La estrategia de equidad en la salud durante la respuesta al COVID-19 de los
CDC busca en líneas generales mejorar los resultados en materia de salud de las poblaciones afectadas de manera desproporcionada enfocándose en cuatro prioridades:
1. Ampliar la base de evidencias.
2. Ampliar los programas y las prácticas de pruebas de detección, rastreo de contactos, opciones de aislamiento, servicios de salud y recuperación del impacto de las consecuencias negativas no intencionales de las estrategias de mitigación para poder llegar a poblaciones de mayor riesgo. Los ejemplos de posibles consecuencias negativas no intencionales incluyen la pérdida del seguro de salud, la inseguridad alimentaria, habitacional y económica, los problemas de salud mental, el abuso de sustancias y la violencia por factores como aislamiento social, problemas financieros y ansiedad. 3. Ampliar el programa y las actividades prácticas para brindar apoyo a los trabajadores esenciales y de primera línea para prevenir la transmisión del COVID-19. Los ejemplos de trabajadores esenciales y de primera línea incluven a los trabaiadores de atención médica, de la industria de alimentos y de los centros correccionales. 4. Ampliar una fuerza de trabajo inclusiva preparada para evaluar y abordar las necesidades de una población estadounidense cada vez más diversa.