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LA JUSTICIA COMO GARANTE DE UNA SOCIEDAD CENTRADA EN EL BIEN

COMÚN EN EL PENSAMIENTO CLÁSICO DE ARISTÓTELES Y SANTO TOMÁS


DE AQUINO

Pablo Martín
Facultad De Filosofía Y Letras- UNC

Introducción:

La justicia es una palabra de origen griega, dikaiosúne, que según Antonio


Camarero hace alusión al término abstracto de díke(díkaios), como cualidad de rectitud
moral de lo justo(arete por excelencia), del que “obedece a las leyes” y recibe y da lo
debido1.

La justicia es una de las virtudes morales que junto con la prudencia son
imprescindibles para el correcto desarrollo de la comunidad política, sin esta virtud la
comunidad caería en una interminable sucesión de actos injustos que quebraría el orden
social y no permitiría que los hombres se desarrollaran plenamente y llegaran a su
plenitud.

Nuestro trabajo partirá de la siguiente hipótesis: la justicia garantiza las


relaciones equitativas de los hombres entre sí permitiendo que lleguen a la plenitud de
su ser. Para desarrollar nuestra tesis hemos dividido el trabajo en tres partes, la primera
parte, estará abocada a definir qué es la justicia y su relación con la equidad; la segunda
parte, analizará la amistad como fundamento de la sociedad y por último se analizará la
justicia y la relación con el bien común.

Aristóteles sostiene que el hombre busca la felicidad por sí misma, es decir


que no es un medio para alcanzar otra cosa sino el fin de la vida humana.

1 CAMARERO, Antonio. Vocabulario Elemental de la Cultura Clásica Griega. Bahía


Blanca, s/e, 1975. p. 16-17.

1
A ella, en efecto, la escogemos siempre por sí misma, y jamás por
otra cosa; en tanto que el honor, el placer, la intelección y toda otra
perfección cualquiera, son cosas que, aunque es verdad que las escogemos
por sí mismas –si ninguna ventaja resultase elegiríamos, no obstante, cada
una de ellas-, lo cierto es que las deseamos en vista de la felicidad,
suponiendo que por medio de ellas seremos felices. Nadie, en cambio,
escoge la felicidad por causa de aquellas cosas, ni, en general, de otra
ninguna 2

La felicidad para Aristóteles sólo se logra si el hombre es virtuoso, de lo


contrario estaríamos hablando de una falsa felicidad; pero para que el hombre sea
virtuoso es necesario que los integrantes de una sociedad sean justos para que sus
miembros puedan llegar a la “excelencia de su ser”.

Es evidente que una ciudad solo puede ser feliz por sí misma si está
bien gobernada, siempre que sea posible que una ciudad se administre por
sí misma sirviéndose de leyes buenas, y en ese caso la organización de su
régimen político no estará orientada hacia la guerra ni hacia la dominación
de los enemigos…3

Parte N º I: Justicia y Equidad

Anteriormente expresamos que la justicia es una virtud moral junto a la


prudencia y a la templanza, y su acción está destinada a influir en otro, no habría justicia
si no existiera más de una persona. Por este motivo se le considera una de las virtudes
más importantes para la vida social y civil ya que posibilita las buenas relaciones entre
los ciudadanos.

Para poder entender el concepto de justicia conceptualizado por Aristóteles


debemos retrotraernos a su concepto de virtud, para nuestro autor la virtud es, por tanto,

2 ARISTÓTELES. Ética a Nicomaquea. Traducción de Antonio Gómez Robledo. México,


editorial Porrúa, 1997. Pág. 8.
3 ARSITÓTELES. Política. Traducción de Julián Marías y María Araujo. Madrid, Instituto de

Estudios Políticos, 1951. Pág. 114.

2
un hábito selectivo, consistente en un término medio para nosotros, determinada por la
razón y tal como la determinaría el hombre prudente4. El término medio, es un
concepto oscuro para nuestra sociedad posmoderna ya que generalmente se lo entiende
como un vocablo que hace alusión a la mediocridad o la opción más fácil. Sin embargo,
es lo más alejado de lo que pensó Aristóteles, ya que el término medio se refiere a la
máxima perfección que un sujeto puede alcanzar entre dos extremos viciosos, el defecto
y el exceso.

