el número de pobres, indigentes y es-
solo perjudicaron a los ecosistemas sil- clavos de esas condiciones ambientales,
vestres, vulnerando su capacidad para económicas y políticas. Esto no se podrá
alimentar, curar, vestir y albergar un nú- sostener de un modo indefinido. En al-
mero cada vez mayor de personas. Tam- gún momento la necesidad provocará
bién nos vulneraron. una renovación global en el perfil de los
Sabemos que la situación ambiental gobernantes. En la medida que cobren
global es crítica. Pese a ello, la pobla- protagonismo aquellos capaces de tener
ción humana sigue creciendo. Aumenta, una mirada estratégica y un plan serio
incluso, donde no hay condiciones ade- se podrá frenar la violenta catástrofe
cuadas. Es irracional, porque la super- “natural” que desencadena enfermeda-
ficie terrestre es la misma y la mayoría des, inundaciones, huracanes, pobreza y
de los recursos naturales van mermando hambre.
mientras otros pierden calidad. Aunque Esto equivale a sobrecargar un barco
los límites de la Tierra -en cuanto a su averiado cada vez con más pasajeros,
capacidad de acogida humana- ya es- pero con las mismas provisiones con
tán sobradamente excedidos, hay países las que zarpó. Su rumbo no está claro y

El extinto tilacino o tigre de Tasmania (Thylacinus cynocephalus) ilustrado por W. Francis y


R. Taylor, publicado en 1863. Los últimos avistajes fueron cerca de 1936.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 11
P R Ó L O G O

navega en un océano inestable y coman- Cada uno debe elegir… Quienes forman
dado por oficiales arrogantes que hacen parte de las páginas de este libro han
caso omiso a las advertencias sobre el elegido y, de algún modo, su pluma se-
estado de situación. Toda persona razo- ñala su rumbo.
nable podría temer un disturbio, un mo- Por eso, este cuadro de situación no
tín, una colisión o un naufragio. Y si bien debe consternarnos. Al decir de Virgilio
resulta fácil imaginar ese buque, a mu- (siglo I AC), “¡feliz aquel que pudo cono-
chos se les hace difícil advertir la analo- cer las causas de las cosas!” Y más feli-
gía con el estado del país o del planeta. ces seremos si encaminamos nuestras
No puede atribuirse eso a la falta de in- acciones para que nos vaya mejor.
formación, sino más bien a la negación
del problema, la ponderación de intere-
ses económicos, la corrupción, o un re-
duccionismo de fe: creer que nada va a
pasar. Pero estando en el siglo XXI resulta
inadmisible. Teóricamente la mayoría de
la población mundial está alfabetizada y
cuenta con acceso al potencial didáctico
de las redes sociales o de otros medios de
comunicación. Es evidente, entonces, que
hasta las buenas herramientas son poco
útiles en manos de quienes no saben o no
quieren usarlas.
Pero en toda sociedad (como en toda tri-
pulación) hubo, hay y habrá personas con
valores nobles, capacidad e inteligencia.
Son los rostros visibles del ejemplo bue-
no, inspirador para las generaciones ac-
tuales o futuras, y demostrativo de que no
está todo perdido. Gracias a ellas sabemos
que es importante pensar y elegir en qué
lugar ubicarnos en este “barco”. Podemos
ignorar el problema o ser parte del mis-
mo, maldecir el diagnóstico, paralizarnos
ante la incertidumbre y deprimirnos o,
bien, organizar el consumo de las provi-
siones, ayudar a corregir el curso, dar un
golpe de timón, reparar las áreas averia- Ilustración de aguará guazú (Chrysocyon
das, enseñar o capacitar a la tripulación, brachyurus) realizada por A. Escalante
en 2013, exhibida en la Intendencia del
alentar a quienes hacen las cosas bien o
Parque Nacional Mburucuyá, Corrientes.
buscar los faros para orientarnos mejor. Foto: Claudio Bertonatti.

12 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P R Ó L O G O

Este libro se relaciona con todo lo ante- pecies amenazadas de extinción. Con el
dicho. En una situación ambiental com- correr de los años se sumaron otras ac-
pleja y preocupante, existen personas, ciones y este libro es una consecuencia
en distintos lugares del país que traba- coherente de la trayectoria institucional
jan silenciosa y cotidianamente para que contaba con ese personaje único que
aportar su esfuerzo a la conservación supo dirigir su Área de Biodiversidad por
de la naturaleza. Casi medio centenar muchos años (2002-2011). Pero detrás
de autores han pasado en limpio lo que de escena siempre estuvo (y está) Adrián
saben sobre un conjunto de especies Giacchino, para conseguir los recursos,
ignotas o amenazadas. Y, así, dan conti- encarar las gestiones y dar el respaldo
nuidad a un precursor argentino en este que hacen viables las buenas ideas para
tema: Juan Carlos Chebez (1962-2011). convertirlas en resultados tangibles.
En la primera edición (1994) de su obra Este libro también lo ejemplifica en sí
“Los que se van” advirtió que “la poca in- mismo y con la presentación de un con-
formación existente sobre la materia está junto de casos en los que la Fundación
dispersa en numerosas publicaciones espe- Azara despertó preocupación o realizó
cializadas, o bien se encuentra resumida en
compendios realizados en otros idiomas…”.
Sus palabras conservan vigencia, y él es
parte de la historia de estos 20 años que
conmemora la Fundación Azara. A Juan
Carlos se deben los primeros esfuerzos
de la institución por las especies en peli-
gro (2002). Repitiendo un exitoso esque-
ma de trabajo que practicó en la Funda-
ción Vida Silvestre Argentina durante los
años 80, conformando y coordinando un
numeroso grupo de voluntarios sin más
requisito que el anhelo de ayudar al res-
to de la naturaleza. Con muchos de ellos
encaró los cinco tomos de su “Guía de las
Reservas Naturales de la Argentina” (2005)
y más tarde actualizó “Los que se van”,
cuya segunda edición (2008) pasó a te-
ner cuatro volúmenes. Estos dos trabajos
son, sin dudas, su mayor legado escrito.
En 2004 había gestado los primeros Con-
gresos Nacionales de Biodiversidad, en El extinto guacamayo azul
(Anodorhynchus glaucus) que habitó
muchos de los cuales se desarrollaron en los palmares y selvas de la cuenca
talleres para analizar las “listas rojas” del Plata hasta mediados del siglo XX.
que compendian los nombres de las es- Ilustrado por J. Wagler en 1832.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 13
P R Ó L O G O

Águila crestuda negra


Águila coronada (Spizaetus tyrannus).
(Harpyhaliaetus coronatus).

Tatú carreta (Priodontes maximus). Zorro pitoco o perro vinagre


(Speothos venaticus).

14 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P R Ó L O G O

investigaciones, actividades educativas, ballena jorobada. Este libro ofrece dos po-
rescates o programas de conservación. sibilidades de análisis. Una es obvia: com-
En varios casos se trata de las primeras partiendo la información sobre la historia
fichas técnicas o las más completas hasta natural de seres amenazados o ignorados
el presente que se hayan escrito sobre es- podrán conocerse mejor. Luego, hay otra
pecies amenazadas que encuentran aquí más profunda: este conjunto de casos
esperanzas de salvación. Y eso no es poco. permite integrar los distintos problemas
Es necesario aclarar que estas son solo que afectan un muestrario de seres vivos
algunas de las plantas y animales con los en diferentes regiones. Es decir, ayuda a
que se trabajó directamente o apoyando construir una visión sobre los desafíos de
a otras instituciones. Otras especies han la conservación y, por consiguiente, de
sido objeto de contribuciones más pun- nuestra supervivencia.
tuales, como sucedió con el yetapá de La naturaleza, por su parte, nos ofrece
collar, la yacutinga, el guacamayo rojo, el distintos niveles de aproximación. El pri-
águila crestuda negra, el águila corona- mero es el más simple, directo y univer-
da, el tatú carreta, el zorro pitoco o perro sal: el de la curiosidad. Nos alienta a con-
vinagre, el ocelote, el tirica, el margay, el templar, observar, descubrir, sorprender-
lobito de río, la vicuña, el delfín nariz de nos o acceder a algo que nos gusta o in-
botella, la ballena sei, la ballena fin y la teresa. Normalmente, ese encuentro hace

Tonina overa (Cephalorhynchus commersonii) contemplada por turistas en Bahía Engaño,


cerca del puerto de Rawson, Chubut, 2006. Foto: Laboratorio de Mamíferos Marinos, CESIMAR, CCT CENPAT.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 15
P R Ó L O G O

foco en lo estético o en lo que considera- en el último. Después de todo, luchamos


mos hermoso, con o sin explicación. Eso para que no se cumpla prematuramente
nos permite acceder al nivel de las emo- esa severa sentencia del célebre de Carl
ciones, donde afloran sentimientos afi- Sagan: “La extinción es la regla. La supervi-
nes con el placer, la atención, la calma, el vencia es la excepción”.
bienestar, la inspiración o la felicidad, por Posiblemente, cuando contemplen las
ejemplo. Y si nos lo proponemos, se abrirá hermosas ilustraciones que dedicó Eliza-
la puerta de un nivel intelectual, reflexivo, beth Pepe Steger a estas plantas y anima-
filosófico… El que nos enseña a compren- les resulte inevitable recordar las de aque-
der y nos motoriza a indagarnos ¿por qué llos naturalistas de siglos pasados que
ese “algo” nos interesa, conmueve, preo- retrataron especies hoy extintas. Como la
cupa o intriga? Ahondando, incluso: ¿qué mayoría de los lectores no será especia-
hacemos en este mundo?, ¿de qué se trata lista (y doy gracias por ello) es importan-
la vida?, ¿hemos identificado nuestra mi- te distinguir la extinción del exterminio.
sión en ella? Todas las personas pueden A la primera no le temamos: es la etapa
experimentar estos niveles. Son “aptos final de la vida de una especie a lo largo
para todo público” porque no exigen ser de su evolución. Los restos fósiles en los
un especialista en ecología ni en filosofía. museos de historia natural y en los yaci-
La naturaleza no discrimina. Es generosa. mientos paleontológicos son evidencias
Desde luego, existen otras escalas, esen- de ello. Después de unos 4.000 millones
cialmente técnicas, para deducir o expli- de años de vida sobre la Tierra sabemos
car racionalmente lo que vemos. Pero, sin que compartimos nuestra existencia con
dudarlo, el mayor nivel o el más impor- una pequeña porción de todas las espe-
tante es el del compromiso. Para saber si cies que alguna vez habitaron el mundo.
accedemos o no a él bastará responderse Pero el exterminio es algo muy distinto.
si somos capaces de reconocernos como No tiene que ver con la evolución sino
parte de la naturaleza, de empatizar con con nuestra forma de pensar y de obrar.
ella, de guardarle gratitud y de ayudarla Es mi deseo más profundo que estas pá-
con pensamientos, palabras y acciones. ginas contribuyan con la educación po-
Podemos transitar por todos esos niveles, pular para mejorar nuestras actitudes y
pero sería racionalmente bueno y emo- extinguir, así, el exterminio de otras for-
cionalmente sano que nos encontremos mas de vida.

Claudio Bertonatti

16 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P R Ó L O G O

Guacamayo rojo (Ara chloroptera).

F U N DAC I Ó N A Z A R A 17
M A R G A R I T A D E L A S B A R R A N C A S

18 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MARGARITA DE LAS BARRANCAS

Grindelia aegialitis Cabrera

C I N T I A E . C E L S I Y L U I S A . D E LV E N N E

Clase: Magnoliopsida
Orden: Asterales
Familia: Asteraceae
Nombre vulgar: margarita de las barrancas.
Nombre en inglés: no se conoce.

Estatus internacional: no se encuentra catalogada por la UICN (2021).


Estatus nacional: Categoría 5 (Res. N° 84/2010, Lista PlanEAr, SAyDS, 2010).

CARACTERÍSTICAS GENERALES Grindelia aegialitis es un subarbusto ras-


trero, con raíz gruesa y profunda. Emite
Grindelia aegialitis es una planta nati- tallos decumbentes que se elevan de la
va, perenne, endémica de la provincia superficie del terreno no más de 20-30
de Buenos Aires. Su epíteto específico cm.
“aegialitis” proviene del griego y significa Los tallos portan numerosas hojas de
“el que vive a orillas del mar”, haciendo margen aserrado con pequeños aguijo-
alusión a su único tipo de hábitat: la cos- nes y con abundante y corta pubescencia
ta marítima bonaerense, donde ocupa un en ambas caras, también presente en ta-
área sumamente restringida. llos e involucro.
Pertenece a un género exclusivo del Las flores se agrupan en capítulos que
continente americano, cuyo rango geo- se disponen en forma solitaria en el ex-
gráfico de distribución abarca Estados tremo de las ramas.
Unidos y México, se interrumpe al sur Cada capítulo está acompañado por
de este último y reaparece en Perú, ex- numerosas brácteas y porta numerosas
tendiéndose desde allí hasta el sur de flores amarillas dimorfas: las del margen
Sudamérica. Su distribución disyunta -dispuestas en una sola serie- son pistila-
describe a Grindelia como un género ca- das y poseen lígula; las del disco son her-
racterístico de las regiones templadas de mafroditas y no poseen lígula.
América (Cabrera, 1931, 1963). El fruto es un aquenio y el papus está

F U N DAC I Ó N A Z A R A 19
M A R G A R I T A D E L A S B A R R A N C A S

Grindelia aegialitis, mostrando su típico hábito rastrero, San Eduardo del Mar, Buenos Aires,
octubre de 2017. Foto: Cintia Celsi.

formado por escasas cerdas caducas (Ca-


brera, 1931; Bartoli y Tortosa, 1999).

HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN

Grindelia aegialitis es endémica de la re-


gión pampeana, donde ocurre justo en la
zona de contacto entre el Distrito Pampea-
no Oriental y el Distrito Pampeano Austral
(Cabrera, 1971). Habita exclusivamente el
frente costero-marino en una muy acota-
da área geográfica.
Su distribución histórica está indicada
Capítulo de Grindelia aegialitis; para los partidos bonaerenses de General
nótese el dimorfismo de las flores: las
Alvarado y General Pueyrredón (Cabrera,
liguladas dispuestas solo en el margen
del receptáculo, partido de General 1931, 1940).
Pueyrredón, abril de 2017. Foto: Luis Delvenne. Estudios actuales, desarrollados desde

20 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Capítulo solitario en el extremo de
una rama florífera. Nótese las brácteas
Detalle de inflorescencia en desarrollo. Nótese la dispuestas en varias series y las flores
abundante y corta pubescencia cubriendo las brácteas amarillas liguladas. Partido de General
del involucro, así como también las hojas aserradas. Pueyrredón, noviembre de 2019.
San Eduardo del Mar, octubre de 2017. Foto: Cintia Celsi. Foto: Luis Delvenne.

el “Proyecto Costas Bonaerenses” y cola-


boradores, están enfocados en actualizar DISTRIBUCIÓN
el rango geográfico de esta rareza cos-
tera. Los relevamientos efectuados han
permitido corroborar la presencia de la
especie en su localidad tipo (Miramar),
en el sector de acantilados entre el arro-
yo Las Brusquitas y el Marquesado, entre
Chapadmalal y las proximidades del Faro
Punta Mogotes y en acantilados al norte
de la ciudad de Mar del Plata. Adicional-
mente, observaciones preliminares per-
miten confirmar su presencia en acan-
tilados del partido de Mar Chiquita, dato
que representa una novedad en el área
de distribución de la especie (Celsi et al.,
inédito).
A partir de los estudios realizados hasta
el momento, sabemos que habita en suelo
arenoso, frecuentemente algo consolida-
do y con rocas sedimentarias en superfi-
cie o bien a escasa profundidad (Cabrera,
1931; Bartoli y Tortosa, 1999; Celsi y Del-
venne, 2017).

F U N DAC I Ó N A Z A R A 21
A B

Vista general de los acantilados entre el sur de Mar del Plata y Miramar (provincia de
Buenos Aires), hábitat característico de la especie. A. Nótese el trazado de la Ruta Provincial
interbalnearia N° 11, en el tramo que une ambas ciudades balnearias, atravesando el hábitat
de la especie. Además, la instalación de rompeolas en la playa como defensa costera para
paliar el fuerte proceso erosivo de los acantilados. Cerca de Chapadmalal, octubre de 2017 y
B. Al fondo la ciudad de Miramar, San Eduardo del Mar, octubre de 2017. Fotos: Cintia Celsi.

Crece sobre el borde de acantilados y suelos arenosos (Cabrera, 1941) especial-


dunas directamente expuestos al mar. Se mente Sporobolus coarctatus (Spartina cilia-
la puede encontrar en acantilados altos ta), Panicum racemosum, Margyricarpus pin-
-de hasta 30 m de altura- donde la cima natus, Calystegia soldanella, Achyrocline satu-
es plana y con poca arena. También ha- reioides, y también Hydrocotyle bonariensis.
bita en dunas colgadas que se forman en La relevancia de especies exóticas y
el tope de barrancas de menor altura por anuales oportunistas dentro del elenco
la acumulación de la arena que movilizan de especies acompañantes es alta, lo cual
los vientos desde la playa. Otras veces, se refleja el impacto de la actividad humana
presenta sobre playones de roca al descu- sobre el ambiente. En particular, la uña de
bierto (Celsi y Delvenne, 2017). gato (Carpobrotus edulis), una planta rastre-
ra tapizante introducida para la fijación
de los suelos y considerada invasora, es la
RASGOS ETOECOLÓGICOS principal indicadora de un ambiente mo-
dificado (Celsi y Delvenne, 2017).
Estudios recientes sobre la estructura Si bien el hábitat natural más represen-
vegetal y composición florística asociada tativo de Grindelia aegialitis es el pastizal
a la especie (Celsi y Delvenne, 2017) mos- costero psamófilo, se la ha encontrado cre-
traron que G. aegialitis se desarrolla en ciendo secundariamente en playones ro-
pastizales bajos -donde la vegetación ra- cosos, y suelos sujetos a disturbios, como
ramente supera el metro de altura-, y de bordes de surcos y cárcavas producidos
alta cobertura, siendo esta comúnmente por el escurrimiento superficial.
superior al 80%. En su hábitat, Grindelia
aegialitis aporta entre el 1 y 30% a la co-
bertura total de la vegetación. ESTADO DE CONSERVACIÓN
Se reconocieron al menos 31 especies
acompañantes, con predominancia de Desde su descripción, Grindelia aegiali-
hierbas de ciclo de vida anual y geófitas. tis ha sido reportada como una especie de
Muchas de las especies asociadas a Grin- reducida área geográfica (Cabrera, 1931).
delia aegialitis son fuertemente afines a los Sumado a su acotada distribución, el há-

22 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M A R G A R I T A D E L A S B A R R A N C A S

bitat de este endemismo está severamen- sobre las barrancas, sumados a la plan-
te modificado por acción humana: dos tación de especies vegetales adventicias
de las ciudades más grandes de la costa como el siempreverde (Myoporum laetum)
bonaerense -Mar del Plata y Miramar- se y la expansión espontánea de la uña de
encuentran establecidas en el sector, in- gato provocan severas alteraciones a la
cluyendo uno de los puertos más impor- calidad y estructura del hábitat de Grinde-
tantes de la costa marítima argentina, y lia aegialitis (Celsi y Delvenne, 2017). Por
el trazado de la Ruta Provincial interbal- otra parte, los acantilados donde habita se
nearia N° 11 que atraviesa íntegramente encuentran sujetos a un activo proceso de
su rango de distribución. La realización erosión causado por el oleaje del mar.
de obras viales y de drenaje, el uso de ve- A priori, su estado de conservación es
hículos sobre dunas y barrancas, la aper- crítico, aunque aún no ha sido evaluado
tura de playas de estacionamiento vehi- metodológicamente.
cular y caminos de acceso a la costa, la En distintas fuentes bibliográficas es
instalación de infraestructura turística, el señalada como una planta amenazada o
pisoteo y los trabajos de mantenimiento cercana a la amenaza. Delucchi y Correa

Tope de acantilado con pastizal psamófilo. Grindelia aegialitis se observa en el centro


de la imagen, creciendo en asociación con Hydrocotyle bonariensis, Panicum sp. y
Carpobrotus edulis. San Eduardo del Mar, octubre de 2017. Foto: Cintia Celsi.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 23
M A R G A R I T A D E L A S B A R R A N C A S

(1992) la categorizaron como “Vulnera- geográfica de Grindelia aegialitis. Dentro de


ble” (véase también Cabrera et al., 2000) y esta línea de trabajo, se están investigan-
posteriormente Delucchi (2006) la consi- do las características ambientales donde
deró “En Peligro Crítico”. se desarrolla esta planta -incluyendo la
En la categorización de la Lista Roja Pre- estructura y composición vegetal de las
liminar de las Plantas Endémicas de Ar- comunidades donde se encuentra la es-
gentina (Lista PlanEAr) se clasifica a Grin- pecie y su ubicación geomorfológica-, y se
delia aegialitis en la máxima categoría de están reuniendo datos georeferenciados
amenaza (Categoría 5) (Secretaría de Am- de su presencia actual, que permitirán ac-
biente y Desarrollo Sustentable -SAyDS-, tualizar, estimar y mapear su área de dis-
2010), debido a su distribución restringi- tribución. Estos estudios se encuentran
da y a que sobre sus poblaciones se presu- en desarrollo y conforman una primera
me que pueden actuar uno o más factores aproximación para describir el hábitat
de amenaza (p. ej. destrucción de hábitat). de la especie y evaluar su estado de con-
A escala global es necesaria su evaluación servación. La continuidad de los estudios
para que sea incluida en la Lista Roja de permitirá recabar mayor información e
Especies Amenazadas de la Unión Inter- impulsar gestiones para conferirle a la es-
nacional para la Conservación de la Natu- pecie un adecuado marco de protección.
raleza -UICN- (UICN, 2021). A partir de gestiones impulsadas por los
El acotado rango geográfico de la espe- autores de este capítulo, se está promo-
cie, y las fuertes modificaciones antrópi- viendo la declaración de Grindelia aegiali-
cas a las que está sujeto su hábitat, ame- tis como especie emblemática del partido
ritan incrementar los estudios sobre su de Gral. Alvarado. Mediante esta figura, se
estado de conservación y evaluar medidas busca promover el conocimiento de esta
de protección para este endemismo cos- planta endémica entre los habitantes lo-
tero y su hábitat. Resulta prioritario asig- cales, lograr su valoración como elemen-
narle a la especie un adecuado reconoci- to del patrimonio natural de la región y
miento y manejo como especie protegida. destacarla como un nuevo símbolo de
la identidad local. Impulsar el reconoci-
miento de una especie amenazada en un
ACCIONES DE CONSERVACIÓN ambiente altamente antropizado es un
paso indispensable para complementar
A partir de la información brindada por y fortalecer futuras acciones de manejo y
Luis Delvenne, coautor de este capítulo y conservación.
vecino del barrio El Marquesado, quien La Fundación Azara brinda desde sus
alertó sobre la presencia de la especie, inicios un marco institucional para el de-
desde el “Proyecto Costas Bonaerenses” sarrollo del “Proyecto Costas Bonaeren-
de la Fundación Azara junto a colabora- ses”; en este sentido, apoya la realización
dores, se vienen realizando, desde el año de campañas de estudio, colabora con la
2017, observaciones y estudios metodo- difusión de información y la organización
lógicos sobre la ecología y distribución de eventos y jornadas de divulgación, pro-

24 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M A R G A R I T A D E L A S B A R R A N C A S

vee una parte importante de los recursos y Cabrera, A. L.; Crisci, J. V.; Delucchi, G.; Freire, S. E.;
Giuliano, D. A.; Iharlegui, L.; Katinas, L.; Sáenz,
medios necesarios para encaminar nume-
A. A.; Sancho, G. y Urtubey, E. (2000). Catálogo
rosas acciones y proyectos que incluyen Ilustrado de las Compuestas (=Asteraceae) de
entre muchos objetivos, a esta planta cos- la provincia de Buenos Aires, Argentina: Siste-
mática, Ecología y Usos. COBIOBO (Comisión
tera endémica, Grindelia aegialitis. Recien-
de Biodiversidad Bonaerense), Nº 2, PROBIO-
temente, mediante el “Programa de Volun- TA (Programa para el Estudio y Uso Sustenta-
tarios” institucional, la Fundación también ble de la Biota Austral) Nº 1. Convenio Secreta-
facilita la participación de colaboradores y ría de Política Ambiental, Universidad Nacio-
nal de La Plata, provincia de Buenos Aires.
asistentes de campo que acompañan en Celsi, C. E. y Delvenne, L. (2017). Caracterización
las diferentes tareas que se vienen reali- de la vegetación acompañante de Grindelia ae-
zando en el marco del proyecto. gialitis Cabrera, entre el arroyo Las Brusquitas
y El Marquesado (Gral. Pueyrredón, Buenos
Aires). En: C. E. Celsi y M. Cenizo (Eds.), Actas
de las II Jornadas Bonaerenses sobre Conser-
BIBLIOGRAFÍA vación de Ambientes y Patrimonio Costero (pp.
29-30). Argentina, Buenos Aires, Villa Gesell.
Bartoli, A. y Tortosa, R. D. (1999). Revisión de las Delucchi, G. (2006). Las especies vegetales ame-
especies sudamericanas de Grindelia (Astera- nazadas de la provincia de Buenos Aires: una
ceae: Astereae). Kurtziana, 27(2), 327-359. actualización. APRONA. Boletín Científico, 39,
Cabrera, A. L. (1931). Revisión de las especies sud- 19-31.
americanas del género Grindelia. Revista Mu- Delucchi, G. y Correa, R. F. (1992). Las especies ve-
seo de La Plata (Secc. Bot.), 33, 207-249. getales amenazadas de la provincia de Buenos
Cabrera, A. L. (1940). La vegetación espontánea de Aires. En: H. L. López y E. P. Tonni (Eds.), Situa-
las dunas de Miramar. Boletín de Agricultura, ción ambiental de la provincia de Buenos Ai-
Ganadería e Industrias, 20(1-4), 5-11. res. Recursos y rasgos naturales en la evalua-
Cabrera, A. L. (1941). Las comunidades vegetales ción ambiental (volumen 2(14): 1-39). Buenos
de las dunas costeras de la provincia de Bue- Aires, La Plata: Comisión de Investigaciones
nos Aires. D.A.G.I. Publicaciones Técnicas, 1, Científicas de la provincia de Buenos Aires.
5-44. SAyDS. (2010). Resolución N° 84/2010. Lista Roja
Cabrera, A. L. (1963). Flora de la provincia de Bue- Preliminar de las Plantas Endémicas de la Ar-
nos Aires. Parte 6, Compuestas. Buenos Aires, gentina. Buenos Aires. Boletín Oficial, 31867,
Argentina: INTA. 19-29.
Cabrera, A. L. (1971). Fitogeografía de la República UICN. (2021). Lista Roja de las Especies Amenaza-
Argentina. Boletín de la Sociedad Argentina de das de la Unión Internacional para la Conser-
Botánica, (1-2), 1-42. vación de la Naturaleza. Versión 2021-3.

Glosario

Aquenio: fruto seco, indehiscente y con una sola semilla.


Brácteas: hojas modificadas que rodean a la inflorescencia.
Capítulo: inflorescencia típica de la familia Asteraceae, en la cual las flores, que son sésiles, se insertan en
un receptáculo común, por lo general acompañado de una o más series de brácteas.
Decumbentes: en referencia al hábito de crecimiento del tallo, que se extiende horizontalmente apoyado
sobre el suelo, sin enraizar, y se levanta por lo común en su extremo.
Lígula: extensión de la corola en forma de lengüeta en algunas flores de la familia Asteraceae.
Papus: conjunto de pelos, cerdas o escamas, posiblemente sustituto del cáliz, en las flores de la familia As-
teraceae; puede ser o no persistente en el fruto.
Pistiladas: que poseen gineceo o pistilo, equivalente al órgano reproductivo femenino.
Psamófilo: afín a la arena; que prospera en sustrato arenoso.
Pubescencia: cubierta de pelos cortos y suaves.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 25
O R Q U Í D E A D E L T A L A R

26 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
ORQUÍDEA DEL TALAR

Chloraea membranacea (Lindley, 1840)

C L A U D I O B E R T O N AT T I

Clase: Liliopsida
Orden: Asparagales
Familia: Orchidaceae
Otros nombres vulgares: orquídea de los talares, orquídea terrestre del talar,
orquídea ribereña.
Nombre en inglés: Tala Forest Orchid.

Estatus internacional: no se encuentra catalogada por la UICN (2021).


Estatus nacional: no evaluada.
CITES: II (2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES

Es una orquídea terrestre, robusta y


de tamaño medio a grande (30-60 cm
de altura incluyendo su inflorescencia).
La planta presenta 5 a 10 raíces a modo
de bulbos carnosos y oblongos de 4 a 12
cm de largo. Desde la base presenta de
3 a 7 hojas verdes, semierectas, elípticas
y lanceoladas de 15 a 21 cm de longitud
(3 a 4,5 cm de ancho). La inflorescencia
es larga, recta y conforma un racimo de
10 a 20 atractivas flores blancas, con
tintes verdosos y dulce fragancia. La es-
tructura de cada flor consta de sépalos

Orquídea del talar en el Parque Natural


Lago Lugano, junio de 2017.
Fuente: Alumnxsescuelatecnica, sitio web Wikipedia.

27
O R Q U Í D E A D E L T A L A R

Vista superior de la planta en el inicio de su floración, Quilmes, septiembre de 2016.


Foto: Claudio Bertonatti.

dorsales agudos (2,1 x 0,9 cm), sépalos rosas, diminutas y livianas semillas de
laterales elípticos, pétalos membrano- 0,395 mm de largo por 0,145 mm de an-
sos y labelo blanco, con garras cortas, cho (Lallana et al., 2016). Por su belleza
oscuramente trilobulado y con el ápice es cultivada como ornamental.
redondeado (Buzatto et al., 2014; Eche-
verría et al., 2017). Se distingue de Chlo-
raea bella por tener los sépalos laterales HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN
un centímetro más pequeños y el labelo
con ápice redondeado en lugar de agudo La orquídea del talar habita en suelos
(Sanguinetti, 2016). Los frutos son cáp- húmedos y sombreados, comúnmente
sulas elipsoidales que contienen nume- en el borde o debajo de la sombra de ár-

28 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O R Q U Í D E A D E L T A L A R

Inflorescencia de la orquídea del talar en Parque Natural Lago Lugano, noviembre de


2016. Foto: Claudio Bertonatti.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 29
O R Q U Í D E A D E L T A L A R

Ilustración de la orquídea del talar en Lámina 20 Ilustración de la orquídea del talar por J.
de la obra Flora Brasiliensis. E. Lacour, Instituto de Botánica Darwinion.

30 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O R Q U Í D E A D E L T A L A R

boles o bosques ribereños o xeró-


DISTRIBUCIÓN
filos. En menor medida, en pasti-
zales abiertos y serranías (Correa,
1969). Ocupa espacios desde el
nivel del mar hasta una altura
máxima de 800 m s. n. m. (Eche-
verría et al., 2017; Instituto de Bo-
tánica Darwinion, 2018, 2020). En
áreas de la ecorregión del Espinal
se asocia naturalmente con ejem-
plares de tala (Celtis ehrenbergiana),
coronillo (Scutia buxifolia), sombra
de toro (Jodina rhombifolia) y que-
bracho blanco (Aspidosperma que-
bracho-blanco).
Se trata de una especie endémi-
ca del Cono Sur (Sudamérica) que
está presente en Brasil (Paraná,
Río Grande del Sur y Santa Ca-
tarina), en Uruguay (Canelones,
Cerro Largo, Florida, Maldona-
do, Montevideo, Rivera, San José,
Soriano, Tacuarembó, Treinta y
Tres Orientales) y en el este de la Área de distribución potencial donde estuvieron (hasta décadas
Argentina: provincias de Santa recientes), están y podrían estar sus poblaciones actualmente.

Fe, Corrientes, Entre Ríos y Bue-


nos Aires (Instituto de Botánica Chica del macizo de Tandilia (Echeverría
Darwinion, 2020). et al., 2017; Instituto de Botánica Darwi-
Existen registros fotográficos, citas y nion, 2018, 2020). Sobrevive, incluso,
colecciones de herbario con ejemplares en algunos sitios puntuales de la Ciudad
que ponen en evidencia la existencia de Autónoma de Buenos Aires (CABA) (véa-
poblaciones pequeñas y discontinuas en se Acciones de Conservación). Muchas
parches silvestres y urbanos, como su- veces, incluso, en jardines o parques
cede en el Área Metropolitana de Buenos del AMBA, donde rara vez es reconoci-
Aires (AMBA) y alrededores, como: Pilar, da, dado que su corte sistemático (jun-
Del Viso, San Isidro, Vicente López, Bella to con el césped) impide que florezca y
Vista, San Miguel, Campo de Mayo, Cas- pueda ser apreciada. No obstante, al ser
telar, Morón, Lomas de Zamora, La Ma- una bulbácea las plantas sobreviven. Lo
tanza, Quilmes, Berisso, Plátanos, Hud- mismo ocurre en Uruguay (como en el
son, Punta Indio, Magdalena, Las Flores, predio de la Facultad de Agronomía en
Mar del Plata, Balcarce e incluso la Sierra Sayago, departamento de Montevideo).

F U N DAC I Ó N A Z A R A 31
O R Q U Í D E A D E L T A L A R

Junto con Chloraea bella conforma el lla- refugio (Sanguinetti, 2016). En tal senti-
mado grupo “oriental” del género (con do los polinizadores más frecuentes son
casi medio centenar de especies), dado machos y hembras de las abejitas verdes
que no tiene ocurrencia en la región an- metálicas (de la tribu Augochlorini) como
dina y comparten caracteres florales que Augochloropsis multiplex (Sanguinetti et
las hacen muy similares (Sanguinetti, al., 2012). Según lo observado por San-
2016). guinetti (2016) las abejas sostenían su
vuelo fugaz frente a una flor, aterrizaban
sobre el labelo e ingresaban a la cavidad
RASGOS ETOECOLÓGICOS floral y, una vez posada, mecían el labe-
lo de modo notable. La gran mayoría de
Durante el otoño y el invierno se de- los insectos se retira de la cavidad flo-
sarrollan las hojas en forma de roseta. ral con el abdomen apuntando hacia la
Florece en primavera. Para fructificar columna. Esto implica que cada abeja
depende de polinizadores, a los que realice un giro de 180º dentro de la flor,
atrae mediante la estrategia de engaño presionando su abdomen contra el ros-
alimenticio y sexual, además de proveer telo, provocando que éste libere un flui-

Grupo de orquídeas del talar en floración en su hábitat del Parque Natural Lago Lugano,
octubre de 2014. Foto: Claudio Bertonatti.

32 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O R Q U Í D E A D E L T A L A R

do pegajoso. Impregna así el abdomen, tengan condiciones de humedad, luz y re-


que, al entrar en contacto con el polina- paro de árboles. No parece ser el caso de
rio, hace que la abeja se marche llevando otra pequeña orquídea terrestre, Cyclopo-
consigo polen en tal volumen que llega a gon elatus, al menos en la provincia de Bue-
entorpecer el equilibrio del polinizador. nos Aires, dado que -siendo simpátrica de
De hecho, pueden caer al suelo o remo- Ch. membranacea- ha desaparecido de las
ver activamente parte del polinario con mismas áreas protegidas donde fueron
sus patas delanteras para recuperar es- registradas (De Magistris et al., 2015). La
tabilidad. Cabe aclarar que, al parecer, las revisión de las observaciones de ejem-
abejas no toman néctar de los presuntos plares de herbarios (Instituto de Botánica
nectarios, aunque destinen considerable Darwinion, 2018) ratifica su presencia en
tiempo inspeccionando los osmóforos áreas modificadas. Por ejemplo, los da-
claviformes. Por consiguiente, la planta tos de diferentes colectores mencionan
no provee recompensa, siendo poliniza- ejemplares en: un “bosque cultivado con
da mientras los insectos buscan alimen- Pinus, Cupressus y Eucaliptus” de Mar del
to presumiendo que lo habrá. Luego de Plata, Peralta Ramos (col.: B. Piccinini),
polinizadas las flores cierran su perianto “creciendo espontáneamente a la sombra
y restringen el acceso a su columna. Es de Cupressus sp. cultivado, añoso” en Del
importante resaltar que el porcentaje de Viso, Barrio Falcón, Quinta Santa Teresita
fructificación (en algunos casos, superior (col.: M. J. Belgrano); y en el “camino de
al 60%) es elevado por no ofrecer recom- los álamos” de Isla Martín García (col.: J.
pensa. Al igual que en muchas orquídeas A. Hurrell).
terrestres, el polinario es friable: el polen
de un único polinario puede ser transfe-
rido a estigmas de diversas flores. Aun ESTADO DE CONSERVACIÓN
cuando haya algo de pérdida, el polen de
un solo polinario es capaz de polinizar La población de la orquídea del talar se
varias flores, aumentando la eficiencia de encuentra sin cuantificar ni mapear con
polinización (Sanguinetti, 2016). Cuan- precisión a nivel global y nacional, aun-
do las flores se secan la planta pierde las que, sin dudas, experimentó una violen-
hojas y su existencia pasa desapercibida ta retracción acompañando la desapari-
dado que su actividad vital se remite a los ción o empobrecimiento de los montes
bulbos subterráneos, donde almacena de espinal y, en particular, los talares con
sus reservas nutricias o energéticas. los que se asoció, víctimas del avance de
A juzgar por diversos sitios donde ha la frontera agropecuaria y urbana. En
sobrevivido (inmediaciones del arroyo Brasil “parece ser rara”, desconocién-
Cildáñez, Lago Lugano y río Matanza- dose si sobrevive en Santa Catarina. Los
Riachuelo, como así en jardines de casas registros recientes solo provienen de Río
o terrenos en ciudades) tolera fuertes ni- Grande del Sur (Buzatto et al., 2014). En
veles de disturbios en la medida que éstos Uruguay está presente en la isla San Ga-
no afecten la totalidad del sustrato y man- briel, cercana a Colonia del Sacramen-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 33
O R Q U Í D E A D E L T A L A R

to. En la Argentina, amerita un rastreo no (ambos sitios en Magdalena), Ciudad


de ésta y las demás orquídeas citadas en Evita (Durand, 2015), Paititi (Echeverría
áreas de las amenazadas ecorregiones de et al., 2017), Laguna Salada Grande (Gral.
Espinal y Pampa, dado que han sido sub- Madariaga) y Puerto de Mar del Plata.
observadas, lo que explica su “aparición” También está confirmada su presencia
o registros más recientes en numerosos en la Reserva Provincial Isla Martín Gar-
espacios naturales y urbanos del AMBA. cía y en los Parques Nacionales Campos
del Tuyú en Gral. Lavalle (M. Beade, com.
pers.) y Ciervo de los Pantanos en Cam-
ACCIONES DE CONSERVACIÓN pana (Torres Robles, 2009). En Entre
Ríos, fue colectada por A. A. Cocucci en
La Facultad de Ciencias Agropecuarias el Refugio de Vida Silvestre La Aurora del
de la Universidad Nacional de Entre Ríos Palmar (Instituto de Botánica Darwinion,
generó un proyecto (liderado por el Dr. 2018). Posiblemente esté presente en la
Víctor H. Lallana) de propagación por Selva de Montiel, dado que Sergio D. Sil-
técnicas de cultivo in vitro de especies veyra la fotografió en el Camping Munici-
terrestres y epífitas de orquídeas autóc- pal Puesto 4 de Federal.
tonas de la provincia de Entre Ríos, en- La sumatoria de pequeñas reservas
tre las que se incluye a la orquídea del municipales y privadas en las que esta
talar. El objetivo es transferir este cono- especie se ha registrado revela la im-
cimiento mediante cursos, charlas téc- portancia que tiene el conjunto de estas
nicas y cartillas, ofrecidas a viveristas, áreas naturales protegidas, muchas ve-
asociaciones de orquidiófilos y jardines ces, subestimadas. En materia de flora
botánicos para evitar la colecta de ejem- silvestre constituyen verdaderos reser-
plares silvestres o su tráfico ilegal, para vorios genéticos que pueden nutrir a vi-
propiciar como alternativa la compra de veros, bancos de germoplasma y progra-
orquídeas obtenidas por técnicas de cul- mas de rehabilitación o restauración de
tivo de tejidos (Lallana et al., 2016). otras áreas silvestres.
La especie está presente en las Reser- La orquídea del talar no padece co-
vas Naturales Costanera Sur (donde fue mercio internacional significativo, por
cultivada), Lago Lugano y El Renacer de lo cual no puede considerarse esto como
la Laguna (CABA) y en la provincia de una amenaza. Sin embargo, figura en
Buenos Aires, en las reservas natura- el Apéndice II de la Convención sobre
les de Ramallo, Vuelta de Obligado (San el Comercio Internacional de Especies
Pedro), Barranca Norte (Torres Robles, Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres
2009), Punta Lara (Berisso), Gregorio La- (CITES), dado que toda la familia (Orchi-
ferrere (La Matanza), Campo de Mayo (Di daceae) está incluida allí, exceptuando
Iorio y Turienzo, 2015), Santa Catalina aquellas especies que están en el Apén-
(Lomas de Zamora), Avellaneda, Quilmes dice I (CITES, 2021).
(Guerrero et al., 2012; De Magistris et al., A raíz de una gestión de la Fundación
2015), Parque Costero del Sur y El Desti- Azara se propuso su declaración como

34 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O R Q U Í D E A D E L T A L A R

flor emblemática de CABA, junto con la gada con bulbos recolectados allí mismo.
mariposa bandera argentina. El proyec- En la República Oriental del Uruguay está
to de ley fue presentado por el legislador protegida, al menos, en la isla San Gabriel
Adrián Camps (Partido Socialista Autén- (24 hectáreas), donde cubre extensas
tico) basándose en la propuesta de Clau- áreas del sotobosque. Esta isla del Río de
dio Bertonatti de la Fundación Azara la Plata fue declarada Monumento Histó-
(Czubaj, 2018) que fue elevada el 14 de rico Nacional (Resolución Presidencial N°
octubre de 2014 a la Lic. Flavia Broffoni, 1.290/2005) y opera como una reserva
por entonces, Directora General de Es- natural.
trategias Ambientales de la Agencia de En cuanto a las acciones de conserva-
Protección Ambiental. Los argumentos ción propuestas, es necesario:
esgrimidos para fundamentar la iniciati-
va fueron su rareza, estado de situación ● Aprobar la creación de la Reserva Na-
crítico en la ciudad, valor estético y am- tural “Isla Verde” en El Palomar (pro-
biental (como especie paraguas), además vincia de Buenos Aires) y el “Proyecto
de reunir los colores dominantes de la Veinticinco Talas” (Zanin y Do Campo,
bandera de la ciudad (blanco y negro). El 2006).
Jardín Botánico Carlos Thays de la CABA, ● Que la Administración de Parques Na-
la agrupación “Vecinos por la Ecología” cionales confirme su presencia en el
del barrio de Saavedra y el especialista en Parque Nacional El Palmar (Entre Ríos)
orquídeas Agustín Sanguinetti respalda- donde fue citada (SIB, 2020).
ron la iniciativa. Finalmente, la Legislatu- ● Recomendar su propagación, cultivo
ra porteña sancionó la Ley Nº 5.925 el 7 y difusión en establecimientos educa-
de diciembre de 2017 (promulgada por el tivos, teniendo tanto valor ornamental
Decreto Nº 484/017 del 27/12/2017). En como cultural. En tal sentido, sería con-
su Artículo 1º estableció: “Declárense Flor veniente que los Ministerios de Cultura
Simbólica de la CABA a la Orquídea Ribe- y de Educación de la CABA dispusieran
reña o del Talar (Chloraea membranacea) y su presencia -viva y “simbólica” (apro-
Mariposa Simbólica de la Ciudad a la Pa- vechando la ley que así la considera)-
nambi Morotí o Mariposa Bandera Argen- en los jardines, balcones o canteros de
tina (Morpho epistrophus)”. Más tarde, tras los edificios públicos del Gobierno de
la creación del Parque Natural Lago Lu- la CABA. El vivero del Parque Natural
gano en la misma ciudad se eligió como Lago Lugano, de recibir más apoyo, po-
símbolo del área protegida, dado que fue dría ser el proveedor natural de esos
una de las motivaciones que impulsaron ejemplares, con el valor agregado de
su creación. Basta recordar este párrafo tener origen y genética conocida.
de la propuesta: “La sola presencia de esta ● Ponerla en valor en las reservas natu-
planta justifica la creación de una reserva rales de la CABA, como lo hace Lago
que la ampare en este sitio” (Bertonatti, Lugano.
2014). En el vivero de especies autóctonas ● Por último, categorizar su estado de
del mencionado Parque Natural es propa- conservación, presumiéndose que

F U N DAC I Ó N A Z A R A 35
O R Q U Í D E A D E L T A L A R

dientes de la Argentina que trabajan en


la conservación de la especie:

● Facultad de Ciencias Agropecuarias,


Universidad Nacional de Entre Ríos.
● Instituto de Biodiversidad y Biología
Experimental y Aplicada, Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales, Univer-
sidad de Buenos Aires y CONICET.
● Instituto de Botánica Darwinion, CO-
NICET.

BIBLIOGRAFÍA
Bertonatti, C. (2014). El Lago Lugano, sus baña-
dos, pastizales y montes adyacentes. Pro-
puesta para crear una nueva Reserva Ecoló-
gica en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Cartel del Parque Natural Lago Lugano Buzatto, C. R.; Sanguinetti, A.; Romero-González,
con la orquídea del talar como símbolo G. A.; Van den Berg, C. y Singer, R. B. (2014).
identificatorio del mismo. A taxonomic synopsis of Brazilian Chloraei-
Foto: Claudio Bertonatti. nae (Orchidaceae: Orchidoideae). Phytotaxa,
158(1), 001-022.
CITES. (2021). Convención sobre el Comercio
Bandera de Internacional de Especies Amenazadas de
la Ciudad Fauna y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III
Autónoma de en vigor a partir del 22 de junio de 2021.
Buenos Aires. Correa, M. N. (1969). Chloraea, género sudame-
Nótese que la flor ricano de Orchidaceae. Darwiniana, 15, 374-
de la orquídea 500.
del talar tiene los Czubaj, F. (2018). Una mariposa y una orquídea,
mismos colores nuevos símbolos naturales de la ciudad. Dia-
dominantes que rio La Nación (16/2/2018). En: https://www.
el escudo y la lanacion.com.ar/sociedad/una-mariposa-y-
bandera de la una-orquidea-nuevos-simbolos-naturales-
ciudad. de-la-ciudad-nid2109627/
De Magistris, A. A.; Fiedczuk, A. S. y Lauría, H. H.
(2015). Reseña histórica, delimitación y es-
la especie podría estar amenazada, tado ambiental de la Reserva Micológica Dr.
dada su notable retracción en el área Carlos Spegazzini de Santa Catalina (Lomas
de distribución geográfica como con- de Zamora, Argentina). Revista de Divulga-
ción Técnica Agropecuaria, Agroindustrial y
secuencia del avance de la frontera Ambiental (Facultad de Ciencias Agropecua-
agropecuaria y urbana. rias, Universidad Nacional de Lomas de Za-
mora), 2(3), 19-34.
Di Iorio, O. y Turienzo, P. (2015). Campo de Mayo:
A continuación, se listan otras institu- un área natural histórica en los alrededores
ciones, iniciativas o proyectos indepen- de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, que

36 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O R Q U Í D E A D E L T A L A R

merece ser declarada reserva natural. Revis- de tejidos “in vitro”. Revista Ciencia, Docencia
ta del Museo Argentino de Ciencias Natura- y Tecnología, Suplemento 6(6).
les, 17(1), 13-42. Sanguinetti, A. (2016). Estudios taxonómicos y
Durand, M. (2015). En la Reserva de Ciudad Evi- de estrategias reproductivas en orquídeas
ta, se encontró una nueva especie vegetal. de la subtribu Chloraeinae Pfitzer con énfa-
El 1 Digital (29/10/2015). En: http://www. sis en especies de distribución oriental. Tesis
el1digital.com.ar/articulo/view/55460/en-la- Doctoral. Facultad de Ciencias Exactas y Na-
reserva-de-ciudad-evita-se-encontro-una- turales, Universidad de Buenos Aires.
nueva-especie-vegetal Sanguinetti, A.; Buzatto, C. R.; Pedron, M.; Da-
Echeverría, M. L.; Alonso, S. I. y Comparatore, vies, K. L., Ferreira, P. M. D. A.; Maldonado, S.
V. M. (2017). Survey of the vascular plants of y Singer, R. B. (2012). Floral features, pollina-
Sierra Chica, the untouched area of the Pai- tion biology and breeding system of Chloraea
titi Natural Reserve (southeastern Tandilia membranacea Lindl. (Orchidaceae: Chloraei-
mountain range, Buenos Aires province, Ar- nae). Annals of botany, 110, 1607-21.
gentina). Check List, 13(6), 1003-1036. SIB. (2020). Chloraea membranacea. Sistema de
Guerrero, E. L.; Suazo Lara, F.; Chimento Ortiz, Información de Biodiversidad de la Admi-
N. R.; Buet Constantino, F. y Simon, P. (2012). nistración de Parques Nacionales, Argentina
Relevamiento biótico de la costa rioplaten- (SIB).
se de los Partidos de Quilmes y Avellaneda Torres Robles, S. (2009). Variación geográfica de
(Buenos Aires, Argentina). Parte I: aspectos la composición y riqueza de plantas vascula-
ambientales, botánicos y fauna de opiliones res en los talares bonaerenses y su relación
(Arachnida), Mygalomorphae (Arachnida) y con el clima, sustrato, estructura del paisaje
Chilopoda (Myriapoda). Historia Natural (ter- y uso. Tesis Doctoral. Facultad de Ciencias
cera serie), 2(2), 31-56 Naturales y Museo, Universidad Nacional de
Instituto de Botánica Darwinion. (2018). Chlo- La Plata.
raea membranacea. Ejemplares de referencia. UICN. (2021). Lista Roja de las Especies Amena-
Flora Argentina. zadas de la Unión Internacional para la Con-
Instituto de Botánica Darwinion. (2020). Chlo- servación de la Naturaleza. Versión 2021-3.
raea membranacea Lindl. Flora del Cono Sur. Zanin, E. y Do Campo, A. (2006). Veinticinco ta-
Lallana, V. H.; Billard, C. E.; Martínez, V. A.; las: mucho más que un jardín. En: E. Mérida
García, L. F.; Barsanti, M. V.; Di Persia, J. F.; y J. Athor (Eds.), Talares bonaerenses y su
Dalzotto, C.; Scimpft, K. M. y De La Cruz, V. conservación (pp. 204-209). Buenos Aires,
(2016). Conservación de orquídeas nativas Argentina: Fundación de Historia Natural
de Entre Ríos utilizando técnicas de cultivo Félix de Azara.

Glosario

Estigmas: porción extrema o apical del estilo -parte superior del gineceo que se encuentra entre el estigma
y el ovario-, que es receptora del grano de polen.
Inflorescencia: conjunto de flores que nacen desde un mismo eje o sistema de ramificación, con aparien-
cia de unidad.
Labelo: pétalo inferior de las orquídeas, distinto en tamaño y forma de los demás.
Osmóforo claviforme: glándula que elabora sustancias volátiles que producen el aroma de las flores. Los
osmóforos son claviformes cuando tienen forma de cachiporra o clava.
Perianto: envoltura floral, formada por cáliz y corola.
Polinario: conjunto formado por el polen y las estructuras que a veces van con ellos-caudículas, estípite
uno o varios, y viscidio-.
Rostelo: apéndice de la columna -ginostemo- formada por la unión del androceo -conjunto de estambres-
con el estilo y el estigma de la flor.
Sépalos: cada una de las piezas que componen el cáliz de la flor.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 37
P A S T I T O D E L O S B A J O S

38 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
PASTITO DE LOS BAJOS

Poa schizantha Parodi

CINTIA E. CELSI y LILIANA M. GIUSSANI

Clase: Liliopsida
Orden: Poales
Familia: Poaceae
Nombre vulgar: pastito de los bajos, Poa de los bajos.
Nombre en inglés: no se conoce.

Estatus internacional: no se encuentra catalogada por la UICN (2021).


Estatus nacional: Categoría 5 (Res. N° 84/2010, Lista PlanEAr, SAyDS).

CARACTERÍSTICAS GENERALES lativamente menor al de otras gramíneas


que cohabitan su área de ocurrencia, el
Poa schizantha es una gramínea herbá- aspecto general de su estructura vegeta-
cea dioica, perenne, con rizomas delga- tiva es muy similar al de estas especies.
dos y profundos. Habita únicamente una Por la semejanza en su hábito vegetativo,
reducida área en el sistema de dunas resulta indispensable reconocer clara-
costeras del sur de la provincia de Bue- mente las partes florales para poder dis-
nos Aires. Es una especie muy afín a Poa tinguirlas.
bergii y P. lanuginosa, con las cuales com- Se trata de plantas gráciles, con cañas
parte su área de distribución, aunque delgadas, erguidas y flexibles, general-
no estrictamente el mismo hábitat den- mente cubiertas de arena en su base. Cre-
tro del sistema de dunas. Su extremada cen formando matas difusas que pueden
rareza y grado de endemismo la tornan estar conectadas mediante rizomas por
una de las especies más vulnerables de debajo de la superficie del suelo, siendo
la flora costera bonaerense. frecuente encontrar plantas que afloran
Su altura en estado natural varía entre de la arena esporádicamente, formando
los 15 a 35 cm incluyendo la inflorescen- macollos poco densos, con una inflores-
cia, aunque pueden hallarse individuos cencia por macollo.
aún más altos. Si bien tiene un porte re- Las hojas poseen vainas pajizas y lámi-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 39
P o a s c h i z a n t h a

Poa schizantha (al


frente) en su hábitat
característico. Atrás a la
izquierda, una mata de
Panicum urvilleanum,
Monte Hermoso, Buenos
Aires, diciembre de 2017.
Foto: Cintia Celsi.

Aspecto general de
Poa schizantha en
un bajo interdunal
húmedo de Monte
Hermoso, diciembre
de 2017. Foto: Cintia Celsi.

40
P A S T I T O D E L O S B A J O S

nas lineares, largas y del-


gadas. Entre la vaina y la
lámina, se encuentra una
lígula membranácea de
hasta 12 mm de largo (To-
rres, 1970; Giussani et al.,
2012).
Por ser una especie dioi-
ca, cada planta produce flo-
res unisexuales: las flores
pistiladas y las estamina-
das se presentan en plantas
separadas. Como en todas
las gramíneas las flores de
esta especie son pequeñas
y muy poco llamativas, y se
tornan conspicuas al agru-
parse en inflorescencias.
Las espiguillas -unidades
básicas o elementales don-
de se agrupan tres o más
flores- de Poa schizantha
conforman una inflores-
cencia llamada panoja. Es-
tas inflorescencias suelen
ser erectas o algo péndulas,
Isotipo de Poa schizantha
contraídas, interruptas (las perteneciente al herbario del
ramas basales son más cortas que el si- Instituto de Botánica Darwinion:
guiente entrenudo); este último es uno de ejemplar pistilado, Parodi, L. R. 13672.
los caracteres distintivos de la especie.
Los entrenudos de la panoja marcan la es leve a más profundamente bilobada
distancia entre las ramificaciones del eje -presenta una hendidura en el ápice que
principal y, al estar notoriamente alarga- determina la formación de dos lóbulos-,
dos, la panoja posee un aspecto poco den- lo cual constituye una rareza dentro del
so, discontinuo. género Poa (solo presente en Poa lepidula,
El antecio contiene a la flor de las gra- una especie altoandina) y la característi-
míneas, y está conformado por la lemma ca morfológica más sobresaliente de esta
y la pálea que encierran los órganos flo- gramínea (Giussani et al., 2012).
rales: el androceo (flores estaminadas) y Es posible diferenciar las plantas pisti-
el gineceo (flores pistiladas). En ambos ladas de las plantas estaminadas porque
tipos de flores de Poa schizantha, la lemma existe dimorfismo sexual en las espe-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 41
P A S T I T O D E L O S B A J O S

A B

C D

A. Detalle de espiguilla pistilada, B. Flor pistilada, C. Detalle de espiguilla estaminada y D. Dos


flores estaminadas. Muestras procedentes de ejemplares colectados en el partido de Coronel
Dorrego, Buenos Aires, entre 2009 y 2017. Fotos: Cintia Celsi.

cies dioicas de Poa en América del Sur. ción de las plantas pistiladas es un tan-
Para ello es también imprescindible re- to más tardía que la de las estaminadas.
conocer ciertas particularidades de las Aunque poco se ha observado hasta el
estructuras reproductivas. Los antecios momento sobre su ecología reproducti-
pistilados están provistos de abundantes va, el principal mecanismo de poliniza-
pelos lanosos en su base o callo, y sobre ción de esta planta sería la anemofilia, al
los nervios y, a veces, en su epidermis. igual que la mayoría de los pastos de la
La flor pistilada posee un ovario con un región. El fruto es una cariopse.
único óvulo, con dos estilos cortos y es-
tigmas plumosos. Las flores de las es-
piguillas masculinas o estaminadas no HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN
poseen pubescencia y están formadas
por tres estambres. En ambas flores es Poa schizantha habita la costa atlántica
posible observar un par de lodículas que del sur de la provincia de Buenos Aires,
equivaldrían a los pétalos y cuya función en el distrito fitogeográfico denominado
permitiría la apertura del antecio duran- Pampa Austral. En esta región, la especie
te su antesis. Si bien la época de mayor se desarrolla muy cerca del mar, en la es-
floración es a finales de primavera-prin- trecha franja de dunas móviles o activas,
cipios de verano, se estima que la flora- delimitada entre la playa y los campos de

42 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P A S T I T O D E L O S B A J O S

y entre Monte Hermoso y


DISTRIBUCIÓN Pehuen Co (área de dis-
tribución oeste). El área
total de ocurrencia se ha
estimado en unas 7.500
hectáreas -abarcando
ambas subpoblaciones
y el espacio interme-
dio-, con una extensión
de 51 km a lo largo de la
costa. Sin embargo, esta
distribución se presenta
fuertemente fragmenta-
da por una gran porción
de ambiente no ocupado
por la especie que inclu-
ye hábitats no favorables
y la totalidad del área ur-
bana de Monte Hermoso,
donde no hay evidencias
de presencia de la espe-
cie. Considerando esto,
la estimación del área de
ocupación de la especie
ajustada -excluyendo las
porciones de ambien-
te no apto y los sectores
donde no se han obteni-
do datos de presencia-,
dunas interiores vegetadas. Esta angos- se acota a dos áreas no contiguas: una de
ta franja alcanza un ancho máximo de tan solo 970 hectáreas (área este) y otra
aproximadamente 2,5 km, por lo cual su de apenas 450 hectáreas (área oeste), de
tipo de hábitat específico es naturalmen- 8,1 km y 7,7 km de extensión a lo largo
te estrecho. de la costa, respectivamente, separa-
Su distribución conocida se restringe das entre sí por 36 km (Celsi y Giussani,
a tan solo una población fragmentada 2020). Si, adicionalmente, se tiene en
por las ciudades de Monte Hermoso y cuenta que dentro del campo de dunas la
Sauce Grande. De tal manera, la especie especie solo crece en sectores particula-
fue hallada entre el río Sauce Grande y el res del perfil topográfico, la superficie de
arroyo Los Gauchos en el partido de Co- ocupación efectiva se reduce aún más.
ronel Dorrego (área de distribución este), Dentro del sistema de dunas, Poa schi-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 43
P A S T I T O D E L O S B A J O S

zantha ocupa los sectores más deprimi- tensión de los campos de dunas activas
dos: principalmente bajos interdunales, (Celsi y Giussani, 2020). Si bien se tra-
y también montículos bajos, pie de du- ta de ambientes costeros directamente
nas activas y bordes de lagunas. Crece expuestos a la influencia de los factores
en parches de vegetación baja, herbácea oceánicos, las mediciones realizadas
y abierta, de tipo pastizal. La especie no dentro del rango de distribución de Poa
fue registrada en sectores de playa, así schizantha no muestran dependencia en-
como tampoco en sitios elevados o den- tre la cobertura de la especie y la distancia
samente vegetados. Su rango de distribu-
ción dentro del perfil costero, en el sen-
Matas de Poa schizantha (centro de la
tido mar-continente se extiende desde imagen) creciendo en un bajo entre dunas
los 170 metros (por detrás de la primera activas. Al fondo, ejemplares de Panicum
línea de dunas frontales) hasta poco más urvilleanum, Sporobolus rigens y Senecio
bergii, componentes característicos de
de 2 kilómetros tierra adentro, contados
la flora nativa de la región. Partido de
desde la línea de pleamares máximas, Coronel Dorrego, diciembre de 2012.
lo cual coincide justamente con la ex- Foto: Cintia Celsi.

44 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P A S T I T O D E L O S B A J O S

relativa respecto al mar (Celsi y Giussani, cia a sustratos de arena húmeda, donde
2020). no se produce una acumulación signifi-
En cuanto a las características edáfi- cativa de materia orgánica. Durante pe-
cas, sabemos que Poa schizantha se aso- ríodos húmedos, es habitual encontrarla

Nótese el patrón de crecimiento lineal de las matas de Poa schizantha, el cual podría
responder al contorno de un cuerpo de agua superficial, inexistente al momento de la foto.
Partido de Coronel Dorrego, diciembre de 2015. Foto: Cintia Celsi.

Poa schizantha ocupando las orillas de un cuerpo de agua interdunal, Monte Hermoso,
diciembre de 2017. Foto: Cintia Celsi.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 45
P A S T I T O D E L O S B A J O S

ocupando los bordes de lagunas inter- distintos microhábitats: Poa bergii ocupa
dunales temporarias que se forman por principalmente las laderas poco vegeta-
acumulación de agua de lluvia o satura- das de las dunas activas, mostrando una
ción de la napa freática. Incluso se ha ob- gran afinidad con el sustrato de arena
servado ocasionalmente un curioso pa- seca y móvil, mientras que Poa lanugino-
trón lineal de crecimiento de las matas sa aparece en todo el perfil costero, pero
que parecería reflejar el perímetro de los está mejor representada en los pastiza-
cuerpos de agua (C. E. Celsi, com. pers.). les de dunas semifijas y dunas interiores
Si bien crece cerca del agua, en rarísimas con alta cobertura vegetal (Celsi y Mon-
ocasiones la especie se halla en contacto serrat, 2008a, 2008b; Celsi, 2016).
directo con el agua superficial, sugirien- Estudios aplicados a conocer las carac-
do una baja tolerancia a la inundación. terísticas del microhábitat de Poa schi-
En síntesis, Poa schizantha crece en pas- zantha permitieron listar un total de 34
tizales bajos y abiertos de dunas coste- especies de plantas vasculares asociadas
ras; se asocia exclusivamente a sustratos a esta gramínea endémica, en su gran
de arena húmeda con baja cobertura ve- mayoría hierbas nativas de las familias
getal, y por ende soporta una exposición Asteraceae, Cyperaceae, Juncaceae y
directa a la radiación solar. Toda esta in- Poaceae (Celsi y Giussani, 2020). El bajo
formación en conjunto sugiere una alta número de plantas exóticas encontradas
especificidad de hábitat que, sumado a creciendo junto a Poa schizantha y la es-
su confinada distribución, permiten re- casa relevancia de estas en la estructura
conocerla como un endemismo estrecho general de la vegetación, indican que la
o endemismo de escala local. especie se desarrolla en ambientes prís-
tinos.
En los sitios donde crece Poa schizantha
RASGOS ETOECOLÓGICOS la cobertura total de la vegetación al-
canza un máximo del 60%, y la altura
Poa schizantha se puede describir como promedia casi los 45 cm, determinando
una gramínea psamófila (afín a los sue- ambientes de pastizales bajos y abiertos,
los arenosos) de dunas, que a su vez está donde el aporte de cobertura de la espe-
notablemente controlada por las ca- cie es por lo común inferior al 20%. En
racterísticas hídricas del suelo. Su aso- ciertas ocasiones se encuentran matas
ciación con el sustrato húmedo es muy o individuos aislados, es decir, puede
clara (Parodi, 1940; Cabrera, 1941), así presentarse una distancia mayor a diez
como su afinidad por hábitats con vege- metros desde una mata de Poa schizantha
tación herbácea baja y abierta. hasta la planta más próxima.
En su área de distribución convive con En cuanto a las plantas más relevantes
dos especies congenéricas: Poa bergii y del hábitat, Poa schizantha se asocia tan-
Poa lanuginosa. Estas son morfológica- to a especies psamófilas como higrófilas
mente distintas a Poa schizantha (Giussa- (aquellas que crecen en suelos húme-
ni, 2000; Giussani et al., 2012) y habitan dos), entre las que se destacan principal-

46 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P o a s c h i z a n t h a

Pastizal de Poa schizantha en un sector deprimido, con montículos bajos. En este caso se
observa un ambiente con cobertura relativamente alta. Monte Hermoso, diciembre de 2017.
Foto: Cintia Celsi.

Poa schizantha
acompañada por
Schoenoplectus
americanus, Monte
Hermoso, diciembre
de 2017.
Foto: Cintia Celsi.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 47
P A S T I T O D E L O S B A J O S

mente el tupe (Panicum urvilleanum) en- la supervivencia de la única población


tre las primeras y la ciperácea Schoeno- de esta especie.
plectus americanus entre las segundas Poa schizantha fue descubierta y reco-
(Celsi y Giussani, 2020). nocida como una nueva especie para la
El elenco de especies acompañantes ciencia en el año 1940, a partir de las co-
denota el fuerte carácter psamófilo del lecciones botánicas que Lorenzo Parodi y
ambiente de dunas, pero también indica Ángel Cabrera efectuaron en noviembre
una marcada influencia del contenido de de ese mismo año en las dunas costeras
agua en el suelo, en la determinación de de la localidad de Monte Hermoso, pro-
la vegetación. El hecho de que especies vincia de Buenos Aires (Parodi, 1940).
de hábitos contrastantes sean codomi- La especie no sería hallada nuevamen-
nantes en el hábitat de Poa schizantha su- te (Torres, 1970), e incluso sería consi-
giere un ambiente altamente dinámico, derada extinta (Delucchi, 2006) duran-
y revela fluctuaciones entre períodos te los siguientes 62 años. En enero de
secos y húmedos que permiten man- 2002, Poa schizantha es redescubierta en
tener al hábitat en un estado temprano la misma localidad tipo por una familia
de la sucesión, lo cual es característico de botánicos (Deginani y Zuloaga), quie-
de ciertos tipos de bajos interdunales nes la colectan también en 2006 y 2007.
(Grootjans et al., 2004). Poa schizantha Monte Hermoso fue hasta entonces, la
manifiesta el carácter de especie pione- única localidad conocida para la especie.
ra en estos hábitats temporarios del sis- Posteriormente, durante el desarrollo
tema de dunas, idea que ya ha sido pro- de estudios de campo sobre la vegeta-
puesta para varias otras rarezas florísti- ción de las dunas costeras, Poa schizantha
cas (Stebbins, 1980; Avis y Lubke, 1996; es hallada en noviembre del año 2009 en
Jones, 1998; Pardini et al., 2015). la costa marítima del partido de Coro-
nel Dorrego (Celsi, 2013; Celsi y Giussa-
ni, 2013), 40 km al este de su ubicación
ESTADO DE CONSERVACIÓN previamente conocida. Este hallazgo
representó una nueva localidad para
Poa schizantha es una especie endémica la especie. Desde entonces, los únicos
con un área de ocurrencia sumamente dos grupos poblacionales conocidos de
estrecha, y una alta especificidad de há- Poa schizantha son monitoreados por un
bitat, características que la vuelven natu- equipo de investigadores del CONICET
ralmente vulnerable. A esto se le suman y la Fundación Azara. Estos estudios
las amenazas de origen antrópico sobre llevan una continuidad de más de diez
su ambiente: la intensa conversión del años de trabajo y permitieron describir
ecosistema de dunas hacia áreas urba- su hábitat, evaluar su estado de conser-
nas y forestadas, y la masiva circulación vación (Celsi y Giussani, 2020), analizar
de vehículos sobre dunas y playas frag- sus relaciones filogenéticas y su posible
mentan y alteran severamente su hábi- asociación con hongos endófitos, estos
tat y, en consecuencia, ponen en riesgo últimos solo hallados hasta el momento

48 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P A S T I T O D E L O S B A J O S

Copia de una página


de los cuadernos
de campo de
A. L. Cabrera,
perteneciente al
archivo documental
del Instituto de
Botánica Darwinion.
El número de orden
6752 corresponde
a un ejemplar de
Poa schizantha
colectado en Monte
Hermoso el 8 de
noviembre de 1940.
Foto: Cintia Celsi.

en las especies congéneres que habitan cuales actúan diversos factores de cam-
las dunas (Giussani et al., 2018). bio, tanto naturales como antrópicos. La
Desde su descubrimiento, Poa schi- expansión urbana no planificada, la fo-
zantha fue considerada una especie rara restación con especies exóticas (prácti-
(Chebez y Diminich, 2008), tanto por su ca utilizada principalmente con el fin de
condición de estrecho endemismo, como fijar dunas y propiciar el establecimien-
por sus particularidades morfológicas. A to de edificaciones en un ambiente are-
nivel nacional, está clasificada en la Ca- noso) y diversas actividades recreativas
tegoría 5 de la Lista Roja Preliminar de (como el uso de vehículos motorizados)
las Plantas Endémicas de la Argentina son los principales factores de origen
(Lista PlanEAr) (Secretaría de Ambiente humano que impactan negativamente
y Desarrollo Sustentable -SAyDS-, 2010), sobre el ambiente de dunas en la costa
correspondiente a la máxima categoría atlántica bonaerense, produciendo frag-
de amenaza. A escala global es necesaria mentación y severas alteraciones de há-
su evaluación para que sea incluida en bitat (Dadon y Matteucci, 2009; Faggi y
la Lista Roja de Especies Amenazadas de Dadon, 2011; Austrich et al., 2017) que
la Unión Internacional para la Conser- amenazan a esta rara especie endémica
vación de la Naturaleza (UICN, 2021). A y a la biodiversidad costera asociada.
partir de estudiar su rango de distribu- Poa schizantha se encuentra amenazada
ción, las características de su entorno por el avance urbano paralelo a la costa.
ecológico y los factores de amenaza que Dentro de su rango de distribución y de
operan sobre su hábitat, se recomienda la zona contigua de influencia, se en-
en forma preliminar su categorización cuentran establecidas cuatro localidades
como especie “En Peligro Crítico” (Celsi en plena expansión: Marisol (partido de
y Giussani, 2020). Coronel Dorrego) y Pehuen Co (partido
Las dunas costeras constituyen am- de Coronel Rosales) en los extremos este
bientes altamente dinámicos, sobre los y oeste respectivamente, y Sauce Grande

F U N DAC I Ó N A Z A R A 49
P A S T I T O D E L O S B A J O S

y Monte Hermoso (partido de Monte Her- forestadas y áreas urbanizadas. En rela-


moso) localizados dentro del área total ción a la actividad turística, el impacto
de distribución. Especialmente estos dos humano sobre la especie está relacio-
últimos, se interponen espacialmente nado con el uso masivo de vehículos so-
entre ambas subpoblaciones de la espe- bre dunas, que alteran las condiciones
cie. Los estudios moleculares que realiza físicas del sustrato, producen la ruptura
Giussani y colaboradores sobre la varia- de rizomas, la destrucción de las partes
bilidad genética de la especie permitirán vegetales aéreas y el aplastamiento de
próximamente evaluar los efectos de la plántulas (Stephenson, 1999). Es muy
fragmentación de hábitat y el potencial probable que esta especie endémica, así
aislamiento genético que estas urbani- como ocurre con muchas otras especies
zaciones estarían produciendo sobre la nativas de dunas, sea altamente sensible
especie. a los disturbios antrópicos, debido a su
Poa schizantha ha sido hallada solo en alta especificidad por un tipo particular
sitios donde las dunas mantienen su es- de hábitat. Es necesario señalar que, si
tado natural, donde el impacto humano su acotada área de ocupación se viera
es poco evidente y la relevancia de la afectada, esta especie estaría en riesgo
vegetación exótica es muy baja (Celsi y de desaparecer por completo.
Giussani, 2020). Está ausente en dunas Cabe mencionar también la ocurrencia

Una de las principales amenazas para la especie y su hábitat: la circulación con vehículos
motorizados sobre el frágil ambiente de dunas, Monte Hermoso, diciembre de 2017.
Foto: Cintia Celsi.

50 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P A S T I T O D E L O S B A J O S

esporádica de incendios -intencionales o tacada como un área de importancia para


no- en los pastizales de dunas como otra la conservación del ambiente de dunas
potencial amenaza para la especie. Asi- costeras (Celsi et al., 2016), aún antes de
mismo, deben tenerse en cuenta otros haber sido hallada la especie.
factores aún no estudiados, como por Tanto el área oeste de la distribución de
ejemplo: los efectos del pastoreo del ga- Poa schizantha (la porción de dunas entre
nado doméstico y su incidencia sobre la Monte Hermoso y Pehuen Co), como el
especie y la matriz vegetal, entre otros. área este (el cordón de dunas en el par-
Por otro lado, la conservación de Poa tido de Coronel Dorrego), habían sido
schizantha se ve aún más comprometida previamente relevadas y, dado su buen
si se considera que aún no se encuentra estado de conservación y por ser valiosas
incluida en ninguna de las áreas prote- porciones representativas del ambiente
gidas existentes en la costa bonaerense natural, fueron foco de propuestas y re-
y que su hábitat específico carece de ac- comendaciones para la designación de
ciones de protección locales, nacionales áreas de reserva natural. En particular, el
o internacionales (Celsi et al., 2016). “Proyecto Costas Bonaerenses” impulsó
en el año 2007 la propuesta formal para
la creación de la Reserva Natural costero-
ACCIONES DE CONSERVACIÓN marina “Arroyo los Gauchos”, entre el río
Quequén Salado y el río Sauce Grande,
Las acciones encaminadas para pro- que se fundamenta en el extraordinario
teger a esta rara gramínea costera y su valor de conservación de esta parte de la
hábitat, están organizadas en distintas costa (Celsi y Monserrat, 2008c; Celsi y
líneas de trabajo: 1) gestiones para la Yezzi, 2013). De haber sido implementa-
creación de áreas de conservación que da esta propuesta en su estado original,
protejan a la especie y a su hábitat natu- la totalidad de una de las subpoblacio-
ral, 2) actividades de divulgación y 3) pro- nes de Poa schizantha (aquella situada en
yectos de investigación. la costa dorreguense) se encontraría hoy
Desde el “Proyecto Costas Bonaerenses” amparada dentro de una sólida figura de
de la Fundación Azara, se trabaja desde protección, sustentando en gran medida
el año 2003 con el objetivo de promover la la conservación de la especie. Sin embar-
conservación de los ecosistemas costero- go, cuestiones administrativas e impedi-
marinos de la provincia de Buenos Aires, mentos burocráticos condujeron a que
y dentro de este marco, se realizan accio- prosperara solo una pequeña porción de
nes y propuestas tendientes a impulsar la la superficie propuesta como área pro-
creación de áreas protegidas en aquellos tegida, y el área de distribución de este
sitios identificados como prioritarios por raro endemismo de la flora nativa quedó
sus características naturales de gran rele- por completo fuera de los límites del área
vancia. No es casual que la porción de la efectivamente declarada como reserva
costa marítima bonaerense donde habita natural. Actualmente, y sumando el co-
la gramínea Poa schizantha haya sido des- nocimiento adquirido sobre esta singu-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 51
P A S T I T O D E L O S B A J O S

lar especie, continúan las gestiones para nosa, lo que permitirá clarificar aspectos
lograr la creación de un área protegida genéticos sobre el origen y evolución de
en la totalidad del sector. los endemismos dunícolas. A partir de la
En cuanto a las actividades de divulga- información recopilada, se actualizaron
ción se realizaron numerosas actividades los límites de la distribución geográfica
con la comunidad local, entre ellas: char- de Poa schizantha, se estimó su área de
las para vecinos y turistas de las localida- ocurrencia, se analizaron por primera
des de la región, cursos introductorios a vez las características ecológicas de su
la ecología costera, talleres para chicos microhábitat, se caracterizó el tipo de ve-
sobre biodiversidad en dunas y playas, getación acompañante, se evaluaron las
seminarios en institutos de formación amenazas y el estado de conservación de
docente de la zona y jornadas de divulga- la especie. Los resultados generados con-
ción científica abiertas a la comunidad. forman las bases de un monitoreo tem-
Además, se trabajó en la producción de poral para detectar tendencias y cambios
materiales de divulgación -cuadernillos, en las poblaciones, a la vez que proveen
folletos y pósteres- destinados a dar a información cuantitativa que sirve de he-
conocer la importancia de los ambientes rramienta para recomendar acciones de
costeros, su flora y fauna y, sobre todo, conservación y manejo de la especie y su
generar conciencia en el público en gene- hábitat.
ral, que se distribuyeron en forma impre- Los estudios sobre la sistemática evolu-
sa y mediante redes sociales y se encuen- tiva y de diversidad genética se desarro-
tran disponibles en la página web de la llan principalmente por investigadores
Fundación Azara (www.fundacionazara. desde el Instituto de Botánica Darwinion
org.ar). y la Facultad de Ciencias Exactas y Natu-
Desde la investigación, se trabaja en rales (FCEN) de la Universidad de Buenos
forma coordinada y complementaria en- Aires (UBA), donde se trabaja para cla-
tre el “Proyecto Costas Bonaerenses” e rificar las relaciones filogenéticas entre
investigadores del Instituto de Botánica Poa schizantha y las especies de la sección
Darwinion a través de un grupo de traba- Dioicopoa que incluyen un grupo de es-
jo que aborda el estudio de la especie des- pecies nativas de Sudamérica (Giussani
de distintos enfoques. Por un lado, desde et al., 2016). Esta línea de investigación
su hallazgo en el año 2009, el “Proyecto ha permitido corroborar la pertenencia
Costas Bonaerenses” lleva adelante los de este raro endemismo y de las especies
primeros estudios sobre la ecología de de Poa dunícolas, en una misma sección,
la especie. Entre los años 2009 y 2017 se Dioicopoa. Sin embargo, las relaciones fi-
efectuó una serie de campañas al área de logenéticas entre estas especies no son
estudio que permitieron relevar en for- claras debido a una rápida diversificación
ma exhaustiva todo el rango de distribu- morfológica a partir de su formación en
ción de Poa schizantha y colectar valiosas el Pleistoceno (Giussani et al., 2016). Por
muestras de esta especie y sus congéne- tanto, y dada la velocidad y dinámica de
res simpátricos: Poa bergii y Poa lanugi- la formación de las dunas costeras, este

52 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P A S T I T O D E L O S B A J O S

ambiente ofrece un escenario ideal para conservación de este ambiente único -las
el estudio de los procesos de especiación. dunas costeras-, dinámico y cambiante
Tomando en cuenta el origen reciente es imperiosa, no solo para preservar las
de los cordones dunícolas con menos de especies en sí mismas, sino para promo-
6.000 años de antigüedad y la existencia ver la preservación de procesos natura-
de endemismos, es necesario realizar un les generadores de variabilidad genética
estudio de la variabilidad genética en las y morfológica, y el establecimiento de
poblaciones de Poa bergii y Poa schizantha, asociaciones simbióticas entre distintos
ambas endémicas de las dunas costeras, organismos, generando ecosistemas bio-
y su relación con una especie nativa de diversos de acotada distribución.
amplia distribución que alcanza las du- La Fundación Azara brinda desde sus
nas costeras, P. lanuginosa, para estable- inicios un marco institucional para el de-
cer su origen y la relación de parentesco sarrollo del “Proyecto Costas Bonaeren-
entre las mismas. Aspectos tales como la ses”; en este sentido, apoya la realización
poliploidía, el flujo génico entre las po- de campañas de estudio, colabora con la
blaciones y la hibridación en el ambiente difusión de información y la organización
costero, permitirán establecer cuáles son de eventos y jornadas de divulgación,
los procesos que favorecen la formación provee una parte importante de los re-
de nuevas especies. cursos y medios necesarios para encami-
En colaboración con el Dr. Leopoldo nar numerosas acciones y proyectos que
Iannone y estudiantes del Departamento incluyen entre muchos objetivos, a esta
de Biodiversidad y Biología Experimental rara gramínea endémica, Poa schizantha.
(FCEN, UBA) y el Instituto de Micología y Recientemente, mediante su “Programa
Botánica (FCEN, UBA y CONICET), se es- de Voluntarios”, la Fundación también fa-
tudia la presencia de hongos endófitos cilita la participación de colaboradores y
en las especies dunícolas de Poa. Avan- asistentes de campo que acompañan en
ces en este proyecto fueron presentados las diferentes tareas que se realizan en el
recientemente como parte de la tesis de marco del proyecto.
licenciatura de Florencia Sabena, quien
ha realizado una profunda investigación A continuación, se listan otras institu-
sobre la acción mutualista entre hongos ciones, iniciativas o proyectos indepen-
endófitos y los pastos psamófilos (Sabena dientes de la Argentina que trabajan en la
et al., 2015). El grupo de trabajo continúa conservación de la especie:
sus investigaciones para establecer si es-
tos hongos son facilitadores del proceso ● Departamento de Biodiversidad y Bio-
de especiación en dunas costeras, un am- logía Experimental, Facultad de Cien-
biente que genera un alto nivel de estrés cias Exactas y Naturales, Universidad
por déficit hídrico y altas temperaturas de Buenos Aires.
estivales, entre otros factores que afectan ● Instituto de Botánica Darwinion, CO-
la supervivencia de las especies. NICET.
Es sencillo entonces comprender que la ● Instituto de Micología y Botánica, Fa-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 53
P A S T I T O D E L O S B A J O S

tad de Ciencias Exactas y Naturales, plants, coastal dunes between Pehuen Co and
Universidad de Buenos Aires y CONI- Monte Hermoso, Buenos Aires, Argentina.
Check List, 4, 37-46.
CET.
Celsi, C. E. y Monserrat, A. L. (2008c). Propuesta
de una nueva área natural protegida costero-
marina en la Pampa Austral: Reserva natural
BIBLIOGRAFÍA mixta de objetivos definidos mixtos “Arroyo
Los Gauchos”. Actas del III Congreso Nacional
de Conservación de la Biodiversidad. Buenos
Austrich, A.; Mapelli, F.; Mora, M. y Kittlein, M.
Aires, Argentina.
(2017). Impacto antrópico en las dunas cos-
Celsi, C. E. y Yezzi, A. (2013). Flora del frente cos-
teras de la provincia de Buenos Aires: cuan-
tero de Coronel Dorrego (Buenos Aires). Bo-
tificando la fragmentación de los ambientes
letín de la Sociedad Argentina de Botánica,
naturales. En: C. E. Celsi y M. Cenizo (Eds.),
48(Supl.), 59.
Actas de las II Jornadas Bonaerenses sobre Celsi, C. E.; Cenizo, M.; Sotelo, M. y Salas, R.
Conservación de Ambientes y Patrimonio (2016). Las áreas naturales protegidas de
Costero (pp. 14-15). Buenos Aires, Villa Ge- la costa bonaerense. En: J. Athor y C.E. Cel-
sell. si (Eds.), La costa atlántica de Buenos Aires:
Avis, A. M. y Lubke, R. A. (1996). Dynamics and naturaleza y patrimonio cultural (pp. 487-
succession of coastal dune vegetation in the 527). Buenos Aires, Argentina: Fundación
Eastern Cape, South Africa. Landscape and de Historia Natural Félix de Azara.
Urban Planning, 34, 237-253. Chebez, J. C. y Diminich, M. C. (2008). Poa schi-
Cabrera, A. L. (1941). Las comunidades vegetales zantha. En: J. C. Chebez (Ed.), Los que se van.
de las dunas costeras de la provincia de Bue- Fauna Argentina Amenazada (pp. 502). Bue-
nos Aires. D.A.G.I. Publicaciones Técnicas, 1, nos Aires, Argentina: Editorial Albatros.
5-44. Dadón, J. R. y Matteucci, S. D. (2009). Coastal
Celsi, C. E. (2013). Cambios estacionales en la ve- zone management in Buenos Aires, Argen-
getación nativa de dunas costeras de la Pam- tina. Ocean Yearbook, 23, 3.
pa Austral (Coronel Dorrego, Buenos Aires). Delucchi, G. (2006). Las especies vegetales ame-
Historia Natural (tercera serie), 3(1), 31-46. nazadas de la provincia de Buenos Aires:
Celsi, C. E. (2016). La vegetación de las dunas una actualización. APRONA Boletín Científi-
costeras pampeanas. En: J. Athor y C. E. Celsi co, 39, 19-31.
(Eds.), La costa atlántica de Buenos Aires: na- Faggi, A. y Dadón, J. (2011). Temporal and spa-
turaleza y patrimonio cultural (pp. 116-138). tial changes in plant dune diversity in urban
Buenos Aires, Argentina: Fundación de His- resorts. Journal of Coastal Conservation, 15,
585-594.
toria Natural Félix de Azara.
Giussani, L. M. (2000). Phenetic similarity pat-
Celsi, C. E. y Giussani, L. M. (2013). Presencia de
terns of dioecious species of Poa from Ar-
Poa schizantha, una especie endémica en las
gentina and neighboring countries. Annals
dunas costeras de Coronel Dorrego (Buenos
of the Missouri Botanical Garden, 87, 203-
Aires). Boletín de la Sociedad Argentina de
233.
Botánica, 48(Supl.), 59.
Giussani, L. M.; Gillespie, L.; Scataglini, M. A.;
Celsi, C. E. y Giussani, L. M. (2020). Geographic Negritto, M. A.; Anton, A. y Soreng, R. (2016).
distribution and habitat characterization of Breeding system diversification and evolu-
Poa schizantha (Poaceae), a narrow endemic of tion in American Poa supersect. Homalopoa
the coastal sand dunes of Southern Pampas, (Poaceae: Poeae: Poinae). Annals of Botany,
Argentina. Botanical Journal of the Linnean 118(2), 281-303.
Society, 192(1), 296-313. Giussani, L. M.; Negritto, M. A.; Romanutti, A.;
Celsi, C. E. y Monserrat, A. L. (2008a). La vegeta- Anton, A. R. y Soreng, R. J. (2012). Poa. En:
ción dunícola en el frente costero de la Pampa F. O. Zuloaga, Z. E. Rúgolo de Agrasar y A. M.
Austral (Partido de Coronel Dorrego, Buenos Anton (Eds.), Flora Argentina. Flora vascular
Aires). Multequina, 17, 73-92. de la República Argentina, Monocotyledo-
Celsi, C. E. y Monserrat, A. L. (2008b). Vascular neae. Poaceae. Pooideae (Vol. 3: 284-339).

54 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P A S T I T O D E L O S B A J O S

Córdoba, Argentina: Gráficamente Edicio- Plata, 5, 325-330.


nes. Sabena, F. R.; Iannone, L.; Celsi, C. E. y Giussani,
Giussani, L. M.; Sabena, F. R.; Celsi, C. E. y Ian- L. M. (2015). Las dunas costeras como refu-
none, L. J. (2018). Evolutionary systematics gios de especies endémicas de Poa (Poaceae)
in dune species of Poa (Poaceae: Pooideae). asociadas a hongos endófitos mutualistas.
Actas de la 6ta. Conferencia Internacional Actas de las I Jornadas Bonaerenses sobre
sobre Biología Comparada de Monocotiledó- Conservación de Ambientes y Patrimonio
neas (Monocots VI). Natal, Brazil. Costero. Monte Hermoso, Buenos Aires.
Grootjans, A. P.; Adema, E. B.; Bekker, R. M. y SAyDS. (2010). Resolución N° 84/2010. Lista
Lammerts, E. J. (2004). Why young coastal Roja Preliminar de las Plantas Endémicas
dune slacks sustain a high biodiversity. En: de la Argentina. Buenos Aires. Boletín Ofi-
M. L. Martínez y N. P. Psuty (Eds.), Coastal cial, 31867, 19-29.
Dunes, Ecology and Conservation (Vol. 171: Stebbins, G. L. (1980). Rarity of plant species: a
85-101). Berlín, Heidelberg: Springer-Ver- synthetic viewpoint. Rhodora, 82, 77-86.
lag. Stephenson, G. (1999). Vehicle impacts on the
Jones, P. S. (1998). Aspects of the population biota of sandy beaches and coastal dunes.
biology of Liparis loeselii (L.) Rich. var. ovata A review from a New Zealand perspective.
Ridd. ex Godfery (Orchidaceae) in the dune Science for Conservation (Vol. 121: 1173-
slacks of South Wales, UK. Botanical Journal 2946). Wellington, NZ: Department of Con-
of the Linnean Society, 126, 123-139. servation.
Pardini, E. A.; Vickstrom, K. E. y Knight, T. Torres, M. A. (1970). Poa L. En: A. L. Cabrera
M. (2015). Early successional microhabi- (Ed.), Flora de la provincia de Buenos Aires
tats allow the persistence of endangered (4(2): 102-105). Buenos Aires, Argentina:
plants in coastal sand dunes. Plos One, 10, INTA.
e0119567. UICN. (2021). Lista Roja de las Especies Amena-
Parodi, L. R. (1940). Una nueva especie de Poa zadas de la Unión Internacional para la Con-
de la flora Argentina. Notas del Museo de La servación de la Naturaleza. Versión 2021-3.

Glosario

Anemofilia: dispersión de los granos de polen mediante el viento.


Antecio: conjunto de dos brácteas fértiles -la palea y la lemma- que encierran a la flor de las gramíneas.
Antesis: floración; período de apertura de la flor.
Estambres: piezas que forman el aparato reproductivo masculino en las plantas superiores; cada uno
formado por un filamento y una antera en su extremo distal, donde se produce el polen.
Estaminadas: que poseen estambres, equivalentes a los órganos reproductivos masculinos.
Inflorescencia: conjunto de flores dispuestas sobre el tallo por encima del último nudo foliar.
Lemma: bráctea floral inferior del antecio; generalmente la más desarrollada de las dos.
Lígula: estructura de la hoja de las gramíneas que se encuentra en la cara interna, entre la vaina y la
lámina.
Macollos: brotes o ramificaciones que se originan desde las yemas en la base del tallo.
Pálea: bráctea floral superior del antecio, que envuelve a la flor.
Pistiladas: que poseen gineceo o pistilo, relativo al órgano reproductivo femenino.
Pubescencia: cubierta de pelos cortos y suaves.
Rizomas: tallos subterráneos que se extienden horizontalmente y emiten nuevos brotes.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 55
M A R I P O S A B A N D E R A A R G E N T I N A

56 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

Morpho epistrophus argentinus (Fruhstorfer, 1907)

C L A U D I O B E R T O N AT T I y L O R E N A E . P E R E Z

Clase: Insecta
Orden: Lepidoptera
Familia: Nymphalidae
Otros nombres vulgares: mariposa blanca, mariposa nacional y mariposa celeste del
coronillo; popoí hovy (mbya guaraní); morotí o panambí morotí (guaraní); borboleta da
coronilha, janeira, borracha (portugués).
Nombre en inglés: White Morpho.

Estatus internacional: no se encuentra catalogada por la UICN (2021).


Estatus nacional: no evaluada.

CARACTERÍSTICAS GENERALES Los huevos son redondeados, blancos-


verdosos y pueden observarse a simple
El género Morpho es endémico de Amé- vista porque miden unos 2 mm (Núñez
rica Central y del Sur. Se trata de una Bustos, 2010).
mariposa diurna, llamativa y grande. De La oruga “es muy hermosa, parece de
hecho, es la más grande de la provincia terciopelo punzó” y “según el reflejo de la
de Buenos Aires (Llano, 1959). luz, es de un efecto precioso” (Bourquin,
Raúl Llano (1959) definió esta especie 1945). Cuando alcanza su desarrollo
como “una joya volátil” y la describió con máximo mide unos 65 mm de longitud
belleza: “Sus alas son de color celeste na- por unos 8 de grosor. Tiene el cuerpo ne-
carado, casi blanco, con ligeros reflejos gro con una delgada línea blanca dorsal
verdosos y oceladas de múltiples encajes y está cubierto por largos “pelos” o fila-
de tinta china, que la dibujan capricho- mentos rojos no urticantes que se incli-
samente. Ha sido propuesta para ser la nan hacia los flancos. Son más exube-
mariposa nacional. El colorido corres- rantes o densos sobre la cabeza y, en me-
ponde al de la bandera argentina. Lo de- nor medida, en el extremo posterior. Se
licado de sus formas, además del color, la destacan dos mechones blancos dorsa-
hacen acreedora de tal distinción”. les: uno hacia la mitad del cuerpo y otro

F U N DAC I Ó N A Z A R A 57
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

Macho de mariposa bandera argentina, posado con las alas desplegadas sobre un
coronillo en la Reserva Privada Senderos del Monte, Entre Ríos, febrero de 2014.
Foto: Claudio Bertonatti.

hacia el cuarto posterior, presentando


dos puntos amarillentos o dorados cons-
picuos a modo de falsos ojos dorsales en-
tre la cabeza y el primer mechón blanco,
además de un tercero entre ambos sec-
tores blancos. Estas orugas, de las más
hermosas del reino animal, son tan es-
pectaculares como inofensivas. No deja
de resultar curiosa la presencia de dos
estrategias antipredatorias en la misma
especie. En este estado larval cada indi-
viduo es aposemático (tiene apariencia
intimidatoria o peligrosa con su aspecto
rojo “peludo”) y en la vida adulta se torna
mimético (se confunde con su entorno)
cuando pliega las alas.

Orugas de mariposas
bandera argentina en tamaño
máximo, Punta Indio, Buenos
Aires, diciembre de 2007.
Foto: Claudio Bertonatti.

58 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

Macho de mariposa bandera argentina, posado con las alas plegadas, Punta Indio, marzo
de 2014. Foto: Claudio Bertonatti.

La crisálida es verde brillante (de unos tis, 2000; Klimaitis et al., 2018a, 2018b).
25 mm de largo por 12 mm en su parte Una explicación posible sobre el mayor
más ancha) y se ubica suspendida, por tamaño de las hembras es la necesidad
lo general, en un árbol diferente al hos- de contar con más recursos para la re-
pedador (Núñez Bustos, 2010). Bourquin producción, mientras que en los machos
(1945) decía que “es necesario mirarla ser más pequeños reduciría el riesgo de
con atención para darse cuenta de que depredación (Chazot et al., 2016). La ca-
esta ‘bellota’ es en realidad una crisálida”. beza y proboscis (o “trompa”) son pardas,
Los adultos nacen entre diciembre y con ojos azulados y antenas anilladas
febrero y, en ocasiones, pueden avistar- de modo casi imperceptible en negro y
se hasta el mes de abril. A veces varios blancuzco. El tórax, el abdomen y las pa-
individuos se ubican en fila persiguién- tas son celestes. En su faz dorsal las alas
dose. La envergadura alar del macho es son de un celeste claro con márgenes y
de 70-105 mm y de la hembra, 90-110 lúnulas (manchitas con forma de media
mm. Esta última no solo es mayor; tam- luna) submarginales negruzcas. En su
bién, más oscura (Canals, 2000; Klimai- faz ventral posterior lucen seis vistosos

F U N DAC I Ó N A Z A R A 59
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

Hembra de mariposa bandera argentina libando frutas maduras caídas, Punta Indio, marzo
de 2014. Foto: Claudio Bertonatti.

Se pueden reconocer con facilidad los sexos: hembra (izquierda) y macho (derecha).
Nótese la diferencia de tamaño y patrón de diseño cromático. Punta Indio, marzo de 2014.
Foto: Claudio Bertonatti.

60 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

Detalle de los ocelos de una hembra,


Punta Indio, marzo de 2014.
Foto: Claudio Bertonatti.

ocelos pupilados, que están alineados en


la zona postdiscal. Tienen el centro celes-
te, rodeados de azul y contenidos por un
anillo amarillento parduzco con el borde
externo oscuro. El dicromatismo sexual
es bien notorio con las alas plegadas: en
su faz ventral posterior las hembras tie-
nen los ocelos contenidos por una suerte
de aureola celeste rodeada por un vetea-
do irregular parduzco, muy evidente. Los
machos, en cambio, son más uniformes
y claros (Canals, 2000; Núñez Bustos,
2010; Klimaitis et al., 2018a, 2018b).

Crisálida de mariposa bandera argentina


sobre un coronillo. Foto: Roberto Güller.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 61
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN DISTRIBUCIÓN

Habita en selvas ribereñas y bosques


húmedos y/o semixerófilos. En particu-
lar los talares de la ecorregión del Espinal
(Núñez Bustos, 2010) y en los bosques y
selvas ribereñas del Delta e Islas del Para-
ná (Núñez Bustos, 2014).
Esta subespecie fue descripta original-
mente en 1907 por el entomólogo alemán
Hans Fruhstorfer, siendo la más austral
de toda la familia Nymphalidae. Se distri-
buye geográficamente, en el centro-este
de Sudamérica: sur de Brasil, Paraguay,
Uruguay y este de la Argentina. Siempre
en comunidades donde están presentes
sus plantas hospederas o nutricias (Galup,
2019). En la Argentina ha sido registrada
en las provincias de Misiones, Formosa,
Chaco, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y
Buenos Aires, además de la Ciudad Autó- Fuente: Klimaitis et al. (2018b).
noma de Buenos Aires (CABA) (Klimaitis
et al., 2018b). Su población más austral del mismo género: Morpho deidamia, M.
está cerca del paraje bonaerense Punta helenor, M. achilles, M. granadensis y, más
Piedras. Existe también una importante estrechamente, con M. iphitus (Cassildé et
población en la Reserva de la Laguna Seca al., 2012).
Grande (partido de General Madariaga, Como todo lepidóptero su vida cumple
provincia de Buenos Aires). un ciclo de metamorfosis: tras el desove
Los registros concretos en las provincias en verano, la larva nace al mes, viviendo
de Corrientes (Santo Tomé y ribera del río unos ocho meses como oruga (otoño, in-
Uruguay), Santa Fe (montes ribereños del vierno y primavera), un mes como crisá-
mismo río, incluyendo las afueras de su lida (en verano) y, finalmente, unos dos
capital), Chaco, Formosa y Misiones son meses como adulto (Núñez Bustos, 2005,
escasos, infrecuentes o están restringi- 2009 y com. pers., 2020).
dos a unas pocas localidades. Las mariposas adultas son solitarias o
gregarias. Dependiendo de la latitud o la
temperatura, se observan entre noviem-
RASGOS ETOECOLÓGICOS bre y mayo, mientras que no haya días
fríos. Fernando Bourquin (1945) descri-
Filogenéticamente, se relaciona más bió su vuelo como “lento e indeciso” y
cercanamente con las mariposas azules “en la penumbra de los bosques, durante

62 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

las horas calurosas del día”. En verano (Da Costa Lima, 1936; Klimaitis, 2000;
(enero-febrero) es común observar gru- Pastrana, 2004; Núñez Bustos, 2010; Ga-
pos de machos cortejando en vuelo a una lup, 2019). Se ha citado una planta exóti-
hembra. Incluso, intentando copularla ca naturalizada en Brasil y Uruguay que
en el aire, aunque lo común es que esto también la hospedaría: la acacia o aroma
suceda estando posada. Tiempo después doble de Australia (Racosperma longifo-
la hembra deposita grupos dispersos de lium) (Da Costa Lima, 1936).
huevos (Klimaitis, 2000), en cantidad En cuestión de semanas las pequeñas
irregular (de 10 a 20), en la parte supe- orugas serán percibidas hasta ser más
rior de distintas hojas del árbol o de los que evidentes por su tamaño (unos 65
árboles hospedadores. Desde que nacen mm), color y por conformar racimos de
las larvas permanecen en grupos y así se unos 15 y hasta 30 o más miembros que
movilizan. En cuestión de semanas pue- recuerdan frutos tropicales.
den ser detectadas y avanzan en su de- Sus larvas son procesionarias y grega-
sarrollo hasta alcanzar su tamaño máxi- rias (Canals, 2000; Klimaitis, 2000), es
mo durante la primavera a principios decir, se desplazan en conjunto como si
del verano. De día se las observa pasivas, fuera una procesión. Durante el día per-
colgadas en racimos de sitios oscuros o manecen sobre la corteza de los troncos
sombríos, mientras que comen durante de la planta huésped o directamente col-
la noche. Al menos en el nordeste de la gando en vistosos ramilletes rojos, man-
provincia de Buenos Aires, todo parece teniéndose pasivas hasta la caída del
indicar que el coronillo (Scutia buxifolia) sol. Luego, empiezan a separarse para
es la especie nutricia preferida por las alimentarse durante toda la noche. Así
orugas de Morpho. En segundo lugar, el pasan todo el otoño y el invierno para
ingá (Inga uraguensis), seguido por el plu- terminar de desarrollarse en primave-
merillo rosado (Calliandra parvifolia), la ra. Cada oruga comenzará a decolorar su
caña yatevó (Guadua trinii), el azota ca- rojo para tornarse verdosa y con pelos
ballos o Francisco Álvarez (Luehea divari- grises. Esa es la señal que buscará cri-
cata) y, por último, el bugre (Lonchocarpus sálidar (Núñez Bustos, 2010). Bourquin
nitidus) (Galup, 2019), aunque, desde lue- (1945) observó que “antes de transfor-
go, estas preferencias dependen también marse en crisálida, fija sus patas cauda-
de la abundancia de estas especies. En les (pigopodios) con hilos de seda a una
otras regiones también se las ha regis- rama fina o a una espina del coronillo; se
trado comiendo blanquillo (Sebastiania dobla como un anzuelo y queda quieta en
commersoniana), coca de monte (Erythro- esta posición”, semejando una “bellota”
xylum argentinum), camboatá colorado o o pequeña campana de color verde, sus-
jaguarata’y (Cupania vernalis), tala (Celtis pendida con seda desde una ramita. El
spp.), conejito colorado (Trichilia pallida), mismo autor narró un hecho curioso: “al
requia, trompillo o guaraguao (Matay- hacer la cría de este Morpho en una jaula
ba elaeagnoides) y otras especies de ingá (fiambrera) una oruga eligió una ramita
(Inga affinis, I. marginata, I. sessilis e I. vera) para sujetarse en ella y transformarse en

F U N DAC I Ó N A Z A R A 63
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

crisálida. Al día siguiente encontré otra te que apenas deja filtrar los rayos del sol
oruga comiéndola. Nuestra oruga caní- en algunos sitios, se ve obligada a seguir
bal, después de haber eliminado com- las picadas, como en saltos, en sus silen-
pletamente a su víctima, se crisalidó en ciosos juegos aéreos; parecen escolares
su mismo sitio”. de blancos guardapolvos que se quieren
Raúl Llano (1959) describe con belleza alcanzar, en el juego de la mancha, por
la aparición del adulto: “En los pocos días sobre árboles caídos, lianas y enredade-
al año que vuela, constituye un aconteci- ras colgantes”. Efectivamente, vuela con
miento el verla. Silenciosa, pausada, ma- un acompasado aleteo a baja o media al-
jestuosa, batiendo imperceptiblemente tura, describiendo ondulaciones que al-
el aire al contornear las copas de los cei- ternan planeos con movimientos veloces
bos y planeando serena al deslizarse por y esquivos o erráticos que recuerdan, a
las picadas sombrías. Al encontrarse con veces, a los de un murciélago.
otros Morphos, se persiguen, iluminando El vuelo es impulsado principalmen-
con la claridad de sus aleteos, que pare- te por las alas delanteras (anteromoto-
cen luces que se encienden, la penumbra rismo), mientras que las alas traseras
verdinegra del monte umbrío. Como sus aumentan la velocidad y maniobrabili-
grandes y delicadas alas no le permiten dad. Los machos patrullarían con más
ir por cualquier parte, en el espeso mon- frecuencia que las hembras (Chazot et

Grupo de mariposas bandera argentina de ambos sexos sobre frutos maduros en Punta
Indio, marzo de 2014. Foto: Claudio Bertonatti.

64 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

al., 2016). Ambos sexos vuelan a simi- co”. Pese a que fue una especie común,
lar altura, entre el estrato bajo y medio, actualmente su distribución geográfica
preferentemente, dentro del bosque, so- está restringida a una única localidad
brevolando senderos, claros o bordes del (João Pessoa, en el extremo oriental del
bosque y cursos de agua (Núñez Bustos, país), dado que allí su hábitat se encuen-
2009). tra en buen estado de conservación y con
Al posarse ese espectáculo cesa, por- presencia de especies del género Inga
que pliega sus alas y pasa desapercibi- (Freitas et al., 2018).
da, como acontece con otras especies del Las mariposas del género Morpho, en
mismo género. Gusta detenerse sobre general, tienen presión de captura o co-
los frutos fermentados, suelos húmedos, lecta por su impactante tamaño y colora-
excrementos de mamíferos y la savia ción. De las 30 especies del mundo, mu-
que emana de la corteza de los árboles chas son famosas por su belleza, colores
(Núñez Bustos, 2009). Con cautela se azulados o tornasolados y, por ello, pade-
deja observar de cerca, con una distan- cieron un intenso comercio local e inter-
cia máxima de aproximación de unos 50 nacional, ya sea enmarcadas como suve-
centímetros, pero ante el menor movi- nires o especímenes de historia natural
miento que la atemorice despegará con para abastecer a coleccionistas o museos
un vuelo fugaz y zigzagueante como para extranjeros. Los colectores furtivos, inclu-
desorientar al intruso. Huirá lejos o se so, realizan capturas en áreas protegidas,
posará en un punto sombrío con las alas como sucedió el 6 de enero de 2017 en
plegadas para pasar inadvertida. el Parque Provincial Urugua-í, provincia
En cuanto a sus predadores, la más te- de Misiones, donde los guardaparques
mible es la avispa roja o carán (Polistes detuvieron a un ciudadano japonés con
canadensis) que, al decir de Galup (2019) trampas, redes y 29 especies distintas de
“puede asolar un racimo de orugas en mariposas que ya tenía ensobradas. En el
pocos días”. pasado, también, se han capturado para
vender joyas (Bourquin, 1945) o cuadros
artísticos realizados con sus alas fraccio-
ESTADO DE CONSERVACIÓN nadas.
En la Argentina (al igual que lo que
Aunque la especie no ha sido evaluada ocurrió en Brasil con la subespecie her-
por la Unión Internacional para la Con- mana) se ha combatido a sus orugas por
servación de la Naturaleza (UICN) ni por creerlas (erróneamente) perjudiciales,
otros especialistas de la Argentina, los urticantes o peligrosas.
autores de este capítulo proponen que La principal amenaza (común a los
sea considerada en alguna de las catego- demás países donde habita el género
rías de “Amenazada”, pudiendo caberle Morpho) es la destrucción de su hábitat
la figura “En Peligro”. La subespecie pre- natural provocada por actividades agro-
sente en Brasil, Morpho epistrophus niko- pecuarias, desarrollo inmobiliario y mal
lajewna, se encuentra “En Peligro Críti- manejo del arbolado urbano constituido

F U N DAC I Ó N A Z A R A 65
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

raró” (en el noroeste de la provincia de


Corrientes) donde recogió creencias po-
pulares asociadas (véase Información
Antropológica). Actualmente son esca-
sos los registros concretos en Misiones y
Corrientes.
Las especies de plantas invasoras
constituyen otra amenaza (Núñez Bus-
tos, 2005), dado que buena parte de los
pocos y reducidos bosques de talar que
quedan padecen la eficaz competencia y
posterior desplazamiento por los ligus-
tros asiáticos (Ligustrum lucidum) y otras
especies exóticas como ha sucedido en
buena parte de la Reserva El Destino cer-
cana a Magdalena, provincia de Buenos
Aires (Núñez Bustos, 2009).
En tal sentido, al sur de Punta Lara
(provincia de Buenos Aires) su existen-
Demostrando que las orugas de las
mariposas bandera argentina no son cia depende de la presencia del coro-
urticantes, Punta Indio, diciembre de nillo (Núñez Bustos, 2009) a quien Lla-
2007. Foto: Claudio Bertonatti. no (1959) consideró “ya muy escaso”
a mediados del siglo XX. Esto la torna
por especies autóctonas (consideradas extremadamente vulnerable a la poda y
poco atractivas o espinosas). La erradi- extracción de este árbol, muchas veces,
cación de las plantas hospedadoras y la motivada para usar su madera como
fragmentación de su hábitat reduce y leña o postes. Hacia 1910 se veía “a me-
aísla sus poblaciones. Donde la selva o nudo”, dice Bourquin (1945), “en los bos-
bosque ribereño se elimina o reemplaza, ques de Palermo, San Isidro y Barrancas
la especie desaparece. En este sentido de Martínez. Pero con el progreso de la
es oportuno recordar el comentario de civilización y la destrucción de la flora
Holmberg (1887-1889) a fines del siglo autóctona, desapareció de esos luga-
XIX en su “Viaje a Misiones” donde hoy res”. Aunque recientemente fue hallada
es tan escasa: “Muy pocas son las perso- en áreas donde no se conocían registros
nas que habitan el Nordeste de la Repú- (Reserva Ecológica Costanera Sur y Re-
blica y que observen ese pequeño mundo serva Vicente López, por ejemplo) esto
de formas movibles, que no hayan visto no debe interpretarse como una recupe-
u oído hablar de la Bandera Argentina”. ración espontánea, sino como una po-
A su vez, en el mismo libro Holmberg sible respuesta ante el manejo de esas
recuerda observaciones del Dr. Adolfo áreas protegidas y el cultivo de sus plan-
Döering “entre los bosques del Guayqui- tas nutricias. Además, hay que conside-

66 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

rar que hay años donde es más común cellina) (Farina, 2006). Este planteo se ve
que en otros (Núñez Bustos, 2012). respaldado por el trabajo de Guerrero y
En Uruguay, la Dirección Nacional de Agnolin (2016) referido a los cambios en
Medio Ambiente (DINAMA) advirtió que la distribución austral de especies pro-
las obras del proyecto de instalación de pias de la Selva Paranaense.
la planta de celulosa FREDILAN S.A./
BOTNIA S.A. podía afectar el denso bos-
que de coronillas con “gran número de ACCIONES DE CONSERVACIÓN
colonias de mariposas (Morpho catena-
rius) que serían eliminadas si el mismo En Punta Indio hasta el año 2006 apro-
desaparece” (DINAMA, 2005). ximadamente los pobladores y visitan-
El cambio climático, con su conse- tes perseguían de modo sistemático a
cuente calentamiento global, ya estaría las orugas, rociándolas con combustible
provocando una modificación en la dis- para luego quemarlas. Este hecho se veía
tribución geográfica de la biodiversidad, favorecido por ignorar que esas mismas
con un desplazamiento de norte a sur en larvas rojas se transformaban en las ma-
Sudamérica. Es el caso de algunas espe- riposas celestes que esas mismas perso-
cies subtropicales que alcanzan la pro- nas luego apreciaban. Una sencilla cam-
vincia de Buenos Aires en su límite aus- paña explicativa, demostrativa y de difu-
tral de distribución (Mattoni y Vanucci, sión realizada por los autores junto con
2008). Farina (2006) evidenció en esta la familia Fernández (Enrique y Mery)
mariposa su avance hacia el sudeste de de “La Cueva” propagó rápidamente el
la provincia entre 1985 y 2003. Lo sos- carácter inofensivo de la especie y los
tiene considerando que hasta 1939 la es- cambios de aspecto de su metamorfosis.
pecie era conocida en unas pocas loca- En menos de un año la situación local se
lidades del norte bonaerense, con Punta revirtió. A tal punto que en la actualidad
Lara como límite austral. Hacia princi- la especie está protegida por dicha co-
pios de 2000 se extendió hacia Punta munidad.
Piedras (Municipio de Punta Indio), el En 2010 Lucas Damer hizo una traslo-
Municipio de General Madariaga (Kli- cación de orugas de esta especie desde
maitis, 2000) y más tarde los Municipios Punta Indio hacia la Reserva Ecológica
de General Pueyrredón (Farina, 2006) y Costanera Sur de Buenos Aires. Aquel
General Lavalle (M. Beade, com. pers.). núcleo fundacional prosperó y para el
Esta expansión se vincularía directa- verano 2021/2022 se hizo común obser-
mente con el cambio climático. Además, var adultos y grupos de orugas en bugres
otros lepidópteros mostraron el mismo del área protegida (L. Damer, com. pers.).
patrón de extensión hacia el sur, a través El 15 de agosto de 2012 el Honorable
de los talares, como las mariposas bella Concejo Deliberante del Municipio de
(Hypanartia bella), zafiro común (Doxoco- Punta Indio (provincia de Buenos Aires)
pa laurentia laurentia), azufrada coluda sancionó la Resolución Nº 24/12 decla-
(Phoebis neocypris), y febo (P. sennae mar- rando a la mariposa bandera argentina y

F U N DAC I Ó N A Z A R A 67
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

a su árbol hospedador, el coronillo como EcoRegistros, 2020). Aunque se la ha


especies emblemáticas del Parque Cos- observado en la localidad y el partido de
tero del Sur con el objetivo de proteger- General Lavalle, tanto en áreas naturales
las. Esta iniciativa fue impulsada por la como el casco urbano, no fue registrada
nota N° 1697/2012 de uno de los autores todavía en el Parque Nacional Campos
de este capítulo, Claudio Bertonatti, el del Tuyú (M. Beade, com. pers.). En CABA
entonces director general del Zoológi- fue registrada en: Lago Lugano, Costane-
co de Buenos Aires y por el Sr. Ricardo ra Sur y Costanera Norte (Núñez Bustos,
Canudas, como presidente de la Asocia- 2010, 2012; EcoRegistros, 2020). Por su
ción de Amigos del Parque Costero del parte, en Brasil está protegida en el Refú-
Sur, quienes fundamentaron la propues- gio da Vida Silvestre Mata do Buraquinho
ta para dar protección legal a estas es- (João Pessoa) y en el Parque das Aves (Foz
pecies. Acompañando esta declaratoria, de Iguazú) es reproducida ex situ.
las docentes de la Escuela Nº 501 René En 2014 se inauguró un jardín de mari-
Favaloro tuvieron la iniciativa de diseñar posas en el Jardín Botánico Carlos Thays
con sus estudiantes escarapelas repre- de CABA que ocupa unos 500 m2 con plan-
sentando esta especie (Albareda, 2013) tas que al 2020 han permitido registrar un
y la adoptaron como “escarapela oficial centenar de especies de mariposas atraí-
de Punta Indio”. Incluso, durante 2016 das por esas flores (S. Mesía Blanco, com.
y 2017 viajaron a distintas localidades pers.). Esto, sin duda, ofrece la oportuni-
a enseñar a otros alumnos con capaci- dad de avistar, conocer y valorar la mari-
dades diferentes a hacer esa escarapela posa bandera argentina.
(Diario Clarín, 20/06/2018). En el 2016, Timbó Films produjo un vi-
En coherencia con la declaración de deo corto (dos minutos de duración) para
Mariposa Simbólica de CABA sería im- la Fundación Azara dedicado a dar a co-
portante favorecer su recolonización nocer la especie como parte de su serie
espontánea en las áreas naturales pro- “Fauna Neotropical”. Dicho video se ha
tegidas y otros espacios verdes porte- difundido en las redes sociales y se en-
ños, dado que se ha demostrado (Galup, cuentra disponible en el canal de YouTube
2019) que esto es posible. institucional.
La especie fue registrada en varias En cuanto a las medidas de conserva-
áreas naturales protegidas. En Entre ción a concretar, se sugiere:
Ríos: Parque Nacional El Palmar, Reserva ● Relevar las áreas donde la especie po-
Municipal Las Piedras y en las reservas dría estar presente y monitorear las
privadas La Serena del Gualeyán, Sende- fluctuaciones poblacionales en las
ros del Monte, El Potrero y La Estopona áreas protegidas con mayor superficie
(EcoRegistros, 2020). En Buenos Aires: y disponibilidad de hábitat para la mis-
Isla Martín García, Ribera Norte, Vicen- ma. También, llevar un registro de sus
te López, Punta Lara, Parque Costero del desplazamientos a lo largo del año en
Sur, El Destino y Laguna de Rocha (Fa- cada una de ellas.
rina, 2006; Núñez Bustos, 2009, 2014; ● Reemplazar gradualmente las espe-

68 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

cies exóticas del arbolado público (in- tiría precisar la distribución geográfica
cluyendo los parques y plazas urbanos) (histórica y actual) además de eviden-
por otras autóctonas con múltiple pro- ciar potenciales corrimientos en esas
pósito: brindar plantas hospedadoras áreas ante el cambio climático y el del
de esta y otras especies de mariposas, uso del suelo. Esto permitirá también
incrementar la biodiversidad urbana, reportar su presencia en áreas de Co-
funcionar como conectores o corredo- rrientes y Misiones, donde no se cuen-
res biológicos entre los grandes espa- ta con muchas precisiones actuales.
cios verdes y además, para poner en ● En 2019, se presentó un proyecto de ley
valor (con cartelería) la flora silvestre (trámite parlamentario 2965-D-2019)
nativa y la fauna asociada para que la para declararla Monumento Natural
sociedad la identifique, conozca y va- de la Nación junto con el coronillo. Es
lore por su valor natural y cultural. Tal importante que esta ley se concrete.
como lo han dicho en el pasado otros ● La especie también representa una
naturalistas, “es la única manera de oportunidad para que los municipios
evitar su extinción y ofrecerlo a las que se encuentran dentro de su dis-
futuras generaciones de argentinos, tribución geográfica creen nuevas re-
como una curiosidad zoológica” (Bour- servas naturales urbanas, incluso, en
quin, 1945; Llano, 1959; Núñez Bustos, áreas degradadas, dado que pueden
2012). rehabilitarse con el acompañamiento
● En línea con el punto anterior, respal- del cultivo de especies nutricias de la
dar el “Proyecto Corredor Biológico mariposa bandera argentina, emulan-
Morpho” impulsado desde la Cátedra do, de algún modo, las iniciativas que
de Planificación de Espacios Verdes de se realizan con la mariposa monarca
la Facultad de Agronomía de la Univer- (Danaus plexippus) en América del Nor-
sidad de Buenos Aires (UBA) para en- te, que cuenta con planes de acción de
riquecer los distintos puntos precisos conservación (Comisión para la Coo-
que permiten conectar el Jardín Botá- peración Ambiental, 2008).
nico Carlos Thays con la Reserva Expe- ● Aprovechar la época en que las orugas
rimental de Uso Integral y Transdisci- se tornan visibles para activar progra-
plinario, “El Renacer de la Laguna”, en mas de educación ambiental y turis-
la Facultad de Ciencias Veterinarias de mo en la naturaleza para apreciarlas,
la UBA (Pulido et al., 2019). conocerlas y demostrar su carácter
● Contando ya con una guía de identifi- inofensivo y poner en valor la especie
cación de las mariposas diurnas de la y el bosque nativo.
Argentina (Klimaitis et al., 2018b) sería ● Alentar la concreción de algunas de
atinado realizar un atlas con mapas por las medidas propuestas en: munici-
especie que permitan señalar las loca- pios (áreas de turismo y/o ambiente),
lidades donde se constató su presencia escuelas, organizaciones de bien pú-
discriminando (con distintos íconos) blico, propietarios de reservas priva-
las décadas de los mismos. Esto permi- das, jardines botánicos y zoológicos o

F U N DAC I Ó N A Z A R A 69
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

ecoparques. En estos últimos se po- Sobre el nombre del género de estas


drían disponer de áreas que cuenten mariposas han circulado distintas tra-
con plantas hospedadoras o nutricias ducciones sobre su significado. La pa-
para esta especie, para ser aprovecha- labra morpho es de origen griego quie-
das educativamente también, como lo re decir forma o figura. Podría aludir al
hace el Jardín Botánico Carlos Thays personaje de la mitología griega, Morfeo,
con cerca de un centenar de especies. el dios de los sueños, que se ocupaba de
● Ante el impacto del calentamiento glo- entregárselos a los reyes o bien a uno de
bal sobre la distribución geográfica de los epítetos que los espartanos daban a
la biodiversidad se aconseja conside- Afrodita. Guarda coherencia con el térmi-
rar la vulnerabilidad de la mariposa no específico, epistrophus, que alude a uno
bandera argentina y plantear acciones de los guerreros muertos por Aquiles en
de conservación in situ y ex situ, ya sean la Guerra de Troya: Epístrofo (Holmberg,
preventivas, paliativas, compensato- 1887-1889). Además, recordemos que la
rias o bien que permitan reforzar las mayoría de las especies del mismo géne-
poblaciones amenazadas. Debe consi- ro recuerdan a otros protagonistas de la
derarse que este fenómeno exige nue- mitología griega, como Ífito (M. iphitus),
vos estudios, dado que no se trata solo Polifemo (M. polyphemus), Deidamia (M. dei-
de un desplazamiento en las distribu- damia), Menelao (M. menelaus), Aquiles (M.
ciones geográficas de la biota. Muchas achilles), Helena (M. helenor), Ega (M. aega),
especies no tienen esa capacidad de Céfiro (M. zephyritis), Cypris (M. cypris), Ana-
adaptación a los nuevos escenarios xibia (M. anaxibia), Telémaco (M. telema-
que plantea el cambio climático. chus), Anfitrión (M. telemachus), Teseo (M.
theseus), Cisseis (M. cisseis), Hécuba (M. hecu-
A continuación, se listan otras institu- ba). El nombre subespecífico argentinus,
ciones, iniciativas o proyectos indepen- en cambio, homenajea al país donde fue
dientes de la Argentina que trabajan en la capturado el ejemplar tipo.
conservación de la especie: El Dr. Adolfo Döering la describió “entre
los bosques del Guayquiraró” comentan-
● Jardín Botánico Carlos Thays de la do: “Con vuelo ingenioso, brincando de
Ciudad Autónoma de Buenos Aires. arriba á abajo, de abajo á arriba ondea
● Museo Argentino de Ciencias Natura- aquí la ‘mensajera de la muerte’, la ma-
les Bernardino Rivadavia. jestuosa Pavonia Epistrophis, sin duda la
más imponente y bella mariposa diurna
de las regiones del Nordeste de nuestra
INFORMACIÓN ANTROPOLÓGICA República, siempre buscando en su vue-
lo caprichoso los sitios frondosos, desta-
Fue descripta para la ciencia en 1907 cándose entre la sombra de estos bosque-
por el entomólogo alemán Hans Fruhs- cillos con su pálido vestido de muerte, y
torfer en base a un ejemplar cuya locali- silenciosa como un espectro. La ‘mensa-
dad tipo era “Argentina”. jera de la muerte’! No es extraño que haya

70 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

quien considere como instrumento de la color celeste, tamaño y vuelo pausado se


Providencia esta aparición peregrina que torna inconfundible. (…). Amerita que la
busca siempre los lugares de la profunda Ciudad avance con su reconocimiento
sombra y algunas veces se extravía has- que bien podría estimular una declara-
ta el interior de las habitaciones huma- ción de carácter nacional”. Tiempo des-
nas, visitando allí las próximas sombras pués, el legislador Adrián Camps redactó
y anunciándoles su breve partida á la el proyecto de la norma que la Legislatura
tumba!” (Holmberg, 1887-1889). Como porteña sancionó (Czubaj, 2018) como
Döering describe inequívocamente a la Ley Nº 5.925 el 7 de diciembre de 2017
bandera argentina no caben dudas que (promulgada por el Decreto Nº 484/017
esa creencia no es una confusión con la del 27/12/2017). En su Artículo 1º esta-
mariposa nocturna conocida también bleció: “Declárense Flor Simbólica de la
como “mariposa de la muerte” o taparaco CABA a la Orquídea Ribereña o del Talar
(Ascalapha odorata) (Bertonatti, 2013). (Chloraea membranacea) y Mariposa Sim-
Fernando Bourquin (1945), quien rea- bólica de la Ciudad a la Panambí Morotí
lizó repetidas observaciones desde su o Mariposa Bandera Argentina (Morpho
quinta (“La Tacuartia”) sobre el río Sar- epistrophus)”.
miento (Primera Sección de Islas del Del- Es una de las pocas mariposas conoci-
ta Bonaerense) fue el primero en advertir das con nombre propio en la Argentina y
que “sus alas casi transparentes con los en algunas localidades se ha convertido
bordes festoneados de negro son del co- en una especie popular y carismática.
lor celeste de la bandera argentina, iden- En 2017, el Correo Argentino la eligió
tificando así el emblema de su patria”. como motivo de uno de sus dos sellos
Uno de los autores de este capítulo, postales del Mercosur, junto con la mari-
Claudio Bertonatti, naturalista de la Fun- posa frotadora común (Strymon eurytulus).
dación Azara, propuso que esta maripo- Dados estos antecedentes y como bien
sa fuera declarada especie emblemática dice el especialista Ezequiel Núñez Bus-
de CABA, junto con la orquídea del talar. tos, “es ideal para ser declarada nuestra
Para ello elevó una nota el 14 de octubre mariposa nacional, pues es hermosa,
de 2014 a la Lic. Flavia Broffoni, por en- grande, elegante y de color blanco celeste.
tonces, Directora General de Estrategias Su designación oficial sería un gran paso
Ambientales de la Agencia de Protección para que sea más conocida y ello vaya de
Ambiental. Esgrimió como fundamento: la mano de su conservación a futuro”.
“Es la más grande de las mariposas diur- El naturalista y escritor Raúl L. Carman
nas que sobrevuelan la ciudad (unos 10 (2000) le dedicó un breve y hermoso re-
cm). Está amenazada por el desmonte de lato de ficción titulado Morpho Catenarius,
sus plantas hospedadoras (sobre todo, el que transcurre en la selva ribereña de
coronillo, el ingá y el bugre). Ya en 1944 Magdalena. Constituye un recurso didác-
el entomólogo Fernando Bourquin había tico valioso para ser abordado en educa-
propuesto declararla oficialmente como ción ambiental, aprovechando su trans-
la ‘Mariposa Nacional’. Por su delicado versalidad con otras materias (como

F U N DAC I Ó N A Z A R A 71
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

Sellos postales del Correo Argentino emitidos en 2017 para el Mercosur dedicados a la
mariposa bandera argentina y la frotadora común.

ciencias naturales, geografía y literatura) Carman, R. L. (2000). Alabanza de Aldea. Bue-


y para ratificar el estrecho vínculo que nos Aires, Argentina: Editorial Confluencia.
Cassildé, C.; Blandin, P. y Silvain, J. F. (2012).
existe entre la naturaleza y la cultura. Phylogeny of the genus Morpho Fabricius
El gran folklorista uruguayo Santiago 1807: insights from two mitochondrial genes
Challar (1938-1994) le dedicó dos cancio- (Lepidoptera: Nymphalidae). Annales de la
Société Entomologique de France, 48(1-2),
nes al árbol hospedador de esta maripo- 173-188.
sa, compartido con ese país: “Coronilla” y Chazot, N.; Panara, S.; Zilbermann, N.; Blandin,
“La muerte del Coronilla”. Estas compo- P.; Le Poul, Y.; Cornette, R.; Elias, M. y Debat,
V. (2016). Morpho morphometrics: Shared
siciones (disponibles en YouTube) tienen ancestry and selection drive the evolution
tal potencial didáctico que deberían ser of wing size and shape in Morpho butterflies.
escuchadas en las escuelas de uno y otro Evolution, 70(1), 181-194.
Comisión para la Cooperación Ambiental. (2008).
lado del Río de la Plata. Plan de América del Norte para la conserva-
ción de la mariposa monarca, Danaus plexip-
pus. Canadá.
Czubaj, F. (2018). Una mariposa y una orquídea,
BIBLIOGRAFÍA nuevos símbolos naturales de la ciudad. Dia-
rio La Nación 16/2/2018. En: https://www.
Albareda, D. (2013). Una bandera, una mariposa, lanacion.com.ar/sociedad/una-mariposa-y-
una comunidad. Revista de la Fundación Vida una-orquidea-nuevos-simbolos-naturales-
Silvestre, 124, 30-33. de-la-ciudad-nid2109627/
Bertonatti, C. (2013). El taparaco o la mariposa de Da Costa Lima, A. M. (1936). Terceiro Catalogo
la muerte. Revista de la Fundación Vida Sil- dos insetos que vivem nas plantas do Brasil.
vestre, 125, 56. Rio de Janeiro, Brasil: Directoria de Estatísti-
Bourquin, F. (1945). Mariposas argentinas, vida, ca da Produção.
desarrollo, costumbres y hechos curiosos de Diario Clarín. (20/06/2018). En: https://www.cla-
algunos lepidópteros argentinos. Buenos Ai- rin.com/sociedad/mariposa-convirtio-esca-
res, Argentina: Edición del Autor. Distribu- rapela_0_r1Xu_awWm.html
ción El Ateneo. DINAMA. (2005). División de Evaluación de Im-
Canals, G. R. (2000). Mariposas bonaerenses. pacto Ambiental. Ref.: Instalación de Plan-
Buenos Aires, Argentina: Editorial LOLA. ta de Celulosa y obras accesorias. Expte:
Canals, G. R. (2003). Mariposas de Misiones. 2004/14001/1/01177: 22-23, Montevideo, 11
Buenos Aires, Argentina: Editorial LOLA. de febrero de 2005.

72 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MARIPOSA BANDERA ARGENTINA

EcoRegistros. (2020). Ficha de la especie: Bande- Llano, J. R. (1959). Suplemento de la Revista de


ra Argentina (Morpho epistrophus). Educación. Observaciones biológicas de in-
Farina, J. L. (2006). Insectos asociados al tala sectos bonaerenses: 121-122 y lámina I. Mi-
(Celtis tala), en el límite sur del Espinal. En: E. nisterio de Educación de la Provincia de Bue-
Mérida y J. Athor (Eds.), Talares bonaerenses nos Aires. Buenos Aires, Argentina.
y su conservación (pp. 169-170). Buenos Ai- Mattoni, R. y Vannucci, N. (2008). Mariposas de
res, Argentina: Fundación de Historia Natural Jardín de Buenos Aires. California, USA: The
Félix de Azara. Lepidoptera Research Foundation Inc.
Freitas, A. V. L.; Marini-Filho, O. J.; Mielke, O. H. H.; Núñez Bustos, E. O. (2005). El frágil vuelo de la
Casagrande, M. M.; Brown Jr., K. S.; Kaminski, mariposa nacional. Revista de la Fundación
L. A.; Iserhard, C. A.; Ribeiro, D. B.; Dias, F. M.; Vida Silvestre, 93, 6-9.
Dolibaina, D. R.; Carneiro, E.; Uehara-Prado, Núñez Bustos, E. O. (2009). La fauna de maripo-
M.; Romanowski, H. P.; Emery, E. O.; Accacio, sas (Insecta: Lepidoptera) del Parque Costero
G. M.; Rosa, A. H. B.; Bizarro, J. M. S.; Melo del Sur (Partidos de Magdalena y Punta Indio,
Silva, A. R.; Paulo Guimarães, A. M.; Silva, N. Provincia de Buenos Aires, Argentina). En: J.
A. P.; Braga, L. y Almeida, G. (2018). Morpho Athor (Ed.), Parque Costero del Sur - Natura-
epistrophus nikolajewna Weber, 1951. En: Li- leza, conservación y patrimonio cultural (pp.
vro Vermelho da Fauna Brasileira Ameaçada 278-294). Buenos Aires, Argentina: Funda-
de Extinção. Volume VII - Invertebrados, 139- ción de Historia Natural Félix de Azara.
141. Brasília, Brasil: ICMBio/MMA. Núñez Bustos, E. O. (2010). Mariposas de la Ciu-
Galup, A. (2019). Preferencias alimenticias de las dad de Buenos Aires y alrededores. Buenos
orugas de la mariposa “Bandera argentina” Aires, Argentina: Vazquez Mazzini Editores.
(Morpho epistrophus argentinus Fruhstorpfer; Núñez Bustos, E. O. (2012). Mariposas diurnas
Lepidoptera: Nymphalidae) en los bosques de ayer y de hoy en Capital Federal y el Gran
y selvas del nordeste bonaerense. Revista de Buenos Aires. En: J. Athor (Ed.), Buenos Aires:
Divulgación Técnica Agropecuaria, Agroin- la historia de su paisaje natural (pp. 256-257).
dustrial y Ambiental. Facultad de Ciencias Buenos Aires, Argentina: Fundación de Histo-
Agrarias. Universidad Nacional de Lomas de ria Natural Félix de Azara.
Zamora, 6(3), 11-18. Núñez Bustos, E. O. (2014). Comparación de la
Guerrero, E. L. y Agnolin, F. L. (2016). Recent fauna de mariposas diurnas (Papilionoidea &
changes in plant and animal distribution Hesperioidea) del Delta Bonaerense e Isla Mar-
in the southern extreme of the Paranaen- tín García. En: J. Athor (Ed.), El delta bonae-
se biogeographical province (northeastern rense: naturaleza, conservación y patrimonio
Buenos Aires province, Argentina): Ecologi- cultural (pp. 246-256). Buenos Aires, Argen-
cal responses to climate change? Revista tina: Fundación de Historia Natural Félix de
del Museo Argentino de Ciencias Naturales, Azara.
XVIII(1), 9-30. Pastrana, J. A. (2004). Los Lepidópteros Argen-
Holmberg, E. L. (1887-1889). Viaje a Misiones: tinos. Sus plantas hospedadoras y otros sus-
215-218. Buenos Aires: Imprenta de Pablo E. tratos alimenticios. Buenos Aires, Argentina:
Coni e hijos. Sociedad Entomológica Argentina Ediciones.
Klimaitis, J. F. (2000). Cien mariposas argentinas: Pulido, P.; Simonyan, M.; Noacco, A.; Zárate, C.;
98. Buenos Aires, Argentina: Editorial Alba- Ponce, G.; Dodaro, M.; Kleid, M. C.; Ruiz, L.;
tros. Mentaberry, C.; Dçiaz, C.; Zangari G.; Cala-
Klimaitis, J. F.; Moschione, F. y Klimaitis, C. mante, L.; Eroles Monitor, I.; Marza, J.; Hie-
(2018a). Maravillas aladas de Argentina. Ma- rro, M.; Chiossoni, E.; Tarrio, V.; Rodríguez,
riposas de la Puna a la Patagonia. Córdoba, C. y Bondone, F. (2019). Proyecto Corredor
Argentina: Ecoval Ediciones. Biológico Morpho. Cátedra de Planificación
Klimaitis, J. F.; Núñez Bustos, E.; Klimaitis, C. y de Espacios Verdes. Facultad de Agronomía,
Güller, R. (2018b). Mariposas de Argentina: Universidad de Buenos Aires.
guía de identificación. Buenos Aires, Argenti- UICN. (2021). Lista Roja de las Especies Amena-
na: Editorial Vázquez Mazzini y Fundación de zadas de la Unión Internacional para la Con-
Historia Natural Félix de Azara. servación de la Naturaleza. Versión 2021-3.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 73
C A R A C O L D E L O S C O M E C H I N G O N E S

74 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
CARACOL DE LOS COMECHINGONES

Austroborus cordillerae (Döering, 1876)

R U B É N M O N T E N E G R O y DA N I E L FO R C E L L I

Clase: Gastropoda
Orden: Stylommatophora
Familia: Strophocheilidae
Otros nombres vulgares: no se conocen.
Nombre en inglés: no se conoce.

Estatus internacional: no se encuentra catalogada por la UICN (2021).


Estatus nacional: no evaluada.

CARACTERÍSTICAS GENERALES ba; la abertura, reflejada y engrosada de


un color rojo anaranjado o naranja y un
La familia Strophocheilidae es endé- interior brillante; la sutura, dentada; las
mica de la región Neotropical y contiene primeras vueltas con líneas axiales obli-
siete géneros, incluyendo los más cono- cuas, irregulares, cruzadas por otras es-
cidos: los caracoles gigantes sudameri- pirales muy delicadas y que le otorgan
canos o caracoles de labio rosado (gé- un aspecto de retículo apretado con
nero Megalobulimus, clasificados en su unos puntos como nódulos que en las
propia subfamilia: Megalobuliminae). primeras vueltas se generan a partir del
Por su parte, el resto de los géneros se entrecruzamiento de las estriaciones
agrupan en Strophocheilinae que inclu- axiales y espirales. En la cuarta vuelta
ye Austroborus Parodiz, 1949; un género la estriación es sustituida por costillas
endémico de la Argentina y el Uruguay. de crecimiento axiales gruesas bajas.
Austroborus cordillerae (Döering, 1876) Tiene dos vueltas embrionarias lisas
es característico por el color de su aber- de color castaño claro (anaranjado). En
tura. La concha es ovada, de espira bre- cuanto a las medidas de la concha, ron-
ve, con cuatro vueltas y media convexas da los 31,2 a 37,0 mm de longitud por
(la última, más grande y engrosada). El 21,5 a 24,8 de altura. La abertura ronda
ombligo es abierto y estrecho; la aber- los 21,5 por 13,9 mm (Miquel y Aguirre,
tura, ovada terminando en punta arri- 2011). Estas coinciden con las medidas

F U N DAC I Ó N A Z A R A 75
C A R ACO L D E LO S CO M E N C H I N G O N E S

Vista dorsal del caracol de los Comechingones con enfoque desde las vueltas
embrionarias, colectado en 2017. Foto: Rubén Montenegro.

Vista del labio engrosado abajo y el


ombligo muy estrecho del caracol
de los Comechingones, colectado en
2017. Fotos: Rubén Montenegro.

76 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A R ACO L D E LO S CO M E N C H I N G O N E S

Vueltas embrionarias
y primeras vueltas con
estriación característica
en un ejemplar de caracol
de los Comechingones,
colectado en 2017. 
Foto: Rubén Montenegro.

proporcionadas por Döering en su traba-


DISTRIBUCIÓN
jo, donde lo describe como Borus lutescens
citando para sus medidas Long: 38 mm;
Lat: 25 mm y una abertura de entre 15 y
20 mm.

HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN

El caracol de los Comechingones habi-


ta en ambientes rocosos del Chaco Serra-
no. Al menos en Ongamira; situada sobre
la Ruta Provincial N° 17 a unos 25 km de
Capilla del Monte, en la provincia de Cór-
doba; el hábitat donde fue hallado en el
año 2017 por uno de los autores (R. Mon-
tenegro) es rocoso. Al parecer, vive en las
partes altas de los farallones en cuyas
partes bajas hay grutas, cuevas o aleros.
Estos paredones de rocas sedimentarias
rojizas están desarrollados discretamen-
te en cantidad y extensión en un área de
unas 60 hectáreas. En los espacios don- mentos de conchillas de este molusco en
de estos farallones logren retener la hu- la tierra (D. Forcelli, com. pers.).
medad, pueden formarse caídas de agua Prácticamente, se desconocen los ras-
donde se generan las condiciones aptas gos etoecológicos, aunque los hallazgos
para el desarrollo de helechos y otras es- de individuos hechos en 2017 en Onga-
pecies propias de esta humedad. En las mira se hicieron debajo de los farallones
cuevas de Ongamira y en sus inmedia- y las conchillas parecen provenir de la
ciones, también se pueden hallar frag- cima de los mismos, desde donde segu-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 77
C A R ACO L D E LO S CO M E N C H I N G O N E S

ramente cayeron (R. Montenegro, com. más, uno blanqueado totalmente y dos
pers.). conservando aún trozos de su coloración
Austroborus cordillerae, es una especie amarillenta. Procedían de un paradero
endémica de las Sierras Centrales y la indígena sobre el río San Roque en la Sie-
Sierra Chica de la provincia de Córdoba. rra Chica de Córdoba, sobre la confluen-
Döering (1876) describe la especie como cia con el río Cosquín.
Bulimulus lutescens King var. cordillerae, en De acuerdo con Gordillo et al. (2015)
base a un individuo vivo colectado por el otro nuevo ejemplar de A. cordillerae fue
Dr. D. J. Hieronymus durante una de sus colectado en cercanías del sitio Ayampi-
excursiones por la Sierra de Achala en tín por el Ing. A. Montes en 1960 y proce-
1875. Döering (1876) apunta en su des- de del margen sur del arroyo Moradillo,
cripción que debe considerarse como en Pampa de Olaen. Un segundo ejem-
idéntico de la especie procedente aun- plar, también procedente de allí, fue apa-
que la diagnosis no está conforme con rentemente colectado por A. R. González,
todas sus particularidades. El mismo sin datos de la fecha de recolección. Dos
Döering, señaló ya por entonces su ex- ejemplares procedentes del sitio arqueo-
trema rareza. lógico Alero Deodoro Roca, en Ongamira
Según Klappenbach y Olazarri (1989) el fueron colectados en febrero de 2011 de
ejemplar de la colección del Museo Senc- los sedimentos que rellenaban las cua-
kenberg, colectado por J. Hieronymus en drículas excavadas por Menghin y Gon-
1875, fue designado como lectotipo de la zález en su campaña de 1950 (Menghin y
especie por la creencia de que el tipo de González, 1954).
Döering (1876) se hubiese perdido en la Considerando los poquísimos hallaz-
Argentina, pero en realidad dicho ejem- gos de ejemplares y conchillas con as-
plar fue enviado a W. Kobel, quien lo in- pecto frescos en todas las localidades,
gresa a dicho museo; por lo tanto, según parecería ser Ongamira el sitio en donde
consignan estos autores, debe ser con- pudo hallarse la mayor cantidad. El pri-
siderado como holotipo (Gordillo et al., mero en 1928, que conservaba en su in-
2015), siendo su localidad tipo la Sierra terior restos de partes blandas deshidra-
de Achala. tadas, y que fue colectado por el botánico
Más tarde, el paleontólogo J. Frenguelli Dr. C. C. Hosseus, sin otras referencias; y
(1918) describió un ejemplar vivo encon- el segundo ejemplar, sin partes blandas,
trado (por el Dr. Rimann) en el faldeo del colectado por E. Duarte en 1956.
cerro Uritorco en Capilla del Monte bajo Luego de estos hallazgos y las dos con-
el nombre de Borus rimanni. También, chillas encontradas también en Ongami-
habría obtenido poco antes un ejemplar ra en el año 2017 por uno de los autores
blanqueado y fragmentos colectados por (R. Montenegro) y colaboradores, en el
A. Castellanos en 1917 en Potrero de último siglo y medio se reportaron ha-
Garay, Sierra de Alta Gracia. Posterior- llazgos provenientes de sitios arqueoló-
mente en su trabajo, J. Frenguelli (1924) gicos con pobre estado de conservación
anuncia el encuentro de tres ejemplares (Menghin y González, 1954).

78 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A R ACO L D E LO S CO M E N C H I N G O N E S

Vista general de la zona de Las Grutas de Ongamira, Córdoba. Foto: Guillermo Llanos.

En definitiva, el caracol de los Come-


chingones es una especie sumamente
escasa con una distribución, desde el
Holoceno tardío hasta la actualidad, en
la provincia de Córdoba y con hallazgos
confirmados, muy escasos, en unas pocas
localidades: Ongamira, cerro Uritorco,
San Esteban, Pampa de Olaen, San Roque,
Potrero de Garay y en Pampa de Achala
(Döering, 1876; Miquel y Aguirre, 2011;
Gordillo et al., 2015).

RASGOS ETOECOLÓGICOS

Ante la falta de información sobre los


rasgos etoecológicos para el caracol de
Vista de uno de los paredones de
los Comechingones, se mencionan los de
Ongamira con su característica piedra
colorada ubicado al costado de la otras especies del mismo género, dado
gruta. Foto: Guillermo Llanos. que podrían sugerirlos o inferirlos.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 79
C A R ACO L D E LO S CO M E N C H I N G O N E S

Austroborus dorbignyi es una especie en- penbach y Olazarri, 1973; Chappore et al.,
démica de la Argentina (área de la Sierra 2018; J. C. Zaffaroni, com. pers.).
de Cura Malal inmediaciones de Pigüé y
Saavedra, Sierra de la Ventana y alrede-
dores de la ciudad de Bahía Blanca, todas ESTADO DE CONSERVACIÓN
en la provincia de Buenos Aires), para la
que los autores sugieren como nombre El caracol de los Comechingones se ca-
vulgar borus del sur ya que tiene la ubica- racteriza por su extrema rareza. Es una
ción más austral de la familia. Habita en especie tan escasa que desde principios
cavidades de rocas, pero generalmente del siglo XX fue buscada por décadas -sin
enterrados en la arena gruesa de los ce- éxito- colectándose conchillas de vieja
rros y a la sombra de la vegetación o deba- data y en una región reducida, las Sierras
jo de pequeñas piedras en las laderas de de Córdoba. Está en franca regresión y
los cordones montañosos en los que habi- quizás en proceso inminente de extinción,
tan y también enterrados bajo vegetación sin descartar que ya se encuentre extinta.
en el llano. Es una especie nocturna y se la Debido a su carácter endémico y a las
puede ver preferentemente en días de llu- amenazas que presenta su ambiente, esta
via. Seguramente, el enterrarse es una es- especie debe considerarse como priorita-
trategia adaptativa para contrarrestar el ria para la conservación, como sucede con
calor del verano y, en particular, el frío del las demás especies del género menciona-
invierno. En los lugares donde habita lle- das. Como consta, la información existen-
gan a presentarse precipitaciones níveas te es escasa y se encuentra dispersa, he-
y nevadas varias veces al año, dejando cho desafiante para redoblar esfuerzos en
mantos de hielo que duran varios días en su búsqueda.
los años donde predominan las tempera- A nivel internacional, esta especie no se
turas más bajas (Miquel y Aguirre, 2011). encuentra catalogada por la Unión Inter-
Austroborus lutescens (King, 1832), en nacional para la Conservación de la Na-
cambio, es endémica de Uruguay (depar- turaleza -UICN- (UICN, 2021). Los autores
tamentos de Rocha, Maldonado, Lavalleja, proponen categorizar esta especie “En
Treinta y Tres y Cerro Largo). Por su há- Peligro Crítico”. Se fundamenta ante los
bito de enterrarse y para facilitar el cono- antecedentes publicados, la ausencia de
cimiento de esta especie, Chappore et al. reportes de ejemplares vivos desde 1989
(2018) han propuesto el nombre de cara- y los registros de individuos muertos re-
col tucu-tucu. Viven enterrados en la are- cientemente provenientes de una loca-
na en franjas costeras donde se ocultan lidad que fue afectada por incendios a lo
durante el día a unos 10 cm de profun- largo del año 2020.
didad. Se los puede ver escasamente en Las amenazas que se ciernen sobre la
la noche o cuando hay una lluvia fuerte. especie en la actualidad son diversas y
Su ocurrencia es muy localizada y escasa también se encuentran relacionadas con
en dunas primarias con poca vegetación lo extremadamente reducido del hábitat
asociados al matorral psamófilo (Klap- que ocupa en Ongamira, el cual podría ser

80 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A R ACO L D E LO S CO M E N C H I N G O N E S

inferior a una hectárea. Este lugar tan par- al cruzarse las estrías espirales y axiales.
ticular es de difícil acceso y se encuentra La segunda conchilla hallada en el mismo
rodeado por un circuito turístico, donde momento, no posee el estado de conserva-
los visitantes pueden poner aún más en ción de la primera, pero evidencia que se
peligro a la especie debido a la falta de encontraba recientemente muerta. Este
conocimiento sobre su presencia. Exis- hallazgo es el que ratifica y sugiere el tipo
ten también en el entorno del sitio, donde de hábitat ocupado por el caracol de los
creemos el hábitat de la especie, áreas ga- Comechingones en Ongamira.
naderas con animales sueltos en las par- El área donde la especie fue hallada es
tes llanas y la invasión de especies exóti- una propiedad privada productiva donde
cas como el paraíso (Melia azedarach), el no se aplican medidas de conservación.
ligustro (Ligustrum lucidum) y la zarzamora Se recomienda, por lo tanto, alentar a sus
(Rubus ulmifolius) que van colonizando de propietarios a adoptarlas dado que cuen-
a poco la zona de vegetación húmeda, por tan con la presencia de una de las especies
lo menos en lo que se refiere a la parte alta de caracoles más raras y amenazada de la
del alero. Argentina, lo cual otorga a su propiedad
Dado que este sitio no cuenta con algún un valor de conservación muy especial.
tipo de protección sería deseable crear Por otro lado, es importante confirmar
una figura de conservación voluntaria (ya el efecto que pueden haber ocasionado
que es una propiedad privada) que proteja sobre esta especie los incendios sucedi-
este lugar único donde se encuentra esta dos en Córdoba a lo largo del año 2020, ya
especie. que los mismos se dieron en zonas muy
cercanas.
Se propone confirmar la presencia ac-
ACCIONES DE CONSERVACIÓN tual del caracol de los Comechingones en
la Reserva Los Chañares (comuna Potrero
Debido a los hallazgos previos en Onga- de Garay), cerca de la cual la especie fue
mira precisamente en el sitio turístico de- hallada y en los faldeos del cerro Uritorco
nominado “Las Grutas”, uno de los auto- (Capilla del Monte), donde J. Frenguelli
res (R. Montenegro) y colaboradores orga- (1918) refiere que se halló un ejemplar en
nizaron un relevamiento en mayo de 2017 1917.
en el marco del proyecto de investigación De hallarse la especie en cualquiera de
“Iconografía de Moluscos Continentales estas áreas, será necesario realizar con
de la Argentina” desarrollado desde el urgencia:
Museo Latinoamericano de Malacolo- ● Caracterización biológica de la flora y
gía Juan Carlos Chebez de la Fundación fauna, en particular de los invertebra-
Azara. En esa ocasión, se colectó una dos con especial énfasis en este cara-
conchilla en perfecto estado de conserva- col.
ción con brillo externo e interno, donde se ● Declarar como reserva el sitio especí-
puede ver a simple vista su característica fico donde los caracoles hacen uso del
estriación donde se forma un punteado hábitat para evitar el potencial impac-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 81
C A R ACO L D E LO S CO M E N C H I N G O N E S

to del pisoteo humano o de animales


domésticos.
● Brindar charlas informativas a la co-
munidad local, los visitantes y generar
folletería y cartelería informativa sobre
la presencia de la especie en la zona.
● Control o erradicación de las especies
de plantas exóticas invasoras y, pro-
mover el cultivo de especies nativas
típicas de esa región.
● Prevención y mitigación de incendios.
● Evaluar posibilidades de reproduc-
ción ex situ desde el Parque de la Bio-
diversidad (ex Zoológico de Córdoba)
con miras a su futura reintroducción
o repoblamiento.

En el año 2015, la Fundación Azara pu-


blicó el libro “Arqueomalacología. Abor-
dajes metodológicos y casos de estudio
en el Cono Sur” que incluye trabajos de Portada del libro “Arqueomalacología.
Abordajes metodológicos y casos de
investigación desarrollados por distintos
estudio en el Cono Sur” publicado por la
investigadores -tanto arqueólogos como Fundación Azara en 2015.
biólogos- que involucran el estudio de
moluscos recuperados en contextos ar-
queológicos. Los artículos incluidos en INFORMACIÓN ANTROPOLÓGICA
este libro surgen a partir de las presenta-
ciones realizadas en el “Primer Congreso Aunque algunos grupos étnicos han
Argentino de Malacología” realizado en la utilizado caracoles de esta familia como
ciudad de La Plata en el año 2013. El libro utensilios (cucharas) para comer (C. Ber-
cuenta con un capítulo sobre el caracol tonatti, com. pers.), aún no fue compro-
de los Comechingones donde describe su bado si los pueblos originarios de Córdo-
presencia en el sitio Alero Deodoro Roca, ba también lo hacían. Si bien se halló un
en el valle de Ongamira, Córdoba. ejemplar en Ongamira con dos orificios,
no se evidenciaron señales de manufac-
El Centro de Investigaciones en Ciencias tura como micropulidos o microestriacio-
de la Tierra de la Universidad Nacional de nes, que permitieran diagnosticar un ori-
Córdoba y CONICET es otra de las insti- gen antrópico, pero los estudios arqueo-
tuciones de la Argentina que trabaja por lógicos continúan y podrían dar otros
la conservación del caracol de los Come- resultados (Gordillo et al., 2015). Dada la
chingones. gran cantidad de fragmentos observados

82 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A R ACO L D E LO S CO M E N C H I N G O N E S

mezclados con la tierra cercana a los ale- Frenguelli, J. (1924). Conchas de “Borus” en los
paraderos indígenas del río San Roque (Sie-
ros de la zona, es posible que este caracol
rra Chica de Córdoba, departamento de Puni-
haya sido parte de la alimentación de los lla). Boletín de la Academia Nacional de Cien-
Comechingones. cias de Córdoba, 24, 404-418.
Gordillo, S.; Izeta, A.; Costa, T.; Boretto, G. y
Cattáneo, R. (2015). Austroborus cordillerae
(Döering, 1877) en el Valle de Ongami-
AGRADECIMIENTO ra: una especie endémica del noroeste de
Córdoba en contexto arqueológico de caza-
dores-recolectores. En: H. Hammond y M.
A Fabrizio Scarabino, por sus aportes
A. Zubimendi (Eds.), Arqueomalacología:
para el presente capítulo sobre esta es- Abordajes metodológicos y casos de estu-
pecie. dio en el Cono Sur (pp. 119-127). Buenos
Aires, Argentina: Fundación de Historia
Natural Félix de Azara.
Klappenbach, M. A. y Olazarri, J. (1989). Notas
BIBLIOGRAFÍA sobre Strophocheilidae, VII. Contribución
al conocimiento de Austroborus cordillerae
Chappore, D.; Brito, S.; Rodríguez, Y.; Pereyra, L.; (Döering, 1876) (Moll. Gastropoda). Comu-
Martínez, N.; Santos, D.; Tarasconi, J.; Sosa, nicaciones Zoológicas del Museo de Histo-
M.; Serra, W. y Scarabino, F. (2018). El caracol ria Natural de Montevideo, 12(170), 1-11.
terrestre endémico Austroborus lutescens (Gas- Menghin, O. y González, A. R. (1954). Excava-
tropoda: Strophocheilidae): iniciativa liceal ciones arqueológicas en el yacimiento de
para su investigación y conservación en la Ongamira (Córdoba, Rep. Argentina). Nota
paloma (Rocha, Uruguay). V Congreso Uru- preliminar. Notas del Museo XVII, Antropo-
guayo de Zoología, 165. logía, 67.
Döering, A. (1876). Apuntes sobre la fauna de Miquel, S. E. y Aguirre, M. L. (2011). Taxono-
moluscos de la República Argentina (Tercera mía de los gasterópodos terrestres del Cua-
parte). Boletín de la Academia Nacional de ternario de Argentina. Revista Española de
Ciencias Exactas en Córdoba, 2, 300-339. Paleontología, 26(2), 101-133.
Frenguelli, J. (1918). Sobre un Borus enano pro- UICN. (2021). Lista Roja de las Especies Ame-
cedente de la Sierra Alta de Córdoba. Boletín nazadas de la Unión Internacional para
de la Academia Nacional de Ciencias en Cór- la Conservación de la Naturaleza. Versión
doba, 23, 228-231. 2021-3.

Glosario

Holotipo: es un ejemplar físico único o conjunto de ejemplares (o restos fósiles) de un organismo, que
se sabe que se utilizó cuando la especie (o taxón de menor rango) se describió formalmente.
Lectotipo: en el caso que no se haya definido un holotipo en la publicación con la descripción formal
o si el holotipo se hubiera perdido, se denomina lectotipo a un espécimen o elemento seleccionado a
partir de material original para servir como tipo nomenclatural.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 83
M O J A R R A D E S N U D A

84 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MOJARRA DESNUDA

Gymnocharacinus bergii (Steindachner, 1903)

S O F Í A Q U I R O G A , H E R N Á N E . P OV E DA N O
y F E D E R I C O P. K A C O L I R I S

Clase: Actinopterygii
Orden: Characiformes
Familia: Characidae
Otros nombres vulgares: mojarra bronceada, mojarra del Valcheta, mojarra desnuda del Valcheta.
Nombres en inglés: Naked Characin, Naked Tetra.

Estatus internacional: En Peligro Crítico (Cussac et al., 2019).


Estatus nacional: En Peligro (Chebez et al., 2009).

CARACTERÍSTICAS GENERALES posible regresión morfológica que resul-


taría ecológicamente viable por la ausen-
La mojarra desnuda (Gymnocharacinus cia de grandes depredadores acuáticos en
bergii) es un pez carácido de característi- su hábitat, en particular de peces piscívo-
cas excepcionales, uno de los rasgos más ros (Cussac y Ortubay, 1994). Además de
notables de este pez es que las escamas la pérdida de escamas, la anatomía de G.
se forman durante la metamorfosis pero bergii muestra otras características, que
desaparecen casi por completo en el incluyen un bajo número de huesos or-
adulto (Miquelarena y Arámburu, 1983), bitales y la reducción de la extraescápula
lo que dio lugar al nombre por el cual se la y de algunos elementos caudales (Mique-
conoce vulgarmente. larena y Arámburu, 1983; Miquelarena et
G. bergii es un pez pequeño (los adultos al., 2005).
alcanzan hasta 100 mm de longitud), de La coloración de juveniles y adultos co-
cuerpo robusto, ligeramente fusiforme y múnmente es verde musgo oscuro con
poco comprimido. Las larvas y juveniles reflejos dorados (Ringuelet et al., 1967;
tempranos poseen escamas cicloides pe- Miquelarena y Arámburu, 1983; Wegrzyn
queñas y blandas, con un grado mínimo et al., 1992), aunque pueden observarse
de osificación que están ausentes en los individuos casi negros y también blancos.
individuos mayores a 42,5 mm. Esta ca- Machos y hembras son similares, es decir,
racterística fue considerada como una no poseen dimorfismo sexual evidente,

F U N DAC I Ó N A Z A R A 85
M O J A R R A D E S N U D A

Cardumen de mojarra desnuda, en la Rama Caliente del arroyo Valcheta, Área Natural
Protegida Meseta de Somuncura, Río Negro, mayo de 2018. Foto: Hernán Povedano.

A. Ejemplar juvenil
A donde se pueden
observar aún las
escamas en la
región ventral que
estarán ausentes en
el adulto, febrero de
2013 y B. Ejemplar
adulto exhibiendo
la dentición
multicuspidada
y la coloración
verde musgo con
reflejos dorados
características
del adulto de esta
B especie, febrero de
2013. Naciente del
arroyo Valcheta,
Área Natural
Protegida Meseta
de Somuncura.
Fotos: Hernán Povedano.

86
M O J A R R A D E S N U D A

aun así, las hembras sexualmente madu-


DISTRIBUCIÓN
ras pueden distinguirse de los machos por
su vientre redondeado (Cussac y Ortubay,
2002). Las larvas de G. bergii tienen una
apertura bucal subventral, que permite la
alimentación bentónica en una posición
casi horizontal del cuerpo y un rápido es-
cape de los depredadores. Durante la me-
tamorfosis la boca cambia a una posición
terminal, los dientes se hacen multicus-
pidados y el intestino se alarga para co-
menzar a alimentarse de algas perifíticas
(Miquelarena et al., 2005).

HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN

La diversidad de peces neotropicales


sufre en la Argentina un empobreci-
miento progresivo hacia el sur, relacio-
nado principalmente con la disminución
latitudinal de las temperaturas del agua
(Ringuelet, 1975; Gómez, 1988; Menni y
Gómez, 1995). G. bergii es el carácido na- SO-NE hacia el gran bajo de Valcheta. Su
tivo más austral del mundo, el único en cauce, de unos 80 km llega hasta la lagu-
la Patagonia argentina. Se trata de un pez na Curicó, donde desagua solo en años
estenotérmico (habita en un rango estre- de abundantes precipitaciones (Wegrzyn
cho de temperatura) restringido a la ca- et al., 1992). Los numerosos manantiales
becera termal del arroyo Valcheta, por lo termales originan dos pares de tributa-
que se lo considera un microendemismo rios, conocidos localmente como Rama
(Miquelarena y Aramburu, 1983; Menni Caliente, el par oriental y Rama Fría, el
y Gómez, 1995; Ortubay et al., 1997). El occidental. La temperatura del agua es
aislamiento de esta especie se ha relacio- constante a lo largo de todo el año, alcan-
nado con características biogeográficas, zando en la Rama Fría temperaturas de
la condición térmica de su hábitat (Men- entre 20,5 a 22,5°C y en la Rama Caliente
ni y Gómez, 1995) y su estenotermia pro- de 22 a 26°C, mientras que la temperatu-
nunciada (Ortubay et al., 1997). ra en la convergencia de las ramas, sitio
El arroyo Valcheta nace en el sector no- denominado La Horqueta (situado 13 km
reste de la meseta de Somuncura (pro- aguas abajo), ronda los 17°C (Ortubay et
vincia de Río Negro) a partir de nume- al., 1997).
rosos manantiales, y corre en dirección Hasta principios de los 90 la distribu-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 87
M O J A R R A D E S N U D A

Ramas Calientes del arroyo Valcheta, mayo de 2018. Se observa, gracias a la transparencia
de estas cálidas aguas, un cardumen de mojarras desnudas y las cortaderas creciendo en los
márgenes, que junto a las rocas volcánicas, otorgan refugio a la especie. Foto: Hernán Povedano.

ción conocida de G. bergii en el arroyo nacientes de las Ramas Frías, y a lo largo


Valcheta estaba restringida a las Ramas de las Ramas Calientes hasta la Horque-
Frías (Lüling, 1978a, 1978b; Miquela- ta. Entre los años 2013 y 2016, a partir
rena, 1982; Miquelarena y Arámburu, de nuevos estudios, se observó que el
1983; Menni y Gómez, 1995). Wegrzyn rango de distribución de la mojarra des-
y colaboradores en 1992 ampliaron la nuda había disminuido en aproximada-
distribución a las Ramas Calientes. Ortu- mente un 70% respecto a la distribución
bay (1998) estudió la distribución de los registrada en los años 90. Durante estos
peces en toda la cuenca del Valcheta, ha- estudios se pudo observar que la especie
llando a la mojarra desnuda en algunas ocupa las nacientes de las Ramas Frías

88 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O J A R R A D E S N U D A

que se encuentran aisladas por saltos La mojarra desnuda depende de estos mi-
naturales, y los primeros 3 km de las croambientes protegidos de la luz para su
Ramas Calientes. Como se detalla más desarrollo (Cussac y Ortubay, 2002).
adelante, tanto los saltos naturales como
las altas temperaturas han dificultado el
acceso de peces exóticos a estos sectores RASGOS ETOECOLÓGICOS
del arroyo, últimos refugios de la moja-
rra desnuda (Quiroga, 2019). La mojarra desnuda es una especie de
La cabecera termal del arroyo, donde comportamiento gregario (Wegrzyn et
habita la mojarra, se caracteriza por pre- al., 1992) por lo que se observa común-
sentar aguas transparentes con abundan- mente en cardúmenes que alcanzan
te vegetación acuática. En sus márgenes hasta cientos de individuos en aquellos
crece la cortadera (Cortaderia selloana) sitios donde es más abundante (H. Pove-
formando con sus raíces un entramado dano, obs. pers.). Sus hábitos de alimen-
subacuático que, al igual que las macró- tación son principalmente bentónicos
fitas acuáticas y las rocas volcánicas su- (Escalante y Menni, 1999), sin embargo,
mergidas, otorgan refugios a la especie. se puede observar normalmente a esta

Cardumen numeroso de mojarras desnudas en las transparentes aguas de las Ramas


Calientes, cabecera del arroyo Valcheta, enero de 2016. Foto: Hernán Povedano.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 89
M O J A R R A D E S N U D A

especie en la columna de agua, donde cia total de células pigmentadas en estos


puede nadar contra las fuertes corrien- embriones libres, su fotofobia y alta mor-
tes (Escalante y Menni, 1999), e incluso talidad debida a la luz (observadas en el
se la observa saltando sobre la superficie laboratorio) indican la importancia de
del agua (S. Quiroga, obs. pers.). microambientes oscuros para desarro-
Posee una dieta relativamente amplia llarse (Cussac y Ortubay, 2002).
que incluye algas, plantas vasculares e Las características reproductivas ob-
invertebrados. Las Chrysophytas son las servadas en la mojarra desnuda como,
algas que más consumen, pero también una corta temporada reproductiva en las
se alimentan de amebas testáceas y las hembras, baja fecundidad, ovocitos ricos
larvas de quironómidos (insectos simi- en yema, desoves múltiples en un día,
lares a los mosquitos) son las preferidas embriones libres crípticos y no pigmen-
entre los ítems animales (Escalante y tados, y larvas robustas bentónicas con
Menni, 1999). La especie realiza un im- una metamorfosis prolongada, indican
portante cambio en la dieta durante su un modo reproductivo especializado,
ontogenia: mientras las larvas consu- que es muy diferente del de los principa-
men invertebrados bentónicos (Ortubay, les grupos de peces patagónicos ( Cussac
1998), los juveniles y los adultos se ali- y Ortubay 2002).
mentan principalmente de algas perifíti-
cas (Escalante y Menni, 1999).
Como la mayoría de los peces óseos, la ESTADO DE CONSERVACIÓN
reproducción de la mojarra desnuda es
de tipo ovípara y la fecundación externa. Debido a su posición única dentro de
Presenta un ciclo reproductivo estacio- los characiformes, su carácter endémi-
nal diferenciable y un comportamiento co y su distribución restringida en una
sedentario, es decir, no realiza migracio- corriente termal de la Patagonia, esta
nes como otros peces para reproducir- especie fue estudiada o al menos men-
se. La estación reproductiva comienza cionada por numerosos investigadores
en el mes de agosto y se extiende hasta nacionales e internacionales (Körber y
octubre. Observaciones realizadas en Ortubay, 2004; Körber, 2019). A la luz de
ejemplares en cautiverio revelaron que las características propias antes men-
la puesta se realiza posteriormente a un cionadas y agravada por la introducción
cortejo de varias horas y una misma pa- y el avance de dos especies de salmóni-
reja puede repetir la operación en un lap- dos en el arroyo, en el año 1996 la Unión
so aproximadamente de una a tres horas. Internacional para la Conservación de la
Los embriones recién eclosionados care- Naturaleza (UICN) categorizó a la moja-
cen de pigmentación y permanecen en rra desnuda “En Peligro de Extinción”
el fondo adheridos a la grava hasta el co- (UICN, 1996). La especie permaneció en
mienzo de su alimentación exógena. Las esta categoría hasta su última actualiza-
ninfas de libélulas son sus depredadores ción en el año 2019, en la que fue asig-
en los primeros años de vida. La ausen- nada a la categoría superior: “En Peligro

90 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O J A R R A D E S N U D A

A B

A. Mojarra plateada (Cheirodon interruptus), especie introducida alrededor del año


2008 en el arroyo Valcheta. Se identifica fácilmente por el brillo plateado característico
de sus escamas, y por una mancha negra en la base de la aleta caudal. Naciente del
arroyo Valcheta, febrero de 2015. Foto: Hernán Povedano y B. Ejemplar de trucha arcoíris
(Oncorhynchus mykiss) extraído en la naciente de la Rama Caliente, cabecera del arroyo
Valcheta, enero de 2016. Sobre la trucha, se observa un ejemplar de mojarra desnuda que
el salmónido regurgitó tras ser removido del agua. Foto: Sofía Quiroga.

Crítico” (Cussac et al., 2019), debido prin- arriba alcanzando la cabecera termal del
cipalmente a la notoria disminución en arroyo y en consecuencia acorraló a la
su rango de distribución (Quiroga, 2019) mojarra desnuda (Ortubay et al., 1997;
y por el hallazgo de un nuevo pez exótico Quiroga et al., 2017). Esta expansión de O.
en el arroyo que amenaza su superviven- mykiss hacia las aguas cálidas correspon-
cia (Pérez et al., 2015). dería a una evolución contemporánea de
Varias han sido las amenazas identifi- la tolerancia al agua caliente (Crichigno
cadas para la especie, pero en la actuali- et al., 2018). Dicha adaptación pudo ha-
dad la interacción con la recientemente ber comenzado hace más de 100 años,
introducida mojarra plateada, Cheirodon ya que el registro de la primera intro-
interruptus (Pérez et al., 2015), parece ser ducción de truchas en el arroyo Valche-
la más relevante y la más difícil de rever- ta data del año 1924 (Machi y Vigliano,
tir (Quiroga, 2019). No obstante, la de- 2014) tratándose de peces provenientes
predación por la trucha arcoíris, Oncor- del Centro de Salmonicultura Nacional
hynchus mykiss (Ortubay y Cussac, 2000; de la ciudad de San Carlos de Bariloche,
Quiroga et al., 2017), y la modificación provincia de Río Negro. Actualmente, la
del hábitat acuático debido a actividades mojarra desnuda se encuentra en secto-
antrópicas, son también importantes res definidos del arroyo correspondien-
amenazas para la especie. Todas ellas a tes a nacientes que presentan barreras
su vez, actúan en sinergia, por lo que re- físicas o térmicas para este salmónido,
quieren de acciones de manejo para re- sectores que son también hábitat exclu-
ducir su impacto. sivo de la rana del Valcheta (Pleurodema
En el caso de los salmónidos, dos espe- somuncurense). La coincidencia en el pa-
cies fueron introducidas en el arroyo: la trón de distribución de ambos vertebra-
trucha arcoíris y la trucha de arroyo (Sal- dos endémicos, sumado al patrón de dis-
velinus fontinalis). Si bien ambas lograron tribución complementario que se obser-
establecerse, solo O. mykiss avanzó aguas va para la trucha arcoíris, indicarían que

F U N DAC I Ó N A Z A R A 91
M O J A R R A D E S N U D A

la distribución de ambos endemismos por la trucha, enfrentan otras amenazas


está condicionada por la presencia de que resultan agravadas por las condi-
este salmónido (Quiroga, 2019). Por su ciones de aislamiento. En el caso de las
parte, un estudio llevado a cabo para la poblaciones de las Ramas Frías, la exó-
rana del Valcheta arrojó como resultado tica mojarra plateada prácticamente no
que la presencia de la trucha condiciona alcanzó las nacientes debido a las mis-
la ocupación de esta especie (Velasco et mas barreras que frenaron a la trucha.
al., 2016). En este sentido, la presencia Sin embargo, las amenazas que están
de O. mykiss en la cabecera termal del poniendo en grave riesgo a las poblacio-
arroyo estaría directamente relacionada nes que allí habitan son la presencia de
con la disminución del 70% del rango de ganado (equino, vacuno, ovino y caprino)
distribución de la mojarra desnuda, ob- que pisotea y defeca dentro de estos pe-
servada en la actualidad (Quiroga, 2019). queños tramos de arroyo, alimentándose
Por otra parte, las poblaciones de moja- además de la vegetación acuática y cos-
rra desnuda que no han sido alcanzadas tera. A esto se suma, la quema intencio-

A B

C D

Deterioro ambiental en la naciente de la Rama Fría del arroyo Valcheta, donde habita
la población más abundante de mojarra desnuda de esta rama. A y B. Ganado equino
y vacuno dentro del cauce del arroyo; C y D. Sectores degradados por la presencia
de árboles exóticos y la quema intencional para la generación de pasturas (A, B y C.
Registros de septiembre de 2019 y D. Septiembre de 2015). Fotos: Sofía Quiroga.

92 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O J A R R A D E S N U D A

nada de la vegetación de las orillas para reducción del caudal de las vertientes
generación de pasturas (Quiroga, 2019). debido a la disminución de precipita-
Estos factores además de reducir la ciones en la meseta alta (probablemente
disponibilidad de refugios para la espe- como consecuencia del cambio climáti-
cie y generar eutrofización en el cuerpo co), representando graves amenazas no
de agua, también contaminan los arro- solo para la supervivencia de la mojarra
yos por el uso de combustibles fósiles desnuda, sino también para la endémica
utilizados para las quemas. A su vez, la rana del Valcheta (Velasco, 2016; Quiro-
presencia de árboles exóticos en algunos ga, 2019), así como de numerosos inver-
tramos del arroyo, modifican con sus raí- tebrados nativos y endémicos del arroyo.
ces las orillas, generan sombra y aportan Por su parte, las Ramas Calientes que
exceso de materia orgánica. Otra activi- albergan las poblaciones más grandes de
dad antrópica que genera deterioro am- la especie, han sido totalmente coloniza-
biental es la alteración de la corriente de das por la invasora mojarra plateada. En
agua con canales (mangueras o tomas menos de una década desde su introduc-
de agua) para el consumo local, riego y ción en el año 2008 aproximadamente,
obtención de energía. Todos estos facto- este pequeño pez ya había colonizado
res se ven exacerbados por una notoria toda la cuenca, incluso las nacientes más

Cardumen mixto de la endémica mojarra desnuda y la exótica mojarra plateada en la


naciente de la Rama Caliente del arroyo Valcheta, mayo de 2018. Foto: Hernán Povedano.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 93
M O J A R R A D E S N U D A

apartadas que eran dominio exclusivo de antes registradas en el área resulta ser la
la mojarra desnuda (Quiroga, 2019). Ch. más preocupante (Povedano et al., 2018).
interruptus es un carácido cercano a la Durante el año 2018 ocurrió un evento
mojarra desnuda en términos evolutivos de mortandad masiva de mojarras des-
(Ringuelet, 1975; Cazzaniga, 1978; Almi- nudas y plateadas en las Ramas Calien-
rón et al., 1997), por lo que sus requeri- tes (Povedano et al., 2018). Los análisis
mientos ecológicos resultarían similares realizados indicaron que la mortandad
y esto puede explicar en parte, la rápida fue debida a la enfermedad del “Punto
dispersión y colonización observada en Blanco” provocada por el protozoo cilia-
la cabecera del arroyo. Estudios previos do Ichthyophthirius multifiliis, una parasi-
indican que en sitios de característi- tosis responsable de muertes masivas en
cas semejantes a las observadas para criaderos y acuarios. Es una de las enfer-
el arroyo Valcheta, la mojarra plateada medades más comunes en peces y puede
posee una dieta similar a la del carácido localizarse muchas veces en individuos
desnudo (Escalante y Menni, 1999), por sanos, siendo portadores y conviviendo
lo que la competencia por los recursos es en equilibrio con el parásito hasta que
altamente probable (Pérez et al., 2015). algún factor externo rompe ese equili-
Según comentarios de acuaristas, la brio reactivando al ciliado e iniciando
mojarra plateada puede alimentarse de así su ciclo vital (Gonzáles-Fernández,
huevos de otros peces, por lo que exis- 2012). La transferencia de peces a há-
tiría la posibilidad de que este pez con- bitats nuevos son las principales causas
suma las puestas de la mojarra desnuda, de la diseminación de estos parásitos
e incluso las de la rana del Valcheta. No (Tavares-Dias et al., 2001; Piazza et al.,
obstante, de todas las amenazas asocia- 2006; García et al., 2009). Esta epidemia
das a la presencia de la mojarra plateada, que causó la mortandad de más de la
la transmisión de enfermedades nunca mitad de la población global de mojarra

A B

A. Mojarra desnuda y B. Mojarras plateadas, exhibiendo las manchas blancas características


de la enfermedad del “Punto Blanco”, que causó la mortandad masiva de mojarras
desnudas en abril de 2018. Rama Caliente del arroyo Valcheta. Fotos: Hernán Povedano.

94 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O J A R R A D E S N U D A

desnuda y que casi lleva a la extinción de (Cussac et al., 2019) fue realizada antes
las poblaciones más importantes de esta del descubrimiento de mortandad ma-
especie, ocurrió solo en los sitios donde siva por la enfermedad del “Punto Blan-
ambas especies comparten hábitat. No co”. Actualmente, podemos suponer que
existiendo registros de “Punto Blanco” su estado de conservación es aún peor
en sitios habitados exclusivamente por que el considerado en su última catego-
endemismos. Esta y otras observaciones rización y que, de no continuar con las
realizadas en el sitio permitieron esta- acciones de conservación que se vienen
blecer que la mojarra plateada habría desarrollando, la especie corre el riesgo
funcionado no solo como portadora de de extinguirse en el corto plazo.
la enfermedad, sino también a partir de
su notorio aumento poblacional, como el
estresor que desató este evento (Poveda- ACCIONES DE CONSERVACIÓN
no et al., 2018).
Otra amenaza que vale la pena desta- La cabecera del arroyo Valcheta, hábi-
car es la presencia del chancho cimarrón tat de la mojarra desnuda, se halla den-
o jabalí (Sus scrofa) en el área. Esta espe- tro del Área Natural Protegida Provincial
cie representa una grave amenaza para Meseta de Somuncura creada en el año
las especies endémicas y para todo el 1986, y a cargo de la Secretaría de Am-
ecosistema, debido al gran deterioro am- biente y Cambio Climático (SAyCC) de la
biental que genera (Barrios-Garcia y Ba- provincia de Río Negro. El arroyo cuenta
llari, 2012). Existen numerosos registros con un Plan de Manejo de su recurso ícti-
locales de sectores de arroyo que están co desarrollado en el año 1992 y, además,
siendo destruidos por los chanchos que, por encontrarse dentro del Área Natural
al hozar la tierra en busca de alimen- Protegida, se encuentra incluido en el
to, deterioran las orillas y el cuerpo del Plan de Manejo del área desarrollado en
arroyo. Otra amenaza potencial observa- el año 2007. Por su parte, la especie, fue
da deriva de un significativo aumento en declarada Monumento Natural Provin-
la abundancia de garzas blancas (Ardea cial mediante la Ley N° 2.783 promulga-
alba) predando mojarras sobre estos sec- da el 5 de julio de 1994, estatus que le ha
tores sensibles. Las garzas estarían acce- dado un marco legal de protección im-
diendo a la cabecera del arroyo atraídas portante. Más allá de las recomendacio-
por la abundancia de mojarras plateadas nes realizadas por distintos especialistas
a lo largo de toda la cuenca (H. Povedano, en estos documentos, ninguna de las ac-
obs. pers.). ciones relacionadas con el manejo de las
En conclusión, el estado de conserva- amenazas allí propuestas, ni en ningún
ción de la mojarra desnuda es alarman- otro documento, fue implementada has-
te, más si se tiene en cuenta que la última ta el año 2016.
evaluación que permitió asignarla en la En el año 2012, un grupo de técnicos de
categoría previa a la extinción de la Lis- la SAyCC junto a investigadores del CO-
ta Roja de la UICN “En Peligro Crítico” NICET, comenzaron a  realizar monito-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 95
M O J A R R A D E S N U D A

Estudio de distribución y abundancia de los peces en la cabecera del arroyo Valcheta


mediante el método de muestreo subacuático, marzo de 2014. Foto: Hernán Povedano.

reos en el área para conocer el estado de lizando, sería de carácter urgente imple-
las poblaciones de los vertebrados endé- mentar acciones para reducir el impac-
micos. Así surgió la Iniciativa Meseta Sal- to de los peces introducidos. Para ello,
vaje (actualmente integrada a la Funda- durante los años 2015 y 2016 se realizó
ción Somuncura), creada con el objetivo un estudio de la distribución y abundan-
principal de trabajar por la conservación cia relativa de los peces en la cabecera
de las especies en peligro de extinción del arroyo, un análisis de factibilidad de
de la Meseta de Somuncura. Desde en- erradicación y un plan de acción para el
tonces se están llevado a cabo estudios, control de los peces invasores (Quiroga,
monitoreos y acciones de conservación 2019). Lamentablemente, antes de que
enfocadas en estas especies, y secunda- se pueda dar comienzo al manejo ocurrió
riamente en otras problemáticas de con- la mortandad masiva de mojarras, por lo
servación existentes en el área. que la SAyCC junto a Meseta Salvaje con-
Tras los primeros años de trabajo en el formaron un grupo interdisciplinario de
arroyo se arribó a la conclusión de que, investigadores de distintas institucio-
además de las acciones de restauración nes, para hacer frente a esta urgencia.
ecológica, de educación y difusión de la En el grupo participan profesionales de
problemática que la iniciativa venía rea- la Universidad de La Plata, Universidad

96 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O J A R R A D E S N U D A

de Río Negro, Universidad del Comahue jarras, además de una serie de talleres
(Bariloche, provincia de Río Negro), Di- para definir cuáles de las acciones de
rección Nacional de Gestión Ambiental manejo propuestas se llevarían a cabo,
del Agua y Ecosistemas Acuáticos, Mi- y un estudio de impacto ambiental para
nisterio de Pesca de la provincia de Río cada una de ellas. Finalmente, se elaboró
Negro, Centro de Investigación Aplicada un plan de acción preliminar y en mar-
y Transferencia Tecnológica en Recursos zo de 2019, tras un taller con pobladores
Marinos Almirante Storni (ciudad de San locales, se comenzaron a llevar adelan-
Antonio Oeste, provincia de Río Negro), te dichas acciones. La primera medida
y técnicos y guardas ambientales de la de manejo consistió en la eliminación
provincia. de aproximadamente 10.000 individuos
Durante el año 2018, y gracias al apo- de mojarra plateada, que habitaban dos
yo del Consejo Federal de Inversiones, se charcas cercanas, aunque desconecta-
realizaron estudios y monitoreos respec- das temporalmente, a una de las nacien-
tivos a la enfermedad de “Punto Blanco” tes principales de la Rama Caliente. Esta
y al estado poblacional de ambas mo- charca ofrece un hábitat reproductivo

Drenaje de charcas para la remoción de


individuos de la exótica mojarra plateada.
Acción de manejo llevada adelante en marzo
de 2019 en la Rama Caliente, cabecera del
arroyo Valcheta. Fotos: Sofía Quiroga.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 97
M O J A R R A D E S N U D A

óptimo para la mojarra plateada, por lo alberga la mayor población de mojarra


que la acción de manejo consistió en va- desnuda de la Rama Fría. De esta forma,
ciarlas por completo mediante una mo- se restringió el ingreso del ganado faci-
tobomba, con el objetivo de evitar que en litando la recuperación de la vegetación
una crecida ingresen estos peces al há- nativa acuática y riparia.
bitat de la mojarra desnuda. El siguiente paso  consiste en recupe-
Entre las medidas prioritarias de ma- rar el hábitat de la mojarra desnuda y
nejo está la creación de santuarios para también de la rana del Valcheta. Para
la especie, a fin de asegurar la protec- tal fin, durante el año 2019 se crearon
ción de aquellos sitios en los que la mo- también, unidades de manejo de peces
jarra desnuda no comparte el hábitat exóticos, reforzando y dando más altu-
con los peces introducidos. Para ello, ra a pequeños saltos preexistentes en
desde el año 2016 se está trabajando el arroyo para impedir el avance de los
en la reducción del pisoteo excesivo por invasores desde aguas abajo.
parte del ganado, acción de conserva- En estos pequeños y aislados tramos
ción implementada con gran éxito en de arroyo se están evaluando distintos
dos nacientes del arroyo. Se creó enton- métodos de remoción de trucha arcoíris
ces, un tercer santuario para la especie y de mojarra plateada a fin de conseguir
mediante la clausura de la naciente que aquellos más efectivos para alcanzar la

Reforzamiento de salto preexistente en la Rama Fría del arroyo Valcheta para impedir el
avance de los peces invasores (mojarra plateada y trucha arcoíris) hacia la naciente, mayo
de 2019. Foto: Rodrigo Calvo.

98 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O J A R R A D E S N U D A

A B

Biólogos y guardas ambientales realizando la remoción de los peces invasores (trucha


arcoíris y mojarra plateada) en la Rama Fría del arroyo Valcheta, julio de 2019. A. Pesca
eléctrica y B. Pesca con trampas nasas. Fotos: Sofía Quiroga.

erradicación, y así contribuir a la recu- las derivaciones del agua del arroyo para
peración ambiental, y a futuro permitir regadío u otro uso doméstico.
la repoblación o recolonización de estos Para el desarrollo de todas las accio-
nuevos hábitats por la especie. nes realizadas en el área se trabaja jun-
Por otro lado, se espera prontamente to a la comunidad del Paraje Chipauquil,
comenzar a trabajar junto al Ministerio con el apoyo y la colaboración de los ve-
de Pesca de la provincia, en la elabora- cinos, de la sociedad de fomento, y de
ción de un marco regulatorio específico alumnos y docentes de la Escuela Hogar
para la pesca dentro del arroyo Valcheta Nº 76. A su vez, el proyecto incluye el
teniendo en cuenta particularmente te- componente social brindando charlas
mas como la prohibición de la siembra y talleres para la toma de conciencia y
de cualquier especie ictícola y de la pes- la valorización del patrimonio natural
ca con carnada viva. A su vez, se prevé la local. La Iniciativa Meseta Salvaje par-
realización de un plan de manejo del fue- ticipó también de una jornada de capa-
go (quemas para pasturas), que incluya citación organizada por SAyCC y desti-
una sectorización de los sitios a quemar nada a los guardas ambientales, que fue
y que prohíba el vertido de combustibles; realizada en el Área Natural Protegida
así como el desarrollo de un plan de uso Meseta de Somuncura. La capacitación
del agua que regule el uso de bombas incluyó un taller específico relacionado
para extracción de agua de las nacientes al proyecto de conservación de los en-
(volúmenes de extracción y épocas habi- demismos que, además de información
litadas), la ubicación y funcionamiento relacionada a aspectos de la biología
de pequeñas turbinas hidroeléctricas, y de las distintas especies, su estado de

F U N DAC I Ó N A Z A R A 99
M O J A R R A D E S N U D A

conservación y sus principales


amenazas, incluyó un entrena-
miento a campo para la iden-
tificación de las especies y sus
amenazas.
En resumen, las acciones de
manejo desarrolladas hasta el
presente para la conservación
de la mojarra desnuda inclu-
yen: 1) drenaje de dos charcas
para el control poblacional de
mojarra plateada; 2) construc-
ción de tres saltos que impiden
el avance de la mojarra plateada
y la trucha arcoíris; 3) inicio de
las tareas de control y erradica-
ción de los peces exóticos aguas
arriba de las barreras, median-
te los métodos físicos de pesca
eléctrica y captura con redes
y trampas nasas y 4) creación
de tres importantes santuarios
mediante la clausura para el
ganado, en sitios sensibles que
albergan núcleos poblacionales
claves de esta especie. En cada
uno de estos sitios se instaló
cartelería informativa a fin de
difundir la problemática y con-
cientizar a los visitantes. El éxi-
to obtenido de estas primeras
acciones da una luz de esperan-
za para la recuperación de la
especie.
Este proyecto cuenta con el
apoyo de la Fundación Azara
desde el año 2017, prestando
colaboración en la divulgación
Cartelería informativa colocada en sectores
de la problemática de esta es-
restaurados del arroyo Valcheta, febrero de 2020 y
póster de difusión desarrollado en el año 2016 por pecie y su hábitat, a través de
Facundo Bozza y Marcos Waldbillig. Foto: Sofía Quiroga. la gestión y promoción de ac-

100 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O J A R R A D E S N U D A

tividades educativas. Ha apoyado la eje- BIBLIOGRAFÍA


cución de las acciones de manejo lleva-
Almirón, A.; Azpelicueta, M.; Casciotta, J. R. y
das a cabo en el arroyo Valcheta. De esta López Cazorla, A. (1997). Ichthyogeographic
manera la Fundación Azara junto a las boundary between the Brazilian and Austral
entidades e investigadores ya mencio- subregions in South América. Biogeogra-
phic, 73(1), 23-30.
nados hacen posible la continuidad de Barrios-Garcia, M. N. y Ballari, S. A. (2012). Im-
este proyecto, y contribuyen de manera pact of wild boar (Sus scrofa) in its introduced
directa a la recuperación de las poblacio- and native range: a review.  Biological Inva-
sions, 14(11), 2283-2300.
nes de este pez nativo único en el mun- Cazzaniga, N. J. (1978). Presencia de Cheirodon
do. A su vez, la Fundación Azara juega interruptus en el valle bonaerense del río Co-
un rol importante también en términos lorado (Pisces, Tetragonopteridae). Neotró-
pica, 24(72), 138-140.
científicos, ya que preserva en sus colec- Chebez, J. C.; López, H. L. y Athor, J. (2009). Pe-
ciones científicas ejemplares de mojarra ces de agua dulce amenazados de la Argen-
desnuda que han sido objeto de estudios tina. En: J. C. Chebez (Ed.), Otros que se van
(pp. 32-54). Buenos Aires, Argentina: Edito-
científicos de gran relevancia para esta rial Albatros.
especie (Miquelarena, 1982; Miquelare- Crichigno, S. A.; Becker, L. A.; Orellana, M.; La-
na y Arámburu, 1983; Miquelarena et al., rraza, R.; Mirenna, G.; Battini, M. A. y Cus-
sac, V. E. (2018). Rainbow trout adaptation
2005).
to a warmer Patagonia and its potential to
Por último, destacamos que sería im- increase temperature tolerance in cultured
portante para la conservación de los stocks. Aquaculture Reports, 9, 82-88.
Cussac, V. E. y Ortubay, S. G. (1994). Significado
peces de la Argentina contar con una ca-
de la reabsorción de las escamas de Gymno-
tegorización del estado de conservación characinus bergi (Pisces, Characidae): su rela-
de cada especie a nivel nacional. Docu- ción con la talla. Tankay, (1), 226-228.
Cussac, V. E. y Ortubay, S. G. (2002). Gameto-
mento que resultaría útil no solo para ac-
genesis and development of Gymnocharaci-
tualizar el conocimiento existente sino nus bergi (Pisces, Characidae): reproducti-
además, como instrumento de base in- ve mode relative to environmental stabil-
ity.  Environmental Biology of Fishes,  63(3),
dispensable para el desarrollo de planes
289-297.
de manejo tanto de las especies como de Cussac, V. E.; Quiroga, S.; Kacoliris, F.; Poveda-
sus hábitats. no, H.; Crichigno, S. A.; Becker, L. y Baigún,
C. (2019). Gymnocharacinus bergii. Lista Roja
de las Especies Amenazadas de la Unión In-
A continuación, se listan otras institu- ternacional para la Conservación de la Na-
ciones, iniciativas o proyectos indepen- turaleza.
Escalante, A. H. y Menni, R. C. (1999). Feeding
dientes de la Argentina que trabajan en
ecology of the relict fish Gymnocharacinus
la conservación de la especie: bergi, a characid from southern South Ame-
rica. Water South Africa, 25(4), 529-532.
García, F.; Fujimoto, R.; Martins, M. y Moraes,
● Iniciativa Meseta Salvaje, Fundación
F. (2009). Protozoan parasites of Xiphopho-
Somuncura. rus spp. (Poeciliidae) and their relation with
● Secretaría de Ambiente y Cambio Cli- water characteristics. Arquivos. Brasileiros
mático, Río Negro. Medicina Veterinária e Zootecnia, 61, 156-
162.
Gómez, S. E. (1988). Susceptibilidad a diversos
factores ecológicos extremos, en peces de la

F U N DAC I Ó N A Z A R A 101
M O J A R R A D E S N U D A

Pampasia bonaerense, en condiciones de la- nus bergi Steindachner, 1903 (Pisces, Chara-
boratorio. Tesis Doctoral. Facultad de Cien- cidae) en el arroyo Valcheta, Río Negro, Ar-
cias Naturales y Museo, Universidad Nacio- gentina. Tesis Doctoral. Universidad Nacio-
nal de La Plata, La Plata. nal del Comahue, San Carlos de Bariloche,
Gonzáles-Fernández, J. (2012). Parasitofauna Argentina.
en variedades del pez ornamental Carassius Ortubay, S. G. y Cussac, V. E. (2000). Threatened
auratus y descripción del ciclo biológico de fishes of the world: Gymnocharacinus bergi
Ichthyophthirius multifiliis (Ciliatea, Ichthyo- Steindachner, 1903 (Characidae). Environ-
phthiriidae), causante de mortalidades en mental Biology of Fishes, 58, 144.
un criadero de Lima, Perú, 2007. Neotropi- Ortubay, S. G.; Gómez, S. E. y Cussac, V. E.
cal Helminthology, 6(1), 85-95. (1997). Lethal temperatures of a Neotropical
Körber, S. (2019). An update on the literature fish relic in Patagonia, the scale-less chara-
published on Gymnocharacinus bergii, and do- cainid Gymnocharacinus bergi. Environmen-
cuments from the early 1980ies on the first tal Biology of Fishes, 49, 341-350.
attempts to protect this endangered species. Pérez, C. H. F.; Kacoliris, F. P.; López, H.; Pove-
Ichthyological Contributions of Peces Crio- dano, H. E.; Petracci, P. F. y Gosztonyi, A.
llos, 61, 1-27. (2015). La mojarrita Cheirodon interruptus
Körber, S. y Ortubay, S. (2004). Literature pu- en el arroyo Valcheta, Río Negro, Argentina.
blished on the naked tetra Gymnocharacinus ¿Otra posible amenaza para la mojarra des-
bergii (Characiformes: Characidae: Gym- nuda (Gymnocharacinus bergii)? Nótulas Fau-
nocharacinae) from Patagonia, Argentina. nísticas (segunda serie), 177.
Zeitschrift für Fischkunde, 7, 5-8. Piazza, R.; Martins, M. L.; Guiraldelli, L. y Ya-
Lüling, K. H. (1978a). Nuevo hallazgo y nota mashita, M. (2006). Parasitic diseases of
sobre Gymnocharacinus bergi Steindachner, freshwater ornamental fishes commercial-
1903 (Characidae, Tetragonopterinae). Re- ized in Florianópolis, Santa Catarina, Brazil.
vista de Biología del Uruguay, 6, 19-29. Boletim do Instituto de Pesca, 32, 51-57.
Lüling, K. H. (1978b). Wissenschaftliche Ergeb- Povedano, H. E.; Quiroga, S.; Arellano, M. A. y
nisse des Forschungsaufenthaltes Dr. KH Kacoliris, F. P. (2018). Mortandad masiva de
Lüling in Argentinien 1975: Über den Biotop mojarras desnudas. Informe técnico. Secre-
des patagonischen Messingsalmers Gymno- taría de Ambiente y Desarrollo Sustentable
characinus bergi (Pisces, Characoidei). Zoolo- de Río Negro.
gischer Anzeiger, 201, 410. Quiroga, S. (2019). Análisis de factibilidad de
Macchi, P. J. y Vigliano, P. H. (2014). Salmonid erradicación y plan de acción para el control
introduction in Patagonia: the ghost of past, de peces invasores en un área de alto valor
present and future management. Ecología de conservación: el arroyo Valcheta, Área
Austral, 24, 162-172. Natural Provincial Meseta de Somuncura
Menni, R. C. y Gómez, S. E. (1995). On the ha- (Río Negro, Argentina). Tesis de Maestría en
bitat and isolation of Gymnocharacinus bergi Manejo de Vida Silvestre. Vida Silvestre. 129
(Osteichthyes: Characidae). Environmental páginas. Universidad Nacional de Córdoba,
Biology of Fishes, 42, 15-23. Córdoba, Argentina.
Miquelarena, A. M. (1982). Estudio comparado Quiroga, S.; Kacoliris, F. P.; García, I.; Povedano,
del esqueleto caudal en peces characoideos H.; Velasco, M. y Zalba, S. (2017). Invasive
de la República Argentina II. Familia Chara- rainbow trout Oncorhynchus mykiss preying
cidae. Limnobios, 2, 227-304. on the endangered naked characin Gymno-
Miquelarena, A. M. y Arámburu, R. H. (1983). characinus bergii at its thermal limits. Journal
Osteología y lepidología de Gymnocharaci- of fish biology, 91(6), 1745-1749.
nus bergi (Pisces, Characidae). Limnobios, 2, Ringuelet, R. A. (1975). Zoogeografía y ecología
491-512. de los peces de aguas continentales de la Ar-
Miquelarena, A. M.; Ortubay, S. y Cussac, V. E. gentina y consideraciones sobre las áreas
(2005). Morphology, osteology and reduc- ictiológicas de América del Sur. Ecosur, 2(3),
tions in the ontogeny of the scaleless chara- 1-122
cid Gymnocharacinus bergi. Journal of Applied Ringuelet, R. A.; Arámburu, R. H. y Miquelare-
Ichthyology, 21(6), 511-519. na, A. (1967). Los peces argentinos de agua
Ortubay, S. G. (1998). Biología de Gymnocharaci- dulce. Comisión de Investigación Científica

102 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O J A R R A D E S N U D A

de la provincia de Buenos Aires, La Plata. Velasco, M. A.; Kacoliris, F. P.; Berkunsky, I.;
Tavares-Dias, M.; Martins, M. L. y Moraes, F. Quiroga, S. y Williams, J. D. (2016). Current
(2001). Fauna parasitária de peixes oriun- distributional status of the critically endan-
dos de “pesque-pagues” do município de gered Valcheta frog: implications for conser-
França, São Paulo, Brasil. I. Protozoários. vation. Neotropical Biology and Conservation,
Revista Brasileira de Zoologia, 18(1), 67-79. 11, 110-113.
UICN. (1996). Lista Roja de las Especies Ame- Velasco, M. A.; Úbeda, C.; Williams, J. D. y Kaco-
nazadas de la Unión Internacional para la liris, F. P. (2017). Reproductive Biology of the
Conservación de la Naturaleza. Gland, Swit- Critically Endangered Valcheta Frog, Pleuro-
zerland. dema somuncurense (Anura: Leptodactylidae),
Velasco, M. A. (2018). Dinámica poblacional y from Patagonia, Argentina. South American
conservación de la ranita del Valcheta, Pleu- Journal of Herpetology, 12, 205- 211.
rodema somuncurense (Cei, 1969), Patagonia, Wegrzyn, D.; Úbeda, C.; Ortubay, S.; Gil, M. I.
Argentina. Tesis Doctoral. Facultad de Cien- y Cúrtolo, L. (1992). Plan de Manejo de la
cias Naturales y Museo, Universidad Nacio- Cuenca del arroyo Valcheta: El Recurso Ícti-
nal de La Plata, La Plata. co. Viedma: Dirección de Pesca de Río Negro.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 103
R A N I T A D E L V A L C H E T A

104 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
RANITA DEL VALCHETA

Pleurodema somuncurense (Cei, 1969)

F E D E R I C O P. K A C O L I R I S , M E L I N A A . V E L A S C O
y J O R G E D. W I L L I A M S

Clase: Amphibia
Orden: Anura
Familia: Leptodactilydae
Otros nombres vulgares: rana del Valcheta, rana del Somuncura, rana de las vertientes,
rana oscura somuncureña, rana somuncureña.
Nombres en inglés: Valcheta Frog, El Rincon Stream Frog.

Estatus internacional: En Peligro Crítico (UICN SSC Amphibian


Specialist Group, 2016).
Estatus nacional: En Peligro (Basso et al., 2012).

CARACTERÍSTICAS GENERALES Pueden presentar o no una línea amari-


llenta o blanca sobre el dorso (Cei, 1980).
La ranita del Valcheta (Pleurodema so- La coloración ventral es reticulada gris,
muncurense), es una especie de pequeño marrón clara y oscura sobre fondo claro.
tamaño, pudiendo alcanzar un largo ho- Una característica particular de esta es-
cico-cloaca aproximado de 28 a 35 mm pecie es que posee su prolongación cloa-
en el caso de los machos y de 30 a 44 mm cal evertida (Cei, 1969, 1980).
en el caso de las hembras (Cei, 1980). Los Debido a que esta ranita permanece
adultos presentan dimorfismo sexual, el casi la totalidad de su ciclo vital dentro
cual se expresa en el mayor tamaño pro- del agua, posee algunas características
medio de las hembras y en la presencia para facilitar este modo de vida, como
de callosidades nupciales de color gris membranas interdigitales bien desarro-
pálido únicamente en los machos (Cei, lladas en los miembros traseros, ojos en
1969, 1980; Chebez y Diminich, 2008). posición dorsal y piel lisa y suelta que le
La coloración de los individuos es par- facilita el intercambio gaseoso, cuando
do-amarillenta en el dorso, con manchas los individuos están sumergidos (Kacoli-
irregulares castaño oscuro distribuidas ris et al., 2018). Los renacuajos son gri-
en todo el cuerpo, incluyendo el vientre. sáceos-amarronados y en estadios más

F U N DAC I Ó N A Z A R A 105
R A N I T A D E L V A L C H E T A

Ejemplar de ranita del Valcheta. Foto: Hernán Povedano.

avanzados ya se notan las manchas


características de la piel. La aleta DISTRIBUCIÓN
caudal es transparente y presenta
manchas de color marrón (Chebez
y Diminich, 2008). Tienen una lon-
gitud total de aproximadamente 52
mm y su cuerpo es ovalado en vista
dorsal (Barrasso et al., 2013).

HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN

La distribución conocida de la ra-


nita del Valcheta se restringe a los
manantiales de filtración ubicados
entre los 500 y 800 m s. n. m. en las
cabeceras del arroyo Valcheta, no-
reste de la meseta de Somuncura,
provincia de Río Negro (Cei, 1969).
Las cabeceras del arroyo Valcheta
nacen de surgentes termales que
conforman cuatro tributarios prin-
cipales agrupados en dos pares y

106 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
R A N I T A D E L V A L C H E T A

Rama Caliente del arroyo Valcheta, Área Natural Protegida Meseta de Somuncura, Río
Negro, donde pueden observarse las características principales de la vegetación asociada
al curso de agua y la topografía circundante. Foto: Federico Kacoliris.

conocidas localmente como Rama Ca- distribución que no supera 1 km aguas


liente (20-26ºC) y Rama Fría (18-23°C). La abajo (Velasco et al., 2016). Estas diferen-
temperatura del agua es constante inclu- cias podrían deberse a la abundancia di-
so en el invierno (Cei, 1980). Sin embargo, ferencial de trucha arcoíris (Oncorhynchus
el patrón de distribución de la especie en mykiss) en ambas ramas, siendo mucho
las diferentes ramas presenta algunas di- mayor en la Rama Fría. Estudios recien-
ferencias. En la Rama Caliente la especie tes confirmarían un efecto negativo de las
se presenta de manera continua a lo lar- truchas sobre la presencia y abundancia
go de los primeros 10 km de cada tribu- de las ranas, sustentando esta hipótesis
tario. En cambio, en la Rama Fría, la dis- (Velasco et al., 2018).
tribución se encuentra fragmentada, con El patrón de distribución de la especie
poblaciones locales aisladas en apenas podría corresponderse con una dinámi-
unas cinco surgentes termales y con una ca metapoblacional clásica, es decir, po-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 107
R A N I T A D E L V A L C H E T A

blaciones locales con diversos grados de loides). En menor porcentaje se observan


conectividad entre sí y sometidas a pro- pastito de agua (Ruppia marítima), oreja
cesos de colonización y extinción loca- de ratón (Dichondra repens), baba de sapo
les. Sin embargo, como se menciona an- (Spirogyra spp.), menta (Mentha aquatica)
teriormente, en las últimas décadas, esta y helechito de agua (Azolla filiculoides).
dinámica se ha visto afectada por la pre-
sencia de truchas que de alguna manera
estarían condicionando e impidiendo la RASGOS ETOECOLÓGICOS
conectividad entre poblaciones locales,
promoviendo un efecto de aislamiento La ranita del Valcheta es una especie
entre las mismas (Velasco, 2018). En la de hábitos mayormente acuáticos y se la
actualidad, se reconoce la existencia de puede encontrar bajo las piedras o su-
al menos nueve poblaciones locales de mergidas debajo de masas flotantes de
las cuales dos se encuentran extintas. musgos (Cei, 1969). Es también común
Esta información permite estimar que observarlas entre las plantas acuáticas
el área de ocurrencia conocida para la en la orilla del arroyo, aunque es poco
especie es de aproximadamente 30 km2. probable observar individuos totalmen-
Sin embargo, esta superficie abarca há- te fuera del agua. Se trata de una espe-
bitats no adecuados, es decir, porciones cie de hábitos nocturnos, que perma-
de estepa que esta especie casi exclu- nece oculta durante el día. A pesar del
sivamente acuática rechaza. Teniendo frío invierno patagónico, estas ranitas se
esto en consideración, la ocupación de encuentran activas durante todo el año,
la especie se reduce a aproximadamen- probablemente debido a las característi-
te 1,8 km2 (Velasco et al., 2016; Unión cas termales del agua.
Internacional para la Conservación de Con respecto al nicho trófico, esta es-
la Naturaleza -UICN- SSC Amphibian pecie presenta una dieta muy variada
Specialist Group, 2016). Sin embargo, si compuesta por presas terrestres que in-
solo tomamos en cuenta las porciones de cluye tipúlidos, polillas, bichos bolita y
arroyo efectivamente ocupadas (es decir, arañas, a la que se suman presas acuáti-
el área de ocupación sensu UICN), el ran- cas mayormente conformadas por larvas
go de distribución se reduciría a apenas de diversos invertebrados. De las presas
unas dos hectáreas de arroyo. disponibles, esta ranita prefiere los bi-
Con respecto al microhábitat, de acuer- chos bolita, mientras que rechaza diver-
do a como se describe en Velasco (2018), sas especies de hormigas (Velasco et al.,
la especie prefiere vivir en sitios con alta 2019).
cobertura vegetal, que en la costa está La ranita del Valcheta presenta un ciclo
representada principalmente por pastos reproductivo estacional primavera-vera-
del género Stipa y Festuca, mientras que no (abarcando principalmente los meses
dentro del cauce del arroyo la especie do- de septiembre a febrero). Los individuos
minante es el berro (Cardamine cordata), y reproductores presentan un comporta-
el paragüita de agua (Hydrocotyle ranuncu- miento de tipo scramble competition, en

108 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
R A N I T A D E L V A L C H E T A

el cual varios machos intentan ample- ductivo. Los renacuajos de estadios más
xar con una hembra al mismo tiempo a avanzados pueden observarse luego en
veces produciendo amplexos múltiples, otros sectores del arroyo menos vegeta-
siempre en zonas del arroyo de poca pro- dos. Estos renacuajos grandes pueden
fundidad y con mucha vegetación. El am- observarse hasta el mes de marzo y se
plexo más común es el de tipo inguinal y alimentan principalmente de materia
una vez efectuado el mismo, la hembra orgánica (Cei, 1970).
empieza a oviponer huevos fuertemente
pigmentados dentro de un cordón ge-
latinoso que el macho, aún amplexado, ESTADO DE CONSERVACIÓN
va fecundando, mientras la hembra se
mueve y va enrollando este cordón de La ranita del Valcheta se encuentra
huevos entre la vegetación acuática. En amenazada por diversos factores entre
algunas ocasiones los machos pueden los cuales los más importantes son la
emitir canto nupcial estando incluso su- presencia de especies exóticas invaso-
mergidos en el agua (Velasco et al., 2017). ras y la modificación de su hábitat por
Los huevos eclosionan aproximada- disturbios antrópicos. Entre las especies
mente en tres días y el desarrollo de los exóticas, la más perjudicial para esta
renacuajos se demora entre dos y tres ranita es la trucha arcoíris, una especie
meses en promedio. Es común encontrar que fue introducida en el arroyo Valcheta
renacuajos de diferentes camadas en sus aproximadamente 100 años atrás y que
primeros estadios junto a oviposturas rápidamente se convirtió en predador
más recientes en un mismo sitio repro- tope de un ecosistema carente de preda-

Intento de amplexo inguinal ex situ. Foto: Archivo Fundación Azara.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 109
R A N I T A D E L V A L C H E T A

dores acuáticos del tamaño de esta espe- como por ejemplo en cercanías a surgen-
cie. La trucha arcoíris tiene un efecto ne- tes, topografías de menor pendiente y en
gativo sobre la ocupación de la ranita del sinergia con otras amenazas (sitios con
Valcheta (Velasco et al., 2018) que hoy día alta presión de ganado) pueden generar
solo se encuentra presente en pequeñas efectos negativos en la ranita del Val-
porciones de arroyo aisladas por barre- cheta. Un ejemplo de esto es el caso de
ras naturales y a las cuales las truchas no El Destacamento donde una población
pueden acceder. Sin embargo, aún en es- local de esta ranita desapareció luego de
tos relictos de hábitat libres de truchas, una obra con estas características.
las ranitas deben enfrentar la presencia Otras amenazas menos estudiadas
del ganado (vacuno, equino, ovino y ca- pero que han de ser tenidas en cuenta
prino) que se alimenta de la vegetación son el uso intencional de fuegos para fo-
de las orillas, reduciendo la disponibili- mentar el rebrote de pasturas, que redu-
dad de refugios, alimento y sitios repro- ce la disponibilidad de alimento y hábitat
ductivos, y que además pisotea y defeca (Velasco et al., 2018). La contaminación
en el arroyo generando la eutrofización del arroyo se asume que era más impor-
del mismo. tante en el pasado cuando era común el
Otras especies exóticas e invasoras baño químico de ovejas con fines sépti-
cuyo efecto aún se desconoce son el cos, con la consecuente llegada al arroyo
chancho cimarrón o jabalí (Sus scrofa), de los restos de estos lavados. Sin embar-
cuya llegada reciente al área podría re- go, en la actualidad, el registro de pilas
presentar una amenaza para la biodi- usadas en el cuerpo del arroyo hace pen-
versidad en general. Entre las especies sar que esta amenaza sigue operando.
vegetales existen un gran número de Por último, vale la pena destacar el efec-
invasoras como la rosa mosqueta (Rosa to combinado del cambio climático global
eglanteria) que podrían tener un efecto y la aparición reciente de enfermedades
negativo sobre el hábitat de las ranitas emergentes. La ranita del Valcheta se en-
al ensombrecer las orillas, mientras que cuentra infectada por hongo quitridio,
otras especies arbóreas también debe- Batrachochytrium dendrobatidis (Arellano
rían ser tenidas en cuenta, considerando et al., 2017a), y si bien al momento no
que las raíces de estos árboles afectan las se han hallado individuos gravemente
orillas del arroyo con un efecto sobre la enfermos, podemos asumir que, en si-
disponibilidad de refugios y sitios repro- nergia con otras amenazas, esta infec-
ductivos. ción podría resultar perjudicial para la
Entre los disturbios antrópicos pode- especie. Con respecto a otros aspectos
mos citar la existencia de canalizaciones potenciales del cambio climático, como
desde las surgentes, para uso doméstico el aumento en la frecuencia de sequías
y la construcción de represas con diver- y/o inundaciones, estos podrían llegar a
sos fines. Si bien en el arroyo existen sal- tener un efecto sobre la disponibilidad y
tos naturales, la presencia de represas calidad de los hábitats utilizados por la
artificiales, en determinadas situaciones especie. La menor cantidad de agua que

110 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
R A N I T A D E L V A L C H E T A

brota desde las surgentes en los últimos la especie, la misma corre un alto riesgo
años resulta preocupante si considera- de extinguirse en el corto a mediano pla-
mos que la misma podría estar asociada zo. Cambiar la situación de la especie es
a cambios globales en el clima. entonces el camino a seguir para evitar
Todos estos factores combinados han su extinción. Dado que se trata de un en-
llevado a esta ranita al borde de la ex- demismo estricto de un arroyo que por
tinción. La reconstrucción teórica de su sus características termales resulta único
distribución pasada indicaría una decli- en la Patagonia, la ranita del Valcheta esté
nación significativa de su área de distri- probablemente ocupando un espacio re-
bución, correlacionada con el avance de levante en la trama ecosistémica, con lo
las truchas. Por otro lado, el registro de cual su desaparición, podría tener conse-
la extinción reciente de al menos dos po- cuencias importantes para el resto de la
blaciones locales por causas asociadas a biodiversidad asociada al mismo.
impactos antrópicos hace pensar que las
poblaciones relictuales, aún en sitios que
no alcanzan las truchas, no se encuen- ACCIONES DE CONSERVACIÓN
tran debidamente protegidas. Más aún, el
tamaño de estas poblaciones aisladas es El hábitat actualmente ocupado por la
demasiado pequeño, con lo cual enfren- ranita del Valcheta se encuentra legal-
tan todos los aspectos intrínsecos asocia- mente protegido con la figura de Área Na-
dos a las poblaciones pequeñas (ejemplo: tural Protegida Meseta de Somuncura, la
aumento de endogamia y deriva génica, cual fue declarada por Decreto Provincial
variaciones poblacionales estocásticas). Nº 356/1986 y es manejada por la Secre-
Por todo esto, la ranita del Valcheta se en- taría de Ambiente y Cambio Climático
cuentra catalogada como “En Peligro” en (SAyCC) de la provincia de Río Negro. Sin
la Lista Roja Nacional (Basso et al., 2012), embargo, el manejo histórico del área ha
con un valor del índice SUMIN de 22, y sido insuficiente para garantizar la su-
como “En Peligro Crítico” en la Lista Roja pervivencia de los endemismos del arro-
de la UICN (UICN SSC Amphibian Specia- yo ya que el uso del mismo, en general, lo
list Group, 2016), bajo los criterios B1ab realizan los propietarios de estancias con
(iii, iv). Por otro lado, la especie se en- fines productivos.
cuentra listada en la posición 88 dentro En este marco, en el año 2012 se creó
del ranking de las 100 especies de anfibios la Iniciativa Meseta Salvaje (actualmen-
EDGE (especies evolutivamente distintas te integrada a la Fundación Somuncura)
y en peligro de extinción a nivel mundial), con el objetivo de promover la conserva-
siendo la única especie argentina dentro ción de especies amenazadas y autócto-
de este ranking desarrollado por la Socie- nas que habitan en el área incluyendo a
dad Zoológica de Londres (Zoological So- la ranita del Valcheta. La iniciativa viene
ciety of London, 2020). trabajando por la conservación de esta
Lo que estas categorías plantean es cla- especie sobre tres pilares de acción que
ro, de no cambiarse la situación actual de son: investigación científica, manejo

F U N DAC I Ó N A Z A R A 111
R A N I T A D E L V A L C H E T A

Para evitar la destrucción del hábitat


A reproductivo de las ranas por el
ganado, se generan cercados que
evitan su acceso permitiendo así la
rápida recuperación de la vegetación
asociada. A. Cercado de áreas claves
para la reproducción de la especie, B.
Zona a restaurar y C. Zona restaurada.
Fotos: Hernán Povedano y Federico Kacoliris.

adaptativo, y generación de conciencia,


este último orientado a la integración de
los habitantes de la comunidad local a la
conservación de esta especie. En el caso
de la ranita del Valcheta, y con el objeti-
vo de lograr la viabilidad a largo plazo de
esta especie en la naturaleza, se definió
una estrategia de manejo orientada a re-
cuperar las poblaciones silvestres. Como
B primera medida se trabajó en reducir las
amenazas en el hábitat. Como parte de
este trabajo se cercaron diferentes por-
ciones de arroyo que resultan clave para
la reproducción de la especie, con el fin
de evitar el disturbio ocasionado por el
ganado. Esto permitió en todos los casos
que los hábitats se recuperaran rápida-
mente (Arellano et al., 2017b). Sin embar-
go y a partir de que en algunos de estos
hábitats restaurados la recolonización de
la especie resultaba improbable debido a
C la presencia de truchas en porciones in-
termedias del arroyo, se decidió dar paso
a un programa de reintroducción de la
especie.
Como parte del programa de reintro-
ducción, se creó el primer centro argen-
tino de rescate y cría de anfibios amena-
zados, en el Laboratorio de Herpetología
del Anexo Museo de La Plata el cual se
enmarcó dentro del Programa Cururú
(Williams y Kacoliris, 2015). En el año
2014, gracias al apoyo del Amphibian

112 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
R A N I T A D E L V A L C H E T A

Ark y la Fundación Azara, se estableció individuos que aseguraran un bajo valor


en el centro de cría una colonia de super- de endogamia y que a su vez no afectara
vivencia de Pleurodema somuncurense con a la población local de la cual se extra-
el fin de contar con individuos para el de- jeron los mismos. Esto último se definió
sarrollo de un programa de traslocación mediante la aplicación de modelos po-
orientado a recuperar poblaciones silves- blacionales que permitieron conocer el
tres extintas. Esta colonia consistió en 20 número máximo de individuos a extraer
parejas reproductivas translocadas des- por población local, sin efectos adversos.
de cuatro poblaciones locales silvestres El transporte de los individuos se realizó
de la especie. Este número fue definido, manteniendo estrictos protocolos de bio-
teniendo en cuenta el número mínimo de seguridad y asegurando su bienestar.

Manejo de peces invasores se


B realiza mediante A. El reforzamiento
de saltos naturales a modo de
pequeñas represas que impiden el
acceso de truchas aguas arriba de
las mismas. Luego, se remueven las
truchas que quedan atrapadas allí,
ampliando así el hábitat disponible
para las ranas y otras especies
nativas del arroyo y B. Electrofishing.
Fotos: Melina Velazco.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 113
R A N I T A D E L V A L C H E T A

Centro de cría ex situ, donde se pueden observar la disposición de los acuarios, algunos de
ellos con oviposturas en diferentes estadios de desarrollo. Fotos: Claudio Bertonatti, Federico Kacoliris,
Hernán Povedano y Rodrigo Calvo.

114 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
R A N I T A D E L V A L C H E T A

Los individuos traslocados fueron in- Meseta Salvaje (Arellano et al., 2017b), en
corporados en terrarios amplios que el cual una población de esta especie se
emulaban las condiciones naturales, había extinto por causas antrópicas. De
para lo cual se realizaron estudios a la liberación de los individuos participa-
campo que permitieron conocer la fiso- ron pobladores locales, guardas ambien-
nomía de los microhábitats reproduc- tales, autoridades de la SAyCC y alumnos
tivos, así como las condiciones físico- y docentes de la Escuela Hogar Nº 46 del
químicas del agua del arroyo. Como base Paraje Chipaquil (departamento de Val-
para mejorar las condiciones de cría, se cheta, Río Negro). Cada alumno bautizó y
realizaron a su vez estudios de historia apadrinó una ranita que, por estar indi-
natural en las poblaciones silvestres, que vidualizadas con las marcas IEV permi-
permitieron conocer en detalle la ecolo- tirían identificarlas durante los monito-
gía reproductiva de la especie (Velasco et reos siguientes.
al., 2017) y su dieta (Velasco et al., 2018). El monitoreo postliberación se dividió
Sobre la base de esta información se de- en tres etapas. La etapa 1 se extendió
finieron los tamaños de los acuarios, el desde el momento de la liberación hasta
número de individuos por acuario y el transcurrida una semana e implicó ob-
tipo de alimentación que recibirían, que servaciones diarias, tanto diurnas como
se basó principalmente en una variedad nocturnas de, al menos, una hora. Duran-
de insectos, incluyendo dos especies de te esta primera etapa se registró si los in-
cucarachas, una de grillos, tenebrios y dividuos se aclimataban favorablemente
moscas de la fruta. En el año 2015 se ob- a su nuevo hábitat, observando si se esta-
tuvieron por primera vez de manera exi- ban alimentando y si se refugiaban fren-
tosa las primeras oviposturas dentro de te a nuestra presencia (como respuesta a
la colonia ex situ. El manejo ex situ permi- la presencia de un predador potencial).
tió asegurar no solo el desarrollo y meta- La etapa 2 se extendió desde el final de la
morfosis de los individuos sino también etapa 1 y hasta tres meses posteriores e
que las nuevas camadas de la especie implicó observaciones semanales en las
se mantuvieran libres de enfermedades cuales se realizaron capturas y recaptu-
(Arellano et al., 2018a, 2018b). ras de los individuos con el fin de estimar
Durante los años 2017 y 2018, los in- la densidad, además de realizar hisopa-
dividuos juveniles nacidos en cautive- dos para detectar infecciones in situ por
rio fueron identificados con una marca hongo quitridio. Por último, la etapa 3
individual a partir de un código único se extendió desde el final de la etapa 2
de colores por el método de Implantes y continúa hasta el momento e implica
de Elastómeros Visibles (IEV) y tras una muestreos cada bimestre o trimestre en
evaluación veterinaria que arrojó diag- los cuales se registran aspectos gene-
nósticos favorables en cuanto a la salud rales de la historia natural (incluyendo
de los individuos, los mismos fueron el registro de variables reproductivas) y
traslocados a un hábitat silvestre, pre- se realizan anualmente estimaciones de
viamente restaurado por el equipo de densidad. En todas las etapas se prestó

F U N DAC I Ó N A Z A R A 115
R A N I T A D E L V A L C H E T A

La liberación de ranitas del Valcheta implica el transporte de individuos nacidos en cautiverio


hacia hábitats silvestres restaurados. De estas actividades participan técnicos y autoridades
ambientales, guardas ambientales provinciales, pobladores locales y alumnos y docentes de
la escuela local de Chipaquil, departamento de Valcheta, Río Negro. Fotos: Sofía Quiroga.

especial atención a la presencia de indi- desarrollo postmetamorfosis de ranitas


viduos muertos o moribundos, así como nacidas in situ, confirmando el inicio del
de signos clínicos asociados al estado correcto establecimiento de esta nueva
de salud general, con el fin de detectar población en el hábitat restaurado. Esto
tempranamente evidencia de estrés o resulta en un paso de gran relevancia en
enfermedades que pudieran asociarse vistas de la futura recuperación de la es-
a una mala aclimatación. El monitoreo pecie en el área.
continuo permitió, aproximadamente Las tareas de manejo y conservación se
un año posterior a la primera liberación, realizan en el marco del Plan de Acción
registrar los primeros eventos reproduc- para la Conservación de la ranita del Val-
tivos entre las ranas translocadas, y el cheta, el cual tiene como meta lograr la

116 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
R A N I T A D E L V A L C H E T A

viabilidad a largo plazo de esta especie y frente a un eventual escenario negativo;


su hábitat y que resumidamente busca 4) comprender con mayor profundidad
concretar los siguientes objetivos espe- el efecto del quitridio sobre las pobla-
cíficos: 1) conservar áreas claves para la ciones locales de ranita del Valcheta, su
ranita del Valcheta; 2) restaurar hábitats relación con diferentes factores ambien-
existentes y crear nuevos hábitats, libres tales tanto naturales como antrópicos y
de amenazas y en cantidad suficiente; 3) generar acciones paliativas que, en caso
comprender en profundidad los efectos de considerarse necesario, permitan ali-
potenciales del cambio climático sobre viar la carga infecciosa sobre las pobla-
la ranita del Valcheta y empezar a desa- ciones silvestres; 5) promover una legis-
rrollar de manera precautoria acciones lación que permita un manejo de la espe-
orientadas a mejorar los hábitats actua- cie que redunda en última instancia en
les a fin de que la especie cuente con la conservación efectiva de la misma; 6)
mayor cantidad de refugios para hacer conocer en profundidad la existencia de

A B

C A. y B. Previo a la liberación
de individuos en un hábitat, se
registran parámetros físicos y
bióticos para ver si cumple con
los requerimientos de la especie.
El monitoreo postliberación
incluye la búsqueda de ranas y
oviposturas así como el registro
de variables generales asociadas
a la salud de los individuos.
Fotos: Federico Kacoliris y Melina Velasco
y C. En el caso del manejo de
peces invasores, se realizan
búsquedas subacuáticas para
corroborar la ausencia de los
mismos. Foto: Federico Kacoliris.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 117
R A N I T A D E L V A L C H E T A

contaminantes en el hábitat y en caso de productores para hacer frente a catástro-


que existieran, llevar adelante medidas fes potenciales y que sirvan como apoyo
orientadas a reducir el grado de contami- a un programa de traslocación para la es-
nación y evitar futuras contaminaciones; pecie; 8) recuperar las poblaciones loca-
7) establecer una colonia de superviven- les de la ranita del Valcheta actualmente
cia que permita contar con individuos re- extintas hasta lograr el establecimiento
de las mismas en ambientes restaurados
y libres de amenazas, dentro de su rango
de distribución y 9) establecer un banco
de recursos biológicos de esta especie con
el fin de promover estudios que permitan
profundizar el conocimiento existente
sobre su estructura poblacional, diversi-
dad genética y grado de aislamiento de las
poblaciones locales. El Plan de Acción se
encuentra disponible online en el sitio web
de la Amphibian Survival Alliance.
Desde el inicio de este proyecto, la Fun-
dación Azara ha estado colaborando ac-
tivamente en todas las etapas del Plan de
Acción, promoviendo la divulgación de
información y colaborando con las accio-
nes de conservación tanto in situ como ex
situ, permitiendo de esta manera la con-
tinuidad del proyecto y siendo así parte
de los logros conseguidos.

A continuación, se listan otras institu-


ciones, iniciativas o proyectos indepen-
dientes de la Argentina que trabajan en
la conservación de la especie:

● Iniciativa Meseta Salvaje, Fundación


Somuncura.
● Programa Cururú-Facultad de Cien-
cias Naturales y Museo, Universidad
Nacional de La Plata y Fundación
Azara.
Las actividades con la comunidad ● Secretaría de Ambiente y Cambio Cli-
incluyen, entre otras acciones, la mático, Río Negro.
difusión de pósteres y afiches.

118 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
R A N I T A D E L V A L C H E T A

BIBLIOGRAFÍA (pp. 177-179). Buenos Aires, Argentina: Edi-


torial Albatros.
Arellano, M. L.; Velasco, M. A.; Kacoliris, F. P.; Kacoliris, F. P.; Velasco, M. A.; Arellano, M. L.;
Belasen, A. M. y James, T. Y. (2017a). First Martinez-Aguirre, T.; Zarini, O.; Calvo, R.;
record of Batrachochytrium dendrobatidis in Berkunsky, I. y Williams, J. D. (2018). Plan de
Pleurodema somuncurense, a Critically Endan- acción para la conservación de la ranita del
gered Species, from Argentina. Herpetologi- valcheta (Pleurodema somuncurense), Meseta
cal Review, 48, 68-70. de Somuncura, Río Negro.
Arellano, M. L.; Velasco, M. A.; Quiroga, S.; Kass, UICN SSC Amphibian Specialist Group. (2016).
C. A.; Kass, N. A. y Kacoliris, F. P. (2017b). Pleurodema somuncurense. Lista Roja de las
Livestock management and dam removal al- Especies Amenazadas de la Unión Interna-
lowed the recovery of an aquatic habitat for cional para la Conservación de la Naturaleza.
endangered frog and fish species in Argen- Versión 2017-1.
tinian Patagonia. Conservation Evidence, Velasco, M. A. (2018). Dinámica poblacional y
14, 67-67. Conservación de la ranita del Valcheta (Pleu-
Arellano, M. L.; Velasco, M. A.; Martínez Agu- rodema somuncurense) (Cei, 1969), Patagonia,
irre, T.; Zarini, O.; Belasen, A. M.; James, Argentina. Tesis Doctoral. Facultad de Cien-
T. Y. y Kacoliris, F. P. (2018a). Management cias Naturales y Museo, Universidad Nacional
strategy to avoid chytrid fungus infection of de La Plata, La Plata.
egg clutches of the Valcheta Frog Pleurode- Velasco, M. A.; Akmentins, M. S.; Kass, C. A.;
ma somuncurense. Conservation Evidence, Williams, J. D. y Kacoliris, F. P. (2019). Diet
15, 38. of critically endangered Valcheta frog, Pleu-
Arellano, M. L.; Velasco, M. A.; Martinez Aguirre, rodema somuncurense (Anura: Leptodactyli-
T.; Zarini, O.; Belasen, A.; Timothy, J. y Kaco- dae), in the Somuncura Plateau, Patagonia,
liris, F. P. (2018b). Treatment of adult Valche- Argentina. North-western Journal of Zoolo-
ta frogs Pleurodema somuncurense for chytrid gy, 15, 147-151.
fungus. Conservation Evidence, 15, 37. Velasco, M. A.; Berkunsky, I.; Simoy, V.; Quiro-
Barrasso, D. A.; Cotichelli, L.; Alcalde, L. y Basso, ga, S.; Bucciarelli, G.; Kats, L. y Kacoliris, F. P.
N. G. (2013). Re-description of the tadpole of (2018). The effect of exotic rainbow trout on
Pleurodema somuncurensis (Cei, 1969) (Am- the occupancy of two native amphibians from
phibia: Anura). Zootaxa, 3681, 192-196. the Valcheta Stream (Patagonia, Argentina).
Basso, N. G.; Úbeda, C. A. y Martinazzo, L. B. Hydrobiologia, 817, 447-455.
(2012). Somuncuria somuncurensis (Cei, 1969). Velasco, M. A.; Kacoliris, F. P.; Berkunsky, I.; Qui-
Rana de Somuncura/Rana del Valcheta. En: roga S. y Williams, J. D. (2016). Current distri-
Categorización del Estado de Conservación butional status of the critically endangered
de la Herpetofauna de la República Argenti- Valcheta Frog: Implications for conservation.
na. Ficha de los Taxones. Anfibios. Cuader- Neotropical and Biology Conservation, 11,
nos de Herpetología, 26(supl. 1), 203. 110-113.
Cei, J. M. (1969). The Patagonian Telmatobiid Velasco, M. A.; Úbeda, C.; Williams, J. D. y Kaco-
Fauna of the volcanic Somuncura Plateau of liris, F. P. (2017). Reproductive Biology of the
Argentina. Journal of Herpetology, 3, 257- Critically Endangered Valcheta Frog, Pleuro-
271. dema somuncurense (Anura: Leptodactylidae),
Cei, J. M. (1970). Further observations on ende- from Patagonia, Argentina. South American
mic Telmatobiid frog. From the Patagonian Journal of Herpetology, 12, 205-211.
Somuncura Plateau (Río Negro, Argentina). Williams, J. D. y Kacoliris, F. P. (2015). Cururú:
Journal of Herpetology, 4, 57-61. Programa de Conservación y Rescate de An-
Cei, J. M. (1980). Amphibians of Argentina. Mo- fibios Argentinos. Ciudad Autónoma de Bue-
nitore Zoologico Italiano (N.S.), Monografía nos Aires, Argentina: Fundación de Historia
2, 1-609. Natural Félix de Azara.
Chebez, J. C. y Diminich, M. C. (2008). Rana del Zoological Society of London. (2020). Pleuro-
Valcheta. En: J. C. Chebez (Ed.), Los que se dema somuncurense. The EDGE of Existence
van. Fauna argentina amenazada. Tomo I programme.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 119
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

120 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
LAGARTIJA DE LAS DUNAS

Liolaemus multimaculatus (Duméril y Bibron, 1837)

F E D E R I C O P. K A C O L I R I S , C I N T I A E . C E L S I
y J O R G E D. W I L L I A M S

Clase: Sauropsida
Orden: Squamata
Familia: Liolaemidae
Otros nombres vulgares: lagartija de los médanos, lagartija arenícola, lagartija de la
arena, lagartija costera.
Nombre en inglés: Sand Dune Lizard.

Estatus internacional: En Peligro (Kacoliris et al., 2016a).


Estatus nacional: Vulnerable (Abdala et al., 2012).

CARACTERÍSTICAS GENERALES escamas cefálicas que forman una espe-


cie de quilla, que le dan a la cabeza for-
La lagartija de las dunas (Liolaemus ma de pala, lo cual le permite desarrollar
multimaculatus) es una especie endémi- uno de los comportamientos típicos de
ca de la Argentina que se distribuye ex- la especie que es enterrarse bajo la are-
clusivamente en los pastizales costeros na para escapar de potenciales peligros.
dunícolas de las provincias de Buenos Este comportamiento se puede observar
Aires y norte de Río Negro. Se trata de como una rápida zambullida, seguida por
un saurio pequeño que alcanza hasta movimientos ondulatorios del cuerpo,
unos 65 mm de longitud entre el hocico los cuales le permiten no solo enterrarse
y la cloaca y que se encuentra altamen- sino también, en ocasiones, desplazarse
te especializado para la vida en la arena, por debajo de la arena, inclusive algunos
lo cual da cuenta de la estrecha relación metros (Halloy et al., 1998; Kacoliris et
evolutiva entre esta especie y su ambien- al., 2009a). Posee además narinas con
te. La lagartija de las dunas posee una válvulas que impiden la entrada de arena
serie de adaptaciones relacionadas a su cuando se encuentra enterrada.
modo de vida, entre las cuales se destaca Existe una notable similitud entre el
la presencia de dos hileras laterales de patrón de coloración de la lagartija de las

F U N DAC I Ó N A Z A R A 121
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

Entre el borde anterior del ojo y la narina de la lagartija de las dunas se observan las escamas
en forma de quilla, que se prolongan en hilera, y que le dan a la cabeza una forma de pala, de
utilidad para enterrarse bajo la arena. Foto: Hernán Povedano.

dunas y el hábitat donde vive, es decir, terales del cuerpo y manchas humera-
la arena. Estas características hacen que les oscuras a veces incluso divididas. El
esta lagartija pueda pasar prácticamen- vientre presenta un color claro y homo-
te inadvertida siempre que se mantenga géneo en las hembras, mientras que en
quieta. Dorsalmente esta coloración se los machos se encuentra salpicado de
presenta compuesta por un fondo par- lunares castaño oscuro, siendo este un
dusco salpicado con hileras longitudi- rasgo distintivo que, como carácter se-
nales de manchas oscuras dispuestas en xual secundario, permite diferenciar ex-
forma irregular. Las manchas oscuras se ternamente a los individuos de cada sexo
continúan al final con escamas más cla- (Cei, 1993).
ras y en ocasiones pueden existir hileras Con respecto a la supervivencia de la
laterales de pequeñas manchas celestes. especie en condiciones naturales, pode-
También es común la presencia de una mos observar que la misma se ve afecta-
mancha alargada amarillenta en los la- da por el sexo y la edad, siendo mayor en

122 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

Se destaca la coloración dorsal que se asemeja al sustrato de arena que conforma el principal
hábitat de esta lagartija, Mar Chiquita, Buenos Aires, febrero de 2008. Foto: Cintia Celsi.

los adultos con respecto a los juveniles dación. La menor tasa de supervivencia
y en las hembras con respecto a los ma- mostrada en machos respecto de hem-
chos (Kacoliris et al., 2013). En ocasio- bras puede atribuirse a que los machos
nes, la menor supervivencia de juveniles experimentan una mayor exposición a
con respecto a adultos podría ser conse- predadores durante eventos de defensa
cuencia de una mayor tasa de predación territorial (Kacoliris et al., 2013).
sobre individuos de menor tamaño, o
que en individuos jóvenes están menos
desarrolladas las habilidades de escape. HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN
En este sentido, se ha observado que el
hábito de enterrarse bajo la arena para La lagartija de las dunas es una espe-
eludir el ataque de predadores, ha sido cie que se encuentra altamente adapta-
menos frecuentemente utilizado por in- da a la vida en la arena, siendo las dunas
dividuos pequeños. Por otro lado, una costeras el único hábitat en donde se la
menor tasa de supervivencia puede estar puede hallar. Estas áreas están caracte-
vinculada a una mayor presión de depre- rizadas por una gran diversidad de há-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 123
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

bitats que van desde comunidades


DISTRIBUCIÓN
vegetales adaptadas a las condicio-
nes de alta salinidad y baja hume-
dad del sustrato, ubicadas sobre la
primera línea de dunas que siguen
a la playa, comunidades adaptadas
a sectores más húmedos ubica-
das en bajos interdunas donde se
acumula mayor cantidad de agua,
y comunidades típicamente pam-
peanas ubicadas en el sector eco-
tonal, entre las dunas y el pastizal/
espinal/monte. Las dos primeras
comunidades se encuentran dis-
puestas en forma de islas o par-
ches de pastizal distribuidos sobre
una matriz de arena sin cobertura
de vegetación. Se trata de hábitats
dinámicos que, por estar someti-
dos al movimiento constante de la
arena, conforman lo que vulgar-
mente conocemos como “dunas vi-
vas”. Otros componentes del hábi-

Hábitat de la lagartija de las dunas, en la Reserva Provincial Mar Chiquita, Buenos Aires.
Foto: Federico Kacoliris.

124 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

tat estarían conformados por los montes La lagartija de las dunas es común en
de especies exóticas, los cuales incluyen sectores de hábitat poco alterados pre-
principalmente pinos y acacias como sentando abundancias de aproxima-
elemento preponderante de su fisono- damente entre 5 a 10 individuos por
mía (aunque también están conforma- hectárea de dunas. Sin embargo, esta
dos por varias otras especies vegetales), densidad se concentra sobre todo en du-
las cuales fueron y son utilizadas para nas anteriores e intermedias con bajas
fijar las dunas, afectando la dinámica del coberturas de vegetación psamófila (Ka-
ecosistema. coliris et al., 2009c).
Al analizar las preferencias en el uso La distribución de la lagartija de las
de hábitat de esta lagartija se observa dunas comprende todo el cordón de du-
que esta especie no utiliza el espacio en nas costeras de la provincia de Buenos
función de su disponibilidad, mostrando Aires y una porción de la costa norte
preferencia por determinados microhá- de la provincia de Río Negro. A grandes
bitats y prefiriendo pastizales de baja co- rasgos, podemos identificar tres gran-
bertura, los cuales son más abundantes des áreas de distribución habitadas por
sobre dunas frontales y en aquellos sec- metapoblaciones de esta lagartija (Kaco-
tores que bordean los bajos interdunas. liris et al., 2006). Dos de estas áreas se
Los microhábitats más frecuentemen- encuentran localizadas sobre la región
te utilizados son aquellos conformados pampeana, mientras que la tercera es-
por pastos y hierbas y con coberturas de taría ocupando una porción del espinal
entre 20 y 30% (Kacoliris et al., 2009b). (al sur de la provincia de Buenos Aires)
Sin embargo, la especie utiliza áreas con y una porción del monte (al norte de la
mayor cobertura de vegetación duran- costa de la provincia de Río Negro). Sin
te eventos de huida, es decir, para evi- embargo, esta distribución no se pre-
tar predadores (Kacoliris et al., 2011). senta en forma continua debido a la
Con respecto a los hábitats mayormente existencia de barreras tanto antrópicas
conformados por especies exóticas, esta como naturales que dificultan y en mu-
lagartija los rechaza casi totalmente, lo chos casos impedirían la comunicación
cual podría deberse a la compactación entre lagartijas, desestabilizando la di-
del sustrato que se produce en los mis- námica metapoblacional.
mos (al igual que lo que ocurre en los ba- Las poblaciones pampeanas ocupan
jos interdunas), que les impedirían a los dos grandes sectores de dunas conoci-
individuos hacer uso de su capacidad de das como región medanosa oriental y
enterrarse, condicionando de esta ma- región medanosa austral, las cuales se
nera uno de sus principales comporta- encuentran naturalmente separadas
mientos antipredatorios. Esta especie por las Sierras de Tandilia a la altura de
utiliza además matas de pastos como la ciudad de Mar del Plata. A su vez, ba-
parte de sus estrategias antidepredato- rreras de origen antrópico como la ciu-
rias, es decir, como refugios (Kacoliris et dad de Bahía Blanca y otras naturales,
al., 2010). como la presencia de algunos sectores

F U N DAC I Ó N A Z A R A 125
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

con acantilados, estarían separando la en la fragmentación del hábitat e incre-


población que habita la región meda- mento de las temperaturas producto del
nosa austral y aquellas que habitan en cambio climático global.
el sector del espinal y del monte. Otras Es una especie insectívora cuya die-
barreras estarían conformadas por ciu- ta está conformada por diversos grupos
dades turísticas de gran envergadura, de artrópodos, principalmente dípteros,
bosques exóticos, desembocaduras de pero también escarabajos, polillas y ara-
ríos de gran cauce y extensos sectores de ñas, entre otros (Vega, 1999b). Teniendo
acantilados, que en su conjunto estarían en cuenta la forma en la que se alimenta,
propiciando una distribución de tipo se la considera una especie de tipo “sen-
fragmentada en esta especie. tarse y esperar” (sit and wait); esperan a
sus presas pasando inadvertidos y una
vez que se encuentran lo suficientemente
RASGOS ETOECOLÓGICOS cerca las atacan en forma explosiva.
Al igual que otros vertebrados de pe-
La lagartija de las dunas presenta una queño tamaño, la lagartija de las dunas
actividad diurna y estacional. Los indi- es presa de un gran número de predado-
viduos en general, emergen de su activi- res. Pueden ser considerados potenciales
dad invernal a principios de primavera, predadores ciertas aves rapaces como el
cuando comienza la temporada reproduc- carancho (Caracara plancus), el chimango
tiva y siguen activos hasta fines de otoño. (Milvago chimango), gaviotas (p. ej. Chroico-
La actividad diaria es en promedio más cephalus maculipennis), culebras de varias
marcada entre las 10 y las 16 h (F. Kacoli- especies (p. ej. Philodryas patagoniensis, Cle-
ris, com. pers.). Sin embargo, durante los lia rustica), lagartos y algunos mamíferos
meses más cálidos del verano, se observa como el zorro gris pampeano (Lycalopex
un comportamiento bimodal, mañana- gymnocercus) y el gato montés (Leopardus
tarde, con un descenso marcado de la ac- geoffroyi) (Kacoliris et al., 2012, 2013).
tividad al mediodía donde la temperatura Como muchos otros reptiles, la lagarti-
aumenta en exceso (Vega, 1999a). ja de las dunas presenta un set de estra-
Con respecto a la ecología térmica, la es- tegias para evitar a sus predadores, que
pecie ha desarrollado mecanismos para además de su coloración críptica con el
lograr una mayor eficiencia termorre- sustrato, incluyen desplazamientos rápi-
gulatoria en ambientes con presencia de dos en varias direcciones, enterramien-
especies vegetales exóticas. En este tipo tos superficiales y resguardo en la base
de ambientes modificados, las lagartijas de plantas y arbustos que utiliza como
prefieren las zonas abiertas, las cuales refugios (Kacoliris et al., 2008, 2009a). La
conservan estructuras y fisonomías simi- capacidad de enterrarse en la arena es un
lares a los ambientes nativos (Stellatelli et comportamiento que esta especie com-
al., 2013). Sin embargo, aún se desconoce parte con otras lagartijas arenícolas del
cuál podría ser la respuesta de esta espe- mismo género. En el caso de la lagartija de
cie a un escenario cambiante de aumento las dunas, además, es común que, en pro-

126 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

Individuo semienterrado en arena. Se puede observar el nivel de mimetismo entre la especie


y su hábitat. Foto: Hernán Povedano.

ceso de huida, algunos individuos además diendo sean hembras o machos respecti-
de enterrarse bajo la arena se desplacen vamente), aunque estos valores presentan
debajo de la misma unos pocos metros mucha variabilidad entre individuos (ran-
para confundir a sus depredadores (Ka- go de entre 10 y 60 m2). Las diferencias
coliris et al., 2009a). Para esto se zambulle entre machos y hembras en cuanto al área
de cabeza con los miembros hacia atrás, de acción (mayor en machos) podría estar
y realiza una serie de movimientos ondu- relacionada a comportamientos de tipo
lantes que van enterrando el cuerpo en territoriales, comunes en las especies del
sentido anteroposterior. género. Sin embargo, al observarse tam-
En L. multimaculatus el ciclo reproduc- bién un alto solapamiento entre las áreas
tivo comienza a principios de la primave- de acción, se puede asumir que tales com-
ra y culmina a mediados del verano. Las portamientos son complejos e indican un
hembras alcanzan la madurez sexual a un cierto grado de interacción social, aún en-
tamaño promedio de 54,6±3,97 mm. Las tre individuos del mismo sexo (Kacoliris
puestas son en promedio de entre tres y et al., 2009d).
cinco huevos y se encuentran correlacio-
nadas con la longitud hocico-cloaca de la
hembra. Puede existir más de una puesta ESTADO DE CONSERVACIÓN
por ciclo reproductivo (Vega, 1997).
Estudios previos han estimado que el Históricamente la costa bonaerense ha
área de acción de los individuos varía en sido uno de los destinos turísticos por
promedio entre los 20 y los 30 m2 (depen- excelencia. De esta manera, hace casi

F U N DAC I Ó N A Z A R A 127
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

un siglo, se dio inicio a un proceso de ur- pequeño tamaño de al menos un 40%


banización en el cual se fueron desarro- de estos sectores, sería menor a los mí-
llando las principales ciudades turísticas nimos requerimientos de área necesa-
costeras, con poca o nula planificación rios para contener poblaciones viables
y sin regulaciones que promovieran la de esta especie en aislamiento (Kacoliris
conservación de los pastizales costeros. et al., 2019). Esto sumado a la existencia
La falta de previsión, existencia y/o apli- de barreras tanto naturales como antró-
cación de políticas de manejo y planifi- picas permitiría asumir un desbalance
cación territorial conllevó a un proceso en la dinámica metapoblacional de esta
de degradación y fragmentación que aún especie, causado por una fragmentación
hoy atenta contra estos ambientes úni- severa del hábitat. Si además tenemos
cos. La falta o el inadecuado manejo de en cuenta el incremento en la pérdida de
las playas, la extracción de arena para la hábitat por urbanización y forestaciones
construcción, la introducción de espe- podemos concluir que la población de la
cies exóticas para la fijación de las dunas, especie se encuentra en proceso de de-
la creciente urbanización y el tránsito sin clinación (Kacoliris et al., 2016a).
control de vehículos todo terreno fueron Dada la situación de esta especie, du-
y son las principales causas de deterioro rante la primera categorización de sau-
ambiental (Iribarne et al., 2001). En este rios de la República Argentina (Avila et
contexto varias especies se vieron per- al., 2000) recibió la categoría de “Vulne-
turbadas, siendo las más afectadas aque- rable” debido principalmente a sus bajas
llas de distribución endémica, pequeño densidades poblacionales y a la reduc-
tamaño poblacional y baja capacidad de ción progresiva de sus hábitats naturales.
dispersión. Este es el caso de la lagartija Más adelante, en la recategorización efec-
de las dunas, como lo demuestran algu- tuada en el año 2012 (Abdala et al., 2012),
nos estudios en los cuales se pudo com- se reconfirma esta categoría, aduciendo
probar la declinación de una población principalmente a que: “se trata de un
local producto de la construcción de una endemismo del ecosistema de médanos
carretera que atravesaba un cordón de costeros de la Argentina, especialista de
dunas (Vega et al., 2000). Sumado a esto sustrato arenícola y la vegetación psamó-
existe un desconocimiento por parte de fila pionera que ha demostrado ser vul-
muchos pobladores locales que general- nerable a la modificación de su hábitat, el
mente no valoran la presencia e impor- cual actualmente se encuentra amenaza-
tancia de fauna de pequeña talla como do y su distribución a lo largo de la cos-
anfibios y reptiles (Avila et al., 2000). ta bonaerense es disyunta y en algunos
Actualmente en la provincia de Bue- lugares es muy poco abundante”. Poste-
nos Aires existen aproximadamente riormente, se realizó una evaluación para
unas tres decenas de parches de dunas la Lista Roja de la Unión Internacional
en relativamente buen estado, que po- para la Conservación de la Naturaleza
drían albergar poblaciones locales de la (UICN) que concluyó que la especie se en-
lagartija de las dunas. Sin embargo, el cuentra “En peligro” de extinción a nivel

128 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

internacional (Kacoliris et al., 2016a). Los cias Naturales y Museo (FCNyM), Uni-
criterios aplicados en esta última catego- versidad Nacional de La Plata (UNLP),
rización hacen referencia a que el área de provincia de Buenos Aires. Durante el
ocupación de la especie (sensu UICN) es transcurso de las investigaciones sobre
menor a los 500 km2, a que la población la ecología de esta especie, se comenzó
de esta especie se encuentra severamen- a tomar conciencia de la situación en la
te fragmentada y a que existe una conti- cual se hallaban esta especie y su hábitat
nua disminución en el área de ocupación y se optó por ampliar el marco del pro-
y la calidad del hábitat que ocupa. yecto. En tal contexto y con el objetivo de
La Secretaría de Ambiente y Desarrollo promover la protección de este pequeño
Sustentable de la Nación (SAyDS) ampara saurio, se planteó desarrollar conjunta-
a la lagartija de las dunas por medio de mente con el plan de investigación, un
la Resolución N° 513/2007 la cual brinda plan de educación ambiental orientado
nociones básicas orientadas a su conser- a llevar conciencia a las poblaciones lo-
vación. Sumado a esto y debido a su es- cales acerca de la importancia de esta
tado de conservación e importancia para especie y de los ecosistemas costeros en
la protección de los ecosistemas costeros los cuales habita, y un plan de gestión
como especie paraguas y bandera (lo cual orientado a promover acciones de mane-
implica que la conservación de esta espe- jo que promuevan la protección de esta
cie promovería la conservación de todo el lagartija.
ecosistema dunícola y su biota asociada) El plan de investigación estuvo enfoca-
fue declarada Monumento Provincial de do en el estudio de aquellos aspectos de
Buenos Aires por Ley Provincial Nº 14.960 la ecología de la especie que brindarán
en el año 2017. Por otro lado, la especie información útil acerca de su estado de
fue también declarada como “Indicadora conservación y pudieran también ser uti-
de la salud del ecosistema  para monito- lizadas como base para el desarrollo de
rear a futuro” en el Informe de Evaluación herramientas de manejo. Muchos de los
Ambiental 2017 gestionado por la Comi- resultados obtenidos desde la Sección de
sión Nacional de Diversidad Biológica, Herpetología de la FCNyM (UNLP) fueron
debido a que su presencia y abundancia publicados en revistas científicas (Kaco-
resultan indicadores de salud de los eco- liris, et al., op cit). A esto podemos sumar
sistemas costeros (SAyDS, 2017). el trabajo y las investigaciones llevadas
adelante de manera complementaria por
otras instituciones quienes vienen estu-
ACCIONES DE CONSERVACIÓN diando de manera continua a esta espe-
cie desde hace varias décadas. Todo esto
El “Proyecto para la conservación de permite concluir que la lagartija de las
la lagartija de las dunas” nace en el año dunas es al día de hoy una de las espe-
2004 como parte de los estudios realiza- cies de saurios autóctonos más estudia-
dos por el grupo de trabajo de la Sección da en cuanto a su ecología, en el contexto
de Herpetología de la Facultad de Cien- nacional.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 129
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

B C

Durante los muestreos de la


especie se registran las principales
variables: A. Asociadas al hábitat,
B. y C. A las características de los
individuos (sexo, tamaño, condición
corporal) y al comportamiento de
escape de los mismos. Fotos: Federico
Kacoliris y Cintia Celsi.

130 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

En el último estudio desarrollado des- tigación fue que entre las acciones de ma-
de la Sección de Herpetología de la FC- nejo potenciales orientadas a promover
NyM (UNLP), se evaluaron por primera la viabilidad de la especie destacan, en la
vez la dinámica y riesgo de extinción de barrera oriental de dunas pampeanas, la
todas las subpoblaciones de esta especie restauración de hábitat, la traslocación
que habitan en las dunas costeras pam- de individuos para reducir procesos de
peanas, a partir de información nueva e endogamia y la educación ambiental,
investigaciones previas (Kacoliris et al., mientras que en la barrera austral, dada
2019). Como resultado de este estudio la existencia de grandes porciones de du-
se definió el estado de conservación en nas aún en buen estado de conservación,
base al tamaño de las subpoblaciones la promoción de reservas naturales sería
(asociado al tamaño del hábitat), el nivel altamente recomendable.
de conectividad con subpoblaciones ve- Con respecto al plan de gestión, el mis-
cinas y el grado de amenaza en relación mo tuvo como objetivo el desarrollo de
al impacto combinado entre la población acciones orientadas a promover el mane-
local y la presión de turismo. Asimismo, jo de la especie para lograr la viabilidad
se identificaron las principales accio- a largo plazo de sus poblaciones. En este
nes de manejo para mejorar el estado de sentido y sobre la base de las investiga-
conservación de cada una de las subpo- ciones realizadas se plantearon algunas
blaciones de esta especie (Kacoliris et al., iniciativas de restauración de hábitat las
2019). Como resultados más relevantes cuales fueron luego desarrolladas de ma-
se estimaron los mínimos requerimien- nera preliminar en la Reserva Natural Mar
tos de área necesarios para sustentar Chiquita de la provincia de Buenos Aires
poblaciones viables de la lagartija de las por el Organismo Provincial de Desarrollo
dunas, los cuales indicarían que porcio- Sustentable de la provincia de Buenos Ai-
nes de dunas de aproximadamente 250 res (OPDS), en el año 2008. En este marco
hectáreas estarían en condiciones de también se proveyó información clave al
sustentar núcleos viables de esta espe- OPDS con fines de gestión de nuevas áreas
cie, en ausencia de amenazas externas. protegidas costeras que protegieran, en-
En base a esto se pudo determinar tam- tre otros valores de conservación, a po-
bién que aproximadamente un 40% de blaciones de esta especie. Otra actividad
las subpoblaciones asociadas a parches desarrollada en el marco de este plan fue
de dunas no serían viables en condicio- la gestión de la declaración de la lagartija
nes de aislamiento, estando la mayoría de las dunas como Monumento Provincial
de estas subpoblaciones representadas de Buenos Aires en el año 2017, como se
en el sector oriental de las barreras me- cita anteriormente. Esta categoría resul-
danosas pampeanas, es decir, en el sector ta clave en el contexto de conservación
comprendido entre el Partido de la Costa no solo de esta especie, sino también de
y Mar Chiquita. su hábitat, ya que le confiere a la misma
Otro aspecto importante a destacar que una categoría de protección similar al de
también se abordó a partir de esta inves- un área protegida.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 131
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

Con respecto al plan de educación, el las tanto locales como regionales. Desde
mismo busca dar a conocer públicamen- el año 2006, se busca lograr convertir la
te la existencia de esta especie y la pro- especie en un ícono que represente el
blemática asociada a su hábitat, a esca- esfuerzo de conservación de las dunas

Durante las actividades de educación ambiental se trabajó sobre todo con


escuelas locales de los diferentes partidos costeros y se difundió material
orientado a dar a conocer esta especie y su problemática.

132 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

costeras, generando un mayor grado de A continuación, se listan otras institu-


sensibilidad principalmente entre los ciones, iniciativas o proyectos indepen-
pobladores locales, que promueva así, el dientes de la Argentina que trabajan en
desarrollo de acciones comunitarias que la conservación de la especie:
aborden la problemática de este ambien-
te. Desde el inicio de este plan, se han • Proyecto para la Conservación de la
realizado exitosamente un gran número Lagartija de las Dunas, Sección Herpe-
de conferencias, disertaciones, charlas tología, Facultad de Ciencias Naturales
y talleres en diferentes localidades cos- y Museo, Universidad Nacional de La
teras y en diversos ámbitos, tales como: Plata y CONICET.
centros vecinales, escuelas y bibliotecas • Universidad de Mar del Plata.
públicas. También se ha difundido gran
cantidad de material gráfico como pós-
teres y trípticos enmarcados en la pro-
blemática de la especie y su hábitat. Se Este capítulo está dedicado a la memoria
han publicado libros y capítulos de libros de Rocío Salas (1978-2020), defensora de los
dando a conocer la situación de esta es- pequeños y grandes valores que conforman
pecie, como parte del objetivo de este nuestras dunas costeras. Fue, es y será inspi-
programa (Kacoliris et al., 2012, 2016b). ración para aquellos que queremos y cuida-
Cabe destacar que las actividades de mos a las plantas, a las aves y a las lagartijas.
divulgación reciben desde sus inicios el
apoyo de la Fundación Azara a través
del “Proyecto Costas Bonaerenses”. En
este marco de cooperación, se ha traba- BIBLIOGRAFÍA
jado en la realización de las Primeras y
Segundas Jornadas Bonaerenses sobre Abdala, C. S.; Acosta, J. L.; Acosta, J. C.; Álvarez,
B. B.; Arias, F.; Avila, L. J.; Blanco, M. G.; Bo-
Conservación de Ambientes y Patrimo- nino, M.; Boretto, J. M.; Brancatelli, G.; Breit-
nio Costero, en las cuales la situación y man, M. F.; Cabrera, M. R.; Cairo, S.; Corba-
problemática de la lagartija de las dunas lán, V.; Hernando, A.; Ibargüengoytía, N. R.;
Kacoliris, F.; Laspiur, A.; Montero, R., Moran-
fue difundida en presentaciones y confe- do, M.; Pelegrin, N.; Pérez, C. H. F.; Quinteros,
rencias (Kacoliris et al., 2015; Kacoliris, A. S.; Semhan, R. V.; Tedesco, M. E.; Vega, L. y
2017). Asimismo, se han brindado char- Zalba, S. M. (2012). Categorización del esta-
do de conservación de las lagartijas y anfis-
las en localidades costeras y se han reali- benas de la República Argentina. Cuadernos
zado conjuntamente campañas de moni- de Herpetología, 26(Supl. 1), 215-248.
toreo y relevamiento de la especie, cuyos Avila, J. L.; Montero, R. y Morando, M. (2000).
Categorización de las lagartijas y anfisbéni-
resultados fueron volcados en materia- dos de Argentina. En: E. Lavilla, E. Richard
les bibliográficos de índole académico y G. J. Scrocchi (Eds.), Categorización de los
(Kacoliris et al., 2009b) y de divulgación anfibios y reptiles de la República Argentina
(pp. 51-74). Asociación Herpetológica Ar-
general (Celsi et al., 2010; Kacoliris et al., gentina, San Miguel de Tucumán.
2016b). Cei, J. M. (1993). Reptiles del Noroeste, Nordeste
y Este de la Argentina. Herpetofauna de las

F U N DAC I Ó N A Z A R A 133
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

selvas subtropicales, puna y pampas. Museo método alternativo testeado con herpeto-
Regionali di Scienze Naturali (Monografie fauna. Actas de las I Jornadas bonaerenses
14), 949 p. Torino, Italia. sobre conservación de ambientes y patri-
Celsi, C. E.; Mac-Lean, D.; Yezzi, A. y Triches, monio costero (pp. 16-17). Monte Hermoso,
M. (2010). Dunas costeras de la Pampa Aus- Buenos Aires, Argentina.
tral. Biodiversidad, ecología y conservación Kacoliris, F. P.; Williams, J. D. y Di Pietro, D.
entre el río Quequén Salado y el balneario (2016b). Herpetofauna de las dunas costeras
Pehuen Có. Buenos Aires, Argentina: Funda- bonaerenses. En: J. Athor y C. E. Celsi (Eds.).
ción de Historia Natural Félix de Azara. La costa atlántica de Buenos Aires. Naturale-
Halloy, M.; Etheridge, R. y Burghardt, G. M. za y Patrimonio Cultural (pp. 234-251). Bue-
(1998). To bury in sand: Phylogenetic rela- nos Aires, Argentina: Fundación de Historia
tionships among lizard species of the Bou- Natural Félix de Azara.
lengeri group, Liolaemus (Reptilia: Squamata: Kacoliris, F. P.; Williams, J. D. y Molinari, A.
Tropiduridae), based on behavioral charac- (2010). Selection of key features of vegeta-
ters. Herpetological Monographs, 12, 1-37. tion and escape behavior in the Sand Dune
Iribarne, O.; Bachmann, S.; Canepuccia, A.; Lizard (Liolaemus multimaculatus). Animal
Comparartore, V.; Farias, A.; Isacch, J. P.; Mo- Biology, 60, 157-167.
reno, V. y Vega, L. (2001). Recomendaciones Kacoliris, F. P.; Williams, J. D. y Velasco, M. A.
para el manejo y conservación de la Reserva (2012). Lagartija de las Dunas. Conservación
Mar Chiquita. En: O. Iribarne (Ed.), Reserva de una especie carismática. Buenos Aires:
de Biosfera Mar Chiquita: características fí- Neotropical Grassland Conservancy.
sicas, biológicas y ecológicas (pp. 311-318). Kacoliris, F. P.; Williams, J. D.; Guerrero, E. y Mo-
Mar del Plata, Argentina: Editorial Martin. linari, A. (2009a). Nadando debajo de la are-
Kacoliris, F. P. (2017). Prioridades de conserva- na: observaciones sobre un peculiar com-
ción para los anfibios y reptiles de las dunas portamiento en Liolaemus multimaculatus.
costeras pampeanas. Actas de las II Jorna- Cuadernos de Herpetología, 23, 97-99.
das bonaerenses sobre conservación de am- Kacoliris, F. P.; Williams, J. D.; Quiroga, S.; Moli-
bientes y patrimonio costero (pp. 2-3). Villa nari, A. y Vicente, N. (2011). Ampliación del
Gesell, Buenos Aires. conocimiento sobre uso de hábitat en Liolae-
Kacoliris, F. P.; Berkunsky, I. y Velasco, M. A. mus multimaculatus, sitios de fuga. Cuader-
(2013). Sex and size affect annual survival nos de Herpetología, 25(1), 5-10.
in a threatened sand lizard. Herpetological Kacoliris, F. P.; Williams, J. D.; Ruiz de Arcaute,
Journal, 23, 59-62. C. y Cassino, C. (2009d). Home range size
Kacoliris, F. P.; Berkunsky, I. y Williams, J. D. and overlap in Liolaemus multimaculatus
(2009c). Methods for Assessing Population (Squamata: Liolamidae) in pampean coastal
Size in Sand Dune Lizards (Liolaemus multi- dunes of Argentina. South American Journal
maculatus). Herpetológica, 65, 219-226. of Herpetology, 4, 229-234.
Kacoliris, F. P.; Celsi, C. E. y Monserrat, A. L. Kacoliris, F. P.; Williams, J.; Sánchez Véliz, G. y
(2009b). Microhabitat use by the sand dune Rafael, A. (2008). Observaciones sobre el
lizard Liolaemus multimaculatus in a pam- uso de cavidades en la arena por parte de
pean coastal area in Argentina. Herpetological la lagartija de los médanos (Liolaemus multi-
Journal, 19, 61-67. maculatus). Cuadernos de Herpetología, 22,
Kacoliris, F. P.; Horlent, N. y Williams, J. D. 87-89.
(2006). Herpetofauna, Coastal Dunes, Bue- SAyDS. (2017). Informe del estado del ambiente
nos Aires Province, Argentine. Check List, 2, 2017. Secretaría de Ambiente y Desarrollo
15-21. Sustentable. Presidencia de la Nación.
Kacoliris, F. P.; Vega, L.; Fitzgerald, L. y Block, C. Stellatelli, O. A.; Vega, L. E.; Block, C. y Cruz, F.
(2016a). Liolaemus multimaculatus. Lista Roja B. (2013). Effects on the thermoregulatory
de las Especies Amenazadas de la Unión In- efficiency of two native lizards as a conse-
ternacional para la Conservación de la Na- quence of the habitat modification by the in-
turaleza. troduction of the exotic tree Acacia longifolia.
Kacoliris, F. P.; Velasco, M. A.; Celsi, C. E. y Wi- Journal of Thermal Biology, 38, 135-142.
lliams, J. D. (2015). Priorizando esfuerzos Vega, L. E. (1997). Reproductive activity and
de conservación en la costa bonaerense: un sexual dimorphism of Liolaemus multimacu-

134 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L A G A R T I J A D E L A S D U N A S

latus (Sauria: Tropiduridae). Herpetological multimaculatus (Sauria: Tropiduridae). Bolle-


Journal, 7, 49-53. tin Museo regionali di Sciencias naturali di
Vega, L. E. (1999a). Ecología de saurios Torino, 16, 27-38.
arenícolas de las dunas costeras bonaeren- Vega, L. E.; Bellagamba, P. J. y Fitzgerald, L. A.
ses. Tesis Doctoral. Facultad de Ciencias (2000). Long-term effects of anthropogenic
Exactas y Naturales, Universidad Nacional habitat disturbance on a lizard assemblage
de Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina. inhabiting coastal dunes in Argentina. Cana-
Vega, L. E. (1999b). Ecología trófica de Liolaemus dian Journal of Zoology, 78, 1653-1660.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 135
M A C U C O

136 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MACUCO

Tinamus solitarius (Vieillot, 1819)

A N A L Í A V. DA L I A , J O R G E A N F U S O y S I LV I A E L S E G O O D

Clase: Aves
Orden: Tinamiformes
Familia: Tinamidae
Otros nombres vulgares: inambú macuco, tinamú macuco, perdiz solitaria; inambú
caanguá o inambú ca´aguá, inambú kaaguá, mocoi cogoé, mocoí-congoé, mbatúcaaiguá,
inambú caagüí, inambú cogoé o inambú cocoé, inambú eté (guaraní); macuco o makuko
grande (portugués).
Nombre en inglés: Solitary Tinamou.

Estatus internacional: Casi Amenazada (BirdLife International, 2021).


Estatus nacional: Amenazada (MAyDS y AA, 2017).
CITES: I (CITES, 2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES tas poseen tarsos fuertes y gruesos con el


borde superior rugoso compuesto de es-
El macuco (Tinamus solitarius) pertenece camas duras imbricadas (superposición
a la familia de los tinámidos y es consi- de unas escamas sobre las otras) que le
derado el inambú (o perdiz) más grande dan sostén en las ramas donde pernocta
que habita en la selva misionera, en la Ar- sin la ayuda de los pies. En cuanto a su
gentina. Puede llegar a alcanzar un largo coloración no hay diferencias entre ma-
total de hasta 52 cm con una cola peque- chos y hembras: en el dorso poseen una
ña de 8 a 12 cm. El peso, varía según el coloración gris olivácea con un patrón
sexo, con machos que pueden pesar entre barrado negruzco no muy contrastante,
1.200 y 1.500 g y hembras entre los 1.300 pecho agrisado casi uniforme y el resto
y 1.800 g. Su cuerpo de aspecto gallifor- de la zona ventral de color ceniza claro.
me se caracteriza por tener alas cortas y La cabeza y el cuello son más castaño con
redondeadas de un largo aproximado de una línea característica de color ocrácea
26 cm y una cabeza pequeña en propor- en el flanco del cuello que va desde de-
ción al tamaño total del cuerpo. Las pa- trás del oído hasta la mitad del cuello. El

F U N DAC I Ó N A Z A R A 137
M A C U C O

Macuco cruzando un camino de tierra en pleno mediodía en el Parque Provincial Caá Yarí,
Reserva de Biósfera Yabotí, Misiones, noviembre de 2019. Foto: Sergio Moya.

138 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M A C U C O

Macuco ingresando a la espesura selvática para buscar refugio en el Parque Provincial Caá
Yarí, noviembre de 2019. Foto: Sergio Moya.

iris es negruzco, el pico gris oscuro y las das, con árboles espaciados y un sotobos-
patas gris pizarra (Chebez, 2008; López- que despejado (Cabot et al., 1992; Parker
Lanús, 2015). Los juveniles se parecen a et al., 1996; Chebez, 2008). Este tipo de
los adultos, la mayor parte de la colora- ambientes le permiten a un ave como el
ción de su plumaje es marrón nuez y con macuco, que no se destaca por ser buena
menos tonos grises (Cabot et al., 2020). voladora, realizar vuelos cortos (o saltos)
para escapar fácilmente ante cualquier
tipo de peligro. Según Chebez (2008) el
HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN uso de ese tipo de ambientes también evi-
taría su competencia con el tataupá rojizo
Es un ave endémica del Bosque Atlánti- (Crypturellus obsoletus) que suele encon-
co (Kuhnen et al., 2013; Dias et al., 2016) trarse en sectores bajos con cañaverales y
que habita selvas abiertas bien conserva- sotobosque denso. El macuco se encuen-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 139
M A C U C O

Ejemplar de macuco en
el Centro de Rescate,
Rehabilitación y Recría
de Fauna Silvestre Güirá
Oga, Puerto Iguazú,
Misiones, donde se
puede observar el
engrosamiento que
poseen sus tarsos,
adaptación para
recostarse en las ramas
de los árboles durante
la noche, julio de 2013.
Foto: Archivo Fundación Azara -
Centro Güirá Oga.

tra generalmente en tierras bajas, hasta


DISTRIBUCIÓN los 1.200 m s. n. m. (Cabot et al., 2020).
Se considera una especie susceptible a
la fragmentación de la selva, requirien-
do cada macuco aproximadamente 30
ha de bosque primario (BirdLife Interna-
tional, 2021). Estudios de uso del hábi-
tat de esta especie en la Reserva Natural
Privada Vale (estado de Espírito Santo,
Brasil), indicaron que el macuco prefiere
bosques con mayor cobertura en el dosel,
evita áreas cercanas a los bordes de estos
y también zonas de ruta (Dias et al., 2016;
Ferreguetti et al., 2017). Si bien prefiere
habitar en la selva virgen, en Paraguay se
registró una población de macucos en un
área de selva degradada y también en la
Argentina y en Brasil se lo observó en zo-
nas de bosque secundario con buena co-
bertura de canopia (Chebez, 1990; Cabot
et al., 1992; Lowen et al., 1996; Kuhnen et
Fuente: BirdLife International and Handbook of the Birds al., 2013; Cabot et al., 2020; BirdLife Inter-
of the World (2018) 2013. Tinamus solitarius. The IUCN
Red List of Threatened Species. Version 2021-3. national, 2021). Chebez (2008) menciona

140 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M A C U C O

que en los sectores mejor conservados y Durante el día, suelen explorar entre la
con mayor protección efectiva de la Re- hojarasca del monte para buscar su ali-
serva de Biósfera Yabotí, en Misiones, se mento. Su dieta básica se compone de
encuentran poblaciones importantes y una gran variedad de semillas y bayas,
concentradas de macucos y desaparecie- pero al igual que muchas otras especies,
ron de aquellas zonas donde son pertur- en épocas donde se requiere un mayor
bados o cazados por el hombre. aporte proteico (como sucede durante
Su distribución incluye el este y sur de la época reproductiva), exploran con sus
Brasil (desde Pernambuco a Río Grande picos la hojarasca en busca de insectos
del Sur y hacia el oeste, continente aden- (y otros artrópodos) y también moluscos,
tro, hasta el sur de Mato Grosso), sureste complementando su dieta habitual con
de Paraguay y extremo nordeste de la Ar- estos otros ítems alimenticios. Ocasio-
gentina con distribución conocida en la nalmente pueden llegar a consumir pe-
provincia de Misiones (Cabot et al., 2020; queños anfibios (Chebez, 2008; Cabot et
BirdLife International, 2021). Según Che- al., 2020).
bez (2008) pueden considerarse los si- No suelen dejarse ver con facilidad en
guientes dos registros como históricos: la naturaleza, siendo más oídos que vis-
Puerto Gisela (julio de 1926) colectado tos, pudiendo detectarse su presencia en
por Zotta y Carcelles, y en Bonpland, el monte a partir de sus característicos
mencionado por Dabbene en 1919. sonidos que consisten habitualmente en
un silbo fuerte y bastante grave como un
“fon” (Chebez, 2008; Narosky e Yzurieta,
RASGOS ETOECOLÓGICOS 2010).
Se conoce poco sobre el aspecto re-
Los macucos son aves muy territoria- productivo del macuco. La época de cría
les y agresivas con otras especies. Son comienza entre los meses de junio y ju-
de hábitos esquivos y solitarios, excep- lio y suele extenderse hasta mediados
to en época reproductiva donde se pue- de primavera realizando habitualmente
de observar a las crías junto a su padre dos posturas por temporada reproduc-
y durante los atardeceres donde suelen tiva. El nido es construido por el macho
agruparse en pequeñas bandadas (como en el piso de la selva y junto a un tron-
hacen las gallinas) para descansar. En co, consiste en una simple depresión con
este momento del día, se los encuentra hojarasca. La hembra pone entre 4 a 14
semiocultos, sobre las ramas horizon- huevos de coloración verde-azulada o
tales de los árboles que se ubican a dos turquesa brillosa, los cuales miden alre-
metros como mínimo de altura respecto dedor de 68 a 70 mm de largo y 47 a 48
del suelo conformando los denominados mm de ancho. El macho es el encargado
dormideros, donde se sientan sobre sus de la incubación que dura entre 19 y has-
tarsos con los dedos de sus pies colgando ta 21 días y también, el principal respon-
en el aire (Chebez, 2008; Chebez y Guller, sable de la crianza de los pichones. Estos
2009; Narosky e Yzurieta, 2010). nacen bien desarrollados y enseguida

F U N DAC I Ó N A Z A R A 141
M A C U C O

abandonan el nido siguiendo a su pa- A. Pareja de macucos en el Centro


dre y ocultándose bajo sus alas ante de Rescate, Rehabilitación y Recría
de Fauna Silvestre Güirá Oga, julio
posibles peligros. A los tres meses de
de 2013 y B. Hembra de macuco
nacidos ya cuentan con el plumaje ju- adoptando la clásica postura de
venil completo y alcanzan la adultez a invitación al macho para la cópula,
los dos años (Chebez, 2008; Cabot et Centro de Rescate, Rehabilitación
y Recría de Fauna Silvestre Güirá
al., 2020).
Oga, julio de 2013. Fotos: Archivo
Fundación Azara - Centro Güirá Oga.

ESTADO DE CONSERVACIÓN A

A nivel internacional, según BirdLi-


fe International (2021), el macuco se
encuentra bajo la categoría de con-
servación “Casi Amenazada”. Si bien
no hay estimaciones del tamaño po-
blacional se lo considera una especie
poco común (Stotz et al., 1996), con
sus poblaciones decreciendo en nú-
mero (BirdLife International,  2021).

142 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M A C U C O

Tracewski et al. (2016) analizaron la pér- deja escuchar su voz, grave y audible a la
dida de bosques (incluyendo el área de distancia, y además, es un ave fácilmente
distribución de esta especie) entre los detectable debido a su particularidad de
años 2000 y 2012 y concluyeron que esos dormir agrupados en dormideros donde
ambientes se perdieron a una tasa equi- basta con un solo encuentro para que se
valente al 10% durante tres generaciones pierdan varios macucos.
que, según BirdLife International (2021), Esta especie se encuentra en el Apén-
si se consideran todas las amenazas que dice I de la Convención sobre el Comer-
enfrenta el macuco, esto se traduciría en cio Internacional de Especies Amenaza-
una declinación de entre un 15-25% du- das de Fauna y Flora Silvestres -CITES-
rante tres generaciones. (CITES, 2021). En dicho Apéndice se in-
En la Argentina su situación es aún más cluyen las especies con mayor grado de
delicada debido a que en la última cate- peligro de extinguirse, prohibiéndose el
gorización de conservación del año 2017 comercio internacional de especímenes
del Ministerio de Ambiente y Desarrollo de esas especies, salvo cuando la impor-
Sustentable de la Nación -MAyDS- y Aves tación se realiza con fines no comercia-
Argentinas -AA- se la declaró “Amenaza- les, por ejemplo, para la investigación
da”, con una disminución continua y ex- científica.
tinciones locales (Resolución Nº 795/17
MAyDS; MAyDS y AA, 2017).
La principal amenaza que enfrenta es ACCIONES DE CONSERVACIÓN
la pérdida y fragmentación de su hábi-
tat natural debido a los desmontes para El macuco es una especie que cuenta
favorecer el desarrollo de las plantacio- con poca información bibliográfica, ma-
nes de monocultivos y de nuevas zonas yormente datos anecdóticos en guías de
urbanas (BirdLife International,  2021). aves y manuales. La ausencia de investi-
Otra de las amenazas que sufre en toda gaciones se debe en parte a que sus há-
su área de distribución es la fuerte pre- bitos y coloración críptica la tornan un
sión cinegética (presión de caza signi- ave rara y difícil de observar en su hábi-
ficativa que ejerce el ser humano sobre tat natural (Sick, 2001; Brennan, 2004;
un animal). Si bien esta amenaza no está Kuhnen et al., 2013). La mayor parte de
cuantificada, se estima que podría ser un los estudios que existen son de aspec-
factor más que provoque su seria dismi- tos morfológicos y/o taxonómicos (Ber-
nución poblacional (Chebez, 2008). En la telli et al., 2002; Tubaro y Bertelli, 2003;
provincia de Misiones, la carne del ma- do Amaral y Silveira, 2004; Abourachid
cuco es muy apreciada por su sabor y su et al., 2005), de registros de ocurrencia
tamaño siendo parte de la dieta habitual (Chebez et al., 1998; Chebez y Casañas,
de muchas comunidades rurales (Che- 2000; Naka et al., 2002; Willis y Oniki,
bez, 2008; Helou, 2012). Es perseguido 2002; Silveira et al., 2005; Bosso, 2007;
permanentemente por cazadores furti- Esquivel et al., 2007; Srbek-Araujo et al.,
vos que lo localizan cuando al atardecer 2014), de carga parasitaria (Teixeira de

F U N DAC I Ó N A Z A R A 143
M A C U C O

Freitas, 1934; Marques et al., 2012; Valim te menos horas (13 horas diarias), y los
y Silveira, 2014) y un estudio descriptivo picos máximos de actividad ocurrieron
del cariotipo de varias especies de aves, dos horas más tarde o una hora antes
entre ellas el macuco (Belterman y Boer, que lo reportado para la época húmeda.
1990). Se cuenta con pocos trabajos de Por último, en el año 2017, Ferreguetti
ecología y comportamiento que surgen y colaboradores presentaron la primera
de observaciones casuales y estudios estimación de densidad de macuco en la
de corto plazo (Bokermann, 1991; Sick, Reserva Natural Privada Vale. Durante
2001; dos Anjos, 2006; Loures-Ribeiro et un período de 13 meses de investiga-
al., 2011; Galetti et al., 2015; Anzoátegui ción, concluyeron que el tamaño pobla-
et al., 2017). Entre los estudios de largo cional de esta especie en toda la reserva
plazo, además de investigar el uso del era de 2.115±470 individuos con una
hábitat que hacía el macuco en diferen- estimación de densidad de 9±2 indivi-
tes ambientes también se estudiaron los duos/km². Los autores destacaron que
patrones de actividad. En el trabajo de esa densidad estimada obtenida (9±2
Kuhnen y colaboradores (2013) moni- individuos/km²) es mayor a la registra-
torearon su actividad diaria durante un da por São-Bernado (2004) en un área
período de 12 meses en el Parque Esta- protegida de San Pablo, en Brasil, pero
tal Serra do Tabuleiro (estado de Santa es menor si se la compara con densida-
Catarina, sureste de Brasil) y encontra- des obtenidas para otras especies del
ron que los picos de mayor actividad su- mismo género: 13,5±2,5 individuos/km²
cedían durante el período crepuscular. en el tinamú negro (Tinamus osgoodi hers-
Dichos investigadores concluyen que hkovitzi) (Negret et al., 2015) y superior a
este patrón era similar al reportado por 17 individuos/km² en el tinamú oliváceo
Brooks et al. (2004) para el tinamú olivá- (Schelsky, 2004).
ceo (Tinamus major) y para el tinamú tao Este importante vacío de información y
(Tinamus tao) en la Amazonía peruana, su frágil estado de conservación la torna
pudiendo tratarse de un patrón carac- una especie sobre la que se debería po-
terístico del género. Por su parte, Dias y ner el foco de atención para colaborar a
colaboradores (2016) estudiaron los pa- su pronta recuperación. Una importante
trones de actividad diarios y también los estrategia para su conservación es el de-
estacionales en la Reserva Natural Pri- sarrollo de programas de reproducción
vada Vale durante varios años, de 2005 ex situ que consisten en el mantenimien-
a 2013. De los 256 registros fotográficos to de los individuos en condiciones arti-
de macucos obtenidos a partir de cáma- ficiales y bajo la supervisión del hombre
ras trampas observaron que, durante (Revilla, 1998). La cría en cautiverio de
la temporada húmeda, se mantuvieron especies amenazadas es recomendada
activos durante 16 horas diarias con por la Unión Internacional para la Con-
dos picos de actividad máxima (a las 5 servación de la Naturaleza (UICN) cuan-
y a las 18 h) mientras que, durante la do estas llegan a su límite poblacional
época seca, la especie fue activa duran- con el fin último de la reintroducción de

144 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M A C U C O

los animales en su medio natural (UICN, bieron una dieta natural y equilibrada a
1987; Revilla, 1998). base de frutas, hojas naturales, semillas
Como parte de una estrategia integral e insectos: zophobas, lombrices y grillos.
para la conservación del macuco en el Periódicamente se realizaron chequeos
Centro de Rescate, Rehabilitación y Re- veterinarios para evaluar el estado de
cría de Fauna Silvestre Güirá Oga de la salud de los ejemplares. Se construyeron
ciudad de Puerto Iguazú (Misiones, Ar- recintos cerrados especiales de 4 x 4 m
gentina) nace la propuesta para su cría con techos corredizos, sustrato de tierra,
ex situ. Güirá Oga se creó en el año 1997 30% de cobertura vegetal natural y un
con el objetivo de recuperar, rehabilitar sistema de puertas corredizas para que
y reintroducir especies silvestres típicas los animales pudieran ser desplazados
misioneras. Desde el año 2005, el cen- -según el manejo que se deseaba reali-
tro es comanejado entre el Ministerio de zar- sin necesidad de su manipulación,
Ecología y Recursos Naturales Renova- disminuyendo así el riesgo de muerte
bles de la provincia de Misiones (MEyR- por estrés al ser una especie muy sensi-
NR) y la Fundación Azara. ble al manejo en cautiverio. En cada re-
En el año 1997 se comenzó a trabajar cinto se colocó un grupo de macucos se-
en la cría de macucos a partir de indivi- gún estos sean: juveniles, adultos no ma-
duos donados por el Instituto Montoya duros sexualmente y grupos de parejas
de la ciudad de Posadas y por el guarda- reproductivas; de crianza natural o arti-
parque provincial Víctor Dos Santos que ficial. En los grupos de macucos que no
encontró y llevó al centro huevos de un criaban naturalmente, se monitoreaba el
sitio que se estaba incendiando y tam- recinto a diario para registrar puesta de
bién rescató pichones tenidos en cauti- huevos. De hallarse posturas, los que po-
verio. Recién en el año 2007, se pudieron seían una coloración verde-azulada eran
conformar dos planteles reproductivos colectados inmediatamente y luego co-
que dieron las primeras 19 crías nacidas locados en una incubadora artificial con
en Güirá Oga. capacidad para 70 huevos. Los mismos
Si bien se sucedieron una serie de na- eran mantenidos en incubadora duran-
cimientos no se contaba con un proyecto te 19 días a una temperatura de 36,5°C y
de reintroducción que pudiera ejecutar- con un 60% de humedad relativa. Se rea-
se en el corto plazo, y se decidió no con- lizaban dos volteos diarios y para iden-
tinuar con la cría artificial. Fue recién tificar aquellos huevos fértiles, al cuarto
durante el período 2012 a 2016 que se día se utilizaba la técnica de ovoscopia,
retomó el programa de reproducción visualizando los vasos sanguíneos mayo-
ex situ con un plantel consolidado de 24 res del embrión (Anzoátegui et al., 2017).
individuos adultos reproductivos. Los Se observó que el mayor índice de morta-
ejemplares fueron sexados mediante lidad ocurría al nacimiento y durante los
eversión del falo bajo anestesia inhalato- primeros días de vida, período en el que
ria, registrándose 13 machos y 11 hem- se intensificaban los monitoreos y cuida-
bras (relación 1,18:1). Los mismos reci- dos de los recién nacidos en el centro.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 145
M A C U C O

Recintos donde se alojaron los diferentes


grupos de macucos del proyecto de cría
ex situ, Centro de Rescate, Rehabilitación
y Recría de Fauna Silvestre Güirá Oga,
julio de 2013.
Foto: Archivo Fundación Azara - Centro Güirá Oga.

Durante esos cinco años de cría en cau-


tiverio se obtuvieron un total de 321 hue-
vos, un promedio de 64 huevos por año,
con un 68,2% de fertilidad, un 29,2% de
eclosión de huevos fértiles y un 19,3% de
eclosión de huevos totales. Se registró que
las posturas para la especie en cautiverio Detalle del interior de un recinto que
se realizaban en dos momentos del año: aloja el plantel de reproductores. Nótese
la vegetación natural y sustrato de tierra,
agosto y noviembre difiriendo a lo ob-
septiembre de 2016.
servado en zonas australes de su distri- Foto: Archivo Fundación Azara - Centro Güirá Oga.

bución, donde se hallaron nidos en no-


viembre y en enero. Esta diferencia po- la fertilidad (60,2%) fue un 24% menor
dría deberse a la disponibilidad continua que la reportada para otro tinámido, el
de alimento y/o el constante retiro de los tinamú oliváceo en cautiverio, en condi-
huevos. Si bien no hay reportes sobre ciones similares. De todas formas, estos
tasas reproductivas para esta especie, resultados demuestran la eficiencia de

146 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A
M A C U C O

Reproducción ex situ de macuco en el


Centro de Rescate, Rehabilitación y Recría
de Fauna Silvestre Güirá Oga. A. Macho
adulto incubando naturalmente algunos
huevos de coloración turquesa brillosa
característica; junto a dos crías recién
nacidas, 2007; B. Incubadora con huevos
de macuco, crianza artificial, septiembre
de 2015; C. y D. Huevo comenzando
a eclosionar y pichón recién nacido
secándose en la nacedora, 2007.
Fotos: Archivo Fundación Azara - Centro Güirá Oga.

B C

F U N DAC I Ó N A Z A R A 147
M A C U C O

A B

Seguimiento de cría de pichones de


macuco en cautiverio en el Centro de
Rescate, Rehabilitación y Recría de
Fauna Silvestre Güirá Oga. A. Pichón con
pocas horas de vida, septiembre de 2016;
B. Pichones con una semana de vida,
septiembre de 2015; C. Macuco de un
mes y medio de vida, diciembre de 2012
y D. Macucos subadultos, 2013.
Fotos: Archivo Fundación Azara - Centro Güirá

la técnica utilizada de reproducción en llevó adelante una experiencia de cría ex


cautiverio, siendo el primer reporte exi- situ con ejemplares nacidos en cautive-
toso de cría ex situ de esta especie para rio provenientes de Güirá Oga y si bien
la Argentina (Anzoátegui et al., 2017). los machos incubaron los huevos, no se
Asimismo, demuestran que el macuco es pudo lograr su cría (Helou, 2012).
un ave capaz de adaptarse y reproducir- Este primer antecedente de reproduc-
se en condiciones de cautiverio de forma ción ex situ exitoso es el primer paso para
exitosa. desarrollar un programa de conserva-
A mediados del año 2010 en la Esta- ción de esta especie. Si además, se tiene
ción Experimental Agropecuaria Cerro en cuenta su delicado estado de conser-
Azul del Instituto Nacional de Tecnología vación, la reproducción ex situ también
Agropecuaria (Cerro Azul, Misiones) se permitiría la reintroducción de ejempla-

148 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M A C U C O

res nacidos en cautiverio en su área de para conocer, por ejemplo: diferentes


distribución natural que, a largo plazo, si parámetros poblacionales, sus amena-
se establecen esas nuevas poblaciones zas, la salud de sus poblaciones y de los
en la naturaleza, probablemente se ase- ambientes en los que habita, entre otros
guraría la supervivencia de la especie en aspectos. En ese marco, sería importante
el tiempo. también desarrollar actividades de edu-
En el año 2004 el macuco fue decla- cación ambiental con la comunidad local
rado Monumento Natural Provincial de para reducir el impacto de la captura ile-
Misiones (Ley Nº 2.932) que correspon- gal de ejemplares para consumo.
de a la máxima categoría de protección Por último, si se consideran las Áreas
que se le puede dar a una especie en la Importantes para la Conservación de las
provincia. Esta figura de protección de- Aves en la Argentina el macuco se en-
bería facilitar que los organismos com- cuentra presente en 15 de las 25 áreas
petentes colaboren con recursos eco- mencionadas para la provincia de Misio-
nómicos y técnicos con el programa de nes, 11 de ellas se encuentran protegidas
conservación (incluyendo el monitoreo de manera total o parcial (véase listado en
de los ejemplares introducidos) y con el Bosso, 2007) siendo muy probable que,
desarrollo futuro de estudios específicos actualmente, se encuentre en esos mis-
de las poblaciones silvestres de macucos mos sitios reportados hace 13 años (J. Bai-

Pareja de macuco en el Parque Provincial de la Sierra, diciembre de 2017. Foto: Sergio Moya.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 149
M A C U C O

gorria, com. pers.). Por su parte, Chebez de Misiones, compartidos a través de las
(2008), menciona la existencia de pobla- plataformas de ciencia ciudadana e-Bird
ciones de macucos en varias áreas natura- y EcoRegistros Argentina (e-Bird, 2020;
les protegidas de la provincia de Misiones EcoRegistros, 2020).
como en el Parque Provincial Urugua-í y
el Parque Nacional Iguazú, donde es resi-
dente y nidificante (Saibene et al., 1996); INFORMACIÓN ANTROPOLÓGICA
en la Reserva de Biósfera Yabotí; en las
reservas privadas Yaguaroundí, Aguaray- El naturalista Andrés Giai citó la reco-
mí y la Bio-reserva Karadya (pertenecien- mendación que le hizo un paraguayo de
te al “Programa de Reservas Privadas de apellido Cáceres de ingerir agua mezclada
la Fundación Azara”) donde es residente con pequeñas porciones de cráneo torra-
y nidificante (J. Baigorria, com. pers.) y do y pulverizado de un macuco como sue-
también en varios parques provinciales ro antiofídico (Chebez, 2008; Gasparri et
como Uruzú, Salto Encantado del Valle de al., 2020). Por su parte, el naturalista J. C.
Cuñá Pirú, Moconá, El Piñalito, Cruce Ca- Chebez escribió varias poesías y cancio-
ballero (Chebez et al., 1998; Rolón y Che- nes sobre flora, fauna, ambientes natura-
bez, 1998; Chebez y Casañas, 2000) y en el les, entre otros. Una de sus canciones se
Parque Provincial H. Foester (J. Baigorria, la dedicó al “Macuco” y en su párrafo final
com. pers.). En la Reserva Natural Estricta dice así: “Por eso macuco, mocoicogoé,
San Antonio se lo observó en 1998 (Che- seguinos silbando al atardecer, así desde
bez et al., 1998; Serra, 1998) y en 2016 se el monte nos llega tu voz, diciendo que
lo registró en un área de chachizal en la esperas un tiempo mejor” (mocoicogoé:
zona núcleo de esa reserva (APN, 2019). Félix de Azara señala este nombre gua-
En 2019 se capturó fotográficamente un raní para el macuco) (Gasparri, 2016).
macuco cruzando un camino de tierra en En honor al inambú más grande del
el Parque Provincial Caá Yarí, dentro de la monte misionero uno de los senderos
Reserva de Biósfera Yabotí (S. Moya, com. principales del Parque Nacional Iguazú
pers.; véanse las imágenes de S. Moya). de la ciudad de Puerto Iguazú se llama
Entre los registros más recientes y austra- “Sendero Macuco”.
les de distribución del macuco en la Ar-
gentina, podemos mencionar una pareja
de macucos fotografiada (en diciembre de AGRADECIMIENTOS
2017) en el Parque Provincial de la Sierra,
que hasta finales de 2019 se la escuchó A Gastón Rodriguez Cid, Juan Alberto
vocalizar en esa zona apoyando la idea Dalia y Susana Serantes por su acompa-
que la población se encuentra estable y ñamiento y apoyo incondicional. A Ser-
continua allí (S. Moya, com. pers.). Tam- gio Moya por los registros (imágenes) de
bién se cuenta con varios registros de esta macucos silvestres brindados que enri-
especie, la mayoría de ellos en diferentes quecieron significativamente el conteni-
áreas naturales protegidas de la provincia do de este capítulo.

150 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M A C U C O

BIBLIOGRAFÍA gatal, D. A. Christie y E. de Juana (Eds.), Birds


of the World. Ithaca, NY, EE. UU.: Laboratorio
Abourachid, A.; Höfling, E. y Renous, S. (2005). de Ornitología de Cornell.
Walking kinematics parameters in some pa- Chebez, J. C. (1990). Nuestras aves amenazadas.
leognathous and neognathous Neotropical 22. El macuco (Tinamus solitarius). Nuestras
birds. Ornitología Neotropical, 16, 471-479. aves, VIII(21), 5-8.
Anzoátegui, A.; Anfuso, J.; Elsegood, S. y Bauni, Chebez, J. C. (2008). Macuco. En: J. C. Chebez
V. (2017). Ex situ breeding experience with (Ed.), Los que se van. Fauna argentina ame-
Solitary Tinamou (Tinamus solitarius) in Guira nazada. Tomo 2 (pp. 25-28). Buenos Aires,
Oga. Ornithological Congress of the Americas Argentina: Editorial Albatros.
XVII RAO/XXIV CBO/XCB AFO (p. 150). Puerto Chebez, J. C. y Casañas, H. (2000). Áreas Claves
Iguazú, Misiones, Argentina. para la Conservación de la Biodiversidad de
APN. (2019). Plan de Gestión de la Reserva Natu- la Provincia de Misiones, Argentina (Fauna
ral Estricta San Antonio. Administración de Vertebrada). Informe inédito.
Parques Nacionales de Argentina. Chebez, J. C. y Guller, R. M. (2009). Misiones-Aves.
Belterman, R. H. R. y De Boer, L. E. M. (1990). A Golden Company.
miscellaneous collection of bird karyotypes. Chebez, J. C.; Di Giacomo, A.; Rey, N. y Babarskas,
Genetica, 83, 17-29. M. (1998). Las aves de los parques nacionales
Bertelli, S.; Giannini, N. P. y Goloboff, A. (2002). de la Argentina. Buenos Aires, Argentina: Edi-
A phylogeny of the tinamous (Aves: Palaeog- torial L.O.L.A.
nathiformes) based on integumentary char- CITES. (2021). Convención sobre el Comercio
acters. Systematic Biology, 51, 959-979. Internacional de Especies Amenazadas de
BirdLife International. (2021). Ficha de la espe- Fauna y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III
cie: Tinamus solitarius. en vigor a partir del 22 de junio de 2021.
Bokermann, W. C. A. (1910). Observações sobre Dabbene, R. (1919). Especies de aves poco co-
a biologia do macuco, Tinamus solitarius (Aves, munes o nuevas para la República Argentina.
Tinamidae). Dissertação. Universidade de El Hornero, 1(04), 259-266
São Paulo, São Paulo, Brasil. Dias, L. C. S.; São-Bernardo, C. S. y Srbek-Araujo,
Bosso, A. (2007). Conservación de aves en la pro- A. C. (2016). Daily and seasonal activity pat-
vincia de Misiones. En: A. S. Di Giacomo, M. terns of the solitary tinamou (Tinamus soli-
V. De Francesco y E. G. Coconier (Eds.), Áreas tarius) in the Atlantic Forest of southeastern
importantes para la conservación de las aves Brazil. The Wilson Journal of Ornithology,
en Argentina. Sitios prioritarios para la con- 128(4), 885-894.
servación de la biodiversidad (pp. 271-277). do Amaral, F. S. R. y Silveira, L. F. (2004). Tina-
Temas de Naturaleza y Conservación 5. CD- mus solitarius pernambucensis Berla, 1946 is a
ROM. Edición Revisada y Corregida. Buenos synonym of Tinamus solitarius (Vieillot, 1819).
Aires: Aves Argentinas/Asociación Orni- Ararajuba, 12, 33-41.
tológica del Plata. Dos Anjos, L. (2006). Bird species sensitivity in a
Brennan, P. L. R. (2004). Techniques for study- fragmented landscape of the Atlantic Forest
ing the behavioral ecology of forest-dwelling in southern Brazil. Biotropica, 38, 229-234.
tinamous (Tinamidae). Ornitología Neotropi- e-Bird. (2020). Ficha de la especie: Macuco
cal, 15, 329-337. (Tinamus solitarius).
Brooks, D. M.; Pando-Vasquez, L.; Ocmin-Petit, A. EcoRegistros. (2020). Ficha de la especie: Ma-
y Tejada-Renjifo, J. (2004). Resource separa- cuco (Tinamus solitarius).
tion in a Napo-Amazonian tinamou commu- Esquivel, M. A.; Velázquez, M. C.; Bodrati, A.;
nity. Ornitología Neotropical, 15, 323-328. Fraga, R.; del Castillo, H.; Klavins, J.; Clay,
Cabot, J. (1992). Family Tinamidae. En: J. del R. P.; Madroño, A. y Peris, S. J. (2007). Status
Hoyo, A. Elliott y J. Sargatal (Eds.), Handbook of the avifauna of San Rafael National Park,
of the birds of the world. Ostrich to Ducks (pp. one of the last large fragments of Atlantic
112-138). Barcelona, España: Lynx Edicions. Forest in Paraguay. Bird Conservation Inter-
Cabot, J.; Jutglar, F.; García, E. F. J. y Sharpe, C. J. national, 17, 301-317.
(2020). Solitary Tinamou (Tinamus solitarius), Ferreguetti, Á.; Pereira-Ribeiro, J.; Walfrido
versión 1.0. En: J. del Hoyo, A. Elliott, J. Sar- Moraes, T.; Godoy Bergallo, H. y Duarte Roch,

F U N DAC I Ó N A Z A R A 151
M A C U C O

C. F. (2017). Density, habitat use, and activity Marques, M. V. R.; Ferreira Jr., F. C.; De Assis An-
patterns of a vulnerable population of Tina- dery, D.; Fernandes, A. A.; De Araújo, A. V.;
mus solitarius (Vieillot, 1819) in a Brazilian De Resende, J. S.; Donatti, R. y Da Silva Mar-
Atlantic Forest fragment. Canadian Journal tins, R. (2012). Health assessment of captive
of Zoology, 96(3). tinamids (Aves, Tinamiformes) in Brazil.
Galetti, M.; Bovendorp, R. S. y Guevara, R. (2015). Journal of Zoo and Wildlife Medicine, 43,
Defaunation of large mammals leads to an 539-548.
increase in seed predation in the Atlantic MAyDS y AA. (2017). Categorización de las Aves
forests. Global Ecology and Conservation, 3, de la Argentina según su estado de conser-
824-830. vación. Informe del Ministerio de Ambiente
Gasparri, B. (2016). Anexo II: Cancionero y otros y Desarrollo Sustentable de la Nación y de
escritos de Juan Carlos Chebez. En: B. Gas- Aves Argentinas, edición electrónica. C. A.
parri (Ed.), Juan Carlos Chebez, el mayor difu- Buenos Aires, Argentina.
sor y protector de la naturaleza argentina (pp. Naka, L. N.; Rodrigues, M.; Roos, A. L. y Azevedo,
452-453). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, M. A. G. (2002). Bird conservation on Santa
Argentina: Fundación de Historia Natural Fé- Catarina Island, southern Brazil. Bird Con-
lix de Azara. servation International, 12, 123-150.
Gasparri, B.; Giacchino, A. y Anfuso, J. (2020). An- Narosky, T. e Yzurieta, D. (2010). Guía de Iden-
drés Gaspar Giai: memorias de un naturalista tificación de Aves de Argentina y Uruguay.
en Misiones. Ciudad Autónoma de Buenos Ai- Buenos Aires, Argentina: Vazquez Mazzini
res, Argentina: Fundación de Historia Natural Editores.
Félix de Azara. Negret, P. J.; Garzón, O.; Stevenson, P. R. y
Helou, M. (2012). Introducción al conocimiento Laverde, O. (2015). New ecological informa-
de especies de la fauna nativa de la provincia tion for the Black Tinamou (Tinamus osgoodi
de Misiones. El macuco (Tinamus solitarius) y hershkovitzi). The Auk, 132(3), 533-539.
sus posibilidades productivas y de conserva- Parker III, T. A.; Stotz, D. F. y Fitzpatrick, J. W.
ción. Sitio Argentino de Producción Animal. (1996). Ecological and distributional data-
Compartiendo tecnología, 19-22. bases. En: D. F. Stotz, J. W. Fitzpatrick, T. A.
Hill, K.; McMillan, G. y Fariña, R. (2003). Hunting- Parker III y D. K. Moskovits (Eds.), Neotropi-
Related Changes in Game Encounter Rates cal birds: ecology and conservation (pp. 115-
from 1994 to 2001 in the Mbaracayu Reserve, 131). Chicago: The University of Chicago
Paraguay. Conservation Biology, 17(5), 1312- Press.
1323. Revilla, E. (1998). Estrategias de conservación
Kuhnen, V. V.; De Lima, R. E. M.; Santos, J. F. y en vertebrados: el papel de la conservación
Machado Filho, L. C. P. (2013). Habitat use and “ex situ”. Galemys, 10(1), 20-31.
circadian pattern of Solitary Tinamou Tina- Rolón, H. L. y Chebez, J. C. (1998). Reservas na-
mus solitarius in a southern Brazilian Atlantic turales misioneras. Editorial Universitaria.
rainforest. Bird Conservation International, Universidad Nacional de Misiones.
23(1), 78-82. Saibene, C. A.; Castelino, M. A.; Rey, N. R.; Cala,
López-Lanús, B. (2015). Guía Audiornis de las J. y Herrera, J. (1996). Inventario de las Aves
aves de Argentina, fotos y sonidos; identifi- del Parque Nacional Iguazú (Misiones, Ar-
cación por características contrapuestas y gentina). Monografía N° 9. Buenos Aires, Ar-
marcas sobre imágenes. Primera edición. gentina: Editorial L.O.L.A.
Buenos Aires, Argentina: Audiornis Produc- São-Bernardo, C. S. (2004). Abundância, Den-
ciones. sidade e Tamanho Populacional de Aves e
Loures-Ribeiro, A.; Manhães, M. A. y Dias, M. Mamíferos Cinegéticos no Parque Estadual
(2011). Sensitivity of understorey bird spe- Ilha Cardoso, SP, Brasil. Universidade de São
cies in two different successional stages of the Paulo, Piracicaba, Estado de São Paulo, Bra-
lowland Atlantic Forest, Brazil. Anais da Aca- sil.
demia Brasileira de Ciências, 83, 973-980. Schelsky, W. M. (2004). Research and conserva-
Lowen, J. C.; Baertrina, L.; Clay, R. P. y Tobias, J. tion of forest-dependent tinamou species in
A. (1996). Biological surveys and conserva- Amazonia Peru. Ornitología Neotropical, 15,
tion priorities in eastern Paraguay. Cam- 317-321.
bridge, UK: CSB Conservation Publications. Serra, D. (1998). Estudio comparativo de la avi-

152 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M A C U C O

fauna de una forestación de Araucaria angus- cetola, G. F.; Rondinini, C.; Symes, A.; Wheat-
tifolia y de un sector de selva en San Antonio, ley, H.; Beresford, A. E. y Buchanan, G. M.
Misiones. Administración de Parques Nacio- (2016). Toward quantification of the impact
nales. of 21st-century deforestation on the extinc-
Sick, H. (2001). Ornitologia brasileira. Second tion risk of terrestrial vertebrates. Conserva-
Edition. Rio de Janeiro, Brasil: Nova Fron- tion Biology, 30(5), 1070-1079.
teira. Tubaro, P. L. y Bertelli, S. (2003). Female-biased
Silveira, L. F.; Develey, P. F.; Pacheco, J. F. y Whit- sexual size dimorphism in tinamous: a com-
ney, B. M. (2005). Avifauna of the Serra das parative test fails to support Rensch’s rule.
Lontras-Javi montane complex, Bahia, Bra- Biological Journal of the Linnean Society, 80,
zil. Cotinga, 24, 45-54. 519-527.
Srbek-Araujo, A. C.; Simon, J. E.; Magnago, G. UICN. (1987). Posición de la UICN sobre la cría
R.; Pacheco, J. F.; Da Fonseca, P. S. M.; Whit- en cautividad. Adoptada por la 22a. Reunión
ney, B. M. y Silveira, L. F. (2014). A avifauna del Consejo de la Unión Internacional para la
da Reserva Natural Vale, Linhares, Espírito Conservación de la Naturaleza y de los Recur-
Santo, Brasil. Ciência e Ambiente, 49, 169- sos Naturales. Gland, Switzerland.
191. Valim, M. P. y Silveira, L. F. (2014). A new species
Stotz, D. F.; Fitzpatrick, J. W.; Parker, T. A. y Mos- and five new records of chewing lice (Insecta:
kovits, D. K. (1996). Neotropical Birds: Ecol- Phthiraptera: Ischnocera) from an isolated
ogy and Conservation. Chicago: University population of the Solitary Tinamou Tinamus
of Chicago Press. solitarius (Aves: Tinamiformes). Zootaxa,
Teixeira de Freitas, J. F. (1934). Capillaria rudol- 3838, 127-142.
phii n. sp., parasita do intestino delgado de Willis, E. O. y Oniki, Y. (2002). Birds of Santa Te-
Tinamus solitarius Vieill. Memórias do Insti- resa, Espírito Santo, Brazil: do humans add or
tuto Oswaldo Cruz, 28, 259-261. subtract species? Papéis Avulsos de Zoologia,
Tracewski, L.; Butchart, S. H. M.; Di Marco, M.; Fi- 42, 193-264.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 153
C A U Q U É N C O L O R A D O

154 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
CAUQUÉN COLORADO

Chloephaga rubidiceps Sclater, 1861

PA B L O P E T R A C C I y H E R N Á N V. I B Á Ñ E Z

Clase: Aves
Orden: Anseriformes
Familia: Anatidae
Otros nombres vulgares: cauquén de cabeza colorada, avutarda colorada, avutarda de
cabeza colorada, canquén colorado.
Nombre en inglés: Ruddy-headed Goose.

Estatus internacional: Preocupación Menor (BirdLife International, 2021).


Estatus nacional: En Peligro Crítico (MAyDS y AA, 2017).

CARACTERÍSTICAS GENERALES pochen (Donne-Goussé et al., 2002; Sun et


al., 2017). También se las conoce como
Los cauquenes pertenecen al género “avutardas” (ave lenta), nombre utilizado
Chloephaga que agrupa a cinco especies por los exploradores españoles debido a
de aves endémicas sudamericanas de la similitud del cauquén real o de cabeza
hábitos tróficos herbívoros. La traduc- gris (Chloephaga poliocephala) con la avu-
ción de su nombre genérico Chloephaga tarda europea (Otis tarda), o para algunos
deriva de χλόε (=chloe) que significa “pas- autores como Chebez et al. (2008), por la
to verde; césped” + φάγος (=phagos), “que semejanza del diseño alar de los cauque-
come”. Si bien ocupan el nicho ecológi- nes en vuelo con el de las avutardas del
co de los gansos verdaderos (subfamilia Viejo Mundo (Familia Otididae). De las
Anserinae, tribu Anserini), desde el pun- cinco especies, cuatro de ellas viven en
to de vista evolutivo no lo son, ya que sus el sur de la Argentina y Chile y solo una,
rasgos anatómicos y composición mo- la guayata (Chloephaga melanoptera), está
lecular los ubica en el árbol filogenético restringida a zonas altoandinas del cen-
junto a los patos de la subfamilia Anati- tro de ambos países llegando hasta Perú.
nae, tribu Tadornini, estrechamente re- La caranca (Chloephaga hybrida) más es-
lacionados con los géneros Tadorna y Alo- pecializada, habita zonas costeras roco-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 155
C A U Q U É N C O L O R A D O

Cauquenes colorados adultos en el Santuario Natural del Cauquén Colorado, San Cayetano,
Buenos Aires, julio de 2018. Foto: Pablo Petracci.

sas del extremo sur de Sudamérica. Los también, la especie que presenta el ma-
tres restantes, conocidos genéricamente yor rango de reproducción en la estepa
como “cauquenes o avutardas”, forman patagónica a lo largo de ríos, lagunas,
un complejo migratorio ya que suelen lagos, mallines o vegas, entre otros. El
migrar juntos y compartir parcialmente cauquén de cabeza gris o real es de ta-
corredores de migración y zonas de in- maño intermedio, presenta sexos simi-
vernada. El cauquén común (Chloephaga lares y como rasgo destacado es el único
picta), es el de mayor tamaño y el más que nidifica en bordes y claros de zonas
abundante, siendo además el único que forestadas en el Bosque Subantártico o
presenta dimorfismo sexual notable. Es Andino-Patagónico, desde los 36˚ de la-

156 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

titud sur hasta Tierra del Fuego (Caneva- primer plumaje básico (juvenil) que co-
ri, 1996; Petracci et al., 2008). mienzan a aparecer en la parte anterior
El cauquén colorado (Chloephaga rubidi- de los flancos, proceso que le demandará
ceps) (de rubidus: rojo pardo, rubio, y ceps, unos 40 días. Una vez que las plumas pri-
capitis: cabeza) es el menor de los cau- marias se desarrollen comenzarán a rea-
quenes y posee un largo total de 45-50 lizar los primeros intentos de vuelo, a la
cm. Sus rasgos descriptivos distintivos edad de 50 días. En los juveniles este pri-
son la cabeza y el cuello de coloración mer plumaje básico es de corta duración
castaña o pardo-rojiza, aspecto del cual y será mudado durante la primera muda
deriva su nombre común, la frente plana prealterna a partir de abril/mayo (a unos
y un anillo periocular claro (no siempre cinco meses de haber eclosionado). Esta
conspicuo). Esta coloración se hace más muda prealterna se la considera parcial,
clara hacia la frente y la corona, rasgo ya que serán cambiadas las plumas del
que puede ser muy notable en algunos cuerpo y las cobertoras alares, mientras
ejemplares. El pico es negro y el iris ne- que las plumas secundarias y primarias
gruzco. El pecho, el abdomen y los flan- serán retenidas hasta la próxima muda
cos están finamente barrados de negro prebásica (Matus, 2012). Los juveniles
sobre un fondo de color gris tornándose y subadultos en su primer año tienen el
castaño debajo de las plumas cobertoras plumaje general más opaco y las cober-
de la cola. El dorso es pardo grisáceo con toras secundarias mayores no iridiscen-
un barrado no muy notable y el vientre y tes. Luego de la primera muda prealter-
muslos son de color castaño-anaranjado. na, el aspecto general de un ejemplar de
La rabadilla y la cola son negras y la parte cauquén colorado de entre 7-8 meses de
dorsal gris pálida. Las patas son anaran- vida será idéntico al adulto y solo se los
jadas y pueden tener manchas negras. podrá reconocer por la presencia de plu-
La coloración del ala presenta un área mas juveniles retenidas en dorso, flancos
iridiscente verdosa formada por las co- y terciarias. Esto puede pasar desaperci-
bertoras secundarias mayores, mientras bido a la distancia o para el observador
que las secundarias y las otras coberto- poco experimentado (Matus, 2012).
ras son blancas. Los pichones al eclosio- Los cauquenes colorados adultos de la
nar presentan las partes inferiores del población “malvinera-insular” realizan
cuello y la cara gris plateado y las partes una muda de todas las plumas (entre
superiores, incluyendo la cresta y cuello diciembre y febrero), la que se conoce
posterior, negruzco con una mancha ne- como muda prebásica. Esta muda invo-
gra en los ojos que se extiende posterior- lucra a todo el grupo de plumas del indi-
mente a modo de antifaz (Matus, 2012). viduo, y también la muda simultánea de
Este diseño recuerda un poco al patrón todas las primarias y secundarias, fenó-
de coloración de un zorrino (Conepatus meno conocido como “manca”. En este
sp.). El pico y las patas son negras. A los tiempo perderán su capacidad de vuelo
25 días de eclosionados, el plumón de las por unas dos semanas (Summers y McA-
crías se reemplaza gradualmente por su dams, 1993; Matus, 2012). No obstante,

F U N DAC I Ó N A Z A R A 157
C A U Q U É N C O L O R A D O

Cauquén colorado (arriba) junto a una hembra de cauquén común (abajo) donde se pueden
apreciar las principales diferencias externas entre ambos, Estancia Cóndor, Santa Cruz, abril
de 2014. Foto: Pablo Petracci.

la población “continental-fueguina” del peso promedio para ambos sexos es de


cauquén colorado es distinta ya que lleva 2.000 g. Las vocalizaciones entre ma-
a cabo una muda parcial de primarias, chos y hembras son distintas; los pri-
parte de las cuales mudará en el área meros emiten una nota silbante repe-
de cría y el resto en el área de invernada tida y las hembras un graznido áspero
(Summers, 1982; Matus, 2012), sin per- (Madge y Burn, 1988; Canevari 1996;
der la capacidad de vuelo durante este Chebez et al., 2008; Petracci et al., 2008;
proceso (R. Matus, obs. pers.). Esto sería Johnsgard, 2010; Narosky e Yzurieta,
un caso excepcional dentro del grupo de 2010; Matus, 2012; López-Lanús, 2015).
los anátidos. A campo, y para el observador poco
En cuanto a la morfometría, externa- experimentado, esta especie puede con-
mente ambos sexos son similares, siendo fundirse fácilmente con la hembra del
las hembras ligeramente más pequeñas cauquén común, con quien se los sue-
que los machos. Las medidas externas le ver en forma conjunta, en particular
son; machos: ala plegada: 330-350 mm, en las áreas de invernada. A continua-
tarso: 60-73 mm y culmen: 28-30 mm; ción se presenta la Tabla 1 para facilitar
hembras: ala plegada: 310-320 mm, tar- su diferenciación, extraída de Petracci
so: 56-64 mm y culmen: 25-28 mm. El (2014).

158 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

Tabla 1. Diferencias morfológicas entre el cauquén colorado y el cauquén común hembra.

Rasgo Cauquén colorado Cauquén común hembra

Frente Plana, no forma ángulo con el pico Elevada, forma ángulo con el pico
Ojo Con anillo periocular blanco Sin este anillo blanco
Abdomen y costados Barrado fino Barrado grueso
Muslos y vientre Color castaño-rojizos Barrados de blanco y negro
Límite muslo y pata Con banda blanca Sin esta banda
Color de las patas Naranjas Amarillas
Dimorfismo sexual Sexos de aspecto similar Macho y hembra muy distintos

HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN de tamaño algo menor, coloración más


oscura, vocalizaciones distintas, carente
El cauquén colorado presenta dos po- de comportamiento migratorio y someti-
blaciones biogeográficas genéticamente da a un aislamiento genético de 200.000
distintas, las cuales se distribuyen en zo- años, sería otra subespecie (Chebez et al.,
nas geográficas disyuntas. La primera de 2008) o especie diferente (Bulgarella et
ellas conocida como “malvinera-insular” al., 2014; Kopuchian et al., 2016). En este
se localiza en el archipiélago de las Islas sentido, estos últimos autores hallaron
Malvinas y presenta hábitos sedentarios. que las diferencias genéticas entre am-
La segunda población conocida como bas poblaciones son tan marcadas como
“continental-fueguina” se distribuye en las existentes con su congénere el cau-
el sector continental de Chile y la Argen- quén de cabeza gris. El análisis del ADN
tina (en las provincias de Tierra del Fue- también indica que no existe intercruza-
go, Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Bue- miento entre ambas poblaciones pese a
nos Aires y, ocasionalmente en La Pampa la relativamente corta distancia existente
y Neuquén) y es de hábitos migratorios entre las Islas Malvinas y la zona de cría
(Rumboll y Canevari, 1991; Canevari, continental.
1996; Blanco et al., 2001, 2003a, 2003b, La población “continental-fueguina”
2006; Petracci et al., 2008; Ibáñez y Pe- transcurre su ciclo anual entre hábitats
tracci, 2014; Kopuchian et al., 2016). La distintos que incluyen los sitios de cría,
información disponible sobre los hábitats los puntos de parada/descanso a lo lar-
utilizados por ambas poblaciones es he- go del corredor migratorio y su espacio
terogénea, existiendo más datos para la aéreo y los de invernada. En general se
“malvinera-insular”. Según Woods (2017) considera que, en su zona reproductiva,
en las Islas Malvinas la especie prefiere es una especie típica de estepas grami-
zonas con pasto corto cercanas a la costa, nosas que cubren el distrito magallánico
lagos y lagunas, raramente en las monta- de la provincia fitogeográfica Patagónica
ñas o zonas con pastos más altos. Para al- en el sur de la provincia de Santa Cruz y
gunos autores los individuos de la pobla- proximidades del Estrecho de Magalla-
ción del archipiélago de las Islas Malvinas, nes y el norte de la Isla Grande de Tie-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 159
C A U Q U É N C O L O R A D O

y mar abierto, en especial


DISTRIBUCIÓN
durante sus desplazamien-
tos anuales como parte de
sus paradas en la ruta mi-
gratoria o individuos “vaga-
bundos” aislados.
Debido a la falta de re-
gistros y observaciones de
campo históricas, de cuan-
do la especie era más abun-
dante en el continente, no es
claro que tan especializado
está el cauquén colorado en
los pastizales de la estepa
magallánica húmeda duran-
te su reproducción. En la ac-
tualidad se sabe que la espe-
cie cría en pastizales abier-
tos o vegas esteparias en el
extremo sur de la Patagonia
argentina y chilena en forma
muy restringida, principal-
mente en el norte de la Isla
Grande de Tierra del Fuego
y en la XII Región de Maga-
llanes, en la zona costera
del Estrecho de Magallanes
rra del Fuego (Benegas, 1997; Chebez et desde San Juan hasta Pali Aike al sur de
al., 2008; Petracci et al., 2013b, 2014b, Chile continental, donde actualmente
2015a). En la Argentina continental, se concentra la mayor parte de las pa-
nidifica en pastizales magallánicos cer- rejas reproductoras (Matus et al., 2000;
canos a cuerpos de agua. En su zona Blanco et al., 2003a, 2003b; Madsen et
de invernada utiliza zonas marginales al., 2003; Matus y Blank, 2003; Blanco
de la pradera pampeana en el sur de la et al., 2006; Matus y Blank, 2006, 2009;
provincia de Buenos Aires y particular- Petracci et al., 2013b, 2014b, 2015a). Sin
mente agroecosistemas en los partidos embargo, también lo hace en zonas eco-
de San Cayetano, Tres Arroyos y Coro- tonales entre los pastizales y el Bosque
nel Dorrego (Martin et al., 1986; Petracci Subantártico. Los últimos registros con-
et al., 2008, 2010, 2012, 2013a, 2014a, firmados donde se da a conocer infor-
2019). En la Argentina ocasionalmente mación inédita sobre su nidificación en
se lo puede observar en costas marinas el sur de la provincia de Santa Cruz pro-

160 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

vienen de Imberti et al. (2007) y Cadier- RASGOS ETOECOLÓGICOS


no y Amorós (1999). El sector sur de esta
última provincia, principalmente el sur El cauquén colorado posee un aspec-
del departamento Güer Aike y el norte to general “elegante” y comportamiento
de la Isla Grande de Tierra del Fuego, en confiado, y durante el último siglo se ha
particular el departamento Río Grande, visto profundamente modificado su há-
son actualmente las principales zonas bitat. Está presente en su área de cría
de concentración de individuos adultos desde agosto a mayo, la que incluye el
en el área de cría (Petracci et al., 2013b, norte de la isla de Tierra del Fuego, sur
2014b, 2015a). de la provincia de Santa Cruz y la penín-
Como se mencionó previamente, una sula de Brunswick, en la Región de Ma-
vez finalizada la temporada reproduc- gallanes, Chile. Esta zona coincide con la
tiva la especie realiza una migración Estepa Magallánica Húmeda, donde las
hacia el norte volando unos 2.000 km principales actividades económicas son
para transcurrir el invierno en el sur de la cría extensiva de ovejas, la actividad
la provincia de Buenos Aires, principal- petrolera y la gasífera. A mediados de
mente en agroecosistemas al sur de di- mayo, los cauquenes colorados migran
cha provincia (Chebez, 1994; Blanco et hacia el norte para arribar a su área de
al., 2003a; Chebez et al., 2008; Petracci invernada, formada por una acotada su-
et al., 2008, 2009, 2010, 2012, 2013a, perficie de 130 km2 de agroecosistemas
2014a, 2019). Aquí, gran parte de la po- en los partidos de Tres Arroyos, Coronel
blación se concentra en un área muy re- Dorrego y San Cayetano en la provincia
ducida de aproximadamente 130 km2. de Buenos Aires.
El arroyo Cristiano Muerto, en el partido Es poco el conocimiento sobre esta
de San Cayetano, y los establecimientos especie en lo que respecta a su nidifi-
rurales ubicados en su área próxima de cación, en particular sobre la población
influencia, son los sitios de mayor valor “continental-fueguina”, la cual es depen-
para su conservación durante la inver- diente de lagunas permanentes para su
nada donde las aves, han mostrado un reproducción. Cría en pastizales abiertos
alto grado de filopatría (Blanco et al., o vegas esteparias en el extremo sur de la
2003b; Blanco y De la Balze, 2006; Blan- Patagonia argentina y chilena en forma
co et al., 2008; Petracci et al., 2008). Esto muy restringida, principalmente en el
le valió a la región la creación del Área norte de la Isla Grande de Tierra del Fue-
de Importancia para la Conservación de go y en la XII Región de Magallanes, en
Aves (AICA) BA20 (Blanco, 2007). el sector de Punta Arenas al sur de Chile
La especie fue mencionada como oca- continental (Benegas, 1997; Blanco et al.,
sional en las provincias de La Pampa 2001; Madsen et al., 2003; Matus y Blank,
(Orrego Aravena, 1970; Bruno et al., 2012) 2009; Matus e Imberti, 2009; Petracci et
y Neuquén, en esta última en reiteradas al., 2013b, 2014b; Flotron y Acardi, 2015;
oportunidades (Vuilleumier, 1994; Che- Petracci et al., 2015a; Matus, 2019).
bez et al., 2008). Una vez que los cauquenes arriban de

F U N DAC I Ó N A Z A R A 161
C A U Q U É N C O L O R A D O

Nido de cauquén colorado donde se puede apreciar la forma y coloración de los huevos y el
plumón que se extrae la hembra para cubrir la superficie del mismo y darle así aislamiento
térmico. Punta Arenas, Chile. Foto: Ricardo Matus.

su migración se alimentan para ganar de incubación tiene una duración de 29 a


peso y enfrentar el desgaste energético 30 días aproximadamente (Rossi, 1959;
que representa para la hembra el comien- Matus, 2012). Se han hallado nidos y pa-
zo del ciclo reproductivo con la puesta rejas con pichones en los meses de no-
de huevos (Matus, 2012). A principios viembre, diciembre y enero, lo cual de-
de octubre alcanzan el peso óptimo y las muestra cierta asincronía en los eventos
hembras comienzan con la postura que, reproductivos de la especie. Esto se ha
dependiendo del tamaño de la nidada, observado también en sus dos congéne-
puede llevarles entre 11 y 15 días (Todd, res (Petracci et al., 2013b). Los pichones
1997; Matus, 2012). En forma paralela, y son precociales o nidífugos y abandonan
durante ese mes, el comportamiento de rápidamente el nido luego de su eclosión
los machos se torna más activo, ruidoso (Matus, 2012). Pueden alimentarse por sí
y territorial. Los nidos construidos en el solos de invertebrados y vegetación tier-
pastizal son tapizados con plumón y al- na bajo la supervisión de ambos proge-
gunas plumas cobertoras. Pueden poner nitores. Aquellos pichones provenientes
entre cinco y ocho huevos (para algunos de huevos puestos en el mes de octubre,
autores de cuatro a 11, cinco lo más habi- para los meses de enero-febrero ya esta-
tual) de color cremoso los cuales miden rán listos para volar. Según Matus (2012)
62 x 51 mm y pesan unos 90 g. El período una vez finalizado el evento reproduc-

162 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

Macho de cauquén colorado con


vó una pareja copulando en una pequeña
sus pichones jóvenes de menos
de 15 días en la Estancia Cóndor, laguna de agua dulce en la Reserva Na-
diciembre de 2017. Foto: Maite Amorós. tural Provincial Cabo Vírgenes, provincia
de Santa Cruz (P. Petracci y M. Carrizo,
tivo, las crías de la temporada previa obs. pers.). Relevamientos realizados en
transcurren el invierno junto a sus pro- meses posteriores en este mismo sitio no
genitores. evidenciaron la presencia de nidos y/o
Para Petracci et al. (2015a, 2019) los pichones. El último registro confirmado
únicos dos eventos reproductivos confir- de reproducción en esta reserva fue una
mados hasta el 2020 en la Argentina se pareja con cinco pichones fotografiada el
restringen a dos localidades puntuales 4 de diciembre de 2002 (Imberti, 2003).
en las provincias de Santa Cruz (Estan- En la denominada Sección Baños de la
cia Cóndor, sitio AICA SC15) y Tierra del Estancia Cullen, en el norte de la isla de
Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur Tierra del Fuego, se han registrado nu-
(Estancia María Behety). En el mes de no- merosas parejas que no han logrado re-
viembre del año 2017, además, se obser- producirse probablemente debido a las

F U N DAC I Ó N A Z A R A 163
C A U Q U É N C O L O R A D O

Bandada mixta de cauquenes colorados y cabeza gris volando en característica formación de


V durante la migración, San Cayetano, agosto de 2014. Foto: Pablo Petracci.

condiciones ecológicas empobrecidas una trayectoria cuasi lineal entre sus zo-
(Petracci et al., 2013b, 2014b). nas de cría e invernada siguiendo la cos-
La información sobre la migración ta atlántica, manteniendo una ruta más
de la especie fue durante mucho tiem- hacia el continente durante la migración
po fragmentaria (Rumboll y Canevari, hacia el sur. Las distancias recorridas
1991), no obstante, mediante la recopi- tanto en la migración de otoño como la
lación de datos parciales de observación de primavera fueron similares (otoño:
de individuos, se suponía que la especie 2.353±832 km, primavera: 2.395±415
presentaba un patrón de migración que km). En relación a la duración en días de
involucraba rutas cercanas a la costa la migración, hacia el norte en otoño les
atlántica. En años recientes se han lle- demanda más del doble de días (39±19)
vado a cabo estudios tendientes a mejorar que la de primavera (14±5) deteniéndose
el conocimiento de la migración de dos de en paradas intermedias 32 días (±18) en
las tres especies de cauquenes migrato- otoño y 7 días (±3) en primavera.
rios en la Argentina y Chile (Pedrana et Durante sus migraciones utiliza va-
al., 2015, 2018, 2020). En los años 2015 rios sectores costeros de las provincias
y 2016, se colocaron transmisores sa- de Buenos Aires (partidos de Villarino
telitales en seis ejemplares de cauquén y Patagones), Río Negro (departamento
colorado. Como era de esperarse en base Adolfo Alsina), Chubut (departamentos
a los registros históricos y ubicación de Biedma, Rawson, Florentino Ameghino
sus áreas de cría e invernada, durante y Escalante) y Santa Cruz (departamen-
sus vuelos migratorios las aves siguieron tos Deseado, Magallanes, Corpen Aike y

164 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

Güer Aike). En algunos sectores es capaz de su delicada situación actual (Petracci


de adentrarse en el mar y atravesar gran- et al., 2008; Mac-Lean, 2012; Petracci et
des extensiones de mar abierto como la al., 2016).
Bahía Grande y el Golfo San Jorge en las Declaradas plagas de la agricultura en
provincias de Santa Cruz y Chubut, res- 1931 (Decreto Nacional N° 1.301), bajo
pectivamente. Chebez et al. (2008) men- las presiones de las sociedades rurales,
ciona la posible existencia de una ruta las tres especies de cauquenes migrato-
“precordillerana” para esta especie que rios fueron perseguidas intensamente
finalizaría en el sur de la provincia de en la Argentina donde se implementaron
Mendoza en el departamento de Malar- planes de control para erradicar sus po-
güe, aspecto que deberá ser confirmado. blaciones (Blanco y De la Balze, 2006; Pe-
Para algunos autores como Kovacs et al. tracci et al., 2008; Petracci, 2011; Ibáñez
(2005), la especie se asociaría al cauquén y Petracci, 2014; Petracci et al., 2016).
común durante la migración. En algunos Basta con leer crónicas de la época para
puntos de la provincia de Buenos Aires, entender la percepción en aquel tiem-
se observó a la especie durante el otoño po. En 1939, el doctor Jorge Dennler, en
en paso migratorio en compañía del cau- la Sociedad Rural de Comodoro Rivada-
quén de cabeza gris. via, decía que las “avutardas” no pueden
incluirse en la conservación de la fauna
por los grandes perjuicios que ocasionan
ESTADO DE CONSERVACIÓN a la ganadería y la agricultura, y promo-
vió desde el estado su destrucción (Den-
Fue Richard Crawshay uno de los pri- nler, 1939). Según Blanco et al. (2001)
meros cronistas viajero en referirse al una de las posibles causas que explican
cauquén colorado remarcando su au- la declinación poblacional del cauquén
sencia en expediciones previas como las colorado, fue la destrucción de nidadas
de Darwin, Cunningham o la expedición promovida por el Servicio de Sanidad
francesa al Cabo de Hornos (Crawshay, Vegetal, de la Secretaría de Agricultura y
1907). Sin embargo, menciona que lle- Ganadería de la Argentina. A los pobla-
gan a incontables miles en la primave- dores rurales patagónicos, por ejemplo,
ra en la isla de Tierra del Fuego, siendo se les pagaba por recolectar sus huevos
tanto o más abundante que el cauquén hasta llenar tambores de 200 litros (se
común (Petracci y Amorós, 2016). Regis- estiman unos 1.500 huevos-300 nidos)
tra, además, que el pastoreo de las ovejas que eran quemados con gasoil (C. Amo-
favorecía la presencia de estas aves. Con rós, obs. pers.). En Tierra del Fuego, se
esta observación se inicia, para el ser destruyeron 63.000 huevos en una tem-
humano moderno, una relación entre porada y unos 180.000 entre los años
cauquenes y productores agropecuarios 1972-74 (Pergolani de Costa, 1955; Mar-
que lleva más de 100 años, con enfrenta- tin, 1984; Canevari, 1996).
mientos, demonizaciones, mitos e into- Estas medidas no tuvieron el efecto es-
lerancia y un postergado reconocimiento perado y se complementaron con accio-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 165
C A U Q U É N C O L O R A D O

nes en la zona de invernada donde, con Paradójicamente, estas medidas no se


la misma inclemencia, se los persiguió adoptaron con el respaldo de estudios
por hacerlos responsables de ocasionar científicos que demostrasen científica-
daños en pasturas y cultivos de cerea- mente estos daños y los pocos que se rea-
les. Por ejemplo, el Municipio de Villa- lizaron -incluso los más recientes- no ha-
rino (Buenos Aires), pagaba las cabezas llaron solapamiento trófico con las ovejas
de cauquén entregadas en frascos con en las zonas de cría o un efecto perjudicial
alcohol (P. Petracci, obs. pers.). No obs- en los cultivos de cereales en las de inver-
tante, las medidas difundidas desde el nada (Tracanna y Ferreira, 1984; Arriaga
gobierno, como el arreo con aviones y et al., 2004; Petracci et al., 2011, 2016; Go-
la caza plaguicida sin límite de piezas, rosábel et al., 2019). En las Islas Malvinas,
habrían tenido un alto impacto, esta úl- las investigaciones realizadas concluyen
tima con efectos significativos a largo que esta especie, junto al cauquén común,
plazo. Ambas prácticas siguen vigentes solo consumen el 2% de la producción
en la provincia de Buenos Aires en forma herbácea de una granja típica del archi-
clandestina (Blanco y De la Blaze, 2006; piélago, mientras que el ganado vacuno
Petracci et al., 2014a, 2015b, 2019). y ovino lo hacen en un 20% sin haberse

Por mucho tiempo y hasta años recientes, imágenes como esta, inundaban los sitios web que
promocionaban la caza plaguicida-deportiva de cauquenes en la Argentina. Fuente: fotografía
tomada de un sitio web, 2004.

