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Bazán, Bilbao, Demo, Igal

Un Final Inesperado

Eric Robertson era un reconocido escritor californiano, que vivió un


episodio aterrador, cuya noticia llegó a todas partes del mundo, y sigue siendo
relevante hasta el día de hoy. Hay muchas versiones que cuentan su experiencia
desde distintos puntos de vista, y algunas han agregado cosas que no son ciertas
con fines monetarios, pero yo les voy a contar la historia real, la historia
completa de la tragedia de Eric Robertson.

Eric vivía en una pequeña casa, en total soledad. Todos sus días eran
idénticos, su rutina era siempre la misma y vivía en un aburrido pueblo de
pocos habitantes.

Un día, luego de haberse despertado en otra repetitiva jornada, Eric


tomó su desayuno y se dirigió hacia su despacho en el que todos los días
pensaba sus ideas para nuevos libros, los que cada vez eran más escasos ya
que también lo eran sus ideas. Mientras se dirigía al cuarto, miró por la
ventana y vió la silueta del repartidor de diarios. Rápidamente se dirigió
hasta su puerta y salió al parque de entrada. Cuando salió dijo:

-Buenos días seño...- Pero mientras decía esto, Eric se dio cuenta de que no
había nadie fuera, aunque el diario se encontraba a pie de su puerta. Seguido
de esto, se dirigió al hall de su casa para intentar razonar sobre lo ocurrido y
abrió el periódico, que se encontraba enrollado. En su interior encontró un
llamativo sobre que mostraba un sello con el escudo de la familia Robertson.

Eric abrió el sobre lo más rápido posible y leyó la carta. La misma


decía provenir de un familiar lejano del escritor, y contaba que una reliquia
familiar se encontraba a unos kilómetros de su pequeño pueblo. Esta
reliquia estaba escondida dentro de la gran casa de un antepasado, que no
había sido usada por ya un tiempo.

Seguido de esto, se puso a pensar si esto podría ser una broma, pero
debido a que el pueblo era tan pequeño y no tenía personas cercanas como
para que le jueguen una broma, decidió que debería ir a la casa en busca de
esta reliquia. Seguido de esto, se dirigió hacia su camioneta y se fue en la
misma hasta el lugar que la carta mencionaba.
Bazán, Bilbao, Demo, Igal

Cuando llegó al pueblo, vio una casa en un estado deplorable y supuso


que se trataba del lugar en el que se encontraba la reliquia, por lo que
estacionó su camioneta cerca de la casa y se bajó. Un indescriptible temor
invadió su interior, pero se llenó de valentía y se adentró en la casa.

-Supongo que no debería entrar por la puerta principal, ya que sería muy
obvio. Debería de ingresar por alguna ventana-Se dijo a sí mismo, y un
instante después divisó una ventana abierta en lo que será el living de la
habitación (por lo que él podía ver).

Entró así por la ventana del living de la extraña casa por donde
entraba mucha luz del sol, y pasando por un pasillo muy poco iluminado (en
parte gracias a la luz solar) y lleno de telas de arañas, empezó a ver distintas
sombras. Parecían sombras humanas, pero se movían muy rápidamente. Sin
dudarlo, Eric salió corriendo y se subió a su camioneta lo más rápido
posible, yendose así a su casa.

Cuando arribó a su casa, se encerró en su cuarto hasta el otro día.


Mientras estaba encerrado, Eric reflexionó que quizás esta aventura que se
le había sido propuesta cambiaría esa rutina aburrida que tenía todos los
días, y es por esto que se llenó de valentía nuevamente y fue a la casa en
busca de la reliquia.

En la casa se volvió a encontrar con esas sombras pero trató de no


darles importancia, hasta que vió algo que lo descolocó. Había una mujer en
el fondo del pasillo, en una zona muy oscura, y la única luz que había allí,
caía sobre ella. La misma salió corriendo y Eric no dudó en seguirla
inconscientemente. Ambos corren por los pasillos, hasta que Eric la alcanza
y trata de hablar con ella, pero la chica no paraba de repetir siempre lo
mismo…

-Tu...tu eres uno de ellos. No debemos confiar en ustedes, ¿qué hacen aquí?,
hay más de ustedes allí afuera…-Cosas como estas solía repetir, hasta que
Eric la interrumpió y le dijo

-Yo no soy nadie de ellos. No sé de lo que estás hablando, pero sí sé una cosa.
Estoy buscando una reliquia, y supongo que tu conoces muy bien el lugar
como para ayudarme a encontrarla, y por cierto, ¿cómo te llamas?-

-Ssoy Maddison, Maddison Parker.......sí, así es-Dijo, y continuó -Hay una


puerta pesada que da la entrada a una habitación secreta en donde está esta
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reliquia. Si quieres puedo llevarte hasta allí- A lo que Eric contestó con un
-Sí por favor, gracias-

Ambos caminaban hasta que encontraron un pasillo que en su final


tenía una puerta de hierro muy pesada. Cuando se acercaron, la abrieron
entre los dos y vieron que dentro había una caja.

-¡Qué extraño! -dijo la muchacha, avanzando cautelosamente- ¡Qué puerta


más pesada! -La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.

- ¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de
adentro. ¡Cómo, nos han encerrado a los dos!

- A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha. Pasó a través de la puerta y
desapareció.

Así es como finaliza la historia de Eric. Eric era una muy buena persona,
pero el ambiente en el cual vivía no era el mejor. Y sí, él murió en esa habitación
pocos días después. Ahora ustedes conocen la historia de Eric y yo me libero;
Había tenido la historia cierta, escondida en mi interior. Esto me causó mucha
presión y ahora me siento mejor. A usted lector, le deseo que no le ocurra nada
así, como lo que le pasó a Eric. Mis sinceras condolencias a la familia de Eric,
que ahora se está enterando de la verdad.

California, 31 Octubre 1765

Maddison Parker

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