La justicia es un término medio, es decir la excelencia que puede lograr el ser


humano; en cambio, el exceso y el defecto se denominan injusticia. Quien recibe menos
de lo que se merece está en el defecto, el que recibe más de lo que le corresponde en el
exceso. Aristóteles puntualiza qué debe entenderse por “justicia” y por “justo” en las
tres acepciones principales en que utiliza esos términos: I) como conducta o praxis, II)
como medida de esa conducta y III) como virtud que la tiene por objeto5

Lo justo es, pues, lo proporcional; lo injusto lo que está fuera de la


proporción, lo cual puede ser en más y en menos. Esto es lo que acontece en
la práctica: el que comete injusticia tiene más; el que la sufre, menos de lo
que estaría bien.6

El acto justo sólo se da si existe voluntad y libertad por parte del hombre, sin
estos requisitos no puede existir acto justo.

Muchas cosas impuestas por la naturaleza las hacemos y las


padecemos sabiéndolas, y de las cuales, sin embargo, ninguna es voluntaria
ni involuntaria, como envejecer o morir. Así también los actos pueden ser
justos o injustos sólo por accidente. Si una persona entrega un depósito a
pesar suyo y por miedo, no se dirá que hace un acto justo ni que obra
injustamente sino por accidente.,…,

4 ARISTÓTELES., op. cit. supra, nota 2, pág. 23


5 MASSINI CORREAS, Carlos I. Filosofía del Derecho. Tomo II La Justicia. Buenos Aires,
editorial LexisNexis, 2005. pág. 37
6 ARISTÓTELES., op. cit. supra, nota 2, pág.62

3
El hombre es justo cuando practica la justicia por deliberación, y
practica la justicia sólo cuando obra voluntariamente.7

Debemos distinguir entre justicia natural y justicia legal, en el primer caso, es


la justicia que goza de una universalidad y no está sometida –según Aristóteles- a
variaciones según las diversas costumbres de los pueblos; en el segundo caso, es aquella
que el legislador establece por escrito y se trasforma en norma jurídica. Esta última se
trasforma en obligatoria y su incumplimiento conduce a un determinado castigo y
reparación. Sin embargo, para el pensamiento aristotélico no debemos ver una oposición
entre la justicia natural y legal, sino una interacción ya que la justicia natural debe ser la
base por la cual el legislador prescribe la ley legal. Afirma García Máynez que la
diferencia entre las dos ramas de lo justo político tendría que formularse así: lo justo
natural posee una razón de validez que no depende del parecer de los hombres y,
respecto de cada problema, representa, desde su origen, una posibilidad única de
solución; lo justo legal, en cambio, tiene su fundamento en la voluntad del legislador y
constituye, contrariamente a lo justo natural, el resultado de una elección entre
diversas posibilidades, cada una de las cuales parece, en un principio, indiferente, pero
deja de serlo cuando al ser elegida, se convierte en materia de una prescripción8

Aristóteles distingue dos clases de justicias, la justicia particular y la justicia


correctiva. La primera, consiste en dar a cada uno según sus méritos y cumplir con las
pautas que prescribe la ley.

La justicia tenderá –escribe Villey- a que exista la misma relación,


por ejemplo, entre los honores que tributamos a Mozart y a Puccini y entre
el mérito musical de cada uno de estos autores; entre los ingresos del
zapatero y del arquitecto y la diversa calidad y cantidad del trabajo de cada
uno de ellos. De este modo, si podemos cuantificar el mérito de la música
de Mozart con la nota 10, y calificamos a Puccini con un 5, es claro que los
honores que hemos de tributar al músico de Salzburgo habrán de duplicar a
los que corresponden al italiano. Ahora bien, mientras esta proporción se

7 Ibid. pág. 67-68


8 MASSINI CORREAS, Carlos I., op. cit. supra, nota 5, pág. 41

4
mantenga y no tributemos, v.gr., a Puccini iguales o mayores honores que a
Mozart, la justicia quedará salvada; si, por el contrario, damos a Puccini
un homenaje que puede ser cuantificado con un 7, y a Mozart un homenaje
cuantificado con un 9, estaremos frente a una injusticia, ya que no se ha
salvado la proporción debida entre sus méritos y homenajes.9

En la segunda, estamos en presencia de la justicia correctiva; esta consiste en


restablecer las faltas cometidas en la distribución de los bienes. Si en una escala del 1 al
10 a cierta persona le corresponde diez y se le otorga cinco, se le tendrá que devolver
los cinco para poder restablecerse la justicia. Cuando alguien recurre a un juez, este
debe actuar como mediador y debe restablecer el orden quebrado por el egoísmo
humano.