166 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

detectado conflicto para esta actividad 1993; Vuilleumier, 1994), no obstante, en


(Summers y Griene, 1982). la zona austral aún se permite la caza del
Existen evidencias de que, en las últi- cauquén común (caiquén) y el de cabeza
mas décadas, las poblaciones de las tres gris (canquén común) (Servicio Agrícola
especies han evidenciado disminuciones Ganadero, 2015), resultando en eventos
de distinta magnitud en coincidencia con de caza incidental.
el inicio de los planes de control y la in- El estatus de la población insular es es-
troducción de carnívoros en la isla de table con una estimación de entre 42.000
Tierra del Fuego (Rumboll, 1975, 1979; y 81.000 individuos (Woods, 2017). Sin
Martin et al., 1986; Vuilleumier, 1994; embargo, la situación de la “continental-
Canevari, 1996; Blanco et al., 2001, 2003, fueguina” es más crítica y fue estimada
2006; Petracci et al., 2008, 2009, 2010, en 744 y 1.000 individuos (Blanco et al.,
2012, 2013; Ibáñez y Petracci, 2014; Pe- 2003a, 2003b; Petracci et al., 2008; Blan-
tracci et al., 2014a, 2014b, 2015a, 2015b, co et al., 2009; Petracci et al., 2009, 2010,
2019). El cauquén colorado actualmente 2012, 2013a, 2013b, 2014a, 2014b,
fue retirado de la lista de especies plaga 2015a, 2015b; Petracci y Carrizo, 2017;
al confirmarse su rápida declinación. Petracci et al., 2019; Wetlands Interna-
Asimismo, fue declarada como “priori- tional, 2019).
taria para acciones concertadas” por la Esta última población es la que eviden-
Convención sobre la Conservación de ció la disminución más significativa en
las Especies Migratorias de Animales número de individuos, pese a que, según
Silvestres (CMS) o Convención de Bonn relatos de época de comienzos de siglo
e incluido en su Apéndice I por su de- era una de las más abundantes (Craws-
clinación poblacional y su condición de hay, 1907; Petracci y Amorós, 2016). Por
especie migratoria transfronteriza, as- ejemplo, Grant (1911) hace observacio-
pecto que motivó la colaboración para nes de “varios cientos” de ejemplares
el trabajo conjunto entre la Argentina y en la zona de Ajó, provincia de Buenos
Chile (Rumboll, 1975, 1979; Blanco et al., Aires, para el año 1909, incluso men-
2001; Petracci et al., 2008; Di Pangracio cionando que arribaban por miles junto
et al., 2011). En la Argentina, el cauquén al cauquén de cabeza gris. Por su parte
colorado está categorizado como “En Pe- Blaauw (1916), en 1911, observa “gran-
ligro Crítico” y los cauquenes común y des bandadas” en la Isla Grande de Tie-
cabeza gris como “Amenazados” por el rra del Fuego. Olrog (1948) también re-
Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sus- porta “grandes bandadas de centenares
tentable de la Nación -MAyDS- y Aves Ar- de aves” cerca de la Estancia Viamonte y
gentinas -AA- (Resolución N° 795/2017 Puerto Río Grande, en Tierra del Fuego.
MAyDS; MAyDS y AA, 2017) y su caza Ripley (1950) menciona que el cauquén
prohibida en todo el país (Petracci et al., colorado “es el segundo más común de
2008; Ibáñez y Petracci, 2014). En Chi- los cauquenes en la zona de Río Grande”.
le, el cauquén colorado (canquén) está En concordancia con Scott (1954) esta
categorizado como “En Peligro” (Glade, especie era considerada “la más común

F U N DAC I Ó N A Z A R A 167
C A U Q U É N C O L O R A D O

de los gansos en los alrededores de la dividuos constituyendo el 50% del total


pampa abierta [estepa] del sector norte de cauquenes presentes en dicho sec-
de la isla [de Tierra del Fuego]”. Johnson tor (Rumboll, 1975). No obstante, exis-
(1965), también menciona que sus núme- te cierta coincidencia en que a partir de
ros “llegan a alcanzar miles” en Tierra del este momento la población “continental-
Fuego. fueguina” comenzó a declinar en sus va-
Delacour (1954) fue uno de los primeros lores (Rumboll, 1975, 1979; Vuilleumier,
autores en alertar sobre el futuro incier- 1994; Canevari, 1996).
to del cauquén colorado. Se suman Jehl Más recientemente, Petracci y Carrizo
y Rumboll (1976) quienes detectan que (2017) en junio de 2016 registraron en el
la especie se había transformado en una partido de San Cayetano (sur de la pro-
rareza en Tierra del Fuego proponiendo vincia de Buenos Aires), una bandada
como unas de las causas probables las formada por tres grupos de cauquenes
medidas de control poblacional tomadas colorados los cuales totalizaron 1.057 in-
contra el cauquén común por parte del dividuos. Este hallazgo pasó a ser el ma-
estado. Weller (1975) observa muy pocos yor registro de individuos cuantificados
individuos y ninguna evidencia de su re- de forma directa hasta el año 2020, arro-
producción. Posteriormente se sucedie- jando una serie de interesantes interro-
ron numerosos relevamientos y propues- gantes sobre el tamaño actual de su po-
tas de estimaciones poblacionales que se blación como así también, la efectividad
pueden observar en la Tabla 2. de las acciones de conservación tomadas
Vuilleumier (1994) indica que, tomando en los últimos años.
los conteos y observaciones de distintos Al presente, se han propuesto varias
autores, en la Isla Grande de Tierra del causas que habrían ocasionado la reduc-
Fuego, el cauquén colorado habría sido ción de la población “continental-fuegui-
relativamente poco común, incrementan- na” del cauquén colorado, y no es muy
do sus números para principios de siglo claro cuál de todas sería la de mayor mag-
y haciéndose más abundante hasta los nitud. Seguramente una combinación de
años 1940-1950, y luego habría disminui- algunas de ellas sea la explicación más
do dramáticamente después de esos años probable donde, además, la cronología
siendo en la actualidad muy raro. Según temporal de los impactos tenga también
Gibbons et al. (1998) a partir de fines de su grado de influencia. Según la compi-
los años 50 se observó una tendencia de- lación de propuestas de los distintos au-
creciente en la población de cauquenes tores (Vuilleumier, 1994; Canevari, 1996;
colorados, los que en 1961 se reducen en Blanco et al., 2006; Petracci et al., 2008;
un 10% sobre el total de cauquenes cen- Blanco et al., 2009; Petracci, 2011; Ibá-
sados, llegando a constituir solo el 0,1% ñez y Petracci, 2014; Petracci y Amorós,
en 1973 (Humphrey et al., 1971; Cane- 2016; Petracci y Carrizo, 2017; Petracci
vari, 1996). Para otros autores la especie et al., 2019; Punta, 2019) se mencionan
era común a finales de la década del 50 y las de mayor aceptación entre los espe-
su abundancia estimada en miles de in- cialistas:

168 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

● Un incremento en la depredación de como especies plaga hasta años re-


huevos y pichones por el zorro gris cientes (Weller, 1975; Rumboll, 1979;
(Lycalopex gymnocercus) en las zonas de Martin et al., 1986; De la Balze y Blan-
cría (Rumboll, 1975; Canevari, 1996; co, 2002; Blanco et al., 2003; Petracci
Madsen et al., 2003; Blanco et al., et al., 2008). El cauquén colorado es
2006). El zorro gris fue introducido en muy similar a la hembra del cauquén
el año 1951 en la Isla Grande Tierra común y difícil de distinguir a campo.
del Fuego para controlar las pobla- Los cauquenes aumentan su grega-
ciones del conejo de castilla (Orycto- rismo al momento de migrar el cual
lagus cuniculus) (Jaksic y Yáñez, 1983; se acentúa en las zonas de inverna-
Massoia y Chebez, 1993). Atalah et al. da donde, además, forman bandadas
(1980), quien estudió la dieta de estos mixtas multiespecíficas con los otros
zorros en Tierra del Fuego, encontró dos cauquenes. En Buenos Aires, don-
que los cauquenes efectivamente for- de en la actualidad se sigue cazando en
maban parte de su dieta. Posiblemen- la clandestinidad bajo una modalidad
te, otros depredadores nativos como la que se practica durante las primeras
gaviota cocinera (Larus dominicanus), horas del amanecer, es aún más com-
que han expandido ampliamente su plejo poder diferenciar el cauquén
área geográfica de la mano del ser hu- colorado de la hembra del cauquén
mano, estén sumando en este sentido, común (Rumboll, 1975; Martin et al.,
ya que se la ha observado depredando 1986; Blanco et al., 2001; De la Balze
huevos de cauquenes comunes en la y Blanco, 2002; Blanco et al., 2003;
misma área de cría de los cauquenes Blanco y De la Balze, 2006). Algunas
colorados (Cossa et al., 2018; P. Petrac- provincias como Río Negro y Chubut,
ci y M. Carrizo, obs. pers.). a modo de medida precautoria, y en
● Destrucciones masivas de huevos y función de disminuir la probabilidad
hembras en incubación realizadas de abatir ejemplares de cauquén co-
durante las campañas del estado en- lorado solían autorizar, hasta años re-
tre 1940-1970 (Pergolani de Costa, cientes, la caza de machos “blancos”
1955; Martin, 1984; Canevari, 1996; del cauquén común. No obstante, por
Petracci et al., 2008), de las cuales no lo mencionado previamente, esta me-
habrían podido recuperarse. Ya se dida no fue adecuada, sumado a que
mencionó que llegaron a destruirse las proporciones de sexos son aproxi-
hasta 180.000 huevos de “cauquenes” madamente 1:1 (Petracci et al., 2008 e
entre 1972 y 1974 y se cree que mu- informes posteriores).
chos de estos corresponderían al cau- ● La desaparición de pastos altos en las
quén colorado. zonas bajas utilizadas para criar debi-
● La caza de control o plaguicida en las do al sobrepastoreo por ovejas (Fjeld-
áreas de invernada que cada tem- så, 1988). Estudios recientes lleva-
porada eliminó miles de ejemplares dos a cabo en Neuquén evidenciaron
de cauquenes desde su declaración una pérdida del 80% de los nidos del

F U N DAC I Ó N A Z A R A 169
C A U Q U É N C O L O R A D O

A B

C A. Zorro gris (Lycalopex gymnocercus) recorriendo una vega en la Sección Baños, en la zona
de cría; Estancia Cullen, Tierra del Fuego, enero de 2013 y B. Gaviota cocinera (Larus domini-
canus) depredando un nido de cauquén común en el sur de Santa Cruz. Fotografía tomada con
una cámara trampa en noviembre de 2017. Fotos: Pablo Petracci.

cauquén común, aspecto que estu- gues territoriales (P. Petracci, obs.
vo relacionado a la depredación por pers.).
parte del zorro colorado (Lycalopex ● Un bajo número de eventos reproduc-
culpaeus), situación que se vio favore- tivos, incluso en hábitats favorables,
cida por el sobrepastoreo de ovinos, probablemente debido a un reducido
bovinos y equinos (Vidal et al., 2006). stock de parejas y baja probabilidad
Es probable que una situación simi- de encuentro entre ejemplares de se-
lar esté ocurriendo con el cauquén xos opuestos (Matus y Blank, 2008)
colorado en Tierra del Fuego. Petrac- sumado a un efecto Allee (se produ-
ci et al. (2014b, 2015a) proponen un ce cuando, cruzado cierto umbral, el
escenario con algunas connotacio- tamaño poblacional es tan pequeño
nes similares a estas observaciones que la tasa de supervivencia y/o la
en una de las zonas de cría históricas tasa reproductiva desciende debido
con presencia actual de parejas en la a que los individuos no se reprodu-
Estancia Cullen, en el norte de la isla cen ya que no se encuentran con más
de Tierra del Fuego. individuos de la misma población)
● La competencia por recursos de ali- (Petracci et al., 2014b, 2015a).
mento y hábitats de nidificación con ● La caza plaguicida-deportiva en las
el cauquén común de mayor tamaño zonas de invernada y en particular
y comportamiento dominante (Vui- en los puntos de parada migratoria
lleumier, 1994). En las Islas Malvinas cercanos a sus zonas de cría, como
los machos de cauquenes comunes así también, el envenenamiento con
pueden matar a individuos de cau- agroquímicos (Canevari, 1996; Blan-
quén colorado durante sus desplie- co et al., 2002; Madsen et al., 2003;

170 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

Blanco y De la Balze, 2006; Petracci parcialmente con sus rutas de migra-


et al., 2008). ción y zonas de invernada (Petracci y
● La introducción del visón americano Carrizo, 2019). Se desconoce hasta el
(Mustela vison) en la Isla Grande de momento cuál será el efecto de estos
Tierra del Fuego podría representar en lo que respecta a colisión y efectos
una nueva amenaza para la recupe- de desplazamiento y barrera.
ración del cauquén colorado (Rozzi y
Sherriffs, 2003; Ibarra et al., 2009; Pe- En relación a los valores numéricos po-
ris et al., 2009; Schüttler et al., 2009; blacionales, estos han tenido una gran
Petracci et al., 2013b, 2014b, 2015a). relevancia para establecer el tamaño
La especie ya había sido mencionada aproximado de la población “continen-
para la estepa magallánica de la isla tal-fueguina” y su evolución a lo largo del
por Benegas (1997) en el año 1994 y tiempo. Los conteos y estimaciones fue-
fue registrada en la Sección Baños de ron hechos por distintos autores tanto
la Estancia Cullen, una de las pocas en las zonas de invernada, donde se con-
zonas donde aún se observan pare- centran individuos provenientes de la
jas en temporada reproductiva (Pe- Argentina y Chile, y en las de reproduc-
tracci et al., 2013b). Para Chebez et al. ción y se han obtenido valores disímiles
(2008) la introducción del peludo co- pero que se mantuvieron por debajo de
mún (Chaetophractus villosus) en Isla los 1.200 individuos. Según los conteos
Grande también podría haber tenido llevados a cabo por Vuilleumier (1994)
un efecto negativo para los cauque- en las zonas de cría durante 1985-1988
nes colorados. Esta especie puede se estimó una población menor a los
depredar sobre huevos de cauque- 1.000 individuos. Relevamientos pobla-
nes comunes (P. Petracci y M. Carri- cionales realizados en las zonas de cría
zo, obs. pers.), aspecto que no debería e invernada durante 1996-1997 arroja-
ser descartado a futuro. ron valores de entre 300-400 individuos,
● La alteración de las condiciones natu- habiéndose observado unos pocos regis-
rales de los hábitats de cría debido a la tros de nidificación (Gibbons et al., 1998).
actividad petrolera y gasífera, apertu- Durante los años 1999-2000, Madsen et
ra de caminos y canteras para extrac- al. (2003) nuevamente relevaron inten-
ción de áridos (Petracci et al., 2013b, sivamente la zona de cría en Tierra del
2014b). Fuego con el objetivo de actualizar su es-
● Los parques eólicos han sido mencio- tatus poblacional, hallándose unos 768 y
nados como un problema potencial el 793 individuos, respectivamente. En el
cual se sumaría al ya complejo escena- mismo año, Blanco et al. (2003a, 2003b)
rio de conservación de la especie (Pal- relevaron la zona de invernada en Bue-
mer et al., 2017). Los parques eólicos nos Aires, confirmando el bajo número
actuales y los proyectos en curso en la poblacional el cual no habría sido supe-
provincia de Buenos Aires, al igual que rior a los 300 individuos. Madsen et al.
en la región patagónica, se solaparían (2003) estimaron una población efectiva

F U N DAC I Ó N A Z A R A 171
C A U Q U É N C O L O R A D O

de aproximadamente 900 individuos y acotado de 13.000 ha en los partidos de


establecieron la distribución geográfica Tres Arroyos y San Cayetano, en el sur de
en el área de invernada a un sector muy la provincia de Buenos Aires, con el 80%

Tabla 2 . Números máximos de individuos adultos de cauquén colorado presentes en la Argen-


tina (A) y Chile (Ch) obtenidos en base a conteos directos y estimaciones poblacionales (*) en
las áreas de cría y/o invernada (extraído y modificado de Petracci y Carrizo, 2017).

Número de individuos Área Fuente

75 Cría Ch
Scott (1954)
15 Invernada Weller (1968)
30 Cría A Rumboll (1975)
11 Cría A Weller (1975)
136, 252 Invernada Rumboll (1979)
12-44 Invernada Martin et al. (1986)
110 Invernada Knell y Zalaya (1993)
75-375* Cría A-Ch Vuilleumier (1994)
300 Invernada y Cría Canevari (1996)
45 Cría A Benegas (1997)
202, 109, 265 Invernada y Cría A-Ch Gibbons et al. (1998)
603, 736 Cría Ch Matus et al. (2000)
284 Invernada Blanco et al. (2003a)
1.178* Ambas Blanco et al. (2003b)
394 Cría Ch
Matus y Blank (2003)
634, 779-900* Cría Ch Madsen et al. (2003)
269 Cría Ch Matus y Blank (2006)
70-100* Cría A Imberti et al. (2007)
65 Invernada Petracci et al. (2008)
97 Cría A-Ch
Baigún y Forcelli (2008)
254 Cría Ch Matus y Blank (2009)
46 Invernada Petracci et al. (2009)
156 Invernada Petracci et al. (2010)
138 Invernada Petracci et al. (2011)
11 Invernada Petracci et al. (2013a)
37 Cría A Petracci et al. (2013b)
60, 133 Invernada Pedrana et al. (2014)
53 Invernada Petracci et al. (2014a)
41 Cría A
Petracci et al. (2014b)
62 Invernada Petracci et al. (2015a)
P. Petracci, obs. pers. (10/08/2014 en
386 Invernada
Petracci et al. 2015a)
49 Cría A Petracci et al. (2015b)
56 Cría A Cossa et al. (2017)
36 CríaA P. Petracci et al. datos inéditos (2016b)
1.057 Invernada 2016 Petracci y Carrizo (2017)
630 Invernada 2017 Petracci et al. (2019)
71 Invernada 2018 Petracci et al. (2019)
190 Invernada 2019 P. Petracci, obs. pers.

172 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

de las observaciones concentradas en la en una región geográfica determinada.


zona de influencia del arroyo Cristiano No se incluyeron en estos valores los pi-
Muerto (Blanco et al., 2003, 2006, 2008). chones o volantones observados en las
Estos aspectos ya habían sido mencio- distintas campañas. Los conteos direc-
nados por Rumboll (1979), Martin et al. tos de individuos siempre estuvieron por
(1986), Knell y Zelaya (1993) y Gibbons debajo de valores de tres cifras y aque-
et al. (1998). llos valores que se aproximan o superan
En la temporada reproductiva de 2006- este valor, son estimaciones hechas en
2007 se detectó una marcada reducción base a extrapolaciones.
en el número de individuos en compa-
ración con la temporada reproductiva
1999-2000, con una disminución del ACCIONES DE CONSERVACIÓN
número de adultos (40,6%), parejas re-
productivas (75%) y pichones (91%), Desde finales de la década del 90 la
sin haberse hallado prácticamente evi- ex Secretaría de Ambiente y Desarro-
dencias reproductivas en la Isla Grande llo Sustentable (SAyDS) de la Nación en
de Tierra del Fuego (Blanco et al., 2009; conjunto con la Fundación Humedales/
Matus y Blank, 2009). Las estimaciones Wetlands International y el Grupo de Es-
más aceptadas indican que la pobla- tudio en Conservación y Manejo Gekko
ción oscilaría entre los 900-1.178 indi- de la Universidad Nacional del Sur en la
viduos (Blanco et al., 2006, 2009). En el ciudad de Bahía Blanca, llevaron adelan-
año 2007, se presentó información so- te una serie de acciones de conservación
bre censos parciales y observaciones de que fueron el puntapié inicial de un lar-
eventos reproductivos inéditos ubicados go camino de trabajo que llega hasta el
en distintas localidades del sur de la pro- presente. Dichas acciones en un comien-
vincia de Santa Cruz, aumentando en zo estuvieron focalizadas en el cauquén
un 10% el total de individuos conocidos colorado, pero con el correr de los años
para ese sector (Imberti et al., 2007). fue sufriendo modificaciones llegando
Con posterioridad se continuaron los al punto de entender que estas acciones
esfuerzos por monitorear la población de gestión tenían que ser ejecutadas en
de cauquén colorado tanto en la zona de forma conjunta para las tres especies de
cría como de invernada. En la Tabla 2, cauquenes migratorios ya que, tanto en
se presenta una sinopsis de los conteos las áreas de nidificación como de inver-
máximos de individuos adultos y esti- nada, comparten amenazas similares.
maciones poblacionales del cauquén co- Como hito que marcó el inicio de este
lorado llevados a cabo hasta el año 2019 proceso se destaca la inclusión de la es-
en las zonas de cría e invernada de la Ar- pecie en los Apéndices I y II de la CMS,
gentina y Chile. En la mayoría de los ca- justificado por el hecho de tratarse de
sos se observa que los conteos totales de una especie migratoria transnacional.
individuos provienen de la sumatoria de Este trabajo pionero trajo aparejado la
distintas bandadas o individuos hallados firma del memorándum de entendi-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 173
C A U Q U É N C O L O R A D O

miento entre la República de Chile y la por parte del personal del Museo de
República de Argentina en el año 2006. Ciencias Naturales Bernardino Rivada-
Distintos factores contribuyeron a que via de Buenos Aires. Paralelamente, en la
en esa misma década la caza clandestina provincia de Buenos Aires, el Ministerio
de cauquenes en nuestro país se reactiva- de Asuntos Agrarios, también a través
ra, con el fin de reposicionar internacio- de su departamento de Sanidad Vegetal
nalmente a la Argentina como un destino dio comienzos en el año 1983 al “Plan de
de caza dirigido a cazadores extranjeros. Estudios y Control de Avutardas” que se
Esto tuvo un fuerte impacto negativo so- concentró en las zonas de invernada de
bre muchas especies silvestres, en espe- las mismas. Así, en el año 1976, y con
cial los cauquenes migratorios. Las voces posterioridad en 1983 y 1984, ambos or-
de alarma pronto hicieron eco en los or- ganismos llevaron a cabo censos pobla-
ganismos de aplicación los cuales, hasta cionales de las tres especies de cauque-
el momento, solo habían focalizado sus nes en el sur y sudoeste de la provincia
acciones de conservación puntualmente de Buenos Aires y en el extremo noreste
en el cauquén colorado. Esta especie ya de la provincia de Río Negro. Aunque
contaba con normativa que prohibía su por separado, los mismos convergieron
caza, a diferencia de lo que ocurre con el en un objetivo común: estudiar la dis-
cauquén común y el cauquén de cabeza tribución y densidad de avutardas en
gris para los cuales la caza estaba per- su principal región de invernada (Rum-
mitida en algunas áreas de ciertas pro- boll, 1975; Pascuas y Lust, 1978; Martin
vincias argentinas. Recordemos que el y Tracanna, 1983; Tracanna y Ferreira,
cauquén colorado comparte corredores 1984; Tracanna et al., 1984; Martin et al.,
migratorios, zonas de invernada e inclu- 1986). Lamentablemente estos estudios
so de cría con estas dos especies. A esta no tuvieron continuidad y finalizaron en
situación se sumaba la falta de controles 1984, sin llegar a tener la frecuencia su-
de la actividad de caza en territorio y la ficiente como para adoptar la forma de
poca información poblacional que se po- un monitoreo poblacional a largo plazo.
seía en aquel momento sobre las otras Sus resultados, en su mayoría, no llega-
dos especies. ron a publicarse o lo hicieron en forma
Los últimos censos poblacionales de parcial (Martin et al., 1986) o en infor-
cauquenes migratorios habían sido mes técnicos inéditos a los que el estado
realizados en los años setenta y ochen- no dio mayor difusión (Martin y Tracan-
ta (Rumboll, 1975; Martin y Tracanna, na, 1983; Tracanna et al., 1984). Los va-
1983; Tracanna et al., 1984). En 1972 lores poblacionales obtenidos en aque-
se creó la Comisión de Lucha Contra la llos años, la metodología utilizada, como
Avutarda dependiente del departamen- así también, el alto grado de filopatría de
to de Sanidad Vegetal del Ministerio de los cauquenes migratorios en sus áreas
Agricultura de la Nación, que organizó de invernada, permitieron replicar dos
campañas de control y proporcionó los décadas después esta modalidad y obte-
medios para la realización de estudios ner valores actualizados para analizar el

174 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

estatus de las tres especies con criterios mográfica obtenida en dichos monito-
más confiables. Como resultado, en el reos se utilizó para ser comparada con
año 2007, la Dirección de Fauna Silves- aquella obtenida por otros autores tres
tre (DFS) de la SAyDS en conjunto con las décadas antes (Rumboll, 1975; Pascuas
administraciones de fauna provinciales, y Lust, 1978; Martin y Tracanna, 1983;
la Fundación Humedales/Wetlands In- Tracanna y Ferreira, 1984; Tracanna et
ternational, el Grupo Gekko y otras ins- al., 1984; Martin et al., 1986) y generar
tituciones dedicadas a la temática, se información clave que luego sería utili-
reunieron para discutir la problemática zada para justificar la implementación
de los cauquenes migratorios y acorda- de acciones concretas de gestión para la
ron llevar adelante un plan de acción conservación de estas especies a lo largo
tendiente a revertir el delicado estado de toda su área de distribución geográfi-
de sus poblaciones en la Argentina. Na- ca en el país (Delhey, 2015).
cía así lo que luego se conocería como la Una serie de acciones clave se lleva-
“Estrategia Nacional para la Conserva- ron a cabo en el año 2008. En el mes de
ción y el Manejo del Cauquén Colorado, mayo, la DFS organizó el “Primer Taller
Cabeza Gris y Común en la Argentina” Nacional sobre Conservación y Manejo
impulsada por dicha DFS. Como prime- de Cauquenes Migratorios”. En dicho ta-
ra medida se coordinaron reuniones en ller todas las jurisdicciones con distribu-
la zona de invernada en la provincia de ción geográfica de alguna de las especies
Buenos Aires entre pobladores locales y de cauquenes y la Nación, se comprome-
funcionarios de los municipios involu- tieron a proteger a las tres especies de
crados a fin de concientizar a la pobla- cauquenes migratorios, siendo un hito
ción del delicado estado de conserva- a destacar, la declaración de “recurso
ción de los cauquenes y las acciones que compartido” entre las provincias invo-
se deberían implementar. En el mismo lucradas, debido a su comportamiento
año, la DFS en conjunto con personal del migratorio. En julio del mismo año se
Grupo Gekko y el Organismo Provincial logró que la Cámara de Diputados de la
para el Desarrollo Sostenible de la pro- Nación declare de Interés Nacional la
vincia de Buenos Aires, acordaron la ne- conservación de las tres especies de cau-
cesidad imperiosa de realizar ese mis- quenes migratorios. Otro hecho relevan-
mo año un monitoreo de las poblacio- te ocurrió en agosto del mismo año ya
nes a fin de poder obtener información que, durante el “Taller Nacional para la
actualizada de su estado poblacional. Categorización de las Aves de la Argen-
De esta manera comenzaba el primer tina según su estado de conservación”,
“Monitoreo poblacional de cauquenes coordinado por la DFS en conjunto con
migratorios (Chloephaga sp.) en las pro- Aves Argentinas, las tres especies fueron
vincias de Buenos Aires, La Pampa y recategorizadas de la siguiente manera:
Río Negro”, el cual se continuaría casi el cauquén colorado “En Peligro Crítico”,
ininterrumpidamente de manera anual el cauquén de cabeza gris “Amenazada”
hasta el año 2018. La información de- y el cauquén común “Vulnerable”. Estos

F U N DAC I Ó N A Z A R A 175
A
C A U Q U É N C O L O R A D O

B C

Establecimiento “El Tamarisco”,


D Santuario Natural del Cauquén Colorado.
A. Cauquenes en vuelo, junio de 2016;
B. Cartel informativo ubicado dentro
del santuario, junio de 2019; C. Dos
generaciones de la familia Pardo,
propietarios del establecimiento
rural, colocando cartelería dentro del
santuario, 2017 y D. Observatorio móvil o
hide de observación, diciembre de 2017.
Fotos: Pablo Petracci.

176 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

resultados finalmente fueron validados mismo se acuerda la elaboración de un


legalmente por el Estado Nacional como “Plan de Acción Binacional”, dado el deli-
la lista roja oficial de la Argentina me- cado estado de conservación que enfren-
diante la Resolución Nº 348/10 SAyDS. ta la especie y por ser un recurso com-
Ese mismo año se presenta el “Plan Na- partido entre ambos países.
cional de Conservación y Manejo del Cau- El año 2010 no estaría exento de accio-
quén Colorado, Cabeza Gris y Común en nes de conservación para los cauquenes.
Argentina”. La SAyDS organiza la primera reunión
El año 2009 también sería de gran re- anual en conjunto con la Cancillería Ar-
levancia para la conservación de estas gentina para convocar a los referentes
tres especies. En el mes de enero se llevó ambientales de aquellas embajadas de
a cabo en la SAyDS una reunión con las cuyos países se sabía provenían cazado-
administraciones provinciales a fin de res ilegales hasta la Argentina. Esta reu-
acordar la prohibición de la caza de cau- nión tuvo como objetivo informar sobre
quenes para la temporada de ese año en la situación de prohibición de caza de
todas las jurisdicciones involucradas, las este grupo de aves migratorias como así
cuales finalmente prohibieron la caza también las acciones que se llevan ade-
para dicha temporada. Esto fue un hecho lante en materia de su conservación.
sin precedentes en el país. Para asegurar Una norma muy esperada para el ám-
la importancia de mantener en el tiem- bito federal, la Resolución Nº 551/2011,
po la veda de caza de estas especies se fue aprobada en este año. La misma dice:
decidió dar continuidad a los monitoreos “Prohíbase la caza, captura, tránsito in-
poblacionales realizados ininterrumpi- terprovincial, el comercio en jurisdic-
damente hasta 2018. Durante este mis- ción federal, la importación y exporta-
mo año, se declara al cauquén colorado ción de ejemplares vivos, productos y
como Monumento Natural Provincial de subproductos de todas las especies del
Santa Cruz por Ley Nº 3.069. género Chloephaga”. En 2013 con el ob-
Asimismo, se presentó oficialmente el jetivo de descentralizar el trabajo en las
Sistema de Información Geográfica para zonas de invernada, y existiendo proble-
el área de invernada del cauquén colo- mas de conservación que aún no habían
rado elaborado por la Fundación Hume- sido abordados espacialmente en las
dales/Wetlands International y la SAyDS. zonas de cría de la Patagonia Austral, se
Sobre el final de ese año se promulga la organizó junto a la SAyDS de la provin-
Ley Nº 14.038 declarando de interés la cia de Tierra del Fuego y la Dirección de
preservación de las especies de cauque- Turismo del Municipio de Río Grande, el
nes en todo el territorio de la provincia “Primer Taller de acciones para la con-
de Buenos Aires y se concreta otro hecho servación del cauquén colorado en el área
histórico por su relevancia geopolítica, la reproductiva de la provincia de Tierra del
realización del “Primer Taller Binacional Fuego” en la ciudad de Río Grande. A la
Argentina-Chile sobre la Conservación misma, y por primera vez, asistieron re-
del Cauquén de Cabeza Colorada”. En el presentantes pertenecientes a distintos

F U N DAC I Ó N A Z A R A 177
C A U Q U É N C O L O R A D O

organismos gubernamentales, universi- realizadas en humedales de la XII Región


dades nacionales, investigadores y acto- de Magallanes, en Chile.
res involucrados en la conservación de la Asimismo, en el año 2012, se llevó a
especie. A mediados de este mismo año cabo el Proyecto “Relevamiento de Hu-
se elabora el “Plan de Acción Binacional medales de Importancia para la Conser-
para la conservación del cauquén de ca- vación y Estado Sanitario del Cauquén
beza colorada o canquén colorado en Ar- Colorado en la Provincia de Buenos Aires”
gentina y Chile”. En 2014, siguiendo las (Ibáñez et al., 2012). Este trabajo dio como
recomendaciones de los especialistas, la principales resultados la identificación y
SAyDS de la provincia de Tierra del Fue- descripción de las características ecológi-
go aprueba la Resolución N° 187. Esta cas de ciertos cuerpos de agua frecuenta-
busca reducir la presión de depredación dos por los cauquenes en el área de inver-
del zorro gris, una especie de carnívoro nada, el uso antrópico y el estado sanita-
introducido en la Isla Grande décadas rio de las aves, ya que se detectó una alta
antes. En su artículo 2 esta norma extien- exposición a plomo en el cauquén común.
de el período de caza del zorro gris para El año 2017 también marcaría el inicio
el departamento Río Grande y en su ar- de lo que se traduciría, un año después,
tículo 3 se autoriza exclusivamente para en la formalización de una de las accio-
el sector de la Estancia Cullen (departa- nes de conservación más contundentes
mento Río Grande) durante todo el año para esta especie. La Fundación Azara
calendario. Esta zona había sido identi- en conjunto con el Grupo Gekko inicia las
ficada como una de las más importantes gestiones con la familia Pardo, propietaria
por su concentración de parejas en la del establecimiento rural “El Tamarisco”
zona de cría del lado argentino (Petrac- en el partido de San Cayetano (provincia
ci et al., 2013b, 2014b, 2015a). Alineadas de Buenos Aires), para la creación del pri-
con estas acciones en el año 2014, la DFS, mer “Santuario Natural del Cauquén Co-
la Dirección General de Áreas Protegidas lorado” en el marco del “Programa de Re-
y Biodiversidad de Tierra del Fuego y el servas Privadas” y del “Programa de Es-
Grupo Gekko presentan formalmente el pecies Amenazadas” de dicha Fundación.
proyecto de “Rehabilitación del hábitat Este establecimiento aloja la mayor con-
de nidificación del cauquén colorado en centración de cauquenes colorados inver-
la provincia de Tierra del Fuego, Argenti- nantes de la Argentina y Chile (Petracci y
na” y dos años más tarde se concluyó con Carrizo, 2017). El Municipio de San Caye-
la primera etapa la cual incluyó la cons- tano lo declara de Interés Municipal el día
trucción de una clausura con alambrado de su inauguración oficial en el año 2018.
antidepredadores terrestres en un sector Ese mismo año, también, se gestionó la
de hábitat apto para la reproducción de elaboración y colocación de cartelería y la
la especie en la Sección Baños de la Es- construcción de un observatorio móvil o
tancia Cullen. Esta acción, que no tiene hide para la recepción de observadores de
antecedentes en nuestro país hasta el aves, fotógrafos de naturaleza, alumnos
momento, tomó las experiencias previas de escuelas locales y público interesado.

178 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

También se promulga la Resolución N° mente en la provincia de Buenos Aires.


795/2017 del MAyDS con la nueva cate- Los cazadores, mayoritariamente extran-
gorización de las aves de la Argentina se- jeros, arriban al país y luego son trans-
gún su estado de conservación quedando portados en vuelos privados y de cabotaje
recategorizados el cauquén colorado “En hacia distintos puntos de esta provincia.
Peligro Crítico” de extinción, y el cauquén En 2019 la Fundación Azara y el Grupo
cabeza gris y el cauquén común, como Gekko, en conjunto con la Policía de Se-
“Amenazadas”. guridad Aeroportuaria, llevaron adelante
A pesar de todas estas acciones lleva- una campaña de concientización sobre la
das a cabo en el territorio de invernada problemática de caza furtiva en la zona de
y de cría, la Argentina sigue presentando invernada. Esta campaña estuvo orienta-
actividad de caza clandestina, principal- da a informar a estos cazadores mediante

Flyer informativo sobre el cauquén colorado en el marco de una campaña realizada en


2019 en conjunto entre la Fundación Azara y la Policía de Seguridad Aeroportuaria.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 179
C A U Q U É N C O L O R A D O

Banner informativo dirigido


a cazadores, colocado en el
aeropuerto de la ciudad de
Bahía Blanca, Buenos Aires,
2019. Foto: Pablo Petracci.

Póster informativo sobre


las tres especies de
cauquenes migratorios.

180 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

spots en inglés y castellano en redes socia- tales que se fueron interesando en esta
les y banners colocados en aeropuertos, problemática, como el Instituto Nacional
concentrando el esfuerzo en uno de los de Tecnología Agropecuaria, el CONICET,
más importantes, el de la ciudad de Ba- Aves Argentinas, entre otras.
hía Blanca, por ser un punto estratégico Sin lugar a dudas los años comprendi-
de ingreso de cazadores al área de mi- dos entre el 2007 y el 2019 fueron signifi-
gración de cauquenes. En forma paralela, cativamente positivos en términos de ac-
y en conjunto con los municipios de San ciones de conservación para los cauque-
Cayetano y Tres Arroyos, se llevó adelan- nes, en especial para el cauquén colorado.
te una campaña de concientización y di- En forma paralela se publicaron artículos
fusión durante la temporada de invierno, de difusión y extensión como así también,
como así también se realizó un esfuerzo notas periodísticas y participaciones en
para lograr una mayor visualización del programas de radio y televisión, en el
Santuario Natural del Cauquén Colorado ámbito regional y nacional. No obstante,
en toda la zona. el camino por recorrer aún es muy largo
Los partidos de Tres Arroyos y Coronel para garantizar que el cauquén colorado,
Dorrego presentan dos particularidades al igual que sus dos congéneres, reviertan
muy relevantes para la conservación de su estatus de conservación actual. Si bien
los cauquenes migratorios. Por un lado, muchos de los problemas que enfrentaba
son muy importantes en cuanto a densi- la especie en su área de invernada de la
dad de individuos invernantes y por esto provincia de Buenos Aires fueron alcan-
fueron y aún son, frecuentados por caza- zados y revertidos, aún hoy siguen exis-
dores ilegales. Por otra parte, son dos par- tiendo operadores de caza ilegal en esta
tidos donde los cultivos de invierno, en- zona y los controles de fiscalización son
tre ellos el trigo, son los preponderantes poco eficientes o inexistentes. Los hallaz-
existiendo conflictos entre un sector de gos recientes en temas de rutas migrato-
productores rurales y estas especies por rias también dejan entrever que las rutas
creerlas perjudiciales para los sembra- utilizadas en primavera y verano, al igual
dos. Una estrategia que busca acercar a la que ciertos sitios de parada migratoria,
comunidad es la “Bienvenida de los cau- incluyen áreas con alta presión humana
quenes”, un evento anual que lleva ade- y nulo nivel de protección dentro del sis-
lante el Municipio de Tres Arroyos desde tema federal de áreas protegidas. En las
el año 2014. zonas de cría, la situación parecería ser
Un aspecto clave en la gestión fue el li- cada vez más compleja para la especie. La
derazgo y constancia de DFS, el Grupo Ge- falta de políticas estatales y acciones que
kko, la Fundación Humedales/Wetlands busquen controlar a gran escala el avance
International y en años más recientes, la y efecto de especies exóticas, al igual que
Fundación Azara. Todas las actividades el impacto cada vez mayor de industrias
realizadas permitieron, además, generar como la petrolera y gasífera, podrían ser
un marco de trabajo para otras institu- lapidarias para los pocos ejemplares que
ciones y organizaciones no gubernamen- aún sobreviven en la Argentina y Chile. No

F U N DAC I Ó N A Z A R A 181
C A U Q U É N C O L O R A D O

hay dudas de que a futuro muy próximo especie con los parques eólicos a lo lar-
deberán aunarse los esfuerzos de trabajo go de su corredor migratorio y trabajar
conjunto entre ambos países. sobre el diseño de zonas de exclusión
A continuación se listan las medidas para la instalación de proyectos de esta
de conservación propuestas por distin- índole.
tos autores organizadas según el ciclo de
vida del cauquén colorado (modificado de Zona de cría
Blanco et al. 2001 y Chebez et al. 2008): ● Concentrar los esfuerzos de conser-
vación en los pocos sitios donde la es-
Zona de invernada pecie aún se reproduce, es decir, en el
● Reforzar los controles de fiscalización extremo sur de la provincia de Santa
de caza ilegal durante los meses de in- Cruz y norte de Tierra del Fuego.
vernada en la provincia de Buenos Ai- ● Continuar con los monitoreos en tem-
res. porada reproductiva para buscar nue-
● Fomentar la creación de otros santua- vos sitios de cría en ambas provincias e
rios y/o acuerdos con los propietarios implementar medidas que garanticen
de establecimientos rurales que pre- su protección.
senten números importantes de cau- ● Ampliar los experimentos de uso de
quenes colorados y que sean utilizados clausuras en el sector argentino norte
asiduamente por la especie. Esto ha de la Isla Grande de Tierra del Fuego
demostrado ser una herramienta alta- donde actualmente se encuentran el
mente efectiva para su protección. mayor número de parejas e individuos
● Implementar un programa de exten- adultos de cauquenes colorados de la
sión dirigido a los productores rurales Argentina.
de esta región que fomente las buenas ● Incrementar los esfuerzos de búsque-
prácticas y desmitifique ciertas creen- da de parejas y eventos reproductivos
cias negativas hacia la especie. en la Reserva Cabo Vírgenes, en la pro-
● Mejorar el conocimiento sobre el nivel vincia de Santa Cruz.
de impacto por efectos barrera, de des- ● Avanzar en la elaboración de un plan
plazamiento y colisión de los parques de recría ex situ como medida comple-
eólicos en esta zona. mentaria, aplicando los conocimientos
preexistentes de especialistas chilenos
Rutas migratorias (Matus y Blank, 2017).
● Continuar con los estudios de segui-
miento satelital para mejorar el cono- Acciones generales
cimiento actual sobre sus rutas de mi- ● Dar continuidad a los monitoreos po-
gración de otoño y primavera. blacionales en las áreas de invernada
● Identificar los sitios clave de parada y cría.
migratoria y garantizar su protección ● Intensificar los estudios sobre uso de
legal. hábitat y en especial mejorar el cono-
● Establecer el tipo de interacción de la cimiento actual sobre la interacción

182 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

de los cauquenes con los cultivos de a lo largo de cinco provincias, desde


invierno, cultivos destinados a forraje Tierra del Fuego hasta Buenos Aires,
y los pastizales naturales y mallines en cuadra como entidad suficiente para
el sur argentino y masificar la difusión ser declarado Monumento Natural Na-
de sus resultados entre productores. cional bajo los términos de la Ley de
● Avanzar con la propuesta de separa- Parques Nacionales N° 22.351 (Di Pan-
ción de las poblaciones insulares y gracio et al., 2011).
continentales en entidades específicas
distintas y en forma paralela discrimi- La especie está categorizada a nivel
nar en las categorizaciones de conser- internacional según la Lista Roja de la
vación siguiendo los criterios de pobla- Unión Internacional para la Conserva-
ción biogeográfica y flyway. ción de la Naturaleza (UICN), oficializada
● Realizar campañas de difusión y edu- a través de BirdLife International, como
cación a escala federal dirigidas a ac- “Preocupación Menor” (BirdLife Inter-
tores clave como ser productores rura- national, 2021) debido al número pobla-
les, administradores, políticos, pobla- cional de la población “malvinera-insu-
dores, estudiantes, entre otros. lar” estimada en unos 42.000 ejemplares
● Debido a que el cauquén colorado es (14.000 a 27.000 parejas según Woods,
una especie que está presente o migra 2017) en contraposición con los pocos

Cauquén colorado de la población insular en las Islas Malvinas, febrero de 2015. Foto: Pablo Petracci.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 183
C A U Q U É N C O L O R A D O

ejemplares remanentes de la población el Desarrollo Sostenible, Buenos Aires.


migratoria “continental-fueguina”. Dis- ● Dirección de Áreas Protegidas y Biodi-
tintos autores han manifestado la nece- versidad, Secretaría de Ambiente, De-
sidad imperiosa de que los criterios uti- sarrollo Sostenible y Cambio Climático
lizados por la UICN sean revisados para de la provincia de Tierra del Fuego,
esta especie en particular y que dicha Antártida e Islas del Atlántico Sur. 
categorización sea revaluada, al igual ● Dirección de Fauna Silvestre, Ministe-
que se implementen acciones urgentes rio de Ambiente y Desarrollo Sosteni-
para la conservación de esta población ble de la Nación.
biogeográfica críticamente amenaza- ● Fundación Humedales/Wetlands In-
da (Blanco et al., 2006; Bulgarella et al., ternational.
2014; Kopuchian et al., 2016; Cossa et al., ● Grupo de Estudio en Conservación y
2017; Petracci et al., 2019). A mediados Manejo Gekko, Departamento de Bio-
del año 2020, el Grupo de Especialistas en logía, Bioquímica y Farmacia, Univer-
Aves Acuáticas Amenazadas de la UICN sidad Nacional del Sur.
(Threatened Waterfowl Specialist Group, ● Santuario Natural del Cauquén Colo-
TWSG por sus siglas en inglés), encargado rado.
de identificar los taxones de anseriformes
amenazados a nivel mundial, monitorear
su estado, producir planes de acción in- INFORMACIÓN ANTROPOLÓGICA
ternacionales e intercambiar información
sobre proyectos de conservación a nivel Los cauquenes han tenido una presen-
mundial realizó un aporte muy significa- cia notable como parte integrante de la
tivo para mejorar el contexto de conserva- dieta o de la mitología de distintos pue-
ción del cauquén colorado. La población blos originarios del territorio patagónico,
migratoria o “continental-fueguina”, que hoy integrado por los países de la Argen-
hasta el momento estaba siendo analiza- tina y Chile. Existen unas pocas referen-
da junto con la población “malvinera-in- cias sobre el uso específico del cauquén
sular” que se encuentra fuera de peligro, colorado, por este motivo, y dado que las
fue recategorizada como “Críticamente tres especies de cauquenes migratorios
Amenazada” (TWSG forum, 2020). conviven en vastos sectores de la Pata-
gonia, se incluyen conocimientos antro-
A continuación, se listan otras institu- pológicos generales sobre ellos y, en caso
ciones, iniciativas o proyectos indepen- de existir, referencias particulares sobre
dientes de la Argentina que trabajan en la esta especie. La mayoría de la informa-
conservación de la especie: ción mencionada a continuación fue ex-
traída de la completa revisión realizada
● Asociación Ambiente Sur.  por Miguel Ángel Palermo que se puede
● Aves Argentinas. leer en Ferrari et al. (1983).
● Departamento de Áreas Naturales Debido a su tamaño, masa corporal y
Protegidas, Organismo Provincial para abundancia, los cauquenes fueron una

184 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

métodos más difundidos era el uso de


un cordón de tendones trenzados de 25
a 45 m de largo al que le adosaban lazos
corredizos cortos hechos con barbas de
ballena en serie a distintas alturas. Es-
tos eran colocados en las orillas de lagos
y lagunas con pastos tiernos. Un método
parecido fue utilizado por los mapuches
del norte, aunque a diferencia de estos,
incorporaron el uso de hierbas tiernas
como cebo y la trenza era hecha con crin
de caballo.
Una vez al año, por lo general a finales
de enero, los cauquenes mudan su plu-
maje, fenómeno conocido como “man-
ca”. Los alakalufs conocían este fenó-
meno y cazaban a los cauquenes colora-
dos cuando se concentraban cansados,
flacos y con pocas plumas en la playa,
arreándolos en grupos coordinados des-
Representación del espíritu de K´terman;
durante la ceremonia de iniciación del de tierra y mar. Otro método consistía en
Hain de los shelknam el cual presentaba el la captura de adultos mediante una pér-
cuerpo pintado con arcilla roja y cubierto tiga con un lazo atado en su punta. Así,
con plumón de cauquenes.
Fuente: imagen tomada por Martín Gusinde en 1923
un cazador escondido estratégicamen-
(Chapman, 2008). te cerca de lugares de alimentación de
cauquenes, los enlazaba sigilosamente
tentación para los antiguos cazadores, por la cabeza. También lo usaban para
principalmente por su carne, los cuales capturar aves en sus nidos por la noche,
no ocupaban una parte preponderante momento en que solían combinarlo con
de su dieta, pero sí lo hacían de forma otros métodos como el uso de antorchas
complementaria. Este aspecto se vio re- y garrotes.
flejado en la diversidad de métodos de- Además de la carne, se utilizaban los
sarrollados para su captura. huesos largos, por ejemplo, para confec-
Los “canoeros” yámanas y alakalufs cionar los mangos de leznas para traba-
de la isla de Tierra del Fuego no usaban jar el cuero en el caso de los shelknam
arco y flecha para capturarlos, sino que y las plumas de las alas, recortadas en
se valían de hondas, estacas con lazos forma triangular, servían para la emplu-
corredizos y trampas ubicadas en si- madura de las flechas. Otras plumas for-
tios con pastos tiernos frecuentados por maban parte de las diademas rituales y
estas aves, esta última técnica también los buches eran usados por los yámanas
utilizada por los shelknam. Uno de los para almacenar aceite.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 185
C A U Q U É N C O L O R A D O

Los huevos de cauquenes, desde un hombres quitándose la pintura de sus


punto de vista nutricional, eran mucho cuerpos, fueron obligadas a confesar y
más valorados que la carne en sí mis- en lugar de una sangrienta venganza pla-
ma y eran muy populares. En el caso de neada por Lem, se les permitió abando-
los shelknam, los consumían cocidos en nar el campamento. Las niñas se refugia-
cenizas calientes luego de perforarles la ron en una laguna y allí se transformaron
parte superior de la cáscara, evitando así en cauquenes. En la mitología shelknam,
que estallaran. Los tehuelches, aonikenk Kokpomech, era un hombre oriundo del
o chonkes también consumían sus hue- sur, experimentado, sensato, genero-
vos. so, excelente cazador, cantor y chamán.
Los yámanas, además de cazarlos, fue- Entonaba sus canciones mágicas que
ron aún más lejos ya que hicieron inten- tenían poderes especiales que lograban,
tos de domesticación de sus pichones, por ejemplo, producir buen tiempo. Di-
debido a que cuando los encontraban cen que, en una ocasión, valiéndose del
los llevaban a sus campamentos, donde poder de su canto, logró con mucho es-
los alimentaban hasta que alcanzaban fuerzo hacer encallar a una ballena en la
un tamaño adecuado para su consumo. playa. Sobrepasado por el entusiasmo, se
Existen ciertas evidencias de que los ma- atravesó con varias flechas, sin embargo,
puches habrían logrado domesticarlos no murió, sino que se convirtió en un
para la época de la llegada de los españo- cauquén.
les, pero ya en el siglo XVII habrían sido
reemplazados por los gansos domésticos
traídos por los europeos como ave de co- BIBLIOGRAFÍA
rral.
La mitología en torno a estas aves tam- Arriaga, M.; Antonijevic, V.; Stampacchio, M. y
Fagii, A. (2004). Cauquenes: ¿competidores
bién es muy rica entre los pueblos origi- o comensalistas ovinos? Un estudio de caso
narios australes. Una de las más signifi- para Tierra del Fuego, Argentina. Actas II
cativas la encontramos entre los tehuel- Reunión Binacional de Ecología, XXI Reu-
nión Argentina de Ecología y XI Reunión de
ches, aonikenk o chonkes ya que la par- la Sociedad de Ecología de Chile. Mendoza,
ticipación de los cauquenes en el rescate Argentina.
de “Elal o El-lal”, creador de los tehuel- Atalah, A. G.; Sielfeld, W. y Venegas, C. (1980).
Antecedentes sobre el nicho ecológico de
ches, fue preponderante cuando era un Canis g. griseus en Tierra del Fuego. Anales
recién nacido en peligro de muerte. del Instituto de la Patagonia, XI, 259-271,
Los yámanas remiten el origen a los Punta Arenas.
Baigún, R. y Forcelli, D. (2008). Informe sobre
tiempos antiguos cuando las mujeres principales zonas de nidificación del Cau-
tiranizaban a los hombres mediante el quén Colorado (Chloephaga rubidiceps) en
uso de máscaras y pinturas corporales. la provincia de Santa Cruz y XII Región de
Magallanes (República de Chile). Secretaría
Así, los aterraban haciéndoles creer en de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la
la presencia de espíritus que apoyaban Nación.
su despotismo. Cuando Lem (el Sol), des- Benegas, L. G. (1997). El Cauquén Cabeza Co-
lorado en Tierra del Fuego (Arg.). Informe
cubre que dos niñas se burlaban de los inédito Museo de Ciencias Naturales e His-

186 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

toria de Río Grande y Subsecretaría de Re- V. M. y Zalba, S. M. (2006). The Ruddy-headed


cursos Naturales y Ambiente Humano de la Goose Chloephaga rubidiceps mainland popu-
provincia de Tierra del Fuego. lation: a flyway perspective. En: G. C. Boere, C.
BirdLife International. (2021). Ficha de la es- A. Galbraith y D. A. Stroud (Eds.), Waterbirds
pecie: Chloephaga rubidiceps. around the world. A global overview of the
Blaauw, F. B. (1916). Field notes on some of the conservation, management and research of
Waterfowl of the Argentine Republic, Chile the world’s waterbird flyways (pp. 195-196).
and Tierra del Fuego. Ibis, 58, 478-492. Edinburgh, UK: The Stationery Office.
Blanco, D. E. (2007). Arroyo Cristiano Muerto. Blanco, D. E.; Matus, R.; De La Balze, V. M.;
En: A. S. Di Giacomo, M. V. De Francesco Blank, O.; Mac-Lean, D.; Zalba, S. M.; Imber-
y E. G. Coconier (Eds.), Áreas importantes ti, S.; Benegas, L. G. y Petracci, P. F. (2009).
para la conservación de las aves en Argen- El Cauquén Colorado (Chloephaga rubidiceps)
tina. Sitios prioritarios para la conserva- en peligro de extinción: Estatus poblacio-
ción de la biodiversidad (pp. 60-61). Temas nal y acciones de conservación en Argen-
de Naturaleza y Conservación 5. CD-ROM. tina y Chile. CMS y Wetlands International.
Edición Revisada y Corregida. Buenos Ai- Blanco, D. E.; Zalba, S. M.; Belenguer, C. J.; Pug-
res, Argentina: Aves Argentinas/Asociación nali, G. y Rodríguez Goñi, H. (2003a). Status
Ornitológica del Plata. and conservation of the ruddy-headed goose
Blanco, D. E. y De la Balze, V. M. (2003). Cau- Chloephaga rubidiceps Sclater (Aves, Anatidae)
quén Colorado, en la cuerda floja. Vida Sil- in its wintering ground (Province of Buenos
vestre, 84, 38-41. Buenos Aires, Argentina: Aires, Argentina). Revista Chilena de Historia
Fundación Vida Silvestre Argentina. Natural, 76, 47-55.
Blanco, D. E. y De la Balze, V. M. (2006). Har- Blanco, D. E.; Zalba, S. M.; De la Balze, V. M.;
vest of migratory geese (Chloephaga spp.) in Petracci, P. F. y Scorolli, A. (2003b). Distri-
Argentina: an overview of the present situ- bution and population status of the Ruddy
ation. En: G. C. Boere, C. A. Galbraith y D. A. headed Goose: Preliminary results 2003.
Stroud (Eds.), Waterbirds around the world. Workshop Measuring Waterbird Abun-
A global overview of the conservation, man- dance. 27th Annual Meeting of the Water-
agement and research of the world’s water- bird Society (pp. 24-27). Cuiabá, Mato Gros-
bird flyways (pp. 870-873). Edinburgh, UK: so, Brasil.
The Stationery Office. Bruno, F.; Tallade, P.; Castro Seltzer, A. L.; Ala-
Blanco, D. E.; Beltrán, J. y De la Balze, V. M. mo Iriarte, A. P.; Maceda, J. J.; Polanco, C. y
(2002). La caza de aves acuáticas en la pro- Pastor, C. (2012). Categorización de la Fau-
vincia de Buenos Aires: diagnóstico de la na Silvestre de Vertebrados de la Provincia
situación actual. En: D. E. Blanco, J. Beltrán de La Pampa. Dirección de Recursos Natu-
y V. M. De la Balze (Eds.), Primer Taller so- rales de La Pampa y ASIO (Visión Natural).
bre la Caza de Aves Acuáticas: Hacia una Informe Interno. Santa Rosa, La Pampa,
estrategia para el uso sustentable de los re- Argentina.
cursos de los humedales (pp. 5-25). Buenos Bulgarella, M.; Kopuchian, C.; Di Giacomo, A.
Aires, Argentina: Wetlands International. S.; Matus, R.; Blank, O.; Wilson, R. E. y Mc-
Blanco, D. E.; De la Balze, V. M. y López-Lanús, Cracken, K. G. (2014). Molecular phylogeny
B. (2008). Situación actual y propuesta de of the South American sheldgeese with
acciones para la conservación del Cauquén implications for conservation of Falkland
Colorado y otras especies de cauquenes Islands (Malvinas) and continental popu-
o “avutardas” en el sur de la provincia de lations of the Ruddy-headed Goose Chloepha-
Buenos Aires. Informe Wetlands Interna- ga rubidiceps and Upland Goose C. picta. Bird
tional/Fundación Humedales. Conservation International, 24, 59-71.
Blanco, D. E.; Matus, R.; Blank, O.; Benegas, L.; Cadierno, S. A. y Amorós, C. D. (1999). Cauquén
Goldfeder, S.; Moschione, F. y Zalba, S. M. Colorado (Chloephaga rubidiceps) y Cabecita
(2001). Manual para la conservación del Negra Austral (Carduelis barbata) en la Estan-
cauquén (Canquén) colorado en Argentina cia Cóndor, Provincia de Santa Cruz, Argenti-
y Chile. Buenos Aires, Argentina: Wetlands na. Nuestras Aves, 40, 16.
International. Canevari, P. (1996). The Austral Geese (Chloepha-
Blanco, D. E.; Matus, R.; Blank, O.; De la Balze, ga spp.) of southern Argentina and Chile: a

F U N DAC I Ó N A Z A R A 187
C A U Q U É N C O L O R A D O

review of its current status. Gibier Faune res, Argentina: Fundación Ambiente y Re-
Sauvage, 13, 355-366. cursos Naturales.
Chapman, A. (2008). Hain: Selknam Initiation Donne-Goussé, C.; Laudet, V. y Hänni, C. (2002).
Ceremony. 1ra. edición. Buenos Aires, Ar- A molecular phylogeny of anseriformes
gentina: Zagier & Urrury. based on mitochondrial DNA analysis. Mo-
Chebez, J. C. (1994). Los que se van. Especies lecular Phylogenetics and Evolution, 23,
argentinas en peligro. Buenos Aires, Argen- 339-356.
tina: Editorial Albatros. Ferrari, M. A.; Narosky, T. y Seoane, M. C. (1983).
Chebez, J. C.; Blanco, D.; Rumboll, M. e Imberti, El Cauquén común. Capítulo 46. Fauna Ar-
S. (2008). Cauquén colorado. En: J. C. Che- gentina. Argentina: Centro Editor de Améri-
bez (Ed.), Los que se van. Fauna argentina ca Latina.
amenazada. Tomo II (pp. 148-155). Buenos Fjeldså, J. (1988). Status of birds of steppe habi-
Aires, Argentina: Editorial Albatros. tats of the Andean zone and Patagonia. ICBP
Cossa, N. A.; Fasola, L.; Roesler, C. I. y Reboreda, Technical Bulletin, 7, 81-95.
J. C. (2017). Ruddy-headed Goose Chloephaga Flotron, M. L. y Acardi, S. (2015). Relevamiento
rubidiceps: Former plague and present pro- de cauquenes colorados en Ea. Los Flamen-
tected species on the edge of extinction. Bird cos y Ea. M. Behety. Secretaría de Desarrollo
Conservation International, 27, 269-281. Sustentable y Ambiente. Informe N° 08/15.
Cossa, N. A.; Fasola, L.; Roesler, C. I. y Reboreda, Gibbons, J. E.; Matus, R.; Vilina, Y. A.; Blanco, D.
J. C. (2018). Incubating Upland Goose E.; Zalba, S. y Belenguer, C. (1998). Desarrollo
(Chloephaga picta) differential response de un plan de conservación para el Cauquén
to livestock, human, and predator nest Cabeza Colorada (Chloephaga rubidiceps), en la
disturbance. Wilson Journal of Ornithology, región austral de Argentina y Chile. Internal
130, 739-745. report. Buenos Aires, Argentina y CONAF,
Crawshay, R. (1907). The Birds of Tierra del Santiago, Chile: Wetlands International.
Fuego. London: Bernard Quaritch. Glade, A. (1993). Libro rojo de los vertebrados
De la Balze, V. M. y Blanco, D. E. (2002). El cau- terrestres de Chile. Santiago, Chile: Corpora-
quén colorado (Chloephaga rubidiceps): una ción Nacional Forestal.
especie amenazada por la caza de avutar- Gorosábel, A.; Pedrana, J.; Bernad, L.; Caballe-
das. En: D. E. Blanco, J. Beltrán y V. M. De la ro, V. J.; Muñoz, S. D. y Maceira, N. O. (2019).
Balze (Eds.), Primer Taller sobre la Caza de Evaluating the impacts and benefits of sheld-
Aves Acuáticas: hacia una estrategia para el geese on crop yields in the Pampas region
uso sustentable de los recursos de los hume- of Argentina: A contribution for mitigating
dales (pp. 119-122). Buenos Aires, Argenti- the conflicts with Agriculture. Agriculture,
na: Wetlands International. Ecosystems and Environment, 279, 33-42.
Delacour, J. (1954). The waterfowl of the world. Grant, C. H. B. (1911). List of the Birds collected
Volumen 1. London: Country Life, Ltd. in Argentina, Paraguay, Bolivia and South-
Delhey, V. (2015). Análisis estadístico de los ern Brazil, with Field-notes. Part I y II. Ibis,
datos de los monitoreos poblacionales de 1911, 80-137.
Cauquenes (Chloephaga spp.) migratorios en Humphrey, P. S.; Bridge, D.; Reynols P. W. y Pe-
las provincias de Buenos Aires y Río Negro. terson, R. T. (1971). Birds of Isla Grande
Campañas 2007-2009, 2011-2012. Informe (Tierra del Fuego). Washington D. C.: Smith-
Técnico. Dirección Nacional de Fauna Sil- sonian Institution.
vestre, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Ibáñez, H. y Baigún, R. (2013). Cauquenes en
Sustentable de la Nación. peligro. Revista Alta, 231, 180-182.
Dennler, J. (1939). La fauna silvestre de la Pata- Ibáñez, H. y Petracci, P. F. (2014). Cauquenes
gonia y la preocupación del gobierno por la migratorios; De perseguidos a protegidos.
conservación de la misma. Conferencia ra- Revista de Naturaleza y Conservación, 41,
diotelefónica. Argentina Austral, 118, 17-18. 6-11.
Di Pangracio, A.; Rabufetti, F. y Grilli, P. (2011). Ibáñez, H. y Petracci, P. F. (2018). Un refugio
Las aves migratorias y su protección jurí- para los “colorados”. Revista Aves Argenti-
dica: el caso de los cauquenes. En: M. E. Di nas, 53, 16-17.
Paola, F. Sangalli y S. Caorsi (Eds.), Informe Ibáñez, H.; Baigún, R. J.; Quaglia, A.; Mac-Lean,
Ambiental Anual (pp. 491-508). Buenos Ai- D. y Argibay, H. (2012). Informe: Releva-

188 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

miento de humedales de importancia para y marcas sobre imágenes. Primera edición.


la conservación y estado sanitario del Cau- Buenos Aires, Argentina: Audiornis Produc-
quén colorado (Chloephaga rubidiceps) en la ciones.
Provincia de Buenos Aires. Fondo para la Mac-Lean, D. (2012). La relación entre los pro-
Conservación Ambiental (FOCA). Banco Ga- ductores rurales y los cauquenes. BioScriba,
licia, Buenos Aires. Informe inédito. 5, 12-22.
Ibarra, J. T.; Fasola, L.; Macdonald, D. W.; Rozzi, Madge, S. y Burn, H. (1988). Wildfowl: An Iden-
R. y Bonacic, C. (2009). Invasive American tification Guide to the Ducks, Geese and
mink Mustela vison in wetlands of the Cape Swans of the World. London: Helm Identifi-
Horn Biosphere Reserve, southern Chile: cation Guides.
what are they eating? Fauna & Flora Interna- Madsen, J.; Matus, R. N.; Blank, O.; Benegas, L.;
tional. Oryx, 43, 87-90. Mateazzi, G. y Blanco, D. E. (2003). Popu-
Imberti, S. (2003). Notes on the distribution and lations status of the Ruddy-headed Goose
natural history of some birds in Santa Cruz (Chloephaga rubidiceps) in Tierra del Fuego
and Tierra del Fuego provinces, Patagonia, and mainland Patagonia (Chile and Argenti-
Argentina. Cotinga, 19, 15-24. na). Ornitología Neotropical, 14, 15-28.
Imberti, S.; Amorós, C. D. y Cadierno, S. A. Martin, S. I. (1984). La avutarda magallánica
(2007). Presencia y nidificación del Cauquén (Chloephaga picta) en la Patagonia: su ecolo-
colorado Chloephaga rubidiceps en la provin- gía, alimentación, densidad y control. IDIA,
cia de Santa Cruz, Argentina. El Hornero, 22, 429-432.
17-22. Martin, S. I. y Tracanna, N. A. (1983). Plan de es-
Jaksic, F. M. y Yáñez, J. L. (1983). Rabbit and fox tudios y control de avutardas. Departamen-
introduction in Tierra del Fuego: History to de Sanidad Vegetal, Ministerio de Asuntos
and assessment of the attempts at biological Agrarios de la Provincia de Buenos Aires, La
control of the rabbit infestation. Biological Plata.
Conservation, 26, 367-74. Martin, S. I.; Tracanna, N. A. y Summers, R.
Jehl, J. R. y Rumboll, M. A. E. (1976). Notes on (1986). Distribution and habitat use by Seld-
the avifauna of Isla Grande and Patagonia, geese populations wintering in Buenos Aires
Argentina. Transactions San Diego Society province, Argentina. Wildfowl, 37, 55-62.
of Natural History, 18, 145-154. Massoia, E. y Chebez, J. C. (1993). Mamíferos sil-
Johnsgard, P. A. (2010). Ducks, Geese, and vestres del Archipiélago Fueguino. Buenos
Swans of the World. Revised Edition [com- Aires, Argentina: Editorial L.O.L.A.
plete work] in Ducks, Geese, and Swans of Matus, R. N. (2012). Clave para la identificación
the World by Paul A. Johnsgard. de plumajes y mudas en el género Chloepha-
Johnson, A. W. (1965). The birds of Chile and ga en Patagonia. La Chiricoca, 15, 3-11.
adjacent regions of Argentina, Bolivia and Matus, R. N. (2019). Una preocupante dismi-
Peru. Buenos Aires: Platt Establecimientos nución del canquén colorado dio a conocer
Gráficos. la Secretaría Regional Ministerial de Medio
Knell, A. y Zelaya, D. (1993). Cauquén Colorado: Ambiente. Fuente: tomado del sitio web ITV
un viaje alentador. Nuestras Aves, 28, 10-11. Patagonia.
Kopuchian, C.; Campagna, L.; Di Giacomo, A. Matus, R. N. y Blank, O. H. (2006). Diagnóstico
S.; Wilson, R. E.; Bulgarella, M.; Petracci, P.; poblacional y gestión para conservación del
Mazar Barnett, J.; Matus, R.; Blank, O. y Mc- Canquén Colorado (Chloephaga rubidiceps) en
Cracken, K. G. (2016). Demographic history la XII Región. Informe Final. SAG Magalla-
inferred from genome-wide data reveals two nes. Punta Arenas, Chile.
lineages of sheldgeese endemic to a glacial Matus, R. N. y Blank, O. H. (2008). Canquén Co-
refugium  in the southern Atlantic. Journal lorado, Chloephaga rubidiceps Scalater 1861:
of Biogeography, 43(10). antecedentes recientes en el área de cría.
Kovacs, C.; Kovacs, O. y Kovacs, Z. (2005). Illus- Trabajo presentado en el Taller Nacional so-
trated handbook of the birds of Patagonia. El bre Conservación y Manejo de Cauquenes.
Bolsón, Argentina: Carlos y Ors Kovacs. Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina.
López-Lanús, B. (2015). Guía Audiornis de las Matus, R. N. y Blank, O. H. (2009). Informe de te-
aves de Argentina, fotos y sonidos; identi- rreno (Magallanes, Chile). Proyecto “Ruddy-
ficación por características contrapuestas headed Geese (Chloephaga rubidiceps) in

F U N DAC I Ó N A Z A R A 189
C A U Q U É N C O L O R A D O

Danger: Population status and conservation and anthropogenic predictors on Sheldgeese


actions in Argentina and Chile”. CMS y Wet- distribution in the southern Pampa, Argen-
lands International. tina. Agriculture Ecosystems and Environ-
Matus, R. N. e Imberti, S. (2009). El Canquén ment, 183, 31-39.
Colorado en el Sur de Chile y Argentina: Si- Pedrana, J.; Pütz, K.; Bernad, L.; Muñoz, S. D.;
tuación Actual. La Chiricoca, 9, 28-30. Gorosábel, A.; Castresana, G.; Leiss, A. y Seco
Matus, R. N. y Blank, O. H. (2017). Protocolo de Pon, J. P. (2020). Spatial and temporal varia-
cría en cautiverio y liberación de Canquén tion in the migration of Ruddy-headed Goose
colorado con fines de conservación. Anexo in southern South America using satellite tag-
3, Informe final. Ministerio del Medio Am- ging. Bird Conservation International, 1-15.
biente, Gobierno de Chile y Centro de Reha- Pedrana, J.; Pütz, K.; Bernad, L.; Seco Pon, J.
bilitación de Aves Leñadura. P.; Gorosábel, A.; Muñoz, S. D.; Isacch, J. P.;
Matus, R. N.; Blank, O. H.; Blanco, D. E.; Mad- Matus, R.; Blank, O.; Lüthi, B.; Lunardelli, M.
sen, J.; Benegas, L. y Mateazzi, G. (2000). El y Rojas, P. (2018). Migration routes and sto-
Canquén Colorado (Chloephaga rubidiceps): pover sites of Upland Geese Chloephaga picta
antecedentes sobre sitios de reproducción in South America. Avian Biology Research,
y concentración en la XII Región de Maga- 11, 89-99.
llanes, Chile. Boletín Chileno de Ornitolo- Pedrana, J.; Seco Pon, J. P.; Isacch, J. P.; Leiss, A.;
gía, 7, 13-18. Rojas, P.; Castresana, G.; Calvo, J.; Bernad,
MAyDS y AA. (2017). Categorización de las Aves L.; Muñoz, S.; Maceira, N. y Pütz, K. (2015).
de la Argentina según su estado de conser- First insights into the migration pattern of
vación. Informe del Ministerio de Ambiente an upland goose based on satellite tracking.
y Desarrollo Sustentable de la Nación y de Ornitología Neotropical, 26, 245-253.
Aves Argentinas, edición electrónica. C. A. Pergolani de Costa, M. J. I. (1955). Las avutar-
Buenos Aires, Argentina. das: especies que dañan los cereales y las
Narosky, T. e Yzurieta, D. (2010). Guía para la pasturas. IDIA, 88, 1-9.
Identificación de las Aves de Argentina y Peris, S. J.; Sanguinetti, F. y Pescador, M. (2009).
Uruguay. Edición total. 16ª edición. Buenos Have Patagonian waterfowl been affected by
Aires, Argentina: Vázquez Mazzini Editores. the introduction of the American mink Mus-
Olrog, C. C. (1948). Observaciones sobre la avi- tela vison? Oryx, 43, 648-654.
fauna de Tierra del Fuego y Chile. Acta Zoo- Petracci, P. F. (2008). Crónica de una extinción
lógica Lilloana, 5, 437-531. absurda. Vida Silvestre, 104, 26-31.
Orrego Aravena, R. (1970). Vertebrados de La Petracci, P. F. (2008). Relevamiento de las con-
Pampa. Consejo Provincial de Difusión. Se- centraciones migratorias de cauquenes
rie folletos, 13, 1-31. (Chloephaga spp.) en las provincias de Bue-
Palmer, R.; Gordon, C. y Petracci, P. (2017). nos Aires y Río Negro. Protocolo de traba-
Interacciones entre la fauna silvestre y la jo, campaña 2008. Wetlands International-
energía eólica en Argentina: conocimien- Dirección de Fauna Silvestre, Secretaría de
to científico y prioridades para el futuro. Ambiente y Desarrollo Sustentable de la
Elaborado para BID Invest (Corporación Nación.
Interamericana de Inversiones, CII), Wes- Petracci, P. F. (2011). ¿Puede el pisoteo de los
tern EcoSystems Technology, Inc (WEST). cauquenes (Chloephaga spp.) ocasionar
Houston, Texas, EE. UU. y Gekko-Grupo de compactación del suelo en cultivos de trigo
Estudios en Conservación y Manejo, Bahía (Triticum aestivum)? El Hornero, 26, 95-103.
Blanca, Buenos Aires, Argentina. Petracci, P. F. (2014). Cauquenes; del mito a la
Pascuas, N. M. y Lust, A. C. (1978). Censo po- realidad. Revista Weekend, edición 506.
blacional y consideraciones sobre el hábito Petracci, P. F. y Amorós, C. (2016). El cauquén
alimenticio de avutardas (Chloephaga sp.) colorado, un siglo luchando contra la extin-
en la región de su estadía invernal. V Jorna- ción. En: AOP/Aves Argentinas (Ed.), Aves
das Argentinas de Zoología. Villa Giardino, Argentinas: 100 años (pp. 104-105). Prime-
Córdoba, Argentina. ra Edición. Buenos Aires.
Pedrana, J.; Bernad, L.; Maceira, N. O. e Isacch, J. Petracci, P. F. y Carrizo, M. (2017). Cauquén co-
P. (2014). Human-Sheldgeese conflict in agri- lorado (Chloephaga rubidiceps), nuevo hallaz-
cultural landscapes: Effects of environmental go en la provincia de Buenos Aires, Argenti-

190 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

na. Nótulas Faunísticas, 222, 1-9. llo Sustentable de la Nación. Buenos Aires,
Petracci, P. F. y Carrizo, M. (2019). Parques eó- Argentina.
licos ¿Nueva amenaza para la fauna volado- Petracci, P. F.; Ibáñez, H.; Baigún, R.; Meriggi, J.;
ra? Aves Argentinas, 56, 28-33. Aguirre, J.; Bravo, M. E.; León, M. E.; Sarria,
Petracci, P. F.; Bravo, M. E.; Lizarralde, C. S.; Flo- R.; Cereghetti, J.; Klimaitis, C.; Amorós, M.;
tron, M. L.; Fasola, L.; Cossa, N.; Amorós, C. D.; Hollmann, F.; Albornoz, L.; Banzato, L.; Fi-
Cadierno, S. A. y Amorós, M. (2014b). Situa- gueroa, M.; Giovine, P.; Vinci, C.; Dolsan, M.;
ción poblacional de los cauquenes (Chloepha- Dosio, R.; Grabosqui, L.; Castro, P.; Jones, A.;
ga sp.) en las áreas reproductivas del extremo Rivera, S.; Herrera, G.; Arias, A.; Franco, M.;
sur de la Patagonia Argentina, Temporada Lisazu, M.; Amado, R.; Amorós, C. y Cadierno,
2013-2014. Estrategia Nacional para la Con- S. (2015b). Monitoreo poblacional de cau-
servación y el Manejo del Cauquén Colorado, quenes (Chloephaga sp.) en las provincias de
Cabeza Gris y Común en Argentina. Dirección Buenos Aires, La Pampa, Río Negro, Chubut
de Fauna Silvestre, Secretaría de Ambiente y y Santa Cruz. Reporte técnico, Temporada
Desarrollo Sustentable de la Nación. Buenos Julio 2014-2015. Estrategia Nacional para la
Aires, Argentina. Conservación y el Manejo del Cauquén Colo-
Petracci, P. F.; Flotron, M. L.; Valenzuela, D. F.; rado, Cabeza Gris y Común en la Argentina.
Cossa, N.; Amorós, C. D. y Cadierno, S. A. Dirección de Fauna Silvestre, Secretaría de
(2015a). Abundancia y distribución del Cau- Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Na-
quén Común (Chloephaga picta), Cauquén ción. Buenos Aires, Argentina.
Cabeza Gris (C. poliocephala) y Cauquén Colo- Petracci, P. F.; Ibáñez, H.; Bustamante, C.; Bai-
rado (C. rubidiceps) en el extremo sur de la Pa- gún, R.; Hollmann, F.; Mac-Lean, D.; Giovine,
tagonia Argentina. Estrategia Nacional para P.; Celsi, C.; Cuestas, J. M.; Di Sallo, F.; Merig-
la Conservación y el Manejo del Cauquén Co- gi, J. y Russo, P. (2012). Monitoreo poblacio-
lorado, Cabeza Gris y Común en Argentina. nal de cauquenes migratorios (Chloephaga
Dirección de Fauna Silvestre, Ministerio de sp.) en las provincias de Buenos Aires y Río
Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Na- Negro. Informe técnico: Temporada julio
ción. Buenos Aires, Argentina. de 2011. Plan Nacional de Conservación y
Petracci, P. F.; Ibáñez, H.; Baigún, R.; Hollmann, Manejo de Cauquenes. Dirección de Fauna
F.; Castro, P.; Sarria, R.; Cereghetti, J.; Klimai- Silvestre, Secretaría de Ambiente y Desarro-
tis, C.; Meriggi, J.; Aguirre, J.; Giovine, P.; Al- llo Sustentable de la Nación. Buenos Aires,
bornoz, L.; Rivera, S.; Herrera, G.; Saibene, Argentina.
C.; Delarada, S.; Grabosqui, L.; Dolsam, M. y Petracci, P. F.; Ibáñez, H.; Hollmann, F.; Sarria,
Dosio, R. (2014a). Monitoreo poblacional de R.; Carrizo, M.; Meriggi, J.; Aguirre, J. A.; Gio-
cauquenes migratorios (Chloephaga sp.) en vine, P.; Conde Alvarez, R.; Añaños, M. E. y
las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Giraldi, F. (2013a). Monitoreo poblacional de
Río Negro y Chubut. Reporte técnico, Tempo- cauquenes migratorios (Chloephaga sp.) en
rada 2013-2014. Estrategia Nacional para la las provincias de Buenos Aires y Río Negro.
Conservación y el Manejo del Cauquén Colo- Informe técnico: Temporada julio de 2012.
rado, Cabeza Gris y Común en la Argentina. Estrategia Nacional para la Conservación
Dirección de Fauna Silvestre, Secretaría de y el Manejo del Cauquén Colorado, Cabeza
Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Na- Gris y Común en la Argentina. Dirección de
ción. Buenos Aires, Argentina. Fauna Silvestre, Secretaría de Ambiente y
Petracci, P. F.; Ibáñez, H.; Baigún, R.; Hollmann, Desarrollo Sustentable de la Nación. Buenos
F.; Mac-Lean, D.; Faillá, M.; Carrizo, M.; Ce- Aires, Argentina.
reghetti, J.; León, M.; Sotelo, M.; Sarria, R.; Petracci, P. F.; Ibáñez, H.; Scorolli, A.; Cozzani,
Bustamante, C.; Giovine, P.; Díaz, L.; Celsi, N.; Blanco, D.; De La Balze, V. M.; Forcelli,
C.; Cuesta, A. y Figueroa, M. (2010). Moni- D.; Goldfeder, S.; Mac-Lean, D.; Carrizo, M.;
toreo poblacional de cauquenes migrato- Zamorano, M.; Cereghetti, J.; Sarriá, R. y
rios (Chloephaga spp.) en las provincias de Veiga, J. (2008). Monitoreo poblacional de
Buenos Aires y Río Negro, Temporada julio cauquenes migratorios (Chloephaga spp.) en
de 2009. Plan Nacional de Conservación y las provincias de Buenos Aires y Río Negro:
Manejo de Cauquenes. Dirección de Fauna Una actualización sobre su estado crítico de
Silvestre, Secretaría de Ambiente y Desarro- conservación. Secretaría de Ambiente y De-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 191
C A U Q U É N C O L O R A D O

sarrollo Sustentable de la Nación, Buenos vos, postura e incubación de la Avutarda de


Aires, Argentina. cabeza colorada. Physis, XXI, 240-244.
Petracci, P. F.; Ibáñez, H.; Scorolli, A.; Faillá, Rozzi, R. y Sherriffs, M. (2003). El Visón (Muste-
M.; Blanco, D.; Forcelli, D.; Cozzani, N.; la vison Schreber, Carnivora: Mustelidae), un
De la Balze, M. V.; Mac-Lean, D.; López- nuevo mamífero exótico para la Isla Navari-
Lanús, B.; Carrizo, M.; Sarria, R.; Bogdas- no. Anales Instituto Patagonia, 31, 97-104.
chewsky, R.; Cereghetti, J.; León, M.; Díaz, Rumboll, M. A. E. (1975). El Cauquén de Cabeza
L.; Areco, A.; Giovine, P.; Bustamante, C.; Colorada (Chloephaga rubidiceps): una nota de
Veiga, J.; Sotelo, M.; Urioste, M. y Delarada, alarma. El Hornero, 11, 315-316.
S. (2009). Monitoreo poblacional de cau- Rumboll, M. A. E. (1979). El estado actual de
quenes migratorios (Chloephaga spp.) en Chloephaga rubidiceps. Acta Zoológica Lilloana,
las provincias de Buenos Aires y Río Ne- 34, 153-154.
gro, julio de 2008. Secretaría de Ambien- Rumboll, M. A. E. y Canevari, P. (1991). Migracio-
te y Desarrollo Sustentable de la Nación, nes de anátidos en la Argentina, con especial
Buenos Aires. énfasis en los Cauquenes (Chloephaga spp.).
Petracci, P. F.; Marbán, L.; Ibáñez, H.; Meriggi, Resumen IV Congreso Ornitología Neotropi-
J.; Cereghetti, J.; Klimaitis, C.; Aguirre, J.; cal: 201. Quito, Ecuador.
Baigún, R.; Sarria, R.; León, M.; Bravo, M. Schüttler, E.; Klenke, R.; McGehee, S.; Rozzi, R.
E.; Amorós, M.; Dosio, R.; Grabosqui, L.; y Jax, K. (2009). Vulnerability of ground-
Hartmann, F.; Figueroa, M.; Malmoria, P.; nesting waterbirds to predation by invasive
Bahía, R.; Tejerina, R.; Klimaitis, J.; Pra- American mink in the Cape Horn Biosphere
do, W.; Dolsan, M.; Federico, B.; Castro, P.; Reserve, Chile. Biological Conservation, 142,
Jones, A.; Rivera, S.; Hollmann, F.; Catrín, 1450-1460.
L.; Rizzutti, M.; Inostrosa, J. C. y Pardo, C. Scott, P. (1954). South America. 1953. Annual
(2019). Monitoreo Poblacional de Cauque- Report of the Wildfowl Trust 1952-1953, 6,
nes Migratorios (Chloephaga sp.) en áreas 54-69.
de invernada de las provincias de Buenos Servicio Agrícola Ganadero. (2015). Legisla-
Aires, La Pampa, Río Negro y Chubut, Ar- ción, la ley de caza y su reglamento. División
gentina. Informe técnico. Temporadas mi- de protección de la fauna silvestre. Chile:
gratorias 2015 a 2018. Servicio Agrícola y Ganadero, Ministerio de
Petracci, P. F.; Sarria, R.; Gaitán, F. y Fasola, L. Agricultura, Gobierno de Chile.
(2013b). Estatus poblacional de los cau- Suárez, H. y Balbiano, A. (2008). Cauquén Colo-
quenes (Chloephaga sp.) en las áreas repro- rado. La extinción es para siempre. Ecocien-
ductivas del extremo sur de la Patagonia cia y Naturaleza, 10, 20-26.
Argentina. Plan Nacional de Conservación Suárez, H. y Balbiano, A. (2015). Cauquén Colo-
y Manejo de Cauquenes. Dirección de Fau- rado. Vuelo hacia el ocaso. Revista Muy Inte-
na Silvestre, Secretaría de Ambiente y De- resante, 361, 30-33.
sarrollo Sustentable de la Nación. Buenos Summers, R. W. (1982). The absence of flight-
Aires, Argentina. less moult in the Ruddy-headed Goose in Ar-
Petracci, P. F.; Zalba, S. M.; Delhey, V. y Darrieu, gentina and Chile. Wildfowl, 33, 5-6.
C. A. (2016). Efecto del pastoreo por el Cau- Summers, R. W. y Griene, A. (1982). Diet, feed-
quén Común (Chloephaga picta) en cultivos ing behavior and food intake of the Upland
de Trigo (Triticum durum). Ornitología Neo- geese (Chloephaga picta) and Ruddy-headed
tropical, 27, 169-180. geese (Chloephaga rubidiceps) in the Falkland
Punta, G. E. (2019). Aspectos de la ecología Islands. Journal of Applied Ecology, 19, 733-
poblacional, utilización de hábitat, ecolo- 804.
gía alimentaria, conectividad migratoria y Summers, R. W. y McAdams, J. H. (1993). The
conservación de los cauquenes en el valle Upland Goose. Bluntisham Books Cam-
inferior del río Chubut. Naturalia Patagó- bridgeshire.
nica, 13, 1-177. Sun, Z.; Pan, T.; Hu, C.; Sun, L.; Ding, H.; Wang,
Ripley, S. D. (1950). A small collection of birds H.; Zhang, C.; Jin, H.; Chang, Q.; Kan, X. y
from Argentine Tierra del Fuego. Postilla, Zhang, B. (2017). Rapid and recent diversifi-
Yale Peabody Museum, 3, 1-11. cation patterns in Anseriformes birds: Infe-
Rossi, J. A. H. (1959). Algunos datos sobre hue- rred from molecular phylogeny and diversi-

192 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A U Q U É N C O L O R A D O

fication analyses. Plos One, 12(9), e0184529. y reproducción de aves acuáticas en el Área
Todd, F. S. (1997). Handbook of Waterfowl Iden- Natural Protegida El Tromen, Neuquén. Ac-
tification. California, USA: Ibis Publishing tas XXII Reunión Argentina de Ecología: 224.
Company. Córdoba, Argentina.
Tracanna, N. A. y Ferreira, L. (1984). Plan de es- Vuilleumier, F. (1994). Status of the Ruddy-
tudios y control de avutardas: Evaluación de headed Goose Chloephaga rubidiceps (Aves,
los efectos sobre el rendimiento en grano de Anatidae): a species in serious danger of ex-
cultivos de Trigo pastoreados por avutardas tinction in Fuego-Patagonia. Revista Chilena
(Chloephaga sp.). Informe Inédito. de Historia Natural, 67, 341-349.
Tracanna, N. A.; Martin, S. I. y Ferreira, L. Weller, M. W. (1975). Habitat selection by wa-
(1984). Plan de estudios y control de avutar- terfowl of Argentine Isla Grande. The Wilson
das: Censo de avutardas en la Provincia de Bulletin, 87, 83-90.
Buenos Aires. Informe Inédito. 27 páginas. Wetlands International. (2019). Waterbird Po-
TWSG forum. (2020). Taxa of interest. IUCN pulation Estimates.
Species Survival Commission. Threatened Woods, R. W. (2017). The Birds of the Falkland
Waterfowl Specialist Group. Islands. An Annotated Checklist. United
Vidal, V.; Lucio, L.; Di Martino, S.; Iturmendi, S.; Kingdom: British Ornithologist Club.
Freire, R. y Gómez, J. (2006). Sobrepastoreo

F U N DAC I Ó N A Z A R A 193
Á G U I L A H A R P Í A

194 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
ÁGUILA HARPÍA

Harpia harpyja (Linnaeus, 1758)

JULIÁN E. M. BAIGORRIA y ROCÍO S. RODRÍGUEZ

Clase: Aves
Orden: Accipitriformes
Familia: Accipitridae
Otros nombres vulgares: harpía, águila arpía, arpía mayor, gavilán real, huracú, huacurú;
apacaní o yapacaní, taguató-ruvichá o taguató-rubichá, guirapé, urutaú-guazú o güirasú
(guaraní); uiraçú, apacanim, papamacaco, papamico, uiraçú verdadeiro o gavião real
(portugués).
Nombre en inglés: Harpy Eagle.

Estatus internacional: Vulnerable (BirdLife International, 2021).


Estatus nacional: En Peligro Crítico (MAyDS y AA, 2017).
CITES: I (CITES, 2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES vientre es blanco inmaculado con excep-


ción de los muslos que están finamente
El águila harpía (Harpia harpyja) es un barrados de negro. El dorso es negruzco
ave extremadamente grande, impac- al igual que la cola, que presenta anchas
tante, y que posee tal vez los tarsos más bandas blancuzcas más notables en la
poderosos entre todas las aves de presa parte ventral. El pico es muy fuerte, ne-
del mundo. Como en la mayoría de las gro y en los adultos el iris es de color gris
rapaces, el macho es de menor tama- pálido. Tal vez los dos caracteres que
ño, midiendo entre 83 y 90 cm de lar- más llaman la atención de esta especie
go con un peso que oscila entre los 4 y son su cresta “doble” y el grosor de sus
los 6 kg, mientras que la hembra llega tarsos con garras que llegan hasta los 10
a medir hasta 110 cm y pesar hasta 9 cm de largo y se encuentran desprovis-
kg (Ferguson-Lee y Christie, 2001). Los tos de plumas. En vuelo, las alas se ob-
adultos presentan un capuchón gris cla- servan barradas de blanco y negro, con
ro, ceniciento, que se vuelve más oscuro, bandas negras muy conspicuas en las
casi negruzco en el pecho y la cresta. El tapadas (una característica que ayuda a

F U N DAC I Ó N A Z A R A 195
Á G U I L A H A R P Í A

Macho adulto de águila harpía en cautiverio en el Parque das Aves, Brasil, 2017. Foto: Rocío S.
Rodríguez. 

diferenciarla de otras águilas selváticas). que puede dar lugar a confusiones, par-
Los juveniles son mucho más claros que ticularmente en vuelo (Clark y Schmitt,
los adultos; al comienzo presentan el ca- 2017).
puchón blancuzco, casi del mismo color
que el vientre, el dorso gris ceniciento y
el iris castaño y, a medida que crecen, van HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN
adquiriendo paulatinamente las caracte-
rísticas de los adultos. En los juveniles las Esta especie habita bosques húmedos y
bandas de la cola son significativamente selvas tropicales y subtropicales sudame-
más finas y numerosas, y en vuelo no se ricanas hasta 800 m s. n. m., desde Méxi-
observan las anchas bandas negras en co hasta la Argentina, siendo Brasil el país
las tapadas (Clark y Schmitt, 2017). que posee la mayor superficie de hábitat
Si bien por su gran tamaño y plumaje potencial para la misma (prácticamente
característico la harpía es relativamen- el 50%), particularmente en el bioma de
te fácil de diferenciar de otras rapaces, la Selva Amazónica que aún presenta sec-
existe una especie, el milano cabeza gris tores prístinos o poco transformados y
(Leptodon cayanensis) que tiene plumaje ocupa una gran porción de su territorio
similar a la harpía en su fase de adulto y (Miranda et al., 2019).

196 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Á G U I L A H A R P Í A

Juvenil de águila harpía en cautiverio, Refúgio Biológico Bela Vista Itaipú Binacional, Foz de Iguazú,
Brasil, 2015. Foto: Rocío S. Rodríguez.

A B

A. Pichón de águila harpía


de dos meses de edad en
el Refúgio Biológico Bela
Vista, 2017 y B. Detalle de
una de las garras del pichón.
Fotos: Rocío S. Rodríguez.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 197
Á G U I L A H A R P Í A

y la mayoría, a excepción de aquellos re-


DISTRIBUCIÓN
gistros del Parque Nacional Iguazú, se
efectuaron en zona de selva en serranías.
En marzo de 2017 se observó y se pudo
documentar por primera vez la presen-
cia de un ejemplar de águila harpía en la
provincia de Jujuy, más específicamente
en el Parque Nacional Calilegua, que aún
continúa observándose frecuentemente
en la misma zona (Morales et al., 2019).
Este registro ampliaría significativa-
mente el área de distribución de la espe-
cie dentro del país, aunque por diversos
factores, como su notable tolerancia a
las personas, la ausencia de pieles co-
lectadas en la zona, la falta de avistajes
de otros ejemplares en el área e incluso
del nido construido por este individuo, el
origen de este ejemplar continúa siendo
incierto.

Fuente: BirdLife International and Handbook of the Birds


of the World (2021). Harpia harpyja. The IUCN Red List of
Threatened Species. Version 2021-3. RASGOS ETOECOLÓGICOS

Existen poblaciones relativamente El águila harpía es el mayor predador


bien estudiadas y numerosas en Bra- del dosel de los bosques tropicales y sub-
sil (Aguiar-Silva, 2014; Miranda et al., tropicales de Sudamérica. De hábitos
2019), Panamá (Vargas González y Var- solitarios, se comporta como un “super-
gas, 2011), Perú (Piana, 2007), Guyana, predador”, es decir, es capaz de matar
Belice (Matola, 2004a, 2004b) y Ecuador y consumir predadores más pequeños,
(Muñiz-López, 2005, 2008, 2016). En la controlando sus poblaciones. La técnica
Argentina, el Bosque Atlántico de Misio- de caza más utilizada es la de esperar po-
nes es la región que registra un mayor sada en una rama de un árbol o “percha”
número de avistajes históricos y recien- a que aparezca una presa, particular-
tes, y el único lugar donde se encontraron mente en horas crepusculares, para lue-
nidos activos de la especie en los últimos go atacarla a gran velocidad y capturarla
20 años (Chebez et al., 1990; De Lucca, en el dosel con muchísima potencia (Fer-
1996; Anfuso et al., 2008). Los registros guson-Lee y Christie, 2001). Esta técnica
más recientes de la harpía provienen de es también la preferida de otras rapaces
los departamentos de General Belgrano, selváticas, como las águilas crestadas
Iguazú, Eldorado, San Pedro y Cainguás (género Spizaetus), el halcón montés (gé-

198 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Á G U I L A H A R P Í A

nero Micrastur) o los esparveros (género de individuos capturados como en aporte


Accipiter) y como estos, también podría de biomasa, ambos por encima del 50%)
emplear otras técnicas tales como seguir seguidos por primates, en especial los
a sus presas hasta encontrar el momento monos aulladores del género Alouatta y
oportuno para atacar o arremeter a gran en menor medida los monos capuchinos
velocidad dentro del dosel para captu- (de los géneros Cebus y Sapajus). El autor
rar una presa desprevenida. Durante postula que en lugares donde existen los
el seguimiento de un nido en marzo de perezosos, las águilas tienden a “especia-
2004 en Misiones, se pudo observar a un lizarse” en su captura dada su gran densi-
adulto volar a baja altura y gran veloci- dad en estas zonas y la facilidad de atra-
dad sobre el curso de un arroyo selváti- parlos una vez detectados, aun cuando
co, en una actitud muy similar a la que no aportan mucha biomasa a la dieta en
emplean los esparveros cuando buscan forma individual (por su escasa muscula-
“sorprender” presas potenciales (J. Bai- tura en relación a otras presas, como los
gorria, obs. pers.). Se alimenta en gran primates). En áreas donde la densidad de
parte de mamíferos de hábitos arborí- perezosos es más baja, o directamente no
colas o semiarborícolas, aunque ocasio- están presentes, el águila harpía parece
nalmente puede consumir aves y presas ampliar su repertorio de presas, incorpo-
terrestres, incluso invertebrados. Parece rando un porcentaje mayor de primates y
ser un predador versátil que se adapta a otros mamíferos en la dieta. En Belice y en
la disponibilidad de sus presas, siempre y la Argentina, la falta de perezosos parece
cuando estas entren dentro de cierto ran- suplirse en particular con comadrejas del
go de peso y comportamiento. Por ejem- género Didelphis que, en nuestro país, de-
plo, en la región amazónica, se alimenta bido al ambiente donde se encontraron
en gran medida de los perezosos de los los nidos, podríamos suponer que se trata
géneros Bradypus y Choloepus y, en menor en gran medida de la comadreja de orejas
medida, de primates y otros mamíferos negras (Didelphis aurita). En el nido de Be-
como coendúes (mayormente Coendu lice descripto por Rotenberg et al. (2012),
spp.) o coatíes (Nasua sp.) e incluso aves del total de presas identificadas (n=17) la
(mayormente los guacamayos -Ara sp.-). comadreja (Didelphis marsupialis) repre-
Aunque son raros en comparación con sentó el 23,5%, seguida por el coatí de na-
otras presas, especies netamente terres- riz blanca (Nasua narica) con el 17,6% y el
tres como los agutíes (Dasyprocta sp.) tam- mono aullador negro (Alouatta pigra) con
bién están presentes en la dieta de mu- el 17,6%. Aquí también se hallaron res-
chas de las parejas estudiadas. Un estudio tos de Tamandua mexicana, una especie
reciente de Miranda (2015) analiza todos muy cercana al oso melero o tamandúa
los datos disponibles de dieta del águila (Tamandua tetradactyla) que habita en la
harpía en el mundo, llegando a la conclu- Argentina, de paujil​(Crax rubra), espe-
sión de que en lugares donde coexisten cie similar al muitú (Crax fasciolata) y de
con los perezosos, estos son la parte más kinkajú (Potos flavus), un carnívoro arbo-
importante de su dieta (tanto en número rícola de porte mediano, emparentado

F U N DAC I Ó N A Z A R A 199
Á G U I L A H A R P Í A

con los coatíes y mapaches. Analizando de masa muscular, por lo que podrían es-
todos los registros de presas obtenidos tar “reemplazando” a los perezosos en la
durante el estudio de los diversos nidos dieta de las águilas en los bosques húme-
hallados en la Argentina (Anfuso et al., dos de Belice y de la Argentina (y proba-
2008) se encontraron siete especies pre- blemente también en las poblaciones pre-
sa distintas (tanto restos obtenidos en los sentes en México y al sureste de Brasil). Es
nidos como siendo consumidas por las también llamativo que en ambos países
águilas, sobre un total de 17 registros). De las águilas consumen presas con hábitos
estas, siete (41,2%) fueron comadrejas del nocturnos, que probablemente son captu-
género Didelphis (probablemente Didelphis radas en horas del crepúsculo o en noches
aurita y en menor medida Didelphis albi- de luna llena y que sugiere que esta espe-
ventris), tres (17,6%) correspondieron al cie posee una buena visión incluso con
mono caí (Sapajus nigritus), dos (11,8%) al muy poca luz (Miranda, 2018; Miranda et
coendú (Sphiggurus spinosus), dos (11,8%) al., 2018).
al hurón mayor (Eira barbara) y luego hubo Como todas las grandes águilas, tienen
un solo registro (5,9%) para el oso mele- hábitos monógamos y forman pareja de
ro, el margay (Leopardus wiedii) y el coa- por vida. La época de nidificación varía
tí de cola anillada sudamericano (Nasua según la región e incluso puede variar de
nasua). Resulta notable la similitud en la año a año en un mismo sitio. Con relación
composición de presas obtenidas en es- a sus hábitos reproductivos, ambos indi-
tos dos países que representan los límites viduos construyen el nido siempre en ár-
de distribución para la especie (Belice al boles emergentes, entre los 20 y 40 m de
norte y la Argentina al sur), en los que no altura. Consiste en una plataforma grande
existen registros de perezosos y donde la de casi un metro de diámetro, construido
composición y número de especies presa con ramas y recubierto con hojas en el in-
potenciales es similar. En estos ambientes terior. Suele colocar dos huevos blancos
marginales para el águila harpía, las co- de los que solo uno eclosiona, naciendo
madrejas del género Didelphis son los ma- un pichón con plumón blanco inmacula-
míferos arborícolas o semiarborícolas de do luego de unos 56 días de incubación.
porte mediano que presentan unas de las Durante este período, el macho provee
densidades más altas (hasta 5 ind/ha para de alimento a la hembra cada siete días
Didelphis aurita en fragmentos de Bosque aproximadamente. Una vez que nace el
Atlántico). Al igual que los perezosos no pichón, ambos padres salen a cazar y, en
poseen mecanismos antipredatorios ac- promedio, lo alimentan cada 2,5 días. Los
tivos (como la vigilancia o las estructuras juveniles dejan el nido alrededor de los
sociales complejas que se observan en los cuatro meses de edad, pero siguen siendo
primates), sino que confían en su camu- dependientes de los padres hasta pasa-
flaje para no ser detectados y hasta fingen do el año de vida, por lo que estas águilas
estar muertos en presencia del predador. crían, como mínimo, cada dos años (Che-
A su vez presentan un peso promedio cer- bez et al., 1990; De Lucca, 1996; Anfuso et
cano a los 2 kg, con una buena proporción al., 2008).

200 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Á G U I L A H A R P Í A

Se conocen seis nidos para la Argentina, zoológico Zoo Bal Park de la localidad de
todos ellos en la provincia de Misiones. Montecarlo, que actualmente permanece
Los primeros tres nidos fueron descrip- en cautiverio. También, De Lucca (1996)
tos por Juan Carlos Chebez (Chebez et menciona el hallazgo de dos nuevos ni-
al., 1990) que menciona el hallazgo de dos en la provincia, ambos en el depar-
un nido activo hasta fines de 1986 en el tamento de Eldorado, activos durante los
departamento de San Pedro, un segun- años 1991 y 1992. En su trabajo, el autor
do nido activo durante el año 1987 en el describe el primer nido exitoso que se
departamento de Eldorado, y finalmente conoce para la especie en la Argentina,
el tercer nido activo durante el año 1988 dado que el juvenil pudo ser observado
en el departamento de Iguazú. Ninguno en las inmediaciones del nido hasta unos
de estos tres nidos fue exitoso al momen- 15 meses después de su descubrimiento.
to de su hallazgo, ya que en dos de ellos Finalmente, en el año 2004, la “Gestión
los pichones habían sido sustraídos por Águilas Crestadas Argentinas”, proyecto
personas o encontrados en el suelo y el que llevaba adelante la Fundación Aza-
pichón del tercer nido había sido muer- ra, liderado por Juan Carlos Chebez y
to por cazadores. El autor menciona que Jorge Anfuso realizaron el seguimiento
uno de los pichones fue trasladado al más prolongado de un nido de esta espe-

Juvenil de águila harpía registrado por J. Anfuso y el grupo de voluntarios de la Fundación


Azara durante la campaña de relevamientos de nidos, 2004.
Foto: Jorge Anfuso.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 201
A
Á G U I L A H A R P Í A

con registros en la Argentina. En cinco


de esos nidos, las águilas eligieron al
timbó (Enterolobium contortisciliquum) y
A. Nido encontrado en mayo de
2004 por J. Anfuso y el grupo de
en el restante un lapacho negro (Tabe-
voluntarios de la Fundación Azara buia heptaphylla). En este nido de 2004,
durante la campaña de relevamientos se pudo observar que el juvenil se aleja-
de nidos. Nótese que el nido se ba del área del nido por hasta tres días,
encuentra construido en lo alto de
un gran timbó, ubicado en una de las
para luego volver y comenzar a emitir
bifurcaciones de su tronco y B. Primer un fuerte llamado en forma incesante,
plano del nido. Fotos: Jorge Anfuso. incluso luego del ocaso. Este comporta-
miento es similar al que se registró en
cie en el país (Anfuso et al., 2008) y los otros nidos de la especie, donde juveni-
primeros intentos de captura de un ju- les de esa misma edad eran alimenta-
venil con fines científicos. Este es el úl- dos por los padres cada dos o tres días
timo nido de harpía del que se cuenta (Anfuso et al., 2008).

202 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Á G U I L A H A R P Í A

ESTADO DE CONSERVACIÓN López, 2017). En nuestro país está cata-


logada como “En Peligro Crítico” por el
Como muchas de las grandes águilas Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sus-
del mundo, la harpía se encuentra ame- tentable de la Nación -MAyDS- y Aves Ar-
nazada por la destrucción de su hábitat, gentinas -AA- (Resolución Nº 795/2017
que durante los últimos años se ha incre- MAyDS; MAyDS y AA, 2017) y se desco-
mentado aceleradamente (Chebez, 1994; noce el estado en el que se encuentra la
Giraudo y Povedano, 2004; Muñiz-López, o las poblaciones existentes (suponiendo
2008, 2016). Esta realidad es particular- la existencia de una población presente
mente dramática en países como Brasil, en las yungas). La provincia de Misiones
Venezuela y Colombia, donde miles de parece ser el bastión más importante
hectáreas de bosque tropical son conver- para la especie en el país, debido a que
tidos año tras año con fines de produc- es el único lugar donde se han registra-
ción agrícola-ganadera o destruidos en do nidos exitosos (Chebez et al., 1990; De
incendios forestales. Lamentablemente Lucca, 1996; Anfuso et al., 2008) y donde
no existen estudios poblacionales actua- presenta registros en varias zonas de la
les que puedan reflejar una disminución provincia, muchas veces dentro de áreas
en el número total de individuos de esta naturales protegidas. En esta provincia,
especie, pero extrapolando los datos de se encuentra protegida en el Parque Na-
disminución de su hábitat potencial, se cional Iguazú, el Parque Provincial Uru-
puede suponer un drástico descenso en gua-í y la Reserva de Biósfera Yabotí y
el número total de individuos o parejas probablemente en otras reservas, tanto
reproductivas durante las últimas dos públicas como privadas, lindantes o cer-
décadas. Hasta 2020 el águila harpía canas a estas. Por las características del
estaba categorizada como “Casi Amena- ambiente y la proximidad a zonas con
zada” por BirdLife International (2020). registros confirmados, se supone que la
Debido a la falta de estudios que puedan especie se encuentra también en el Par-
estimar su situación real, algunos espe- que Provincial “El Piñalito”, la Reserva
cialistas en aves rapaces y otros investi- Nacional Iguazú y el Parque Provincial
gadores han propuesto que se eleve su “Puerto Península”. El naturalista A. Bo-
categoría a “Vulnerable” (Knobel, 2017), drati en (2016) reportó a la especie en la
hecho que se concretó en 2021 en la úl- Reserva de Biósfera Yabotí.
tima actualización de su estado de con- Aunque la deforestación en la selva mi-
servación (BirdLife International, 2021). sionera parece haberse desacelerado en
A la pérdida de su hábitat como ame- la última década y aún existen extensas
naza, también hay que sumarle la per- zonas de selva primaria, algunas ame-
secución directa por parte del hombre, nazas como la persecución directa y la
al atribuirle la matanza de animales de pérdida de árboles emergentes (por tala
corral, para ingesta o por simple curiosi- selectiva) podrían seguir teniendo un
dad (debido a su gran tamaño) (Trinca et impacto negativo importante para la es-
al., 2008; De Freitas et al., 2014; Muñiz- pecie dentro de esta provincia.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 203
Á G U I L A H A R P Í A

Por último, la Convención sobre el Co- posición central, resaltaba la importan-


mercio Internacional de Especies Ame- cia de estas especies y proponía acciones
nazadas de Fauna y Flora Silvestre (CI- de conservación. Su distribución fue es-
TES, por sus siglas en inglés) ubica al casa y no llegó en forma adecuada a las
águila harpía en el Apéndice I, donde se provincias donde habitan estas águilas,
incluyen las especies de fauna y flora so- pero significó un comienzo en la percep-
bre las que se cierne el mayor grado de ción de la grave situación en la que se en-
peligro. La CITES prohíbe el comercio contraban estas especies.
internacional de especímenes de esas A finales de los 80 y principios de los
especies, salvo cuando la importación 90 se encontraron una serie de nidos en
se realiza con fines no comerciales, por la provincia de Misiones, los que dieron
ejemplo, para la investigación científica sustento a las primeras publicaciones
(CITES, 2021). sobre aspectos etológicos de la especie
en el país y que sirvieron de base para
proponer nuevas reservas y desarrollar
ACCIONES DE CONSERVACIÓN estrategias para su conservación en la
provincia. Fue declarada como Monu-
En la Argentina, las acciones de con- mento Natural de la provincia de Misio-
servación de mayor impacto positivo so- nes en el año 1996 por la Ley XVI - N° 44
bre esta especie son indirectas, es decir, (anteriormente Ley N° 3.320), donde se
no están enfocadas específicamente en menciona que se dispondrán de “medi-
conservar el águila harpía. En particular, das de prevención y protección” en caso
la creación de áreas naturales protegidas de encontrarse nidos de la especie tanto
en el área de distribución de la especie en tierras públicas como privadas. La-
favorece su conservación de forma indi- mentablemente, al día de la fecha y casi
recta, al preservar el ambiente en el que 25 años después de haberse promulgado
habitan. En Misiones se estima que la su- la ley, aún no está reglamentada, por lo
perficie de reservas públicas y privadas que no puede aplicarse ninguna medida
es superior a 1.300.000 ha, muchas de en caso de encontrarse un nido nueva-
las cuales se encuentran en la zona cen- mente. También se encuentra protegida
tro-norte de la provincia que coincide en todo el territorio nacional por la Re-
con el área de distribución de la especie. solución N° 1.089/98 del MAyDS. En el
En cuanto a las acciones de conserva- año 2003, y bajo la tutela de Juan Carlos
ción directamente enfocadas al águila Chebez, se creó en la Fundación Azara
harpía podríamos mencionar el póster la “Gestión Águilas Crestadas Argenti-
“Amenazadas” de Aves Argentinas/Aso- nas”, destinada a propiciar el estudio y
ciación Ornitológica del Plata de finales la conservación de las grandes águilas
de la década de 1980 como una de las que habitan el país, entre ellas, la harpía.
pioneras. Este póster incluía a las gran- La gestión estuvo formada por Facundo
des águilas presentes en las selvas ar- Barbar, Marcelo Cavicchia, María Veró-
gentinas, con la harpía ocupando una nica Gil Suarez, Agustín Quaglia y Julián

204 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Á G U I L A H A R P Í A

Baigorria. A finales de ese mismo año


se observó un juvenil en una propiedad
lindante al Parque Provincial Urugua-í, y
con la ayuda y organización de Jorge An-
fuso -fundador y director del Centro de
Rescate, Rehabilitación y Recría de Fau-
na Silvestre Güirá Oga-, a principios del
año 2004 se realizaron varias campañas
a la zona en busca del nido. Este fue el
primer seguimiento intensivo de un nido
de harpía en la Argentina, donde se ob-
tuvieron datos sobre comportamiento,
dieta y estructura del ambiente que ro-
deaba el mismo, novedosos para el país
e incluso para la especie a nivel mundial Primera Reunión Nacional para la Conservación
(Anfuso et al., 2008). Dos años después del Águila Harpía, Iguazú, Misiones, septiembre
de 2006. J. C. Chebez y J. Anfuso junto al por
de dicho hallazgo, en 2006, y con el apo-
ese entonces Director de Fauna Silvestre de la
yo de Güirá Oga, el Ministerio de Ecolo- provincia de Misiones, Dr. M. Rinas.
gía y Recursos Naturales Renovables de Foto: Archivo Fundación Azara - Centro Güirá Oga.

la provincia de Misiones (MEyRNR), la


Administración de Parques Nacionales que fue distribuido en escuelas y zonas
(APN) y Aves Argentinas, esta gestión rurales en una campaña de exploración
organizó la “Primera Reunión Nacional en busca de nuevos territorios del águi-
para la Conservación del Águila Harpía”, la harpía ese mismo año. Este póster,
que se llevó a cabo en el Parque Nacio- editado por la Fundación Azara, contó
nal Iguazú. Entre las conclusiones y re- con el apoyo del Centro para el Estudio
comendaciones que surgieron en esta y el Manejo de Predadores de Argenti-
reunión, podemos destacar la necesi- na, la Fundación Caburé-í, el entonces
dad de reglamentar la ley que declara a Zoológico de Buenos Aires (actualmente
la harpía como Monumento Natural, la Ecoparque), Aves Argentinas, Raptours
promoción de acciones de conservación L.L.C., la Reserva Jaguaroundi, el MEyR-
in situ y ex situ (con cría en cautiverio) y NR, la Secretaría de Ambiente y Desarro-
la declaración de la harpía como especie llo Sustentable de la Nación, APN y Güirá
bandera de la protección de la selva mi- Oga.
sionera, entre otras (Anfuso, 2006; Che- En el año 2017, luego de cumplirse 11
bez y Anfuso, 2008). años de la reunión del año 2006, la Fun-
En el año 2014, el naturalista Eduardo dación Azara junto con el Centro Güirá
De Lucca gestionó la reedición del pós- Oga y el MEyRNR organizaron el “Segun-
ter “Águilas Misioneras: juntos podemos do Taller Nacional para la Conservación
salvarlas”, esta vez solo enfocado en las del Águila Harpía”, que se llevó a cabo en
especies presentes en dicha provincia, las instalaciones de Güirá Oga durante

F U N DAC I Ó N A Z A R A 205
Á G U I L A H A R P Í A

dos días. En esta reunión no solo asistie- de harpía al Refúgio Biológico Bela Vista
ron naturalistas de la provincia de Misio- en el año 2000, Jorge Anfuso y Silvia El-
nes, sino que también participaron guar- segood de Güirá Oga han colaborado con
daparques del Parque Nacional Calilegua, la institución brasileña. Güirá Oga es un
donde se había registrado recientemente Centro de Rescate, Rehabilitación y Re-
un ejemplar de esta especie, personal del cría de Fauna Silvestre ubicado en la ciu-
Refúgio Biológico Bela Vista Itaipú Bina- dad de Puerto Iguazú, en Misiones, inau-
cional, e investigadores internacionales gurado el 23 de agosto de 1997 por Jorge
que trabajan con esta especie. Durante el Anfuso y Silvia Elsegood. Se encuentra
primer día del taller se evaluó el estado emplazado en el Paisaje Protegido An-
de avance de las propuestas planteadas drés Giai de 19 hectáreas. Desde el año
durante la primera reunión, llegándose a 2005 es comanejado por el MEyRNR y la
la conclusión de que prácticamente todo Fundación Azara. Es uno de los primeros
se encontraba en las mismas condicio- centros en nuestro país que incorporó los
nes que en el 2006, es decir, no se ha- conocimientos de cetrería en la rehabili-
bía avanzado en ninguna de ellas. Cabe tación y cría de aves rapaces para su con-
destacar de este encuentro la decisión servación.
de formar una subcomisión enfocada en El 16 de noviembre del 2020 se reunió
esta especie presidida por autoridades (por videoconferencia) la Comisión de Re-
del MEyRNR y con representantes de to- cursos Naturales y Conservación del Am-
das las instituciones presentes en el ta- biente Humano de la Cámara de Diputa-
ller. Lamentablemente luego de casi cinco dos de la Nación para tratar proyectos de
años aún no se ha formado dicha subco- ley, de resolución y de declaración. En di-
misión. En el segundo día del taller se rea- cha reunión se aprobaron en el área de su
lizó una visita al centro de cría de águilas competencia diferentes proyectos. Entre
harpías del Refúgio Biológico Bela Vista ellos, se dictaminó el proyecto de ley que
para conocer no solo las instalaciones del declara Monumento Natural Nacional a la
área de cría en cautiverio de esta especie, especie águila harpía con el fin de lograr
sino también pensando en la posibilidad su protección, seguimiento y la recupe-
de llevar adelante un proyecto de repro- ración numérica de esta especie amena-
ducción ex situ también en Güirá Oga, con zada y considerada en crítico peligro de
fines de conservación. Este centro se en- extinción en la Argentina.
cuentra en la ciudad brasileña de Foz de A lo largo de los años, ha habido varios
Iguazú, depende de la empresa Itaipú, y intentos de comenzar proyectos a largo
lleva adelante el proyecto de conserva- plazo para el estudio y conservación de
ción con harpía desde el año 2000. Hasta esta especie en la Argentina, siendo la
mayo de 2020 contaban con 50 pichones Fundación Azara uno de los actores más
nacidos en cautiverio, siendo el programa comprometidos en tratar de propiciarlos.
más exitoso a nivel mundial de cría de Luego de más de tres décadas del hallazgo
esta especie. de los primeros nidos en el país, aún no se
Desde la llegada del primer ejemplar cuenta con la reglamentación de las leyes

206 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Á G U I L A H A R P Í A

A B

Acto de bautismo de dos pichones de esta


especie nacidos en cautiverio en el Refúgio
Biológico Bela Vista y reconocimiento
a quienes colaboraron desde los inicios
del proyecto de cría en cautiverio de
águilas harpías en el 2000. A. S. Elsegood
sosteniendo a uno de los pichones (nieto del
primer ejemplar ingresado en el año 2000),
bautizado por los fundadores y directores
del Centro de Rescate, Rehabilitación y
Recría de Fauna Silvestre Güirá Oga como
Ta’aromby (“Esperanza” en guaraní) y
B. S. Elsegood y J. Anfuso recibiendo el
certificado de padrinos en agradecimiento
al asesoramiento inicial brindado al centro.
Fotos: Refúgio Biológico Bela Vista Itaipú Binacional.

que protegen a la especie, ni con pro-


yectos permanentes en el terreno para
su estudio y conservación. Cabe men-
cionar que en el 2018 se ha confor-
mado el “Proyecto Águilas Crestadas
Argentinas”, liderado por la Funda-
ción Caburé-í, que ya ha realizado una
campaña a la provincia de Misiones en
busca de la harpía y otras especies de
águilas selváticas emblemáticas y con
algún grado de amenaza de extinción.
Es de esperar que, ante la posibilidad
Póster “Águilas Misioneras: juntos podemos de apertura de nuevos centros de in-
salvarlas” de 2014. vestigación en la provincia de Misio-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 207
Á G U I L A H A R P Í A

nes, sumado a la presencia constante y tumbre adornar el espaldar de sus camas


el trabajo conjunto de organizaciones no con las alas de esta gran águila, lo que se-
gubernamentales en la zona (entre ellas gún su creencia era sinónimo de estatus
Fundación Azara, Aves Argentinas, entre y poder divino. Sin dudas es la reina de la
otras), el Centro Güirá Oga y las nuevas selva americana, se conocen representa-
tecnologías disponibles, existan mayores ciones de esta poderosa águila en el arte
posibilidades para que finalmente esta precolombino chavín y olmeca. También
especie sea debidamente protegida y es- se sabe que existe en Ecuador una tribu,
tudiada en nuestro país. Se espera que en los huaorani, que la veneran como si fue-
un futuro cercano surjan nuevos proyec- ra una divinidad. Tienen la costumbre de
tos de conservación y líneas de investiga- adornar sus brazaletes y coronas de gue-
ción para profundizar los conocimientos rra con plumas de esta ave, creyendo que
sobre esta especie, tanto desde el estado les otorga protección y fuerza.
como desde las instituciones privadas.

La Fundación Caburé-í es otra de las BIBLIOGRAFÍA


instituciones de la Argentina que trabaja
por la conservación del águila harpía. Aguiar-Silva, F. H.; Sanaiotti, T. M. y Luz, B.
(2014). Food habits of the Harpy Eagle (Har-
pia harpyja), a top predator from the Amazo-
nian rainforest canopy. Journal of Raptor Re-
INFORMACIÓN ANTROPOLÓGICA search, (48), 24-36.
Anfuso, J. (2006). Conclusiones de la Primera
Reunión Nacional para la Conservación del
En la mitología griega, las harpías o ar- Águila Harpía. Informe inédito. Área de Bio-
pías (en griego antiguo Ἇρπυια Hárpyia, diversidad, Fundación de Historia Natural
Félix de Azara; Administración de Parques
‘significa las que raptan o las que arre- Nacionales; Ministerio de Ecología, Recursos
batan’) eran seres con apariencia de her- Naturales Renovables y Turismo de la pro-
mosas mujeres aladas, teniendo como vincia de Misiones; y Aves Argentinas. Puerto
Iguazú, Misiones, Argentina.
objetivo principal hacer cumplir el casti- Anfuso, J.; Suárez, M. V. G. y Chebez, J. C. (2008).
go impuesto por Zeus al rey Fineo: valién- Nuevo registro de nidificación de la Harpía
dose de su capacidad de volar, robaban (Harpia harpyja) en la provincia de misiones,
Argentina y consideraciones sobre su con-
continuamente la comida de Fineo antes servación. Nótulas Faunísticas (segunda se-
de que pudiera tomarla. En tradiciones rie), (21), 1-13.
posteriores fueron transformadas en fi- BirdLife International. (2020). Ficha de la espe-
cie: Harpia harpyja.
guras maléficas con cuerpo de ave de ra- BirdLife International. (2021). Ficha de la espe-
piña, horrendo rostro de mujer y afiladas cie: Harpia harpyja.
garras, que llevaban consigo tempesta- Bodrati, A. (2016). Harpía (Harpia harpyja) en la
Reserva de Biósfera Yaboty, Misiones, Argen-
des, pestes e infortunio, raptando niños tina. Nuestras Aves, 61, 26.
y devorando almas. Chebez, J. C. (1994). Los que se van. Especies ar-
En la cultura guaraní el taguato ruvicha gentinas en peligro. Buenos Aires, Argentina:
Editorial Albatros.
es el águila suprema, portadora de gran
Chebez, J. C. y Anfuso, J. (2008). Harpía. En: J. C.
poder. Los jefes guaraníes tenían por cos- Chebez (Ed.), Los que se van. Fauna argenti-

208 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Á G U I L A H A R P Í A

na amenazada. Tomo II (pp. 197-207). Bue- Miranda, E. B. P. (2018). Composición de pre-


nos Aires, Argentina: Editorial Albatros. sas de águilas arpías (Harpia harpyja) en Ra-
Chebez, J. C.; Silva Croome, M. y Serret, A. (1990). leighvallen, Surinam. Tropical Conservation
La nidificación de la Harpía (Harpia harpyja) Science, 11, 1940082918800789.
en Argentina. El Hornero, 13(2), 155-158. Miranda, E. B. P.; Campbell-Thompson, E.; Mue-
CITES. (2021). Convención sobre el Comercio In- la, A. y Vargas, F. H. (2018). Sex and breeding
ternacional de Especies Amenazadas de Fau- status affect prey composition of Harpy Ea-
na y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III en gles Harpia harpyja. Journal of Ornithology,
vigor a partir del 22 de junio de 2021. (159), 141-150.
Clark, W. S. y Schmitt, J. N. (2017). Raptors of Miranda, E. B.; Menezes, J. F.; Farias, C. C.; Munn,
Mexico and Central America. United King- C. y Peres, C. A. (2019). Species distribution
dom: Princeton University Press. modeling reveals strongholds and potential
De Freitas, M. A.; Mendes Lima, D. y Bittioli R. Go- reintroduction areas for the world’s largest
mes, F. (2014). Registro de abate de gaviões- eagle. Plos one, 14(5), e0216323.
reais Harpia harpyja (Accipitridae) para con- Morales, A. M.; Sanchez, N. M. y Rodríguez, R. E.
sumo humano no Maranhão, Brasil. Atuali- (2019). Harpía (Harpia harpyja) construyendo
dades Ornitológicas, 178, 12-15. una plataforma en las yungas australes del
De Lucca, E. R. (1996) Observaciones de un nido noroeste argentino. Nuestras aves, 64, 8-10.
exitoso de Harpía (Harpia harpyja) en Argen- Muñiz-López, R. (2005). Descubrimiento del
tina. El Hornero, 14(3), 070-072. Primer Nido Activo de águila harpía (Harpia
Ferguson-Lee, J. y Christie, D. A. (2001). Raptors harpyja) al Occidente de la Cordillera Andina.
of the world. Boston and New York, EE. UU.: Red de Rapaces Neotropicales, (2), 1-2.
Houghton Mifflin Company. Muñiz-López, R. (2008). Revisión de la situación
Giraudo, A. R. y Povedano, H. (2004). Avifauna de del águila harpía Harpia harpyja en Ecuador.
la región biogeográfica Paranaense o Atlánti- Cotinga, (29), 42-47.
ca Interior de Argentina: biodiversidad, esta- Muñiz-López, R. (2016). Biología y conservación
do del conocimiento y conservación. Temas del águila harpía (Harpia harpyja) en Ecuador.
de la Biodiversidad del Litoral fluvial argenti- Tesis Doctoral. Universidad de Alicante.
no. INSUGEO, Miscelánea, (12), 331-348. Muñiz-López, R. (2017). Harpy eagle (Harpia
Knobel, J. C. (2017). The Harpy Eagle and the harpyja) mortality in Ecuador. Studies on Neo-
Amazon rainforest in Brazilian federal law tropical Fauna and Environment, (52), 81-85.
-thoughts on environmental law and the con- Piana, R. P. (2007). Anidación y dieta de Harpia
servation of birds of prey and their habitat. harpyja Linnaeus en la comunidad nativa de
De Jure Law Journal, (50), 2. Madre de Dios, Perú. Revista Peruana de Bio-
Matola, S. (2004a). Programa del Águila Arpía de logía, (14), 135-138.
Belice. AFA Watchbird, (30), 22-24. Rotenberg, J. A.; Marlin, J. A.; Pop, L. y García, G.
Matola, S. (2004b). Proyecto de restauración del (2012). Primer registro de un nido de águila
Águila Arpía. Boletín de la Sociedad Audubon arpía (Harpia harpyja) en Belice. The Wilson
de Belice, 36(2), 4-5. Journal of Ornithology, 124(2), 292-297.
MAyDS y AA. (2017). Categorización de las Aves Trinca, C. T.; Ferrari, S. F. y Lees, A. C. (2008).
de la Argentina según su estado de conserva- Curiosity killed the bird: arbitrary hunting
ción. Informe del Ministerio de Ambiente y of Harpy Eagles Harpia harpyja on an agricul-
Desarrollo Sustentable de la Nación y de Aves tural frontier in southern Brazilian Amazo-
Argentinas, edición electrónica. C. A. Buenos nia. Cotinga, (30), 12-15.
Aires, Argentina. Vargas González, J. J. y Vargas, H. (2011). Densi-
Miranda, E. B. P. (2015). Implicaciones para la dad de anidación de águilas arpías en Darién
conservación de los patrones de depredación con estimaciones de tamaño de población
del águila arpía Harpia harpyja. Endangered para Panamá. Ornitología Neotropical, (25),
Species Research, 29, 69-79. 207-218.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 209
Á G U I L A C R E S T U D A R E A L

D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
ÁGUILA CRESTUDA REAL

Spizaetus ornatus (Daudin, 1800)

JULIÁN E. M. BAIGORRIA y ROCÍO S. RODRÍGUEZ

Clase: Aves
Orden: Accipitriformes
Familia: Accipitridae
Otros nombres vulgares: águila crestada real, águila copetona real, águila calzada
ornada, águila azor ornada, águila de penacho, águila penachuda, águila de copete, águila
calzada barrada o barreada, águila elegante, águila crestuda listada, águila moñuda, águila
coronada chica, águila crestada rayada, esparvero calzado; taguató-apiratí o yapacaní
(guaraní); urutaurá, urutauná o urutaurana (tupi); matamacaco, gavião-penacho o gavião
de penacho (portugués).
Nombre en inglés: Ornate Hawk-Eagle.

Estatus internacional: Casi Amenazada (BirdLife International, 2021).


Estatus nacional: En Peligro (MAyDS y AA, 2017).

CARACTERÍSTICAS GENERALES da los 964 a 1.000 g los machos y 1.389 a


1.650 g las hembras. Entre ambos sexos
El águila crestuda real (Spizaetus orna- se observa diferencia de tamaño, siendo
tus) como todas las águilas, pertenece el macho marcadamente más pequeño
a la familia Accipitridae. Es una rapaz que la hembra; aunque no presentan di-
rara de ver, pero ampliamente distribui- ferencias en su plumaje. Sus alas cortas
da, de tamaño mediano a grande y pose y redondeadas junto a su dorsal tienen
esbelta casi inconfundible. Su nombre un color pardo oscuro, casi negro sati-
científico hace referencia a su llamativo nado y las partes ventrales, incluidas
plumaje, Spizaetus: griego spizas=halcón las alas, con un jaspeado en bandas
y aetos=águila y ornatus: latín ornatum, blancas y negro notorio. El cuello y par-
ornatus=con adorno, ornamentado. Los te del pecho presentan un notable color
ejemplares adultos tienen una longitud marrón rojizo y un característico par de
de entre 58 a 73 cm, y un peso que ron- “bigotes” negros que delimitan una gor-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 211
Á G U I L A C R E S T U D A R E A L

guera (parche de plumas de colores que rable tamaño; su cola de gran enverga-
se encuentra en la garganta o en la parte dura tiene tres barras de color marrón
superior del pecho de algunas especies grisáceo (Seipke, 2004). El pico es largo
de aves) blanca y un penacho, también y filoso, de color negro y sus ojos son do-
negro, que en reposo permanece erecto rados enmarcados por profundos arcos
y llega a medir unos 10 cm superciliares. Los juveniles de esta es-
Las patas son de color amarillo, efica- pecie tienen un plumaje completamen-
ces y resistentes, presentando los tarsos te diferente a los adultos: la cabeza, el
emplumados, con garras de un conside- cuello y las partes inferiores son blan-
cas o con un salpicado negro en la co-
rona y en los flancos del pecho. Poseen
el dorso gris-marrón y la cola con varias
franjas negras (Blake, 1977). Llegan al
plumaje adulto completo a los tres años.
Los juveniles de esparvero grande
(Accipiter poliogaster) suelen confundir-
se con las águilas crestudas adultas ya
que habitan en los mismos ambientes,
presentan un plumaje casi idéntico con
nuca y pecho anaranjados, pero son
más pequeños, no poseen cresta y tie-
nen los tarsos desnudos. También hay
una variación muy rara en el plumaje
del juvenil de milano cabeza gris (Lepto-
don cayanensis), que imita casi perfecta-
mente al adulto de ornatus, diferencián-
dose principalmente por los tarsos me-
nos robustos y sin plumas, y por poseer
una distinta forma de pico y color de iris
(Ferguson-Lees y Christie, 2001).

HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN

El águila crestuda real es uno de los


depredadores más vistosos de los bos-
ques húmedos del Neotrópico. Habita
en el dosel y se puede encontrar en di-
versos tipos de bosque como los bos-
Detalle de la cabeza de un águila crestuda
real. Nótese el penacho negro erecto. ques ecuatoriales y tropicales húmedos
Foto: Archivo Fundación Azara - Centro Güirá Oga. y estacionales y, en el Cerrado; se puede

212 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Á G U I L A C R E S T U D A R E A L

Hembra adulta de águila crestuda real mantenida en cautiverio en el Centro de Rescate,


Rehabilitación y Recría de Fauna Silvestre Güirá Oga, Puerto Iguazú, Misiones, por lesión
permanente en un tarso. Este ejemplar integra el proyecto de cría ex situ iniciado en 2019.
Foto: Rocío S. Rodríguez.

Juvenil de águila crestuda real, San


Bernardino, Paraguay, 2017. 
Foto: Tatiana Maria Rivarola Quevedo.

observar en bosques en galería y bos-


ques ribereños conservados. Es una es-
pecie muy sensible a la fragmentación
del hábitat y la presencia humana, lo
que puede limitar su capacidad de dis-
persión y colonización de nuevos terri-
torios en ambientes fragmentados (Ca-
nuto, 2008).
Su distribución se extiende desde el
sur de México y Trinidad y Tobago, has-
ta el sur de Bolivia y norte de la Argenti-
na, preferentemente en bosques húme-

213
Á G U I L A C R E S T U D A R E A L

norte de Sudamérica hasta el norte de


DISTRIBUCIÓN
la Argentina y sur de Brasil. La distribu-
ción de esta última se extiende desde el
sur hasta el este de Ecuador, el noreste
de Perú y el noreste de Bolivia. Llega
al sur de Brasil, donde su densidad ha
disminuido en áreas de fuerte defores-
tación, y más al sur hasta Paraguay. En
Brasil habita casi todos los estados has-
ta Río Grande del Sur (del Hoyo et al.,
1994; BirdLife International, 2021). En
la Argentina, el águila crestuda real, es
nativa residente.
Si bien existen registros modernos de
esta especie en las provincias de Jujuy
(Di Giacomo et al., 1995), este de For-
mosa (Pereyra, 1950), Misiones (Seipke
y Cabanne, 2002) y norte de Corrientes
(Doering, 1874; De Lucca, 1992), en la
actualidad, solo se la observa con rela-
tiva frecuencia en las ecorregiones de la
Fuente: BirdLife International and Handbook of the Birds
of the World (2016) 2002. Spizaetus ornatus. The IUCN Selva Paranaense o Bosque Atlántico del
Red List of Threatened Species. Version 2021-3.
Alto Paraná en la provincia de Misiones,
en los departamentos de Iguazú, Gral.
dos tropicales y subtropicales, aunque Belgrano, San Pedro, Montecarlo, 25 de
también se la encuentra cerca de áreas Mayo, San Martín, Eldorado y Cainguás
abiertas en los “llanos” (llanuras) de Ve- (Chebez et al., 2008) y con menor fre-
nezuela y en el bosque pantanoso bajo cuencia en la ecorregión de las Yungas,
en Petén, Guatemala. Prefiere zonas de en las provincias de Salta y Jujuy (Che-
baja altitud; en Colombia se encuentra bez et al., 2008).
principalmente hasta los 1.200 m s. n.
m., pero se ha registrado hasta los 1.800
m s. n. m. (Stiles y Skutch, 1989; del Cas- RASGOS ETOECOLÓGICOS
tillo y Clay, 2005; Iliff, 2010; Garrigues y
Dean, 2014). Es un águila diurna de hábitos soli-
Se conocen dos subespecies para el tarios como la mayoría de las aves ra-
águila crestuda real: S. ornatus vicarius, paces. Su tamaño, fuerza y agilidad la
en bosques húmedos desde el sur de ubican entre los depredadores tope de
México hasta el oeste de Colombia y de los ecosistemas tropicales en los que se
Ecuador y S. ornatus ornatus, en regio- encuentra (Monroy-Ojeda et al., 2014),
nes tropicales y subtropicales desde el se mueve silenciosa y rápidamente

214 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Á G U I L A C R E S T U D A R E A L

entre los árboles, capturando presas


tanto en el suelo como en los árboles.
Su técnica de caza consiste en esperar
pacientemente en una rama dentro del
bosque a su presa. Presenta una dieta
diversificada, con variaciones locales.
Caza principalmente aves y en menor
medida mamíferos pequeños y media-
nos. En un estudio reciente que analiza
la totalidad de las presas registradas
para esta especie (Teixeira et al., 2019),
se observó que sus presas principales
son aves de gran tamaño, en particular
los crácidos, comúnmente conocidos
en nuestro país como “pavas de mon-
te” o “yacú”, seguido por aves de la fa-
milia Tinamidae (perdices y tataupaes)
y de la familia Rhampastidae (tucanes
y arasaríes). Dentro de las aves también
captura palomas (géneros Leptotila y Pa-
tagioenas), loros y guacamayos (géneros
Amazona y Ara), urúes (Odontophorus sp.)
y una gran variedad de aves medianas a
grandes, de al menos otras 18 familias.
En una proporción similar, aunque un
poco menor (cercana al 40% de las pre- Juvenil con su presa recién capturada,
sas registradas) también se alimenta de San Bernardino, Paraguay, 2017. 
mamíferos medianos, como las ardillas Foto: Raúl Germán Palacios Princigalli.

de la familia Sciuridae y los agutíes del


género Dasyprocta. En menor propor- cus) y chiricotes (Aramides cajaneus). Esta
ción, también se registraron primates conducta de cacería (acechar y vigilar
en la dieta (de las familias Cebidae y Ca- el bosque desde lo alto) favorece que
llitrichidae), comadrejas (Didelphidae) las águilas detecten bandadas de aves,
y hasta grandes murciélagos frugívoros grupos de monos y otros mamíferos.
(Artibeus sp.). Robinson (1994) repor- En una oportunidad, en la Bio-reserva
tó dos observaciones en Perú en la que Karadya (perteneciente al “Programa
las águilas se zambullen desde perchas de Reservas Privadas de la Fundación
ocultas hacia el suelo para capturar Azara”, ubicada en la zona noreste de la
grandes roedores (Proechimys sp.) y tam- provincia de Misiones), los autores ob-
bién en aguas poco profundas para cap- servaron a un ejemplar de esta especie
turar pollonas azules (Porphyrio martini- arremeter a baja altura y gran velocidad

F U N DAC I Ó N A Z A R A 215
Á G U I L A C R E S T U D A R E A L

A. Nido realizado por un adulto de águila crestuda real en el recinto


de cría del Centro de Rescate, Rehabilitación y Recría de Fauna
Silvestre Güirá Oga en el marco del proyecto de cría ex situ, 2019 y B.
Postura hecha por dicho ejemplar. Fotos: Mara Anfuso.

216 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Á G U I L A C R E S T U D A R E A L

por dentro del dosel y siguiendo el tra- nido con más de 80 días de edad, pero
yecto de un sendero ubicado dentro de permanece en el sitio de reproducción
la selva primaria, en lo que parecía ser y dependiendo de los padres, durante
un intento por capturar aves despreve- unos 15 meses. Un intento de repro-
nidas, del mismo modo que suelen ha- ducción exitoso desde la puesta hasta
cer otras rapaces selváticas como los la dispersión del juvenil dura un pro-
esparveros (Accipiter sp.) y los halcones medio de 23 meses, por lo que esta es-
monteses (Micrastur sp.). pecie generalmente se reproduce cada
Es común ver a esta especie volando dos años (Phillips y Hatten, 2013). El ta-
sobre el dosel de las selvas (Slud, 1964; maño territorial de estas águilas varía a
Álvarez del Toro, 1971; Stiles y Skutch, lo largo del año, durante la temporada
1989), particularmente en la época de reproductiva la hembra tiene un área
despliegue nupcial. En el águila cres- de acción de aproximadamente 640 ha,
tuda real el despliegue nupcial es muy que después la amplia a 1.970 ha. Por
llamativo; los vuelos de apareamiento su parte, los machos permanecen en
comienzan uno o dos meses antes de un radio de 1 km del nido y amplían su
la puesta de huevos, cuando la hembra territorio a poco más de 1.000 ha (Bie-
permanece en perchas en las inmedia- rregaard, 1994; Íñigo, 2000). En Brasil
ciones del nido. Estos son construidos se registraron nidos en especies de ár-
sobre árboles con alturas que oscilan boles nativos también presentes en Mi-
entre los 16 y los 30 m, generalmente siones (Joenck et al., 2011; Canuto et al.,
en una bifurcación primaria o secun- 2012; Zilio, 2017), con lo que cabe su-
daria; allí construyen una gran plata- poner que elija los mismos para anidar
forma de ramas secas que superan el en nuestro país. En Belice, todos los ni-
metro de diámetro y los 60 cm de alto. dos estudiados tuvieron una sola cría y
La temporada reproductiva comienza el período de incubación fue de 44 a 46
en los meses de agosto/septiembre en días. El emplumado ocurrió aproxima-
la Argentina con los trabajos de retoque damente a los 80 días (Phillips y Hatten,
del nido (Seipke, 2002). Ambos adultos 2013).
participan en la construcción del nido
e incubación, aunque la hembra realiza
la mayoría de estas tareas. Los machos ESTADO DE CONSERVACIÓN
entregan comida al nido temprano en el
período de cría, pero más tarde, la hem- El estado de conservación del águila
bra comienza a cazar y ambos padres crestuda real en el orden internacional
alimentan al polluelo. El tamaño de la es “Casi Amenazada” (BirdLife Interna-
puesta es de un huevo blanco con leves tional, 2021), sin embargo, algunos au-
manchas de color marrón rojizo (Ma- tores postulan que debería reevaluarse
drid et al., 1992). Tras la puesta de ese esta categoría, dado que consideran que
único huevo la eclosión sucede entre se está enfrentando a un riesgo muy alto
los 48 a 51 días. El polluelo abandona el de extinción en estado silvestre debido

F U N DAC I Ó N A Z A R A 217
Á G U I L A C R E S T U D A R E A L

Póster “Águilas Misioneras: juntos podemos salvarlas” de 2014.

218 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Á G U I L A C R E S T U D A R E A L

a la deforestación acelerada en la cuen- ACCIONES DE CONSERVACIÓN


ca del Amazonas, a través de la cual se
proyecta que su población declinará en- En la Argentina, no se cuenta con
tre el 25-30% durante las próximas tres proyectos de conservación específicos
generaciones (Soares-Filho et al., 2006; para esta especie. En cuanto a las ac-
Teixeira et al., 2019; BirdLife Internatio- ciones de conservación directamente
nal, 2021). También es susceptible a la enfocadas a la especie, podríamos men-
caza y la persecución porque se consi- cionar el póster “Amenazadas” de Aves
dera una amenaza para las aves de co- Argentinas/Asociación Ornitológica del
rral (BirdLife International, 2021). Plata de finales de la década de 1980
En nuestro país la especie se encuen- como una de las pioneras. Este póster
tra catalogada “En Peligro” por el Mi- incluía a las grandes águilas presentes
nisterio de Ambiente y Desarrollo Sus- en las selvas argentinas, resaltaba la
tentable de la Nación -MAyDS- y Aves importancia de estas especies y propo-
Argentinas -AA- (Resolución Nº 795/17 nía acciones de conservación. En el año
MAyDS; MAyDS y AA, 2017). 2014, el naturalista Eduardo De Lucca

Juvenil rescatado y luego rehabilitado en el Centro de Rescate, Rehabilitación y Recría de


Fauna Silvestre Güirá Oga, 2020. Foto: Mara Anfuso.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 219
Á G U I L A C R E S T U D A R E A L

Ejemplar de águila crestuda real en


rehabilitación (con técnicas de cetrería, También, cabe mencionar el “Proyec-
actividad a cargo de Silvia Elsegood)
to Águilas Crestadas Argentinas” de la
en el Centro de Rescate, Rehabilitación
y Recría de Fauna Silvestre Güirá Fundación Caburé-í que desde 2018 se
Oga, julio de 2001. Capturado en la ocupa de abordar los problemas de con-
localidad de 25 de Mayo, Misiones, con servación de siete especies de águilas,
ambas patas fracturadas, fue operado
entre ellas el águila crestuda real, ac-
y liberado en el 2003 en el Parque
Provincial Urugua-í, Misiones. tualizando datos sobre su distribución
Foto: Archivo Fundación Azara - Centro Güirá Oga. e identificando sus amenazas a nivel lo-
cal y regional, con el fin de implementar
gestionó la reedición del póster “Águilas estrategias de conservación para estas
Misioneras: juntos podemos salvarlas” especies y sus ambientes a largo plazo.
que contó también con el apoyo de la Por último, se pueden destacar las ac-
Fundación Azara. ciones del Centro de Rescate, Rehabili-
En el año 2003, y bajo la tutela de J. C. tación y Recría de Fauna Silvestre Güirá
Chebez, se creó en la Fundación Azara Oga de la ciudad de Puerto Iguazú -co-
la “Gestión Águilas Crestadas Argenti- manejado por el Ministerio de Ecología
nas”, destinada a propiciar el estudio y y Recursos Naturales Renovables de la
la conservación de las grandes águilas provincia de Misiones y la Fundación
que habitan el país. Azara- al rehabilitar y liberar algunos

220 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Á G U I L A C R E S T U D A R E A L

ejemplares que han llegado al centro tran presentes. Sería deseable el mane-
desde su creación, en el año 1997, la jo efectivo de áreas protegidas existen-
mayor parte de ellos por disparos y un tes, como así también promover la crea-
ejemplar encontrado en una trampa ción e implementación de nuevas áreas
para mamíferos de cazadores. Actual- naturales protegidas, ya sea de gestión
mente en dicho centro se encuentran estatal o privada. Para promover la con-
dos ejemplares: una hembra con lesio- servación voluntaria es necesaria la ge-
nes permanentes en un tarso tras caer neración de incentivos, como por ejem-
en una trampa y un macho con un ala plo, los bonos de carbono o exención de
amputada, ejemplares con los que en impuestos inmobiliarios, para financiar
2019 se comenzó a trabajar en un pro- la gestión de las áreas naturales prote-
yecto de cría en cautiverio. El 27 de gidas y así favorecer la conservación de
agosto de 2020 ingresó un juvenil que esta y otras grandes águilas selváticas
presentaba disparos en su cuerpo, luego presentes en el país (Madrid et al., 1992;
de recibir las correspondientes atencio- Argibay et al., 2004; Soares-Filho et al.,
nes veterinarias y tras una breve estadía 2006). Dado que estas grandes rapaces
de rehabilitación en el centro, se lo liberó utilizan árboles centenarios y de gran
exitosamente en el Destacamento Uruzú porte para instalar sus nidos, sería ne-
del Parque Provincial Urugua-í, el día 12 cesario identificar las especies de ma-
de noviembre de 2020. Se destaca el va- yor importancia para el águila crestuda
lor de las visitas educativas al centro y la real, y proponer estrategias legales y de
educación ambiental que se brinda a los manejo que disminuyan o directamente
visitantes con el fin de concientizar so- prohíban la extracción de los mismos.
bre la importancia de la protección de
la fauna silvestre misionera. A su vez, La Fundación Caburé-í es otra de las
dependiendo del horario en el que se vi- instituciones de la Argentina que traba-
sita, es posible observar las actividades ja por la conservación del águila cres-
de cetrería aplicadas a la rehabilitación tuda real.
de las aves rapaces.
Dada la falta de programas y acciones
concretas para preservar esta especie BIBLIOGRAFÍA
es necesario desarrollar medidas efi-
Álvarez del Toro, M. (1971). Las Aves de Chia-
caces y efectivas que permitan conser- pas. Gobierno del Estado de Chiapas. Chia-
varla. Por ejemplo, evaluar la presencia pas. México: Tuxtla Gutiérrez.
del águila crestuda real en las áreas Argibay, H.; Baigorria, J.; Barbar, F.; Cavicchia,
M.; Gil Suárez, M. V.; Padula Armella, L. y
protegidas que se encuentran dentro de Quaglia, A. (2004). Plan de acción para
su rango de distribución. Por otro lado, la preservación de las Águilas Crestadas.
se deberían proteger eficazmente las Congreso Nacional de Conservación de la
Biodiversidad. Escobar, Buenos Aires, Ar-
Áreas Importantes para la Conservación
gentina.
de las Aves identificadas, donde esta y Bierregaard, R. O. (1994). Ornate Hawk-eagle.
otras especies amenazadas se encuen- Spizaetus ornatus. En: J. del Hoyo, A. Elliott,

F U N DAC I Ó N A Z A R A 221
Á G U I L A C R E S T U D A R E A L

J. New Sargatal (Eds.), World vultures to tropical Birds Online. Ithaca, New York, EE.
Guinea fowl (pp. 205). Barcelona, ​​España: UU.: Cornell Lab of Ornithology.
BirdLife International/Lynx. Íñigo, E. E. (2000). Águila elegante. En: G. Ce-
BirdLife International. (2021). Ficha de la es- ballos y L. Márquez Valdelamar (Ed.), Las
pecie: Spizaetus ornatus. Aves de México en peligro de Extinción (pp.
Blake, E. R. (1977). Manual of Neotropical Birds. 125-126). Distrito Federal, México: CONA-
Illinois, EE. UU.: University of Chicago Press. BIO-UNAM-FCE.
Canuto, M. (2008). Observations of Two Hawk- Joenck, C. M.; Zilio, F. y De Mendonça-Lima, A.
Eagle Species in a Humid Lowland Tropical (2011). First record of breeding of the Or-
Forest Reserve in Central Panama. Journal nate Hawk-Eagle (Spizaetus ornatus) in south-
of Raptor Research, (42), 59-63. ern Brazil. El Hornero, 26(2), 163-166.
Canuto, M.; Zorzin, G.; Carvalho Filho, E. P. M.; Madrid, H. D.; Madrid, R. A.; Echeverría, J. R. C.;
Carvalho, C. E. A.; Carvalho, G. D. M. y Ben- Alvarez, J. S. C.; Rivera, M. C.; Ávila, W. E. M. y
fica, C. E. R. T. (2012). Conservation, Man- Cáal, A. R. (1992). Comportamiento y biología
agement and Expansion of Protected and reproductiva del águila-halcón adornado.
Non-Protected Tropical Forest Remnants En: D. F. Whitacre y R. K. Thorstrom (Eds.),
Through Population Density Estimation, Informe V del Proyecto Maya (pp. 179-191).
Ecology and Natural History of Top Preda- Boise: The Peregrine Fund Inc.
tors: Case Studies of Birds of Prey (Spizaetus MAyDS y AA. (2017). Categorización de las Aves
taxon). En: P. Sudarshana, M. Nageswara- de la Argentina según su estado de conserva-
Rao y J. R. Soneji (Eds.), Tropical Forests ción. Informe del Ministerio de Ambiente y
(pp. 359-388). Rijeka, Croacia: INTech. Desarrollo Sustentable de la Nación y de Aves
Chebez, J. C.; Baigorria, J. y Anfuso, J. (2008). Argentinas, edición electrónica. C. A. Buenos
Águila crestuda real. En: J. C. Chebez (Ed.), Aires, Argentina.
Los que se van. Fauna argentina amenaza- Monroy-Ojeda, A.; Gibert-Isern, S. y Orantes-
da. Tomo II (pp. 211-215). Buenos Aires, Abadía, E. (2014). Seguimiento del éxito re-
Argentina: Editorial Albatros. productivo del águila elegante (Spizaetus Or-
De Lucca, E. R. (1992). Las Águilas del género natus) en Arroyo Negro, Chiapas; generando
Spizaetus en la Argentina. Estado de cono- un estudio pionero de rapaces Neotropicales
cimiento actual. Nuestras Aves, (7), 20-22. en México. Spizaetus, (18), 2-7.
del Castillo, H. y Clay, R. (2005). Atlas de las Pereyra, J. A. (1950). Avifauna Argentina (con-
Aves del Paraguay. Asunción, Paraguay: tribución a la ornitología). El Hornero, 9(2).
Asociación Guyra Paraguay. 178-241.
del Hoyo, J.; Elliott, A. y Sargatal, J. (1994). Phillips, R. A. y Hatten, C. J. (2013). Nest obser-
Handbook of the Birds of the World. Vol- vations on the Ornate Hawk-Eagle (Spizaetus
ume 2: New World Vultures to Guineafowl. ornatus) in Belize, Central America. Boletín de
Barcelona, España: Lynx Edicions. la Sociedad Antioqueña de Ornitología, (21),
Di Giacomo, A. G.; Di Giacomo, A. S.; López 1-9.
Lanús, B. M. y Caradonna, A. (1995). Nue- Robinson, S. K. (1994). Selección de hábitat y
vos registros de aves en el Noroeste Argen- ecología de forrajeo de rapaces en el Perú
tino. El Hornero, (14), 01-02. amazónico. Biotropica, (26), 443-458.
Doering, A. (1874). Noticias Ornitológicas de Seipke, S. H. (2002). Rapaces forestales en Mi-
las Regiones Ribereñas del Río Guayquiraró siones, Argentina: uso del hábitat y actualiza-
(Sur de Corrientes). Periódico Zoológico Ar- ción de registros. En: Conferencia sobre Aves
gentino, (1), 237-258. Rapaces Neotropicales y Simposio del Águila
Ferguson-Lees, J. y Christie, D. (2001). Raptors Arpía, (38), 98-99. Ciudad de Panamá, Pana-
of the world. New York, EE. UU.: Houghton má: The Peregrine Fund.
Mifflin. Seipke, S. H. (2004). Identificación de campo
Garrigues, R. y Dean, R. (2014). The birds of de rapaces amenazadas en Argentina. En:
Costa Rica a field guide. New York, EE. UU.: Actas del Primer Simposio Argentino de
A Zona Tropical Publication. Investigación y Conservación de Rapaces,
Iliff, M. (2010). Ornate Hawk-Eagle (Spizaetus SAICR I (5-6). Buenos Aires, Argentina:
ornatus). En: T. S. Schulenberg (Ed.), Neo- Museo de la Plata.

