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No obstante, en determinados momentos y lugares puede verse amarillenta o incluso parda

clara. La pérdida del calor corporal se encuentra muy reducida, tanto por el pelaje y el color de
la dermis como por el espeso panículo adiposo que se encuentra bajo la piel y que solo se
adelgaza en la cabeza, especialmente en la nariz. Durante el verano estos osos adelgazan, y al
poseer unos músculos muy densamente vascularizados pueden irradiar el exceso de calor. Los
osos polares del zoológico de Singapur se volvieron verdes en 2004 al crecer grandes
cantidades de algas sobre ellos, algo que nunca hubiese sucedido en una zona más fría.6
Episodios similares, pero de menor importancia, se dieron también en San Diego (1979) y
Chicago (2004).

Los machos adultos alcanzan normalmente pesos de entre 350 y 680 kg,7 aunque se conocen
ejemplares excepcionalmente grandes que alcanzaron o incluso superaron los 1000 kg.[cita
requerida] Las hembras suelen pesar alrededor de la mitad;7 sin embargo, en el tiempo en el
que acumulan grasa antes de dar a luz, pueden pesar entre 350 y 500 kg. Los machos pueden
medir hasta 2,6 m de largo,7 mientras que las hembras rondan los 2 m.[cita requerida]

Modelo de huella de oso polar que se ubica en el Zoológico de Chapultepec, de la Ciudad de


México.

El oso polar se desplaza caminando a una velocidad baja, a una media de unos 4,5 km/h, pero
en recorridos cortos se desplaza mediante rápidos saltos, multiplica por diez esta velocidad y
puede alcanzar los 46 km/h. Esta gran velocidad es la que usa para atrapar a las focas
tumbadas en el hielo. Cuando el oso polar corre, mueve simultáneamente las dos patas del
mismo lado del cuerpo.8

Esta especie es la más carnívora de todos los osos, aunque ingieren una parte ínfima de
vegetales durante el verano ártico en la tundra. Nadan con facilidad (a veces cientos de
kilómetros), pero capturan a sus presas en tierra o sobre el hielo, siendo los depredadores
dominantes de su hábitat. Las focas y otros mamíferos marinos, como la beluga, son
capturadas cuando abren agujeros en el hielo para respirar. En verano rastrean el aire con su
poderoso olfato, a la búsqueda de crías de foca resguardadas en cámaras bajo el hielo; más
raramente se acercan a las colonias reproductivas de morsas, donde capturan ejemplares
jóvenes, o a las zonas de anidación de aves marinas, como los araos, para alimentarse de
huevos y pollos. No hibernan y durante estos meses fríos suelen ser seguidos por decenas de
zorros árticos que devoran las carroñas que dejan a su paso, pero nunca los atacan. Los hábitos
de estos animales son casi siempre solitarios y son frecuentes las peleas entre machos para
aparearse con las hembras y las peleas entre individuos de cualquier sexo para apoderarse de
la comida. Por lo general las peleas se resuelven por horripilación; es decir: cuando un
ejemplar disuade o intimida a otro haciendo notar su potencial fortaleza evidenciando su
corpulencia. Tampoco parecen tener problemas con los lobos, siendo su único enemigo
pluricelular importante los humanos.

Algunos ejemplares se acercan a áreas habitadas, donde roban pescado puesto a secar o
rebuscan en la basura.
Reproducción

Crías de oso polar

El período de apareamiento (único momento en que los osos de ambos sexos se reúnen y
tratan de forma amistosa) es entre abril y mayo, pero los óvulos no se fertilizan y comienzan a
desarrollar hasta septiembre aproximadamente, en lo que se conoce como implantación
diferida. Durante este tiempo, la hembra trata de almacenar la mayor cantidad de grasa
posible.

Solo las hembras preñadas buscan refugio durante el invierno (aunque no hibernan), dando a
luz una o dos crías durante el invierno en un refugio excavado en la nieve. El resto de los
individuos siguen siendo activos a pesar de la oscuridad y frío extremo que reinan en el
ambiente, y vagabundean a la búsqueda de comida sobre la plataforma helada. Las madres no
comen nada durante este periodo, sino que viven de la grasa que han acumulado en su cuerpo
durante el invierno, mientras que los cachorros se alimentan de la leche materna. Esto
ocasiona en las madres una fuerte pérdida de peso, que deben recuperar durante el verano.

Las crías nacen en octubre, tras una gestación sorprendentemente corta. Al nacer pesan unos
700 g, no tienen ningún diente, son ciegas y totalmente desvalidas. En el curso de cinco meses
crecen rápidamente, de tal manera que al inicio del verano pueden seguir perfectamente a la
madre. Pasan otros cinco meses junto a ella, aprendiendo a localizar comida y a resguardarse
de los machos adultos, que en ocasiones matan y comen oseznos. Algunos llegan a convivir
con su madre hasta los dos o tres años y medio de edad. Maduran sexualmente entre los tres y
los cuatro años, y pueden vivir un máximo de treinta.

Distribución

Oso polar del zoológico de San Diego, Estados Unidos

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Dos osos polares jugando en Churchill, Canadá

No existen subespecies auténticas de oso polar,9 debido al reciente origen de la especie


(probablemente a finales del Pleistoceno) y la gran movilidad de sus individuos sobre los vastos
campos de hielo, lo que reduce el aislamiento genético de estos. Aun así, los especialistas
distinguen de un modo informal seis poblaciones mayores:

Oeste de Alaska y la isla de Wrangel

Norte de Alaska

Canadá (60 % de los ejemplares mundiales)

Groenlandia
Svalbard-Tierra de Francisco José

Norte de Rusia

Alimentación

El oso polar se alimenta de muchos animales árticos. A pesar de todo, sus favoritas son las
crías de foca y reno (que son mucho más escasos que las primeras) y llegan a comer unos
treinta kilos de comida al día y los cachorros un kilo. Los osos polares no toman agua, ya que
en su ambiente es salada y ácida. Sacan los fluidos que necesitan de la sangre de sus presas.
También se ha descubierto recientemente que pueden llegar a ser caníbales, en especial los
machos, ya que si sufren demasiada hambre, no tienen problemas en comerse a otros osos en
especial jóvenes o muertos generalmente.

