Está en la página 1de 5

Axel Darío Gutiérrez González

El crecimiento de las ciudades vistas desde el cine de ciencia ficción y


fantasía.

Las películas han llegado a ser ya desde hace un tiempo la forma más innovadora de adentrarse a
nuevos universos. En su mayoría los entornos, mejor conocidos como locaciones, no suelen verse
tal cual son ya que estos se ven intervenidos a favor de llevar una narrativa coherente de la historia
que se busca contar. El departamento encargado de esto en un rodaje es el de diseño de producción,
siempre de la mano con el director y guionistas. Ahora bien, los géneros de ciencia ficción y
fantasía, a través de los años, han provocado que este departamento se adentre en crear mundos y
brindarles de coherencia, pese a no existir y así, la atención al detalle provocará una mayor
inmersión al espectador.
La construcción de una película y un edificio terminan siendo el reflejo el uno de la otra, con
procesos y fines muy parecidos. “Uno concibe y lee un edificio en términos de secuencias. Erigir
un edificio es predecir y buscar efectos de contraste y unión a través de los lugares por donde se
pasa […]. En la toma o secuencia continua que define un edificio, el arquitecto trabaja con cortes
y montajes, aperturas y encuadres” (Pallasmaa, 2008).
Se podría decir, en este sentido, que la importancia al momento de construir una ciudad para una
película es el doble, ya que no solo tienes que crear coherencia narrativa, sino lógica urbana y
social que respondería directamente a la arquitectura, pero con la suficiente sutileza para continuar
siendo ciencia ficción-fantasía y no un documental, por lo que cuando echamos un vistazo a la
película de “Metrópolis” (Fig.1) uno puede fácilmente identificar elementos, tanto en sus interiores
como exteriores, que pasarían a ser una constante en películas de ciencia ficción y fantasía,
edificios monumentales, objetos que gravitan de manera constante los cielos, la unión de la
máquina con la ciudad y por supuesto los temas sociales como la lucha de clases, el consumismo
desmedido, el poder invisible y siempre absoluto, y la mayoría de las veces un descuido y olvido
casi completo de la naturaleza. Un rasgo particular del filme es también su acercamiento a lo
místico-religioso, trasfondo que se iría simplificando a un rasgo existencialista en otras películas.
El cómo sean tratados estos temas ocasiona que las películas lleguen tornarse en un aura
“distópica”.

Otro ejemplo es el de Moebius, apodo del ilustrador Jean Giraud, que, influenciado por las ideas
de Jodorowsky para su película fallida DUNE figura una ciudad (Fig. 2) en la que los elementos
ya antes mencionados se ven estrechamente reforzados con la personalidad de quien protagoniza
la historia, atributo que le serviría de referencia a Ridley Scott para la mítica “Blade Runner” (Fig.
3), donde la ciudad toma el papel residual de la expansión de la humanidad a otros planetas. La
industria, clase trabajadora y los exiliados (en este caso androides) se vuelven la principal
característica de este mundo. Por lo que podemos ver al final de la primera entrega, el mundo aún
cuenta con parajes verdes, algo que cambia en la siguiente entrega (Fig. 4) y aunque la ciudad no
continuó su expansión, el planeta prácticamente está muerto. Esta abrumadora decadencia se
vuelve un reflejo del comportamiento de sus protagonistas.
Axel Darío Gutiérrez González