222 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Á G U I L A C R E S T U D A R E A L

Seipke, S. H. y Cabanne, G. S. (2002). Rapaces Stiles, F. G. y Skutch, A. (1989). A guide to the


observadas en un área selvática de San Pe- birds of Costa Rica. Ithaca, New York, EE.
dro, Misiones, Argentina. Ornitologia Neo- UU.: Cornell University Press.
tropical, (13), 272-282. Teixeira, F. D.; Mesquita, E. P.; Ferreira, M. A.
Slud, P. (1964). The birds of Costa Rica: Distri- y Carvalho de Araújo, F. (2019). Dieta del
bution and Ecology. Bulletin of the Ameri- águila halcón adornado (Spizaetus ornatus).
can Museum of Natural History, (128), Revista Brasileira de Ornitologia, (27), 31-
5-430. 39.
Soares-Filho, B. S.; Nepstad, D. C.; Curran, L. Zilio, F. (2017). Biología reproductiva y con-
M.; Cerqueira, G. C.; Garcia, R. A. y Ramos, servación de águilas halcón (Spizaetus spp.)
C. A. (2006). Modelling conservation in the (Aves, Accipitridae) en el Bosque Atlántico
Amazon basin. Nature, (440), 520-523. Sur, Brasil. Iheringia. Série Zoologia, 107.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 223
L O R O V I N O S O

224 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
LORO VINOSO

Amazona vinacea (Kuhl, 1820)

A N A L Í A V. D A L I A y E . B I A N C A B O N A PA R T E

Clase: Aves
Orden: Psittaciformes
Familia: Psittacidae
Otros nombres vulgares: loro vináceo, amazona de pecho vinoso, loro de pecho vinoso,
maracaná pico rojo, papo-rosa, papo-roxo, charón, creo-creo; papagaio-de-peito-roxo,
jurueba, curraleiro, téu-téu, quero-quero (portugués).
Nombre en inglés: Vinaceous-breasted Parrot.

Estatus internacional: En Peligro (BirdLife International, 2021).


Estatus nacional: En Peligro Crítico (MAyDS y AA, 2017).
CITES: I (CITES, 2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES característica a la que hace referencia su


nombre. El borde del hombro es verde
El loro vinoso o de pecho vinoso (Ama- mientras que el borde del ala por debajo
zona vinacea) es un ave de la familia del hombro es de color rojo. Las plumas
Psittacidae que habita exclusivamente remeras son de tonos celestes y negras,
el Bosque Atlántico y ecotonos con pas- más notables en vuelo (Chebez, 2008;
tizales, y es una de las aves más ame- López-Lanús, 2015). Las ocho rectrices
nazadas de la Argentina. Es un loro de externas que conforman las plumas de
tamaño mediano, de entre unos 30 y 35 la cola poseen una coloración escarlata
cm de longitud total (Chebez, 2008). Su desde la base hasta la mitad de su longi-
coloración es predominantemente verde tud y de color amarillo verdoso hasta la
con frente roja reducida (área entre los punta (Pereyra, 1950; Cockle y Bodrati,
ojos por arriba del pico que llega hasta 2020). En la parte posterior del cuello y
la corona) y nuca turquesa. Las plumas la nuca poseen plumas eréctiles celestes
ventrales del cuello, el pecho y la parte con un ondeado de color azul negruzco
superior del abdomen (aunque menos que le dan un “aspecto escamoso” (Che-
notorio) son de color violáceo o “vinoso”, bez, 2008; Cockle y Bodrati, 2020). Che-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 225
L O R O V I N O S O

226 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O R O V I N O S O

bez (2008) menciona que a veces suele


levantar esa zona formando un abanico
nucal que recuerda al loro cacique (De-
roptyus accipitrinus) de las selvas de la
Amazonia. Esas plumas nucales suelen
exhibirlas al excitarse, buscar pareja, en
encuentros agresivos e incluso cuando
son molestados en el nido (Silva, 1989;
Brooks et al., 1993). El pico es curvo, cor-
to, fuerte y ganchudo. Los juveniles re-
cién salidos del nido presentan el pico
color marfil, mientras que la coloración
más rosada o rojiza en la base es carac-
terística de los adultos (Cockle y Bodra-
ti, 2020; BirdLife International, 2021).
Las narinas son de color gris pálido y la
lengua negra. El área ocular está despro-
vista de plumas, es de color blanco o gris
pálido y el iris es anaranjado-rojo (Che-
bez, 2008; Cockle y Bodrati, 2020).
Si bien la especie no presenta dimor-
fismo sexual, varios autores sugieren
significativas variaciones individuales,
por ejemplo, en la extensión de la frente
roja y/o en el lila del pecho que las atribu-
yen a diferencias de edad, sexo o región
(Menegaux, 1918; Silva, 1989; Brooks et
al., 1993; Sick, 1993). Brooks et al. (1993)

Página opuesta: pareja de loro vinoso en


el Parque Provincial Araucaria, Misiones,
agosto de 2016. Nótense las variaciones
en la coloración del pico y frente en
ambos individuos. Foto: Martjan Lammertink.

Pichón de esta especie


recién salido de su nido,
Parque Provincial Cruce
Caballero, Misiones,
noviembre de 2012.
Nótese la coloración de su
pico marfil propia de los
pichones de esta especie.
Foto: Martjan Lammertink.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 227
L O R O V I N O S O

reportaron dos individuos de Paraguay


DISTRIBUCIÓN
que no tenían la frente roja. Sick (1993)
sugiere que los machos tienen el pecho
de un color lila más intenso.
Esta especie se destaca por sus fuer-
tes vocalizaciones, pudiendo realizarlas
durante 20 minutos o más sin descanso
(Cockle y Bodrati, 2020). Es un ave que
vocaliza durante todo el año, a diario y
usualmente desde el amanecer. Cuando
vuelan en áreas abiertas hacia los sitios
de descanso son especialmente ruidosos
y conspicuos mientras que, en época re-
productiva, las parejas suelen ser silen-
ciosas cuando se encuentran alrededor
de sus nidos, salvo que, por ejemplo, este
sea depredado y entonces comienzan
a vocalizar fuerte mientras vuelan en
círculos (Cockle y Bodrati, 2020). Suele
emitir un fuerte y nasal “cráu o rac-rac”
o un “creú”. Tan característico es este so-
nido que es uno de los nombres con los
que es conocida la especie: “creo-creo” en la Argentina (Cockle et al., 2007). El
(Chebez, 2008). loro vinoso anida y forrajea en hábitats
antrópicos, incluyendo capueras (vege-
tación arbustiva y selva secundaria que
HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN crece en tierras cultivadas abandona-
das), pasturas y cultivos anuales, potre-
El loro vinoso es una especie endémi- ros, fragmentos de bosque, pastizales
ca del Bosque Atlántico y sus poblacio- naturales, y árboles aislados en chacras
nes más grandes se encuentran entre y áreas urbanas (Abe, 2000; Bencke et
los 600-2.000 m s. n. m. (Cockle y Bo- al., 2003; Cockle et al., 2007; Bonaparte
drati, 2020). Se observa una asociación y Cockle, 2017; Cockle y Bodrati, 2020).
fuerte (pero no exclusiva) de esta espe- Se han registrado también bandadas de
cie con la selva de araucaria o pino Pa- esta especie pernoctando y alimentán-
raná (Araucaria angustifolia) (Zulian et al., dose en plantaciones de árboles exóticos
2020), una conífera emergente endémi- de Pinus spp. y Eucalyptus spp. (Cockle et
ca del Bosque Atlántico, con individuos al., 2007; Cockle y Bodrati, 2020).
que pueden llegar hasta 40 m de altura. Históricamente su distribución abarca-
Sin embargo, es un ave rara o ausente en ba Brasil (desde Bahía hasta Río Grande
áreas con grandes extensiones de selva del Sur), este de Paraguay (departamen-

228 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O R O V I N O S O

tos de Canindeyú, Alto Paraná, Caazapá, 1992; Bencke et al., 2003; Cockle et al.,
Caaguazú, Itapúa, Guairá y Concepción) 2007; Segovia y Cockle, 2012) en varios
y en la Argentina en toda la provincia de estados de Brasil (Minas Gerais, San Pa-
Misiones (Collar et al., 1992; Collar, 1997). blo, Espírito Santo, Bahía, Río de Janeiro
White (1882) fue quién citó por primera -con registros ocasionales-, Río Grande
vez para Misiones al loro vinoso. Sin em- del Sur, Santa Catarina y Paraná; siendo
bargo, el avance de la frontera agrícola más abundante en estos últimos tres es-
que conlleva pérdida de hábitat, escasez tados del sur de Brasil), este de Paraguay
de sitios de alimentación y árboles aptos (en los departamentos de Alto Paraná,
para nidificar, así como su captura para Canindeyú y Caaguazú) y en el centro y
ser mantenidos como mascotas, han lle- este de la provincia de Misiones en la Ar-
vado a que la distribución del loro vinoso gentina, principalmente en el departa-
se retraiga abruptamente (BirdLife In- mento de San Pedro (Collar et al., 1992;
ternational, 2021). En la actualidad, se Bencke et al., 2003; Straube et al., 2004;
encuentran en poblaciones remanentes, Cockle et al., 2007; Urben-Filho et al.,
reducidas y fragmentadas (Collar et al., 2008; Zulian et al., 2020).

Loro vinoso entre el follaje de un pino Paraná, Parque Provincial Cruce Caballero, octubre
de 2011. Foto: Martjan Lammertink.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 229
L O R O V I N O S O

A mediados de la década de 1980, la es- ches relativamente pequeños (<1.000


pecie se consideró probablemente extin- km2) con una distancia promedio entre
ta de la Argentina hasta su redescubri- los centros de las áreas principales de
miento en Campo Viera, en el centro de 834±379 km (Zulian et al., 2020).
la provincia de Misiones (Chebez, 1987;
Proyecto Nauta, 1989). En la actualidad,
la mayor población de loro vinoso en Mi- RASGOS ETOECOLÓGICOS
siones habita en una matriz agrícola en-
tre los pueblos de San Pedro y Gramado, Los loros vinosos son aves gregarias
que se encuentra unos kilómetros al nor- formando grandes grupos, que pueden
te de Bernardo de Irigoyen (Bodrati et al., llegar a más de 100 individuos, durante
2007; Cockle et al., 2007; Bodrati et al., la temporada no reproductiva, visibles
2010; Segovia y Cockle, 2012). En esta durante el amanecer y atardecer cuan-
área de la provincia, los parches de selva do se reúnen en los dormideros posán-
remanentes pertenecen al Distrito de las dose en las copas de árboles altos, por
Selvas Mixtas con laureles (Lauraceae), ejemplo, de pino Paraná (Cockle y Bo-
guatambú (Balfourodendron riedelianum) drati, 2020; Zulian et al., 2020; BirdLife
y pino Paraná dentro de la Provincia Pa- International, 2021). La época de mayor
ranaense (Cabrera, 1976; Ríos, 2006). concentración de individuos en las ban-
Además, existe otra población aislada dadas de loro vinoso suele coincidir con
menor en el centro de la provincia, cerca la temporada de mayor producción de
de la localidad de Campo Viera, en una piñones de pino Paraná, en los meses de
zona cubierta por un mosaico de áreas abril a julio (Prestes et al., 2014). En épo-
rurales con parches de selva semideci- ca reproductiva (septiembre a enero) los
dua (Proyecto Nauta, 1989; Nores e Yzu- grupos suelen estar formados por 2-4 in-
rieta, 1994; Krauczuk, 2005; Cockle et al., dividuos, aunque se han visto bandadas
2007). Por fuera de dichas áreas, solo se de 30 individuos (K. Cockle, A. Bodrati, A.
cuenta con registros ocasionales y aisla- Rodríguez, com. pers. en Cockle y Bodra-
dos de grupos pequeños de dos o tres lo- ti, 2020).
ros vinosos y parejas en vuelo, observa- Se alimentan en grupos o en parejas en
dos en algunos puntos del norte, centro y las copas de los árboles donde uno o dos
sur de la provincia de Misiones, pudien- loros actúan como centinelas permane-
do tratarse de individuos que escaparon ciendo alertas ante un potencial peligro,
del cautiverio, se encuentran desplazán- mientras el resto de la bandada se ali-
dose o son relictos de poblaciones (véan- menta (Belton, 1984; Bencke et al., 2003,
se detalles en Segovia y Cockle, 2012). Cockle et al., 2007; Chebez, 2008). Debi-
Según la Unión Internacional para la do a su silencioso y casi imperceptible
Conservación de la Naturaleza (UICN) comportamiento de forrajeo, es escaso y
la especie ocupa un rango geográfico de anecdótico el conocimiento que se tiene
145.700 km2 que consiste en cinco áreas de la especie en relación a este aspecto
principales (>10.000 km2) y once par- (Cockle y Bodrati, 2020), sin embargo, se

230 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A L O R O V I N O S O

Bandadas de loros
vinosos. A. Registrada
B en diciembre de
2018 en el Parque
Provincial Araucaria y
B. Individuos en vuelo
sobre San Pedro, abril
de 2020.
Fotos: Martjan Lammertink.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 231
L O R O V I N O S O

sabe que consume una gran variedad de yvyra-pita (Peltophorum dubium), el kokú
frutas, semillas, brotes jóvenes y flores (Allophylus edulis), el palmito (Euterpe edu-
de más de 30 especies de plantas nativas lis), el bambú (Guadua spp.), el cedro (Ce-
y exóticas (Belton, 1984; Brooks et al., drela fissilis), el fumo bravo (Solanum gra-
1993; Sick, 1993; Abe, 2000; Cockle et al., nuloso-leprosum), Podocarpus lambertii, Psi-
2007; Urben-Filho et al., 2008). Entre las dium longipetiolatum, la pitanga (Eugenia
especies nativas consumidas por el loro uniflora), la cerella (Eugenia involucrata), el
vinoso se pueden mencionar además de ceibo (Erythrina falcata), Mimosa scabrella y
pino Paraná, el alecrín (Holocalyx balan- Laplacea fruticosa (Belton, 1984; Brooks et
sae), el anchico colorado (Parapiptadenia al., 1993; Lowen et al., 1995, 1996; Pres-
rigida), el camboatá colorado (Matayba tes y Martinez, 1996; Abe, 2000; Krau-
eleagnoides), el timbó de campo (Ateleia czuk y Baldo, 2004; Cockle et al., 2007).
glazioveana), el pindó (Syagrus roman- También consume otras seis especies de
zoffiana), el caraguatá (Aechmea sp.), el plantas exóticas como el paraíso (Melia

Loro vinoso alimentándose de frutos de fumo bravo (Solanum granuloso-leprosum) en


San Pedro, diciembre de 2020. Foto: Martjan Lammertink.

232 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O R O V I N O S O

azedarach), Eucalyptus sp., la uvenia (Hove- En cuanto a sus predadores, el tucán


nia dulcis), el níspero (Eriobotrya japonica), pico verde (Ramphastos dicolorus) y la co-
la palta (Persea sp.) y la lima (Citrus sp.) madreja overa (Didelphis albiventris) pre-
(Cockle et al., 2007). Los piñones, y con dan huevos e incluso pichones de loro
ellos las semillas de pino Paraná, cons- vinoso, usurpando, además, sus nidos
tituyen un ítem alimenticio importante para usarlos como dormideros o como
durante la época invernal en gran parte nidos propios (Cockle et al., 2016). No hay
del área de distribución (Bencke et al., estudios de predación de loros adultos
2003) que puede causar que las banda- (Cockle y Bodrati, 2020) aunque el halcón
das se desplacen distancias significativas montés chico (Micrastur ruficollis) podría
en su búsqueda (sobre todo las pobla- ser un importante predador de adultos
ciones de Brasil; BirdLife International, (T. Debarba, com. pers. en Cockle y Bo-
2021). La relación de los loros vinosos drati, 2020).
con el consumo del piñón de pino Paraná La territorialidad parece ser compleja
se consideraba como una predación de en esta especie. Particularmente en épo-
semillas (un consumo total que impide la ca reproductiva, el grado de territoriali-
reproducción de la planta), sin embargo, dad dependerá de la identidad (y proba-
se encontró que el consumo parcial de blemente la intención) del intruso y qui-
la semilla de pino Paraná que realizan zás también de la etapa de anidación.
algunos loros (entre ellos el loro vinoso) Las interacciones interespecíficas pue-
facilitaría su germinación cuando estos den ocurrir cuando los loros se encuen-
individuos desechan o se les cae acciden- tran en bandadas, en las zonas de alimen-
talmente una semilla parcialmente con- tación y en las áreas donde están sus ni-
sumida (incluso transportándola varios dos. En la Argentina, se los observó forra-
kilómetros desde la planta madre) (Tella jeando en árboles junto con el calancate
et al., 2016). Aunque los piñones de pino ala roja (Psittacara leucophthalmus), el loro
Paraná contribuyen significativamente a maitaca (Pionus maximiliani) y el chiripe-
la dieta de los loros vinosos durante una pé cabeza verde (Pyrrhura frontalis; A. Bo-
época del año, existen poblaciones de la drati, E. Krauczuk, com. pers. en Cockle y
especie (incluso en reportes históricos) Bodrati, 2020). Si bien no suelen formar
durante todo el año, fuera del rango de bandadas mixtas, se los ha visto volar
distribución de la selva de pino Paraná junto al loro maitaca y al calancate ala
(Collar et al., 1992; Cockle et al., 2007; roja (E. B. Bonaparte, obs. pers.; Cockle y
Urben-Filho et al., 2008; Cockle y Bodrati, Bodrati 2020). Además, los loros vinosos
2020). Existen estudios de los movimien- reutilizan interespecificamente cavida-
tos estacionales de los loros vinosos que des de nidificación con otras especies,
coinciden con la fructificación de laurel como por ejemplo: el tucán pico verde,
guaica (Ocotea puberula), P. lambertii, taru- la lechuza de campanario (Tyto alba), el
má (Vitex megapotamica), palmito y tam- tueré grande (Tityra cayana), comadrejas
bién de pino Paraná (Collar et al., 1992; e insectos sociales (Bonaparte y Cockle,
Forshaw, 2010; Prestes et al., 2014). 2017). Dado que las cavidades de ni-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 233
L O R O V I N O S O

Individuo limpiando el plumaje de su pareja en el Parque Provincial Cruce Caballero,


noviembre de 2012. Foto: Martjan Lammertink.

Pareja en la entrada de su hueco nido en un viejo pino Paraná, Parque Provincial Cruce
Caballero, noviembre de 2015. Foto: Martjan Lammertink.

234 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O R O V I N O S O

dificación son un recurso escaso en el et al., 2007; Bonaparte y Cockle, 2017;


Bosque Atlántico, tanto en selva prima- Cockle y Bodrati, 2020). El loro vinoso
ria como ambientes antrópicos (Cockle nidifica en cavidades grandes de árboles
et al., 2010; Bonaparte et al., 2020), este nativos de gran porte (diámetro a la altu-
solapamiento parcial de nicho de cavi- ra del pecho=94±10), en las que la cáma-
dades de nidificación sugiere que estas ra del nido se encuentra a una profun-
especies pueden competir por el recurso didad de 89,6±27,4 cm desde la entrada
(Bonaparte y Cockle, 2017). (Bonaparte y Cockle, 2017), con el fondo
Es un ave monógama con un vínculo cubierto únicamente por un colchón de
de pareja fuerte y multianual (Cockle y aserrín (Collar, 1997). Las cavidades de
Bodrati, 2020). En época reproductiva nidificación pueden ser utilizadas du-
las parejas se mantienen alejadas de las rante varios años, incluso cuando han
bandadas, aunque no totalmente. La tem- fallado anteriormente (N. Varty en Collar
porada de nidificación puede abarcar de et al., 1992; Bonaparte y Cockle, 2017;
agosto a enero (Collar et al., 1992; Cockle Cockle y Bodrati, 2020). Antes y durante
la temporada reproductiva, se puede ob-
A. Pichón con plumaje completo dentro servar loros vinosos caminar alrededor
de su hueco nido. Foto: Néstor Fariña y B.
de las cavidades, morder los bordes de la
Volantón recién salido de su nido en
el Parque Provincial Cruce Caballero, entrada al nido, mirar hacia adentro e in-
noviembre de 2012. Foto: Martjan Lammertink. gresar por períodos de tiempo cortos (E.

A B

F U N DAC I Ó N A Z A R A 235
L O R O V I N O S O

Krauczuk, com. pers. en Cockle y Bodra- En la Argentina se han registrado 26


ti, 2020). Cada puesta suele estar forma- especies de loros (psitácidos), diez de
da por tres o cuatro huevos (raras veces las cuales se encuentran bajo alguna ca-
dos) de color blanco, el período de incu- tegoría de amenaza de extinción y otras
bación dura cerca de 26 días (Silva, 1989; dos declaradas extintas en el país, según
Sick, 1993; Collar, 1997), y los pichones la última categorización a nivel nacio-
son alimentados por ambos padres (Sil- nal (en 2017) del Ministerio de Ambien-
va, 1989; Collar, 1997). Puede nidificar te y Desarrollo Sustentable de la Nación
en varias especies de árboles nativos que (MAyDS) y Aves Argentinas (AA). El loro
contengan cavidades, tales como el pino vinoso se encuentra “En Peligro Crítico”
Paraná, la grapia (Apuleia leiocarpa), la de extinción (la categoría de mayor ame-
cancharana (Cabralea canjerana), el laurel naza) según la Resolución Nº 795/17 del
amarillo (Nectandra lanceolata), el laurel MAyDS (MAyDS y AA, 2017). Por su parte,
layana (Ocotea pulchella), el anchico co- en Paraguay la especie se encuentra “En
lorado, el persiguero (Prunus myrtifolia) Peligro” de extinción según el Ministe-
y el marmelero (Ruprechtia laxiflora) (Bo- rio del Ambiente y Desarrollo Sostenible
naparte y Cockle, 2017). El 90% de las (MADES, 2019), y “Vulnerable” en Brasil
cavidades utilizadas para nidificar por el según el Instituto Chico Mendes de Con-
loro vinoso se originaron por pudrición servação da Biodiversidade -ICMBio-
natural de la madera (p. ej. al caerse una (ICMBio, 2018).
rama) en árboles vivos de gran tamaño, Durante el siglo XIX y comienzos del
mientras que el 10% restante fueron ca- siglo XX, ornitólogos como White (1882),
vidades excavadas por pájaros carpin- Bertoni (1914) y Holmberg (1939), coin-
teros. Las cavidades utilizadas por los cidían en que el loro vinoso era una es-
loros vinosos se encuentran en grandes pecie común, que podía observarse en
árboles nativos, tanto en selva primaria “números increíbles” o “en bandadas
como en chacras agrícolas (Bonaparte y de miles”. De hecho, Bertoni mencionó
Cockle, 2017). que podían verse bandadas de miles de
loros vinosos “que oscurecían el cielo”
sobre el mismo río Paraná (Paraguay y
ESTADO DE CONSERVACIÓN Argentina) (Bertoni, 1927). Sin embargo,
como se mencionó antes, la especie se
En el último siglo, la especie ha desa- ha vuelto rara a lo largo de toda su área
parecido del norte, sur y oeste de su dis- de distribución y para la Argentina, solo
tribución y sus poblaciones han sufrido se encuentra en el centro y en el este de
una rápida disminución y fragmentación la provincia de Misiones habitando en
(Segovia y Cockle, 2012). A nivel interna- áreas con fragmentos de selva y árboles
cional, el loro vinoso se encuentra bajo la nativos remanentes (Segovia y Cockle,
categoría “En Peligro” con una tendencia 2012). En 2016 se realizó el último con-
poblacional decreciente (BirdLife Inter- teo nacional de loro vinoso que arrojó un
national, 2021). resultado de 252 individuos (Zulian et al.,

236 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O R O V I N O S O

2020). Esto podría indicar que la pobla- saquean especialmente pichones de los
ción en la Argentina se mantendría rela- nidos, para su venta local y reventa como
tivamente estable, con alrededor de 250 mascotas en las principales ciudades,
a 300 individuos, desde 2007 (Cockle et mayoritariamente en Brasil (Cockle y Bo-
al., 2007; Fariña et al., 2009; Segovia y drati, 2020). En Misiones, los pichones
Cockle, 2012), representando menos del son extraídos aproximadamente al mes
5% de la población total de la especie, de nacidos, ya emplumados y a pocos
que se calcula en menos de 10.000 in- días de volar (Cockle et al., 2007). Por úl-
dividuos en los tres países (Zulian et al., timo, la disminución en la disponibilidad
2020). de árboles con cavidades aptas para ni-
Las principales causas que llevaron al dificar es una amenaza importante para
loro vinoso a encontrarse en una situa- la especie ya que limita su reproducción
ción crítica de conservación son prin- y disminuye su éxito reproductivo. Esta
cipalmente la pérdida, fragmentación escasez de sitios de nidificación es con-
y degradación del Bosque Atlántico. secuencia del reemplazo de los rema-
Los cambios en el uso de la tierra (para nentes de bosque por cultivos y por la
agricultura, ganadería, construcción de tala selectiva de árboles nativos de gran
represas hidroeléctricas y las urbaniza- porte, que ofrecen los huecos donde ani-
ciones) reemplazaron entre un 80 y 90% dan los loros vinosos. En el Bosque Atlán-
de selva nativa, caracterizándose en la tico, las cavidades aptas para la nidifica-
mayoría de los casos como áreas con po- ción de anidadores en cavidades (tales
cos o ningún árbol convirtiéndose, final- como el loro vinoso) son nueve veces me-
mente, en hábitats no adecuados para el nos abundantes en bosques degradados
loro vinoso (Cockle y Bodrati, 2020). Otra (talados selectivamente) que en el Bos-
amenaza que también sufre esta especie que Atlántico primario, el bosque mejor
es la fuerte presión de captura de sus pi- conservado (Cockle et al., 2010, 2011).
chones para ser tenidos como mascotas Además, los árboles que utilizan estas
(Collar et al., 1992; Bencke et al., 2003; aves tienen un diámetro promedio 20 cm
Cockle et al., 2007; Cockle y Bodrati, más grande que el diámetro mínimo que
2020). Chebez (2008) adjudica esta de- se utiliza en la mayoría de las especies de
manda como mascota debido a su colo- árboles para su cosecha/tala; por lo tan-
ración vistosa y su capacidad de imitar la to la tala selectiva, permitida en muchas
voz humana. A pesar de que la Conven- áreas del Bosque Atlántico, disminuye
ción sobre el Comercio Internacional de significativamente la disponibilidad de
Especies Amenazadas de Fauna y Flora
estos recursos escasos para la reproduc-
Silvestres -CITES- incluye a esta especie
ción del loro vinoso (Cockle y Bodrati,
en su Apéndice I prohibiendo su captura
2020). Además, otras especies de aves,
y comercio internacional (CITES, 2021),
reptiles, mamíferos e inclusive insec-
el loro vinoso es comercializado ilegal-
tos sociales que utilizan cavidades para
mente, por pobladores locales que viven
nidificar o refugiarse podrían competir
cerca o en las zonas de anidación que
por esos limitados huecos disponibles

F U N DAC I Ó N A Z A R A 237
L O R O V I N O S O

aptos para el loro vinoso, y en algunos cuentra en fragmentos de bosque nativo,


casos, además, son potenciales predado- en la actualidad habita principalmente
res de sus huevos y pichones (Bonaparte en ambientes antropizados y suele estar
y Cockle, 2017; Cockle y Bodrati, 2020). ausente en las áreas naturales protegidas
La conservación de estos grandes árbo- (Cockle et al., 2007; Chebez, 2008; Sego-
les nativos en parches de selva o aislados via y Cockle, 2012; Bonaparte y Cockle,
en el paisaje agrícola, permite que exis- 2017), lo que lo vuelve sumamente vulne-
tan cavidades disponibles que son cla- rable e implica que para asegurar su con-
ves para la reproducción de esta especie servación deben desarrollarse estrategias
amenazada, así como la rica comunidad o acciones específicas considerando estas
de anidadores en cavidades del Bosque particularidades de la especie (Segovia y
Atlántico (Bonaparte et al., 2020). Cockle, 2012). En nuestro país, solo se ha
En una oportunidad, un inmigrante reportado al loro vinoso en dos pequeños
polaco que vivía en Campo Viera (depar- parques de Misiones: el Parque Provincial
tamento de Oberá, sur de Misiones) men- Cruce Caballero, de unas 600 ha (con sel-
cionó que la especie era cazada por agri- va en muy buen estado de conservación),
cultores por ser considerada una “plaga y en el Parque Provincial de la Araucaria
para los cultivos” (Chebez, 1992), pero que tiene 99 ha (selva degradada), donde
para Cockle y Bodrati (2020) esto no pa- la especie se reproduce y cuenta con dor-
rece ser una amenaza importante para la mideros. Sin embargo, estos parques le
especie en la actualidad. brindan una protección parcial porque el
Otro aspecto importante a considerar mayor número de individuos se encuen-
es que, si bien el loro vinoso no depen- tra en sitios agrícolas, que son utilizados
de exclusivamente del pino Paraná para para alimentarse, reproducirse y per-
nidificar ni para alimentarse (salvo en noctar (Cockle et al., 2007; Bonaparte y
invierno donde sus semillas serían un Cockle, 2017).
alimento clave), la tala legal e ilegal y la A mediados de la década del 80, Juan
falta de regeneración de selvas de pino Carlos Chebez fue convocado por el pro-
Paraná podría afectar a la especie en el grama de documentales La Aventura del
futuro, considerando además que para la Hombre (de Canal 13) para una produc-
UICN el pino Paraná está catalogado “En ción en Misiones. Fue durante el rodaje
Peligro Crítico” (Thomas, 2013; Cockle y que se encontraron con un loro vinoso
Bodrati, 2020). que era tenido como mascota en la casa
de un poblador. Hacia el año 1983, Nores
e Yzurieta habían considerado extinta la
ACCIONES DE CONSERVACIÓN especie en la Argentina (Chebez, 2008). La
entidad ambientalista “Proyecto Nauta”
El loro vinoso habita únicamente en el se interesó en el tema y durante la “Cam-
Bosque Atlántico, uno de los cinco am- paña Urugua-í” (Misiones) que realizaron
bientes más diversos y amenazados del en conjunto con Fundación Vida Silvestre
mundo (Myers, 2000) y si bien se lo en- Argentina comenzaron a recabar infor-

238 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O R O V I N O S O

mación sobre la especie con la ayuda de guardaparques, educadores, voluntarios


Juan Carlos Chebez y Miguel Rinas, en ese y vecinos que, en el marco de este proyec-
entonces Director Provincial de Fauna. El to, trabajan sobre la base de dos pilares: el
proyecto se desarrolló sobre la base de desarrollo de diferentes líneas de investi-
tres pilares fundamentales: la investiga- gación y un programa educativo con el fin
ción científica para lo cual se realizó una de involucrar a actores locales en la con-
prospección profunda del área donde se servación de las especies nativas y sus há-
contaba con avistamientos, tendiente a bitats en el Bosque Atlántico. El “Proyecto
conocer distribución, estatus poblacional Selva de Pino Paraná” focaliza sus esfuer-
y comportamiento; una campaña de difu- zos en la zona rural comprendida entre la
sión para alertar a la población del peli- ciudad de San Pedro y colonia Santa Rosa
gro de extinción de la especie y que sufría de la provincia de Misiones. Esa zona po-
gran presión por deforestación y destruc- see un mosaico de ambientes que inclu-
ción de nidos para mascotismo con la co- yen pueblos, pequeñas y medianas cha-
lecta de pichones y; por último, se reali- cras agrícolas familiares, plantaciones
zó un intento de reproducción ex situ que forestales de especies exóticas y nativas,
comenzó en 1988 en Campo Viera con el remanentes de selva de pino Paraná en
apoyo de la Fundación Pérez Companc y diferentes estados de conservación y ár-
el acompañamiento técnico de un pro- boles nativos y exóticos aislados (Proyec-
yecto de Puerto Rico que pretendía criar to Selva de Pino Paraná, 2021). En el año
en cautiverio una especie amenazada de 2005, los investigadores A. Bodrati, K.
psitácido de ese país. Esta acción deman- Cockle y el guardaparque G. Capuzzi im-
dó un decidido apoyo del Ministerio de pulsaron, gracias a la iniciativa de BirdLi-
Ecología de la provincia de Misiones para fe International y Aves Argentinas, que se
obtener el plantel base con varios ejem- declare una nueva Área de Importancia
plares que se encontraban en casas como para la Conservación de las Aves (AICA)
mascotas. Los resultados de esta acción nombrada “MI12 San Pedro”. En el paisa-
fueron parciales y la falta de fondos hizo je que comprende el AICA, compuesto por
que no se pudiera continuar con este pro- una matriz agrícola donde viven más de
yecto. Cabe destacar que “Proyecto Nau- 30.000 personas (IPEC, 2010), se han re-
ta” es el primer antecedente de intento gistrado un total de 280 especies de aves,
reproductivo de loro vinoso ex situ para la entre las que podemos encontrar la mayor
Argentina. población de loro vinoso en el país, por lo
Desde el año 2003 y hasta la actualidad que este lugar es un sitio clave para el de-
se desarrolla el “Proyecto Selva de Pino sarrollo de actividades de investigación y
Paraná”, que contó con el apoyo y gestión sobre todo de acciones de conservación
de la Fundación Azara hasta el año 2013. de esta especie (Bodrati et al., 2007).
El proyecto fundado por los investigado- En 2004 la Fundación Azara firmó con
res Kristina Cockle y Alejandro Bodrati, la Fundación Temaikèn y el Ministerio
hoy en día cuenta con un numeroso equi- de Ecología y Recursos Naturales Reno-
po de otros investigadores, estudiantes, vables de la provincia de Misiones (ME-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 239
L O R O V I N O S O

A B

A. Ejemplares de loro vinoso recuperados del mascotismo, 2004 y B. Uno de esos ejemplares
en cautiverio en el Centro de Rescate, Rehabilitación y Recría de Fauna Silvestre Güirá Oga.
Fotos: Archivo Fundación Azara - Centro Güirá Oga.

yRNR) un convenio para crear un progra- yRNR y la Fundación Azara. Años más
ma que aúne los esfuerzos por conservar tarde, los ejemplares volvieron al Centro
los últimos remanentes de pino Paraná, Güirá Oga con el objetivo de generar un
desde la investigación, la conservación plantel reproductivo con una posible re-
in situ y ex situ y la educación. Ese mis- introducción y repoblamiento en áreas
mo año, y a partir de visitas a las chacras naturales, pero por diferentes motivos
de pobladores locales, el guardaparque este proyecto de reproducción en cauti-
G. Capuzzi constató que varias familias verio no se continuó.
tenían como mascotas loros vinosos. Algunas de las tareas de investigación
Se realizó un seguimiento de esos loros que el “Proyecto Selva de Pino Paraná”
para que sean cedidos voluntariamente desarrolla acerca del loro vinoso son es-
para el proyecto de conservación ex situ tudios de la biología reproductiva (de esta
de la especie. Gracias a sus gestiones, ese y otras especies que nidifican en cavidades
mismo año, los primeros diez individuos de árboles; entre septiembre a diciembre,
fueron entregados por las familias (de desde 2006 hasta la actualidad) con el ob-
Tobuna y colonia Santa Rosa) y traslada- jetivo de monitorear comportamiento de
dos a la Fundación Temaikèn para inten- parejas en el nido, su éxito reproductivo, y
tar reproducirlos debido a que el Centro la disponibilidad y requerimientos de ca-
de Rescate, Rehabilitación y Recría de vidades para nidificar (Cockle et al., 2010,
Fauna Silvestre Güirá Oga de la ciudad de 2011; Segovia y Cockle, 2012; Bonaparte
Puerto Iguazú (Misiones) había iniciado y Cockle, 2017; Proyecto Selva de Pino Pa-
su remodelación (de diciembre de 2005 raná, 2021); y conteos simultáneos entre
a junio de 2007), y permanecía cerrado. marzo y abril (época en la que los loros
Este centro es comanejado entre el ME- se congregan en bandadas) para monito-

240 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O R O V I N O S O

rear su distribución y abundancia (Cockle enfocándose en reconocer otras especies


et al., 2007; Fariña et al., 2009; Zulian et nativas amenazadas (y sus hábitats) y
al., 2020; Proyecto Selva de Pino Paraná, cuáles son sus amenazas, destacar la im-
2021). Fruto de los resultados de estas y portancia de los servicios ecosistémicos
otras investigaciones que indicaron pro- provistos por la selva, promover el senti-
blemas de conservación para la especie, do de pertenencia con el entorno natural,
justificaron que BirdLife International así como enfatizar el importante rol que
elevara la categoría de conservación glo- tienen las familias de productores agríco-
bal del loro vinoso de “Vulnerable” a “En las en la conservación de este amenazado
Peligro” (BirdLife International, 2021). hábitat. Desde 2007 hasta 2019, en visitas
El programa educativo del “Proyec- anuales en 12 a 25 escuelas rurales, a tra-
to Selva de Pino Paraná“ lleva adelante vés de obras de teatro de títeres, juegos y
anualmente campañas de educación am- diferentes actividades educativas, se tra-
biental con pobladores locales, docentes y bajó junto a los niños la importancia de la
alumnos de escuelas rurales del departa- conservación de la selva, cómo diferen-
mento de San Pedro, cuyo objetivo prin- ciar animales domésticos de animales sil-
cipal en los primeros años fue evitar el vestres para, de esta forma, lograr dismi-
mascotismo y promover la conservación nuir el mascotismo haciendo hincapié en
del loro vinoso en silvestría. Con el paso la protección del loro vinoso en libertad,
de los años, los objetivos se ampliaron, y del cuidado de aquellos árboles con ni-

Dibujo de una pareja de loro vinoso realizado por una niña de 13 años de San Pedro,
Misiones, 2004. Foto: Proyecto Selva de Pino Paraná.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 241
L O R O V I N O S O

dos potenciales donde puede anidar esta una mayor sensibilización y valoración de
ave, entre otros temas. También, en el la comunidad local por la conservación de
marco de este programa, se han visitado la selva de pino Paraná y su biodiversidad.
gran cantidad de chacras en numerosas Durante los primeros años de trabajo
colonias de la zona, para conocer la per- del “Proyecto Selva de Pino Paraná”, in-
cepción y manejos que tienen los colonos tegrantes del proyecto fueron invitados a
sobre estas especies y sus hábitats. A lo participar de diversas actividades de di-
largo de estos más de 15 años de trabajo fusión, tales como el programa televisivo
del “Proyecto Selva de Pino Paraná”, los Científicos: Industria Argentina (2004),
reportes de loros vinosos en cautiverio en entrevistas radiales y notas para artícu-
el área de San Pedro han disminuido, sin los periodísticos, tanto locales como na-
embargo, hasta 2016 todavía se registra- cionales. A partir del 2005, integrantes
ron individuos en cautiverio en el área y la del proyecto desarrollaron diversas no-
presión por mascotismo sigue siendo in- tas de divulgación (p. ej. Fariña y Cockle
tensa en el sureste de Brasil y en Paraguay -2005- y el “Boletín El Macuco: boletín
(Urben-Filho et al., 2008; N. Pérez, L. M. del “Proyecto Selva de Pino Paraná” para
Abe y A. Rupp, com. pers. en Cockle y Bo- la difusión local de las distintas activida-
drati, 2020). Muchos pobladores han par- des y novedades de las diferentes accio-
ticipado en investigaciones de campo, en nes) y una gran cantidad de materiales
la restauración de hábitats y en la difusión educativos de difusión, como por ejem-
de la problemática ambiental que afecta plo: los afiches/pósteres “Ayudemos a
al loro vinoso. Desde 2010 a 2019, unas conservar en libertad al loro pecho vino-
40 familias han plantado 2.800 planti- so”, “Cuidemos los árboles grandes con
nes de especies nativas en sus chacras. huecos”, “Juntos protegemos la selva con
Luego de más de 10 años de actividades araucarias”, “Cuidemos el monte para
de educación ambiental, más del 80% que los loros vinosos vivan libres”, entre
de los alumnos de primaria indicaron otros. En 2005, se organizaron activi-
que no está bien capturar un loro para dades educativas en el Parque Provin-
tenerlo en la casa como mascota, aun si cial de la Araucaria de la ciudad de San
encontraban un pichón caído del nido Pedro en las que participaron más de
(Segovia y Cockle, 2012), se observó un 120 personas (entre niños y sus padres,
aumento en la cantidad de niños que guardaparques, estudiantes de la carrera
consideran que los colonos pueden ayu- de guardaparques, docentes, y scouts), así
dar a conservar especies en peligro de como un panel sobre biodiversidad de
extinción, así como un incremento en el la selva misionera que fue expuesto en
número de diferentes servicios ecosisté- el Museo Municipal Bonifacio Maidana
micos brindados por el monte nativo que de dicha ciudad. En los últimos años, las
podían mencionar los niños. Se está ob- tareas de difusión del “Proyecto Selva de
servando entonces, en un sitio clave para Pino Paraná” apuntan particularmente
el loro vinoso por concentrarse la mayor al público local del departamento de San
población de esta especie en Misiones, Pedro a través de actividades de educa-

242 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O R O V I N O S O

Algunos de
los materiales
educativos
desarrollados
por el
programa
educativo
de “Proyecto
Selva de
Pino Paraná”
inicialmente
diseñados para
difundir en la
comunidad de
San Pedro.

ción para la conservación en escuelas de Azara y los guardaparques provinciales,


todos los niveles y, especialmente desde la Municipalidad de San Pedro declaró
2020, a través de redes sociales. al Paraje Tobuna “Sitio de Interés” para
En el año 2007 gracias a la gestión rea- la conservación del loro vinoso. A partir
lizada por la Escuela de Frontera 613 de esta iniciativa, Tobuna fue declarada
de Tobuna y con el apoyo del “Proyec- “Capital Nacional del Loro Pecho Vinoso”
to Selva de Pino Paraná”, la Fundación y cada año, desde 2007, la comunidad

F U N DAC I Ó N A Z A R A 243
L O R O V I N O S O

ción, oferta, demanda, comercialización


y cualquier otra acción u omisión que
pueda afectar la preservación, conser-
vación y reproducción de las especies
mencionadas.
En cuanto a las acciones de conser-
vación para el loro vinoso se sugiere: 1)
promover la conservación y restauración
de los parches de selva y árboles nativos
aislados en chacras del área donde se en-
cuentran las poblaciones remanentes de
loro vinoso, especialmente protegiendo
aquellos árboles que brindan cavidades
de nidificación; 2) desarrollar nuevas lí-
neas de investigación que contemplen
estudios demográficos para con ellos co-
nocer a que amenazas se enfrentan las
distintas poblaciones y así poder llevar
adelante acciones de conservación espe-
Cartel alusivo al loro pecho vinoso cíficas, estudios de selección de hábitat,
colocado en la localidad de
estudios cuantitativos de la disponibili-
Tobuna, Misiones, 2007.
Foto: Proyecto Selva de Pino Paraná.
dad de las semillas de pino Paraná y su
consumo por parte de los loros vinosos,
local organiza la tradicional “Fiesta del estado de salud de las poblaciones sil-
Loro Pecho Vinoso”. El involucramiento vestres, entre otros; 3) continuar desa-
de esta comunidad como generadores de rrollando actividades de educación am-
conciencia alrededor de la conservación biental (no solamente en las zonas donde
de la especie y su iniciativa de continuar habitan las únicas poblaciones de esta
las actividades por sí mismos, es un gran especie, sino también en los principales
paso para la conservación del loro vinoso sitios en los que se la comercializa), así
y de su hábitat, a largo plazo. como desarrollar campañas de sensibi-
En septiembre de 2019, mediante la lización con los pobladores locales para
Ley XVI-127 el loro vinoso, junto con el reducir la demanda de loros vinosos te-
bailarín castaño (Piprites pileata) y el bai- nidos como mascotas, continuar y forta-
larín azul (Chiroxiphia caudata) fueron lecer las tareas de fiscalización (caza fur-
declarados Monumento Natural Provin- tiva y tráfico ilegal para mascotismo) a
cial y de Interés Público, figuras que le largo plazo; y 4) desarrollar un programa
brindan un marco adicional de protec- de reproducción ex situ exitoso de la es-
ción provincial debido a que a partir de pecie en la Argentina. Sin duda el desa-
esta declaración queda prohibida la cap- rrollo de estas iniciativas para conservar
tura, caza, tenencia, transporte, exhibi- esta especie deberán ir de la mano del

244 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O R O V I N O S O

compromiso y participación de diferen- Brazil. Part 1. Rheidae through Furnariidae.


Bulletin of the American Museum of Natural
tes actores así como de la implementa-
History, 178(4), 369-636.
ción de nuevas políticas ambientales que Bencke, G. A.; Fontana, C. S.; Maurício, G. N. y
disminuyan el daño ambiental del Bos- Mähler Jr., J. K. F. (2003). Aves. En: C. S. Fon-
tana, G. A. Bencke y R. E. Reis (Eds.), Livro
que Atlántico, conserven los corredores
vermelho da fauna ameaçada de extinção no
biológicos que aún persisten en las zonas Rio Grande do Sul (pp. 189-479). Porto Ale-
rurales del departamento de San Pedro gre, Brasil: Edipucrs.
Bertoni, A. (1914). Fauna Paraguaya. Catálogos
y los árboles de gran porte (potenciales
sistemáticos de los vertebrados del Para-
sitios de nidificación) y que incentiven guay. Peces, batracios, reptiles, aves, y ma-
a los agricultores a plantar más árboles míferos conocidos hasta 1913. Asunción,
Paraguay: Establecimiento Gráfico M. Bros-
nativos y restaurar sectores de selva en
sa.
sus chacras (Bencke et al., 2003; Bona- Bertoni, A. (1927). Notas ornitológicas. Nueva
parte y Cockle, 2017; Cockle y Bodrati, forma de psitácidos del Paraguay. (Descrip-
ción y distribución de Parakaú y Paraguá).
2020).
Revista de la Sociedad Científica del Para-
guay, 2, 149-150.
El “Proyecto Selva de Pino Paraná” es BirdLife International. (2021). Ficha de la espe-
cie: Amazona vinacea.
otra iniciativa de la Argentina que traba-
Bodrati, A.; Cockle, K. y Capuzzi, G. (2007). San
ja por la conservación del loro vinoso. Pedro. En: A. S. Di Giacomo, M. V. De Fran-
cesco y E. G. Coconier (Eds.), Áreas impor-
tantes para la conservación de las aves en
Argentina. Sitios prioritarios para la con-
AGRADECIMIENTOS servación de la biodiversidad (pp. 294-297).
Temas de Naturaleza y Conservación 5. CD-
ROM. Edición Revisada y Corregida. Buenos
A Kristina Cockle y a Alejandro Bodra- Aires, Argentina: Aves Argentinas/Asocia-
ti por enviarnos material y autorizarnos ción Ornitológica del Plata.
el uso de imágenes del “Proyecto Selva Bodrati, A.; Cockle, K.; Segovia, J. M.; Roesler, I.;
Areta, J. I. y Jordan, E. (2010). La avifauna
de Pino Paraná”. A Jeroen Martjan Lam- del Parque Provincial Cruce Caballero, Pro-
mertink por las fotografías y la informa- vincia de Misiones, Argentina. Cotinga, 32,
ción para acompañarlas. A Viviane Zu- 41-64.
Bonaparte, E. B. y Cockle, K. (2017). Nest niche
lian por sus aportes acerca de la distri- overlap among the endangered Vinaceous-
bución de la especie en Brasil. breasted parrot (Amazona vinacea) and sym-
patric cavity-using birds, mammals, and so-
cial insects in the subtropical Atlantic For-
est, Argentina. Condor, 119, 58-72.
BIBLIOGRAFÍA Bonaparte, E. B.; Ibarra, J. T. y Cockle, K. (2020).
Conserving nest trees used by cavity-nesting
Abe, L. M. (2000). Ecologia, distribuição e moni- birds from endangered primary Atlantic for-
toramento de uma população de papagaio- est to open farmland: Increased relevance
do-peito-roxo (Amazona vinacea) na Região of excavated cavities in large dead trees on
Metropolitana de Curitiba, Paraná. En: F. C. farms. Forest Ecology and Management, 475,
Straube, M. M. Argel-de-Oliveira y J. F. Cân- 118440.
dido, Jr. (Eds), Ornitologia Brasileira no Sé- Brooks, T. M.; Barnes, R.; Bartrina, L.; Butchart,
culo XX (pp. 226). Ornitologia brasileira no S. H. M.; Clay, R. P.; Esquivel, E. Z.; Etcheve-
Século XX. Curitiba, Brasil: Editora Popular. rry, N. I.; Lowen, J. C. y Vincent, J. (1993). Bird
Belton, W. (1984). Birds of Rio Grande do Sul, Surveys and Conservation in the Paraguayan

F U N DAC I Ó N A Z A R A 245
L O R O V I N O S O

Atlantic Forest: Project Canopy ‘92 Final Re- The ICBP/IUCN Red Data Book. Part 2. 3rd.
port. BirdLife Study Report 57. Cambridge: edition. Cambridge: ICBP.
BirdLife International. Fariña, N.; Welter, M.; Cockle, K. y Bodrati, A
Cabrera, A. L. (1976). Enciclopedia Argentina de (2009). Estado de las poblaciones del Loro
agricultura y jardinería. Segunda Edición. Vinoso (Amazona vinacea) en la Argentina:
Tomo II. Fascículo I. Regiones Fitogeográficas resultados del conteo 2008 en el departa-
Argentinas. Buenos Aires, Argentina: Edito- mento San Pedro, Misiones. Nuestras Aves,
rial ACME S.A.C.I. 54, 44-46.
Chebez, J. C. (1987). Una nota esperanzada. En Fariña, R. y Cockle, K. (2005). Gigantescos guar-
Peligro de Extinción, 2, 2-7. dianes del monte. Naturaleza y Conserva-
Chebez, J. C. (1992). Notas sobre algunas aves ción, 17, 24-27.
poco conocidas o amenazadas de Misiones Forshaw, J. M. (2010). Parrots of the World.
(Argentina). APRONA Boletín Científico, 21, Princeton University Press.
12-30. Holmberg, E. L. (1939). Las aves argentinas.
Chebez, J. C. (2008). Loro vinoso. En: J. C. Chebez Reedición del capítulo Aves de la Fauna ar-
(Ed.), Los que se van. Fauna argentina ame- gentina publicado en el “Segundo censo de
nazada. Tomo II (pp. 281-286). Buenos Aires, la República Argentina” (1895). El Hornero,
Argentina: Editorial Albatros. 7, 142-233.
CITES. (2021). Convención sobre el Comercio In- ICMBio. (2018). Amazona vinacea. Livro Verme-
ternacional de Especies Amenazadas de Fau- lho da Fauna Brasileira Ameaçada de Ex-
na y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III en tinção. Volume 3 - Aves, 292-295. Brasília,
vigor a partir del 22 de junio de 2021. Brasil: ICMBio.
Cockle, K. y Bodrati, A. (2020). Vinaceous-breast- IPEC. (2010). Instituto Provincial de Estadísti-
ed Parrot (Amazona vinacea), version 1.0. En: cas y Censos. Elaboración en base de datos
T. S. Schulenberg (Ed.), Birds of the World. del INDEC-Censo Nacional de Población,
Ithaca, NY, USA: Cornell Lab of Ornithology. Hogares y Viviendas. Posadas, Misiones.
Cockle, K.; Bodrati, A.; Lammertink, M.; Bona- Krauczuk, E. R. (2005). Campo Viera y Campo
parte, E. B.; Ferreyra, C. y Di Sallo, F. G. (2016). Ramón. En: A. S. Di Giacomo (Ed.), Áreas im-
Predators of bird nests in the Atlantic forest of portantes para la conservación de las aves
Argentina and Paraguay. The Wilson Journal en Argentina. Sitios Prioritarios para la Con-
of Ornithology, 128(1), 120-131. servación de la Biodiversidad (pp. 306-307).
Cockle, K.; Capuzzi, G.; Bodrati, A.; Clay, R.; del Temas de Naturaleza y Conservación 5. Bue-
Castillo, H.; Velázquez, M.; Areta, J. I.; Fariña, nos Aires, Argentina: Aves Argentinas/Aso-
N. y Fariña, R. (2007). Distribution, abun- ciación Ornitológica del Plata.
dance, and conservation of Vinaceous Amazons Krauczuk, E. R. y Baldo, J. D. (2004). Contribu-
(Amazona vinacea) in Argentina and Paraguay. ción al conocimiento de la avifauna de un
Journal Field Ornithology, 7, 21-39. fragmento de selva con araucaria en Misio-
Cockle, K.; Martin, K. y Drever, M. C. (2010). nes, Argentina. Atualidades Ornitológicas,
Supply of tree-holes limits nest density of 119, 6.
cavity-nesting birds in primary and logged López-Lanús, B. (2015). Guía Audiornis de las
subtropical Atlantic forest. Biological Conser- aves de Argentina, fotos y sonidos; identi-
vation, 143.11, 2851-2857. ficación por características contrapuestas
Cockle, K.; Martin, K. y Wiebe, K. (2011). Selec- y marcas sobre imágenes. Primera edición.
tion of Nest Trees by Cavity-nesting Birds in Buenos Aires, Argentina: Audiornis Produc-
the Neotropical Atlantic Forest. Biotropica, ciones.
43(2), 228-236. Lowen, J. C.; Bartrina, L.; Clay, R. P. y Tobias, J. A.
Collar, N. J. (1997). Family Psittacidae (parrots). (1996). Biological surveys and conservation
En: J. Del Hoyo, A. Elliott y J. Sargatal (Eds.), priorities in eastern Paraguay. The final re-
Handbook of the birds of the world. Sand- ports of projects Canopy ’92 and Yacutinga
grouse to cuckoos. Volume 4. (pp. 280-477). ’95. Cambridge, UK: CSB Conservation Pu-
Barcelona, Spain: Lynx Edicions. blications.
Collar, N. J.; Gonzaga, L. P.; Krabbe, N.; Madroño, Lowen, J. C.; Clay, R. P.; Brooks, T. M.; Esquivel,
A.; Naranjo, L. G.; Parker, T. A. y Wege, D. C. E. Z.; Bartrina, L.; Barnes, R.; Butchart, S. H.
(1992). Threatened Birds of the Americas. M. y Etcheverry, N. I. (1995). Bird conserva-

246 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O R O V I N O S O

tion in the Paraguayan Atlantic forest. Cotin- Ríos, R. (2006). Caracterização florística e fitos-
ga, 4, 58-64. sociológica da vegetação arbórea em três
MADES. (2019). Ministerio del Ambiente y De- unidades pedológicas do Parque Provincial
sarrollo Sostenible - Resolución N° 254/19, Cruce Caballero, Misiones, Argentina.
por la cual se actualiza el listado de las es- Segovia, J. M. y Cockle, K. (2012). Conservación
pecies protegidas de la vida silvestre de la del Loro Vinoso (Amazona vinacea) en Argen-
clase aves. Asunción, Paraguay. tina. El Hornero, 27, 27-37.
MAyDS y AA. (2017). Categorización de las Aves Sick, H. (1993). Birds in Brazil. A Natural His-
de la Argentina según su estado de conser- tory. Princeton, New Jersey: Princeton Uni-
vación. Informe del Ministerio de Ambiente versity Press.
y Desarrollo Sustentable de la Nación y de Silva, T. (1989). A monograph of endangered
Aves Argentinas, edición electrónica. C. A. parrots. Pickering, Ontario, Canada: Silvio
Buenos Aires, Argentina. Mattacchione & Co.
Menegaux, A. (1918). Étude d’une collection Straube, F. C.; Urben-Filho, A. y Kajiwara, D.
d’oiseaux faite par M. E. Wagner dans la pro- (2004). Aves. En: S. B. Mikich y R. S. Bérnils
vince des “Misiones” (République Argen- (Eds.), Livro vermelho da fauna ameaçada
tine). Revue Française d‘Ornithologie, 10, no estado do Paraná (pp. 143-496). Curitiba,
288-293. Brasil: Instituto Ambiental do Paraná.
Myers, N.; Mittermeier, R. A.; Mittermeier, C. G.; Tella, J. L.; Dénes, F. V.; Zulian, V.; Prestes, N. P.;
Da Fonseca, G. A. B. y Kent, J. (2000). Bio- Martinez, J.; Blanco, G. e Hiraldo, F. (2016).
diversity hotspots for conservation priori- Endangered plant-parrot mutualisms: seed
ties. Nature, 403(6772), 853-858. tolerance to predation makes parrots perva-
Nores, M. y Zurieta, D. (1994). The status of Ar- sive dispersers of the Parana pine. Scientific
gentine parrots. Bird Conservation Interna- Reports, 6(1), 1-11.
tional, 4, 313-328. Thomas, P.  (2013).  Araucaria angustifolia.  Lis-
Pereyra, J. A. (1950). Avifauna Argentina. Con- ta Roja de las Especies Amenazadas de la
tribución a la ornitología. El Hornero, 9, 178- Unión Internacional para la Conservación
241. de la Naturaleza.
Prestes, N. P. y Martinez, J. (1996). Nota de oco- Urben-Filho, A.; Costa Straube, F. y Carrano, E.
rrência de Amazona vinacea (Kuhl, 1820) (2008). Amazona vinacea. En: A. B. M. Macha-
para os estados do Rio Grande do Sul e San- do, G. M. Drummond y A. P. Paglia (Eds.), Li-
ta Catarina. V Congresso Brasileiro de Orni- vro vermelho da fauna Brasileira ameaçada
tologia. Sociedade Brasileira de Ornitologia, de extinção. Volume 2. (pp. 462-464). Minis-
Brasil. tério do Meio Ambiente, Biodiversidade 19,
Prestes, N. P.; Martinez, J.; Kilpp, J. C.; Batistela, Brasília, Brasil.
T.; Turkievicz, A.; Rezende, É. y Gaboardi, V. White, E. W. (1882). Notes on birds collected in
T. R. (2014). Ecologia e conservação de Ama- the Argentine Republic. With notes by P. L.
zona vinacea em áreas simpátricas com Ama- Sclater. Proceedings of the Zoological Soci-
zona pretrei. Ornithologia, 6(2), 109-120. ety of London, 40, 591-629.
Proyecto Nauta. (1989). Expediente del proyec- Zulian, V.; Müller, E. S.; Cockle, K.; Lesterhuis,
to Amazona vinacea, 1987-1989. Proyecto A.; Roberto Tomasi Júnior, R.; Prestes, N. P.;
Nauta, Avellaneda, Buenos Aires, Argenti- Martinez, J.; Kéry, M. y Ferraz, G. (2020). Ad-
na. dressing multiple sources of uncertainty in
Proyecto Selva de Pino Paraná. (2021). Loro the estimation of global parrot abundance
vinoso. En: https://www.pinoparana.org/ from roost counts: A case study with the
loro-vinoso Vinaceous-breasted Parrot (Amazona vina-
cea). Biological Conservation, 248, 108672.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 247
B A I L A R Í N C A S T A Ñ O

248 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
BAILARÍN CASTAÑO

Piprites pileata (Temminck, 1822)

A N A L Í A V. D A L I A y VA L E R I A B A U N I

Clase: Aves
Orden: Passeriformes
Familia: incertae sedis
Otros nombres vulgares: bailarín corona negra, piprites capirotado; caneleirinho,
caneleirinho-de-chapéu-preto, caneleirinho-de-boné-preto (portugués).
Nombres en inglés: Black-capped Piprites, Black-capped Manakin.

Estatus internacional: Casi Amenazada (BirdLife International, 2021).


Estatus nacional: En Peligro Crítico (MAyDS y AA, 2017).

CARACTERÍSTICAS GENERALES palmente negras, con filetes amarillen-


tos en la base de las plumas primarias
El bailarín castaño (Piprites pileata) es y en las cubiertas y, posee una mancha
una especie de ave amenazada, endé- blanca alar visible durante el vuelo. Las
mica del Bosque Atlántico (Collar et al., rectrices centrales que componen la cola
1992; Stotz et al., 1996). Es un ave de son de color negras. El iris es oscuro, el
pequeño porte, alcanzando un tamaño pico corto y ancho y al igual que las pa-
de hasta 12 cm y con una coloración en tas, amarillo encendido. A diferencia del
su cuerpo predominantemente castaña, macho, la hembra posee una coloración
a la que hace referencia su nombre co- más discreta, con una espalda oliva. El
mún. En su cabeza posee una zona muy juvenil no ha sido descripto (Chebez,
visible, la corona, de color negro que se 2008; López-Lanús, 2015; Snow y Shar-
extiende desde la frente hasta la nuca y pe, 2020).
que en apariencia parece un sombrero. Pertenece al orden de los passerifor-
La cara es ocre con tono castaño. La es- mes, al género Piprites. Originalmente
palda es también castaña mientras que fue incluido en la familia de los bailari-
la zona ventral es de color ocre aunque nes (Pipridae) (Snow, 1979; Stotz et al.,
más amarillento. Las alas son princi- 1996), de forma provisoria tratado como

F U N DAC I Ó N A Z A R A 249
B A I L A R Í N C A S T A Ñ O

Ejemplar de bailarín castaño en Itatiaia, Río de Janeiro, Brasil, en septiembre de 2016,


donde se puede observar su coloración característica castaña. Foto: Adilson Marques.

Pipridae (Chebez, 2008), pero a partir de


estudios ecológicos, morfológicos y de
ADN, se observó que no se trataba de un
Pipridae (Prum y Lanyon, 1989; Ericson
et al., 2006; Cockle et al., 2008; Ohlson et
al., 2008) reconsiderándose su ubicación
taxonómica en la familia Tyrannidae por
estar más cercanamente emparentado
a los tiránidos. El hallazgo del primer

Individuo de bailarín castaño registrado en


agosto de 2016 en São José do Barreiro,
San Pablo, Brasil. Nótese la notable y
contrastante corona negra que posee en
su cabeza. Foto: Hudson Martin Soares.

250 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A I L A R Í N C A S T A Ñ O

Detalle de la espalda de un bailarín castaño observado en noviembre de 2015 en Campos


do Jordão, San Pablo, Brasil, donde se destacan los filetes amarillentos en las primarias de
ambas alas. Foto: Thiago Carneiro.

nido de esta especie dentro del marco HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN


del trabajo que realiza “Proyecto Sel-
va de Pino Paraná” contribuyó también El bailarín castaño es una especie rara
como evidencia para reforzar su remo- con distribución muy fragmentada que
ción taxonómica de la familia Pipridae habita en el sudeste de Brasil (Snow,
por construir un nido con forma de “es- 2004), con registros confirmados de su
fera de musgo”, muy distinto a las típicas presencia en Minas Gerais, Río de Janei-
“tacitas” construidas por los integrantes ro, San Pablo, Paraná, Santa Catalina y
de dicha familia (Cockle et al., 2008). En Río Grande del Sur (Chebez, 2008; Bird-
2008, un estudio de ADN confirmó que el Life International, 2021) y en el noreste
bailarín castaño es hermano al bailarín de la provincia de Misiones en la Argen-
verde (Piprites chloris), pero el género Pi- tina (Partridge, 1961; Maders et al., 2007;
prites, hermano a la familia Tyrannidae, Bodrati et al., 2009, 2010). Su presencia,
es aún considerado incertae sedis (expre- en nuestro país, se confirmó a partir de
sión latina que se usa en taxonomía para un macho colectado por el naturalista
señalar la incapacidad para ubicar exac- W. H. Partridge el 3 de septiembre de
tamente un taxón dentro de la clasifica- 1959 en un área de bosque de pino Pa-
ción) (Ohlson et al., 2008; Bodrati et al., raná (Araucaria angustifolia) en Tobuna
2009), por lo que la familia a la que per- (departamento de San Pedro, extremo
tenece esta especie aún se la considera noreste de Misiones), ese ejemplar fue
en discusión. luego depositado en el Museo Argentino

F U N DAC I Ó N A Z A R A 251
B A I L A R Í N C A S T A Ñ O

DISTRIBUCIÓN

Registros de bailarín castaño


documentados para la provincia de
Fuente: BirdLife International and Handbook of the Birds
Misiones, Argentina. Basado en Bodrati
of the World (2020) 2020. Piprites pileata. The IUCN Red
List of Threatened Species. Version 2021-3. et al. (2009, 2010).

de Ciencias Naturales Bernardino Riva- ambiente que según Maders et al. (2007)
davia de Buenos Aires (Partridge, 1961; es poco común en Misiones: un bosque
Mazar Barnett y Pearman, 2001). Par- con una altura de 15 a 20 m con predo-
tridge (1961) comenta que, durante un minio de laurel layana o canela lajeana
período de trabajo de campo de 12 años (Ocotea sp.), yerba mate (Ilex paragua-
(entre 1949 a 1961) recorriendo la pro- riensis), distintas mirtáceas y algunos
vincia de Misiones, ese ejemplar fue el árboles aislados y renovales en diferen-
único hallado en la Argentina (Navas y te grado de crecimiento de pino Paraná.
Bó, 1988). El sotobosque era relativamente abierto
En Misiones, en el año 2006, se regis- y recubierto de helechos no arborescen-
traron varios ejemplares de esta especie tes, además de parches aislados de caña
cerca de las riberas del arroyo Paraíso tacuapí (Merostachys claussenii) (Maders
dentro del Parque Provincial (PP) Caá et al., 2007). Posteriores relevamientos
Yarí, dentro de la Reserva de Biósfera Ya- (hasta julio de 2008) en diferentes zonas
botí, departamento Guaraní (ver más en del norte y centro de Misiones aportaron
Maders et al., 2007). Los registros ocu- nuevas observaciones de machos y hem-
rrieron en un ambiente muy particular bras en nuevos sitios también dentro del
dentro de un área de pino Paraná; un valle del arroyo Paraíso en el PP Caá Yarí

252 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A I L A R Í N C A S T A Ñ O

y en la Reserva de Usos Múltiples (RUM)


“Guaraní”, también dentro de la Reserva
de Biósfera Yabotí (Bodrati et al., 2009).
En esos sitios el ambiente que primaba
era bosque de laurel layana, donde en
dos de ellos no estaba presente el pino

Macho de bailarín castaño en un laurel


layana en el Parque Provincial Caá Yarí,
Reserva de Biósfera Yabotí, Misiones
(Bodrati et al., 2009). Foto: Kristina Cockle.

Bosque de laurel
layana (Ocotea
pulchella) sobre
el arroyo Paraíso,
ambiente que
usa el bailarín
castaño en
la Argentina
(Bodrati et al.,
2009).
Foto: Claudio Maders.

Individuo de
bailarín castaño
observado en
agosto de 2009
en la Reserva
Natural Cultural
Papel Misionero,
dentro de la
Reserva de
Biósfera Yabotí.
Foto: Martjan
Lammertink.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 253
B A I L A R Í N C A S T A Ñ O

Paraná (ver detalles en Bodrati et al., alturas inferiores: a los 600 m s. n. m. en


2009). Luego, en 2010, Bodrati y colabo- Tobunas (Partridge, 1961) y a los 520 m s.
radores documentaron un nuevo regis- n. m. en la Reserva de Biósfera Yabotí (Ma-
tro de un macho de bailarín castaño en ders et al., 2007).
el sudeste de la Reserva Natural Cultural
(RNC) Papel Misionero a unos 300 me-
tros de un afluente del arroyo Paraíso, el RASGOS ETOECOLÓGICOS
arroyo San Juan. Se trataba de un bosque
con alta densidad de árboles de laurel Es escasa la información que se conoce
layana y en menor densidad se registra- sobre diferentes aspectos de la biología
ron ejemplares de laurel negro (Nectandra del bailarín castaño. Se sabe que se ali-
saligna) y de burro kaá (Casearia sylvestris) menta en la copa de los árboles (dosel),
(Bodrati et al., 2010). Dichos investigado- con frecuencia formando parte de ban-
res concluyeron que este último constitu- dadas mixtas con otras especies de aves
ye el registro más sudeste conocido para (Barbosa, 1992; Snow, 2004). También
la especie en nuestro país. puede alimentarse en el subdosel (Bird-
Por su parte, en Brasil, el bailarín casta- Life International, 2021). En Brasil, en
ño ha sido reportado en bosques relativa- Santa Catarina, se observó una bandada
mente bajos (10-20 m de altura) y sin pre- mixta con al menos tres ejemplares de
dominancia de árboles de pino Paraná en esta especie (uno de ellos probablemen-
Río Grande del Sur (Bencke et al., 2003) y te un juvenil) (Santos et al., 2008). En
en Santa Catarina (Santos et al., 2008). En la Serra da Mantiqueira, se registraron
Río de Janeiro y Minas Gerais, se reportó individuos aislados o en parejas (Vas-
la especie en la Serra da Mantiqueira, ha- concelos y D’Angelo Neto, 2009) y en
bitando en bosques montanos de altura y San Pablo se lo registró moviéndose rá-
bosques con pino Paraná y con otros lau- pidamente en la copa de las araucarias
reles Ocotea spp. pero sin laurel layana (M. y también formando parte de bandadas
F. Vasconcelos in litt. 2008; Vasconcelos y mixtas junto con el coludito de los pinos
D’Angelo Neto, 2009). Santos et al. (2008) (Leptasthenura setaria) y el curutié pálido
mencionan que en la selva de Santa Cata- (Cranioleuca pallida) (Barbosa, 1992). En
rina donde observaron al bailarín castaño Misiones, en el PP Caá Yarí, se observó a
tampoco registraron laurel layana. En San un macho de bailarín integrando un ban-
Pablo, también se la registró en la región do mixto compuesto por el picolezna es-
Bananal de Serra da Bocaina (Schunk  et triado (Heliobletus contaminatus), la mos-
al.,  2018). La especie ha sido registra- queta media luna (Phylloscartes eximius) y
da en bordes de bosques (Vasconcelos y el ticotico grande (Philydor rufus) (Maders
D’Angelo Neto, 2009) y en bosques donde et al., 2007) y en la RNC Papel Misione-
se extrajo madera (Santos et al., 2008). ro, también se observó un macho en un
Esta especie suele habitar entre los 900 bando mixto junto con el ticotico ocrá-
y 2.000 m s. n. m. (Sick, 2001; Snow, 2004) ceo (Philydor lichtensteini), ticotico grande
aunque en Misiones se la ha registrado en (Philydor rufum), picolezna rojizo (Xenops

254 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A I L A R Í N C A S T A Ñ O

rutilans), piojito silbón (Camptostoma ob- poral de alimento (Chebez, 2008). Mien-
soletum), suirirí silbón (Sirystes sibilator), tras que en la Argentina, permanecen en
pitiayumí (Parula pitiayumi), anambé cas- los mismos sitios a lo largo del año, es
taño (Pachyramphus castaneus) y anambé decir, no migran en ninguna época (Bo-
verdoso (Pachyramphus viridis) (Bodrati et drati et al., 2009). Las parejas o los indivi-
al., 2010), pero nunca se registraron más duos aislados son fieles a sus territorios,
de dos individuos de esta especie juntos pudiendo pasar largos períodos de tiem-
(Bodrati et al., 2009). po en un mismo sitio (Collar et al., 1992;
Su dieta consistiría en artrópodos, es- Bodrati et al., 2009).
pecialmente larvas (Bodrati et al., 2009), Del aspecto reproductivo se conoce
aunque hay registros en Brasil de con- muy poco. Según BirdLife International
sumo de semillas y frutos de Myrsia sp., (2021) se observaron parejas exhibién-
Leandra sulfurea, Rapanea spp., Psychotria dose desde septiembre hasta noviembre.
sessilis y la palmera Geonoma sp. (Pines- Se cuenta con la observación de un des-
chi, 1990; Collar et al., 1992; Bencke et pliegue nupcial en Fazenda das Amorei-
al., 2003; Santos et al., 2008). En la Serra ras, en Río Grande del Sur y, la colecta de
da Mantiqueira, se reportó un individuo un macho con sus testículos agrandados,
alimentándose de un insecto (Vasconce- ambos registros datan de finales de sep-
los y D’Angelo Neto, 2009) y otros cazan- tiembre de 1972 (Belton, 2000; Snow,
do termitas en el aire (Olson y Alvarenga, 2004; Cockle et al., 2008). En la Argenti-
2006). En Misiones, no se lo ha obser- na, en octubre de 2006, se descubrió el
vado alimentándose de frutos, pero sí primer nido -en construcción- para esta
ejemplares -en diferentes épocas del especie sobre un árbol de laurel layana
año- atrapando larvas de la superficie (a 8 m del piso) en el PP Caá Yarí (Cockle
de las hojas de árboles de laurel layana et al., 2008). El nido medía 15 x 14 x 13
(la mayoría de las veces), de otros laure- cm (alto x ancho x profundidad), con una
les y de anchico colorado (Parapiptadenia entrada lateral de 4 x 3 cm (alto x ancho).
rigida) (Bodrati et al., 2009). También en Tenía forma de esfera y consistía en un
este último trabajo mencionan el similar entretejido laxo de al menos dos espe-
comportamiento de alimentación (vue- cies de musgos (Neckeropsis undulata y
los cortos) que observan cuando la es- Orthostichella versicolor), algunas raíces e
pecie consume larvas respecto de aquel hifas del hongo Marasmius sp. tapizaban
descripto por Santos et al. (2008), en el interior. Luego de una fuerte tormenta
Santa Catarina, cuando se alimenta de en la zona, se lo encontró caído en el piso,
frutos. fue colectado y se encuentra deposita-
En Brasil, no se registraron migracio- do en el Museo de la ciudad de La Plata,
nes a gran escala de esta especie pero se provincia de Buenos Aires. También, se
observaron pequeños desplazamientos monitoreó el comportamiento reproduc-
altitudinales durante el invierno en el tivo de la pareja de dicho nido y de una
Parque Nacional Itatiaia (A. Whittaker in segunda pareja registrada en noviembre
litt. 1999), seguramente por la falta tem- de ese mismo año en un sitio 3 km más

F U N DAC I Ó N A Z A R A 255
B A I L A R Í N C A S T A Ñ O

Nido de bailarín
castaño hallado
en el Parque
Provincial Caá
Yarí (Cockle et
al., 2008).
Foto: Proyecto Selva
de Pino Paraná.

al sur. En ambos casos, mientras la hem- nes. Según este organismo la subpobla-
bra construía el nido (arrancando mus- ción de mayor tamaño posee menos de
gos de las cortezas de los árboles y re- 1.000 individuos maduros (BirdLife In-
colectando raíces del suelo), el macho la ternational, 2021). En Brasil, según el
acompañaba en todo momento batiendo Instituto Chico Mendes de Conservação
sus alas, pero nunca llevó ningún tipo de da Biodiversidade -ICMBio-, también se
material para colaborar en la construc- encuentra bajo la misma categoría que a
ción del nido ni tampoco entró en él. En nivel internacional (ICMBio, 2018) pero
ambas parejas, cada vez que la hembra en la Argentina, su situación es aún más
entraba al nido, el macho realizaba vue- delicada debido a que en la última cate-
los cortos circulares verticales a una dis- gorización de conservación del año 2017
tancia de aproximadamente unos 50 m del Ministerio de Ambiente y Desarrollo
del nido (Cockle et al., 2008). Sustentable de la Nación -MAyDS- y de
Aves Argentinas -AA- lo declararon “En
Peligro Crítico” (Resolución Nº 795/17
ESTADO DE CONSERVACIÓN MAyDS; MAyDS y AA, 2017).
Según Snow y Sharp (2020) esta espe-
El estado de conservación del baila- cie parece que nunca ha sido numerosa
rín castaño en el orden internacional y la pérdida de su hábitat natural proba-
es “Casi Amenazada” (BirdLife Inter- blemente ha reducido aún más su núme-
national, 2021), con una población en ro. Según BirdLife International (2021)
disminución, un tamaño poblacional la destrucción de su hábitat es su prin-
desconocido y probablemente formada cipal amenaza, donde diversas activida-
por pequeñas y dispersas subpoblacio- des antrópicas como la tala de bosques

256 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A I L A R Í N C A S T A Ñ O

para el desarrollo de la agricultura, la (Rodríguez y Silva, 2018). El pino Paraná


tala selectiva, el desarrollo del ecoturis- es nativo del sur de Brasil y el norte de la
mo (p. ej. en Serra da Mantiqueira, Bra- Argentina, donde llegó a formar bosques
sil; Vasconcelos y D’Angelo Neto, 2009) muy extensos. Hacia 1960 se contabiliza-
y probablemente los incendios foresta- ban unas 200.000 ha como manchones
les accidentales (p. ej. en el PP Caá Yarí, de bosques silvestres en las sierras del
Argentina; Bodrati et al., 2009), han re- norte de Misiones. El área ocupada por
ducido aún más su territorio atentando estos bosques se estima que ha sido re-
contra la supervivencia de la especie en ducida en más del 97% (Luna y Fontana,
nuestro país y en Brasil. Un claro ejem- 2017). Si bien la evidencia sugiere que
plo es lo que ocurrió en Tobuna, donde el bailarín castaño no habita exclusiva-
Partridge en 1961 la registró por prime- mente en esos bosques, esos ambientes
ra vez en nuestro país, y donde actual- serían el puntapié inicial para el poste-
mente, no se cuenta con registros de esta rior desarrollo sucesional del bosque de
especie debido a que gran parte del área laurel layana (Bodrati et al., 2009).
se ha transformado para uso agrope-
cuario y solo persisten parches de selva.
Además, Chebez en 2008 menciona un ACCIONES DE CONSERVACIÓN
incendio forestal ocurrido en 2006 en el
PP Caá Yarí y en las chacras adyacentes, En Brasil, el bailarín castaño se en-
en una de las áreas donde en ese mismo cuentra protegido con registros en los
año se redescubrió a la especie. El mis- Parques Nacionales Itatiaia, Serra da
mo destruyó parte del bosque de laurel Bocaina y Aparados da Serra y en el Par-
layana. También, Bodrati et al. (2009) que Estadual Campos do Jordão (BirdLife
mencionan un hecho de tala selectiva de International, 2021), mientras que, en la
árboles (entre ellos de laurel layana) en Argentina, la especie fue registrada, con
lotes privados de la Reserva de Biósfera citas documentadas a la fecha, en tres
Yabotí, en áreas muy cercanas a los sitios áreas protegidas (PP Caá Yarí, RUM Gua-
donde se registró al bailarín castaño. Di- raní y RNC Papel Misionero) dentro de la
chos investigadores, además, concluye- Reserva de Biósfera Yabotí (Maders et al.,
ron que, si bien se desconoce el impacto 2007; Bodrati et al., 2009, 2010). La mis-
de la tala sobre el bosque de laurel laya- ma se encuentra conformada por 119
na, probablemente esa acción permita el propiedades privadas, tres Parques Pro-
desarrollo de otras especies de árboles vinciales y una Reserva Natural Cultu-
modificando el hábitat natural del baila- ral. Cuenta con la particularidad de que
rín castaño. la mayoría de las propiedades privadas
Por último, en la Argentina, cabe des- mantienen sus bosques nativos en pie
tacar que los bosques de la Selva Para- y en buen estado de conservación, y las
naense han sido explotados desde prin- principales actividades son las relacio-
cipios del siglo XX para obtener madera nadas al ecoturismo, o a la explotación
y abrir los terrenos para la agricultura o aprovechamiento forestal selectivo de

F U N DAC I Ó N A Z A R A 257
B A I L A R Í N C A S T A Ñ O

bajo impacto (SiFAP, 2021). Las reservas que contó con el apoyo y gestión de la
de biósfera son zonas compuestas por Fundación Azara hasta el año 2013. El
ecosistemas terrestres o costeros mari- proyecto liderado por los investigado-
nos, o una combinación de los mismos, res Alejandro Bodrati, Kristina Cockle y
reconocidas como tales en un plano in- otros colaboradores desarrolla diferen-
ternacional en el marco del “Programa tes líneas de investigación y acciones de
el Hombre y la Biosfera” de la UNESCO. educación ambiental para conservar la
En cada una de ellas se fomentan alter- selva misionera y su diversidad de aves.
nativas para conciliar la conservación de En el caso del bailarín castaño, como se
la biodiversidad con su uso sustentable. mencionó anteriormente, entre los años
La reserva de Biósfera Yabotí es la única 2003 y 2005, luego de más de 200 días
unidad de conservación de la provincia de trabajo de campo en el centro y norte
de Misiones con una categoría de mane- de la provincia de Misiones, no se obtu-
jo internacional. Cabe destacar que las vieron registros de la especie, aun ha-
áreas protegidas constituyen una estra- biendo utilizado playback, que consiste
tegia fundamental para la conservación en reproducir las voces de las especies
de la diversidad biológica a largo plazo y, (Bodrati y Cockle, 2006). Fue recién en
el registro del bailarín castaño dentro de abril del 2006, cuando el guardaparque
las mismas refuerza su importancia. Claudio Maders, integrante de este pro-
Esta especie se encuentra en una de- yecto, durante una de sus guardias en
licada situación de conservación en la el PP Caá Yarí observó por primera vez
que a la significativa pérdida de su há- a un macho de bailarín castaño (Maders
bitat natural se le suma el escaso cono- et al., 2007) que resultó en el redescubri-
cimiento que se tiene sobre su distribu- miento de la especie para la Argentina,
ción, abundancia e historia natural. Esta luego de 47 años desde el primer registro
situación dificulta aún más el desarrollo (Partridge, 1961). Desde ese momento y
de acciones concretas para asegurar su hasta julio del 2008, se sucedieron nue-
conservación a largo plazo. En nues- vos relevamientos pudiendo registrarse
tro país, desde el año 2003 se desarro- esta especie en 153 oportunidades; en
lla el “Proyecto Selva de Pino Paraná” todos los casos los registros se dieron en

Recorte de una nota del diario Clarín del año 2006 sobre la reaparición del bailarín
castaño en la Argentina, luego de 47 años desde su primer registro. Archivo Fundación Azara.

258 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A I L A R Í N C A S T A Ñ O

seis sitios de bosque ribereño de laurel adicional de protección ya que prohíbe


layana dentro de la Reserva de Biósfera en todo el territorio de la provincia la
Yabotí (PP Caá Yarí, Maders et al., 2007; captura, caza, tenencia, transporte, ex-
PP Caá Yarí y RUM Guaraní, Bodrati et al., hibición, oferta, demanda, comercializa-
2009). También, en octubre de 2006 se ción y/o cualquier otra acción u omisión
encontró el primer nido de esta especie que pueda afectar la preservación, con-
y se describió el comportamiento repro- servación y/o reproducción de las espe-
ductivo de la pareja (Cockle et al., 2008). cies mencionadas (Cámara de Represen-
En agosto de 2010, Bodrati y otros miem- tantes de la Provincia de Misiones, 2019).
bros de “Proyecto Selva de Pino Paraná” El futuro del bailarín castaño depende-
registraron nuevamente a un macho de rá de la implementación de diferentes ac-
bailarín castaño, también en un bosque ciones de conservación en la Argentina,
de laurel layana aunque en un área nue- a corto y largo plazo, como: 1) profundi-
va de la Reserva de Biósfera Yabotí: la zar las líneas de investigación que se vie-
RNC Papel Misionero. En conclusión, es- nen realizando sobre el bailarín castaño
tas investigaciones significaron reconfir- para conocer aspectos desconocidos de
mar la presencia del bailarín castaño en su biología, reproducción, migraciones,
la Argentina, la descripción de siete nue- dieta, uso del hábitat, entre otros, que
vos sitios en los que habita y, aportaron aporten nueva información y que esta
el primer registro de nidificación para permita desarrollar acciones de con-
nuestro país (Maders et al., 2007; Cockle servación específicas y concretas para
et al., 2008; Bodrati et al., 2009, 2010). En evitar su extinción; 2) identificar áreas
el marco del proyecto también se reali- claves para crear nuevas áreas naturales
zaron actividades de educación ambien- protegidas para conservar porciones de
tal con la comunidad local por ejemplo selva que puedan albergar poblaciones
visitando, junto con los guardaparques, aún desconocidas de bailarín castaño.
escuelas rurales de los alrededores al PP Estas deben incluir los bosques de lau-
Caá Yarí. A su vez se brindó información rel layana remanentes; 3) implementar
a diferentes actores locales sobre la im- programas de conservación en las áreas
portancia de conservar los bosques de protegidas donde se conoce la presencia
laurel layana y el delicado estado de con- de la especie (PP Caá Yarí, RUM Guaraní
servación de esta especie en nuestro país y RNC Papel Misionero) y en áreas de po-
(Proyecto Selva de Pino Paraná, 2021). tencial presencia; 4) sería importante es-
Cabe destacar que, en Misiones, en tudiar cómo afecta la actividad maderera
septiembre de 2019 fueron declaradas al bailarín castaño y de confirmarse un
Monumento Natural Provincial y de In- impacto significativo sobre la especie se
terés Público especies emblemáticas de debería restringir la extracción en áreas
la selva misionera, como el loro vinoso de importancia para la misma dentro de
(Amazona vinacea), el bailarín azul (Chiro- la Reserva de Biósfera Yabotí; 5) se de-
xiphia caudata) y el bailarín castaño (Ley ben continuar los programas de educa-
XVI-127). Esta figura le brinda un marco ción ambiental dirigidos a los diversos

F U N DAC I Ó N A Z A R A 259
B A I L A R Í N C A S T A Ñ O

actores sociales presentes en la región bution, and conservation of Atlantic forest


birds in Argentina: notes on nine rare or
y 6) a largo plazo, debe garantizarse el
threatened species. Ornitología Neotropi-
mantenimiento de las etapas sucesiona- cal, 17, 243-258.
les naturales del bosque de pino Paraná, Bodrati, A.; Lammertink, M. y Segovia, J. M.
lo que permitirá el desarrollo y recupe- (2010). El Bailarín Castaño (Piprites pileata)
está en la Reserva Natural Cultural Papel
ración natural de los bosques de laurel Misionero, Provincia de Misiones, Argenti-
layana en áreas adecuadas para el baila- na. Nuestras Aves, 54, 76-78.
rín. Por último, para Bodrati et al. (2009) Bodrati, A.; Maders, C.; Di Santo, G.; Cockle, K.;
Areta, J. I. y Segovia, J. M. (2009). Distribu-
un importante desafío sería reconocer a ción, hábitat, e historia natural del bailarín
los bosques de laurel layana como de alta Castaño Piprites pileata, una especie Crítica-
prioridad para la conservación. mente Amenazada en Argentina. Cotinga,
31, 95-100.
Cámara de Representantes de la Provincia
El “Proyecto Selva de Pino Paraná” es de Misiones. (2019). Ley XVI-127. http://
otra iniciativa de la Argentina que trabaja digestomisiones.gob.ar/uploads/documentos/
por la conservación del bailarín castaño. leyes/Ley%20XVI%20-%20N%20127.pdf
Cockle, K.; Maders, C.; Di Santo, G. y Bodrati, A.
(2008). The Black-capped Piprites (Piprites
pileata) builds a spherical moss nest. Cotin-
AGRADECIMIENTOS ga, 29, 166-168.
Collar, N. J.; Gonzaga, L. P.; Krabbe, N.; Madro-
ño-Nieto, A.; Naranjo, L. G.; Parker, T. A. y
A Alejandro Bodrati y Kristina Cockle Wege, D. C. (1992). Threatened birds of the
por el aporte de bibliografía y autorizar- Americas: the ICBP/IUCN Red Data book.
Cambridge, UK: International Council for
nos el uso de imágenes de las investiga-
Bird Preservation.
ciones realizadas por el “Proyecto Sel- Cozzo, D. (1960). Ubicación y riqueza de los bos-
va de Pino Paraná”. A Adilson Marques, ques espontáneos de “pino” Paraná (Arau-
Hudson Martin Soares, Jeroen Martjan caria angustifolia) existentes en Argentina.
Revista Forestal Argentina, 4(2), 46-54.
Lammertink y a Thiago Carneiro por las Chebez, J. C. (1994). Los que se van: especies
fotografías y la información brindada argentinas en peligro. Buenos Aires, Argen-
para acompañarlas. tina: Editorial Albatros.
Chebez, J. C. (2008). Bailarín castaño. En: Che-
bez (Ed.), Los que se van. Fauna argentina
amenazada. Tomo II (pp. 336-338). Buenos
BIBLIOGRAFÍA Aires, Argentina: Editorial Albatros.
Ericson, P. G. P.; Zuccon, D.; Ohlson, J. I.; Jo-
Belton, W. (2000). Aves do Rio Grande do Sul: hansson, U. S.; Alvarenga, H. y Prum, R. O.
Distribuição e biologia. São Leopoldo, Bra- (2006). Higher-level phylogeny and mor-
sil: Editora Unisinos. phological evolution of tyrant flycatchers,
Bencke, G. A.; Fontana, C. S.; Dias, R. A.; Maurí- cotingas, manakins, and their allies (Aves:
cio, G. N. y Mahler, J. K. F. (2003). Aves. En: Tyrannida). Molecular phylogenetics and
C. S. Fontana, G. A. Bencke y R. E. Reis (Eds.), evolution, 40(2), 471-483.
Livro vermelho da fauna ameaçada de ex- ICMBio. (2018). Piprites pileata. Livro Vermelho
tinção no Rio Grande do Sul. Porto Alegre, da Fauna Brasileira Ameaçada de Extinção.
Brasil: Edipucrs. Volume 1, 151. Brasília, Brasil: ICMBio-
BirdLife International. (2021). Ficha de la espe- MMA.
cie: Piprites pileata.  López-Lanús, B. (2015). Guía Audiornis de las
Bodrati, A. y Cockle, K. (2006). Habitat, distri- aves de Argentina, fotos y sonidos; identi-

260 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A I L A R Í N C A S T A Ñ O

ficación por características contrapuestas Selva Paranaense. En: J. Morello, S. D. Mat-


y marcas sobre imágenes. Primera edición. teucci, A. F. Rodríguez y M. E. Silva, (Ed.),
Buenos Aires, Argentina: Audiornis Produc- Ecorregiones y complejos ecosistémicos
ciones. argentinos (pp. 231-254). Buenos Aires, Ar-
Luna, C. y Fontana, M. (2017). Estado de los bos- gentina: Orientación Gráfica Editora.
ques de Araucaria angustifolia: especie nati- Santos, R. E. F.; Ribas, C. F. y Patrial, E. W. (2008).
va en peligro crítico. Revista Estudios Am- Observações recentes do caneleirinho-de-
bientales, 5(2), 79-93. boné-preto Piprites pileata (Temminck, 1822)
Maders, C.; Fariña, N. y Bodrati, A. (2007). Re- no Estado de Santa Catarina. Atualidades
descubrimiento del bailarín castaño (Pipri- Ornitológicas, 146, 11-13.
tes pileata) en Argentina. Ornitología Neotro- Schunck, F.; Pacheco, J. F.; Antunes, A. Z.; Ga-
pical, 18, 127-131. gliardi, R. L. y Silveira, L. F. (2018). A re-
MAyDS y AA. (2017). Categorización de las Aves view of the ornithological knowledge of the
de la Argentina según su estado de conser- northern Serra do Mar mountains in the
vación. Informe del Ministerio de Ambiente state of São Paulo, southeastern Brazil.  Or-
y Desarrollo Sustentable de la Nación y de nithology Research, 26(1), 15-44.
Aves Argentinas, edición electrónica. C. A. Sick, H. (1997). Ornitologia brasileira. Rio de Ja-
Buenos Aires, Argentina. neiro, Brasil: Ed. Nova Fronteira.
Mazar Barnett, J. y Pearman, M. (2001). Lista Sick, H. (2001). Ornitologia Brasileira. 3rd ed.
comentada de las aves argentinas. Barcelo- Rio de Janeiro, Brasil: Ed. Nova Fronteira.
na, España: Lynx Edicions. SiFAP. (2021). Sistema Federal de Áreas Pro-
Navas, J. R. y Bó, N. A. (1988). Aves nuevas o tegidas: Reserva de Biósfera Yabotí. En:
poco conocidas de Misiones, Argentina II. https://sifap.gob.ar
Revista del Museo de Historia Natural de Snow, D. W. (1979). Family Pipridae. En: M.A.
Montevideo, 12, 1-9. Traylor (Ed.), Check-list of the birds of the
Ohlson, J.; Fjeldså, J. y Ericson, P. (2008). Tyrant world. Cambridge, MA: Museum of Compara-
flycatchers coming out in the open: phylo- tive Zoology, Harvard University Press.
geny and ecological radiation of Tyrannidae Snow, D. W. (2004). Family Pipridae (manakins).
(Aves, Passeriformes). Zoologica Scripta, 37, En: J. del Hoyo, A. Elliott y D. A. Christie
315-335. (Eds.), Handbook of the birds of the world.
Olson, S. L. y Alvarenga, H. M. F. (2006). An ex- Volume 9. Barcelona: Lynx Edicions.
traordinary feeding assemblage of birds at a Snow, D. y Sharpe, C. J. (2020). Black-capped Pi-
termite swarm in the Serra da Mantiqueira, prites (Piprites pileata), versión 1.0. En: J. del
São Paulo, Brazil. Revista Brasileira de Orni- Hoyo, A. Elliott, J. Sargatal, D. A. Christie y
tologia, 14, 297-299. E. de Juana (Eds.), Birds of the World. Ithaca,
Partridge, W. H. (1961). Aves de Misiones nue- NY, EE. UU.: Cornell Lab of Ornithology.
vas para Argentina. Neotrópica, 7, 25-28. Stotz, D. F.; Fitzpatrick, J. W.; Parker, T. A. y
Pineschi, R. B. (1990). As aves como dispersores Moskovits, D. K. (1996) Neotropical birds:
de sete espécies de Rapanea (Myrsinaceae) ecology and conservation. Chicago: Univer-
no maciço do Itatiaia, estados do Rio de Ja- sity of Chicago Press.
neiro e Minas Gerais. Ararajuba, 1, 73-78. Vasconcelos, M. F. y D’Angelo-Neto, S. (2009).
Proyecto Selva de Pino Paraná. (2021). Bailarín First assessment of the avifauna of Arauca-
castaño. En: https://www.pinoparana.org/ ria forests and other habitats from extreme
bailarin-castano southern Minas Gerais, Serra da Manti-
Prum, R. O. y Lanyon, W. E. (1989). Monophyly queira, Brazil, with notes on biogeography
and phylogeny of the Schiffornis group and conservation. Papéis Avulsos de Zoolo-
(Tyrannoidea). Condor, 91, 444-461. gia, 49(3), 49-71.
Rodríguez, A. F. y Silva, M. E. (2018). Ecorregión

F U N DAC I Ó N A Z A R A 261
C A R D E N A L A M A R I L L O

262 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
CARDENAL AMARILLO

Gubernatrix cristata (Vieillot, 1817)

H E R N Á N V. I B Á Ñ E Z , C L A U D I O B E R T O N AT T I
y M I LT O N P E R E L L Ó

Clase: Aves
Orden: Passeriformes
Familia: Thraupidae
Otros nombres vulgares: gobernador crestado, cardenal dorado, crestudo amarillo,
copetudo amarillo, picogrueso crestudo amarillo; güirá-tirí o guira tiri (guaraní); cardeal-
amarelo (portugués).
Nombre en inglés: Yellow Cardinal.

Estatus internacional: En Peligro (BirdLife International, 2021).


Estatus nacional: En Peligro (MAyDS y AA, 2017).
CITES: II (CITES, 2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES cuello son amarillo-oliváceos; el dorso,


oliváceo estriado de negro y el abdomen
El cardenal amarillo (Gubernatrix cris- amarillo. Posee un pico negro, fuerte,
tata) es un pájaro mediano, con medi- agudo, voluminoso y algo curvo, con la
das y peso rondando los 20 cm y 48 g en base de la mandíbula gris. Las alas son
ambos sexos (Belton, 1985; Domínguez pardas oscuras con las barbas externas
et al., 2015; Beier et al., 2017). Presenta orilladas de oliváceo, así como el borde
un marcado dicromatismo sexual: los de las mismas. Las cubiertas internas
machos lucen un plumaje de coloración son amarillas. Las patas y dedos son ne-
más llamativa, con corona y cresta ne- gruzcos. La cola tiene timoneras centra-
gra, cara contrastante con mejillas ver- les negras, presentando el resto un borde
de-oliváceas demarcadas por una ancha externo pardo (Azara, 1802; de la Peña,
ceja amarilla y región malar (área que se 2015; López-Lanús, 2017). Su voz se ca-
proyecta desde la base del pico entre la racteriza por presentar una serie de sil-
garganta y las plumas auriculares) que bos fuertes y modulados, con cierta va-
contiene una garganta negra extendida riación regional (Sclater y Hudson, 1888;
hacia la parte superior del pecho. El iris Azpiroz, 2012). La hembra tiene cejas y
es marrón. El vientre y los flancos del malares blancos, mejillas, pecho y flan-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 263
C A R D E N A L A M A R I L L O

264
C A R D E N A L A M A R I L L O

Macho de cardenal amarillo en Estancia El Rincón del Socorro, Corrientes, agosto de 2011.
Foto: Claudio Bertonatti.

cos grises. Las alas son pardas,


con ribetes ocráceos y amarillos,
al igual que el borde y las cubier-
tas internas. La cola y partes des-
nudas son iguales a las del macho
(Canevari et al., 1991; de la Peña,
2015). Los juveniles o inmaduros
tienen el plumaje similar al de la
hembra, aunque con menos con-
traste. Los juveniles y volantones
no poseen copete y tienen el pe-
cho de un estriado que en el adul-
to se pierde (Azpiroz, 2018).
Hembra de cardenal amarillo.
Foto: José García Allievi.

HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN
Página opuesta: macho joven en la Reserva
Natural Privada Cambá Trapo, Corrientes, mayo
El cardenal amarillo habita en
de 2013. Esta reserva integra el “Programa de
Reservas Privadas de la Fundación Azara”. la ecorregión del Espinal y, en
Foto: Claudio Bertonatti. menor superficie, en las ecorre-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 265
C A R D E N A L A M A R I L L O

DISTRIBUCIÓN

Detalle de la cabeza de un macho


decomisado rescatado y derivado
por la entonces Dirección Nacional
de Fauna y Flora al entonces
Zoológico de Buenos Aires en
2012. Foto: Claudio Bertonatti.
del Sur) hasta el centro-norte de la Ar-
gentina, incluyendo el noroeste de Uru-
giones del Monte de Llanuras y Mesetas guay (Ridgely y Tudor, 1997). Su presen-
y Chaco Seco (Sosa et al., 2011; Domín- cia en Paraguay no está esclarecida. A
guez et al., 2020). Frecuenta bosques xe- principios del siglo XIX, Félix de Azara
rófilos abiertos y, en especial, sabanas apuntó que no era observada en dicho
de pastizales bajos con predominio de país, sino a partir de los 27° al sur. Por ello,
árboles del género Prosopis. También usa dos ejemplares coleccionados en 1905 en
matorrales abiertos, estepas arbustivas y Villarrica (departamento de Guairá) ha-
potreros de pastoreo con ganado vacuno brían tenido su origen en liberaciones o
(López-Lanús et al., 2016). En las provin- fugas del cautiverio (Hayes, 1995; Ridgely
cias de Córdoba y San Luis se han halla- y Tudor, 1997).
do ejemplares entre los 600 y 1.100 m s. Lo cierto es que la enorme mayoría de
n. m. (Reales et al., 2019). los registros se reportan en el centro y
Se trata de una especie endémica del sudeste de la provincia de Corrientes, el
Cono Sur de Sudamérica: desde el extre- centro de La Pampa y en el norte y este de
mo sur de Brasil (estado de Río Grande Entre Ríos. En el pasado, tuvo una distri-

266 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A R D E N A L A M A R I L L O

Monte de espinal con ñandubay, hábitat del cardenal amarillo en la Selva de Montiel,
departamento Federal, Entre Ríos, octubre de 2015. Foto: Claudio Bertonatti.

bución heterogénea asociada a las gran- partidos de Bahía Blanca, Puan, Villa-
des extensiones de espinal en Entre Ríos, rino y Patagones (Marateo et al., 2018).
pero actualmente se restringe a los par- En 1869, William H. Hudson colectó un
ches discontinuos en los departamentos ejemplar en la cercanía de Las Conchitas
de Federal, Feliciano, La Paz, Villaguay y (actual partido de Florencio Varela) en la
-a confirmar- en el de Nogoyá (López-La- provincia de Buenos Aires y que forma
nús et al., 2016). Recientemente, se confir- parte de la colección del Smithsonian
mó su presencia en la provincia de Men- Institution. Las observaciones en el este
doza, con la observación de 12 ejemplares y nordeste bonaerense son probable-
distribuidos en grupos familiares (Sosa et mente producto de liberaciones de aves
al., 2011). Para el caso de San Luis, Nellar decomisadas realizadas sin criterio.
(2011) reportó su desaparición casi total, Los análisis realizados por el Labora-
acotando la potencial ocurrencia actual torio de Ecología y Comportamiento Ani-
al centro-noreste y oeste provincial, don- mal de la Universidad de Buenos Aires
de hay avistajes esporádicos. esclarecieron la identidad genética de
En el presente, la población en la pro- las poblaciones argentinas, asignando
vincia de Buenos Aires se restringe a los cuatro áreas genéticamente diferentes:

F U N DAC I Ó N A Z A R A 267
C A R D E N A L A M A R I L L O

tres de ellas en la Argentina (Litoral, San para alimentarse y volar rápidamente ha-
Luis y norte de La Pampa, sur de La Pam- cia esas plantas si se siente amenazado
pa y Río Negro) y la restante en Uruguay. (Azpiroz, 2012). En cuanto a su dieta, se
Cabe destacar que las diferencias genéti- han reportado artrópodos, semillas, fru-
cas presentan valores más altos en Uru- tos y bayas (Collar et al., 1992; Chebez,
guay y La Pampa (Domínguez et al., 2017, 2008). En la Argentina existen registros
2019). de alimentación de verdolaga, diente de
En Uruguay su distribución geográfica león, acelga silvestre, achicoria silvestre,
es amplia, encontrándose citado en 13 gusanos e insectos (Álvarez, 1911; Collar
de sus 19 departamentos, aunque con et al., 1992; Chebez, 2008). En Río Gran-
una densidad extremadamente baja y de del Sur se lo registró comiendo hojas
estimada en apenas unos 300 individuos de algarrobo (Prosopis spp.), gramíneas,
(Azpiroz, 2012, 2018). frutos (Chrysophyllum marginatum, Sapo-
El caso de Brasil es el más dramático: taceae) y artrópodos, sugiriendo que las
solo existen registros recientes de una hojas podrían ser un componente impor-
pequeña población de aproximadamen- tante durante la época invernal (Beier y
te 53 individuos residentes en el Parque Fontana, 2016). En Uruguay, además de
Estadual Espinilho, en el estado de Río consumir hojas, se lo ha visto alimentar-
Grande del Sur (Martins-Ferreira et al., se de hormigas (Atta sp.) en los meses de
2013; Beier et al., 2017). invierno (Azpiroz, 2018).
La temporada reproductiva se desarro-
lla durante la primavera austral (octubre
RASGOS ETOECOLÓGICOS a diciembre). Los machos manifiestan
una conducta sumamente territorial,
El cardenal amarillo suele encontrarse vocalizando repetidamente desde una
solo o acompañado de su pareja durante percha elevada sobre ramas de arbustos
la época reproductiva (en menor medida, o árboles. Tras el cortejo la pareja cons-
con sus juveniles). Ocasionalmente forma truye su nido sobre árboles y arbustos de
parte de bandadas mixtas o asociaciones mediana altura y difíciles de hallar (Pes-
con el cardenal copete rojo (Paroaria coro- sino, 2001; Domínguez et al., 2015). Cabe
nata), el rey del bosque (Pheucticus aureo- destacar que en Brasil se han registrado
ventris), el jilguero (Sicalis flaveola), el chin- nidos hasta mediados de febrero (Beier
golo (Zonotrichia capensis), el tordo común et al., 2017). Los nidos poseen forma de
(Molothrus bonariensis) o el tordo músico semiesfera o taza y están recubiertos por
(Agelaioides badius) (Bencke et al., 2003; una capa externa de pequeñas ramas, así
Chebez, 2008; Beier et al., 2017). Esta re- como en su interior poseen musgos y cer-
lación sería de mutualismo con ventajas das. La puesta es de aproximadamente
antipredatorias a través de una vigilancia tres huevos celeste verdosos con pintas
compartida (Azpiroz, 2018). oscuras a veces irregulares. La hembra es
Suele posarse en ramas de árboles y quien los incuba por 13 o 14 días (Cane-
arbustos bajando al suelo con frecuencia vari et al., 1991; Domínguez et al., 2014;

268 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A R D E N A L A M A R I L L O

de la Peña, 2015). En el mes de noviem- con Fabián Llanos y Lucio García, con-
bre de 2020, en Conesa (provincia de Río firmaron un curioso caso de poligamia
Negro), Hernán Evans halló y fotografió detectado y fotografiado unos días antes
un nido (construido con ramitas y hierbas (por F. Llanos): una pareja nidificante era
revestido en su interior con hierbas, cri- asistida por un segundo macho adulto
nes de caballo y plumas) a 2,2 m del suelo para alimentar a sus dos volantones.
y sobre un olivillo (Elaeagnus angustifolia), Su reproducción en cautiverio es prac-
especie exótica, asiática e invasora en la ticada desde hace décadas, tanto en el
región. El mismo contenía tres huevos Cono Sur como en los países europeos
de Gubernatrix y cinco de tordo renegrido donde la especie fue exportada legal e
(Molothrus bonariensis). Esta situación de ilegalmente. Cada pareja suele alojarse
parasitismo pudo haberse favorecido por en recintos nunca inferiores a 100 cm
la cercanía a un feedlot (sistema intensi- de longitud por 50 cm de alto y otros tan-
vo de producción de carne que permite el tos de ancho, ubicados en un lugar alto y
engorde acelerado de ganado vacuno en- tranquilo, al reparo del viento, sin ruidos
cerrado en corrales). y con mínima presencia humana. En un
Estudios sobre comportamiento re- rincón elevado y con el techo y laterales
productivo realizados recientemente en cubiertos, se ubica un nido con estruc-
Brasil, registraron por primera vez la cría tura de alambre (de 11 cm de diámetro
cooperativa donde algunos nidos han re- y 7 cm de profundidad) con un cubre-
cibido la atención de uno o dos ayudan- nido de hilo o lana, y una percha o rama
tes, lo que contribuyó a la defensa y su- cercana. Se ofrece a la pareja materiales
pervivencia de los pichones. A su vez, se para que lo revistan internamente (hi-
han registrado segundos intentos de cría, los de arpillera y, preferentemente, pe-
luego de casos exitosos, con la participa- los o crines de caballo). El macho tiene
ción de esos ejemplares acompañantes mayor protagonismo en el armado (R.
(Beier et al., 2017). Rodríguez, com. pers.). En cuanto a la
Segura et al. (2019) describieron un dieta, se suministra mezcla de semillas
caso de poliginia (un macho con varias (alpiste, girasol) con una rotación com-
hembras) en el noroeste de la localidad plementaria de trozos de pepino, choclo,
de Conesa. En el territorio de nidificación brócoli, zapallito, lechuga, pasta de hue-
se encontraron tres hembras y un macho vo (un huevo duro con cáscara triturado
en la elaboración y cuidado de ocho ni- con dos vainillas) y agua fresca. Ponen
dos. Este comportamiento podría ser un de dos a cinco huevos (lo usual, tres) que
reflejo de la disminución de la población serán incubados durante 14 días aproxi-
de machos por la intensidad de captura madamente. A partir del nacimiento de
selectiva de los mismos para abastecer el los pichones debe complementarse la
mercado ilegal. Sin embargo, en el mes de dieta mencionada con gusanos de la ha-
noviembre de 2020, a unos 40 km al oes- rina y larvas de tenebrios, reforzando la
te de la localidad de Río Colorado (Río Ne- ración de pasta de huevo. A los 14 días
gro), uno de los autores (M. Perelló), junto los pichones salen del nido, por lo que

F U N DAC I Ó N A Z A R A 269
C A R D E N A L A M A R I L L O

conviene retirar bañaderas o recipientes ve en 10: La Pampa, Buenos Aires, Córdo-


de agua donde puedan ahogarse y reves- ba, Santa Fe, San Luis, Mendoza, La Rioja,
tir el piso con pastos que amortigüen la Río Negro, Corrientes y Entre Ríos (Reales
caída desde el nido. A la semana ensayan et al., 2019; Domínguez et al., 2020). Está
sus primeros vuelos. Ambos padres los claro que las amenazas del cardenal ama-
seguirán alimentando por varias sema- rillo son humanas.
nas más (Zelaya y Bertonatti, 1995). La pérdida y fragmentación de su há-
bitat natural fue señalada hace décadas
(Zelaya y Bertonatti, 1995) y se materiali-
ESTADO DE CONSERVACIÓN za con el reemplazo del bosque nativo de
Espinal por campos de cultivo, de pasto-
A nivel internacional, la especie fue ca- reo y forestaciones exóticas de pinos y eu-
tegorizada “En Peligro” (BirdLife Interna- caliptus (Chebez, 2008; Sosa et al., 2011;
tional, 2021). En la Argentina se consideró Domínguez et al., 2015; López-Lanús et al.,
“En Peligro” de extinción por el Ministerio 2016). A ello se suma la deforestación se-
de Ambiente y Desarrollo Sustentable de lectiva de ñandubay (Prosopis affinis) y es-
la Nación -MAyDS- y Aves Argentinas -AA- pinillo (Acacia caven) para obtener madera
(Resolución Nº 795/17 MAyDS; MAyDS o leña. Pero en los últimos años ha reves-
y AA, 2017), en Uruguay de igual modo tido particular importancia el impacto de
(Azpiroz, 2012) y en Brasil, según el Ins- los incendios naturales, accidentales y, en
tituto Chico Mendes de Conservação da mayor medida, intencionales con fines
Biodiversidade -ICMBio-, “En Peligro Crí- agropecuarios (Pessino y Titarelli, 2006;
tico” (ICMBio, 2018). Cabe destacar que Marateo et al., 2018). Como esta amena-
la población global fue estimada en unos za se ha subestimado en la bibliografía
1.500-3.000 individuos, lo que corres- repasamos algunos hechos. En el crítico
ponde a unos 1.000-2.000 individuos ma- período entre noviembre de 2016 y abril
duros (BirdLife International, 2021). Una de 2017 se quemaron 2.572.484 de hectá-
reciente revisión de 1.157 registros entre reas en las provincias de La Pampa, Men-
1826 y 2018 (Reales et al., 2019) represen- doza, Buenos Aires y Río Negro (Zaconni
taron 2.164 individuos. En la Argentina se y Topazzoni, 2018). Algunos incendios
concentró la mayoría de ellos (704 regis- fueron provocados por rayos: al menos 43
tros/82,7%), seguido por Uruguay (82 re- tuvieron esa causa de inicio comprobada.
gistros/9,6%) y Brasil (65 registros/7,6%). El resultado de esa temporada fue dramá-
Tanto en la Argentina como en Uruguay tico. En julio y agosto de 2016 ardieron
llegó a ser una especie común, pero ex- más de 50.000 ha solo en la provincia de
perimentó un enrarecimiento progresivo La Pampa (19.171 cerca de Colonia Emilio
acentuado a lo largo del siglo XX. El con- Mitre y 32.859 en La Pastoril). En diciem-
traste de los registros históricos con los bre de 2016 hubo más de medio millón de
actuales denota una clara retracción en hectáreas quemadas: 412.077 entre Río
su área de distribución geográfica: de las Colorado y General Conesa, 115.982 en
16 provincias con citas antiguas sobrevi- El Milagro (La Pampa), 45.962 en Sur de

270 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A R D E N A L A M A R I L L O

Algarrobo (Buenos Aires), 44.762 en La davía se encuentra un hábitat adecuado


Pastoril (La Pampa) y 44.000 en Ruta 32 y para esta especie, por lo que se presume
Meridiano (La Pampa). En enero de 2017, que la captura podría ser uno de los facto-
más de 500.000: en Mendoza (43.308 en res de su desaparición en estos sitios. His-
El Zapatino, cerca de la Reserva de Biós- tóricamente los ejemplares capturados
fera Ñacuñán, y 12.505 en San Alberto para abastecer el mercado ilegal de aves
2), La Pampa (308.586 en distintos focos de jaula fueron machos (Domínguez et al.,
reavivados, 88.777 del este de Lihue Calel 2017; Segura et al., 2019). Sin embargo, en
y 30.425 en las cercanías de Bernasconi, las últimas décadas también se evidenció
en Ruta 35 y 154, causado por descar- la captura y venta de hembras para abas-
gas eléctricas) y Río Negro (111.108 en tecer a los aficionados y criadores de aves
Beltrán-Mc Cain y 80.685 en Ruta 4 Sur, silvestres. El interés de los avicultores por
ambos, en cercanías de Lamarque y Luis el cardenal amarillo no es nuevo, pero se
Beltrán) (Zaconni y Topazzoni, 2018). redobló ante la escasez de ejemplares sil-
La extracción de ejemplares para abas- vestres y el consecuente incremento de
tecer el mercado ilegal de aves de jaula es su precio en el mercado ilegal (H. Ibáñez,
una amenaza constante y crónica (Pes- obs. pers.). En mayo de 2018, un operativo
sino y Titarelli, 2006; Domínguez et al., de control del Ministerio de la Producción,
2017; Bertonatti, 2018). Considerando los Ciencia y Tecnología de Santa Fe (Subdi-
testimonios de los naturalistas del siglo rección General de Ecología) lo demostró:
XIX podemos afirmar que la especie lleva se decomisaron 74 ejemplares de la espe-
más de dos siglos padeciendo este proble- cie, 26 de los cuales eran hembras.
ma. Sclater y Hudson (1888) describen al En la Argentina, desde los años 70 al
cardenal amarillo como un pájaro elegan- presente, se registraron numerosos ca-
te y vivaz, de fuerte tono melodioso, consi- sos de hibridación en estado silvestre con
derándolo su ave de jaula favorita. Previa- la diuca común (Diuca diuca) en la parte
mente, Félix de Azara (1802) había escri- austral y occidental de su área de distri-
to: “se pilla fácilmente en cualquier tram- bución (Bertonatti y López Guerra, 1997,
pera y viven bien en jaula”. Efectivamente, 2001; Pessino, 2006; Rodríguez y Berto-
en época reproductiva, dada su marcada natti, 2018). Estos individuos son cono-
territorialidad, los machos son presas fá- cidos como “cardenal ceniza”, “cardenal
ciles de los captores ilegales. Tanto en la pálido” (F. Bruno en Chebez 2008), “mulo
Argentina como en Uruguay utilizan un de aurora con cardenal amarillo” y, más
“llamador” (macho adulto de la misma comúnmente, “plomito”. Presentan un
especie) en jaula con una trampera aso- tamaño y patrón en el diseño cromático
ciada. Al vocalizar, provoca y atrae al indi- similar al de un cardenal amarillo, pero
viduo libre que termina cayendo entram- en blanco, negro y gris (sin más presencia
pado (Azpiroz, 2018). de color amarillo que en puntuales tintes
Reales et al. (2019) mencionan que en pálidos en las cejas, malares y bordes de
el 33% de los puntos en que desapareció la garganta), y con el copete más corto
dentro de su distribución histórica, to- (Bertonatti y López Guerra, 1997; Pessino,

F U N DAC I Ó N A Z A R A 271
C A R D E N A L A M A R I L L O

2006). La baja proporción de machos es- tada los termine descartando. En los ca-
taría induciendo esta hibridación de hem- sos donde nacen los pichones de ambas
bras de Gubernatrix con machos de Diuca especies, los del tordo compiten con una
y, a la vez, a incurrir en un sistema poli- actitud más demandante de comida hacia
gínico entre cardenales amarillos. En am- los padres, perjudicando el desarrollo o
bos casos se traduce en una consecuencia viabilidad de los pichones de cardenales.
negativa para la especie, dado que los es- El resultado de este conjunto de ame-
fuerzos reproductivos que gestan híbridos nazas explica la situación crítica de la
son inútiles o perjudiciales, mientras que especie y su clara contracción geográfica
la poliginia produce menor éxito repro- desde el norte y el sur (Reales et al., 2019)
ductivo. Por otra parte, Domínguez et al. que se potencia con la fragmentación de
(2017) hallaron diferencias de canto de su hábitat, la insularización de sus po-
cardenal amarillo de la población del sur blaciones y la disminución de la cantidad
que podrían estar influenciadas por la hi- de individuos que las componen, hechos
bridación con la diuca. que complejizan y agravan su diagnós-
Como si fuera poco, el cardenal amarillo tico ante la presión de captura ilegal o el
padece parasitismo. Las moscas del gé- cambio de uso de la tierra. La Unión Inter-
nero Philornis son parásitos exclusivos de nacional para la Conservación de la Natu-
aves y son simpátricas, es decir, superpo- raleza, a través de BirdLife International,
nen sus distribuciones geográficas (Cuer- ratifica que “existe un descenso demográ-
vo et al., 2019). Sus larvas se alojan en fico muy rápido y continuado debido a la
zonas subcutáneas de los pichones y se explotación crónica para el comercio de
alimentan de sus fluidos serosos, restos aves, así como la pérdida y fragmenta-
de tejido y glóbulos, reduciendo su tasa ción del hábitat” (BirdLife International,
de crecimiento y supervivencia (Uhazy y 2021). Esta fragmentación o aislamien-
Arendt, 1986; Texeira, 1999; Domínguez to de las áreas centrales pudieron haber
et al., 2014). Burgarella et al. (2019) ratifi- dado lugar a poblaciones genéticamente
can que representan un factor de mortali- aisladas (Domínguez et al., 2017). Donde
dad significativo, poniendo en mayor ries- su hábitat es modificado drásticamen-
go a especies amenazadas como esta. Por te, la especie desaparece (Reales et al.,
su parte, el tordo renegrido (Molothrus bo- 2019).
nariensis) es un pájaro cuya estrategia pa-
rásita incluye a más de 260 otras especies
huéspedes y que se encuentra invadiendo ACCIONES DE CONSERVACIÓN
el Caribe y América del Norte mientras
amplía su rango de distribución como re- La especie se encuentra protegida legal-
sultado de la transformación del hábitat mente a nivel nacional y, en la provincia
(Domínguez et al., 2014). También para- de Entre Ríos fue declarada Monumento
sita nidos de cardenales amarillos, donde Natural, mediante el Decreto N° 4.933/02.
la hembra del tordo suele picar los huevos Se han identificado en todo el rango de
ajenos, logrando que la hembra parasi- distribución de la especie, 31 Áreas Im-

272 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A R D E N A L A M A R I L L O

Secuestro de 14 ejemplares de esta especie en


septiembre de 2016 en Gral. Conesa, Río Negro.
Foto: Fabián Llanos.

portantes para la Biodiversidad y las Aves


(Important Bird and Biodiversity Areas
-IBAs-, por sus siglas en inglés), pero solo
Híbrido de cardenal amarillo con A. Diuca
11 de ellas poseen algún marco legal de común (Diuca diuca) capturado en estado
protección, distribuyéndose principal- silvestre, incautado y derivado al entonces
mente fuera de las áreas protegidas (Rea- Zoológico de Buenos Aires, enero de
2012 y B. Diuca de alas blancas (Diuca
les et al., 2019), dado que algunas están
speculifera) reproducidos en cautiverio por
sujetas a amenazas directas como cam- el Sr. Carlos Cozzi en 1999.
bios en el uso del suelo, siendo un ejemplo Fotos: Archivo Claudio Bertonatti.

el Área Importante para la Conservación


de las Aves (AICA) Selva de Montiel, en la gua; en La Pampa: Parque Nacional Lihue
provincia de Entre Ríos. En la Argentina Calel y Parque Provincial Parque Luro;
habitaría en 27 AICAs, pero amerita que en Río Negro: Parque Provincial Caleta
se actualice la información para corrobo- de los Loros; en Corrientes: Parque Iberá
rar su presencia actual. (que incluye el Parque Nacional y la Re-
Existen registros de cardenal amarillo serva Provincial homónimos), además de
solo en ocho áreas protegidas (López-La- la Reserva Natural Privada Cambá Trapo,
nús et al., 2016; Reales et al., 2019). En San integrante del “Programa de Reservas Pri-
Luis: Parque Nacional Sierra de las Quija- vadas de la Fundación Azara”; y en Santa
das y Parque Provincial Quebracho de Le- Fe: Reserva Privada Isleta Linda.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 273
C A R D E N A L A M A R I L L O

Se puede considerar que la primera nes no gubernamentales mencionadas


acción de conservación concreta a nivel interrumpirían la presentación de de-
nacional que incluyó a esta especie, fue nuncias y manifestaciones contra las fe-
la publicación de la Resolución de la ex rias. Estas medidas lograron interrumpir
Secretaría de Agricultura, Ganadería y definitivamente la oferta de cardenales
Pesca N° 62/1986 (aún vigente) que sus- amarillos en estos centros comerciales,
pendió por tiempo indeterminado la ex- donde el promedio de individuos oferta-
portación, comercialización en jurisdic- dos de esta especie era de 28 por semana
ción federal y el tráfico interprovincial entre 1986-1987 y de 7 entre 1993-1994,
de ejemplares vivos de todas las especies con un máximo de 40 en el mismo día y
de mamíferos, aves y reptiles de la fauna lugar (Zelaya y Bertonatti, 1995). Los co-
autóctona con excepción de las conside- merciantes de Villa Domínico, incluso,
radas dañinas o perjudiciales y las cria- donde se vendía la mayoría de los carde-
das zootécnicamente. nales amarillos, colocaron pósteres fren-
Uno de los autores de este capítulo (C. te a sus puestos de venta anunciando la
Bertonatti) con un grupo de colabora- medida y solicitando a los visitantes que
dores de la Fundación Vida Silvestre Ar- no encarguen o demanden esta especie,
gentina y Aves Argentinas monitorearon entre otras (como tortugas terrestres). El
su comercio en las “ferias de pájaros” de cumplimiento de ese acuerdo se tradujo
Pompeya de la Ciudad Autónoma de Bue- también en un intercambio de conoci-
nos Aires (CABA) y, Villa Domínico (Ave- mientos y experiencias del cual se des-
llaneda, provincia de Buenos Aires) y, en prendió, por ejemplo, la investigación que
menor medida, en el Mercado de Frutos dio a conocer el fenómeno de hibridación
de Tigre (provincia de Buenos Aires), en- con diucas en estado silvestre (Bertonatti
tre 1986-1994. Se realizaron denuncias y López Guerra, 1997).
que desencadenaron operativos y deco- A nivel internacional, durante la VI Reu-
misos en repetidas oportunidades, pero nión de la Conferencia de las Partes de la
los comerciantes rápidamente reponían Convención sobre el Comercio Internacio-
las aves. La medida más eficaz surgió en nal de Especies Amenazadas de Fauna y
julio de 1994 por iniciativa del entonces Flora Silvestres (CITES) en Ottawa (1987),
presidente de la Asociación de Ciencias la Argentina presentó una propuesta para
Naturales Florentino Ameghino, Aníbal pasar a Gubernatrix cristata del Apéndice
López-Guerra, que aglutinaba a los pues- III al Apéndice I. Es decir, para prohibir su
teros de la feria de Villa Domínico. Tras comercio internacional, pero se optó por
una reunión organizada con él, su par de incluirla en el Apéndice II (comercio in-
la feria de Pompeya (Francisco Pozzuto) ternacional regulado), a raíz de su intensa
y el mencionado autor se acordó inte- captura y comercio ilegal (CITES, 2021).
rrumpir la oferta de aves que no fueran Esto implica que una autoridad científi-
las permitidas, las nacidas en cautiverio ca del país exportador manifieste (con la
o las de gran abundancia en estado sil- emisión de un certificado específico) que
vestre. En contrapartida, las organizacio- esa exportación no perjudicará la super-

274 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A R D E N A L A M A R I L L O

vivencia de la especie. A pesar de estas Aires (IEGEBA) de la Facultad de Cien-


restricciones, la situación de la especie cias Exactas y Naturales, Universidad
no mejoró. Por ello, en agosto de 2010 la de Buenos Aires con miembros del
Dirección de Fauna Silvestre de la Nación CONICET. Posteriormente, se unieron
y la Dirección de Recursos Naturales de otras instituciones oficiales: Ministe-
la provincia de La Pampa organizaron el rio de Ambiente y Desarrollo Sosteni-
Primer Taller Interjurisdiccional sobre ble de la Nación; Ministerio de Medio
Conservación del Cardenal Amarillo en Ambiente, Campo y Producción de San
Santa Rosa para alertar nacionalmen- Luis; Administración de Parques Nacio-
te sobre la situación de la especie y sus nales; Dirección de Recursos Naturales
amenazas. Ese mismo año, la mencio- Renovables de Mendoza; Secretaría de
nada Dirección de Fauna implementó el Medio Ambiente y Desarrollo Susten-
“Banco de Registros de Cardenal Amari- table de Río Negro; Agencia de Protec-
llo para la Argentina” para centralizar y ción Ambiental de la Ciudad Autónoma
compartir registros de presencia pasa- de Buenos Aires; Dirección de Flora y
dos y actuales. En el 2012 se realizó un Fauna de la provincia de Buenos Aires;
segundo taller en Corrientes y en 2017, Organismo Provincial para el Desarro-
un tercero en Santa Fe. Gracias a este tra- llo Sostenible de la provincia de Buenos
bajo se identificó la necesidad de definir Aires (OPDS); y Dirección de Parques
las áreas de distribución actual e histó- y Reservas de Corrientes. También co-
rica, estimar la abundancia en zonas de laboraron el Instituto Nacional de Tec-
mayor presencia, evaluar el hábitat y sus nología Agropecuaria (Castelar, Buenos
amenazas identificando la vegetación Aires), el Instituto Argentino de Inves-
asociada a la presencia de ejemplares y tigaciones de Zonas Áridas (Mendoza),
otras variables que se consideren deter- el Centro para el Estudio y Conserva-
minantes; conocer las zonas, técnicas e ción de las Aves Rapaces en Argentina
intensidad de captura; los mecanismos y (CECARA) (La Pampa), el Ecoparque de
cadenas de comercio ilegal; y continuar Buenos Aires (CABA), el Centro de Con-
la publicación de materiales educativos servación Aguará (Corrientes), el Centro
o de difusión. de Rescate de Fauna Silvestre de la Re-
Un hito en la conservación de esta es- serva Ecológica Costanera Sur (CABA),
pecie lo constituye la creación, en 2015, la Fundación Azara, la Fundación Vi-
de la “Alianza para la Conservación del llavicencio, los Guardafaunas Honora-
Cardenal Amarillo”. Se trata de una rios de Río Negro y el Club de Amigos de
red de instituciones estatales y de la las Aves Silvestres de Entre Ríos. Pocas
sociedad civil que trabaja de manera especies tienen un equivalente a esta
interdisciplinaria. Fue gestada por la Alianza para coordinar acciones de con-
Fundación Temaikèn, Aves Argentinas servación, investigación y educación.
y el Laboratorio de Ecología y Compor- Con este marco institucional y desde
tamiento Animal del Instituto de Eco- 2015, Aves Argentinas organiza y coor-
logía, Genética y Evolución de Buenos dina un relevamiento de cardenales

F U N DAC I Ó N A Z A R A 275
C A R D E N A L A M A R I L L O

amarillos durante septiembre y octubre de Especies de la Fundación Temaikèn


con grupos o clubes de observadores de recibe cardenales amarillos rescatados
aves, guardapaques nacionales, guar- del tráfico ilegal a través de operativos
dafaunas, y personal de las direcciones que realizan las direcciones de fauna. A
de fauna provinciales, entre otros. El partir de la gestación de esta Alianza, los
objetivo es identificar áreas priorita- ejemplares son rehabilitados y monito-
rias para su conservación, confirmar su reados hasta su posible liberación a tra-
presencia en sitios potenciales y esti- vés del trabajo conjunto con el IEGEBA.
mar el tamaño de las poblaciones en la Temaikèn se centra en la recuperación
Argentina. Cada año fue expandiéndose sanitaria y física, mientras que los cientí-
el número de localidades y actualmen- ficos del IEGEBA estudian aspectos com-
te se relevan sectores de las provincias portamentales que servirán para evaluar
de Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos, sus posibilidades de supervivencia una
La Pampa, San Luis, Santiago del Este- vez liberados. Estudios que incluyen, en-
ro, Río Negro y Mendoza, cubriendo de tre otros, experimentos y entrenamien-
esta forma gran parte de la distribución tos antipredatorios. Los años de expe-
de la especie. Recientemente, esta insti- riencia en esta tarea permitieron elabo-
tución, conjuntamente con técnicos del rar un protocolo para la rehabilitación y
IEGEBA, desarrolló una aplicación para suelta de esta especie. En la provincia de
celulares diseñada especialmente para Mendoza, el Centro de Rescate YPF reali-
los conteos de cardenales amarillos que za una tarea similar con la colaboración
optimizó el relevamiento de datos. En veterinaria de Fundación Cullunche y en
2015 y 2016, la ex Dirección de Fauna la provincia de San Luis, los cardenales
Silvestre de la Nación en conjunto con son rehabilitados en el Centro de Con-
la Dirección General de Recursos Natu- servación de Vida Silvestre La Florida,
rales de la provincia de Entre Ríos, Fun- dependiente del Ministerio de Medio
dación del Nuevo Banco de Entre Ríos y Ambiente, Campo y Producción del go-
la Fundación Azara, realizaron una se- bierno de San Luis. Otro aspecto estraté-
rie de relevamientos, acompañados por gico lo constituyen los estudios genéticos
materiales educativos, un corto de la se- realizados durante años por el IEGEBA a
rie “Fauna Neotropical” y un documental partir de muestras de plumas, sangre o
corto de concientización: “Biodiversidad tejido de los ejemplares decomisados.
en peligro: cardenal amarillo”, en ambos No solo permitieron determinar la es-
casos, disponibles en YouTube (López- tructura genética de las poblaciones ac-
Lanús et al., 2016). En 2018, se conti- tuales, sino planificar la adecuada rein-
nuaron realizando acciones de difusión serción de los cardenales amarillos (res-
y concientización en escuelas rurales en catados y rehabilitados) en las áreas que
las localidades de Feliciano y Federal. En se corresponden con sus análisis de ADN
materia de rescate y rehabilitación de (Domínguez et al., 2014, 2016, 2017,
aves provenientes del comercio ilegal, 2019). En tal sentido, se han realizado
desde 2012, el Centro de Recuperación liberaciones de ejemplares rehabilita-

276 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A R D E N A L A M A R I L L O

dos en las provincias de La Pampa, San de nicho ecológico para evaluar cómo el
Luis, Mendoza, Río Negro y Buenos Aires, cambio climático afectará la distribución
bajo la responsabilidad primaria de las de la especie a futuro.
siguientes instituciones gubernamen- Por su parte, el CECARA de la Facul-
tales: el Ministerio de Medio Ambiente, tad de Ciencias Exactas y Naturales de la
Campo y Producción del gobierno de San Universidad Nacional de La Pampa, co-
Luis; el Departamento de Fauna Silvestre menzó a trabajar en la puesta a prueba
de la Dirección de Recursos Naturales de plataformas o rampas de autorrescate
Renovables de Mendoza; la Secretaría a partir de registros de cardenales ama-
de Ambiente y Desarrollo Sustentable de rillos ahogados en tanques australianos.
Río Negro; y OPDS junto con el Ministe- Allí también evalúan la percepción social
rio de Desarrollo Agrario de la provincia sobre los problemas de conservación de
de Buenos Aires. En todas esas acciones la especie a través de encuestas y un es-
también participaron Guardafaunas Ho- tudio de selección de hábitat para nidifi-
norarios, Aves Argentinas, Fundación cación en La Pampa.
Azara y otras organizaciones no guber- En Brasil, diversas instituciones tam-
namentales locales. Para determinar los bién están trabajando en la conservación
sitios de liberaciones, se evaluaron las del cardenal amarillo. El Plan de Acción
condiciones del hábitat, la abundancia Nacional Campos Sulinos (elaborado en
de ejemplares residentes de la especie y 2011 por el ICMBio) aglutina esfuerzos
el nivel de seguridad frente a la presión del Centro Nacional de Pesquisa e Con-
de captura ilegal. En esos sitios de libe- servação de Aves Silvestres, la Pontificia
ración se monitoreó la evolución de las Universidade Católica do Rio Grande do
aves rescatadas. Particularmente, en la Sul y la Universidade Federal de Paraná.
estancia “La Colorada”, ubicada al su- A su vez, existe un programa de cría en
doeste de Santa Rosa (La Pampa), donde cautiverio coordinado por la Asociação
los investigadores del IEGEBA los estu- de Zoológicos e Aquários do Brasil e im-
diaron durante tres temporadas sucesi- plementado en los Zoológicos de Grama-
vas mediante dispositivos de seguimien- do y Pomerode, criadero Onçã Pintada y
to por radio-telemetría. Esto permite co- Parque das Aves. El objetivo principal es
nocer la efectividad de las liberaciones, establecer planteles de aves cautivas re-
no solo en lo que hace a la superviven- presentativas de poblaciones brasileñas
cia de las aves liberadas, sino también y contemplar su posterior reintroduc-
a sus posibilidades de formar pareja y ción. El Zoológico de Gramado (en Río
reproducirse. Desde el IEGEBA también Grande del Sur) logró el nacimiento de
estudian la biología reproductiva de las 15 pichones, mediante la conformación
poblaciones de San Luis y Corrientes, el de un plantel de cría de unas siete pare-
impacto genético de la hibridación con jas provenientes de decomisos realiza-
diuca común en estado silvestre, el im- dos por el Instituto Brasilero del Medio
pacto del parasitismo (por tordos rene- Ambiente y de los Recursos Naturales
gridos y larvas de moscas) y un modelo Renovables.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 277
C A R D E N A L A M A R I L L O

En cuanto a las medidas de conserva- c. el impacto de los fenómenos cli-


ción propuestas, emerge la necesidad de máticos o meteorológicos (como
enmarcar todas las acciones argentinas los granizos),
dentro de una Estrategia Nacional de d. las causas y efectos de la poliginia y
Conservación para el Cardenal Amarillo. la poligamia.
Y aunque ya están en marcha esfuerzos ● Manejo de los individuos cautivos,
colectivos de conservación en la Argen- llevando “un studbook o registro mi-
tina y en Brasil es conveniente diseñar nucioso de individuos” de la especie
una estrategia para la especie que integre que favorezca el ordenamiento de los
todos los esfuerzos, sumando también a planteles reproductores en base a su
Uruguay. identidad genética para que los pro-
Para materializar estas estrategias (na- gramas de reproducción no gesten
cionales y globales) se aconsejan medidas híbridos.
basadas en recomendaciones de espe- ● Si bien el objetivo principal de la ma-
cialistas (Domínguez et al., 2014; Giusti, yoría de los programas de conserva-
2016; López-Lanús et al., 2016; Burgarella ción es mantener la diversidad, que
et al., 2019; Reales et al., 2019) y de los pre- se mide principalmente a nivel gené-
sentes autores, para realizar planes de: tico, es necesario integrar el compor-
tamiento animal en la biología de la
● Buenas prácticas en el uso de la tierra, conservación para preservar “unida-
compatibilizando la producción con la des culturalmente significativas” ba-
conservación del hábitat (incluyendo sadas en las características de sus vo-
la dotación de rampas de autorrescate calizaciones (Domínguez et al., 2016).
para todos los tanques australianos). ● Monitoreo y control de aves que para-
● Gestión de áreas protegidas, para sitan sus nidos y de moscas que pa-
crear nuevas (aprovechando las IBAs rasitan sus pichones, ejerciendo un
y AICAs ya identificadas) e instrumen- control in situ.
tar las ya existentes. ● Elaboración de planes regionales de
● Investigación, para esclarecer, por manejo del fuego, para prevenir o dis-
ejemplo: minuir el impacto de los incendios.
a. la identidad genética de la pobla- ● Educación, sobre el estado de la es-
ción conocida de modo reciente en pecie y la prevención de su captura y
Mendoza, comercio.
b. los impactos directos e indirectos ● Control y fiscalización que investigue
de la agricultura (incluyendo las las áreas y métodos de captura y co-
fumigaciones) y de la ganadería mercio, que brinde capacitaciones
(incluyendo los feedlots, que esta- a funcionarios judiciales, que lleve
rían provocando el aumento de las un registro de todos los ejemplares
poblaciones de las aves y moscas rescatados del comercio ilegal para
parásitas, sin descartar implican- cuantificar mínimamente la amenaza
cias sanitarias), que representa su tráfico.

278 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A R D E N A L A M A R I L L O

Especialista del CONICET y del


Museo Argentino de Ciencias
Naturales Bernardino Rivadavia
realizando estudios genéticos
de un ejemplar decomisado y
derivado al entonces Zoológico
de Buenos Aires, marzo de 2012.
Foto: Claudio Bertonatti.

Superior: póster educativo


lanzado en 2016 por las
Fundaciones del Grupo Petersen,
la Fundación del Nuevo Banco de
Entre Ríos, la entonces Secretaría
de Ambiente y Desarrollo
Sustentable de la Nación y
la Dirección de Fiscalización
de Recursos Naturales de la
provincia de Entre Ríos. Inferior:
flyer informativo sobre el
cardenal amarillo en el marco
de una campaña realizada
en 2019 en conjunto entre la
Fundación Azara y la Policía de
Seguridad Aeroportuaria.

A continuación, se listan otras institu- miento Animal del Instituto de Ecolo-


ciones, iniciativas o proyectos indepen- gía, Genética y Evolución de Buenos
dientes de la Argentina que trabajan en Aires, Facultad de Ciencias Exactas y
la conservación de la especie: Naturales, Universidad de Buenos Ai-
res y CONICET.
● Aves Argentinas. ● Dirección Nacional de Biodiversidad,
● Fundación Temaikèn. Ministerio de Ambiente y Desarrollo
● Laboratorio de Ecología y Comporta- Sostenible.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 279
C A R D E N A L A M A R I L L O

INFORMACIÓN ANTROPOLÓGICA tratado, como los pintores Shirley del


Valle, Luis Núñez, Jorge Rajadell, Aldo
Desde el punto de vista científico tiene Chiappe y Jorge Rodríguez Matta, entre
singularidad taxonómica, por tratarse muchos otros.
del único representante del género Gu- Con frecuencia es representado en arte-
bernatrix. Etimológicamente, su nombre sanías, como las tallas de madera de aves
en latín significa “gobernador crestado”, uruguayas de G. H. Urruty o las hechas
seguramente por asociar el llamativo di- con porcelana fría de “Yerutí Artesanías”
seño y colorido de su plumaje con los uni- en la Argentina.
formes de los jefes navales del siglo XVIII El cancionero argentino o rioplatense lo
o XIX, que lucían vistosos ornamentos de celebra e, incluso, solidarizándose con sus
oro o dorados, con su sombrero emplu- amenazas. El talentoso entrerriano San-
mado, semejante al copete del cardenal tos Tala (pseudónimo de Carlos Eduardo
amarillo (Mouchard, 2019). Lescano), en su chamarrita “Soy ladrille-
Varios aspectos han contribuido a que ro” lo evoca: “Con el canto del zorzal / y
la especie sea crónicamente capturada del cardenal amarillo / voy haciendo mi
como ave ornamental: su belleza, canto ladrillo / con un trino nacional”. El icóni-
agradable y potente, distribución geográ- co Linares Cardozo, también lo elogió en
fica que incluye a numerosos centros ur- sus “Coplas felicianeras”: “Y allá voy mi
banos, mantenimiento sencillo y longevi- noble gaucho / en su ceibal desensillo /
dad. Zelaya y Bertonatti (1995) reportaron al arisco Feliciano / del cardenal amari-
un ejemplar cautivo que vivió 22 años. llo. / ¡Ay! Quién pudiera vivir / como ese
Su belleza y temprana popularidad en pájaro, hermano / para nacer y morir /
Europa explica la abundancia de ilus- en tus costas, ¡Feliciano...!”. Su co-pro-
traciones a lo largo del siglo XIX, como vinciano, Luis Horacio Martínez, lo des-
las publicadas por Frederick William cribe con precisión en su obra “De alas y
Frohawk, Coenraad Jacob Temminck, trinos” con unos versos que terminan en
William Swainson, Paul-Louis Oudart, alegato: “Cardenal amarillo, el persegui-
Edward Griffith o William Rutledge. Esto do, / el celeste entrerriano lleva un rue-
explica también la inusual diversidad de go, / lo quiere libre... nunca prisionero”.
nombres en francés para una especie en- Con igual intención, el puntano Miguel
démica del Cono Sur (commandeur huppé, A. Calderón, en su poema “El Cardenal”,
bruant commandeur, cardinal vert, cardinal dice: “No me ames en la jaula / quiére-
jaune). me con libertad / ya no me cortes las alas
De forma más reciente, su imagen fue / yo canto por no llorar”. Otras coplas,
protagonista de sellos postales de Uru- atribuidas al bonaerense Silvano Eche-
guay (1962-1963), los Emiratos Árabes verría, siguen esa línea: “Soy cardenal
Unidos/Umm Al Qiwain (1972), Guyana amarillo / de pluma fina y dorada, / soy
(1990) y la Argentina (2013). el ave destinada / a morir en un presidio.
Desde luego, numerosos fotógrafos de / Sufro males y martirios / por mi liber-
naturaleza y artistas plásticos lo han re- tad clamando / y a más mis horas logran-

280 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A R D E N A L A M A R I L L O

Sellos postales de distintos países con valores dedicados al cardenal amarillo.


Foto: Claudio Bertonatti.

BIBLIOGRAFÍA
Álvarez, T. (1911). Exterior de las aves urugua-
yas. Costumbres, régimen alimenticio, su
utilidad desde el punto de vista agrícola.
Montevideo, Uruguay: Imprenta La Rural.
Azara, F. (1802). Apuntamientos para la historia
natural de los paxaros del Paraguay y Río de
la Plata. Tomo II. Madrid, España: Imprenta
de la viuda de Ibarra.
Azpiroz, A. B. (2012). Aves de las Pampas y Cam-
pos de Argentina, Brasil y Uruguay. Una guía
de identificación. Nueva Helvecia, Uruguay:
PRESSUR.
Azpiroz, A. B. (2018). Cardenal amarillo (Guber-
natrix cristata). En: A. B. Azpiroz, Z. Jiménez
y M. Alfaro (Eds.), Libro Rojo de las Aves del
Uruguay. Biología y conservación de las aves
en peligro de extinción a nivel nacional. Ca-
tegorías “Extinto a Nivel Regional”, “En Pe-
ligro Crítico” y “En Peligro” (pp. 173-188).
Montevideo, Uruguay: Edición digital (ver-
sión 1.1). DINAMA y DINARA.
Antigua ilustración del cardenal amarillo, Beier, C. y Fontana, C. S. (2016). Natural his-
por Paul-Louis Oudart de 1834. tory of Yellow Cardinal Gubernatrix cristata
in Brazil, with emphasis on breeding bio-
logy. En: C. Beier (Ed.), História Natural do
do / por ver si puedo salir... / Mas pienso Cardeal-Amarelo Gubernatrix cristata (Aves:
que he de morir / entre rejas encerrado” Thraupidae) no Brasil (pp. 39-62). Tesis de
Maestría. Pontifícia Universidade Católica
(Mouchard, 2016).
do Rio Grande do Sul, Brasil.
Estos, que son apenas algunos ejem- Beier, C.; Repenning, M.; da Silveira Pereira, M.;
plos que demuestran el arraigo cultural Pereira, A. y Suertegaray Fontana, C. (2017).
Cooperative breeding and demography of
de la especie.
Yellow Cardinal Gubernatrix cristata in Brazil.
En 2020, la revista “Piojito Silbón” pu- Revista Brasileira de Ornitologia, 25, 12-19.
blicó en su primer número un tablero Belton, W. (1985). Birds of Rio Grande do Sul, Bra-
con “El juego del cardenal amarillo” (ins- zil. Part 2: Formicariidae through Corvidae.
Bulletin of the American Museum of Natural
pirado en el famoso “Juego de la oca”) de History, 180, 1-242.
valor didáctico ambiental. Bencke, G. A.; Fontana, C. S.; Dias, R. A.; Maurício,

F U N DAC I Ó N A Z A R A 281
C A R D E N A L A M A R I L L O

G. N. y Mähler, J. K. F. (2003). Aves. En: C. S. trix cristata) en la provincia de San Luis, Ar-
Fontana, G. A. Bencke y R. E. Reis (Eds.), Livro gentina. Nuestras aves, 60, 8-10.
vermelho da fauna ameaçada de extinção no Domínguez, M.; Lapido, R.; Gorrindo, A.; Ar-
Rio Grande do Sul (pp. 189-479). Porto Alegre, chuby, D.; Correa, E.; Llanos, F.; Reales, F.;
Brasil: Edipucrs. Piantanida, F.; Marateo, G.; Meriggi, J.; Andre-
Bertonatti, C. (2018). Un muestreo del tráfico de ani, L.; Encabo, M.; Gómez Vinassa, M. L.; Ber-
especies en la Argentina durante el año 2016. tini, M.; Perello, M.; Banchs, R.; Cirignoli, S.;
Nótulas Faunísticas (segunda serie), 252, 1-7. Verón, S. y Mahler, B. (2020). A citizen science
Bertonatti, C. y López Guerra, A. (1997). Hibri- survey discloses the current distribution of
dación entre Cardenal Amarillo (Gubernatrix the endangered Yellow Cardinal Gubernatrix
cristata) y Diuca Común (Diuca diuca minor) en cristata in Argentina. Bird Conservation Inter-
estado silvestre, en la Argentina. El Hornero, national, 1-12.
(14), 235-242. Domínguez, M.; Pizarello, G.; Atencio, M.; Scar-
Bertonatti, C. y López Guerra, A. (2001). Nuevos damaglia, R. y Mahler, B. (2019). Genetic as-
registros de híbridos entre Cardenal Amarillo signment and monitoring of yellow cardinals.
(Gubernatrix cristata) y Diuca Común (Diuca The Journal of wildlife management, 83(6),
diuca minor). Nuestras Aves, (41), 27. 1336-1344.
BirdLife International. (2021). Ficha de la espe- Domínguez, M.; Reboreda, J. C. y Mahler, B.
cie: Gubernatrix cristata. (2014). Impact of Shiny Cowbird and botfly
Bulgarella, M.; Quiroga, M. A. y Heimpel, G. E. parasitism on the reproductive success of the
(2019). Additive negative effects of Philornis globally endangered Yellow Cardinal Guber-
nest parasitism on small and declining Neo- natrix cristata. Bird Conservation Internatio-
tropical bird populations. Bird Conservation nal, 25(3), 294-305.
International, 29, 339-360. Domínguez, M.; Reboreda, J. C. y Mahler, B. (2016).
Canevari, M. P.; Canevari, P.; Carrizo, G. R.; Harris, Effects of fragmentation and hybridization on
G.; Rodriguez Mata, J. y Stranneck, R. J. (1991). geographical patterns of song variation in the
Nueva guía de las aves argentinas. Tomo II. endangered Yellow Cardinal Gubernatrix cris-
Buenos Aires, Argentina: Fundación Acindar. tata. Ibis, 158, 738-746.
Chebez, J. C. (2008). Cardenal amarillo (Guber- Domínguez, M.; Tiedemann, R.; Reboreda, J. C.;
natrix cristata). En: J. C. Chebez (Ed.), Los que Segura, L.; Tittarelli, F. y Mahler, B. (2017). Ge-
se van. Fauna argentina amenazada. Tomo 2 netic structure reveals management units for
(pp. 386-389). Buenos Aires, Argentina: Edito- the Yellow Cardinal (Gubernatrix cristata), en-
rial Albatros. dangered by habitat loss and illegal trapping.
CITES. (2021). Convención sobre el Comercio In- Conservation Genetics, 18, 1131-1140.
ternacional de Especies Amenazadas de Fau- Giusti, M. E. (2016). Mortalidad de fauna silvestre
na y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III en en reservorios de agua en ambientes áridos y
vigor a partir del 22 de junio de 2021. semiáridos en el centro de Argentina: cuanti-
Collar, N. J.; Gonzaga, L. P.; Krabbe, N.; Madroño ficación y evaluación de medidas de mitiga-
Nieto, A.; Naranjo, L. G.; Parker, T. A. y Wege, D. ción. Tesina. Facultad de Ciencias Exactas y
C. (1992). Threatened birds of the Americas: Naturales, Universidad Nacional de La Pam-
the ICBP/IUCN Red Data Book. Cambridge, U. pa.
K.: International Council for Bird Preserva- Hayes, F. E. (1995). Status, distribution and bio-
tion. geography of the birds of Paraguay. Colorado
Cuervo, P.; Percara, A.; Monje, L.; Beldomenico, Springs: American Birding Association.
P. M. y Quiroga, M. (2019). Environmental va- ICMBio. (2018). Gubernatrix cristata. Livro Ver-
riables determining the presence of an avian melho da Fauna Brasileira Ameaçada de Ex-
parasite: the case 2 of the Philornis torquans tinção. Volume 3 - Aves, 616-618. Brasília,
complex (Diptera: Muscidae) in South Ameri- Brasil: ICMBio.
ca. Biorxiv, 12, 38. López-Lanús, B. (2017). Las aves de Argentina.
de la Peña, M. R. (2015). Aves Argentinas. Incluye Buenos Aires, Argentina: Audiornis produc-
nidos y huevos. Ciudad Autónoma de Buenos ciones.
Aires, Argentina: Eudeba. López-Lanús, B.; Ibáñez, H.; Velazco, A. y Berto-
Domínguez, M.; Ayaragaray, M. y Lapido, R. natti, C. (2016). Diagnóstico sobre la situación
(2015). Nidos de Cardenal amarillo (Guberna- general del Cardenal Amarillo (Gubernatrix

282 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C A R D E N A L A M A R I L L O

cristata) en la provincia de Entre Ríos. Nótulas Reales, F.; Sarquis, J. A.; Dardanelli, S. y Lammer-
Faunísticas (segunda serie), 1-16. tink, M. (2019). Range contraction and con-
Marateo, G.; Archuby, D.; Piantanida, F.; Sotelo, M. servation of the endangered Yellow Cardinal.
y Segura, F. (2018). Distribución y abundan- Journal for Nature Conservation, 50, 1-9.
cia del cardenal amarillo (Gubernatrix cristata, Ridgely, R. S. y Tudor, G. (1997). The birds of
Passeriformes: Thraupidae) en el sur de la South America. Volume I: The Oscine Passeri-
provincia de Buenos Aires. Zoológica Lilloa- nes. Austin, Texas: University of Texas Press.
na, 62, 31-43. Rodríguez, R. y Bertonatti, C. (2018). Nuevo regis-
Martins-Ferreira, C.; Bencke, G. A.; Fontana, C. tro de híbrido entre Cardenal Amarillo (Gu-
S.; Dias, R. A.; Repenning, M.; Damiani, R. V.; bernatrix cristata) y Diuca Común (Diuca diuca)
Mauricio, G. N.; Gianuca, A. T.; Krügel, M. M.; en la Argentina. Nótulas Faunísticas (segun-
Franz, I.; Rovedder, C. E.; Rupp, A. E.; Perei- da serie), (249), 1-2.
ra, M. S.; Vizentin-Bugoni, J.; Joenck, C. M.; Sclater, P. L. y Hudson, W. H. (1888). Argentine
Straube, F. C.; Reinert, B. L.; Bornschein, M. Ornithology. Vol I. London: R. H. Porter.
R.; Dias, D.; Vieira, B. P. y Serafini, P. P. (2013). Segura, L. N.; Perelló, M.; Gress, N. H. y Ontive-
Plano de Ação Nacional para a conservação ros, R. (2019). The lack of males due to illegal
dos passeriformes ameaçados dos Campos trapping is causing polygyny in the globally
Sulinos e Espinilho. Brasília, Brasil: ICMBio. endangered Yellow Cardinal Gubernatrix cris-
Série Espécies Ameaçadas, 31, 212 p. tata. Revista Brasileira de Ornitologia, 27(1),
MAyDS y AA. (2017). Categorización de las Aves 40-43.
de la Argentina según su estado de conserva- Sosa, H.; Martín S. y Zarco, A. (2011). Nuevos re-
ción. Informe del Ministerio de Ambiente y gistros de cardenal amarillo (Gubernatrix cris-
Desarrollo Sustentable de la Nación y de Aves tata) en la provincia de Mendoza, Argentina.
Argentinas, edición electrónica. C. A. Buenos BioScriba, 4, 21-25.
Aires, Argentina. Texeira, D. M. (1999). Myiasis caused by obliga-
Mouchard, A. (2016). El cardenal amarillo Gu- tory parasites. General observations on the
bernatrix cristata - el cantor perseguido. Blog biology of species of the genus Philornis Mei-
Historias Zoológicas. nert, 1890 (Diptera Muscidae). En: J. H. Gui-
Mouchard, A. (2019). Etimología de los nombres marães y N. Papavero (Eds.), Myiasis in man
científicos de las aves de Argentina: su signi- and animals in the neotropical region; biblio-
ficado y origen. Ciudad Autónoma de Buenos graphic database (pp. 71-96). São Paulo, Bra-
Aires, Argentina: Fundación de Historia Na- sil: Editora Plêiade.
tural Félix de Azara. Uhazy, L. S. y Arendt, W. J. (1986) Pathogenesis
Nellar, M. M. (2011). Conservación de la natura- associated with Philornis myiasis (Diptera:
leza en la Provincia de San Luis. Especies sil- Muscidae) on nestling Pearly-eyed Thrashers
vestres amenazadas de extinción. Museo de (Aves: Mimidae) in the Luquillo Rain Forest,
Ciencias Naturales e Investigaciones Ornito- Puerto Rico. Journal of Wildlife Diseases, 22,
lógicas “Guillermo E. Hudson”, San Luis. 224-237.
Pessino M. y Tittarell, R. F. (2006). Cardenal ama- Zacconi, G. y Toppazzini, M. (2018). Áreas afec-
rillo (Gubernatrix cristata): diagnóstico de su tadas por incendios forestales y rurales en la
situación con respecto al comercio ilegal en región pampeana y noreste de la región pa-
la provincia de La Pampa, Argentina. Gestión tagónica durante la temporada 2016-2017.
Ambiental, 12, 69-76. Coordinación de Análisis de Riesgo Ambien-
Pessino, M. (2001). Cardenal amarillo (Guberna- tal Secretaría de Cambio Climático y Desarro-
trix cristata). Diagnóstico sobre la situación de llo Sustentable Ministerio de Ambiente y De-
la especie en la provincia de La Pampa y su- sarrollo Sustentable de la Nación. Informe
doeste de la provincia de Buenos Aires. Direc- técnico N° 13. Esquel, Chubut, Argentina.
ción de Fauna y Flora Silvestres (Secretaría Zelaya, D. y Bertonatti, C. (1995). Nuestro Libro
de Recursos Naturales y Ambiente Humano). Rojo: Cardenal Amarillo. Vida Silvestre, (43),
Dirección de Recursos Naturales de la provin- 21-22.
cia de La Pampa, Santa Rosa.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 283
T O R D O A M A R I L L O

284 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
TORDO AMARILLO

Xanthopsar flavus (Gmelin, 1788)

M . F L O R E N C I A P U C H E TA y A D R I Á N S . D I G I A C O M O

Clase: Aves
Orden: Passeriformes
Familia: Icteridae
Otros nombres vulgares: tordo de cabeza amarilla, varillero amarillo; chopí sayjú u oroité
(guaraní); veste-amarela (portugués); dragón (Uruguay).
Nombre en inglés: Saffron-cowled Blackbird.

Estatus internacional: En Peligro (BirdLife International, 2021).


Estatus nacional: En Peligro Crítico (MAyDS y AA, 2017).
CITES: I (CITES, 2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES en vez de negro (Fraga, 2005). Por otro


lado, posee un ligero dimorfismo sexual
El tordo amarillo (Xanthopsar flavus) es en el tamaño corporal, con machos (41,1
una especie única de su género y se en- g) apenas más grandes que las hembras
cuentra cercanamente emparentada (38,2 g). Con aproximadamente 19 cm de
con los pechos amarillos (Pseudoleistes longitud entre pico y cola resulta ser un
spp.), con quienes comparte caracterís- ave más bien de tamaño mediano (Fraga,
ticas tanto de plumaje como de compor- 2005).
tamiento y hábitat (Lanyon y Omland, Posee características morfológicas pro-
1999). Esta especie posee dimorfismo pias de la familia Icteridae como la pre-
sexual en la coloración del plumaje, con sencia de pico largo, recto y puntiagudo,
machos conspicuos de color amarillo bri- así como una configuración del cráneo y
llante en los hombros, cabeza, rabadilla musculatura facial adaptados a emplear
y ventral, que contrasta con el negro del gran fuerza al abrir el pico y acceder a los
dorso, cola y alas. Las hembras, poseen insectos que se encuentran debajo del
un color amarillo más apagado que el suelo por gapeo (del inglés gaping) (Jara-
macho, y su dorso, cola y alas son pardos millo y Burke, 1999).

F U N DAC I Ó N A Z A R A 285
A
T O R D O A M A R I L L O

A. Ejemplar de
macho adulto de
tordo amarillo,
Corrientes,
diciembre de
2015. Foto: Rafael
Abuín Aido y B.
Ejemplar de
hembra adulta,
Corrientes,
noviembre de
2019. Foto: Luis
Recalde.

286 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
T O R D O A M A R I L L O

HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN
DISTRIBUCIÓN
El tordo amarillo habita los
pastizales húmedos y bañados
del sureste Sudamericano. Su
distribución es bastante restrin-
gida en el noreste de la Argenti-
na, así como en el sur de Para-
guay, Uruguay y sureste de Brasil
(Fraga, 2011). La especie se en-
cuentra asociada a los llamados
Pastizales de sabana y Pastizales
del Río de la Plata (Azpiroz et al.,
2012b), y si bien se los puede ver
en distintos ambientes modifica-
dos por la actividad agrícola, en
la Argentina suelen estar asocia-
dos a zonas abiertas de pajona-
les húmedos y bañados con gran
disponibilidad de recursos como
insectos y suelos poco compac-
tos que les permitan forrajear
(Azpiroz, 2000). En el pasado la
especie presentaba una distri-
bución geográfica mucho más
amplia y continua que la actual, exten- te los departamentos de Santo Tomé,
diéndose desde el sur de Misiones hasta Alvear e Ituzaingó, en donde se asocia
el centro de la provincia de Buenos Aires a los bañados, esteros y albardones de
en donde era una especie migratoria du- las Áreas Importantes para la Conserva-
rante primavera y verano (Collar et al., ción de las Aves Cuenca del Río Aguapey
1992). Sin embargo, hoy en día su pobla- y Mora Cué. También se encuentra pre-
ción ya no realiza estos movimientos mi- sente en algunos sectores aledaños a los
gratorios regionales y se encuentra limi- Esteros del Iberá en la zona de Concep-
tada a tan solo dos núcleos aislados en- ción y del paraje Galarza. La conjunción
tre sí, uno al sur de la provincia de Entre entre bañados y lomadas de pastizal es
Ríos en la ecorregión de La Pampa, y la la combinación perfecta para esta es-
otra en el noreste de Corrientes y sur de pecie ya que utiliza la vegetación palus-
Misiones en la ecorregión de Campos y tre para nidificar y los pastizales bajos
Malezales (Fraga et al., 1998; Di Giacomo, para alimentarse. También se los suele
2005). En la provincia de Corrientes su observar en arroceras y otros sitios hú-
distribución comprende principalmen- medos e inundados. En la provincia de

F U N DAC I Ó N A Z A R A 287
T O R D O A M A R I L L O

Entre Ríos la especie está presente en RASGOS ETOECOLÓGICOS


los departamentos de Gualeguay, Gua-
leguaychú, Islas de Ibicuy y el sector sur Es una especie gregaria que forma
de Uruguay (Fraga et al., 2013). En esta bandadas de aproximadamente 30 indi-
provincia la población de tordo amarillo viduos, las cuales pueden variar entre 2 y
se encuentra inmersa en una matriz pro- 240 ejemplares dependiendo de la época
ductiva más intensiva que en Corrientes, del año y de la zona de origen del grupo
y su ambiente ha sido alterado comple- (Fraga, 2005). Sus poblaciones se organi-
tamente por la agricultura y ganadería zan en grupos sociales a lo largo del año,
lo cual llevó a que su presencia se en- formando pequeñas colonias de nidifica-
cuentre limitada a parches o relictos de ción durante la época reproductiva (pri-
la vegetación espontánea presente en los mavera y verano) y bandadas de mayor
bordes de caminos rurales o en campos tamaño durante la época no reproductiva
productivos (Fraga et al., 2013). Por últi- (otoño e invierno). Las bandadas durante
mo, el límite norte de su distribución en la época no reproductiva albergan indi-
nuestro país comprende el suroeste de viduos que se reproducen en distintos
la provincia de Misiones, entre las locali- sitios cercanos y se congregan para mo-
dades de Gobernador Roca y Candelaria, vilizarse a zonas aptas para alimentarse.
sin embargo, los registros en esta zona Estas bandadas de forrajeo suelen ser
son cada vez más escasos (Fraga et al., mixtas, es decir, compuestas por otras
1998; Informe Tordo Amarillo, 2018). especies con las cuales también compar-

Bandada de tordos amarillos junto a individuos de varillero ala amarilla (Agelasticus thilius),
Corrientes, febrero de 2019. Foto: Leandro Bareiro Guiñazú.

288 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
T O R D O A M A R I L L O

Bandada invernal fotografiada en 2019 en la Reserva El Potrero, Gualeguaychú, Entre Ríos.


