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La gran pequeña habitación

Fabianna Perna Carrasquel


SIPNOSIS

Abril, una prestigiosa niñera un miércoles por la tarde como cualquier otro recibió una
llamada de los Jackson eran una familia que se habían mudado hace poco al lujoso barrio
en el que ella vivía junto con sus padres, en la llamada se solicitaron sus servicios, ese día
vio algo a la que no daría crédito de no ser porque estaba frente a sus propios ojos.
Abril era una chica muy inteligente y también niñera muy prestigiosa para tan solo tener 15
años de edad.

Abril un miércoles por la tarde recibió una llamada de la señora Jackson; los Jackson eran
una familia que se habían mudado hace poco al lujoso barrio en el que ella vivía junto con
sus padres, en la llamada se solicitaron sus servicios desde las 5 de la tarde del viernes
hasta las 10 de la mañana del sabado de esa misma semana. Los días pasaron y llegó el
viernes, Abril se levantó temprano como siempre y se preparó para ir a clases, el día lectivo
paso como cualquier otro, lo único bueno es que parecía que ese día los profesores se
habían puesto de acuerdo para no mandarles ninguna tarea, ese día al contrario que otros
camino a su casa con sus amigos en vez de esperar a que su hermano la fuera a recoger, al
ser ella la que vivía más lejos tuvo que caminar un tramo del recorrido sola, cuando
finalmente Abril llegó a su casa subió a su cuarto para bañarse, ponerse una ropa más
cómoda y arreglar una mochila con un poco de ropa para dormir y las cosas de niñera
(hojas y colores para dibujar, juegos como cartas y monopoly y algunas películas)

Después de un tiempo ya casi había llegado la hora de inicio de su trabajo, agarró sus
cosas, bajó de la habitación, se despidió de su familia y se encaminó a la casa de los
Jackson.

Al llegar allí escuchó un poco de ajetreo dentro de la casa, subió las escaleras hasta el
porche de entrada y tocó el timbre, pasaron unos segundos antes de que un hombre de
unos 23 años y aproximadamente 1'90m vestido con un traje de color burdeos, con su
cabello castaño oscuro bien peinado y con un reloj que parecía bastante caro le abriera la
puerta a una casa bastante moderna, aunque no se veía mucho más que un
pasillo-recibidor bastante lindo, detrás de él, vio a una mujer de espaldas con el cabello
castaño claro con algunas mechitas rubias recogido en un moño desprolijo pero se veía
bastante firme vestida con un vestido largo del mismo tono que el traje del que supuso que
era su esposo recogiendo algunas cosas en una mesita del recibidor y metiendolas en una
cartera de mano de brillantes dorados.

-¡Hola! Supongo que usted es Abril.-dijo con una sonrisa amable, de esas con las que te
sientes mejor solo con solo verla- Siento el desorden de la casa pero es que se nos hizo
tarde para las "vacaciones" -dijo haciendo unas comillas un poco exageradas- de nuestra
empresa y no nos dio tiempo a recoger. -mientras dijo esto se hizo a un lado para que Abril
pudiera pasar.
-No sé preocupe, no pasa nada -dijo ella con una sonrisa en la cara.

-¡Hola cielo! -dijo la señora que estaba de espaldas momentos antes mientras se dirigía
hacia ella con una caminata tan natural pero tal elegante a la vez que la chica se quedó
impresionada- Becky está en la sala jugando con sus muñecas, si pasa algo nuestros
contactos están en la nevera y al lado de ese papel está una nota con todo lo que puede y
no hacer, sus alergias y sus horarios, espero que no te de mucho trabajo. -dijo mientras
optaba una suave risa.

La pareja le siguió explicando dónde estaba todo de una manera bastante rápida y casi se
fueron corriendo a su coche lujoso ya que por lo que se enteró por el grupo del vecindario
—en el que los Jackson todavía no estaban— que las vacaciones empezaban a las 8:00, ya
eran las 7:20 y para llegar al sitio se tardaban unos 40 minutos.

Abril leyó la nota, vio que la niña ya había cenado y se acostaba a las 9; el tiempo pasó, y
cuando ya eran las 8:15, empezó la rutina de noche de la niña, la baño, la vistió, le cepillo
los dientes y le peinó su sedoso cabello; justo cuando Abril la tapo para que la niña
durmiera y justo cuando estaba por irse de la habitación de la niña esta le dijo.

-¿Abril? Prométeme qué no vas a salir de la cama por la noche, escuches lo que escuches
-dijo la niña con una cara seria mientras que sus ojos reflejaba un deje de terror.

Abril ya sabía que lo mejor para que los niños durmieron bien era decirles que le haría caso,
que no saldría de su cuarto o que no miraría por la ventana, pasaba más a menudo de lo
que una persona que no trabaja con niños puede imaginar ya que estos al ser tan inocentes
tal vez leen o ven algo de miedo y piensan que es real, y eso hizo, le prometió a la niña
—con una pinky promise— que se quedaría la habitación de invitados toda la noche, que
nunca saldría.

