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SUCESION LEGITIMA

Tras el duelo que acompaña al fallecimiento de una persona los familiares se enfrentan a una
serie de deberes por cumplir, además de preguntarse cómo deben disponer de los bienes del
difunto y quiénes son los herederos de éste.
Para responder a esas preguntas, lo primero es conocer si el fallecido otorgó o no un
testamento. Si bien es el testamento la única forma de conocer la voluntad del fallecido, no todo
está perdido, pues existe la sucesión legítima, conocida coloquialmente como sucesión
intestamentaria, que define quienes son los herederos y la porción de la herencia que
corresponde a cada uno de ellos.
¿Quiénes pueden ser herederos por sucesión legítima?

Si una persona muere sin haber hecho un testamento, la ley establece quiénes heredarán sus
bienes, en primer lugar sus hijos y esposo(a) o concubino(a), es decir, la persona con la que
comparte su vida aunque no estén casados (siempre y cuando ninguno de los dos este casado
con otra persona); después, sus padres, hasta llegar a tíos, primos y sobrinos hasta el cuarto
grado.

Por supuesto, la ley establece que sean los familiares más próximos los que reciban la herencia,
excluyendo a los más lejanos (esto es si hay hijos y sobrinos, heredan sólo los primeros,
etcétera), estableciendo que los parientes del mismo grado heredarán por partes iguales.
Es importante señalar que el parentesco por afinidad (es decir, el que se establece entre un
cónyuge y los parientes consanguíneos del otro, por ejemplo, los cuñados y los suegros) no da
derecho a heredar.
No se puede disponer de los bienes de la sucesión antes de que exista un procedimiento
sucesorio (ya notarial, ya judicial), pues es necesario determinar quién será legalmente el dueño
de estos.
La duración del proceso depende de la rapidez con que se tramite la sucesión, es decir, que se
declaren a los herederos y se nombre al albacea, que es la persona que administrará lo bienes
hasta que se adjudiquen a los herederos. En caso de existir alguna controversia sobre la
sucesión, no podrá llevarse ante notario, sino a través del procedimiento judicial, que en general
lleva más tiempo y, por lo tanto, tardarán más tiempo los herederos en adjudicarse los bienes
para poder disponer de ellos.
¿Qué sucede en caso de que no haya herederos?

La ley también prevé esta situación y considera que solamente en caso de que el fallecido no
tuviera parientes colaterales dentro del cuarto grado, su patrimonio se destinará a la
beneficencia pública. La institución que recibirá estos bienes está determinada por la ley en cada
Estado de la República. Por ejemplo, en el caso del Distrito Federal y el Estado de México, los
bienes se trasmiten al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
Más allá de los bienes, ¿y los hijos?

Más allá de los bienes, el testamento es también el documento apropiado para que los padres
de hijos menores de edad nombren a uno o más tutores para que, en caso de que ambos padres
fallecieren, sean éstos quienes cuiden de los menores y de sus bienes. De igual manera el
testamento es también el medio para nombrar un tutor para una persona incapaz mayor de
edad.

En caso de morir intestado, la ley también prevé que un juez será quien determinará sobre quién
recaerá la patria potestad y/o la tutela de los hijos en caso de muerte de ambos padres.

Finalmente, quiero señalar que a pesar de que la ley establece cómo resolver los casos de
herencia legítima, el testamento público abierto, es decir, el que se hace ante un notario público
es, sin duda, la forma más apropiada para hacer cumplir nuestra voluntad, después de la
muerte, determinando a quiénes y cómo deseamos heredar nuestros bienes y derechos,
permitiendo así que nuestros herederos los reciban sin mayores complicaciones.

Cabe también hacer mención que para el otorgamiento del testamento no se requiere enlistar los
bienes y derechos que forman la herencia, pues se dispone genéricamente de los bienes y
derechos, es decir, de manera universal. Por tanto, el testamento es más un tema de
responsabilidad que de riqueza, pues no importa si los bienes son muchos o pocos, el
procedimiento sucesorio testamentario será el mismo en todos los casos y el costo del
otorgamiento de éste no depende de la masa hereditaria.

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