Por esta razón, todas las veces que los hombres disputan ente sí,
recurren al juez. Ir al juez es ir a la justicia, pues el juez ideal es, por
decirlo así, la justicia animada. Las partes buscan en el juez como un medio
entre ellas; y de aquí que en algunos lugares se llame a los jueces
mediadores, como dando a entender que cuando alcanzan el medio
alcanzan la justica. Lo justo es, pues, un medio, puesto que el juez lo es.10

La equidad siendo mejor que lo justo es justa, pero no que la justicia absoluta;
esto se debe a que la ley está prescripta con carácter universal mientras que los
problemas del hombre son particulares, por lo tanto, la equidad hace que el legislador
pueda “aplicar” correctamente en cada caso particular la ley universal,11 pero la equidad
no sólo se limita a una correcta aplicación de la ley sino que va más allá de esta, el

9 Ibid. pág. 31.


10 ARISTÓTELES. op. cit. supra, nota 2, pág. 62
11 Ibid. pág. 71. Lo que produce la dificultad es que lo equitativo es en verdad justo,

pero no según la ley, sino que es un enderezamiento de lo justo legal. La causa de esto
está en que toda ley es en general, pero tocante a ciertos casos no es posible
promulgar correctamente una disposición en genera. En los casos, pues, en que de
necesidad se ha de hablar en general, por más que no sea posible hacerlo
correctamente, la ley toma en consideración lo que más ordinariamente acaece, sin
desconocer por ello la posibilidad de error. Y no por ello es menos recta, porque el
error no está en la ley ni en el legislador, sino en la naturaleza del hecho concreto,
porque tal es, directamente, la materia de las cosas prácticas.

5
hombre equitativo es capaz de perdonar una ofensa cuando sabe que quien la cometió
no obró con mala intención sino por error.

Ser indulgente con las cosas humanas es también de equidad. Y


mirar no a la ley sino al legislador. Y no a la letra, sino a la intención del
legislador, y no al hecho, sino a la intención, y no a la parte, sino al todo;
ni cómo es el acusado en el momento, sino cómo era siempre, o la mayoría
de las veces. Y el acordarse más de los bienes que de los males recibidos, y
más de los bienes que ha recibido que de los que ha hecho. Y el soportar la
injusticia recibida. Y el preferir la solución más por la palabra que por las
obras. 12

Parte II: La Amistad como Fundamento de la Concordia Social

La amistad es algo natural al hombre sin amigos nadie escogería vivir, aunque
tuviese todos los bienes restantes13, por lo tanto, la amistad verdadera permite que las
relaciones entre los hombres se afiancen en la paz y la concordia.

Estamos en condiciones de preguntarnos ¿qué significa la verdadera amistad


para Aristóteles? El estagirita distingue tres clases de amistades: la amistad por
utilidad, por placer, y por sí misma.

La amistad por utilidad está centrada en el provecho que puede sacar una
persona de otra sin tener en cuenta el bien del amigo, en la amistad por placer se
manifiestan los afectos para obtener un bien placentero. En la primera, según
Aristóteles, se desarrolla en los viejos que necesitan de los demás y en aquellos que
buscan obtener alguna ventaja por medio de otro, en el segundo caso este tipo de
amistad se desarrolla en aquellos jóvenes que buscan calmar sus pasiones
desenfrenadas; pero en todos estos casos la amistad es falsa y permanece mientras se
mantiene el objeto de utilidad o de placer, cuando este se esfuma desaparece la
“amistad”.

12 ARISTÓTELES. Retórica. Traducción de Antonio Tovar. Madrid, Instituto de Estudios


Políticos, 1953. Pág. 72.
13 ARISTÓTELES. op. cit. supra, nota 2, pág. 102

6
Semejantes amistades fácilmente se desatan con sólo que tales
amigos no permanezcan los mismos que eran; y así dejan de quererlos
desde que no son ya agradables o útiles. La utilidad, en efecto, no es
constante, sino que según los tiempos múdase en otra distinta. Caducando,
pues, el motivo por qué eran amigos, disuélvese también la amistad, ya que
no era amistad sino por aquel motivo.14

La verdadera amistad es aquella propia de los hombres virtuosos, permanece


mientras permanece la virtud y como esta es estable, puede durar toda la vida. En ella
no se ama algo del amigo sino que se lo ama en sí mismo y se quiere el bien de la
persona15; por otra parte, la amistad contribuye a la armonía social ya que esta permite
que los lazos de los hombres se cimienten no sólo en lo pautado por la norma jurídica,
sino en la caridad. El doctor Carlos Massini afirma: que el amigo es, propiamente, aquel
que da más de lo estrictamente debido; hay una sobreabundancia en el dar respecto al
otro, que más que dar, puede calificarse como un “darse”, ya que el amigo no retacea
nada en su entrega al objeto de su amor16.