Camino hacia la habitación de invitados, anteriormente ella había dejado su mochila allí,
cerró la puerta y cerró la persiana para posteriormente cambiarse a su pijama, después dejó
la puerta abierta, para que si en algún momento Becky tenía una pesadilla pudiera ir
corriendo con ella, y subió la cortina para luego acostarse en esa cómoda cama en la que
tardó tan sólo un par de minutos en caer rendida.

(...)

Estaba corriendo por una calle oscura.


Las luces de los edificios y las farolas a su alrededor se apagan cada vez que pasa por su
lado, y detrás de él no hay nada más que un pozo vacío de oscuridad. Solo dedicó un
segundo a mirar hacia atrás en el abismo. Hay algo en ese vacío. Algo que la aterroriza
pero no sabe lo que es. Apenas puede respirar. Dirigió su atención a correr de nuevo, pero
de repente el vacío oscuro ahora viene delante de ella. Cargando en su contra. Cayó al
suelo y se agarró la cabeza con fuerza mientras se escuchan voces oscuras y risas a su
alrededor.

El aire se vuelve más y más frío, y empezó a sentir que estaba a punto de desvanecerse.
Las risas no se detienen, solo se vuelven más y más maniáticas. Los susurros son tan
fuertes que casi ahogan la risa y, sin embargo, no se puede comprender ni una palabra de
lo que dicen. Un par de manos más frías se envuelven alrededor del cuello de Abril y le
aprietan. Más y más fuerte hasta que le duele la garganta, quiere rogarle a lo que sea que le
esté haciendo eso que se detenga pero no puede.

Abre los ojos como puede y se da cuenta que estaba cara a cara con un par de penetrantes
ojos azules como el hielo y a la vez la parte más profunda del océano y de su cuello cuelga
una llave antigua que en el mango tiene un dibujo de un ojo que parece que te mira hasta lo
mas profundo del alma.

Abril cerró los ojos fuertemente, de repente dejo de sentir las manos a su alrededor y volvió
a abrir sus ojos y ya no estaba en el vacío, ahora estaba en la habitación de Becky, pero lo
único que había era una vieja casa de muñecas, lentamente se acercó a ella y abrió la parte
de delante, en el interior parecía una casa de muñecas normal, pero en la parte que se
suponía que tenía que ser el ático estaba la misma llave que colgaba del cuello de eso que
la ahogó, la cogió y la sostuvo en sus manos durante unos segundos, de repente Abril
volvió a sentir la presencia de esa figura y fue arrastrada hacia atrás.

(...)

Abril se despertó abruptamente. Del salto que pegó de la cama las sábanas y cobijas se
cayeron suavemente suelo de madera, como si de plumas tratase. Abril rebusco con los
ojos cerrados en la mesa de noche su celular para ver la hora, al encenderlo se encandiló,
pasaron minutos hasta que su vista se acostumbro al brillo del aparato.

Sáb, 16
4:04
Abril se iba a levantar pero un pequeño flashback de lo que la niña que dormía unas
habitaciones a su derecha le dijo antes de irse. Casi se ríe de sí misma al ver que por un
momento le iba a hacer caso a la pequeña.

Salió de la habitación en dirección a las escaleras para bajar a la cocina pero al estar en el
pasillo se dio cuenta de que a sus lados sólo habían más habitaciones y el pasillo era
interminable, lo miraras por donde lo miraras,

Abrió puerta tras puerta frenéticamente, pero en todas se encontraba la misma casita de
juguetes que vio en su sueño; cuando finalmente se canso entró a una habitación, Abril
había llegado a la conclusión de que seguía dormida y en cualquier momento se
despertaría, pero no fue así, pasó lo que se sintieron como horas, incluso días, aunque sólo
hubiesen pasado unos cuantos minutos.

Abril se levantó con la curiosidad carcomiendo hasta sus huesos y abrió la casita, la registró
y vio que era idéntica a la de esa horrible pesadilla, sus ojos al fin se encontraron con el
ático, en él se encontraba la llave de esta especie de espectro que la acecho en su sueño,
la tomó y apenas lo hizo sonó un golpe tosco, como el de madera cayendo sobre más
madera, Abril sobresaltada se dio la vuelta y vio que la única puerta de la habitación ya no
estaba, se encontraba en el suelo, pero en el agujero donde estaba antes no se veía el
marcó, en realidad, no se veía nada, dio vueltas sobre sí misma a ver si encontraba una
salida, pero a medida que daba las vueltas sentía que toda la habitación se hacía más
grande, hasta que ella tuvo el tamaño perfecto para entrar a esa casita.

Abril volvió a tomar la hipótesis de que todo esto era un sueño así que decidió entrar y
explorar mejor esa casa que tanto miedo le causó, exploró cada habitación, era
completamente hermosa, una vez llegó a las escaleras que conducían al ático tomó una
gran bocanada de aire y subió por esas escaleras de mano.

Después de que lo viera todo, reparó en que había una pequeña puerta por la que cabía,
pero esta tenía una cerradura antigua, inmediatamente se acordó de la llave, se palpó los
bolsillos de su pijama y ahí encontró la llave, abrió la cerradura y vio algo a la que no daría
crédito de no ser porque estaba frente a sus propios ojos.

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