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preámbulo
Entran ubicados en dos filas los heraldos que son las personas que representan
el tiempo llevan los escudos de la compañía de Jesús seguido de ellos viene el
Sacerdote con todo su ajuar acompañado de una monja, en dos filas vienen los
estudiantes cantando las letanías detrás de ellos y algo desconcertados entran
el profesor y sus estudiantes hasta llegar al escenario y el tiempo ubica la
escenografía se escuchan cantos gregorianos de fondo e inicia:
Letanías
Sacerdote: Para ser una gran persona (cantando)
Estudiantes y monja: Hay que obedecer sin demora (responden cantando y así
todas)
Sacerdote: Estar siempre quietos y en silencio
Estudiantes y monja: Cada que nos diga el maestro
Sacerdote: La educación sin memoria
Estudiantes y monja: Hay que botarla a la olla
Sacerdote: Y si no hay entendimiento
Estudiantes y monja: Se nos golpeara hasta alcanzar el conocimiento
Sacerdote: Toda la sabiduría
Estudiantes y monja: Recae en su señoría (hacen una venia al sacerdote)
(acá ya deben haber llegado al escenario y haberse sentado los alumnos el
profesor y sus estudiantes están expectantes en una parte con caras de asombro
y frunciendo el ceño)
Sacerdote: En la banca y de frente
Estudiantes y monja: somos más inteligentes
Sacerdote: para terminar este rezo
Estudiantes: sentémonos bien tiesos
Sacerdote: Y recuerden alumnos que la letra con sangre entra
Estudiantes: Entra… Amen.
Reportero #1: -¡Señor Freire! Díganos ¿En que se inspiró para hacer el libro
“Cartas a quien pretende enseñar”?
Reportero #5: -¿Que espera por parte de los docentes? ¿Cuál cree usted que
sería el profesor ideal?
Freire: (en tono muy serio) Me cuestiona esto que dice mi querido amigo del
profesor ideal, somos hombres llenos de espíritu perfeccionista, meticuloso que, si
algún día encuentras al profesor ideal, ojalá me lo presentes, el arte de educar no
viene de hombres perfectos, todos aquí tenemos algo que nos limita pero si,
buscamos ir mejorando cada día; yo propongo unas pautas en mi libro Cartas a
quien pretende enseñar y es lo siguiente y muy sencillo que creo que toda
persona, que se emocione por esta vocación a la enseñanza del saber debe
poseer al menos una o dos:
Comenzare por la Humildad, que de ningún modo significa falta de respeto hacia
nosotros mismos, animo acomodaticio o cobardía, La humildad exige valentía,
confianza en nosotros mismos, respecto hacia nosotros y hacia los demás. Esto
nos ayuda a entender que nadie lo sabe todo, nadie lo ignora todo. Todos
sabemos algo, todos ignoramos algo.
Otra cualidad para el maestro ideal, debe ser la amorosidad, pero porque la
amorosidad yo creo sin ninguna duda que un docente que no ame la vocación no
creo que sea capaz de soportar las negatividades de su quehacer, las injusticias,
la indiferencia del poder público, expresadas en las desvergüenzas de los salarios,
pero a pesar de esto continúan entregándose a su trabajo con los alumnos pero
este amor debe ser un amor armado un amor que lucha un amor que nos suscite a
nuestro tercer valor
VOZ EN OFF: John lo observa fijamente mientras confuso piensa en una forma de
acercarse, camina despacio y tropieza frente a él y cae llamando su atención y
Freire le dice:
John: ¡Qué pena! Mi nombre es John, estaba observando de lejos y algo me dijo
que tenía que acercarme y detallar de cerca esta maravillosa entrevista, ya que yo
quiero, al igual que usted, mejorar la educación de donde vengo.
John: Pero no vengo solo señor. Vengo con mis queridos compañeros y pupilos
Laura y Marcelo. (Sonríen y saludan con la mano)
VOZ EN OFF: John sonríe con autosuficiencia mientras que Freire mira con
interés aquel extraño.
Freire: -¿El profesor perfecto dices?-. (Ríe un poco) –pareciera que mi charla de
hace unos minutos no te ha calado nada eh (dice freire con sorna)
VOZ EN OFF: En ese momento un uniformado entra y se acerca con apuro donde
estaba Freire.
Freire: Bien, gracias John, fué un placer, y si me permite ya tengo que irme.
VOZ EN OFF: Freire se retira del lugar con el de seguridad dejando a John con
desconcierto
Profesor: Ven chicos este hombre es un pedagogo ideal nos dio herramientas para
trabajar en nuestra época.
Cablino: si además ese tipo todo raro y con barba y calvo parece un científico
loco… (señalando al profesor)
Profesor: pero es que no entienden aquí hay mucho que podemos llevar a nuestra
era (dice tomándose la cabeza)
Cablino: de eso que dijo freire hay algo que no entendemos La amorosidad.
Elektra: si la amoriscosa esa, eso es ¿cuándo nos dan archivos Premium cuando
andamos por el caber espacio?
Elektra: no, no, no, de seguro la amorsicosa es cuando nos compran la última
cámara de tele transportación
Profesor: Ya basta!!!! Sin duda tenemos que llevarnos la amorosiidad…
Profesor: yo creo que ya va siendo hora de volver al tres mil a prisa vengan vamos
a nuestra era de seguro con estas herramientas podremos mejorar todo… vamos,
vamos…
(viajan al salón de clase del año tres mil en una mesa colocan las herramientas de
cada época y empiezan como a mirarlas cuando todo se oscurece quedan
inmóviles y empieza hablar el narrador)
CIERRE DE LA OBRA
Narrador: ¿Podrán nuestros viajeros del tiempo modificar con sus hallazgos la
educación en el año 3.000?
¿Qué sentido tendría la disciplina en un entorno automatizado?
¿Qué sentido tendría la obediencia en esta época del año 3.000?
¿Qué sentido tendría la amorosidad en un mundo sin interacción humana?
Yo lo desconozco… (pausa dramática) ¿y Ustedes?
Fin de la obra inicia la Canción ANOTHER BRICK IN THE WALL y salen
todos a cantarla