La amistad es superior a la justicia, esta última reparte en medidas iguales


según el mérito de cada uno; en cambio, la amistad es la que da sin tener en cuenta las
normas establecidas, se da a sí misma según la ley de la caridad, si en una ciudad
reinara la amistad la justicia no sería necesaria.

La concordia, en efecto, parece tener cierta semejanza con la


amistad, y es a ella a la que las leyes tienden de preferencia, así como, por
el contrario, destierran la discordia como la peor enemiga. Donde los
hombres son amigos, para nada hace falta la justicia, mientras que si son

14 Ibid. pág. 104


15 Ibid. pág. 104 La amistad perfecta es la de los hombres de bien y semejantes en
virtud, porque éstos se desean igualmente el bien por ser ellos buenos, y son buenos en
sí mismos. Los que desean el bien a sus amigos por su propio respecto, son los amigos
por excelencia. Por ser ellos quienes son, observan esta disposición, y no por
accidente. La amistad de estos hombres permanece mientras ellos son buenos; ahora
bien, la virtud es algo estable.
16 MASSINI CORREAS, Carlos I. Sobre la Equidad: Consideraciones a partir de un texto

aristotélico, Boletín de Ciencias Políticas y Sociales, N º 20 a, 1970, pág. 107-133

7
justos tienen además necesidad de la amistad. La más alta forma de justicia
parece ser una forma amistosa.
Mas no sólo es la amistad algo necesario, sino algo hermoso…17

Parte N º III: La Justicia y el Bien Común

Una comunidad política que aspira al bien común debe brindar a todos sus
miembros las posibilidades para desarrollarse plenamente, pero podemos preguntarnos
¿qué es el bien común? El bien común es una ordenación de los fines particulares a un
bien general, permitiendo por este bien general que todos los miembros de la
comunidad puedan desarrollarse y alcanzar su perfección. Santo Tomás de Aquino
afirma que no es recta la razón de quien quiere un bien particular si no lo refiere al
bien común como a fin, porque incluso el apetito natural de una parte se ordena al bien
común del todo18.

En toda comunidad políticamente organizada existen normas de conductas,


algunas de ellas se establecen por escrito y pasan a formar parte del cuerpo de normas
jurídicas obligatorias para cualquier habitante; si estas no son cumplidas, su infractor
recibirá un determinado castigo. Estas leyes jurídicas deben estar formuladas para
favorecer el bien común.

Toda ley se ordena al bien común de los hombres, y de esta


finalidad recibe su poder y condición de ley, y pierde su fuerza vinculante
en la medida en que de ella se aparta. Por eso advierte el Jurisconsulto que
ni las normas de derecho ni el sentido de la equidad permiten extremar la
severidad en la dureza de la interpretación, convirtiendo en perjudicial lo
que ha sido saludablemente instituido para la utilidad común de los
hombres.19

17 ARISTÓTELES, op. cit. supra, nota 2, pág. 102


18 TOMÁS DE AQUINO. Santo. Suma Teológica. Secunda Secundae. q. 58, art. IV
19 TOMÁS DE AQUINO. Santo. Suma Teológica. Secunda Secundae. q. 96. Art. III

8
La ley debe ser sancionada para garantizar el bien común, si la ley sancionada
no tiene este fin, se transforma en un obstáculo e impedimento para alcanzar el bien de
todos, y por lo tanto, es legítimo ajustarla o eliminarla.

Y si alguna ley es acaso contraria a una ley aprobada o a sí misma,


así algunas veces una dispone que valga lo que se acuerde, y otra prohíbe
que se acuerde fuera de la ley. Y si es ambigua, de manera que se pueda
volver y mirar en dos sentidos, y acomodar lo justo o conveniente, y así nos
servimos de ella. Y si las cosas las que fue establecida la ley no permanece
ya, y sí la ley, hay que intentar poner esto en claro y luchar por esta parte
contra ella.20

Aristóteles considera que cuando las leyes han sido hechas en vistas al bien
común, estas deben gobernar; esto se debe a que la ley está libre de las pasiones y
apetitos que pueden influir en la voluntad del hombre. La ley es imparcial, está libre de
apetitos y busca el bien de todos.

Luego es preferible que la ley gobierne antes que uno cualquiera de


los ciudadanos, y en virtud de la misma razón, aun en el caso que sea mejor
que gobiernen varios, éstos deben ser instituidos como guardianes y
servidores de las leyes.21

Podemos afirmar que todas las acciones de los ciudadanos y habitantes de


una comunidad deben promover y permitir el bien común, pero sólo se logrará si los
ciudadanos son virtuosos y justos. La injusticia se comete cuando alguien se deja para
sí bienes que no le corresponde o se exime de las cargas sociales y hace que otros las
paguen provocando injusticia y, por lo tanto, impidiendo que todos reciban lo que les
corresponde e imposibilitando de esta manera desarrollarse plenamente.