Foto: Víctor Blanco.

ten zonas de descanso (dor-


mideros) en los pajonales
densos de zonas húmedas
(Azpiroz, 2000). Durante el
monitoreo invernal realiza-
do por el “Proyecto Tordo
Amarillo” en julio de 2019,
se registró una bandada de
300 tordos, la más nume-
rosa hasta el momento, fo-
rrajeando junto a cotorras
(Myiopsitta monachus), tor-
cazas (Zenaida auriculata) y

Macho de tordo amarillo


posado junto a un ejemplar
de pecho amarillo común
(Pseudoleistes virescens)
y a una hembra de
monjita dominica (Xolmis
dominicanus), especies con
las cuales se asocia para
buscar alimento. Corrientes,
noviembre de 2019.
Foto: Luis Recalde.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 289
T O R D O A M A R I L L O

tordos renegridos (Molothrus bonariensis) tordos. En la provincia de Entre Ríos las


en los rastrojos de maíz de la Reserva El especies acompañantes suelen ser la ti-
Potrero de San Lorenzo S. A., Entre Ríos jereta (Tyrannus savana), el pecho colora-
(Informe Tordo Amarillo, 2019). Por otro do (Sturnella superciliaris), el varillero ala
lado, los tordos amarillos tienen un com- amarilla (Agelasticus thilius), la monjita
portamiento de centinela, mediante el dominica (Xolmis dominicanus) y la mon-
cual uno de los individuos del grupo se jita gris (Xolmis cinereus).
percha en altura sobre la vegetación ofi- Dentro de los grupos ocurren compor-
ciando de vigía al resto del grupo mien- tamientos agonistas como el bill-up, una
tras este forrajea en el suelo. En Corrien- postura de cabeza y pico levantado que
tes la mayoría de las veces el rol de vigía a menudo es acompañado con vocaliza-
es cumplido por especies como el pecho ciones con las cuales los machos marcan
amarillo grande (Pseudoleistes guirahuro), su jerarquía social (Fraga, 2005). La ma-
el pecho amarillo común (Pseudoleistes yoría de los comportamientos agresivos
virescens), la monjita dominica (Xolmis do- ocurren durante la época reproductiva,
minicanus) y el yetapá grande (Gubernetes con persecuciones y defensa de parejas y
yetapa), los cuales aprovechan para cazar territorios. Se ha observado que el grado
los insectos que son espantados por los de agresión en el territorio aumenta con

Macho juntando alimento en el pico para sus pichones, Corrientes, noviembre de 2018.
Foto: Raúl Chumilo Taramasco.

290 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
T O R D O A M A R I L L O

la edad de desarrollo de los pichones que


se encuentran en el nido (Moura, 2013).
Con respecto a su nicho trófico, posee
una dieta compuesta principalmente por
insectos, larvas y arañas que obtienen
forrajeando mediante gapeo. A través de
esta técnica exploran y excavan la tierra
y vegetación baja en busca de los insec-
tos que se encuentran en la capa superfi-
cial del suelo (Fraga, 2005). Forrajean en
grupos compactos y, si bien la mayoría
de las presas las obtienen mediante ga-
peo, eventualmente realizan breves vue-
los elásticos para capturar insectos en
vuelo, esto último ocurre principalmente
durante la época reproductiva cuando
cazan para alimentar a sus pichones. Los
análisis de fecas realizados en Paraguay
por López de Kochalka (1996), han evi-
denciado que su dieta se compone en un
95% por coleópteros, hemípteros, dípte-
ros, lepidópteros e himenópteros, y ape-
nas un 5% está compuesto por semillas.
Los principales depredadores de huevos
y pichones registrados en las cercanías
de los nidos fueron la culebra de pastizal
(Philodryas patagoniensis), rapaces como
el chimango (Milvago chimango), halcón
plomizo (Falco femoralis) y gavilán pla-
neador (Circus buffoni), mamíferos como
el zorro gris (Lycalopex gymnocercus), y
reptiles como el lagarto overo (Tupinam-
bis merianae) (Moura, 2013; Informe Tor-
do Amarillo, 2016).
Su ciclo reproductivo es estacional y
ocurre entre octubre y diciembre, con
una alta sincronía de nidificación dentro
de cada colonia (Fraga, 2005). Pequeños

Macho realizando despliegue de


cortejo, Corrientes, diciembre de 2017.
Foto: María Inés Pereda.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 291
T O R D O A M A R I L L O

grupos compuestos por una hembra y al pers.; Moura, 2013). Los nidos tienen
menos tres machos se forman para dis- forma de copa circular y abierta con un
putarse cuál será el macho reproductor diámetro externo de 11,12 cm, un diá-
(Moura, 2013). Los machos realizan per- metro interno de 6,8 cm y una profun-
secuciones y vuelos de cortejo similares didad de 6,5 cm (Fraga et al., 1998). La
a los de otros ictéridos, y también cor- base del nido está construida con barro
tejan a las hembras bajando sus alas y y sobre ella se disponen fibras vegetales
moviéndolas para exponer su rabadilla, que se entrelazan formando la estructu-
mientras mueven la cabeza hacia arriba ra del nido y en cuyo interior se encuen-
y abajo reiteradamente exhibiendo las tra la cámara de incubación formada por
plumas amarillas del pecho y emitiendo gramíneas más finas. El ciclo del nido
vocalizaciones (Fraga, 2005). Son social- comprende un lapso de aproximada-
mente monógamos y forman pareja an- mente 25 a 27 días desde su construc-
tes de iniciar la nidificación. Las colonias ción hasta el abandono del mismo por
están formadas por decenas de parejas, y los pichones (Fraga, 2005; Moura, 2013).
pueden variar entre 3 y 56 nidos, aunque Se tiene registro de parejas que han rea-
también se observan parejas solitarias lizado segundos intentos de nidificación,
principalmente en la provincia de Entre sin embargo, esto solamente sucedió en
Ríos (Fraga et al., 1998; Fraga, 2005). Los nidos que habían fracasado durante el
nidos son establecidos a una altura pro- período de incubación (A. Di Giacomo,
medio de un metro, sobre la vegetación M. Pucheta, obs. pers.). Las hembras co-
emergente de bañados y humedales, o locan entre tres y cinco huevos, los cua-
bien en la vegetación herbácea de sitios les son puestos en días consecutivos, y la
secos en algunas zonas de Entre Ríos. incubación comienza con la puesta del
Las principales especies identificadas anteúltimo huevo. Los huevos son de co-
como sustrato de nidificación son: Rhyn- lor blanco con manchas de tinte marrón
chospora corymbosa, Eryngium horridum, y rojizo que se encuentran dispuestas a
Senecio sp., Conyza bonariensis, Baccharis lo largo de todo el huevo, sin embargo, es
salicifolia, Zizaniopsis bonariensis e Hyme- más frecuente encontrarlas concentra-
nachne sp. (Fraga et al., 1998; Azpiroz, das mayormente en su polo romo (lado
2000). Sin embargo, se han registrado aplanado del huevo). Los huevos tienen
casos particulares donde los nidos fue- forma ovalada afinándose hacia su polo
ron construidos sobre el suelo y sobre ár- agudo (lado puntiagudo del huevo), y su
boles de espinillo (Acacia caven) (Informe tamaño promedio es de 22,7 cm de alto y
Tordo Amarillo, 2017). La construcción 17,2 cm de ancho (Fraga et al., 1998). La
de nidos es realizada principalmente por incubación es realizada por la hembra y
las hembras, sin embargo, también se dura de 12 a 13 días, durante los cuales
observaron machos acarreando mate- la hembra interrumpe la incubación so-
rial de construcción, aunque esto podría lamente para alimentarse y defender el
tratarse de un simple comportamiento nido, mientras que los machos se perchan
de cortejo (H. Pargeter, F. Pucheta, obs. en las cercanías del nido y defienden acti-

292 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
T O R D O A M A R I L L O

A B

A. Nido con cuatro huevos de tordo amarillo en incubación, Corrientes, noviembre de 2016
y B. Nido con cuatro pichones de tres días de edad, Corrientes, noviembre de 2017.
Fotos: Florencia Pucheta.

Juvenil anillado de 14 días de edad, Corrientes, diciembre de 2019. Foto: Luis Recalde.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 293
T O R D O A M A R I L L O

vamente su territorio (Moura, 2013). Los del nido ya emplumados y con un peso
pichones nacen con los ojos cerrados y promedio de 28,7 g y siguen dependiendo
prácticamente sin plumas a excepción de de sus padres por dos a tres semanas des-
unos pocos plumones blancos muy carac- pués de abandonar el nido (Moura, 2013).
terísticos de la especie. Su peso al nacer es El plumaje de los juveniles es similar al de
de 3,3 g y permanecen en el nido entre 11 las hembras, sin embargo, se diferencian
y 12 días durante los cuales son alimen- de estas por tener rabadillas más apaga-
tados por ambos padres (Fraga, 2005). Se das (versus amarillo brillante de los adul-
ha registrado la presencia de ayudantes tos) y la comisura del pico de color claro
en el nido o helpers, es decir, individuos (versus negro en los adultos) (Fraga et al.,
externos a la pareja reproductora que co- 1998).
laboran con la protección y alimentación El tordo amarillo sufre de dos tipos
del nido, especialmente cuando los picho- principales de parasitismo, el de cría
nes ya se encuentran en una edad avan- por parte del tordo renegrido (Molothrus
zada (Moura, 2013). Los juveniles salen bonariensis) y por las larvas de mosca del

A B

A. Nido de tordo amarillo parasitado con huevos de tordo renegrido (Molothrus bonariensis).
Los huevos parásitos tienen forma más redondeada con un patrón de manchas dispuestos de
manera más homogénea que los de tordo amarillo (p. ej. el huevo de la parte superior de la
foto es de tordo renegrido). Gualeguay, Entre Ríos, noviembre de 2018. Foto: Silvina Guzzonatto y
B. Nido con un pichón de tordo amarillo (con plumones y comisuras del pico blancos) y dos
pichones de tordo renegrido, Gualeguaychú, Entre Ríos, diciembre de 2015. Foto: Ricardo Rivollier.

294 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
T O R D O A M A R I L L O

género Philornis. El parasitismo de cría ción a los repertorios de otros miembros


en tordo amarillo fue informado por pri- de su familia (Fraga, 2005).
mera vez en el año 1883 por Barrows, y
para finales de 1990 Fraga reportó una
colonia con el 29,2% de los nidos parasi- ESTADO DE CONSERVACIÓN
tados (Fraga et al., 1998). A pesar de que
la ocurrencia de parasitismo se sucede En la Argentina se estima que la pobla-
hace más de un siglo, actualmente se ción de tordo amarillo se redujo en más
ve un aumento considerable de su inci- del 80% durante tres generaciones (en-
dencia sobre los nidos de tordo amarillo, tre 1998 y 2012), llegando a alcanzar un
especialmente en Entre Ríos donde re- tamaño poblacional de tan solo entre 500
cientemente se registró que el 67% de los y 600 individuos reproductivos (Di Gia-
nidos de una misma temporada estaban como, 2016). Su distribución geográfica
parasitados (Informe Tordo Amarillo, también se contrajo radicalmente, y para
2019). El parasitismo por parte de larvas finales del siglo XX ya se había reducido
de Philornis fue recientemente reportado en un 50% habiendo desaparecido total-
para la especie registrándose 45 picho- mente en las provincias de Buenos Aires
nes infestados por larvas durante el pe- y Santa Fe, y encontrándose confinada a
ríodo 2015-2018, y siendo más frecuente tan solo dos áreas separadas por más de
en la provincia de Corrientes que en En- 450 km (Fraga et al., 1998; Chebez y Ca-
tre Ríos (Pucheta et al., 2019). Estas lar- sañas, 2008; Fraga et al., 2013).
vas se alimentan de los tejidos y fluidos La principal problemática para el tor-
subcutáneos de los pichones pudiendo do amarillo es la pérdida de su hábitat a
llegar a afectar su crecimiento y supervi- causa del cambio del uso del suelo. La ex-
vencia (Brown y Brown, 1986; Rabuffetti pansión de la frontera agrícola sobre los
y Reboreda, 2007). pastizales naturales, así como el drenaje
Sus vocalizaciones se caracterizan por de humedales han limitado y fragmenta-
contener trinos y silbidos estridentes y do sus poblaciones a lo largo de todo su
metálicos. Los cantos y llamados varían rango (Fraga et al., 1998). En la provincia
de acuerdo a la época y circunstancia, por de Corrientes los principales disturbios
ejemplo, se observan silbidos de notas están asociados a la canalización de ba-
ascendentes y enfatizadas en los llama- ñados, construcción de represas para
dos de alarma. En los pichones los llama- cultivo de arroz e intensificación gana-
dos tienen mucha variación en relación dera, así como también a las quemas no
al contexto del contacto, y en la época de planificadas y al reemplazo de pastizales
cortejo los machos realizan cantos más naturales por plantaciones forestales. El
largos y reiterativos que las hembras. El avance de la actividad forestal ha susti-
repertorio vocal es mayormente com- tuido varios de los sitios donde antigua-
partido por ambos sexos y, estando com- mente se registraba la especie y actual-
puesto por menos de diez vocalizaciones, mente está ausente (Darrieu y Camperi,
resulta ser bastante acotado en compara- 1994; Codesido y Fraga, 2009; Di Giaco-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 295
T O R D O A M A R I L L O

mo et al., 2010). Las plantaciones de pi- des de caminos y a potreros con activi-
nos y eucaliptos tomaron su apogeo en el dad agrícola o ganadera.
noreste de la provincia tras la creación de Sumado a esto, la intensificación agrí-
la Ley Nacional de Inversiones para Bos- cola ha resultado en amenazas indirec-
ques Cultivados (Ley N° 25.080), y con el tas como el aumento del parasitismo de
incentivo del gobierno provincial bajo la cría por parte del tordo renegrido y las
Ley de Promoción de Emprendimientos altas tasas de depredación. La expan-
Forestales (Ley N° 5.550). Estas medidas sión y el aumento de las poblaciones de
han fomentado la transformación de los tordos renegridos sobre los sitios repro-
pastizales correntinos provocando que ductivos del tordo amarillo se encuentra
al menos tres colonias reproductivas favorecido por el aumento de la actividad
hayan desaparecido completamente du- agrícola y por el uso de comederos para
rante los últimos cuatro años (Informe la suplementación de ganado. El parasi-
Tordo Amarillo, 2019). Por otro lado, en tismo de cría plantea un gran problema
la provincia de Entre Ríos la intensifica- para el tordo amarillo ya que impacta di-
ción de la agricultura, principalmente de rectamente en la dinámica poblacional
soja, trigo, maíz y sorgo, ha sido la prin- de especies con poblaciones pequeñas o
cipal amenaza para la especie (Fraga et en disminución (May y Robinson, 1985).
al., 2013). Las colonias reproductivas en También se ha documentado la pérdida
dicha provincia están restringidas a bor- de nidos por atropellamiento de la espe-

A B

A. Las plantaciones forestales son la principal causa de pérdida de hábitat de esta especie
en Corrientes, noviembre de 2016. Foto: Francisco González Táboas y B. Cosechadoras trabajando
a metros de un nido de tordo amarillo en Gualeguaychú, Entre Ríos, noviembre de 2018.
Foto: Andrés de Miguel.

296 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
T O R D O A M A R I L L O

cie exótica chancho cimarrón (Sus scroffa) peo en colonias reproductivas del depar-
y por ganado vacuno, los cuales llegaron a tamento de Gualeguaychú (Informe Tordo
destruir colonias enteras (Informe Tordo Amarillo, 2016).
Amarillo, 2018). Asimismo, el trabajo con Todas las amenazas anteriormente
maquinarias agrícolas, la poda y la quema mencionadas aún persisten afectando a
en las banquinas realizadas durante las la especie en todo su rango de distribu-
temporadas reproductivas provocaron la ción. Sumado a esto hasta el año 2020 no
destrucción de varios sitios de nidifica- se han registrado poblaciones reproduc-
ción en la provincia de Entre Ríos (Infor- tivas en áreas protegidas, lo cual agrava
me Tordo Amarillo, 2017). Finalmente, en su situación al depender completamente
la provincia de Misiones tanto la foresta- del manejo productivo realizado en los
ción de pino como el aumento de la cota campos en donde está presente. Es por
de la represa de Yacyretá disminuyeron todo esto que en 2019 la especie fue ele-
la disponibilidad de hábitat reproducti- vada de la categoría “Vulnerable” a la ex-
vo para la especie provocando que hoy tinción a “En Peligro”, a nivel internacio-
en día solamente haya registros casuales nal (BirdLife International, 2021). En Ar-
de bandadas al paso, y que no se obser- gentina se encuentra categorizada como
ve presencia de colonias reproductivas “En Peligro Crítico” por el Ministerio de
(Informe Tordo Amarillo, 2018). Sumado Ambiente y Desarrollo Sustentable de la
a esto, el uso de agroquímicos asociado Nación -MAyDS- y Aves Argentinas -AA-
a la agroindustria podría presentar otra (Resolución Nº 795/17 MAyDS; MAyDS
amenaza para la especie, ya que estos im- y AA, 2017). También es una de las siete
pactan en la diversidad y disponibilidad especies identificadas como indicadoras
de insectos y vegetación, pudiendo estar de salud de los pastizales naturales en la
restringiendo sus recursos alimenticios Estrategia Nacional de Biodiversidad, de
y de nidificación. El uso de estos quími- la Secretaría de Gobierno de Ambiente y
cos y su impacto deberían ser estudiados Desarrollo Sustentable de Presidencia de
en detalle ya que podrían tener un efecto la Nación -SGAyDS- (SGAyDS, 2018). La
tanto sobre el tordo amarillo como sobre especie esta declarada como Monumento
otras especies asociadas a este ambiente. Natural Provincial tanto en la provincia
Otra amenaza reportada para la especie de Misiones (bajo la Ley Provincial N°
es la captura de individuos para el comer- 4.138, que rige desde 2004), en Entre
cio ilegal. Si bien no es una de las especies Ríos (bajo el Decreto N° 5942/04, que
más afectadas por la captura ilegal, está rige desde 2004), y en Corrientes (bajo la
incluida en el Apéndice I de la Convención Ley N° 6.522, que rige desde 2019). Fi-
sobre el Comercio Internacional de Espe- nalmente, cabe destacar que desde 2008
cies Amenazadas de Fauna y Flora Silves- el tordo amarillo es el ave emblema de
tres -CITES- (CITES, 2021), y su captura la ciudad de Gualeguaychú (Entre Ríos),
para ser vendida como ave de jaula con- y desde finales de 2019 el Honorable
tinúa ocurriendo. Por ejemplo, en el año Consejo Deliberante de Santo Tomé de-
2015 se reportaron cuatro casos de tram- claró tanto a la especie como al proyecto

F U N DAC I Ó N A Z A R A 297
T O R D O A M A R I L L O

“Guardianes de colonia del Tordo Amari- ción de sitios claves para la nidificación
llo” de interés para el municipio (Resolu- de tordo amarillo.
ción Nº 183/2019).
Las tendencias poblacionales y las
amenazas observadas en las poblacio- ACCIONES DE CONSERVACIÓN
nes de la Argentina también podrían
estar ocurriendo en la mayoría de las Ante la gran preocupación generada por
subpoblaciones de Uruguay, Brasil y Pa- el bajo número de colonias reportadas
raguay. Es por ello que la especie podría año tras año para la especie, y la ausen-
estar sufriendo una disminución a nivel cia de colonias reproductivas presentes
global a causa de la falta de sitios de nidi- en áreas protegidas, en 2015 comenzó
ficación y la fragmentación de sus pobla- a conformarse el “Proyecto Tordo Ama-
ciones. En Uruguay, se encuentra cate- rillo”, con el objetivo de proteger las úl-
gorizada como “Vulnerable” y se estima timas poblaciones silvestres de la espe-
una población posiblemente menor a los cie en la Argentina (ver “Proyecto Tordo
1.000 individuos (Azpiroz et al., 2012a, Amarillo” en el sitio web de Aves Argenti-
2012b). En Paraguay, la especie se en- nas). Esta iniciativa es liderada por Aves
cuentra actualmente categorizada como Argentinas y el Laboratorio de Biología
“Vulnerable” y para el año 2006 la pobla- de la Conservación del Centro de Eco-
ción se estimaba en 2.000 a 3.000 indivi- logía Aplicada del Litoral del CONICET
duos según el Ministerio del Ambiente y y la Universidad Nacional del Nordeste.
Desarrollo Sostenible -MADES- (MADES, Se basa en cuatro líneas principales de
2019). Finalmente, en Brasil está catego- trabajo: 1) el estudio de la situación ac-
rizada como “Vulnerable” según el Ins- tual de la especie con el fin de proveer
tituto Chico Mendes de Conservação da las bases científicas para un programa
Biodiversidade -ICMBio- estimándose de conservación a largo plazo. Para ello
menos de 10.000 individuos, sin embar- se aborda la investigación de la biología
go, a nivel regional en el estado de Santa reproductiva, las principales amenazas
Catarina está “En Peligro Crítico” (ICM- durante la nidificación, el parasitismo,
Bio, 2018; Fraga y Sharpe, 2020). los movimientos y uso de hábitat con el
La situación a la cual se enfrenta el uso de radio-telemetría, y el estudio de
tordo amarillo es un claro ejemplo de la su estructuración poblacional y variabi-
disminución poblacional y la pérdida de lidad genética; 2) el manejo de colonias
especies que se está dando en todos los para aumentar el éxito reproductivo; 3)
pastizales sudamericanos (Azpiroz et al., promover el control y fiscalización para
2012b). El acelerado ritmo con el cual combatir el tráfico ilegal y 4) actividades
avanzan las actividades productivas so- de educación ambiental para la genera-
bre los pastizales naturales, así como la ción de conciencia colectiva. El “Proyec-
disparidad que existe entre su pérdida y to Tordo Amarillo” es apoyado por varias
su grado de conservación, resalta la ur- instituciones gubernamentales y priva-
gente necesidad de garantizar la protec- das, como la Dirección General de Recur-

298 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
T O R D O A M A R I L L O

sos Naturales de la provincia de Entre ciembre) se recorren 19.000 km en bus-


Ríos, la Dirección de Parques y Reservas ca de los sitios reproductivos. Una vez
de Corrientes, la Dirección de Recursos identificadas las colonias se instalan los
Naturales de Corrientes, la Municipali- “Guardianes de colonia” para realizar el
dad de Santo Tomé, la organización no manejo de los nidos con el fin de aumen-
gubernamental Aves Gualeguaychú (En- tar su éxito reproductivo. Esta metodolo-
tre Ríos), la Fundación Azara, el grupo gía es aplicada para la conservación de
Aves Ibicuy (Entre Ríos), la Reserva El especies amenazadas que se reproducen
Potrero (Entre Ríos) y los Clubes de Ob- en colonias, como por ejemplo, el macá
servadores de Aves (COAs) Guirá Pirá tobiano (Podiceps gallardoi) en las me-
(Entre Ríos) y Tingazú (Corrientes). setas de la provincia de Santa Cruz. La
El trabajo de campo se lleva adelante misma consta de grupos formados por
desde el año 2015, y durante cada tem- técnicos y voluntarios que se instalan en
porada reproductiva (de octubre a di- las colonias para realizar el seguimiento

A. “Guardián de colonia”
A colocando la protección
antidepredatoria en
un nido en incubación,
Gualeguaychú, Entre
Ríos, noviembre de
2018. Foto: Víctor Blanco y
B. Hembra alimentando
sus pichones en un
nido con protección
antipredatoria,
Corrientes, diciembre
de 2016.
Foto: Florencia Pucheta.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 299
T O R D O A M A R I L L O

y protección de los nidos hasta que estos


A completen su ciclo. Las protecciones se
realizan mediante la instalación de dis-
positivos alrededor de las plantas sopor-
te de los nidos, con el fin de impedir el
acceso de los depredadores. Durante las
dos etapas de nidificación (incubación y
pichones), las protecciones que se utili-
zan son distintas a fin de adaptarse a la
naturaleza de cada estadio y, en conjun-
to, estas permiten proteger al nido du-
rante todo el desarrollo de la nidada sin
producir el abandono por parte de los
padres (Informe Tordo Amarillo, 2019).
Las protecciones han logrado aumentar
el éxito reproductivo de la especie, ob-
servándose un 69% de éxito en los nidos
protegidos, y un 36% de éxito en los ni-
dos sin proteger (Pucheta et al., 2018).
B Por otro lado, también se realiza el mar-
caje de los individuos adultos y juveniles
con una combinación única de anillos
de colores en cada tarso con el fin de ser
individualizados y poder reconocerlos
y monitorearlos en el tiempo y espacio.
Hasta el momento se han anillado un to-
tal de 490 individuos en las provincias de
Entre Ríos y Corrientes.
Por otro lado, desde el año 2018 se co-
menzaron a realizar monitoreos inver-
nales con el fin de identificar las zonas,
los requerimientos ambientales y las
amenazas durante esta época del año.
En el año 2018 se recorrieron en total
1.285 km entre las provincias de En-
tre Ríos, Corrientes y sur de Misiones,
mientras que en 2019 se cubrieron un
“Guardián de colonia”. A. Tomando
medida del tarso a un pichón de tordo total de 983 km durante los relevamien-
amarillo en Entre Ríos, noviembre de tos invernales.
2018. Foto: Juan Costa y B. Anillando a una La problemática del tráfico es abordada
hembra de tordo amarillo en Corrientes,
conjuntamente entre el “Proyecto Tordo
noviembre de 2017. Foto: Víctor Blanco.

300
T O R D O A M A R I L L O

Amarillo” y las Direcciones Generales de durante la primavera y verano, así como


Recursos Naturales de las provincias de también por los miembros locales del pro-
Entre Ríos y Corrientes. En los años 2016 yecto quienes con su compromiso le dan
y 2019 se llevaron adelante talleres con continuidad a estas actividades a lo largo
los organismos provinciales y naciona- de todo el año. Hasta el momento se han
les involucrados en el control y fiscaliza- dictado charlas y actividades en escuelas
ción: la Dirección de Prevención de De- de Ibicuy, Gualeguaychú y Alvear; se han
litos Rurales Gualeguaychú, la Dirección realizado notas en radios, medios digita-
de Parques y Reservas de Corrientes, la les y televisivos locales y nacionales; se ha
Dirección General de Seguridad Rural y participado en ferias, talleres y congresos
Ecológica de Corrientes, Gendarmería ornitológicos. También se ha logrado que
Nacional, los cuerpos de guardaparques el proyecto reciba el apoyo de la Secreta-
provinciales y nacional, y veterinarios ría de Cultura de Alvear y del Programa de
del Centro de Conservación Aguará (Paso Educación Ambiental de la Dirección de
de la Patria, Corrientes) y de Fundación Ambiente de Gualeguaychú.
Rewilding Argentina (ex Conservation Desde hace cuatro años la Fundación
Land Trust) (Esteros del Iberá, Corrien- Azara colabora con el “Proyecto Tordo
tes). Los talleres abordan temáticas de Amarillo” en la provincia de Entre Ríos,
capacitación en la caza furtiva, la identifi- brindando la estancia La Estopona (inte-
cación de especies capturadas, el manejo grante del “Programa de Reservas Priva-
de individuos incautados y la evaluación das de la Fundación Azara”) como base
de las estrategias contra los delitos de ca- operativa de los “Guardianes de colonia”,
zadores furtivos en la zona de ocurrencia en la zona de Costa Uruguay Sur. En di-
de la especie. Asimismo, en estas instan- cha estancia suelen establecerse grandes
cias los “Guardianes de colonia” fueron colonias reproductivas y también obser-
otorgados con el carácter de Guardafauna varse las bandadas invernales de tordos
Honorario (Ley N° 4.841/69) y Agentes de amarillos. Por otro lado, la Fundación
Conservación Ad Honorem brindándoles la Azara ha colaborado con una camione-
potestad de actuar frente a incidentes de ta institucional y un técnico durante las
caza furtiva que ocurran dentro de las co- prospecciones de colonias de la tempo-
lonias reproductivas. rada 2017, logrando recorrer en con-
En las provincias de Corrientes y Entre junto con Aves Argentinas más de 3.500
Ríos se llevan adelante actividades de di- km dentro de la provincia. Asimismo, se
fusión, gestión y educación con las comu- cuenta con el apoyo del Museo de Cien-
nidades locales para promover el conoci- cias Naturales y Arqueología Prof. Manuel
miento sobre el ambiente en el que vive Almeida de la ciudad de Gualeguaychú,
el tordo amarillo, el trabajo que se lleva sitio administrado desde el año 2019 por
adelante para protegerlo y la importancia la Fundación Azara y la asociación civil
de conservar las especies amenazadas de Centro de Estudios Arqueológicos Prof.
la región. Estas actividades son realiza- Manuel Almeida, en lo que se refiere a
das tanto por los “Guardianes de colonia” la logística y movimiento de material de

F U N DAC I Ó N A Z A R A 301
T O R D O A M A R I L L O

campaña entre provincias, en la gestión A continuación, se listan otras institu-


de permisos y vínculos con los campos ciones, iniciativas o proyectos indepen-
privados y autoridades locales, actividad dientes de la Argentina que trabajan en la
con la cual también colaboran los inte- conservación de la especie:
grantes de Aves Gualeguaychú, la Reserva
El Potrero y el COA Tingazú de Corrientes. ● Aves Argentinas.
Finalmente, el “Proyecto Tordo Amari- ● Laboratorio de Biología de la Conser-
llo” busca proteger la especie y asegurar vación, Centro de Ecología Aplicada del
la viabilidad de sus poblaciones. Los ob- Litoral, CONICET y Universidad Nacio-
jetivos a largo plazo son: 1) comprender nal del Nordeste.
los rasgos biológicos, ecológicos y la si-
tuación actual de la especie en nuestro
país; 2) identificar los sitios reproductivos BIBLIOGRAFÍA
y trabajar en disminuir sus amenazas; 3)
Aves Argentinas y Centro de Ecología Aplicada
identificar los patrones de distribución y del Litoral-CONICET. (2016). Informe Tordo
requerimientos de la especie durante la Amarillo 2016.
temporada no reproductiva; 4) estimar Aves Argentinas y Centro de Ecología Aplicada
del Litoral-CONICET. (2017). Informe Tordo
las tasas de depredación e implementar Amarillo 2017.
las protecciones contra depredadores Aves Argentinas y Centro de Ecología Aplicada
para mejorar el éxito reproductivo de la del Litoral-CONICET. (2018). Informe Tordo
Amarillo 2018.
especie; 5) evaluar las poblaciones de tor- Aves Argentinas y Centro de Ecología Aplicada del
do renegrido en relación al riesgo de para- Litoral-CONICET. (2019). Informe Tordo Ama-
sitismo para el tordo amarillo; 6) estudiar rillo 2019.
Azpiroz, A. B. (2000). Biología y conservación del
los posibles efectos de los agroquímicos Dragón (Xanthopsar flavus, Icteridae) en la Re-
sobre la especie y, en caso de encontrar- serva de Biósfera Bañados del Este. Documen-
se, tomar medidas orientadas a reducir tos de Trabajo N° 29, Rocha, Uruguay: PROBI-
DES.
sus efectos; 7) estudiar su variabilidad Azpiroz, A. B.; Alfaro, M. y Jiménez, S. (2012a).
genética y estructuración poblacional Lista Roja de las Aves del Uruguay. Una eva-
para poder planificar estrategias de ma- luación del estado de conservación de la avi-
fauna nacional con base en los criterios de la
nejo tendientes a mantener o aumentar Unión Internacional para la Conservación de
la variabilidad genética; 8) promover el la Naturaleza. Dirección Nacional de Medio
empoderamiento de los actores locales en Ambiente, Montevideo, Uruguay.
Azpiroz, A. B.; Isacch, J. P.; Dias, R. A.; Di Giacomo,
el cuidado de las colonias reproductivas y A. S.; Fontana, C. S. y Palarea, C. M. (2012b).
la especie; 9) involucrar a los productores Ecology and conservation of grassland birds
en la iniciativa de la “Alianza del Pastizal” in southeastern South America: a review.
Journal of Field Ornithology, 83, 217-246.
con el fin de promover buenas prácticas
Barrows, W. (1883). Birds of the lower Uruguay.
ganaderas y 10) promover el accionar Bulletin of the Nuttall Ornithological Club, 8,
conjunto entre las fuerzas de seguridad 82-143.
BirdLife International. (2021). Ficha de la espe-
y el gobierno para detener el tráfico ilegal
cie: Xanthopsar flavus.
de aves. Brown, C. R. y Brown, M. B. (1986). Ectoparasitism

302 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
T O R D O A M A R I L L O

as a Cost of Coloniality in Cliff Swallows (Hirun- ICMBio. (2018). Xanthopsar flavus. Livro Verme-
do Pyrrhonota). Ecology, 67 (5), 1206-1218. lho da Fauna Brasileira Ameaçada de Ex-
Chebez, J. C. y Casañas, H. (2008). Tordo Amarillo. tinção. Volume 3 - Aves, 569-571. Brasília,
En: J. C. Chebez (Ed.), Los que se van. Fauna Brasil: ICMBio.
argentina amenazada. Tomo II (pp. 398-403). Jaramillo, A. y Burke, P. (1999). New World
Buenos Aires, Argentina: Editorial Albatros. blackbirds. The icterids. New Jersey, Unit-
CITES. (2021). Convención sobre el Comercio In- ed States: Princeton University Press.
ternacional de Especies Amenazadas de Fau- Lanyon, S. M. y Omland, K. E. (1999). A molecu-
na y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III en vi- lar phylogeny of the blackbirds (Icteridae):
gor a partir del 22 de junio de 2021. five lineages revealed by cytochrome-B se-
Codesido, M. y Fraga, R. M. (2009). Distribution of quence data. The Auk, 116, 629-639.
threatened grassland passerines of Paraguay, López de Kochalka, N. (1996). Evaluación del há-
Argentina and Uruguay, with notes on their bitat, densidad relativa y situación del Chopí
natural history and habitat. Ornitología Neo- Sayju (Xanthopsar flavus) en San Miguel Potre-
tropical, 20, 585-595. ro, Departamento Itapúa, Paraguay. Informe
Collar, N. J.; Gonzaga, L. P.; Krabbe, L. P.; Madro- final 8311. Ayolas, Paraguay: Entidad Bina-
no, N. N.; Naranjo, L. G. y Wege, D. C. (1992). cional Yacyretá.
Threatened birds of the Americas: the ICBP/ MADES. (2019). Ministerio del Ambiente y Desa-
IUCN Red Data Book. Cambridge, U. K.: Inter- rrollo Sostenible. Resolución N° 254/19, por
national Council for Bird Preservation. la cual se actualiza el listado de las especies
Darrieu, C. A. y Camperi, A. R. (1994). Estudio de protegidas de la vida silvestre de la clase
una colección de aves de Corrientes: Thraupi- aves. Asunción, Paraguay.
dae e Icteridae. Neotrópica, 40, 49-55. May, R. M. y Robinson, S. K. (1985). Population
Di Giacomo, A. S. (2005). Áreas Importantes para dynamics of avian brood parasitism. Ameri-
la conservación de las aves en Argentina: si- can Naturalist, 130, 161-167.
tios prioritarios para la conservación de la MAyDS y AA. (2017). Categorización de las Aves
biodiversidad. Buenos Aires, Argentina: Aves de la Argentina según su estado de conserva-
Argentinas/Asociación Ornitológica del Plata. ción. Informe del Ministerio de Ambiente y
Di Giacomo, A. S. (2016). Proyecto Tordo Amari- Desarrollo Sustentable de la Nación y de Aves
llo: informe de actividades 2014-2015. Cen- Argentinas, edición electrónica. C. A. Buenos
tro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL- Aires, Argentina.
CONICET). Moura, E. J. T. (2013). Biologia reprodutiva do
Fraga, R. M. (2005). Ecology, behavior and social Veste-amarela (Xanthopsar flavus, Gmelin
organization of Saffron-cowled Blackbirds 1788) nos Campos de Cima da Serra, Sul do
(Xanthopsar flavus). Ornitologia Neotropical, Brasil. São Leopoldo, Brasil: Repositório Digi-
16, 15-29. tal da Biblioteca da Unisinos.
Fraga, R. M. (2011). Handbook of the Bird of the Pucheta, M. F.; Patitucci, L. D.; Bulgarella, M.;
World. Barcelona, España: Lynx Edicions. Pereda, M. I.; Di Giacomo, A. S. y Kopuchian,
Fraga, R. M. y Sharpe, C. J. (2020). Saffron-cowled C. (2019). Primer registro de parasitismo
Blackbird (Xanthopsar flavus). En: J. del de Philornis en pichones de Tordo Amarillo
Hoyo, A. Elliott, J. Sargatal, D. A. Christie y (Xanthopsar flavus). Póster. XVIII Reunión Ar-
E. de Juana (Eds.), Birds of the World. Itha- gentina de Ornitología. Tandil, Argentina.
ca, USA: Cornell Lab of Ornithology. Pucheta, M. F.; Pereda, M. I. y Di Giacomo, A. S.
Fraga, R. M.; Casañas, H. y Pugnali, G. (1998). (2018). The use of nest protectors for the
Natural history and conservation of the saffron-cowled blackbird Xanthopsar flavus in
endangered Saffron-cowled Blackbird Argentina. Conservation Evidence, 15, 1.
Xanthopsar flavus in Argentina. Bird Con- Rabuffetti, F. L. y Reboreda, J. C. (2007). Early
servation International, 8, 255-267. infestation by bot flies (Philornis seguyi) de-
Fraga, R. M.; Jordan, E.; Puente, G.; Rivollier, creases chick survival and nesting success in
R. y Dellacasa, M. (2013). Estado poblacio- chalk-browed mockingbirds (Mimus saturni-
nal del Tordo Amarillo Xanthopsar flavus en nus). The Auk, 124(3), 898-906.
Entre Ríos, Argentina. Informe para Beca SGAyDS. (2018). Sexto Informe Nacional para la
Conservar la Argentina 2012. Aves Argen- Conferencia de las Partes del Convenio sobre
tinas. Diversidad Biológica (CDB).

F U N DAC I Ó N A Z A R A 303
L O I C A P A M P E A N A

304 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
LOI CA PAMPEANA

Leistes defilippii (Bonaparte, 1850)

H E R N Á N V. I B Á Ñ E Z y M . J I M E N A G R I S O L Í A

Clase: Aves
Orden: Passeriformes
Familia: Icteridae
Otros nombres vulgares: pecho colorado, pecho colorado mediano, pecho colorado grande,
pecho colorado pampeano, pecho colorado triguero, degollado segundo, tordo militar.
Nombre en inglés: Pampas Meadowlark.

Estatus internacional: Vulnerable (BirdLife International, 2021).


Estatus nacional: En Peligro (MAyDS y AA, 2017).

CARACTERÍSTICAS GENERALES racterística que permite diferenciarla de


la loica común, la cual las posee de color
La loica pampeana (Leistes defilippii) es blanco (Sclater y Hudson, 1888; Azpiroz,
un ave de la familia Icteridae de tamaño 2012; López-Lanús, 2017). Las plumas
mediano. Puede medir entre 19 y 21 cm, timoneras en la loica pampeana son más
siendo apenas más pequeña que la loica cortas, presentando barras pardas oscu-
común (Leistes loyca), especie con la que ras y claras (de la Peña, 2015).
se la suele confundir en el campo. Las ce- Esta especie presenta un marcado di-
jas son conspicuas y blancas, así como su morfismo sexual: la hembra es de menor
base roja. El pico es largo con culmen ape- tamaño y presenta un plumaje con tonali-
nas curvado y su mandíbula blancuzca dades principalmente pardas. La parte in-
(Azpiroz, 2012). Dorsalmente es negruz- ferior del pecho y parte superior del abdo-
ca con pequeñas estrías, mientras que la men presentan coloración rojiza, mucho
zona ventral es de un rojo intenso al igual menos llamativa que en el macho (Azpi-
que sus “hombros”. Los flancos del vien- roz, 2012). El juvenil también es notable-
tre y abdomen también son negruzcos y mente más pardo que el adulto, así como
las tapadas alares negras, siendo solo vi- el rojo ventral menos evidente (Chebez y
sibles en vuelo en ambos sexos, una ca- Tubaro, 2008).

F U N DAC I Ó N A Z A R A 305
L O I C A P A M P E A N A

Ejemplar adulto de loica pampeana en Bahía Blanca, Buenos Aires, octubre de 2018.
Foto: Pablo Petracci.

306 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O I C A P A M P E A N A

Loica pampeana en despliegue nupcial en Bahía Blanca, noviembre de 2013. Foto: Pablo Petracci.

HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN Sclater y Hudson (1888) ya describían


hace más de 150 años enormes banda-
La distribución histórica de la loica das compuestas por entre 500 y 1.000
pampeana abarcaba los pastizales de la individuos o aún más, extendiéndose a
Argentina, Uruguay y del estado de Río través de las pampas herbosas y húme-
Grande del Sur en Brasil (Collar et al., das, recordándole esa imagen a un disci-
1992). En la Argentina, podía encon- plinado ejército en marcha.
trarse en las provincias de Buenos Aires, Desde 1900, y debido a la gran trans-
Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, La Pam- formación que vienen sufriendo los pas-
pa, San Luis y Santa Fe (Chebez y Tubaro, tizales nativos, el rango de distribución
2008). de la especie ha disminuido en un 90%
Fue una especie muy común de obser- (Tubaro y Gabelli, 1999; Azpiroz, 2015).
var en las cercanías de la ciudad de Bue- En la actualidad, la mayor población
nos Aires hasta principios del siglo XX. reproductiva ha quedado restringida a

F U N DAC I Ó N A Z A R A 307
L O I C A P A M P E A N A

los pastizales del extremo austral de la


DISTRIBUCIÓN
región pampeana, en el sur de la pro-
vincia de Buenos Aires y este de la pro-
vincia de La Pampa dentro del polígono
formado entre Bahía Blanca, Coronel
Pringles, Guatraché y Jacinto Arauz
(Meriggi et al., 2013, 2014). Se localiza
en grandes extensiones de pastizal na-
tural que se encuentren en buen estado
de conservación, donde prevalece vege-
tación que se caracteriza por una altura
de entre 29 y 45 cm dominada por gra-
míneas de los géneros Stipa spp. y Pip-
tochaetium sp. y en zonas de cultivos y
pasturas artificiales de Avena barbata, A.
sativa, Lolium multiflorum, Medicago sati-
va, Trifolium repens, Vicia angustifolia y V.
sativa (Tubaro y Gabelli, 1999; Cozzani
et al., 2004; Meriggi et al., 2013). A partir
de estudios de hábitat llevados a cabo
en la Argentina, se sabe que la loica
pampeana tiene preferencia por pasti-
zales nativos con poca o nula presión de km al sur de Bonpland en el sureste de
pastoreo (Fernández et al., 2003; Azpi- la provincia de Corrientes, dentro del
roz y Cozzani, 2018). establecimiento Tres Cerros, en el año
En ocasiones, puede observarse esta 2005 (Antoniazzi, 2006).
especie en zonas aledañas a rutas cerca En Uruguay, si bien han existido nu-
de sectores rurales alimentándose de merosos registros históricos en diferen-
semillas de soja, trigo, cebada, sorgo y tes departamentos, durante los últimos
avena que caen de los camiones (Cozza- 15 años la mayoría de las observacio-
ni et al., 2004; Chebez y Tubaro, 2008). nes se han concentrado en el sureste de
Si bien la zona anteriormente mencio- Salto (incluyendo regiones aledañas de
nada es la que alberga el mayor grupo Paysandú) donde fue detectada una pe-
reproductivo de la especie, han apare- queña población reproductiva, así como
cido registros esporádicos entre 1980 también en el sudoeste de Tacuarembó.
y 2010 de individuos solitarios o ban- En la actualidad, esta región albergaría
dadas de no más de cuatro ejempla- entre 200 y 260 parejas reproductivas
res en los departamentos de Pringles y de loica pampeana (Azpiroz y Cozzani,
San Martín en la provincia de San Luis 2018). En cuanto a su distribución en
(Nellar Romanella, 1993) y un registro Brasil, solo existen registros históri-
de aproximadamente 30 individuos 20 cos -y escasos- para los estados de Río

308 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O I C A P A M P E A N A

Grande del Sur, Santa Catarina y Paraná observarse estos grupos asociados con
(Collar et al., 1992), encontrándose po- otros de loica común utilizando los mis-
siblemente extinta en estos últimos dos mos pastizales naturales (Cozzani et al.,
sitios (Bencke et al., 2003). 2004; Chebez y Tubaro, 2008; Meriggi et
al., 2014).
Los grupos de loica pampeana pueden
RASGOS ETOECOLÓGICOS incluir un ejemplar centinela, que obser-
va atento desde una posición más alta
La loica pampeana es una especie de posibles peligros mientras el resto de la
hábitos gregarios, forma grupos nume- bandada se alimenta en el suelo. Wetmore
rosos que pueden sostenerse incluso (1926) a través del relato de su experien-
en temporada reproductiva (Tubaro y cia personal, confirma el valor que tienen
Gabelli, 1999). Algunos autores afir- estos centinelas en momentos de alimen-
man que en ocasiones también pueden tación: intenta colectar algunos ejempla-

Bandada de loicas pampeanas en Bahía Blanca, septiembre de 2018. Foto: Pablo Petracci.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 309
L O I C A P A M P E A N A

res, pero el centinela alerta a la bandada para atraer a la pareja más de 200 ve-
con su canto de alarma. Abate al centine- ces al día (Gochfeld, 1978; Cozzani et al.,
la con un disparo a distancia y la banda- 2004; Azpiroz y Cozzani, 2018).
da, aunque había oído el disparo, quedó El período reproductivo ocurre entre
inmóvil en la hierba al no haber escucha- los meses de octubre y noviembre. Una
do el canto de alarma, concluyendo que vez que se forman las parejas, comienza
la pérdida del centinela generaba una vi- la construcción del nido, tarea que lleva
sible desorganización del grupo. adelante la hembra. El mismo es redon-
Cuando se acerca el final del invierno, deado con forma de taza y construido
los machos comienzan a dispersarse y principalmente con gramíneas, encon-
a realizar su vuelo de proclamación te- trándose recostado sobre matas de Stipa
rritorial (Canevari et al., 1991). Luego spp. y Piptochaetium spp. en el suelo. La
comienza el período de cortejo donde se puesta es generalmente de tres o cuatro
los observa realizar su típico despliegue huevos, los cuales no siguen un patrón
de vuelos ascendentes en línea recta, de coloración, pero en general son de
descendiendo rápidamente en dirección color crema con manchas amarrona-
al suelo. Acompañando estos desplaza- das, concluyendo la incubación apro-
mientos emite un canto notablemente ximadamente en 15 días (Cozzani et al.,
diferente al que realiza cuando se en- 2004). Los pichones son alimentados
cuentra posado. Se ha registrado que en el nido por sus progenitores hasta
son capaces de repetir esta maniobra lograr el plumaje definitivo. Luego co-

A B

A. Nido de esta especie en pastizal natural en Tornquist, Buenos Aires, noviembre de 2013
y B. Nido con pichones en Tornquist, noviembre de 2013. Fotos: Pablo Petracci.

310 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O I C A P A M P E A N A

mienzan a sumarse a las bandadas jun- ción por el Ministerio de Ambiente y


to a los adultos (Azpiroz, 2005). Desarrollo Sustentable de la Nación
Esta especie presenta una dieta prin- -MAyDS- y Aves Argentinas -AA- (Reso-
cipalmente insectívora. En épocas in- lución Nº 795/17 MAyDS; MAyDS y AA,
vernales, donde la disponibilidad de 2017).
artrópodos es menor, complementa su Entre las diferentes amenazas que
alimentación con semillas y vegetales, afectan a la loica pampeana es la más
como bulbos, los cuales son importan- significativa la pérdida de hábitat. Cabe
tes para cubrir la demanda de alimen- mencionar que el pastizal pampeano
to (Gochfeld, 1979; Cozzani et al., 2004; que alberga a esta especie, se encuentra
Azpiroz, 2018). Cabe destacar que suele entre los ecosistemas más degradados
buscar su alimento mediante la técnica de la Argentina (Bertonatti y Corcuera,
de gaping, caminando mientras inspec- 2000; Bilenca y Miñarro, 2004; Baldi y
ciona el suelo abriendo pequeños es- Paruelo, 2008). Este ambiente viene ex-
pacios en la vegetación (Beecher, 1951; perimentado desde fines del siglo XIX
Azpiroz y Cozzani, 2018). una significativa degradación y retrac-
Se ha mencionado en algunas ocasio- ción por el desarrollo y expansión de
nes que la loica pampeana es una espe- la agricultura y la ganadería (Soriano,
cie migratoria. Sclater y Hudson (1888) 1991; Tubaro y Gabelli, 1999), activida-
relatan que, al aproximarse la época del des que han generado una rápida y sos-
frío, hay un movimiento general de es- tenida disminución y fragmentación de
tas aves hacia el norte. A pesar de ser los pastizales naturales afectando nega-
grandes voladoras, viajan de un modo tivamente sus poblaciones.
lento y peculiar avanzando por el sue- Diversos trabajos de investigación
lo. La información sobre estos despla- realizados en las últimas décadas han
zamientos es escasa. Tubaro y Gabelli arrojado información acerca de la signi-
(1999) sugieren que se trataría de movi- ficativa retracción que continúa sufrien-
mientos locales y no de migraciones de do esta especie. En el año 1999, Tubaro y
larga distancia. Gabelli estimaron 7.500 ejemplares en el
área donde se conserva el único núcleo
reproductivo en la Argentina. En campa-
ESTADO DE CONSERVACIÓN ñas posteriores se observó que la especie
ya no se encontraba presente en el 40 a
A nivel internacional ha sido catego- 60% de los sitios que ocupaba en el pa-
rizada como “Vulnerable” (BirdLife In- sado (Gabelli et al., 2004).
ternational, 2021) por presentar una Las publicaciones más recientes con-
marcada retracción en su rango de dis- firman que su rango de distribución se
tribución, así como una disminución mantiene en un área de 3.600 km², pero
drástica en su abundancia. con una abundancia significativamente
En la Argentina la especie se encuen- menor a la registrada décadas atrás (Me-
tra categorizada “En Peligro” de extin- riggi et al., 2013, 2014). La Argentina al-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 311
L O I C A P A M P E A N A

berga una población menor a 2.500 indi- del hábitat y se encontraría en expan-
viduos, la cual continúa en disminución sión (Collar et al., 1992; Tubaro y Gabelli,
(Azpiroz y Cozzani, 2018). Cabe destacar 1999; Gabelli et al., 2004). A su vez, otros
que a esta problemática se le agrega el autores afirman no haber presenciado
bajo éxito que estarían experimentan- interacciones (Fernández et al., 2003) así
do los grupos reproductivos del sur de como existen también registros de am-
la provincia de Buenos Aires. Cozzani bas especies alimentándose en el mis-
(2004), evidencia que la principal causa mo territorio fuera de la temporada re-
de la pérdida de nidadas se da por de- productiva (Meriggi et al., 2013). Cozzani
predadores, encontrándose entre ellos (2004) afirma que, si bien no se eviden-
diversos mamíferos, reptiles y aves ra- ciaron conflictos, al llegar la época re-
paces. En relación al núcleo reproducti- productiva sí fueron observados machos
vo que presenta Uruguay, puede decirse protegiendo su territorio de la presencia
que también estaría sufriendo una mar- de la loica común.
cada retracción poblacional (Repetto, Otra amenaza detectada para esta es-
2017; Azpiroz y Cozzani, 2018). pecie está relacionada al ahogamiento
Algunos investigadores y naturalistas de juveniles y adultos en tanques austra-
han mencionado que esta especie sufre lianos. Durante veranos de calor extre-
parasitismo de cría por parte del tordo mo, con temperaturas que pueden supe-
común (Molothrus bonariensis). La loica rar los 40°C, estas aves se acercan a los
pampeana no descarta los huevos del tanques a beber y, en muchas ocasiones,
parásito ni abandona el nido parasitado, caen en su interior sin ser capaces de sa-
aunque no se ha registrado que alimente lir. Reggi (2016) afirma que la mortalidad
pichones de la especie parásita. No obs- de ejemplares de loica pampeana y de
tante, la evidencia no es suficiente para otras especies de pastizal en estos tan-
afirmar que esta amenaza sea significa- ques podría resultar un factor de mor-
tiva. Es sabido que el tordo común se ve talidad significativo, teniendo en cuenta
altamente favorecido con el avance de la que la época de mayor calor es justamen-
frontera agrícola-ganadera, por lo que, te cuando la especie hace un uso más in-
si no se toman medidas al respecto y se tensivo de los mismos y transita el perío-
continúan transformando los pastizales do de cría. El mismo autor recomienda la
naturales, el parasitismo sí podría co- implementación de estructuras flotantes
menzar a ser una amenaza considerable de autorrescate, las cuales no represen-
para la loica pampeana (Cozzani et al., tan desventajas ni costos significativos
2004; Azpiroz, 2015). para los dueños de los campos y podrían
Se ha sugerido que la competencia in- ser una medida eficiente para disminuir
terespecífica con la loica común podría el mencionado impacto.
estar también perjudicando a esta espe- Una amenaza más a tener en cuenta, y
cie. Se cree que esta última, en contra- que no ha sido evaluada hasta el momen-
posición con la loica pampeana, se ha to, es el impacto de incendios de pasti-
beneficiado a partir de la modificación zales en el área de distribución actual de

312 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O I C A P A M P E A N A

la loica pampeana. A modo de ejemplo,


podemos mencionar que entre el mes de
diciembre de 2016 y febrero de 2017 se
produjeron numerosas tormentas eléc-
tricas que, sumadas a períodos de altas
temperaturas y bajas precipitaciones,
dieron como resultado grandes exten-
siones de pastizales consumidos por el
fuego, en un período crítico posterior a
la reproducción de la especie (Zaconni y
Toppazzini, 2018). Dentro de las posibles
amenazas que podrían afectar a la espe-
cie se encuentra también el uso de agro-
químicos. Es necesario investigar con
mayor profundidad la ecología trófica de
la loica pampeana a fin de determinar si
el uso de los mismos podría estar perju-
dicándola y en qué grado.
En la década actual han surgido nue-
vas amenazas potenciales sobre las po-
blaciones de loica pampeana como la
instalación de parques eólicos, actividad
que viene desarrollándose en diversas
regiones de nuestro país a gran veloci-
dad. Entre los impactos negativos más
significativos que tienen estos parques
para la fauna voladora en general se en-
cuentran: la pérdida de hábitat, el efecto
barrera al movimiento que fragmenta la
conexión entre las áreas de alimentación
y/o nidificación, así como las colisiones,
siendo estas últimas las que han capta-
do la atención de investigadores debido
a la alta mortalidad que causan (Drewitt
y Langston, 2006; Palmer et al., 2017).
Particularmente en el sudeste bonae-
rense, la creciente acumulación de estos

Loica pampeana en el Parque Eólico


al sudoeste de la provincia de Buenos
Aires, Bahía Blanca, noviembre de 2019.
Foto: Pablo Petracci.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 313
L O I C A P A M P E A N A

Ejemplar en vuelo, Bahía Blanca, octubre de 2018. Foto: Pablo Petracci.

emprendimientos podría ocasionar im- ACCIONES DE CONSERVACIÓN


pactos irreversibles sobre las poblacio-
nes de loica pampeana si no es regulado Si bien las acciones de conservación
a través de normativa que garantice su llevadas adelante en las últimas déca-
sostenibilidad ambiental. Resulta alar- das no fueron significativas en términos
mante que en algunas regiones se ha- empíricos, pueden destacarse algunas
yan instalado parques eólicos en Áreas iniciativas. En el año 2012 la ex Direc-
Importantes para la Conservación de las ción de Fauna Silvestre, dependiente de
Aves (AICAs) (Petracci y Carrizo, 2019). la Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Puntualmente estas áreas son las AICAs Sustentable de la Nación, implementó
BA17 Villa Iris, Chasicó, Napostá y BA18 el “Programa de conservación de la loica
Caldenal del Sudoeste de la provincia de pampeana”, con la finalidad de dar res-
Buenos Aires (Di Giacomo et al., 2007). puesta a la problemática de la especie

314 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O I C A P A M P E A N A

en el sudoeste de la provincia de Buenos y acción participativa transdisciplinario


Aires y este de la provincia de La Pampa. denominado “Salvemos a la Loica Pam-
Una de las primeras acciones llevadas peana”. Dentro de sus objetivos se en-
adelante fue actualizar el área de dis- cuentran tanto la investigación relaciona-
tribución y el estado de las poblaciones. da a las diferentes amenazas que enfren-
También se llevaron adelante reuniones ta la especie como la implementación de
y entrevistas individuales con producto- acciones de conservación in situ. Llevan
res ganaderos, a los cuales se les informó a cabo acciones de concientización con
acerca de la implementación del progra- actores locales acerca de la problemática
ma antes mencionado. Al mismo tiempo que enfrenta la loica y también realizan
se realizó una fuerte campaña de con- estudios poblacionales sobre su estado de
cientización donde se brindaron charlas conservación. Al mismo tiempo, generan
y se entregó material de difusión impreso una propuesta de manejo ganadero para
en diferentes establecimientos rurales y productores de la zona con el objetivo
escolares en toda el área de distribución de compatibilizar la conservación con la
de la especie en las provincias de Buenos producción mediante la implementación
Aires y La Pampa, en esta última provin- de buenas prácticas ganaderas, con un
cia se trabajó en conjunto con personal de enfoque agroecológico (cuidado de la co-
la Dirección de Recursos Naturales. bertura vegetal, reducción de agroquími-
Los trabajos a campo en el área de es- cos, entre otros). El proyecto cuenta con el
tudio dentro del marco del programa de apoyo de instituciones y escuelas locales
conservación, que abarcaron la tempo- y le da impulso a un conjunto de ordenan-
rada postreproductiva (enero), invernal zas municipales que tienen por objetivo
(mayo) y reproductiva (noviembre-di- proteger a la especie habiendo sido ya
ciembre), se resumieron en dos informes aprobadas en los partidos de Puan, Saa-
técnicos correspondientes a seis campa- vedra y Tornquist.
ñas de relevamiento y monitoreo de la En el marco del premio “Estímulo de la
especie (Meriggi et al., 2013, 2014). Los Alianza de Pastizales”, se avanzó con el
mismos contienen información actuali- trabajo en territorio con productores. A
zada sobre tamaños de bandadas, área de su vez, INTA EEA Bordenave ha iniciado
distribución y sitios de nidificación, como las gestiones con el Organismo Provincial
así también sobre las características am- para el Desarrollo Sostenible de la provin-
bientales de los pastizales elegidos por la cia de Buenos Aires a fin de proteger tra-
loica pampeana. mos de antiguas vías férreas donde se ha
Otra iniciativa de trabajo con esta espe- registrado la especie. Estos tramos com-
cie es llevada adelante por personal del prenden a Villa Iris-Nueva Roma y Villa
Instituto Nacional de Tecnología Agrope- Iris-López Lecube en un total de 140 km
cuaria y Estación Experimental Agrope- lineales sumando aproximadamente
cuaria (INTA EEA) Bordenave de la pro- 600 hectáreas.
vincia de Buenos Aires, quien viene tra- El Club de Observadores de Aves Loica
bajando en un proyecto de investigación Pampeana conformado en Bahía Blanca

F U N DAC I Ó N A Z A R A 315
L O I C A P A M P E A N A

en el año 2016 y miembro de Aves Argen- nos y entregaron folletería informativa a


tinas, ha generado un proyecto de exten- la comunidad local. A su vez, establecie-
sión universitaria con estudiantes de la ron contacto con productores rurales a
Universidad Nacional del Sur con el ob- fin de concientizarlos sobre la problemá-
jetivo de implementar acciones de con- tica de esta especie y organizaron char-
servación en áreas aledañas a la ciudad las educativas tanto en establecimientos
antes mencionada. Colocaron estructu- escolares como en eventos públicos.
ras flotantes de autorrescate en tanques Desde 2015, la Dirección de Recursos
australianos para evitar el ahogamiento Naturales de la provincia de La Pampa
de aves en los meses de verano en algu- realiza monitoreos en diferentes zonas de
nos campos, realizaron relevamientos de la provincia confirmando la presencia y
presencia de la especie en rutas y cami- reproducción de la especie.
En los meses de julio y noviembre de
Loica pampeana en pastizal natural, 2018, la Fundación Azara realizó accio-
Bahía Blanca, septiembre de 2018. nes de conservación de esta especie en el
Foto: Pablo Petracci.

316 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O I C A P A M P E A N A

marco de la línea de trabajo con especies ● Dirección Nacional de Biodiversidad,


amenazadas de fauna silvestre que lleva Ministerio de Ambiente y Desarrollo
adelante esta institución. Con la finalidad Sostenible de la Nación.
de actualizar el estado de las poblaciones, ● Estación Experimental Agropecuaria
se replicaron los monitoreos realizados Bordenave, Instituto Nacional de Tec-
por Tubaro y Gabelli en la década del 90 nología Agropecuaria.
y por la ex Dirección de Fauna Silvestre
de la Nación en el año 2013. Se abarca-
ron las localidades de Chasicó, Médanos, BIBLIOGRAFÍA
Villa Iris, San Germán, Berraondo, Nueva
Antoniazzi, L. R. (2006). Cachilo Corona Castaña
Roma, Jacinto Arauz, Tres Picos, Torn- (Aimophila strigiceps) y Loica Pampeana (Stur-
quist, Villa Ventana, Pigüé, pertenecientes nella defilippii) en el sudeste de la provincia
a la provincia de Buenos Aires y La Pam- de Corrientes, Argentina. Nuestras Aves, 52,
32-33.
pa. Paralelamente, se llevaron adelante Azpiroz, A. A. y Cozzani, N. (2018). Loica Pam-
acciones de difusión y concientización peana (Leistes defilippii). En: A. B. Azpiroz, Z.
con las comunidades locales sobre la pro- Jiménez y M. Alfaro (Eds.), Libro Rojo de las
Aves del Uruguay. Biología y conservación de
blemática que enfrenta esta especie. las aves en peligro de extinción a nivel nacio-
Teniendo en cuenta el contexto antes nal. Categorías “Extinto a Nivel Regional”, “En
mencionado, será clave la articulación Peligro Crítico” y “En Peligro” (pp. 189-204).
Edición digital (versión 1.1). Montevideo,
entre los distintos actores que trabajan Uruguay: DINAMA y DINARA.
en busca de lograr la conservación a fu- Azpiroz, A. B. (2005). Conservation of Pampas
Meadowlarks Sturnella defilippii in Uruguay.
turo de las poblaciones de loica pampea-
Cotinga, 23, 71-73.
na, promoviendo la implementación de Azpiroz, A. B. (2012). Aves de las Pampas y Cam-
un modelo productivo que permita una pos de Argentina, Brasil y Uruguay. Una guía
de identificación. Nueva Helvecia, Uruguay:
mayor compatibilidad entre la produc-
Pressur.
ción agrícola-ganadera y la conservación Azpiroz, A. B. (2015). Shiny Cowbird (Molothrus
del hábitat de estas aves. De esta mane- bonariensis) parasitism records for three
globally threatened species from the South
ra será posible resguardar los últimos
American Pampas. The Wilson Journal of Or-
relictos de pastizal pampeano, uno de nithology, 127(4), 746-752.
los ecosistemas más degradados de la Baldi, G. y Paruelo, J. M. (2008). Land-use land
cover dynamics in South American temper-
Argentina. Solo con el compromiso de
ate grasslands. Ecology and society, 13(6),
todos los actores y el trabajo sistemáti- 1-20.
co en territorio nos encontraremos cada Beecher, W. J. (1951). Adaptations to food-getting
in the American blackbirds. The Auk, 68(4),
vez más cerca de salvar de la extinción a
411-440.
esta especie emblemática de los pastiza- Bencke, E. G. A.; Fontana, C. S.; Dias, R. A.; Mau-
les naturales de América del Sur. ricio, G. N. y Mahler Jr, J. K. F. (2003). Aves.
Em: C. S. Fontana, G. A. Bencke y R. E. Reis
(Eds.), Livro vermelho da fauna ameaçada
A continuación, se listan otras institu- de extinção no Rio Grande do Sul. Porto Ale-
ciones, iniciativas o proyectos indepen- gre (pp. 189-479). Porto Alegre, Brasil: Edi-
pucrs.
dientes de la Argentina que trabajan en Bertonatti, C. y Corcuera, J. (2000). Situación
la conservación de la especie: ambiental argentina 2000. Buenos Aires, Ar-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 317
L O I C A P A M P E A N A

gentina: Fundación Vida Silvestre Argentina. Gochfeld, M. (1978). Social facilitation of singing:
Bilenca, D. y Miñarro, F. (2004). Identificación de group size and fight song rates in the Pampas
áreas valiosas de pastizal (AVPs) en las pam- Meadowlark Sturnella deflippii. Ibis, 120(3),
pas y campos de Argentina, Uruguay y sur de 338-339.
Brasil. Buenos Aires, Argentina: Fundación Gochfeld, M. (1979). Interspecific territoriality
Vida Silvestre Argentina. in Red-Breasted Meadowlarks and a method
BirdLife International. (2021). Ficha de la espe- for estimating the mutuality of their partici-
cie: Leistes defilippii. pation. Behavioral Ecology and Sociobiology,
Canevari, M. P.; Canevari, P.; Carrizo, G. R.; Ha- 5, 159-170.
rris, G.; Rodriguez Mata, J. y Stranneck, R. J. León, G.; Malmoria, P.; Marbán, L.; Cozzani, N.;
(1991). Nueva guía de las aves argentinas. Sotelo, M.; Mattos, E.; Lera, D.; Tejerina, R.;
Tomo II. Buenos Aires, Argentina: Fundación Roldan, A. y Torrero, D. (2019). Acciones
Acindar. para la conservación de la Loica Pampeana
Collar, N. J.; Gonzaga, L. P.; Krabbe, N.; Madroño (Leistes defilippii): un abordaje junto al sector
Nieto, A.; Naranjo, L. G.; Parker, T. A. y Wege, agropecuario. XVIII Reunión Argentina de
D. C. (1992). Threatened birds of the Ameri- Ornitología (RAO). Tandil. Argentina.
cas: the ICBP/IUCN Red Data Book. Cambrid- López-Lanús, B. (2017). Las aves de Argentina.
ge: International Council for Bird Preserva- Buenos Aires, Argentina: Audiornis produc-
tion. ciones.
Cozzani, N. C.; Sánchez, R. y Zalba, S. M. (2004). MAyDS y AA. (2017). Categorización de las Aves
Nidificación de la Loica Pampeana (Sturnella de la Argentina según su estado de conser-
defilippii) en la provincia de Buenos Aires, Ar- vación. Informe del Ministerio de Ambiente
gentina. El Hornero, 19(2), 47-52. y Desarrollo Sustentable de la Nación y de
Chebez, J. C. y Tubaro, P. (2008). Loica Pampea- Aves Argentinas, edición electrónica. C. A.
na (Sturnella Defilippii). En: J. C. Chebez (Ed.), Buenos Aires, Argentina.
Los que se van. Fauna argentina amenazada. Meriggi, J. L.; Ibáñez, H. V. y Aguirre, J. A. (2013).
Tomo 2 (pp. 404-407). Buenos Aires, Argenti- Diagnóstico del estado poblacional y accio-
na: Editorial Albatros. nes para la conservación de la loica pam-
de la Peña, M. R. (2015). Aves Argentinas. Incluye peana (Sturnella defilippii) en las provincias
nidos y huevos. Ciudad Autónoma de Buenos de Buenos Aires y La Pampa. Informe técni-
Aires, Argentina: Eudeba. co. Dirección de Fauna Silvestre, Secretaría
Di Giacomo, A. S.; De Francesco, M. V. y Coco- de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la
nier, E. G. (2007). Áreas importantes para la Nación. Buenos Aires, Argentina.
conservación de las aves en Argentina. Sitios Meriggi, J. L.; Ibáñez, H. V. y Aguirre, J. A. (2014).
prioritarios para la conservación de la bio- Monitoreo Poblacional de la Loica Pampea-
diversidad. Temas de Naturaleza y Conser- na (Sturnella defilippii) y Acciones para su
vación 5. Buenos Aires, Argentina: Edición Conservación. Temporada 2013. Informe
Revisada y Corregida 1. Aves Argentinas/Aso- técnico. Dirección de Fauna Silvestre, Secre-
ciación Ornitológica del Plata. taría de Ambiente y Desarrollo Sustentable
Drewitt, A. L. y Langston, R. H. W. (2006). Asses- de la Nación. Buenos Aires, Argentina.
sing the impacts of wind farms on birds. Ibis, Nellar Romanella, M. M. (1993). Aves de la pro-
148(1), 29-42. vincia de San Luis. Lista y distribución, San
Fernández, G. J.; Posse, G.; Ferretti, V. y Gabelli, Luis, Argentina. Museo Privado de Ciencias
F. M. (2003). Bird-habitat relationship for the Naturales e investigaciones ornitológicas
declining pampas meadowlark populations Guillermo E. Hudson.
in the southern pampas grasslands. Biologi- Palmer, R.; Gordon, C. y Petracci, P. (2017). In-
cal Conservation, 115, 139-148. teracciones entre la Fauna Silvestre y la
Gabelli, F. M.; Fernández, G. J.; Ferretti, V.; Posse, Energía Eólica en Argentina: Conocimiento
G.; Coconier, E.; Gavieiro, H. J.; Llambías, P. E.; Científico y Prioridades para el Futuro. In-
Peláez, P. I.; Vallés, M. L. y Tubaro, P. L. (2004). forme Técnico. Corporación Interamericana
Range contraction in the pampas mea- de Inversiones.
dowlark Sturnella defilippii in the southern Petracci, P. y Carrizo, M. (2019). Parques eólicos
pampas grasslands of Argentina. Oryx, 38(2), ¿una nueva amenaza para la fauna volado-
164-170. ra? Aves Argentinas. Revista de naturaleza y

318 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
L O I C A P A M P E A N A

conservación, (56), 28-33. of the Pampas meadowlark: difficulties of


Reggi, E. (2016). Mortalidad de aves de pastizal applying the IUCN criteria to Neotropical
en sistemas rurales de almacenamiento de grassland birds. Studies in Avian Biology,
agua: impacto y mitigación. Tesina de licen- 1999(19), 250-257.
ciatura en Ciencias Biológicas. Universidad Wetmore, A. (1926). Observations on the birds
Nacional del Sur, Argentina. of Argentina, Paraguay, Uruguay, and Chile.
Repetto, L. (2017). Estructura y viabilidad gené- Bulletin of the United States National Mu-
tica de la loica pampeana, Sturnella defilippii, seum, 1926(133), 1-448.
pautas para su conservación. Tesis Doctoral. Zacconi, G. y Toppazzini, M. (2018). Áreas afec-
Universidad de la República, Uruguay. tadas por incendios forestales y rurales en la
Sclater, P. L. y Hudson, W. H. (1888). Argentine región pampeana y noreste de la región pa-
Ornithology. Volume I. London: R. H. Porter. tagónica durante la temporada 2016-2017.
Soriano, A. (1991). Río de la Plata Grasslands. Coordinación de Análisis de Riesgo Ambien-
En: R. T. Coupland (Ed.), Natural Grasslands tal Secretaría de Cambio Climático y Desa-
(Introduction and Western Hemisphere) rrollo Sustentable Ministerio de Ambiente y
Ecosystems of the World. Vol. 8 A (pp. 367- Desarrollo Sustentable de la Nación. Esquel,
407). Amsterdam: Elsevier. Chubut. Argentina. Informe técnico N° 13.
Tubaro, P. L. y Gabelli, F. M. (1999). The decline ISSN 2313-9420.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 319
MONO AULLADOR NEGRO Y DORADO

320 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MONO AULLADOR NEGRO Y DORADO

Alouatta caraya (Humboldt, 1812)

L U C I A N A I . O K L A N D E R , S I LVA N A M . P E K E R
y M A R T Í N K O WA L E W S K I

Clase: Mammalia
Orden: Primates
Familia: Atelidae
Otros nombres vulgares: mono carayá, carayá negro y dorado, carayá negro, mono aullador,
mono negro, mono barbudo, carayá común, mono aullador negro, carayá hú o mono saraguato;
karadyá o karadyá-Hú (guaraní); bugio preto (portugués).
Nombre en inglés: Black and Gold Howler Monkey.

Estatus internacional: Casi Amenazada (Bicca-Marques et al., 2021).


Estatus nacional: Vulnerable (Oklander et al., 2019).
CITES: II (CITES, 2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES que las hembras pesan en promedio 4,6


kg y miden alrededor de 50 cm, con la
Los monos aulladores negros y dora- cola de 55-60 cm (Di Fiore et al., 2011;
dos (Alouatta caraya), son una especie Mittermeier et al., 2013). Los infantes al
de primates arborícolas de gran tamaño nacer muestran un peso similar, siendo
entre los monos del nuevo mundo o neo- el de los machos 0,55 kg y las hembras
tropicales (Oklander et al., 2019). Estos 0,53 kg (Coppo y Resoagli, 1978). Solo los
monos poseen una cola prensil sin pelo machos adultos son de color negro, las
en la parte inferior, que utilizan para fa- hembras adultas y los juveniles de am-
cilitar la locomoción y la alimentación. bos sexos son de color rubio o dorado y
Los adultos presentan dimorfismo y di- los machos van oscureciéndose a medi-
cromatismo sexual, lo cual significa que da que maduran sexualmente.
existen diferencias entre hembras y ma- El hueso hioides, situado en la parte
chos tanto en tamaño y peso como en anterior del cuello, se encuentra modi-
coloración (Fleagle, 2013). Los machos ficado para la producción de los sonidos
son de mayor tamaño, con un peso pro- conocidos como aullidos, característicos
medio de 6,8 kg y miden de cabeza a cola de todos los miembros de este género
60 a 65 cm y la cola 60-65 cm, mientras (Alouatta). En esta especie el hueso hioi-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 321
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

Hembra y macho de mono aullador negro y dorado. Foto: Luciana Oklander.

des también es más grande en los ma- 20 individuos (Bravo y Sallenave, 2003;
chos que en las hembras. Las vocaliza- Kowalewski et al., 2019). La proporción
ciones que realizan se pueden escuchar de sexos en un grupo es variable, por
hasta 3 km de distancia (Ramsier et al., ejemplo: la proporción de hembras a
2019). Existen en la actualidad diversas machos adultos puede ir de 1,4 a 2,8 (Di
hipótesis sobre la función de los aulli- Fiore et al., 2011). Las proporciones más
dos: 1) que funcionan en la protección altas suelen observarse en hábitats con
de los recursos alimenticios dentro de bosques continuos mientras que las más
las áreas de acción (superficie total del bajas en bosques más fragmentados y
espacio que es visitada regularmente con mayor intervención antrópica.
por los animales para realizar sus acti- Alouatta caraya tiene una gran im-
vidades), 2) que los machos aúllan para portancia epidemiológica porque es
defender a las hembras de su grupo (de sensible al virus de la fiebre amarilla y
machos solitarios o residentes en otros muestra una alta mortalidad cuando se
grupos) y 3) para defender a los infantes, infectan, por lo tanto, esta especie, ac-
entre otras. La pregunta sobre cuál es túa como centinela epidemiológico para
la función de los aullidos sigue aún sin la detección temprana de la circulación
resolverse (Kitchen et al., 2015; Ramsier del virus. De esta manera, las muertes
et al., 2019). Estas llamadas se escuchan de los monos aulladores constituyen una
con mayor frecuencia al amanecer (Kin- importante señal de una amenaza inmi-
zey, 1997) ; da Cunha et al., 2015; Holz-
mann et al., 2017). Página opuesta: hembra y macho juvenil
Viven en grupos de entre 2 y hasta de mono aullador. Foto: Luciana Oklander.

322 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

F U N DAC I Ó N A Z A R A 323
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

nente para la salud pública que DISTRIBUCIÓN


puede alertar a las autoridades-
de la necesidad de intervenir
para evitar la conversión de un
ciclo selvático de fiebre amari-
lla en un ciclo urbano (Butcher,
1991; Rifakis et al., 2006; Almei-
da et al., 2014; Kowalewski y Gi-
llespie, 2018).

HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN

El mono aullador negro y do-


rado habita en varias ecorregio-
nes de América del Sur: Bosque
Atlántico del Alto Paraná, Bos-
que Atlántico de Araucaria, Cha-
co Húmedo, Chaco Seco, Sabana
inundable del Paraná, Sabana
Mesopotámica del Cono Sur (eco-
rregiones descriptas por Olson et
al., 2001). Algunas de estas eco-
rregiones, como los bosques se-
cos y húmedos del Chaco en Bo-
livia, el Paraguay y la Argentina (Boletta et El área de distribución actual no ha
al., 2006; Grau y Aide, 2008), y el Bosque cambiado drásticamente con respecto a
Atlántico en el Brasil, el Paraguay y la Ar- su distribución histórica. Sin embargo,
gentina (Ribeiro et al., 2009), están sujetos debido a que gran parte de su distribución
a importantes modificaciones antropogé- ocurre fuera de áreas naturales protegi-
nicas y están completamente fragmenta- das, donde los ambientes naturales han
das, con remanentes aislados en su ma- sufrido degradación, fragmentación y ur-
yoría. banización en los últimos 30 años (prin-
La distribución del mono aullador negro cipalmente en las ecorregiones del Chaco
y dorado abarca el noreste de la Argentina Seco y Húmedo) y problemas relaciona-
(provincias de Misiones, Chaco, Formosa, dos con brotes de fiebre amarilla que se
Corrientes y norte de la provincia de San- dieron en la Selva Paranaense durante
ta Fe), este de Bolivia, este y sur del Bra- 2008 y 2009 (Holzmann et al., 2010), su
sil, norte de Uruguay, y el Paraguay. Junto distribución actual no es continua en
con el aullador rojo (Alouatta guariba), es el gran parte del noreste argentino. El ex-
miembro más austral del género Alouatta. tremo sur de distribución de la especie

324 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

sigue siendo los ambientes ribereños tierra, arcillas, miel, insectos, huevos y
junto al río Paraná donde existen distin- algunos otros recursos. La elección de
tas áreas naturales protegidas en los si- comida y selectividad en la dieta estarían
tios Ramsar Humedales Chaco (en el su- relacionadas a diferentes cuestiones tales
reste de Chaco) y Jaaukanigaás (en el no- como: 1) evitar compuestos secundarios
reste de Santa Fe) (Oklander et al., 2019), (por ejemplo, metabolitos y toxinas pro-
y río Uruguay. La presencia de primates ducidos por las plantas para disminuir
puede generar beneficios económicos al el riesgo de herbivoría) y 2) mezclar nu-
potenciar la oferta de emprendimientos trientes (necesidad de un dieta variada a
ecoturísticos dedicados a la observación lo largo de, por ejemplo, un día si un ítem
de fauna silvestre, favoreciendo así a las alimenticio no cubre las necesidades nu-
economías locales. tricionales necesarias), con preferencia
Un estudio reciente a partir de mues- por hojas con altos valores nutriciona-
treos realizados desde el año 2005 en di- les que incluyan alta concentración de
versas localidades de la Argentina permi- proteínas y baja concentración de fibras,
te identificar tres grupos genéticamente entre otros (Glander, 1978, 1982; Milton,
diferenciables de la especie: uno de ellos 1982; Fernández, 2014). Los molares su-
agrupa a las poblaciones de la provincia periores tienen crestas de corte afiladas
de Misiones y del río Uruguay; otro inclu- que son útiles para moler la gran cantidad
ye a la región de Corrientes, Formosa y de hojas de las que se alimentan. En com-
Chaco; mientras que el tercero abarca la paración con otros grupos de mamíferos
zona del río Paraná, donde el ambiente se los aulladores presentan limitada espe-
encuentra mejor conservado (véase mapa cialización en el aparato digestivo para
de distribución; Oklander et al., 2020). procesar hojas y, por lo tanto, deben selec-
cionar alimentos lo suficientemente ricos
como para obtener una cantidad mínima
RASGOS ETOECOLÓGICOS necesaria de proteínas. Las adaptaciones
digestivas incluyen áreas agrandadas en
Los monos aulladores negros y dora- el colon y caecum (cavidad especial en el
dos son una especie arborícola de hábitos intestino donde se fermentan los vegeta-
diurnos, aunque también pueden descen- les para una mejor digestión) y una tasa
der al piso en busca de algunos recursos lenta de pasaje de alimentos a través del
como agua, plantas flotantes, arcillas y tracto gastrointestinal lo que aumenta el
cortezas de árboles caídos (Bravo y Sa- tiempo para la fermentación y la absor-
llenave, 2003; M. Kowalewski, com. pers.); ción de nutrientes (Lambert, 1998; Mil-
para moverse entre fragmentos de bosque ton, 1998).
o para dispersar. El mono aullador negro y Las áreas protegidas habitadas por
dorado posee una dieta mayormente folí- monos aulladores negros y dorados al-
vora frugívora ya que consume hojas, flo- bergan depredadores potenciales, como
res y frutas en forma variable a lo largo del pumas (Puma concolor), ocelotes (Leopar-
año. Ocasionalmente también incorporan dus pardalis) e incluso yaguaretés (Panthe-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 325
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

ra onca) (Peetz et al., 1992; Isbell, 1994; tados en algunos grupos las hembras es-
Ludwig et al., 2007; Nielsen, et al., 2015; tán relacionadas como hermanas o me-
Savagian y Fernandez-Duque, 2016). Por dio hermanas y los machos pueden tener
otro lado, las áreas no protegidas altera- hermanos o hermanas en el mismo gru-
das por factores antropogénicos suelen po (Oklander et al., 2010). Las densida-
estar asociadas con una modificación des en las poblaciones y la organización
en la estructura del bosque y una pérdi- social de los monos aulladores negros y
da de biodiversidad, resultando en una dorados difieren notablemente a lo largo
disminución de depredadores naturales, de su área de distribución (Zunino et al.,
pero sin embargo, con un aumento de 2001; Di Fiore et al., 2011; Kowalewski
depredadores no naturales como los pe- et al., 2019). Esta especie vive en grupos
rros (Isbell, 1994; Chiarello, 1999; Kowa- sociales estables compuestos por uno
lewski y Zunino, 2005; Kowalewski et al., (unimacho) o más machos adultos (gru-
2011). pos multimacho), de una a cuatro hem-
Estudios previos muestran que en am-
bientes continuos la mayoría de los indi-
Parte de un grupo de monos aulladores
viduos adultos que pertenecen a un mis- negros y dorados. De izquierda a derecha:
mo grupo no están emparentados entre macho adulto, hembra adulta, macho
si, mientras que en ambientes fragmen- subadulto y macho adulto. Foto: Mariano Raño.

326 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

bras por macho y una cantidad de indi-


viduos inmaduros (juveniles y crías) en
los que todas las clases de edad y sexo
son fácilmente reconocibles (Rumiz,
1990). El tamaño máximo de grupo re-
gistrado es de 23 individuos (Zunino et
al., 2007; Kowalewski et al., 2019). Los
grupos compuestos por más de un ma-
cho adulto (multimacho) están presen-
tes en frecuencias más altas en bosques
de inundación y continuos que en bos-
ques fragmentados (Rumiz, 1990; Kowa-
lewski y Zunino, 2004). En estos grupos
multimacho generalmente se destaca un
macho como “alfa” o “central”, cuya du-
ración en esta posición suele ser relati-
vamente corta (4±1 años; Kowalewski y
Garber, 2010). Los grupos de monos au-
lladores negros y dorados también par-
ticipan frecuentemente en encuentros
intergrupales, que pueden ser neutrales
o agonistas, lo que hace que el apoyo de
otros machos residentes sea un beneficio
potencialmente importante para el acce-
so a parejas (Kowalewski, 2007; Garber y
Kowalewski, 2011; Oklander et al., 2014).
Los machos solitarios o las coaliciones
de los mismos pueden tratar de ingre-
sar en un grupo confrontando al macho
central residente que puede defender al
grupo con el apoyo de otros machos re-
sidentes (Kowalewski, 2007; Oklander
et al., 2014). Si un nuevo macho ingresa
en un grupo, el evento puede ser seguido
por infanticidio (Pavé et al., 2012).
Los monos aulladores alcanzan la ma-
durez sexual entre los cuatro y seis años
de edad (Raño, 2016). El período de ges-
tación en esta especie es de seis meses y

Grupo unimacho de monos aulladores


negros y dorados. Foto: Luciana Oklander.

327
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

suelen dar a luz a una sola cría. Los na- seguimiento persistente de una hembra
cimientos ocurren durante todo el año, a corta distancia durante 2-3 días (Kowa-
aunque en algunos sitios o años se con- lewski y Garber, 2010; Raño, 2016). Los
centran entre marzo y agosto (otoño-in- apareamientos entre individuos de dis-
vierno) (Zunino et al., 1996; Kowalewski tintos grupos parecen más frecuentes en
y Zunino, 2004; Pavé et al., 2012; Pavé, grupos que habitan bosques más conti-
2013). La duración promedio del ciclo nuos (Kowalewski y Garber, 2010; Oklan-
ovulatorio es de aproximadamente 17 der et al., 2014; Raño et al., 2018). Los re-
días. En varios sitios de estudio las hem- cién nacidos son cargados en el pecho de
bras copulan tanto en períodos fértiles la madre, y a medida que desarrollan agi-
(durante la ovulación) como en perío- lidad y fuerza en la cola y extremidades,
dos no fértiles (por ejemplo, durante la son transportados en la espalda y en el
gestación y la lactancia) con machos de costado (Pavé, 2013). En las poblaciones
su mismo grupo y en ocasiones con ma- de las provincias de Corrientes y Chaco
chos de otros grupos o solitarios (cópulas se encontró que los infantes fueron ama-
extragrupo). Durante los períodos fértiles mantados por sus madres desde el naci-
de las hembras, es común observar com- miento hasta los 11 meses de edad y en
portamientos tales como una alta interfe- menor medida por otras hembras adultas
rencia entre los machos dentro del gru- (alomadres) que amamantan a infantes
po caracterizado por períodos cortos de que no son sus hijos (Pavé, 2013).
En los monos carayá se ha observado
que a medida que el infante crece, se in-
dependiza gradualmente de su madre en
cuanto a la alimentación y motricidad y en
esa transición comienzan a manifestarse
conflictos comportamentales entre ma-
dre e infantes (Pavé et al., 2015; Raguet-
Schofield et al., 2015). Durante ese perío-
do el infante demanda ser amamantado y
transportado y la madre lo rechaza para
iniciar el período de destete. El pasaje del
consumo de leche a alimento sólido cons-
tituye una transición difícil para el infante
debido a que las plantas tienen fibras que
son poco digeribles y compuestos secun-
darios que pueden reducir la digestibili-
dad o ser tóxicos (Pavé, 2013).
El período juvenil es la etapa entre la in-
dependencia de la lactancia materna y la
madurez reproductiva. En A. caraya esta
Macho juvenil. Foto: Luciana Oklander. etapa se encuentra entre el año y los dos

328 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

años y medio de edad. Ambos sexos aún


A muestran pelaje de coloración dorada.
Las hembras tienen el clítoris fino y cla-
ro, los machos los testículos blancuzcos.
Durante el período juvenil en A. caraya,
se pueden observar distintas trayectorias
entre machos y hembras, tanto a nivel fi-
siológico como comportamental (Gennu-
so, 2018).
En hembras juveniles predominan los
comportamientos de interacción con in-
fantes y acicalamiento de pares, mien-
tras que en los machos predominan los
comportamientos de participación en
aullidos y juego social (Gennuso, 2018).
Se ha reportado juego entre juveniles de

A. Hembra con cría de mono aullador negro


y dorado en su lomo y B. Cría aferrándose
en el lomo de su madre. Isla Palacio,
Misiones, julio de 2018. Fotos: Jorge Anfuso.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 329
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

ambos sexos durante encuentros entre 2015), en Paraguay (Cartes et al., 2018) y
grupos de monos aulladores. Este com- en Bolivia (Aguirre et al., 2009), destacan-
portamiento de juego intergrupal es im- do los efectos del aumento de la defores-
portante para afinar el desarrollo motor tación y la vulnerabilidad de estos monos
y social, en especial cuando los juveniles a las epidemias de fiebre amarilla. Sin
no tienen parejas de juego en sus grupos, embargo, se considera a la especie como
o para crear redes sociales de afiliación “Vulnerable” para la Argentina desde
entre individuos para formar coaliciones, 2012 en la categorización de la Sociedad
alianzas o parejas de dispersión en el fu- Argentina para el Estudio de los Mamífe-
turo (Gennuso et al., 2018). ros (SAREM) (Agostini et al., 2012; Oklan-
Estudios realizados en la Argentina en- der et al., 2019) debido a la reducción de
cuentran que los comportamientos afi- la población, la disminución del área de
liativos entre individuos de un mismo ocupación y/o la calidad del hábitat, el au-
grupo son frecuentes (por ejemplo: aci- mento de la caza para consumo, el tráfico
calamiento, tolerancia social, encuentros ilegal para el comercio de mascotas y los
intergrupales) y generan plataformas de efectos de los patógenos y parásitos. Ac-
negociación para obtención de cópulas, tualmente, los bosques nativos de la Ar-
residencia grupal y apoyo durante con- gentina están siendo reemplazados rápi-
flictos con individuos de la misma especie damente como resultado de la creciente
(Garber y Kowalewski, 2011; Kowalewski urbanización, industrialización y tala a
y Garber, 2015). Por ejemplo, Kowalews- gran escala para fines agrícolas (Ministe-
ki (2007) sugiere que tanto para hembras rio de Ambiente y Desarrollo Sostenible
como para machos dentro de un grupo -MAyDS-, 2016, 2017). En la Argentina, A.
social se encuentran fuertes relaciones caraya es la especie de primates con la ma-
afiliativas independientes del parentesco yor tasa de tráfico para ser comercializada
entre individuos que pueden ser conside- ilegalmente como mascotas (Bertonatti,
radas como relaciones de “amistad” (aso- 1995; Dirección Nacional de Biodiversi-
ciaciones de dos individuos no parientes dad, datos no publicados).
estables en el tiempo y sostenidas en di- Mediante análisis genético-moleculares
ferentes contextos comportamentales; se reconocen tres Unidades de Mane-
Kowalewski et al., 2018). jo (UM) que podrían considerarse como
subpoblaciones de la especie (Oklander
et al., 2017, 2020). A su vez, en la última
ESTADO DE CONSERVACIÓN categorización de SAREM se consideró
que estas tres subpoblaciones poseen dis-
Alouatta caraya está clasificada global- tintos grados de amenaza: subpoblación
mente por la Unión Internacional para Paraguay-río Paraná (P-RP): “Vulnerable”;
la Conservación de la Naturaleza (UICN) subpoblación Formosa-Chaco-Esteros del
como “Casi Amenazada” (Bicca-Marques Iberá (F-CH-C): “Vulnerable” y subpobla-
et al., 2021). También se la considera ción Misiones-río Uruguay (M-RU): “En
“Casi Amenazada” en Brasil (Ludwig et al., Peligro”, esta subpoblación se encuentra

330 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

en un área con recurrentes brotes de fie-


bre amarilla, donde la alta susceptibilidad
de estos primates al virus podría actuar de
forma sinérgica con las amenazas comu-
nes a la especie, poniendo a las poblacio-
nes pequeñas y aisladas de esta subpobla-
ción en alto riesgo de extinción (Oklander
et al., 2019).
Según la normativa nacional se encuen-
tra categorizada como “Especie Amena-
zada” por la Resolución N° 316/2021 de
MAyDS y está incluida en el Apéndice II de
la Convención sobre el Comercio Interna-
cional de Especies Amenazadas de Fauna
y Flora Silvestres -CITES- (CITES, 2021).
En el Apéndice II se incluyen especies que
no se encuentran necesariamente en peli-
gro de extinción, pero cuyo comercio debe
controlarse a fin de evitar una utilización Investigadora L. Oklander colectando
muestras fecales en campo para análisis
incompatible con su supervivencia.
genéticos de mono aullador negro y
Aunque los monos aulladores negros y dorado. Foto: Luciana Oklander.
dorados aún persisten en hábitats frag-
mentados y empobrecidos, incluidos criminada y la destrucción de los bosques
aquellos que han sido sometidos a tala ribereños podrían amenazar su supervi-
selectiva (Brown y Zunino, 1994; Bicca- vencia a largo plazo (Oklander et al., 2017).
Marques, 2013), la deforestación indis- Los estudios filogeográficos indican que

A B

A. Ejemplar en cautiverio y B. Detalle de la cola prensil de este ejemplar.


Fotos: Pablo Rodríguez Merkel.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 331
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

dispersan a través de los bosques ribere- miento directo de los aulladores a zonas
ños, que actúan como corredores bioló- urbanizadas (instalándose a vivir en áreas
gicos (Ascunce et al., 2007), pero la frag- de parque disponibles).
mentación del hábitat limita severamente En estos primates se han detectado
su capacidad de dispersarse (Oklander et diversos parásitos (Giardia intestinalis,
al., 2010, 2017). Los registros demográ- Trypanosoma cruzi, Leishmania sp., Hymeno-
ficos muestran que tanto hembras como lepis sp., Taenia sp., Trypanoxyuris minutus,
machos abandonan sus grupos natales Ascaris sp., Ancylostoma sp., Trichostrongylus
(unidades sociales); por lo tanto, dentro sp., Blastocystis sp., Entamoeba sp., Bertie-
de los grupos, se espera que los adultos lla sp., entre otros) y virus (dengue, virus
sean no relacionados (Rumiz, 1990). Sin del Nilo Occidental, entre otros) (Kowa-
embargo, estudios en hábitats fragmen- lewski y Gillespie, 2009; Kowalewski et al.,
tados mostraron diferenciación genética 2011; Milozzi et al., 2012; Martínez et al.,
entre grupos y un evento de incesto, lo 2016; Kowalewski et al., 2017; Morales et
que sugiere que el aumento de la frag- al., 2017; Kuthryar et al., 2020, 2021). Ac-
mentación del hábitat aumenta los costos tualmente se están estudiando si existen
de dispersión entre los grupos (Oklander diferencias en los patrones de infección
et al., 2010). Además, mientras en hábitats dependiendo del ambiente (continuo,
continuos ambos sexos dispersan, en há- fragmentado, interfase con humanos) y de
bitats fragmentados la dispersión estaría las épocas del año.
sesgada a los machos. Los análisis gené- La abundancia de monos aulladores
ticos muestran que existen restricciones negros y dorados en el Bosque Atlántico
en el flujo genético en varias poblaciones de la Argentina cayó drásticamente des-
de la Argentina (Oklander et al., 2017). Es- pués del brote de fiebre amarilla selváti-
tos estudios anticipan que la mayoría de ca de los años 2008 y 2009 (Holzmann et
las poblaciones estudiadas en la región al., 2010). También en el sur de Brasil, el
perderían variabilidad genética a media- mismo brote diezmó muchas poblaciones
no plazo y recomiendan que el estado de de esta especie (Almeida et al., 2012), y
conservación global de Alouatta caraya por un brote reciente en febrero de 2017 cau-
la UICN se actualice a “Vulnerable”. La só la muerte de miles de monos (Bicca-
pérdida de la conectividad del hábitat des- Marques et al., 2017; Kean, 2017). A estas
empeña un papel importante en el mante- amenazas se suma el asesinato de indivi-
nimiento del intercambio genético entre duos de la especie por pobladores locales
poblaciones aisladas y, si no se revierte por la creencia de que los contagiarían de
dicho patrón, puede afectar severamente fiebre amarilla.
la capacidad de supervivencia de la espe-
cie. Por otra parte, la pérdida del bosque
trae como consecuencia por un lado el au- ACCIONES DE CONSERVACIÓN
mento de áreas de interfase (zonas donde
se superponen actividades antrópicas y Varias poblaciones de A. caraya se en-
vida silvestre) y por otro lado el desplaza- cuentran dentro de áreas protegidas, lo

332 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

cual les otorga en alguna medida una ga- la Dirección Nacional de Epidemiolo-
rantía de conservación a largo plazo. El gía y Análisis de la Situación de Salud y
listado confeccionado por Oklander et la Dirección Nacional de Biodiversidad
al. (2019) incluye 28 áreas protegidas del MAyDS. El trabajo se realiza colabo-
en donde se encuentra la especie en la rativamente entre la Coordinación de
Argentina. Sin embargo, suponiendo Zoonosis del Ministerio de Salud de la
que en estos sitios no se encuentran las Nación, la Dirección Nacional de Bio-
amenazas de pérdida de hábitat ni cace- diversidad, el Instituto de Biología Sub-
ría, aún están expuestos a posibles bro- tropical de Misiones (IBS) dependiente
tes de fiebre amarilla. de la Universidad de Misiones (UNaM) y
La alerta epidemiológica Nº 1/2017 del CONICET, Dirección de Enfermeda-
emitida por el Ministerio de Salud de la des Vectoriales y Zoonosis del Ministe-
Nación destaca la importancia del mo- rio de la Salud Pública de la provincia
nitoreo de las poblaciones de monos de Corrientes y la Estación Biológica
aulladores para la detección temprana Corrientes-Centro de Ecología Aplicada
del virus de la fiebre amarilla. La fiebre del Litoral (CONICET-Universidad Na-
amarilla es una enfermedad viral grave, cional del Nordeste). La vigilancia acti-
infecciosa y endémica de las regiones va se implementó como estrategia de vi-
tropicales de África y América del Sur. El gilancia intensificada en los territorios
virus de la fiebre amarilla, es un miem- con mayor probabilidad de circulación
bro de los conocidos como arbovirus de viral. El monitoreo de las poblaciones
la familia Flaviviridae, que se transmite de monos aulladores es la principal he-
por vectores artrópodos. Los vectores rramienta, con la cual se obtiene infor-
más importantes son los mosquitos de mación periódica sobre su estado de sa-
los géneros Haemagogus y Sabethes, que lud. Durante la vigilancia se realizan las
están involucrados en el ciclo selvático campañas de difusión mediante afiches
en América del Sur (Monath, 1989). En y publicaciones online sobre la impor-
base a la alerta, se ha generado a par- tancia de esta especie como centinela
tir de 2017 un programa de monitoreo de la salud pública, sobre la importan-
para la vigilancia epidemiológica de fie- cia de conservar los bosques donde ha-
bre amarilla y otros arbovirus en prima- bitan, así como también se destaca al
tes no humanos. mosquito como el transmisor del virus
En la Argentina la vigilancia de epi- de la fiebre amarilla y no a los monos.
zootias (del griego epi=por sobre y Este programa de monitoreo basado en
zoo=animal, es una enfermedad infec- la observación de las poblaciones y la
tocontagiosa que ataca a un número colecta de mosquitos de la zona donde
elevado e inusual de animales al mis- habitan estas poblaciones ha generado
mo tiempo en una región y o en un te- una gran cantidad de nueva información
rritorio determinado y se propaga con sobre el estado de las poblaciones de A.
rapidez) se lleva a cabo conjuntamente caraya en el noreste argentino, donde no
entre la Coordinación de Zoonosis de se encontraban relevadas o los últimos

F U N DAC I Ó N A Z A R A 333
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

Afiche_fiebre amarilla.pdf 1 13/10/2017 15:53:45


Afiche_Monos_nya.pdf 1 11/08/2017 06:21:18 p.m.

C
C

M
M

Y
Y

CM
CM

MY
MY

CY
CY

CMY
CMY

K
K

dfs@ambiente.gob.ar | 011 4348-8531 / 8550 Contacto local:

Campaña de difusión de la Dirección Nacional de Biodiversidad del Ministerio de Ambiente


y Desarrollo Sustentable.

estudios tenían más de 20 años. Este pro-


grama de monitoreo también permitió la
creación de una red de informantes sobre
las poblaciones relevadas a fin de poseer
datos continuos sobre el estado de salud
de las mismas y detectar tempranamente
posibles muertes.
Otro aporte a la conservación de la espe-
cie constituye la recientemente publicada
base de datos genéticos de las poblacio-
nes argentinas de A. caraya (https://zeno-
do.org/record/3660723#.XpIaM8hKjIU,
Oklander et al., 2020). Del trabajo partici-
paron científicos del IBS-UNaM (L. Oklan-
der y A. Solari), del Servicio de Huellas Di-

Campaña de difusión de la
Coordinación de Zoonosis del
Ministerio de Salud de la Nación.

334 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

gitales Genéticas y del Departamento de vación nacional (Resolución MAyDS Nº


Microbiología, Inmunología y Biotecnolo- 316/2021). Frente a esta situación, este
gía de la Facultad de Farmacia y Bioquí- plan establece acciones consensuadas
mica de la Universidad de Buenos Aires entre representantes de diferentes pro-
(M. Caputo y D. Corach). vincias, organismos nacionales y la socie-
Esta base de datos se realizó a partir de dad civil para revertir las tendencias po-
muestreos llevados a cabo desde el año blacionales decrecientes de los primates
2005 en 15 localidades en la Argentina de la Argentina. La consolidación de este
sumando genotipos de 178 individuos de plan nacional con la participación de los
A. caraya. Esta base de datos de referen- representantes de las provincias donde
cia permitió asignar 22 individuos prove- viven los primates fue sumamente promi-
nientes de decomisos del comercio ilegal soria por el rol fundamental que tienen los
(17 de los cuales fueron reintroducidos) y mismos en su implementación. Durante
tres ejemplares muertos a su localidad de el taller se consensuaron: el objetivo ge-
origen y a una de las tres subpoblaciones neral (reducir el impacto de las amenazas
de origen mencionadas anteriormente. sobre las especies de primates de la Ar-
Se encontró que la mayoría de los indivi- gentina) y siete objetivos específicos (para
duos confiscados fueron asignados a un revertir las amenazas a los primates de la
grupo (F-CH-C) y dos localidades (en las Argentina, tales como: fragmentación del
provincias de Corrientes y Chaco, locali- hábitat, pérdida del hábitat, degradación
dades 2 y 3), lo que sugiere que el tráfico del hábitat, fiebre amarilla y extracción de
de A. caraya se origina principalmente en primates de la naturaleza): 1) mantener
esta área (véase mapa de distribución; los bosques nativos y reducir la pérdida
Oklander et al., 2020). De este modo, esta de hábitat en las áreas de distribución de
nueva herramienta permitió inferir pun- los primates, 2) mantener y aumentar la
tos críticos de captura ilegal y servirá conectividad entre las áreas con pobla-
para guiar los futuros esfuerzos de rein- ciones de primates, 3) restaurar y/o enri-
troducción de animales en el correcto lu- quecer los bosques degradados que sean
gar de origen. hábitat de los primates, 4) implementar el
En un taller participativo realizado en manejo de los bosques nativos con el fin
la ciudad de Corrientes en abril de 2019 de evitar la degradación del hábitat de los
se elaboró el “Plan Nacional de Conserva- primates, 5) evaluar y reducir los impac-
ción de Primates de la Argentina”, el cual tos de la fiebre amarilla sobre los prima-
fue definitivamente aprobado por MA- tes, 6) reducir la extracción de primates
yDS en diciembre del 2021 mediante la de la naturaleza y los impactos asociados
Resolución N° 430/21. Este plan nace en y 7) implementar programas de educa-
el marco de la necesidad de dar una res- ción ambiental en relación a la conserva-
puesta a las cinco especies de primates de ción de los primates. Para llevar a cabo es-
nuestro país que se encuentran amena- tos objetivos se planificaron una serie de
zadas, con poblaciones locales en declive acciones por objetivo y se designaron en-
según la evaluación del estado de conser- cargados de llevar a cabo estas acciones,

F U N DAC I Ó N A Z A R A 335
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

cada uno con un grupo de trabajo. Este gado voluntariamente por un vecino de la
conjunto de objetivos y acciones permiti- ciudad de Puerto Iguazú. Se trataba de un
rán delinear estrategias de conservación macho de tres meses de edad que luego
nacionales para la preservación de todas vivió 13 años en el sitio. Si bien se recibían
las especies en el largo plazo. ejemplares de diferentes procedencias, a
Por último, el Centro de Rescate, Re- partir del trabajo de Oklander et al. (2017)
habilitación y Recría de Fauna Silvestre comenzaron a recepcionarse únicamen-
Güirá Oga (comanejado por el Ministerio te animales de la provincia de Misiones.
de Ecología y Recursos Naturales Reno- Existen centros similares en la provincias
vables de la provincia de Misiones y la del noreste con distribución de A. caraya
Fundación Azara) de la ciudad de Puerto bajo administración provincial: Centro de
Iguazú (Misiones, Argentina) recibe desde Conservación de Fauna Silvestre Aguará
su apertura individuos de A. caraya, que (Corrientes), Centro de Rescate Guaycolec
en su mayoría provienen del mascotismo. (Formosa) y Estación Zoológica Experi-
Este centro se creó en el año 1997 con el mental Granja La Esmeralda (Santa Fe).
objetivo de recuperar, rehabilitar y rein-
troducir especies silvestres. La mayoría A continuación, se listan otras institu-
de los animales recibidos han sido atro- ciones, iniciativas o proyectos indepen-
pellados por vehículos, heridos por caza- dientes de la Argentina que trabajan en la
dores furtivos o perros. Otros animales conservación de la especie:
provienen del tráfico ilegal de vida silves-
tre o son entregados voluntariamente por ● Centro de Conservación de Fauna Sil-
los “propietarios”. El primer ejemplar de vestre Aguará, Ministerio de Turismo
A. caraya recibido en el centro fue entre- de la provincia de Corrientes.
● Centro de Rescate Guaycolec, Ministe-
rio de la Producción y Ambiente de la
provincia de Formosa.
● Complejo Ecológico Municipal, Sáenz
Peña, Chaco.
● Estación Biológica Corrientes-Centro
de Ecología Aplicada del Litoral, Uni-
versidad Nacional del Nordeste y CO-
NICET.
● Estación Zoológica Experimental
Granja La Esmeralda, Ministerio de
Ambiente y Cambio Climático de la
provincia de Santa Fe.
● Fundación Refugio Salvaje, Chaco.
Hembra y macho en cautiverio en el ● Fundación Tekove Mymba.
Centro de Rescate, Rehabilitación y ● Fundación Temaikèn.
Recría de Fauna Silvestre Güirá Oga, junio
de 2017. Foto: Rocío S. Rodríguez.
● Grupo de Investigación en Genética

336 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

Material educativo sobre tráfico de fauna silvestre desarrollado por la Fundación Azara.

Aplicada, Instituto de Biología Subtro- Orden Primates. En: R. A. Ojeda, V. Chillo


y G. B. Diaz Isenrath (Eds.), Libro Rojo de
pical, nodo Posadas, Universidad Na-
Mamíferos Amenazados de la Argentina (pp.
cional de Misiones y CONICET. 81-86). Buenos Aires, Argentina: Sociedad
● Instituto de Bio y Geociencias del No- Argentina para el Estudio de los Mamíferos
roeste Argentino, Centro Científico (SAREM).
Aguirre, L. F.; Aguayo, R.; Balderrama, J. A.;
Tecnológico Salta-Jujuy, CONICET. Cortez, C.; Tarifa, T. y Rocha, O. (2009). Libro
● Proyecto Carayá, Córdoba. Rojo de la fauna silvestre de vertebrados de
● Proyecto Mirikiná, Fundación ECO de Bolivia. La Paz, Bolivia: Ministerio de Medio
Ambiente y Agua.
Formosa y Departamento de Antropo- Almeida, M. A. B.; Cardoso, J. C.; dos Santos, E.;
logía de la Universidad de Yale, Esta- da Fonseca, D. F.; Cruz, L. L.; Faraco, F. J. C.;
dos Unidos de América. Bercini, M. A.; Vettorelli, K. C.; Porto, M. A.;
Mohrdieck, R.; Ranieri, T. M. S.; Schermann,
M. T.; Sperb, A. F.; Paz, F. Z.; Nunes, Z. M.
A.; Romaro, A. P. M.; Costa, Z. G.; Gomes,
BIBLIOGRAFÍA S. L. y Flannery, B. (2014). Surveillance
for Yellow Fever Virus in Non-Human
Agostini, I.; Aprile, G.; Baldovino, M. C.; Primates in Southern Brazil, 2001-2011:
Brividoro, M.; Di Bitetti, M.; Fantini, L.; A Tool for Prioritizing Human Populations
Fernández, V. A.; Fernández-Duque, E.; for Vaccination. Plos Neglected Tropical
Holzmann, I.; Juárez, C. P.; Kowalewski, M.; Diseases, 8(3), e2741.
Mudry, M. D.; Nieves, M.; Oklander, L. I.; Almeida, M. A. B.; dos Santos, E.; da Cardoso,
Peker, S. M.; Pfoh, R.; Raño, M.; Steinberg, C. J.; da Fonseca, D. F.; Noll, C. A.; Silveira,
E. R.; Tujague, M. P. y Zunino, G. E. (2012). V. R.; Yurika Maeda, A.; Pereira de Souza,

F U N DAC I Ó N A Z A R A 337
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

R.; Kanamura, C. y Araújo Brasil, R. (2012). monkeys as an early warning system in


Yellow fever outbreak affecting Alouatta yellow fever surveillance. En: E. S. Tikasingh
populations in southern Brazil (Rio Grande (Ed.), Studies on the natural history of yellow
do Sul State), 2008-2009. American Journal fever in Trinidad (pp. 59-62). Port of Spain:
of Primatology, 74, 68-76. CAREC Monograph Series.
Ascunce, M. S.; Hasson, E.; Mulligan, C. J. y Cartes, J. L.; del Castillo, H.; Kowalewski, M. M.;
Mudry, M. D. (2007). Mitochondrial sequence Thompson, J. y Velilla, M. (2018). Primates:
diversity of the southernmost extant New los monos. En: Libro Rojo de los Mamíferos
World monkey, Alouatta caraya. Molecular del Paraguay: especies amenazadas de
Phylogenetics and Evolution, 43, 202-215. extinción (pp. 53-60). Asunción, Paraguay:
Bertonatti, C. (1995). El comercio de primates Editorial Creatio.
en la República Argentina. Neotropical Chiarello, A. G. (1999). Effects of fragmentation
Primates, 3, 35-37. of the Atlantic forest on mammal communi-
Bicca-Marques, J. C. (2013). How do howler ties in south-eastern Brazil. Biological Con-
monkeys cope with habitat fragmentation? servation, 89,71-82.
En: L. K. Marsh y C. A. Chapman (Eds.), CITES. (2021). Convención sobre el Comercio
Primates in fragments: complexity and Internacional de Especies Amenazadas de
resilience (pp. 283-303). New York, USA: Fauna y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III
Springer Press. en vigor a partir del 22 de junio de 2021.
Bicca-Marques, J. C.; Calegaro-Marques, C.; Coppo, J. y Resoagli, E. (1978). Etapas de
Rylands, A. B.; Strier, K. B.; Mittermeier, R. A.; crecimiento en monos carayá. Facena, 2, 29-
De Almeida, M. A. B.; De Castro, P. H. G.; Chaves, 39.
O. M.; Ferraz, L. P.; Fortes, V. B.; Hirano, Z. M. da Cunha, R. G. T. D.; Oliveira, D. A. G. D.;
B.; Jerusalinsky, L.; Kowalewski, M.; Martins Holzmann, I. y Kitchen, D. M. (2015).
, W. P.; De Melo, F. R.; Mendes, S. L.; Neves, L. Production of loud and quiet calls in howler
G.; Passos, F. C.; Port-Carvalho, M.; Ribeiro, monkeys. En: M. M. Kowalewski, P. A. Garber,
S.; Romano, A. P. M.; Ruiz-Miranda, C. R.; Dos L. Cortés-Ortiz, B. Urbani y D. Youlatos (Eds.),
Santos, E. O.; De Souza, J. C. y Teixeira, D. S. Howler monkeys (pp. 337-368). New York,
(2017). Yellow fever threatens Atlantic Forest NY: Springer.
primates. Science Advances, 3(1), e1600946. Di Fiore, A.; Link, A. y Campbell, C. J. (2011).
Bicca-Marques, J. C.; Rumiz, D. I.; Ludwig, G.; The atelines: behavioral and socioecological
Rímoli, J.; Martins, V.; da Cunha, R. G. T.; diversity in a New World radiation. En: C.
Alves, S. L.; Valle, R. R.; Miranda, J. M. D.; J. Campbell, A. Fuentes, K. C. MacKinnon,
Jerusalinsky, L.; Messias, M. R.; Cornejo, F. M. Panger y S. K. Beader (Eds.), Primates
M.; Boubli, J. P.; Cortes-Ortíz, L.; Wallace, in perspective. 2nd edition (pp. 155-177).
R. B.; Talebi, M. y de Melo, F. R. (2021). Oxford: Oxford University Press.
Alouatta caraya (versión modificada de la Fernández, V. A. (2014). Ecología nutricional
evaluación 2020). Lista Roja de las Especies del mono aullador negro y dorado (Alouatta
Amenazadas de la Unión Internacional para caraya) en el límite sur de su distribución.
la Conservación de la Naturaleza 2021: Tesis doctoral. Facultad de Ciencias Exactas
e.T41545A190414715. y Naturales, Universidad de Buenos Aires,
Boletta, P. E.; Ravelo, A. C.; Planchuelo, A. M. y Argentina.
Grilli, M. (2006). Assessing deforestation Fleagle, J. G. (2013). Primate adaptation and
in the Argentine Chaco. Forest Ecology and evolution. Nueva York, USA: Academic press.
Management, 228, 108-114. Garber, P. A. y Kowalewski, M. K. (2011).
Bravo, S. P. y Sallenave, A. (2003). Foraging Collective Action and Male Affiliation in
behavior and activity patterns of Alouatta Howler Monkeys (Alouatta caraya). En: C. R.
caraya in the northeastern Argentinean Cloninger y R. W. Sussman (Eds.), Origins of
flooded forest. International Journal of altruism and cooperation (pp. 145-165). New
Primatology, 24(4), 825-846. York, USA: Springer.
Brown, A. D. y Zunino, G. E. (1994). Hábitat, Gennuso, S. (2018). Desarrollo comportamental
densidad y problemas de conservación de y fisiológico en juveniles de monos aulla-
los primates de Argentina. Vida Silvestre dores negros y dorados (Alouatta caraya) en el
Neotropical, 3, 30-40. noreste de Argentina. Tesis Doctoral. Univer-
Butcher, L. V. (1991). Monitoring of Alouatta sidad Nacional del Nordeste, Argentina.

338 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

Gennuso, S.; Raño, M.; Brividoro, M.; Pavé, promiscuity and reproductive tactics in
R. y Kowalewski, M. (2018). Social play female black and gold howler monkeys
among immature black and gold howler (Alouatta caraya) inhabiting an island on the
monkeys (Alouatta caraya) during intergroup Parana river, Argentina. American Journal of
encounters. American Journal of Primatology, Primatology, 71, 1-15.
80(9), e22909. Kowalewski, M. M. y Garber, P. A. (2015). Solving
Glander, K. E. (1978). Howling monkey feeding the Collective Action Problem During
behavior and plant secondary compounds: Intergroup Encounters: The Case of Black and
A study of strategies. En: G. G. Montgomery Gold Howler Monkeys (Alouatta caraya). En:
(Ed.), The Ecology of Arboreal Folivores (pp. M. Kowalewski, P. Garber, L. Cortés-Ortiz, B.
561-573). Washington, USA: Smithsonian Urbani y D. Youlatos (Eds.), Howler Monkeys:
Institution Press. Behavior, Ecology and Conservation (pp. 413-
Glander, K. E. (1982). The impact of plant 428). New York, USA: Springer Press.
secondary compounds on primate feeding Kowalewski, M. M. y Gillespie, T. R. (2009).
behavior. American Journal of Physical Ecological and anthropogenic influences
Anthropology, 25(S3), 1-18. on patterns of parasitism in free-ranging
Grau, H. R. y Aide, T. M. (2008). Globalization primates: a meta-analysis of the genus
and Land-Use Transitions in Latin America. Alouatta. En: P. A. Garber, A. Estrada, J. C.
Ecology and Society, 13(2), 16. Bicca-Marques, E. W. Heymann y K. B. Strier
Holzmann, I.; Agostini, I. y Di Bitetti, M. S. (2017). (Eds.), South American Primates (pp. 433-
Short-Distance vocalizations of the black and 461). New York, USA: Springer.
gold howler monkey (Alouatta caraya) in the Kowalewski, M. M. y Gillespie, T. R. (2018). Dis-
Atlantic Forest of Argentina. Primatology in turbance-tolerant primates as sentinels for
Argentina, 201-215. global health and biodiversity conservation.
Holzmann, I.; Agostini, I.; Areta, J. I.; Ferreyra, En: UNESCO (Ed.), Primatology, Biocultur-
H.; Beldomenico, P. y Di Bitetti, M. S. al Diversity and Sustainable Development
(2010). Impact of yellow fever outbreaks in Tropical Forests (pp. 270-281). México:
on two howler monkey species (Alouatta UNESCO.
guariba clamitans and A. caraya) in Misiones, Kowalewski, M. M. y Zunino, G. E. (2004). Birth
Argentina. American Journal of Primatology, seasonality in Alouatta caraya in Northern
72, 475-480. Argentina. International Journal of
Isbell, L. A. (1994). Predation on primates: eco- Primatology, 25, 383-400.
logical patterns and evolutionary conse- Kowalewski, M. M. y Zunino, G. E. (2005). The
quences. Evolutionary Anthropology, 3, 61- Parasite Behavior Hypothesis and the use
71. of sleeping sites by black howler monkeys
Kean, S. (2017). On the trail of yellow fever. (Alouatta caraya) in a discontinuous forest.
Science, 357, 637-641. Neotropical Primates, 13(1), 22-26.
Kinzey, W. G. (1997). Alouatta. En: W. G. Kinzey Kowalewski, M. M.; Pavé, R.; Fernández, V. A. y
(Ed.), New World Primates: Ecology, Raño, M. (2019). Life-history traits and group
Evolution, and Behavior (pp. 174-185). New dynamic in black and gold howler monkeys
York, USA: Aldine de Gruyter. in flooded forests of northern Argentina. En:
Kitchen, D. M.; da Cunha, R. G. T.; Holzmann, A. A. Barnett, I. Matsuda y K. Nowak (Eds.),
I. y de Oliveira, D. A. G. (2015). Function of Primates in Flooded Habitats: Ecology and
loud calling in howler monkeys. En: M. M. Conservation (pp. 263-269). Cambridge, USA:
Kowalewski, P. A. Garber, L. Cortes-Ortiz, B. Cambridge University Press.
Urbani y D. Youlatos (Eds.), Howler monkeys: Kowalewski, M. M.; Raño, M. y Gennuso, M. S.
adaptive radiation, systematics, and (2018). Abrazos entre machos como ejemplo
morphology (pp. 369-402). New York, USA: de comportamientos afiliativos en Alouatta
Springer Press. caraya. En: B. Urbani, M. Kowalewski, R. G.
Kowalewski, M. M. (2007). Patterns of affiliation Teixeira da Cunha, S. de la Torre y L. Cortes-
and co-operation in howler monkeys: an Ortiz (Eds.), La primatología en Latinoaméri-
alternative model to explain organization in ca. Vol 1. (pp. 109-118). Venezuela: Instituto
non-human primates. Ph. D. dissertation. Venezolano de Investigaciones Científicas.
University of Illinois at Urbana-Champaign. Kowalewski, M. M.; Salzer, J. S.; Deutsch, J. C.;
Kowalewski, M. M. y Garber, P. A. (2010). Mating Raño, M.; Kuhlenschmidt, M. S. y Gillespie,

F U N DAC I Ó N A Z A R A 339
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

T. R. (2011). Patterns of zoonotic protozoa Presidencia de la Nación, Argentina.


infection in black and gold howler monkeys Milozzi, C.; Bruno, G.; Cundom, E.; Mudry, M. D.
(Alouatta caraya) relative to degree of human- y Navone, G. T. (2012). Intestinal parasites of
primate contact. American Journal of Alouatta caraya (Primates, Ceboidea): Prelimi-
Primatology, 73, 75-83. nary study in semi-captivity and in the wild
Kowalewski, M. M.; Torres, J.; Milozzi, C. y Gil- in Argentina. Mastozoología Neotropical,
lespie, T. (2017). Bertiella sp. infection pat- 19(2), 271-278.
terns in black and gold howler monkeys Milton, K. (1982). Dietary quality and
across their distribution. En: M. Kowalewski demographic regulation in a howler monkey
y L. O. Oklander (Eds.), Primatology in Argen- population. En: E. G. Leigh, A. S. Rand y D.
tina (pp. 219-233). Buenos Aires, Argentina: M. Windsor (Eds.), The Ecology of a Tropical
Sociedad Argentina para el Estudio de los Forest (pp. 273-289). Washington, USA:
Mamíferos (SAREM). Smithsonian Institution Press.
Kuthyar, S.; Kowalewski, M. M.; Roellig, D. M.; Milton, K. (1998). Physiological ecology of howl-
Mallott, E. K.; Zeng, Y.; Gillespie, T. R. y Amato, ers (Alouatta): energetic and digestive consid-
K. R. (2021). Effects of anthropogenic habitat erations and comparison with the Colobinae.
disturbance and Giardia duodenalis infection International Journal of Primatology, 19,
on a sentinel species’ gut bacteria. Ecology 513-547.
and Evolution, 11(1), 45-57. Mittermeier, R. A.; Wilson, D. E. y Rylands, A. B.
Kuthyar, S.; Kowalewski, M. M.; Seabolt, M.; (2013). Handbook of the mammals of the
Roellig, D. M. y Gillespie, T. R. (2021). Molecular world: primates. Barcelona, España: Lynx
characterization of Giardia duodenalis and Edicions.
evidence for cross-species transmission in Monath, T. P. (1989). Yellow fever. En: T. P. Monath
Northern Argentina. Transboundaring and (Ed.), The Arboviruses: epidemiology and
Emerging Diseases, 10.1111/tbed.14220. ecology. Boca Raton, FL: CRC Press.
Lambert, J. E. (1998). Primate digestion: Interac- Morales, M. A.; Fabbri, C. M.; Zunino, G. E.;
tions among anatomy, physiology and feeding Kowalewski, M. M.; Luppo, V. C.; Enría, D. A.;
ecology. Evolutionary Anthropology, 7, 8-20. Levis, S. C. y Calderón, G. E. (2017). Detection
Ludwig, G.; Aguiar, L. M.; Miranda, J. M. D.; of the mosquito-borne flaviviruses, West
Teixeira, G. M.; Svoboda, W. K.; Malanski, L. Nile, Dengue, Saint Louis Encephalitis,
S.; Shiozawa, M. M.; Hilst, C. L. S. y Passos, Ilheus, Bussuquara, and Yellow Fever in
F. C. (2007). Cougar Predation on Black-and- free-ranging black howlers (Alouatta caraya)
Gold Howlers on Mutum Island, Southern of Northeastern Argentina. Plos Neglected
Brazil. International Journal of Primatology, Tropical Diseases, 11(2), e0005351.
28, 39-46. Nielsen, C.; Thompson, D.; Kelly, M. y Lopez-
Ludwig, G.; Bicca-Marques, J. C.; Rãmoli, J.; Gonzalez, C. A. (2015). Puma concolor. Lista
Teixeira da Cunha, R. G.; Alves, S. L.; Martins, Roja de las Especies Amenazadas de la Unión
V.; Valle, R. R.; Miranda, J. M. D. y Messias, M. Internacional para la Conservación de la
R. (2015). Avaliação do Risco de Extinção de Naturaleza 2015: e.T18868A97216466.
Alouatta caraya (Humboldt, 1812) no Brasil. Oklander, L. I.; Caputo, M.; Solari, A. y Corach,
Processo de avaliação do risco de extinção da D. (2020). Genetic assignment of illegally
fauna brasileira. ICMBio. trafficked neotropical primates and
Martínez, M. F.; Kowalewski, M. M.; Salomón, O. implications for reintroduction programs.
D. y Schijman, A. G. (2016). Molecular char- Scientific reports, 10(1), 1-9.
acterization of trypanosomatid infections Oklander, L. I.; Kowalewski, M. M. y Corach, D.
in wild howler monkeys (Alouatta caraya) in (2010). Genetic consequences of habitat frag-
northeastern Argentina. International jour- mentation in black-and-gold howler (Alouatta
nal for parasitology: Parasites and wildlife, 5, caraya) population from Northern Argentina.
198-206. International Journal of Primatology, 31,
MAyDS. (2016). Informe del Estado de Ambiente. 813-832.
Secretaría de Ambiente de la Nación, Oklander, L. I.; Kowalewski, M. M. y Corach, D.
Presidencia de la Nación, Argentina. (2014). Male reproductive strategies in black
MAyDS. (2017). Informe del Estado de Ambiente. and gold howler monkeys (Alouatta caraya).
Secretaría de Ambiente de la Nación, American Journal of Primatology, 76, 43-55.

340 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R N E G R O Y D O R A D O

Oklander, L. I.; Kowalewski, M. M.; Peker, S.; Pavé, Ramsier, M. A.; Cunningham, A. J.; Patiño, M. R.;
R.; Agostini, I.; Holzmann, I. y Apellaniz, M. Glander, K. E. y Dominy, N. J. (2019). Audio-
(2019). Alouatta caraya. En: SAyDS-SAREM grams of howling monkeys: are extreme loud
(Eds.), Categorización 2019 de los mamíferos calls the result of runaway selection? BioRxiv,
de Argentina según su riesgo de extinción. 539023.
Lista Roja de los mamíferos de Argentina. Raño, M. (2016). Estrategias reproductivas de las
Versión digital. hembras de monos aulladores negros y dora-
Oklander, L. I.; Miño, C. I.; Fernández, G.; Caputo, dos (Alouatta caraya) en el Noreste de Argen-
M. y Corach, D. (2017). Genetic structure tino. Tesis doctoral. Universidad de Buenos
in the southernmost populations of black- Aires, Buenos Aires, Argentina.
and-gold howler monkeys (Alouatta caraya) Raño, M.; Valeggia, C. R. y Kowalewski, M. M.
and its conservation implications. Plos One, (2018). Aged Black-and-Gold Howler Monkey
12(10). Female (Alouatta caraya): A Sign of Reproduc-
Olson, D. M.; Dinerstein, E.; Wikramanayake, tive Senescence? Folia Primatologica, 89,
E. D.; Burgess, N. D.; Powell, G. V. N.; 101-110.
Underwood, E. C.; D’amico, J. A.; Itoua, I.; Ribeiro, M. C.; Metzger, J. P.; Martensen, A. C.;
Strand, H. E.; Morrison, J. C.; Loucks, C. Ponzoni, F. J. y Hirota, M. M. (2009). The
J.; Allnutt, T. F.; Ricketts, T. H.; Kura, Y.; Brazilian Atlantic Forest: How much is left,
Lamoreux, J. F.; Wettengel, W. W.; Hedao, P. y and how is the remaining forest distributed?
Kassem, K. R. (2001). Terrestrial Ecoregions Implications for conservation. Biological
of the World: A New Map of Life on Earth. Conservations, 142, 1141-1153.
BioScience, 51(11), 933-938. Rifakis, P. M.; Benitez, J. A.; De la Paz-Pineda, J.
Pavé, R. (2013). El conflicto madre-infante en y Rodriguez-Morales, A. J. (2006). Epizootics
el mono aullador negro y dorado (Alouatta of yellow fever in Venezuela (2004-2005):
caraya) y su comparación en dos sitios del an emerging zoonotic disease. Annals of the
Noreste argentino. Tesis doctoral. Facultad New York Academy of Sciences, 1081, 57-60.
de Bioquímica y Ciencias Biológicas, Rumiz, D. I. (1990). Alouatta caraya: Population
Universidad Nacional del Litoral, Argentina. density and demography in Northern
Pavé, R.; Kowalewski, M. M.; Garber, P. A.; Zunino, Argentina. American Journal of Primatology,
G. E.; Fernandez, V. A. y Peker, S. M. (2012). 21, 279-294.
Infant mortality in black-and-gold howlers Savagian, A. y Fernandez-Duque, E. (2016). Do
(Alouatta caraya) living in a flooded forest Predators and Thermoregulation Influence
in northeastern Argentina. International Choice of Sleeping Sites and Sleeping Be-
Journal of Primatology, 33(4), 937-957. havior in Azara’s Owl Monkeys (Aotus azarae
Pavé, R.; Kowalewski, M. M.; Zunino, G. E. y azarae) in Northern Argentina? International
Giraudo, A. R. (2015). How do demographic Journal of Primatology, 38(1), 80-99.
and social factors influence parent-offspring Zunino, G. E.; Bravo, S.; Ferreira, F. M. y
conflict? The case of wild black and gold Reisenman, C. (1996). Characteristics of
howler monkeys (Alouatta caraya). American two types of habitat and the status of the
Journal of Primatology, 77(8), 911-923. howler monkey (Alouatta caraya) in northern
Peetz. A.; Norconk, M. A. y Kinzey, W. G. (1992). Argentina. Neotropical Primates, 4(2), 48-50.
Predation by Jaguar on Howler Monkeys Zunino, G. E.; González, V.; Kowalewski, M.
(Alouatta seniculus) in Venezuela. American M. y Bravo, S. (2001). Alouatta caraya.
Journal of Primatology, 28, 223-228. Relationships among habitat, density and
Raguet-Schofield, M. y Pavé, R. (2015). An social organization. Primate Report, 61, 37-
Ontogenetic Framework for Alouatta: Infant 46.
Development and Evaluating Models of Life Zunino, G. E.; Kowalewski, M. M.; Oklander, L.
History. En: M. M. Kowalewski, P. Garber, O. y González, V. (2007). Habitat fragmenta-
L. Cortés-Ortiz, B. Urbani y D. Youlatos tion and population size of the black and gold
(Eds.), Howler Monkeys. Developments in howler monkey (Alouatta caraya) in a semide-
Primatology: Progress and Prospects. New ciduous forest in Northern Argentina. Ameri-
York, NY: Springer. can Journal of Primatology, 69(9), 966-75.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 341
M O N O A U L L A D O R R O J O

342 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
MONO AULLADOR ROJO

Alouatta guariba clamitans (Cabrera, 1940)

L U C I A N A I . O K L A N D E R , M A R T Í N K O WA L E W S K I ,
L E A N D R O J E R U S A L I N S K Y Y VA N E S S A F O R T E S

Clase: Mammalia
Orden: Primates
Familia: Atelidae
Otros nombres vulgares: guaribá, guaíba; mono aullador rojo, colorado o alazán; carayá rojo o
colorado, carayá-pytá, carayá guariba, mono aullador rufo, guariba peludo, guariba de la sierra,
barbado; karadyá-pihtá o carayá-pitá (guaraní); bugio o bugio-ruivo, guariba (portugués).
Nombre en inglés: Brown Howler Monkey.

Estatus internacional: Vulnerable (Jerusalinsky et al., 2021).


Estatus nacional: En Peligro Crítico (Agostini et al., 2019).
CITES: II (CITES, 2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES (Glander, 2013). El tamaño de los machos


adultos es entre 52-67 cm y de las hem-
El mono aullador rojo (Alouatta guariba bras adultas entre 48-57 cm desde la ca-
clamitans) es una especie de primate ar- beza hasta la cola (Glander, 2013). Al igual
borícola del nuevo mundo o neotropical que los demás géneros y especies de la fa-
(Rylands y Mittermeier, 2013; Buss et al., milia Atelidae, posee una cola prensil sin
2019). Esta especie, al igual que el mono pelo en la parte inferior, que les facilita la
aullador negro y dorado (Alouatta caraya), locomoción y la alimentación Poseen un
presenta dimorfismo y dicromatismo se- hueso hioides, situado en la parte ante-
xual, donde los machos adultos varían de rior del cuello, muy desarrollado, que les
un color rojizo profundo a un color ave- permite realizar fuertes vocalizaciones,
llana, mientras el color de las hembras conocidas como los aullidos caracterís-
adultas es completamente castaño oscu- ticos de todos los miembros del género
ro a castaño rojizo. Las crías y juveniles Alouatta.
poseen una coloración similar a las hem- Los grupos sociales de esta especie es-
bras (Glander, 2013; Rowe y Myers, 2016). tán compuestos, en promedio, por 5 in-
Los machos adultos pesan entre 5,3 y 7,8 dividuos, pero se han registrado grupos
kg y las hembras adultas entre 4,1 y 5,0 kg de 2 y hasta 13 (Jardim, 2005; Miranda

F U N DAC I Ó N A Z A R A 343
M O N O A U L L A D O R R O J O

Hembra de mono aullador rojo con juvenil. Foto: Gerson Buss.

344 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R R O J O

Hembra de mono aullador rojo con cría. Foto: Julio Cesar Bicca-Marques.

y Passos, 2005; Ingberman et al., 2009;


Agostini et al., 2010b, 2012). La mayoría
de los grupos poseen un único macho
adulto y varias hembras adultas (unima-
cho-multihembra), aunque en algunos
casos también se han registrado grupos
con más de un macho adulto (multima-
cho-multihembra; Glander, 2013). En el
caso de existir más de un macho adulto,
existen evidencias de una jerarquía de
dominancia caracterizada por un macho
central socialmente dominante (Faverin,
2016). La longevidad de los individuos de
esta especie en estado silvestre se esti-
ma alrededor de 15-20 años, que debería
coincidir con la edad máxima reproducti-
va (Strier, 2004).
Macho adulto de mono aullador rojo.
Alouatta guariba clamitans, al igual que el
Nótese el color rojizo del macho,
mientras el color de las hembras resto de los monos aulladores, tiene una
adultas y crías es castaño. gran importancia para la vigilancia epide-
Foto: Julio Cesar Bicca-Marques.
miológica porque es sensible al virus de

F U N DAC I Ó N A Z A R A 345
M O N O A U L L A D O R R O J O

la fiebre amarilla y muestra una DISTRIBUCIÓN


alta mortalidad cuando se infec-
ta. Por lo tanto, esta especie ac-
túa como centinela epidemioló-
gico para la detección temprana
de la circulación del virus de fie-
bre amarilla. De hecho, los ejem-
plares con los que se confirmó
su presencia en el país parecen
haber muerto por dicha enfer-
medad (Crespo, 1954). La fiebre
amarilla es una enfermedad vi-
ral grave, infecciosa y endémi-
ca de las regiones tropicales de
África y América del Sur, que se
transmite por vectores artrópo-
dos. Los vectores más impor-
tantes son los mosquitos de los
géneros Haemagogus y Sabethes,
que están involucrados en el ci-
clo selvático en América del Sur
(Monath, 1989). De esta manera,
las muertes de los monos aulla-
dores constituyen una impor-
tante señal de una amenaza in-
minente para la salud pública, y por Olson et al., 2001; Miranda y Passos,
que puede alertar a las autoridades sobre 2005; Agostini et al., 2014). También se
la necesidad de intervenir para realizar encuentra en los bosques de tierras bajas
campañas de vacunación (Rifakis et al., a lo largo de la costa de Brasil, así como en
2006; Almeida et al., 2014). Toda su área los bosques submontanos y montanos de
de distribución está expuesta a posibles mayor elevación y en los bosques semica-
brotes de fiebre amarilla. ducifolios estacionales del interior (Bicca-
Marques et al., 2018). Su distribución se
extiende desde el río Doce, en Espírito
HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN Santo y Minas Gerais hasta la cuenca del
río Camaquã (Printes et al., 2001), en el
Alouatta guariba clamitans habita en el estado de Río Grande del Sur en el sur de
sureste y sur de Brasil y el noreste de la Ar- Brasil, continuando hacia el oeste hasta la
gentina, en la transición del Bosque Atlán- provincia de Misiones la cual se ubica en
tico del Alto Paraná con el Bosque Atlánti- el noreste de la Argentina (Bicca-Marques
co de Araucaria (ecorregiones descriptas et al., 2018; Buss et al., 2019). Como extre-

346 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R R O J O

mo noroeste de su distribución en nuestro


país existe un ejemplar (1986) en la colec-
ción de Mieceslao Chudy originario de la
localidad de Colonia Lanusse de Puerto
Iguazú (25° 58′ 3,19″ S; 54° 14′ 15,21″ O;
Chebez y Ruiz Blanco, 2008). Aguiar y co-
laboradores (2007) registraron la especie
en bosques periódicamente inundados y
semicaducifolios en las llanuras aluviales
del río Paraná. El límite occidental está
delimitado por la extensión del Bosque
Atlántico. En la Argentina, la especie se
encuentra únicamente en la provincia de
Misiones (Agostini et al., 2014).
Los aulladores rojos estuvieron históri-
camente presentes en baja densidad en
la Argentina (Crespo, 1982; Di Bitetti et
al., 1994). Luego del brote de fiebre ama-
rilla de 2008-2009, en base a evidencia
comparativa de tasas de encuentro con la
especie por un determinado esfuerzo de
muestreo, se pudo concluir que la abun- Uso de la cola prensil para locomoción
dancia de esta disminuyó drásticamente y alimentación. Centro de Rescate,
(Agostini et al., 2015). No existen datos ac- Rehabilitación y Recría de Fauna Silvestre
Güirá Oga, Puerto Iguazú, Misiones, abril
tuales de censos poblacionales sobre toda
de 2004. Foto: Jorge Anfuso.
el área de distribución del aullador rojo en
la Argentina, aunque se ha confirmado su
presencia en seis sitios: Parque Provincial RASGOS ETOECOLÓGICOS
Piñalito, Parque Provincial Moconá, Para-
je Piñalito Norte, Ruta Provincial N° 16 en Esta especie tiene una mayor actividad
el límite entre los departamentos de Mon- crepuscular, con picos de desplazamien-
te Carlo y San Pedro, la Reserva de Biós- tos y alimentación dos a tres horas luego
fera Yabotí y San Vicente (Agostini et al., del amanecer (entre las 8 y 10 h) y antes
2019). Considerando que en cada uno de del atardecer (entre las 15 y 17 h) (Chitoli-
estos seis sitios existen uno o dos grupos na y Sander, 1981). El área de acción de los
y que cada grupo está compuesto por 3-4 grupos (la superficie total del espacio que
individuos adultos más juveniles e infan- es visitada regularmente por los animales
tes (Agostini et al., 2010a), se calcula que para realizar sus actividades) varía entre
el número total de individuos adultos re- los sitios de estudio, entre las 4 y las 70 ha
manentes en Argentina se encuentra en- (Mendes, 1989; Agostini et al., 2010a; Mi-
tre 20 y 50. randa y Passos, 2011; Fortes et al., 2015),

F U N DAC I Ó N A Z A R A 347
M O N O A U L L A D O R R O J O

siendo esta última el área de acción más especies de plantas (Chaves et al., 2018).
grande de toda la distribución geográfica Es una de las dos especies más grandes de
de esta especie que se registró en el bos- mamíferos arbóreos que consumen frutas
que de araucaria en el Parque Provincial en el rango más austral de su distribución
El Piñalito, provincia de Misiones, en la geográfica (la otra es A. caraya) (Garber et
Argentina. Las áreas de acción pequeñas al., 2015). Esto sumado a su resiliencia en
les permiten subsistir en fragmentos de bosques fragmentados y la gran diversi-
bosque muy pequeños, donde a veces dad de especies de frutas consumidas en
alcanzan altas densidades de población pequeños fragmentos de bosque (Chaves
(Bicca-Marques, 2003; Pinto et al., 2009). et al., 2018) los hace extremadamente
Una revisión de varios estudios sobre el importantes para la regeneración de am-
desplazamiento diario indica un despla- bientes perturbados (Arroyo-Rodríguez et
zamiento diario promedio de 620±142 m al., 2015).
con un rango de entre 50-1677 m (Fortes Existen registros confirmados de la de-
et al., 2015). Existen varios sitios donde predación sobre Alouatta guariba por pu-
se ha reportado simpatría (cuando dos o mas (Puma concolor) y ocelotes (Leopardus
más especies de primates comparten una pardalis) (Bianchi y Mendes, 2007; Santos
misma área geográfica) entre esta especie et al., 2014). No hay evidencia aún de que
y A. caraya (Cortés-Ortíz et al., 2015). En esta especie sea presa de grandes águilas
particular, en la provincia de Misiones, se selváticas como la harpía (Harpia harpyja)
encontraron zonas en las que ambas es- o el águila monera (Morphnus guianensis).
pecies de aulladores viven en simpatría e Sin embargo, Miranda et al. (2006) han
inclusive se reportaron individuos híbri- observado comportamientos antipreda-
dos (Agostini et al., 2010a). torios en presencia de un águila crestuda
El aullador rojo es un folívoro-frugívoro. negra (Spizaetus tyrannus), lo que nos lleva
Consume significativamente más hojas a suponer que estas especies podrían ser
(38-88%, promedio 66%) que frutas (5- predadores del mono aullador rojo como
47%, promedio 22%) (31 grupos; Dias y lo son de otros primates neotropicales.
Rangel-Negrín, 2015; Garber et al., 2015), Las hembras alcanzan la madurez se-
pero la cantidad de fruta que incluye en xual a los 3,6 años y los machos a los 5
su dieta depende de la disponibilidad es- años (Strier et al., 2001; Rylands y Mitter-
tacional (Neville et al., 1988; Chaves y Bic- meier, 2013). Los grupos están compues-
ca-Marques, 2013). También se considera tos generalmente por un macho adulto y
que pueden ingerir indirectamente pro- 3-4 hembras adultas con un sistema de
teínas como huevos y larvas de insectos apareamiento poligámico (Mendes, 1989;
en los frutos u hojas, como se ha reporta- Miranda, 2004; Ingberman et al., 2009).
do en otras especies de aulladores (Bravo, Las hembras tienen una única cría por
2008; Urquiza-Haas et al., 2008). vez, los nacimientos ocurren a lo largo
Debido a su ingesta de frutos, los au- de todo el año y la gestación es de apro-
lladores rojos actúan como importantes ximadamente 190 días, con un interva-
dispersores de semillas para numerosas lo entre nacimientos desde 9 hasta 22,5

348 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A
M O N O A U L L A D O R R O J O

Individuo de mono aullador rojo. A. Alimentándose de hojas y B. De frutas. Fotos: Mariano Pairet.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 349
M O N O A U L L A D O R R O J O

meses (Strier et al., 2001; Miranda, 2004; dre, incluyendo los desplazamientos por
Rylands y Mittermeier, 2013). sí mismo mientras que, al sexto mes, su
Son muy escasos los estudios de com- patrón de comportamiento se vuelve más
portamiento madre-infante en esta es- similar al comportamiento típico de los
pecie a diferencia de estudios realizados aulladores juveniles y finalmente, en el
en otras especies del género Alouatta. Sin séptimo mes, ya no fue más cargado por
embargo, se sabe que el descanso ocupa su madre. Otros estudios coinciden en
la mayor parte del tiempo de los infantes que los infantes o crías son altamente de-
(49,1±3,3%; Marafiga et al., 2016). Un es- pendientes de sus madres hasta el tercer
tudio de Miranda et al. (2005) detalla los o cuarto mes de edad y a partir del quinto
primeros siete meses de un individuo sil- mes, el proceso de independencia se de-
vestre y muestran que, durante los prime- sarrolla gradualmente, moviéndose por
ros días de su vida, la cría se encontraba separado y progresivamente más alejado
el 100% del tiempo en la zona ventral de de la madre, alimentándose por sí mismo
su madre, siendo activo solo durante la y aumentando las interacciones sociales
lactancia. Al finalizar el primer mes, el con otros miembros del grupo (Podgaiski
uso de esta posición comenzó a disminuir y Jardim, 2009; Marafiga et al., 2016).
gradualmente y empieza a colocarse en
el dorso de la madre con más frecuencia
(60% en posición ventral y 30% en posi- ESTADO DE CONSERVACIÓN
ción dorsal). Al segundo mes de vida se
registraron otros individuos que llevaban El mono aullador rojo está categorizado
a la cría en su dorso: un macho juvenil, a nivel internacional según la Lista Roja
un macho subadulto (identificados como de la Unión Internacional para la Con-
hermanos) y una hembra adulta de la cual servación de la Naturaleza (UICN) como
se desconoce su relación. A los cuatro “Vulnerable” (Jerusalinsky et al., 2021).
meses de edad, la cría comenzó a partici- La especie figura en el Apéndice II de la
par del juego con sus hermanos (peleas y Convención sobre el Comercio Interna-
persecuciones). Estos juegos se tornaron cional de Especies Amenazadas de Fauna
frecuentes durante los períodos de des- y Flora Silvestres -CITES- (CITES, 2021)
canso de los adultos. El tiempo que la cría en el que se incluyen especies que no se
pasa en el dorso de su madre aumenta en encuentran necesariamente en peligro
forma progresiva hasta el quinto mes de de extinción, pero que podrían llegar a
edad, cuando comienza a comportarse estarlo -por encontrarse sus poblaciones
de manera más independiente, con con- muy reducidas- a menos que se controle
ductas exploratorias y movimientos ale- estrictamente su comercio.
jados de su madre. La hembra, a su vez También figura como “Vulnerable” en
comenzó, en algunas ocasiones, incluso la lista brasileña de fauna amenazada
a rechazarlo al querer subir a su dorso. del Ministério do Meio Ambiente de Bra-
Al quinto mes sus actividades comien- sil -MMA- (MMA, 2014), pero es probable
zan a ser más independientes de su ma- que su categoría se actualice a “En Peli-

350 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R R O J O

gro” después del brote de fiebre amarilla


que viene sufriendo la especie en la zona
desde fines del 2016 (Bicca-Marques et al.,
2017). En la Argentina está considerada
como “En Peligro Crítico” (Agostini et al.,
2019) y la provincia de Misiones ha nom-
brado a esta especie como Monumento
Natural Provincial por Ley Provincial XVI
- Nº 56 (antes Ley Nº 3.455/1997).
Las principales amenazas, tanto a ni-
vel nacional como internacional, para
esta especie son: la pérdida generalizada
de bosques y la fragmentación en todo el
rango de su distribución debido a la tala,
la agricultura, la ganadería y la expansión
urbana y de infraestructura como por
ejemplo la construcción de rutas, el ten-
dido eléctrico, entre otros (Bicca-Marques
et al., 2018; Chaves et al., 2022). El Bos-
que Atlántico se ha reducido al 11,7% de
Hembras de aullador rojo con infantes.
su cobertura original. El bosque restante
Fotos: Mariano Pairet.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 351
M O N O A U L L A D O R R O J O

está inmensamente fragmentado en cien- atropellamientos y la electrocución son


tos de miles de parches, de los cuales la amenazas graves para los aulladores que
gran mayoría son de 50 ha o menos, por viven cerca de las zonas urbanas en Bra-
lo que no son adecuados para soportar sil (Jerusalinsky et al., 2010; Printes et al.,
poblaciones viables de la especie a largo 2010; Chaves et al., 2022). Los individuos
plazo (Ribeiro et al., 2009). El uso del sue- que logran ser rescatados son derivados
lo para desplazarse entre fragmentos en a centros de rescate, donde la mayoría de
estos hábitats fragmentados con el fin de las veces permanecen en cautiverio has-
buscar alimentos o dispersar, los vuel- ta su muerte. En la Argentina solo unas
ve más vulnerables a otras amenazas pocas poblaciones persisten en áreas de
(Almeida-Silva et al., 2005). Por ejemplo, difícil acceso con no más de 20-50 indi-
Fortes y colaboradores en 2015 realiza- viduos adultos (Agostini et al., 2019), por
ron un estudio en el que se monitorearon este motivo se estima que no hay regis-
por 12 meses las actividades de grupos tros de atropellamientos o ataques por
en ambientes fragmentados. En uno de perros.
los grupos que utilizaba tres pequeños Los brotes epidémicos de enfermeda-
fragmentos de bosque y que descendían des infecciosas son una amenaza adicio-
al suelo para trasladarse entre fragmen- nal y muy grave al actuar en forma sinér-
tos, se registró la muerte de una hembra gica con la alteración y degradación an-
juvenil por un perro doméstico. trópica de los bosques. Esta especie, como
Por ser uno de los primates más gran- todas las de aulladores, son altamente
des del Bosque Atlántico, la especie ha susceptibles a la fiebre amarilla, y dos
sido cazada ampliamente en toda su brotes recientes (2008/2009, 2016/2019)
área de distribución tanto para consu- han afectado gravemente su número en
mo como para su comercialización por todo el Bosque Atlántico (Holzmann et
mascotismo. Por ejemplo, en el Centro al., 2010; Almeida et al., 2012; Bicca-Mar-
de Rescate, Rehabilitación y Recría de ques et al., 2017; Buss et al., 2019; Z. Hi-
Fauna Silvestre Güirá Oga de la ciudad rano, com. pers.). Debido a la difusión de
de Puerto Iguazú (Misiones, Argentina), información errónea que generó temor
un sitio comanejado por el Ministerio de que los humanos pudieran infectarse
de Ecología y Recursos Naturales Reno- directamente a través del contacto o la
vables de la provincia de Misiones (ME- proximidad con los monos, los aulladores
yRNR) y la Fundación Azara se recibió fueron perseguidos, registrándose mu-
un ejemplar de esta especie proveniente chos animales heridos y muertos durante
de mascotismo en el año 2000. Se trata- los brotes (Bicca-Marques et al., 2017). De
ba de un infante de pocos meses de vida hecho, se realizaron campañas tanto en la
cuyo origen alegado era de una chacra Argentina como en Brasil para evitar estas
en San Vicente, Misiones. Este individuo agresiones y asesinatos. En las próximas
permaneció por siete años en el centro décadas, la exposición a patógenos podría
hasta su muerte. actuar de forma sinérgica con otras ame-
Los ataques de perros domésticos, los nazas, como la fragmentación de hábitat,

352 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Mono aullador rojo recibido en el Centro de Rescate, Rehabilitación y Recría de Fauna Silvestre
Güirá Oga en el año 2000, con pocas semanas de vida. Fotos: Jorge Anfuso y Pablo Rodríguez Merkel.

Hembra con infante en cautiverio. Projeto Bugio, Universidade Macho adulto en cautiverio.
Regional de Blumenau e Centro de Pesquisas Biológicas de Foto: Julio Cesar Bicca-Marques.
Indaial, Indaial, Brasil. Foto: Luciana Oklander.

poniendo a las poblaciones en alto riesgo Natural Cultural Papel Misionero y en


de extinción (Agostini et al., 2019). la Reserva de Biósfera Yabotí; lo cual les
otorga en alguna medida una garantía de
conservación a largo plazo (Agostini et al.,
ACCIONES DE CONSERVACIÓN 2019). En Brasil, esta especie está presen-
te también en varias áreas protegidas que
Se ha registrado A. guariba clamitans en pertenecen al Sistema Nacional de Unida-
varias áreas protegidas de la provincia de des de Conservación en toda la extensión
Misiones, Argentina: Parque Provincial de su distribución geográfica, varias de las
Piñalito, Parque Provincial Cruce Caba- mismas se localizan en la frontera con el
llero, Parque Provincial Moconá, Reserva territorio argentino: Parque Nacional do
Natural Privada Yaguaroundí, Reserva Iguaçu, Paraná y Parque Estadual do Tur-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 353
M O N O A U L L A D O R R O J O

vo, Río Grande del Sur, siendo una posible ca Nº 1/2017 emitida por el Ministerio de
fuente de intercambio de individuos entre Salud de la Nación en virtud del aumen-
las poblaciones de monos de ambos paí- to de casos de fiebre amarilla en Brasil y
ses (Bicca-Marques et al., 2018). Sin em- debido a que la detección temprana de
bargo, algunas grandes áreas protegidas futuros brotes radica en el monitoreo de
de ambos países tienen bajas densidades las poblaciones de monos aulladores. El
de población de la especie y, además, difi- Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sus-
cultades para el monitoreo de la caza y la tentable de la Nación (MAyDS) realizó un
deforestación (Fortes et al., 2015). llamado a investigadores y organizacio-
Entre los años 2003 y 2008, el mono nes no gubernamentales especializadas
aullador rojo fue considerado una espe- en primates para realizar una vigilancia
cie bandera, junto con algunas especies activa de las poblaciones centinelas capa-
de aves asociadas a los bosques de arau- ces de detectar a tiempo un posible futu-
caria, tales como: el coludito de los pinos ro brote de fiebre amarilla, permitiendo
(Leptasthenura setaria), el loro vinoso (Ama- una alerta temprana de vacunación a la
zona vinacea) y la urraca azul (Cyanocorax población humana en la zona afectada.
caeruleus) en el marco del “Proyecto Selva Este programa de monitoreo ha permitido
de Pino Paraná”, desarrollado por la Fun- un nuevo relevamiento sobre el estado de
dación Azara. Esas especies fueron elegi- las poblaciones de A. guariba clamitans en
das para desarrollar diversas actividades el noreste argentino. Por otra parte, en si-
educativas como obras de teatro, de títe- multáneo con los relevamientos se realizó
res y actividades plásticas realizadas con un trabajo de extensión donde se informó
la comunidad local, para dar a conocer no a los pobladores locales la importancia de
solo las especies que habitan en el área la presencia de monos aulladores como
sino las problemáticas que enfrentan y centinelas de la salud pública. Se distribu-
atentan contra su supervivencia. También yó material gráfico facilitado por el MAyDS
fue considerada especie de valor especial y se solicitó que notificasen a las autori-
a la hora de realizar monitoreos de biodi- dades competentes en caso de presenciar
versidad en la zona de influencia del pro- eventos de mortandad de estas especies.
yecto. Por último, se incluyó a esta especie Este programa de monitoreo también per-
en la puesta en valor del Museo Cacique mitió la creación de una red de informan-
Bonifacio Maidana de la ciudad de San Pe- tes sobre las poblaciones relevadas a fin
dro (Misiones, Argentina) destinándole un de poseer datos continuos sobre el esta-
sector especial del museo para hablar de do de salud de las poblaciones y detectar
sus características y la frágil situación de tempranamente posibles muertes de mo-
conservación de la especie. nos aulladores.
Desde el 2017 se está desarrollando un Tanto en el año 2018 en Nairobi, Kenia,
programa de monitoreo para la vigilancia como en el 2022 en Quito, Ecuador, en los
epidemiológica de fiebre amarilla y otros “XXVII y XXVIII International Society Con-
arbovirus en primates no humanos. Esto gress” se declaró a A. guariba, con sus dos
fue en el marco de la alerta epidemiológi- subespecies, en la lista “Primates in Peril”,

354 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R R O J O

Afiche_Mono_rojo ok.pdf 1 13/10/2017 15:59:42

que refleja los 25 primates más amenaza-


dos del mundo (Buss et al., 2019; Oklander
et al., 2022). De este modo, y por primera
vez, un primate que habita en la Argenti-
na aparece en este listado. Gracias a estos
anuncios se logró una importante campa-
ña en los medios televisivos, radiales y di- VOS PODÉS AYUDAR

gitales del ámbito nacional sobre el estado


• NO LOS COMPRES, FAVORECÉS AL COMERCIO
QUE PUEDE LLEVAR A SU EXTINCIÓN.
• AYUDÁ A CONSERVAR EL BOSQUE.

de conservación de esta especie en el país.


C

CM

DIFERENCIAS ENTRE ALIMENTACIÓN


MY

En abril de 2019 se elaboró el “Plan Na-


CY

CMY
HEMBRAS Y MACHOS Se alimentan de frutos,
hojas y flores.
PESO
K

Machos pueden pesar

cional para la Conservación de los Prima- hasta 10 kg y las


hembras hasta 7 kg. COMPORTAMIENTO
Viven en grupo, se

tes de la Argentina”. Este plan estableció


mantienen unidos, juegan
AULLIDO y se acicalan entre ellos.
Se escuchan a más de 1 km.

las estrategias nacionales para la conser- COLA PRENSIL


Les permite agarrarse y
sujetarse. Soporta todo su

vación de todas las especies de primates


peso corporal.

en el largo plazo, y en particular para A. DISTRIBUCIÓN


Misiones.
HÁBITAT
Viven en los bosques y ayudan a regenerarlos

guariba clamitans que es el taxón de prima-


porque dispersan las semillas de los frutos
que comen. Se mueven por los árboles.

te más amenazado del país. Este plan fue dfs@ambiente.gob.ar | 011 4348-8531 / 8550 Contacto local:

coordinado por la Asociación de Primato- Dirección de Fauna Silvestre y


Conservación de la Biodiversidad

logía Argentina junto con agencias guber-


Material del Ministerio de Ambiente y
namentales nacionales como el MAyDS e Desarrollo Sustentable de la Nación
instituciones internacionales como el Pri- Argentina repartido durante el programa
mate Specialist Group y el Conservation de monitoreo para la vigilancia
epidemiológica de fiebre amarilla y otros
Planning Specialist Group de la UICN, e arbovirus en primates no humanos.
involucró la participación multisectorial,
incluyendo investigadores, gestores am- de reservas privadas, entre otros. Uno
bientales de agencias públicas, organiza- de los objetivos más importantes de este
ciones no gubernamentales y propietarios plan es la recuperación de la especie para

Importante
repercusión
en medios
gráficos de la
Argentina al
incorporarse
el mono
aullador rojo
entre los 25
primates más
amenazados
del mundo.
Fuente: Télam
(17/10/2019).