Taxonomía y evolución

Los osos polares utilizan las placas de hielo como una plataforma para cazar focas. Los
miembros largos y las garras gruesas, cortas y puntiagudas están adaptadas para este fin.

Se cree que la familia Ursidae se separó de los otros carnívoros hace aproximadamente treinta
y ocho millones de años. La subfamilia Ursinae se originó hace unos 4,2 millones de años.
Según la evidencia fósil y los análisis de ADN, hace solo 150 000 años ocurrió la divergencia de
esta especie y el oso pardo (Ursus arctos).10 El fósil de oso polar más antiguo que se conoce
data de hace aproximadamente 130 000 a 110 000 años y se halló en la isla Príncipe Carlos
Forland, en 2004.10 Los fósiles muestran que hace entre 10 000 y 20 000 años, los molares del
oso polar diferían significativamente de los del oso pardo. Es posible que la especie se haya
originado a partir de una población aislada de osos pardos, sometida a una fuerte presión
genética durante las glaciaciones del Pleistoceno.11

Estudios genéticos realizados posteriormente muestran que incluso algunas poblaciones de


oso pardo se encuentran más relacionadas con el oso polar que con otras de su misma
especie;12 esto implica que el oso polar no cumple con algunas de las definiciones de
especie.13 Adicionalmente, las dos especies pueden reproducirse y obtener híbridos fértiles
(grolares),1114 indicando su reciente divergencia y su similitud genética.15 Sin embargo, se
consideran especies separadas porque ninguna de las dos especies puede sobrevivir a largo
plazo en el nicho ecológico de la otra, tienen diferencias morfológicas y fenotípicas,
metabolismo y comportamiento social distintos.15

Cuando la especie fue descrita se identificaron dos subespecies: Ursus maritimus maritimus
(Constantine J. Phipps en 1774) y Ursus maritimus marinus (Peter Simon Pallas en 1776).16
Estas subespecies actualmente no son válidas.
Se tiene registro de una subespecie fósil, Ursus maritimus tyrannus, que fue descendiente de
Ursus arctos y se extinguió durante el Pleistoceno. Esta subespecie fue bastante más grande
que la especie existente.11

Un equipo internacional de investigadores descubrió en 2022 una población de osos polares


genéticamente distinta al resto y asentada en el sureste de Groenlandia. Se cree que se debe a
que esta población de osos ha estado aislada durante una gran periodo de tiempo. La
investigación finalizará en el año 2023 y podrá hacerse un censo para saber cuántos osos
polares hay en la zona.17

Estado de conservación

Oso polar en una costa sin hielo

Detalle de la cabeza de un ejemplar de Ursus maritimus bañándose

Tradicionalmente, los osos polares fueron cazados por los esquimales y otros pueblos árticos,
por su carne y piel, evitando ingerir el hígado, que por contener niveles extremadamente altos
de retinol (forma de vitamina A encontrada en miembros del reino animal) resulta peligroso
consumirlo para el ser humano.18

Los colonos europeos comenzaron a matarlos también por deporte y para evitar sus
incursiones en los poblados, donde podían robar comida o atacar a los animales domésticos.
En raras ocasiones se dieron ataques contra humanos, aunque la gran mayoría de éstos fue
obra de animales heridos previamente por los propios hombres.

La UICN considera que el número de osos polares se ha reducido en al menos un 30 % en los


últimos 45 años. Para 2008 la población se calculaba entre 20 000 y 25 000 individuos.1 Hasta
hace algunos años, los osos polares se cazaban desde embarcaciones de motor, avionetas e
incluso helicópteros. Esta caza masiva puso la especie al borde de la extinción, por lo que
acabó prohibiéndose en ciertos países como Rusia y Noruega y regulándose en los demás. En
Canadá, país que presenta la mayor parte de la población mundial de osos polares, se permite
a los inuit cazar un cierto número de ejemplares. De igual manera, en 2010 se autorizó a las
poblaciones indígenas de Estados Unidos y Rusia mediante un acuerdo entre ambos países una
cuota anual de 29 ejemplares, cuota anulada recientemente por Rusia, que prohíbe
totalmente la caza de osos polares en su territorio.19 También se persigue el uso de cebos
envenenados para matar a los osos.

Aparte del hombre, el único animal que puede ser peligroso para el oso polar es la morsa, que
puede herirlo de gravedad con sus colmillos.

Las amenazas más modernas las constituyen la acumulación de contaminantes en el hielo y


atmósfera árticos y el calentamiento que está afectando su ecosistema.1 Según estudios
canadienses (2005)[cita requerida], el hielo de las zonas habitadas por estos animales se está
derritiendo hasta tres semanas antes que en la década de 1970, obligando al oso a retirarse a
tierra firme sin haber completado sus reservas de grasa, que pierden durante el verano y el
otoño en forma tan crítica que afecta la capacidad de las hembras para quedar preñadas y
minan su capacidad de producir leche para alimentar a sus crías. Esto ha provocado una caída
del 15 % en la tasa de nacimientos.[cita requerida].

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