La injusticia, según Aristóteles, se puede cometer de dos maneras, contra un


individuo concreto o contra la comunidad. En el primer caso, son aquellos actos que

20 ARISTÓTELES. op. cit. supra, nota 12, pág. 75


21 ARISTÓTELES, op. cit. supra, nota 3, pág. 104

9
tienden a desfavorecer a un persona concreta, en el segundo caso, tienen como objeto el
bien de la comunidad22, pero la injusticia no sólo perjudica a los sujetos concretos sino
que destruye la concordia de la sociedad.

Conclusión

La justicia debe ser la base en donde se cimientan todas las relaciones


sociales, esta garantiza que cada uno reciba la distribución de los bienes según los
méritos y el esfuerzo proporcional de cada miembro de la comunidad. Por otra parte,
asegura que las leyes que se establecen en una comunidad política deben estar dirigidas
y orientadas a la consecución del bien común, de lo contrario deberán ser mejoradas o
eliminadas; por lo tanto, la justicia debe impregnar todos los actos de la polis porque
afirma la concordia social. Sólo la equidad y el amor fraternal de la amistad superan el
concepto de justicia.

Tanto Aristóteles como Santo Tomás consideran que la justicia es una virtud
que no nace de generación espontánea, esta se adquiere por medio del hábito y la
enseñanza de la misma, por lo tanto, la educación y las leyes deberán tener como
principal objetivo formar hombres virtuosos capaces de buscar la justicia en todas sus
relaciones.

Es por ello que las leyes de la polis deben tener como finalidad
promover entre todos los hombres la práctica de la virtud, que es aquello en
que consiste la buena vida social y la felicidad que es su resultado. Dicho
de otro modo, sin virtud de justicia no es posible la existencia de una
sociedad justa; es factible que se den actos aislados de justicia, “por
accidente”, pero nunca se alcanzará la plenitud de una sociedad en la que
las relaciones e interacciones entre los hombres sean promotoras y
resguardadoras de la perfección humana; es cierto que las leyes y las

22 Ibid. pág. 70. Para quienes, se define de dos modos, pues o bien es para la
comunidad o bien para uno de los miembros de ésta lo que hay que hacer o no
hacer. Por eso también, en lo justo y lo injusto, se puede cometer injusticia o hacer
justicia, pues o se comete contra uno determinado o contra la comunidad, porque el
que comete adulterio o hiere, comete injusticia contra uno de los ciudadanos
definidos, y el que no milita, contra la comunidad.

10
instituciones justas crean el clima o ambiente social favorable para la
realización de conductas justas; pero ellas son sólo circunstancias
favorables o condiciones necesarias, pero nunca suficientes para esta fin; lo
único que origina positivamente y determina las conductas justas es la
presencia en los ciudadanos de la virtud de justicia. 23

En una comunidad de hombres verdaderamente justos y por ende virtuosos se


puede dar los medios necesarios para desarrollarse plenamente y también la posibilidad
de que todos sean felices.

Bibliografía

1. ARISTÓTELES. Ética a Nicomaquea. Traducción de Antonio Gómez Robledo.


México, editorial Porrúa, 1997.

2. ARSITÓTELES. Política. Traducción de Julián Marías y María Araujo. Madrid,


Instituto de Estudios Políticos, 1951.

3. ARISTÓTELES. Retórica. Traducción de Antonio Tovar. Madrid, Instituto de


Estudios Políticos, 1953.

4. CAMARERO, Antonio. Vocabulario Elemental de la Cultura Clásica Griega.


Bahía Blanca, s/e, 1975.

5. MASSINI CORREAS, Carlos I. Filosofía del Derecho. Tomo II La Justicia. Buenos


Aires, editorial LexisNexis, 2005.

6. MASSINI CORREAS, Carlos I. Sobre la Equidad: Consideraciones a partir de un


texto aristotélico, Boletín de Ciencias Políticas y Sociales, N º 20 a, 1970, pág. 107-133.

7. FERRATER MORA, José. Diccionario de Filosofía. Tomo I. Barcelona, Editorial


Ariel, 1999.

8. TOMÁS DE AQUINO, Santo. Suma teológica. Madrid, B.A.C., 1971.

23 MASSINI CORREAS, Carlos I., op. cit. supra, nota 5, pág. 53

11

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