Pero que un planeta este muerto no significa que no pueda seguir siendo explotado, y esto se ve de
manera perfecta en el planeta de “Coruscant” (Fig. 5), el cual funge como sede de la república
galáctica en las películas de “Star Wars” (después imperio). Se sabe que este planeta funciona
gracias a la extracción de energía del núcleo del planeta. Esto alimenta la basta maquinaría que
cubre el planeta, pero sin duda, la lectura más fiel que le pude dar a este planeta es la de un puerto
ya que muchos de los edificios que se logran apreciar (Fig. 6) son naves. Estos “edificios” son
creados en otros planetas por culturas diferentes listos para ser plantadas sobre el ombligo de la
política galáctica. Esto lleva sin duda a un nuevo nivel la búsqueda del “Espíritu del Lugar”
Aquí, podemos observar con mayor claridad la distopia y una jerarquización de la ciudad, donde
[:..] para entender las funciones, papeles y características de una ciudad es necesario considerar un
contexto más amplio que el de sus límites físicos […] ya que estas satisfacen necesidades no solo
de la ciudad central, sino de aquellos que pertenecen, pero habitan en la periferia. (Unikel,
Necochea, 1971)
Aunque claro, a diferencia de los anteriores ejemplos no podemos omitir el hecho de que la “Saga
de Star Wars” siempre ha tirado su balanza más hacia la fantasía y no deja de ser un
cuestionamiento de lo que se considera “bello y siniestro”.
Dicho lo anterior, a veces es difícil equilibrar la balanza entre fantasía y ciencia ficción, y para eso
tomaremos como ejemplo el proyecto de la NASA que brindó una opción para dar un habitad a
miles de personas a la vez fuera del planeta, el “Toro de Standford” (Fig. 7). En la película de
“Elysium” (Fig. 8) precisamente se retoma este proyecto casi de manera literal, lo cual fue
plenamnete justificado desde el tipo de narrativa que plantea la película. Una crítica social sobre
la gente que realmente podría llegar a habitar ese tipo de ciudad y el tipo de gente que se quedaría
en la tierra, la mayoría obreros, pilares de la industría que mantendría a flote esas ciudades
espaciales, una historia con la balanza tirada hacia la ciencia ficción.
Por otro lado, la película de “Interestelar” al llegar a su climax empieza a caer en un entorno
abstracto, uno del que no se tiene pleno conocimiento de como es ni de como funciona y esto se
ve reflejado en la base espacial (Fig. 9) que claramente está inspirada en el “Toro de Standford”,
pero que a diferencia de esta carece del rigor ya antes expuesto dentro del mismo universo de la
película, por lo que es fácil ver como esta tira la balanza hacia la fantasía.
Para terminar, el mejor ejemplo que pude encontrar el cual nivela la balanza entre Ciencia Ficción
y Fantasía, y que a su vez muestra un modelo de crecimiento mejor logrado, se encuentra en “Star
Trek”. La base espacial “Yorktown” (Fig. 10) fue creada con el fin de que la Federación Unida no
mostrara alguna clase de favoritismo posicionandose en algún planeta existente.
Cómo se puede ver la base esta compuesta varios anillos concéntricos bastante parecidos al ya
referenciado “Toro de Standford” y aunque a primera vista pueda parecer una ciudad de “fantasía”
al momento de ser introducida es cimentada sobre la narrativa general y detallada de la película.
“Es el lugar donde todos los miembros más recientes de la Federación pueden ir, mezclarse entre
sí y aprender unos de otros y reunirse para buscar un mejor futuro común” (Simon Pegg para
Entretainment Weekly, 2016).
Axel Darío Gutiérrez González

Lo artificial, como ya hemos visto, es una constante en el crecimiento de ciudades dentro de los
géneros de ciencia ficción-fantasía y según Freud la dicotomia vida-artficio es una de las bases de
lo siniestro, a veces una condición que se ve más con un reflejo generacional de sus realizadores.
Si, la estácion espacial Yorktown es un ejemplo de como los límites de una ciudad se ven marcados
por una delgada atmosfera artificial que le da vida y protección a lo que podría ser mejor
denominado como un “mecaplaneta”, pero, ¿es acaso la perfección y lo artificial lo que lo
volverían más fantasía? ¿No es acaso la utopía un sinonimo de fantasía?
Lo verdaderamente siniestro es no saber a que clase de creciemiento estamos más cercanos. Una
delgada atmosfera narrativa que lleva a una sociedad entre lo distópico o lo utopico.

Bibliografía:

Pallasmaa, Juhani. The Architecture of Image: Existential Space in Cinema. Helsinki: Building,
2001.
Unikel, Luis. Jerarquía y sistema de ciudades en México, 1971.
Freud, S. Obras Completas (trad. José Etcheverry y comentarios de James Strachey con la
colaboración de Anna Freud). Tomo IX, 2000.
Axel Darío Gutiérrez González

Fig. 1. Metrópolis, 1927, Fritz Lang, D.P. Otto Hunte,


Erich Kettlehut y Karl Vollbrecht. Fig. 2. The Long Tomorrow, 1976, Moebius.

Fig. 4. Blade Runner 2049, 2017, Denis Villeneuve, P.D. Dennis


Fig. 3. Blade Runner, 1982, Ridley Scott, P.D. Lawrence G. Paull.
Gassner, Alessandra Querzola

Fig. 5. Star Wars: Episodio I – La amenaza Fig. 6. Star Wars: Episodio I – La amenaza fantasma, 1999, George
fantasma, 1999, George Lucas, D.P. Gavin Lucas, D.P. Gavin Bocquet.
Bocquet.
Axel Darío Gutiérrez González

Fig. 7. Toro de Standford, 1975, Donal Fig. 8. Elysium, 2013, Neil Blomkamp, Ben Fig.9. Interestelar, 2014, Christopher Nolan,
E. Davis. Mauro, “Estación Elysium” D.P. Nathan Crowley, “Estación Cooper”

E. Davis.

E. Davis.

Fig. 10. Star Trek: Beyond, 2016, Justin Lin, D.P.


Sean Hargreaves, Milena Zdravkovic y Dan
Hermansen) “Yorktown”

E. Davis.

También podría gustarte