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Un Final Inesperado
Eric vivía en una pequeña casa, en total soledad. Todos sus días eran
idénticos, su rutina era siempre la misma y vivía en un aburrido pueblo de
pocos habitantes.
-Buenos días seño...- Pero mientras decía esto, Eric se dio cuenta de que no
había nadie fuera, aunque el diario se encontraba a pie de su puerta. Seguido
de esto, se dirigió al hall de su casa para intentar razonar sobre lo ocurrido y
abrió el periódico, que se encontraba enrollado. En su interior encontró un
llamativo sobre que mostraba un sello con el escudo de la familia Robertson.
Seguido de esto, se puso a pensar si esto podría ser una broma, pero
debido a que el pueblo era tan pequeño y no tenía personas cercanas como
para que le jueguen una broma, decidió que debería ir a la casa en busca de
esta reliquia. Seguido de esto, se dirigió hacia su camioneta y se fue en la
misma hasta el lugar que la carta mencionaba.
Bazán, Bilbao, Demo, Igal
-Supongo que no debería entrar por la puerta principal, ya que sería muy
obvio. Debería de ingresar por alguna ventana-Se dijo a sí mismo, y un
instante después divisó una ventana abierta en lo que será el living de la
habitación (por lo que él podía ver).
Entró así por la ventana del living de la extraña casa por donde
entraba mucha luz del sol, y pasando por un pasillo muy poco iluminado (en
parte gracias a la luz solar) y lleno de telas de arañas, empezó a ver distintas
sombras. Parecían sombras humanas, pero se movían muy rápidamente. Sin
dudarlo, Eric salió corriendo y se subió a su camioneta lo más rápido
posible, yendose así a su casa.
-Tu...tu eres uno de ellos. No debemos confiar en ustedes, ¿qué hacen aquí?,
hay más de ustedes allí afuera…-Cosas como estas solía repetir, hasta que
Eric la interrumpió y le dijo
-Yo no soy nadie de ellos. No sé de lo que estás hablando, pero sí sé una cosa.
Estoy buscando una reliquia, y supongo que tu conoces muy bien el lugar
como para ayudarme a encontrarla, y por cierto, ¿cómo te llamas?-
reliquia. Si quieres puedo llevarte hasta allí- A lo que Eric contestó con un
-Sí por favor, gracias-
- ¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de
adentro. ¡Cómo, nos han encerrado a los dos!
- A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha. Pasó a través de la puerta y
desapareció.
Así es como finaliza la historia de Eric. Eric era una muy buena persona,
pero el ambiente en el cual vivía no era el mejor. Y sí, él murió en esa habitación
pocos días después. Ahora ustedes conocen la historia de Eric y yo me libero;
Había tenido la historia cierta, escondida en mi interior. Esto me causó mucha
presión y ahora me siento mejor. A usted lector, le deseo que no le ocurra nada
así, como lo que le pasó a Eric. Mis sinceras condolencias a la familia de Eric,
que ahora se está enterando de la verdad.
Maddison Parker