F U N DAC I Ó N A Z A R A 355
M O N O A U L L A D O R R O J O

la Argentina. En la actualidad, se está tra- patterns of two howler monkey species in


Northeastern Argentina. Journal of Mam-
bajando en estrategias adecuadas para
malogy, 93(3), 645-657.
esta recuperación dado que las dos ame- Agostini, I.; Holzmann, I.; Di Bitetti, M.; Oklan-
nazas principales que sufre la especie der , L. I.; Kowalewski, M. M.; Beldomnico, P.
M.; Goenaga, S.; Martínez, M.; Moreno, E. S.;
en el país -la destrucción y degradación Lestani, E.; Desbiez, A. L. J. y Miller, P. (2014).
antrópica de su hábitat y la amenaza de Building a species conservation strategy for
ingreso de olas amarílicas- no han dismi- the brown howler monkey (Alouatta guariba
clamitans) in Argentina in the context of ye-
nuido (Moreno et al., 2015). En particular llow fever outbreaks. Tropical Conservation
una de las acciones que se consideró para Science, 7, 25-34.
Agostini, I.; Holzmann, I.; Oklander, L.; Peker, S.;
esta especie fue recuperar las poblacio-
Pavé, R. y Kowalewski, M. (2019). Alouatta gua-
nes de Alouatta guariba clamitans evaluan- riba. En: SAyDS-SAREM (Eds.), Categorización
do la posibilidad de iniciar un programa 2019 de los mamíferos de Argentina según su
riesgo de extinción. Lista Roja de los mamífe-
de reintroducción y/o de cría con poten-
ros de Argentina. Versión digital.
cial de conservación ex situ. En base a esto Agostini, I.; Pizzio, E.; De Angelo, C. y Di Bitetti,
se está programando realizar un taller M. (2015). Population status of primates in
the Atlantic Forest of Argentina. International
para evaluar la factibilidad de la reintro- Journal of Primatology, 36, 244-258.
ducción de individuos de la especie en la Aguiar, L. M.; Mellek, D. M.; Abreu, K.; Boscarato,
provincia de Misiones. Este taller contará T.; Bernadi, I. P.; Miranda, J. M. D. y Passos, F.
C. (2007). Sympatry between Alouatta caraya
con el apoyo del MEyRNR y del Primate and Alouatta clamitans and the rediscovery of
Specialist Group de la UICN y contará con free-ranging potential hybrids in southern
Brazil. Primates, 48, 245-248.
el auspicio de la Fundación Azara y otras
Almeida, M. A. B.; Cardoso, J. C.; dos Santos, E.; da
entidades financiadoras. Fonseca, D. F.; Cruz, L. L.; Faraco, F. J. C.; Ber-
cini, M. A.; Vettorello, K. C.; Porto, M. A.; Mohr-
El Instituto de Biología Subtropical de la dieck, R.; Ranieri, T. M. S.; Schermann, M. T.;
Sperb, A. F.; Paz, F. Z.; Nunes, Z. M. A.; Roma-
Universidad Nacional de Misiones y CO- no, A. P. M.; Costa, Z. G.; Gomes, S. L. y Flan-
NICET es otra de las instituciones de la nery, B. (2014). Surveillance for Yellow Fever
Argentina que trabaja por la conservación Virus in Non-Human Primates in Southern
Brazil, 2001-2011: A Tool for Prioritizing Hu-
del mono aullador rojo. man Populations for Vaccination. Plos Ne-
glected Tropical Diseases, 8(3), e2741.
Almeida, M. A. B.; Dos Santos, E.; Cardoso, J;
BIBLIOGRAFÍA Fonseca, D.; Noll, C. A.; Silveira, V. R.; Mae-
da, A. Y.; Pereira De Souza, R.; Kanamura,
Agostini, I.; Holzmann, I. y Di Bitetti, M. (2010a). C. y Araujo Brasil, R. (2012). Yellow fever
Ranging patterns of two syntopic howler outbreak affecting Alouatta populations in
monkey species (Alouatta guariba and A. ca- southern Brazil (Rio Grande do Sul State)
raya) in Northeastern Argentina. Internatio- 2008-2009. American Journal of Primatolo-
nal Journal of Primatology, 31, 363-381. gy, 74, 68-76.
Agostini, I.; Holzmann, I. y Di Bitetti, M. S. Almeida-Silva, B.; Guedes, P. G.; Boubli, J. P. y
(2010b). Are howler monkey species eco- Strier, K. B. (2005). Deslocamento terrestre e
logically equivalent? Trophic niche overlap o comportamento de beber em um grupo de
in syntopic Alouatta guariba clamitans and barbados (Alouatta guariba clamitans Cabre-
Alouatta caraya. American Journal of Prima- ra, 1940) em Minas Gerais, Brasil. Neotropi-
tology, 72, 173-186. cal Primates, 13(1), 1-3.
Agostini, I.; Holzmann, I. y Di Bitetti, M. S. Arroyo-Rodríguez, V.; Andresen, E.; Bravo, S. P.
(2012). Influence of seasonality, group size, y Stevenson, P. R. (2015). Seed dispersal by
and presence of a congener on activity howler monkeys: current knowledge, con-

356 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R R O J O

servation implications, and future direc- Chaves, Ó. M.; Bicca-Marques, J. C. y Chapman,


tions. En: M. M. Kowaleski, P. A. Garber, L. C. A. (2018). Quantity and quality of seed dis-
Cortés-Ortíz, B. Urbani y D. Youlatos (Eds.), persal by a large arboreal frugivore in small
Howler Monkeys: behavior, ecology and and large Atlantic forest fragments. Plos
conservation (pp. 111-139). New York, USA: One, 13, e0193660.
Springer. Chaves, Ó. M.; Júnior, J. S.; Buss, G.; Hirano, Z.
Bianchi, R. D. C. y Mendes, S. L. (2007). Ocelot M.; Jardim, M. M. A.; Amaral, E. L. S.; Go-
(Leopardus pardalis) predation on primates in doy, J. C.; Peruchi, A. R.; Michel, T. y Bicca-
Caratinga Biological Station, southeast Bra- Marques, J. C. (2022). Wildlife is imperiled in
zil. American Journal of Primatology, 69(10), peri-urban landscapes: threats to arboreal
1173-1178. mammals. Science of The Total Environ-
Bicca-Marques, J. C. (2003). How do howler ment, 821, 152883.
monkeys cope with habitat fragmentation? Chebez, J. C. y Ruiz Blanco, M. (2008). Carayá-
En: L. K. Marsh (Ed.), Primates in fragments: pitá. En: J. C. Chebez (Ed.), Los que se van.
Ecology and Conservation (pp. 283-303). Fauna argentina amenazada. Tomo III (pp.
Boston, MA: Springer. 64-69). Buenos Aires, Argentina: Editorial
Bicca-Marques, J. C.; Alves, S. L.; Ingberman, Albatros.
B.; Buss, G.; Fries, B. G.; Alonso, A.; Teixeira Chitolina, O. P. y Sander, M. (1981). Contribuição
da Cunha, R. G. y Miranda, J. M. D. (2018). ao conhecimento da alimentação de Alouatta
Alouatta guariba clamitans Cabrera, 1940. guariba clamitans Cabrera, 1940 em habi-
En: A. B. M. Machado, G. M. Drummond y tat natural no Rio Grande do Sul (Cebidae,
A. P. Paglia (Eds.), Livro Vermelho da Fauna Alouattinae). Iheringia (Série Zoologia), 59,
Brasileira Ameaçada de Extinção: Volume 25-36.
II - Mamíferos (pp. 55-161). Brasília, Brasil: CITES. (2021). Convención sobre el Comercio
ICMBio/MMA. Internacional de Especies Amenazadas de
Bicca-Marques, J. C.; Calegaro-Marques, C.; Fauna y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III
Rylands, A. B.; Strier, K. B.; Mittermeier, R. en vigor a partir del 22 de junio de 2021.
A.; De Almeida, M. A. B.; De Castro, P. H. G.; Cortés-Ortíz, L.; Rylands, A. B. y Mittermeier, R.
Chaves, Ó. M.; Ferraz, L. P.; Fortes, V. B.; Hi- A. (2015). The taxonomy of howler monkeys:
rano, Z. M. B.; Jerusalinsky, L.; Kowalewski, integrating old and new knowledge from
M.; Martins W. P.; De Melo F. R.; Mendes, S. morphological and genetic studies. En: M.
L.; Neves, L. G.; Passos F. C.; Port-Carvalho Kowalewski, P. A. Garber, L. Cortés-Ortíz, B.
M.; Ribeiro, S.; Romano, A. P. M.; Ruiz-Miran- Urbani y D. Youlatos (Eds.), Howler Monkeys:
da, C. R., Dos Santos, E. O.; De Souza, J. C. y behavior, ecology and conservation (pp. 55-
Teixeira, D. S. (2017). Yellow fever threatens 84). New York, USA: Springer.
Atlantic Forest primates. Science Advances, Crespo, J. A. (1954). Presence of the reddish
3(1), e1600946. howling monkey (Alouatta guariba clamitans
Bravo, S. P. (2008). Seed dispersal and inges- Cabrera) in Argentina. Journal of Mammal-
tion of insect-infested seeds by black howler ogy, 35(1), 117-118.
monkeys in flooded forests of the Parana Crespo, J. A. (1982). Ecología de la comunidad
river, Argentina. Biotropica, 40(4), 471-476. de mamíferos del Parque Nacional Iguazú,
Buss, G.; Oklander, L. I.; Bicca-Marques, J. C.; Hi- Misiones . Revista del Museo Argentino de
rano, Z.; Chaves, Ó.; Mendes, S. L.; Neves, L. Ciencias Naturales, 3, 45-162.
G.; Melo, F. R.; Rylands, A. B. y Jerusalinsky, Di Bitetti, M. S.; Placci, G.; Brown, A. D. y Rode, D.
L. (2019). Brown Howler Monkey Alouatta I. (1994). Conservation and population sta-
guariba (Humboldt, 1812) Brazil, Argen- tus of the brown howling monkey (Alouatta
tina. En: Primates in Peril. The world’s 25 fusca clamitans) in Argentina. Neotropical
most endangered primates 2018-2020 (pp. Primates, 2, 1-4.
94-97). IUCN SSC Primate Specialist Group, Dias, P. A. D. y Rangel-Negrín, A. (2015). Diets
International Primatological Society, Global of howler monkeys. En: M. Kowaleski, P. A.
Wildlife Conservation, Bristol Zoological So- Garber, L. Cortés-Ortíz, B. Urbani y D. You-
ciety. latos (Eds.), Howler Monkeys: behavior, ecol-
Chaves, Ó. M. y Bicca-Marques, J. C. (2013). Die- ogy and conservation (pp. 21-56). New York,
tary flexibility of the brown howler monkey USA: Springer.
throughout its geographic distribution. Faverin, E. N. (2016). Padrões de comportamen-
American Journal of Primatology, 75, 16-29. tos de um grupo de Alouatta guariba clamitans

F U N DAC I Ó N A Z A R A 357
M O N O A U L L A D O R R O J O

em um fragmento de mata nativa no muni- ogy in southern Brazil: a transdisciplinary


cípio de Restinga Seca. Tesis Conclusão do approach to the conservation of the brown
Curso de Ciências Biológicas. Universidade howler monkey Alouatta guariba clamitans
Federal do Pampa UNIPAMPA, Campus São (Primates, Atelidae). Iheringia (Série Zoolo-
Gabriel. Rio Grande do Sul, Brasil. gia), 100, 403-412.
Fortes, V. B.; Bicca-Marques, J. C.; Urbani, B.; Marafiga, A.; Veiga, J. B. y Fortes, V. B. (2016).
Fernández, V. y Pereira, T. (2015). Ranging Development and the Independence process
behavior and spatial cognition in howler in infant brown howler monkeys (Alouatta
monkeys. En: M. Kowalewski, P. A. Garber, L. guariba clamitans Cabrera, 1940). Abstracts
Cortés-Ortíz, B. Urbani y D. Youlatos (Eds.), of the 5th Iberian Primatological Conference.
Howler Monkeys: behavior, ecology and Folia Primatologica, 87(3), 166.
conservation (pp. 219-255). New York, USA: Mendes, S. L. (1989). Estudo ecológico de
Springer. Alouatta fusca (Primates: Cebidae) na Estação
Garber, P. A.; Righini, N. y Kowaleski, M. M. Biológica de Caratinga, MG. Revista Nordes-
(2015). Evidence of alternative dietary syn- tina de Biologia, João Pessoa, 6(2), 71-104.
dromes and nutritional goals in the genus Miranda, J. M. D. (2004). Ecologia e conservação
Alouatta. En: M. Kowalewski, P. A. Garber, L. de Alouatta guariba clamitans, Cabrera, 1940
Cortés-Ortíz, B. Urbani y D. Youlatos (Eds.), em floresta ombrófila mista no estado do Pa-
Howler Monkeys: behavior, ecology and raná, Brasil. Tesis de Maestría. Universidade
conservation (pp. 219-255). New York, USA: Federal do Paraná, Brasil.
Springer. Miranda, J. M. D. y Passos, F. C. (2005). Compo-
Glander, K. E. (2013). Brown howler Alouatta sição e dinâmica de grupos de Alouatta guari-
guariba. En: R. A. Mittermeier, A. B. Rylands ba clamitans Cabrera (Primates, Atelidae) em
y D. E. Wilson (Eds.), Handbook of the Mam- Floresta Ombrófila Mista no estado do Para-
mals of the World. Volume 3: Primates (pp. ná, Brasil. Revista Brasileira de Zoologia, 22,
531). Barcelona, España: Lynx Edicions. 99-106.
Holzmann, I.; Agostini, I.; Areta, I.; Ferreyra, H.; Miranda, J. M. D. y Passos, F. C. (2011). Home
Beldomenico, P. y Di Bitetti, M. S. (2010). Im- range and space use by Alouatta clamitans
pact of yellow fever outbreaks on two howler Cabrera, 1940 in Araucaria pine Forest in
monkey species (Alouatta guariba clamitans Southern Brazil. En: J. M. D. Miranda y Z. M.
and A. caraya) in Misiones, Argentina. Amer- B. Hirano (Eds.), A Primatologia no Brasil.
ican Journal of Primatology, 72, 475-480. Vol. 12 (pp. 114-125). Curitiba, Brasil: Socie-
Ingberman, I.; Fusco-Costa, R. y Monteiro-Filho, dade Brasileira de Primatologia.
E. (2009). Population survey and demogra- Miranda, J. M. D.; Aguiar, L. M.; Ludwig, G.; Mo-
phic features of a coastal island population ro-Rios, R. F. y Passos, F. C. (2005). The first
of Alouatta clamitans in Atlantic Forest, seven months of an infant of Alouatta guariba
southeastern Brazil. International Journal (Humboldt) (primates, Atelidae): interac-
of Primatology, 30, 1-14. tions and the development of behavioral
Jardim, M. M. A. (2005). Ecologia Populacional patterns. Revista Brasileira de Zoologia,
de Bugios-ruivos (Alouatta guariba) nos Mu- 22(4), 1191-1195.
nicípios de Porto Alegre e Viamão. PhD The- Miranda, J. M. D.; Bernardi, I. P.; Moro-Rios, R. F.
sis. Universidade de Campinas, São Paulo, y Passos, F. C. (2006). Antipredator behavior
Brasil. of brown howlers attacked by black hawk-
Jerusalinsky, L.; Bicca-Marques, J. C.; Neves, eagle in Southern Brazil. International Jour-
L. G.; Alves, S. L.; Ingberman, B.; Buss, G.; nal of Primatology, 27(4), 1097-1101.
Fries, B. G.; Alonso, A. C.; da Cunha, R. G. T.; MMA. (2014). Portaria N° 444, de 17 de dezem-
Miranda, J. M. D.; Talebi, M.; de Melo, F. R.; bro de 2014. Diário Oficial da União - Seção
Mittermeier, R. A. y Cortes-Ortíz, L. (2021). 1, 245, 121-126.
Alouatta guariba (versión modificada de la Monath, T. P. (1989). Yellow fever. En: T. P. Mo-
evaluación 2020). Lista Roja de las Espe- nath (Ed.), The Arboviruses: Epidemiology
cies Amenazadas de la Unión Internacional and Ecology. Vol. 5 (pp. 139-231). Boca Ra-
para la Conservación de la Naturaleza 2021: ton, FL: CRC Press.
e.T39916A190417874. Moreno, E. S.; Agostini, I.; Holzmann, I.; Di Bi-
Jerusalinsky, L.; Teixeira, F. Z.; Lokschin, L. X.; tetti, M.; Oklander, L. I.; Kowalewski, M. M.;
Alonso, A.; Jardim, M. M. A.; Hallal Cabral, J. Beldomenico, P. M.; Goenaga, S.; Martínez,
N.; Printes, R. C. y Buss, G. (2010). Primatol- M.; Lestani, E.; Desbiez, A. L. J. y Miller, P.

358 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
M O N O A U L L A D O R R O J O

(2015). Yellow fever impact on brown howler to Alegre and its influence on land use policy
monkeys (Alouatta guariba clamitans). Argen- between 1997 and 2007. Primate Conserva-
tina: a metamodeling approach based in tion, 25, 11-19.
population viability analysis and epidemio- Printes, R. C.; Liesenfeld, M. V. A. y Jerusalinsky,
logical dynamics. Memórias do Instituto Os- L. (2001). Alouatta guariba clamitans Cabrera,
waldo Cruz, 110(7), 865-876. 1940: a new southern limit for the species
Neville, M. K.; Glander, K.; Braza, F. y Rylands, and for Neotropical primates. Neotropical
A. B. (1988). The howling monkeys, genus Primates, 9, 118-121.
Alouatta. En: R. A. Mittermeier, A. B. Rylands, Ribeiro, M. C.; Metzger, J. P.; Martensen, A. C.;
A. F. Coimbra-Filho y G. A. B. da Fonseca Ponzoni, F. J. e Hirota, M. (2009). The Bra-
(Eds.), Ecology and Behavior of Neotropical zilian Atlantic Forest: how much is left, and
Primates. Vol. 2 (pp. 349-453). Washington, how is the remaining forest distributed? Im-
USA: World Wildlife Fund. plications for Conservation. Biological Con-
Oklander, L. I.; Buss, G.; Bicca-Marques, J. C.; servation, 142(6), 1141-1153.
Hirano, Z.; Chaves, Ó.; Mendes, S. L.; Neves, Rifakis, P. M.; Benitez, J. A.; De-la-Paz-Pineda, J.
L. G.; Melo, F. R.; Kowalewski, M.; Rylands, A. y Rodriguez-Morales, A. J. (2006). Epizootics
B. y Jerusalinsky, L. (2022). Brown Howler of yellow fever in Venezuela (2004-2005):
Monkey Alouatta guariba (Humboldt, 1812) an emerging zoonotic disease. Annals of the
Brazil, Argentina. En: Primates in Peril. The New York Academy of Sciences, 1081, 57-60.
world’s 25 most endangered primates 2022- Rowe, N. y Myers, M. (2016). All the World Pri-
2023 (pp.121-125). IUCN SSC Primate Spe- mates. Charleston, Rhode Island, USA: Pogo-
cialist Group, International Primatological nias Press.
Society, Global Wildlife Conservation, Bris- Rylands, A. B. y Mittermeier, R. A. (2013). Family
tol Zoological Society. Atelidae (howler, spider and woolly monkeys
Olson, D. M.; Dinerstein, E.; Wikramanayake, and muriquis). En: R. A. Mittermeier, A. B.
E. D.; Burgess, N. D.; Powell, G. V. N.; Un- Rylands y D. E. Wilson (Eds.), Handbook of
derwood, E. C.; D’amico, J. A.; Itoua, I.; the mammals of the World. Vol. 3: Primates
Strand, H. E.; Morrison, J. C.; Loucks, C. J.; (pp. 484-549). Barcelona, España: Lynx Edi-
Allnutt, T. F.; Ricketts, T. H.; Kura, Y.; Lamo- tions.
reux, J. F.; Wettengel, W. W.; Hedao, P. y Kas- Santos, J. L.; Paschoal, A. M. O.; Massara, R. L. y
sem, K. R. (2001). Terrestrial Ecoregions of Chiarello, A. G. (2014). High consumption of
the World: A New Map of Life on Earth. BioS- primates by pumas and ocelots in a remnant
cience, 51(11), 933-938. of the Brazilian Atlantic Forest. Brazilian
Pinto, N.; Lasky, J.; Bueno, R.; Keitt, T. H. y Ga- Journal of Biology, 74(3), 632-641.
letti, M. (2009). Primate densities in the At- Strier, K. B. (2004). Patrilineal kinship and pri-
lantic Forest of Southeast Brazil: The role mate behavior. En: B. Chapais y C. Berman
of habitat quality and anthropogenic dis- (Eds.), Kinship and Behavior in Primates
turbance. En: P. A. Garber, A. Estrada, J. C. (pp.177-199). New York, USA: Oxford Uni-
Bicca-Marques, E. W. Heymann y K. B. Strier versity Press.
(Eds.), South American Primates (pp. 413- Strier, K. B.; Mendes, S. L. y Santos, R. R. (2001).
431). New York, USA: Springer. Timing of births in sympatric brown howl-
Podgaiski, L. R. y Jardim, M. M. A. (2009). Early er monkeys (Alouatta fusca clamitans) and
behavioral development of a free-ranging northern muriquis (Brachyteles arachnoides
howler monkey infant (Alouatta guariba clai- hypoxanthus). American Journal of Primatol-
mtans) in southern Brazil. Neotropical Pri- ogy, 55, 87-100.
mates, 16(1), 27-31. Urquiza-Haas, T.; Serio-Silva, J. C. y Hernández-
Printes, R. C.; Buss, G.; Jardim, M. M. A.; Fialho, Salazar, L. T. (2008). Traditional nutritional
M. S.; Dornelles, S.; Perotto M.; Brutto, L. F. analyses of figs overestimate intake of most
G.; Girardi, E.; Jerusalinsky, L.; Liesenfeld, nutrient fractions: a study of Ficus perforata
M. V. A.; Lokschin, L. X. y Romanowski, H. P. consumed by howler monkeys (Alouatta pa-
(2010). The Urban Monkeys Program: a sur- lliata mexicana). American Journal of Prima-
vey of Alouatta clamitans in the South of Por- tology, 70(5), 432-438.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 359
A G U A R Á G U A Z Ú

360 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
AG UA R Á G UA Z Ú

Chrysocyon brachyurus (Illiger, 1815)

M. MARCELA OROZCO

Clase: Mammalia
Orden: Carnivora
Familia: Canidae
Otros nombres vulgares: lobo de crin, lobo crinado, lobo rojo, lobo dorado, lobo colorado,
lobo o zorro de los esteros, zorro del chaco, zorro grande, zorro de patas largas, aguará
o auará, zorro aguará, cazito, zorra grande, zorro grande, zorro potrillo, doradillo; aouara
gouazou, mbuaravachu (guaraní); guará (tupí-guaraní); kalak, calac, caaláq (toba); qa‟aláq,
caalac (mocoví); wawó (vilela); iallar‟á o yalea‟ga (pilagá o toba pilagá); ma:wu‟tax o mabotaj
(wichi o mataco); gueken, guelken, huika (tehuelche septentrional); guequén (araucano);
yaguarrás (pampa); ayguará (huarpe); lobo-guará, lobo vermelho, lobizón o lobisome
(Brasil); aguará guasú (Paraguay); zorro agüero, yaguá bicho, clinudo, borochi o boroche
(Bolivia); lobo de crin (Perú).
Nombre en inglés: Maned Wolf.

Estatus internacional: Casi Amenazada (Paula y DeMatteo, 2015).


Estatus nacional: Vulnerable (SAyDS y SAREM, 2019).
CITES: II (CITES, 2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES largo total incluyendo la cola que mide


entre 38 y 50 cm. Su peso promedio os-
El aguará guazú (Chrysocyon brachyurus) cila entre los 25 y 30 kg y si bien los ma-
es el mayor de los cánidos sudamerica- chos pueden ser más robustos, no existe
nos, único integrante del género Chryso- dimorfismo sexual marcado en tamaño
cyon. Su nombre en latín hace referencia o apariencia (Nowak y Paradiso, 1983;
al color del pelaje y la longitud de la cola Dietz, 1984; Silveira, 1999; Bestelmeyer,
(perro dorado de cola corta) mientras 2000).
que su nombre vernáculo “aguará gua- De aspecto más bien delgado y pelaje
zú” significa “zorro grande”. Su cabeza rojizo sobre el que se destaca una crin
y cuerpo pueden alcanzar los 1,30 m de negra y el color blanco de la cara inter-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 361
A G U A R Á G U A Z Ú

Características generales de un aguará guazú adulto en el que se destacan su coloración


típica y la longitud de sus extremidades, Reserva Privada de Uso Múltiple Isleta Linda,
Santa Fe, 2018. Foto: Andrés Pautasso.

na de las orejas, cuello, abdomen y punta gra) en el Cerrado brasileño (Ferreira et


de la cola; es un cánido de largas patas al., 2017), mientras que en la Argentina
negras cuya alzada puede alcanzar los pobladores locales indicaron la presen-
90 cm. Se desplaza moviendo miembros cia de un ejemplar de similares caracte-
delantero y trasero del mismo lado a la rísticas en el año 2004 en los bañados del
vez, andar que se denomina “amblar”. río Dulce en Santiago del Estero (D. Gón-
Las almohadillas palmares y plantares gora, com. pers.).
del tercer y cuarto dedo se encuentran
fusionadas en la base (Dietz, 1984) lo
que incrementa la superficie de apoyo y HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN
facilita su desplazamiento en ambientes
pantanosos, caracterizando su huella. Se El hábitat del aguará guazú es muy he-
han descripto algunos ejemplares melá- terogéneo, ocupando una gran variedad
nicos (de coloración completamente ne- de ambientes a lo largo de su distribu-

362 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A G U A R Á G U A Z Ú

Huella de aguará guazú, extremidad anterior, Santa Fe, 2006. Foto: Andrés Pautasso.

ción geográfica como pastizales natura- que en la Argentina es cada vez más fre-
les, praderas, sabanas arbóreas, palma- cuente la presencia de la especie en gran-
res, matorrales, bosques con dosel abier- des extensiones de monocultivos de soja
to como el Cerrado brasileño, y humeda- o girasol en Santa Fe (Pautasso, 2009) y
les como esteros y bañados, prefiriendo en campos bajo intenso uso agrogana-
los hábitats naturales abiertos. La espe- dero en Corrientes (Soler, 2009) donde
cie también ocupa ambientes temporal- también existen, hacia el este provincial,
mente inundados y zonas de transición múltiples registros de uso de las foresta-
con campos productivos (Rumiz y Sainz, ciones de pino (Michelson, 2005; Bauni,
2002; Coelho et al., 2008; Soler, 2009; 2011). La tolerancia del aguará guazú a
Queirolo et al., 2011; Vynne et al., 2011; los hábitats modificados parece depender
Emmons, 2012; Orozco et al., 2015a) que de un mosaico heterogéneo donde los am-
habitualmente son utilizados para su ali- bientes productivos se alternan con par-
mentación por la alta abundancia de roe- ches de vegetación remanente que son
dores (Vynne et al., 2011). En Brasil y en utilizados para refugio y descanso (Vynne
Paraguay el aguará guazú puede utilizar et al., 2011; Ulibarrie, 2020). En la Argen-
áreas agrícolas y ganaderas (Rodden et tina, gran parte de los ambientes que han
al., 2004; Kawashima et al., 2007; Quei- sufrido una fuerte modificación antrópi-
rolo et al., 2011; Mujica, 2014) mientras ca durante los últimos 20 años coinciden

F U N DAC I Ó N A Z A R A 363
A G U A R Á G U A Z Ú

Aguará guazú en los bañados del río Dulce, Santiago del Estero, agosto de 2018. Foto: Jorge
La Grotteria.

con áreas originalmente consideradas cia en pastizales hidrófilos y ambientes


óptimas para la especie por su abundan- ribereños. En muchos casos se descono-
ce la actual idoneidad ambiental de estas
áreas y el uso que la especie hace de ellas.
DISTRIBUCIÓN
En Brasil, se detectó una retracción en la
distribución del aguará guazú en el Ce-
rrado, posiblemente como consecuencia
de la conversión de este tipo de hábitat a
áreas agrícolas (Paula y DeMatteo, 2015).
En ambos países, los cambios ambien-
tales se dieron en paralelo al incremen-
to de los registros de la especie en áreas
marginales e incluso a su aparición en
áreas nuevas, por lo cual varios autores
han sugerido una posible expansión de
presencia del aguará guazú (Galliari et
al., 2004; Miatello y Cobos, 2008; Pautas-
so, 2009), resultando necesarias nuevas
evaluaciones de la idoneidad ambiental
actual dentro del rango de distribución
de la especie.
El aguará guazú se distribuye desde el
sur de la desembocadura del río Parnaí-
ba en el noreste de Brasil, ocurriendo en
Fuente: Soler et al. (2015). las sabanas del norte y este de Bolivia,

364 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A G U A R Á G U A Z Ú

Pampas del Heath en Perú, extendiéndo- los márgenes de la distribución geográ-


se por el este de Paraguay a ambos lados fica publicada por Queirolo et al. (2011).
del río homónimo, y hacia el noreste del En el norte de Entre Ríos el aguará guazú
estado de Río Grande del Sur en Brasil, ocuparía los remanentes de espinal que
y alcanzando su distribución más austral se continúan desde el sur de Corrientes,
en la Argentina (Cabrera y Yepes, 1940; en un ambiente fuertemente transfor-
Dietz, 1984; Ginsberg y Macdonald, mado en campos de soja y arroz, y en fo-
1990; Queirolo et al., 2011; Giordano restaciones de pino. Más al sur en Entre
et al., 2017). La especie se consideraba Ríos y en el norte de la provincia de Bue-
extinta en Uruguay desde la década de nos Aires existen registros aislados de
1990 aunque recientemente se reporta- aguará guazú (Orozco et al., 2015a; Soler
ron avistajes aislados y esporádicos en et al., 2015b, 2017), incluyendo un posi-
el noreste del país (Queirolo et al., 2011; ble avistaje en la localidad de Bragado y
Paula y DeMatteo, 2015). un registro confirmado de un individuo
En la Argentina, si bien los relatos de atropellado en la localidad de Chivilcoy
naturalistas, viajeros y jesuitas corres- en 2022 (G. Pitelli, com. pers.).
pondientes a los siglos XVIII al XX, sugie- En Córdoba, registros recientes men-
ren que históricamente la especie podría cionan la presencia de la especie más
haber ocupado las provincias de Buenos allá de la franja sur de la Reserva Baña-
Aires, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, dos del Río Dulce y Mar de Ansenuza a
Río Negro, Chubut, Mendoza, San Luis, lo largo de la cañada de Jean Maire (C.
San Juan, Catamarca, Salta y La Rioja Rosacher, com. pers.). Si bien en el nor-
(Prevosti et al., 2004), solo dos registros te de esta provincia la especie se registró
arqueológicos han sido confirmados so- por primera vez en 1865 (Sáenz, 1947),
bre su rango de distribución más austral, siempre ha sido escasa y poco conocida
en la provincia de Buenos Aires (Garcia (Gonzalez Ciccia et al., 2012a). Algo simi-
Esponda et al., 2001; Prevosti et al., 2004). lar ocurre en el sur de Misiones, donde
Actualmente la especie se encuentra la especie fue reportada por primera vez
en ocho provincias: Formosa, Chaco, Co- en la década de 1880 (Lista, 1883) y no
rrientes, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, se documentó nuevamente hasta el año
Santiago del Estero y Misiones; compren- 2004 (Orozco et al., 2015a; R. Martínez,
diendo seis ecorregiones: Chaco Seco, E. Krauczuk, com. pers.). En 2015 su
Espinal, Chaco Húmedo, Campos y Male- presencia fue confirmada a través de un
zales, Delta e islas del Paraná y Esteros avistaje directo en la Reserva Compensa-
del Iberá, habiéndose informado recien- toria Campo San Juan (H. Argibay, com.
temente algunos registros aislados en las pers.), donde en 2020 se detectaron nue-
ecorregiones Pampa y Selva Paranaense vamente huellas de la especie durante
(Queirolo et al., 2011; Soler et al., 2015b; un relevamiento del Ministerio de Ecolo-
SAyDS-SAREM, 2019; Nigro et al., 2020). gía y Recursos Naturales Renovables de la
En los últimos años se registraron múl- provincia (E. Krauczuk, com. pers.). En el
tiples avistajes de la especie por fuera de norte provincial, un registro reciente fue

F U N DAC I Ó N A Z A R A 365
A G U A R Á G U A Z Ú

documentado mediante cámaras trampa áreas protegidas brasileñas, las densida-


en la Reserva Natural Militar Puerto Pe- des poblacionales varían entre 0,01 a 0,05
nínsula (departamento Iguazú) (Nigro et animales/km2 (Silveira, 1999; Rodrigues,
al., 2020). En referencia al límite oeste de 2002). En la Argentina no existen estima-
su distribución, la especie ocupa los ba- ciones poblacionales basadas en estudios
ñados del río Dulce y las localidades con- de campo (SAyDS y SAREM, 2019), y se
tiguas en las provincias de Santiago del sospecha que el aguará guazú se encuen-
Estero y Córdoba. Más allá de estos límites tra en bajas densidades en todo su rango
se han reportado algunos casos en el oes- de distribución en el país, dado que el re-
te de Santiago del Estero, entre los que se emplazo de hábitats y la fragmentación
menciona la captura y muerte de dos in- de ambientes se han incrementado, al
dividuos en el Paraje El Bobadal (Orozco igual que las amenazas, durante los últi-
et al., 2015a; G. Moyano Paz, com. pers.), mos 20 años.
mientras que hacia el norte ocurrieron al-
gunos avistajes en la zona de lagunas de
Juan Felipe Ibarra (J. H. Contreras, com. RASGOS ETOECOLÓGICOS
pers.) y en 2020 se registró un individuo
en el Paraje San Francisco (departamento El aguará guazú es una especie de há-
Alberdi) (D. López, com. pers.). Los regis- bitos solitarios y principalmente crepus-
tros en San Luis no se han podido confir- culares (Dietz, 1984; Bestelmeyer, 2000).
mar hasta la fecha. La provincia de For- Durante el día puede hallarse en áreas
mosa representa el límite norte de la dis- de descanso como bosques en galería
tribución de la especie en la Argentina, y (Dietz, 1984), cerrado y zonas pantano-
se ha postulado que esta población podría sas (Bestelmeyer, 2000), pajonales altos
estar separada de las otras poblaciones y totorales densos (Soler, 2009; Soler et
del país por la barrera geográfica que re- al., 2015d), mientras que durante el cre-
presentaría el río Bermejo, mientras que púsculo y la noche su actividad se incre-
también se sugiere que los grandes ríos menta pudiendo desplazarse largas dis-
Pilcomayo y Paraguay podrían mantener- tancias.
la aislada de las dos poblaciones vecinas Es un omnívoro generalista y oportu-
de Paraguay que incluyen las llanuras del nista, variando la composición de su die-
Pantanal y parches de Cerrado, y los hu- ta según la disponibilidad de alimento a
medales del sur de la región Oriental (Mu- lo largo del año. Consume presas peque-
jica, 2014; Giordano et al., 2017). ñas como micromamíferos (roedores,
La mayor densidad poblacional de agua- entre otros), armadillos, aves, reptiles y
rá guazú ocurre en Brasil, con una pobla- artrópodos (Dietz, 1984; Jácomo, 1999;
ción total estimada en cerca de 21.746 Silveira, 1999; Rodrigues, 2002; Soler,
individuos, según los resultados de una 2009). En épocas en las que la disponibi-
Evaluación de Viabilidad Poblacional y de lidad de presas es baja, su alimentación
Hábitat (PHVA) realizada a través de simu- está compuesta en gran parte por frutos
laciones en Vortex (Paula et al., 2008). En y hierbas, llegando a cubrir estos un 50%

366 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A G U A R Á G U A Z Ú

Hábitos crepusculares del aguará guazú, Laguna Añapiré, departamento La Capital, Santa
Fe, marzo de 2020. Foto: Jorge La Grotteria.

de la misma en algunas regiones (Dietz, El área de acción del aguará guazú pa-
1984; Jácomo, 1999). El fruto inmaduro rece ser muy variable a lo largo de su
de la lobeira (Solanum lycocarpum) cons- distribución geográfica, documentándo-
tituye uno de los principales componen- se valores mínimos de 7,5 km2 (Melo et
tes vegetales de su dieta en Brasil. En la al., 2007) y máximos de 115 km2 (Dietz,
Argentina, estudios realizados en Chaco 1984; Carvalho y Vasconcellos, 1995; Ro-
y Corrientes demostraron que el aguará drigues, 2002; Coelho et al., 2008). En la
guazú consume una gran cantidad de Argentina, los únicos datos de área de
frutos de plantas nativas, especialmente acción publicados hasta la fecha corres-
de palmeras (Iaconis et al., 2015; Soler et ponden a la información recabada del
al., 2015d). seguimiento de dos individuos de agua-

Secuencia de caza de un ejemplar juvenil de aguará guazú cazando un cuis cerca del
paraje Galarza, sobre la Ruta Provincial Nº 41, Corrientes, 2018. Foto: María Paula Bertolini.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 367
A G U A R Á G U A Z Ú

rá guazú (un macho y una hembra) en tre individuos (Soler, 2009; Soler et al.,
Corrientes, que permitieron determi- 2011, 2015d).
nar un área de acción promedio de 24 El aguará guazú es una especie mo-
km2, con una superposición del 56% en- noéstrica anual (posee un solo celo por

Seguimiento de ejemplares de aguará


B guazú en la Argentina. A. Liberación de
aguará guazú rehabilitado y provisto
de collar de telemetría en la Reserva
Bañados del Río Dulce y Mar de Ansenuza,
Córdoba, por la Fundación Temaikèn,
2015. Foto: Fundación Temaikèn y B. Liberación
de aguará guazú “Chamamé” en
Corrientes, capturado y marcado con un
collar de radiotelemetría, en el marco del
proyecto “Conservación de los Carnívoros
del Nordeste Argentino”, por la Asociación
Huellas, 2003. Foto: Abel Fleita.

368 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A G U A R Á G U A Z Ú

año), con estación reproductiva en oto- color blanco en la región inguinal, cara
ño en el hemisferio sur, donde la ma- interna de los pabellones auriculares y
yoría de los nacimientos se producen debajo de la mandíbula, mientras que
durante el invierno (Dietz, 1984; Maia los miembros y el hocico se mantienen
y Gouveia, 2002). La mayoría de la in- negros (Pino et al., 2001). Los cachorros
formación sobre aspectos reproducti- son criados por las hembras, aunque
vos de esta especie proviene del estudio existe evidencia de que los machos con-
de animales bajo cuidado humano en tribuyen a la crianza proporcionando
zoológicos y/o centros de rescate. Tras alimento. El período de lactancia dura
aproximadamente 58-72 días (65 días aproximadamente tres o cuatro meses,
en promedio) de gestación, la hembra y los padres comienzan a regurgitar el
da a luz entre dos y cinco crías de unos alimento cuando las crías tienen cinco
340 a 430 g cada una. Al nacer, el pe- a seis semanas de edad (Fletchall et al.,
laje es completamente negro con una 1995; Pino et al., 2001). Las crías alcan-
coloración blanca en el extremo de la zan la pubertad a los diez meses y, en
cola. Desde la segunda semana de vida zoológicos los primeros apareamientos
el pelaje comienza a aclararse tomando fértiles fueron registrados entre el año
un color marrón hacia el mes, especial- y los dos años de vida (Fletchall et al.,
mente en los bordes de los pabellones 1995; MWSSP, 2007).
auriculares. Posteriormente adquiere Los aguará guazú son solitarios pero en

A B

Crías de aguará guazú de uno y tres meses


de vida, donde se destaca la variación en la
coloración del pelaje que es completamente
negro al mes y luego se irá aclarando y
adquiriendo el color rojizo característico
del adulto. A. Cría de un mes de edad en
el entonces Jardín Zoológico de la Ciudad
de Buenos Aires, 2000. Foto: Marcela Orozco
y B. Cría de tres meses de edad en la
Estación Zoológica Experimental Granja
La Esmeralda, Ministerio de Ambiente y
Cambio Climático de la provincia de Santa
Fe, 2019. Foto: Antonio Sciabarrasi.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 369
A G U A R Á G U A Z Ú

la temporada reproductiva constituyen tensidad en diferentes áreas, e incluso


parejas estables (Dietz, 1984). Las co- localmente.
municaciones entre individuos ocurren Si bien en algunas regiones se consi-
a través de vocalizaciones típicas (Klei- dera que la especie podría haberse ex-
man, 1967), señales odoríferas y visua- pandido hacia nuevas áreas, su rango
les, y por marcación del territorio me- total de distribución se ha reducido a
diante orina y heces en sitios individua- consecuencia de la creciente pérdida
les, letrinas o sobre tacurúes o termi- y degradación del hábitat (Paula y De-
teros (Bestelmeyer, 2000; Soler, 2009; Matteo, 2015). Rodrigues (2000) desta-
Soler et al., 2015d). Al comenzar el oto- ca que los carnívoros tienden a ocupar
ño suele observarse un aumento en la grandes áreas para atender sus reque-
frecuencia de vocalizaciones durante la rimientos y es por eso que se ven fuer-
noche, las que pueden incluir un reper- temente afectados por los procesos de
torio vocal que generalmente consta de fragmentación de hábitat, que provo-
vocalizaciones repetitivas, gruñidos de can el aislamiento de subpoblaciones y
intensidad variable y ladridos-aullidos exponen a la especie a otras amenazas
(Brady, 1981). El ladrido-aullido puede como los atropellamientos en rutas. La
ser oído a grandes distancias y funciona degradación de los hábitats puede in-
como un mecanismo espaciador entre fluir en la abundancia y distribución de
adultos del mismo sexo (Brady, 1981). los atropellamientos (Clevenger et al.,
2003) al propiciar la dispersión de los
animales (Carvalho y Mira, 2011). Los
ESTADO DE CONSERVACIÓN atropellamientos son considerados una
importante amenaza en todo el rango de
La reducción y modificación del há-
bitat se considera una de las princi-
pales amenazas para la conservación
del aguará guazú en todo su rango de
distribución, especialmente debido a
la conversión de hábitats naturales a
campos agrícolas (Queirolo et al., 2011;
Paula y DeMatteo, 2015). Los conflictos
con los humanos, los atropellamientos
en rutas, las enfermedades infecciosas
transmitidas por perros domésticos y
la persecución directa resultante de
supersticiones y creencias son otras de
las principales amenazas que enfrenta
la especie (Songsasen y Rodden, 2010;
Aguará guazú atropellado en la Ruta
Queirolo et al., 2011; Paula y DeMatteo,
Nacional Nº 12, Corrientes, enero de 2019.
2015), las que varían en magnitud e in- Foto: Ramiro Badessich.

370 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A G U A R Á G U A Z Ú

distribución de la especie, especialmen- de aguará guazú para hacer cojinillos o


te por su impacto a nivel local pudiendo sobrepuestos de montura, a los que les
provocar la extinción de poblaciones pe- atribuían propiedades curativas, mien-
queñas y aisladas (Rodrigues, 2002; Pau- tras que en algunas provincias sus pieles
la y Gambarini, 2013). En la Argentina, fueron ampliamente comercializadas de
los atropellamientos han sido la causa forma ilegal durante las décadas de 1980
más frecuente de muerte de aguará gua- y 1990. Los usos de partes del cuerpo del
zú registrada durante los últimos años aguará guazú, aunque persisten en al-
(Orozco et al., 2017), con una tendencia gunas regiones (Soler, 2009; Soler et al.,
creciente asociada a una extracción de al 2015c), parecieran ser menos frecuentes
menos 30 animales por año entre 2018 en la actualidad (Neris et al., 2002). Hoy
y 2021, ocurriendo más del 70% de los en día, los eventos de caza con perros y
mismos en la época reproductiva y me- armas de fuego, aunque ilegales, suelen
ses siguientes (p. ej. gran parte de los in- asociarse a desconocimiento, temor y en
dividuos atropellados son hembras pre- menor medida, a conflictos con la espe-
ñadas y ejemplares juveniles) superan- cie por ataques a aves de granja (Soler,
do ampliamente los registros existentes 2009), lo que se describió también en
a fines de la década de 1990 cuando la Brasil y en Paraguay (Cartes et al., 2013;
principal amenaza parecía ser la caza Paula y Gambarini, 2013; Giordano et al.,
(Pautasso, 2009). 2017). Su comercialización y uso en co-
La persecución del aguará guazú por tos de caza en áreas restringidas fue des-
las personas ha sido descripta histórica- cripto en el sudeste de Santiago del Este-
mente como una amenaza para la espe- ro, donde, por ejemplo, en un período de
cie. Incluso existen evidencias de que el 10 años se reportó una extracción de al
aguará guazú era utilizado por los pue- menos 30 individuos vendidos a un coto
blos originarios con diversos fines atri- de caza (Orozco et al., 2013).
buyendo propiedades medicinales a sus Asociado también a estas amenazas,
pieles. Los primeros registros escritos de las condiciones climáticas extremas,
persecuciones al aguará guazú datan del como incendios no controlados y las se-
siglo XVIII cuando los jesuitas lo repor- quías reportadas en Santiago del Este-
tan a Europa en las descripciones de la ro y Santa Fe a principios de la década
fauna nativa, mencionándolo como un de 2000 (Pautasso, 2009; Orozco et al.,
animal anfibio que pasa gran parte de 2013) y más recientemente en todo el
su vida oculto en los pantanos o en los rango de distribución de la especie, po-
bosques por ser fuertemente perseguido drían redundar en una menor cantidad
(Roig, 1988). Ya en el siglo XX, Fernán- de recursos disponibles, incrementando
dez (1974) citando a Larrain (1906) hace el desplazamiento de los individuos en
mención a un individuo capturado y tras- busca de alimento y agua, ocurriendo un
ladado a Chile (Larrain, 1906; Fernán- mayor uso de ambientes antropizados y
dez, 1974; Beccaceci, 2015). Los criollos una mayor exposición a atropellamien-
de la época colonial utilizaban los cueros tos en rutas.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 371
A G U A R Á G U A Z Ú

A B

Procedimientos de rescate, rehabilitación y liberación de aguará guazú en el marco del


Plan Provincial de Santa Fe (Estación Zoológica Experimental Granja La Esmeralda). A.
Evaluación clínica y recolección de muestras biológicas, julio de 2019 y B. Liberación de
aguará guazú en la Reserva Natural Manejada El Fisco, Santa Fe, septiembre de 2019.
Fotos: Estación Zoológica Experimental Granja La Esmeralda.

La aparición de ejemplares de aguará tasso, 2009; Orozco et al., 2013; Orozco,


guazú en áreas rurales pobladas y en 2015). En un estudio realizado en los ba-
áreas urbanas también tuvo una ten- ñados del río Dulce, el 26% de los avis-
dencia creciente en los últimos años. Los tamientos por parte de los habitantes lo-
rescates de aguará guazú documentados cales involucraron un contacto cercano
en una sola de las provincias de distri- entre perros y aguará guazú (Orozco et
bución (Santa Fe) se incrementaron en al., 2013). Además, se ha documentado
los últimos diez años (A. Sciabarrasi, que la especie es susceptible a múltiples
com. pers.). Más del 90% de los rescates patógenos transmitidos por perros (Pau-
ocurrieron en áreas con fuerte impacto la et al., 2008; Soler, 2009; Orozco et al.,
antrópico, incluyendo áreas urbanas y 2013; Orozco, 2015; Orozco et al., 2015b,
periurbanas. Paula y DeMatteo, 2015) y en la Argenti-
La degradación ambiental también na el nemátodo parásito Dirofilaria immi-
se asocia a mayores tasas de contacto tis, la bacteria Leptospira interrogans spp. y
de la fauna silvestre con los humanos, virus como distemper canino (conocido
y con sus animales domésticos (Jones como moquillo) y adenovirus se detecta-
et al., 2008; Wiethoelter et al., 2015). En ron en individuos enfermos en Corrien-
algunas zonas, los aguará guazú y los tes y Santa Fe (Lertora et al., 2008; Oroz-
perros se superponen en el uso del há- co et al., 2013; Orozco, 2015; Orozco et al.,
bitat convertido para actividades pro- 2015b). Recientemente, en el marco de
ductivas (Paula y DeMatteo, 2015). Las actividades de rescate en campos agrí-
persecuciones por perros son frecuen- colas de la provincia de Santa Fe, se ha-
tes en áreas rurales de la Argentina y llaron animales con evidencias histopa-
a menudo resultan en la muerte de los tológicas compatibles con intoxicación
aguará guazú (Soler et al., 2005a; Pau- (A. Sciabarrasi, com. pers.), por lo cual

372 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A G U A R Á G U A Z Ú

los contaminantes ambientales podrían respectivamente, con el objeto de lograr


ser una amenaza para la especie, consi- su protección y recuperación numérica.
derándose la gran superficie de uso agrí- El aguará guazú además se encuentra
cola de la provincia, el uso frecuente de en el Apéndice II de la Convención sobre
agroquímicos y los crecientes registros el Comercio Internacional de Especies
de la especie en este tipo de ambiente. Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres
A nivel internacional, desde el año (CITES) y su captura, caza y comerciali-
1996, la Unión Internacional para la zación se encuentra prohibida en todo el
Conservación de la Naturaleza (UICN) territorio nacional (CITES, 2021).
categorizó el estado de conservación de
la especie como “Casi Amenazada”. En
esa fecha, en la Argentina se la catego- ACCIONES DE CONSERVACIÓN
rizó como “Vulnerable” (Reca y Grigera,
1996), siguiendo los criterios de la le- Los primeros proyectos de conserva-
gislación nacional (Decreto Nº 691/81, ción del aguará guazú en la Argentina
reglamentado por la Ley Nº 22.421/81) fueron llevados adelante a fines de la
y la Sociedad Argentina para el Estu- década de 1980 por investigadores de
dio de los Mamíferos (SAREM) también la Fundación Vida Silvestre Argentina
le asignó la misma categoría (Ojeda y (Beccaceci, 1985, 1993, 2015), y esas ex-
Díaz, 1997). En 2004, por resolución periencias fueron relatadas por M. Bec-
de la entonces Secretaría de Ambien- caceci en el capítulo (Beccaceci, 2015)
te y Desarrollo Sustentable (SAyDS), la que da inicio al libro “El aguará guazú,
especie se categorizó a nivel nacional Chrysocyon brachyurus, en Argentina”, edi-
como “Amenazada” (Resolución SAyDS tado por la Fundación Azara y Vázquez
Nº 1.030/04). Poco tiempo después la Mazzini Editores (Orozco et al., 2015a).
SAREM la categorizó como “En Peligro” A fines de la década de 1990, un grupo
(Díaz y Ojeda, 2000), categoría que fue de biólogos, veterinarios y naturalistas de
mantenida hasta el 2012, mientras que, Santa Fe, mayoritariamente asociados al
en la última categorización llevada a Museo Provincial de Ciencias Naturales
cabo en 2019, la especie fue recategori- Florentino Ameghino, desarrollaron va-
zada como “Vulnerable”, mediante un rios proyectos de conservación del agua-
cambio no genuino, es decir que el cam- rá guazú en esa provincia, especialmente
bio de categoría responde a una mayor en los Bajos Submeridionales, enfocados
información disponible y a una ajustada en el estudio de la ecología de la especie
interpretación de los criterios y subcri- en la región y en el desarrollo de estra-
terios de evaluación (SAyDS y SAREM, tegias educativas para su conservación
2019). Algunas provincias como Santa en el área. Uno de los proyectos continúa
Fe, Corrientes y Chaco declararon a la vigente hasta la fecha, habiendo sumado
especie Monumento Natural Provincial, a lo largo de su trayectoria, investigado-
bajo las Leyes Provinciales Nº 12.182/03, res de otras instituciones como el Museo
el Decreto Nº 1.555/92 y la Ley Nº 4.306, Argentino de Ciencias Naturales Bernar-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 373
A G U A R Á G U A Z Ú

dino Rivadavia de Buenos Aires, colabo- de la Universidad Nacional del Sur (Ba-
ración a través de la cual se estudió la va- hía Blanca, Buenos Aires), comenzaron
riabilidad genética de las poblaciones de a trabajar en el proyecto “Conservación
aguará guazú en la Argentina (Raimondi, de los carnívoros silvestres del nordeste
2013; Raimondi et al., 2015). argentino a través de los pobladores lo-
Casi en paralelo, en el año 1999 se cales” en Corrientes y Chaco. El proyecto,
dio inicio al “Proyecto de Conservación aún vigente, involucra el estudio de una
Aguará-guazú del Jardín Zoológico de comunidad de carnívoros simpátricos
la Ciudad de Buenos Aires” (actualmen- silvestres entre los que se encuentra el
te llamado Ecoparque), focalizado en el aguará guazú. Entre los principales re-
manejo ex situ de la especie, especial- sultados se destacan el estudio de con-
mente sanitario, nutricional y reproduc- flictos con los carnívoros (Soler et al.,
tivo. El proyecto permitió adecuar las 2006), la determinación de componentes
condiciones de los ejemplares mante- de la dieta del aguará guazú (Soler et al.,
nidos en la institución lográndose éxito 2011; Iaconis et al., 2015) y el radio se-
reproductivo durante varios años con- guimiento de dos individuos adultos (un
secutivos. En ese marco, se estudiaron macho y una hembra) en campos bajo
diversos aspectos del desarrollo y creci- uso agrícola-ganadero (Soler et al., 2011,
miento de las crías de aguará guazú en 2015d). El proyecto también se destaca
cautiverio (Orozco et al., 2001; Pino et al., por el trabajo sostenido con las comuni-
2001). El proyecto se desarrolló durante dades rurales locales (Soler et al., 2007)
los siguientes diez años, en los cuales se mediante talleres educativos y comuni-
perfeccionó la estrategia educativa den- tarios (Soler et al., 2005b; Soler, 2010).
tro del parque. Al mismo tiempo se tra- En el sudeste de Santiago del Estero,
bajó in situ en la provincia de Chaco en más específicamente en los bañados del
el abordaje de las problemáticas de con- río Dulce y zonas aledañas, en el año 2004
servación locales. En el año 2001, des- se inició el “Proyecto Ñangareko Aguará
de la misma institución, se comenzó a Guazú” cuyos integrantes pertenecían a
trabajar en la confección de un Registro la Facultad de Ciencias Exactas y Natu-
Nacional de aguará guazú, con el objeti- rales de la Universidad de Buenos Aires
vo de generar una base de datos para la (FCEN-UBA). Inicialmente los esfuerzos
Argentina que permitiera recopilar in- se centraron en relevar la presencia de
formación de los ejemplares mantenidos la especie en el área y evaluar las ame-
bajo cuidado humano en instituciones nazas locales incluyendo las asociadas a
en el país, favoreciera el intercambio y interacciones con perros. Se estudiaron
orientara el destino de los animales con las enfermedades prevalentes en los pe-
fines de conservación. rros rurales del área en los que se imple-
En el año 2002, la Asociación Huellas mentó un plan sanitario, y se analizó la
(Bahía Blanca, Buenos Aires) y la Cátedra amenaza asociada a las enfermedades
de Fisiología Animal del Departamen- halladas, para los aguará guazú (Orozco
to de Biología, Bioquímica y Farmacia et al., 2013). Se desarrollaron acciones

374 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A G U A R Á G U A Z Ú

Trabajo de campo para la conservación


A del aguará guazú. A. Relevamiento de
huellas y heces de aguará guazú en los
bañados del río Dulce, por el Proyecto
Ñangareko, Santiago del Estero, 2005.
Foto: Francisco Petrocco; B. Instalación de
trampas de captura para monitoreo
de aguará guazú en los bañados del
río Dulce, por el Proyecto Ñangareko,
Santiago del Estero, 2005. Foto: Marcela
Orozco y C. Colocación de cartelería vial
para prevenir atropellamientos de aguará
guazú en la Ruta Nacional Nº 34, Santiago
del Estero, 2019. Foto: Vialidad Nacional Distrito
Santiago del Estero.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 375
A G U A R Á G U A Z Ú

educativas en las comunidades rurales plares en su hábitat natural continúan


locales y se identificaron graves proble- vigentes hasta la fecha.
máticas de conservación para la especie En el año 2008 en Santa Fe comenzó a
a nivel local como el comercio ilegal para gestarse un “Plan Provincial” para el ma-
cotos de caza y los atropellamientos en nejo del aguará guazú (Pautasso, 2009).
rutas (Orozco et al., 2013). Hasta la ac- En su elaboración intervinieron natura-
tualidad, desde el Instituto de Ecología, listas, investigadores, guardafaunas, ve-
Genética y Evolución de Buenos Aires terinarios de vida silvestre y administra-
-IEGEBA- (FCEN-UBA y CONICET), parte dores de recursos naturales. El plan con-
del grupo de trabajo del proyecto original tinúa vigente en la actualidad, habiendo
continúa llevando adelante el registro de permitido estrechar lazos entre institu-
la especie en el área con el apoyo de cola- ciones provinciales y nacionales, y llevar
boradores locales. adelante una gran cantidad de acciones
En continuidad geográfica con ese pro- de conservación conjuntas. Desde el año
yecto, la Fundación Temaikèn, a través 2008, en el marco del plan, la Estación
de un convenio de colaboración con la Zoológica Experimental Granja La Es-
Secretaría de Ambiente de la provincia meralda, Ministerio de Ambiente y Cam-
de Córdoba, inició en 2008 un proyecto bio Climático de la provincia de Santa Fe,
enfocado en el rescate y rehabilitación lleva adelante las tareas de búsqueda, re-
de aguará guazú y su reintroducción en cepción, rescate, rehabilitación y libera-
hábitats óptimos (Gonzalez Ciccia et al., ción de ejemplares en Santa Fe, brindan-
2012a), el desarrollo de estrategias de do apoyo también a provincias vecinas, y
trabajo con la comunidad y la generación complementando sus acciones con acti-
de información que pudiera ser utilizada vidades educativas y de gestión.
para gestión. En 2009, el primer ejem- Hasta la fecha, varios centros de resca-
plar proveniente de un decomiso en Cór- te y rehabilitación de diferentes provin-
doba fue derivado al Centro de Rescate cias han comenzado a trabajar activa-
de dicha Fundación. Se llevaron adelante mente en el marco del protocolo de res-
las tareas de rehabilitación y en parale- cate de aguará guazú (Orozco y Gonzalez
lo se puso en marcha un plan de sensi- Ciccia, 2015) y en la posterior liberación
bilización, educación y difusión en las de ejemplares, tal es el caso del Centro
localidades vecinas al Mar de Ansenuza de Conservación Aguará (Corrientes), el
(antiguamente Laguna Mar Chiquita), Tatú Carreta Zoológico (Córdoba), y la
donde el individuo fue liberado equipado Reserva Guaycolec (Formosa).
con un equipo de radiotelemetría para En 2012 el Ministerio de Ambiente y De-
su monitoreo. Luego de ello, varios indi- sarrollo Sostenible de la Nación (MAyDS)
viduos fueron rescatados y monitorea- realizó un relevamiento de aguará gua-
dos con tecnología satelital en la zona. zú en Santiago del Estero, acompañado
En paralelo, se trabajó en un programa de una campaña educativa a nivel local.
de multiplicadores ambientales. Las ac- Estos trabajos permitieron detectar la
ciones de rescate y reinserción de ejem- persistencia de atropellamientos en los

376 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A G U A R Á G U A Z Ú

sitios descriptos previamente por Oroz- Diversidad y Ambiente de la Facultad de


co et al. en el sudeste provincial (2013). Ciencias Veterinarias (Universidad Na-
Adicionalmente, entre 2015 y 2016 se cional del Litoral), la Estación Zoológi-
relevó la ocurrencia de atropellamientos ca Experimental Granja La Esmeralda,
de la especie en el noreste de Córdoba. el Ministerio de Ambiente de Santa Fe,
Con el objetivo de contribuir a posibles la Subdirección General de Ecología de
medidas de manejo aplicadas sobre esta Santa Fe (Ministerio de la Producción), y
problemática, se desarrolló una tesis de el Museo Provincial de Ciencias Natura-
maestría en el marco del Posgrado en les Florentino Ameghino.
Manejo de Vida Silvestre de la Univer- En los últimos años se han sumado
sidad Nacional de Córdoba mediante la algunos proyectos que involucran a la
cual se identificaron los tramos con ma- especie, entre los que se puede mencio-
yor frecuencia de colisión vehicular de nar: un estudio de patógenos en cánidos
fauna a lo largo de 94 km de la Ruta Pro- silvestres y domésticos en la interfaz
vincial N° 17 al sur del Mar de Ansenuza, doméstico-silvestre en el noreste argen-
información que se complementó con tino, llevado adelante por investigadores
un modelo de ocupación para el aguará de la Estación Biológica de Usos Múlti-
guazú en el área. El trabajo concluyó con ples sede Corrientes (Centro Científico
la gestión y colocación de señalamientos Tecnológico Nordeste-CONICET); un
viales en los tramos de dicha ruta que estudio sobre del ADN ambiental como
fueron identificados mediante este estu- herramienta de monitoreo y conserva-
dio (González Calderón, 2016). En 2019, ción de fauna silvestre, liderado por la
con el asesoramiento de investigadores Facultad de Humanidades y Ciencias de
que estudian la problemática de los atro- la Universidad Nacional del Litoral y un
pellamientos de aguará guazú en el sur análisis de papilomavirus presentes en
de Santiago del Estero, el MAyDS junto especies de animales silvestres sudame-
con el Departamento de Fauna Provin- ricanos desarrollado por el Grupo Viro-
cial, gestionaron ante Vialidad Nacional logía Humana del Instituto de Biología
la instalación de señalamientos viales Molecular y Celular de Rosario. Actual-
sobre la Ruta Nacional Nº 34. mente gran parte de los integrantes de
A fines de 2019 se puso en marcha un los proyectos mencionados además for-
proyecto interinstitucional centrado en man parte del “Grupo Argentino Agua-
el estudio de las rutas y las enfermedades rá Guazú” (GAAG). El GAAG nació en el
como amenazas para la conservación del año 2005 con la misión de contribuir a
aguará guazú en Santa Fe, liderado por la conservación del aguará guazú y su
investigadores del IEGEBA-CONICET de hábitat, mediante el diseño y la puesta
la FCEN-UBA, en colaboración con inves- en práctica de estrategias sólidas, soste-
tigadores de otros institutos del CONICET nibles y perdurables, trabajando dentro
(Instituto de Ciencias Veterinarias del Li- de un marco formal basado en la colabo-
toral y Centro Austral de Investigaciones ración mutua y labor interdisciplinaria,
Científicas) y de la Cátedra de Zoología, articulando acciones ex situ e in situ, y

F U N DAC I Ó N A Z A R A 377
A G U A R Á G U A Z Ú

aplicando criterios de conservación in- y se listaron las posibles soluciones a


tegrales. Sus objetivos son: 1) promover corto y largo plazo (Soler et al., 2005a).
y gestionar la investigación, educación y El “II Taller para la conservación de
ejecución de acciones de conservación Chrysocyon brachyurus en la Argentina y
de la especie en la Argentina; 2) priorizar países limítrofes” fue organizado por el
y orientar las temáticas que requieren entonces Jardín Zoológico de la Ciudad
ser abordadas; 3) generar y mantener de Buenos Aires y la Dirección de Recur-
un banco de datos e información sobre sos Naturales de Corrientes, y se reali-
la especie; 4) integrar las estrategias de zó en Resistencia (Chaco) en octubre de
conservación in situ y ex situ para obtener 2003. Se evaluaron las acciones gene-
un plan unificado e integral; 5) fortale- radas en el I Taller y se elaboró un ante-
cer los vínculos y la cooperación entre proyecto de plan nacional con el fin de
los actores involucrados en la investi- abordar problemáticas y aunar esfuerzos
gación, el manejo y la conservación del para la conservación de la especie (Soler
aguará guazú y 6) desarrollar un plan de et al., 2015a).
acción nacional para la especie que sea En septiembre de 2005 se organizó un
implementado eficientemente (Gonzalez “Taller de evaluación de prioridades de
Ciccia et al., 2012b; Orozco et al., 2015a). conservación para Chrysocyon brachyurus”
Actualmente, como parte de sus activi- en la Fundación Temaikèn en Buenos
dades, el grupo lleva adelante el registro Aires, donde se conformó el GAAG orga-
y monitoreo de amenazas para el aguará nizado en comités con diferentes funcio-
guazú en el país, focalizado en la detec- nes específicas y regionales. Ese mismo
ción, cuantificación y mitigación de las año se llevó a cabo en Brasil, el “Primer
mismas. Taller Internacional del Lobo Guará” al
A lo largo de los últimos 20 años se cual concurrieron representantes de
realizaron diferentes talleres de conser- organizaciones no gubernamentales y
vación de la especie. En el año 2002 se gubernamentales de Brasil, Argentina,
llevó a cabo el “I Taller para la conser- Uruguay, Paraguay y Estados Unidos. El
vación de Chrysocyon brachyurus en la Ar- encuentro fue organizado por el Centro
gentina y países limítrofes”, organizado Nacional de Conservación de Predado-
por la Asociación Huellas, Oikoveva y la res de la Agencia Ambiental Brasilera
Administración de Parques Nacionales, (Instituto Brasileño del Medio Ambiente
en Mburucuyá (Corrientes). Fue la pri- y de los Recursos Renovables Naturales),
mera vez que se reunieron los diferentes desarrollado por el Instituto Pró-Carní-
actores que participaban en la conserva- voros y miembros de la UICN (del Con-
ción de la especie, procedentes de ámbi- servation Planning Specialist Group, un
tos científicos, políticos y educativos. Se grupo de especialistas de la Comisión de
presentaron los proyectos, se realizó la Supervivencia de Especies) y subsidiado
identificación y evaluación de las proble- por 18 instituciones de nivel mundial. Se
máticas de conservación in situ y ex situ, volvieron a abordar temas como la iden-
las que se priorizaron según la urgencia, tificación de amenazas para la especie,

378 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A G U A R Á G U A Z Ú

las problemáticas de conservación ex ca, en un taller de “Actualizaciones sobre


situ e in situ, y se revisaron las legisla- acciones para la conservación del agua-
ciones vigentes en cada país. Se realizó rá guazú (Chrysocyon brachyurus) en la Ar-
un PHVA para la especie y se elaboró el gentina”, que se llevó a cabo en el marco
“Plan de acción para la conservación del de las XXX Jornadas Argentinas de Mas-
aguará guazú”, integrado por un plan de tozoología organizadas por la SAREM.
trabajo con acciones, plazos y responsa- Respecto al Apéndice II del protocolo, se
bles (Paula et al., 2008). decidió formar un grupo de veterinarios
En el año 2009, el GAAG con la cola- para trabajar en la unificación, actuali-
boración del Complejo Ecológico Sáenz zación y puesta en marcha del mismo en
Peña (Presidencia Roque Sáenz Peña, diferentes áreas, en el marco del GAAG.
Chaco) y la Dirección de Fauna de la pro- Este grupo de veterinarios se mantiene
vincia de Chaco organizaron el “I En- activo hasta la fecha y sus integrantes
cuentro Nacional para la Conservación mantienen reuniones para intercambiar
del Aguará Guazú (Chrysocyon brachyurus) experiencias y sumar actualizaciones al
en la Argentina”, donde se discutieron protocolo.
los avances realizados desde el taller En septiembre de 2019 se desarrolló en
internacional de 2005. En 2010, la Di- Santa Fe, un “Taller de acciones priorita-
rección de Fauna Silvestre de la enton- rias para conservar el aguará guazú”, con
ces Secretaría de Ambiente y Desarrollo el objetivo de definir tres acciones priori-
Sustentable de la Nación, la Secretaría de tarias para la conservación de la especie
Ambiente de Córdoba, el GAAG y el Zoo- a corto-mediano plazo. El taller estuvo
lógico de Córdoba organizaron el “II En- liderado por la Subdirección General de
cuentro Nacional para la conservación Ecología del Ministerio de Producción de
del Aguará Guazú (Chrysocyon brachyurus) Santa Fe, la Dirección de Manejo Susten-
en la Argentina” y una “Jornada de Edu- table de Fauna del Ministerio de Medio
cación y Comunicación” en la provincia Ambiente de Santa Fe, y la Secretaría
de Córdoba. Se realizó un listado de ame- de Ambiente y Desarrollo Sustentable
nazas para la especie y una ponderación de la Nación. Se reconoció la necesidad
de las mismas por provincia (Soler et al., de cubrir vacancias de la información
2015a). sobre la especie incentivando la inves-
Durante 2017 se llevaron a cabo dos tigación in situ en la identificación de
talleres en los que se discutieron y ac- hotspots de amenazas, y la evaluación de
tualizaron diferentes aspectos del pro- los ambientes donde ocurre actualmente
tocolo de rescate de aguará guazú, como la especie. Se analizó la amenaza de los
respuesta al incremento de casos de atropellamientos y se definió la priori-
animales con necesidad de asistencia dad de trabajar en una aplicación móvil
veterinaria en varias provincias. El pri- de recolección de datos a través de cien-
mer encuentro se realizó en octubre en cia ciudadana, y de fortalecer el vínculo
Santa Fe, mientras que en noviembre se ya establecido con Vialidad (Nacional y
dio continuidad al mismo en Bahía Blan- Provinciales).

F U N DAC I Ó N A Z A R A 379
A G U A R Á G U A Z Ú

Editoras: Marcela Orozco, Paula Gonzalez Ciccia y Lucía Soler

EL AGUARÁ GUAZÚ
EN LA ARGENTINA
Chrysocyon brachyurus

Lecciones aprendidas y recomendaciones para su conservación

Portada del libro “El aguará guazú, Chrysocyon brachyurus, en Argentina”,


editado por la Fundación Azara y Vázquez Mazzini Editores, 2015.

En el año 2015 la Fundación Azara y todas las experiencias, y acciones ge-


editó un libro que compiló información nerales y específicas sobre la especie
inédita sobre el aguará guazú en la que durante los últimos 30 años (Orozco et
se incluyeron trabajos de investigación al., 2015a). Integrantes de la Fundación

380 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A G U A R Á G U A Z Ú

Azara son parte del GAAG, y a través de instrumentos y abundantes restos fau-
sus investigaciones contribuyen a la con- nísticos, posiblemente correspondientes
servación del aguará guazú en la Argen- a uno o varios campamentos de grupos
tina. cazadores-recolectores. En otro de los si-
tios arqueológicos, el hallazgo de restos
A continuación, se listan otras institu- de un cánido asociados a pendientes con-
ciones, iniciativas o proyectos indepen- feccionados con caninos de carnívoros
dientes de la Argentina que trabajan en sugiere que estos mamíferos habrían te-
la conservación de la especie: nido alguna connotación simbólica para
los pueblos originarios que habitaron la
● Asociación Huellas. región (Prevosti et al., 2004).
● Cátedra de Fisiología Animal del De- El aguará guazú ha formado parte de
partamento de Biología, Bioquímica y una gran cantidad de cuentos y leyendas
Farmacia de la Universidad Nacional en el norte argentino. Los tobas, quienes
del Sur. lo llaman kalak, en su clasificación zooló-
● Estación Biológica de Usos Múltiples gica lo apartan del mundo de los zorros.
sede Corrientes, Centro Científico Para ellos “el kalak” es un ente en sí mis-
Tecnológico Nordeste, CONICET. mo sin contacto alguno con el guayaga
● Estación Zoológica Experimental (zorro). Terán Buenaventura (1984) decía:
Granja La Esmeralda, Ministerio de “Numerosas veces, tomando mate alrede-
Ambiente y Cambio Climático de la dor del fuego con mis amigos e informan-
provincia de Santa Fe. tes tobas, he oído de sus labios acerca de
● Fundación Temaikèn. la llamada nocturna que hace el kalak a la
● Grupo Argentino Aguará Guazú. hembra y de cómo esta responde a la dis-
● Instituto de Ecología, Genética y Evo- tancia. Cómo se van llamando y cómo se
lución de Buenos Aires, Facultad de van acercando (sabemos que el kalak se
Ciencias Exactas y Naturales, Univer- reúne con la hembra nada más que para
sidad de Buenos Aires y CONICET. aparearse, en la época de celo, y que el
resto del tiempo lo pasan solos). También
he escuchado que es “malo” (tabú) matar
INFORMACIÓN ANTROPOLÓGICA a un kalak; que no hay que “mariscar” (ca-
zar) al kalak”.
La presencia del aguará guazú ha sido Para los tobas, el Kalak Lta (padre de los
descripta por varias comunidades origi- aguará-guazú), es dueño y rey de los agua-
narias de nuestra región. En uno de los rá-guazú, de los perros y de los monteci-
sitios arqueológicos donde se confirmó tos chicos o isletas de nonga (el llano con
el hallazgo de restos óseos de aguará gua- pastizales) y del chayksal (el palmar). En
zú que datan del Holoceno tardío (entre uno de los mitos tobas se muestra a Kalak
3.000/2.500 y 900 años antes del presen- Lta enfrentado a Sawayk Lta (el dueño de
te), también se hallaron asociados una los pumas), en disputa por el ñimsy (gua-
gran cantidad de fragmentos de alfarería, zuncho) (Terán Buenaventura, 1984).

F U N DAC I Ó N A Z A R A 381
Ilustración del Luisón, según la leyenda guaraní. Por María de la Cruz Pino, 2019.

Los wichis del Pilcomayo hacen mención a espinas de la pata. Tokjuaj le dijo: Desde ahora
grandes teofanías, como la figura del Tokjuaj, una voy a andar solo. Y luego de despedirse cada
de las más poderosas, un ente antropomorfo que cual se fue por su lado. Es por eso que Mabotaj
se relaciona con los animales, y estos animales anda siempre solo. Así dice la historia”.
configuran su mundo. En uno de sus relatos Los guaraníes en sus relatos también hacen
Carlos Ortiz (Terán Buenaventura, 1999) cuenta: mención al aguará guazú, como lobizón o luisón,
“Antiguamente Mabotaj, el aguará guazú, era en una versión del hombre lobo europeo. Según
una persona muy arisca. En un principio no se la antigua creencia, el lobizón es el séptimo
hablaban con Tokjuaj. Hasta que Mabotaj se acercó hijo varón que los días viernes de luna nueva se
a Tokjuaj y le preguntó si él era malo. Tokjuaj le convierte en un animal peludo, negro a veces,
contestó: no, si quieres podemos andar muy otras de color grisáceo, semejante a un perro,
bien los dos. Se hicieron amigos. Comenzaron a pero del tamaño de un potrillo, que pasuquea
mariscar juntos. Primero Tokjuaj cazó muchos al trotar al igual que el aguará (zorro de crin),
animalitos y llenó la yica. Después sacó miel. Y y que se alimenta de carroñas y osamentas,
puso la yica arriba de un árbol. Pero vino Mabo, por lo que recorre el cementerio. El lobizón
el zorro, y se robó la yica. Tokjuaj pensó que había generalmente no ataca al hombre, más bien
sido Mabotaj. Mabotaj dijo que había visto al zorro huye de la presencia de él, pero si encuentra
cuando se llevaba la yica. a una persona desprevenida, trata de pasar
Lo voy a seguir, dijo entonces Tokjuaj, y siguió entre sus piernas librándose así del sortilegio,
por la huella buscando al zorro. Tokjuaj vio que se trasmitiéndolo en su totalidad al boquiabierto.
hacía la noche y tuvo mucha sed. Escuchó a una Por supuesto si se siente agredido atacará a
rana pero no había agua. La rana estaba dentro quien lo haga para matarlo y luego devorarlo.
de un pozo. Y Tokjuaj se metió en el pozo. Pero en También se cree que las balas de plata lo
el fondo había unas pencas y Tokjuaj se espinó matan, convirtiéndose en el instante de su
todo el pecho. Tokjuaj salió del pozo, pero andaba muerte en el hombre que es en realidad (López
382 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
rengo. Se fue a ver a Mabotaj, que le sacó las Breard, 1994).
A G U A R Á G U A Z Ú

BIBLIOGRAFÍA diterranean farmland. European Journal of


Wildlife Research, 57, 157-174.
Bauni, V. (2011). Determinación de áreas de alto CITES. (2021). Convención sobre el Comercio
valor de conservación para mamíferos en la Internacional de Especies Amenazadas de
ecorregión de Campos y Malezales, NE de Fauna y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III
Corrientes. Tesis de Licenciatura. Facultad en vigor a partir del 22 de junio de 2021.
de Ciencias Exactas y Naturales, Universi- Clevenger, A. P.; Chruszcs, B. y Gunson, K. E.
dad Nacional de Buenos Aires, Argentina. (2003). Spatial patterns and factors in-
Beccaceci, M. D. (1985). Plan Aguará guazú. Es- fluencing small vertebrate fauna road-kill
tatus poblacional del aguará guazú en la pro- aggregations. Biological Conservation, 109,
vincia de Formosa. Informe Inédito. Buenos 15-26.
Aires, Argentina: Fundación Vida Silvestre Coelho, C.; Bandeira de Melo, L. F.; Lima Sábato,
Argentina. M. A.; Vaz Magni, E. M.; Hirsch, A. y Young, R.
Beccaceci, M. D. (1993). El Aguará Guazú, Chry- J. (2008). Habitat use by wild maned wolves
socyon brachyurus, en la provincia de Corrien- (Chrysocyon brachyurus) in a transition zone
tes. Facena, 10, 19-31. environment. Journal of Mammalogy, 89,
Beccaceci, M. D. (2015). Primeros estudios so- 97-104.
bre el aguará guazú (Chrysocyon brachyurus) Díaz, G. B. y Ojeda, R. A. (2000). Libro Rojo de Ma-
en la Argentina. En: M. M. Orozco, G. Soler míferos Amenazados de la Argentina. Men-
y P. Gonzalez Ciccia (Eds.), El Aguará Guazú doza, Argentina: Sociedad Argentina para el
en la Argentina. Lecciones aprendidas y re- Estudio de los Mamíferos.
comendaciones para su conservación (pp. Dietz, J. M. (1984). Ecology and social organiza-
15-21). Buenos Aires, Argentina: Vázquez tion of the maned wolf (Chrysocyon brachyu-
Mazzini Editores, Fundación de Historia rus). Smithsonian Contributions to Zoology,
Natural Félix de Azara. 392, 1-51.
Bestelmeyer, S. V. (2000). Solitary, reproduc- Emmons, L. H. (2012). The maned wolves of Noel
tive and parental behavior of maned wolves Kempff Mercado National Park. Smithsonian
(Chrysocyon brachyurus). Tesis Doctoral. Contributions to Zoology, 639, 1-135.
Colorado State University, Fort Collin. Colo- Fernández, J. (1974). Modificaciones recientes
rado, USA. en el hábitat de algunos mamíferos pampási-
Brady, C. A. (1981). The vocal repertoires of the co-patagónicos. Implicancias arqueológicas.
bush dog (Speothos venaticus), Crab-eating Anales de Arqueología y Etnología, XXIX-
fox (Cerdocyon thous), and maned wolf (Chry- XXXI, 227-293.
socyon brachyurus). Animal Behaviour, 29, Ferreira, G. B.; Barros, C. S.; Costa, A. B.; Dias, T. S.
649-669. y Oliveira, M. J. R. (2017). First ever record of
Cabrera, A. y Yepes, J. (1940). Mamíferos a black-coloured maned wolf. Canid Biology
Sud-Americanos (vida, costumbres y & Conservation, 20(10), 42-45.
descripción). Buenos Aires, Argentina: Fletchall, N. B.; Rodden, M. y Taylor, S. (1995).
Compañía Argentina de Editores. Husbandry manual for the maned wolf Chrys-
Cartes, J.; Giordano, A. y Mujica, N. (2013). The ocyon brachyurus. Washington, Estados Uni-
Maned Wolf (Chrysocyon brachyurus) in Pa- dos: American Association of Zoo Veterinar-
raguay. En: A. Consorte-McCrea y E. Ferraz ians.
Santos (Eds.), Ecology and Conservation of Galliari, C.; Cirignoli, S. y Horlent, N. (2004). La
the Maned Wolf: Multidisciplinary perspec- expansión de la geonemia del aguará guazú
tives (pp. 235-247). Nueva York, Estados (Chrysocyon brachyurus) y su paradójica pro-
Unidos: CRC Press. babilidad de extinción local a corto plazo. I
Carvalho, C. T. E. y Vasconcellos, L. E. M. (1995). Congreso Nacional de Biodiversidad. Buenos
Disease, food and reproduction of the maned Aires, Argentina.
wolf Chrysocyon brachyurus (Illiger) (Carnivora, Garcia Esponda, C. M.; Acosta, A. A.; Loponte, D.
Canidae) in southeast Brazil. Revista Brasilei- N. y De Santis, L. (2001). Registro de Chryso-
ra de Zoologia, 12(3), 627-640. cyon brachyurus (Carnivora: Canidae) en
Carvalho, F. y Mira, A. (2011). Comparing an- contextos arqueológicos en el noreste de la
nual vertebrate road kills over two time provincia de Buenos Aires. Mastozoología
periods, 9 years apart: a case study in Me- Neotropical, 8(2), 159-163.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 383
A G U A R Á G U A Z Ú

Ginsberg, J. R. y Macdonald, D. W. (1990). Foxes, cial do lobo-guará (Chrysocyon brachyurus).


Wolves, Jackals, and Dogs. An Action Plan Anais XIII Simpósio Brasileiro de Sensoria-
for the Conservation of Canids. IUCN/SSC mento Remoto. Florianópolis, Brasil.
Canid Specialist Group. IUCN Wolf Special- Kleiman, D. (1967). Some aspects of social be-
ist Group (Mech, L.D., Chair). Gland, Suiza: havior of Canidae. American Zoologist, 7,
IUCN Publications. 365-372.
Giordano, A.; Giménez, D.; Martínez, V.; Rojas Larrain, N. (1906). El país de Cuyo. Buenos Ai-
Bonzi, V.; Saldívar, S.; Velilla, M.; Ayala, R.; res, Argentina: Imprenta Juan Alsina.
López, J.; Velázquez, M.; Thompson, J.; Car- Lertora, J.; Mosqueda, M.; Mohr, B. y Frias, M.
tes, J.; del Castillo, H.; Mujica, N.; Weiler, A.; (2008). Reporte de distemper canino en
Villalba, L. y Ramírez, F. (2017). Carnívora: aguará guazú (Chrysocyon brachyurus). Sexta
los carnívoros. En: S. Saldivar, V. Rojas y D. reunión Argentina de Patología Veterinaria.
Giménez (Eds.), Libro Rojo de Mamíferos Facultad de Ciencias Veterinarias, UNNE,
del Paraguay: especies amenazadas de Argentina.
extinción (pp. 79-101). Asunción, Para- Lista, R. (1883). El territorio de las Misiones.
guay: CREATIO-Asociación Paraguaya de Buenos Aires, Argentina: Imprenta La Uni-
Mastozoología y Secretaría del Ambiente. versidad de J. N. Klingelfuss.
Gonzalez Calderón, A. (2016). Señalamientos López Breard, M. R. (1994). Mitos guaraníes.
viales: una acción de manejo dirigida a la Asunción, Paraguay: Intercontinental Edi-
conservación de los mamíferos en los Ba- tora.
ñados del Río Dulce y Laguna Mar Chiquita, Maia, O. B. y Gouveia, A. M. G. (2002). Birth and
Córdoba, Argentina. Caso de estudio: “Agua- mortality of maned wolves Chrysocyon bra-
rá guazú” (Chrysocyon brachyurus). Tesis de chyurus (Illiger, 1811) in captivity. Brazilian
Maestría. Facultad de Ciencias Exactas, Fí- Journal of Biology, 62, 25-32.
sicas y Naturales, Universidad Nacional de Melo, L. F. B.; Lima Sabato, M. A.; Vaz Magni, E.
Córdoba. M.; Young, R. J. y Coelho, C. M. (2007). Secret
Gonzalez Ciccia, P.; Delfino, G. y Gomez Valen- lives of maned wolves (Chrysocyon brachyurus
cia, V. (2012a). Maned wolf conservation in Illiger 1815): as revealed by GPS tracking
Mar Chiquita Lagoon, Argentina. IVth In- collar. Journal of Zoology, 271, 27-36.
ternational Wildlife Management Congress. Miatello, R. y Cobos, V. (2008). Nuevos apor-
Durban, South Africa. tes sobre la distribución del aguará guazú
Gonzalez Ciccia, P.; Soler, G. L. y Orozco, M. M. (Chrysocyon brachyurus, Carnivora: Canidae)
(2012b). Linking institutional cooperation en las provincias de Córdoba y Santiago del
for the conservation of Chrysocyon brachyu- Estero, Argentina. Mastozoología Neotropi-
rus (Order Carnivora) in Argentina. IVth In- cal, 15, 209-213.
ternational Wildlife Management Congress. Michelson, A. (2005). Predicción de aptitud de
Durban, South Africa. hábitat para aguará-guazú (Chrysocyon bra-
Iaconis, K.; Soler, G. y Palacios Gonzalez, M. chyurus) en un paisaje antropizado del nores-
(2015). Palmeras nativas en la dieta de car- te de Corrientes, Argentina. Tesis de Licen-
nívoros silvestres: análisis preliminar de su ciatura. Facultad de Ciencias Exactas y Natu-
rol como dispersores. Boletín de la Sociedad rales, Universidad Nacional de Buenos Aires.
Argentina de Botánica, 50, 118-119. Mujica, N. (2014). Habitat factors affecting oc-
Jácomo, A. T. (1999). Nicho alimentar do lobo cupancy and detection of mammals in the
guará (Chrysocyon brachyurus Illiger, 1811) Paraguayan Chaco. Thesis. Southern Illinois
no Parque Nacional das Emas. MSc. Thesis. University, Carbondale, Illinois, USA.
Universidade Federal de Goiás, Brasil. MWSSP. (2007). Maned Wolf Husbandry Manual
Jones, K. E.; Patel, N. G.; Levy, M. A.; Storey- (English version). Maned Wolf SSP, USA: As-
gard, A.; Balk, D.; Gittleman, J. L. y Daszak, P. sociation of Zoos and Aquariums.
(2008). Global trends in emerging infectious Neris, N.; Colman, F.; Ovelar, E.; Sukigara, N. e Is-
diseases. Nature, 451, 990-993. hii, N. (2002). Guía de Mamíferos Medianos y
Kawashima, R. S.; Ferreira de Siqueira, M. y Grandes del Paraguay: distribución, tenden-
Mantovani, J. E. (2007). Dados do monitora- cia poblacional y utilización. Asunción, Para-
mento da cobertura vegetal por NDVI na mo- guay: Secretaría del Ambiente del Paraguay.
delagem da distribuição geográfica poten- Nigro, N. A.; Lodeiro Ocampo, N.; Martinez G.

384 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A G U A R Á G U A Z Ú

y Faifer, L. M. (2020). Primer registro do- Argentine Chaco. Mammalia, 78, 339-349.
cumentado de aguará guazú Chrysocyon Orozco, M. M.; Pino, M. C. y Díaz, M. L. (2001).
brachyurus (Mammalia, Carnivora) para la Informe comparativo entre cronologías den-
ecorregión de la Selva Paranaense, en la tarias deciduas del canino doméstico (Canis
provincia de Misiones, República Argentina. familiaris) y el aguará guazú (Chrysocyon bra-
Notas sobre Mamíferos Sudamericanos, 2. chyurus). X Congress ALPZA. Buenos Aires,
Nowak, R. M. y Paradiso, J. L. (1983). Walker’s Argentina.
Mammals of the World. Baltimore, USA- Orozco, M. M.; Soler, G.; Gonzalez Ciccia, P.; Pau-
London, UK: The Johns Hopkins University tasso, A.; Sensevy, A. y Sciabarrasi, A. (2017).
Press. Atropellamientos en rutas de la Argentina:
Ojeda, R. A. y Díaz, G. B. (1997). La Categoriza- una creciente amenaza para el aguará gua-
ción de los Mamíferos de Argentina. En: J. G. zú (Chrysocyon brachyurus). XXX Jornadas
Fernandez, R. A. Ojeda, G. B. Fraga y R. Bai- Argentinas de Mastozoología. Bahía Blanca,
gún (Eds.), Libro Rojo de Mamíferos y Aves Argentina.
Amenazados de Argentina (pp. 73-154). Ad- Paula, R. C. y DeMatteo, K. (2015). Chrysocyon bra-
ministración de Parques Nacionales. chyurus (errata version published in 2016).
Orozco, M. M. (2015). Los perros como una Lista Roja de las Especies Amenazadas de
potencial amenaza para el aguará guazú la Unión Internacional para la Conservación
(Chrysocyon brachyurus). En: M. M. Orozco, G. de la Naturaleza 2015: e.T4819A88135664.
Soler y P. Gonzalez Ciccia (Eds.), El Aguará Paula, R. C. y Gambarini, A. (2013). Stories of a
Guazú en la Argentina. Lecciones aprendi- Golden Wolf. Vinhedo, Brasil: Avis Brasilis
das y recomendaciones para su conserva- Editora.
ción (pp. 97-102). Buenos Aires, Argentina: Paula, R. C.; Medici, P. y Morato, R. G. (2008).
Vázquez Mazzini Editores, Fundación de Maned Wolf Action Plan - Population and
Historia Natural Félix de Azara. Habitat Viability Assessment/Plan de Ac-
Orozco, M. M. y Gonzalez Ciccia, P. (2015). Pro- ción para la Conservación del Aguará Guazú
tocolo de manejo de ejemplares de aguará - Análisis de Viabilidad Poblacional y de Há-
guazú (Chrysocyon brachyurus) decomisados. bitat. Brasília, Brasil: Edições IBAMA.
En: M. M. Orozco, G. Soler y P. Gonzalez Cic- Pautasso, A. A. (2009). Estado de conocimiento
cia (Eds.), El Aguará Guazú en la Argentina. y conservación del aguará guazú (Chrysoc-
Lecciones aprendidas y recomendaciones yon brachyurus) en la provincia de Santa Fe,
para su conservación (pp. 191-223). Buenos Argentina. Plan de Acción para la Conserva-
Aires, Argentina: Vázquez Mazzini Editores, ción del Aguará guazú en Santa Fe. Santa Fe,
Fundación de Historia Natural Félix de Aza- Argentina: Biológica Edición Especial.
ra. Pino, M. C.; Orozco, M. M. y Díaz, M. L. (2001).
Orozco, M. M.; Soler, G. y Gonzalez Ciccia, P. Parámetros de crecimiento de cachorros
(2015a). El aguará guazú en la Argentina. de aguará guazú (Chrysocyon brachyurus) en
Lecciones aprendidas y recomendaciones el Jardín Zoológico de la Ciudad de Buenos
para su conservación. Buenos Aires, Argen- Aires. X Congreso ALPZA. Buenos Aires, Ar-
tina: Vázquez Mazzini Editores, Fundación gentina.
de Historia Natural Félix de Azara. Prevosti, F. J.; Bonomo, M. y Toni, E. P. (2004). La
Orozco, M. M.; Di Nucci, D. y Torres, L. (2015b). distribución de Chrysocyon brachyurus (Illiger,
Sanidad en aguará guazú (Chrysocyon bra- 1811) (Mammalia: Carnivora: Canidae) du-
chyurus). En: M. M. Orozco, G. Soler y P. rante el holoceno en la Argentina: implican-
Gonzalez Ciccia (Eds.), El Aguará Guazú en cias paleoambientales. Mastozoología Neo-
la Argentina. Lecciones aprendidas y re- tropical, 11, 27-43.
comendaciones para su conservación (pp. Queirolo, D.; Moreira, J. R.; Soler, L.; Emmons,
127-143). Buenos Aires, Argentina: Vázquez L. H.; Rodrigues, F. H. G.; Pautasso, A. A.;
Mazzini Editores, Fundación de Historia Na- Cartes, J. L. y Salvatori, V. (2011). Historical
tural Félix de Azara. and current range of the Near Threatened
Orozco, M. M.; Ceballos, L. A.; Pino, M. C. y maned wolf Chrysocyon brachyurus in South
Gürtler, R. E. (2013). Local threats and po- America. Oryx, 45, 296-303.
tential infectious hazards to maned wolves Raimondi, V. (2013). Genética aplicada a la con-
(Chrysocyon brachyurus) in the southeastern servación de especies amenazadas y su há-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 385
A G U A R Á G U A Z Ú

bitat. Estudio del aguará guazú (Chrysocyon sidade Federal de Goiás, Goiás, Brasil.
brachyurus) y del venado de las pampas (Ozo- Soler, G. L. (2009). Aspectos ecológicos y pers-
toceros bezoarticus). Tesis Doctoral. Universi- pectivas de conservación de Chrysocyon
dad de Buenos Aires, Argentina. brachyurus en Argentina. Departamento de
Raimondi, V.; Piedrabuena, M. y Mirol, P. (2015). Biología, Bioquímica y Farmacia. Tesis de
Patrones de diversidad genética y estruc- Maestría. Universidad Nacional del Sur. Ba-
tura poblacional del aguará guazú (Chryso- hía Blanca, Argentina.
cyon brachyurus) en la Argentina. En: M. M. Soler, G. L. (2010). Evaluación de estrategias
Orozco, G. Soler y P. Gonzalez Ciccia (Eds.), educativas: proyecto conservación de los
El Aguará Guazú en la Argentina. Lecciones carnívoros del nordeste Argentino. Bioló-
aprendidas y recomendaciones para su con- gica, Naturaleza, Conservación y Sociedad,
servación (pp. 73-79). Buenos Aires, Argen- 12, 37-47.
tina: Vázquez Mazzini Editores, Fundación Soler, G. L.; Alegre, A.; Nigro, N.; Pérez, P.; Fleita,
de Historia Natural Félix de Azara. A.; Falcón, M.; Elst, G.; Gómez, G.; Cáceres, C.
Reca, A. y Grigera, D. (1996). Prioridades de y Romero Gomez, Z. (2007). ¿Aguará guazú?
conservación de los mamíferos de Argenti- Presente! La experiencia educativa de un
na. Mastozoología Neotropical, 3, 87-117. proyecto que promueve la conservación del
Rodden, M.; Rodrigues, F. H. G. y Bestelmeyer, aguará guazú en Corrientes. Parte 1. Biológi-
S. (2004). Maned wolf (Chrysocyon brachyurus: ca, 1, 24-27.
Illiger, 1815). En: C. Sillero-Zubiri, M. Hoff- Soler, G. L.; Carenton, J. M.; Birochio, D.; Salvato-
man y D. W. Macdonald (Eds.), Canids: Fox- ri, V.; Orozco, M. M.; Rosso, M. S.; Carpinetto,
es, Wolves, Jackals and Dogs. Status Survey M.; Heinonen Fortabat, S.; Steiman, L.; Díaz,
and Conservation Action Plan (pp. 26-31). M. L.; Pino, M. C.; Chávez Calvimontes, V.;
Gland, Cambridge: IUCN/SSC Canid Special- Kina, A. M.; Torres Jiménez, G.; Prates, P. y
ist Group. Solís, G. (2005a). Problems and recommen-
Rodriguez, F. (2002). Biologia e conservação do dations for the conservation of maned wolf
lobo guará na Estação Ecológica de Águas in Argentina. Results from the First Work-
Emendadas. Tesis de Doutorado. Universi- shop of Chrysocyon brachyurus in Argentina
dade Estadual de Campinas, Campinas, SP, and surrounding countries: conservation in
Brasil. situ and ex situ. Endangered Species UPDA-
Roig, V. (1988) Los estudios faunísticos en las TE, 22, 1-9.
regiones áridas. Xama, 17-48. Soler, G. L.; Carenton, J. M.; Fleita, A.; Cuello, P.;
Rumiz, D. y Sainz, B. L. (2002). Estimación del Araujo, S.; Ciuccio, M.; Casanave, E.; Rosso,
hábitat útil y la abundancia potencial del M. S.; Carpinetto, M. y Roffe, A. (2005b). For-
lobo de crin o borochi (Chrysocyon brachyu- talezas y debilidades de los talleres educati-
rus) en Huanchaca, Santa Cruz-Bolivia. Re- vos comunitarios interdisciplinarios para la
vista Boliviana de Ecología y Conservación conservación del aguará guazú. XX Jornadas
Ambiental, 11, 3-16. Argentinas de Mastozoología. Buenos Aires,
Sáenz, J. P. (1947). Un poblador de las pampas. Argentina.
Traducción y notas del libro de Richard Sey- Soler, G. L.; Orozco, M. M.; Caruso, N.; Gonzalez
mour, 1869 “Pioneering in the Pampas or Ciccia, P. y Pautasso, A. (2015a). Presencia
the First Four Years of a Settler’s Experience y distribución del aguará guazú (Chrysoc-
in the La Plata Camps”. Buenos Aires, Argen- yon brachyurus) en la Argentina. En: M. M.
tina: Editora del Plata. Orozco, G. Soler y P. Gonzalez Ciccia (Eds.),
SAyDS y SAREM. (2019). Categorización 2019 de El Aguará Guazú en la Argentina. Lecciones
los mamíferos de Argentina según su riesgo aprendidas y recomendaciones para su con-
de extinción. Lista Roja de los mamíferos de servación (pp. 59-72). Buenos Aires, Argen-
Argentina. Secretaría de Ambiente y Desa- tina: Vázquez Mazzini Editores, Fundación
rrollo Sustentable de la Nación y Sociedad de Historia Natural Félix de Azara.
Argentina para el Estudio de los Mamíferos. Soler, G. L.; Palacios González, M. y Casanave, E.
Versión digital. (2015b). Algunos aspectos sobre la biología,
Silveira, L. (1999). Ecologia e conservação dos ecología y comportamiento del aguará gua-
mamíferos carnívoros do Parque Nacional zú (Chrysocyon brachyurus) en la Argentina.
das Emas, Goiás. Tesis de Maestría. Univer- En: M. M. Orozco, G. Soler y P. Gonzalez Cic-

386 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A G U A R Á G U A Z Ú

cia (Eds.), El Aguará Guazú en la Argentina. Registro de un individuo de aguará guazú


Lecciones aprendidas y recomendaciones (Chrysocyon brachyurus) en el noroeste de la
para su conservación (pp. 43-59). Buenos provincia de Buenos Aires (Argentina). XXX
Aires, Argentina: Vázquez Mazzini Editores, Jornadas Argentinas de Mastozoología. Ba-
Fundación de Historia Natural Félix de Aza- hía Blanca, Argentina.
ra. Soler, G. L.; Salvatori, V. y Fleita, A. (2006). Re-
Soler, G. L.; Orozco, M. M. y Gonzalez Ciccia, P. levamiento de conflictos con carnívoros
(2015c). Estado de conservación del aguará silvestres en el nordeste de Argentina. Con-
guazú (Chrysocyon brachyurus) en la Argen- greso Sudamericano de Mastozoología. Gra-
tina: Amenazas locales. Acciones desa- mado, Brasil.
rrolladas, en desarrollo y perspectivas de Songsasen, N. y Rodden, M. D. (2010). The role
conservación en las provincias. En: M. M. of the Species Survival Plan in maned wolf
Orozco, G. Soler y P. Gonzalez Ciccia (Eds.), Chrysocyon brachyurus conservation. Interna-
El Aguará Guazú en la Argentina. Lecciones tional Zoo Yearbook, 44, 136-148.
aprendidas y recomendaciones para su con- Terán Buenaventura, M. (1984). Fabulario Kalak
servación (pp. 21-42). Buenos Aires, Argen- y los tobas: el aguará guazú en la mitología
tina: Vázquez Mazzini Editores, Fundación toba. Revista Fundación Vida Silvestre Ar-
de Historia Natural Félix de Azara. gentina, 11, 14-15.
Soler, G. L.; Gonzalez Ciccia, P. y Orozco, M. M. Terán Buenaventura, M. (1999). El ciclo de Tokjuaj
(2015d). Acciones participativas para acor- y otros mitos de los wichí. Biblioteca de Cultu-
dar prioridades y estrategias de conserva- ra Popular, 26, Ediciones del Sol.
ción del aguará guazú (Chrysocyon brachyu- Ulibarrie, A. A. (2020). Evaluación de factores
rus). En: M. M. Orozco, G. Soler y P. Gonzalez ambientales asociados a la distribución
Ciccia (Eds.), El Aguará Guazú en la Argen- geográfica del aguará guazú (Chrysocyon bra-
tina. Lecciones aprendidas y recomenda- chyurus) en la provincia de Santa Fe. Tesis de
ciones para su conservación (pp. 223-238). Licenciatura. Facultad de Humanidades y
Buenos Aires, Argentina: Vázquez Mazzini Ciencias, Universidad Nacional del Litoral.
Editores, Fundación de Historia Natural Fé- Santa Fe, Argentina.
lix de Azara. Vynne, C.; Keim, J. L.; Machado, R. B.; Marinho-
Soler, G. L.; Luengos Vidal, E. M.; Casanave, E. B.; Filho, J.; Silveira, L.; Groom, M. J. y Wasser,
Chtcherbine, A.; Peris Campodarbe, A.; Iaco- S. K. (2011). Resource selection and its im-
nis, K. y Palacios González, M. J. (2011). Uso plications for wide-ranging mammals of the
de hábitat, home range, patrón de actividad Brazilian Cerrado. Plos One, 6, e28939.
y dieta del aguará guazú, Chrysocyon brachyu- Wiethoelter, A. K.; Beltrán-Alcrudo, D.; Kock, R.
rus, en un paisaje fragmentado del Nordeste y Mor, S. M. (2015). Global trends in infec-
argentino. X Congreso de la Sociedad Espa- tious diseases at the wildlife-livestock inter-
ñola para la Conservación y Estudio de los face. Proceedings of the National Academy
Mamíferos. Fuengirola, España. of Sciences of the United States of America,
Soler, G. L.; Orozco, M. M. y Rodriguez, P. (2017). 112, 9662-9667.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 387
YA G U A R E T É

388 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
YA G U A R E T É

Panthera onca (Linnaeus, 1758)

N O R B E R TO A . N I G R O y N I CO L ÁS LO D E I R O O C A M P O

Clase: Mammalia
Orden: Carnivora
Familia: Felidae
Otros nombres vulgares: tigre, tigra (hembra), tigre americano, tigre criollo; chiví-
guasú, yaguá-pará, dyaguá-eté o yaguareté-hú (guaraní); otorunco, oturunco, otorongo,
uturunco o uturuncu (quichua); pok, keyóc o “iyóc (toba); toguajlataj (yaguareté grande),
wila:h´na, häyox, haiój, ahioj o tiog (mata¬co); ikém (vilela); yiquén o yquempé (chunupí);
chalue, jalue, hallú o kalvún (puelche); ksoguenigoaloen, halschehuen o halsheuen
(tehuelche); yaguarazú (omagua); mantis (campa); ninii (chayhuita); nawell o Nahuel,
(araucano); domonahuel o vutahuenchru (mapuche); kedók, kerók o kidók (pilagá o toba
pilagá); regát o lidiagatgaec (mocoví); yahuara, yanuara (tupí guaraní), yahuá o iahuá
(chiriguano o chané); caatai (ayoreo); yahuaré (oyampi), yaguat (kamayura), yaguar o
yahuar (guarayo), imichursh o nuitymish (chiquitano); onça pintada, onça-canguçú, onça,
cangusú, acangusú, yauí o yaí y onça preta -al melánico- (Brasil); jaguareté (Paraguay);
otorongo (Perú); tigre real, tigre mariposo, tigre serrano, mano de lana o mano de plomo
(Colombia); tío tigre, don tiburcio, mano de plomo (Venezuela); tigre, balam (México);
overo, manchado, pintado, michilo (comunidad kolla, Argentina), “El bicho”, “El pintado”,
“El Tìo”, “El compadre” o simplemente “El” (en la creencia campera argentina que si lo
nombran, aparece).
Nombre en inglés: Jaguar.

Estatus internacional: Casi Amenazada (Quigley et al., 2017).


Estatus nacional: En Peligro Crítico (Paviolo et al., 2019).
CITES: I (CITES, 2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES co (Seymour, 1989). Puede medir hasta


los 2,50 m de largo total (por lo general
El yaguareté (Panthera onca) es el feli- mide entre 1,80 y 2,20 m de largo) ocu-
no más grande de América y el mayor pando la cola entre 55 y 65 cm y alcan-
depredador que habita en el Neotrópi- zando los 150 kg de peso en los machos

F U N DAC I Ó N A Z A R A 389
YA G U A R E T É

“Sixto”, un enorme macho de yaguareté registrado con una cámara trampa en las Yungas
salteñas, Parque Nacional Baritú, departamento Santa Victoria, Salta, 2016. Foto: Equipo Red
Yaguareté y Parque Nacional Baritú.

y 120 kg en las hembras, aunque lo más tienen forma de rosetas integradas por
común es que los machos ronden los 80- varios trazos negros (las más grandes ro-
100 kg y las hembras los 60 kg (Chebez dean un centro de color algo más oscuro y
et al., 2008). Es un animal musculoso y encierran uno o varios puntos negros). No
robusto, con cabeza grande y poderosa, existen dos yaguaretés con patrones igua-
mandíbulas fuertes y patas sólidas y más les de manchas, lo que permite identificar
bien cortas. a los distintos individuos distinguiendo el
Su coloración de fondo es pardo amari- diseño de estas. Aunque menos frecuen-
llenta o rojiza en el dorso y los costados, tes también existen ejemplares totalmen-
que se torna blanca en el pecho, vien- te negros (melánicos) donde las manchas
tre y partes internas de las extremida- típicas se mantienen, pero se encuentran
des; sobre esta tonalidad está salpicado tapadas por el negro más uniforme carac-
de manchas negras que, en los flancos, terístico de este tipo de animal.

390 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
YA G U A R E T É

Sencillo método de identificación de ejemplares mediante patrón de manchas. No existen


dos yaguaretés con el mismo patrón de distribución y forma de sus manchas, por lo que,
con un poco de práctica, de la mera observación de su pelaje pueden distinguirse individuos.
Parque Provincial Salto Encantado, Misiones, marzo de 2018 (izquierda) y enero de 2019
(derecha). Fotos: Red Yaguareté/Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables de la provincia de Misiones.

Ejemplar melánico, comúnmente conocido como “pantera negra”, Zoológico de Chapultepec,


Ciudad de México, 2020. Foto: Lautaro Nigro, Red Yaguareté.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 391
YA G U A R E T É

HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN de la selva ha sido enormemente trans-


formada. En la actualidad, utiliza incluso
A lo largo de su distribución, el yagua- ambientes muy modificados como plan-
reté ocupa una gran variedad de hábitats: taciones de pinos y/o eucaliptos exóticos,
bosque húmedo tropical y subtropical, al menos como corredores entre bloques
bosques semideciduos secos y muy se- de monte nativo. Se lo encuentra hasta
cos, bosques espinosos tropicales secos los 3.000 m s. n. m. y en las Yungas salte-
y premontanos secos, bosques húmedos ñas sobrepasa con frecuencia los 2.500
y muy húmedos, matorrales, sabanas m s. n. m. (Lodeiro Ocampo et al., 2016).
pantanosas y matorrales espinosos ári- La mayor densidad poblacional se da en
dos (de Oliveira, 2002). A pesar de tener la selva amazónica, siendo menor en los
hoy en día una distribución acotada en límites de su distribución (Crawshaw y
la Argentina, se adapta a diferentes am- Quigley, 1991).
bientes; pues vivió en la llanura pampea- En la Argentina, hoy en día, lo podemos
na, en el espinal y en el monte hasta el encontrar en los siguientes ambientes:
norte de la Patagonia y en Misiones, don- Selva de Yungas, Selva Paranaense y Dis-
trito Chaqueño Occidental (Bosque
Chaqueño Seco) con algunos regis-
DISTRIBUCIÓN tros en zonas más húmedas hacia
el este (Chebez et al., 2008; Massoia
et al., 2012).
Antiguamente, la especie ocu-
paba un área de distribución muy
extensa, desde el sudoeste de
Estados Unidos hasta la Argenti-
na, siendo su límite histórico de
distribución variable entre el río
Negro a los 45º de latitud sur (Car-
man, 1984; Swank y Teer, 1989)
y el río Colorado a los 41º de lati-
tud sur (Lehmann-Nitsche, 1907),
aunque es muy probable que haya
habitado aún más al sur. Al res-
pecto, Díaz (2010) realizó una ex-
haustiva revisión de documentos
históricos de la época de contacto
con los europeos para evaluar la
presencia histórica de la especie
en la Patagonia, complementando
su estudio con restos fósiles, etno-
grafía, topónimos y nombres indí-

392 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
YA G U A R E T É

genas para la especie, identificando tres (Potos flavus), perezosos (Bradypus spp. y
áreas de ocupación: noroeste de Pata- Choloepus spp.), osos hormigueros (Myr-
gonia, sur continental de Chile, y zonas mecophaga tridactyla y Tamandua spp.),
cercanas a puertos naturales de la costa coendúes (Coendu spp.), coipos (Myocastor
Atlántica. Sin embargo, fundamental- coypus), entre otros. Además, come rep-
mente la presión de caza y la destruc- tiles como: boas (Eunectes murinus y Boa
ción de su hábitat llevaron a la especie constrictor), tortugas de tierra (Geochelone
a que sufra una fuerte retracción en sus spp.), tortugas (Podocnemis spp.), iguanas
poblaciones por lo que, en la actualidad (Iguana iguana), yacarés (Caiman spp.); y
en nuestro país apenas sobrevive en la aves, como: garzas (Ardea cocoi), aningas
Selva Paranaense (provincia de Misio- (Anhinga anhinga), cigüeñas (Jabiru mycte-
nes), en la Selva de Yungas (provincias ria, Ciconia maguari y Mycteria americana),
de Salta y Jujuy), en el oeste de Formosa pavas de monte (Crax spp.). También hay
y Chaco, en ciertos sectores del chaco registro de consumo de bagres (Pseu-
salteño y en el extremo noreste de San- doplatystoma fasciatum, Phractocephalus
tiago del Estero (Chebez et al., 2008). hemiliopterus), ranas (Ranidae) y cangre-
jos (Decapoda) (Mondolfi y Hoogesteijn,
1986; Rabinowitz y Nottingham, 1986).
RASGOS ETOECOLÓGICOS Se ha dicho que la disminución de las
poblaciones de sus presas puede llevar-
Cumple, por su posición en la cúspide lo a atacar animales domésticos, como
de la cadena trófica, un importante rol perros, vacas, caballos, mulas y cerdos.
ecológico en los ecosistemas, especial- Sin embargo, los autores de este capítulo
mente manteniendo el equilibrio y la di- creen que esta conducta puede deberse
versidad de los mismos (Aranda, 1994). más a su característica de cazador opor-
Es un cazador oportunista, cuya alimen- tunista, que no desprecia la oferta numé-
tación varía de acuerdo a la densidad de rica y la facilidad de captura de los ani-
presas y facilidad de su captura (Sey- males que cría el hombre.
mour, 1989; Nowell y Jackson, 1996). El yaguareté posee una de las mordidas
Así, se han reportado más de 85 espe- más poderosas del Reino Animal, lo que
cies que componen su dieta, entre ellas, le permite romper el cráneo de sus pre-
de mamíferos: pecaríes (Tayassu pecari y sas en vez de asfixiarlas como hacen los
Pecari tajacu), carpinchos (Hydrochoerus demás felinos grandes: es el único que
hydrochaeris), corzuelas (Mazama spp.), puede inmovilizarlas y luego matarlas
pacas (Agouti paca), agutíes (Dasyprocta con una fuerte mordida entre la base del
spp.), armadillos (Dasypus sp.). También cráneo detrás de las orejas o en la nuca
consume tapires (Tapirus spp.), comadre- fracturando las vértebras cervicales. No
jas (Didelphis spp.), monos (Alouatta seni- obstante, algunas veces también puede
culus, Aotus trivirgatus), lobitos de río (Lon- asfixiar a sus presas más grandes mor-
tra spp.), gatos onza (Leopardus pardalis), diéndoles la tráquea (Del Moral Sachetti
zorrinos (Conepatus spp.), martuchas et al., 2011).

F U N DAC I Ó N A Z A R A 393
YA G U A R E T É

A B

A. Una hembra de yaguareté juguetea con su cachorro y B. Cachorro de yaguareté.


Zoológico de Tarija, Bolivia, 2006. Fotos: Oscar H. Braslavsky, Red Yaguareté.

Es un animal de hábitos solitarios, sal- cuidado de su madre, que se vuelve muy


vo en la época reproductiva cuando se lo agresiva durante ese período. Los cacho-
puede ver en pareja o inclusive la madre rros nacen ciegos y abren los ojos entre los
con sus crías (Rabinowitz y Nottingham, 3 y los 13 días. Comienzan a dar sus pri-
1986; Emmons y Feer, 1997). Si bien se meros pasos a los 18 días. Prueban la car-
lo encuentra más activo al amanecer y al ne a la décima u onceava semana, aunque
crepúsculo, sus picos de actividad varían siguen tomando leche hasta los cuatro o
según el ambiente en el que se encuen- cinco meses. Finalmente, los cachorrones
tre. Es buen trepador y un extraordinario se independizan de la madre entre los 16
nadador, que puede cruzar sin dificulta- y 24 meses (Wildt et al., 2010) y entre los
des amplios cursos de agua, como el río 24 y los 30 meses adquieren la madurez
Uruguay, por ejemplo. Ocupa amplios te- sexual (Sunquist y Sunquist, 2002).
rritorios bien determinados y de tamaño
variable según el ambiente, los que marca
con señales olfativas, mediante excretas y ESTADO DE CONSERVACIÓN
orina y también mediante rasguños en los
árboles. En toda América, en siglos anteriores
En cuanto a aspectos reproductivos, se lo persiguió implacablemente por el
un macho puede cubrir varias hembras alto valor que alcanzaba su vistoso pelaje
de su territorio (Macdonald et al., 2010). y por su condición de “animal peligroso”
Tras aproximadamente 100 días de gesta- para el hombre o su ganado. Si bien las
ción, la hembra da a luz dos o tres cacho- crónicas históricas describen una extre-
rros de 800 g (Oftedal y Gittleman, 1989). ma “peligrosidad” hacia el ser humano
Las crías permanecen exclusivamente al y aun cuando alguna de ellas resulta ser

394 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
YA G U A R E T É

cierta, no se conocen casos comprobados de más del 95% (Di Bitetti et al., 2016). En
de yaguaretés “cebados” especializados los últimos tiempos, los atropellamientos
en capturar y alimentarse de hombres, de ejemplares en las rutas asfaltadas del
como sí existen en otros grandes felinos norte misionero han sumado una nueva
(leones, tigres y leopardos). Lamentable- amenaza para la especie (Nigro y Lodeiro
mente, esta extendida creencia llevó a su Ocampo, 2009; Lodeiro Ocampo y Nigro,
exterminio en toda su área de distribu- 2015). Sin embargo, sigue siendo la caza
ción. Hoy en día, los pocos y esporádicos la amenaza más importante que atenta
ataques registrados se deben principal- contra la supervivencia del yaguareté.
mente a animales que se defendían al ser Todos estos factores combinados lleva-
cazados y en menor medida a hembras ron a que en la Argentina se lo categorice
con cachorros o individuos sorprendidos como “En Peligro” (García Fernández et
mientras se alimentaban de una presa al., 1997; Díaz y Ojeda, 2000, Resolución
(Hoogesteijn et al., 2014). Nº 1.030/04 de la Secretaría de Ambien-
Respecto del aprovechamiento de su te y Desarrollo Sustentable de la Nación)
cuero, Humboldt escribía a comienzos hasta que, viendo que las amenazas con-
del siglo XIX que unas 2.000 pieles de tinuaban y la población seguía decrecien-
yaguareté se embarcaban anualmente do, en Chebez et al. (2008), los autores de
desde Buenos Aires con rumbo a Europa este capítulo propusieron que se lo consi-
(Chebez et al., 2008). En el país, la explota- dere como “En Peligro Crítico”, categoría
ción con fines peleteros se extendió hasta otorgada posteriormente por la Sociedad
principios de la década del 70 y después Argentina para el Estudio de los Mamífe-
fue decayendo paulatinamente ante la ros y que ostenta hasta la fecha (Ojeda et
creciente escasez de la especie, hasta que, al., 2012; Paviolo et al., 2019). En efecto,
afortunadamente, el uso de pieles natu- desde la Red Yaguareté se estima que la
rales en la moda femenina dejó de estar especie cuenta con menos de 250 indivi-
“bien visto” y se las reemplazó por las duos en todo el país, distribuidos en tres
conocidas animal print sintéticas. A pesar poblaciones bien diferenciadas: unos 50-
de la legislación vigente en nuestro país, 70 en Misiones, menos de 20-30 en la re-
todavía se siguen vendiendo hasta el pre- gión chaqueña y 120-150 en las yungas
sente cueros y/o prendas confeccionadas de las provincias de Salta y Jujuy (Lodeiro
con su piel en pleno centro de la Ciudad Ocampo, 2015). A nivel internacional, se
Autónoma de Buenos Aires, en subastas considera “Casi Amenazada” (Quigley et
por internet o en ferias de artesanías en al., 2017).
distintos puntos de nuestro territorio.
También la pérdida y modificación del
hábitat y la disminución de presas influye- ACCIONES DE CONSERVACIÓN
ron, aunque en menor medida, en su mer-
ma poblacional. En la Argentina, se calcu- La Red Yaguareté es la única organiza-
la que en los últimos 200 años el yaguare- ción no gubernamental (ONG) dedicada
té sufrió una reducción de su distribución exclusivamente a la conservación del

F U N DAC I Ó N A Z A R A 395
YA G U A R E T É

yaguareté. Fundada en el año 2001, está otra presa y se cruzan con un yaguareté;
conformada casi en su totalidad por vo- “deportiva” o en represalia por sus ata-
luntarios y personas de la sociedad civil ques al ganado) aunque ilegal, continúa
que ante la grave situación poblacional existiendo y resulta la principal amena-
que atraviesa el yaguareté en nuestro país za contra la especie. También subsiste la
decidieron comprometerse y trabajar por comercialización de sus restos y, sobre
su conservación, buscando contrarrestar todo, de sus pieles (viejas o recientes)
todas las amenazas y conflictos que en- destinadas principalmente al ambiente
frenta la especie y atentan con su super- de los llamados “tradicionalistas” que
vivencia. La Red Yaguareté trabaja firme- gustan adornar sus aperos con prendas
mente según sus propias líneas de acción confeccionadas con cueros de yaguareté.
que mayormente coinciden con los obje- El mercado de sus restos, si bien peque-
tivos de los planes de acción aprobados ño, es bastante activo tanto en comercios
formalmente tanto por el Estado Nacional abiertos al público como mediante pági-
como por las provincias donde el yaguare- nas de internet y se localiza básicamente
té aún está presente. En este sentido exis- en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
te un “Plan Nacional de Conservación del y en menor medida en el Gran Buenos
Monumento Natural Yaguareté” (Rama-
dori et al., 2016) y tres planes específicos
por ecorregión: “Plan Estratégico para la
Conservación del Yaguareté en las Yungas
Argentinas” (Perovic et al., 2015), “Plan de
Acción para la Conservación de la Pobla-
ción de Yaguareté del Corredor Verde de
Misiones” (Schiaffino et al., 2011) y “Plan
de Emergencia para la Conservación del
Yaguareté en el Gran Chaco Argentino”
(Palacios, 2016), este último aprobado
oficialmente solo por la Administración
de Parques Nacionales (APN), hoy venci-
do sin haber cumplido la mayoría de sus
objetivos.
A continuación, se describen los prin-
cipales programas que lleva adelante la
Red Yaguareté para conservar al mayor
felino americano:

1) “Programa Cacería y
Comercialización CERO” Decomiso de un cuero de yaguareté denunciado
En la Argentina la caza (oportunista, por la Red Yaguareté en un hostal en Iruya, Salta,
mayo de 2019. Foto: Secretaría de Ambiente y Desarrollo
es decir, cuando los cazadores buscan
Sustentable de la Nación.

396 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
YA G U A R E T É

Disertación
en el “Primer
Congreso Policial
sobre el Delito
Ambiental y su
Investigación”
organizado por
la Policía Federal
Argentina,
Departamento
Central de la
Policía Federal
Argentina,
Buenos Aires,
octubre de 2019.
Foto: Yaca Ferroni,
Red Yaguareté.

Aires. No hemos detectado aún la expor- ran, y a pesar de que la caza, captura y/o
tación de sus despojos. comercialización de un yaguareté puede
En nuestro país, el yaguareté ha sido conllevar a obtener una multa económi-
declarado Monumento Natural Provin- ca significativa en el ámbito administra-
cial en Misiones en el año 1988 (Ley tivo para el responsable del ilícito (la Red
Provincial XVI - 22, antes Ley Nº 2.589), Yaguareté registró 72 denuncias a enero
en Chaco en el año 1996 (Ley N° 4.306), de 2022 por casos afines), en lo penal aún
en Salta en 2001 (Decreto Nº 1.660), en no se ha llegado a castigos más severos,
Jujuy en el año 2016 (Ley Nº 5984) y en en virtud de la histórica falta de impulso
Formosa en el año 2018 (Ley N° 1.673), procesal de las causas judiciales dejando
mientras que Santiago del Estero prohí- en la práctica totalmente desprotegida a
be su caza por medio del artículo 54 de la especie.
la Ley N° 4.802. Por su parte, en el año En ese sentido, y gracias a las gestiones
2001 la República Argentina mediante hechas por la Red Yaguareté, la provin-
la Ley N° 25.463 lo declaró Monumento cia del Chaco dio un gran paso. Median-
Natural Nacional, figura mediante la cual te el Decreto N° 23.127/18 instruyó a la
se le otorga protección absoluta. Fiscalía de Estado para que, ante casos
Internacionalmente está vedado su de cacería de ejemplares o venta de sus
comercio, ya que la especie está inclui- partes (pieles, colmillos, entre otros),
da en el Apéndice I de la CITES (Conven- efectúe la denuncia penal, se presente
ción sobre el Comercio Internacional de como querellante y asuma el impulso de
Especies Amenazadas de Fauna y Flora la causa hasta su resolución en todas las
Silvestres) (CITES, 2021) ratificada por la instancias que sea necesario. Este de-
Ley de la Nación Nº 22.344. creto alcanza también a otras especies
Pese a todas estas leyes que lo ampa- que en la provincia han sido declaradas

F U N DAC I Ó N A Z A R A 397
YA G U A R E T É

Monumentos Naturales, como el tatú ca- dan a los animales más vulnerables a las
rreta (Priodontes maximus), yurumí (Myr- depredaciones (terneros y vacas paridas
mecophaga tridactyla), chancho quimile- con crías al pie), lo que desalienta la en-
ro (Parachoerus wagneri), gato onza (Leo- trada de grandes felinos. En el marco de
pardus pardalis), ciervo de los pantanos este programa, la Red Yaguareté superó
(Blastocerus dichotomus) y aguará guazú los nueve años de trabajo en exitosas me-
(Chrysocyon brachyurus). didas de mitigación de ataques de yagua-
Este programa se enmarca en el Obje- reté al ganado doméstico: pues no se re-
tivo Particular 4.2 (“Propiciar el segui- gistró ninguna depredación dentro de los
miento de denuncias, causas judiciales corrales electrificados, con igual cantidad
y aplicación y cumplimiento de conde- de generación de terneros producidos en
nas”) del “Plan Nacional de Conserva- esos sistemas, aceptación total de los pro-
ción del Monumento Natural Yaguareté” ductores y cooperación con el Ministerio
(Ramadori et al., 2016). de Ecología y Recursos Naturales Renova-
bles y el Ministerio del Agro y la Produc-
2) “Programa Convivencia Yaguareté ción de Misiones. Se están ampliando los
y Personas” sistemas a cuatro o cinco propiedades
El avance de la ganadería hacia zonas más de la zona, con el objetivo de alcan-
donde habita el yaguareté le ha generado zar un total de 12 campos. Se registra la
históricamente un conflicto con los gana- presencia constante de ejemplares de ya-
deros, debido a las depredaciones de este guaretés en el área a través del monitoreo
felino sobre la hacienda. La habitual res- con cámaras trampa (es decir, cámaras
puesta del ganadero ha sido matar al ya- fotográficas que tienen un sensor de mo-
guareté lo que lo llevó a ser exterminado vimiento infrarrojo que, ya sea por cam-
de amplias zonas del país y el continente. bios de temperatura y/o cuando detecta la
El desafío es pasar del conflicto a la convi- presencia de un animal o movimiento, se
vencia, por lo que a partir del año 2011 la dispara automáticamente), con al menos
Red Yaguareté comenzó a trabajar en los cuatro individuos identificados desde el
alrededores del Parque Provincial Salto comienzo formal de los trabajos al mo-
Encantado del Valle del Arroyo Cuñá Pirú mento de la edición de este libro. Asimis-
(departamentos Cainguás y Libertador mo, asociaciones de ganaderos estable-
Gral. San Martín, provincia de Misiones) cieron contacto con la entidad con el fin
con ganaderos para la búsqueda de ma- de interiorizarse respecto de estas prác-
nejos alternativos del ganado que per- ticas para ser implementadas en áreas
mitan llegar a una convivencia armónica ubicadas más al norte de la provincia. En
entre el hombre y el “tigre” evitando la junio del año 2016, la Fundación Azara
pérdida de individuos de esta especie. El colaboró económicamente para que la
sistema consta de corrales con alambra- Red Yaguareté pudiera cambiar su vieja
dos electrificados (la fuente de energía camioneta por otra más moderna para
proviene de una batería alimentada me- continuar realizando los trabajos en el
diante un panel solar) donde se resguar- marco de este programa.

398 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
YA G U A R E T É

“Poguapy”, un macho residente en el Parque Provincial Salto Encantado (registrado de 2017 a


2019) y la zona ganadera aledaña, símbolo que la convivencia entre yaguaretés y personas, es
posible. Foto: Red Yaguareté/Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables de la provincia de Misiones.

“Amboty” es un macho que se comenzó a registrar en la zona del Parque Provincial Salto
Encantado a principios de 2019 y que compartió el espacio con “Poguapy”, otro macho que se
venía fotografiando desde el 2017. Actualmente ya no comparte el territorio con “Poguapy” al
que no se registra desde el 2019. Foto: Red Yaguareté/Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables
de la provincia de Misiones.

Para complementar estas acciones, se prensa tanto local como nacional. Tam-
hicieron campañas de difusión en me- bién se realizaron dos cortos documen-
dios radiales, escuelas, redes sociales y tales acerca de este programa (uno para

F U N DAC I Ó N A Z A R A 399
YA G U A R E T É

Ganado vacuno pastando, con el monte nativo de fondo, protegido por el alambrado
acondicionado que repele el ingreso de grandes felinos, Valle del Arroyo Cuñá Pirú, Misiones,
2019. Foto: Pablo Rodríguez, Red Yaguareté.

Extinción Cero y otro para Discovery eventos de depredación confirmados y


Channel) y un corto con dibujos anima- documentados fueron incorporados al
dos para difundir el trabajo y los resul- “Registro de Denuncias de Ataques de
tados. Todos comenzaron a emitirse a Felinos” que lleva el Ministerio de Ecolo-
mediados del año 2019. gía, creado por el artículo N° 7 de la Ley
En el año 2014 la Red Yaguareté y guar- XVI N° 78 (antes Ley N° 4.137) que insti-
daparques provinciales elaboraron el tuye el “Plan Provincial de Conservación
“Protocolo a seguir ante denuncias de de Grandes Felinos” en la provincia de
ataques de grandes felinos a animales Misiones. Sin embargo, el protocolo de
domésticos”, y se utilizó en la zona alre- acción no ha sido formalizado y su uso se
dedor del mencionado Parque Provincial ha discontinuado, a pesar de las intensas
en algunos casos de depredaciones de gestiones realizadas ante el Ministerio
yaguareté confirmados (fuera de los co- de Ecología de la provincia.
rrales adaptados), mientras que varias En la misma época se acordaron mo-
denuncias fueron finalmente descarta- dificaciones a la Ley de Grandes Felinos,
das. Con la gestión de la Red Yaguareté que estipula una compensación a pro-
y con fondos del Ministerio del Agro de ductores ante las predaciones, pues en la
la provincia se efectuó el resarcimiento práctica resulta no operativa. Presentada
de varias de esas depredaciones confir- en 2018 en la Legislatura Provincial de
madas y documentadas (entre julio de Misiones, perdió estado parlamentario
2015 y abril de 2017) a productores que pero se presentó una nueva versión en
se encontraban desarrollando medidas 2021. Esta herramienta es clave para que
de mitigación o que se comprometieron la convivencia entre yaguaretés y gana-
en ese momento a hacerlo. Todos los dería sea realmente posible. Este progra-

400 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
YA G U A R E T É

ma se enmarca en el Objetivo Particular pervivencia, así como también informa-


1.2 (“Promover y apoyar la elaboración ción para la toma de decisiones y accio-
e implementación de buenas prácticas nes para su conservación. En consecuen-
ganaderas que minimicen el conflicto cia, a través de campañas de integrantes
con el Yaguareté”) del “Plan Nacional de de la Red Yaguareté, se registran huellas
Conservación del Monumento Natural y se utilizan cámaras trampa para cono-
Yaguareté” (Ramadori et al., 2016). cer por donde y cuando se mueven y, de
esta manera, hacer un seguimiento de
3) “Programa Monitoreo Poblacional su distribución actual. En la zona central
de Yaguaretés en la Argentina” del Parque Nacional Baritú (provincia de
Saber cuántos yaguaretés viven en dis- Salta) un equipo conformado por APN
tintas regiones y cómo se comportan esas y la Red Yaguareté realiza monitoreos
poblaciones a lo largo del tiempo, brinda anuales desde el año 2014, identificán-
información acerca de su salud, las ame- dose hasta el presente unos 17 indivi-
nazas y las necesidades de intervención duos, observando una tendencia a detec-
que estos requieren para asegurar su su- tar cada año entre tres y cuatro ejempla-

“Anselmo”, otro
gran macho
que habita en
el interior del
Parque Nacional
Baritú. Foto
tomada con una
cámara trampa
en 2015.
Foto: Equipo Red
Yaguareté y Parque
Nacional Baritú.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 401
YA G U A R E T É

res diferentes, incluyendo recapturas de Chaco”, con el objetivo de implementar


ejemplares que habían sido identificados un marco de funcionamiento para regis-
el año anterior y también algunos nuevos trar la aparición, presencia, tránsito y re-
individuos. En la misma provincia, tam- gistro de huellas del mencionado Monu-
bién se han retomado los monitoreos en mento Natural en esa provincia.
la Reserva Nacional El Nogalar de Los Este programa se enmarca en el Objeti-
Toldos (al norte del Parque Nacional) y se vo Particular 5.1 (“Estimular y apoyar la
han detectado individuos que han movi- investigación y el monitoreo de la espe-
do sus territorios de esta a Baritú (unos cie”) del “Plan Nacional de Conservación
40 km en línea recta, de los 2.400 m s. n. del Monumento Natural Yaguareté” (Ra-
m. a los 900 m s. n. m.). Por otra parte, en madori et al., 2016).
diciembre del año 2017 la Red Yaguareté
comenzó el proyecto “Relevamiento de 4) “Programa de Mitigación de
presencia-ausencia de yaguareté (Panthe- Atropellamientos en Rutas”
ra onca) en el Parque Nacional El Impene- Se calcula que anualmente 3.000 ani-
trable” en la provincia de Chaco. A fines males silvestres son atropellados en las
de septiembre de 2019 un ejemplar ma- rutas de la provincia de Misiones, debido
cho fue registrado en el área protegida y básicamente al aumento del turismo, del
a los pocos días un equipo conformado parque automotor y de la pavimentación
por el Estado Nacional, las provincias de de tramos de carreteras que atraviesan
Chaco y Formosa y varias ONGs, procedió áreas naturales protegidas o zonas de alta
a su captura para colocarle un collar sate- biodiversidad, siendo el exceso de velo-
lital que permita su monitoreo y estudio. cidad la causa principal de los atropella-
Asimismo, en la provincia de Misiones mientos de fauna silvestre. Desde el año
también se monitorea su presencia des- 2009 la Red Yaguareté busca disminuir
de el año 2013 con cámaras trampa en los atropellamientos de fauna en estas
los Parques Provinciales: Puerto Penín- rutas, efectuando constantes reuniones
sula, Salto Encantado del Valle del Arroyo y propuestas a la APN, a la Agencia de
Cuñá Pirú y Urugua-í, en la Reserva Na- Seguridad Vial y a la División de Gestión
tural de la Defensa Puerto Península, y en Ambiental de la Dirección Nacional de
la Reserva de Biósfera Yabotí. La Funda- Vialidad de dicha provincia. A su vez, se
ción Azara viene colaborando con la Red han iniciado conversaciones con empre-
Yaguareté en varias de estas actividades sas de micro ómnibus con una flota im-
con el aporte de cámaras trampa para los portante que circulan por estas rutas con
distintos monitoreos. la propuesta “Exceso de velocidad cero
En agosto del año 2019 en la ciudad de en áreas de alta biodiversidad”, buscan-
Resistencia (provincia de Chaco) invi- do justamente que se respeten los lími-
tados por el gobierno provincial, la Red tes vigentes mediante el uso de tecnolo-
Yaguareté llevó adelante un encuentro gía (“Seguimiento Satelital y Control de
donde se consensuó un “Protocolo de Flota”). Finalmente, en junio de 2019, la
Registro de Yaguareté en la provincia del Red Yaguareté puso en marcha el proyec-

402 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
YA G U A R E T É

to denominado “Control de velocidad en envían las multas correspondientes. La


tramo: propuesta para la traza de la Ruta propuesta fue presentada ante las auto-
Provincial N° 19 que atraviesa el Parque ridades de la Secretaría de Gobierno de
Provincial Urugua-í. Misiones, Argentina” Ambiente y Desarrollo Sustentable de la
que consiste en la instalación de portales Nación, Vialidad Nacional y al Presidente
de acceso en los extremos del tramo a de la Nación. A fines de junio de 2019, au-
controlar equipados con un sistema auto- toridades de la Red Yaguareté se reunie-
mático de identificación de patentes que ron con el Secretario de Política Ambien-
identifica la patente, toma una fotografía, tal de la Nación y el Director Nacional de
y registra la hora exacta en que un vehí- Biodiversidad para avanzar sobre la pro-
culo atraviesa el portal. Un software calcu- puesta y su aplicación también para las
la el tiempo de paso entre los dos portales Rutas Nacionales N° 12 y N° 101.
separados por una determinada distancia Este programa se enmarca en el Objeti-
conocida, y de manera indirecta la veloci- vo Particular 2.2 (“Minimizar los atrope-
dad media, como cociente entre la distan- llamientos en rutas y caminos”) del “Plan
cia y el tiempo. Cuando detecta violacio- Nacional de Conservación del Monumen-
nes al límite establecido, envía una alerta to Natural Yaguareté” (Ramadori et al.,
al centro de monitoreo desde donde se 2016).

Ejemplar atropellado por un camión en la Ruta Provincial N° 19, Parque Provincial Urugua-í,
Misiones, 2014. Foto: Archivo Red Yaguareté.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 403
YA G U A R E T É

5) “Programa Conservación de su pecari) en el Parque Provincial Salto


Ambientes” Encantado del Valle del Arroyo Cuñá
La especie está presente en los Parques Pirú” en la provincia de Misiones. Esta
Nacionales Iguazú (Misiones), Calilegua especie hace más de una década había
(Jujuy), Baritú (Salta), Copo (Santiago sido extirpada de esa área protegida
del Estero) y Río Pilcomayo (Formosa), por acción de los cazadores. Los autores
así como en muchas reservas provin- de este capítulo entienden que la rein-
ciales, tanto estatales como privadas. troducción de este pecarí, considerado
No obstante, es imprescindible para su como la presa predilecta del yaguareté
preservación contar con nuevas áreas en todo el continente, es de suma im-
naturales protegidas, así como con la portancia pues al restaurarse la cadena
correcta implementación de las exis- trófica, podrían reducirse las depreda-
tentes y de los corredores biológicos en- ciones a los vacunos domésticos, muy
tre las mismas que permitan el flujo y extendidos en todo el valle, en aquellos
la protección de ejemplares de yaguare- campos que no cuentan con medidas
tés en distintas áreas de conservación. antidepredatorias. Ante ello se decidió
Dentro del marco de este programa po- armar una tropa con animales prove-
demos destacar las gestiones realizadas nientes de decomisos que se encontra-
por la Red Yaguareté -junto con otras ban cautivos, “asilvestrarlos” y liberar-
ONGs, entre ellas la Fundación Azara- los nuevamente en ese parque, hecho
para convertir la porción chaqueña de que pudo concretarse a mediados de
la Estancia La Fidelidad, en el hoy de- septiembre del 2016. La Fundación
nominado “Parque Nacional El Impene- Azara; a través del Centro de Rescate,
trable”, que con sus 128.000 hectáreas Rehabilitación y Recría de Fauna Silves-
se configura en el más grande del nor- tre Güirá Oga; comanejado con el Minis-
te argentino y alberga poblaciones de terio de Ecología de Misiones y Recursos
grandes mamíferos como el yaguareté, Naturales Renovables de la provincia de
el pecarí labiado, el tapir y el yurumí, Misiones, participó activamente en este
entre muchos otros. Proteger a la Es- proyecto de reintroducción (aportando
tancia La Fidelidad era un viejo anhelo los ejemplares, apoyo logístico, entre
de la comunidad ambientalista desde otros). Se creía que la piara liberada no
la década del 80, por su amplia superfi- habría prosperado, pero se detectaron
cie y excelente estado de conservación, ejemplares en 2022 y no se descarta in-
que le permitía mantener una amplia y tentar una nueva reintroducción en el
diversa biodiversidad en sus 250.000 futuro.
hectáreas distribuidas en Chaco y For- A mediados del año 2019, en el marco
mosa. del Convenio de Cooperación Técnica
Como parte de este programa, ade- e Institucional firmado con el gobierno
más, en el año 2015 se implementó el de la provincia del Chaco, la Red Yagua-
“Proyecto Reintroducción Controlada reté, con apoyo de la Fundación Azara,
Experimental de Pecarí Labiado (Tayas- realizó un detallado “Relevamiento y

404 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
YA G U A R E T É

diagnóstico de situación de los Parques yaguareté, sus características, sus prin-


Provinciales Fuerte Esperanza y Loro cipales amenazas y su situación crítica
Hablador”, del que surgieron una serie en términos de conservación por ser los
de propuestas de desarrollo técnico e niños quienes, en el futuro, deberán ve-
institucional que fueron elevadas a las lar por la conservación de nuestro mayor
autoridades provinciales para su poste- felino.
rior implementación, entre ellas, la crea- Este programa se enmarca en el Ob-
ción de una Dirección de Áreas Naturales jetivo Particular 6 (“Sensibilizar a la co-
Protegidas y la implementación efectiva munidad acerca del valor de la especie y
del Cuerpo Provincial de Guardaparques la conservación de su hábitat”) del “Plan
Profesionales (Capítulo V, Ley Nº 896-R, Nacional de Conservación del Monu-
antes Ley Nº 4.358) mediante una ley es- mento Natural Yaguareté” (Ramadori et
pecífica. al., 2016).
Este programa se enmarca en el Ob-
jetivo Particular 3 (“Mantener ambien- A continuación, se listan otras institu-
tes protegidos e interconectados para la ciones, iniciativas o proyectos indepen-
conservación del Yaguareté”) del “Plan dientes de la Argentina que trabajan en
Nacional de Conservación del Monu- la conservación de la especie:
mento Natural Yaguareté” (Ramadori et
al., 2016). ● Fundación Red Yaguareté.
● Fundación Rewilding Argentina.
6) “Programa de Difusión y Educación” ● Fundación Vida Silvestre Argentina.
Las constantes acciones de difusión y ● Jaguares en el Límite-Jaguars in the
educación ambiental son indispensables Fringe.
para complementar los programas que ● Proyecto Yaguareté.
conservan al yaguareté. La mayor parte
de estas acciones se realizan a través de
la página web oficial de la entidad, pero INFORMACIÓN ANTROPOLÓGICA
también en las redes sociales (Facebook,
Twitter, Instagram) y en el canal de You- Quizás no exista en nuestro país un
Tube. Asimismo, es habitual dar a cono- animal que tuviera la importancia cultu-
cer acciones de conservación, puesta en ral que tuvo el yaguareté, primero para
marcha de proyectos, entre otros, por los pueblos originarios y luego para la
medio de notas periodísticas difundi- población criolla. Tal valoración, basada
das en medios nacionales y provinciales en su fiereza y su poderío físico y tam-
(gráficos, radiales, televisivos o portales bién en su llamativo pelaje y porte, pue-
informáticos). En paralelo, periódica- de apreciarse en las culturas de la Agua-
mente se brindan charlas en escuelas o da (Catamarca y La Rioja, entre el 600 y el
al público general en zonas donde aún 900 d. C.), la Ciénaga (Valles Calchaquíes,
vive la especie y en la Ciudad Autónoma Siglos I a V d. C.) y Condorhuasi (Cata-
de Buenos Aires para dar a conocer al marca, 400 a. C. al 700 d. C.), que nos

F U N DAC I Ó N A Z A R A 405
YA G U A R E T É

dejaron gran cantidad de cerámicas, me- relaciona con otros animales más peque-
tales, maderas, huesos y piezas textiles ños y débiles (aunque considerablemen-
con la representación simbólica de este te sagaces) que siempre terminan salién-
felino: enormes fauces, afiladas garras y dose con la suya, dejando al poderoso y
manchas circulares en todo el cuerpo. valiente yaguareté burlado y enfurecido.
Esta importancia cultural se extendía En muchos de esos relatos tiene como
por gran parte de América, llegando al antagonista al zorro (Don Juan o Juan-
máximo en la veneración que le rendían cito), astuto sobrino del yaguareté, con
las culturas mesoamericanas: los ol- quien está enemistado por un problema
mecas (que lo consideraban un espíritu de polleras. Como en los otros cuentos,
aliado que acompañaba y protegía a los tarde o temprano el pícaro sobrino ter-
chamanes mientras se movían entre el mina dejando mal parado a su poderoso
mundo terrenal y el reino de los espíri- y malhumorado tío.
tus), los mayas (para quien el yaguareté También mitos, leyendas y supersticio-
o balam representaba al guardián de la nes cuentan con la presencia del yagua-
oscuridad y del reino de las tinieblas) reté. Quizás el más aterrador sea el que
y los aztecas (que veían en el ocelotl un refiere a la existencia del “hombre-tigre”
símbolo de guerra, llegando a crear una (yaguareté-abá en guaraní o runa-uturun-
fuerte élite de bravos combatientes: los cu en quechua), mito muy extendido por
guerreros-jaguar, que se vestían con sus el norte argentino. Con pequeñas varian-
cueros y máscaras felinas para aterrori- tes narra la historia de un hombre que
zar a sus enemigos). Además, el yagua- puede transformarse en un sanguina-
reté fue el protagonista excluyente de
“Jaguar en procesión, entre árboles y
multitud de cuentos populares, algunos
lanzas”. Templo de las grandes mesas,
de los cuales han llegado hasta nuestros Chichén Itzá, México, 2020. Foto: Lautaro
días. En la mayoría de ellos el “tigre” se Nigro, Red Yaguareté.

406 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
YA G U A R E T É

pelías posibles, el “hombre tigre” vuelve a


transformarse repitiendo la operación an-
tes descripta. Todo el poder de este ser mi-
tológico reside en ese cuero y la tradición
cuenta que cuando se lo queman, se ve
obligado a entregarse para que lo maten.
Finalmente, otra muestra de su impor-
tancia la reviste el hecho que, aún hoy, a
lo largo del país encontramos numerosos
topónimos indígenas o criollos que re-
cuerdan a la especie, tales como: El Tigre,
Sierra del Tigre y laguna del Tigre (Bue-
nos Aires), estero El Overo y Los Tigres
Máscara de yaguareté tallada y (Chaco), río Tigre (Chubut), Pozo del Tigre
pintada a mano en madera de yuchán (Chubut), arroyo Tigre (Corrientes), Pozo
o palo borracho. Cultura Chané del
norte de la provincia de Salta, 2019.
del Tigre y La Tigra (Formosa), Loma del
Foto: Antonio Kaikdijian, Red Yaguareté. Tigre y Nahuel Mapu (La Pampa), cerro Ti-
gre (Misiones), cerro El Overo (en Salta) y
rio yaguareté con solo revolcarse en un arroyo La Overa (Santiago del Estero) por
cuero de este felino y repetir una serie de solo citar aleatoriamente algunos ejem-
palabras mágicas. Tras hacer todas las tro- plos de los que hemos podido recopilar.

En la cosmovisión
mesoamericana,
el yaguareté
simbolizaba al
sol nocturno,
la guerra y la
soberanía sobre
la tierra. Por ello,
los gobernantes
mayas ejercían
su poder sobre
un asiento bajo
forrado con piel
de este animal.
Gran Museo del
Mundo Maya,
Mérida, México,
2020.
Foto: Norberto A. Nigro,
Red Yaguareté.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 407
YA G U A R E T É

BIBLIOGRAFÍA Díaz, N. I. (2010). New historical records of the


jaguar (Panthera onca) in Patagonia. Revista
Mexicana de Mastozoología, 14, 23-45.
Aranda, M. (1994). Importancia de los pecaríes
Emmons, L. H. y Feer, F. (1997). Neotropical Rain
(Tayassu spp.) en la alimentación del jaguar
(Panthera onca). Acta de Zoología Mexicana, Forest Mammals, a Field Guide. 2da edition.
62, 11-22. Chicago, USA: The University of Chicago
Carman, R. L. (1984). Límite austral de la distri- Press.
bución del tigre o yaguareté (Leo onca) en los Falke, F. y Lodeiro Ocampo, N. (2008). Identifi-
siglos XVIII y XIX. Revista del Museo Argenti- cación de conflictos yaguareté-hombre en el
no de Ciencias Naturales Bernardino Rivada- norte de la provincia de Salta, Argentina. Re-
via, Zoología, 13(30), 293-296. portes Tigreros, Serie Investigación (1), 1-32.
Chebez, J. C.; Nigro, N. A. y Lodeiro Ocampo, N. Buenos Aires, Argentina: Red Yaguareté.
(2008). Yaguareté. En: J. C. Chebez (Ed.), Los Gantchoff, M.; Lodeiro Ocampo, N.; Nigro, N. A.;
que se van. Fauna argentina amenazada. Conil, J. F.; Palaia, J. Y. y Gnatiuk, G. D. (2016).
Tomo III (pp. 116-136). Buenos Aires, Argen- Presencia y actividad del yaguareté (Panthe-
tina: Editorial Albatros. ra onca) y puma (Puma concolor) en el Parque
CITES. (2021). Convención sobre el Comercio Provincial Salto Encantado y alrededores,
Internacional de Especies Amenazadas de provincia de Misiones, Argentina. Nótulas
Fauna y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III Faunísticas (segunda serie), 203, 1-8.
en vigor a partir del 22 de junio de 2021. García Fernández, J.; Ojeda, R. A.; Fraga, R. M.;
Crawshaw Jr, P. G. y Quigley, H. B. (1991). Jaguar Díaz, G. B. y Baigún, R. J. (1997). Libro rojo de
spacing, activity and habitat use in a season- mamíferos y aves amenazados de la Argenti-
ally flooded environment in Brazil. Journal of na. Buenos Aires, Argentina: Fundación para
Zoology, 223, 357-370. la Conservación de las Especies y el Medio
de Oliveira, T. G. (2002). Evaluación del estado de Ambiente.
conservación del jaguar en el este de la Ama- González, A. R. (1998). Arte precolombino. Cultu-
zonia y noreste de Brasil. En: R. A. Medellín, C. ra La Aguada, arqueología y diseños. Buenos
Equihua, C. L. B. Chetkiewicz, P. G. Crawshaw Aires: Filmediciones Valero.
Jr, A. Rabinowitz, K. H. Redford, J. G. Robin- Hoogesteijn, R.; Hoogesteijn, A. y Tortato, F. R.
son, E. W. Sanderson y A. B. Taber (Eds.), El (2014). Peligrosidad del Jaguar para los Hu-
jaguar en el nuevo milenio (pp. 419-439). Ciu- manos ¿Realidad o Exageración? (pp. 8-9).
dad de México: Fondo de Cultura Económica, Simposio Internacional Conservación de Fe-
Universidad Nacional Autónoma de México y linos en Las Américas, Panthera Costa Rica.
Wildlife Conservation Society. Sarapiquí, Costa Rica.
Del Moral Sachetti, J. F.; Lameda Camacaro, F. I.; Lehmann-Nitsche, R. (1907). El hábitat austral
Vázquez, J. S. y Zenteno Cárdenas, R. (2011). del tigre en la República Argentina: Estudio
Fuerza de mordedura y estrés mandibular en Zoogeográfico. Revista del Jardín Zoológico
el jaguar (Panthera onca) durante la depreda- de Buenos Aires, II(III), 19-28.
ción de pecaríes (Artiodactyla: Tayassuidae) Lodeiro Ocampo, N. (2015). Programa de Monito-
mediante la fractura de sus cráneos. Acta reo Poblacional del Yaguareté en la Argentina,
Zoológica Mexicana, 27(3), 757-776. estado de situación. Informe inédito. Funda-
Di Bitetti, M. S.; De Angelo, C.; Quiroga, V.; Altrich- ción Red Yaguareté.
ter, M.; Paviolo, A.; Cuyckens, G. A. E. y Pero- Lodeiro Ocampo, N. y Nigro, N. A. (2015). La bús-
vic, P. G. (2016). Estado de conservación del queda de soluciones al atropellamiento de
jaguar en Argentina. En: R. A. Medellín, J. A. yaguaretés en las rutas de Misiones. En: A. Di
de la Torre, C. Chávez, H. Zarza, y G. Ceballos Pangracio, A. Nápoli y F. Sangalli (Eds.), Infor-
(Eds.), El Jaguar en el Siglo XXI: La Perspecti- me Ambiental anual 2015 (pp. 232-243). Bue-
va Continental (pp. 447-468). Ciudad de Mé- nos Aires, Argentina: Fundación Ambiente y
xico: Fondo de Cultura Económica y Universi- Recursos Naturales (FARN).
dad Nacional Autónoma de México. Lodeiro Ocampo, N.; Nigro, N. A. y Falke, F. (2016).
Díaz, G. B. y Ojeda, R. A. (2000). Libro Rojo de Ma- Seasonal use of the upper montane forests by
míferos Amenazados de la Argentina. Men- the jaguar in northern Argentina. Short com-
doza, Argentina: Sociedad Argentina para el munication. CAT news, 63, 4-5. Cat Specialist
Estudio de los Mamíferos. Group, SSC/IUCN.

408 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
YA G U A R E T É

Macdonald, D. W.; Loveridge, A. J. y Nowell, K. I.  (2019).  Panthera onca. En: SAyDS-SAREM
(2010). Dramatis personae: an introduction (Eds.), Categorización 2019 de los mamíferos
to the wild felids. En: D. W. Macdonald y A. J. de Argentina según su riesgo de extinción.
Loveridge (Eds.), Biology and Conservation of Lista Roja de los mamíferos de Argentina.
Wild Felids (pp. 3-58). Oxford, USA: Oxford Versión digital.
University Press. Perovic, P. G.; de Bustos, S.; Rivera, L.; Arguedas
Massoia, E.; Chebez, J. C. y Bosso, A. (2012). Los Mora, S. y Lizárraga, L. (2015). Plan estraté-
mamíferos silvestres de la provincia de Mi- gico para la conservación del yaguareté en
siones, Argentina. Buenos Aires, Argentina: las Yungas Argentinas. Administración de
Fundación de Historia Natural Félix de Azara. Parques Nacionales, Secretaría de Ambiente
Medellín, R.; Chetkiewicz, C.; Rabinowitz, A.; Re- de Salta, Secretaría de Gestión Ambiental de
dford, K.; Robinson J.; Sanderson, E. y Taber, Jujuy y Escuela Latinoamericana de Áreas
A. (2001). El jaguar en el nuevo milenio: una Protegidas.
evaluación de su estado, detección de prio- Quigley, H.; Foster, R.; Petracca, L.; Payan, E.; Sa-
ridades y recomendaciones para la conser- lom, R. y Harmsen, B.  (2017).  Panthera onca
vación de los jaguares en América. México, (errata version published in 2018). Lista Roja
D. F.: Universidad Nacional Autónoma de de las Especies Amenazadas de la Unión In-
México y Wildlife Conservation Society. ternacional para la Conservación de la Natu-
Mondolfi, E. y Hoogesteijn, R. (1986). Notes on raleza 2017: e.T15953A123791436. 
the biology and status of the jaguar (Panthe- Rabinowitz, A. y Nottingham, B. (1986). Ecology
ra onca) in Venezuela. En: S. D. Miller y D. D. and behavior of the jaguar (Panthera onca) in
Everett (Eds.), Cats of the World: Biology, Belize, Central America.  Journal of Zoology,
Conservation and Management (pp. 85-123). 210, 149-159.
Washington D. C., USA: National Wildlife Fed- Ramadori, D.; D’Angelo, R.; Aued, B. y Giaccardi,
eration. M. (2016). Plan Nacional de Conservación
Nigro, N. A. y Lodeiro Ocampo, N. (2009). Atrope- del Monumento Natural Yaguareté (Panthera
llamiento de fauna silvestre en las rutas de la onca). Buenos Aires, Argentina: Administra-
provincia de Misiones, Argentina. Análisis y ción de Parques Nacionales - Secretaría de
propuestas preliminares para minimizar su Política Ambiental Cambio Climático y Desa-
impacto. Reportes Tigreros, Serie Conserva- rrollo Sustentable.
ción, (2), 1-12. Buenos Aires, Argentina: Red Schiaffino, K.; D’Angelo, C.; Di Bitetti, M.; Paviolo,
Yaguareté. A.; Jaramillo, M.; Rinas, M.; Bertrand, A. S.; Gil
Nowell, K. y Jackson, P. (1996). Wild Cats: Status y Carbó, G. y Cichero, P. (2011). Plan de Ac-
Survey and Conservation Action Plan. Gland, ción para la Conservación de la Población de
Switzerland: IUCN/SSC Cat Specialist Group. Yaguareté (Panthera onca) del Corredor Verde
Oftedal, O. T. y Gittleman, J. L. (1989). Patterns of de Misiones. Primer borrador. Subcomisión
energy output during reproduction in Carni- Selva Paranaense. Ministerio de Ecología y
vores. En: J. L. Gittleman (Ed.), Carnivore Be- Recursos Renovables de Misiones- Adminis-
havior, Ecology and Evolution (pp. 355-378). tración de Parques Nacionales- Instituto de
Cornell University Press, Ithaca, NY: Cornell Biología Subtropical- Fundación Vida Silves-
University Press. tre Argentina. Puerto Iguazú, Argentina.
Ojeda, R. A.; Chillo, V. y Díaz Isenrath, G. B. (2012). Seymour, K. L. (1989). Panthera onca. Mammalian
Libro Rojo de los Mamíferos amenazados de species, 340, 1-9.
la Argentina. Mendoza, Argentina: Sociedad Sunquist, M. E. y Sunquist, F. (2002). Wild cats of
Argentina para el Estudio de los Mamíferos the world. Chicago, USA: University of Chica-
(SAREM). go Press.
Palacios, R. (2016). Plan de Emergencia para la Swank, W. G. y Teer, J. G. (1989). Status of the ja-
Conservación del Yaguareté en el Gran Chaco guar. Oryx, 23(1), 14-21.
Argentino. Administración de Parques Nacio- Wildt, D.; Swanson, W.; Brown, J.; Sliwa, A. y Var-
nales, Delegación Regional NEA. Puerto Igua- gas, A. (2010). Felids ex situ for managed pro-
zú, Argentina. grammes, research, and species recovery. En:
Paviolo, A.; De Angelo, C.; de Bustos, S.; Pero- D. W. Macdonald y A. J. Loveridge (Eds.), The
vic, P. G.; Quiroga, V. A.; Lodeiro Ocampo, Biology and Conservation of Wild Felids (pp.
N.; Lizárraga, L.; Varela, D. y Reppucci, J. 217-236). Oxford, USA: Oxford University Press.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 409
O S O A N D I N O

410 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
OSO ANDINO

Tremarctos ornatus (Cuvier, 1825)

J . F E R N A N D O D E L M O R A L S AC H E T T I , N O E L I A E . G Ó M E Z ,
M I G U E L A . AC O S TA y C L A U D I O B E R TO N AT T I

Clase: Mammalia
Orden: Carnivora
Familia: Ursidae
Otros nombres vulgares: oso de anteojos, ucumari, ucumar, juco, juca, ucu, uco, panda
criollo; jukumari, tomasito (Bolivia); ucumari (Bolivia, Perú, Colombia); isnachi (Perú,
Ecuador); oso frontino, oso careto, oso negro, el salvaje (Colombia, Venezuela).
Nombres en inglés: Andean Bear, Spectacled Bear.

Estatus internacional: Vulnerable (Velez Liendo y García-Rangel, 2017).


Estatus nacional: No Evaluada (Teta, 2019).
CITES: I (CITES, 2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES permiten absorber tensiones en esta sec-


ción por encima de los 1.000 Newtons por
El oso andino (Tremarctos ornatus) es unidad de área durante la masticación
la única especie de oso de rostro corto (Del Moral Sachetti et al., 2009). En cuan-
viviente en tiempo presente. El registro to a la estructura dentaria, consta de 42
fósil de este grupo diverso y endémico de dientes no difiriendo en tipo y disposición
osos americanos, consta de varias espe- respecto de otras especies de osos: i 3/3, c
cies que ocurrieron desde el Mioceno tar- 1/1, pm 4/4, m 2/3 (Mondolfi, 1971; Caste-
dío hasta finales del Pleistoceno (García llanos, 2010).
López et al., 2008; Soibelzon y Schubert, Desde el punto de vista genético esta es-
2011). La pertenencia del oso andino a pecie es única dentro de los Ursidae, tiene
este grupo, le confiere características un cariotipo de 52 cromosomas (2n=52)
diagnósticas resaltantes entre otras espe- con 15 pares de autosomas metacéntricos
cies de osos, como ser: un cráneo robus- y 10 pares de autosomas acrocéntricos
to pero de rostro acortado, con una pro- (Newnham y Davidson, 1966).
nunciada cresta masetérica en la rama Es el carnívoro terrestre de mayor
mandibular con el músculo zigomático- masa corporal en la región Neotropical y
mandibularis muy desarrollado que le el cuarto en tamaño entre los osos actua-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 411
O S O A N D I N O

412 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O S O A N D I N O

Página opuesta y superior: ejemplar


en cautiverio en el Parque Zoológico y
Botánico Bararida, Lara, Venezuela, 2018.
El oso andino, es la única especie de oso
presente actualmente en Sudamérica.
Endémico de los Andes Tropicales,
pertenece al linaje de los osos de rostro-
corto (Tremarctinae). Fotos: Denis Alexander
Torres.

les, con una longitud de cabeza y cuerpo


entre los 120-220 cm y una altura a la
cruz entre los 80-90 cm. Es una especie
dimórfica sexualmente, los machos tie-
nen mayor masa corporal respecto a las
hembras, 100-160 kg y 80-90 kg, respec-
tivamente. En cautiverio, a julio de 2019,
los machos del Ecoparque de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires pesaron
175, 177 y 179 kg, mientras que la hem-
bra 102 kg (C. Bertonatti, com. pers.).
Calco de huella de oso andino tomada en
El cuerpo robusto, está provisto de cua- el Ecoparque de la Ciudad Autónoma de
tro miembros cortos y musculosos muy Buenos Aires, 2017. Foto: Claudio Bertonatti.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 413
O S O A N D I N O

adaptados para la locomoción en áreas HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN


escarpadas con pendientes muy pronun-
ciadas (≥50º), así como para la tracción y Los hábitats de preferencia para el oso
el trepado en árboles y roquedales o para se encuentran entre los mosaicos de las
el cruce de ríos crecidos. Es una especie subunidades ecosistémicas de ecotono
de andar plantígrado dado que apoya toda de selva nublada con bosques montanos
la planta de manos y pies al desplazarse, de pino del cerro (Podocarpus parlatorei)
lo que le permite también la verticaliza- por arriba de los 2.000 m s. n. m. hasta
ción sobre sus extremidades traseras de- los pastizales de niebla y maciegales de
jando sus miembros torácicos libres. La caña brava (Chusquea lorentziana) en lade-
mano es ancha y con menor longitud late- ras y roquedales de quebradas profundas
ral, el pie es más largo que ancho -con una con acumulativos de querusillas (Gunnera
planta levemente arqueada rematada en apiculata) y presencia de bromeliáceas te-
un talón fino- y están provistos de cinco rrestres (Puya sp.) a 2.500-3.900 m s. n. m.
dedos con uñas no retráctiles, caracteres No obstante, la especie infrecuentemente
comunes en los osos. Posee una cola ru- puede registrarse a altitudes más bajas y
dimentaria. La cabeza es robusta con ore- en ecosistemas de bosques caducifolios
jas redondeadas y conspicuas. La visión y semiáridos como el piedemonte de las
es moderada, pero tiene olfato y oídos Yungas y el Chaco Serrano (Del Moral Sa-
altamente sensitivos. El pelaje es casi en chetti y Bracho, 2009; Cosse et al., 2014).
su totalidad espeso y largo, de color gene- En la actualidad el oso andino tiene dis-
ralmente negro o parduzco exceptuando tribución fragmentada a lo largo de los
parcialmente el rostro; donde el área de Andes Tropicales sudamericanos, en un
los oculares, maxilares e inclusive la gar- rango altitudinal que va desde los 250 a
ganta y el pecho pueden presentar man- 4.250 m s. n. m. Abarca seis países: Vene-
chas blancuzcas o pardas discontinuas zuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia,
e irregulares. También puede estar des- Argentina (Del Moral Sachetti y Bracho,
provista de estas, solo estando levemente 2009; Figueroa y Stucchi, 2009; Del Moral
presentes en la garganta y el pecho (Reyes Sachetti y Lameda Camacaro, 2011; Ro-
et al., 2017). Las manchas y su disposición dríguez et al., 2019) y posiblemente Pana-
son características en cada individuo, má (Goldstein et al., 2008a).
pero pueden inclusive cambiar en confi- En la Argentina, el oso tiene presencia
guración y cromatismo como así también confirmada en el extremo noroccidental
la pigmentación en la nariz en ejemplares del país, en ambientes de la Selva Tucu-
gerontes (Van Horn et al., 2011). Su reper- mano-Oranense o Yungas australes com-
torio de voces está poco estudiado, pero a prendida en sentido norte-sur desde el
través de grabaciones tomadas en zooló- límite político de Argentina-Bolivia hasta
gicos se conocen series de arrullos graves el paralelo 23º 47′ S (Del Moral Sachetti
y guturales de unos cuatro segundos que y Bracho, 2009; Cosse et al., 2014). Más
recuerdan a primates. específicamente, en las provincias de
Salta (departamentos Santa Victoria,

414 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
Estructura de bosque montano
DISTRIBUCIÓN primario a 2.700 m s. n. m. (Salta,
Argentina). Nótese los mosaicos de
bosque húmedo con áreas abiertas,
constituidas por maciegales de
caña brava (Chusquea lorentziana)
y herbáceas. En este ecosistema se
relevaron indicios del oso andino.
Foto: Proyecto Juco.

Orán, Iruya y San Martín) y Jujuy


(departamentos Ledesma y Valle
Grande).
Su avistaje y detección es com-
plejo, dadas las características
geográficas y ambientales de su
área de distribución. Por ello, el
uso de perros entrenados en su
rastreo específico y el análisis in-
tegral de los rastros y del contexto
resultan claves para considerarse
evidencias. Las huellas desdibu-
jadas o mal impresas deben inte-
grarse al cercano y potencial ha-
llazgo de pelos, fecas (con frecuen-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 415
O S O A N D I N O

cia lavadas), restos de comida, marcas, osos. La época reproductiva en el Cono


olores, refugios u otros indicios, además Sur es mayormente desconocida, pero
de un ambiente propicio para la especie. anecdóticamente en la región de Lamba-
te (La Paz, Bolivia) ha sido reportada du-
rante los meses de noviembre y febrero
RASGOS ETOECOLÓGICOS (Albarracín, 2010), coincidiendo con la
temporada estival en el hemisferio sur.
Durante el día, el oso andino está ma- Los osos tienen implantación tardía: el
yormente activo, disminuyendo conside- óvulo fecundado permanece en el útero
rablemente la actividad en la noche. Es por un período variable antes de ser im-
una especie solitaria, excepto durante el plantado en la pared uterina para conti-
período de estro, el tiempo de cuidado nuar su desarrollo. Probablemente esta
parental de los cachorros y la socializa- capacidad de retrasar la implantación
ción entre estos. La hembra fértil puede denota la versatilidad del tiempo de ges-
ser seguida e interactuar social y sexual- tación de 160 a 255 días observados en
mente con uno o más machos. La ma- osos cautivos (Peyton, 1999). Las hem-
durez sexual en cautividad es alcanzada bras paren por lo general dos cachorros
a los cuatro años en los machos y entre (de unos 300 a 500 g), que son depen-
los cuatro y siete años en las hembras dientes de la madre hasta los 18 meses
(Rosenthal, 1989). La receptividad de la de edad (Castellanos y Boada, 2019),
hembra hacia el macho permite cópulas momento en el que son apartados com-
frecuentes durante pocos días. Esta tie- pletamente. Sin embargo, los hermanos
ne dos períodos de estro durante el año pueden permanecer juntos durante va-
que pueden extenderse por diez días. Al rios meses antes de separarse definitiva-
menos en cautiverio, en ese período se mente.
muestra más activa, aumenta el número Como otras especies de osos, el oso an-
de sus vocalizaciones, reduce su apetito dino, puede recorrer grandes distancias
y cambia su preferencia alimenticia, ten- para alimentarse. En Ecuador, se reporta
diendo a una estricta carnivoría (Figue- un área de vida anual de 59 km2 en ma-
roa y Stucchi, 2003). Luego, el vínculo de chos y 15 km2 para las hembras (Caste-
la pareja se reduce fuera de ese rango de llanos, 2011). Con frecuencia trepa ár-
tiempo. El macho pierde el interés por la boles donde construye plataformas con
hembra cuando finaliza el celo. Los ma- ramas y hojas que emplea como encame,
chos realizan grandes desplazamientos dependiendo de la disponibilidad de ali-
durante la época reproductiva en bús- mento y permanencia en el mismo sitio.
queda de hembras pero no tienen ningún También los puede montar sobre el suelo
tipo de vínculo adicional, ni en el cuida- y es usual que utilice salientes y cuevas
do futuro de la descendencia. Inclusive en roquedales como refugio y mirador.
los machos adultos pueden ser un factor En sus recorridos regulares marca la
de mortalidad en los infantes y juveniles, corteza de los árboles o el suelo con sus
dado que el infanticidio es común en los uñas. Además, los machos se restriegan

416 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O S O A N D I N O

el dorso en estos materiales, lo que cons- de descomposición, entre otros. Se han


tituye una comunicación visual y odorí- registrado más de 300 especies vegeta-
fera hacia otros individuos de la especie les en la dieta de la especie (Figueroa,
e inclusive para otros carnívoros presen- 2013). La alta movilidad altitudinal y ex-
tes en el área. tensiva, permite además que numerosas
Es un animal hipocarnívoro, dado que semillas de frutos consumidas aunada
tiene una dieta basada mayormente en a la baja tasa de defecación, puedan ser
materia vegetal y en menor proporción excretadas a distancias considerables.
en proteína animal. Aprovecha como Aparentemente el corte mecánico du-
recurso diversas especies de plantas rante la masticación del oso y el paso
dependiendo de la altitud y la oferta es- de las semillas por el tracto digestivo
tacional: desde cañas, helechos arbo- no afectan la viabilidad de estas, siendo
rescentes, palmas, heliconias, frutos de un factor positivo que podría acelerar el
mirtáceas, moráceas, lauráceas, cactá- tiempo de germinación. Esto lo convierte
ceas, bromelias epífitas y terrestres e en un dispersor importante (Rivadenei-
inclusive corteza de árboles en estado ra, 2001; Neisa y González, 2004).

Individuo joven de oso andino consumiendo material vegetal fibroso, durante un proceso
de rehabilitación para liberación en el Ecuador, 2007. Foto: Armando Castellanos.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 417
O S O A N D I N O

Es capaz de incursionar en una gran encame o una cueva. De esta manera,


diversidad de cultivos -al menos 17 re- consume carcasas de ganado doméstico
gistró Figueroa (2013)-, como maíz, caña y otros animales, inclusive de otros indi-
de azúcar, bananales y huertas donde viduos de osos infantes o adultos, como
puede alimentarse. Los mayores reque- reportan estudios en Bolivia y Ecuador
rimientos energéticos los obtiene de la (Paisley, 2001; Castellanos, 2006).
proteína animal mediante el consumo La masticación de los huesos largos y
de panales y miel de abeja, anélidos, el acceso a la médula ósea, producto de
moluscos, coleópteros (larvas y adultos) la rotura del hueso a través de morde-
y hormigas (entre otros invertebrados), duras altamente compresivas (~1.256
roedores, marsupiales, aves, peces (par- Newton de intensidad en los molares en
ticularmente, siluriformes) y mamíferos machos adultos) funcionales a la atrición
ungulados como tapires y cérvidos. El de fibras vegetales de dureza, contribuye
oso prefiere la maduración de la carne también a la obtención de un insumo al-
para su aprovechamiento, lo que consi- tamente nutritivo (Del Moral Sachetti et
gue en días sucesivos con la descompo- al., 2014).
sición natural del material a través del Los eventos de consumo del oso en cul-
resguardo en un sitio seguro como un tivos o la predación de ganado domés-

Excreta diarreica fresca de oso andino en el departamento Santa Victoria, norte de Salta,
2.500 m s. n. m., 2019. Presenta alto contenido de fibra vegetal de querusilla (Gunnera
apiculata) y restos de ganado vacuno. Nótese el tamaño de la muestra con el calibre de
referencia. Foto: Proyecto Juco.

418 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O S O A N D I N O

tico (porcino, ovino, caprino, equino e rurales. Por lo general, el oso tiene un
inclusive vacunos de gran tamaño) son comportamiento esquivo ante la presen-
hechos que ocurren mayormente en am- cia humana. La persecución o el ataque
bientes disturbados y pueden decantar a personas se han producido solo ante
en el seguimiento, persecución, captura actividades de cacería, hostigamiento a
o muerte del predador en comunidades hembras con crías o acercamiento a car-

Mosaico de caña
brava (Chusquea
sp.) y querusilla
en una quebrada
húmeda de pastizal
de niebla en el
departamento
Santa Victoria,
3.200 m s. n.
m., 2017. Estos
ambientes son
usualmente
utilizados por el
oso andino en sus
desplazamientos.
Foto: Proyecto Juco.

Rizoma de querusilla consumido por oso andino en el departamento Santa Victoria, 3.000
m s. n. m., 2019. Nótese el sustrato escarbado y los indicios de arañazos en el rizoma de la
planta. Foto: Proyecto Juco.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 419
O S O A N D I N O

Excreta fresca de oso, con


coloración oscura que indica
el alto contenido proteico de
origen animal. Con restos de
coleópteros, micromamíferos y
en menor proporción gramíneas
(Festuca sp.). Departamento
Santa Victoria, 2017.
Foto: Proyecto Juco.

casas que están siendo consu-


midas.
A diferencia de otras espe-
cies de osos de tierras abier-
tas del hemisferio norte, este
no hiberna debido a la dispo-
nibilidad de alimento durante
todo el año. En la Argentina,
se han observado en heces el consumo
de querusillas, taracas (Puya novarae) y,
en menor porcentaje, gramíneas como
Festuca sp. en las tierras altas durante la
temporada estival. En sitios donde hay
gran cantidad de querusillas, come de
la planta su base foliar y su rizoma, por
su alto contenido de agua y azúcares.
Por ello, es frecuente encontrar remo-
vido el sustrato de la planta. En el inicio
de la temporada seca, se ha registrado
el aprovechamiento de la caña, yemas y
folios de Chusquea lorentziana (Del Moral
Sachetti, 2017; Gómez et al., 2017).
En análisis macroscópicos y microscó-
picos de las heces, el consumo de proteí-
na animal estuvo definido por restos de

Carcasa de ganado vacuno consumido


por oso andino, también aprovechada
por cóndor andino (Vultur gryphus) y
zorro colorado (Lycalopex culpaeus)
en pastizal de niebla a 2.600 m s. n. m.,
departamento Santa Victoria, 2019. Nótese
el aprovechamiento de los miembros, que
para ser arrancados fueron sometidos a
torsión mecánica. Foto: Proyecto Juco.

420 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O S O A N D I N O

ratones cricétidos, como: Oligoryzomys 2017, ha resuelto mantener la categori-


sp., Akodon sp., cuises (Cavia sp.), coma- zación de “Vulnerable” (Velez-Liendo y
drejas (Didelphis sp.), corzuela roja (Maza- García-Rangel, 2017). Aunque la situa-
ma americana), coleópteros y la aparición ción no es conocida de manera acabada,
de ganado vacuno. El ganado vacuno ais- se considera que esta no ha cambiado.
lado es una oferta alimentaria que podría El listado de UICN no presenta informa-
aportar altos niveles de proteína y ener- ción actualizada sobre algunas áreas del
gía adicional para el oso, aparte de otras rango de distribución más septentrio-
presas (Gómez et al., 2017). Una carcasa nal como las serranías de Perijá en los
de ganado vacuno fue relevada en un límites de Colombia y Venezuela. En lo
pastizal de niebla disturbado en el de- que respecta al límite sur, la lista ha sido
partamento Santa Victoria (norte de Sal- modificada desde la anterior evaluación
ta) cerca del límite con Bolivia. Presenta- (Goldstein et al., 2008b), dando cuenta
ba indicios de haber sido consumida por en la última versión de la evidencia ge-
oso andino, zorro colorado (Lycalopex cul- nética sobre la presencia del oso andino
paeus) y cóndor andino (Vultur gryphus). en la Argentina (Cosse et al., 2014). Sin
Estas áreas son frecuentemente usadas embargo, la ausencia de extensión del
durante la temporada lluviosa también rango de distribución en el norte, como
por otros grandes carnívoros como el ya- la caracterización de presencia incierta y
guareté (Panthera onca) y el puma (Puma errante hacia el sur, hace necesaria una
concolor) (Del Moral Sachetti, 2017). evaluación concluyente sobre presencia
En cuanto a su expectativa de vida se y distribución.
estima que rondaría los 20 años en la Su población global es decreciente y
naturaleza (Nowak, 1999). En el Zoológi- fue estimada en 2.500-10.000 indivi-
co de Washington D. C. (Estados Unidos) duos maduros en estado silvestre. La
se registró el ejemplar más longevo: al- amplitud de este rango manifiesta la ne-
canzó los 36 años y ocho meses de edad cesidad de mayores estudios. Más aún
(Nowak, 1999; Goldstein et al., 2008b). si se considera el mínimo poblacional
estimado (50 individuos adultos) y que
sus poblaciones se encuentran insula-
ESTADO DE CONSERVACIÓN rizadas o discontinuas. Las poblaciones
silvestres estarían disminuyendo por la
La Convención sobre el Comercio In- pérdida y fragmentación del hábitat, y la
ternacional de Especies Amenazadas de remoción de individuos mediante la ca-
Fauna y Flora Silvestres (CITES) incluye cería (Rodríguez et al., 2003). Esto último
la especie en su Apéndice I, prohibiendo como represalia a incursiones en culti-
su comercio internacional (CITES, 2021). vos y ataques a ganado doméstico o para
La evaluación del estado de conserva- el consumo humano de su carne como
ción del oso andino por la Lista Roja de fuente de proteínas o bien como medici-
la Unión Internacional para la Conser- na tradicional. En el pasado, sufrió cap-
vación de la Naturaleza (UICN) en el año tura para abastecer a circos sudamerica-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 421
O S O A N D I N O

nos. A mediados de la década de 1980, la El análisis filogeográfico de este oso


pareja mantenida en el zoológico de La usando marcadores mitocondriales po-
Plata (provincia de Buenos Aires) proce- dría aportar datos esclarecedores sobre
día de un decomiso a un circo peruano. su diversidad genética en el sur del rango
A su vez, hay evidencias que esporádica- de distribución geográfica. Dicha infor-
mente la especie es cazada para acondi- mación podría aprovecharse para plani-
cionar sus restos como trofeos. ficar la creación de nuevas áreas prote-
En la Argentina, el oso andino ha sido gidas y comprender mejor las relaciones
formalmente listado en una revisión re- genéticas entre los individuos de Bolivia y
ciente sobre los mamíferos en el país la Argentina (Cosse et al., 2014). Hay que
(Teta et al., 2018). Un año más tarde Teta recordar que el ADN mitocondrial es he-
(2019) categoriza el estado de conserva- redado por la línea materna, por lo cual
ción de la especie como “No Evaluada” la probabilidad de distinguir individuos
basándose en la controversia respecto con este marcador es muy bajo, por esto
a la presencia del oso andino en el país. las estimaciones del número de anima-
Pese a la evidencia genética conocida, les muestreados utilizando ADN mito-
funda sus consideraciones en la opinión condrial son conservadoras (DeYoung y
de Velez-Liendo y García-Rangel (2017) Honeycutt, 2005). El análisis, mediante
en relación a que la distancia que separa esta técnica, de seis muestras genéticas
los registros de la Argentina de los más (pelos y heces) de oso andino de vida li-
cercanos en el sur de Bolivia (~300 km bre, colectadas entre los límites del de-
lineales), sugieren que los mismos co- partamento de Orán (provincia de Salta)
rresponderían solo a individuos errantes y el departamento de Libertador General
y no a poblaciones estables. Sin embargo, San Martín (provincia de Jujuy) sugieren
esta fundamentación no se correspon- la presencia de dos a cuatro osos en esta
de con las distancias naturales reales área (Cosse et al., 2014), con una distan-
(>300 km en los registros más australes) cia reducida (en línea recta) entre sitios
en una matriz de bosque y pastizal con- de muestreo de 65 km. No obstante, esta
tinuo de relieve muy escarpado como el distancia naturalmente es mucho mayor.
área argentina, por lo que es altamente Es necesario profundizar el estudio so-
improbable la dispersión de individuos bre diversidad genética del oso andino,
aislados a distancias de tales extensio- pero se intuye que sea extremadamente
nes. En términos fácticos, los reportes baja en las Yungas australes.
sobre dispersión de larga distancia en in- En las últimas décadas, el estableci-
dividuos adultos mediante seguimientos miento de corporaciones mineras e hi-
de telemetría, tanto en áreas boscosas y drocarburíferas de grandes capitales y
abiertas de páramo andino, se encuentra poder de influencia política sobre los
entre los 20-30 km en Ecuador (Castella- gobernantes, representa la mayor ame-
nos, 2010); y en Bolivia se reporta la dis- naza para la conectividad de los Andes
persión máxima de un individuo macho Tropicales y el flujo génico natural de
adulto en 15 km (Rechberger et al., 2001). las poblaciones de oso andino. Los am-

422 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O S O A N D I N O

bientes afectados por la minería y la ex- ACCIONES DE CONSERVACIÓN


tracción de petróleo, gas y el cambio de
cobertura del suelo, reducen la disponi- En el año 2004, durante un releva-
bilidad de los componentes importantes miento de campo se registraron ras-
del hábitat de la especie -alimento, refu- tros recientes del oso andino en las
gio y corredores- para el mantenimiento Serranías de Mesada-Orán, provincia
de sus poblaciones. Además, restringen de Salta, en un área colindante con la
la autonomía y la calidad de vida de las provincia de Jujuy (Del Moral Sachetti
comunidades locales en esos territo- y Bracho, 2009). Esta noticia se publica
rios. Este modelo de economía primari- un año más tarde junto a observaciones
zada y extractiva a gran escala produce de campo adicionales en el Boletín de la
concentración de la tierra y el desplaza- Asociación Internacional para la Inves-
miento de pobladores, dejando grandes tigación y Manejo de los Osos (IBA, por
pasivos ambientales como deforesta- sus siglas en inglés). En años siguientes,
ción extensiva, contaminación de suelo se sistematizaron las expediciones y los
y agua, impactando negativamente en muestreos de campo dando inicio al
la funcionalidad ecológica de la biota en “Proyecto Juco” que contó con el apoyo
general. de la Fundación Andígena de Venezue-
El impacto del cambio climático sobre la. Esta organización llevaba 15 años de
la especie y la productividad del bos- experiencia en el monitoreo de la biodi-
que no están estudiados. Sin embargo, versidad en los Andes Tropicales y brin-
la extensión en los últimos años de la daba apoyo institucional a investigado-
temporada seca provocaría que espe- res de oso andino en Venezuela, Perú y
cies de bromeliáceas que forman parte finalmente de la Argentina.
de la dieta del oso andino se encuentren El “Proyecto Juco” tuvo por objetivo
en retroceso en algunos sitios. También ampliar el relevamiento del área y co-
se observa un corrimiento distribucio- lectar muestras biológicas del oso andi-
nal ascendente de los bosques andinos no. Se desarrolló de manera discontinua
sobre el gradiente altitudinal (3.500- por falta de financiamiento y retrasos
3.800 m s. n. m.), con esto algunos ma- en la autorización de permisos (propios
míferos como el yaguareté, el mayuato de la burocracia gubernamental). Inclu-
(Procyon cancrivorus) y el pecarí de collar so, las tareas de campo y los posteriores
(Pecari tajacu) se han registrado en esas análisis de laboratorio fueron financia-
cotas inusuales (Del Moral Sachetti, dos en conjunto por los miembros del
2017). Por este motivo, es urgente el es- proyecto.
tablecimiento de políticas estatales que En el año 2009, en el marco del pro-
promuevan la creación de corredores yecto, se desarrolló un primer mapeo
biológicos, la protección de las cuencas en las provincias de Salta y Jujuy sobre
altas de los ríos y el desarrollo de un avistamientos e indicios de la presencia
plan de acción para la conservación del de la especie con referencias de infor-
oso andino. mantes confiables de campo (personas

F U N DAC I Ó N A Z A R A 423
O S O A N D I N O

Perros de rastreo durante el


trabajo de campo del “Proyecto
Juco”, en un área de altura a
3.700 m s. n. m., Salta, 2017.
Foto: Mariela del Valle Flores.

de comunidades indígenas,
puesteros y cazadores de
subsistencia). El análisis de
toda la información reunida
demandó una clasificación
para descartar confusiones
con el aspecto mitológico de
la cultura popular. Vale decir
que las referencias o versio-
nes sobre la presencia mito-
lógica del oso no se conside-
raron como datos asociados
a la distribución geográfica
de la especie, más allá que
puedan ser simpátricos (es-

Huella de pie derecho


de oso andino adulto, en
bosque montano por encima
de los 2.000 m s. n. m.,
departamento de Valle Grande,
Jujuy, 2016. Foto: Pablo Labarta.

424
O S O A N D I N O

Huella de mano de oso andino, en selva de piedemonte a 904 m s. n. m., departamento


Orán, Salta, 2008. Foto: Proyecto Juco.

pecies que superponen sus distribucio- sin perros en un área de bosque mon-
nes geográficas). Del mismo modo, se tano ubicado en Ramada Barrosa (dpto.
descartaron los datos imprecisos, dudo- San Martín). Allí, en el año 1993, el Dr.
sos, improbables o procedentes de infor- Arturo Canedi junto con otros investi-
mantes no convincentes. gadores hallaron huellas, pelos y heces
En la mayoría de los muestreos en la en una cueva. Este material se encuen-
selva húmeda y en las tierras altas se em- tra depositado en la Estación de Fauna
pleó un plantel de perros -por su versati- Silvestre Martín Vucetich dependiente
lidad y resistencia al trabajo en campo-, de la Universidad Nacional de Jujuy (Del
compuesto por: un mestizo y ejemplares Moral Sachetti y Bracho, 2009; Cosse et al.,
de razas pointer, braco de Weimar, Grey- 2014).
hound y American Pit Bull Terrier que El trabajo de campo y con comunidades
fueron entrenados para la detección de locales permitió contar con una base de
muestras biológicas de yaguareté y oso. datos actualizada de registros en cam-
En Salta, a través del recorrido de crestas po, topónimos, nombres comunes y per-
serranas buscando indicios de actividad cepciones culturales alrededor de esta
del oso andino (arañazos, comederos, especie. Estas tareas se llevan a cabo en
entre otros) y con el rastreo de los perros, conjunto con la investigadora Imarú La-
se colectaron pelos en un restregado en meda Camacaro, también en el extremo
árboles. En Jujuy, el muestreo se realizó noroccidental del rango de distribución

F U N DAC I Ó N A Z A R A 425
O S O A N D I N O

de la especie en las Sierras de Portugue- de Especialistas en Osos de UICN dando


sa (Lara, Venezuela). Además, comenzó cuenta también de la evidencia del oso
a investigarse la ecomorfología y biome- andino en el país.
cánica craneodentaria en base a cráneos En 2016, el “Proyecto Juco” se asoció
sexados de ejemplares adultos, deposita- con la Fundación Biodiversa de Bolivia
dos en colecciones de Venezuela y Boli- (“Proyecto Binacional Yaguajuco”), dan-
via. En 2009, este enfoque inédito en la do inicio a un plan de trabajo conjunto
investigación del oso andino permitió para el monitoreo del yaguareté y el oso
abordar aspectos de craneometría fun- andino en el sur de Bolivia y el extremo
cional, relativo a la ecología alimentaria noroccidental de la Argentina. Un año
y la absorción de fuerzas de intensidad más tarde, se asoció a la Fundación Oso
en la cresta masetérica durante la mor- Andino, con amplia experiencia en el mo-
dedura. Estos estudios, se publicaron en nitoreo, investigación y conservación del
revistas arbitradas y se presentaron en oso andino en los Andes de Ecuador. Con-
diversos congresos y simposios sobre solidando de esta manera el trabajo que se
osos y morfología de vertebrados (Del venía realizando en la Argentina y aunan-
Moral Sachetti et al., 2008, 2009, 2011, do esfuerzos para el desarrollo de nuevas
2014). líneas de investigación.
En 2010, la Dra. Mariana Cosse y su Durante el mismo 2017, el “Proyecto
equipo del Instituto de Investigaciones Juco” recibió financiamiento parcial de
Biológicas Clemente Estable (Montevi- la Agencia de Protección Ambiental de la
deo, Uruguay) comenzaron a colaborar Ciudad de Buenos Aires y de Patagonia Ti-
activamente en el análisis genético de des Foundation. Este soporte importante
muestras de pelos y heces. La degrada- permitió ampliar las áreas de relevamien-
ción del ADN en numerosas muestras to en la provincia de Salta, combinando
de vida libre imposibilitó que el mate- métodos de muestreo con el empleo de
rial pudiera ser secuenciado. Recién en perros de rastreo, la secuenciación masi-
2014, se publicó en una revista interna- va de muestras biológicas (que permite un
cional especializada la evidencia genéti- análisis de barrido molecular de las piezas
ca sobre la presencia del oso andino en incluyendo carnívoros y presas) y la insta-
la Argentina (véase Cosse et al., 2014). lación de algunas estaciones fotográficas
Allí se incluyó el material depositado en de cámaras trampa. Durante el primer
la Estación de Fauna Silvestre de Jujuy. año el esfuerzo en relación a la instalación
El hallazgo coincidió con reportes de es- de las estaciones de trampeo se invirtió en
pecies de osos en otras áreas novedosas su adaptación y ajuste a las circunstancias
en el mundo. Este fue el caso de los infor- ambientales propias del hábitat del oso a
mes de presencia del oso pardo del Líba- los fines de mejorar las oportunidades de
no (Ursus arctos syriacus) en Siria e Iraq y lograr capturas fotográficas.
el oso negro asiático (Ursus thibetanus) en En 2018, se firmó un convenio de coo-
Bután. Estos reportes fueron dados a co- peración con la Fundación Azara, a tra-
nocer internacionalmente por el Grupo vés del cual se brinda soporte institucio-

426 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O S O A N D I N O

nal al “Proyecto Juco-Proyecto Binacional Actualmente el proyecto prevé ampliar


Yaguajuco”. El apoyo de la Fundación y optimizar el establecimiento de estacio-
Azara es activo, y las tareas de difusión nes fotográficas en conjunto con el desa-
sobre el oso andino y las actividades del rrollo de talleres en comunidades locales.
proyecto se hacen masivas a nivel nacio- El secuenciamiento masivo de muestras
nal. A fines de 2019, se desarrolló un plan biológicas de cuatro especies de carnívo-
de trabajo conjunto entre la Fundación ros simpátricos (oso andino, yaguareté,
Azara, el “Proyecto Juco”, S.O.S. Acción puma y zorro colorado), es uno de los ob-
Salvaje y el Área Natural de Manejo Inte- jetivos en el mediano plazo para entender
grado El Palmar (Chuquisaca, Bolivia). El aspectos de dinámica poblacional y uso
plan de trabajo propuesto con dos años de de hábitat. Asimismo, se está abordando
plazo de ejecución (2020-2021), se inició el uso de técnicas bioquímicas como la
en febrero de 2020 con un relevamiento cromatografía en capa fina en colabora-
de campo para determinar los sitios con ción con el Laboratorio de Química Orgá-
presencia del oso andino. Así también, se nica (Universidad Nacional de Salta) para
realizaron encuestas acerca del conflicto contar con información sobre los reque-
con oso y puma a las comunidades yam- rimientos alimentarios estacionales del
paras (quechuas) que residen en el área oso andino.
protegida. En el marco de este plan de Finalmente, se proponen las siguientes
trabajo, se planea el monitoreo de la po- medidas de conservación:
blación de osos andinos de “El Palmar”, y ● Que el Ministerio de Ambiente y Desa-
la mitigación del conflicto de predación al rrollo Sustentable de la Nación y la Ad-
ganado doméstico dentro de un programa ministración de Parques Nacionales
binacional de investigación y conserva- incluya a Tremarctos ornatus entre sus
ción de la especie. especies prioritarias para la región no-
En resumen, aunque de modo discon- roeste (NOA) y como especie paraguas
tinuo, se ha estudiado al oso andino a lo para el diseño de propuestas de corre-
largo de 15 años. Debido a ello se pudo dores biológicos.
actualizar información sobre su distribu- ● Que el Bioparque de la ciudad de La
ción geográfica y ecología. La misma fue Plata que cuenta con un individuo de
presentada en publicaciones especiali- oso andino (a diciembre de 2019) se
zadas y conferencias ante diversos sim- asocie a “Proyecto Juco” para confor-
posios internacionales y congresos de la mar un programa de conservación
IBA. Esto, sin duda, contribuyó a brindar de corto plazo que articule tareas de
un panorama más amplio sobre la espe- investigación y el desarrollo de activi-
cie, abriendo nuevos interrogantes sobre dades de educación ambiental ex situ
sus poblaciones más australes. De hecho, con el monitoreo del oso andino en
esta información fue tomada por la UICN vida libre. Sin embargo, estas posibi-
para actualizar su Lista Roja en 2017, in- lidades se encuentran muy limitadas
corporando los datos sobre la presencia dado que este individuo, es un macho
del oso andino en la Argentina. geronte con nulas probabilidades de

F U N DAC I Ó N A Z A R A 427
O S O A N D I N O

conformar un plantel reproductor o misma para reforzar su protección le-


tener un papel activo en un programa gal y que evalúen la creación de nuevas
de conservación a largo plazo. Recien- áreas naturales protegidas que ampa-
temente, el Ecoparque de la Ciudad ren a la especie.
Autónoma de Buenos Aires (que con-
taba con cuatro ejemplares adultos) ha El “Proyecto Juco-Proyecto Binacional
tenido una baja en su plantel aparen- Yaguajuco” es otra iniciativa de la Argenti-
temente por un proceso neoplásico, na que trabaja por la conservación del oso
y posteriormente los tres individuos de anteojos.
restantes fueron derivados a una co-
lección zoológica de Colorado, Estados
Unidos (The Wild Animal Sanctuary). INFORMACIÓN ANTROPOLÓGICA
Pese al pedido explícito de varios espe-
cialistas de gestar un programa de con- El médico, antropólogo y explorador ale-
servación a partir de estos individuos mán Ernst W. Middendorf (1830-1908),
en el mismo Ecoparque o en la Reser- se internaba en las tierras altas de Perú y
va Experimental de Horco Molle de la Bolivia entre los años 1885 y 1888. Duran-
Universidad Nacional de Tucumán, en te estas exploraciones, realizó un monu-
octubre de 2019 las autoridades del mental trabajo de recopilación y estudio
ex Zoológico de Buenos Aires decidie- sobre geografía, historia y cultura que dos
ron truncar las posibilidades de reali- años más tarde publicaría en Alemania.
zar estudios en ámbitos controlados, En 1890, habiendo conocido la fauna y
como ser: fisiológicos, reproductivos, flora con las visiones antropológicas aso-
biomecánicos, pruebas de cebos odorí- ciadas a la misma, escribe sobre el poco
feros atrayentes, desarrollo de cebado- conocido oso de las montañas en su dic-
res genéticos, entre otros tópicos; que cionario de runasimi (idioma de los que-
permitieran optimizar la investigación chuas): Wörterbuch des Runa Simi oder der
y monitoreo de la especie en áreas Keshua-Sprache: “Ucucu, ucumari, la espe-
silvestres. Por esto, es de sustancial cie más grande de oso, con esta denomi-
importancia aprovechar las oportuni- nación se conoce al oso de los Andes des-
dades que pudiera brindar el último de el Perú hasta el noroeste argentino”. El
ejemplar cautivo del país que queda en hueco u oquedad, como también refiere
el Bioparque de La Plata. la palabra ucu o ucumari en el habla que-
● Que los museos de historia natural del chua para el oso (probablemente por sus
NOA cooperen en la difusión de los manchas oculares), ha tenido en nume-
problemas de conservación del oso y rosas culturas una presencia importante
su hábitat, como así también de su va- aunque algunas veces no tan evidente en
lor cultural. cuanto a la representación en la imagine-
● Que las autoridades de las provincias ría andina.
de Salta y Jujuy actualicen su norma- Se le han atribuido al oso andino di-
tiva, incorporando al oso andino a la versas creencias culturales relacionadas

428 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O S O A N D I N O

con los hábitats, el comportamiento y la la juca, el uco, o el ucumar como un hom-


morfología (Lameda Camacaro y Del Mo- bre, un gran mono, un tipo de protohom-
ral Sachetti, 2008). En la mitología preco- bre cercano a Wiracocha (deidad quechua)
lombina, el oso andino era considerado y a las alturas, también es común en los
un mediador entre las tensiones encon- Andes del Sur (sur de Perú, Bolivia y la Ar-
tradas que habitan las selvas umbrosas y gentina). En el imaginario colectivo infun-
el mundo superior iluminado de los cor- de también el terror y la hostilidad latente
dones montañosos, la vida y la muerte, la hacia aquel que se atreve a incursionar en
enfermedad y la salud, siembra y cosecha áreas silvestres con poca o nula presencia
(Randall, 1982). Una forma de regidor humana. En este sentido, es probable que
normativo, como otros elementos de la el origen de leyendas urbanas populares
cosmovisión, que esclarece acerca de lo como “el cuco”, hayan derivado de las si-
que está bien y de lo que está mal (Berto- nonimias uco o juco (Bertonatti, 2017).
natti, 2017). En comunidades quechuas (kollas), del
El ucumari tenía un enorme valor espi- departamento Santa Victoria y área de in-
ritual desde épocas preincaicas y después fluencia (norte de Salta, Argentina), la juca
en las cosmovisiones del Imperio Inca. es una forma que solo vive en las wakas
Durante los chakus (rodeos) para esquila o huacas. Es decir, lugares venerados o
de las majadas de vicuñas y llamas, algu- sagrados (como cementerios, entierros,
nos osos eran capturados y varias veces templos u otros sitios de carácter más
finalmente eran nuevamente liberados bien arqueológico) donde puede confluir
(Tschudi, 1844). Alrededor de mediados la realidad tangible de los sentidos con
del siglo XIX, la fuerte influencia de la una realidad que escapa a las posibilida-
cultura española había suplantado par- des del entendimiento humano. El hecho
cialmente estas cosmovisiones, el oso que algunas personas consideren a la es-
comenzaba a tener una simbología muy pecie como custodia de las wakas motiva
fuerte de sexualidad fálica, imposición que muchos pobladores locales (como los
ante la hembra, tanto como dominancia, de Ramada Barrosa en Jujuy, San José en
rapto o violencia sexual. Es probable que Salta, entre otros) nieguen su presencia,
mucho de la oralidad castellana en este ya que esto podría ser interpretado como
sentido traída por la Conquista, haya esta- una delación o traición a sus antepasados,
do relacionada con las creencias ibéricas deidades o sistema de creencias religio-
del rapto y la violación en los osos pardos sas, pasible de algún tipo de castigo divino
de los Pirineos y Cantabria. o sobrenatural. De algún modo, esto tam-
La figuración corpórea, oscura y cubier- bién explica que otros investigadores no
ta de largos pelos, de rostro anguloso y hayan obtenido datos concretos basados
abrupto se presenta sonriente, festiva y en encuestas o entrevistas a pobladores
atemorizante denotando prominentes ca- locales.
ninos en la oralidad, alimentado esto por En los meses estivales, las comunidades
frecuentes posturas erguidas similares a relevan y rodean el ganado vacuno para
las de un homínido. La percepción del juco, arriarlo hacia las tierras altas con mejo-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 429
O S O A N D I N O

res pasturas, evitando además pérdidas de la autora del hecho y madre de los ni-
por la creciente de los ríos y la potencial ños en Valle Grande (Jujuy), fue asociado
actividad predatoria del yaguareté. Du- por algunos pobladores a la vida ermita-
rante el momento del conteo y marcaje ña de la mujer en áreas boscosas en don-
del ganado, se realizan ofrendas de agra- de ocurría el ucumar. Muchas toponimias
decimiento por la protección y el aumen- en las provincias de Salta y Jujuy refieren
to de la hacienda a la Pachamama (madre además a su presencia en el lugar (“El
tierra). Algunos lazos usados durante la Ucumar” en la Ruta Nacional Nº 9 en Sal-
vaquería, son tensados y atados entre ár- ta, “Ucumazo” en la Quebrada de Huma-
boles y rocas, dividiendo el sitio permiti- huaca en Jujuy, “Quebrada La Juca”, entre
do para la presencia de la comunidad y la otros sitios).
marcada del ganado de la oquedad de las Los relatos sobre el ucumar, pueden re-
wakas. Estas zonas intangibles, en donde activar las potencialidades del discurso
puede aparecerse la juca y otras entidades evangelizador a partir de la actualización
como los pequeños y temidos runas (hom- de la imagen de lo monstruoso como efigie
bres) de tobillos y pies vueltos al revés. de la degeneración racial (Angulo, 2005).
Los hechos de rapto y violación de mu- Las narraciones sobre el oso raptor y el
jeres pueden ser atribuidos al juco, y co- hijo híbrido humano-oso: “Juan, el Oso”,
rrespondientemente el rapto de hombres con descomunal fuerza que permite que
jóvenes a la juca. Los embarazos no desea- su madre escape de la cueva del captor es
dos, el aborto, y eventos desafortunados un cuento difundido con diversas varian-
como la desaparición de personas, la apa- tes en Ecuador, Perú, Bolivia y también
rición posterior de un cuerpo con signos la Argentina. Este relato ha sido contado
de muerte violenta y otras problemáticas por pobladores rurales en Jujuy y pro-
sociales en áreas aisladas pueden tam- vincias meridionales como San Luis y La
bién ser imputados a la presencia direc- Rioja (Vidal de Battini, 1983). Los eventos
ta, omnipresente y hasta sobrenatural del de avistamiento y alimentación también
ucumari. En la década del 2000, un trágico están muy difundidos: “el ucumari salía a
caso de infanticio y el posterior suicidio las quintas y chacras a robar qué comer”,

Representación en
yeso del rostral del
juco a la venta en el
Mercado San Miguel,
Ciudad de Salta, 2019.
Foto: Noelia Gómez.

430 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O S O A N D I N O

Empaque de la
“frotación de
oso” a la venta en
el Mercado San
Miguel, 2019.
Foto: Noelia Gómez.

“se robaba los cultivos en realidad, las ca- como figuración genérica: distante y exó-
bras, las ovejas y carne para comer” (Vidal tico. Sin embargo, mantiene todavía una
de Battini, 1983; Lameda Camacaro y Del simbología fuerte representando la salud
Moral Sachetti, 2008). y la sexualidad activa que recorre trans-
La representación del juco en relieves no versalmente como denominativo de fami-
es frecuente, algunos pueblos de la región liaridad a individuos en diversos ámbitos
chaqueña como los chané lo figuran en sociales, políticos y sexuales.
sus máscaras talladas en madera de yu-
chán (Ceiba chodatii) y los weenhayek en
posturas cuadrúpedas de palo santo (Bul- BIBLIOGRAFÍA
nesia sarmientoi). En el Mercado San Miguel
Albarracín, V. (2010). Percepción actual de los
en la ciudad de Salta, pueden encontrar- pobladores locales del cantón Lambate so-
se tallados del rostral del oso en puestos bre el Jucumarí (Tremarctos ornatus). La Paz,
de venta. Es recurrente en este mercado Bolivia. Tesis de Licenciatura. Universidad
Tecnológica Boliviana, Bolivia.
y en diversos puestos de medicina tra- Angulo, F. (2005). El Ukumar: lo monstruoso en
dicional el ofrecimiento de “frotaciones el discurso evangelizador de la conquista.
de oso”, en pomadas de 15 g de grasa del Cuadernos de la Facultad de Humanidades y
Ciencias Sociales, Universidad Nacional de
oso andino para curar la tos, reumatismo,
Jujuy, 27, 37-59.
dolores musculares y dislocaduras. Las Bertonatti, C. (2017). Los dioses viven y mueren
presentaciones de este producto refieren con la naturaleza. En: A. Di Pangracio, A. Ná-
poli y M. E. Garro Vidal (Eds.), Informe am-
a diversas especies de oso en términos ge-
biental 2017 (pp. 189-199). Buenos Aires,
nerales. Tienen procedencia de Perú y no Argentina: FARN.
siempre el contenido es legítima grasa de Castellanos, A. (2006). Cannibalism in Andean
oso, sin embargo, el uso de la bilis, sangre, Bears? International Bear News, 15(4), 20.
Castellanos, A. (2010). Guía para la rehabili-
grasa y el hueso peneano para uso huma- tación, liberación y seguimiento de osos
no tiene la pretensión de hacer recobrar andinos. Quito, Ecuador: Andean Bear Foun-
salud, fuerza física y potencia sexual en dation.
Castellanos, A. (2011). Andean bear home
quien consume estas partes. ranges in the Intag region, Ecuador. Ursus,
En las ciudades cosmopolitas de la so- 22(1), 65-73.
ciedad posmoderna, el oso puede parecer Castellanos, A. y Boada, C. (2019). Tremarctos or-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 431
O S O A N D I N O

natus. En: J. Brito, M. A. Camacho, V. Romero Del Moral Sachetti, J. F.; Zenteno Cardenas, R.
y A. F. Vallejo (Eds.), Mamíferos del Ecuador. y Lameda Camacaro, F. I. (2009). Análisis
Versión 2018. Museo de Zoología, Pontificia biostático de las tensiones en el dentario del
Universidad Católica del Ecuador. oso andino (Tremarctos ornatus) durante la
CITES. (2021). Convención sobre el Comercio mordedura. Acta Zoológica Mexicana, 25(3),
Internacional de Especies Amenazadas de 551-567.
Fauna y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III DeYoung, R. W. y Honeycutt, R. L. (2005). The
en vigor a partir del 22 de junio de 2021. molecular toolbox: genetic techniques in
Cosse, M.; Del Moral Sachetti, J. F.; Mannise, N. y wildlife ecology and management. Journal of
Acosta, M. (2014). Genetic evidence confirms Wildlife Management, 69, 1362-1384.
presence of Andean bears in Argentina. Ur- Figueroa, J. (2013). Revisión de la dieta del oso
sus, 25(2), 163-171. andino Tremarctos ornatus (Carnivora: Ursi-
Del Moral Sachetti, J. F. (2017). Hacia el sur: el dae) en América del Sur y nuevos registros
oso más austral del mundo, en un ambiente para el Perú. Revista del Museo Argentino de
de contrastes. En: IBA (Ed.), Abstracts: 25th Ciencias Naturales nueva serie, 15(1), 1-27.
Conference on Bear Research and Manage- Figueroa, J. y Stucchi, M. (2003). Algunos aspec-
ment (p. 42). International Association for tos etológicos del Tremarctos ornatus (Cuvier,
Bear Research and Management (IBA). Quito, 1825) (Carnivora: Ursidae) “oso andino” en
Ecuador. cautiverio. En: M. A. Rosenthal (Ed.), Inter-
Del Moral Sachetti, J. F. y Bracho, A. E. (2009). In- national Studbook of the Andean Bear (Tre-
dicios indirectos de la presencia del oso an- marctos ornatus) 2000-2002 (pp. 209-347).
dino (Tremarctos ornatus Cuvier, 1825) en el Chicago, Illinois: Lincoln Park Zoological
noroeste de Argentina. Revista del Museo Ar- Gardens.
gentino de Ciencias Naturales, 11(1), 69-76. Figueroa, J. y Stucchi, M. (2009). El Oso Andino:
Del Moral Sachetti, J. F. y Lameda Camacaro, F. alcances sobre su historia natural. Asocia-
I. (2011). Registros de ocurrencia del oso an- ción para la Investigación y Conservación de
dino (Tremarctos ornatus Cuvier, 1825) en sus la Biodiversidad. Lima, Perú.
límites de distribución nororiental y austral. García López, D. A.; Ortiz, P. E.; Madozzo Jaén,
Revista del Museo Argentino de Ciencias Na- M. C. y Moyano, M. S. (2008). First record
turales, 13(1), 7-19. of Arctotherium (Ursidae, Tremarctinae) in
Del Moral Sachetti, J. F.; Gómez Montoya, F.; Gai- northwestern Argentina and its paleobio-
tán, A. y Chávez Aponte, E. (2014). Fuerza de geographic significance. Journal of Verte-
mordedura y estrés mandibular en el oso an- brate Paleontology, 28(4), 1232-1237.
dino (Tremarctos ornatus) e inferencias sobre Goldstein, I. R.; Guerrero, V. y Moreno, R.
estrategias alimentarias aprovechando ga- (2008a). Are there Andean bears in Pana-
nado vacuno. III Simposio Internacional so- ma? Ursus, 19, 185-189.
bre Manejo y Conservación del Oso Andino: Goldstein, I. R.; Velez Liendo, X.; Paisley, S. y
tierra de osos, tierra de gente, tierra de todos. Garshelis, D. L. (2008b). Tremarctos ornatus.
Cartagena de Indias, Colombia. Lista Roja de las Especies Amenazadas de la
Del Moral Sachetti, J. F.; Zenteno Cardenas, R. Unión Internacional para la Conservación
y Lameda Camacaro, F. I. (2008). Análisis de la Naturaleza.
biostático de las tensiones actuantes en el Gómez, N.; Del Moral Sachetti, J. F. y Acosta, A.
dentario del oso andino (Tremarctos ornatus) (2017). Determinación del patrón de ácidos
durante la mordedura. Póster presentado en biliares en el Oso Andino: una herramien-
el II Simposio Internacional del Oso Andino. ta para determinar presencia y aspectos
International Association for Bear Research de historia natural de la especie. En: IBA
and Management (IBA). Lima, Perú. (Ed.), Abstracts: 25th Conference on Bear
Del Moral Sachetti, J. F.; Zenteno Cardenas, R. Research and Management (p. 12). Inter-
y Lameda Camacaro, F. I. (2011). Biostatical national Association for Bear Research and
analysis of the stress acting in the jaw of the Management (IBA). Quito, Ecuador.
Andean bear Tremarctos ornatus during the Lameda Camacaro, F. I. y Del Moral Sachetti, J.
bite. Ponencia presentada en Nineth Con- F. (2008). Representaciones del oso andino
gress of Vertebrate Morphology. Punta del (Tremarctos ornatus) en el discurso literario
Este, Uruguay. del noroeste argentino y en un texto discur-

432 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
O S O A N D I N O

sivo científico. Etnobiología, 6, 68-80. the spectacled bear (Tremarctos ornatus) in


Mondolfi, E. (1971). El oso frontino (Tremarctos the northern Andes. WWF Colombia, Fun-
ornatus). Defensa de la Naturaleza, 1(2), 31- dación Wii, EcoCiencia, Wildlife Conserva-
35. tion Society y Red Tremarctos.
Neisa, C. M. y González, A. M. (2004). The Specta- Rodríguez, D.; Reyes, A.; Reyes Amaya, N.; Ga-
cled bear (Tremarctos ornatus) like seeds dis- llegos Sánchez, S.; Gutiérrez, J.; Suárez, R. y
persal agent in the Mamapacha highlands, Prieto, F. (2019). Northernmost distribution
Chinavita (Boyacá-Colombia). En: IBA (Ed.), of the Andean bear (Tremarctos ornatus) in
Abstracts: 15th International Conference on South America, and fragmentation of its as-
Bear Research and Management (pp. 60-61). sociated Andean forest and Paramo ecosys-
International Association for Bear Research tems. Therya, 10(2), 161-170.
and Management (IBA). Rosenthal, M. (1989). Spectacled Bears - An
Newnham, R. E. y Davidson, W. M. (1966). Com- overview of management practice. Proceed-
parative study of the Karyotypes of several ings of the First International Symposium
species in carnivora including the giant on the Spectacled Bear (pp. 287-295). Chi-
panda (Ailuropoda melanoleuca). Cytogene- cago, USA: Lincoln Park Zoological Gardens.
tics, 5, 152. Soibelzon, L. H. y Schubert, B. W. (2011). The
Nowak, R. (1999). Walker’s Mammals of the largest known bear, Arctotherium angusti-
World. Volume 1. Baltimore: Johns Hopkins dens, from the early Pleistocene Pampean
University Press. region of Argentina: with a discussion of
Paisley, S. (2001). Andean bears and people in size and diet trends in bears. Journal of Pa-
Apolobamba, Bolivia: Culture, conflicts and leontology, 85(1), 69-75.
conservation. Tesis de Doctorado. Universi- Teta, P. (2019). Tremarctos ornatus. En: SAyDS-
dad de Kent, Inglaterra. SAREM (Eds.), Categorización 2019 de los
Peyton, B. (1999). Spectacled bear conserva- mamíferos de Argentina según su riesgo de
tion action plan. En: C. Servheen, S. Herre- extinción. Lista Roja de los mamíferos de
ro y B. Peyton (Eds.), Bears: Status Surveys Argentina. Versión digital.
and Conservation Action Plan (pp. 157-198). Teta, P.; Abba, A. M.; Cassini, G. H.; Flores, D.;
IUCN/SSC. Bear Specialist Group. Galliari, C. A.; Lucero, S. O. y Ramírez, M.
Randall, R. (1982). Qoyllur Rit’i, and Inca fiesta (2018). Lista Revisada de los Mamíferos de
of the pliedes: reflections on time and space Argentina. Mastozoología Neotropical, 25,
in the Andean world. Bulletin de l’Institut 163-198.
Français d’Etudes Andines, 11, 37-81. Tschudi, J. J. von. (1844). Therologie. En: Un-
Rechberger, J.; Wallace, R. B. y Ticona, H. (2001). tersuchungen über die Fauna Peruana. St.
Un movimiento de larga distancia de un oso Gallen, Switzerland: Scheitlin und Zolliko-
andino (Tremarctos ornatus) en el norte del fer.
Departamento de La Paz, Bolivia. Ecología Van Horn, R. C.; Zung, B.; Velez Liendo, X. y Pais-
en Bolivia, 36, 73-74. ley, S. L. (2011). How well can we use photo-
Reyes, A.; Rodriguez, D.; Reyes Amaya, N.; Ro- graphs to identify Andean bear, assess their
driguez Castro, D.; Restrepo, H. y Urquijo, kinship, and estimate their ages? Abstract
M. (2017). Comparative efficiency of photo- from the 20th International Conference on
graphs and videos for individual identifica- Bear Research and Management. Ottawa,
tions of the Andean bear (Tremarctos ornatus) Canada.
in camera trapping. Therya, 8(1), 83-87. Velez-Liendo, X. y García-Rangel, S. (2017). Tre-
Rivadeneira, C. (2001). Dispersión de semillas marctos ornatus  (errata versión published
por el oso andino (Tremarctos ornatus) y ele- in 2018).  Lista Roja de las Especies Ame-
mentos de su dieta en la región de Apolo- nazadas de la Unión Internacional para
bamba - Bolivia. Tesis para optar el grado de la Conservación de la Naturaleza 2017:
biología. Universidad Mayor de San Andrés. e.T22066A123792952.
La Paz, Bolivia. Vidal De Battini, B. (1983). Cuentos y Leyendas
Rodríguez, D.; Cuesta, F.; Goldstein, I.; Bracho, A. Populares de la Argentina. Ediciones Cul-
E.; Naranjo, L. G. y Hernandez, O. L. (2003). turales Argentinas. Tomo VI. Secretaría de
Ecoregional strategy for the conservation of Cultura de la Presidencia de la Nación.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 433
P E C A R Í L A B I A D O

434 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
PECARÍ LABIADO

Tayassu pecari (Link, 1795)

A N A L Í A V. DA L I A , VA L E R I A B A U N I , J O R G E A N F U S O ,
S I LV I A E L S E G O O D y N O R B E R TO A . N I G R O

Clase: Mammalia
Orden: Artiodactyla
Familia: Tayassuidae
Otros nombres vulgares: majano, maján, chancho zaino, chancho majano, chancho
maján, chancho moro, kabalí, cabalí, cabalín, jabalí, pecarí moro (Argentina); tropero,
chancho de tropa, tropero (Bolivia); tañyi-cati, tayi-cati (Paraguay); pecarí boquiblanco,
huangana (Perú); porco do mato grande, porco do mato, queixada branca o queixada
(Brasil); báquiro careto, báquiro cachete blanco, cochino bravo, pinque (Venezuela);
cafuche, careto, huangana, manao, puerco manao, marrano, tatabro, chácharo (Colombia);
coche de monte (Guatemala); chancho cariblanco (Costa Rica); pingo (Surinam, Guyana
Francesa); puerco de monte (Guatemala, Panamá); saíno cariblanco (Nicaragua); wari
(Belice); jabalí de labios blancos, zenzo (México); tayasú eté, kochí, koshi, tanyicati, tañicatí
o tanyihka-ti (guaraní); sintiru (aimara); owuákae o kodágue (pilagá); korágüe (qom);
nitsaj (wichí); guiní (vilela); ahergranraik (abipón), quita-cuchi o sacha-cuchi (quichua);
r´onr´aik o jogongael (mocoví); gargantillo, chancho gargantillo, chancho de monte,
cerdo montés, quijada blanca, pecarí quijada blanca, pecarí de labios blancos, chancho de
monte grande, jabalí americano, chancho cara blanca, corbato.
Nombre en inglés: White-lipped Peccary.

Estatus internacional: Vulnerable (Keuroghlian et al., 2013).


Estatus nacional: En Peligro (de Bustos et al., 2019).
CITES: II (CITES, 2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES 60 cm y un peso que, en el adulto, varía


entre 25 y 40 kg (Chebez y Nigro, 2008).
El pecarí labiado (Tayassu pecari) es una Posee cabeza grande comprimida late-
de las tres especies de pecaríes de Amé- ralmente y de perfil triangular, con ojos
rica. Es un animal de cuerpo robusto, y orejas pequeñas y un hocico alargado
que puede alcanzar una longitud total de terminado en disco nasal subcircular. Su
90 a 130 cm con una alzada promedio de dentadura cuenta con 38 piezas y pre-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 435
P E C A R Í L A B I A D O

Piara de pecaríes labiados en la Reserva San Jorge-Arauco, departamento Iguazú,


Misiones, agosto de 2020. Nótese la crin de pelos más largos que se extiende desde la
frente hasta el dorso. Foto: Emilio White.

senta dientes caninos muy desarrollados Su pelaje es grueso y duro, con una crin
útiles como mecanismo de defensa (Che- negruzca de pelos más largos desde la
bez y Nigro, 2008). Sus patas son pro- frente hasta la parte posterior del dorso.
porcionalmente más largas y delgadas La coloración es similar en todo su cuer-
respecto a las otras especies de pecaríes, po siendo pardo oscura a negra, de tono
con pezuñas amplias y pelos más cortos. más claro en las zonas pectorales e in-
Las patas delanteras tienen cuatro dedos guinal (Chebez y Nigro, 2008). Las crías
(dos funcionales y los otros dos restantes poseen una coloración rojiza o canela
reducidos que no apoyan en el suelo, co- oscura -a menudo con estrías negras-,
nocidos como “pichicos”) y las traseras hasta los dos años de edad, momento en
poseen tres dedos (el externo es vesti- el que adquieren la coloración típica del
gial) (Canevari y Vaccaro, 2007; Chebez y adulto (Canevari y Vaccaro, 2007). Se han
Nigro, 2008; Parera, 2018). registrado casos de albinismo (Chebez y

436 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P E C A R Í L A B I A D O

Dos ejemplares de pecarí labiado restregándose la glándula odorífera del lomo, un comportamiento
típico de la especie, Miranda, Mato Grosso do Sul, Brasil, 2014. Foto: Julia Emi de Faria Oshima.

Ejemplares en cautiverio en el Zoológico de Roque Sáenz Peña, Chaco, 2016. Notése la


quijada de color blanco que le da el nombre común a la especie. Foto: Aníbal Parera.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 437
P E C A R Í L A B I A D O

Nigro, 2008). No posee dimorfismo se- ble de ellos por su coloración más oscu-
xual, siendo difícil de diferenciar externa- ra pero principalmente por la ausencia
mente ambos sexos, aunque las hembras del collar blanco y por tener el mentón, la
poseen dos pares de mamas, uno inguinal zona inferior de las mejillas y el área que
y otro abdominal y los machos tienen los rodea la boca de color blanco grisáceo o
caninos más largos que las hembras. Am- crema, característica que le da el nombre
bos sexos presentan en el dorso, a unos de “labiado” (Canevari y Vaccaro, 2007;
12 cm de la cola, una glándula odorífera Parera, 2018). Es de mayor tamaño que
(catinga) con orificio excretor que solo es el pecarí de collar (Pecari tajacu) y casi tan
visible cuando eriza el pelo. Esa glándula grande como el pecarí quimilero (Catago-
libera un aroma penetrante que es utiliza- nus wagneri), incluso a veces puede supe-
do para el marcado de territorio y la iden- rar a este en largo total y en peso.
tificación de los integrantes de la piara: es
habitual que los individuos restrieguen
sus cabezas sobre esta glándula (Mayer y HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN
Wetzel, 1987; Canevari y Vaccaro, 2007;
Chebez y Nigro, 2008; Parera, 2018). El pecarí labiado es una especie que se
Es similar en forma y aspecto a los otros puede encontrar en una gran variedad de
pecaríes, aunque es fácilmente distingui- ambientes. Es la especie de pecarí mejor
adaptada a las selvas húmedas tropica-
les y subtropicales (Parera, 2018), tam-
Pecarí labiado captado con una cámara
trampa en el Parque Nacional El bién habita en algunos ambientes más
Impenetrable, Chaco, abril de 2013. abiertos de bosques y sabanas -con buena
Foto: Red Yaguareté.

438 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P E C A R Í L A B I A D O

DISTRIBUCIÓN

Huella de pecarí labiado en un


“comedero” de Chusquea lorentziana
(a 2.071 m s. n. m.) en un ambiente de
transición entre bosques montanos y
pastizales de neblina, en las Yungas de
Salta, octubre de 2016.
Foto: Fernando Del Moral y Noelia Gómez.

tamento de Santa Victoria a más de 2.300


cobertura vegetal- y montes xerófilos cha- m s. n. m. (22º 20’ 54’’ S; 64º 49’ 50,5’’ O;
queños con preferencia a zonas cercanas F. Del Moral y N. Gómez, com. pers. a C.
a cursos de agua permanente. En nuestro Bertonatti).
país se distribuye en las ecorregiones de la Presenta una amplia distribución que
Selva Misionera o Paranaense, las Yungas, abarca desde el sur de México en los esta-
el Chaco Seco y el Chaco Húmedo (Chebez dos de Veracruz y Oaxaca (Parera, 2018),
y Nigro, 2008). En el año 2016, se lo regis- América Central y gran parte del este de
tró, mediante huellas frescas, en un am- la cordillera andina de América del Sur,
biente de transición de bosque montano siendo su límite de distribución más aus-
con mosaicos de “cañales” de Chusquea sp. tral el norte de la Argentina. Su área de
con pastizales de neblina, en Santa Victo- distribución actual en nuestro país ha
ria, Salta, dentro de la ecorregión de Yun- sido estimada en un 25,4% de su distri-
gas (F. Del Moral y N. Gómez, com. pers. a bución histórica (de Bustos et al., 2019).
C. Bertonatti). Se lo suele encontrar hasta A nivel nacional se halla en las provincias
los 1.900 m s. n. m. (cerros de Perú) y en la de Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Chaco,
Argentina, se lo ha registrado en Jujuy por Formosa y Misiones y ya se ha extinguido
lo menos hasta los 1.700 m s. n. m. (Ca- en las provincias de Catamarca, Tucumán
nevari y Vaccaro, 2007; Chebez y Nigro, y Corrientes debido a la fragmentación
2008; Parera, 2018) y en Salta en el depar- y transformación de su hábitat (Mares et

F U N DAC I Ó N A Z A R A 439
P E C A R Í L A B I A D O

al., 1996; Chebez y Nigro, 2008; Bardavid varse grupos o piaras de entre 10 y has-
et al., 2019; de Bustos et al., 2019). Aun ta más de 300 individuos, con machos
cuando Parera (2018) lo menciona como y hembras de diferentes edades (Sowls,
posible para el norte de Santa Fe, ya Pau- 1997; Moreira-Ramírez et al., 2015; Rey-
tasso (2008) indicaba que “si bien aún no na-Hurtado et al., 2016). El número de
se lo puede declarar extinto en Santa Fe, individuos que integra la “tropa” depen-
es claro que esta especie alguna vez habi- derá de la abundancia de alimento y de
tó áreas de Chaco Seco, los Bajos Subme- cuan perturbado se encuentre su hábitat
ridionales y la Cuña Boscosa, donde hoy (Chebez y Nigro, 2008). La piara tiene
ya habría desaparecido” lo que confirma- una jerarquía social bien marcada con
ba una retracción en el área sur de distri- un líder que suele ser un macho o hem-
bución de este pecarí. bra longevo (Canevari y Vaccaro, 2007;
Chebez y Nigro 2008; Parera, 2018). Al
“guía” de la tropa se lo suele llamar “tam-
RASGOS ETOECOLÓGICOS bor” por los sonidos que emite (Pautasso,
2008). Estas piaras son nómadas, des-
El pecarí labiado puede estar activo plazándose grandes distancias a lo largo
tanto de día como de noche, comporta- del año en respuesta a los cambios en
miento que dependerá del ambiente en la disponibilidad de frutos y fuentes de
el que se encuentre (Parera, 2018). Es agua (Altrichter et al., 2001; Keuroghlian
una especie gregaria llegando a obser- et al., 2004; Keuroghlian y Eaton, 2008a,

En la penumbra del monte una “tropa” de pecaríes labiados son captados por una
cámara trampa, Parque Nacional El Impenetrable, Chaco, abril de 2013. Foto: Red Yaguareté.

440 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P E C A R Í L A B I A D O

Un grupo de pecaríes descansa entre la hojarasca en la Fazenda Caiman en el Pantanal,


Mato Grosso do Sul, Brasil, 2016. Foto: Emilio White.

2008b; Reyna-Hurtado et al., 2009, 2012; leccionando frutos y semillas y diferen-


Keuroghlian et al., 2015). El paso de la tes partes vegetales (hojas, flores y raí-
“tropa” deja un olor característico (como ces). Complementa su alimentación con
a chiquero) y es fácilmente perceptible hongos, gusanos, insectos, ácaros, y en
por la gran cantidad de huellas amon- muy baja proporción puede ingerir hue-
tonadas y la vegetación destruida que vos de aves, peces, ranas, reptiles y pe-
deja en la senda (Chebez y Nigro, 2008). queños mamíferos (Canevari y Vaccaro,
De ser escaso el alimento disponible el 2007; Chebez y Nigro, 2008; Fernandes
grupo puede, temporalmente, dividirse et al., 2013; Parera, 2018). En compara-
en grupos más pequeños y luego volver a ción con las otras especies de pecaríes,
unirse (Chebez y Nigro, 2008). el labiado posee una dentición especial-
El pecarí labiado ocupa el 30% de su mente adaptada para romper semillas
tiempo para alimentarse (Parera, 2018), duras (Parera, 2018). Entre el 60 y el
utilizando su desarrollado sentido del ol- 80% de su dieta se compone de frutas
fato introduciendo el hocico en el suelo, y semillas (Keuroghlian y Eaton, 2008a;
escarbando entre la vegetación (hoja- Desbiez et al., 2009; Keuroghlian y Eaton,
rasca) y las ramas y volteando troncos 2009), con preferencia por el consumo
podridos, mientras gruñen y tosen cons- de especies de semillas grandes (Beck,
tantemente (Chebez y Nigro, 2008; Pa- 2006). Chebez y Nigro (2008) mencio-
rera, 2018). Su dieta es principalmente nan que se ha registrado en la especie el
herbívora (mayormente frugívora); se- consumo de carroña. En Centroamérica,

F U N DAC I Ó N A Z A R A 441
P E C A R Í L A B I A D O

se reporta que se alimentan de huevos caro, 2007; Chebez y Nigro, 2008; Parera,
y también de juveniles de tortuga verde 2018). Hay descriptos híbridos naturales
(Chelonia mydas) (Parera, 2018). El pecarí infértiles con el pecarí de collar (Parera,
labiado cumple una función importante 2018). En cautiverio, la especie se repro-
en la dispersión y depredación de semi- duce con éxito y vive alrededor de 20 años
llas, influyendo en la estructura y com- (Canevari y Vaccaro, 2007; Chebez y Ni-
posición tanto de la vegetación como del gro, 2008).
suelo, por lo que ha sido considerado un A diferencia de las otras especies de
“ingeniero ecosistémico” (Silman et al., pecaríes, los labiados se comunican uti-
2003; Beck et al., 2010). También, esta lizando una serie de vocalizaciones más
especie es un eslabón fundamental en complejas y variadas, así como actitudes
las redes tróficas que incluyen grandes posturales y gestos particulares, utiliza-
felinos (Crawshaw et al., 2002), siendo dos para marcar jerarquía, por ejemplo,
sus principales predadores el yaguareté frente al acceso al alimento y también
(Panthera onca) y el puma (Puma concolor), para comunicar alarma frente a posibles
a los que llegan a rechazar colectivamen- peligros. Durante sus desplazamientos y
te (Chebez y Nigro, 2008; Parera, 2018), para mantener unida a la piara, realizan
siendo una ventaja para la especie el vivir constantemente un fuerte castañeteo de
en grupo debido a la mayor probabilidad dientes que puede oírse a varios cientos
de supervivencia frente al ataque de pre- de metros (Canevari y Vaccaro, 2007; Che-
dadores. bez y Nigro, 2008; Parera, 2018).
Los pecaríes labiados que habitan en
zonas tropicales suelen reproducirse
durante todo el año (Sowls, 1997), aun- ESTADO DE CONSERVACIÓN
que en aquellas poblaciones que viven
en otras áreas se observan nacimientos A nivel internacional el pecarí labiado
principalmente en primavera y otoño (Ca- es una especie que se encuentra cate-
nevari y Vaccaro, 2007; Chebez y Nigro, gorizada como “Vulnerable” por la Lista
2008; Parera, 2018). Las hembras alcan- Roja de la Unión Internacional para la
zan la madurez sexual al año y medio de Conservación de la Naturaleza (UICN)
edad (Canevari y Vaccaro, 2007; Chebez (Keuroghlian et al., 2013) con una ten-
y Nigro, 2008; Parera, 2018). Son poliés- dencia poblacional en disminución. Las
tricas, con celos (que suelen durar entre causas principales de la fragilidad de
uno y tres días) a 3-7 semanas del parto sus poblaciones son la pérdida y modifi-
(Parera, 2018). El período de gestación cación de su hábitat natural por el desa-
dura entre 156 a 162 días, tras los cuales rrollo de urbanizaciones y la expansión
la hembra pare una camada de entre una de la agricultura y ganadería. También
a tres crías (más frecuentemente dos) que tiene impacto sobre su conservación en
al nacer pesan 700 a 900 g. A las pocas ho- menor medida: la caza ilegal comercial
ras del parto, las crías ya son capaces de y de subsistencia por su carne y cuero y
correr y seguir a la piara (Canevari y Vac- también como actividad deportiva, así

442 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P E C A R Í L A B I A D O

como el avance de las plantaciones fo- presión de caza que soporta la especie,
restales sobre ambientes naturales. principalmente en las provincias de Mi-
Debido a su comportamiento gregario siones y Chaco, donde su carne es una de
y a sus grandes requerimientos de hábi- las más buscadas por pobladores rurales
tat, la especie es muy sensible a las acti- para su autoconsumo (Quiroga, 2013). Su
vidades humanas (Bardavid et al., 2019). cuero también es muy requerido para ser
La pérdida y fragmentación del hábitat utilizado en talabartería. Además, es una
aumenta la probabilidad de que cazado- presa frecuente de los cazadores depor-
res furtivos descubran una piara y con tivos, aparentemente es más vulnerable
tan solo un único encuentro mueran una a esta presión que el pecarí de collar, ya
gran cantidad de pecaríes (Oliver, 1993; que tiene una distribución más restrin-
Keuroghlian et al., 2013). gida y porque forman grupos sociales
La distribución histórica del pecarí la- muchos más grandes (Oliver, 1996). Los
biado en el Neotrópico se redujo en un cazadores son muchas veces oriundos
21%, ocupando los mayores porcentajes de ciudades que, tentados por su tamaño
de reducción de su distribución México, y la dificultad de su captura, contratan a
Centroamérica, noroeste de Sudamérica, baqueanos de la zona para que les faci-
zona árida del este de Brasil y las áreas liten su cacería. El hecho de que el pe-
de distribución más austral de esta espe- carí labiado forme estas tropas grandes
cie en la Argentina y Brasil (Taber et al., y sean conspicuos en sus movimientos
2008). por el monte, los hacen fácilmente detec-
En la Argentina, según la última cate- tables por los cazadores, quienes suelen
gorización de la Sociedad Argentina para matar a más de un ejemplar de la piara
el Estudio de los Mamíferos de 2019, el (Altrichter, 2006).
pecarí labiado se encuentra “En Peligro”
(de Bustos et al., 2019) estimándose que,
en estos últimos 12 años (dos genera-
ciones), la población de la especie se ha
reducido a la mitad y sus poblaciones,
además, se encuentran fragmentadas. Se
sospecha que las amenazas continuarán
durante la próxima generación (de Bus-
tos et al., 2019). En el país, su rango geo-
gráfico se ha reducido en un 63% respec-
to al que tenía hace 200 años (Taber et al.,
2008) y en el 70% de los sitios donde se
pueden encontrar poblaciones de pecarí
labiado, estas han sido categorizadas con
media o baja posibilidad de superviven-
Aunque su caza se encuentra prohibida,
cia (Taber et al., 2009). Las principales esta actividad sigue vigente en nuestro
causas de esta reducción son la intensa país. Foto: autor no identificado.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 443
P E C A R Í L A B I A D O

Todo ello sumado a la pérdida y degra- El pecarí labiado se encuentra en el


dación de su hábitat lo están llevando a Apéndice II de la Convención sobre el Co-
sufrir una fuerte declinación poblacio- mercio Internacional de Especies Ame-
nal. También, podría estar siendo afec- nazadas de Fauna y Flora Silvestres -CI-
tado directa (competencia) o indirecta- TES- (CITES, 2021), lo que significa que
mente (transmisión de enfermedades) se permite el comercio de forma contro-
por la presencia de especies exóticas, lada para evitar una utilización incom-
como el chancho cimarrón (Sus scrofa do- patible con su supervivencia.
mestica) y el ganado vacuno (de Bustos et Por último, cabe destacar que la ausen-
al., 2019). cia de esta especie en los ecosistemas
Se cree también que algunas pobla- naturales -por su importante rol ecoló-
ciones puntuales de pecarí labiado su- gico- genera consecuencias negativas,
frieron probablemente epidemias que tales como cambios en la estructura de
generaron importantes fluctuaciones en la vegetación y en los recursos frutales
sus áreas de ocupación y también en su (Painter, 1998; Silman et al., 2003; Ga-
abundancia, a pesar de habitar en áreas letti et al., 2015b); empobrecimiento de
naturales protegidas relativamente gran- las comunidades de plantas forestales y
des (Kasper et al., 2007; Azevedo y Con- de fauna silvestre (Azevedo y Conforti,
forti, 2008; Galetti et al., 2009; Brocardo 2008; Terborgh et al., 2008; Keuroghlian
et al., 2012; Keuroghlian et al., 2012; Jor- y Eaton, 2009; Beck et al., 2010, 2013;
ge et al., 2013; Keuroghlian et al., 2013). Galetti et al., 2015a, 2015b); aumento de
Un ejemplo es la extinción local de esta roedores plagas y enfermedades asocia-
especie del Parque Nacional do Iguaçu das (Galetti et al., 2015a); y, dado que este
(Brasil) a mediados de 1990 (Azevedo y pecarí es una de las principales presas
Conforti, 2008; Jorge et al., 2013; Keu- del yaguareté en todo el continente ame-
roghlian et al., 2013). Afortunadamente, ricano, su disminución o ausencia tiene
y luego de 20 años desde los últimos re- efectos negativos sobre las poblaciones
gistros de la especie en esa área, Brocar- de este gran felino (Paviolo et al., 2008).
do et al. (2017) reportan cinco piaras de Asimismo, Beck et al. (2010) mencionan
pecaríes labiados indicando una posible que los pecaríes por su gran tamaño y
recuperación poblacional. Las extincio- su comportamiento de revolcarse en los
nes locales del pecarí labiado en áreas cuerpos de agua (e incluso en charcos)
naturales no solo ocurrieron en Brasil, favorecen la presencia de diversas espe-
sino que también fueron registradas en cies de anfibios.
cercanías de Tsimane en la Estación Bio-
lógica Beni en Bolivia (Roldan y Simo-
netti, 2001) y en Ecuador (Tirira, 2001). ACCIONES DE CONSERVACIÓN
Según de Bustos et al. (2019) se observa
que la especie, en Misiones, en algunas Si bien desde 1980 se reportan muchas
localidades se encuentra recolonizando investigaciones sobre la especie, la ma-
áreas donde había desaparecido. yoría están centradas principalmente en

444 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P E C A R Í L A B I A D O

estudiar patrones de actividad, tamaño que tiene la caza para subsistencia sobre
de área de acción, monitoreos poblacio- las tres especies de pecaríes que habitan
nales en distintos sitios de su distribución en el Chaco (pecarí labiado, de collar y
y temas relacionados a su dieta (Kiltie, quimilero). En 2009 en la ciudad de Can-
1981a, 1981b, 1981c, 1982; Kiltie y Ter- delaria, Misiones, el Ministerio de Ecolo-
borgh, 1983; Donkin, 1985; March, 1993; gía y Recursos Naturales Renovables de
Peres, 1996; Barreto et al., 1997; Fragoso, la provincia (MEyRNR) y la UICN organi-
1998; Altrichter et al., 2001; Carrillo et al., zaron el “Primer Taller de Capacitación
2002; Fragoso, 2004; Keuroghlian et al., para la Conservación del Tapir (Tapirus
2004; Beck, 2005, 2006; Azevedo y Con- terrestris) y el Pecarí Labiado”. Dicho ta-
forti, 2008; Keuroghlian y Eaton, 2008a, ller, se realizó debido a la preocupación
2008b, 2009; Keuroghlian et al., 2009; que generan las amenazas que sufren
Reyna-Hurtado et al., 2009, 2012; Flores ambas especies y como continuidad de
et al., 2013; Jacomo et al., 2013; Brocar- uno a nivel internacional desarrollado
do y Delgado, 2014; Moreira-Ramírez et en 2008. Fue dirigido a guardaparques,
al., 2015; Hofman et al., 2016; Brocardo biólogos, guardafaunas, al personal de
et al., 2017; Bradham et al., 2018; Meyer dicho ministerio y a distintos sectores de
et al., 2019; Moreira-Ramírez et al., 2019; la Universidad Nacional de Misiones.
entre otros). Fue la aparición del “Plan Entre la profusa bibliografía no se
de acción y evaluación de la condición cuenta con antecedentes de proyectos
actual de los Pecaríes” (Oliver, 1996 ex- de manejo, reproducción ex situ y rein-
traído de Oliver, 1993) del Grupo de Es- troducción de pecarí labiado en Suda-
pecialistas en Puercos y Pecaríes de la mérica (Anfuso y Lodeiro Ocampo, 2015)
UICN la que prácticamente multiplicó la pero en Brasil hay ejemplos bien docu-
realización de publicaciones que presta- mentados de cría extensiva o ranching
ran particular atención a la conservación (posibilidad de cría en grandes superfi-
de estos animales (Taber et al., 2008; cies, aumentando su productividad para
Reyna-Hurtado, 2009; Reyna-Hurtado su explotación de manera sostenible) de
et al., 2010; Altrichter et al., 2012; Keu- esta especie, aunque con fines producti-
roghlian et al., 2012; Brocardo y Delgado, vos para abastecer el mercado de carne
2014; Keuroghlian et al., 2015; Reyna- (Jori et al., 2004). Se han efectuado, en
Hurtado et al., 2016; entre otros). cambio, varias reintroducciones de otro
En la Argentina, en particular, se cuen- tayassuido (el pecarí de collar) en la Re-
ta con pocos estudios realizados sobre serva Natural Iberá, Corrientes, a partir
el pecarí labiado. Altrichter y Boaglio del año 2015 (Jiménez Pérez y Altrichter,
(2004) analizaron en la región del Chaco 2010).
argentino la abundancia relativa, distri- Durante el año 2015 el Centro de Res-
bución y su relación con factores huma- cate, Rehabilitación y Recría de Fauna
nos como cacería, construcción de rutas Silvestre Güirá Oga de la ciudad de Puer-
y desarrollo de áreas urbanas. Poco des- to Iguazú, Misiones (comanejado entre
pués, Altricher (2005) estudió el impacto el MEyRNR y la Fundación Azara) en

F U N DAC I Ó N A Z A R A 445
P E C A R Í L A B I A D O

conjunto con la Red Yaguareté iniciaron Puerto Iguazú). Tiene una superficie de
el Proyecto “Reintroducción controlada 160 ha de acuerdo al nivel del agua y el
experimental de Pecarí Labiado, Tayassu régimen de lluvias. El MEyRNR cedió el
pecari, en la Isla Palacio con derivación Monumento Natural Provincial Isla Pa-
luego al Parque Provincial Salto Encan- lacio a Güirá Oga en el cual se construyó
tado en la provincia de Misiones, Argen- la Estación Biológica Juan Carlos Chebez
tina” que tenía como objetivos: 1) restau- con el fin de proteger la flora y fauna que
rar parte de la fauna perdida por acción allí habita y también para llevar adelante
del hombre en una importante área na- reintroducciones y posteriores monito-
tural protegida de la provincia: el Parque reos de mamíferos y aves silvestres res-
Provincial Salto Encantado del Valle del catados y rehabilitados en el Centro de
Arroyo Cuñá Pirú y 2) brindar una posi- Rescate Güirá Oga, ofreciéndoles la opor-
ble solución al conflicto entre el yaguare- tunidad de regresar a la selva (Anfuso y
té y los ganaderos debido a que la dismi- Elsegood, 2017; Anfuso et al., 2020).
nución (o ausencia) de presas silvestres Como primer paso del proyecto se
incrementa las posibilidades de ataques construyó, a mediados de 2015, en la
de yaguaretés a animales domésticos. Isla Palacio un corral de presuelta de 50
Este Parque Provincial se encuentra m x 50 m, especialmente diseñado para
ubicado 140 km al noreste de la ciudad alojar a los pecaríes, con un sistema de
de Posadas en los departamentos de doble cerca eléctrica para prevenir el
Cainguás y Libertador Gral. San Martín ataque de yaguaretés y evitar posibles
(Misiones) y cuenta con una superficie fugas de los mismos. Dentro del corral se
aproximada de 13.200 ha de Selva Pa- construyó un “barrero”, “salero” o “lam-
ranaense, con varios saltos naturales. bedero” (es decir, un sitio de barro sali-
En esta área protegida, el pecarí labiado troso donde se revuelcan y lamen la sal
desapareció hace varias décadas debido muchos animales del monte). Aun cuan-
a la caza furtiva que diezmó y llevó a la do era artificial, contaba con ingreso del
extinción las poblaciones locales que ha- agua de un arroyo y una vez por semana
bitaban en el sitio. El grado de protección se le agregaba sal gruesa, permitiendo
del área y la posibilidad de que el pecarí que los pecaríes se acercaran a consumir
se establezca nuevamente fueron las ra- sales (lamiendo el barro) y de esta forma
zones principales por las que se seleccio- contribuir a una buena regulación de su
nó Salto Encantado para reintroducir la metabolismo. Del lado externo, pero en
piara proveniente de la Isla Palacio, ori- las inmediaciones al corral, se instaló
ginada a partir de animales cautivos. una plataforma de observación en altura
Por su parte, el Monumento Natural para evitar que los animales modifiquen
Provincial Isla Palacio es un mogote in- su conducta natural ante la presencia del
sular de Selva Atlántica ubicada dentro observador.
del lago formado por la represa de Uru- Una vez construido el corral se tras-
gua-í en el norte de la provincia de Mi- ladaron a la isla desde Güirá Oga nueve
siones (municipio de Puerto Libertad, pecaríes (cinco provenientes de deco-

446 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P E C A R Í L A B I A D O

misos o nacidos en ese centro y cuatro comportamiento del grupo en general.


derivados del Parque Ecológico El Puma, Al macho alfa se le colocó un radiocollar
del sur de Misiones). Previo a su traslado, para monitorear los movimientos del
los ejemplares fueron sometidos a una grupo una vez liberado en la isla. En el
serie de estudios sanitarios para evaluar corral, se registró durante todo el moni-
su estado de salud general, descartando toreo que el macho dominante contro-
diversas enfermedades (brucelosis, lep- laba desde lejos todos los movimientos,
tospirosis, triquinosis, aujeszky o pseu- estaba alerta y atento al grupo. Los más
dorrabia, aftosa, peste porcina africana, jóvenes llegaban primero a buscar la co-
peste porcina clásica o cólera porcina, mida o al baño de barro del barrero, lue-
tuberculosis y fiebre Q). Desde la pla- go las hembras subadultas y por último
taforma guardaparques, veterinarios e los machos y hembras adultos junto al
investigadores diariamente monitorea- macho dominante. Tenían una rutina de
ban el estado de salud de cada uno de alimentación diaria de granos de maíz
los integrantes de la piara así como el entero -suministrados por una tolva au-

A B

A. y B. Recepción
de pecaríes, en
mayo de 2015, en el
Centro de Rescate,
Rehabilitación y
C Recría de Fauna
Silvestre Güirá
Oga, Puerto
Iguazú, Misiones
y C. Colocación
de radiocollar en
macho dominante,
septiembre de 2015.
Fotos: Archivo Fundación
Azara - Centro Güirá Oga.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 447
P E C A R Í L A B I A D O

tomática- y un suplemento diario de ro- tros fotográficos (obtenidos a partir de


dajas de papa. La piara era alimentada cámaras trampa colocadas en distintos
en horarios preestablecidos (8, 13 y 18 sitios de la isla), monitoreo de la “tropa”
h). Segundos previos al suministro de la con telemetría (a partir del radiocollar
dieta se hacía sonar un silbato para de- del macho dominante) y observaciones
sarrollar en los animales un comporta- tomadas por el personal técnico. Los pri-
miento condicionado. Este entrenamien- meros días los animales solo se acerca-
to permitió que, una vez liberados los ron al borde del alambrado olfateando el
pecaríes en la isla, el sonido del mismo área y luego comenzaron a desplazarse
atraería la piara hacia el corral en busca por la isla alejándose del corral durante
de alimento permitiendo de esta forma el día y solo retornaban para pernoctar.
monitorear el número de individuos, su Se observó que el comportamiento de los
estado de salud, entre otros. pecaríes era diferente, dentro y fuera del
La piara se mantuvo en esas condicio- mismo, mostrándose en este último caso
nes por dos meses y luego se procedió
a la apertura del corral, manteniendo el A. Plataforma de observación para
cebo y el uso del silbato. Desde su libera- monitorear a los animales. Foto: Archivo
Fundación Azara - Centro Güirá Oga y B.
ción, y por los siguientes ocho meses, se
Tolva automática de suministro diario
registró diariamente el comportamiento de alimento. Isla Palacio, Misiones,
del grupo. El seguimiento incluyó regis- diciembre de 2015. Foto: Rocío S. Rodríguez.

A B

448 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P E C A R Í L A B I A D O

alertas y desconfiados. Ante los horarios que aflora cuando hay bajante (cerca de
de alimentación y el sonido del silbato los la Bahía de los Biguaes) que lo utilizaban
animales se acercaban al corral, respon- como alternativa del barrero artificial y
diendo bien al uso de cebos y al silbato. la Bahía Palacio, era el sitio elegido para
En cuanto al uso de la Isla Palacio se tomar baños de sol. A partir de este pro-
observó que realizaban desplazamientos yecto quedó demostrada la importancia
rutinarios (solían transitar el camino que de los barreros para esta especie, debido
ellos mismos construyeron y evitaban a que si bien la isla cuenta con barreros
utilizar la transecta Andrés Giai que atra- naturales (uno de ellos visitado asidua-
viesa la isla de sur a norte, aunque la cru- mente por los animales), cuando se co-
zaban con frecuencia); no se observaron locaba sal dentro del barrero artificial,
huellas en la zona de la costa a lo largo se comprobó que dejaban de visitar los
de todo el perímetro de la isla y las pocas otros. Además, fueron registrados even-
veces que estuvieron cerca de la playa tos reproductivos entre miembros de la
lo hicieron en áreas de vegetación alta. piara al observarse cinco nuevas crías
Sus movimientos en la isla se concen- (dos en enero y tres en mayo de 2016).
traban en dos sitios: un barrero natural A fines de junio de 2016 y luego de diez

Mapa de
Isla Palacio,
Proyecto:
“Reintroducción
controlada
experimental de
Pecarí Labiado,
Tayassu pecarí,
en la Isla Palacio
con derivación
luego al Parque
Provincial Salto
Encantado en
la provincia
de Misiones,
Argentina”,
fines de 2015
a mediados de
2016.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 449
P E C A R Í L A B I A D O

Grupo de pecaríes en la Isla Palacio, marzo de 2016 donde pueden verse dos crías con su
típica coloración canela. Fotos: Archivo Fundación Azara - Centro Güirá Oga.

meses desde el inicio del proyecto se se colocó encima del mismo una botella
trasladaron 13 pecaríes labiados desde la preparada para ir “goteando” sal y for-
Isla Palacio hasta el corral especialmente mar así un “barrero” o “salero”. La tolva
diseñado en las inmediaciones del Des- de maíz automática abría dos veces al día
tacamento Cerro 20 en el Parque Provin- (unos pocos segundos) y se les adiciona-
cial Salto Encantado del Valle del Arroyo ba la alimentación con mandioca, des-
Cuñá Pirú para que luego de un período puntes de banana, mandarinas, paltas
de adaptación al nuevo sitio, se realiza- (y carozos de palta) que proporcionaban
ra una liberación controlada de los ani- chacras vecinas e incluso con algunas
males. Allí, se los ubicó en un corral de malezas del parque. Finalmente, tras el
50 m x 60 m con un boyero eléctrico que período de adaptación en la zona, la “tro-
rodeaba todo el alambrado romboidal. El pa” fue liberada el 22 de septiembre de
recinto estaba ubicado bajo monte, a po- 2016. Lamentablemente no se coloca-
cos metros del camino que pasa delante ron radiocollares por lo que no se pudo
del destacamento y contaba con una pla- seguir la evolución de la piara y solo se
taforma de madera (protegida por alam- contó con los datos aportados por las cá-
bre) que permitía cargar maíz en una tol- maras trampa que la Red Yaguareté tiene
va. Se les proveía de agua mediante una instaladas en varios sitios dentro del par-
manguera y donde caía el agua los pe- que. Así, los pecaríes fueron registrados
caríes comenzaron a pisotear formando varias veces con cámaras trampa hasta
un pequeño barrero artificial, por lo que el 19 de abril de 2017, pero tras esa fecha

450 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P E C A R Í L A B I A D O

A D

E
B

A. Llegada de los pecaríes al


Destacamento Cerro 20, Parque
Provincial Salto Encantado, Misiones,
junio de 2016. Foto: Rocío S. Rodríguez;
B. Pecaríes en recinto de presuelta.
Obsérvese la tolva de alimento,
D julio de 2016; C. Grupo de pecaries
se desconocía si esta piara prosperó en registrado en el Parque Provincial
Salto Encantado, abril de 2017; D. y
el parque (pues pudo haberse trasladado
E. Fotogramas de un video, último
a otra área o bien haber sido cazada por registro de la especie en la zona: un
los pobladores). El 9 de marzo de 2022 adulto y un juvenil corriendo frente
fue registrado en video un adulto con a la cámara trampa, el 9 de marzo
de 2022. Resto de fotos: Red Yaguareté/
un juvenil lo que indica que siguen en el
Ministerio de Ecología y Recursos Naturales
área e incluso que se están reproducien- Renovables de la provincia de Misiones.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 451
P E C A R Í L A B I A D O

do. Dicho esto, aun cuando el proyecto En la Argentina, resultaría necesario


no hubiera cumplido totalmente sus ob- desarrollar nuevas investigaciones para
jetivos, no descartamos que en un futu- conocer más detalles de su situación
ro deban invertirse nuevos esfuerzos y poblacional en las distintas áreas que
desarrollar otras estrategias de manejo habita y sus problemáticas particulares,
para realizar una segunda reintroduc- así como profundizar el conocimiento
ción de pecaríes. de más aspectos de su biología y eco-
Aunque no existen hoy en día progra- logía, como: monitoreos poblacionales,
mas específicos de monitoreo para Ta- impacto por ejemplo de las enferme-
yassu pecari, sí se realizan desde varias dades sobre sus poblaciones, patrones
organizaciones no gubernamentales y el de movimientos y dinámica poblacio-
Estado (Red Yaguareté, Centro de Inves- nal en paisajes fragmentados y dieta,
tigaciones del Bosque Atlántico -CeIBA-, entre otras (de Bustos et al., 2019). La
Jaguares en el Límite, Administración ausencia de esta información dificulta
de Parques Nacionales -APN-, Direc- el desarrollo de planes y estrategias de
ción Regional Noroeste Argentino-APN, manejo y de acciones de conservación
CONICET, entre otros) frecuentes mues- específicas para la especie. Por ejem-
treos con cámaras trampa en busca de plo, conocer el grado de deterioro de los
Panthera onca y de grandes mamíferos, ecosistemas silvestres permitiría desa-
que podrían aportar inestimable infor- rrollar programas de restauración am-
mación sobre el pecarí labiado. Por otra biental en sitios claves de alimentación,
parte, desde el 2012, el Instituto de Di- refugio y reproducción del pecarí.
versidad y Ecología Animal (IDEA)-Uni- Por su parte, Altrichter et al. (2012)
versidad Nacional de Córdoba-CONICET reportan que, aunque la especie está
y el CeIBA vienen realizando muestreos presente en una gran cantidad de áreas
con el foco puesto en los grandes mamí- naturales protegidas no se sabe con cer-
feros (entre ellos el pecarí labiado) en el teza si la red de reservas existente ase-
Impenetrable chaqueño y corredores de gura su supervivencia o si tienen el ta-
conservación y, en 2019, y en conjunto maño suficiente como para sostener po-
con APN, se comenzó a monitorear pe- blaciones viables de la especie, siendo
carí labiado, entre otras especies que se esta información relevante para su con-
encuentran bajo presión de caza en el servación. En nuestro país la especie
Parque Nacional Río Pilcomayo. Asimis- está presente en siete parques naciona-
mo, Bardavid et al. (2019) estimaron, a les: Baritú y El Rey, en Salta; Calilegua,
partir de registros de cámaras trampa, en Jujuy; Copo, en Santiago del Estero;
el estado de conservación actual del pe- El Impenetrable, en Chaco; Río Pilcoma-
carí labiado en un sector de alto valor yo, en Formosa e Iguazú, en Misiones y
de conservación de las Yungas australes en muchas reservas nacionales, provin-
(provincias de Salta y Jujuy) obteniendo ciales y privadas. No obstante, en la ma-
escasos registros de la especie en esa yoría de ellos, no se realizan monitoreos
zona. poblacionales ni estudios sobre la co-

452 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P E C A R Í L A B I A D O

nectividad entre distintas áreas prote- bernamentales y especialistas en peca-


gidas por lo que deviene imprescindible rí labiado proyectos de manejo, cría ex
entonces, avanzar en la realización de situ y futuras reintroducciones que den
los estudios necesarios y, sobre todo, en inicio a un proceso de recuperación de
el diseño e implementación de corredo- esta especie en aquellas zonas donde ha
res biológicos que permitan mantener sido extirpada o sus poblaciones se en-
la conectividad entre áreas protegidas cuentren seriamente disminuidas.
para evitar el aislamiento de las pobla-
ciones.
Aun cuando la caza de la especie se INFORMACIÓN ANTROPOLÓGICA
encuentra prohibida en todas las pro-
vincias donde se distribuye (de Bustos Como se mencionó anteriormente, la
et al., 2019), es una realidad que esta carne del pecarí labiado así como su
actividad continúa practicándose asi- cuero son muy apreciados, lo que ha he-
duamente en el país, ya que su carne es cho que, desde tiempos históricos, se lo
muy buscada para consumo humano y cace de diversas formas: con trampas
porque también se aprovecha su cuero. o con jaurías de perros que los persi-
En consecuencia, deben extremarse los guen hasta acorralarlos mientras los
controles estatales para combatir con cazadores los ultiman con armas (an-
firmeza la caza de este pecarí. Además, tiguamente lanzas, flechas y mazas de
la implementación efectiva de corredo- madera, más recientemente, armas de
res biológicos que conecten sus diver- fuego). Algunos grupos de indígenas del
sas poblaciones permitiría minimizar Chaco (mocovíes, wichi, qom, chorotes,
los efectos de la pérdida y degradación entre otros) acostumbraban acecharlo
de sus hábitats. Finalmente, sería de- en las aguadas o lugares de paso (Pa-
seable desarrollar programas de cría lermo, 1984). Los criollos, en cambio,
en cautiverio conformando planteles solían cazarlo a caballo, con perros y la-
reproductivos ex situ que sean viables zos, pero también con armas de fuego.
y genéticamente identificados para po- Aún hoy los pecaríes (labiados, de collar
der realizar reintroducciones en áreas y quimileros) son unas de las especies
donde la especie se haya extinta. El más utilizadas por la población rural e
proyecto llevado adelante por Güirá indígena de Latinoamérica, siendo la
Oga, la Red Yaguareté, el MEyRNR y la mayor cantidad de carne consumida
Fundación Azara resultó la primera para subsistencia, aportando una im-
experiencia de manejo e intento de re- portante fuente de proteínas (Altrichter,
introducción de esta especie reportada 2006). Era habitual que indígenas y
a lo largo de su extensa área de distri- criollos utilizaran el excelente cuero de
bución. Entendemos que el mismo debe estos animales para confeccionar dis-
ser tomado como un punto de partida tintos elementos: bolsas, alforjas para
para fomentar desde las autoridades y caballos, ciertas prendas de vestir, ojo-
en conjunto con organizaciones no gu- tas, entre otros, pero además para ven-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 453
P E C A R Í L A B I A D O

derlo a los acopiadores por unos pocos están produciendo, todavía se observan
pesos o cambiarlo por “vicios” (léase yer- en las comunidades donde la cacería es
ba, harina, sal). Una vez comercializado, posible. El kochi es un animal especial,
este cuero se empleaba en marroquinería cuya carne es la favorita y, en tiempos
y talabartería. Otro motivo de persecución pasados, era la única que podía comer-
debe buscarse en sus incursiones en las se en ciertos estados clave de la vida,
chacras y plantaciones. como el embarazo y el postparto (Paler-
Dentro de la mitología de los pueblos mo, 1984; Cebolla Badie, 2015). Entre los
amazónicos y de las tierras bajas sud- criollos de Misiones y sur de Brasil exis-
americanas, este pecarí ocupa un sitio te la creencia en un ser mitológico (de
preferencial. Por ejemplo, entre los mbya- origen guaraní) llamado Caá Porá, due-
guaraní, el kochi (como también le dicen) ño del monte y los animales silvestres.
constituye la pieza de caza por excelencia Este “dueño” permite que el cazador
y está estrechamente relacionado con el cace tranquilo si le cae bien, pero de lo
universo religioso de este pueblo, que contrario hace que los animales huyan y
entona plegarias y realiza ceremonias golpea sin piedad a sus perros cuando se
en el opy (casa de rezos) pidiendo a Ta- internan en el monte en busca de caza.
jasú Jary (el dueño de los pecaríes) que Dicen que, si el cazador extermina a toda
les permita que estos animales caigan una tropa de estos chanchos, sobre el úl-
en sus trampas. La captura y posterior timo animal aparece montado Caá Porá:
consumo están regidos por rituales que, su sola visión arrastra al hombre a un
actualmente y pese a los cambios que se estado comparable a la idiotez. El dueño

Ilustración
de mocovíes
cazando
pecaríes
según el
jesuita S.
J. Florián
Paucke -
Siglo XVIII.
Fuente: Libro
‘’Hacia allá y para
acá’’ (Paucke,
1942-1944).

454 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P E C A R Í L A B I A D O

del monte nos deja así su enseñanza: el ta de reintroducción controlada experimen-


cazador debe moderar su codicia, dejan- tal de Pecarí Labiado (Tayassu pecari) en la Isla
Palacio y derivarlos luego al parque Provin-
do siempre que escapen animales vivos cial Salto Encantado (Misiones, Argentina).
(Palermo, 1984). Güirá Oga, Red Yaguareté, Fundación de His-
toria Natural Félix de Azara y Ministerio de
Ecología y Recursos Naturales Renovables de
la provincia de Misiones. Informe inédito.
AGRADECIMIENTOS Anfuso, J.; Elsegood, S.; Bauni, V.; Giacchino, A.
y Gasparri, B. (2020). Inventario de biodiver-
sidad del Monumento Natural “Isla Palacio”
A Aníbal Parera, Emilio White, Julia (provincia de Misiones, Argentina). Revista
Emi de Faria Oshimay y a Rocío S. Ro- del Museo Argentino de Ciencias Naturales
dríguez por las imágenes cedidas para (nueva serie), 22(2), 231-248.
Azevedo, F. C. C. y Conforti, V. A. (2008). Decline
incluir en este capítulo. A Fernando Del of peccaries in a protected subtropical forest
Moral Sachetti, Noelia Gómez y Claudio of Brazil: toward conservation issues. Mam-
Bertonatti por el registro de pecarí labia- malia, 72, 82-88.
Bardavid, S.; de Bustos, S.; Politi, N. y Rivera, L. O.
do en las Yungas de Salta que nos facili- (2019). Escasez de registros de pecarí labia-
taron para incluir en este capítulo. do (Tayassu pecari) en un sector de alto valor
de conservación de las Yungas Australes de
Argentina. Mastozoología Neotropical, 26(1),
167-173.
BIBLIOGRAFÍA Barreto, G. R.; Hernandez, O. E. y Ojasti, J. (1996).
Diet of peccaries (Tayassu tajacu and T. pecari)
Altrichter, M. (2005). The sustainability of sub- in a dry forest of Venezuela. Journal of Zoolo-
sistence hunting of peccaries in the Argen- gy, 241, 279-284.
tine Chaco. Biological Conservation, 126(3), Beck, H. (2005). Seed predation and dispersal by
351-362. peccaries throughout the Neotropics and its
Altrichter, M. (2006). Interacciones entre la gente consequences: a review and synthesis. En:
y la fauna en el Chaco Argentino. Buenos Ai- P. M. Forget, J. E. Lambert, P. E. Hulme y S. B.
res, Argentina: Secretaría de Ambiente y De- Vander Wall (Eds.), Seed Fate: Predation, Dis-
sarrollo Sostenible y Wildlife Trust. persal and Seedling Establishment (pp. 77-
Altrichter, M. y Boaglio, G. I. (2004). Distribution 115). Wallingford, UK: CABI Publishing.
and relative abundance of peccaries in the Beck, H. (2006). A review of peccary-palm in-
Argentine Chaco: associations with human teractions and their ecology ramifications
factors. Biological Conservation, 116, 217- across the Neotropics. Journal of Mammalo-
225. gy, 87(3), 519-530.
Altrichter, M.; Carrillo, E.; Sáenz, J. y Fuller, T. Beck, H.; Snodgrass, J. y Thebpanya, P. (2013).
K. (2001). White-lipped peccary (Tayassu pe- Long-term exclosure of large terrestrial verte-
cari, Artiodactyla: Tayassuidae) diet and fruit brates: implications of defaunation for seed-
availability in a Costa Rican rain forest. Revis- ling demographics in the Amazon rainforest.
ta de Biología Tropical, 49, 1183-1192. Biological Conservation, 163, 115-121.
Altrichter, M.; Taber, A.; Beck, H.; Reyna-Hurtado, Beck, H.; Thebpanya, P. y Filiaggi, M. (2010). Do
R.; Lizarraga, L.; Keuroghlian, A. y Sanderson, Neotropical peccary species (Tayassuidae)
E. W. (2012). Range-wide declines of a key function as ecosystem engineers for anu-
Neotropical ecosystem architect, the Near rans? Journal of Tropical Ecology, 26, 407-
Threatened white-lipped peccary Tayassu pe- 414.
cari. Oryx, 46(1), 87-98. Bradham, J. L.; Larisa, R. G.; DeSantis, M. L.; Jor-
Anfuso, J. y Elsegood, S. (2017). Güirá Oga. Centro ge, S. P. y Keuroghlian, A. (2018). Dietary va-
de Rescate, Rehabilitación y Recría de Fauna riability of extinct tayassuidae and modern
Silvestre. Revista Azara, 5, 26-29. white-lipped peccaries (Tayassu pecari) as
Anfuso, J. y Lodeiro Ocampo, N. (2015). Propues- inferred from dental microwear and stable

F U N DAC I Ó N A Z A R A 455
P E C A R Í L A B I A D O

isotope analysis. Palaeogeography, Palaeocli- te-lipped peccary (Tayassu pecari), collared


matology, Palaeoecology, 499, 93-101. peccary (Tayassu tajacu), and introduced fe-
Brocardo, C. R. y Delgado, L. (2014). Records and ral pigs (Sus scrofa). Journal of Mammalogy,
conservation of white-lipped peccary in the 90(1), 119-128.
region of Iguaçu National Park, Brazil. Sui- Donkin, R. A. (1985). The peccary, with obser-
form Soundings, 13, 38-43. vations on the introduction of pigs to the
Brocardo, C. R.; da Silva, M. X.; Delgado, L. E. d. New World. American Philosophical Society,
S. y Galetti, M. (2017). White-lipped pecca- 1-152.
ries recorded at Iguaçu National Park after Fernandes, D.; Keuroghlian, A.; Eaton, D. P. y
20 years. Mammalia, 81(5), 519-522. Desbiez, A. (2013). When there are no fruits
Brocardo, C. R.; Rodarte, R.; Bueno, R. S.; Culot, for white-lipped peccaries, how about Su-
L. y Galetti, M. (2012). Mamíferos não voado- shi? Suiform Soundings, 12(1), 51-54.
res do Parque Estadual Carlos Botelho, Con- Flores, J. L. T. P.; Santos, M do Carmo A.; Keu-
tinuum florestal do Paranapiacaba. Biota roghlian, A. y Desbiez, A. L. J. (2013). Utili-
Neotropica, 12(4), 198-208. zação de frutos de Attalea phalerata por Pecari
Chebez, J. C. y Nigro, N. A. (2008). Pecarí labia- tajacu, Tayassu pecari e Sus scrofa, (Mammalia,
do. En: J. C. Chebez (Ed.), Los que se van. Artiodactyla) na região da Nhecolândia -
Fauna argentina amenazada. Tomo III (pp. Pantanal - MS, Brasil. Suiform Soundings,
183-187). Buenos Aires, Argentina: Editorial 12(1), 44-51.
Albatros. Fragoso, J. M. V. (1998). Home range and move-
Canevari, M. y Vaccaro, O. (2007). Guía de ma- ment patterns of white-lipped peccary (Ta-
míferos de América del Sur. Buenos Aires: yassu pecari) herds in the northern Brazilian
Editorial L.O.L.A. Amazon. Biotropica, 30, 458-469.
Carrillo, E.; Saenz, J. C. y Fuller, T. K. (2002). Fragoso, J. M. V. (2004). A long-term study of
Movements and activities of white-lipped white-lipped peccary (Tayassu pecari) popu-
peccaries in Corcovado National Park, Costa lation fluctuation in Northern Amazonia.
Rica. Biological Conservation, 108, 317-324. En: K. Silvius, R. E. Bodmer y J. M. V. Fragoso
Cebolla Badie, M. (2015). La importancia del (Eds.),  People in Nature, Wildlife Conserva-
pecarí labiado o kochi en la sociedad mbya- tion in South and Central America (pp. 286-
Guarani. Revista de Antropologia da UFSCar, 296). New York, USA: Columbia University
7(1), 150-169. Press.
CITES. (2021). Convención sobre el Comercio Galetti, M.; Bovendorp, R. S. y Guevara, R.
Internacional de Especies Amenazadas de (2015b). Defaunation of large mammals
Fauna y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III leads to an increase in seed predation in the
en vigor a partir del 22 de junio de 2021. Atlantic forest. Global Ecology and Conser-
de Bustos, S.; Varela; D.; Lizárraga, L.; Camino, vation, 3, 824-830.
M. y Quiroga, V. A. (2019). Tayassu pecari. En: Galetti, M.; Giacomini, H. C.; Bueno, R. S.; Ber-
SAyDS-SAREM (Eds.), Categorización 2019 nardo, C. S. S.; Marques, R. M.; Bovendorp, R.
de los mamíferos de Argentina según su S.; Steffler, C. E.; Rubim, P.; Gobbo, S. K.; Do-
riesgo de extinción. Lista Roja de los mamí- natti, C. I.; Begotti, R. A.; Meirelles, F.; Nobre,
feros de Argentina. Versión digital. R. d. A.; Chiarello, A. G. y Peres, C. A. (2009).
Crawshaw Jr., P. G. y Quigley, H. B. (2002). Há- Priority areas for the conservation of Atlan-
bitos alimentarios del jaguar y puma en el tic forest large mammals. Biological Conser-
Pantanal de Brasil, con implicaciones para vation, 142, 1229-1241.
su manejo y conservación. En: R. A. Mede- Galetti, M.; Guevara, R.; Neves, C. L.; Rodarte,
llín, C. Equihua, C. L. B. Chetkiewicz, P. G. R. R.; Bovendorp, R. S.; Moreira, M.; Hop-
Crawshaw Jr., A. Rabinowitz, K. H. Redford, kins, J. B. e Yeakel, J. (2015a). Defaunation
J. G. Robinson, E. W. Sanderson y A. Taber affect populations and diet of rodents in
(Eds.), El jaguar en el nuevo milenio (pp. Neotropical rainforests. Biological Conser-
223-236). D. F., México: Editorial Ediciones vation, 190, 2-7.
Científicas Universitarias. Hofman, M. P. G.; Signer, J.; Hayward, M. W. y
Desbiez, A. L. J.; Santos, S. A.; Keuroghlian, A. y Balkenhol, N. (2016). Spatial ecology of a
Bodmer, R. E. (2009). Niche partitioning bet- herd of white-lipped peccaries (Tayassu peca-
ween sympatric populations of native whi- ri) using GPS telemetry: challenges and pre-

456 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P E C A R Í L A B I A D O

liminary results. Therya, 7, 21-37. Keuroghlian, A.; Desbiez, A. L. J.; Reyna-Hur-


Jacomo, A. T. A.; Furtado, M. M. y Kashivakura, tado, R.; Altrichter, M.; Beck, H.; Taber, A. y
C. K. (2013). White-lipped peccary home Fragoso, J. M. V. (2013).  Tayassu pecari.  Lis-
range size in a protected area and farmland ta Roja de las Especies Amenazadas de la
in the central Brazilian grasslands. Journal Unión Internacional para la Conservación
of Mammalogy, 94, 137-145. de la Naturaleza 2013: e.T41778A44051115.
Jiménez Pérez, I. y Altrichter, M. (2010). Pro- Keuroghlian, A.; Eaton, D. P. y Desbiez, A. L. J.
puesta de reintroducción experimental de (2009). The response of a landscape species,
pecaríes de collar (Pecarí tajacu) en la Reser- white-lipped peccaries, to seasonal resource
va Natural Iberá (Corrientes, Argentina). In- fluctuations in a tropical wetland, the Brazi-
forme. The Conservation Land Trust. lian Pantanal. International Journal of Bio-
Jorge, M. L. S. P.; Galetti, M.; Ribeiro, M. y Ferraz, diversity and Conservation, 1(4), 087-097.
K. M. P. M. B. (2013). Mammal defaunation as Keuroghlian, A.; Eaton, D. P. y Longland, W. S.
surrogate of trophic cascades in a biodiver- (2004). Area use by white-lipped and col-
sity hotspot. Biological Conservation, 163, lared peccaries (Tayassu pecari and  Tayassu
49-57. tajacu) in a tropical forest fragment. Biologi-
Jori, F.; Gama Nogueira-Filho, S. L.; Mendes, A. cal Conservation, 120, 411-425
y Siqueira da Cunha Nogueira, S. (2004). El Keuroghlian, A.; Santos, M. do Carmo A. y Eaton,
manejo colectivo de grandes grupos de pé- D. P. (2015). The effects of deforestation on
cari de collar (Tayassu tajacu) nacidos en cau- white-lipped peccary (Tayassu pecari) home
tividad. Un paso hacia el “ranching”? Memo- range in the southern Pantanal. Mammalia,
rias: Manejo de Fauna silvestre en Amazonia 79, 491-497.
y Latinoamérica, 17-33. Kiltie, R. A. (1981a). Stomach contents of rain
Kasper, C. B.; Mazim, F. D.; Soares, J. B.; de Oli- forest peccaries (Tayassu tajacu and T. pecari).
veira, T. G. y Fabián, M. E. (2007). Compo- Biotropica, 13(3), 234-236.
sição e abundância relativa dos mamíferos Kiltie, R. A. (1981b). The function of interlock-
de médio e grande porte no Parque Estadual ing canines in rain forest peccaries (Tayas-
do Turvo, Rio Grande do Sul, Brasil. Revista suidae). Journal of Mammalogy, 62(3), 459-
Brasileira de Zoologia, 24, 1087-1100. 469.
Keuroghlian, A. y Eaton, D. P. (2008a). Fruit Kiltie, R. A. (1981c). Distribution of palm fruits
availability and peccary frugivory in an on a rain forest floor: why white-Iipped pec-
isolated Atlantic forest fragment: effects caries forage near objects? Biotropica, 13,
on peccary ranging behavior and habitat 41-145.
use. Biotropica, 40, 62-70. Kiltie, R. A. (1982). Bite force as basis for niche
Keuroghlian, A. y Eaton, D. P. (2008b). Impor- differentiation between rain forest pecca-
tance of rare habitats and riparian zones in ries (Tayassu tajacu and T. pecari). Biotropica,
a tropical forest fragment: preferential use 14, 188-195.
by Tayassu pecari, a wide-ranging frugivore. Kiltie, R. y Terborgh, J. (1983). Observations on
Journal of Zoology, 275, 283-293. the behavior of rain forest peccaries in Perú:
Keuroghlian, A. y Eaton, D. P. (2009). Removal Why do white lipped peccaries form herds?
of palm fruits and ecosystem engineering in Zeitschrift fuer Tirpssychol, 62, 241-255.
palm stands by white-lipped peccaries (Ta- March, I. (1993). The white lipped peccary (Ta-
yassu pecari) and other frugivores in an iso- yassu pecari). En: W. Oliver (Ed.), Pigs, pecca-
lated Atlantic Forest fragment. Biodiversity ries and hippos: status survey and conser-
Conservation, 18, 1733-1750. vation plan (pp. 13-22). Gland, Suiza: IUCN.
Keuroghlian, A.; Desbiez, A. L. J.; Beisiegel, B. Mares, M. A.; Barquez, R. M.; Braun, J. K y Ojeda,
M.; Gatti, A.; Mendes Pontes, A. R.; Campos, R. A. (1996). Observations on the mammals
C. B.; Tófoli, C. F.; Moraes Jr., E. A.; Pinho, G. of Tucumán province, Argentina. I. System-
M.; Cordeiro, L. P.; Santos Jr., T. S.; Morais, atics, distribution, and ecology of the Di-
A. A.; Mangini, P. R.; Flesher, K.; Rodrigues, delphimorphia, Xenarthra, Chiroptera, Pri-
L. F. y Almeida, L. B. (2012). IUCN red list- mates, Carnivora, Perissodactyla, Artiodac-
ing status for peccaries in Brazil: Should the tyla, and Lagomorpha. Annals of Carnegie
global status of the white lipped peccary be Museum, 65(2), 89-152.
upgraded? Suiform Soundings, 11(2), 14-16. Mayer, J. J. y Wetzel, R. M. (1987). Tayassu pecari.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 457
P E C A R Í L A B I A D O

Mammalian Species, 293, 1-7. nes del Museo Provincial de Ciencias Natu-
Moreira-Ramírez, J. F.; López, J. E.; García-An- rales “Florentino Ameghino”, 13(2), 1-248.
leu, R.; Córdova, F. y Dubón, T. (2015). Size, Paviolo, A.; De Angelo, C.; Di Blanco, Y. y Di Bi-
composition and daily activity patterns of tetti, M. (2008). Jaguar population decline
white-lipped peccary groups (Tayassu pecari) in the Upper Paraná Atlantic Forest of Ar-
in Mirador-Río Azul National Park, Guate- gentina and Brazil. Oryx, 42, 554-561.
mala. Therya, 6(2), 469-482. Peres, C. A. (1996). Population status of white-
Moreira-Ramírez, J. F.; Reyna-Hurtado, R.; Hi- lipped Tayassu pecari and collared pecca-
dalgo-Mihart, M.; Naranjo, E. J.; Ribeiro, M. ries T. tajacu in hunted and unhunted Ama-
C.; García-Anleu, R.; McNab, R.; Radachows- zonian forests. Biological Conservation, 77,
ky, J.; Mérida, M.; Briceño-Méndez, M. y Pon- 115-123.
ce-Santizo, G. (2019). White-Lipped Peccary Quiroga, V. A. (2013). Ecología y Conservación
Home-Range Size in the Maya Forest of Gua- del yaguareté (Panthera onca) y el puma
temala and México. En: R. Reyna-Hurtado (Puma concolor) en el Chaco semiárido ar-
y C. Chapman (Eds.), Movement Ecology of gentino: su relación con la disponibilidad
Neotropical Forest Mammals (pp. 21-37). de presas y la presencia humana en la re-
Springer, Cham. gión. Tesis de doctorado. Universidad Na-
Meyer, N. F. V.; Moreno, R.; Martínez-Morales, cional de Córdoba, Córdoba, Argentina.
M. A. y Reyna-Hurtado, R. (2019). Spatial Reyna-Hurtado, R. (2009). Conservation status
Ecology of a Large and Endangered Tropical of the white-lipped peccary (Tayassu pecari)
Mammal: The White-Lipped Peccary in outside the Calakmul Biosphere Reserve in
Darién, Panama. En: R. Reyna-Hurtado y Campeche, Mexico: a synthesis. Tropical
C. Chapman (Eds.), Movement Ecology of Conservation Science, 2, 159-172.
Neotropical Forest Mammals (pp. 77-93). Reyna-Hurtado, R.; Beck, H.; Altrichter, M.;
Springer, Cham. Chapman, C. A.; Bonnell, T. R.; Keuroghlian,
Oliver, W. (1993). Pigs, Peccaries and Hippos: A.; Desbiez, A. L.; Moreira-Ramírez, J. F.; O’
status survey and conservation action plan. Farrill, G.; Fragoso, J. y Naranjo, E. J. (2016).
IUCN/SSC Pigs and Peccaries Specialist What Ecological and Anthropogenic Fac-
Group, IUCN/SSC Hippo Specialist Group. tors Affect Group Size in White lipped Pec-
Gland, Switzerland: IUCN. caries (Tayassu pecari)? Biotropica, 48(2),
Oliver, W. (1996). Plan de acción y evaluación 246-254.
de la condición actual de los Pecaríes. Reyna-Hurtado, R.; Chapman, C. A.; Calme, S.
UICN/CSE Grupo de especialistas en Puer- y Pedersen, E. J. (2012). Searching in het-
cos y Pecaríes. erogeneous and limiting environments:
Painter, L. R. E. (1998). Gardeners of the forest: foraging strategies of white-lipped pecca-
plant-animal interactions in a Neotropical ries (Tayassu pecari). Journal of Mammalogy,
forest ungulate community. PhD disserta- 93(1), 124-133.
tion. University of Liverpool, Liverpool, In- Reyna-Hurtado, R.; Naranjo, E.; Chapman, C. A.
glaterra. y Taner, G. W. (2010). Hunting and the con-
Palermo, M. A. (1984). Ficha antropológica: El servation of a social ungulate: the white-
caballo de Caá Porá. Pecarí de collar. En: M. lipped peccary  Tayassu pecari  in Calakmul,
A. Palermo (Ed.), Fauna argentina volumen Mexico. Oryx, 44(1), 89-96.
43 (pp. 23-25). Buenos Aires: Centro Editor Reyna-Hurtado, R.; Rojas-Flores, E. y Tanner,
de América Latina S.A. G. W. (2009). Home range and habitat pref-
Parera, A. (2018). Los mamíferos de la Argen- erences of white-lipped peccaries (Tayassu
tina y la región austral de Sudamérica. Se- pecari) in Calakmul, Campeche, México.
gunda Edición. AP Ediciones Naturales. Journal of Mammalogy, 90, 1199-1209.
Paucke, F. S. J. (1942-1944). Hacia Allá y Para Roldan, A. I. y Simonetti, J. A. (2001). Interac-
Acá. Una estada entre los indios Mocobíes ciones planta-mamífero en bosques tropi-
(1749-1767). Universidad Nacional de Tu- cales bolivianos con diferentes presiones
cumán e Instituto Cultural Argentino-Ger- de caza. Biología de la conservación, 15(3),
mana. Tucumán. 4 tomos. 617-623.
Pautasso, A. A. (2008). Mamíferos de la provin- Silman, M. R.; Terborgh, J. W. y Kiltie, R. A.
cia de Santa Fe, Argentina. Comunicacio- (2003). Population regulation of a domi-

458 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
P E C A R Í L A B I A D O

nant rain forest tree by a major seed preda- ce, R. B. y Ríos, G. Z. (2008). El destino de los
tor. Ecology, 84(2), 431-438. arquitectos de los bosques neotropicales:
Sowls, L. K. (1997). Javelinas and other pecca- evaluación de la distribución y el estado de
ries: their biology, management, and use. conservación de los pecaríes labiados y los
Second edition. USA: Texas A&M University tapires de tierras bajas. Grupo Especialista
Press, College Station. de la CSE/UICN en Cerdos, Pecaríes e Hi-
Taber, A. B.; Chalukian, S. C.; Altrichter, M.; popótamos; Grupo Especialista de la CSE/
Minkowski, K.; Lizárraga, L.; Sanderson, UICN en Tapires. New York, USA: Wildlife
E.; Rumiz, D.; Ventincinque, E.; Moraes, Jr., Conservation Society y Wildlife Trust.
E. M.; de Angelo, C.; Antúnez, M.; Ayala, G.; Terborgh, J.; Nuñez-Iturri, G.; Pitman, N. C. A.;
Beck, H.; Bodmer, R.; Boher. S.; Cartes, S. B.; Valverde, F. H. C.; Alvarez, P.; Swamy, V.;
Eaton, D.; Emmons, L.; Estrada, N.; Oliveira, Pringle, E. G. y Paine, C. E. T. (2008). Tree
L. F.; Fragoso, J.; Garcia, R.; Gomez, C.; Gó- recruitment in an empty forest. Ecology, 89,
mez, H.; Keuroghlian, A.; Ledesma, K.; Liz- 1757-1768.
cano, D.; Lozano, M.; Montenegro, O.; Neris, Tirira, D. G. (2001). Libro Rojo de los Mamíferos
C.; Noss, A.; Vieira, J. A. P.; Paviolo, A.; Pero- del Ecuador. Sociedad para la Investigación
vic, P.; Portillo, H.; Radachowsky, J.; Reyna- y Monitoreo de la Biodiversidad Ecuatoriana
Hurtado, R.; Ortiz, J. R.; Salas, L.; Duenas, (SIMBIOE)/Ecociencias/Ministerio del Am-
A.S.; Perea, J. A. S.; Schiaffino, K.; de Thoisy, biente/UICN. Publicación Especial sobre los
B.; Tobler, M.; Utreras, V.; Varela, D.; Walla- Mamíferos del Ecuador 4. Quito, Ecuador.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 459
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

460 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C I E R V O D E L O S PA N TA N O S

Blastocerus dichotomus (Illiger, 1815)

M . M A R C E L A O R OZCO y M A R I N A H O M B E R G

Clase: Mammalia
Orden: Cetartiodactyla
Familia: Cervidae
Otros nombres vulgares: venado de los pantanos, ciervo del estero, ciervo del pantano,
ciervo del Delta, ciervo isleño o de las islas, ciervo, guasuncho o guazuncho; guasú-pucú,
guazú-pucú, guaçu-pucú o guazú-cú (guaraní); pelé o epelve (mocoví), calimgo (qom);
cheganigo, chegoñigó, calimgó, chegar´anigó o chagar´agnigó (toba); huase, iwase o wase
(wichi); solé (chunupí); salé (vilela); iwa:´se, tchiwasé, chuwasetaj o huasé (mataco); pelée,
polé o plé y pilenók (pilagá); eyú (payaguá); cervo-do-pantanal, suaçuapara o guaçupuçu,
cervo, veado-do-pantanal, veado-galheiro grande, cervo-do-pantano, veado-do-brejo,
veado-suaçuapara, suçuapara, suaçetê (portugués); ciervo bayo (Uruguay).
Nombres en inglés: Marsh Deer, Swamp Deer.

Estatus internacional: Vulnerable (Duarte et al., 2016).


Estatus nacional: Vulnerable (Pereira et al., 2019).
CITES: I (CITES, 2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES bros presenta pelos blancos (Azara,


1802; Miranda Ribero, 1914). Las crías
Es el cérvido nativo de mayor tamaño nacen sin el característico color negro en
que habita Sudamérica, pudiendo alcan- sus patas y no presentan el típico motea-
zar una altura a la cruz de 1,3 m. Su peso do de otros cérvidos (Massoia et al, 2012).
promedio es de 130 kg en los machos y Los machos presentan astas rugosas
100 kg en las hembras (Pinder y Grosse, longitudinalmente con un patrón de ra-
1991). La coloración es pardo rojiza, el mificación dicotómica (Hoffmann et al.,
hocico y la mitad inferior de las patas son 1976; Pinder y Grosse, 1991) que llama-
negros y la cola amarillenta; mientras ron la atención de Cabrera y Yepes (1940)
que alrededor de los ojos, dentro de las quienes mencionaron que “son también
orejas y en la cara interna de los miem- bifurcados, pero con la garceta y la punta

F U N DAC I Ó N A Z A R A 461
A
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

A. Hembra
B de ciervo de
los pantanos,
Corrientes, 2012.
Foto: Esteban Carini
y B. Macho de
ciervo de los
pantanos con
su cornamenta
característica,
Esteros del Iberá,
Corrientes, 2015.
Foto: Marina Homberg.

462 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

del tallo bifurcadas a su vez, de manera a estos animales “retobados”, mientras


que resultan cuatro puntas”. Su nombre que los ciervos con astas de textura muy
científico Blastocerus dichotomus alude a rugosa son llamados “labrados” (Chebez,
esta característica y significa “cuernos 2008). Las hembras carecen de astas. Po-
como brotes doblemente divididos”. Blas- seen una membrana interdigital en sus
tocerus proviene del griego blastos (brote) miembros anteriores y posteriores, que
y keras (cuerno) y significa “cuernos como les facilita el desplazamiento en hábitats
brotes”, haciendo referencia a la ramifica- pantanosos (Hoffmann et al., 1976).
ción de las astas. Dichotomus proviene del El albinismo en el ciervo de los panta-
griego dichos (doblemente), y tomos (divi- nos fue documentado por Azara (1802):
dido). Los machos de esta especie pueden “El año pasado cogiéron en el Pueblo de
llegar a tener generalmente entre 8 y 12 San Ignacio un macho adulto y albino, ó
puntas, aunque se registraron individuos enteramente blanco”, y en el año 2009 se
con 21 puntas (Carman, 1997). registró un ejemplar albino en los Esteros
El patrón de crecimiento y caída de las del Iberá, Corrientes (Acebedo et al., 2009).
astas es poco conocido y parece variar
según la región. Cuando las astas se recu-
bren de felpa los pobladores suelen llamar HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN

Hembra de ciervo de los pantanos Habita en ambientes abiertos, áreas


atravesando a nado un curso de pantanosas como pajonales inunda-
agua, Esteros del Iberá, 2017.
bles, lagunas bien vegetadas y esteros
Foto: Pablo Rodríguez.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 463
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

Bajo Delta del río Paraná (Fracassi et al.,


DISTRIBUCIÓN
2013).
Ocupa las grandes llanuras aluviales en
América del Sur distribuyéndose desde
el centro-oeste y sur de Brasil, extremo
oriental de Paraguay y Bolivia y una pe-
queña porción del sudeste de Perú, hasta
el noreste de la Argentina (Pinder y Gros-
se, 1991; Tomas et al., 1997, 2001; Piove-
zan, 2004; Piovezan et al., 2010). En las
últimas décadas su distribución se redu-
jo drásticamente (Duarte et al., 2016). En
Uruguay la especie se considera extinta.
En este país ocupaba el extremo norte y
se consideraba prácticamente extinguida
hacia 1926, conociéndose una captura en
1958 en el departamento de Rocha (Che-
bez, 2008). En la Argentina, en la actuali-
dad, se reconoce la existencia de al menos
cuatro subpoblaciones locales (Pereira et
Fuente: Pereira et al. (2019).
al., 2019) que se distribuyen de manera
con embalsados (Cabrera y Yepes, 1940; fragmentada a lo largo de la llanura alu-
Nogueira-Neto, 1973; Pinder y Grosse, vial del corredor fluvial Paraná-Paraguay
1991; Tomas et al., 1997; Piovezan et al., y áreas de influencia (Cano et al., 2012)
2010). Se lo puede hallar en las orillas de y corresponden a los Esteros del Iberá y
ríos y arroyos, bordeados de bosque ri- áreas aledañas (Corrientes), Formosa, los
bereño o selva marginal, cruzando con humedales del Paraná Medio (Santa Fe-
frecuencia los cuerpos de agua a nado, Chaco-Corrientes) (D’Alessio et al., 2001;
asomando solo la cabeza (Chebez, 2008). De Angelo et al., 2011) y el Delta del Pa-
En algunas regiones puede habitar raná (Entre Ríos y Buenos Aires), donde
áreas boscosas (Pinder y Grosse, 1991; encuentra el límite austral de su distribu-
Piovezan, 2004) e incluso incursiona en ción (Pereira et al., 2019).
ambientes antropizados como foresta- Respecto a su distribución histórica
ciones de pino (Pinus spp.) y eucaliptus en la Argentina, se lo podría mencionar
(Eucalyptus spp.) en el norte de Corrien- para el extremo oriental de Jujuy y el
tes (Homberg, 2009), forestaciones de norte de Salta, siempre en las inmedia-
sauce (Salix spp.) y álamo (Populus spp.) ciones del Bermejo o Teuco y su afluente
con poco manejo de sotobosque o aban- el San Francisco (Chebez, 2008) y en el
donadas, y en pastizales ganaderos en el sur de Misiones (Massoia et al., 2012).

464 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

Macho de ciervo de los pantanos en forestación de eucaliptus (Eucalyptus spp.) en Puerto


Valle, Corrientes, 2010. Foto: Marina Homberg.

Los registros fósiles de la especie datan Presenta hábitos catamerales, es decir,


del Pleistoceno de Brasil (Souza Cunha y que se encuentra intermitentemente ac-
Magalhaes, 1981) y Paraguay (Marshall, tivo tanto de noche como de día. Noguei-
1984), mientras que en la Argentina co- ra-Neto (1973) ha sugerido que los cier-
rresponden al Holoceno (Menegaz y Or- vos de los pantanos pueden volverse más
tiz-Jaureguizar, 1995). nocturnos en lugares donde son cazados
o perseguidos.
Son en su mayoría solitarios, aunque
RASGOS ETOECOLÓGICOS se han documentado pequeños grupos
familiares (Pinder y Grosse, 1991; Tomas
Presenta hábitos mayormente terres- et al., 1997). Durante períodos de inten-
tres y se lo puede encontrar en ambien- sas inundaciones pueden observarse en
tes anegados, pastizales, esteros y baña- grupos haciendo uso de las escasas áreas
dos, adaptándose a la dinámica del agua óptimas disponibles.
(Tomas et al., 2001) prefiriendo humeda- Diversos autores estudiaron el área de
les con una profundidad de hasta 70 cm acción (área en donde un individuo rea-
(Schaller y Vasconcelos, 1978; Beccaceci, liza sus actividades normales de alimen-
1994a; Tomas et al., 1997). tación, apareamiento, cuidado de crías

F U N DAC I Ó N A Z A R A 465
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

y refugio) del ciervo de los pantanos en Es un herbívoro cuya dieta generalista


Brasil, concluyendo que existen variacio- y variada está asociada a las fluctuacio-
nes, las que dependerían de característi- nes de las inundaciones estacionales y
cas propias y del sexo de los individuos, a la profundidad del agua (Tomas y Sa-
mostrando los machos un área de acción lis, 2000). La mayor parte de su dieta se
mayor que las hembras (4.839±73 ha compone de plantas acuáticas altamen-
para machos y 2.362±56 ha para hem- te digeribles y vegetación que sopor-
bras) (Pinder, 1994; Piovezan, 2004). ta inundaciones estacionales o suelos
También se sugirió que los patrones de anegados (Tomas y Salis, 2000) como
movimiento de la especie podrían variar especies vegetales macrófitas acuáticas
según el tamaño de la llanura de inunda- y otras plantas de humedales (Tomas et
ción (Tomas et al., 2001). En la Argentina, al., 1997; Tomas y Salis, 2000; Marin et
existen estimaciones preliminares del al., 2020).
área de acción en algunos individuos del Entre sus depredadores naturales po-
Delta (n=5), detectándose valores muy demos mencionar los grandes felinos
inferiores a los de Brasil (Pereira et al., como el yaguareté (Panthera onca) (Scha-
2019). ller, 1983) y el puma (Puma concolor) para

Grupo de ciervo de los pantanos constituido por dos hembras y un macho durante la inundación
de 2017 en cercanías a Concepción del Yaguareté Corá, Corrientes. Foto: Marcela Orozco.

466 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

los individuos adultos (Chebez, 2008; que con variaciones (Tomas et al., 1997).
Massoia et al., 2012). Las crías pueden ser En el Delta del Paraná, los nacimientos
también presas de carnívoros silvestres ocurren mayormente de septiembre a
de menor tamaño. Los perros cimarrones noviembre, mientras que en los Esteros
se han transformado en uno de sus prin- del Iberá se registran con frecuencia de
cipales depredadores en el Delta del Pa- marzo a octubre (Parera, 2018; Pereira et
raná (D´Alessio et al., 1997; Pereira et al., al., 2019).
2019). Las hembras presentan un ciclo estral
Su biología reproductiva es poco cono- que dura 21,3±1,3 días en promedio y la
cida y pareciera ser muy variable entre gestación dura entre 253 y 271 días, pu-
regiones. En áreas templadas, el ciclo diendo existir un celo posparto (Duarte
reproductivo podría considerarse esta- y González, 2010; Polegato et al., 2018).
cional, concentrándose los nacimientos Paren una cría por parto de 3 a 6 kg que
entre los meses de abril y agosto, aun- permanece con la madre hasta el año de

Cría de ciervo de los pantanos en la lomada de San Alonso, Corrientes, 2017. Foto: Marcela Orozco.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 467
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

edad (Miranda Ribero, 1914; Frädrich,


1987). A diferencia de otras crías de cér-
vidos neotropicales, las del ciervo de los
pantanos no poseen manchas en su pe-
laje, que es pardo rojizo similar al de los
adultos. En los machos las astas están
relacionadas con el comportamiento se-
xual y la defensa (Ramos, 2004; Pereira
et al., 2019).

ESTADO DE CONSERVACIÓN

A nivel global, la especie está categori- Juvenil de ciervo de los pantanos


zada como “Vulnerable” en la Lista Roja cazado en el Bajo Delta del río
Paraná, Buenos Aires.
de la Unión Internacional para la Con- Fuente: autor anónimo, redes sociales 2018.
servación de la Naturaleza (UICN) (Duar-
te et al., 2016) e incluida en el Apéndice 2016; Pereira et al., 2019). La contamina-
I de la Convención sobre el Comercio In- ción de cursos de agua fue descripta como
ternacional de Especies Amenazadas de una amenaza en el Pantanal, en relación a
Fauna y Flora Silvestres -CITES- (CITES, la minería de oro (Schaller y Vasconcelos,
2021), que prohíbe su comercio interna- 1978).
cional. A lo largo de su distribución geo- En la Argentina, los humedales que ha-
gráfica, las amenazas varían y su estatus bita el ciervo de los pantanos se hallan
de conservación también. bajo el impacto de las explotaciones agrí-
Las principales amenazas globales para colas, ganaderas y forestales circundantes
la especie son la pérdida y fragmentación (Neiff, 2004) encontrándose expuesta la
del hábitat, la caza furtiva y las alteracio- especie a la contaminación y a patógenos
nes en el drenaje de los humedales a causa transmitidos por el ganado. Los animales
de grandes obras de infraestructura como domésticos han sido descriptos como una
la construcción de represas hidroeléctri- amenaza por competencia y por la posible
cas (Schaller y Vasconcelos, 1978; Pinder transmisión cruzada de enfermedades
y Grosse, 1991; D’Alessio et al., 2001; So- (Schaller y Vasconcelos, 1978; Beccaceci,
ria et al., 2003; Varela, 2003). Los ataques 1994a), tal como ocurriría con el parásito
de perros y los atropellamientos en rutas hematófago Haemonchus contortus reco-
han sido descriptos como una amenaza nocido como altamente patógeno para el
creciente en algunas regiones durante los ciervo de los pantanos (do Nascimento et
últimos años (D’Alessio et al., 2001; Cáce- al., 2000; Orozco et al., 2013).
res et al., 2010; Balbuena et al., 2015; CCP, En la Argentina el ciervo de los pan-

468 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

tanos fue recientemente categorizado tana, 2011). Esta subpoblación de ciervo


como “Vulnerable” en la categorización de los pantanos posee una distribución
2019 de la Sociedad Argentina para el muy restringida respecto de la original
Estudio de los Mamíferos según su ries- y relevamientos realizados entre me-
go de extinción, aunque se establecieron diados de los 90 y 2003 determinaron la
diferencias entre subpoblaciones, resul- existencia de tres núcleos: 1) III Sección
tando categorizada la subpoblación de de Islas del Delta Bonaerense (partido
los Esteros del Iberá como “Casi Amena- de San Fernando), destacado por la pre-
zada”, la del Delta del Paraná y la de For- sencia de pajonales flotantes o embalsa-
mosa como “En Peligro” mientras que la dos, y un bajo impacto antrópico; 2) IV
de los humedales del Paraná Medio se Sección de Islas (partidos de Campana y
categorizó como “En Peligro Crítico” (Pe- San Fernando), correspondiente al “nú-
reira et al., 2019). cleo forestal” que abarca grandes esta-
La subpoblación de Formosa está poco blecimientos forestales (Varela, 2003) y
documentada (S. D’Alessio, com. pers.) 3) delta entrerriano, sobre una franja de
aunque se ha confirmado la presencia islas próximas al río Uruguay, caracteri-
de la especie en Guaycolec y áreas ale- zado por su aislamiento y marginalidad
dañas, Esteros Gallego y González, y en (D’Alessio et al., 2001). Si bien se postula
el Estero Bellaco y alrededores. La sub- que, en los últimos 20 años, esta subpo-
población de los humedales del Paraná blación mostró una tendencia creciente
Medio también se encuentra muy frag- en sus números (Pereira et al., 2019), no
mentada, existiendo dos núcleos relic- existen datos actualizados sobre abun-
tuales en Chaco y uno en Santa Fe, el cual dancia de ciervo de los pantanos en el
ya no tendría conexión con el núcleo del Delta.
sur chaqueño. Esta subpoblación se en- Los factores de amenaza para el cier-
cuentra “En Peligro Crítico” (Pereira et vo de los pantanos en el Delta estarían
al., 2019). asociados a las inundaciones extraordi-
La subpoblación del Delta del Paraná narias del río Paraná, la muerte por ca-
en Buenos Aires y Entre Ríos constituye cería y los ataques por perros (D’Alessio
la subpoblación de ciervo de los pan- et al., 2001). También se han reportado
tanos más austral del mundo, y según enfermedades infecciosas y parasita-
estudios filogeográficos sería la más di- rias, y alteraciones nutricionales asocia-
vergente genéticamente (Márquez et al., das a condiciones ambientales adversas
2006). En la región ocurre una actividad (Orozco et al., 2013, 2018, 2020). En el
forestal intensiva, y la construcción de Delta han sido documentadas grandes
diques, terraplenes y caminos (Boro- matanzas de ciervos durante las cre-
dowski y Suárez, 2005), ocurriendo tam- cientes de 1951, 1983 y 1998 (D’Alessio
bién una creciente expansión de la gana- et al., 2002; Varela, 2003). Lobodón Ga-
dería en sistemas silvopastoriles (Quin- rra (1955) en su libro Río Abajo relata:

F U N DAC I Ó N A Z A R A 469
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

“Cuando hay creciente o marea alta los en las observaciones de Jungius (1976),
ciervos se amontonan en los albardones Schaller y Tarak (1976) mencionaban
más elevados y en los embalsados. Allí es una población pequeña de “alrededor
fácil cazarlos en cantidad y a mansalva, y de cientos de ciervos de los pantanos”
conozco multitud de casos en que se han en la cuenca de Iberá. Entre 1991 y 1992
hecho con ellos verdaderas fechorías. En Beccaceci estimó la población de Iberá
la marea del 40 por ejemplo se mataron en 1.000 a 1.100 ejemplares durante un
48 en el Mosquito. Algo semejante ocu- censo aéreo (Beccaceci, 1994b). Luego
rrió en otros arroyos, según relatos que Soria y colaboradores (2003), también
he escuchado. ‘Hazañas’ de idéntica na- mediante un censo aéreo, determinaron
turaleza se llevaron a cabo impunemen- unos 2.851 ejemplares en la misma área.
te por todas las islas con motivo de la Posteriormente y hasta el año 2015, el
marea del 1951”. ciervo de los pantanos ha incrementado
En 2016 una inundación extraordina- su abundancia en el Iberá (De Angelo et
ria afectó el Bajo Delta del río Paraná, en al., 2011) como consecuencia de impor-
su región comprendida en las provincias tantes esfuerzos para la conservación de
de Buenos Aires y Entre Ríos, y se regis- sus ambientes y el control de la caza, per-
traron más de 200 ciervos de los panta- mitiendo que la especie sea categorizada
nos muertos, de los cuales cerca de un como “Casi Amenazada” en esta área (Pe-
80% murieron por caza ilegal, mientras reira et al., 2019). Sin embargo, intensos
que el resto lo hicieron por desnutrición, eventos de mortalidad podrían haber mo-
enfermedades o atropellados por vehí- dificado estas tendencias y se encuentran
culos (CCP, 2016). Esta subpoblación se bajo estudio (Orozco et al., 2018, 2020).
encuentra “En Peligro” ya que se con- Históricamente han ocurrido eventos
sidera que puede sufrir fluctuaciones de mortalidad invernal en ciervos de los
extremas en el número de individuos a pantanos en los humedales de Corrien-
causa de los efectos directos e indirectos tes. En los años 1993, 2004, 2007, 2010 y
de las inundaciones extraordinarias (Pe- 2013 se registraron mortandades de la es-
reira et al., 2019). pecie en los Esteros del Iberá (Beccaceci,
Los Esteros del Iberá en la provincia 1994a; Orozco et al., 2013), pero los even-
de Corrientes albergan la mayor sub- tos no fueron estudiados en profundidad,
población de ciervo de los pantanos de salvo el ocurrido en 2007 (Orozco et al.,
la Argentina (Soria et al., 2003; Giraudo 2013). Un grave evento afectó a ciervos de
y Arzamendia, 2008). Desde la segunda los pantanos y carpinchos (Hydrochoerus
mitad del siglo XX, el Iberá se vio afec- hydrochaeris) en 2013 a lo largo de toda la
tado por las obras para generación hi- cuenca de Iberá, y en 2014 se documen-
droeléctrica y la expansión de fronteras tó una mortandad en el Parque Nacional
agropecuarias y forestales (Neiff, 2004). Mburucuyá. En 2015, varios ciervos de los
En los años 70, basados en sobrevuelos y pantanos fueron encontrados muertos en

470 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

A B

A. Ciervo de los pantanos muerto en el Parque Nacional Mburucuyá, Corrientes, 2014. Se


puede observar una alta infestación de garrapatas. Foto: Sebastián Raviculé y B. Ciervo de los
pantanos muerto en el Bajo Delta del río Paraná, Buenos Aires, 2016. Nótese un pobre
estado corporal y la caída de la cornamenta. Foto: Pablo Rodríguez.

los humedales de Ñeembucú en Paraguay ciones extraordinarias acontecidas en


y se especula que este hecho podría haber Corrientes, se registraron una gran can-
estado asociado a fumigaciones con pesti- tidad de animales silvestres muertos que
cidas sobre cultivos de arroz (H. Sanchez, incluyeron al menos 400 ciervos de los
com. pers.), mientras que paralelamente pantanos (Argibay et al., 2018; Orozco et
en la Argentina se registró una mortan- al., 2018). Los resultados de estudios rea-
dad de la especie al noreste de Iberá. lizados evidenciaron que la causa directa
En 2017, durante las fuertes inunda- de muerte de los ejemplares estuvo rela-

Evento de mortalidad de ciervo de los pantanos en los Esteros del Iberá durante 2017. En
esta imagen tomada con un drone se pueden observar (representados en los círculos) los
ciervos muertos agrupados en las escasas áreas no inundadas. Foto: Pablo Rodríguez.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 471
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

cionada con los efectos de la inundación Rincón de Santa María (Corrientes); y dos
y la disminución de recursos disponibles, reservas privadas de la provincia de For-
lo que se asoció con una mala condición mosa: Reserva Privada El Bagual y Reser-
corporal, altas cargas de garrapatas, y la va Privada Estancia Guaycolec.
ocurrencia de patógenos de transmisión La especie es Monumento Natural Pro-
vectorial como Theileria cervi, Trypanoso- vincial en Corrientes (Decreto Provincial
ma theileri, Trypanosoma evansi, Anaplas- Nº 1.555 de 1992), Chaco (Ley Nº 4.306
ma platys, Anaplasma odocoilei, Anaplasma de 1996) y Buenos Aires (Ley Nº 12.209
marginale, Candidatus Anaplasma boleense y de 1998). Dentro del ámbito de la Admi-
Ehrlichia chaffeensis (Guillemi et al., 2018; nistración de Parques Nacionales (APN)
Orozco et al., 2018; Guillemi et al., 2019; el ciervo de los pantanos se considera
Orozco et al., 2020), este último zoonótico Especie de Valor Especial en los Parques
(transmisible a los humanos) y reporta- Nacionales Mburucuyá, Iberá y Ciervo de
do por primera vez en un vertebrado en los Pantanos.
la Argentina (Guillemi et al., 2019). Los En el año 1995, el “Proyecto Ciervo de
parásitos gastrointestinales Haemonchus los Pantanos”, de la Asociación para la
spp., Ostertagia spp. y Trichostrongylus spp. Conservación y el Estudio de la Natura-
también se detectaron en un alto porcen- leza (ACEN), comenzó a trabajar por la
taje de los ejemplares muertos (Orozco et conservación de las poblaciones de ciervo
al., 2013, Berra et al., 2019; Orozco et al., de los pantanos del Bajo Delta del Paraná,
2020). junto a los ecosistemas naturales que le
brindan refugio. Desde ese momento ha
desarrollado numerosas líneas de tra-
ACCIONES DE CONSERVACIÓN bajo y acciones específicas entre las que
se destacan: el estudio de distribución y
El ciervo de los pantanos se encuentra abundancia relativa de la especie que per-
protegido en diversas unidades de con- mitió determinar los principales núcleos
servación donde habita en la Argentina. poblacionales para el Bajo Delta del Pa-
Actualmente la especie se puede hallar en raná (D’Alessio et al., 2002; Varela, 2003;
tres áreas protegidas nacionales: Parque D’Alessio et al., 2006), la identificación de
Nacional Mburucuyá (Corrientes), Par- áreas prioritarias para la conservación,
que Nacional Iberá (Corrientes) y Parque estudios de la percepción local de la pro-
Nacional Ciervo de los Pantanos (Buenos blemática, la gestión para la creación de
Aires); cinco áreas protegidas provincia- áreas naturales protegidas, educación y
les: Reserva Natural Provincial Iberá (Co- capacitación para la comunidad isleña y
rrientes), Reserva de Biósfera Delta del pobladores rurales, acciones de control
Paraná (Buenos Aires), Sitio RAMSAR Hu- de la caza furtiva, y campañas de prensa y
medales de Chaco (Chaco), Sitio RAMSAR desarrollo de material de difusión.
Jaaukanigás (Santa Fe), Reserva Natural Desde 2006, la Estación Experimental

472 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

Agropecuaria Delta del Paraná del Insti- y los municipios de Tigre, San Fernan-
tuto Nacional de Tecnología Agropecuaria do y Campana. El objetivo general del
(INTA) trabaja en un proyecto nacional CCP es promover la conservación del
sobre “Factores críticos para la sustenta- ciervo de los pantanos y sus ambientes
bilidad de plantaciones forestales”, que naturales en el Bajo Delta del río Paraná
incluye un módulo específico sobre con- en la provincia de Buenos Aires y áreas
servación de la biodiversidad. Dentro de lindantes contribuyendo al intercambio
este, se busca determinar el efecto de las de experiencias, recursos, personal y
forestaciones de salicáceas bajo diques, capacidades de diferentes jurisdiccio-
sobre los ambientes y la biodiversidad nes, lo que permite potenciar la articu-
del Delta del Paraná, con especial énfasis lación público-privada y contribuir a la
en las especies amenazadas (Fracassi et generación de herramientas de gestión
al., 2006; Fracassi, 2012). En el marco de (Vázquez et al., 2018). Se trabaja conjun-
este proyecto, se generan pautas de ma- tamente generando acciones asociadas
nejo forestal ecológicamente sostenibles, al rescate y rehabilitación de ejemplares,
tendientes a compatibilizar el manteni- la investigación científica y la concienti-
miento de la diversidad con la actividad zación de la comunidad local (CCP, 2019).
productiva principal en las islas (Fracas- Durante 2020 se destacó el caso de un
si, 2012; Fracassi et al., 2013). Ensayos de ejemplar rescatado que fue atendido por
preferencia y repelencia para minimizar profesionales de la Fundación Temaikèn
daños por ciervos en plantaciones fores- y, posteriormente junto a otros profesio-
tales de salicáceas, establecimiento de nales del CCP, se establecieron los diag-
corredores biológicos y empresas fores- nósticos diferenciales del caso. Dada su
tales que han implementado normas de complejidad, se realizaron estudios com-
certificación forestal (Forest Stewardship plementarios en el Centro de Ciencias Ve-
Council -FSC-, normas ISO) son algunos terinarias de la Universidad Maimónides
de los logros concretos de estas líneas de de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
trabajo. Los estudios incluyeron un examen of-
En el año 2008, en Buenos Aires, se creó talmológico completo (oftalmoscopia y
el Comité Científico Técnico Ciervo de electroretinografía), una tomografía axial
los Pantanos (CCP), conformado por un computada y una resonancia magnética
grupo de especialistas de diferentes dis- donde se le realizó al ejemplar una an-
ciplinas, pertenecientes al Organismo gioresonancia cerebral.
Provincial para el Desarrollo Sostenible En septiembre de 2008, la Fundación
(OPDS), la APN, la Dirección Provincial Temaikèn junto a la APN, el INTA, la Di-
de Islas, el CONICET, el INTA, la Fun- rección de Fauna Silvestre de la Nación
dación Azara, ACEN, la Fundación Te- y el OPDS de la provincia de Buenos Ai-
maikèn, Arauco S.A., Papel Prensa S.A., res participó del rescate de una cría de
la Reserva de Biósfera Delta del Paraná ciervo de los pantanos hallada herida

F U N DAC I Ó N A Z A R A 473
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

en el delta bonaerense. A partir de esta sanitaria y comportamental, son tras-


experiencia, incorporó el ciervo de los ladados a corrales de presuelta en sus
pantanos a su “Programa de Recupera- hábitats originales, donde completan
ción de Especies Amenazadas”, acom- su proceso de recuperación antes de
pañando la creación del CCP. A partir de ser liberados en su ambiente natural.
entonces, la Fundación asiste in situ  o La Fundación Temaikèn complementa
en su Centro de Rescate y Rehabilita- estas acciones con actividades de edu-
ción, a aquellos ciervos que requieran cación y difusión sobre la problemática
atención veterinaria. En el marco de un e importancia de conservación de la es-
trabajo conjunto con el CCP, una vez que pecie y su ambiente.
los animales rescatados reciben el alta Hasta 2015 existieron conteos aéreos

Estudios de diagnóstico por


imágenes de un ejemplar
de ciervo de los pantanos
rescatado realizados en el
Centro de Ciencias Veterinarias
de la Universidad Maimónides,
Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, agosto de 2020. Foto:
Archivo Universidad Maimónides.

474 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

de individuos en los Esteros del Iberá toxicológico, y el diagnóstico serológico y


a través de una colaboración entre in- molecular de agentes infecciosos y para-
vestigadores del Instituto de Biología sitarios, con el fin de evaluar el impacto
Subtropical del CONICET, la Asociación de las enfermedades en la conservación
Civil Centro de Investigaciones del Bos- del ciervo de los pantanos en la Argentina
que Atlántico, la Facultad de Ciencias (Orozco et al., 2018, 2020).
Forestales de la Universidad Nacional En el Bajo Delta del Paraná, el “Proyec-
de Misiones, el Laboratorio de Ecología to Pantano” es llevado adelante desde el
y Comportamiento Animal de la Facul- año 2015 por investigadores del Grupo
tad de Ciencias Exactas y Naturales de de Genética y Ecología en Conservación
la Universidad de Buenos Aires (UBA) y y Biodiversidad del Museo Argentino de
Conservation Land Trust (en la actuali- Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia,
dad Rewilding Argentina) (De Angelo et al., CONICET, INTA, ACEN y productores fo-
2011; Úbeda et al., 2013). restales (Pereira et al., 2018). El proyecto
En ese año, luego de varios relevamien- cuenta con varias líneas de investigación
tos oportunistas en Iberá (Orozco et al., con el objetivo de estudiar la ecología
2013), se dio inicio al proyecto “Conser- espacial del ciervo de los pantanos en la
vación del ciervo de los pantanos en hu- matriz forestal del Bajo Delta y generar
medales de la Argentina”, desarrollado herramientas para compatibilizar la pro-
por investigadores del Instituto de Eco- ducción con la conservación de esta es-
logía, Genética y Evolución de la UBA y pecie (Pereira et al., 2018). Estos estudios
CONICET, la Facultad de Ciencias Exac- incluyen: distribución y abundancia de la
tas y Naturales de la UBA, el Instituto de especie, preferencias de hábitat, patrones
Biotecnología del INTA-CONICET, las cá- de actividad (Fergnani et al., 2019), ge-
tedras de Patología y Salud Pública de la nética poblacional, ecología nutricional
Facultad de Ciencias Veterinarias de la (Marin et al., 2020) y factores que afectan
UBA y el Servicio Nacional de Sanidad y su supervivencia en el área. El “Proyecto
Calidad Agroalimentaria. El proyecto que Pantano” desarrolla también actividades
continúa vigente en la actualidad, estudia educativas con énfasis en la comunidad
la morbilidad y mortalidad del ciervo de isleña y material de difusión.
los pantanos en las poblaciones de Iberá Desde el año 2016, la Fundación Azara
y del Delta, a través de una red de vigilan- forma parte del CCP y ha participado en
cia participativa conformada por inves- diversos aspectos de la conservación de
tigadores y socios de campo (veterina- la especie como relevamientos de campo,
rios, guardaparques, productores y otros rescate de ejemplares y elaboración de do-
miembros de la comunidad local) (Orozco cumentos. Durante la inundación extraor-
et al., 2020). Se reportan los episodios y dinaria de 2016, participó activamente de
se colectan muestras biológicas para el los relevamientos en territorio con el fin
posterior estudio histopatológico, análisis de detectar ejemplares enfermos y mo-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 475
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

nitorear las poblaciones de la especie. El ● Estación Experimental Agropecuaria


Paisaje Protegido Delta Terra, ubicado en Delta del Paraná, Instituto Nacional de
el delta de Tigre, Buenos Aires, integra Tecnología Agropecuaria.
el “Programa de Reservas Privadas de la ● Fundación Temaikèn.
Fundación Azara” y es gestionado por la ● Instituto de Ecología, Genética y Evo-
misma. Esta área natural cumple un rol lución de Buenos Aires, Facultad de
central en la difusión de la problemática Ciencias Exactas y Naturales, Univer-
de la especie en la comunidad local. Allí sidad de Buenos Aires y CONICET.
se desarrollan visitas de escuelas de la ● Museo Argentino de Ciencias Natura-
comunidad isleña, charlas educativas y les Bernardino Rivadavia, CONICET.
talleres. Cuenta además con una embar- ● Parque Nacional Ciervo de los Pan-
cación propia para cualquier movimiento tanos, Administración de Parques
o rescate de ciervo que debiera realizarse Nacionales.
y un pequeño centro de rescate de fauna ● “Proyecto Pantano”.
silvestre para asistencia primaria.

A continuación, se listan otras institu- INFORMACIÓN ANTROPOLÓGICA


ciones, iniciativas o proyectos indepen-
dientes de la Argentina que trabajan en la Durante el Holoceno tardío (2.500-500
conservación de la especie: años antes del presente), el proceso de
progradación del Delta del Paraná, con
● Asociación Civil Centro de Investiga- la generación de un humedal continen-
ciones del Bosque Atlántico. tal y la emergencia de nuevas islas, pro-
● Asociación para la Conservación y el porcionó un ambiente con nuevas opor-
Estudio de la Naturaleza. tunidades. El ciervo de los pantanos, así
● Comité Científico Técnico Ciervo de como otros mamíferos pasaron a ser su-
los Pantanos. mamente importantes en las economías
indígenas de este período. Así se constata,
Relevamiento de ciervo de los pantanos por ejemplo, en el sitio Islas Lechiguanas
durante una inundación extraordinaria en 1, cuyo nivel más antiguo de ocupación
el Bajo Delta, Buenos Aires, 2016.
fue fechado en 2.300 años (Loponte et al.,
Foto: Sergio Bogan.

476 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

Representación en tamaño real de un macho de ciervo de los pantanos en el ingreso al


centro de interpretación del Paisaje Protegido Delta Terra, Tigre, provincia de Buenos Aires.
Foto: Archivo Fundación Azara.

2012). Los registros muestran esta etapa del presente. Dentro de la economía de
de adaptación a los recursos fluviales. Los los grupos aborígenes que ocuparon el
grupos humanos hacían uso de canoas y estuario del Río de La Plata y el humedal
el contexto recuperado muestra un no- del Paraná Inferior, la contribución en
table énfasis en la pesca de los peces de biomasa del ciervo de los pantanos fue
agua dulce del Paraná, como así también significativa, aunque complementaria de
en la caza del ciervo de los pantanos y del los recursos ictícolas (Acosta y Mucciolo,
coipo (Myocastor coypus), es decir, especies 2013).
propias del humedal continental subtro- En el yacimiento arqueológico “Pues-
pical que ya estaba formado por ese en- to Fantin”, emplazado sobre la costa de
tonces (Loponte, 2014). erosión de un meandro en la margen de-
Acosta y Mucciolo (2013) estudiaron recha del río Paranacito (departamento
la representación arqueológica de cua- de San Fernando, Chaco), se estudió un
tro especies de ungulados, entre ellos depósito cuya antigüedad fue estableci-
Blastocerus dichotomus, explotados por las da en 930±70 años antes del presente. A
poblaciones humanas que habitaron el partir de los análisis desarrollados por
sector centro-oriental de la región pam- Santini (2013), se infiere que la subsis-
peana en los últimos 2.500 años antes tencia del grupo humano que habitó

F U N DAC I Ó N A Z A R A 477
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

este sitio se sustentó, principalmente, pudiendo nadar ágilmente escapando


en la captura de dos especies de cérvi- de las amenazas como la caza. Utiliza-
dos, fundamentalmente de ciervo de los ban sus cueros para vestimenta, aunque
pantanos y en menor medida venado de hacen especial mención a la presencia
las pampas (Ozotoceros bezoarticus), com- frecuente de garrapatas en los mismos.
plementando la dieta con la obtención Florián Paucke relata que “los indios
de peces del orden siluriformes y con la desechan generalmente el cuero de cier-
recolección de moluscos del género Di- vo, lo dejan estar donde mataron al cier-
plodon. vo, pues ellos temen la sabandija acha-
A fines del siglo XVIII, Félix de Azara tada [garrapata, llamada por ellos apelá]
describió al ciervo de los pantanos de que los ciervos tienen en cantidad en su
acuerdo al nombre dado por los guara- cuero y la que en seguida se pega al ser
níes, llamándolo guazú pucú, que signi- humano, sorbe la sangre e hinca el mor-
fica “ciervo largo”. Cuando lo describe discón tan fuerte para dentro de la piel
hace una especial mención a las caracte- que no es posible despegarlos”.
rísticas de la cornamenta, solo presente Entre los criollos, el cuero del ciervo
en los machos: “Uno de los machos te- de los pantanos se utilizó para la confec-
nía las cuernas forradas, de 4 pulgadas, ción de tientos, polainas e implementos
y se conocía que la punta se dividía en de montura (D’Alessio et al., 2001).
dos”. Los guaraníes usaban la piel del El ciervo de los pantanos también apa-
guazú pucú en las monturas o sobrepues- rece en muchas leyendas de los pueblos
tos de los caballos; y también considera- originarios. Muchos relatos antiguos in-
ban que el tuétano de sus huesos podría volucran a los ciervos y a las boas que
otorgar la virtud de correr ágilmente, habitan los humedales, especialmente
por lo que era aplicado en las piernas las lampalaguas, describiendo que estas
de los niños que comenzaban a caminar suelen atraer a los ciervos y atacarlos,
(Rengger, 2010). envolviéndolos hasta matarlos, y luego
Para los tobas, el ciervo de los pan- devorarlos casi enteros: “Envuelven al
tanos es el cheganigo, y en su economía animal hasta matarlo, y entonces lo la-
recolectora, cazadora y pescadora, es men repetidas veces, preparándolo con
considerado un producto de caza, activi- la saliva, a fin de tragarlo con mayor faci-
dad llevada a cabo por los hombres de la lidad, sin sentir la aspereza de los pelos.
comunidad. Poco a poco lo van tragando, desde los
Los mocovíes lo llaman epelve y men- pies hasta la cabeza, y como no pueden
cionan que viven cerca del Paraná o en tragar a causa de la cornamenta, la dejan
sus islas habitando humedales, grandes en la boca hasta que ésta se pudre. A ve-
lagunas con cañaverales e islas (MIyCSF, ces, cuando se desplazan, deben hacerlo
2010). Destacan su destreza para des- con la boca abierta, vengándose de esta
plazarse por ambientes pantanosos, forma el cérvido” (Dobrizhoffer, 1967).

478 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

Para los guaraníes los ciervos fueron poderosas teofanías de los wichis del
creados por el dios creador Kuarahy: Pilcomayo caracterizada por ser un ente
“Cuando Kuarahy se estaba yendo iba antropomorfo, se relaciona con los ani-
haciendo todas las cosas de esta tierra, males entre los cuales se encuentra el
hacía todas las cosas que tenían que per- ciervo de los pantanos. En uno de sus re-
durar en esta tierra. Pero un Añag lo se- latos Carlos Ortiz (Buenaventura Teran,
guía, cuando Kuarahy hacía un animal, el 1999) cuenta: “Tokjuaj iba caminando y
Añag inventaba la forma de cazarlo”. La se encontró con un hombre. Era un des-
leyenda cuenta que un día discutieron conocido y tenía un tamaño descomunal.
Añag y Kuarahy, y este último fue golpea- El gigante caminaba en dirección a unas
do por Añag quien lo cargó en su ayó y ciénagas. Se llenó el cuerpo de barro y,
partió a su casa, parando a descansar en mientras lo hacía, Tokjuaj aprovechó
el camino. Cuando llegó a destino, quiso para robarle las flechas. En ese momen-
mostrarle a sus hijas lo que había caza- to pasaron dos corzuelas, y Tokjuaj les
do, pero Kuarahy no aparecía “Segura- disparó los flechazos. Las flechas fueron
mente que se quedó en el lugar donde yo a dar en la cabeza de la corzuela macho.
me detuve a descansar. Volvió entonces Por eso tiene dos cuernos que son las fle-
el Añag al lugar donde se había deteni- chas que le mandó Tokjuaj y le quedaron
do a descansar. Mientras tanto Kuarahy quebradas en la cabeza. La hembra pudo
había clavado un palo podrido en el lu- escapar. Por eso las hembras de corzue-
gar donde el Añag se había detenido a la no tienen astas. El gigante, después
descansar, lo clavó allí y lo dejó parado. de llenarse de barro, se revolcó en los
Cuando el Añag llegó al lugar le pareció pastos. Tenía pasto por todo el cuerpo.
que lo que estaba allí parado era el cuer- Ese hombre era el ucumar. Y es así que el
po de Kuarahy, pero en realidad era un ucumar tiene el cuerpo cubierto de pelos,
palo podrido lo que estaba clavado allí. que son los pastos en donde se revolcó.
Fue entonces el Añag a tratar de matar- Tokjuaj siguió caminando, buscando más
lo de nuevo y le comenzó a pegar con un bichos para cazar. Entonces encontró
garrote de madera. Pero apenas lo tum- al ciervo de los pantanos. Como no tenía
bó el palo podrido se transformó en el más flechas para cazarlo, recogió dos pa-
guazú (venado), cayó muerto el guazó. los con punta y se los tiró con el arco. Los
Cuando el Añag se fue Kuarahy devolvió palos le dieron en la cabeza. Pero como
la vida al venado soplándole en el centro en realidad no eran palos sino bejuco, se
de la cabeza. Por eso es que los venados doblaron. El ciervo golpeó el suelo para
no engordan, no engordan porque están sacárselos, pero no pudo y se le transfor-
hechos con un palo seco y podrido” (Bar- maron en cuernos que le quedaron tor-
tolomé, 1991). cidos hasta hoy. Así los tienen todos los
La figura del Tokjuaj, una de las más ciervos de los pantanos” (Anónimo).

F U N DAC I Ó N A Z A R A 479
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

BIBLIOGRAFÍA gentina. VIII Congreso Argentino de Parasi-


tología. Corrientes, Argentina.
Acebedo, E.; Jiménez, I.; Solís, G. y Quintana, R. Borodowski, E. D. y Suárez, R. O. (2005). Carac-
(2009). First report and photographic record terización forestal de la región del Delta del
of an albino marsh deer (Blastocerus dicho- Paraná. Documento NEF Delta. Proyecto Fo-
tomus) for the Iberá region, Argentina. DSG restal de Desarrollo. SAGPyA.
Newsletter IUCN/Deer Specialist Group, 23, Buenaventura Teran. (1999). El ciclo de Tokjuaj:
17-21. y otros mitos de los wichí. Buenos Aires, Ar-
Acosta, A. y Mucciolo, L. (2013). Paisajes ar- gentina: Ediciones Del Sol.
queofaunísticos: distribución y explotación Cabrera, A. y Yepes, J. (1940). Mamíferos Suda-
diferencial de ungulados en el sector centro- mericanos. Buenos Aires, Argentina: Compa-
oriental de la región pampeana. Arqueología, ñía Argentina de Editores.
20(2), 243-261. Cáceres, N. C.; Wellington, H.; Dirceu, R. F.; Silva,
Argibay, H.; Rodríguez Planes, L.; Rodríguez, P. y E. L.; Cassiano, R. y Janaina, C. (2010). Mam-
Orozco, M. M. (2018). Inundaciones como fac- mal occurrence and roadkill in two adjacent
tor determinante en eventos de mortalidad ecoregions (Atlantic Forest and Cerrado) in
de Blastocerus dichotomus en dos poblaciones south-western Brazil. Zoologia (Curitiba,
de Argentina. XIII Congreso Internacional de Impr.), 27, 5.
Manejo de Fauna Silvestre En La Amazonía y Cano, P. D.; Cardozo, H. G.; Ball, H. A.; D’Alessio,
Latinoamérica. Ciudad del Este, Paraguay. S.; Herrera, P. y Lartigau, B. (2012). Aportes
Azara, F. de. (1802). Apuntamientos para la his- al conocimiento de la distribución del ciervo
toria natural de los quadrúpedos del Para- de los pantanos (Blastocerus dichotomus) en la
güay y Río de la Plata. Madrid, España: Im- provincia de Corrientes, Argentina. Masto-
prenta de la Viuda de Ibarra. zoología Neotropical, 19(1), 35-45.
Balbuena, P. J.; Berdún, J. A.; Balbuena, P. J. (h); Carman, R. L. (1997). Apuntes sobre Fauna Ar-
Bracho, A.; Faisal, S.; Ocampo, E. O.; Contre- gentina. Buenos Aires, Argentina: Vázquez
ras, F. R.; Leiva, L.; Villalba, R.; Portela, M.; Be- Mazzini Editores.
nítez, P. P.; Aguirre, C. A.; Fraga, V. D.; Holman, CCP. (2016). Mortalidad de Ciervo de los Panta-
B.; Mestre, L. M.; Chatellenaz, M. L.; D’Angelo, nos (Blastocerus dichotomus) en el Bajo Delta
R. C.; Orozco, M. M.; Varela, D. y Lartigau, B. del Río Paraná durante el proceso de inun-
(2015). Atropellamiento de mamíferos sil- dación de la cuenca del río Paraná en 2016.
vestres amenazados de extinción en la Ruta Informe técnico Comité Científico Técnico
Nacional 12, al norte de la provincia de Co- Ciervo de los Pantanos.
rrientes. Un problema para la conservación CCP. (2019). Documento de Gobernabilidad del
de la fauna silvestre y la seguridad vial. Di- Comité Científico Técnico Ciervo de los Pan-
rección de Recursos Naturales de Corrientes. tanos. Informe técnico Comité Científico Téc-
Bartolomé, M. A. (1991). Mitología Guaraní. El nico Ciervo de los Pantanos.
Ciclo de los Gemelos. XXVI: Rivalidad con Chebez, J. C. (2008). Ciervo de los pantanos. En:
Añag. Origen de los coatí y del venado. En: J. C. Chebez (Ed.), Los que se van. Fauna ar-
Chamanismo y Religión entre los Avá-Ka- gentina amenazada. Tomo II (pp. 197-205).
tú-Eté. Centro de Estudios Antropológicos, Buenos Aires, Argentina: Editorial Albatros.
Asunción, Universidad Católica Nuestra Se- CITES. (2021). Convención sobre el Comercio In-
ñora de Asunción, Paraguay. ternacional de Especies Amenazadas de Fau-
Beccaceci, M. D. (1994a). A census of marsh na y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III en
deer in Iberá Natural Reserve, its Argentine vigor a partir del 22 de junio de 2021.
stronghold. Oryx, 28, 131-134. D’Alessio, S.; Gagliardi, F.; Lartigau, B.; Varela,
Beccaceci, M. D. (1994b). Parasites of the marsh D.; Aprile, G. y Mónaco, C. (1997). Avances
deer, Blastocerus dichotomus, in the wild. IUCN- del proyecto de conservación de Blastocerus
SSC Veterinary Group Newsletter, 1, 7-8. dichotomus en la III Sección del Delta bonae-
Berra, Y.; De Felice, L.; Unzaga, J.; Arias, S.; Ar- rense. XII Jornadas Argentinas de Mastozoo-
gibay, H.; Orozco, M. y Degregorio, O. (2019). logía. SAREM. Mendoza, Argentina.
Helmintos y protozooarios gastrointestinales D’Alessio, S.; Lartigau, B.; Aprile, G.; Herrera, P.
en herbívoros: abordaje en áreas de interfase y Varela, D. (2006). Distribución, abundancia
doméstico-silvestre en humedales de la Ar- relativa y acciones para la conservación del

480 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

ciervo de los pantanos en el bajo Delta del río ceas del Bajo Delta del río Paraná. Tesis de
Paraná. En: J. Peteán y J. Cappato (Eds.), Hu- Magister en Recursos Naturales. Universidad
medales Fluviales de América del Sur. Hacia de Buenos Aires.
un manejo sustentable (p. 570). Santa Fe, Ar- Fracassi, N.; Ceballos, D. y Kalesnik, F. (2006).
gentina: PROTEGER Ediciones. Biodiversidad. Módulo EEA Delta. Informe
D’Alessio, S.; Varela, D.; Gagliardi, F.; Lartigau, B.; Final Proyecto Forestal de Desarrollo. SA-
Aprile, G.; Mónaco, C. y Heinonen, S. (2001). GPyA PIA 08/04.
Ciervo de los Pantanos (Blastocerus dichoto- Fracassi, N.; Quintana, R.; Pereira, J. y Mujica,
mus). En: C. Dellafiore y N. Maceira (Eds.), G. (2013). Gestión Forestal Sostenible. Pro-
Los Ciervos Autóctonos de la Argentina y la tocolo de Estrategias de Conservación de la
acción del hombre (pp. 13-26). Buenos Aires: Biodiversidad en plantaciones forestales de
Secretaría de Desarrollo Sustentable y Políti- Salicáceas del Bajo Delta del Paraná. Buenos
ca Ambiental. Aires: Ediciones INTA.
D’Alessio, S.; Varela, D.; Lartigau, B.; Gagliardi, F.; Frädrich, H. (1987). The husbandry of tropical
Aprile, G. y Mónaco, C. (2002). Informe técni- and temperate cervids in the west berlin zoo.
co. Proyecto Ciervo de los Pantanos. Informe En: C. M. Wemmer (Ed), Biology and manage-
final - Primera Etapa. Buenos Aires, Argenti- ment of Cervidae (pp. 422-428). Washington,
na: Asociación para la Conservación y el Es- Estados Unidos: Smithsonian Institution
tudio de la Naturaleza. Press.
De Angelo, C.; Di Giácomo, A. y Jimenez Perez, Giraudo, A. R. y Arzamendia, V. (2008). Registro
I. (2011). Situación poblacional del ciervo actual de una especie amenazada Blastocerus
de los pantanos Blastocerus dichotomus en los dichotomus (Illiger, 1815) en el Sitio Ramsar
Esteros del Iberá. XXIV Jornadas Argentinas Jaaukanigás (Santa Fe, Argentina) y análisis
de Mastozoología. SAREM. La Plata, Buenos de su estado de conservación en el Río Para-
Aires, Argentina. ná. Fabicib, 12, 91-102.
do Nascimento, A. A.; Bonuti, M. R.; Mapeli, E. Guillemi, E. C.; Orozco, M. M.; Argibay, H. D. y Far-
B.; Tebaldi, J. H.; Arantes, I. G. y Zettermann, ber, M. (2018). Agentes infecciosos transmiti-
C. D. (2000). Infecções naturais em cerví- dos por vectores en ciervos de los pantanos
deos (Mammalia: Cervidae) procedentes dos (Blastocerus dichotomus) de la Argentina. XIII
Estados do Mato Grosso do Sul e São Paulo, Congreso Internacional de Manejo de Fauna
por nematódeos Trichostrongyloidea Cram, Silvestre en la Amazonía y Latinoamérica.
1927. Brazilian Journal of Veterinary Re- Ciudad del Este, Paraguay.
search and Animal Science, 37(2), 153-158. Guillemi, E. C.; Orozco, M. M.; Argibay, H. D. y
Dobrizhoffer, M. (1967). Historia de los Abipo- Farber, M. D. (2019). Evidence of Ehrlichia
nes. Volumen I. Universidad Nacional del chaffeensis in Argentina through molecular
Nordeste, Resistencia, Chaco. detection in marsh deer (Blastocerus dichoto-
Duarte, J. M. B. y González, S. (2010). Neotropical mus). International Journal for Parasitology:
cervidology: Biology and medicine of Latin Parasites and Wildlife, 8, 45-49.
American deer. Brazil & Gland, Switzerland: Hoffmann, R. K.; Ponce del Prado, C. F. y Otte, K.
Funep-IUCN. C. (1976). Registro de dos nuevas especies
Duarte, J. M. B.; Varela, D.; Piovezan, U.; Becca- de mamíferos para el Perú, Odocoileus dicho-
ceci, M. D. y Garcia, J. E. (2016). Blastocerus tomus (Illiger, 1811) y Chrysocyon brachyurus
dichotomus. Lista Roja de las Especies Ame- (Illiger, 1811) con notas sobre su hábitat. Re-
nazadas de la Unión Internacional para vista Forestal Del Perú, 5, 61-81.
la Conservación de la Naturaleza 2016: Homberg, M. (2009). Conservación de Biodiver-
e.T2828A22160916. sidad en Plantaciones Forestales del NE de
Fergnani, D.; Guerisoli, M.; Fracassi, N. y Perei- Mesopotamia: Plan Integral de Manejo. Tesis
ra, J. (2019). Patrones de actividad del ciervo de Maestría en Manejo Ambiental. Universi-
de los pantanos (Blastocerus dichotomus) en un dad Maimónides.
paisaje forestal del Bajo Delta del Río Paraná. Jungius, H. (1976). Status and distribution of
XXXII Jornadas Argentinas de Mastozoolo- threatened deer species in South Ameri-
gía. Puerto Madryn, Chubut. ca. Report to the SSC/IUCN Deer Specialist
Fracassi, N. (2012). Diversidad de mamíferos y Group. Reprinted from the World Wildlife
aves en forestaciones y pajonales de salicá- Yearbook 1975-1976.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 481
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

Lobodón Garra, seudónimo de Liborio Justo. Neiff, J. (2004). El Iberá ¿En peligro? Buenos Ai-
(1955). Río Abajo. El drama de los montes y res, Argentina: Fundación Vida Silvestre.
los esteros de las islas del Ibicuy. Buenos Ai- Nogueira-Neto, P. (1973). A criação de animais
res, Argentina: Ediciones de las Islas y Edi- indígenas vertebrados. São Paulo, Brasil:
ciones Cinco. Tecnapis.
Loponte, D. (2014). Arqueología del Delta del Pa- Orozco, M. M.; Argibay, H. D.; Minatel, L.; Guil-
raná. En J. Athor (Ed.), El Delta Bonaerense: lemi, E. C.; Berra, Y.; Schapira, A.; Di Nucci,
naturaleza, conservación y patrimonio cultu- D.; Marcos, A.; Lois, F.; Falzone, M. y Farber,
ral (pp. 59-75). Buenos Aires, Argentina: Fun- M. D. (2020). A participatory surveillance of
dación de Historia Natural Félix de Azara. marsh deer (Blastocerus dichotomus) morbid-
Loponte, D.; Acosta, A. y Mucciolo, L. (2012). Con- ity and mortality in Argentina: first results.
tribución a la arqueología del Delta del Para- BMC Veterinary Research, 16(1), 321.
ná: el nivel acerámico del sitio Isla Lechigua- Orozco, M. M.; Argibay, H. D.; Sotelo, V.; Müller,
nas 1. Comechingonia, Revista de Arqueolo- G.; Losada, P.; Mestres, J.; Ruiz Díaz, G.; Mora-
gía, 16(1), 207-246. les, M.; Moreira, A.; Ortiz, H.; Sosa, D.; Leiva,
Marin, V. C.; Fernández, V. A.; Dacar, M. A.; Gutié- P.; Rodríguez, P.; Pérez, P.; Paszko, L. y Hol-
rrez, D. G.; Fergnani, D. y Pereira, J. A. (2020). man, B. (2018). Situación actual de Blastoce-
Diet of the marsh deer in the Paraná River rus dichotomus en Argentina - reseña sobre
Delta, Argentina—a vulnerable species in an episodios de mortalidad. XIII Congreso Inter-
intensive forestry landscape. European Jour- nacional de Manejo de Fauna Silvestre en la
nal of Wildlife Research, 66(1), 16. Amazonía y Latinoamérica. Ciudad del Este,
Márquez, A.; Maldonado, J. E.; González, S.; Bec- Paraguay.
caceci, M. D.; Garcia, J. E. y Duarte, J. M. B. Orozco, M. M.; Marull, C.; Jiménez, I. y Gürtler, R.
(2006). Phylogeography and Pleistocene de- E. (2013). Mortalidad invernal de ciervo de
mographic history of the endangered marsh los pantanos (Blastocerus dichotomus) en hu-
deer (Blastocerus dichotomus) from the Río de medales del noreste de Argentina. Mastozoo-
la Plata Basin. Conservation Genetics, 7(4), logía Neotropical, 20(1), 163-170.
563-575. Parera, A. F. (2018). Los mamíferos de la Argenti-
Marshall, L. G. (1984). Mammals and Stratigra- na y la región austral de Sudamérica. Segun-
phy: geochronology of the continental mam- da Edición. AP Ediciones Naturales.
mal-bearing quaternary of South America. Pereira, J. A.; Fergnani, D.; Fernández, V.; Fra-
Montpellier, Francia: Palacovertebrata. cassi, N. G.; González, V.; Lartigau, B.; Marín,
Massoia, E.; Chebez, J. C. y Bosso, A. (2012). Los V.; Tellarini, J.; Varela, D. y Wolfenson, L.
mamíferos silvestres de la provincia de Mi- (2018). Introducing the “Pantano Project” to
siones, Argentina. Primera edición. Buenos conserve the southernmost population of the
Aires, Argentina: Fundación de Historia Na- marsh deer. Deer News (IUCN/SSC/Deer Spe-
tural Félix de Azara. cialist Group). Newsletter. IUCN, 30, 15.
Menegaz, A. y Ortiz-Jaureguizar, E. (1995). Los Pereira, J. A.; Varela, D.; Aprile, G.; Cirignoli, S.;
Artiodáctilos. En: M. T. Alberdi, G. Leone y E. Orozco, M.; Lartigau, B.; De Angelo, C. y Gi-
P. Tonni (Eds.), Evolución biológica y climá- raudo, A. (2019). Blastocerus dichotomus. En:
tica de la región Pampeana durante los úl- SAyDS-SAREM (Eds.), Categorización 2019
timos cinco millones de años. Un ensayo de de los mamíferos de Argentina según su ries-
correlación con el Mediterráneo occidental go de extinción. Lista Roja de los mamíferos
(pp. 311-337). Madrid, España: Museo Nacio- de Argentina. Versión digital.
nal de Ciencias Naturales. Consejo Superior Pinder, L. (1994). Marsh deer seasonal move-
de Investigaciones Científicas. ments and home range size. En: L. Pinder y
Miranda Ribeiro, A. (1914). Historia Natural: U. Seal (Eds.), Cervo-do-pantanal Blastocerus
zoología. Río de Janeiro, Brasil, Commis- dichotomus: Análise da Viabilidade de Popu-
são de Linhas picasaphicas Estrategicas de lação e Habitat (PHVA) (p. 172). Apple Valley,
Matto-Grosso ao Amazonas. USA: IUCN/SSC Conservation Breeding Spe-
MIyCSF. (2010). Hacia allá y para acá. Memorias. cialist Group.
Florian Paucke. Primera edición. Santa Fe, Pinder, L. y Grosse, A. (1991). Mammalian Spe-
Argentina: Ministerio de Innovación y Cultu- cies: Blastoceros dichotomus. American Society
ra de la Provincia de Santa Fe. of Mammalogists, 380, 1-4.

482 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
C I E R V O D E L O S P A N T A N O S

Piovezan, U. (2004). História Natural, área de Schaller, G. B. y Vasconcelos, J. (1978). A Marsh


vida, abundância de Blastocerus dichotomus Deer Census in Brazil. Oryx, 14, 345-351.
(Illiger, 1815) (Mammalia, Cervidae) e moni- Soria, A.; Heinonen Fortabat, S. y Fabri, S. (2003).
toramento de uma população à montante da Estimación poblacional de ciervo de los pan-
hidrelétrica Sérgio Motta, rio Paraná, Brasil. tanos en los Esteros del Iberá, Corrientes, Ar-
Tesis. Universidade de Brasília. Brasília, DF, gentina. En: B. Álvarez (Ed.), Fauna del Iberá
Brasil. (pp. 349-355). Universidad Nacional del Nor-
Piovezan, U.; Tiepolo, L.; Tomas, W.; Barban- deste: Talleres Gráficos Volpe/Fox.
ti Duarte, J.; Varela, D. y Marinho Filho, J. Souza Cunha, F. L. y Magalhaes, R. M. M. (1981).
(2010). Chapter 8: Marsh deer Blastocerus di- Cervídeos pleistocénicos de Santa Vitoria do
chotomus (Illiger 1815). En: J. Barbanti Duarte Palmar, Rio Grande do Sul, Brasil. Congresso
y S. González (Eds.), Neotropical cervidology: Latino-Americano Paleontología, 2(II), 795-
biology and medicine of Latin American Deer 803.
(pp. 66-76). Brazil & Gland, Switzerland: Fu- Tomas, W. M. y Salis, S. M. (2000). Diet of the
nep-IUCN. marsh deer (Blastocerus dichotomus) in the
Polegato, B. F.; Zanetti, E. D. S. y Duarte, J. M. B. Pantanal wetland, Brazil. Studies on Neotrop-
(2018). Monitoring ovarian cycles, pregnan- ical Fauna and Environment, 35, 165-172.
cy and post-partum in captive marsh deer Tomas, W. M.; Beccaceci, M. y Pinder, L. (1997).
(Blastocerus dichotomus) by measuring fecal Cervo-do-pantanal (Blastocerus dichotomus).
steroids. Conservation Physiology, 25(6), 1. En: J. M. B. Duarte (Ed.), Biologia e conser-
Quintana, R. D. (2011). Del paisaje natural al vação de cervídeos sul-americanos (pp. 20-
paisaje cultural: la intervención antrópica 40). São Paulo, Brasil: Jaboticabal.
del Bajo Delta Insular del Río Paraná. En: R. Tomas, W. M.; Salis, S. M.; Silva, M. P. y Mourao,
Quintana, V. Villar, E. Astrada, P. Saccone y S. G. (2001). Marsh deer (Blastocerus dichotomus)
Malzof (Eds.), El Patrimonio natural y cultural distribution as a function of floods in the
del Bajo Delta Insular. Bases para su conser- Pantanal wetland, Brazil. Studies on Neotro-
vación y uso sustentable (pp. 171-177). Con- pical Fauna and Environment, 36, 9-13.
vención Internacional sobre los Humedales Úbeda, B.; Di Giacomo, A. S.; Neiff, J. J.; Loiselle,
(Ramsar, Irán, 1971)/Aprendelta. Buenos S. A.; Guadalupe Poi, A. S.; Gálvez, J. A.; Cas-
Aires. co, S. y Cózar, A. (2013). Potential effects of
Ramos, H. (2004). O ciclo do chifre do cervo-do- climate change on the water level, flora and
pantanal: aspectos ecológicos e reproduti- macro-fauna of a large neotropical wetland.
vos. Dissertação de Mestrado. Jaboticabal, Plos One, 8(7), 1-9.
Universidade Estadual Paulista. Varela, D. (2003). Distribución, abundancia y
Rengger, J. R. (2010). Viaje al Paraguay en los conservación del Ciervo de los Pantanos
años 1818 a 1826. Tiempo de Historia, Asun- (Blastocerus dichotomus) en el Bajo Delta del
ción, Paraguay. Río Paraná, Provincia de Buenos Aires, Ar-
Santini, M. (2013). Análisis del conjunto fau- gentina. Tesis de Licenciatura. Universidad
nístico del sitio arqueológico Puesto Fantin de Buenos Aires.
(Depto. de San Fernando, Pcia. de Chaco). Vázquez, M.; Zagel, M.; Righi, C.; Gachen, G.;
Cuadernos del Instituto Nacional de Antro- Homberg, M.; Lartigau, B.; Lando, R.; Orozco,
pología y Pensamiento Latinoamericano, Se- M.; Villegas, E.; Tortarolo, M.; Grego, C.; Tato,
ries Especiales 1. G.; Gonzalez Ciccia, P. y Martinez, M. (2018).
Schaller, G. B. (1983). Mammals and their bio- La experiencia del Comité Científico Técnico
mass on a Brazilian ranch. Arquivos de Zoo- Ciervo de los Pantanos en el Delta del Para-
logía, 31, 1-36. ná, Argentina. XIII Congreso Internacional de
Schaller, G. B. y Tarak, A. (1976). Report of a wild- Manejo de Fauna Silvestre en la Amazonía y
life survey in Northern Argentina and in the Latinoamérica. Ciudad del Este, Paraguay.
Emas National Park, Brazil. New York Zoo-
logical Society, 5-8.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 483
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

484 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

BALLENA FRANCA AUSTRAL

Eubalaena australis (Desmoulins, 1822)

M AG DA L E N A A R I A S , G U A DA L U P E S A R T I y A N A L Í A V. DA L I A

Clase: Mammalia
Orden: Artiodactyla
Familia: Balaenidae
Otros nombres vulgares: ballena correcta, ballena franca, ballena franca del sur, ballena
verdadera austral; baleia-franca, baleia-franca-austral (portugués).
Nombres en inglés: Right Whale, Great Right Whale, Southern Right Whale.

Estatus internacional: Preocupación Menor (Cooke y Zerbini, 2018).


Estatus nacional: Preocupación Menor (D´Agostino et al., 2019).
CITES: I (CITES, 2021).

CARACTERÍSTICAS GENERALES llenas pueden pesar hasta 50 toneladas,


siendo las hembras más grandes que los
En la actualidad se reconocen tres es- machos. Al nacimiento las crías miden
pecies de ballenas francas: la ballena entre 4 y 5,50 m con un peso entre una
franca austral (Eubalaena australis), la y tres toneladas (Bastida y Rodríguez,
ballena franca del Atlántico Norte (Eu- 2003), pudiendo crecer 3,2 cm/día y au-
balaena glacialis), y la ballena franca del mentar 0,083 m3/día su volumen corpo-
Pacífico Norte (Eubalaena japonica); pro- ral durante los primeros meses de vida
bablemente originadas a partir de una (Christiansen et al., 2018). Presenta una
única especie que fue aislándose sin que cavidad bucal amplia que posee entre
existiera intercambio reproductivo en- 220 y 260 pares de barbas (láminas de
tre ellas durante millones de años (Ro- queratina que cuelgan del maxilar su-
senbaum et al., 2000; Gaines et al., 2005; perior) de color café oscuro o negro que
Kaliszewska et al., 2005). pueden medir hasta 2,70 m cada una.
La ballena franca austral es fácilmente Sus aletas pectorales son anchas y cor-
reconocible por su falta de aleta dorsal tas, con aspecto de remo y miden aproxi-
y por poseer un cuerpo voluminoso que madamente dos metros, y su aleta caudal
alcanza los 17 m de largo total. Estas ba- es ancha y triangular con una clara hen-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 485
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

Ballena franca austral exhalando. Se


puede observar el soplido o “surtidor” tancia. En cuanto a su coloración, si bien
que se genera en forma de V al suele ser oscura, se han reportado cinco
momento de exhalar el aire a través de patrones distintos con variaciones que
sus espiráculos. Las Grutas, Río Negro,
van desde completamente negra hasta
septiembre de 2019. Foto: Magdalena Arias.
parcialmente blanca, y tanto en la región
dorsal como ventral algunos ejemplares
didura en su parte central. El orificio res- poseen manchas blancas de forma y ta-
piratorio es doble y se encuentra situado maño irregular (Schaeff et al., 1999).
detrás de su cabeza. Las dos ranuras res- En su cabeza, que ocupa alrededor de
piratorias generan un soplido en forma un 25% de su cuerpo, las ballenas fran-
de V en el momento que la ballena rea- cas presentan numerosas callosidades
liza una exhalación. Esta característica (parches engrosados de la piel), que son
permite identificar a la especie a la dis- colonizadas al nacer por crustáceos ecto-

486 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

Patrones de coloración de dos ejemplares


parásitos llamados ciámidos o “piojos de de ballena franca austral. Ballena
parcialmente blanca (morfo gris) junto
ballena” (Caprellidae; Cyamidae), que se a otra ballena de coloración negra. Las
prenden a las callosidades a través de Grutas, agosto de 2019. Foto: Sebastián Leal.
sus apéndices. Los ciámidos pasan toda
su vida en la ballena, alimentándose de lonizar la cabeza de las crías durante los
la superficie exterior de la epidermis de primeros meses otorgándole una colora-
esta especie (Rowntree, 1983, 1996). De- ción anaranjada, siendo luego desplaza-
bido a que los ciámidos no tienen una eta- dos por las otras dos especies (Rowntree,
pa de natación libre, solo pueden migrar 1996). Cada ballena posee un patrón de
entre ballenas que se rozan entre sí. Por callosidades único que permite identifi-
lo tanto, la colonización inicial se da por carlas que no varía con los años (Payne et
transferencia de la madre a la cría. En las al., 1983, Kraus et al., 1986; Best, 1990),
ballenas francas se hace referencia a tres siendo el equivalente a las huellas dacti-
especies de ciámidos que se ubican en lares en los humanos. Esta característica
diferentes partes de la ballena: Cyamus ha sido utilizada por los científicos desde
ovalis y Cyamus gracilis ocupan surcos en- hace más de 30 años para poder estudiar
tre los parches elevados del tejido calloso diversos aspectos de la especie.
otorgándole una coloración blanca a las El sexo de la ballena puede ser deter-
callosidades, mientras que Cyamus erra- minado por ciertos comportamientos,
ticus es móvil y ocupa la piel lisa en hen- por ejemplo, si un adulto es observado
diduras genitales y mamarias, así como con una cría se trata de una hembra.
también heridas y áreas con flujo reduci- Otras maneras para identificar el sexo
do de agua que no fueron colonizadas por son mediante métodos moleculares u
las otras dos especies (Kaliszewska et al., observando sus hendiduras genitales
2005). C. erraticus son los pioneros en co- que se encuentran en la mitad posterior

F U N DAC I Ó N A Z A R A 487
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

Fotografías tomadas desde un drone, de diferentes ejemplares de ballena franca austral


en donde se puede observar la forma, tamaño, cantidad y distribución de las callosidades,
características que se utilizan para identificarlas e individualizarlas. Las Grutas, agosto y
septiembre de 2020. Fotos: Sebastián Leal.

de la zona ventral. Los machos presen- Si bien generalmente está invaginado


tan su abertura genital que termina en puede observarse en los grupos de cópu-
forma de V próxima al ombligo, mientras la (Bastida y Rodríguez, 2003).
que en las hembras se encuentra próxi- Su nombre en inglés de Right Whale, la
ma al ano y en sus laterales se pueden ballena correcta, se remonta a la época
observar las hendiduras mamarias (Pay- de cacería y hace referencia a caracte-
ne y Dorsey, 1983). El pene puede medir rísticas que posee esta especie, como su
hasta dos metros de largo y es retráctil. lenta natación y su capacidad de flotar al

488 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

Cría de ballena franca austral donde se puede observar la gran cantidad de crustáceos
(Cyamus erraticus), con su color naranja característico. Foto: Martín Brunella.

morir, que la convierte en un blanco fácil que cada año realiza viajes entre sus zo-
e ideal para su captura. nas de alimentación y sus zonas repro-
Se estima que la ballena franca vive al- ductivas recorriendo grandes distancias.
rededor de 70 años (Bastida y Rodríguez, Durante la temporada de pariciones y
2003; Kraus y Rolland, 2007). apareamientos (invierno-primavera), mi-
gra hacia áreas costeras en regiones tem-
pladas de Sudamérica, Sudáfrica, Austra-
HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN lia, Nueva Zelanda y otras islas oceánicas
(Best et al., 1993), reconociéndose un to-
La ballena franca austral habita en las tal de 11 áreas reproductivas en el hemis-
aguas templadas y subpolares del he- ferio sur (Pirlz et al., 2009). Una vez fina-
misferio sur, siendo su distribución de lizada la época reproductiva, las ballenas
tipo circumpolar con un amplio rango de regresan a sus zonas de alimentación.
norte a sur y de este a oeste. Esto se debe Particularmente, las ballenas francas que
a que es una especie migratoria, es decir, visitan las zonas reproductivas ubicadas

F U N DAC I Ó N A Z A R A 489
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

Grupo de cópula en donde se puede observar un macho que exhibe su pene. Durante
agosto y septiembre de cada año resulta frecuente observar estos grupos en las zonas
reproductivas de la Patagonia argentina, Las Grutas, agosto de 2015. Foto: Jonatan Padilla.

en la Argentina (Península Valdés y Golfo muestran fidelidad a sus sitios de par-


San Matías), utilizan como zonas de ali- to (Payne, 1986; Rowntree et al., 2001) la
mentación el talud de la plataforma ar- especie muestra plasticidad en este com-
gentina, las Islas Georgias del Sur y el Mar portamiento (Best et al., 1993) y es capaz
de Escocia (Zerbini et al., 2016; Valenzue- de expandir su área de distribución y re-
la et al., 2018; Zerbini et al., 2018). colonizar áreas, como se ha observado en
En Sudamérica, existen dos importan- Nueva Zelanda (Carroll et al., 2014) y Sud-
tes zonas de crianza y reproducción re- áfrica (Barendse y Best, 2014). También
conocidas: Península Valdés (42° 31′ S) se ha reportado un proceso de recoloni-
en el sur de la Argentina, en la provincia zación en la Argentina hacia zonas aleda-
de Chubut, que contiene dos golfos prin- ñas a Península Valdés, particularmente
cipales (Golfo Nuevo y Golfo San José) en el Golfo San Matías, provincia de Río
donde se congregan las ballenas (Payne, Negro (Arias et al., 2018a). Allí se ha ob-
1986) y Santa Catarina (entre la isla de servado que las ballenas francas realizan
Florianópolis, 27° 25′ S y Laguna, 28° 36′ un uso diferencial de este golfo, concen-
S) en el sur de Brasil (Groch et al., 2005). trándose en el sector noroeste del mismo
Existe evidencia de movimientos de ba- utilizando principalmente la franja cos-
llenas entre estas áreas (Best et al., 1993; tera con excepción del sector adyacente
Groch et al., 2005; Rowntree et al., 2020). a la Bahía San Antonio en donde utilizan
Aunque las hembras de ballenas francas tanto la franja costera como zonas ale-

490 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

jadas de la costa (Arias et al.,


DISTRIBUCIÓN 2018a). También se ha regis-
trado un aumento de avistajes
en las costas de la provincia de
Buenos Aires (Mandiola et al.,
2020), Uruguay (Costa et al.,
2007) y Brasil (Castello y Pine-
do, 1979; Groch et al., 2005, Da-
nilewicz et al., 2016). Estudios
recientes analizaron los pa-
trones de movimientos de las
ballenas colocándoles transmi-
sores satelitales (Zerbini et al.,
2016, 2018) y han demostrado
que esta especie realiza viajes
entre los tres golfos del norte de
la Patagonia (Golfo San Matías,
Golfo San José y Golfo Nuevo)
en una misma temporada, así
como también viajes por la cos-
ta bonaerense. Por lo tanto, a
nivel nacional existe conexión,
durante cada temporada, entre
las distintas zonas de agrega-
ción de la especie.

Ballenas francas
registradas
desde un drone
en septiembre
de 2019 frente a
las costas de Las
Grutas, utilizando
la franja costera
concentrándose
en zonas poco
profundas. Se
observan en
su mayoría
individuos
solitarios, así
como también
un adulto con un
juvenil.
Foto: Sebastián Leal.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 491
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

Cuando las ballenas francas llegan a las al., 2006). Si bien sus zonas de forrajeo se
costas tienden a ocupar determinadas concentran en el talud de la plataforma
áreas con cierta predictibilidad (Best, argentina, en las Islas Georgias del Sur y
2000). Sin embargo, las áreas seleccio- el Mar de Escocia (Zerbini et al., 2016; Va-
nadas por las ballenas pueden cambiar a lenzuela et al., 2018; Zerbini et al., 2018)
través del tiempo (Rowntree et al., 2001; por la alta productividad de las mismas,
Arias et al., 2018a). Se ha propuesto que también se han registrado individuos
la selección de determinadas áreas pue- alimentándose en sus zonas reproduc-
de estar asociada a factores ambientales tivas como Península Valdés (Sironi,
(Best, 2000), eligiendo zonas protegidas 2004; Hoffmeyer et al., 2010) y el Golfo
del mar abierto y de los fuertes vientos, San Matías (Arias, 2019). La estrategia de
con suelos sedimentarios y con poca alimentación es filtradora, y consiste en
pendiente. Particularmente, las madres navegar lentamente con la boca abierta,
con cría seleccionan la zona cercana tanto en la superficie del agua como de-
a la costa y con suelos arenosos que le bajo de ella, de manera tal que grandes
proveen protección al ballenato (Elwen volúmenes de agua atraviesan sus bar-
y Best, 2004; Rayment et al., 2014; Sey- bas mientras que los pequeños crustá-
both et al., 2015). Las hembras preñadas ceos quedan retenidos en ellas. Luego de
también tienden a trasladarse en áreas un período de filtrado, la ballena cierra
cercanas a la costa para dar a luz y per- su boca y deglute el alimento retenido en
manecer en zonas reparadas del oleaje sus barbas.
y los vientos fuertes durante el período Las últimas investigaciones han apor-
posparto (Burnell y Bryden, 1997). tado nueva información sobre el com-
portamiento de buceo de esta especie
para explorar la columna de agua en sus
RASGOS ETOECOLÓGICOS viajes migratorios y sus zonas de alimen-
tación, observándose diferencias en los
Estudios recientes indican una mar- individuos según sean crías, juveniles o
cada variación individual en los viajes adultos. Particularmente, se reportó que
migratorios de la ballena franca austral las madres con cría típicamente realizan
(Zerbini et al., 2016, 2018). Incluso, las inmersiones a profundidades menores
ballenas pueden regresar a diferentes a 100 m, mientras que los juveniles rea-
áreas de agregación reproductivas como lizan inmersiones alrededor de los 100
se ha observado entre la zona de agre- m pudiendo alcanzar profundidades de
gación de Península Valdés y el sur de hasta 450 m (Argüelles et al., 2016a; Zer-
Brasil (Best et al., 1993; Rowntree et al., bini et al., 2016). Generalmente, cuando
2020). En las zonas de alimentación, du- una ballena franca realiza una inmersión
rante el verano y el otoño, las ballenas profunda saca su cola fuera del agua. Los
francas consumen pequeños crustáceos tiempos de inmersión de esta especie no
planctónicos: eufáusidos, copépodos y suelen superar los 10 minutos, aunque
langostilla (Pauly et al., 1998; Leaper et existen registros excepcionales de hasta

492 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

Ballena franca alimentándose, nadando lentamente sobre la superficie del agua, abriendo
su boca y exponiendo sus barbas. Las Grutas, octubre de 2013. Foto: Jonatan Padilla.

40 minutos en sus zonas de alimentación la actualidad, esta no es un área central


(Bastida y Rodríguez, 2003). Las madres de parición y crianza. Sin embargo, re-
suelen permanecer grandes tiempos en gistros históricos en el Golfo San Matías
superficie con sus crías, incluso durante indican que esta zona podría haber sido
sus desplazamientos. una importante área de reproducción en
En las principales áreas de agregación el siglo XIX (Arias et al., 2018a).
de la costa argentina (Península Valdés Uno de los aspectos comportamenta-
y Golfo San Matías) se pueden observar les que más impacta de esta especie son
individuos solitarios, grupos sociales no sus saltos. Para realizar los mismos la
reproductivos, grupos de cópula, y ma- ballena realiza una inmersión profunda,
dres con crías. Sin embargo, la estructura y genera un fuerte impulso con su ale-
social de los grupos de ballenas francas ta caudal que le permite despegar gran
en el Golfo San Matías es diferente a la parte de su cuerpo fuera del agua. Al caer
observada en Península Valdés, con una desplaza una gran masa de agua gene-
dominancia de ballenas sin cría y de ba- rando un fuerte sonido. Estos saltos se
llenas con cría, respectivamente (Arias pueden efectuar en serie y generalmente
et al., 2018a). El bajo número de madres se observa un efecto contagio dado que
con cría registrado en la provincia de Río los saltos comienzan a ser imitados por
Negro podría indicar que, al menos en otros individuos que se encuentran en el

F U N DAC I Ó N A Z A R A 493
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

Ballena franca austral emergiendo del agua con fuerza para realizar un salto. Las Grutas,
agosto de 2015. Foto: Nicolás Cetra.

área. Aún no se conoce con exactitud por en el agua luego de un salto. En el caso
qué los realizan; no obstante, se han pro- de las crías, los saltos se encuentran aso-
puesto hipótesis que incluyen una forma ciados a una expresión de juego que la
de comunicación (visual y/o sonora), una cría realiza cerca de la madre. Dentro de
expresión de fuerza y territorialidad, o las formas de comunicación mediante
una forma de eliminar restos de piel des- sonidos también se incluyen los golpes
camada ya que la misma queda flotando producidos por las aletas pectorales o la

494 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

Movimientos violentos de ballena franca austral realizando golpes en la superficie del


agua con su aleta caudal o cola. Las Grutas, julio de 2015. Foto: Jonatan Padilla.

aleta caudal, así como también las voca- las interacciones con los delfines comu-
lizaciones subacuáticas (Bastida y Rodrí- nes (Delphinus delphis), delfines oscuros
guez, 2003). (Lagenorhynchus obscurus) y delfines na-
Durante su período en zonas reproduc- riz de botella (Tursiops truncatus) que se
tivas las ballenas francas tienen encuen- los puede observar navegando junto a
tros con otras especies del área. Entre las ballenas, así como también los lobos
los más habituales se pueden mencionar marinos de uno (Otaria flavescens) y dos

F U N DAC I Ó N A Z A R A 495
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

pelos (Arctocephalus australis) que sue- más, en esta zona se han observado ba-
len aproximarse a las ballenas, incluso llenas con cicatrices cuyo patrón es coin-
en el momento de apareamiento de las cidente con una mordida de orca (Arias,
mismas. También se han reportado en- 2019).
cuentros con orcas (Orcinus orca), siendo Las ballenas francas poseen un siste-
estas el único predador natural conocido ma de apareamiento poliándrico, es de-
de la especie. En la Argentina se han re- cir, una hembra tiene más de una pareja
portado ataques de orcas a ballenas en sexual. La hembra vocaliza para atraer
sus áreas de agregación reproductivas. a los machos y de esta manera inicia la
Particularmente, en Península Valdés se competencia entre ellos para acceder
reportaron 112 encuentros entre ambas a la misma (Kraus y Hatch, 2001; Best
especies de los cuales solo en el 10% de et al., 2003; Parks y Tyack, 2005). Se ha
los mismos se observaron ataques por propuesto que la competencia espermá-
parte de las orcas (Sironi et al., 2008). En tica desempeña un rol preponderante en
Río Negro, también se ha reportado un el sistema de apareamiento de esta espe-
encuentro entre orcas y dos ejemplares cie (Brownell y Ralls, 1986), y que la pre-
adultos de ballena franca en el Área Na- sencia de múltiples machos que logran
tural Protegida Bahía San Antonio, sin copular a la misma hembra representa
embargo, el ataque no fue exitoso. Ade- una evidencia de competencia espermá-
tica (Mate et al., 2005). Generalmente,
Encuentro entre ballena franca austral en un grupo de cópula, dos o más ma-
y delfín nariz de botella (Tursiops chos compiten por una posición al lado
truncatus). Las Grutas, octubre de 2013. de la hembra que yace sobre su espalda
Foto: Jonatan Padilla.

496 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

de modo que su hendidura genital esté después del nacimiento por lo que se in-
fuera del agua, y la cópula generalmen- terrumpió la lactancia y la hembra pudo
te ocurre cuando esta gira para respirar. ovular luego de un año en lugar de dos
Se estima que la hembra alcanza su ma- después del parto (Burnell, 2001). Ciclos
durez sexual en promedio entre los ocho de mayor duración, por ejemplo cuatro
y nueve años de edad (Best et al., 2001; años, podrían representar dos ciclos fa-
IWC, 2001), y el período de gestación es llidos consecutivos (Best et al., 2005).
de 12 a 13 meses (Best, 1994). Los in- Al momento del nacimiento la cría es
tervalos de parición varían entre dos y asistida por la madre y el destete ocurre
siete años, siendo el más común cada cuando las crías tienen por lo menos 11
tres años (Payne, 1986); comprendien- meses de edad; la separación suele ser
do 12 meses de gestación, 12 meses de repentina y sin agresión por parte de la
lactancia, y un período de recuperación madre (Sironi, 2004). La gran demanda
de otros 12 meses (Cooke et al., 2003). Ci- energética de la cría, que se incremen-
clos de menor duración, por ejemplo dos ta cuando aumenta su tamaño corporal
años, se relacionan con ciclos fallidos en (Nielsen et al., 2019), es cubierta por la
el que la cría nació muerta o murió poco leche materna que posee un alto conte-

Roces característicos en los grupos de cópula, Las Grutas, agosto de 2013. Foto: Jonatan Padilla.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 497
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

nido graso y proteico. Esto provoca que na franca del Atlántico Norte, que al igual
las hembras lactantes pierdan en pro- que la ballena franca austral, resultaban
medio el 25% de su volumen corporal ideales para cazar por su lentitud de des-
inicial durante los primeros tres meses plazamiento y por flotar una vez muertas
de la estación reproductiva enfrentando (Bastida y Rodríguez, 2003). Eran captu-
un costo energético considerable (Chris- radas como fuente de alimento, así como
tiansen et al., 2018). Además, dado que la también por su aceite, barbas y otros
hembra se encuentra en ayunas en sus recursos (Crespo y Hall, 2001; Bastida y
zonas reproductivas, debe abastecerse Rodríguez, 2003).
de la grasa acumulada en sus zonas de A través de los años la actividad balle-
alimentación para amamantar a su cría nera se extendió hacia el sur, inicián-
(IWC, 2001). Por lo tanto, la superviven- dose así la captura de la ballena franca
cia de la cría está fuertemente influen- austral (Bastida y Rodríguez, 2003). Se
ciada por la abundancia de alimento estima que en el Atlántico Sudocciden-
disponible antes de la lactancia, y por tal, previo a la explotación comercial,
la capacidad de la madre de almacenar la abundancia de esta especie era de
nutrientes y equilibrar la demanda ener- 58.000 individuos. Esta abundancia dis-
gética de la cría y sus necesidades indivi- minuyó drásticamente alcanzando sus
duales (Valenzuela et al., 2010). niveles más bajos en la década de 1830,
Por último, las hembras poseen un cuando quedaban menos de 2.000 indi-
comportamiento filopátrico, es decir, re- viduos (Romero et al., 2022). En conse-
gresan a tener sus crías al lugar donde cuencia, en 1935 la Liga de las Naciones
ellas nacieron (Best, 2000). Unidas (organismo internacional de re-
gulación de la caza ballenera), emitió un
documento para proteger -internacio-
ESTADO DE CONSERVACIÓN nalmente- a las ballenas francas prohi-
biendo su cacería (IWC, 2001). Sobre esta
Los cetáceos han tenido gran signifi- base, en 1946 se estableció la “Conven-
cancia en la vida de los humanos y han ción Internacional para la Regulación de
sido utilizados como recurso desde tiem- la Caza de Ballenas”. Dicha convención
pos prehistóricos, iniciando con la caza de definió en 1949 a la Comisión Ballene-
subsistencia, continuando con la explota- ra Internacional (International Whaling
ción comercial y finalizando con un cam- Commission, en adelante IWC por sus
bio hacia un uso no letal a través del avis- siglas en inglés) como organismo de
tamiento de ballenas o whale-watching. La toma de decisiones, con el fin de estable-
ballena franca austral ha atravesado todas cer medidas y controles para conservar
estas etapas y la explotación comercial las poblaciones de ballenas para el ade-
llevó a la especie casi a su extinción (IWC, cuado desarrollo de la industria balle-
2001). La cacería de ballenas francas co- nera. Este nuevo organismo aprobó en
menzó en el hemisferio norte en el siglo XI 1982 una moratoria a la caza comercial
con las capturas iniciadas sobre la balle- de ballenas que se haría efectiva a partir

498 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

de 1986. Como resultado de esta norma- 2016), la disminución del éxito repro-
tiva, durante la era de la cacería moder- ductivo asociado al déficit nutricional
na (siglo XX) pocas capturas fueron ofi- puede jugar un rol crucial en su recu-
cialmente declaradas en el hemisferio peración. A diferencia de lo que sucede
sur (IWC, 2001). Sin embargo, una gran con esta especie, desde la prohibición
cantidad de capturas soviéticas ilegales de la cacería las poblaciones de ballena
ocurrieron entre 1951/52-1970/71, ca- franca austral han mostrado signos de
zando al menos 3.349 ejemplares, de los recuperación en el Atlántico Sudocci-
cuales 1.335 fueron capturas en aguas dental. Particularmente, en las últimas
abiertas (pelágicas) frente a las costas décadas las poblaciones de Argentina-
de la Patagonia argentina entre 1961 y Brasil, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Aus-
1962 (Tormosov et al., 1998). Esta cace- tralia han mostrado evidencia de una
ría mató a la mitad de la población re- fuerte recuperación (Bannister, 2001;
manente en aquel momento, retrasando Best et al., 2001; Cooke et al., 2001; Ban-
la recuperación de la especie (Harcourt nister, 2011; Carroll et al., 2011; Barend-
et al., 2019). se y Best, 2014; Carroll et al., 2014; Dani-
A pesar de la prohibición de la cace- lewicz et al., 2016; Charlton, 2017; Arias
ría, en la actualidad, la ballena franca et al., 2018a; Sueyro et al., 2018; Charlton
del Atlántico Norte es la ballena más et al., 2019; Crespo et al., 2019), y por
amenazada en el mundo y muestra po- esta razón a nivel internacional según la
cos signos de recuperación (Kraus et al., última actualización de la Lista Roja de la
2005; Cooke, 2020), estimándose una Unión Internacional para la Conservación
abundancia de tan solo 411 ejemplares de la Naturaleza la especie se encuentra
en 2017 (Pettis et al., 2018) y una tasa de en la categoría de “Preocupación Menor”
decrecimiento poblacional del 1% anual (Cooke y Zerbini, 2018). Sin embargo,
entre 2010 y 2015 (Pace et al., 2017). Re- la abundancia estimada para el Atlánti-
cientemente, se comparó la condición co Sudoccidental es de 4.742 ballenas,
corporal de esta especie con la de las sugiriendo que la población de ballenas
poblaciones de ballenas francas del sur francas sigue siendo pequeña en relación
(Argentina, Australia, Sudáfrica y Nueva con su abundancia previa a la explota-
Zelanda) evidenciándose que los juveni- ción (Romero et al., 2022). Además, otras
les, adultos y hembras lactantes del he- poblaciones de esta especie son aún muy
misferio norte poseen un score nutricio- pequeñas y hay incertidumbre respecto
nal inferior a las ballenas del hemisferio a su recuperación, como por ejemplo, el
sur (Christiansen et al., 2020b). Aunque caso de Chile (Reilly et al., 2008).
la mortalidad directa causada por coli- A nivel nacional, se ha reportado un
siones y enmallamientos son las prin- marcado incremento poblacional desde
cipales amenazas para la recuperación la década de los 80. Particularmente, en
de la ballena franca del Atlántico Norte Península Valdés se observó que los cam-
(Moore et al., 2004; Knowlton et al., 2012; bios en la tasa de crecimiento poblacional
Van Der Hoop et al., 2013; Kraus et al., se encontraban relacionados a un proce-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 499
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

so de regulación denso-dependiente, en cional de las gaviotas, que se vio acom-


el cual las áreas de mayor concentración pañado por un aumento en el número de
ubicadas en el sistema de Península Val- ataques, en especial en las crías de esta
dés (incluyendo Golfo Nuevo y Golfo San especie (Fazio, 2012), dado que deben sa-
José) alcanzaron el número máximo de lir a la superficie para respirar más veces
ballenas que puede soportar cada golfo, que una ballena adulta. Estos ataques han
causando un desplazamiento de ballenas provocado cambios en su comportamien-
de zonas de mayor densidad a otras re- to, que para evitar el acoso por parte de
giones menos densas (Sueyro et al., 2018; estas aves respiran en forma oblicua (po-
Crespo et al., 2019), como el Golfo San Ma- sición de galeón), es decir, solo exponen
tías (Arias et al., 2018a). En este contexto la cabeza y los espiráculos al momento de
de crecimiento y expansión poblacional, respirar sin exponer el lomo (Fazio, 2012).
la Sociedad Argentina para el Estudio de Además, se ha reportado un aumento en
los Mamíferos consideró genuino el cam- el nivel de las hormonas de estrés -me-
bio de categoría desde su última categori- didas en las barbas de los ballenatos- en-
zación de “Vulnerable” en el año 2012 a contrándose una correlación positiva con
“Preocupación Menor” en 2019 (D’ Agos- el número de heridas provocadas por los
tino et al., 2019). ataques de gaviotas, revelando que este
Cabe destacar que, si bien la ballena es un factor que puede afectar la salud de
franca austral ha mostrado signos de re- las ballenas (Fernández Ajó et al., 2018,
cuperación luego de la alta presión que 2020). Si bien estos ataques han sido re-
sufrió por su cacería (Romero et al., 2022), portados desde 1970 (Thomas, 1988;
en la actualidad, enfrenta otros tipos de Rowntree et al., 1998; Sironi et al., 1998),
amenazas. Por ejemplo, durante su época el aumento en la tasa de ataque informa-
reproductiva en las costas patagónicas se da en la actualidad podría desencadenar
encuentra expuesta a ataques por parte un futuro problema de conservación para
de la gaviota cocinera (Larus dominicanus). esta especie (Fazio, 2012). Por último, la
Esta gaviota es una especie con hábitos contaminación en los mares y océanos
de alimentación generalista y oportunis- es también otra amenaza a la que se en-
ta que en Península Valdés ha adoptado el frenta esta especie. Si bien no se encuen-
comportamiento de alimentarse de trozos tra cuantificado su impacto, un estudio
de piel y grasa de las ballenas, generando reciente en el marco del “Programa de
grandes heridas abiertas en la superficie Monitoreo Sanitario Ballena Franca Aus-
dorsal de estas (Fazio, 2012). En esta zona tral”, que lleva adelante el Instituto de
el inadecuado manejo de los residuos ur- Conservación de Ballenas (ICB) junto con
banos y los descartes pesqueros han ge- la Facultad de Ciencias Veterinarias de la
nerado basurales a cielo abierto que las Universidad de California Davis de Esta-
gaviotas aprovecharon como subsidio dos Unidos, se registró por primera vez
con un beneficio en su reproducción y residuos plásticos en el tracto digestivo
supervivencia (Lisnizer et al., 2011; Fazio, de un macho juvenil de ballena franca
2012). Esto posibilitó la expansión pobla- austral varado muerto en el año 2014 en

500 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

A. Gaviota cocinera
B (Larus dominicanus)
alimentándose de
la piel y la grasa del
lomo de una ballena
franca austral viva
en Península Valdés,
Chubut, octubre de
2005 y B. Detalle
de las lesiones
producidas por
gaviotas en su piel,
Península Valdés,
octubre de 2006.
Fotos: Mariano Sironi,
Instituto de Conservación
de Ballenas.

el Golfo Nuevo, Península Valdés (Alzu- tat a lo largo de los años. Algunas de ellas
garay et al., 2020), evidenciando el efecto fueron: la creación de convenios, directri-
de la contaminación de los mares en la ces y normativas (a través del trabajo con-
fauna marina. junto entre organismos estatales, priva-
dos, científicos, organizaciones no guber-
namentales -ONGs- y las comunidades),
ACCIONES DE CONSERVACIÓN el desarrollo de investigaciones científi-
cas, la difusión del conocimiento, tareas
Tanto a nivel internacional como na- de educación ambiental, la generación de
cional se han implementado diferentes áreas marinas protegidas y la gestión del
acciones para contribuir en la conserva- avistaje de ballenas de forma participativa
ción de la ballena franca austral y su hábi- e interdisciplinaria.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 501
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

A nivel internacional, en 1946, se firmó además, el desarrollo de actividades de


la “Convención Internacional para la Re- conservación más allá de la propia insti-
gulación de la Caza de Ballenas” a la cual tución, como por ejemplo la creación del
la Argentina, Brasil y Chile adhirieron “Programa de las Naciones Unidas para
en ese mismo año y luego lo ratificaron el Medio Ambiente para desechos mari-
en 1960, 1974 y 1979, respectivamente, nos” (Galleti Vernazzani et al., 2017). La
mientras que Uruguay se adhirió en 2007 IWC, a través de información científica,
(IWC, 2012). La ballena franca también se ha respondido ante problemáticas asocia-
encuentra protegida en el Apéndice I de das a enmallamientos en redes de pesca,
la Convención sobre el Comercio Interna- así como también trabajar en la preven-
cional de Especies Amenazadas de Flora ción de colisiones entre barcos y balle-
y Fauna (CITES) que prohíbe toda acción nas (IWC, 2016), y disponer de una base
de comercio internacional de productos de datos sobre aspectos biológicos de las
derivados de esta especie (CITES, 2021), y ballenas, lo cual permite conocer las ac-
por la Convención de Bonn sobre Especies tuales y potenciales amenazas a las que se
Migratorias de Animales Silvestres, inte- enfrenta la especie. Otro aporte realizado
grando su Apéndice I (Especies Migrato- por este organismo fue la creación de di-
rias en Peligro). rectrices para la observación responsable
Entre los organismos internacionales de las ballenas, las cuales contribuyeron a
se destaca la IWC, para la cual la conser- guiar reglamentaciones locales referidas
vación de esta especie se ha convertido en a, por ejemplo, los límites en el número
un tema central de su agenda (IWC, 2014). de embarcaciones, velocidades, distan-
A lo largo de los años, estudió el estado cias de aproximación y tiempo de obser-
de las ballenas francas en todo el mundo, vación. También creó un plan de manejo
generó recomendaciones para su protec- y un plan estratégico para la observación
ción, adoptó la moratoria sobre la caza de ballenas para comprender y gestionar
comercial de ballenas, organizó un taller los potenciales impactos de la actividad
sobre cambio climático y cetáceos (año en individuos y poblaciones de la espe-
1996) y creó el comité de conservación, cie y brindó un enfoque científico, legal,
entre otras acciones. Inclusive, en los úl- socioeconómico y educativo para el desa-
timos años, se destacó una mayor parti- rrollo de la actividad (IWC, 2018). Asimis-
cipación y atención por parte del comité mo, desarrolló un manual digital (véase
científico en temas relacionados a la con- en el sitio web del IWC) como herramienta
servación de los cetáceos (Galleti Vernaz- para proporcionar información integral
zani et al., 2017). Asimismo, algunas acti- destinado a responsables políticos, regu-
vidades efectuadas por la IWC han logrado ladores de la actividad de observación de
visibilizar problemas de escala global (por ballenas, la industria turística y el público
ejemplo: ruido submarino, impacto de la en general. Cabe destacar que las regula-
observación de ballenas, derrames de pe- ciones de las operaciones de avistamiento
tróleo, desechos marinos, enfermedades deben ser específicas de cada lugar y sus-
emergentes, entre otros) promoviendo, tentarse en estudios científicos que acom-

502 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

pañen el desarrollo de la actividad desde IWC en el año 2018 pero, si bien alcanzó
sus inicios (Arias, 2019). el 61% de votos a favor, no alcanzó a lograr
A nivel regional, la creación de Áreas el 75% necesario para su aprobación (ICB,
Protegidas (APs), Áreas Marinas Prote- 2018).
gidas (AMPs) y Santuarios son figuras Recientemente se conformó el “Consor-
de protección legal que contribuyen al cio Ballena Franca Austral”, una asocia-
desarrollo de programas para la con- ción entre investigadores de Argentina,
servación de esta especie y su hábitat. Brasil, Chile, Sudáfrica, Australia y Nueva
Algunas áreas que contemplan esta pro- Zelanda que estudian las poblaciones de
tección en el Mar Patagónico y áreas de ballenas francas del hemisferio sur. Espe-
influencia, según años de creación, son: cíficamente, esta asociación formaliza co-
en 1974: Parque Marino Provincial Golfo laboraciones a escala global para realizar
San José, con medidas de manejo espe- investigaciones y para formular medidas
cíficas para proteger a las ballenas fran- de conservación basadas en la ciencia.
cas en su época reproductiva (Ley N° A nivel nacional, la ballena franca aus-
1.238, Argentina); en 1993: Área Natural tral cuenta con legislación que la protege,
Protegida (ANP) Bahía San Antonio (Ley entre ellas se encuentran: en 1984: Ley
Provincial N° 2.670, Argentina); en 2000: Nacional N° 23.094, declara a la balle-
Área de Protección Ambiental de la Balle- na franca Monumento Natural Nacional
na Franca, un área en la costa centro-sur (máxima categoría de protección legal que
del Estado de Santa Catarina, Brasil, con puede tener una especie); en 1995: Reso-
medidas de manejo específicas dirigidas lución N° 351 de la Secretaría de Recur-
a la protección de las ballenas francas en sos Naturales y Ambiente Humano para la
su época reproductiva (Brasil, Falabella et protección de los mamíferos marinos y en
al., 2019); en 2001: ANP Península Valdés, 2002: Ley Nacional N° 25.577, prohíbe la
con medidas de manejo específicas dirigi- captura de cetáceos en aguas jurisdiccio-
das a la protección de las ballenas francas nales argentinas. También, a nivel provin-
en su época reproductiva (Ley Provincial cial, esta especie cuenta con leyes especí-
Nº 4.722, Argentina); en 2008: Santua- ficas de protección, tales como: en 1984:
rio de Ballenas y Delfines (Decreto Presi- Ley N° 2.381, prohíbe el acoso, la natación
dencial Nº 6.698, Brasil) y en 2013: AMP y el buceo con ballenas (Chubut); en 2003:
Namuncurá-Banco Burdwood (Ley Nº Ley N° 2.643, declara Monumento Natural
26.875, Argentina) y el Santuario de Balle- Provincial a la ballena franca austral (San-
nas y Delfines (Ley Nº 19.128, Uruguay). ta Cruz); en 2006: Ley N° 4.066, declara a
Por su parte, desde hace varios años se la ballena franca austral Monumento Na-
aúnan esfuerzos para la creación de un tural (Río Negro) y en 2008: Ley N° 5.714,
Santuario de Ballenas del Atlántico Sur regula las actividades de observación de
copatrocinado por los gobiernos de la Ar- ballenas (Chubut).
gentina, Brasil, Sudáfrica y Uruguay, con Además de las figuras legales de pro-
el apoyo de los miembros de la IWC (IWC, tección de la especie y la creación de
2014). Esta iniciativa fue sesionada en la áreas para su protección, la investiga-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 503
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

ción a largo plazo es una herramienta Cethus la cual focaliza sus esfuerzos en
fundamental para la conservación de el estudio y conservación de los delfines
esta especie. En la Argentina, desde la y ballenas que habitan en el Mar Argen-
década del 70 el Dr. Roger Payne (funda- tino y desarrolla desde el año 2000 el
dor de Ocean Alliance), junto a su equi- “Proyecto Ballena Franca Austral (Euba-
po de investigación, realizan un trabajo laena australis)” estudiando su biología
constante sobre la población de ballenas y ecología, y desarrollando estrategias
francas en Península Valdés. También para su conservación. También investi-
desde ese entonces, en la ciudad de Mar gadores de la Fundación Cethus llevan
del Plata, el Grupo de Investigación Bio- adelante estudios de fotoidentificación
logía, Ecología y Conservación de Mamí- en el Golfo San Jorge y en Miramar, am-
feros Marinos del Instituto de Investiga- bas áreas de expansión para la especie,
ciones Marinas y Costeras (CONICET) de con el objetivo de estudiar el uso de há-
la Universidad Nacional de Mar del Pla- bitat y la estacionalidad en esas áreas y
ta, recopila valiosa información, de for- su relación con otras áreas de agrega-
ma ininterrumpida, sobre esta especie ción.
(Mandiola et al., 2020). Desde la década En el año 1996 se fundó el Instituto de
del 90, se realizan investigaciones en el Conservación de Ballenas y se dio inicio
Centro Nacional Patagónico (CENPAT) y al “Programa de Investigación Ballena
comprenden estudios de dieta, compor- Franca Austral” en colaboración con la
tamentales, de dinámica poblacional, de organización Ocean Alliance. Este pro-
lesiones en su piel y estudios relaciona- grama incluye un catálogo fotográfico
dos a la actividad de avistaje de balle- que, en la actualidad, cuenta con aproxi-
nas (Fazio et al., 2012, 2014; D’Agostino madamente unas 4.000 ballenas francas
et al., 2015; Fazio et al., 2015; Fiorito et australes identificadas individualmente
al., 2015; Argüelles et al., 2016a, 2016b; en Península Valdés que ha permitido
D’Agostino et al., 2016; Fazio et al., 2016; recolectar información valiosa sobre su
Fiorito et al., 2016; Chalcobsky et al., salud, dinámica de la población y la pre-
2017; D’Agostino et al., 2017a, 2017b; sencia de vínculos familiares (Vilches
Arias et al., 2018a; D’Agostino et al., et al., 2018; Rowntree et al., 2020). Ade-
2018; Sueyro et al., 2018; Crespo et al., más, cuenta con un programa educativo
2019; Chalcobsky et al., 2020; Tortolini y diversas líneas de investigación que
et al., 2020). Cabe destacar los censos contribuyen al desarrollo de estrategias
aéreos realizados desde 1999 de forma para su conservación y la de los océanos.
ininterrumpida por el Laboratorio de Desde el año 1999, la Fundación Pa-
Mamíferos Marinos del CENPAT en la tagonia Natural, a través del “Observa-
provincia de Chubut que han permitido torio de Ballenas Franca Punta Flecha”,
registrar procesos poblacionales inédi- ubicado en el AP Municipal El Doradillo
tos con esta especie (p. ej. Crespo et al., (Chubut), brinda a los visitantes un sitio
2019). ideal para la observación costera de esta
En el año 1992, se creó la Fundación especie que también es utilizado por in-

504 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

vestigadores y aprovechado para reali- llenas” que cuenta con el apoyo de la IWC,
zar actividades de educación ambiental la Cancillería Argentina, y los gobiernos
para colegios. de las provincias de Chubut y Río Negro.
Por su parte, en el ANP Bahía San An- Este programa es un proyecto en colabo-
tonio, desde el año 2006, comenzaron ración en el que participan: el Centro para
a llevarse adelante investigaciones que el Estudio de Sistemas Marinos (CESI-
permitieron obtener información sobre MAR-CONICET), CIMAS-CONICET, ESCi-
distintos aspectos ecológicos de la balle- Mar-Universidad Nacional del Comahue,
na franca en el Golfo San Matías (Arias, Fundación Patagonia Natural, ICB, Na-
2019). Estos trabajos se reforzaron a par- tional Oceanic and Atmospheric Admin-
tir del año 2012, cuando se inició la acti- istration, Marine Ecology and Telemetry
vidad de avistaje de ballenas con investi- Research, Instituto Aqualie, Universidad
gaciones encabezadas por científicos del de California Davis (Wildlife Health Cen-
CONICET. Este estudio es acompañado ter), “Programa de Monitoreo Sanitario
de un programa de monitoreo científico Ballena Franca Austral” y Wildlife Con-
tendiente a evaluar abundancia y distri- servation Society Argentina. Su objetivo
bución espacial, dinámica poblacional y es conocer, a través de telemetría sateli-
el impacto de las embarcaciones sobre la tal, el modo en que las ballenas francas
especie (Arias et al., 2018a, 2018b; Arias, utilizan los diversos ambientes marinos
2019). La ejecución de este programa fue para así elaborar recomendaciones para
reconocida por la IWC en el año 2015 y la regulación de las actividades antrópi-
2016 promoviendo la continuidad de las cas con potenciales impactos negativos
investigaciones en esta zona de distribu- en la especie, así como también remar-
ción de la especie (Whale-watching Sub- car la importancia de las áreas marinas
Committee, 2015, 2016). Así fue como en protegidas. Gracias a esta tecnología
el año 2020 se dieron los primeros pasos se logró obtener información sobre as-
en trabajos de fotoidentificación a través pectos comportamentales de la espe-
de un proyecto local que se basa en la cap- cie como la velocidad, las distancias en
tura de imágenes desde la costa a través que se desplazan a diario, las áreas de
de drones, impulsado por el Centro de In- alimentación y el uso interanual de los
vestigación Aplicada y Transferencia Tec- hábitats fuera de Península Valdés (Zer-
nológica en Recursos Marinos Almirante bini et al., 2018). Entre los años 2014 y
Storni (CIMAS-CONICET), la Escuela Su- 2020 se conocieron las trayectorias de
perior de Ciencias Marinas (ESCiMar- 47 individuos por el litoral marítimo ar-
Universidad Nacional del Comahue) y la gentino, las rutas migratorias y las áreas
Fundación Azara. Se ha demostrado que de alimentación en el Atlántico Sudocci-
esta técnica no es invasiva, es decir, no ge- dental y los mares subantárticos. En su
nera respuesta de las ballenas frente a la sexta temporada (2021) se sumaron 18
presencia de los drones (Christiansen et al., ballenas más, totalizando 65 ballenas
2020a). Finalmente, desde el año 2014, se monitoreadas. Muchas de esas ballenas
lleva adelante el programa “Siguiendo Ba- marcadas satelitalmente se encuentran

F U N DAC I Ó N A Z A R A 505
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

además fotoidentificadas (véase más en desde el año 1970 aunque formalmente


el sitio web siguiendoballenas.org). bajo regulación oficial por parte del Es-
En relación a la actividad turística re- tado a partir del año 1984 (Chalcobsky et
creativa asociada a la especie, la obser- al., 2017) y en el ANP Bahía San Antonio,
vación de ballenas es considerada no desde el año 2012 (Arias, 2019). Es desta-
solo una posibilidad para el desarrollo de cable que, en ambas áreas, se registró una
las economías locales sino también una respuesta favorable por parte de los ope-
oportunidad para ampliar el conocimien- radores en el uso de maniobras responsa-
to científico sobre la especie, y ofrece a bles para la observación de ballenas, de-
las comunidades un sentido de identidad bido a la experiencia que adquirieron en
y orgullo cultural (Wearing et al., 2014). estos años (Argüelles et al., 2016b; Arias,
Además, es una experiencia que permi- 2019). Gestores de las APs, investigado-
te el contacto directo con la naturaleza y res, ONGs y prestadores de servicios de
una plataforma con potencial educativo avistaje están involucrados en el desarro-
para promover valores ambientales que llo de la actividad de observación de balle-
contribuyan a la protección de la ballena nas (Chalcobsky et al., 2017; Arias, 2019)
franca austral (y de toda la biodiversidad colaborando para que se desarrolle de
marina) y también de los océanos. Los be- manera sustentable. Cabe destacar, en el
neficios personales de observar y apren- ANP Bahía San Antonio, la participación
der sobre la vida silvestre son la base de de la Fundación Azara como miembro de
las acciones de conservación (Manfredo la “Autoridad Local de Conservación de la
y Driver, 2002). En tal sentido, resulta ballena franca austral”. También, desde
importante el rol y la formación de quie- el 2018 y junto con el CONICET, financian
nes ofician de guías balleneros, así como un proyecto de investigación que tiene el
la transferencia del conocimiento entre objetivo de evaluar aspectos socio-am-
científicos, educadores y los actores cla- bientales asociados al avistaje de balle-
ves del lugar. Diversos estudios han de- nas en esta área esperando así sentar las
mostrado que observar ballenas puede te- bases para establecer políticas de manejo
ner un impacto positivo en los visitantes que sean sustentables para esta actividad
y favorece el conocimiento y la toma de (Sarti et al., 2019).
consciencia sobre la importancia de los Finalmente, cabe destacar que en los
cetáceos y su ecosistema (Orams, 1997; últimos años se ha reportado la recupe-
Highman y Carr, 2002; Zeppel y Muloin, ración de antiguas áreas y un crecimiento
2008, 2014; Filby et al., 2015; Lück, 2015). poblacional de la ballena franca austral
Los visitantes muestran interés en apren- que condujo a que la especie, luego de
der por ejemplo aspectos de la biología e siglos de intensa cacería comercial, sea
historia natural de la fauna observada y recategorizada como “Preocupación Me-
los problemas ambientales que enfrentan nor”, tanto a nivel nacional como interna-
(Lopez y Pearson, 2017). En particular, cional. De esta manera se espera que esta
en la Argentina, la observación de balle- síntesis pueda ser utilizada como un caso
nas se lleva adelante en Península Valdés testigo de cómo diversas acciones de con-

506 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

servación que contemplen un enfoque principalmente de aquellos animales


interdisciplinario y participativo pueden que habían varado o que se encontraban
contribuir a un cambio significativo en muertos en las playas. También nave-
el destino de una especie. Estas acciones gaban con sus canoas de corteza y des-
incluyen investigación científica, activi- de ellas atacaban animales enfermos o
dades de educación ambiental y turismo heridos utilizando arpones con punta
sustentable, en el marco de un trabajo de hueso de ballena. Para la comunidad
sostenido en el tiempo, a nivel local y re- local la captura de una ballena era mo-
gional. tivo de reunión y celebración. De cada
ejemplar se aprovechaba la carne para
A continuación, se listan otras institu- almacenamiento o consumo directo y la
ciones, iniciativas o proyectos indepen- grasa que podía comerse o hervirse para
dientes de la Argentina que trabajan en la obtener aceite que era almacenado para
conservación de la especie: su posterior consumo. Ambos alimentos
● Centro de Investigación Aplicada y eran muy importantes en la dieta de es-
Transferencia Tecnológica en Recur- tos pobladores debido al gran consumo
sos Marinos Almirante Storni, CONI- de energía que requerían diariamente
CET, Ministerio de Agricultura, Gana- dado el clima hostil en el que vivían. Ade-
dería y Pesca de la provincia de Río más de ser utilizadas como fuente de ali-
Negro, Instituto Nacional de Investiga- mento, de las ballenas se extraían distin-
ción y Desarrollo Pesquero y Universi- tas partes de su cuerpo para diferentes
dad Nacional del Comahue. usos: a partir de los huesos se fabricaban
● Escuela Superior de Ciencias Marinas, distintos utensilios (cuñas para madera,
Universidad Nacional del Comahue. puntas de arpones, entre otros); con los
● Fundación Cethus. tendones se confeccionaban líneas de
● Fundación Patagonia Natural. pesca, hilos para coser la piel y con las
● Grupo de Investigación Biología, Eco- barbas se construían peines, agujas, ca-
logía y Conservación de Mamíferos noas y cabañas, puntas de flechas, entre
Marinos, Instituto de Investigaciones otros. Por su parte, también los ona de
Marinas y Costeras, Universidad Na- Tierra del Fuego aprovechaban la carne
cional de Mar del Plata y CONICET. y la grasa de ballenas varadas, aunque
● Instituto de Conservación de Ballenas. su alimento principal eran los guanacos
● Laboratorio de Mamíferos Marinos, (Bastida y Lichtschein de Bastida, 1984).
Centro Nacional Patagónico, CONICET. Uno de los mitos de los tehuelches de
la Patagonia que gira en torno a esta es-
pecie es la historia de Góos, una gigan-
INFORMACIÓN ANTROPOLÓGICA tesca ballena que en vez de aletas tenía
patas muy cortas, es decir, era una balle-
Los canoeros yámana y alakaluf, an- na terrestre que según cuenta la historia
tiguos pobladores fueguinos, aprove- cuando Elal -héroe mítico- vivía en la
chaban ballenas de diferentes especies, Patagonia comenzó a desaparecer gente

F U N DAC I Ó N A Z A R A 507
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

Billete de 200 pesos emitido por el Banco Central de la


República Argentina en el que la ballena franca austral,
fue la especie elegida para representar la biodiversidad
del Mar Argentino, Antártida e Islas del Atlántico Sur.

zó la “Nueva familia de billetes: anima-


les autóctonos de Argentina” que busca
concientizar y enfatizar la importancia
de preservar la fauna argentina y sus
ambientes naturales. Esta nueva fami-
lia de billetes se inició con la puesta en
circulación del billete de 500 pesos con
la imagen del yaguareté (Panthera onca)
y luego, con el billete de 200 pesos que
cuenta con la imagen de la ballena franca
austral. Un año después, el Correo Argen-
tino emitió una serie de sellos postales so-
y animales (zorros, guanacos, zorrinos, bre fauna emblemática de la Argentina y,
pájaros) de manera misteriosa. Elal sos- entre las especies elegidas, uno de los se-
pechó de Góos, se convirtió en tábano y llos tiene como figura a la franca austral.
de tanto molestar a esa gigantesca balle- Por último, amerita mencionar la efe-
na logró que se lo tragará. Una vez en su méride argentina que tiene como prota-
interior se transformó en humano, abrió gonista a esta especie. Cada 25 de sep-
con un cuchillo su abdomen y liberó a los tiembre es el “Día Nacional de la Ballena
sobrevivientes. Luego de ello, Elal ordenó Franca Austral”, una fecha elegida por el
al animal que se metiera en el mar sien- hecho ocurrido en el año 2002, en el que
do desde ese entonces un animal marino un juvenil de esta especie se enredó en las
(Bastida y Lichtschein de Bastida, 1984). cadenas de fondeo de un catamarán de
El hecho de que la ballena franca aus- avistaje en Puerto Pirámides, provincia
tral sea Monumento Natural Nacional es de Chubut, y pudo ser rescatado gracias al
una mención significativa a nivel nacio- esfuerzo realizado por la comunidad local
nal que, además tiene un gran impacto (buzos de la prefectura, policías, bombe-
cultural. Por ejemplo, en 2016, el Banco ros, científicos, ONGs, guardafaunas y au-
Central de la República Argentina lan- toridades locales). Este ejemplar fue lue-

508 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

Sellos postales del Correo Argentino dedicados, entre otras especies amenazadas, a la
ballena franca austral.

go bautizado con el nombre de “Garra” turísticas sobre la ballena franca austral Eu-
balaena australis en el Golfo San Matías. Tesis
por la forma de una mancha blanca de
Doctoral. Facultad de Ciencias Exactas y Na-
su lomo y por tolerar las complejas ma- turales, Universidad de Buenos Aires.
niobras que debieron realizarse para su Arias, M.; Coscarella, M. A.; Romero, M. A.;
Sueyro, N.; Svendsen, G. M.; Crespo, E. A.
rescate. Un año después, a raíz de este y González, R. A. (2018a). Southern right
episodio, la Cámara de Diputados de la whale Eubalaena australis in Golfo San
Nación declaró esta efeméride. Matías (Patagonia, Argentina): Evidence of
recolonisation. Plos One, 13(12), e0207524.
Arias, M.; Coscarella, M. A.; Romero, M. A.; Svend-
sen, G. M.; Reinaldo, M. O.; Curcio, N. S.; Cres-
BIBLIOGRAFÍA po, E. A. y González, R. A. (2018b). Impact of
whale-watching on Southern Right Whale
(Eubalaena australis) in Patagonia: Assessing
Alzugaray, L.; Di Martino, M.; Beltramino, L.; the effects from its beginnings in the context
Rowntree, V. J.; Sironi, M. y Uhart, M. M. of population growth. Tourism management
(2020). Anthropogenic debris in the digesti- perspectives, 27, 1-9.
ve tract of a southern right whale (Eubalaena Bannister, J. L. (2001). Status of southern right
australis) stranded in Golfo Nuevo, Argentina. whales (Eubalaena australis) off Australia.
Marine Pollution Bulletin, 161, Part A. Journal of Cetacean Research and Manage-
Argüelles, M. B.; Coscarella, M.; Fazio, A. y Bertel- ment, Special Issue 2, 103-110.
lotti, M. (2016b). Impact of whale-watching Bannister, J. L. (2011) Population trend in right
on the short-term behavior of Southern right whales off southern Australia 1993-2010.
whales (Eubalaena australis) in Patagonia, Ar- Unpublished report (SC/S11/RW10). Inter-
gentina. Tourism Management Perspectives, national Whaling Commission Workshop on
18, 118-124. Southern right whales. Buenos Aires, Argen-
Argüelles, M. B.; Fazio, A.; Fiorito, C.; Pérez-Martí- tina.
nez, D.; Coscarella, M. y Bertellotti, M. (2016a). Barendse, J. y Best, P. B. (2014). Shore-based ob-
Diving behavior of southern right whales (Eu- servations of seasonality, movements, and
balaena australis) in a maritime traffic area group behavior of southern right whales in
in Patagonia, Argentina. Aquatic Mammals, a nonnursery area on the South African west
42(1), 104. coast. Marine Mammal Science, 30(4), 1358-
Arias, M. (2019). Distribución, comportamiento y 1382.
evaluación del impacto de las embarcaciones Bastida, R. y Lichtschein de Bastida, V. (1984). Fi-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 509
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

cha antropológica: El gigante del mar. Ballena in southern right whales, Eubalaena austra-
franca austral. En: M. A. Palermo (Ed.), Fauna lis. Journal of Zoology, 241(4), 613-621.
argentina volumen 3 (pp. 26-27). Buenos Ai- Carroll, E. L.; Patenaude, N.; Alexander, A.; Steel,
res: Centro Editor de América Latina S.A. D.; Harcourt, R.; Childerhouse, S.; Smith, S.;
Bastida, R. y Rodríguez, D. (2003). Mamíferos Bannister, J.; Constantine, R. y Baker, C. S.
marinos de Patagonia y Antártida. 1º edi- (2011). Population structure and individual
ción. Buenos Aires: Vazquez Mazzini Edito- movement of southern right whales around
res. New Zealand and Australia. Marine Ecology
Best, P. B. (1990). Natural markings and their Progress Series, 432, 257-268.
use in determining calving intervals in right Carroll, E. L.; Rayment, W. J.; Alexander, A. M.;
whales off South Africa. South African Jour- Baker, C. S.; Patenaude, N. J.; Steel, D.; Con-
nal of Zoology, 25, 114-123. stantine, R.; Cole, R.; Boren, L. J. y Childer-
Best, P. B. (1994). Seasonality of reproduction house, S. (2014). Reestablishment of former
and the length of gestation in southern right wintering grounds by New Zealand south-
whales Eubalaena australis. Journal of Zool- ern right whales. Marine mammals science,
ogy, 232, 175-189. 30(1), 206-220.
Best, P. B. (2000). Coastal distribution, move- Castello, H. P. y Pinedo, M. C. (1979) Southern
ments and site fidelity of right whales Euba- right whales (Eubalaena australis) along the
laena australis off South Africa, 1969-1998. southern Brazilian coast.  Journal of Mam-
South African Journal of Marine Science, 22, malogy, 60(2), 429-430.
43-55. Chalcobsky, B. A.; Crespo, E. A. y Coscarella,
Best, P. B.; Brandão, A. y Butterworth, D. M. A. (2017). Whale-watching in Patagonia:
S. (2001). Demographic parameters of What regulation scheme should be imple-
southern right whales off South Africa. Jour- mented when the socio-ecological system is
nal of Cetacean Research and Management, changing? Marine Policy, 75, 165-173.
Special Issue 2, 161-169. Chalcobsky, B. A.; Crespo, E. A. y Coscarella,
Best, P. B.; Brandão, A. y Butterworth, D. S. M. A. (2020). Short-term effects of whale
(2005). Updated estimates of demographic watching boats on the movement patterns of
parameters for southern right whales off southern right whales in Península Valdés,
South Africa. Document SC/57/BRG2 sub- Patagonia, Argentina. Marine environmen-
mitted to the Scientific Committee of the tal research, 157, 104927.
International Whaling Commission. Ulsan, Charlton, C. M. (2017). Southern Right Whale (Eu-
Korea. balaena australis) population demographics
Best, P. B.; Payne, R.; Rowntree, V. J.; Palazzo, J. in southern Australia. Tesis Doctoral. Curtin
T. y Both, M. D. C. (1993). Long-range move- University, Western Australia.
ments of south atlantic right whales Eubalae- Charlton, C. M..; Ward, R.; McCauley, R. D.; Brow-
na australis.  Marine Mammal Science,  9(3), nell Jr., R. L.; Guggenheimer, S.; Salgado Kent,
227-234. C. P. y Bannister, J. L. (2019). Southern right
Best, P. B.; Schaeff, C. M.; Reeb, D. y Palsbøll, P. whales (Eubalaena australis) return to a former
J. (2003). Composition and possible function wintering calving ground: Fowlers Bay, South
of social groupings of southern right whales Australia.  Marine Mammal Science, 35(4),
in South African waters. Behaviour, 140(11), 1438-1462.
1469-1494. Christiansen, F.; Dawson, S. M.; Durban, J. W.;
Brownell, R. L. y Ralls, K. (1986). Potential for Fearnbach, H.; Miller, C. A.; Bejder, L.; Uhart,
sperm competition in baleen whales. Report M.; Sironi, M.; Corkeron, P.; Rayment, W.;
of the International Whaling Commission, 8, Leunissen, E.; Haria, E.; Ward, R.; Warick, H.
97-112. A.; Kerr, I.; Lynn, M. S.; Pettis, H. M. y Moore,
Burnell, S. R. (2001). Aspects of the reproduc- M. J. (2020b). Population comparison of right
tive biology, movements and site fidelity of whale body condition reveals poor state of the
right whales off Australia.  Journal of Ceta- North Atlantic right whale. Marine Ecology
cean Research and Management, Special Is- Progress Series, 640, 1-16.
sue 2, 89-102. Christiansen, F.; Nielsen, M. L. K.; Charlton, C.;
Burnell, S. R. y Bryden, M. M. (1997). Coastal Bejder, L. y Madsen, P. T. (2020a). Southern
residence periods and reproductive timing right whales show no behavioral response

510 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

to low noise levels from a nearby unmanned D´Agostino, V. C.; Mandiola, A.; Bastida, R.; Giar-
aerial vehicle. Marine Mammal Science, 5, dino, G.; García, N. A.; Romero, M. A. y Cos-
12699. carella, M. A.  (2019).  Eubalaena australis.  En:
Christiansen, F.; Vivier, F.; Charlton, C.; Ward, R.; SAyDS-SAREM (Eds.), Categorización 2019 de
Amerson, A.; Burnell, S. y Bejder, L. (2018). los mamíferos de Argentina según su riesgo
Maternal body size and condition deter- de extinción. Lista Roja de los mamíferos de
mine calf growth rates in southern right Argentina. Versión digital.
whales. Marine Ecology Progress Series, 592, D’Agostino, V. C.; Degrati, M.; Sastre, V.; Santinel-
267-281. li, N.; Krock, B.; Krohn, T.; Dans, S. L. y Hoff-
CITES. (2021). Convención sobre el Comercio In- meyer, M. S. (2017a). Domoic acid in a marine
ternacional de Especies Amenazadas de Fau- pelagic food web: Exposure of southern right
na y Flora Silvestres. Apéndices I, II y III en whales Eubalaena australis to domoic acid on
vigor a partir del 22 de junio de 2021. the Península Valdés calving ground, Argen-
Cooke, J. G. (2020). Eubalaena glacialis (errata tina. Harmful algae, 68, 248-257.
versión publicada en 2020). Lista Roja de las D’Agostino, V. C.; Degrati, M.; Santinelli, N.; Sas-
Especies Amenazadas de la Unión Interna- tre, V.; Dans, S. L. y Hoffmeyer, M. S. (2018).
cional para la Conservación de la Naturaleza: The seasonal dynamics of plankton commu-
e.T41712A178589687. nities relative to the foraging of the southern
Cooke, J. G. y Zerbini, A. N. (2018). Eubalaena aus- right whale (Eubalaena australis) in northern
tralis. Lista Roja de las Especies Amenazadas Patagonian gulfs, Península Valdés, Argen-
de la Unión Internacional para la Conserva- tina. Continental Shelf Research, 164, 45-57.
ción de la Naturaleza: e.T8153A50354147. D’Agostino, V. C.; Fioramonti, A.; Varsky, F.; Cam-
Cooke, J. G.; Rowntree, V. J. y Payne, R. (2001). pos, C.; Goity, J. M. y Degrati, M. (2017b).
Estimates of demographic parameters for Nonreproductive sexual behavior in baleen
southern right whales (Eubalaena australis) whales: Sexual harassment by an adult male
observed off Península Valdés, Argentina. on a calf in southern right whales (Eubalaena
Journal of Cetacean Research and Manage- australis). Aquatic Mammals, 43(2), 213.
ment, 2, 125-132. D’Agostino, V. C.; Hoffmeyer, M. S. y Degrati, M.
Cooke, J. G.; Rowntree, V. J. y Payne, R. (2003). (2016). Faecal analysis of southern right
Analysis of inter-annual variation in repro- whales (Eubalaena australis) in Península Val-
ductive success of South Atlantic right whales dés calving ground, Argentina: Calanus austra-
(Eubalaena australis) from photo-identifica- lis, a key prey species. Marine Biological Asso-
tions of calving females observed off Penín- ciation of the United Kingdom. Journal of the
sula Valdés, Argentina, during 1971-2000. Marine Biological Association of the United
Document SC/55/O23 presented to the Scien- Kingdom, 96(4), 859.
tific Committee Meeting of the International D’Agostino, V. C.; Hoffmeyer, M. S.; Almandoz, G.
Whaling Commission. Sorrento, Italy. O.; Sastre, V. y Degrati, M. (2015). Potentially
Costa, P.; Piedra, M.; Franco, P. y Paez, E. (2007). toxic Pseudo-nitzschia species in plankton
Distribution and habitat use patterns of and fecal samples of Eubalaena australis from
southern right whales, Eubalaena australis, off Península Valdés calving ground, Argentina.
Uruguay.  Journal of Cetacean Research and Journal of Sea Research, 106, 39-43.
Management, 9(1), 45. Danilewicz, D.; Moreno, I. B.; Tavares, M. y Su-
Crespo, E. A. y Hall, M. (2001). Interactions be- cunza, F. (2016). Southern right whales (Euba-
tween marine mammals and humans in the laena australis) off Torres, Brazil: group char-
context of ecosystem management. En: A. acteristics, movements, and insights into the
Raga (Ed.), Marine Mammals: Biology and role of the Brazilian-Uruguayan wintering
Conservation (pp. 463-490). New York: Klu- ground. Mammalia, 81(3), 225-234.
wer Academic/Plenum Publishers. Elwen, S. H. y Best, P. B. (2004). Environmental
Crespo, E. A.; Pedraza, S. N.; Dans, S. L.; Svend- factors influencing the distribution of south-
sen, G. M.; Degrati, M. y Coscarella, M. A. ern right whales (Eubalaena australis) on the
(2019). The southwestern Atlantic southern south coast of South Africa II: Within bay
right whale, Eubalaena australis, population distribution. Marine Mammal Science, 20(3),
is growing but at a decelerated rate. Marine 583-601.
Mammal Science, 35(1), 93-107. Falabella, V.; Campagna, C.; Bordino, P.; Capella,

F U N DAC I Ó N A Z A R A 511
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

J.; Crespo, E.; Franco-Trecu, V.; Hevia, M.; Se- aquatic organisms, 121(1), 67-73.
púlveda Martínez, M.; Sironi, M.; Szteren, D. y Fiorito, C. D.; Palacios, C.; Golemba, M.; Brata-
Truda Palazzo, J. (2019). Informe del Primer nich, A.; Argüelles, M. B.; Fazio, A.; Bertello-
Taller Regional de Evaluación del Estado de ti, M. y Lombardo, D. (2015). Identification,
Conservación de Especies para el Mar Pa- molecular and phylogenetic analysis of pox-
tagónico según criterios de la Lista Roja de virus in skin lesions of southern right whale.
UICN-2016: Mamíferos Marinos. Foro para Diseases of aquatic organisms, 116(2), 157-
la Conservación del Mar Patagónico. 163.
Fazio, A. (2012). Alimentación de gaviotas coci- Gaines, C. A.; Hare, M. P.; Beck, S. E. y Ro-
neras (Larus dominicanus) de piel y grasa de senbaum, H. C. (2005). Nuclear markers
ballenas francas del sur (Eubalaena australis) confirm taxonomic status and relationships
en Península Valdés, Argentina. Tesis Docto- among highly endangered and closely related
ral. Facultad de Ciencias Exactas y Natura- right whale species. Proceedings of the Royal
les, Universidad de Buenos Aires. Society B: Biological Sciences, 272(1562),
Fazio, A.; Argüelles, M. B. y Bertellotti, M. (2014). 533-542.
Change in Southern right whale breathing Galleti Vernazzani, B.; Burkhardt-Holmb, P.; Ca-
behaviour in response to gull attacks. Mari- brera, E.; Iñíguezc, M.; Lunad F.; Parsonse, E.
ne Biology, 162(2), 267-273. C. M.; Ritterf, F.; Rodríguez-Fonseca, J.; Sironi,
Fazio, A.; Argüelles, M. B. y Bertellotti, M. (2015). M. y Stachowitschj, M. (2017). Management
Change in southern right whale breathing and conservation at the International Whal-
behavior in response to gull attacks. Marine ing Commission: A dichotomy sandwiched
biology, 162(2), 267-273. within a shifting baseline. Marine Policy, 83,
Fazio, A.; Argüelles, M. B. y Bertellotti, M. (2016). 164-171.
Spatial and temporal dynamics of whale Groch, K. R.; Palazzo Jr., J. T.; Flores, P. A. C.; Ad-
watching in Península Valdés, Patagonia, Ar- ler, F. R. y Fabian, M. E. (2005). Recent rapid
gentina. Journal of Cetacean Research and increases in the right whale (Eubalaena aus-
Management, 15, 69-76. tralis) population off southern Brazil. Latin
Fazio, A.; Bertellotti, M. y Villanueva, C. (2012). American journal of aquatic mammals, 4(1),
Kelp gulls attack Southern right whales: 41-47.
a conservation concern?  Marine Biolo- Harcourt, R.; Van der Hoop, J.; Kraus, S. y Carroll,
gy, 159(9), 1981-1990. E. L. (2019). Future directions in Eubalaena
Fernández Ajó, A. A.; Hunt, K. E.; Giese, C.; Si- spp.: comparative research to inform conser-
roni, M.; Uhart, M.; Rowntree, V. J.; Marón, vation. Frontiers in Marine Science, 5, 530.
C. F.; Dillon, D.; DiMartino, M. y Buck, C. L. Highman, J. E. S. y Carr, A. M. (2002). Profiling
(2020). Retrospective analysis of the lifetime tourists to ecotourism operations. Annals of
endocrine response of southern right whale Tourism Research, 29, 1168-1171.
calves to gull wounding and harassment: Hoffmeyer, M. S.; Lindner, M. S.; Carribero, A.;
A baleen hormone approach. General and Fulco, V. K.; Menéndez, M. C.; Fernández Se-
Comparative Endocrinology, 296, 113536. verini, M. D.; Diodato, S. L.; Berasategui, A.
Fernández Ajó, A. A.; Hunt, K. E.; Uhart, M.; A.; Biancalana, F. y Berrier, E. (2010). Plank-
Rowntree, V. J.; Sironi, M.; Marón, C. F.; Di tonic food and foraging of Eubalaena austra-
Martino, M. y Buck, C. L. (2018). Lifetime glu- lis, on Península Valdés (Argentina) nursery
cocorticoid profiles in baleen of right whale ground. Revista de Biología Marina y Oceano-
calves: potential relationships to chronic grafía, 45(1), 131-139.
stress of repeated wounding by Kelp Gulls. ICB. (2018). El Santuario de Ballenas del Atlán-
Conservation Physiology, 6(1), coy045. tico Sur bloqueado por los intereses ballene-
Filby, N.; Stockin, K. y Scarpaci, C. (2015). So- ros. Nota del sitio web del Instituto de Conser-
cial science as a vehicle to improve dolphin- vación de Ballenas.
swim tour operation compliance? Marine IWC. (2001). Report workshop on the compre-
Policy, 51, 40-47. hensive assessment of right whales: A world-
Fiorito, C. D.; Bentancor, A.; Lombardo, D. y wide comparison. Journal of Cetacean Re-
Bertellotti, M. (2016). Erysipelothrix rhusio- search Management, Special Issue 2, 1-60.
pathiae isolated from gull-inflicted wounds IWC. (2012). A Draft Conservation Management
in southern right whale calves. Diseases of Plan for Southwest Atlantic Southern Right

512 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

Whales. Document IWC/64/CC7 Rev 1 Agen- Atlantic right whales (Eubalaena glacialis). Re-
da item 8. ports of the International Whaling Commis-
IWC. (2014). The South Atlantic: A Sanctuary for sion, Special Issue 10, 145-151.
Whales Presented by the Governments of Ar- Leaper, R.; Cooke, J.; Trathan, P.; Reid, K.; Rown-
gentina, Brazil, South Africa and Uruguay to tree, V. J. y Payne, R. S. (2006). Global climate
the 65th Annual Meeting of the International drives southern right whale (Eubalaena aus-
Whaling Commission. Document IWC/65/08. tralis) population dynamics. Biology Letters,
Portoroz, Slovenia. 2, 289-292.
IWC. (2016). Report of the Conservation Commit- Lisnizer, N.; Garcia-Borboroglu, P. e Yorio, P.
tee. 66th Meeting of the International Whal- (2011). Spatial and temporal variation in
ing Commission: Conservation Committee. population trends of kelp gulls in northern
IWC. (2018). Whale Watching Strategic Plan Patagonia, Argentina. EMU, 111, 259-267.
(2018-2024). Document IWC/67/CC/04 CC. Lopez, G. y Pearson, H. (2017). Can whale watch-
Kaliszewska, Z. A.; Seger, J.; Rowntree, V. J.; Bar- ing be a conduit for spreading educational
co, S. G.; Benegas, R.; Best, P. B.; Brown, M. W.; and conservation messages? A case study in
Brownell Jr.; L.; Carribero, A.; Harcourt, R.; juneau, Alaska. Tourism in Marine Environ-
Knowlton, A. R.; Marshall-Tilas, K.; Patenau- ments, 12(2), 95-104.
de, N. J.; Rivarola, M.; Schaeff, C. M.; Sironi, M.; Lück, M. (2015). Education on marine mammal
Smith, W. A. y Yamada, T. K. (2005). Popula- tours-But what do tourists want to learn?
tion histories of right whales (Cetacea: Euba- Ocean and Coastal Management, 103, 25-33.
laena) inferred from mitochondrial sequence Mandiola, M. A.; Giardino, G.; Bastida, J.; Mo-
diversities and divergences of their whale rón, S.; Rodríguez, D. H. y Bastida, R. (2020).
lice (Amphipoda: Cyamus). Molecular Ecology, Half a century of sightings data of southern
14(11), 3439-3456. right whales in Mar del Plata (Buenos Aires,
Knowlton, A. R.; Hamilton, P. K.; Marx, M. K.; Argentina). Journal of the Marine Biological
Pettis, H. M. y Kraus, S. D. (2012). Monitoring Association of the United Kingdom, 100(1),
North Atlantic right whale Eubalaena glacialis 165-171.
entanglement rates: a 30 yr retrospective. Manfredo, M. J. y Driver, B. L. (2002). Benefits:
Marine Ecology Progress Series, 466, 293- The basis for action. En: M. J. Manfredo (Ed.),
302. Wildlife viewing: A management handbook
Kraus, S. D. y Hatch, J. J. (2001). Mating strategies (pp. 70-92). Corvallis: Oregon State Universi-
in the North Atlantic right whale (Eubalaena ty Press.
glacialis). Journal of Cetacean Research and Mate, B.; Duley, P.; Lagerquist, B.; Wenzel, F.;
Management, Special Issue 2, 237-244. Stimpert, A. y Clapham, P. (2005). Observa-
Kraus, S. D. y Rolland, R. M. (2007). Right whales tions of a female North Atlantic right whale
in the urban ocean. En: D. Kraus y R. M. Hol- (Eubalaena glacialis) in simultaneous copula-
land (Eds.), The urban whale: North Atlantic tion with two males: supporting evidence for
right whales at the Crossroads (pp. 1-38). sperm competition. Aquatic Mammals, 31,
Cambridge, MA: Harvard University Press. 157-160.
Kraus, S. D.; Brown, M. W.; Caswell, H.; Clark, C. Moore, M. J.; Knowlton, A. R.; Kraus, S. D.; McLe-
W.; Fujiwara, M.; Hamilton, P. K.; Kenney, R. llan, W. A. y Bonde, R. K. (2004). Morphom-
D.; Knowlton, A. R.; Landry, S.; Mayo, C. A.; etry, gross morphology and available his-
McLellan, W. A.; Moore, M. J.; Nowacek, D. P.; topathology in North Atlantic right whale
Pabst, D. A.; Read, A. J. y Rolland, R. M. (2005). (Eubalaena glacialis) mortalities (1970-2002).
North Atlantic Right Whales in Crisis. Ecolo- Journal of Cetacean Research and Manage-
gy, 309(5734), 561-562. ment, 6, 199-214.
Kraus, S. D.; Kenney, R. D.; Mayo, C. A.; McLellan, Nielsen, M. L.; Sprogis, K. R.; Bejder, L.; Mad-
W. A.; Moore, M. J. y Nowacek, D. P. (2016). sen, P. T. y Christiansen, F. (2019). Behav-
Recent scientific publications cast doubt on ioural development in southern right whale
North Atlantic right whale future. Frontiers in calves. Marine Ecology Progress Series, 629,
Marine Science, 3, 137. 219-234.
Kraus, S. D.; Moore, K. E., Price, C. A.; Crone, M. J.; Orams, M. B. (1997). The effectiveness of envi-
Watkins, W. A. y Winn, H. E. (1986). The use ronmental education: can we turn tourists
of photographs to identify individual North into “Greenies?” Progress in Tourism and

F U N DAC I Ó N A Z A R A 513
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

Hospitality Research, 3, 295-306. reconstruction of the population dynamics


Pace III, R. M.; Corkeron, P. J. y Kraus, S. D. (2017). of southern right whales in the southwestern
State-space mark-recapture estimates reveal Atlantic Ocean. Scientific reports, 12(1), 1-17.
a recent decline in abundance of North Atlan- Rosenbaum, H. C.; Brownell, R. L.; Brown, M. W.;
tic right whales. Ecology and Evolution, 7(21), Schaeff, C.; Portway, V.; White, B. N.; Malik, S.;
8730-8741. Pastene, L. A.; Patenaude, N. J.; Baker, C. S.;
Parks, S. E. y Tyack, P. L. (2005). Sound produc- Goto, M.; Best, P. B.; Clapham, P. J.; Hamilton,
tion by North Atlantic right whales (Eubalaena P.; Moore, M.; Payne, R.; Rowntree, V.; Tynan,
glacialis) in surface active groups. The Journal C. T.; Bannister, J. L. y Desalle, R. (2000).
of the Acoustical Society of America, 117(5), World-wide genetic differentiation of Euba-
3297-3306. laena: questioning the number of right whale
Pauly, D.; Trites, A. W.; Capulli, E. y Christensen, species. Molecular Ecology, 9, 1793-1802.
V. (1998). Diet composition and trophic levels Rowntree, V. J. (1983). Cyamids: the louse that
of marine mammals. ICES Journal of Marine moored. Whalewatcher: Journal of the Amer-
Science, 55, 467-481. ican Cetacean Society, 17, 14-17.
Payne, R. (1986). Long term behavioral studies of Rowntree, V. J. (1996). Feeding, distribution, and
the southern right whale, Eubalaena australis. reproductive behavior of cyamids (Crustacea:
Journal of Cetacean Research and Manage- Amphipoda) living on humpback and right
ment, Special Issue 10, 161-167. whales. Canadian Journal of Zoology, 74, 103-
Payne, R. y Dorsey, E. M. (1983). Sexual dimor- 109.
phism and aggressive use of callosities in Rowntree, V. J.; Groch, K. R.; Vilches, F. y Sironi,
right whales (Eubalaena australis). En: R. Payne M. (2020). Sighting histories of 124 southern
(Ed.), Communication and behavior of whales right whales recorded off both southern Bra-
(pp. 295-329). AAAS Selected Symposium 76. zil and Península Valdés, Argentina, between
Colorado, Estados Unidos: Westview Press. 1971 and 2017. Paper SC/68B/CMP/20 pre-
Payne, R.; Brazier, O.; Dorsey, E. M.; Perkins, J. sented to the International Whaling Commis-
S.; Rowntree, V. J. y Titus, A. (1983). External sion.
features in southern right whales, Eubalaena Rowntree, V. J.; McGuinness, P.; Marshall, K.; Pay-
australis, and their use in identifying indi- ne, R. y Sironi, M. (1998). Increased Harass-
viduals. En: R. Payne (Ed.), Communication ment of right whales (Eubalaena australis) by
and behavior of whales (pp. 371-445). AAAS kelp gulls (Larus dominicanus) at Península
Selected Symposium 76. Colorado, Estados Valdés, Argentina. Marine Mammal Science,
Unidos: Westview Press. 14, 99-115.
Pettis, H. M.; Pace, R. M. y Hamilton, P. K. (2018). Rowntree, V. J.; Payne, R. y Schell, D. M. (2001).
North Atlantic Right Whale Consortium 2018 Changing patterns of habitat use by south-
Annual Report Card. North Atlantic Right ern right whales (Eubalaena australis) on their
Whale Consortium, Boston, MA. nursery ground at Península Valdés, Argenti-
Pirzl, R.; Patenaude, N. J.; Burnell, S. y Bannister, na, and in their long-range movements. Jour-
J. (2009). Movements of southern right whales nal of Cetacean Research and Management,
(Eubalaena australis) between Australian and Special Issue 2, 133-143.
subantarctic New Zealand populations. Mari- Sarti, M. G.; González, R. y Encabo, M. (2019). Tu-
ne Mammal Science, 25(2), 455-461. rismo en conservación. Avistaje de ballenas
Rayment, W.; Dawson, S. y Webster, T. (2014). - Área natural protegida Bahía San Antonio
Breeding status affects fine-scale habitat - Argentina. III Congreso de áreas Natura-
selection of southern right whales on their les Protegidas de Latinoamérica y el Caribe.
wintering grounds. Journal of Biogeography, Lima, Perú.
42(3), 463-474. Schaeff, C. M.; Best, P. B.; Rowntree, V. J.; Payne,
Reilly, S. B.; Bannister, J. L.; Best, P.; Brown, M. W.; R.; Jarvis, C. y Portway, V. A. (1999). Dorsal
Brownell, R.; Butterworth, D. y Zerbini, A. N. skin color patterns among southern right
(2008). Eubalaena australis (Chile-Peru sub- whales (Eubalaena australis): genetic basis and
population). En: IUCN 2009 IUCN Red List of evolutionary significance.  Journal of Hered-
Threatened Species Version 2009-2. ity, 90(4), 464-471.
Romero, M. A.; Coscarella, M. A.; Adams, G. D.; Pe- Seyboth, E.; Groch, K. R.; Secchi, E. R. y Da-
draza, J. C. y González, R. A. (2022). Historical lla Rosa, L. (2015). Habitat use by southern

514 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
B A L L E N A F R A N C A A U S T R A L

right whales, Eubalaena australis (Desmoulins, Aquatic Mammals, 36(2).


1822), in their main northernmost calving Van Der Hoop, J. M.; Moore, M. J.; Barco, S. G.; Cole,
area in the western South Atlantic. Marine T. V. N.; Daoust, P.; Henry, A. G.; McAlpine, D.
Mammal Science, 31(4), 1521-1537. F.; McLellan, W. A.; Wimmer, T. y Solow, A. R.
Sironi, M. (2004). Behavior and social development (2013). Assessment of management to miti-
of juvenile southern right whales (Eubalaena gate anthropogenic effects on large whales.
australis) and interspecific interactions at Conservation Biology, 27, 121-133.
Península Valdés, Argentina. Tesis Doctoral. Vilches, F.; Rowntree, V. J.; Sironi, M. y Moreda,
University of Wisconsin - Madison. C. (2018). Incorporating whale-watch photo-
Sironi, M.; López, J. C.; Bubas, R.; Carribero, A.; graphs into a 47-year aerial photoidentifica-
García, C.; Harris, G.; Intreiri, E.; Iñiguez, M. tion catalog for a better assessment of the pop-
y Payne, R. (2008). Predation by killer whales ulation dynamics of southern right whales off
(Orcinus orca) on southern right whales (Eu- Argentina. Unpublished paper SC/67B/WW/04
balaena australis) off Patagonia, Argentina: ef- presented to the International Whaling Com-
fects on behavior and habitat choice. Report to mission Scientific Committee, Slovenia.
the Scientific Committee of the International Wearing, S. L.; Cunningham, P. A.; Schweinsberg,
Whaling Commission, SC/60/BRG29. S. y Jobberns, C. (2014). Whale watching
Sironi, M.; Rowntree, V. J.; Snowdon, C. T.; Valen- as ecotourism: How sustainable is it?
zuela, L. y Marón, C. (1998). Kelp gulls (Larus Cosmopolitan Civil Societies Journal, 6(1), 38-
dominicanus) feeding on southern right whales 55.
(Eubalaena australis) at Península Valdés, Ar- Whale-watching Sub-Committee. (2015). Report
gentina: updated estimates and conservation of the Scientific Committee. International
implications. Journal Cetacean Research Man- Whaling Commission. San Diego, USA. SC66a.
agement, 1-12. Whale-watching Sub-Committee. (2016). Annex
Sueyro, N.; Crespo, E. A.; Arias, M. y Coscarella, M. N-Report of the Scientific Committee. Interna-
A. (2018). Density-dependent changes in dis- tional Whaling Commission. Bled, Eslovenia.
tribution of Southern Right Whales (Eubalaena SC66b.
australis) in the breeding ground Península Zeppel, H. y Muloin, S. (2008). Conservation ben-
Valdés. PeerJ, 6, e5957. efits of interpretation on marine wildlife tours.
Thomas, P. O. (1988). Kelp gulls, Larus dominicanus, Human Dimensions of Wildlife, 13, 280-294.
are parasites on flesh of the right whale, Euba- Zeppel, H. y Muloin, S. (2014). Green messengers
laena australis. Ethology, 79, 89-103. or nature’s spectacle: Understanding visitor
Tormosov, D. D.; Mikhaliev, Y. A.; Best, P. B.; Zem- experiences of wild cetacean tours. En: J. High-
sky, V. A.; Sekiguchi, K. y Brownell, R. L. (1998). man, L. Bejder y R. Williams (Eds.), Whale-
Soviet catches of southern right whales Euba- watching: Sustainable tourism and ecological
laena australis, 1951-1971. Biological data and management (pp. 100-127). Cambridge, UK:
conservation implications. Biological Conser- Cambridge University Press.
vation, 86(2), 185-197. Zerbini, A. N.; Fernández Ajó, A. A.; Andriolo, A.;
Tortolini, V. M.; Degrati, M. y Coscarella, M. A. Clapham, P. J.; Crespo, E.; Gonzalez, R.; Harris,
(2020). Framing and communicating south- G.; Mendez, M.; Rosenbaum, H.; Sironi, M.; Su-
ern right whale-kelp gull biological interaction cunza, F. y Uhart, M. (2018). Satellite tracking
in Peninsula Valdés, Argentina: The effects of Southern right whales (Eubalaena australis)
of attribute frames on human’s perceptions from Golfo San Matias, Rio Negro Province, Ar-
and decision-making policies. Marine Policy, gentina. Unpublished paper SC/67B/CMP/17
104314. presented to the IWC Scientific Committee,
Valenzuela, L. O.; Rowntree, V. J.; Sironi, M. y Se- Slovenia.
ger, J. (2018). Stable isotopes (δ15N, δ13C, Zerbini, A. N.; Rosenbaum, H.; Mendez, M.; Su-
δ34S) in skin reveal diverse food sources used cunza, F.; Andriolo, A.; Harris, G.; Clapham,
by southern right whales  Eubalaena australis. P. J.; Sironi, M.; Uhart, M. y Fernández Ajó, A.
Marine Ecology Progress Series, 603, 243-255.  A. (2016). Tracking southern right whales
Valenzuela, L. O.; Sironi, M. y Rowntree, V. J. (2010). through the southwest Atlantic: An update
Interannual Variation in the Stable Isotope Di- on movements, migratory routes and feeding
fferences Between Mothers and Their Calves grounds. Paper SC/66b/BRG/26 presented
in Southern Right Whales (Eubalaena australis). to the IWC Scientific Committee, Slovenia.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 515
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

516 DO
D OS
S D
DÉÉC
CAA DA
DASS D
DEE T
TRRA
ABBA
A JJ O
O C
COON
N E
ESSP
PEEC
C II E
ESS A
AMME
ENNA
AZZA
A DA
DASS D
DEE L
LAA A
ARRG
GEEN
NTT II N
NAA ..
DELFÍN FRANCISCANA

Pontoporia blainvillei (Gervais y d’Orbigny, 1844)

M . N ATA L I A PA S O V I O L A , L E O N A R D O G . B E R N I N S O N E
y PA B LO D E N U N C I O

Clase: Mammalia
Orden: Cetartiodactyla
Familia: Pontoporiidae
Otros nombres vulgares: delfín del plata, delfín del Río de la Plata, tonina, franciscano;
toninha, boto-amarelo, boto-cachimbo (Brasil).
Nombres en inglés: Franciscana Dolphin, La Plata River Dolphin.

Estatus internacional: Vulnerable (Zerbini et al., 2017).


Estatus nacional: Vulnerable (Denuncio et al., 2019).

CARACTERÍSTICAS GENERALES tar hasta unos 250 pequeños y afilados


dientes. El largo de este hocico varía a lo
La franciscana, Pontoporia blainvillei largo de la vida de los animales, siendo
(Gervais y d’Orbigny, 1844), es un cetá- relativamente corto en los individuos
ceo odontoceto, única especie represen- jóvenes y extremadamente alargado en
tante de su género. Es un pequeño delfín los adultos, encontrándose una longitud
costero, endémico del Océano Atlántico máxima de 304 mm en delfines adultos,
Sudoccidental. Su nombre “franciscana” que representa el 70% de la longitud del
se debe a su coloración marrón ocre en cráneo. El cuello es flexible, la cabeza es
la parte dorsal, más claro en los flan- pequeña con un melón voluminoso, ojos
cos y en la región ventral, que asemeja pequeños y el espiráculo se asemeja a
al color de la ropa que llevan los monjes una media luna transversal. Las hem-
franciscanos. La aleta dorsal es triangu- bras son ligeramente mayores en tama-
lar, ligeramente redondeada en la pun- ño que los machos, tanto en largo como
ta, mientras que las aletas pectorales en peso. Las longitudes totales máximas
son muy amplias. El rasgo externo más registradas y peso aproximado de un
característico es su hocico extremada- adulto en esta especie son de 163 cm y
mente largo y fino, llegando a presen- 25 kg para los machos y 177 cm y 30 kg

F U N DAC I Ó N A Z A R A 517
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

Delfín franciscana adulto (rostro alargado) nadando en la costa bonaerense, abril de 2010.
Foto: Leonardo Berninsone, AquaMarina.

para las hembras. Las crías al nacer son encuentra solamente en tres países: Bra-
similares en coloración a los adultos y se sil, Uruguay y la Argentina (en las provin-
han encontrado tallas y pesos mínimos cias de Buenos Aires, Río Negro y Chu-
de 55 cm y 5 kg, respectivamente (Basti- but). El límite norte de su distribución es
da et al., 2007). Itaúnas (18º 25′ S), en el estado de Espíri-
to Santo en Brasil, llegando hasta el Golfo
San Matías (42º 10′ S), en Río Negro, Ar-
HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN
Aleta dorsal y coloración del cuerpo
marrón ocre de un delfín franciscana,
La franciscana habita exclusivamente Bahía Samborombón, Buenos Aires, marzo
aguas de la costa este de Sudamérica y se de 2010. Foto: Leonardo Berninsone, AquaMarina.

518 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

Delfín franciscana adulto con su rostro entero en la superficie, Bahía de Babitonga, Brasil.
Foto: Marta J. Cremer, Projeto Toninhas.

Juvenil de delfín franciscana. Se observa el rostro más corto en animales inmaduros.


Claromecó, Buenos Aires, 2008. Foto: María Natalia Paso Viola.

Aleta dorsal de dos delfines franciscana nadando juntos en la costa bonaerense, marzo de
2008. Foto: Leonardo Berninsone, AquaMarina.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 519
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

disponible para la especie (Ama-


DISTRIBUCIÓN ral et al., 2018).
La franciscana se encuentra
principalmente en costas mari-
nas con ocurrencias ocasionales
en estuarios. Sin embargo, exis-
ten registros de su ingreso en el
estuario del Río de La Plata (Pra-
deri, 1986) y es común encontrar-
las en el estuario de Bahía Babi-
tonga en Brasil. Este delfín ocupa
sectores costeros desde la zona
de surf (rompiente de la ola), con
una distribución máxima hasta
los 50 m o incluso más profundo.
Sin embargo, en la Argentina se
observó una marcada reducción
en la abundancia más allá de los
30 m de profundidad (Crespo et
al., 2010).
No existe una estimación de la
abundancia total en todo el ran-
go de distribución de la especie,
aunque sí se ha estimado la abun-
Fuente: UICN SSC Cetacean Specialist Group. (2017). Pontoporia dancia de manera separada para
blainvillei. The IUCN Red List of Threatened Species. Version 2020-2.
algunas áreas en particular. Du-
gentina (Crespo et al., 1998; Amaral et al., rante los años 2003 y 2004 se llevaron a
2018). Sin embargo, su distribución no es cabo censos aéreos para estimar la abun-
continua. Existen dos áreas al norte de su dancia de la franciscana en las costas de
distribución en Brasil, donde la francis- la Argentina. El área fue dividida en dos:
cana está ausente, denominadas “gaps” o un sector norte de General Lavalle a Mar
“hiatos”. La causa de estos hiatos es aún del Plata y de Mar del Plata a Claromecó
incierta, pero debido a su preferencia por (provincia de Buenos Aires) y un sector
aguas turbias de profundidades menores sur desde Bahía Blanca hasta la desem-
a 30-35 m, la transparencia y profundidad bocadura del río Negro y a lo largo de la
de esas aguas podrían ser algunas de las costa norte del Golfo San Matías. La den-
razones. Algunos investigadores sugieren sidad (individuos/km2) disminuyó con la
que podría deberse al angostamiento de profundidad en toda el área y fue menor
la plataforma marina, afectando la diná- en el sector sur, y su abundancia para la
mica biótica, por ejemplo, la producción costa argentina fue de 14.645 individuos
primaria y en consecuencia el alimento (Crespo et al., 2010).

520 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

RASGOS ETOECOLÓGICOS algunas áreas (Bordino et al., 1999). De to-


das maneras, son necesarios estudios en
En general la franciscana se encuentra mar abierto ya que estos patrones fueron
en grupos de pequeño tamaño. Según la estudiados solamente en bahías y estua-
metodología de observación utilizada, rios. Si bien no se analizó en detalle en las
existen diferencias en el tamaño grupal. franciscanas de la Argentina, parece no
Experimentos llevados a cabo en Brasil haber diferencias en el uso de hábitat en
han reconocido que las observaciones relación con la profundidad en función
desde avión (sobrevuelos) pueden sub- del tamaño, edad o sexo de los delfines en
estimar hasta un 30% del tamaño de el sur de Brasil (Danilewicz et al., 2009).
los grupos observados. Los sobrevuelos Estudios previos sugieren que la fran-
realizados en la Argentina mostraron ciscana posee un comportamiento de
un tamaño grupal de entre 1-5 animales alimentación generalista y oportunista,
(Crespo et al., 2010), mientras que obser- siendo los peces, calamares y crustáceos
vaciones desde la costa en el área marina los grupos de presas más comunes en la
mostraron grupos de entre 1-20 anima- dieta de esta especie. Hasta el momen-
les (Bastida et al., 2002), siendo menor en to se han encontrado al menos 76 ítems
áreas estuariales, entre 1-6 animales en presa en toda su distribución, incluyendo
Bahía San Blas (Bordino et al., 1999). principalmente peces de la familia Sciae-
En el norte y sur de la provincia de Bue- nidae como el teleósteo Cynoscion guatucu-
nos Aires (Bahía Samborombón y Bahía pa, cefalópodos como el calamarete Loligo
Anegada, respectivamente) se estudió el sanpaulensis y crustáceos (Danilewicz et
uso de hábitat de la franciscana utilizan- al., 2002). Las presas consumidas no su-
do transmisores satelitales mediante los peran los 20 cm de largo en promedio,
cuales se obtuvo una alta fidelidad de si- dependiendo del área geográfica; y en el
tio con un área de acción (área en donde caso de los peces mayormente se alimen-
un individuo realiza sus actividades nor- ta de juveniles. A través de la ingesta de
males de alimentación, apareamiento, las presas se produce el ingreso al orga-
cuidado de crías y refugio) promedio en nismo de distintos contaminantes como
la Bahía Samborombón de 150 km2 y en los metales pesados (p. ej. cadmio, zinc,
Bahía San Blas de 345 km2, que apenas entre otros), pero sin resultar, hasta el
supera los 20 km lineales en su máxima momento, en niveles alarmantes que pu-
extensión. Además, en ambas áreas bu- dieran ser nocivos para la especie.
cean en profundidades menores a 15 m El delfín franciscana es depredador de
(Bordino et al., 2008; Wells et al., 2022). En los principales recursos pesqueros en
los ambientes estuariales, los patrones de cada región (por ejemplo, peces óseos de
movimiento de los delfines parecen estar la familia de los esciénidos), por lo que
asociados a los cambios de marea. Las juega un rol muy importante en el eco-
franciscanas aparentemente no migran, sistema costero que habita. Además, es
aunque se han documentado movimien- un indicador biológico de las condiciones
tos estacionales costeros mar adentro en ambientales, acumulando metales pe-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 521
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

sados, pesticidas, hidrocarburos y otros tubre y febrero y una lactancia estimada


contaminantes en sus órganos o tejidos de 7-8 meses. El destete de las crías es
(Rodríguez et al., 2002; Panebianco et al., gradual comenzando a incorporar pre-
2011; Paso Viola et al., 2014). En cuanto a sas de forma temprana, a partir de los
sus depredadores naturales, se ha men- tres meses de edad o incluso antes. Por
cionado al tiburón gatopardo (Notorynchus lo tanto, la independencia en la dieta se
cepedianus) en Bahía San Blas, Argentina alcanza cuando las crías superan los 91
(Lucifora et al., 2005), y a las orcas (Orci- cm de largo y 11 kg, antes de cumplir el
nus orca) en Brasil (Ott y Danilewicz, 1998; año de edad (Denuncio et al., 2013; Pane-
Santo y Netto, 2005). bianco et al., 2016).
La franciscana presenta uno de los ci-
clos reproductivos más cortos entre to-
dos los cetáceos, con una monogamia se- ESTADO DE CONSERVACIÓN
rial, es decir, una pareja de apareamien-
to único por cada ciclo reproductivo. Las La franciscana es el cetáceo pequeño
hembras alcanzan la madurez sexual en- más amenazado del Océano Atlántico
tre los cuatro y cinco años aproximada- Sudoccidental, seriamente afectado por
mente y a una talla de 140 cm, mientras las actividades humanas de la región. Sin
que los machos lo hacen a los tres años embargo, hasta hace unas décadas atrás
y 126 cm aproximadamente (Panebian- era una especie poco conocida. En el año
co et al., 2012, 2016). El período de ges- 1997 fue asignada a la categoría “Datos
tación no varía entre las distintas áreas Insuficientes” tanto para la Lista Roja de
geográficas y se estima que dura entre la Sociedad Argentina para el Estudio de
10,2 y 11,2 meses. Las hembras tendrían los Mamíferos como para la Unión Inter-
pariciones simples cada dos años y la nacional para la Conservación de la Na-
reproducción ocurre entre los meses de turaleza. Sin embargo, en el año 2000,
octubre a marzo con nacimientos en oc- con más información recolectada sobre

Madre y cría de delfín franciscana fotografiadas durante un censo aéreo en Brasil, 2020.
Foto: Daniel Danilewicz, GEMARS-Funbio.

522 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

la especie, se la recategorizó como en es- de conservación por los que este delfín
tado “Vulnerable” de conservación en la costero se ve afectado en todo su rango
Argentina (Diaz y Ojeda, 2000), categori- de distribución, se dividió esta área en
zación que se mantiene en su última cla- cuatro unidades de manejo poblacional
sificación de conservación, tanto a nivel (Franciscana Management Areas, FMAs
internacional (Zerbini et al., 2017) como por sus siglas en inglés) fundamentadas
nacional (Denuncio et al., 2019). en información genética, morfológica,
En los últimos 20 años la preocupa- poblacional y de comportamiento. El
ción por la conservación de la francis- fin último de la creación de estas uni-
cana fue creciendo debido a que, al ser dades de manejo es garantizar una ges-
una especie costera, registra una altísi- tión eficaz a escala local. Las primeras
ma tasa de captura incidental en redes tres áreas (FMA I, II y III) corresponden
de pesca agalleras (de enmalle) prove- a Brasil y Uruguay y la cuarta (FMA IV)
nientes de la pesca artesanal costera a es la que incluye a las aguas costeras de
lo largo de su distribución, a la que se la Argentina (Secchi et al., 2003). Con el
ve expuesta desde hace casi cuatro dé- avance de los estudios moleculares en
cadas (Cappozzo et al., 2007; Negri et al., toda la distribución de la especie, estas
2012). FMAs fueron subdivididas en regiones
En comparación con las diferentes menores e incluso los límites originales
abundancias estimadas a lo largo de su de cada FMA fueron corregidos. La Ar-
distribución, los niveles de captura inci- gentina, en la actualidad, constituye una
dental de franciscanas serían insosteni- región que incluye entre tres y cinco re-
bles, dado que las extracciones anuales giones menores (Gariboldi et al., 2016).
de ejemplares oscilan entre el 3 y 6% Sin embargo, el número definitivo de
de los tamaños de población estimados subregiones y sus límites deben ser re-
(Crespo et al., 2010). En la Argentina, visados.
la mortalidad no es homogénea, siendo El análisis de viabilidad poblacional
esta especie más impactada en la región realizado desde principios de la déca-
norte bonaerense (entre la zona sur de da del 2000, utilizando estimaciones de
la Bahía Samborombón y el Cabo San abundancia, mortalidad incidental por
Antonio), que en el sur de la provincia de pesquerías y tasas de crecimiento de la
Buenos Aires y zona sur de su distribu- población, sugirió que los niveles de cap-
ción (Cappozzo et al., 2007). Las últimas tura incidental no serían sostenibles en
estimaciones de mortalidad realizadas todas las FMAs y que las poblaciones de
en la provincia de Buenos Aires revelan franciscanas de las FMA II, III y IV decli-
que mueren entre 360 y 539 delfines por narían al menos en un 30% en 25 años
año a causa de la pesca artesanal en re- (Secchi y Fletcher, 2004; Secchi, 2010).
des de enmalle y camaroneras (Negri et La degradación del hábitat, la contami-
al., 2012), representando entre el 2,5 y nación por plásticos e ingesta de basura,
3,7% de la población de la Argentina. la contaminación química y la reducción
Como consecuencia de los problemas de los stocks de peces pequeños como los

F U N DAC I Ó N A Z A R A 523
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

A. Delfín
B franciscana
enmallado en red
de pesca artesanal
en la costa de
la provincia de
Buenos Aires,
noviembre de
2005 y B. Dos
ejemplares adultos
a bordo de una
embarcación de
pesca artesanal,
muertos por redes
de enmalle, San
Clemente del
Tuyú, Buenos
Aires, octubre de
2004. Fotos: Leonardo
Berninsone, AquaMarina.

524 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

esciénidos que generan cambios tem- más un solapamiento de las tallas de cap-
porales en la dieta del delfín franciscana, tura comercial con las tallas consumidas,
son algunos de los principales riesgos a por lo que no se puede descartar un efecto
los que este pequeño delfín se enfrenta en directo o indirecto de la pesca, aunque no
su hábitat natural. Existen datos publica- ha sido evaluado. Precisamente, las pre-
dos sobre la presencia de contaminantes sas más relevantes en la dieta de la fran-
metálicos y orgánicos en tejidos de esta ciscana en la provincia de Buenos Aires
especie producto de la contaminación in- (pescadilla de red -Cynoscion guatucupa- y
dustrial y del uso de pesticidas agrícolas, corvina rubia -Micropogonias furnieri-) son
aunque se desconoce su efecto sobre el especies de gran importancia económica
estado sanitario de la especie. También se para las pesquerías de la región (Paso Vio-
observaron restos de plástico en conteni- la et al., 2014; Denuncio et al., 2017). Sin
dos gástricos, cuyo origen está vinculado embargo, la mortalidad debida al enmalle
tanto a la pesca como al turismo. Poco se incidental en redes agalleras es, por lejos,
sabe de enfermedades que afectan a este la peor amenaza para la franciscana.
delfín, aunque se encontraron en muy
baja frecuencia malformaciones óseas en
el hocico de este cetáceo (Denuncio et al., ACCIONES DE CONSERVACIÓN
2019).
Muchas de las especies presas presentes A lo largo de la costa de la provincia de
en la dieta de la franciscana son de interés Buenos Aires suelen encontrarse ejem-
comercial y en algunos casos, existe ade- plares de delfín franciscana varados en

Tractor a la espera de una embarcación de pesca artesanal del sur de la provincia de


Buenos Aires, Claromecó, julio de 2008. Foto: María Natalia Paso Viola.

F U N DAC I Ó N A Z A R A 525
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

la playa. Las franciscanas que aparecen fácilmente por las franciscanas. Esto
muertas son utilizadas por los diferen- se debe a que el bario es un metal que
tes grupos de investigación desde hace genera que las ondas que emite la fran-
décadas para hacer necropsias que brin- ciscana cuando ecolocaliza sean refleja-
dan información sobre diferentes as- das más efectivamente para que pueda
pectos de la especie, importante para su detectar mejor la red y de esa manera
conservación. Estos varamientos gene- evitar el enmallamiento que lleva a la
ralmente corresponden a individuos ju- captura incidental. Sin embargo, los re-
veniles y adultos que aparecen muertos sultados de este experimento indicaron
durante todo el año. Durante la tempo- que no hay diferencias significativas en
rada de verano es más común encontrar la captura incidental en redes normales
varamientos de crías vivas que aparecen y redes reflectivas, resultando en una
perdidas en la costa por haberse separa- alternativa inviable para mitigar la cap-
do demasiado de su madre. Durante la tura incidental (Bordino et al., 2013).
necropsia se toman muestras de órganos Los pingers utilizados en un primer
y tejidos para estudios de histopatología, momento emitían una señal acústica
parasitología, alimentación y nutrición, a una frecuencia que era audible para
genética, contaminantes, crecimiento y las franciscanas (10 kHz) siendo efecti-
desarrollo de la especie. La gran mayoría va a la hora de alejar a los animales de
de las franciscanas que aparecen vara- las redes de pesca, pero presentando
das muertas en la playa presentan mar- a su vez un efecto colateral asociado a
cas de redes de pesca en el pico y en las la atracción de lobos marinos, quienes
aletas, sugiriendo que la principal causa aprendieron a asociar el sonido del pin-
de muerte es de manera incidental en re- ger con la presencia de una red con pe-
des de pesca artesanal. ces (también llamado efecto dinner bell).
En las últimas décadas se han evalua- Dado que los lobos marinos no solo
do diferentes alternativas para reducir la robaban el pescado de las redes, sino
captura incidental de los delfines francis- que además las destruían, se modificó
cana a través del trabajo en colaboración la frecuencia de los pingers a una nueva
de científicos y pescadores artesanales. frecuencia (70 kHz) dentro del rango de
Entre ellas, se testeó el uso de nuevas audición de las franciscanas, pero no de
tecnologías que sirvieran para acompa- los lobos marinos. Estas alarmas acústi-
ñar la pesca con redes agalleras de for- cas lograron una efectividad del 90% en
ma sustentable, por un lado, mediante la la mitigación de la captura incidental,
utilización de redes reflectivas y por otro, resultando en la estrategia más efectiva
mediante el uso de alarmas acústicas hasta el momento (Bordino et al., 2002),
normalmente conocidas como pingers. aunque existe la posibilidad de que en
Las redes reflectivas estaban enrique- ciertos casos haya efectos adversos a
cidas en su composición con sulfato de nivel poblacional (p. ej. habituación o ex-
bario, por lo que se consideraba que te- clusión de hábitat) que aún no han sido
nían el potencial de ser detectadas más evaluados (FAO, 2018).

526 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

Ejemplar adulto de franciscana varado en una playa en la costa de la provincia de Buenos


Aires, Pinamar, julio de 2008. Foto: Leonardo Berninsone, AquaMarina.

Charla de
científicos y
pescadores
luego de
su regreso
a la playa,
Claromecó,
2008.
Foto: María Natalia
Paso Viola.

A su vez se evaluó la efectividad de ar- dos), donde prácticamente no se regis-


tes de pesca alternativos que sirvieran tró mortalidad incidental de delfines. Sin
para disminuir la captura incidental de embargo, el análisis económico indicó
franciscanas sin perjudicar el rendi- que el tiempo y esfuerzo que se debería
miento de la actividad pesquera. En este emplear para reemplazar algunas redes
caso se evaluó el uso de espineles (com- por espineles tendría que ser acompaña-
puestos por una línea madre de donde do de un valor agregado en el precio de la
cuelgan una serie de anzuelos espacia- captura en el mercado (Berninsone et al.,

F U N DAC I Ó N A Z A R A 527
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

2020). Dado que en la actualidad eso no ción de este delfín y las acciones que se
ocurre, la estrategia de utilizar espineles están desarrollando para proteger a la es-
como arte de pesca alternativo resulta in- pecie, ambas actividades llevadas a cabo
viable. De la misma manera se evaluó el por la ONG AquaMarina, con el apoyo del
uso de nasas de pesca (consisten en una Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sus-
especie de caja enrejada con carnada en tentable de la Nación, las autoridades del
su interior con un orificio por donde el gobierno de la provincia de Buenos Aires,
pescado puede entrar, pero no puede sa- la Fundación Vida Silvestre Argentina y
lir), las cuales resultaron efectivas para con el apoyo financiero de la Food and
mitigar la captura incidental pero no, des- Agriculture Organization of the United
de lo práctico, para capturar las especies States (FAO, por sus siglas en inglés).
objetivo de Bahía Samborombón. En la En 2017 el Poder Legislativo Provincial
actualidad, se está diseñando un proyec- declaró a la franciscana como Monumen-
to para evaluar su uso en la zona de Cabo to Natural en todo el ámbito de la provin-
San Antonio. cia de Buenos Aires (Ley N° 14.992), que
En el año 2015, a partir del trabajo con- corresponde a la máxima categoría de
junto de instituciones académicas, agen- protección que se le puede dar a una es-
cias nacionales y provinciales de admi- pecie en la provincia. De esta manera, se
nistración pesquera y organizaciones no logra poner en foco el problema de con-
gubernamentales (ONGs), se estableció el servación que presenta esta especie, dán-
“Plan de Acción Nacional para Reducir las dole énfasis al trabajo de fiscalización y
Interacciones de Mamíferos Marinos con gestión, fomentando el trabajo en proyec-
Pesquerías en la República Argentina”. El tos de investigación, en educación am-
objetivo del Plan de Acción es contribuir biental y priorizando la implementación
al manejo ecosistémico de las pesquerías, de medidas de mitigación, contribuyendo
evaluando las interacciones entre estas y así a su conservación.
los mamíferos marinos, a fin de disminuir Entre los años 2008 y 2009 la Funda-
los impactos negativos sobre ambos. Du- ción Azara colaboró junto a otras ONGs
rante el Primer Taller realizado en el año con las campañas de estudio del proyec-
2016, se conformó un plan operativo trie- to franciscana en el sur de la provincia
nal en el cual la franciscana fue definida de Buenos Aires que venía realizando el
como una de las cinco especies a priorizar equipo del Laboratorio de Ecología, Com-
su conservación. Durante estos años el portamiento y Mamíferos Marinos del
trabajo se enfocó en la “Evaluación y mi- Museo Argentino de Ciencias Naturales
tigación de interacciones con pesquerías Bernardino Rivadavia (CONICET), dirigi-
artesanales” con el fin de reducir la actual do por el Dr. Luis Cappozzo. Estas campa-
captura incidental de delfines francisca- ñas permitieron la finalización de tres te-
na en redes agalleras a valores sustenta- sis doctorales en Ciencias Biológicas de la
bles a través del uso de alarmas acústicas, Universidad de Buenos Aires y una tesis
entre otras alternativas. El objetivo tam- de licenciatura de la misma Universidad.
bién fue difundir el estatus de conserva- De esta manera, la Fundación Azara, no

528 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

solo promovió la investigación y la for- BIBLIOGRAFÍA


mación académica, sino también es parte
Amaral, K. H.; Danilewicz, D.; Zerbini, A.; Di Be-
de los logros conseguidos plasmados en
nedetto, A. P.; Andriolo, A.; Alvarez, A. J.; Sec-
numerosas publicaciones científicas en chi, E. R.; Ferreira, E.; Sucunza, F.; Borges-
un área de distribución donde la informa- Martins, M.; Oliveira-Santos, M. C.; Cremer,
M.; Denuncio, P.; Ott, P. H. y Benites-Moreno,
ción sobre esta especie era escasa.
I. (2018). Reassessment of the franciscana
Las distintas publicaciones demuestran Pontoporia blainvillei (Gervais & d’Orbigny,
la diversidad de estudios que se realiza- 1844) distribution and niche characteristics
in Brazil. Journal of Experimental Marine
ron en base a las muestras obtenidas en
Biology and Ecology, 518, 1-12.
dichas campañas. Los estudios se centra- Bastida, R. O.; Rodríguez, D. y Morón, S. (2002).
ron en contaminación por metales pesa- Avistajes costeros y tamaño grupal de Ponto-
poria blainvillei en el sudeste de la provincia
dos, ecología trófica, aspectos reproduc-
de Buenos Aires, Argentina. Reports of the
tivos, anatomía, parámetros biológicos y 3rd. Workshop for Coordinated Research and
mortandad incidental del delfín francis- Conservation of the Franciscana dolphin in
the Southwestern Atlantic. Buenos Aires, Ar-
cana (Panebianco et al., 2011; Negri et al.,
gentina.
2012; Panebianco et al., 2012, 2013; del Bastida, R. O.; Rodríguez, D.; Secchi, E. y Da Sil-
Castillo et al., 2014; Paso Viola et al., 2014; va, V. (2007). Mamíferos acuáticos de Suda-
mérica y Antártida. Volumen 1. Buenos Ai-
Cáceres-Saez et al., 2016; Gariboldi et al.,
res, Argentina: Vázquez Mazzini Editores.
2016; Negri et al., 2016a, 2016b; Pane- Berninsone, L. G.; Bordino, P.; Gnecco, M.; Fou-
bianco et al., 2016; Denuncio et al., 2017; tel, M.; Mackay, A. I. y Werner, T. B. (2020).
Switching gillnets to longlines: an alterna-
Paso Viola et al., 2017).
tive to mitigate the bycatch of Franciscana
Dolphins (Pontoporia blainvillei) in Argentina.
A continuación, se listan otras institu- Bordino, P.; Kraus, S.; Albareda, D.; Fazio, A.;
ciones, iniciativas o proyectos indepen- Palmerio, A.; Mendez, M. y Botta, S. (2002).
Reducing incidental mortality of Francisca-
dientes de la Argentina que trabajan en la
na dolphin Pontoporia blainvillei with acous-
conservación de la especie: tic warning devices attached to fishing nets.
Marine Mammal Science, 18(4), 833-842.
● AquaMarina-Centro de Estudios en Bordino, P.; Mackay, A. I.; Werner, T. B.; North-
ridge, S. P. y Read, A. J. (2013). Franciscana
Ciencias Marinas.
bycatch is not reduced by acoustically reflec-
● Grupo de Investigación Biología, Eco- tive or physically stiffened gillnets. Endan-
logía y Conservación de Mamíferos gered Species Research, 21(1), 1-12.
Bordino, P.; Thompson, G. e Iñiguez, M. (1999).
Marinos, Instituto de Investigaciones
Ecology and behaviour of the franciscana
Marinas y Costeras, Universidad Na- (Pontoporia blainvillei) in Bahía Anegada, Ar-
cional de Mar del Plata y CONICET. gentina. Journal of Cetacean Research and
Management, 1(2), 213-222.
● Laboratorio de Ecología, Comporta-
Bordino, P.; Wells, R. S. y Stamper, M. A. (2008).
miento y Mamíferos Marinos, Museo Satellite tracking of Franciscana Dolphins
Argentino de Ciencias Naturales Ber- Pontoporia blainvillei in Argentina: prelimi-
nary information on ranging, diving and
nardino Rivadavia, CONICET.
social patterns. International Whaling Com-
● Laboratorio de Mamíferos Marinos, mission Scientific Committee Meeting, SC60/
Centro Nacional Patagónico, CONI- SM14. Santiago, Chile.
Cáceres-Saez, I.; Panebianco, M. V.; Pérez-Catan,
CET.
S.; Dellabianca, N. A.; Negri, M. F.; Ayala, C. N.;

F U N DAC I Ó N A Z A R A 529
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

Goodall, R. N. P. y Cappozzo, H. L. (2016). Min- A. (2019). Pontoporia blainvillei. En: SAyDS-


eral and essential element measurements in SAREM (Eds.), Categorización 2019 de los
dolphin bones using two analytical approach- mamíferos de Argentina según su riesgo de
es. Chemistry and Ecology, 32(7), 638-652. extinción. Lista Roja de los mamíferos de Ar-
Cappozzo, H. L.; Negri, M. F.; Pérez, F. H.; Alba- gentina. Versión digital.
reda, D.; Monzón, F. y Corcuera, J. F. (2007). Diaz, G. B. y Ojeda, R. A. (2000). Libro Rojo de Ma-
Incidental mortality of franciscana dolphin míferos Amenazados de la Argentina. Socie-
(Pontoporia blainvillei) in Argentina. Latin dad Argentina para el Estudio de los Mamífe-
American Journal of Aquatic Mammals, 6(2), ros (SAREM).
127-137. FAO. (2018). Report of the Expert Workshop on
Crespo, E. A.; Harris, G. y González, R. (1998). Means and Methods for Reducing Marine
Group size and distributional range of the Mammal Mortality in Fishing and Aquacul-
franciscana, Pontoporia blainvillei. Marine ture Operations, Rome. FAO Fisheries and
Mammal Science, 14(4), 845-849. Aquaculture Report, 1231. Rome, Italy.
Crespo, E. A.; Pedraza, S. N.; Grandi, M. F.; Dans, Gariboldi, M.; Túnez, J.; Failla, M.; Hevia, M.; Pa-
S. L. y Garaffo, G. V. (2010). Abundance and nebianco, M. V.; Paso Viola, M. N.; Vitullo, A. y
distribution of endangered Franciscana dol- Cappozzo, H. L. (2016). Patterns of population
phins in Argentine waters and conservation structure at microsatellite and mitochondrial
implications. Marine Mammal Science, 26(1), DNA markers in franciscana dolphin (Pon-
17-35. toporia blainvillei). Ecology and Evolution, 6,
Danilewicz, D.; Rosas, F.; Bastida, R.; Marigo, J.; 8764-8776.
Muelbert, M. y Rodríguez, D. (2002). Report Lucifora, L. O.; Menni, R. C. y Escalante, A. H.
of the working group on biology and ecology. (2005). Reproduction, abundance and feed-
Latin American Journal of Aquatic Mammals, ing habits of the broadnose sevengill shark
1(1), 25-42. Notorynchus cepedianus in north Patagonia, Ar-
Danilewicz, D.; Secchi, E. R.; Ott, P. H.; Moreno, gentina. Marine Ecology Progress Series, 289,
I. B.; Bassoi, M. y Borges-Martins, M. (2009). 237-244.
Habitat use patterns of franciscana dolphins Negri, M. F.; Denuncio, P.; Panebianco, M. V. y
(Pontoporia blainvillei) off southern Brazil in Cappozzo, H. L. (2012). Bycatch of francis-
relation to water depth. Journal of the Marine cana dolphins Pontoporia blainvillei and the
Biological Association of the United King- dynamic of artisanal fisheries in the species’
dom, 89(05), 943-949. southernmost area of distribution. Brazilian
del Castillo, D.; Panebianco, M. V.; Negri, M. F. y Journal of Oceanography, 60(2), 149-158.
Cappozzo, H. L. (2014). Morphological analy- Negri, M. F.; Panebianco, M. V.; Denuncio, P.;
sis of the flippers in the franciscana dolphin, Rodríguez, D. y Cappozzo, H. L. (2016b). Bio-
Pontoporia blainvillei, applying X-ray tech- logical parameters of franciscana dolphins,
nique. The Anatomical Record, 297(7), 1181- Pontoporia blainvillei, by-caught in artisanal
1188. fisheries off southern Buenos Aires, Argenti-
Denuncio, P. E.; Bastida, R.; Danilewicz, D.; Mo- na. Journal of the Marine Biological Associa-
rón, S.; Rodríguez-Heredia, S. y Rodríguez, tion of the United Kingdom, 96(4), 821-829.
D. (2013). Calf chronology of the Franciscana Publicado online: abril de 2014.
Dolphin (Pontoporia blainvillei): birth, onset of Negri, M. F.; Túnez, J. I. y Cappozzo, H. L. (2016a).
feeding, and duration of lactation in coastal Genetic diversity and population structure of
waters of Argentina. Aquatic Mammals, 39(1), the franciscana dolphin, Pontoporia blainvillei,
73-80. in Southern Buenos Aires, Argentina. New
Denuncio, P. E.; Paso Viola, M. N.; Machovsky-Ca- Zealand Journal of Marine and Freshwater
puska, G.; Raubenheimer, D.; Blasina, G.; Ma- Research, 50(2), 326-338.
chado, R.; Polizzi, P.; Gerpe, M.; Cappozzo, H. Ott, P. y Danilewicz, D. (1998). Presence of fran-
L. y Rodríguez, D. (2017). Population variance ciscana dolphins (Pontoporia blainvillei) in
in prey and macronutrient selection by an the stomach of a killer whale (Orcinus orca)
endangered marine predator, the franciscana stranded on southern Brasil. Mammalia,
dolphin. Journal of Sea Research, 129, 70-79. 62(4), 605-609.
Denuncio, P. E.; Paso Viola, N.; Cáceres-Saez, Panebianco, M. V.; del Castillo, D. L.; Denuncio, P.
I.; Cappozzo, H.; Rodríguez, D. y Mandiola, E.; Negri, M. F.; Bastida, R.; Failla, M.; Vitullo,

530 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
D E L F Í N F R A N C I S C A N A

A. D. y Cappozzo, H. L. (2016). Reproductive nacional para la Conservación de la Naturale-


biology of female franciscana dolphins (Pon- za 2008: e.T17978A7641187.
toporia blainvillei) from Argentina. Journal of Rodríguez, D.; Rivero, L. y Bastida, R. (2002).
the Marine Biological Association of the Unit- Feeding ecology of the franciscana (Ponto-
ed Kingdom, 96, 831-840. poria blainvillei) in marine and estuarine wa-
Panebianco, M. V.; Negri, M. F. y Cappozzo, H. L. ters of Argentina. Latin American Journal of
(2012). Reproductive aspects of male fran- Aquatic Mammals, 1(1), 77-94.
ciscana dolphins (Pontoporia blainvillei) off Santos, M. C. O. y Netto, D. F. (2005). Killer whale
Argentina. Animal Reproduction Science, (Orcinus orca) predation on a franciscana dol-
131(1), 41-48. phin (Pontoporia blainvillei) in Brazilian Wa-
Panebianco, M. V.; Negri, M. F.; Botte, S. E.; Mar- ters. Latin American Journal of Aquatic Mam-
covecchio, J. E. y Cappozzo, H. L. (2013). Es- mals, 4(1), 69-72.
sential and non-essential heavy metals de- Secchi, E. R. (2010) Review on the threats and
termination in skin and muscle tissues in conservation status of franciscana, Pontopo-
franciscana dolphins (Pontoporia blainvillei) ria blainvillei (Cetacea, Pontoporiidae). En: J.
from Argentina southern coast. Chemistry M. Shostell y M. Ruiz Garcia (Eds.), Biology,
and Ecology, 19(6), 511-518. Evolution and Conservation of River Dolphins
Panebianco, M. V.; Negri, M. F.; Botte, S. E.; Marco- within South America and Asia. Volume 1 (pp.
vecchio, J. E. y Cappozzo, H. L. (2011). Metales 323-339). Hauppauge, NY, USA: Nova Science
pesados en el riñón del delfín franciscana, Publishers Inc.
Pontoporia blainvillei (Cetacea: Pontoporii- Secchi, E. R. y Fletcher, D. (2004). Estimating sur-
dae) y su relación con parámetros biológi- vival rates of franciscana by fitting the Siler
cos. Latin American Journal of Aquatic Re- model to data on age-at death of beachcast
search, 39, 526-533. and bycatch and by a modeling approach
Paso Viola, M. N.; Denuncio, P.; Negri, M. F.; Rodrí- using life tables of similar species: a com-
guez, D.; Bastida, R. y Cappozzo, H. L. (2014). parison. International Whaling Commission
Diet Composition of franciscana dolphin, Scientific Committee Paper SC/56/SM16-.
Pontoporia blainvillei, from southern Buenos Secchi, E. R.; Danilewicz, D. y Ott, P. H. (2003).
Aires, Argentina and its interaction with fish- Applying the phylogeographic concept to
eries. Revista de Biología Marina y Oceano- identify franciscana dolphin stocks: implica-
grafía, 49(2), 393-400. tions to meet management objectives. Jour-
Paso Viola, M. N.; Riccialdeli, L.; Negri, M. F.; Pa- nal Cetacean Research Management, 5, 61-
nebianco, M. V.; Panarello, H. O. y Cappozzo, 68.
H. L. (2017). Intra-specific isotope variations Wells, R. S.; Cremer, M. J.; Berninsone, L. G.; Al-
of franciscana dolphin Pontoporia blainvillei bareda, D.; Wilkinson, K. A.; Stamper, M. A.;
regarding biological parameters and distinct Paitach, R. L. y Bordino, P. (2022). Tagging,
environments. Mammalian Biology, 85, 47- ranging patterns, and behavior of francis-
54. cana dolphins (Pontoporia blainvillei) off Ar-
Praderi, R. (1986). Comentarios sobre la distri- gentina and Brazil: Considerations for con-
bución de Pontoporia blainvillei en aguas del servation. Marine Mammal Science, 38(2),
Río de La Plata. Actas I Reunión de Trabajo 571-605.
de Especialistas en Mamíferos Acuáticos de Zerbini, A. N.; Secchi, E.; Crespo, E.; Danilewicz,
América del Sur. Buenos Aires. D. y Reeves, R. (2017). Pontoporia blainvillei
Reeves, R. R.; Dalebout, M. L.; Jefferson, T. A.; (errata version published in 2018). Lista Roja
Karczmarski, L.; Laidre, K.; O’Corry-Crowe, de las Especies Amenazadas de la Unión In-
G.; Rojas-Bracho, L.; Secchi, E. R.; Slooten, E.; ternacional para la Conservación de la Natu-
Smith, B. D.; Wang, J. Y.; Zerbini, A. N. y Zhou, raleza 2017: e.T17978A123792204.
K. (2008). Pontoporia blainvillei. Lista Roja de
las Especies Amenazadas de la Unión Inter-

F U N DAC I Ó N A Z A R A 531
A U T O R E S

NÓMINA DE AUTORES

Acosta, Miguel A. Proyecto Juco-Proyecto Bina- (3370) provincia de Misiones, Argentina. Pro-
cional Yaguajuco. Eduardo Wilde 450, Dpto. yecto Selva de Pino Paraná. Vélez Sarsfield y
A, Villa Soledad (4400) Salta, provincia de San Jurjo (3364) San Pedro, provincia de Mi-
Salta, Argentina. Fundación Oso Andino. siones, Argentina.
Quito, Ecuador. ebbonaparte@gmail.com
tolden195@gmail.com Celsi, Cintia E. Fundación de Historia Natural
Anfuso, Jorge. Fundación de Historia Natural Félix de Azara. Centro de Ciencias Natura-
Félix de Azara. Centro de Rescate, Rehabili- les, Ambientales y Antropológicas, Univer-
tación y Recría de Fauna Silvestre Güirá Oga. sidad Maimónides. Hidalgo 775, 7mo piso
Ruta Nacional N° 12, km 1637 (3370) Puerto (1405) Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Iguazú, provincia de Misiones, Argentina. Argentina.
sjanfuso@gmail.com cintiacelsi@gmail.com
Arias, Magdalena. Centro de Investigación Apli- Dalia, Analía V. Fundación de Historia Natural
cada y Transferencia Tecnológica en Recur- Félix de Azara. Centro de Ciencias Naturales,
sos Marinos Almirante Storni, CONICET. Ambientales y Antropológicas, Universidad
Güemes 1030 (8520) San Antonio Oeste, pro- Maimónides. Hidalgo 775, 7mo piso (1405)
vincia de Río Negro, Argentina. Escuela Su- Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argenti-
perior de Ciencias Marinas, Universidad Na- na.
cional del Comahue. San Martín 224 (8520) analia.dalia@fundacionazara.org.ar
San Antonio Oeste, provincia de Río Negro, Del Moral Sachetti, J. Fernando. Proyecto Juco-
Argentina. Fundación de Historia Natural Fé- Proyecto Binacional Yaguajuco. Eduardo Wil-
lix de Azara. Hidalgo 775, 7mo piso (1405) Ciu- de 450, Dpto. A, Villa Soledad (4400) Salta,
dad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. provincia de Salta, Argentina. Fundación de
ariasmalala@gmail.com Historia Natural Félix de Azara. Hidalgo 775,
Baigorria, Julián E. M. Fundación de Historia 7mo piso (1405) Ciudad Autónoma de Buenos
Natural Félix de Azara. Hidalgo 775, 7mo piso Aires, Argentina. Fundación Oso Andino. Qui-
(1405) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, to, Ecuador.
Argentina. Universidad Gastón Dachary. Sal- jfdelmoral@gmail.com
ta 1912 (3300) Posadas, provincia de Misio- Delvenne, Luis A.
nes. luisdel50@yahoo.com.ar
julianbaigorria@gmail.com Denuncio, Pablo. Instituto de Investigaciones
Bauni, Valeria. Fundación de Historia Natural Marinas y Costeras, Universidad Nacional de
Félix de Azara. Centro de Ciencias Naturales, Mar del Plata y CONICET. Funes 3350 (7602)
Ambientales y Antropológicas, Universidad Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, Ar-
Maimónides. Hidalgo 775, 7mo piso (1405) gentina.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argenti- pdenunci@mdp.edu.ar
na. Di Giacomo, Adrián S. Laboratorio de Biología
valeria.bauni@fundacionazara.org.ar de la Conservación, Centro de Ecología Apli-
Berninsone, Leonardo G. AquaMarina-Centro cada del Litoral, CONICET y Universidad Na-
de Estudios en Ciencias Marinas. Martín Pes- cional del Nordeste. Ruta Provincial N° 5, km
cador 1086 N° 7 (7167) Pinamar, provincia 2,5 sin número (3400) Corrientes, provincia
de Buenos Aires, Argentina. de Corrientes, Argentina.
bernin@aquamarina.org digiacomo.adrian@gmail.com
Bertonatti, Claudio. Fundación de Historia Na- Elsegood, Silvia. Fundación de Historia Natural
tural Félix de Azara. Centro de Ciencias Na- Félix de Azara. Centro de Rescate, Rehabili-
turales, Ambientales y Antropológicas, Uni- tación y Recría de Fauna Silvestre Güirá Oga.
versidad Maimónides. Hidalgo 775, 7mo piso Ruta Nacional N° 12, km 1637 (3370) Puerto
(1405) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Iguazú, provincia de Misiones, Argentina.
Argentina. silviaelsegood@gmail.com
claudiobertonatti@yahoo.com Forcelli, Daniel. Museo Latinoamericano de
Bonaparte, E. Bianca. Instituto de Biología Sub- Malacología Juan Carlos Chebez. Fundación
tropical, Universidad Nacional de Misiones de Historia Natural Félix de Azara. Hidalgo
y CONICET. Nodo Puerto Iguazú: Bertoni 85 775, 7mo piso (1405) Ciudad Autónoma de

532 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
A U T O R E S

Buenos Aires, Argentina. tad de Ciencias Naturales y Museo, Univer-


oceanaut98@yahoo.com.ar sidad Nacional de La Plata y CONICET. Ane-
Fortes, Vanessa. Departamento de Zootecnia e xo Museo, Laboratorio 105, Calles 122 y 60
Ciências Biológicas, Laboratório de Primato- (1900) La Plata, provincia de Buenos Aires,
logia, Centro de Educação Superior Norte do Argentina.
Rio Grande do Sul, Universidade Federal de kacoliris@fcnym.unlp.edu.ar
Santa Maria. Av. Independência 3751, Bairro Kowalewski, Martín. Estación Biológica Co-
Vista Alegre (98.300-000) Palmeira das Mis- rrientes-Centro de Ecología Aplicada del Li-
sões, RS, Brasil. toral, Universidad Nacional del Nordeste y
vanessa-barbisan.fortes@ufsm.br CONICET. Ruta Provincial N° 8, km 7 (3401)
Giussani, Liliana M. Instituto de Botánica San Cayetano, provincia de Corrientes, Ar-
Darwinion-CONICET-Academia Nacional de gentina. Museo Argentino de Ciencias Na-
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Labar- turales Bernardino Rivadavia, CONICET. Av.
dén 200 (1642) San Isidro, provincia de Bue- Ángel Gallardo 470 (1405) Ciudad Autónoma
nos Aires, Argentina. de Buenos Aires, Argentina. Estación Bioló-
lgiussani@darwin.edu.ar gica Corrientes-Nordeste, CONICET. Nuestra
Gómez, Noelia E. Proyecto Juco-Proyecto Bina- Señora de Lourdes 1200 (3401) San Cayeta-
cional Yaguajuco. Eduardo Wilde 450, Dpto. no, provincia de Corrientes, Argentina.
A, Villa Soledad (4400) Salta, provincia de martinkow@gmail.com
Salta, Argentina. Fundación de Historia Na- Lodeiro Ocampo, Nicolás. Fundación Red Ya-
tural Félix de Azara. Hidalgo 775, 7mo piso guareté. Cuenca 1539, Dpto. 4 (1416) Ciudad
(1405) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
Argentina. Fundación Oso Andino. Quito, info@redyaguarete.org.ar
Ecuador. Montenegro, Rubén. Museo Latinoamericano
noeliaeligo@gmail.com de Malacología Juan Carlos Chebez. Funda-
Grisolía, M. Jimena. Fundación de Historia Na- ción de Historia Natural Félix de Azara. Hi-
tural Félix de Azara. Centro de Ciencias Na- dalgo 775, 7mo piso (1405) Ciudad Autónoma
turales, Ambientales y Antropológicas, Uni- de Buenos Aires, Argentina.
versidad Maimónides. Hidalgo 775, 7mo piso rubenmont@yahoo.com.ar
(1405) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Nigro, Norberto A. Fundación Red Yaguareté.
Argentina. Cuenca 1539, Dpto. 4 (1416) Ciudad Autóno-
jimenagrisolia@gmail.com ma de Buenos Aires, Argentina.
Homberg, Marina. Fundación de Historia Na- info@redyaguarete.org.ar
tural Félix de Azara. Centro de Ciencias Na- Oklander, Luciana I. Grupo de Investigación
turales, Ambientales y Antropológicas, Uni- en Genética Aplicada, Instituto de Biología
versidad Maimónides. Hidalgo 775, 7mo piso Subtropical, nodo Posadas. Universidad Na-
(1405) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cional de Misiones y CONICET. Jujuy 1745
Argentina. (3300) Posadas, provincia de Misiones, Ar-
marina.homberg@fundacionazara.org.ar gentina. Fundación de Historia Natural Félix
Ibáñez, Hernán V. Fundación de Historia Na- de Azara, Hidalgo 775, 7 mo piso (1405) Ciu-
tural Félix de Azara. Centro de Ciencias Na- dad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
turales, Ambientales y Antropológicas, Uni- lulaok@gmail.com
versidad Maimónides. Hidalgo 775, 7mo piso Orozco, M. Marcela. Instituto de Ecología, Ge-
(1405) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, nética y Evolución de Buenos Aires, Facultad
Argentina. de Ciencias Exactas y Naturales, Universi-
hernanvibanez@gmail.com dad de Buenos Aires y CONICET. Intendente
Jerusalinsky, Leandro. Centro Nacional de Pes- Güiraldes 2160 (1428) Ciudad Universitaria,
quisa e Conservação de Primatas Brasileiros. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argen-
Instituto Chico Mendes de Conservação da tina.
Biodiversidade. Floresta Nacional da Restin- marcelaorozco.vet@gmail.com
ga de Cabedelo-BR230 km 10 (58108-012) Paso Viola, M. Natalia. Instituto de Ciencias Po-
Cabedelo - PB, Brasil. lares, Ambiente y Recursos Naturales, Uni-
ljerusalinsky@yahoo.com.br versidad Nacional de Tierra del Fuego. Fue-
Kacoliris, Federico P. Iniciativa Meseta Salvaje, gia Basket 251 (9410) Ushuaia, provincia de
Fundación Somuncura. Sección Herpetolo- Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlán-
gía, División Zoología de Vertebrados, Facul- tico Sur, Argentina. Laboratorio de Ecología,

F U N DAC I Ó N A Z A R A 533
A U T O R E S

Comportamiento y Mamíferos Marinos, Mu- 2,5 sin número (3400) Corrientes, provincia
seo Argentino de Ciencias Naturales Bernar- de Corrientes, Argentina.
dino Rivadavia, CONICET. Av. Ángel Gallardo pucheta.mf@gmail.com
470 (1405) Ciudad Autónoma de Buenos Ai- Quiroga, Sofía. Iniciativa Meseta Salvaje, Fun-
res, Argentina. dación Somuncura.
npasoviola@gmail.com so_quiroga@hotmail.com
Peker, Silvana M. Dirección Nacional de Biodi- Rodríguez, Rocío S. Fundación de Historia Na-
versidad. Ministerio de Ambiente y Desarro- tural Félix de Azara. Hidalgo 775, 7mo piso
llo Sostenible de la Nación. San Martin 451, (1405) Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Oficina 232, 2do piso (1004) Ciudad Autóno- Argentina.
ma de Buenos Aires, Argentina. rocio.rodriguez@fundacionazara.org.ar
speker@ambiente.gob.ar Sarti, Guadalupe. Centro de Investigación Apli-
Perelló, Milton. Fundación de Historia Natural cada y Transferencia Tecnológica en Recur-
Félix de Azara. Hidalgo 775, 7mo piso (1405) sos Marinos Almirante Storni, CONICET.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argenti- Güemes 1030 (8520) San Antonio Oeste, pro-
na. vincia de Río Negro, Argentina. Fundación de
miltonperello@hotmail.com Historia Natural Félix de Azara. Hidalgo 775,
Pérez, Lorena E. Fundación de Historia Natural 7mo piso (1405) Ciudad Autónoma de Buenos
Félix de Azara. Hidalgo 775 7mo piso (1405) Aires, Argentina.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argenti- guadalupesarti@gmail.com
na. Velasco, Melina A. Iniciativa Meseta Salvaje,
lorenaeliana@yahoo.com Fundación Somuncura. Sección Herpetolo-
Petracci, Pablo. Grupo de Estudio en Conserva- gía, Facultad de Ciencias Naturales y Museo,
ción y Manejo Gekko. Departamento de Bio- Universidad Nacional de La Plata y CONICET.
logía, Bioquímica y Farmacia, Universidad Anexo Museo, Laboratorio 105, Calles 122 y
Nacional del Sur. San Juan 670 (8000) Bahía 60 (1900) La Plata, provincia de Buenos Ai-
Blanca, provincia de Buenos Aires, Argenti- res, Argentina.
na. melinavelasco@fcnym.unlp.edu.ar
pablopetracci@yahoo.com.ar Williams, Jorge D. Sección Herpetología, Facul-
Povedano, Hernán E. Iniciativa Meseta Salvaje, tad de Ciencias Naturales y Museo, Univer-
Fundación Somuncura. sidad Nacional de La Plata y CONICET. Ane-
hernanpovedano@gmail.com xo Museo, Laboratorio 105, Calles 122 y 60
Pucheta, M. Florencia. Laboratorio de Biología (1900) La Plata, provincia de Buenos Aires,
de la Conservación, Centro de Ecología Apli- Argentina.
cada del Litoral, CONICET y Universidad Na- williams@fcnym.unlp.edu.ar
cional del Nordeste. Ruta Provincial N° 5, km

534 D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N E S P E C I E S A M E N A Z A DA S D E L A A R G E N T I N A .
D O S D É C A DA S D E T R A B A J O C O N

E S P E C I E S A M E N A Z A DA S
DE LA ARGENTINA

Este libro compila el trabajo silencioso que realizan investigadores, naturalistas,


guardaparques y voluntarios de la Fundación Azara –en algunos casos junto a
sus colegas de otras instituciones– para la conservación de especies amenazadas
que habitan en el territorio argentino. Cuarenta y dos autores ofrecen informa-
ción actualizada sobre veintiséis especies amenazadas en las que la institución,
durante las últimas dos décadas, despertó preocupación o realizó investigacio-
nes, actividades educativas, rescates o programas de conservación. En varios ca-
sos se trata de las primeras fichas técnicas o de las más completas que hasta el
presente se hayan escrito para algunas de las especies tratadas en esta obra.

También podría gustarte